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septiembre 2014 | 25 E l acto de escuchar involucra estar atentos a los sonidos que produ- cen otros que están a nuestro alrededor. Esta atención es un gesto de amor en donde buscamos dar un sentido a estas expresiones, dándole un interés y significado del mismo. Peter Moss, (1999) uno de los au- tores exponentes de la pedagogía de Reggio Emilia, sostiene que los niños y niñas son seres competentes, reproduc- tores de conocimiento, identidad y cul- tura. El niño tiene la capacidad de mo- verse en el espacio cotidiano como un paisaje sonoro en el que danza y se ma- nifiesta por medio de la gráfica y otras disciplinas. Esta naturaleza requiere de la identificación del adulto, para que desde esta perspectiva se dé un punto de partida hacia la enseñanza. El aprendizaje sin duda sería la combinación entre diálogos y expre- siones. Pero también de silencios; un silencio de introspección. Para Rinaldi (2012), la escucha es como “una sensi- bilidad a la estructura que conecta, es decir, a lo que nos conecta con los otros; entregarse a la convicción confiada de que nuestro conocimiento, nuestro ser, es una pequeña parte de un conoci- miento más amplio que integra y man- tiene unido al universo” (p. 90). ¿Cómo puede el maestro sostener esta ética de la escucha? » Convirtiéndose en un investigador sobre las teorías de los niños. » Utilizando herramientas como fo- tografías, ideas, anotaciones, en las que refleje todo el proceso de apren- dizaje de los niños. » Generando un ambiente o escena- rio donde el niño pueda preguntar y compartir con los demás compa- ñeros, y así puedan enriquecer sus ideas. Con todas las anotaciones y fotografías es posible armar un es- cenario de juego. Por ejemplo, utili- zando todos los animales de juguete, arena, agua, distintos recipientes y hasta música, se puede adecuar el aula como un mundo marino que los niños puedan explorar. » Brindando un tiempo de reflexión y de interiorización en el que se re- plantee el pasado, el presente y el futuro sobre el tema expuesto en el ambiente. Imagine una escena en la que, por ejemplo, mientras los niños están jugando con tiburones, el maes- tro se involucra en ese espacio: escu- cha todas las reflexiones de los niños y las parafrasea para interactuar con ellos dentro del mismo juego. » Creando muchas preguntas en el marco del juego sin dar respuestas, con el objetivo de seguir obteniendo información de lo que piensa y sabe el niño. » Llevando a cabo una ética en el en- cuentro. El maestro debe suspender los juicios y prejuicios ante la opi- nión del niño. Siguiendo el ejemplo de la vida marina, mientras los niños están jugando, el maestro pide dife- rentes puntos de vista a los compa- ñeros; ellos intercambian ideas sobre los diferentes tiburones en el mar, (y el maestro crea un valor de respeto a cada pensamiento). Los niños como oyentes son capaces de receptar todo tipo de información del mundo que les rodea. Escuchan a los amigos, maestros y familiares, y se dan cuenta de que a través de la escucha se genera la comunicación. En ella hay también una reflexión sobre las pregun- tas que se les plantean con respecto a los temas conversados. La escucha requiere de un emisor que pueda transformar toda información sensitiva en los múltiples lenguajes por medio de símbolos. Los niños y niñas recorren los diferentes escenarios que el adulto crea intencionalmente para descubrir el pensamiento interno de los niños. Este punto de vista es un acto de amor que luego se convierte en ense- ñanza. La pedagogía de Reggio Emilia utiliza la escucha como un elemento visible y palpable de comunicación y encuentro entre maestros y alumnos. Qué es la escucha en Reggio Emilia Por Carolina Rubio ([email protected]) Referencias: Dahlberg, G., Moss, A., Pence, A. (1999). Más allá de la calidad en educa- ción infantil. Barcelona: GRAO Rinaldi, C. (2012). La pedagogía de la escucha: la perspec- tiva de la escuela desde Reggio Emilia. Voces que transforman 1(1). Red SOLARE México, revista digital. Disponible en: http://redsolaremexico. com/transforman/ Artículo

LA ESCUCHA EN REGGIO EMILIA.pdf

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  • septiembre 2014 | 25

    El acto de escuchar involucra estar atentos a los sonidos que produ-cen otros que estn a nuestro alrededor. Esta atencin es un gesto de amor en donde buscamos dar un sentido a estas expresiones, dndole un inters y significado del mismo.

    Peter Moss, (1999) uno de los au-tores exponentes de la pedagoga de Reggio Emilia, sostiene que los nios y nias son seres competentes, reproduc-tores de conocimiento, identidad y cul-tura. El nio tiene la capacidad de mo-verse en el espacio cotidiano como un paisaje sonoro en el que danza y se ma-nifiesta por medio de la grfica y otras disciplinas. Esta naturaleza requiere de la identificacin del adulto, para que desde esta perspectiva se d un punto de partida hacia la enseanza.

    El aprendizaje sin duda sera la combinacin entre dilogos y expre-siones. Pero tambin de silencios; un silencio de introspeccin. Para Rinaldi (2012), la escucha es como una sensi-bilidad a la estructura que conecta, es decir, a lo que nos conecta con los otros; entregarse a la conviccin confiada de que nuestro conocimiento, nuestro ser, es una pequea parte de un conoci-miento ms amplio que integra y man-tiene unido al universo (p. 90).

    Cmo puede el maestro sostener esta tica de la escucha?

    Convirtindose en un investigador sobre las teoras de los nios.

    Utilizando herramientas como fo-tografas, ideas, anotaciones, en las que refleje todo el proceso de apren-dizaje de los nios.

    Generando un ambiente o escena-rio donde el nio pueda preguntar y compartir con los dems compa-

    eros, y as puedan enriquecer sus ideas. Con todas las anotaciones y fotografas es posible armar un es-cenario de juego. Por ejemplo, utili-zando todos los animales de juguete, arena, agua, distintos recipientes y hasta msica, se puede adecuar el aula como un mundo marino que los nios puedan explorar.

    Brindando un tiempo de reflexin y de interiorizacin en el que se re-plantee el pasado, el presente y el futuro sobre el tema expuesto en el ambiente. Imagine una escena en la que, por ejemplo, mientras los nios estn jugando con tiburones, el maes-tro se involucra en ese espacio: escu-cha todas las reflexiones de los nios y las parafrasea para interactuar con ellos dentro del mismo juego.

    Creando muchas preguntas en el marco del juego sin dar respuestas, con el objetivo de seguir obteniendo informacin de lo que piensa y sabe el nio.

    Llevando a cabo una tica en el en-cuentro. El maestro debe suspender los juicios y prejuicios ante la opi-nin del nio. Siguiendo el ejemplo de la vida marina, mientras los nios estn jugando, el maestro pide dife-rentes puntos de vista a los compa-

    eros; ellos intercambian ideas sobre los diferentes tiburones en el mar, (y el maestro crea un valor de respeto a cada pensamiento).

    Los nios como oyentes son capaces de receptar todo tipo de informacin del mundo que les rodea. Escuchan a los amigos, maestros y familiares, y se dan cuenta de que a travs de la escucha se genera la comunicacin. En ella hay tambin una reflexin sobre las pregun-tas que se les plantean con respecto a los temas conversados.

    La escucha requiere de un emisor

    que pueda transformar toda informacin sensitiva en los mltiples lenguajes por medio de smbolos. Los nios y nias recorren los diferentes escenarios que el adulto crea intencionalmente para descubrir el pensamiento interno de los nios. Este punto de vista es un acto de amor que luego se convierte en ense-anza. La pedagoga de Reggio Emilia utiliza la escucha como un elemento visible y palpable de comunicacin y encuentro entre maestros y alumnos.

    Qu es la escucha en Reggio Emilia

    Por Carolina Rubio([email protected])

    Referencias:

    Dahlberg, G., Moss, A., Pence, A. (1999). Ms all de la calidad en educa-cin infantil. Barcelona: GRAO

    Rinaldi, C. (2012). La pedagoga de la escucha: la perspec-tiva de la escuela desde Reggio Emilia. Voces que transforman 1(1). Red SOLARE Mxico, revista digital. Disponible en: http://redsolaremexico.com/transforman/

    Artculo