LA ENVIDIAEste era un hombre pobre, desgraciado y miserable. Era tan pobre que casi no coma y estaba flaco, tan flaco que para hacer sombra, tena que pasar dos veces. Era tan miserable, que a duras penas podramos decir que se vesta; se esconda detrs de una hebra de hilo. Y era tan desgraciado, que viva pidindole a cualquier diablo, a cualquier demonio, a cualquier espritu, que le concediera un instante de felicidad a cambio de cuatro o cinco eternidades en el infierno.Un da se le apareci un pequeo duende del campo, de esos que tienen un sombrero grandote, las orejas puntiagudas y la nariz alargad. Se le acerco, lo miro con una sonrisa maliciosa y, medio hablando, medio cantando, lepropuso: Un deseo te voy a conceder y nada a cambio voy a exigir. Una condicin debes cumplir: de lo que te atrevas a pedir, tu vecino el doble va a tener. Al alba me debes responder.El duende desapareci y nuestro hombre, pobre, miserable y desgraciado, se puso a pensar: Yo soy un hombre trabajador, voy a pedir una tierrita y dos tractores, buena semillaPero mi compadre, el vecino, va a tener dos tierras y cuatro tractores, mejor semilla, la cosecha dos veces ms rpido y me va a arruinarNo,mejorvoy a montar un buen negocioPero mi amigo el vecino, me va a montar dos negocios, doble competencia No! Voy a pedir la felicidad pero el vecino va aser dos veces felizNo! Voy a pedir un bal lleno de monedas de oro Pero el cretino que tengo por vecino, que no ha pedido nada, va a tener dos bales llenos. No! Voy a pedirser muy inteligente Y el tontoese que vive al lado de mi casa va a ser el doble de inteligenteNo! Una mujer, una mujer hermosa, eso es lo que necesito!... Pero el imbcil ese va a tener dos mujeres, dos veces ms hermosas a costa ma y se va a pasear con ella frente a mi casa No!.As pas lo que quedaba del da y la noche entera, cavilando, dndole vueltas al asunto, sin poder dormir.La maana lo sorprendi en el pantanode la incertidumbre. Apareci el diminuto duende del campo y, medio hablando,medio cantando, le pregunto: Si sabes lo que vas a pedir no te demores, me tengo que ir.l lo miro unos instantes al cabo de los cuales, no sin amargura, respondi:Si, ya lo s. Arrncame un ojo!