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La economía política de las ciudades arcaicas: algunos patrones de especialización en las sociedades urbanas tempranas1 WALBURGA WIESHEU A raí% del rechazo a los modelos integrativos de los setentas y del distanciamiento de la reconstrucción childeana de la revolución urbana, se ha dado una reorientación en la investigación de las sociedades estatales y urbanas tempranas y se han perfilado nuevas vetas de investigación potencialmente fructíferas. Con base en modelos de conflicto y a partir de la perspectiva de la economía política del análisis de las sociedades complejas, en este artículo se exploran algunos aspectos de la organización económica, y en particular de los patrones de especia/ilación artesanal, con el fin de deli- near la economía urbana que caracteriza a las ciudades más tempranas dentro de su contexto más amplio de una so- ciedad estatal. L/a investigación del fenómeno urbano en las ci- vilizaciones antiguas ha estado dominado por el empirismo inherente en las formulaciones pione- ras que se habían basado ampliamente en la se- cuencia arqueológica del Cercano Oriente. La mayoría de las veces, el modelo derivado de esta manera se ha transferido en forma mecánica a otras partes del mundo. De hecho se puede afirmar que la reconstrucción childeana de la transformación urbana ha quedado en gran parte obsoleta. A ésta subyace una asimilación elemental de urbanismo a civilización, además de que los diez criterios que integran su definición mínima de ciudad son una mezcla de rasgos heterogéneos, no jerarquizados y formulados de un modo sincrónico, esencial- mente con base en los datos del llamado prototi- po mesopotámico,2 que aplicados a otras instan- cias de origen urbano han puesto al descubierto la necesidad de una definición de lo urbano sobre una base universalmente válida.3 En el intento de romper con el legado poco afor- tunado de la caracterización childeana de la cons- titución urbana que ha ofuscado en gran medida el proceso en cuestión, recientemente se ha llamado la atención sobre los patrones urbanos diferentes acusados en casos particulares. Resulta pertinente en este contexto rastrear la evidencia empírica ac- tual con base en una comparación guiada por cri- terios explícitos, que no solamente nos permiten detectar la variabilidad que se observa de un caso concreto a otro, sino también el establecer genera- lizaciones acerca de los diversos aspectos asociados al urbanismo temprano, los cuales incluyen los de sus patrones económicos junto con el contexto institucional de su organización política en el que se encuentran inmersas las ciudades de las prime- ras civilizaciones. Bajo el supuesto de una estrecha relación entre el factor político y el desarrollo urbano, se puede postular que las ciudades solamente se ubican en el contexto de una organización estatal. Una ciu- dad refleja en su función y organización interna directamente la complejidad económica y políti- ca de un Estado, y a la vez facilita el mantenimien- Estudios Mesoamericanos Núm. 5, enero-diciembre, 2003

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La economía política de las ciudades arcaicas: algunos patrones deespecialización en las sociedades urbanas tempranas1

WALBURGA WIESHEU

A raí% del rechazo a los modelos integrativos de los setentas y del distanciamiento de la reconstrucción childeana de la

revolución urbana, se ha dado una reorientación en la investigación de las sociedades estatales y urbanas tempranas y

se han perfilado nuevas vetas de investigación potencialmente fructíferas. Con base en modelos de conflicto y a partir

de la perspectiva de la economía política del análisis de las sociedades complejas, en este artículo se exploran algunos

aspectos de la organización económica, y en particular de los patrones de especia/ilación artesanal, con el fin de deli-

near la economía urbana que caracteriza a las ciudades más tempranas dentro de su contexto más amplio de una so-

ciedad estatal.

L/a investigación del fenómeno urbano en las ci-vilizaciones antiguas ha estado dominado por elempirismo inherente en las formulaciones pione-ras que se habían basado ampliamente en la se-cuencia arqueológica del Cercano Oriente. La

mayoría de las veces, el modelo derivado de estamanera se ha transferido en forma mecánica a otraspartes del mundo. De hecho se puede afirmar quela reconstrucción childeana de la transformaciónurbana ha quedado en gran parte obsoleta. A éstasubyace una asimilación elemental de urbanismoa civilización, además de que los diez criterios queintegran su definición mínima de ciudad son unamezcla de rasgos heterogéneos, no jerarquizadosy formulados de un modo sincrónico, esencial-mente con base en los datos del llamado prototi-po mesopotámico,2 que aplicados a otras instan-cias de origen urbano han puesto al descubiertola necesidad de una definición de lo urbano sobreuna base universalmente válida.3

En el intento de romper con el legado poco afor-tunado de la caracterización childeana de la cons-

titución urbana que ha ofuscado en gran medida elproceso en cuestión, recientemente se ha llamado

la atención sobre los patrones urbanos diferentesacusados en casos particulares. Resulta pertinenteen este contexto rastrear la evidencia empírica ac-tual con base en una comparación guiada por cri-terios explícitos, que no solamente nos permitendetectar la variabilidad que se observa de un casoconcreto a otro, sino también el establecer genera-lizaciones acerca de los diversos aspectos asociadosal urbanismo temprano, los cuales incluyen los desus patrones económicos junto con el contextoinstitucional de su organización política en el quese encuentran inmersas las ciudades de las prime-ras civilizaciones.

Bajo el supuesto de una estrecha relación entreel factor político y el desarrollo urbano, se puedepostular que las ciudades solamente se ubican enel contexto de una organización estatal. Una ciu-dad refleja en su función y organización internadirectamente la complejidad económica y políti-ca de un Estado, y a la vez facilita el mantenimien-

Estudios Mesoamericanos Núm. 5, enero-diciembre, 2003

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to del poder y de la estructura de autoridad, demanera que el desarrollo urbano está condiciona-do por la consolidación del aparato político-ad-

ministrativo.Recurriendo a la tipología funcional del antro-

pólogo urbano Richard Fox,4 resulta posible aso-ciar diferentes tipos de ciudades con diferentes

categorías estatales de acuerdo con la función pri-maria que desempeña un centro urbano en su ám-bito estatal específico dentro del que se desenvuel-ve. Fox estableció en este marco de ideas tres tiposurbanos preindustriales, respecto a lo que auto-res como Sanders y Webster5 consideran que entérminos evolutivos el tipo de la ciudad real-ritual como reflejo de un Estado del tipo segmen-tario pudiera dar cuenta de las manifestacionesurbanas más tempranas. Sin embargo, dada suderivación mayormente etnográfica o de casoshistóricos más bien recientes, en mi opinión esterubro urbano no coincide con los casos de la lla-mada generación urbana primaria,6 para los cua-les es imperativo formular una categoría aparte,

que se puede designar como ciudad arcaica o pri-maria, en tanto expresión institucional directa deun Estado del mismo nombre.7 En tal ámbitode un Estado arcaico podemos detectar un altogrado de interrelación entre aspectos político-ad-ministrativos y los religiosos, pero donde la esfe-ra pública gradualmente adquiere predominio so-bre la acción religiosa.8

Parto entonces explícitamente de que las urbesdeben su existencia a la conformación de una orga-nización sociopolítica compleja del tipo estatal.Generadas por un auténtico proceso de implosión

urbana del poder estatal, las ciudades arcaicas to-maron forma a partir del establecimiento de la sedegubernamental en una especie de ciudad-palacio,como proceso muchas veces inducido por la figu-ra de un monarca de origen esencialmente secular,quien de esta manera actuó como catalizador prin-cipal del proceso urbanizador al aglutinar las insti-tuciones rectoras dentro de un complejo de ciuda-dela primigenia, en el que se conjugaron las fuerzaspolíticas y religiosas de un gobierno dual caracte-rístico de un Estado arcaico.

Al quedar atraídos a los confines del núcleourbano embrionario constituido por tal ciudade-la, frecuentemente amurallada,9 se cristalizaron almismo tiempo las condiciones para la conforma-ción de un modo de vida urbano por medio delcual los futuros citadinos sucesivamente se aglo-meraron en torno al centro urbano originario paradedicarse a diversas tareas especializadas y ocu-par los escalones diferenciales que caracterizan auna sociedad estatal. La heterogeneidad socioeco-nómica generada a partir de un proceso de dife-renciación de la población dio lugar, por ende, aun nuevo tipo de engranaje social y de patrones

.de interacción basados en una interdependenciafuncional entre los miembros de un agregadodiversificado en sus ocupaciones y posiciones, as-pecto que precisamente tipifica al urbanismocomo un modo de vida distintivo de una socie-dad de carácter estatal.

Insisto en este sentido en una distinción con-ceptual entre la ciudad como estructura ecológica,definida como tal con base en los criterios del ta-maño, la densidad y la composición de la pobla-ción, y el urbanismo que denota a un modo devida con un tipo de asociación o interacción hu-mana cualitativamente distintivo producido porel alto grado de diferenciación de la población queexhiben los miembros de una entidad estatal.

A este respecto cabe plantear también quemientras las ciudades no pueden existir antes dela presencia estatal, se pueden dar casos de Esta-dos con y sin ciudades, según se cumplan o no

los requisitos demográficos estrictamente cuanti-tativos. Mas en todos los casos de una existencia

estatal se conforma un urbanismo con la notoriaheterogeneidad socioeconómica de una poblaciónque integra una organización estatal.10 La varie-dad de sectores sociales y económicos que se con-gregan sobre todo en la ciudad-capital constituyeasí el ingrediente esencial de un modo de vida ca-racterístico de una complejidad social del tipourbano.11

La aparente simbiosis urbana gestada por ladiferenciación de la población implica, por tanto,la existencia de patrones de especialización eco-

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nómica, según los cuales en una ciudad viven ante

todo sectores que se dedican de tiempo completoa sus actividades exclusivas. Pero este aspecto hasido exagerado principalmente a partir de la ca-racterización childeana de la revolución urbana,que partía de que el desarrollo tecnológico lleva-ba a la generación cuasi automática de excedentessustanciosos, mismos que habrían permitido la

existencia de amplios sectores sociales liberadosde actividades de producción primarias, dando lu-gar a tales especializaciones de tiempo completoen un ámbito dominado por supuestos esquemasde urbanidad promovidos por una élite letrada dearraigo urbano.12

Bajo la tendencia actual de distanciarse delmodelo childeano y de los intentos de superar elsesgo mesopotámico que subyace a la formulaciónde los criterios de una condición urbana, uno delos aspectos que más atención está recibiendo esprecisamente el de rastrear los patrones de espe-cialización económica, así como los esquemas deorganización urbana.

Cabe plantear en este contexto que si bien sepueden considerar a los residentes urbanos típi-camente como especialistas de tiempo completoen un extenso ámbito de ocupaciones, en parti-cular las ejercidas por personas dedicadas a acti-vidades políticas, religiosas y económicas centra-les, es de suponer que en las ciudades del ordentradicional y arcaico, no todos los residentes ur-banos realizaban sus funciones especializadas enforma exclusiva, al tiempo que numerosos agri-cultores vivían en las ciudades.

Esto se ha constatado, por ejemplo, en el casode las urbes yoruba de África occidental, dondela mayoría de los citadinos está compuesta de pro-

ductores primarios, y se ha inferido también paradiversas instancias arqueológicas de civilizacionesurbanas tempranas, como por ejemplo Mesopo-tamia y Mesoamérica. Para Mesopotamia se esti-ma que en el momento del inicio de la secuenciasumeria probablemente menos del 5% y en elDinástico temprano apenas una quinta parte delos residentes urbanos se dedicaban a ocupacio-nes diferentes a las de actividades relacionadas con

la producción primaria.13 También en un análisis

reciente efectuado por Abrams14 respecto de laespecialización económica en el centro clásicomaya de Copan, se llega a la conclusión de queésta alcanzaba niveles mínimos.13

Por demás, numerosas capitales mesoamerica-nas en realidad constituían asentamientos urba-nos con una notable gradación de componentesurbanos, semiurbanos y rurales, lo que en otraspalabras quiere decir que raras veces existía algo

así como una marcada dicotomía rural-urbana,como noción muy socorrida en diversas concep-tualizaciones del fenómeno urbano.

En muchos casos, ni siquiera las murallas delas urbes lograban la conformación de una mar-cada división rural-urbana, de manera que inclu-so en los asentamientos amurallados un sectoragrícola sustancial se caracterizaba por una resi-dencia urbana. Autores como Barbara Price16 con-sideran que la agricultura sencillamente se puedecalificar como otra especialización integrada den-tro del conjunto de actividades diferenciadas quecaracterizan a una economía urbana con su sim-biosis interna y externa, aspecto que obviamentepuede generar una organización urbana con unaexpresión espacial bastante singular.

Una tarea importante en la investigación ur-bana consiste entonces en el análisis del papel delos diversos especialistas en la economía urbanay en la reevaluación del tipo de interacción quese produce en casos específicos entre las ciudadestempranas y sus áreas rurales, así como la deli-ncación del grado de dependencia que ambas po-seen con respecto al aparato central, lo que se haceprincipalmente con base en los esquemas de eco-nomía política.17

Siguiendo a Rosberry,18 se entiende como eco-nomía política a aquella perspectiva mediante lacual se traza la evolución y la transformación delcomportamiento político en tanto éste se encuen-tra afectado por las instituciones de la producción,el consumo y la distribución, junto con el análi-sis del marco ideológico dentro del cual se desa-rrollan dichas instituciones y de cómo los actoressociales definen, participan y resisten a tales ideo-

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logias políticas subyacentes a determinados arre-glos sociales y económicos. Un aspecto impor-tante en este contexto consiste en el análisis de lamanipulación y los patrones del control de com-ponentes significativos de la economía por partede las élites en su intento de obtener o aumentarsus posiciones de poder, autoridad y status}9 Ydonde por élite se refiere a aquel sector de la so-ciedad que ocupa las posiciones más altas del po-der, del prestigio y de la riqueza económica.20

De allí que en este momento gran parte de lainvestigación arqueológica de las sociedades com-plejas está encaminada a documentar las estrate-gias a las que recurre la élite para reforzar el po-der jerárquico por medio de la manipulación defactores económicos e ideológicos. Al priorizarlos aspectos dinámicos de las relaciones políticas,se enfatizan los condicionantes de su heterogenei-dad, contingencia y de la competencia que existeentre los diferentes grupos sociales, mismos queson concebidos como actores que pueden gene-rar cambios en la estructura social.21

El amplio rechazo a los modelos explicativosde los años setentas ha llevado a una caracteriza-ción de las tempranas sociedades urbanas y esta-tales como entidades mucho menos integradas,con una jerarquía no tan monolítica e incluso conun poder escasamente centralizado. Surge así laimagen de una sociedad altamente heterogénea y

de esferas sociales afectadas por la tensión entreactores en competencia, donde además los aspec-tos heterárquicos de la organización social pue-den actuar como un contrabalance o una arenade la resistencia contra las fuerzas jerárquicas de

la entidad. Por heterarquía se entiende "...la rela-ción mutua entre los elementos cuando no sonjerarquizados o cuando poseen el potencial devolverse jerárquicos en un conjunto de manerasdiferentes".22

En este marco de ideas se puede visualizar a unagregado urbano como una arena donde se con-frontan intereses dispares perseguidos por los dife-rentes actores sociales que integran una entidad tancompleja como lo es una conformación urbana consu alto grado de diferenciación socioeconómica de

la población. Para entender la dinámica de tal enti-dad marcada por esquemas de interacción fluctuan-tes y contingentes resulta pertinente identificar lossectores en competencia y de rastrear las relacio-nes de poder que se dan entre los diversos gruposde la sociedad, vista ésta como una red fluida confronteras poco definidas.

En tales modelos de conflicto se hace hincapiéen el análisis de la tensión dinámica que existeentre las fuerzas centrípetas de la estructura gu-bernamental y los elementos centrífugos de lossectores de la sociedad más amplia, sobre los cua-les existe un control meramente parcial, por loque las instituciones centrales se topaban con lí-mites en sus estrategias centralizadoras de la apro-piación de excedentes y en su intento de insertar-se en los sectores de la producción. Éstos muyprobablemente estaban organizados en forma cor-porativa en torno a grupos de parentesco a los queel aparato gubernamental trató de persuadir paracolaborar en los proyectos centrales. En la bús-queda por parte de las élites de controlar diversosrecursos económicos, parece resaltar la importan-cia dada a los llamados bienes con carga política,cuya manipulación generaba patrones de especia-lización económica específicos y que llevó a suvez a una determinada espacialización de los fac-tores económicos en el ámbito urbano.

Según Peregrine,23 puesto que los esfuerzos pro-ductivos tendían a dirigirse mayormente a la ela-boración de adornos personales exhibidos comosímbolos de status, la élite empleó artesanos parapromover su agenda política. A lo que se agregael valor simbólico atribuido frecuentemente amaterias primas u objetos exóticos conseguidosde lugares distantes.24 De allí que se puede consi-derar que el sistema de bienes de prestigio consti-tuye un tipo por excelencia de economía políticaen las sociedades complejas. Un claro ejemplo deello es el uso de piedras preciosas o de objetosde metal dentro de patrones de un consumo cons-picuo en la mayoría de las sociedades urbanas tem-pranas.25

En su aspiración por monopolizar el accesoa determinados bienes y para diferenciarse del

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18 LA ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS CIUDADES ARCAICAS

asociación a instalaciones y/o artefactos adminis-trativos.

En segundo lugar figura la producción centra-lizada; ésta se refiere a la producción a gran escalay espacialmente segregada por especialistas quetrabajan en talleres independientes, donde el Es-tado interviene sólo en forma indirecta, princi-

palmente a través del cobro de impuestos, asícomo la inspección y la vigilancia respecto de larealización de las actividades mercantiles.

Por último, cabe mencionar la producción nocentralizada, que denomina a una producción es-pecializada a pequeña escala de una gran variedadde bienes y que se realiza en lugares más disper-sos, ubicados predominantemente en contextosdomésticos.

Para el caso del imperio hindú de Vijanagaraque analiza Sinopoli, esta autora infiere, por ejem-plo, que la manufactura de textiles se adhiere almodelo centralizado, en tanto que la producciónde cerámica era del tipo no centralizado. Un ejem-plo típico del predominio de una organizacióncentralizada pudiera ser el del imperio azteca delPosclásico mesoamericano, en tanto que un modode organización administrada debe de haber ca-racterizado, en mi opinión, a la economía políti-ca de los ámbitos de generación urbana primariadel Viejo y Nuevo Mundo.

En suma, la especialización económica produ-ce una economía urbana específica, que en loscontextos de los Estados arcaicos se caracteriza porel control central en los términos de una especia-lización agregada a las instituciones rectoras jun-to con el sector de la élite gubernamental y reli-giosa, para quienes se producen principalmentebienes de lujo y de prestigio. La economía urba-na debe su existencia al patrocinio oficial, bajo elque se acumularon materias primas muchas vecesexóticas, y es desde las ciudades primigenias quese cristalizaron las numerosas innovaciones tec-nológicas y artísticas que se asocian comúnmen-te a los logros civilizatorios clásicos. Es así comoel marco público de tales patrones de una pro-ducción administrada generados por una deman-da de bienes para un consumo conspicuo inspiró

los adelantos tecnológicos que ostentan muchas

de las civilizaciones arcaicas, pudiendo aquí re-chazar en definitiva el determinismo tecnológicoinherente a la caracterización childeana de la re-volución urbana.

La nueva élite estatal en la ciudad-capital delos Estados arcaicos promovió la especialización

en los diversos campos profesionales y atrajo alnúcleo embrionario a aquellos pobladores que su-cesivamente llenaron el recinto urbano, para de-terminar en forma sustantiva su crecimiento ulte-rior manifiesto en la conformación de verdaderasaglomeraciones urbanas o al menos, la de unmodo de vida urbano.

Con el objeto de establecer inferencias máspuntuales acerca de los posibles rasgos comparti-dos de la economía política de las ciudades arcai-cas y para detectar al mismo tiempo su variabili-dad empírica, creemos que resulta útil el rastrearlos patrones de especialización económica siguien-do las categorías analíticas apuntadas arriba y es-bozar la segregación espacial de las actividadesespecializadas según áreas funcionales de la orga-nización urbana.

Notas:1 Versión ampliada de una ponencia presentada en elIII Coloquio de la Maestría en Arqueología en la Es-cuela Nacional de Antropología e Historia en julio de2001.

2 Como cabe recordar, estos diez criterios son lossiguientes: tamaño y densidad del asentamiento; espe-cialistas de tiempo completo; concentración de exce-dentes; arquitectura pública monumental; existencia deuna clase gobernante; sistemas de escritura y de nota-ción numérica; ciencias exactas y predictivas; arte figu-rativo; intercambio a larga distancia, y organización es-tatal basada en la residencia.

3 Para una evaluación de la noción pionera de larevolución urbana de Childe, véase el capítulo I de mítesis doctoral (Walburga Wiesheu, Religión y política enla transformación urbana. Análisis de un procesosociodemográfico).

4 Richard G. Fox, Urban Antbropology. Cities inTbeir Cultural Settings.

5 W. Sanders y D. Webster, "The MesoamericanUrban Tradition", en American Anthropologist.

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6 Paralelamente a la distinción entre Estados prima-rios y secundarios de Morton Fried, Paul Wheatley(apud W. Wiesheu, op. dt.) estableció una diferencia-ción explícita entre ciudades primarias y ciudades se-cundarias. En este sentido, son los casos de generaciónurbana primaria los que resultan relevantes para la elu-cidación del origen urbano.

7 Para una crítica de la aplicación mecanicista delmodelo foxiano a la secuencia urbana mesoamericana,véase W Wiesheu, "Variedad urbana-estatal en la se-cuencia mesoamericana. Una discusión de las catego-rías preindustriales del modelo de Fox", en Cuiatilco.

8 Cabe señalar que este concepto de un Estado ar-caico no coincide con el uso que le dan autores comoFeinman y Marcus, quienes llaman Estado arcaico alos Estados especialmente tempranos en determinadassecuencias regionales, sin distinguir entre Estados pri-marios y secundarios (G. Feinman y J. Marcus, eds.,Archaic States).

9 En esencia, se trata aquí de la concepciónmumfordiana del origen urbano, pero difiero aquí deMumford en el sentido de que no forzosamente conci-bo a estos núcleos urbanos arcaicos como "ciudades-fortaleza", ya que en muchas conformaciones urbanasno se presentan murallas. Para una evaluación de la pers-pectiva mumfordiana del origen urbano, véase a W.Wiesheu, Religión j política en la transformación urba-na, cap. III.

10 Analíticamente, la heterogeneidad socioeconómicade una población urbana se compone, por un lado, depatrones de estratificación social, y por el otro, de es-quemas de especialización ocupacional, aun cuando enrealidad existe una estrecha relación entre ambas di-mensiones críticas de un urbanismo como un modode vida, que en sí resulta de procesos del tipo socio-demográfico accionado por el impulso político del ori-gen estatal.

11 En el contexto de nuestras configuraciones esta-tales arcaicas, posiblemente sólo las capitales de Esta-do —donde estaba instalada la sede gubernamental cen-tral— conformaban un agregado propiamente urbano(cf. W. Wiesheu, Religión y política en la transforma-ción urbana).

12 Obviamente se trata aquí de una visión idealizadade la vida urbana y del papel "civilizatorio" de la éliteletrada, patente también en las conceptualizaciones demuchos antropólogos sociales cuando contraponen lasupuesta sofisticación urbana a la "barbarie rural", yque son resultado de la misma asimilación de Childede urbanismo a civilización. Estas delineaciones ses-gadas ahora son severamente criticadas, además de queno sólo se da menos importancia a la escritura en elorigen urbano sino que también se enfatiza el aspecto

de la manipulación ideológica que implica su manejopor un sector por demás muy reducido.

13 Robert Me Adams apud W. Wiesheu, Religión jpolítica en la transformación urbana.

14 Elliot M. Abrams, "A Model of Fluctuating La-bor Valué and the Establishment of State Power: AnApplication to the Prehispanic Maya", en ~Latin Ame-rican Antiquity.

15 Abrams llama la atención sobre el fenómeno dela autosuficiencia económica de las unidades corpora-tivas estructuradas en torno a relaciones de parentesco,a la vez que infiere que en la construcción de obrasmonumentales muy pocas personas eran especialistasde tiempo completo.

16 Barbara Price, "Population Composition in Pre-Hispanic Urban Settlement: A Problem in Archaeolo-gical Inference", en XXXIX Congreso Internacional deAmericanistas.

17 Cf. Gil Stein, "Heterogeneity, Power, and PoliticalEconomy: Some Current Research Issues in the Ar-chaeology of Oíd World Complex Societies", en Journalof Archaeology Research.

18 William Roseberry, "Political Economy", enAnnual Review of Aníhropology.

19 Cf. David A. Webster, "Maya Élites. The Pers-pectives from Copan", en D. Z. Chase y A. Chase, eds.,Mesoamerican Élites. An Archaeological Assessment.Webster llega a distinguir cuatro niveles de análisis dela economía política: 1. La economía política agraria,es decir, el control de las élites de la energía agrícola enla forma de los alimentos producidos localmente; 2. Laeconomía política comercial, o sea, el control de la pro-ducción y el intercambio; 3. La intensificación agríco-la, y 4. La demanda laboral por parte de la élite (Ídem).

20 ídem. Según definiciones como la de Wright Millso George Marcus (apud D. Z. Chase y A. Chase, eds.,Mesoamerican Élites. An Archaeological Assessment), laélite está integrada por los ricos, poderosos y privile-giados en cualquier sociedad, tratándose aquí en pri-mer lugar de aquellas personas que coordinan las insti-tuciones principales de una entidad. Autores comoWebster distinguen a su vez entre élites primarias y se-cundarias, donde las primeras estarían referidas —almenos en el caso de las mayas del periodo Clásico— aaquellos que poseían títulos nobiliarios y que domina-ban la toma de decisión en las esferas de la política,administración, religión y la economía; en tanto quelas élites secundarias ocuparon posiciones sociales másambiguas, como pudieran ser esposas reales de un ori-gen más bajo, un arquitecto o escultor de tiempo com-pleto o acaso un guerrero exitoso, los cuales quizásostentaban títulos menores pero tenían ciertas prerro-gativas económicas.

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20 LA ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS CIUDADES ARCAICAS

21 G. Stein, "The Organizational Dynamics ofComplexity in Greater Mesopotamia", en G. Stein yM. S. Rothman, eds., Chiefdoms and Early States in theNear East. The Organizational Dynamics of Complexity.Según las perspectivas teóricas "discursivas" como lade Giddens, la agencia humana posee una capacidadtransformativa, generándose algo así como una dialéc-tica del control que incide sobre la continuidad y elcambio en la estructura social (Anthony Giddens, TheConstitution of Society. Ontline of the Theory of Strtic-tnration).

22 Crumley apud G. Stein, "Heterogeneity, Power,and Political Economy: Some Current Research Issuesin the Archaeology of Oíd World Complex Societíes",en op. dt., p. 7.

23 P. N. Peregrine, "Some Political Aspects of CraftSpecialization", en World Archaeology.

24 Mary Helms, Craft and the Kingly Ideal.25 En la China antigua, por ejemplo, el empleo de

objetos de metal como instrumentos agrícolas notipifica a la Edad de Bronce, aspecto que cambió ape-nas con la introducción del hierro en periodos poste-riores.

26 G. Stein, "Heterogeneity, Power, and PoliticalEconomy: Some Current Research Issues in theArchaeology of Oíd World Complex Societies", en op.cit.

27 Incluso en tiempos aztecas, gran parte de los bie-nes de subsistencia eran producidos por especialistasindependientes y de tiempo parcial (cf. ElizabethBrumfiel y Timothy K. Earle, "Specialization,Exchange, and Complex Societies", en E. Brumfiel yT. K. Earle, eds., Specialization, Exchange, and ComplexSocieties).

28 cf. ídem; Cathy Lynn Costin, "Craft SpecializationIssues in Defining, Documenting, and Explaining theOrganization of Production", en M. B. Schiffer, ed.,Archaeological Methods and Theory.

29 E. Brumfiel y T. K. Earle, "Specialization,Exchange, and Complex Societíes", en op. cit. Aunquedicho modelo viene en diferentes versiones en cuantoal modo de cómo el control de determinados produc-tos se traduce en poder, es precisamente la distribuciónde bienes de prestigio como un medio de lograr unaintegración vertical la que ha recibido una atención es-pecial entre varios arqueólogos mesoamericanistas (cf.ídem).

30 Y es en este contexto que hay que ubicar los ata-ques a los modelos integrativos que percibían a los Es-tados arcaicos como altamente integrados, sea a travésde un aparato administrativo centralizado o un sistemaredistributivo omnipotente. Se piensa ahora que en lamayoría de los casos, en efecto, pocos bienes de subsis-

tencia eran redistribuidos a la población total y que lasactividades económicas centrales son producto de de-terminadas estrategias de apropiación de excedentes quesólo sirvieron a los estratos dirigentes y no a la socie-dad en general (Ídem).

31 Light apud W. Wiesheu, Religión y política en latransformación urbana. Análisis de un proceso socio-demográfico.

32 G. Stein y M. J. Blackman, "The Organizatio-nal Context of Specialized Craft Production in EarlyMesopotamian States", en Research in EconomicAnthropology.

33 G. Stein, "The Organizational Dynamics ofComplexity in Greater Mesopotamia", en op. cit.

34 C. L. Costin, "Craft Specialization Issues in Defi-ning, Documenting, and Explaining the Organi-zation of Production", en op. cit.

35 E. Brumfiel y T. K. Earle, "Specialization,Exchange, and Complex Societies", en op. cit.

36 ídem; C. L. Costin, "Craft Specialization Issuesin Defining, Documenting, and Explaining theOrganization of Production", en op. cit. En cuanto altipo del producto especializado se distingue aquí bási-camente entre bienes de subsistencia y bienes de pres-tigio.

37 Carla M. Sinopoli, "The Organization of CraftProduction at Vijayanagara, South India", en AmericanAnthropologist.

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