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74 [2061 REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LXVII . 196 Faltan trabajos generales y aun referencias a títulos concretos; es por ello que en esta bibliografía he recu- rrido a dar para el lector interesado aquellos trabajos que sin tener dimensión histórica pueden servir, por haber sido realizados en aquellos arios, a esclarecer algún aspecto de interés. ANeneuro: Leyendas Infantiles. «Gaceta de la Prensa Española» núm. 17. Madrid. Octubre 1943, pp. 263 a 267 ANÓNIMO: La revista infantil Chicos. «Gaceta de la Prensa Española» núm. 19. Madrid. Diciembre 1943, páginas 389 a 392. GASCA, Luis: Historia y anécdota del tebeo en Espa- ña. Aula Nueva de Extensión Cultural (Zaragoza). Mayo 1965, 17 pp. Consultar para este período pá- ginas 8 a 13. MARTÍN, ANTONIO: Prensa infantil: Pasado y presente (Libro de varios autores). Comisión de Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles. Madrid, 1967, 122 pp. Consúltense para este período pp. 25 a 27 y 75, 76, 84, 87, 88. MONTAÑÉS FONTENLA, LUIS: Un nuevo aspecto de la actividad editorial. La publicación de cuadernos in- fantiles de historietas gráficas. «Bibliografía Hispá- nica», año IV, núm. 6. Madrid. Junio 1945, pp. 343 a 355. PÉREZ DE URBEL, FRAY J USTO: Nacimiento y buena vida de la revista Flechas y Pelayos. «Gaceta de la Pren- sa Española» núm. 17. Madrid. Octubre 1943, pági- nas 259 a 262. Le revista infantil Maravillas. «Gaceta de la Prensa Española» núm. 18. Madrid. Noviembre, 1943, pági- nas 323 a 326. Esta bibliografía debe completarse con el estudio de los libros y documentos que ayuden a comprender la situación económica, política y social de España en aquellos arios. Y sobre todo, y más que cualquier bi- bliografía, importa que el experto maneje tebeos, cuan- tos más mejor. Para completar diversos aspectos del estudio de este periodo he contado con la ayuda de diversas personas que me han facilitado datos, compulsado conmigo las fechas, me han ayudado a encontrar colecciones per- didas o han matizado alguno de mis afirmaciones de cara a su publicación. Quiero desde aquí agradecer su colaboración a Alberto Viña, Antonio Lara, Estre- lla Espada, Francisco Bruguera, Consuelo Gil, José Canellas, José Altabella, Juan B. Puerto, Jorge Pa- renti y Juan Baygual. La enseñanza profesional en España RICARDO V. FELIU, S. J. El nuevo Estado español, forjado a fuerza de sacrificios y después de largas y crueles conmo- ciones sociales y políticas, va a la cabeza en un sector de la Enseñanza: en la Enseñanza Pro- fesional. Le corresponde la gloria única de haber- la organizado e impulsado en España. SE ABRE PASO LA ENSEÑANZA PROFESIONAL Para situar esta cuestión recordemos a grandes rasgos algunos datos que nos suministra nuestra historia docente. Cuando concluía su reinado la Casa de Austria, el solar español albergaba mu- chas escuelas y colegios, todos gratuitos, funda- dos y dotados unos por próceres de la Iglesia o del Estado, otros por «indianos», como diríamos después, analfabetos quizá., pero ricos y deseosos de que los niños de su pueblo no fueran crecien- do en la ignorancia ni arrojados al torbellino de la vida con tan ruda preparación como la de ellos. Cumpliéronse dos siglos poco ha, el 2 de abril de 1967, de la expulsión de la Compañía de Jesús por Carlos III. Dirigía entonces esta orden reli- giosa ciento doce Centros de Enseñanza, fun- daciones particulares todos ellos y gratuitos. Los internados y de pago llamäbanse colegios de no- bles y eran sólo tres: en Madrid, Barcelona y Calatayud. Los padres escolapios dirigían tam- bién sus escuelas pías, aunque no eran tantas. Abundaban también por el suelo de España los Centros de Enseñanza Superior; cada veinte le- guas podíamos encontrar uno de ellos, reducido después su número durante el reinado de Fe- lipe V. No había llegado aún el tiempo de la instruc- ción pública tal como ahora la entendemos. En 1780 se creó el Colegio académico del noble arte de primeras letras; y en 1783 comenzaron las escuelas gratuitas para niñas en Madrid. Las Cortes de Cádiz, en el artículo 9 de su Constitución, establecían una Dirección General de Estudios y ordenaban crear escuelas prima- rias en todos los pueblos del reino. Más tarde la Ley Moyano, de 1857, significó el primer co- nato por hacer asequible los estudios en unos y otros grados de la Enseñanza. El reglamento de 1859 consolidaba el plan de Bachillerato. En 1901 aparecía el Ministerio de Instrucción Pública,

La enseñanza profesional en España

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74 [2061 REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS

LXVII . 196

Faltan trabajos generales y aun referencias a títulosconcretos; es por ello que en esta bibliografía he recu-rrido a dar para el lector interesado aquellos trabajosque sin tener dimensión histórica pueden servir, porhaber sido realizados en aquellos arios, a esclareceralgún aspecto de interés.

ANeneuro: Leyendas Infantiles. «Gaceta de la PrensaEspañola» núm. 17. Madrid. Octubre 1943, pp. 263a 267

ANÓNIMO: La revista infantil Chicos. «Gaceta de laPrensa Española» núm. 19. Madrid. Diciembre 1943,páginas 389 a 392.

GASCA, Luis: Historia y anécdota del tebeo en Espa-ña. Aula Nueva de Extensión Cultural (Zaragoza).Mayo 1965, 17 pp. Consultar para este período pá-ginas 8 a 13.

MARTÍN, ANTONIO: Prensa infantil: Pasado y presente(Libro de varios autores). Comisión de Información yPublicaciones Infantiles y Juveniles. Madrid, 1967,122 pp. Consúltense para este período pp. 25 a 27y 75, 76, 84, 87, 88.

MONTAÑÉS FONTENLA, LUIS: Un nuevo aspecto de laactividad editorial. La publicación de cuadernos in-fantiles de historietas gráficas. «Bibliografía Hispá-

nica», año IV, núm. 6. Madrid. Junio 1945, pp. 343a 355.

PÉREZ DE URBEL, FRAY JUSTO: Nacimiento y buena vidade la revista Flechas y Pelayos. «Gaceta de la Pren-sa Española» núm. 17. Madrid. Octubre 1943, pági-nas 259 a 262.

Le revista infantil Maravillas. «Gaceta de la PrensaEspañola» núm. 18. Madrid. Noviembre, 1943, pági-nas 323 a 326.

Esta bibliografía debe completarse con el estudio delos libros y documentos que ayuden a comprender lasituación económica, política y social de España enaquellos arios. Y sobre todo, y más que cualquier bi-bliografía, importa que el experto maneje tebeos, cuan-tos más mejor.

Para completar diversos aspectos del estudio de esteperiodo he contado con la ayuda de diversas personasque me han facilitado datos, compulsado conmigo lasfechas, me han ayudado a encontrar colecciones per-didas o han matizado alguno de mis afirmaciones decara a su publicación. Quiero desde aquí agradecersu colaboración a Alberto Viña, Antonio Lara, Estre-lla Espada, Francisco Bruguera, Consuelo Gil, JoséCanellas, José Altabella, Juan B. Puerto, Jorge Pa-renti y Juan Baygual.

La enseñanza profesionalen EspañaRICARDO V. FELIU, S. J.

El nuevo Estado español, forjado a fuerza desacrificios y después de largas y crueles conmo-ciones sociales y políticas, va a la cabeza en unsector de la Enseñanza: en la Enseñanza Pro-fesional. Le corresponde la gloria única de haber-la organizado e impulsado en España.

SE ABRE PASOLA ENSEÑANZA PROFESIONAL

Para situar esta cuestión recordemos a grandesrasgos algunos datos que nos suministra nuestrahistoria docente. Cuando concluía su reinado laCasa de Austria, el solar español albergaba mu-chas escuelas y colegios, todos gratuitos, funda-dos y dotados unos por próceres de la Iglesia odel Estado, otros por «indianos», como diríamosdespués, analfabetos quizá., pero ricos y deseososde que los niños de su pueblo no fueran crecien-do en la ignorancia ni arrojados al torbellinode la vida con tan ruda preparación como la deellos.

Cumpliéronse dos siglos poco ha, el 2 de abrilde 1967, de la expulsión de la Compañía de Jesús

por Carlos III. Dirigía entonces esta orden reli-giosa ciento doce Centros de Enseñanza, fun-daciones particulares todos ellos y gratuitos. Losinternados y de pago llamäbanse colegios de no-bles y eran sólo tres: en Madrid, Barcelona yCalatayud. Los padres escolapios dirigían tam-bién sus escuelas pías, aunque no eran tantas.Abundaban también por el suelo de España losCentros de Enseñanza Superior; cada veinte le-guas podíamos encontrar uno de ellos, reducidodespués su número durante el reinado de Fe-lipe V.

No había llegado aún el tiempo de la instruc-ción pública tal como ahora la entendemos. En1780 se creó el Colegio académico del noble artede primeras letras; y en 1783 comenzaron lasescuelas gratuitas para niñas en Madrid.

Las Cortes de Cádiz, en el artículo 9 de suConstitución, establecían una Dirección Generalde Estudios y ordenaban crear escuelas prima-rias en todos los pueblos del reino. Más tardela Ley Moyano, de 1857, significó el primer co-nato por hacer asequible los estudios en unos yotros grados de la Enseñanza. El reglamento de1859 consolidaba el plan de Bachillerato. En 1901aparecía el Ministerio de Instrucción Pública,

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muy necesario si sus ambiciones eran respondera su titulo, pues el 56 por 100 de los españoleseran analfabetos.

Sin embargo, las revoluciones y los trastornospolíticos y legislativos del siglo xix acabaroncon muchos Centros de Segunda y aun de Pri-mera Enseñanza. Desvinculados unos de otros,el Bachillerato y los estudios universitarios que-daron para los sectores pudientes, únicos quetenían acceso a los bienes de la educación.

Faltaban también iniciativas que abrieran ho-rizontes y opciones académicas a los adolescen-tes cuando concluyeran el Bachillerato y paraofrecerles puestos de trabajo después.

Las ideas transpirenaicas, de tanto influjo en-tre nosotros, estuvieron marcando su huella du-rante siglo y medio en nuestra legislación y ennuestros procedimientos escolares. Quintana, pre-sidente de la Dirección de Estudios en 1836, habíasuprimido la autonomía universitaria; y el mo-nopolio estatal, agonizante, por fin, ha duradohasta hoy.

En cuanto a los estudios profesionales, ten-gamos en cuenta que el 8 de junio de 1813 undecreto de las Cortes de Cádiz había suprimidolos gremios y autorizado el ejercicio libre de cual-quier industria sin examen previo, sin título nigarantía alguna. Eso era desinteresarse por la for-mación técnica de los muchachos españoles. Pri-vados, por otra parte, los oficios de su rango ydignidad profesional, social y humana, desapa-reció el trabajador cualificado y todos ellos seconfundían en una masa anónima, amorfa yanalfabeta.

En agosto de 1824 apareció el Real Conserva-torio de Artes, que promovía la Enseñanza Pro-fesional artesana. Su título equívoco fue sustitui-do en 1871 por el de Escuelas de Artes y Oficiosde Madrid. Un decreto de 5 de noviembre de1886 la extendía a otras provincias y reglamen-taba sus estudios. Pero esta escuela, polarizadaalrededor de las actividades artísticas, dejó a unlado las Enseñanzas técnicas e industriales. En1850 habían aparecido los Centros de ingenieríatambién en la capital. Y eso era todo.

Los pocos niños españoles que al abandonar laescuela preferían continuar los estudios no en-contraban ningún Centro Profesional a dondeacudir... En una palabra, la Enseñanza Profesio-nal, casi desconocida, estaba padeciendo tambiénlas consecuencias de aquel anárquico abandonocaracterístico del siglo xnc tan funesto en nues-tra historia.

BALBUCEOSY VUELTA A EMPEZAR

Puede decirse que hasta 1928 no comenzó enEspaña la restauración de los estudios profesio-nales, transcurrida ya una centuria larga de inac-

tividad e inmovilismo. El rey don Alfonso XIIIpromulgó aquellos estatutos. Fue durante la dic-tadura del general Primo de Rivera. El ministrode Trabajo, Comercio e Industria era don Eduar-do Aunós, procurador también en las Cortes el14 de julio de 1955, cuando otro ministro, el deEducación, presentaba a nuestro Cuerpo legis-lativo la nueva Ley de Enseñanza Profesional.

Pero aquel régimen mixto de fábrica y escuela,eficaz en países industrializados de Europa, re-sultó inadaptable a España. Entonces la mayorparte de la población infantil rural no asistía alas aulas o las abandonaba a los diez o doce años;un 40 por 100 de los españoles seguían siendoanalfabetos. Por otra parte, a la Enseñanza Pro-fesional le falló la base; aquella estructura téc-nica y administrativa de nuestra industria tam-poco ofrecía consistencia para la formación desus aprendices; y las escuelas profesionales dela dictadura hubieron de limitarse a los estudiosprimarios y poco más; fue lo único posible en-tonces. El estatuto de 1928 no produjo los resul-tados apetecidos, aunque prácticamente señalóla pauta a la Enseñanza Profesional durante al-gunos arios del nuevo régimen.

En 1940, la Organización Sindical inició suscursos de Formación Profesional.

No pasaron mucho del millar los alumnos detoda España y menos de ciento fueron los pro-fesores. En 1946 las escuelas profesionales eran 96;sólo 40 ofrecían estudios para maestro industrial,como llamaban entonces a un oficial primero deahora; otras no pasaban de iniciar al alumnopara que ingresara después como aprendiz enuna industria; algunas de aquéllas reducían sudocencia a la Primera Enseñanza con unas prác-ticas manuales elementalísimas; por lo común,suministraban conocimientos propios de un ofi-cial de tercera, es decir, de un aprendiz o deun peón especializado.

Además, como indicamos, faltaban profesores,planes de estudio, método, orientaciones, insta-laciones, literatura y material escolar. Los edifi-cios eran inadecuados; la base económica, alea-toria e insegura. Por otra parte, amplios sectoresde nuestra sociedad consideraban las escuelas deEnseñanza Profesional casi casi como asilos debeneficencia o para chicos subdesarrollados. To-davía en 1951 las escuelas elementales de trabajoyacían en completo abandono, absorbida la pre-ocupación de los gobernantes durante aquellosaños por la escasez, el aislamiento, el bloqueo aque las naciones nos habían sometido; y por tan-tos otros cuidados que, como la reconstrucción dela patria y del Estado, les había ido reclamando.Era necesario comenzar otra vez desde la naday liquidar definitivamente aquella larga situaciónde abandono y desorden en que yacían los estu-dios profesionales. La infancia y juventud obrerareclamaba todas las atenciones y preferenciasdel Estado y de la sociedad española.

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EL DERECHO NATURALA LA EDUCACION

En efecto, esos niños adolescentes, los menosatendidos hasta ahora, son los más necesitadosde conocimientos y los más desprovistos de me-dios para adquirirlos. Era preciso alumbrar lostalentos latentes en el fondo de esos espíritus,movilizar y desarrollar las disposiciones intelec-tuales y corporales para que rindan mejor y esti-mularlos a todos. Un sentido humano y cristianolo exigia.

Juan XXIII dice: «Es un derecho natural delhombre el acceso a los bienes de la cultura. Poreso es igualmente necesario que reciba una ins-trucción fundamental común y una formacióntécnica y profesional de acuerdo con el progresode la cultura en su propio país. Este fin exigeesfuerzo para que los ciudadanos puedan subir,si su capacidad intelectual lo permite, a los másaltos grados de los estudios, de tal forma quedentro de lo posible alcancen en la sociedad loscargos y responsabilidades adecuados a su talentoy a la experiencia que hayan adquirido» (Pacen'in terris, 13).

Y Su Santidad Pablo VI, vinculando la culturacon el desarrollo de los pueblos, iba a escribirestas palabras el 26 de marzo de 1967: «Decirdesarrollo es, efectivamente, preocuparse tantopor el progreso social como por el crecimientoeconómico. Este depende, en primer lugar, delprogreso social. Por eso, el primer objetivo de unplan de desarrollo es la educación básica. Elhambre, en efecto, de instrucción no es menosdeprimente que el hambre de alimento: un anal-fabeto es un espíritu subalimentado. Saber leery escribir, adquirir una formación profesional,es recobrar la confianza en si mismo y descubrirque se puede progresar al mismo tiempo que losdemás... La alfabetización es para el hombre unfactor primordial de integración social, no me-nos que de enriquecimiento personal, y para lasociedad es un instrumento privilegiado de pro-greso económico y de desarrollo» (Populorumprogressio 34 y 35).

Por tanto, entre los derechos y deberes natu-rales de un ser hemos de conceder un lugar pri-vilegiado a la educación, que no consiste sino ennutrir lo distintivo y específico del hombre comoes su espíritu.

Es un empeño humano, y cristiano también,facilitar a los jóvenes obreros y suavizarles sufuturo y penoso trabajo con la técnica en el ma-nejo de la máquina.

Las vicisitudes y el porvenir de la Patria recla-maban también ese interés por la EnseñanzaLaboral; y he aquí otro aspecto, si no el primero,muy ponderable. El progreso en cualquier clasede actividades depende ante todo de los hombresy de su educación. Si cada español es un espe-cialista, es un profesional y logra entusiasmarsecon su trabajo, la reconstrucción y el perfeccio-namiento del país están asegurados.

Alemania y el Japón se levantaron rá.pidamen-

te después del desastre gracias a la elevación cí-vica y cultural de sus hombres. Indudablementepodemos atribuir el bajo nivel económico y elatraso industrial y aun cívico de nuestro pueblo,ante todo, a la ausencia de una verdadera edu-cación profesional. Ese cuidado y desarrollo denuestras facultades humanas condiciona, guía ymide cualquier expansión económica y toda pro-moción social.

Era una necesidad inaplazable la de abrir loslos estudios de Grado Medio a un número siem-pre creciente de adolescentes españoles y, sobretodo, establecer definitiva y frondosamente En-señanzas Profesionales que pusieran los nivelessuperiores de la cultura al alcance del esfuerzopersonal.

Brevemente indicamos sus vicisitudes durantelos primeros lustros del Movimiento.

UNA PIEZA MAESTRADE POLITICA DOCENTE

Llegó así el 14 de julio de 1955. Ante el plenode las Cortes españolas, don Jesús Rubio, minis-tro de Educación Nacional, pronuncia un dis-curso rebosante de espiritu cristiano y patriótico.

La justicia conmutativa y la justicia social noquedarán satisfechas mientras no suministremosal trabajador medios suficientes para adquirirla competencia indispensable. Y como la empresacon su salario y otras contribuciones anejas nopodrá por sí sola cubrir todas las exigenciasde esa formación profesional, es necesario queintervengan el Estado y las entidades sociales.Además, para sobreponerse el hombre a la má-quina y dirigirla como inteligente hijo de Dioshasta conseguir la paz y el bienestar humanonecesita una preparación «alta, consciente yfirme».

Otras razones intervienen: de la masa informedebemos hacer pueblo cuyas minorías rectoras,dotadas de creencias y sentimientos compartidosen comunidad, se extraigan de la corriente deltrabajo. La formación profesional dará acceso ala propiedad privada. La propiedad del saber esla primera de todas. Dueño de sus conocimientos,el trabajador será también propietario de sí mis-mo y de los frutos crecientes de sus esfuerzo&Equipado de esa forma podrá abrirse caminohacia su independencia económica, y por ahí alejercicio de la virtud y al disfrute de la verda-dera libertad.

Forjado así «el carácter y el espíritu de losfuturos oficiales y maestros», ellos serán al mis-mo tiempo «alféreces de una más cristiana y jus-ta España», pues nuestra Ley considera a los es-tudios profesionales «como una rama muy prin-cipal de la educación»; y los inserta por eso «enel tronco vivificante de los valores y principios:de la fe cristiana y de las orientaciones funda-mentales del Movimiento nacional».

En adelante se multiplicarán las iniciativas de

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todas las entidades estatales y no estatales pararealizar esas aspiraciones, solución a la vez deagudos y múltiples problemas laborales, educati-vos, sociales, políticos.

El ministro no manifestó ninguna preocupaciónpor las colaboraciones solicitadas; al contrario,estaba seguro de recibirlas. En efecto, toda aque-lla represada eflorescencia respondía a los latidosinternos de la sociedad española, deseosa de ma-nifestarse.

Diversas instituciones dirigían por aquella fe-cha muchas escuelas profesionales e iban a se-cundar con largueza las legítimas y nobles de-mandas de un Estado incapaz por sí solo desustentarlas, según confesaba el ministro de Edu-cación, pero dispuesto a protegerlas resuelta-mente y a distribuir con equidad los fondos en-tre los Centros Profesionales de fundación pri-vada, sobre todo «los confiados a institucioneseclesiásticas».

Seguía diciendo el ministro: «Reentroncada lanación con su más honda veta histórica, avivadoel sentido del servicio a la justicia, vigoroso elproceso económico, España tenía por obligaciónde ejemplaridad cristiana y nacional, y aun porsimple exigencia humana, que ponerse en piepara lanzarse a la santa empresa de la educacióntotal y de la formación técnica, industrial y agrí-cola, artesana y fabril de sus juventudes. Teníaque devolver a las jóvenes gentes trabajadorasla seguridad de que sus oficios cuentan con elrespeto de toda la nación; poner a su alcancelos instrumentos, las escuelas, los laboratorios,las máquinas y las bibliotecas, los medios audio-visuales, el profesorado, sobre todo el profesora-do, para que nada de las técnicas modernas lesresultasen ajenas en la medida en que sean ne-cesarias para asegurar la marcha ascensional dela nación. ¡Qué arrolladora y bendita misión lanuestra, misión de rescate y de capitanía! Hacersentir de nuevo a nuestros obreros la gloria enpotencia de ser los acreedores de la España fu-tura; los artífices de los nuevos hogares para laIglesia, para el saber o para la industria; hastamerecer que sus sepulcros un día sean honradoscomo hoy se honran, más que los de los caba-lleros, los sepulcros de los artesanos en la viejacatedral de Barcelona como un símbolo de unanueva y eterna, cristiana y española, nueva yeterna jerarquía de valores, de afanes, de espe-ranzas.»

Empezaba ya, organizada, sistemática y oficial,la Enseñanza Profesional en todos sus grados,y planteada con esa elevación espiritual expuestapor el ministro.

ALTOS IDEALESDE LA

FORMACION PROFESIONAL

No se trataba de explotar al obrero para pro-ducir más, sino de formar al hombre hecho aimagen de Dios. Convertirlo en una máquina de

rendimiento intensivo costaría menos dinero, tra-bajo y tiempo que transformarlo en un ser hu-mano, según el más digno sentido de la palabra,en un ciudadano y en un cristiano. Por encimaY antes de sus implicaciones económicas, la For-mación Profesional es un movimiento de huma-nismo cristiano y fraternal.

Se necesita ante todo despertar en los pro-ductores la conciencia de la dignidad del traba-jador cristiano. Para empezar, allí estaban es-perando ya los niños y los jóvenes españoles, másdúctiles y maleables, bien dotados y dispuestosmuchos de ellos. Antes de depositar pericia téc-nica en sus manos era preciso nutrir su cabezacon los conocimientos de una cultura humanay cristiana.

En recientes declaraciones, el reverendo padrePedro Arrupe, general de la Compañía de Jesús,decía: «Lo más necesario en un plan de desarro-llo es la formación de los hombres; no solamentela formación escolar y literaria, sino la forma-ción de la persona misma, su carácter, su per-sonalidad. Hoy lo más necesario en el mundo,y sobre todo en los países en desarrollo, son hom-bres que sepan valorar el trabajo, Que tenganprincipios sanos y una voluntad eficaz para re-ducirlos a la práctica.»

Y Su Santidad Pablo VI, en la encíclica Popu-lorum progressio, dice también: «Si para llevara cabo el desarrollo se necesitan técnicos cadavez en mayor número, para este mismo desarro-llo se exige más todavía pensadores de reflexiónprofunda que busquen un humanismo nuevo, elcual permita al hombre moderno hallarse a símismo, asumiendo los valores superiores delamor, de la amistad, de la oración y de la con-templación. El porvenir del mundo corre peligro,afirma gravemente el Concilio, si no se formanhombres más instruidos en esta sabiduría.»

El mismo padre Arrupe comenta así estas pa-labras: «El desarrollo, tan justamente deseadoy laboriosamente conseguido, se convierte en ele-mento negativo si es sólo desarrollo material.»

Para lograr la comprensión de estas ideas enEspaña fue necesario vencer muchos prejuiciosy desconfianzas: aquella sociedad había visto asus aprendices, oficiales y maestros formándoseen el taller o en la fábrica al lado de las má-quinas en plena ebullición y no en las aulas. Eradifícil hacerle comprender que los hombres hande pasar primero por éstas antes de empuñarlas herramientas de trabajo.

El nuevo sistema educativo venía ante todo aformar la inteligencia y la voluntad del hombrepara hacerle salir de su simplismo, enriquecerlocon hábitos mentales de razonamiento que le su-ministraran una personalidad equilibrada e inde-pendiente; darle todo ese sentido de orden, decomprensión, de perfeccionamiento, comunicadopor el estudio a fin de que llegara a aplicarsea un trabajo racional y consciente que permi-tiera al obrero sentirse elevado en su condiciónsocial y ennoblecido hasta poder alternar, dis-

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frutar y ejercer mejor los beneficios y los servi-cios de una ciudadanía española y cristiana.

El cardenal Herrera Oria, en febrero de 1967,dirigia al excelentísimo señor don Juan JesúsGonzález, presidente de la Federación Españolade Antiguos Alumnos de Jesuitas, una carta dela que copiamos estos párrafos: «El mayor bienque se puede hacer al hermano es no tanto alar-garle la limosna con que puede satisfacer lanecesidad de hoy, cuanto procurar su educaciónindividual y facilitarle la formación social paraque pueda por sí mismo obtener los bienes nece-sarios para la vida de una manera permanente.A ese capítulo pertenecen todas las institucionesde formación popular...

Guardar el principio cristiano, tan humano ytan fecundo en lo económico de que los que esténen zonas superiores por la cultura o por sus me-dios económicos, se acerquen al pueblo para des-cubrir en él con amor fraternal todos los valorespotenciales que él posee y que necesita para serútil a sí mismo y a la sociedad. Quien los des-cubra que los eduque, los asocie, los preste —pres-te, no done—para que ellos por sí mismos, trans-formados en hombres nuevos, sean fuente de ri-queza para la humanidad...

Inmenso el bien que en los últimos lustros harecibido el pueblo en todos los grados de la edu-cación, ya por la creación de Centros nuevos, yapor la multiplicación de las becas de estudio.Inmensa es la obra del Estado; inmensa, segúnsus medios, la cooperación de la Iglesia.»

UNIDAD ENTRELOS HOMBRES DE ESPAÑA

No podían seguir existiendo en España aque-llas dos clases tan distanciadas culturalmente yde una dificilísima integración y aun convivenciasocial.

«El problema de España, diría el catedrático yconsejero de Educación Nacional, don José MaríaMohedano, es en el fondo, como el de todos lospaíses en vía de desarrollo, un problema de cul-tura y educación. Porque mucho más irritantesque las diferencias económicas son las culturales,que separan y aíslan impidiendo una auténticaintegración social.»

Además, hacia el ario 1960 los alumnos de En-señanza Media eran unos 474.000; de ellos, sólo70.000 continuaban los estudios. Gran parte delos restantes tenían que mendigar puestos admi-nistrativos para los que no estaban preparados.Y como el número de alumnos de bachilleratoaumenta en un 10 por 100 anual, la suerte demuchos de ellos hubiera sido muy incierta y lasperspectivas aterradoras si las escuelas profesio-nales no hubieran abierto sus puertas para acogera gran parte de aquella población juvenil, deseosade estudiar pero sin otra alternativa, entonces,que el bachillerato.

El nuevo Estado, cuya consigna desde el prin-

cipio fue la unidad entre los hombres y las tie-rras de España, sintió la necesidad de rellenarel abismo cultural, moral y ciudadano que a unosy otros separaba.

«Nuestro régimen —había escrito José AntonioPrimo de Rivera— hará radicalmente imposible lalucha de clases, por cuanto todos los que coope-ran a la producción constituyen en él una tota-lidad orgánica.»

Democratizar la enseñanza fue también unode los fines de esa ley, que ya citamos, promul-gada en abril de 1967, sobre la unificación delos estudios primarios superiores con el primerciclo de la Enseñanza Media. Este contaba, engrado elemental, 17 modalidades de bachilleratoclásico y de bachillerato laboral. Unificados yalos estudios de todos los niños y adolescentes es-pañoles entre los diez y los catorce arios, un títuloúnico permite optar y elegir una cualquiera delas diversas ramificaciones literarias, científicas,profesionales, laborales del bachillerato superior.

El Concilio Vaticano II exigirá también de loscatólicos ir nivelando la diferencia de clases ytender a la unidad, no sólo en el orden económi-co, sino en el de la educación, en el de las rela-ciones sociales, en el de la ciudadanía. «Por pri-mera vez en la historia todos los pueblos estánconvencidos de que los beneficios de la culturapueden y deben extenderse realmente a todas lasnaciones» (Gaudium et Spes, 9).

Por eso, la educación profesional no podía serunilateral ni aislarse de los valores religiosos, desu contenido humano ni de su urdimbre social.Sería un error considerarla destinada exclusiva-mente al crecimiento industrial y económico delpaís. «No puede estar orientada—sigue diciendodon José María Mohedano-- por directrices me-ramente económicas o técnicas, sino que debeatender fundamentalmente a un ordenamientobásico, a la formación integral de la juventudtrabaj adora.»

Es verdad que los imperativos de orden prác-tico impulsan también la preocupación del gober-nante por la formación de los hombres del tra-bajo. Aun dejando aparte los móviles de éticasocial, la mano de obra formada y especializadafavorece, según dijimos, el progreso de un pais,a la vez que constituye el orgullo, la abundancia,el bienestar y el estímulo para el mismo traba-jador.

LOS VALORES RELIGIOSOSEN NUESTRO PLAN

«Las Enseñanzas Profesionales en España, re-petimos con el señor Mohedano, superan el plan-teamiento puramente técnico o profesional de unoficio o especialidad y se han convertido en unorden docente estructurado, reglado y contrasta-do que se ha propuesto no sólo la elevación pro-fesional de nuestra juventud, sino su integraciónen la comunidad cultural española.»

En este conjunto, los valores religiosos no se

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consideran como meros conocimientos especula-tivos y como una asignatura más, sino como es-píritu vital, que informa y anima todo este plande estudios.

«La formación profesional industrial ajustarásus enseñanzas a las normas del dogma y de lamoral católicos y a los principios fundamentalesdel Movimiento nacional. El Estado reconoce Ygarantiza los derechos docentes de la Iglesiaconforme al derecho canónico y a lo concordadoentre ambas potestades». Asi dice el artículo 4del capitulo 1 de la Ley de Formación Profesio-nal promulgada el 20 de julio de 1955.

Y el artículo 145 del Reglamento de las Escue-las de Formación Profesional Industrial, apro-bado el 20 de noviembre de 1959, atribuye alprofesor de religión y moral no sólo las clases,sino «la dirección espiritual del Centro, a cuyoobjeto organizará, dentro de las posibilidades delhorario y previa aprobación del director, las prác-ticas diarias de piedad y la celebración de lasfestividades religiosas, y cuidará, asimismo, de laformación moral y del carácter de los alumnospreparándolos para el recto ejercicio de sus fu-turas tareas profesionales».

Las siguientes palabras del padre Pedro Arru-pe, que él aplica a los países del tercer mundo,subrayan el acierto de estos gobernantes: «Seriauna desgracia incalculable que el bienestar ma-terial se convirtiese en fuente de debilidad mo-ral, llevase a la concepción materialista de lavida e hiciera perder... los valores espirituales, ne-gando con ello la aspiración más profunda delser humano.» Y todo esto «es doctrina de la en-cíclica» (Populorum progressio), comenta el pa-dre Arrupe.

Y el cardenal Herrera Oria, en su carta a laSemana Social de Málaga en abril de 1967, diceque «resultaría peligrosísimo levantar el nivelcultural y profesional de los trabajadores sindarles al mismo tiempo una sólida formaciónsocial católica. El día de mañana, el ambientede la fábrica, las irritantes injusticias sociales,cierta prensa más o menos clandestina, las or-ganizaciones más o menos secretas del mundoobrero, vendrán a llenar el vacío que hay en laconciencia de estos hombres con una ideologíaque no es ciertamente la formulada por losPapas.»

PROGRESOS EN LALEGISLACION DOCENTE

Si aquella Ley del 20 de julio de 1955 no aca-baba de soltar algunas trabas impuestas por losEstatutos de 1928, era suficientemente flexiblepara permitir por sucesivos Decretos las enmien-das que aconsejara la experiencia, con los rea-justes y adaptaciones de los estudios profesio-nales al plan general docente. Una oficina decoordinación fue creada con este fin.

Los estudios profesionales no deben vagar fue-ra de los planes educativos vigentes, sino inser-

tarse dentro del esquema general de la Ense-ñanza técnica.

Hoy nuestros estudios de formación profesio-nal, divididos en quince ramas, arrancan de laescuela primaria, y hasta los doce años de edadcon los cursos de iniciación. Siguen los de pre-aprendizaje desde los doce a los catorce y enseguida otros tres de formación propiamente di-cha en las escuelas profesionales hasta los die-cisiete años. El alumno termina estos estudioscon el título de oficial industrial en la especiali-dad que haya elegido. Las escuelas de maestría,que vienen después, comprenden otros dos cur-sos e intentan formar a los futuros jefes de ci-clos de producción en taller tan útiles para laindustria. Los alumnos mejor dotados podránpasar a Centros superiores de especialización yperfeccionamiento. Quedan así incorporadas am-plias masas de jóvenes españoles a nuestra co-munidad cultural.

Diversos Centros se encargan de formar alprofesorado laboral. En los terrenos de la CiudadUniversitaria de Madrid se levantan unos lumi-nosos y atrayentes pabellones donde trabaja elorganismo técnico-pedagógico, cuyo fin es ase-sorar a la Dirección General de Enseñanza La-boral localizada en el Ministerio de Educación yCiencia; y suministrar a los profesores cursosde perfeccionamiento, servicios de biblioteca ycuantos medios de difusión, visuales o auditivos,necesiten para su trascendental cometido. Y enla Casa de Campo de Madrid funciona el CentroNacional de Formación de Monitores para la for-mación profesional acelerada.

PARA QUE FLOREZCANNUEVAS ESPERANZAS

Debemos decir algunas palabras sobre estaobra sin precedentes en la historia de la Ense-ñanza Profesional. Los cursos de formación ace-lerada empezaron en 1957. El crecimiento vege-tativo de España se calcula en 600.000 personascada año, aproximadamente. Hay exceso de obre-ros agrícolas. Una explotación racional exige amuchos de ellos para actividades industriales Ypara los servicios, donde la renta nacional porIndividuo es muy superior a la renta nacionalen la agricultura.

Esa incorporación de agricultores a la indus-tria y servicios incrementaría dicha renta na-cional en unos 22.500 millones de pesetas a jui-cio de competentes economistas. Por eso dicedon José María Mohedano que convertir al peónagricoila en obrero cualificado es «una tareaabrumadora y fantástica para la formación pro-fesional», sobre todo para la acelerada.

Esta última no depende ya de la DirecciónGeneral de Enseñanza Laboral, sino de la obrade formación profesional, adscrita a la Delega-ción Nacional de Sindicatos. Cada Centro tieneun asesor religioso al frente de su tarea prin-

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cipal, que es formar al hombre. Después vienela preparación en breve plazo de productorescualificados, industriales y agrícolas también.

El curso dura veinticinco semanas retribuidasdía por dia, pues esos estudios suponen abandonodel trabajo; es decir, «lucrum cessans». El Cen-tro suministra también la comida del mediodía,asistencia médica, el traje de taller y el importede los seguros sociales.

Estos cursos se suceden con sólo un mes deinterrupción; dejan en los trabajadores la satis-facción de verse promovidos y elevados en laescala humana y social con igualdad de oportu-nidades, florecidas unas esperanzas que creyeronagotadas con el paso del tiempo. A la vez, estaobra devuelve a las empresas sus productoresespecializados ya. Son adultos, originarios en sumayoría, del excedente sector agrícola y deseososde incorporarse a la industria.

El peón, el obrero manual desprovisto de for-mación, debe desaparecer y quedar como un re-cuerdo de cuadros sociales y económicos feliz ydefinitivamente superados. «Del pastor de ove-jas al hombre de hoy (mecánico de automovi-lismo), la distancia es tan grande que pareceimposible haberla cubierto en seis meses»; así es-cribía un alumno de los 235 que terminaron elcurso de formación profesional acelerada en Za-ragoza el 28 de abril de 1967.

Aparte de esta formación profesional acelerada,el Ministerio de Trabajo inició hace dos arios lapromoción profesional obrera. Para fines de 1966,se habían celebrado ya 450 cursos, con más de80.000 trabajadores, peones casi todos, que se ca-pacitaron para ejercer un oficio. Durante los dosprimeros meses de 1967 se habían matriculado61.505 trabajadores. Dirigen estos cursos 1.200monitores preparados para eso. Este programapretende adaptar y preparar rápidamente 800.000peones y braceros a las necesidades industrialesy agrícolas de cada región. Los cursos duran decuatro a seis meses en el ambiente mismo de lajornada laboral y cuando ésta finaliza.

Existen otras enseñanzas no regladas, llamadasasí porque no se acomodan a los planes oficiales,como las escuelas de aprendices de la RENFE yde ciertas fábricas o empresas y las de mandosIntermedios. Estas son de iniciativa privada. Sufuncionamiento y planes de estudio van a serreconocidos inmediatamente por el Ministerio deEducación e incorporadas a la Dirección Generalde Enseñanza Profesional.

Sin embargo, aún quedan más de seis millonesde españoles menores de veinticuatro arios conpocas esperanzas de promoción social.

COOPERACION ENTRE EL ESTADOY LA SOCIEDAD

Las dificultades para poner en marcha estagigantesca obra fueron incalculables, porque, lovolvemos a decir, faltaba todo, desde las insta-

lacones hasta el profesorado. Lo único abundan-te en exceso para los recursos disponibles eranlos alumnos impacientes ya. La Enseñanza habiade ser masiva y completamente gratuita, en ré-gimen de internado los alumnos pertenecientesa la población rural, que siempre serían muchos.

Cada ario necesita la industria española 80.000especialistas cualificados. De ellos, 60.000 ven-drán de la Enseñanza Profesional; los otros 20.000,de la formación acelerada o por otros procedi-mientos más breves en duración. Eso suponecasi 400.000 puestos escolares entre los cursosde oficialía y maestría y formación acelerada.

Simplificando y minimizando los cálculos, sos-tener la formación profesional en España recla-maba dos mil millones de pesetas al ario. Losgastos de instalación iban a ser incalculables.El Estado por sí sólo era incapaz de cubrirlos.Por de pronto tenia que renunciar a otras inver-siones apremiantes como la subvención, tan an-gustiosa y legítimamente reclamada por los co-legios de Segunda Enseñanza, y la subida desueldo a beneméritos y abnegados maestros. So-bre todo, era necesario pedir recursos a la so-ciedad, presta a reconocer también que las inver-siones para promover la cultura son a la largalas más rentables. Estos gastos irían subiendode ario en ario.

Volvamos a transcribir, porque son oportunas,unas palabras dirigidas a la Semana Social deMálaga por el cardenal Herrera Oria en abrilde 1966: «La Administración pública española es-tá llena del mejor deseo en esta materia. Muchoha hecho en beneficio del mundo del trabajo.Hay que reconocerlo y aplaudirlo. Ella ha creadolas Universidades Laborales, ha organizado laformación profesional acelerada, ha fundado conesplendidez innumerables becas para los produc-tores. El Ministerio de Educación y Ciencia hadeclarado obligatorio en el bachillerato el estu-dio de la doctrina social de la Iglesia. Todo essumamente laudable. Pero Dios quiera que la so-ciedad corresponda... Sin el concurso de la so-ciedad, las mejores disposiciones legales serán deefecto nulo, cuando no contraproducentes.»

EXPANSION DE LASESCUELAS PROFESIONALES

El número de ellas crece de día en día. De 362que eran en 1963 pasaron a 417 en 1965; un au-mento de 55 en dos arios entre oficiales recono-cidas y autorizadas.

La Ley del 20 de julio de 1955 imponía a cadaprovincia una escuela de aprendizaje, otra demaestría y un laboratorio de psicotecnia para laorientación profesional. Todo se superó ya conexceso. Estas escuelas las podemos clasificar así:104 son oficiales y 308 no oficiales, excluidas lasUniversidades Laborales, de que hablaremos des-pués. Según dicha Ley de 1955, los centros nooficiales son: de la Iglesia, del Movimiento, sin-

196 . LXVII

LA ENSEÑANZA PROFESIONAL EN ESPAÑA

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dicales y privados. Todos ellos pueden ser depatronato (cap. 4, art. 24). Y el artículo 26 dice:«El Estado, además de crear y sostener sus Cen-tros propios en la medida que aconsejen sus po-sibilidades y las necesidades industriales de lanación, facilitará el establecimiento de Centrosno oficiales y estimulará especialmente los quese funden por la industria privada...»

«La cooperación del Estado a los Centros nooficiales (dice el artículo 33) consistirá en me-didas de protección jurídica y facilidades cre-diticias para la construcción de edificios..., asícomo en subvenciones directas en ayuda técnica,en prestaciones reintegrables y en cesiones demaquinaria, herramental, mobiliario escolar y engeneral material inventariable, que quedará enlos establecimientos beneficiados en calidad deusufructo temporal; transcurrido un periodo dediez arios, este material podrá pasar a ser deplena propiedad del Centro.»

Efectivamente, hemos contemplado inmensasnaves llenas de tornos, fresadoras y demás má-quinas de taller por valor de algunos millonesde pesetas, que pertenecen ya, por ejemplo, alas escuelas profesionales de Jesús Obrero, deVictoria.

Entre los Centros no oficiales, 71 dependen dela jerarquía eclesiástica, 69 de la OrganizaciónSindical y 168 son de iniciativa privada y bajola dirección de comunidades religiosas muchosde ellos.

Más de 40 escuelas profesionales dirige en Es-paña la Compañía de Jesús. En la meseta seacaba de inaugurar el colegio menor de las es-cuelas vallisoletanas de Cristo Rey, gracias a lasubvención de 61 millones concedida por el polode desarrollo a esta institución, que pudo así tri-plicar con talleres, salas y residencias la capaci-dad de sus edificios y registrar una matrícula de2.212 alumnos, entre ellos más de 600 internos,número que se incrementará cuando estén ter-minadas allí todas las obras.

FIESTAS JUBILARESDE ALGUNAS ESCUELAS

Esta institución de Valladolid, de iniciativa pri-vada, ha celebrado ya sus bodas de plata. Debiósu origen al impulso del invencible padre An-tonio Fernández Cid, muy admirado en aquellasociedad castellana.

Acaban de celebrar también su jubileo las Es-cuelas de la Sagrada Familia (SAFA), que na-cieron por la inspiración y tenacidad de otrojesuita, el padre Rafael Villoslada, y son ya 21a lo largo de la región andaluza. Revistió especialemoción la bendición de los talleres de Andújarel 16 de abril. Según un periódico de la provincia«era como un Nazaret del siglo XX, de 1967, dela encíclica Populorum pro gressio este gran ta-ller donde unos jóvenes encuentran el cauce de

su vocación para santificar ese trabajo, santifi-cándose en él y santificar con él. Para ofrecera esta patria grande y hermosa la feliz promesade un futuro mejor». Y al cerrar el acto, donVicente Aleixandre aprovechó la oportunidad pa-ra exponer otra vez los móviles que impulsan anuestros gobernantes en esta obra de promociónprofesional. «El acceso a la cultura, dijo, es underecho natural del hombre... De nada nos ser-viría formar simplemente obreros especializadospara la industria, sino que hay que ir, y de hechovamos, a la formación integral del hombre, va-lorando todo su potencial humano, su espíritu,su base cultural.»

Según decimos, estas escuelas amplían su po-blación escolar con los colegios menores cons-truidos por el Estado, como los de Ubeda, Alcaláy Riotinto. El Plan de Desarrollo les destinó 70millones y otros 35 la Obra de Formación Inten-siva Profesional.

No solamente los padres salesianos, cuyo mi-nisterio especifico es la formación profesionalobrera, sino también otros institutos religiosos,con el aliento y la subvención del Estado, coo-peran en esta obra; como los padres corazonistas,que están comenzando en el barrio de Casablan-ca (Zaragoza) su colegio «Moncayo», capaz derecibir a 242 alumnos internos y 500 externos be-carios de escasos recursos. En Tarragona se ffiau-guró en octubre de 1966 el colegio menor «SanPablo», diocesano: como otro fue abierto en Za-mora hace dos arios por los padres de la Com-pañía de Jesús. Todos ellos bajo las orientacionesy ayuda económica del Ministerio de Educacióny Ciencia. En el polígono industrial Gamonal-Villimar, de Burgos, la diócesis también abrióotra escuela profesional y un colegio menor sub-vencionado por el Estado en el edificio que fueseminario de San Jerónimo.

Los Centros profesionales se amplían, asimis-mo, con una especie de colegios mayores,;.spue-.

r-+den llamarse así las residencias para eibreros-que han abierto, por ejemplo, las Escuelas de,Cris-to Rey en Valladolid y en Madrid, y las düpuitteArámburu en Burgos. Estas residencias flan deestar respaldadas por una fuerte base econárnice";.:-.-de lo contrario, no pueden subsistir por lo redil-cido de sus pensiones.

La Iglesia dirige, además, 210 Centros de for-mación profesional no regulada, sobre todo demandos intermedios; y no deja de abrir cadadía otros nuevos. Solamente durante el ario 1966se establecieron diez escuelas de formación pro-fesional dependientes de la jerarquía eclesiástica.

Si a estas instituciones añadimos ahora losInstitutos laborales de que hablaremos después,podremos afirmar que no sólo proporcionalmente,sino en absoluto, existen en España más Centrosde formación profesional que en cualquier otropaís del mundo. Porque los datos referidos siem-pre se van quedando atrás. A mediados de mayode 1967, por ejemplo, el señor ministro Lora Ta-mayo presidió en el polígono de Babel (Alicante)

82 [214] REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS

LXVII .196

la bendición de la nueva escuela de maestríaindustrial. Con cargo al Plan de Desarrollo, ca-paz para mil alumnos, el 1 de junio inició, ade-más, su primer curso de formación profesionalacelerada, sobre todo para obreros en paro for-zoso y envueltos en movimientos migratorios quedisfrutarán de un centenar de becas.

Y en este mismo mes de junio de 1967, en suvisita a Castellón de la Plana, el Caudillo Mau-guró la nueva escuela de maestría industrial.

Durante el curso de 1965 a 1966, el número dealumnos en las escuelas profesionales fue de110.347. El número de plazas disponibles en 1964eran 158.041. Para el ario 1967 se intentaban crearotros 138.505 puestos escolares. Según eso, el totalsubirá a 296.546. Como el anual incremento vege-tativo de la población española es de 600.000 ha-bitantes, cada ario es preciso crear por lo menos250.000 puestos de trabajo en todas las activi-dades.

El I Plan de Desarrollo destinó 2.861.550.000 ala formación profesional

LAS UNIVERSIDADES LABORALES

Son la culminación de estas escuelas profesio-nales y exponente verdaderamente impresionan-te de la política social del nuevo Estado. Ellasconstituyen, según dijo Franco al inaugurar lade Alcalá de Henares el 6 de marzo de 1967, elaexpresión más firme, más clara, más terminantede nuestro propósito político...; la realización so-cial llevada al grado más extremo, la formaciónde nuestra juventud al ganar la batalla del aban-dono».

La primera de todas se abrió en Gijón (As-turias) el ario 1955. Su arquitectura exterior esencantadora por la grandiosidad del conjunto,la armonía de sus lineas y perspectivas y la be-lleza y buen gusto de sus pormenores. Alrededorde aquella plaza van desplegándose el templo,con las diversas imágenes de su fachada presidi-das por la Virgen de Covadonga; el salón de ac-tos, las aulas, las oficinas administrativas y de-más dependencias de aquel inmenso pueblo es-colar; cita obligada de los numerosos turistas,que sobre todo por el verano visitan la regiónasturiana, y sede de congresos, reuniones, con-ferencias...

En octubre de 1956 abrieron sus aulas otras tresUniversidades Laborales: las de Tarragona, Cór-doba y Sevilla. Las de Zamora y La Coruña co-menzaron en 1960 y 1964, respectivamente.

La Universidad Laboral de Alcalá de Henaresdebe su existencia a un deseo explícito del Cau-dillo, que anhelaba prolongar y actualizar allí lagloriosa tradición escolar. El mismo fue a inau-gurarla el 6 de marzo de 1967. Con 57 aulas y 125profesores, capacidad para 5.000 alumnos, 3.000 deellos internos, será la más grandiosa hasta quese inaugure la de Valencia. Las obras de esta

última comenzaron en mayo de 1967. Su presu-puesto es de 400 millones de pesetas; podrá al-bergar 5.000 alumnos internos y empezará a fun-cionar en octubre de 1968. La Universidad Laboralde Huesca iniciará sus cursos en octubre de 1967y pronto serán una realidad también las de Cá-ceres y Eibar.

La Universidad Laboral femenina de Zaragoza,cuyo presupuesto de construcción fue de 300 mi-llones de pesetas, admitirá unas 1.500 alumnashijas de trabajadores. De la educación femeninaprofesional se ocupaban ya las escuelas del hogary granjas escuelas para la instrucción domésticay agrícola, y la explotación de pequeñas industriaszootécnicas; los Centros de formación de asis-tentes y sanitarios y sociales, muy florecientesestas últimas y bajo la dirección de la jerarquíaeclesiástica casi todas.

Para la mujer existen también escuelas de for-mación profesional acelerada en su rama textil;escuelas de secretariado y de turismo, de pelu-quería y estética, de modistería y de alta costu-ra, de decoración y escaparatismo, de ayas y pro-fesores de Educación Física; y el Bachillerato la-boral en su modalidad administrativa; escuelasde formación profesional y capacitación agrariay artesana, talleres de juventud, cátedras am-bulantes... En total son 174 los Centros de funcio-namiento y 1.481 los cursos desarrollados, a loscuales han asistido 128.260 muchachas de humil-des clases sociales. Eso hasta enero de 1967. LosCentros dependen casi todos de la Sección Fe-menina y están sostenidos por el Ministerio deEducación y por el de Trabajo.

ENSEÑANZA AGRICOLA

La Dirección General de Promoción Social delMinisterio de Trabajo convoca 5.257 plazas dealumnos becarios para las Universidades Labo-rales y otras 774 para la femenina de Zaragozadurante el curso de 1967 a 1968.

En 1962, los alumnos de las Universidades La-borales fueron unos 4.000; ahora llegan a 21.000,dijo el ministro de Trabajo, señor Romeo Gorria,en Valencia el 9 de mayo de 1967.

Aparte del Ministerio de Educación y del deTrabajo, el de Agricultura, por ejemplo, destinacuantiosas inversiones a la Enseñanza. Solamen-te en la provincia de Valladolid existen dos gran-jas-escuelas: en la Espina y en la capital; nosólo completamente gratuitas, sino con estudiosretribuidos para no privar a los alumnos del elu-crum cessans» al abandonar su trabajo para de-dicarse al estudio y experimentación agrícola.En Valladolid también funciona el Instituto «Ne -vares» para empresarios a grícolas (INEA), querecibió 9.300.780 pesetas del I Plan de Desarrollo.

Hace poco fue inaugurada en Torre del Gállego(Zaragoza) una escuela de capataces agrícolasy un Centro regional del Servicio de Extensión

196 . LX VII LA ENSEÑANZA PROFESIONAL EN ESPAÑA [2151 83

Agraria con viviendas para profesores y residen-cias de estudiantes, todos becarios y en régimende internado.

Tal vez el Centro de iniciativa particular másimportante de estudios agrícolas sea la EscuelaSuperior Técnica Empresarial Agrícola (ETEA),en Córdoba, dirigida por los padres de la Com-pañía de Jesús, y con becas del PIO de la orga-nización sindical, como las instituciones arribacitadas, aparte de otras particulares.

La Dirección General de Capacitación Agraria,en los 400 cursillos organizados durante el arioescolar de 1963 a 1964 otorgó también 8.000 becasde unas 100 pesetas diarias por término medio.

Como no bastan las Universidades Laboralespara satisfacer las crecientes apetencias forma-tivas, sobre todo del sector agropecuario, la Her-mandad Sindical Nacional de Labradores y Ga-naderos ha solicitado ayuda del Ministerio deEducación Nacional y Ciencia y de otras pode-rosas entidades sociales para edificar trece co-legios mayores, exclusivos para jóvenes de fami-lias campesinas becarios la mayor parte. SeInstalarán en la capital de los distritos universita-rios de Madrid, Sevilla, Granada, Córdoba, Má-laga, Oviedo, Valencia, Murcia, Zaragoza, Bar-celona, Salamanca, Valladolid y Santiago deCompostela. Estos colegios podrán admitir hasta2.600 estudiantes internos; la inversión será delorden de los 400 millones de pesetas y están lla-mados a remediar ese desnivel existente en losCentros universitarios, cuyas estadísticas señalancomo hijos de familias campesinas solamente eluno por ciento.

En este sector agrícola se encuentra el 70 por100 de los 700.000 analfabetos que, según cálculosaproximados, existen en España actualmente. Laplaga del analfabetismo está repartida en des-iguales proporciones: desde el uno por ciento enAsturias hasta el diecinueve por ciento en Má-laga y Badajoz. El analfabetismo en España bajódel 23,1 por 100 en 1940 al 7,5 por 100 en 1964,según declaraciones del señor Tena Artigas, de-legado español en la Conferencia General de laUNESCO. Cálculos bastante razonables hacen su-poner que para 1970 habrá desaparecido com-pletamente.

Con el fin de que todos puedan cumplir esaobligación y a la vez ejercer su derecho y suafán por la cultura, el Ministerio de Educacióny Ciencia, a través del Centro Nacional de En-señanza Media, ha instituido el Bachillerato ra-diofónico, que pone los estudios al alcance delos radio-escuchas. Otras veces, las lecciones sontransmitidas por cintas magnetofónicas, reunidoslos alumnos en aulas determinadas, que son ya

267 a lo largo de las provincias españolas. Unprofesorado competente resuelve las consultas,propuestas por tres o cuatro mil cartas mensua-les, y propone los ejercicios prácticos tambiénpor conducto epistolar. Así llega la cultura aunos 12.391 estudiantes inválidos, emigrantes, sol-dados, marineros y hasta monjas de clausura.

El próximo curso de 1967 a 1968 se extenderáeste servicio a las prisiones como medio de re-dimir la pena por el estudio. Los alumnos gozande privilegios económicos como reducción en elimporte de las matrículas y del material escolar.

A principios de junio de 1967 tuvo lugar en elMuseo de América una exposición de trabajosescolares realizados en los distintos Centros deEspaña por los niños y jóvenes subnormales. Se-gún el grado de recuperación se irán reintegran-do también al mundo laboral.

Desde 1962, la Dirección General de EnseñanzaPrimaria empleó 145 millones de pesetas paraayudarlos y 1.581 profesores especializados en estecaritativo Ministerio. Disponen de 1.646 aulaspara una población escolar de 25.000 niños. Sonlos comienzos para resolver este problema, indicódon Joaquín Tena Artigas, director general dePrimera Enseñanza, y a él se dedicarán los re-cursos técnicos y económicos necesarios.

Terminemos ya esta parte de nuestro trabajo.Quédense para las palas y azadas mecánicas lasfaenas más serviles. Los mismos mozos de esta-ción entreguen a carretillas motorizadas los baú-les y maletas que antes encomendaban a sus es-paldas y reserven sus manos para dirigirlas des-pués de haber educado sus facultades humanasen una escuela profesional. Va terminando tam-bién, gracias a Dios, la época de aquellos peque-ños servicios que absorbían los mejores arios amuchos niños y adolescentes y los inmovilizabana la entrada del camino de su promoción cultu-ral y social.

Los botones, los pinches, los chicos que hacíanrecados o vendían en las estaciones «manteca-dos de Astorga, pastillas de café con leche, café,vinos y licores» ya no cantan este estribillo: seestán preparando en una escuela profesional pa-ra ejercer después un oficio más humano, másdigno, mejor retribuido.

En una palabra, como dice el señor Mohedano,Ilustre director del Instituto de Formación delProfesorado Laboral y poderoso propulsor de losestudios profesionales en España: «Las innume-rables actividades desempeñadas hasta ahora porelementos rutinarios, faltos de toda visión, losean por otros que disponen de un bagaje cultu-ral más de acuerdo con las futuras necesidadesde nuestra patria.»

84 [ 216] REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LXVII .196

Reflexiones en torno a latipología de W. SheldonDR. MIGUEL BERTRAN QUERA, S. I.Profesor de Psicología de la Función Educadorade la Universidad de Barcelona

La tipologia kretschmeriana dejó al aire unsinnúmero de interrogantes, a las que Sheldonquiere dar respuesta y mayor perfección.

Es muy fácil encontrarse con característicasopuestas y aun contradictorias en los estudiosdel médico alemán. La razón es sencilla. Kretsch-mer nos describe tipos «puros», que rarísima vezse dan en la realidad. Es el norteamericano Shel-don quien acude a dar solución a este problema,preparado con largos arios de paciente experi-mentación.

W. H. Sheldon, profesor de la Columbia Uni-versity, trabajó y estudió sobre cadáveres del de-pósito de New York incansablemente: medía ypesaba vísceras, comprobaba longitudes de mus-culatura, composición de la sangre, etc., hastaacumular millares de datos y notas, que se amon-tonaban en su despacho.

Al cabo de varios arios consiguió reunir losdatos suficientes para clasificar tres tipos, queél consideró extremos, y que habían de servirlede ejes de referencia para avanzar en el conoci-miento de las personas. Eran los tipos endomor-fo, mesomorfo y eetomorfo. Más adelante señalócomo nota predominante de las tres tipos purosla afectividad (viscerotonia), la acometividad (so-matotonia) y la inteligencia (cerebrotonia), conlo cual se pone de manifiesto la perfecta corre-lación que guarda el encasillado somático shel-doniano con las tres direcciones dinámicas delpsiquismo interior humano (1).

Sheldon sigue avanzando. Busca un nuevo pun-to de apoyo, nuevos tipos además de los tres ex-tremos. Y lo encuentra fácilmente a raíz de unfamoso triángulo. Sitúa tres puntos en el espa-cio, que corresponden a los tres tipos extremos,y marca un triángulo combado. Prolongando unalínea perpendicular desde el vértice al centro dela curva del tipo contrario, se llega a un punto

(1) Cfr. P. ROLDÁN : Pensamiento, vol. 8, 1952, pp. 441Y 8e ,

central del triángulo, igualmente equidistante delos tres tipos. Dentro de su normalidad, por equi-distar igualmente de los tres tipos y participar,por tanto, de los tres, es también un tipo extre-mo, por el absoluto equilibrio que encierra en simismo.

Para no extenderme demasiado omito lo quebien podría decirse acerca de las variantes deprimero, segundo y tercer orden, para pasar aestudiar un poco el paso del somatotipo al psi-cotipo.

Hemos introducido anteriormente las bien co-nocidas palabras de viscerotonia, somatotonía ycerebrotonía (véase el triángulo sheldoniano).

Podrá verse en la figura del triángulo de Shel-don que sus catetos o lados son curvos. Se ex-plica fácilmente puesto que estas aristas estánformadas por tipos que van alejándose de unpolo y acercándose a otro; y como esto va dadoen función de componentes medios, matemática-mente, corresponde a una curva.

Según un estudio realizado últimamente, losnúmeros del triángulo sheldoniano corresponden.según agrupación de familias, a los siguientestipos:

1. Extremo endomorfo: 711.2. Endomorfo fuerte: 622, 522. 533.3. Endomorfo moderado: 433.4. Endomorfo-mesomorfo: 721, 731,

621, 632, 543, 542, 541, 532.641, 631,

5. Mesomorfo-endomorfo: 551, 442.

6. Endomorfo-ectomorfo: 712, 613,523, 524, 534, 514.

612, 623,_

7. Mesonzorfo extremo: 171.8. Mesomorfo fuerte: 262, 252, 353.9. Mesomorf o moderado : 343.

10. Mesomorfo-endomorfo: 271, 371,261, 362, 352, 453, 452, 451.

461, 361,

11. Mesomorfo-ectomorfo: 172, 163,253, 154, 254, 354.

162, 263,_