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Francisco Javier Ocampo Delgado Grupo 8114 Economía Política La división del trabajo y el intercambio Al primer sistema tipo podemos llamarlo sistema artesano- campesino, o también sistema de mercado simple. Empecemos describiendo más detalladamente sus características. Un primer aspecto que examinaremos cuidadosamente es el de la división del trabajo. Con esta expresión se pretende indicar el hecho de que cada sujeto económico no realiza un trabajo genérico que sirva para procurarle todo lo que necesita, sino que realiza un trabajo específico, encaminado a producir un solo bien o un número muy limitado de ellos. El conjunto de bienes dc que se dispone conjuntamente se obtiene mediante un sistema en el que cada sujeto produce un bien particular o un pequeño número de bienes particulares. Adam Smith expuso tres razones por las que la división del trabajo supone esta ventaja, y que son las siguientes: a) La habilidad del trabajador aumenta cuando puede dedicarse exclusivamente a operaciones relativas a la producción de un único bien o de pocos bienes. b) Cuanto menor sea el número de bienes producidos por cada uno, tanto menor será la pérdida de tiempo que cada uno soporte al pasar de la producción de un bien a la producción de otro. c) Cuanto más limitada esté la actividad humana a determinados procesos productivos, más fácilmente surge la invención y el uso de cuantas máquinas e innovaciones permitan al trabajo producir más con el empleo del mismo tiempo. El medio con el que cada uno consigue los bienes que precisa es el intercambio. La división del trabajo no podría existir sin el cambio, y todas las ventajas que podría producir se

La division del trabajo y el intercambio

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Francisco Javier Ocampo Delgado

Grupo 8114

Economía Política

La división del trabajo y el intercambio

Al primer sistema tipo podemos llamarlo sistema artesano-campesino, o también sistema de mercado simple. Empecemos describiendo más detalladamente sus características. Un primer aspecto que examinaremos cuidadosamente es el de la división del trabajo.

Con esta expresión se pretende indicar el hecho de que cada sujeto económico no realiza un trabajo genérico que sirva para procurarle todo lo que necesita, sino que realiza un trabajo específico, encaminado a producir un solo bien o un número muy limitado de ellos. El conjunto de bienes dc que se dispone conjuntamente se obtiene mediante un sistema en el que cada sujeto produce un bien particular o un pequeño número de bienes particulares.

Adam Smith expuso tres razones por las que la división del trabajo supone esta ventaja, y que son las siguientes:

a) La habilidad del trabajador aumenta cuando puede dedicarse exclusivamente a operaciones relativas a la producción de un único bien o de pocos bienes.

b) Cuanto menor sea el número de bienes producidos por cada uno, tanto menor será la pérdida de tiempo que cada uno soporte al pasar de la producción de un bien a la producción de otro.

c) Cuanto más limitada esté la actividad humana a determinados procesos productivos, más fácilmente surge la invención y el uso de cuantas máquinas e innovaciones permitan al trabajo producir más con el empleo del mismo tiempo.

El medio con el que cada uno consigue los bienes que precisa es el intercambio. La división del trabajo no podría existir sin el cambio, y todas las ventajas que podría producir se perderían sin él. En cuanto un bien constituye objeto de cambio se llama mercancía. El intercambio implica que entre una mercancía y cada una de las demás con las que la primera se intercambia, se establecen relaciones de intercambio, que indican la cantidad de cada una de las mercancías con las que

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una unidad de la considerada se intercambia. Estas relaciones de intercambio toman el nombre de precios.

el medio con el que cada uno consigue los bienes que precisa es el intercambio. La división del trabajo no podría existir sin el cambio, y todas las ventajas que podría producir se perderían sin él. En cuanto un bien constituye objeto de cambio se llama mercancía. El intercambio implica que entre una mercancía y cada una de las demás con las que la primera se intercambia, se establecen relaciones de intercambio, que indican la cantidad de cada una de las mercancías con las que una unidad de la considerada se intercambia. Estas relaciones de intercambio toman el nombre de precios.

El medio con el que cada uno consigue los bienes que precisa es el intercambio. La división del trabajo no podría existir sin el cambio, y todas las ventajas que podría producir se perderían sin él.

En cuanto un bien constituye objeto de cambio se llama mercancía. El intercambio implica que entre una mercancía y cada una de las demás con las que la primera se intercambia, se establecen relaciones de intercambio, que indican la cantidad de cada una de las mercancías con las que una unidad de la considerada se intercambia. Estas relaciones de intercambio toman el nombre de precios.

El mercado

Se llama mercado el lugar (que no es preciso que esté determinado y delimitado físicamente, sino que es más bien un lugar «económico») en el que concurren muchos vendedores y muchos compradores para intercambiar entre ellos una o varias mercancías. Se puede hablar del mercado de una determinada mercancía, del mercado de un grupo de mercancías, o también del mercado general del sistema económico en su conjunto. Esta última acepción del término mercado está justificada por el hecho de que nada de lo que pase en determinado mercado es enteramente indiferente a lo que sucede en los demás. De la definición se desprende que sólo se puede hablar de mercado, en el sentido estricto de la palabra, cuando los intercambios

se realicen mediante dinero.

La demanda puede definirse de la siguiente forma: la demanda de cierto bien es la cantidad de él que desean adquirir los sujetos presentes en el sistema a determinado precio del bien

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en cuestión. La idea de «a determinado precio» es fundamental, ya que la cantidad de determinado bien que los sujetos desean adquirir varía en general al variar el precio de este bien.

Los cambios en el precio de cierto bien no son lo único que influye en su demanda; en lenguaje matemático, diremos que la demanda de un bien es función no sólo del precio del bien, sino también de otros elementos. Estos elementos son principalmente los siguientes:

a) Los gustos y las preferencias de los consumidores. Cierto bien puede ser muy deseado hoy, pero puede ser menos deseado mañana porque, por ejemplo, mientras tanto se haya inventado otro bien que satisfaga mejor la necesidad que satisfacía el bien en cuestión, o porque la moda cambia o cambian las costumbres.

b) La renta de los consumidores. Si la renta en dinero que un sujeto consigue vendiendo la mercancía o mercancías que produce cambia porque dicho sujeto, por cualquier razón, produce más o menos, esto influye en la demanda que el individuo hace del bien en cuestión; si su renta ha aumentado, puede permitirse el lujo de demandar, a cada precio, una cantidad mayor que la que demandaba antes; si su renta disminuye sucede a la inversa.

c) Los precios de los demás bienes. Los cambios en los precios de los demás bienes pueden influir por muchas razones en la demanda del bien considerado. Consideremos una mercancía A: si el precio de una mercancía B, sustitutiva respecto a A, aumenta, los consumidores se verán animados a sustituir B por A en el consumo, y así la demanda de A aumenta; es evidente que si el precio de B disminuyera sucedería al revés. Pero, incluso en el caso en que A y B no sean sustitutivos, en el sentido de que no satisfagan la misma necesidad, si la demanda de B es muy elástica~ un aumento en el precie de B reduce el valor de la cantidad demandada de dicha mercancía y, por ello, libera para el consumidor un poder adquisitivo que podría r.ecaer en A, aumentando su demanda. Si A Y B son complementarios, una disminución en el precio de B que aumente la demanda de B haría aumentar también la demanda de A.

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Características generales

Un sistema se denomina capitalista cuando está caracterizado, como el que ahora estudiamos, por: 1) la separación entre trabajo y propiedad de los factores de producción; 2) la propiedad privada de los factores de producción; y 3) la libertad legal del trabajador, que vende su propio trabajo en el mercado y que, de esta forma, asume plenamente la naturaleza de mercancía. La denominación está justificada por el hecho de que, como veremos, en un sistema como el descrito, el capital asume un papel decisivo en la determinación de las características y el funcionamiento de la vida económica.

En el sistema capitalista, la propiedad de los factores de producción es, pues, propiedad del capital. El propietario de un determinado capital, es decir, de un determinado conjunto de factores de producción en el que se incluye el trabajo cedido por determinados trabajadores, se llama capitalista. Los capitalista e y los trabajadores son los dos grupos o clases fundamentales de sujetos económicos del sistema capitalista. Si los recursos naturales, en particular la tierra, no son propiedad de capitalistas, como pudiera suceder, sino que son propiedad de otra clase específica, esta última clase se coloca junto a las otras dos como tercer componente del sistema capitalista; sus miembros se denominan terratenientes. Está claro que, si la tierra no forma parte de la propiedad de los capitalistas, sólo se convierte en capital en tanto su uso se ceda a los capitalistas por parte de los terratenientes.

Una primera y profunda diferencia entre el sistema capitalista y el sistema de mercado simple estriba en que, mientras que en el último los sujetos económicos son semejantes entre sí, en tanto que todos desarrollan las mismas funciones (producir mercancías y con lo que se recauda de su venta adquirir factores de producción o bienes para el consumo personal), en el sistema capitalista, en cambio, los sujetos eCCln9micos tienen notables diferencias entre sí según pertenezcan a cada una de las clases que antes hemos enumerado.

Una segunda diferencia, también muy importante, entre el sistema capitalista y el de mercado simple, estriba en la distinta naturaleza que asume el coste de producción en ambos sistemas. En el sistema artesano-campesino el coste de producción, como ya sabemos, viene dado por el valor de los factores de producción necesarios para realizar el proceso productivo, pero entre los elementos que lo componen no entra el trabajo, por una buena razón, ya que el trabajo en este sistema no es una mercancía, no es un bien intercambiado y, por lo tanto, no tiene precio.

Una tercera diferencia entre los dos sistemas se refiere a la división del trabajo. Estudiando el sistema artesano-campesino, considerábamos como característica principal del sistema la división del trabajo. Tenemos que precisar ahora que la divisi6d del trabajo que examinábamos entonces era del tipo que se dice profesional, con lo que se pretende indicar el hecho de que cada sujeto del sistema artesano-campesino ejerce una única actividad u oficio, realizando todas las operaciones propias de cada actividad. La división del trabajo que afecta al trabajo asalariado del sistema capitalista es principalmente de otro tipo, ya que

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se refiere al hecho de que cada trabajador realiza una operación (o, como máximo, unas pocas operaciones) dentro del ámbito de una determinada actividad productiva, que es la que se desarrolla en la empresa. Este tipo de división del trabajo se indica con el nombre de división técnica del trabajo, para distinguirla de la profesional; por lo tanto, mientras en la división profesional del trabajo un trabajador extiende su propio trabajo a una actividad productiva concreta, en la división técnica del trabajo el asalariado limita generalmente su trabajo a una parte~ a menudo pequeñísima, de las operaciones de las que se compone una determinada actividad productiva.

Una cuarta diferencia entre los dos sistemas (que contiene de alguna forma a las demás y es, por ello, la diferencia fundamental) estriba en la distinta naturaleza de los fines que en cada uno de los sistemas se pretende conseguir. En el sistema artesano-campesino cada sujeto opera fundamentalmente en vistas a conseguir cierto consumo, presente o futuro. Sabemos que en este sistema cada sujeto es, al mismo tiempo, productor y consumidor, pero su figura de productor está subordinada a la de consumidor, ya que, como productor, no hace sino preparar los medios que precisa para satisfacer, de la forma que considera oportuna, sus necesidades de consumidor. En el sistema capitalista, esta relación entre la figura del productor y el consumidor permanece inalterable sólo en una de las tres categorías de sujetos del sistema: los trabajadores; en efecto, estos participan en el proceso productivo con el fin de procurarse una renta utilizable para su propio consumo. No hay duda de que el trabajador del sistema capitalista participa en el proceso productivo de manera bien distinta a como lo hacen el artesano y el campesino, ya que el primero es sólo un prestador de trabajo, mientras que los segundos tienen también responsabilidad en las decisiones relativas a la marcha de la producción; pero el fin es idéntico en ambos casos: el consumo.