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Otras obras de 10 misma seCC1011; E. Mounier; "introuCJscion a los eXlStencialismos» (P. O. 5) A. Wetter, "Filosoffa y ciencia 8" 10 Union Sovietico» IP. O. 9) L. Aranguren: "Etica y politico» (I) 0.50) E. Heimendahl: "Fisico y filosofiw' I). O. 66) L. Marcuse: "Filosofia amer'lcanel» P. O. 77) G. Marcel: "Diorio metaffsico)) If' 0.83) L. Strauss: "2 Que es filosofia poliill:a?" (P. 0.91) G. Marcel: "Increuuliuad y fell II', 0.124) G. Marcel: "Filosofia para un tielWnJ de crisis» (P. O. 136) A. Lopez Quintas: "EI pensamiel"ic) filas6fica de Ortego y D'Ors» (P. O. 145) P. Jordan: "EI hombre de ciencio onte el problemo reli- gioso» (P. O. 150) r E

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Dos fragmentos de La enciclopedia de Diderot y D' Alembert.

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Page 1: La enciclopedia

Seccion: Filosofia Numera: 90

Otras obras de 10 misma seCC1011; E. Mounier; "introuCJscion a los eXlStencialismos» (P. O. 5) A. Wetter, "Filosoffa y ciencia 8" 10 Union Sovietico»

IP. O. 9) L. Aranguren: "Etica y politico» (I) 0.50) E. Heimendahl: "Fisico y filosofiw' I). O. 66) L. Marcuse: "Filosofia amer'lcanel» P. O. 77) G. Marcel: "Diorio metaffsico)) If' 0.83) L. Strauss: "2 Que es filosofia poliill:a?" (P. 0.91) G. Marcel: "Increuuliuad y fell II', 0.124) G. Marcel: "Filosofia para un tielWnJ de crisis» (P. O. 136) A. Lopez Quintas: "EI pensamiel"ic) filas6fica de Ortego

y D'Ors» (P. O. 145) P. Jordan: "EI hombre de ciencio onte el problemo reli­

gioso» (P. O. 150)

Diderot-D'Alembert: La enciclopedia

, (Selecci6n)

Edici6n y pr61ogo de

J. Lough Prof. de 10 Univ. de Durhom

rpEdiciones Guadarrama

~ Colecci6n Universitaria

~ IL de Boisilio PUNTO Punta OMiGA Omega

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\

CONTENIDOTitulo original: «The Encyclopedie of Dldcrot andD'Alembertll

Traduetor: Jesus Torbado Porta do: Estudio R. & S.

() Cambridge University Press, 1969 , "Ji.© Ediciones Guadarrama, S. A. Madrid, :974 Ilibliotcca L:;nc['G~U:P~f(t

Distribuidor en exclusiva: Editorial Labor, :,. A. Dep6siio legal: 8.833-1974 ,10 N ::;3 \9'(8ISBN 84-250-0090·4 Impreso por: Breogan, I.G., S.A., Torreion (:e A. (Madrid)

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de buena Ie a quien Ie asalte siquiera el pensamiento de ponerlo en duda. (Vease CIELOS DE CR LiTAL.)

Por 10 demas, este sistema, tal como act ua Imente se sigue, no es exactamente como 10 imagine, su autor. Todavia decia que los planetas se movian "II circulos euyo centro no 10 oeupaba el Sol. Hay qut' perdonar esa hipotesis en una epoea en la que no habia aun observaciones suficientes y en que no se COlhJcia nada mejor. Kepler H fue el primero en probar, mediante las observacioncs, que los planetas describer I en torno al Sol elipses, y dio las leyes de sus movimien lOS. (Vea­se KEPLER.) Newton demostr6 mas tarde e,:IS leyes y

\. prob6 que los cometas describian tambi6n ,'Il torno al Sol parabolas 0 elipses muy excentricas. (]' ease Co­META) (0).

ECLESIASTICO. adj.. se dice de todo 10 que perte­nece a la Iglesia. (Vease IGLESIA.)

Par tanto, la Historia eclesiastica es la llistoria de 10 que ha sucedido en la Iglesia desde sus (oI1lienzos. Fleury 45 nos 10 ha dicho en una obra execlcnte que lleva este titulo. Afiadi6 a la obra discurs"s razona­dos, mas estimables y preciosos todavia qlll' su histo­ria. AI desarrollar este juicioso escritor eli esos dis­cursos los medios con los que Dios ha con,'c['vado su Iglesia, expone al mismo tiempo los abus",; de toda especie que en ella se han deslizado. SO:ilcnia can razon el principio de que «hay que decir !chia la ver­dad; si la religi6n es verdadera, tambien II' es la his­toria de la Iglesia; no debe oponerse la Yl:cdad a la verdad y cuanto mayores fueron los males ,Ie la Igle­sia, mejor sirven para confirmar las promc":t:: de Dios, que debe defenderla hasta el final de los;iglos con­tra los poderes y los esfuerzos del infierno» (0).

Notidas eclesitisticas es el titulo muy it tI propio de una hoja, 0 mejor de un libelo peri6dico, ,in gracia, sin verdad, sin caridad y sin opinion, que ,I.: imprime

EscueLa

clandestinamente desde 1728 y que aparece regular­mente todas las semanas '~6. EI an6nimo autor de esta obra, cuyo nombre podria revelarse sin ser por ello co­nocido. instruye al publico cuatro veces por mes acer­ca de las aventuras de ciertos cl6rigos tonsurados. de algunas monjas conversas. de algunos parrocos, de al­gunos convulsionarios, apelantes y reapelanles 017, de algunas pequefias fiebres curadas por intercesi6n del sefior Paris 48, de algunos enfermos que se creyeron aliviados comiendo tierra de su tumba, pOl'que esa tierra no los ahogo. como a tantos otros. A estos te­mas tan interesantes, el autor ai'iadi6 desde hace cier­to tiempo grandes declamaciones contra nuestras aca­demias, que asegura estan lIenas de incredulos por­que no se cree en elias en los milagros de San Me­dardo. porque no hay convulsiones y no se profetiza la venida de Elias. Asegura tambien que las obras mas celebres de nuestro siglo ·1" atacan a la religi6n porque no se habla en elias de la constitucion Uni· genitus, y que realizan la apologia del materialismo porque no se mantienen en elias las ideas innatas. Algunas personas parecen sorprendidas de que el go­bierno, que reprime a los propaladores de libelos, y de que los magistrados. tan exentos de parcialidad C01110 las leyes 50, no actuen mas severamente contra ese monton insipido y escandaloso de absurdidades y de mentiras. La unica causa de esta indulgencia es, sin duda. un profundo desprecio. Lo que confirma esta idea cs que el autor del libelo periodico a que nos rcferimos es tan desdichado que jamas se oye citar una sola de sus frases, humillaci6n maxima que pueda recibir un escritor satirico, puesto que supone en 61 la mayor inepcia en el genero literario mas fa­cil de todos. (Vease CONVULSIONARIOS) (0).

ESCUELA (Filosa/fa de La). Con estas palabras se designa la cspccie de filosofia que tambien y mas

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,_ ",~~:m~f~:" ';r. ~ij;\ :~?&trH~,:<li(}~-'

Encii'!ii{.odia68

comunl1leme se llama escolcistica, ia cll,d suslil '.) ias cosas por las palabras y los grandes aSlln[QS de ". ver­dndera filosofia por clIestioncs frivolas 0 rieL 'lllas; la que explica con tcrminos barbaros cos,,: inin­tcligiblcs; que sal:o a la luz u 11onr6 a los un, f,fSa­les, las categorias, los pred icamcntos, los grach: me­tafisicos, Ins segllnJas intenciones, el horror :',1 <acio, etcetera. Esa filosof/a nud6 del espiritu y de In igl',lran­da. Puedc rClllontarse su origen, 0 al menos su .:poca lIlaS brillante. ai siglo XiI, cuando la Ulliversid:,d de Puris comenz6 a adquirir forma brillanlc y dUI,dera. La cscascz de conocimicnlos que cntonees eire· I:] ban par el univcrso, la falla de libros. de obscn'"Joncs y Ia poea facilidad que se tenia para procu]';'i! ,dos, tomaron los espiritus hacia las cucslioncs oci('l, .. \i. Se razon6 sabre las abslracciones en vez de razull" r Sa­bre los scres l'cales; se crc6 para esc nuevo g6n ro de -estudios una lcugua nueva, Nunca se lamcntarfl ,) cma­siado que la mayoriu de los Hutores escol{lstilc'S hi­'cierall un uso tan miserable de 1a sagacidacly Je la :sutileza extrema que cncolltramos en Sl15 cscrilO:;. [an­la i.1lteligcncia mejor empleada hubiera propane; 'lluda grandes progresos a las ciencias en otra epocu, pa­recc que en las grandes bibliotecas podria eSCilbirse sobre los lugares en que se cncierra la calel:l un de los esco1asticos: Ut quid perditio haec? "1.

A Descartes debel110s el principal favor de llaber sacudido el yugo de esa barbarie; este gran i,,,,nbre nos desengafi6 de la filosofia escolastica (y q \\;',1 in­cluso, sin saberlo. de la suya: pero no se trab aqui de esto). La Univel'sidad de Paris, gracias a uno, .,uan­tos profesores vcrdaderamente intcligentes, Sf' iibera insensiblemcntc de esLU lepra; sin embargo, n . est<i totalmente curada. Pero las univcrsidades de ! .pana y de PortugaL merced a Ia Inquisici6n que];, lira­niza, estan mlleho menos avanzadas; en ellas I~: filo­sofia esta aun en elmismo estado en que se h:dlaba entre nosotros desde el siglo XII al xvu. Lu pro-

Eflciclopedul

resores incluso juran que no ensenaran oua; " eso se llama tamar todas las precauciones posibles conlra ia luz. En uno de los Diarios de los sabios del ano 1752. en el articulo nO/icias literarias, puede leerse no sin r.dmiracibn y anicci6n el titulo de esle libm, re­impreso en Lisboa (a lllediados del siglo XVItI): Systema aristotelicum de formis substantialiblls, etc. cum dissertan'olle de accidentibus absolutis. Ulyssipone rt50. Estamos tentados a creer que se trata de Ull

\:rfOC tie imprcnta y que deberia lecrsc 1550. (Vease

jJ~!USTOTELIS:''lO. ESCOLASTlCA. etc.) {, Nos sera pennitido sefialar que la nomenclatura in·

uti!. y fatigosa de que varias ciencias estan todavia car­gaous cs lal vez un mal resto del anliguo gusto par la filosofiu de la escue/a? (Vease BOTANICA. Mf:TODO, etcetera) (0).

*ENCICLOPEDfA. s,L (Filosaf.). La palabra ~ignifi­

Ca erlL'adellumiento de cOllocimientos; csltt compuesta de la prcposici6n griega Ev. en, y de los sLlstanlivos XUXAO<;. c[rcu!o, y 1'Ca~S~ta, conocimiento.

Efeclivamentc, el objetivo de una Ellciclopedia es reunir los conocimientos dispersos porIa faz de la tie.. I'm, exponer su sistema general a los hombres con los que vivimos y translllitirselos a los hombres que ven· gan detnis de nosotros. a fin de que los trabajos de los pasados siglos no hayan sido inutiles para los si· gios que los succdan, y de que nuestros nietos, al con­venirse en nub instruidos, se conviertun tambion en mas virtuosos y mas felices. y de que no lllllfHlllOS sin haber contruido meritos para el genera humano,

Hubicra sido dificil proponersc un objctivo rmis am­plio 4,LH; d de tratar de 10 quc se rclaciona eOIl Ia cu­riosidaJ humana. con sus deberes, COil sus nccesidades y can sus placeres. Por ello ciertas personas, acos­tumbradas a juzgar de LIlla emprcsa por los poco:> recursos que advierten en sl mismas. ascgll1'aron

';i~)~

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71 70 Eneiclo!j,ditJ

que jamas acabariamos nosotros la l1ucstra. (V,;U\l) el Diecionario de Trevoux, ultima edie., en la pal,lbra Enciclopedia 52). No eseuehanin de nosotros otra [es­puesta que estas palabras del canciller Bacon, que parecen cstar espccialmcnte dirigidas a cHas. D, im­possibilitate ita statuo; ea omnia possibilia et prtldfa­bilia esse eenselUla quae ab aliquibus perfici pOSsllflt, licer non a quibusvis; et quae a m~flris conjuli<' lim. (icet 11011 ab uno; et qVAae in successl'one saecu!ulllfll, Iieet non eadem aevo, et deniquc quae nlilitorwli ,'lIra et surnptu, licet non opibus et industria sil1gufoniJ1l. Bac. lib. II de augment. scient, cap. I, pag. 103"

Cuando llega a considerarse la iIll1lenSa mater:" de una Enciclopedia, 10 unico que se advierte darall,c:nte es que no puede ser obra de un solo hombre 5.'. l,l."JIl10

un solo hombre, en el breve espacio de Sll vida, \.:OIl­

seguiria conocer y desarrollar el sistema univen;"l de la naturaleza y del arte, si la numerosa y sabia :,,),.:ic­dad de los academicos de Ia en/sea emple6 ell:; i'cnta afios en formar su vocabulario 55, Y si Ilucstros "ca­demicos franceses habian trabajado durantc s,>,:nta alios en su diccionario antes de publicaI' su pri'llera edici6n 56? Pero, i,que es un diceionario de leui'Uu?, i,que es un vocabulario, por bien realizado que \"le'? Un compendia muy exacto de titulos que han cI, lie­narse con un diccionario enciclopedico y razonad",

Un solo hombre, se dint, es duefio de todD c,;,mto existe; dispondra a su gusto de todas las riqueZel;. que los demas hombres acumularon. No puedo esL i de acuerdo con este principia; no creo que sea dadl> 'I un solo hombre conocer todo 10 que puede ser eonu, lelo; IUtilizar 10 que existe; vcr todo 10 que puede t,.'r~e; comprender todo 10 que es inteligible. Cuam10 lll, ,lie­cionario razonado de las ciencias y las artcs se:, dJli. camente una combinaci6n met6dica de sus elemll,[os, preguntare todavla a quien corresponde obtenerJue­nos elementos si la exposici6n elemental de los J)'dlci.

Enciclopedia

pios fundamentales de una ciencia 0 de un arte es el esbozo de un alumno 0 Ia obra maestra de un profesor. (Vease el articulo ELEMENTOS DE V\S CIENCIAS.)

* * *

Un diccionario universal y razonado de las cien­das y de las artes no puede, pues, ser obra de un solo hombre. Mas aun, no creo que pueda ser obm de al­guna de las sociedades literarias 0 eruditas que sub­sisten, tomadas separadamente 0 en conjunlo.

La Academia francesa s6lo aportaria a una Ende/o­pedia 10 que pertenece a la lengua Y su lISO; la Aca­demia de las inscripciones y bellas leu'as, conocimien­tos relativos a la historia profana. antigua y moderna. a la cronologia, a la geografia y a la literatura; la Sal'­bona, tan s6lo la teologia, la historia sagracla y la his­toria de las supersticiones 57; Ia Academia de Ciencias, s6lo las matematicas. la historia natural, la fisica. Ia quimica, la medicina, la anatomia, etc.; la Academia de Cirugia, el arte de este nombre; la de Pintura, la pintura, el grabado, la escultura, el dibujo, Ia arqui. tectura, etc.; la Universidad, 10 que se entiende pOl' humanidades, la filosofia eseollistica, la jurisprudeneia, la tipografia, etc.

Reeorred las demas sociedades que pueda haber omitido y os dan~is cuenta de que, ocupada cada una en un tema particular que, sin duda, cs lllotivo dc un diccionario universal, desdefian una infinidad de ellos que tambien dehen incluirse; y no encontrareis ninguna que os provea de la generalidad de ·.;onocimientos que necesitais. Mejor todavia, imponedles a todas una tri­blltacion; vercis cuuntas cosas os faltan aun y estareis obligados a pedir ayuda a Inuchos hombres dispel'Sos en diferentes dases. hombres preciosos. pero a quienes las puertas ue las academias no les csteln l11enos cerra­das pOl' SlI estauo. Son uClllasiauos todos los ll1iC1I1­

bros de esas eruuitas comp'1iiias para lIlIa suJa p,t1 n:I'1

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Enciclopedla72

de la clencia hlin1ail.' \.' ~;on bastantes Lodas esas so­clcdadc:; pura iii cic! ,. del hombre en general.

E;; iwJudabk que"" . 1. muy uti! cuanto pudiera. con­~)egui.rs(; dt~ C,W::, ~Ol.l' ,...1 erudita en particular, y que Jo que COlllLlr!lc:~sen ;as impulsaria rapidamente el dlccionariu UllJ versai ; ;i;lU :Jll pel'fecci6n. Jnclllso hay una tarea que lIevarL ·li~ trabajos a la conclusi6n de esta oDm, y que sc I' debcl'ia imponer. Distingo dos medias de cuitivar lac ;J(:ncias: aumentar la cantidad de conoclmienlos l1lc':!tnte descubrimientos, y de ese modo se mercce el , ·,nbre de invemor, y cornparar lOS dcscllbrim.icntos.v idenarlos entre si a fin de que ·;e cUilivcn mayor nUl ,no de hombres y de que cada uno panicipe, segllll alcance, en las luces de SLl si­glo, Y sc llama auto; , cfasicos a los que csto con­siguen. 10 eua! ne Cet:-. l.r:, de dificultad. Confieso que, si se oClIpasen webs l. :,ociedades eruditas de Europa en reeog~r los conoe;i ;f~ntos antiguos y ITlOdernos, en L:ol1calCnarlos y pllbli,lr tratados completos y met6­dicos, las CQsas no PI:! ;,1l1 ser sino mcjores; aJ menos juzguemos par los t.:J, ',\)S, Comparcmos los ochenta volumcl1cs ~11 cnarlo, la Academia de las Cicndas. compilados seglllJ ej'ipiritu dominante ce nucstros mas c6lelJrcs acaclern, )S, can ocho 0 dicz volumenes realizados como los Cl c.ibo yo, y veamos si habria que c1cgir. Estos ultimos, opilarian una infinidad de rna­teriales excelcntcs clie ..:rsos en un gran numero de obras en las que perm:.cl:ccen sin producir ninguna sen­sacion de utilidad, (;[HO carbones esparcidos que ja­mas puedcll formar '.jl brasero; y la colecci6n aca­demica apcnas prop'.': ,~ionaria algunos de esos diez volumenes. Ponganse ,'s ojos sabre las memorias de la Academia de las i, ::ripciones, y calculcse Clilintas p{,ginas se extraeriai! :,1'a un tralado cientifico. lOue dire de las Trallsacci(,'.I' filosafleas 58 y de las Aetas de la.\ cu/'iewdades ti: il! naturaieza 59? POI' esa tadas csas enOrInes compilh' unes comienzan a tambalcarse,

Enciclopedla 73

y no hay duda de que las har{, caer un antologo can gusto y habilidad. Esa deberia ser Sll ultima suerte.

Tras haber retlexionaclo seriamcllte, encuentro que e1 objetivo panicular de un academico podria ser perfeccionar la (ama a Ia que se hubicra dedicado e inmortalizarse COll obras que no fuesen de la acade­mia, que no formaran sus colecciolles, publicadas bajo su propio nombre; y que la finalidad de Ia academia serfa reunir todo 10 que se 11a publieado sabre cada materIa, digcrirlo, ac1ararlo, abarcarlo. ordenarlo y publicar tratados donde cada cosa ocupara s610 ei es­pacio que merece ocupal' y no tllviera mas importan­cia de Ia que en reaJidad tiene. jCuantas memorias que engrosan nueslras colecciones no ofrecerian una sola linea a lratados de esc tipo!

A ]a reaJizaci6n de esc proyecto, que abarque 110

s610 los direreutes objetivos de nuestras academias, sino todas las ramas del conocimiento humano. debe dirigirse una Enciclopedia, obra que unicarncnte po­dni llevar a cabo una ~ociedad de gentes de letl'as y de artistas dispersos, 0cupados cada uno en Sll parte, y s610 vinculados pOl' el interes general del genera humano y por un s(~lltimiento de reciproca benevo­lencia.

Digo una sociedad de gentes de ietras y de artistas a fin de reunir a todos los talentos. Los quiero dispel'­sos, porque no hay ninguna sociedad subsistcnte de la que se puedan sacar todos los conocimientos que se precisan, Y iJorque si se quisiera que Ia obra se rcali­zara siempre y no se acabara nunca, no habria mas que formal' una sociedad semejanle. Toda socieclad tiene sus asarnbleas, esas asambleas dejan intervalos entre S1, s610 duran a]gunas horus, se picrde una parte de esc tiempo Cll discusioncs y los asuntos mas impor­tantes cOllsumcn me:;cs enteros; y por eso ocurrini, como decia uno de los Cuarenta que tiene mucha mas inteligencia en ]a conversaci6n de la que muchos ot1'OS ponen en SllS escritos. que habran apal'ecido los

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75 74 Enciclopedia

doce volumenes de la Enciclopedia GO clL,ndo nosotros estemos aun en la primera letra de nUC"l ro vocabula­rio; y. POl' el contrario, ailadia, si los qUl?, lrabajan en esta obra tuvieran sesiones enciclopedic,J:i, como tene­mos nosotros sesiones academicas, veriamos el fin de nllestra obra cuando ellos estllviesen allII en la primera lelra de la suya. Y tenia raz6n.

Afiado hombres vinculados por el ii/teres general del genera humana y par till sentimie/l[, de reciproca benevalencia, porque siendo estos motiv;" los mas ho­nestos que plledan animal' a las alma" (lien nacidas, son tambien los mas duraderos. Uno SC' ,Llba interior­menle par 10 que so haee, se acalora, ,mprende pOl' su colega 0 pOl' su amigo 10 que no llllentaria pOl' ninguna otra consideraci6n; y me alrevo J afirmar. se­gun Ia experiencia, que el exito del il1lc,110 es mucho mas seguro. La Enciclopedia rellni6 SUe; materiales en bastante poco ticmpo. No es un i11ter6:o "illano el que reuni6 y apresllr6 a los autores; vieroJ] sus esfuerzos secundados poria mayoria de las genll' de letras de las q uc podian csperur cierla ayuda, y ·.,)10 han sido importunados en su trabajo par aqueil)s que no te­nian el talento necesario para contribu i, siquiera con una buena pagina.

Si e1 gobierno so inllliscllye en seme j:lIlte obra. no se hani nunca. Toda su inlluencia debe ltmitarse a fa­vorecer su rcali~aci6n... Una Enciclol\ilia, al igual que un vocabulario. debe comenzarse, 'onrinuarse y concluirse en un cierto intervalo de [J, "1pO. y... un interes s6rdido se preocupa siemprc dt- jJl'olongar las obras ordenadas por los reyes. Si se en il/earan en un diccionario universal y razonado los laqc " ados que la extensi6n de su objeto parece exigir. slJ(.:dcria, a cau­sa de las revoluciones, que no son mCl(lS rapidas en las ciencias, y sobre todo en las artes .; lie en la len­gua. que ese diccionario seria el del S;" it) pasado, 10 mismo que un vocabulario compuesto :,:rllamente no podria ser sino el de un reino que yh _. () exisle. Las

Enciclopedia

opiniones envejecen y desaparecen como las palabras; el interes que se concedia a ciertos inventos se debili­ta de un dia para otro y se apaga; si el trabajo se alarga, nos habremos extendido en temas que ya no interesan; nada habremos dicho de otros cuyo puesto haya pasado ya, inconveniente que hemos sentido nos­otros mismos. aunque no haya pasado un tiempo con­'Siderable entre la fecha de esta obra y el momento en que escribo. Se advertini la m;is desagradable irre­gularidad en una obra destinada a representar, segun su justa proporci6n. el estado de las cosas en toda su anterior duraci6n; temas importantes sofocados; temas insignificantes sobrehinchados. En una palabra, la obra se desfigurara sin cesar entre las manos de los trabajadores. se estropeani pOl' ellapso de tiempo mltS de 10 que se perfeccionani pOl' sus cuidados, y se con­vertira en mas defectuosa y mltS pobre a causa de 10 que debiera acortarse 0 suprimirse 0 rcctificarse que rica pOl' 10 que sucesivamente vaya adquiriendo.

iCuanta diversidad se introduce it diario en el len­guaje de las artes. en las muquinas y en las manufac­tmas! Que consuma un hombre parte de Sll vida en la descripci6n de las artes; que, asqucado de esa obra fatigosa, se deje arrastrar a ocupaciones mas entrete­nidas y menos utiles y que su primcra obra perma­nezca encerrada en sus cajones; no pasal'lin veinte arios sin que en el lugar de las cosas nuevas y curiosas. llamativas pOl' su singularidad. interesantes pOl' sus usos. por el gusto del momento, pOl' una importancia momentanea. s610 encuentre nociones incorredas, rea­lizaciones envejecidas, maquinas impcrfectas 0 aban­donadas. No habra una sola p{tgina de los numerosos volumenes que haya compuesto sin necesidad de reto­que. no habra apenas una figura enlre la multitud de planchas que haya hecho grabar que no precise ser dibujada de nuevo. Son retratos cuyos originales ya no existen. Ellujo. esy padre de las artes. es como

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76 77 Ei !ciclopedia Enciclope4ia

d Saturno de la fabula, que se complacia ell destruir a sus liijos.

La revolucion pucde sei' menos fuerte y Ulcnos sen­Sibie en las cicnclas y en las artes libcraIes que en las JUtes mecanicas, pero tambicn existe. l\branse los dicclonarios del sigl0 pasado y en ab'errocion no se encontrar{t 10 que nuestros astronomos emicnden pol' esc tennino; apenas se l1lencionar:i la elecn icidad, ese fenomcno tan fecundo, solo Ullas pocas lineas que se­ran unicamente nocioncs falsas 0 viejos prejuicios. Otro tanto puede decirse de muchos terminas de mi~

neraiogia y de historia natural. Si nuestro "iccionario se hubicra adclantado un poco, habriamos f~)tado obli­gados a repetir los errores del siglo pasaml sobre el amiluda, las enfermedades del cereal y sobu" su comer­CIO, IJorque Ius descubrimientos de Tillet , el sistema de .Herbert son recientes 61.

Cuando se trata de los seres de la natur:deza, i.que mas puede hacerse que reunir escrupulosamente todas sus propiedades conocidas en el momento en que se escribe? Pero la observaci6n y la fisica experimental, que multiplican sin cesar los fenomenos y los hechos, y la filosofia racional, que los campara en i:re si y los combina, obligan en consecuencia a variar las acep­dones de las palabras fijadas, convierten C\I, inexactas, falsas e incompletas las detiniciones que 1;1:'. han dado e incluso inducen a crear palabras nuevas.

Pero 10 que dara a la obra un aire afiejo y 1a lanzani al desprecio es, sabre todo, la revoiuci6n que se rea­lizara en e1 espiritu de los hombres y en el caraClcr nacionaL Hoy dia, en que la filosofia avam.;, a grandes pasos; que somete a su imperio todos los ,)bjetos de su jurisdiccion; que posee un tono dominal!lc y en que se comienza a sacudir el yuga de la autClridad y del ejemplo para atenerse a las leyes de la ralCm, apenas hay una obra elemental y dogmatica de la que estemos satisfechos. HalJamos que esas produccionc'i estan cal­cadas sabre las de los hombres y no sob! ,;; la verc!ad

de la naturaleza. Se atreven a proponer sus dudas a Aristoteles ~ a Platon y ha Uegado cl tiempo en que esas obras que todavia gozan de la milS alta reputaci6n perdenln una parte de ella 0 incluso caen'in pOl' com­pleto en el olvido; ciertos generos de literatura que. a falta de una vida real y de costumbres sustentantes que les sirvan de modelo, no pueden tener una poe­tica invariable y sensata seran abanclonados. Y otr08 que queden. a los que sostenga su valor intrinseco, adquirinin una forma totalmente nueva. TaJ es el efec­to del progreso de la razon, progreso que derribara tantas estatuas y que alzara algunas que habian sido derribadas, las de los raros hombres que ibun por delante de su siglo. Hemos tenido. si podemos expre­sarnos asi, contemporaneos en el siglo de Luis XIV.

El tiempo, que ha destruido nuestra aficion a las cuestiones de critica y de controversia, lorna insipida una parte del diccionario de Bayle. No hay autor que haya perdido tanto en algunos lugares y ganado tanto en olros. Pero si esa fue la suerte de Bayle, juzguese 10 que habria ocurrido a la Enciclopedia de su tiempo. Si exceptuamos a Perrault 62 y a algunos otros cuyo mcrito no podia apreciar el versificador Boileau, La Mothe 63, Terrasson, Boindin, Fontenelle, en los que la raz6n y cl espiritu filosofico 0 de dllda realizaron tan grandes progresos, no habia quiz,'i un solo hombre que hubiera escrito una pagina digna de leerse hoy. Pues no hay que engafiarse, hay 11111cha diferencia en­tre dar a luz. a fuerza de genio, una obra que arrastre tras de si los sufragios de una naci6n que tiene su momento, su gusto. sus ideas y sus prejuicios, y tra­zar la poctica del genero, segun el conocimiento real y reflexivo del coraz6n del hombre, de la naturaleza de las cosas y de la recta raz6n, que son los mismos en todas las epocas. EI genio no conoce reglas; sin embargo, jamas se aparta de elias en sus exitos. El fil6sofo solo conace las reglas fundadas en la natura­leza de los seres, que es inmutable y eterna. Al siglo

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pasado correspondio dar ejcmplos; a no:,,' ros toea prescribir reglas.

Los cOllocimientos menos COillUllCS en el "~"~flo pasa­do 10 son ya mas cada dia. No hay 1l1ujer it \!uien se haya dado cierta cducaci6n que no empice l' i I discer­nimienlo todas las expresioncs consagrada:, Ia pin­tura, a la escultura, a la arquilecllIra y a 1I, tetras. jCUantos ninos hay que saben Jibujo, que ',i,i)cn geo­metria, que son I1lllSicos, a <.juicncs el lcnguit J Jomes­tico no les es m{\s familiar 4ue el de las m'll '. y que dicen un acorde, ulla forma bella, un CUlllu' I,) agra­dable, una parale!a, Zilla hipotellusll, lIna (!lillila. un Ir[WflO, un arpegio, WI microscopio, lIll teles( i '{J!o. un foco, como diria!l lam bien fa [unela del leafl, , lilla es­pada, ulla vara, una carroza, un penacho dl' jilumas.' Tambien se sienten arrastrados los espiritu" \.;\1 otro 11l0vimiento general hacia la historia natural 1a ana­tomia, la quimica y la fisica experimental. L.· exprc­siones peculiares de csas ciencias son ya muy lt11uneS y necesariamente 10 scrim l11ucho mus. (.QUe' '_lli'rini de todo ella? Que la lengua, incluso la popul .r, cam­biadt de rostra; que se ampliani a medida 'I"': nues­tros oidos se acostumbren a las palabras, 111'~d ,,,l1le las felices aplicacioncs que de ellas se hagan. PI", si se reflcxiona, se advertira que la mayoria de \.~:.. ,:, pula­bras tecnicas que empleamas hoy fueron ante I ,lrmeIl­te neologisrnos; lu utilizacion y el tielllpo lc~ 'I Lularon ese barniz cquivoco. Eran claras, cncrgicas, 'lcccsa­rias. EI sentido melaf6rico no eslaba alejadu ,kl sen­tido propio. Pullan. No se buscaban demU'ldclo las relaciones en que se apoyaba ci nuevo elllpk, ': eran reales. La accpci6n figuraJa no parecia en d!,solulo una sulileza; por 10 demas, la palabra era au, l\H1iosa y Huida. La idea principal estaba ,ligada a "Ia COil

otras que nunca recordamos sin instrucci6n 0 ,!11 pla­cer. He aqui los fundamcntos de la forLUna ql: obtu­vieron esas expresiones; y las causas contr'1l'1.lo son

Enciclopedia

las del descredito en que caertin y han caido lantas otras expresiones.

Nuestra lengua esta ya muy extendida. Como todas las dennis, debi6 su formaci6n a la llccesidad, y sus riquezas al vuelo de la imaginaci6n, a las trabas de la poesia y a los numeros y a la arlllonia de la prosa aratoria. Va a dar inmensos pasos bajo el rcinado de la filosofia, y si nada suspendiera el caminar del es­piritu, un diccionario de aratoria y poetica del siglo de Luis XIV 0 incluso del nueslro apenas contendria las dos terceras partes de las palabras que lIlilizaran nuestros nietos.

En un vocabulario, en un diccionario universal y razonado, en tada obra destinada a la instrucci6n ge­neral de los hombres, hay que empezar, pues, abar­cando su objeto en los terrenos mas amplios; conocer el espiritu de su naei6n. presentir su rumba, ganarle en velocidad, de suerte que no deje atras vuestro tra­bajo. sino que, par el contrario, 10 encllcntre adelan­tado; decidirse a trabajar s610 par las generaciones si­guientes porque el momenta en que cxistimos pasa y apenas este acabada una gran empresa ya 11U cxislir{l la generaci6n presente. Pero para ser duranle mas tiempo util y nuevo, adelantando 10 1ll{IS pllsible 'II espiritu nacional que sin cesar cam ina, hay que abre­viar la duraci6n del trabajo llIultiplicandu el nllllwro de los colaboradores, medio que, de tudas 111aneras, no earece de incollvenienles, COIllO sc vcni a conli­nuacion.

De cualquier manera. los conoeimienlos solu hasla cierto punta pueden tornarse comunes. En realidud, ignoramos emU sea ese limite. No sabemos hasla don­de puede llegar un hombre. Todavia menos se sabe hasta d6nde iria la especie humana, de 10 que seria capaz si no fllera detenida en sus progresos. Pero son necesarias las revoluciones; siempre las hubo y siem­pre las habra, y estamos en el mayor intervalo de una revoluci6n a otra. Esta sola causa limita la extensi6n

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80 EJlciclopedia 81

(~ncici,) ;:I!Jdiu

de nuestros 'raNtju',. H" ,; ~1l let'; .:jefiCiil~ lUl pLilll\!

mas alla del cued lIU leo l"~ ~l)[leedilh') pasaL CunllJu se llcga a esc punta, il)~ IT10IHIlllCnlos que qllcddil de 0se progreso SUll pal <' ~lciil pre Ia "d Il\lrack1[l c1l: locL: Ia especic. t"ero si ia c,-,pecic I.J uedh lililltadu ell Sl'., esfuerLO~. ;eulUllll no iu cjLledani. cl llldlViJuu ~" lo~ su)'os! EI lildivid\l.) ~()Jo l)u"ee .;lena <:ncfFla cn ~u;;

Jacuitadc" lanto ,"nimulc~ (;Uluu ll1tdedu.,l1e,,; ,tiL, dum lin tienlpO; \;sl~t obliga\iu 1i "Itcrnati"a" u,,; In! bajo y de descansn; [knt; necesiLlauc, Y J),t:;[o1Jes qu" smisfaccr y ef:t~i expucstlJ a Lilla ;niulldad dc disLntc· ciones. Todas las vecl;~; que hi que illl:v de. fl<;gJtivc< en Sll~ cualidaoes t'"rmc la menDr ~;llB1(t po,ible. ,) l·llI''­

In que. hay de positivo tonne hi \ll,lYUl SUillil p\J:>ibk, un hombre aplichdu dl soledad ,I cualquier fdnlLt d, Ia cicncia humana ia licvani Lail lcjcb COUll) pHl'd;t ",,"

llevada medianle los .:sfucrzo:> de un illdi"iJwJ. Art" did al lrabajo de ese indwiduo eXlraorJinariu cl el, otro, y asi sllccsivamel1lc, basla que hayuls Jknach el intervalo de UDa revoillcioll a Ia rcvoillciun 1lHL

alejada, y os har6is elena noci(m de lu que la cspecl\ entera puede proJucir de mas perfecto, sobre lCido ., suponeis en favor de su lrabajo ciertC) ntlmCro de cil­cunstancias fortuiras que habrian disminujJ[) aquci exito si hubicran sido comrarias. Peru la masa gencn\ i de 1<1 cspecie no est{t hecha para scguir ni para cone eer este call1inar del CSpiflLU humann. EJ pUllto de ill~' trucciOll m{ts olevado tiene SLlS limites; de dond;;: s, deduce que habra obms Ljue pcnnancceran siempn. pOl' encima del alcance wmllll de los hombres, utl'Ll' que poco a poco descenderan mas abajo y oLras mel que sufriran esta doble su..:rlc.

A cualquier grado de perfecd6n que so cunduzci una Enciclo[ledia, es evidenle porIa natumlcza Li. csta obra que se encontrara entre cl numero de csla' ultimas. Hay asuntos que estan entre las mauos al pueblo. de los que saca su sllbsistcncia, y a cuyo ell nacimiento prt'teti~o se dedica sin descanso. Cllalquie;

tralalio que sabre ellos sc escriba recogeni menos eo­nacimientos Clue los del pueblo en lin momento dado. Hay olros asuntos accrca de los cuales permanel:Cr~l

cusi pOl' compleLo ignorante, pOl'quc cl acrccenlumiell­to de su conodmienLo es dcmasiado dl\bil 0 demasia­do Iento para formal' alguna vez una IllZ conside­rable, UUl1quc se les supllsiese scglliJos. Par ello, eJ hombre del pueblo y el sabio igualmenle puJrull de­scar e mSlrllirse en una Enciclopediu. EI momenL,) llub glorioso pan.\ una ohm de esta nuturaleza ~eria

01 que suecJiese inmcdiaLall1ente a una gran rcvolu­ci(lO que hubiera detenido eJ progreso de las cicl1(;iu", intcrrulllpido los trabajos de las artes y vllelLo a anc­gar en las linieblas una porcion de nuestro hemisl'cli l ).

iQU": agradedmicnlo no sentiria la generadon que vi· niese despucs de esa cpoca de catastrofe pur los hOIll­

bres que hllbieran previsto el estrago, ponicndo a bllcn recaudu los conoeimientos de los siglos pa"ado,,1 Entol1ces seria (me atrcvo a decido sin oSLcnlilri(\I1. pueslo que nuestra Ellciclopedia quizu nUDca a!c,lIKC la perfeccion que Ie mereceria tantos honolcs), cntllll­ces seria cuamlo se apodaria con el nOll1brc de esla gran obra cl rcinado del Jl1011arCa bajo el cual sc elll­prclldio, cl ministro al que fue JcdicaJa, Jos autol\~S

que a ella se consagraron, todos los hombres de lelras que concllrricrun a su rcalizaeiClll. La misma VOL lJue recordaria esa, eoncurrencias no olvidaria l11encionar tambien los esfuerzos que los autores padecieran y las dcsgracias que soportaran. Y el monumento que se lcs Icvanlase tenJria varias caras, en las que aIterna­tival1l~nlc se yerian los honores eoncedidos a Stl me· moria y las hllellas de indignaci6n vinculadas a Ia me­moria de sus enemigos.

* * * No hay que perder nunca de vista una considera­

cion: si se arrojasc al hombre 0 al ser pensante 0 con­

6

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,"_I~~v...t.I. .. ,It j ark'. H tt NUt' -'M*!! t· ..J

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Enciclopedia Enciclopedia82 83- 1

templador de la superficie de la tierra. ese espectacuto patetico y 'sublime de 1a naturaleza seria tan s610 una escena triste y muda. 5e calla el universo; el silencio y la noche se apoderan de 6I. Todo se muda en tina vasta soledad en la que los fen6menos no observados ocurren de una manera oscura y sorda. La presencia del hombre es la que da interes a la existencia de los seres; l,Puede uno proponerse algo mejor en la histo­ria de estos seres que someterse a esa consideraci6n? lPor que no habiamos de introducir al hombre en nuestra obra segun eshi colocado en el universo? (,Por que no habiamos de hacer de el un centro comtin? lRay en el espacio infinito algun punto del que poda­mos can mayores ventajas hacer que partan las Iineas inmensas que nos proponemos extender a todos los de­mas puntas? l,Quc viva y dulce reacci6n no resultani de los seres hacia el hombre y de los hombres hacia los seres?

He aqui 10 que nos ha deterl11inado a buscar en las facultades principales del hombre la division general a la que hemos subordinado nuestro trabajo 64. Que se siga cualquier otro camino que parezca mejor con tal de no sustituir al hombre pOl' un ser mudo, insen­sible y frio. EI hombre es el temlino (mico del que hay que partir y al que hay que remitirlo todo si se quiere agradar, interesar, Ilegar incluso en las consi­deraciones mas aridas y en las explicaciones mas se­cas. Hecha abstracci6n de mi existencia y de la feli­cidad de mis semejantes, lque me importa el resto de la naturaleza?

Un segundo orden no menos esencial que el anterior es el que determine la extensi6n re1ativa de las dite­rentes partes de la obra. Comprendo que se presenta aqui una de esas dificultades que es imposible veneer cuando se comienza, y que es dificil veneer a cada edici6n que suceda. l.C6mo establecer una justa pro­parci6n entre las diferentes partes de un todo tan gran­de? Cuando ese todo es obra de un solo hombre, no

es faeil la tarea, l,c6mo sera esa tarea cuando el Lodo' es obI'a de una numerosa sociedad? Comparando un 'l

diccionario universal y razonado del conocimiento llU­ S

mano a una estatua colosal, no nos haHamos con rna­)

yores facilidades. puesto que no sabemos c6mo deler­minar la altura absoluta del coloso, ni medianle que rciencia ni mediante que artes deben representarse sus diferentes miembros. lCual es la materia que servini de m6dulo? l,La mas noble, la mas util, Ia mas illl­

'1

:l portante 0 la mas extensa? l5e preferira la moraI a las matematicas, las matematicas a la teologia, la leo­logia a la jurisprudencia, la jurisprudencia a la histo­

e

ria natural. etc.? 5i nos atenemos a ciertas expresiones genericas que nadie entiende de la misma mancra, aunque todo el mundo se sirva sin contradicci(llI de

s

cllas, porque jamas se explican, y si a cada uno se piJc o bien los elementos 0 bien un tratado completo y ge­

)neral, no se tardara en advertir 10 vaga e indelefmi­nada que es esa medida nominal. Y quien haya creido

eJ

tamar can sus diferentes colegas precauciones 1~i1cs )

que cuadren mas 0 menos con sus planes los maleria­ eles que se les entregue, es un hombre que no liellL' la

tl menor idea del asunto ni de los colegas a quic!ICS

~-

asoda. Cada uno tiene su manera de sentiI' y de vcr. sRecuerdo que un artista a quien creia haber eXpUL'slO scon bastante exactitud 10 que habia de haccr para su arte, me trajo conforme a mi diseurso, segun prekn-,

i,dia 151, sabre la manera de tapizar con pape!. que ICxi­ sgia mas 0 menos una hoja de escritura y una mcdia plancha de dibujo, diez a doce planchas enorlIle~; y ycargadas de figuras, y tres gruesos cuadernos infolio, ede caracteres muy menudos, capaces de lienal' de uno t,ados volumenes en doceavo. Otro, pOl' el contrario, s a quien habia dado exactamente las mismas reglas que al primero, me trajo acerca de una de las manu­facturas mas amplias porIa diversidad de las obras que en ella se fabrican, de las materias que se em;

s

plean, de las maquinas de que se sirve y de los ma-e ' ­

AI

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EncicLo}Jedia Enciclopedin 8584

nejos que con elias se practican, un pequeno cai{llogo de palabras sin definici6n. sin explicaci6n, sin figura, asegurandome can gran tirmcza que su arle no conle­nia nada mas; suponia que el resto 0 no era ignorado o no podia escribirse. Habiamos esperado de uno de nuestros amatel/rs mas pagado de 51 miSlllo el articulo COMPOSICION EN PTNTURA (Watekt fl5 todavia no nos habia ofrecido su ayuda). Recibimos del amateur dos lineas de definicion, sin exactitud. sin estilo y sin i(] eas, con la humillante confesi(m de que no sabia mas,' me vi obligado a escribir el articulo COMPOSTCTON EN PIN­TURA yo, que ni soy amateur ni pintar. Estos fen6me­nos no me admiraron. Con lan paca sorpresa vi la misma diversidad entre los trabajos de los sabias y de las gentes de letras. La prueba esta en mil lugares de esta obra. Aqui aparecemos hinchados y voJumi· nosos, alli magros. pequefios, mezquinos. secos y des­carnados. En un lugar parecemos esqueletos; en otro tenemos aspecto de hidropicos. Alternativamente so­mos enanos y gigantes, eolosos y pigmeos; rectos, bien hechos y proporcionados; jorobados, cojos y contra­hechos. A todas estas rarezas anadid la de un discurso tan pronto abstracto, oseuro y rebuscado, como can mas frecuencia descuidado. rastrero y cobarde, y com­pararCis toda la obra al monslruo del artc poetico 0 in­cluso a cualquier cosa mas horripilante. Pero lodos estos defectos son inseparables de una primera tcntati­va y tengo por evidentemcnte demostrado que s610 el tiempo y los siglos vendnin a repararlos.

... * *

Distingo dos c1ases de llamadas: de cosas y de pa­labras. Las lIamadas de casas csc1arecen el objcto, indican sus vinculaciones proximas can las que a cllas inmediatamente se refieren y sus vinculaciones remo­tas can otras que se creeria aisladas; recuerdan las nociones comunes y los principios analogos; fortale­

een las consecuencias; entrelazan la rama y eJ tronco

'i dan al tada esa. nn\dad tan tavorable u. lahJ(\c;6n de la verdad y a la persuasion. Pero cuando sea pre­ciso, producinin tambien un efecto del todo opuesto; opondnin las nociones; contrastaran los prilicipios; ataeanin, quebrantaran, danin seeretamente la Yllelta a algunas opiniones ridlculas a las que no se osaria inslll­tar abiertamcnte. Si el autor cs imparciaL lcndnin siempre la doble [uudon de confirmar y refutar. de alterar y de conciliar.

Habria un gran artc y una infinita vcntaja cn estas ultimas llamadas. Toda la obra recibiria de ellas una fuerza interior y una utilidad secreta, cuyos sorelos efectos serian necesariamente sensibles can el t iempo. Todas las veces, por ejemplo. que mereciera respeto un prejuicio nacional, corresponderia a su articulo particular exponerlo respetuosamente y can todo su cortejo de verosimilitud y de seducci6n, pera se darla la vuclta al edificio de barro, se disiparia un vano l1Jont6n de polva remitiendo a los articulos donde prineipios s6­lidos sirven de base a las verdades opuestas. Estc modo de desenganar a los hombres opera can gran rapidez sabre los buenos espiritlls y opera infaliblc­mente y sin penosas consecuencias, secretamentc y sin rulda, sabre todos los espiritus. Se trata del axle de deducir t;icitamente las consecuencias mas fuertcs. Si estas Hamadas de contirmaci6n y de refutacicl!1 estan prevlstas a tiempo y preparadas can habilidad. dar{m a una Encidopedia ei caracter que debe tener un buen diccionario; ese caracter es cambiar la forma comun de pensar. Consicnto en que 1a obra que produzca esc gran efecto gencral tenga defectos de realizacion: pero su plan y su base serlin excelentes. La obra que no opere nada semejantc sera mala. Aunque se Ie pueda hacer alglin dogio, pasara ese elogio y la obm caer;i en el olvido.

Las llamadas de palabras son muy utiles. Cadll cien­cia, cada arte tiene su lenguaje. lAd6ndc iriamos a pa­

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86 Enciclopedia

rar si cada vez que se emplea un termino de arte hiciera falta en beneficia de la c1aridad repetir su de­finicion? jCuantas repeticionesl lY pllede dudars~ de que tantas digresiones y par6ntcsis, tantas extensiones no oscurecerian la obra? Tan cOl11un es ser difuso y os­curo como oscuro y conciso, y si e1 uno es a veces fati­goso, el otro es siempre aburrido. SoJamenle es preciso, cuando se utilizan esas palabras sin explicarJas. tener la mas escrupulosa atenci6n de remitir a los lugares en que de ellas se trata, y a los cuaIcs s6lo es condu<:ido uno pOl' analogia, especie de hila que no se encuentra en las manos de todo el mundo. En un diccionario uni­versal de las ciencias y de las artes puede uno verse obligado en varias circunstancias a suponer el juicio, la inteligencia y la penetraci6n; pero ell ninguno debe uno suponer conocimientos, Que un hombre poco in­teligente se lamenle, si quiere, 0 de la ingratitud de la naturaleza 0 de la dificultad del asunto. pero no del autor, si no Ie falta nada para entender Ili en 10 relativo a las cosas ni en 10 relativo a las palabras,

Hay una tercera clase de llamadas a la cual no con­viene ni abandonarse ni inhibirse pOl' completo; son las que, al acercar ciertos aspectos de las ciencias, cualidades amllogas en las sustancias naturales, pare­cidos manejos en las artes, conducirian 0 a nuevas verdades especulativas 0 a la perfeccion de las artes conocidas, 0 a la invenci6n de· artes nuevas, c~ a Ia restituci6n de antiguas artes perdidas. Esas llarlladas son obra del hombre de genio. Dichoso del que cs capaz de advertirlas. Este espiritll de combinaci()n. este instinto que detino aparecen en algunos de mis Pensarnientos sobre fa inrerpretacion de la natumle­z.a 66. Pero vale mas carrel' cl riesgo de conjeturas quj· mericas que dejar perder las tltiles. Esto es 10 que me anima a proponer las que siguen,

* * *

Enciclopedia 87

Finalmente, una clase de llamadas que pueden ser 0

de palabra 0 de cosa alas tlue t\e buena \lana. \hm\\r~ ",atirlc;as 0 cpignunaucas; tal es, por ejemplo, la que se encuentra en uno de nuestros artlculos 61, clande a continuaci6n de un pomposo elogio se lee: vease CA­PUCH6N 68. La palabra burlesca capuch6n podr{l IHlcer sospechar que el elogio pomposo es solo una ironia y que es precise leer con precauci6n el articulo y so­pesar exactamente todos los terminos.

No quisiera suprimir enteramente estas lIanlcldas, porque a veces tienen su utilidad. Se las puedc d iri­gil' secretamente contra ciertas ridiculeces. comll las llamadas filos6ficas contra ciertos prejuicios. Es mll­chas veces un procedimiento delicado y leve de rcelIa­zar una injuria sin casi ponerse a la defensiva y de arrancal' la mascara a personajes graves, qui Curios simulant et bacchanalia vivunt 69. Pero no me agrada su frccuencia; incluso la que he chado no me agrada. Frecuentes alusiones de esta naturaleza cubriria 11 de tinicblas una obra. La posteridad, que ignora pel] nc­fias circunstancias que merecen la pena serle trans­mitidas, no advierte la gracia de la oportunidad y mira esas palabras que nos divierten como puerilidade~;. En lugar de componer un diccionario serio y filos(J!iclJ, caemos en la bufonada. Bien pensado, preferiria que se dijera la verdad sin rodeos, y que si, pOl' desdicha o pOl' azal', tuviera que hablarse de hombres de n,pu­taci6n perdida, sin conocimientos, sin costumbrc" y cuyo nombre se hubiera convertido casi en un tennino deshonesto, nos abstuvieramos de nombrarlos bien pOl' pudor, bien pOl' caridad, 0 que cayeramos <;uttrc ellos sin contemplaciones, que se expusiera la Imi-, ig· nominiosa vergiienza de sus vicios, que se les l1arnara a SlI estado y a sus deberes con rasgos sangricnl\l:, y que se les persiguiera con la amargura del persa y la hiel de J uvenal 0 de Buchanan 70.

* * *

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88 Enciclopcdia Enciclopedia 89

Creemos advertir todas las ventajas de una enl['t'C­sa como esta en que nos ocupamos. Creemos haber tenido dcmasiada~ oeasiones de conoecr quc difieil era salir con cicrto cxito de un primer intcnto y cUcln!os talentos de un solo hombre, fucre q uien fuere. esta­ban por debajo de cste proyecto. Teniamos sobre cl asunto. mucho antes de haber eomenzado. una parte de las luces y toda la desconfianza que podia inspirar una Iarga meditaci6n. La expcriencia no ha dcbilitaclo esas disposiciones. Hemos vista. a mcdida que Ira­bajabamos, como se cxtendia la materia. c6mo se us­curecia la nomenclatura, tcmas traidos bajo una Blul­titud de nombres. c6mo los instrumentos. las m{tq Ul' nas y los manejos se lI1ultiplieaban sin medida, y C(1li10

se complicaban mas y mas los numerosos rodeos de un laberinto inextricable. Hemos visto cuunto coslaba asegurarse de que las ll1ismas cosas eran las miSlllllS y ellanto asegural'se de que otras que parecian muy diferentes no eran diferentes. Hemos visto que csLa forma alfabetica, que a cada instante nos deparaba descansos, que expandia tanta variedad en el trabiljo. y que desde este punto de vista parecia tan conveni,~n· te seguir en una obra larga. tenia sus dificultades. que era preciso veneer a cada momento. Hemos visto que exponia a dar a los articulos eapitalcs una cxtensiCll1 inmensa si metiamos en ellos todo 10 que Call bastan­te naturalidad se podia encontrar en ellos. y a tornar­los secas y empobl'ccidos si, con ayuda de las llama­das, los mondci.ba1l10s, y si excluiamos de ellos muchos objctos que no era posible separar. Bemus visto que imporlante y d ificil era guard'lr el termino media. tIe· mos visto cuantas casas inexactas y falsas se nos esca­paban y cuantas verdaclcras omitiamos. Hemos vista que s610 un trabajo de varios siglos podria introducir entre tantos materiales reunidos la verdadcra forma que lcs convcnia; dar a cada parte su extensi6n: re­ducir cada articulo a una ampHtud justa; suprimir 10 que hay de malo; suplir 10 que falta de bueno. y ler­

minar una obra que cumpliera el destino que se !labia propuesto cuando se emprendi6. Pero vimol: (]1l0 l1l1~1 de las mas considerables de todas las dificultades era producirla de una v~, por informe que [uese, y que no se nos arrebatariu el honor de haber vencido esc obs­taculo. Vimos que la Enciclopedia s610 podia set' el intento de un siglo fil6sofo; que habia lIegado est: si­glo; que la fama, lIevando a la inmortalidad los nom­bres de quienes la concluirian, no desdefiaria quiz[t cargar can los nuestros; y nos sentimos reanimullos por esta idea tan consoladora y tan dulce de que sc ha­blaria de nosotros cuando ya no existieramos; por ese murmullo tan voluptuoso que nos perrnitia escuchar en Ia boca de algunos de nuestros contemporaneos 10 que dirian de nosotros hombres por euya'instrucci6n y dicha nos inmolabamos, a quienes estimabamus y amabamos aunque todavia no existiesen. Sentimos des­arrollarse en nosotros ese germen de emulaci6n que roba a la muerte la mejor parte de nosotros l1liSlIlOS

y burla a la nada los unicos momentos de nucstra cxis­tencia de los que nos hayamos realmente gloriaJo, En efeeto, el hombre se llluestra a sus contemponincos y se ve tal cual es, cxtrafio compuesto de cualiuades sublimes y de vergonzosas flaquezas. Pero Jas flaq lIe­zas siguen a los despojos mortales hasta la tumba y desaparecen con ellos; la misma tierra los cubre. SCllo quedan las cualidadcs eternizadas en los mOnUl1lCnlOS que se Ievant6 a sf mismo 0 que debe a la veneraci6n y al agradecimiento publicos, honores de los que la conciencia de su propio merito Ie da un gozo anticipa­do. gozo tan puro, tan fuerte, tan real como ningun ot1'O, y en el que s610 puede haber de imaginario los tHulos sobre los que se fundan sus pretensiones. Los nuestros estan depositados en esta obra; la posteridad los juzgani.

Dije que s610 correspondia a un siglo fil6sofo iuten­tar una Eneidopedia. y 10 dije porque esta obra exige

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90 Enciclopedia

en todas sus partes una osadia de espiritu de la que comunmcntc se carece en los siglos de gusto pusHani­l"D.e. Hay que examinar10 toclo, removcrlo todo sin ex­cepci6n ni contemplaciones; atrcverse a ve,r, como nosotros comenzamos a estar convencidos de ella, que ocurre casi igual can los generos de la literatura que con la compilaci6n general de las leyes y can la pri­mera fundaci6n de las ciudades; que debieron su na­cimiento a un azar singularisimo, a una circunstancia extrafia, a veces a un impulso del genio; que quicnes vinieron despues de los primeros inventores no fueron, en su mayoria, mas que esclavos suyos; que realiza­ciones que cleberian mirarse como lin primer grado. ciegamente tomadas par el ultimo termino, en lugar de impulsar un urtc a su perfecci6n, sirvieron 5610 para retrasarlo, reduciendo a los demas hombres a la con­e1ici6n servil de imitadores; que tan pronto como sc dio un nombre a una composici6n de un cadlcler par­ticula r. era pn:cisll rlJodelar rigurosumente sobre esc esbozo tadus la~ (j'~m{IS que sc hicicron; que si apare­ci6 de cuandn (::rl '::lIandd un hombre de gcnio osado y original que. c:,II1Gado ,k·1 yugo recibido. :ie atrevi6 a sacucllrselo. apal'tarf>\: de': Ci1lTllnG camun y dllr a luz alguna obra a Ja que no f1,)(~ron exadamente aplicables el lJombre dado y las k~",;s pres~:ritHh. cayo en el 01­vida y en 61 pcnmmec(() mucho tiempo. Hay que de·· rribar todas esas viejas pucn\idades, dar ttl tcaste con Jas barreras que no haya planteado !a razcm. otorgar a las ciencias y a las artes una libertad que res es tan preciosa y decir a los ud1l1ir8.dorcs de la antigi.iedad: Llamad a £1 Mercuder de LO/ldres 71 como 0:, plazca, con tal que conveng:iis en que esta pieza brilla con bellezas sublimes. Era preciso un tiempo razolU:l,ior en que no se buscaran ya las reglas en 10$ anton;:i, sino en la naturaleza, y en que se aclvirtiera 10 fa\so y 10 verdadcro de tantas poctkas arbitnuias; lorna cl (crmi­no poetica en su acepci6n m[1S genera!, como un sis

Ellciclopedia 91

terna de reglas dadas segun las cuales, en el genero

que sea. se l)retende Que ha~ QUe. tt'db'd1'dt })'.l\'I,\ t~Mr exito.

* * * Examino nuestro trabajo sin parcialidad; yeo que

no hay quiza ninguna clase de falta que no hayamos cometido y me yeo obligado a confesar que apenas entrarian dos tercios de una Enciclopedia tal como la nuestra en una verdadera Enciclopedia. Es mucho, sobre todo si se conviene en que, al eellar los prime­ros cimientos de semejante trabajo, nos hemos visto forzados a tomar por base a un autor malo, quienquie­ra que fuese, Chambers, Alstedius 72 u otro. Casi nin­guno de nuestros colegas habria decidido trabajar si se le hubiera propuesto componer de nuevo toda su parte; todos habrian quedado horrorizados y no se hubiera hecho la Enciclopedia. Pero al prescntar a cada uno un rolla de papeles 73 que s610 se tralaba de revisar, corregir, aumentar, el trabajo de creaei(lll. que es siernpre el que se teme, desaparecia. y se dejaba uno engaiiar por la consideraci6n mas quimcricn. Pues esos jirones descosidos se hallaran tan inel)lilplctos, tan mal compuestos. tan mal traducidos, tan !Jcnos de ornisiones, de errores y de inexactitudes, tan contrarios a las ideas de nuestros colegios, que la mayoria las tiraron. iListima que no tuvieran todas cl mi~mlo va­lor! La unica ventaja que sacarian los primeros es Ja posibilidad de canocer de una ojeada la nomenclalu­ra de su parte, que habrian podido encontrar ,d me­nos tan completa en los indices de diferentes ui.':il"US 0

en cllalquier diccionario de lengua. Esa frivola ventaja cost6 bien cara. jCu{\Ilto ri(~mp()

perdido en la traducci6n de malas cosas!. i(·:lanto~

gastos para procurarse un plagio continuo!. i'll:(llltas faltas y reproches nos habriarnos ahorrado C( ill una simple nomenclatura! lyero hubiera bastado C:'!i\ pam decidir a nuestros colegas? Por 10 dcm{18. csa 111I8111il

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Enciclopcdia EllciclopeditJ 9392

parte s610 podia perfeccionarse con Ia realizaci6n. A medida que se escribe un trozo se desarroHa la no­menclatura. se presentan en trmnba los terminas que hay que definir; Began una infinidad de ideas para re­mitirlas a diferentes Iugares; 10 que no haee uno quc­da al menos indieado con una Hamada. como partici­paci6n de otro. En una palabra: la fuente de donde surgen las palabras es 10 que uno dice y se pregunta reciprocamente.

De donde se ve: 1." Que no era posible. en una primera cdici6n. emplcar un excesivo nllmero de co­legas, y que si nuestro trabajo no es completamen­te inMi}, un pequeno numero de hombres baslaria para 1a rcalizaci6n dc una segunda. Convendria aDlC­ponerlos a diferentes trabajadores subalternos u los que honrarian con las ayudas que ellos habrian reci­bido. pero ellya obm cstarian obligados a adoplar a fin de que no pudiesen dispensarse de dark los u1li11\08 loques. de que su propia reputacion estuviera en juego y de que se les pudiera acusar directamente de negli­gencia 0 de ineapacidad. Un trabajador que se aLreve a pedir que Sll l10mbre no t1gure al final de uno de sus articulos, confiesa que 10 encuentra mal hech!) 0

al menos indigno de el. Creo que. conformc a estc nuevo aspccto, no seria imposible que un solo hombre se encargase de la anatomia, de la mtxlicina, de Ia cirugia. de Ia materia medica y de una parte de la farmacia; otro, de la quimica. del resto de la farmada y de 10 que hay de quimica en las artes. como la me­talurgia, la tinlura, la orfebreria, una parte de la cal­dereria. de la fontancrla, de la prepuraci6n de los co­lores de todo genera, metiilicos 0 no, etc. Un solo hombre bien instruido en alglln arte del hierro abarca­ria los oficios del fabricante de davos, del cllchillero, del cerrajero, del herrero, etc. Otro versado en joyeria se encargaria de las artes del joyero. del diamanlista, del lapidario. del argentero. Siempre daria preferencia al hombre que hubiera escrito con exito sobre Ia ma­

teria de la que iba a encargarse. En cuanto a alluel

que en la actuaMad \1re\1arase \\I\\l abra sabre esa materia. s6lo Jo n""ptadu. po~ I;;olcgd s1 ya Illera amI­go nlio, si cODoc;era bien la honcadez de Sll Cia,teter,

si no pudiera, sin injuriarlo gravemente, recelar ltll se­creto designio de sacrificar nuestra obra a Ia suya.

2.0 Que la primera edici6n de una Enciclo[Jedill s610 puede ser una compilaci6n mlly informe e in­completa.

Pero. se me din\' l.como con todos esos defectos os ha sucedido que obtengais un exito que ninguna pro­dncci6n tan considerable jamas tuvo? A ello respondo que nuestra Enciclopedia tiene sobre cualquier otra obra. no ya de la misma extension, sino de cualquier extension. compuesta por un grupo a par un hombre solo, la ventaja de contener una infinidad de cosas nuevas y que inutilmente se buscaban en otra parte. Es la consecuencia natlual de Ia feliz elecci6n de aq lIe­llos que a ella se han consagrado.

1& Todavia no se ha hecho, ni durante mucho tiempo se hanl, una colecci6n tan considerable y tan hermosa de maquinas. Tenemos mil planchas aproximadalllen­teo Estamos dispuestos a no ahorrar nada en cl gra· bado. A pesar del prodigioso numero de figuras que las lIenan. hemos tenido el cuidado de no admitir nin­guna que no representase una maquina actual y activa en la sociedad. Comparense nuestros volumenes con la tan cacareada coleccion de Ramelli 74, el Teatro de las maquinas de Lupoid 75, 0 incluso con los volume­nes de maquinas aprobados por la Academia de Cien­cias 76, Y se juzgani si era posible sacar de todos estos volumenes reunidos veinte planchas dignas de entrar en una colecci6n tal como la que hemos tenido el va­lor de concebir y la dicha de realizar. Nada hay aq lIi de superfluo, de pasado, de ideal: todo estli en acci6n y vivo. Pero independientemente de ese merito y de la posible diferencia que pueda y necesariamente deba ha­ber entre esta primera edicion y las siguientes, l.no sig­

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nifka nada haber comenzado? Entre una infinidad de dificultades que par si mismas se presentanin a la mente, considerese lan s610 la de haber reunido un nUl11ero de colegas bastante grande que, sin conocer­se, parecen concurrir tadas amistosamente a una obra comun. Gentes de Ietras hicieron par sus semejantes y sus iguales 10 que jamas se hubiera conseguido de ellos mediante ninguna otra consideraci6n. A ese mo­tivo debemos nuestros primeros colegas y a la misma causa debemos los que a diario se unen a nosotros. Entre todos ellos reina una emulaci6n, un respeto, una concordia que apenas podria imaginarse. No se limi­tan a prestaI' la ayuda prometida, sino que, incluso, realizan mutllos sacrificios. cosa mucho mas diffci!. De ahi tantos articulos que parten de manos extrafias sin que ninguno de los que se habian encargado de las . ciencias a que pertenecen se hayan sentido ofendidos I jam{ls. Y es que no se trata aqui de un interes parlicu- i. lar; y es que no reina entre nosotros ningun tipo de celos persona1es. y que la perfecci6n de 1a obra y la " utilidad del genera humano crearon el sentimiento ge­neral de que nos sentimos animados.

ESCANDALOSO, adj. (Gram.), que causa escandalo; se dice de casas y de personas. Asegurar, como han hecho algunos escritores de la Compania de Jesus. que no eshi permitido a todo el mundo disponer de la vida de los tiranos. es una proposici6n escandalosa, porque da a entender que aparentemente hay perso­nas a quienes les esta permitido el tiranicidio. La doc­trina del probabilismo es una doctrina escandalosa. La invitaci6n que el padre Pichon 11 hace a1 pecador de acercarse todos los dias a los sacramentos sin amor de Dios, sin cambial' de conducta. es una invitaci6n escandalosa. El elogio de la obra de Busenbaum 18

que se lee en las Mimoires de Trevoux 19 es escanda­loso. Los sacerdotes arrastrados ante los tribunales t

ES{Ji'losisla. Experimental 95

civiks POl' asuntos de banea y de comercio. y conde­llad'\s pOl' los jurisconsultos a pagar sumas ilicitamen­te de hidas y mas ilicitamente attn rehusadas, son hom­bre:i cSCGndalosos 80. Los sacerdotes que permiten re­pre,.nLar farsas en un teatro y bailar en el recinto de sus\sas a los ninos confiados a sus cuidados, can­funcl1dos can histriones, ofrecen un espectaculo escall­dalon Al. Encontrariamos todo genero de ejemplos esca ndalosos sin apartarnos de a111: pero hay algunos de k:; que seria dificil hablar sin escanda1izar extraor­din" I iamente a las mujeres, a los hombres y a los nifiD' .

E:;PJNOSISTA, s. m. (Gram.) 82, sectario de la filoso­fia ele Espinosa. No hay que confundir a los espi­Ilo.l'i\fas antiguos can los espinosistas modernos. El prinei pia general de estos es que la materia es sensi­ble, 1, 1 que demuestran mediante e1 desarrollo del hue­va, cuerpo inerte, que can el solo instrumento del calol graduado pasa al estado de ser que siente y vive, y nwcl iante el crecimiento de todo animal que en su principia es s610 un punta, y que gracias a la asimila­cion ill1tritiva de las plantas, en una palabra. de todas las ~;lIstancias que sirven para 1a nutrici6n, se convier­te ell \111 gran cuerpo que siente y vive en un espacio grande. De ahi conc1uyen que s610 existe la materia, y qUi: ella basta para explicarlo tada 83. En 10 demas sigmon el antiguo espinosismo en todas sus conse­cuencias.

E" "FRIMENTAL. adj. (Filoso!. nat.). Se llama filo­sofia experimental a la que se sirve de los experimen­tos pMa descubrir las 1eyes de la naturaleza. (Vease EXPI.F IENCIAS.)

Los antiguos, a los que nos creemos muy superiores en 1<1'; ciencias, porque nos parece mas corto y mas