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¿ ¡ ... R I T U A L E S ... ! ? La episteme en la cuestión Volumen 1, 3 Febrero del 2004 CONTENIDO: Un ritual llamado conoci- miento 2 Los ritos en la escuela 3—4 Lo cotidiano efímero o ... 5—7 Los rituales entre las —— 7—8 Esquema del escenario... 8 DIRECTORIO Profr. y Lic. H. Manuel Muñoz Murga Director Mtro. I. Iván. Glez Anaya Coordinador Profr. Fco. Reyes Sanchez Ing. Hector M. Garcia V. Vocales. Profr. Silverio León Ruiz Impresión Diseño Publisher INSTRUMENTO DE ANÁLISIS Y PROPUESTA DEL CONSEJO ESCOLAR pagina 1 “Qué es un sistema educativo después de todo, sino una rituali- zación de la palabra” Foucault, M. Arqueologia del Saber. México 1970. Siglo XXI

La episteme en la cuestion,

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Nuestra primer publicación en el espacio escolar.

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¿ ¡ . . . R I T U A L E S . . . ! ?

La episteme en la cuestión

Volumen 1, nº 3 Febrero del 2004

CONTENIDO:

Un ritual llamado conoci-miento

2

Los ritos en la escuela 3—4

Lo cotidiano efímero o ... 5—7

Los rituales entre las —— 7—8

Esquema del escenario... 8

DIRECTORIO Profr. y Lic. H. Manuel Muñoz

Murga Director

Mtro. I. Iván. Glez Anaya

Coordinador

Profr. Fco. Reyes Sanchez Ing. Hector M. Garcia V.

Vocales.

Profr. Silverio León Ruiz Impresión

Diseño Publisher

INSTRUMENTO DE ANÁLISIS Y PROPUESTA DEL CONSEJO ESCOLAR

pagina 1

“Qué es un sistema educativo después de todo, sino una rituali-zación de la palabra”

Foucault, M. Arqueologia del Saber. México 1970. Siglo XXI

UN RITUAL LLAMADO CONOCIMIENTO

En el ejercicio como docentes y en nuestras aulas, existen una serie de costumbres sobradas que provocan un conocimiento frágil(1) y como resultado de un aprendizaje ritual. Hoy quiero hablar de lo que es un conocimiento ritual y de lo que provoca en los alumnos.

El conocimiento ritual aparece como la sustitución a esa insuficiencia de

comprensión, que de alguna manera delimita la poderosa y escasa habilidad de reflexión. Esto es, hablamos de algo como se supone que deberíamos hacerlo: ¡El planeta tierra es redondo¡ Sí, pero ¿porque?.

En otra manifestación de este conocimiento lo tenemos cuando usamos las operaciones básicas,

sabemos esa técnica de resolver problemas por medio de ecuaciones, pero cuando se trata de resolver un problema somos incapaces de optar por algunas de ellas y recurren a estrategias ad hoc, lo compensamos valiéndonos de lo que sabemos o de lo que mas se asemeje y, si no es así, ¿cómo explicarías por que se va dejando un espacio a la izquierda en la multiplicación de varias cifras?.

Otro ejemplo esta en la lectura, siendo esta una tarea aparentemente sencilla, exige cierta dosis

de razonamiento y entonces sucede lo inevitable cuando pedimos que nos expliquen lo que han leído, son incapaces de defender un punto de vista o de emitir un juicio. Y que tal cuando revisamos los cuadernos, entonces nos damos cuenta que no saben estructurar sus ideas, mucho menos sus aprendizajes.

Después de todo lo que produce este conocimiento, es solo la adopción a la rutina y a los

procedimientos de la escuela, entonces por consecuencia no hay relación entre discurso, operación, contexto y realidad.

El conocimiento ritual solo sirve para cumplir con las tareas escolares, provocando pereza mental

en nuestros alumnos y dejando de lado el verdadero sentido de aprender algo nuevo. Hay que recordar que el verdadero éxito de un aprendizaje depende de la capacidad, pero hay que explotarla.

Quiero concluir tocando el trasfondo de todo esto, observemos lo que esta sucediendo, hay que

identificar esas actuaciones superficiales, carentes de reflexión y de comprensión. Pensemos no solo en el acto, sino en las consecuencias que envuelve y esto a su vez propicia el futuro del bienestar social. (1)Perkins David

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POR: EDGAR HERNANDEZ

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LOS RITOS EN LA ESCUELA Profr.. Francisco Reyes Sánchez

Parece raro que hablemos de ritos y nos circunscribamos a la escuela, porque el término alude más bien a esferas religiosas y/o ceremoniales. Sin embargo trataremos de abordarlo bajo el presupuesto de que en las instituciones escolares sí se practican ciertos ritos, mas no religiosos, sino docentes.

El diccionario nos dice que rito es “conjunto de reglas establecidas para el culto y ceremonias de

una religión”y de ritual, “ conjunto de reglas que se siguen”; y acerca de ritualismo, expresa: “exageración en el cumplimiento de las normas y trámites prescritos”.

Estas definiciones nos permitirán orientar estas líneas. En todo caso, pues, un rito o ritual es un con-

junto de reglas o actos que se siguen; y extrapolando del ámbito religioso, casi siempre sin conocer el senti-do o significado de las mismas, es decir, se realizan mecánicamente, por costumbre, por rito, pues. Por aquí es por donde vamos a transitar.

El trabajo educativo se ha dicho siempre y lo tenemos entendido todos, que es diferente a otro tipo de

trabajos puesto que formamos personas que caminan distintos caminos con diferentes herramientas; trabajo que está sujeto a diversas e imprevistas variables, y por lo mismo exige de parte de quienes ejercemos la docencia una cierta capacidad de improvisación y adaptación.

Sin embargo, en varias ocasiones el trabajo docente se ritualiza de manera que se convierte en una

tediosa monotonía que transcurre entre el requisito de la planeación, la calendarización de actividades, el control de la disciplina, el pase de lista, la revisión de tareas, la expedición de reportes, el desahogo de los contenidos, los timbres de inicio y fin de sesión, el filtro de la examinación, el llenado de las listas y la for-mulación de otros documentos necesarios (¿?).

Y si bien es cierto que todas estas actividades son importantes y de hecho de todas ellas está com-

puesto el trabajo cotidiano del maestro, también es cierto que a veces, son actividades que se siguen por sistema, no por sentido.

Lo que planteamos es que la rutina muchas veces nos absorve de tal manera que las actividades edu-

cativas en vez de ser “vivas” se trastocan en mecánicas. Como ejemplo, podemos citar el hecho de nombrar lista: si lo hacemos con el fin de registrar asistencia solamente o es también una oportunidad para conocer al menos fisicamente al alumno e identificarlo por su nombre (no por su apellido o número de lista). Cuan-do lo hacemos por registrar la ausencia o presencia de los alumnos, se convierte esto en un ritual; de la mis-ma forma que cuando iniciamos el pase de lista para lograr el control de la disciplina.

Podemos citar otras actividades que podrían tomar forma de ritual, verbigracia: el examen. ¿Este se

aplica porque se tiene que aplicar o porque queremos ofrecer al alumno un ejercicio donde verifique el grado de asimilación de los contenidos informativos de la asignatura?. Información ésta que nos serviría para revisar nuestra planeación didáctica.

La propia planeación didáctica se puede convertir en un ritual cuando sólo nos concretamos a dosifi-

car contenidos y enlistar una serie de actividades relacionadas con los mismos.

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En nuestra propia área también podemos llegar a ser quizás hasta ritualísticos: ¿las reuniones de academia, las diseñamos, organizamos y realizamos porque percibimos la necesidad de ofrecer un espacio para la formación y la discusión docente o, porque tenemos que hacerlas?

En una síntesis muy apretada, sostenemos que cualquier actividad puede ser ritualizada cuando perdemos de

vista el sentido y significado de la misma, cuando se absolutiza la actividad en cuestión y no se le considera como vehí-culo para…

LO COTIDIANO EFIMERO O

LOS RITUALES DAMOCLIANOS

Cuando planteamos el tema de los rituales educativos para este tercer bimestre un amigo me decía, “hombre es el momento de hacer valer tu calidad de autor sobre rituales escolares” “ pocos con tesis de ese tipo” “escribe una cátedra sobre rituales y las implicaciones de los mismos”. Yo con la nobleza, sobriedad, poca modestia y cara de “ternura” que me caracterizan le pregunte: ¿y para qué? ¿con qué sentido? ¿crees que un escrito académico basado en un proceso de investigación incida en las prácticas diarias del quehacer educativo?. Él me miró y me dijo, uyuyuy, te conozco y creo que ya encontraste tu núcleo de identidad y en ese estado los rituales a ti.....

Días después de esta charla, sigo convencido de que la línea académica no es la mejor forma

de llegar a la explicación de los rituales, sino por la vía de lo vivido, de lo sentido, de lo experienciado, de eso que aquellos llaman cotidiano y que en ocasiones parece efímero y que sin embargo es un gran venero de información simbólica que aporta elementos de comprensión del mundo social y cultu-ral de los individuos en sus actos diarios.

En lo cotidiano todos (as) hemos llegado a conocer personas que se dicen ser nuestros amigos

(as) y que de repente cambian su comportamiento hacia pautas medio obscuras, es decir, rompen con la rutina de lo ritualizado en la amistad en cuanto a la transmisión de valores socialmente aceptados para lo amigable; como seres comunes aquello nos desconcierta y nos puede provocar un cuestiona-miento hacia qué fue lo que pasó: en términos reales el ritual se transformó y sin querer nos damos cuenta que algo tan cotidiano puede tocar aspectos de nuestra personalidad. En educación pasa algo análogo (no en cuanto a la amistad) en cuanto al vivir situaciones ritualizadas y que llega un momento en que nos toca y nos damos cuenta de que existen.

CONTINUACIÓN....

Por : Iván González Anaya

CONTINUACIÓN...............

El campo de lo educativo al ser una extensión del universo social, esta mediado por rituales

los cuales pretenden (según yo y otros autores menos especializados en el área, já, já, já) ser or-ganizadores de la convivencia social y trasmisores de valores, pautas y conductas socialmente aceptadas y que mantienen regularmente el “status quo” o en el peor de los casos transformarlo pero para el beneficio de una minoría dominante creadora del mito fundacional del campo en cuestión.

Ejemplo sencillo de ritual en la escuela (digo para no meterme en problemas... de compren-

sión) es el acto educativo mismo pues en el se transmiten valores culturales propios para la per-manencia del medio. Pero el acto educativo conlleva una serie de elementos del ritual que son los que le dan vida; por ejemplo el pase de lista. Como Maestros, profesores o docentes llegamos al salón, nombramos lista y diario lo realizamos, ¿por qué? ¡para nombrar lista! ¿para que? ¡para sa-ber si vinieron! ¿y qué pasa cuando no lleva la lista sea porque la olvido o porque ya evalúo? ¡tengo que alzar la voz para que se controlen los alumnos! ¡los muchachos relajan su disciplina pues no anoto puntos en ningún lado! ¡me siento vulnerable! ¿la lista y las calificaciones tienen relación? ¡pues sí, porque en ella las traigo! Pues bien el elemento del pase de lista dentro del ri-tual educativo tiene o persigue la finalidad (en ocasiones conciente y otras no) de mantener un control en el grupo.

Creo, se vuelve necesario saber que todo ritual responde necesariamente al mito fundacio-

nal del lugar donde se vive, trabaja o etc. En ésta escuela el mito fundacional está planteado en el escudo de la escuela (bueno al menos el mito original se descifra en un solo concepto los otro dos son agregados culturales provenientes uno del articulo tercero y el siguiente por el homenaje al General) y es la disciplina. Desde sus orígenes pero mas cercano a la parte intermedia de redefini-ción de la institución - entre 1985 y 1991- la escuela adquiere una categoría sedimentada en la población de “muy buena por la disciplina”. Esta sedimentación cultural en la comunidad y en los actores que participamos en ella garantiza la existencia y vida del mito y en ese sentido muchos de los actos realizados tienen que ver con garantizar la trasmisión de esta norma social. claro por medio de rituales, ya que estos son sublimes (en algunos casos en otro suelen ser opresores) y se adoptan casi de manera inconsciente.

Lo antes mencionado me da pie para ver otros actos que garantizan el ritual escolar, estos

son el mantener el silencio, el orden y el desarrollo simultaneo. Estas tres pautas las realizamos los maestros en el aula como parte de nuestro quehacer educativo y se encuentran legitimadas en el discurso de las autoridades, la comunidad (padres de familia y alumnos) y maestros (as).

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En pocas palabras, los tres elementos mencionados anteriormente el docente los destaca como parte de su rol de enseñanza y al hacerlo, contribuye a despojarlo a una visión más global de su identidad personal. Pareciera como si las formas utilizadas por el docente y la organización de su estructura laboral, se relacionaran con la pérdida del propósito de su trabajo (mas bien con-trolar y ordenar que desarrollar habilidades, cuando el dialogo y la construcción colectiva son as-pectos a desarrollar), con la desafección y con una actitud instrumental.

Asi pues, un ritual escolar puede perpetuar y vehiculizar a través del tiempo formas, usos y

necesidades de la sociedad en la cual se desarrollo y en los agentes pautas coincidentes con la clase social que detenta las definiciones de lo políticamente correcto o incorrecto.

Rituales entre las instituciones y la relación educativa Por: Ing. Héctor García Vásquez

Abordar la temática de la relación educativa nos impone la tarea de precisar los elementos que conforman esta noción. Se puede, por una parte, reconocer que se trata de dos procesos (educación y vínculo) susceptibles de ser abordados de manera independiente; es decir, es posi-ble estudiar el asunto de lo educativo y de lo relacional desde perspectivas teóricas diferentes, desde construcciones conceptuales que resulten adecuadas a cada objeto de estudio y fructíferas para avanzar en su comprensión o desciframiento.

Así, es usual encontrar teorías que abordan lo educativo desde tradiciones y disciplinas, que

paulatinamente se han conformado como ángulos legítimos para el estudio de dicha problemática. También se puede indagar sobre lo relacional como una temática en sí, con sus condiciones, pro-blemas y procesos particulares, que lo hacen susceptible de configurar un campo propio que re-quiere maneras y perspectivas de tratamiento convenientes y propicias para su elucidación.

En este caso lo interpersonal es el centro de atención, mientras que tanto el lugar como las

condiciones concretas donde se despliega dicho fenómeno, tienen un interés secundario, o apare-cen como el escenario o marco donde se desarrolla la relación que puede más o menos influir o canalizarla, pero en todo caso, es el ámbito relativamente externo a la relación ya que lo que se destaca y atiende es lo propiamente interpersonal.

Otra manera de estudiar la relación educativa consistiría en abordar un polo, una pro-

blemática explícita y específica mente ya la otra caracterizarla como implícita o contenida en la primera.

En tal caso, el análisis se abocaría a enfatizar, a comprender un proceso ya partir de

éste, asignarle modalidades de funcionamiento y expresión al otro.

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Por ejemplo, lo relacional estaría comprendido en la educación o la educación sería una resultante de la relación entre sujetos, y quedaría explicada a partir de lo interpersonal. :

En este caso, más que reconocer dos procesos se reconocería que uno está subsumido,

asegurado en el otro. Es frecuente encontrar estudios que pretenden dar cuenta de los procesos de interacción

desde una perspectiva que analiza el contexto de la práctica educativa, o bien abordan el tema desde una escala "macro" (sociología, economía, política, etc.); con ello, los procesos relacionales inevitablemente se inscriben bajo la óptica de la determinación, vienen a ser consecuencias y ma-nifestaciones del contexto o de procesos mayores de los que depende. Se pierde así el análisis de los mecanismos particulares del objeto en cuestión.

En el otro extremo, hay abordajes que explican la relación educativa desde perspectivas teó-

ricas que toman a los individuos como monadas; hacen abstracción de las condiciones que impul-san el actuar de los involucrados o de instituciones que ejercen hasta cierto punto efectos de de-terminación en los lazos sociales portados por los sujetos. Se produce así un efecto de abstrac-ción de aquello que el otro enfoque acentúa.

En fin, las explicaciones de la relación educativa oscilan entre estas perspectivas, porque la

teoría educativa se percibe como campo de aplicación de los conceptos provenientes de discipli-nas que se autodefinen como fuentes del saber pedagógico.

Ahí se encuentra ausente un punto de vista legítimo, pertinente a dicha relación que ni usa

las perspectivas propias de lo intrapersonal para dar explicaciones sobre las determinantes socia-les del proceso, ni sostiene una mirada en donde lo que define totalmente el proceso son actos de contexto, determinantes sociales.

El panorama descrito nos invita a realizar un tipo de reflexión que engarce ámbitos públicos y

privados; es decir, que reconozca a la relación educativa como punto de encuentro, como articula-ción de lo que usualmente se trata como dicotomía: lo subjetivo y lo objetivo.

La educación no se realiza anulando lo estrictamente individual -aun cuando la reconozca-

mos como un proceso de socialización; tampoco llega a ser el campo de realización de las ideas en sentido puro -sin las cuáles aquella no podría elucidarse en tanto proyecto-, por ello, sostene-mos que lo esencial de la educación es la relación misma, en sus actores dan sentido a lo actual, proyectan lo posible a ser realizado y significan, proporcionan nuevos contenidos a las acciones efectuadas.

La relación educativa es la historia del encuentro de sujetos en un ámbito específico: la es-

cuela; no se trata por lo tanto de cualquier tipo de relación, es un evento lnvertido y racionalizado de múltiples formas que remite a significaciones instituidas en la acción social de formación de lo sujetos.

“La episteme en la cuestión” es una publicación bimestral de la Comisión de Asuntos

Pedagógicos, dependientes del Consejo Escolar de la Secundaría Mixta # 2 “Gral. Marcelino García Barragán”.

Los artículos publicados, su redacción y coherencia, son responsabilidad exclusiva de los autores.

Si se regresan originales. Tiraje: 100 ejemplares.

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ESQUEMA DE REFERENCIA DEL ESCENARIO RITUAL

Por: Iván González Anaya