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BOLIVIA: INVITADO DE HONOR CINCO DE LOS MEJORES ESCRITORES NACIONALES CONTEMPORÁNEOS REPRESENTAN AL PAÍS EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE LITERATURA DE BUENOS AIRES, DEMOSTRANDO QUE LAS LETRAS NACIONALES HAN DESPERTADO EL INTERÉS DE LOS LECTORES DEL CONTINENTE. TRASCENDENTE: ARTÍSTICA REFLEXIÓN SOBRE LA INMORTALIDAD Y LA ÉTICA EL FUTURO NO ESTÁ TAN LEJOS COMO LO PODRÍAMOS IMAGINAR. UN FILME PRUEBA QUE LAS OTRORA FANTASÍAS SE HAN CONVERTIDO EN METAS DE LA CIENCIA PRACTICADA EN NUESTROS DÍAS, DEJANDO A DISTOPÍAS Y CIENCIA FICCIÓN ATRÁS, INVITANDO A REPENSAR EN LAS POSIBILIDADES DEL SER HUMANO. 4 - 5 7 DOMINGO | 28 de septiembre de 2014 | año 5 | N° 252 Cambio

La Esquina 28-09-14

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BOLIVIA: INVITADO DE HONORCINCO DE LOS MEJORES ESCRITORES NACIONALES CONTEMPORÁNEOS REPRESENTAN AL PAÍS EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE LITERATURA DE BUENOS AIRES, DEMOSTRANDO QUE LAS LETRAS NACIONALES HAN DESPERTADO EL INTERÉS DE LOS LECTORES DEL CONTINENTE.

TRASCENDENTE: ARTÍSTICA REFLEXIÓN SOBRE LA INMORTALIDAD Y LA ÉTICA

EL FUTURO NO ESTÁ TAN LEJOS COMO LO PODRÍAMOS IMAGINAR. UN FILME PRUEBA QUE LAS OTRORA FANTASÍAS SE HAN CONVERTIDO EN METAS DE LA CIENCIA PRACTICADA EN NUESTROS DÍAS, DEJANDO A DISTOPÍAS Y CIENCIA FICCIÓN ATRÁS, INVITANDO A REPENSAR EN LAS POSIBILIDADES DEL SER HUMANO.

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Una banda de rock no sólo se define por un llamativo vocalista o un so-noro guitarrista. Como grupo po-see por naturaleza otros elementos que le otorgan la calidad de gru-

po como tal, y sin los cuales la banda no podría existir. Tal es el caso del bajista y el baterista.

Y en el momento de hablar de bateristas y de sus principales intérpretes, el nombre de John Bonham es infaltable, pues no en vano fue denominado en varias ocasiones y por numerosas publicaciones y críticos como el mejor baterista de todos los tiempos.

Detrás de las abundantes melenas, frené-ticas voces y apabullantes guitarras de los frontmans de Led Zeppelin, Jimmy Page y Ro-bert Plant, se encontraba la delgada y menos extravagante figura de Bonham, aquel músico inglés que cambió definitivamente el enfoque de la batería, y se convirtió en pionero de un estilo que daría origen a importantes subgé-neros del rock, como el heavy metal.

Duro, fuerte, rápido, así era el estilo de Bonham. Complementaba a la perfección las características guitarras de Zeppelin, ocupan-do un lugar preciso, con la energía necesaria y el tiempo adecuado, marcando su presencia, pero sin intentar sobresalir por encima de los otros miembros del grupo.

Sus solos eran poderosos, sin demasiada agresividad, pero con la intensidad necesa-ria, con golpes precisos, secos y plenos de di-

námica y velocidad. En conjunción con los otros integrantes del grupo (sin olvidar al ba-jista John Paul Jones) logró el característico sonido de Zeppelin, unánime influencia de todo lo que vino después.

Fue un verdadero rockstar tanto en vida como en muerte. Los excesos y las fiestas fueron parte de su vida como músico, y el alcohol y la tragedia fueron parte de su muerte. Gozó de su éxito y estuvo siempre plenamente consciente de la revolución musical que encabezaba junto con otros grandes de su época, y afrontó la fama de manera natural y sencilla, siendo parte de la juerga y dejándose llevar por el momento.

Así, la mañana del 25 de septiembre de 1980 fue encontrado muerto tras haber pasado el día anterior bebiendo y ensayando en la mansión de Page. El informe forense arrojó la conclusión de que su fallecimiento fue ocasionado por as-fixia causada por aspiración de vómito. El bate-rista había ingerido alrededor de 40 vasos de vo-dka en menos de 12 horas. Tenía 32 años.

A su muerte siguió la disolución de Led Zep-pelin, pues los tres integrantes restantes juz-garon que Bonham era irreemplazable. Tal re-solución fue esporádicamente rota, en breves presentaciones o actos benéficos, pero nunca en gira oficial o como un retorno a la actividad.

La dureza de algunos críticos y fanáticos llevó a culpar a Bonham por la disolución del influyente grupo, cuando lo que en rea-lidad significó la separación fue un homena-je definitivo y auténtico, y una acción que perdurará más la memoria y legado del más grande baterista de todos los tiempos.

El hombre que puso fin a Led ZeppelinLA MUERTE DEL REVOLUCIONARIO JOHN BONHAM MARCÓ EL FINAL DE UN MONSTRUO DEL ROCK.

Miguel RiveraLa Esquina

El fortín Boquerón y su mítica resistencia forman parte de la mi-tología popular. El cha-ranguista, su instru-mento, la música en un aspecto mayor trashuman por los linderos de la epopeya y a través de las páginas de esta nove-la, donde se propone algo mitológico del impe-rio de la vida sobre la muerte. Esta obra ganó la tercera versión del Concurso Nacional de Novela Marcelo Quiroga Santa Cruz, el año 2009.

Es una obra basada en la vida de la poto-sina Amalia Villa de la Tapia. “Una Mujer real, boliviana, que sacó su brevet de aviadora en Lima (Perú) y posteriormente en Francia, en épo-cas increíbles para una mujer, estamos hablando de 1922. Época donde no había ni un solo avión boliviano, ni un aviador, ni aeropuerto, y mucho menos mujeres aviadoras”. En esta obra Gaby Va-llejo nos presenta una visión articulada y vigorosa con respaldo de un crecido acopio de datos sobre la primera mujer boliviana que se atrevió a pilotar un avión, y que fue también gestora de la funda-ción de la Escuela Civil de Aviación.

Libro de oro - heroínas y mártires de Bolivia es un texto estable-cido para ponderar y premiar a la mujer bo-liviana, como un justo homenaje y reconocimiento por su aporte en las manifestaciones culturales, profesionales y la-borales que pusieron de manifiesto sus inquie-tudes de superación contribuyendo de esta ma-nera al desarrollo cultural de nuestro país.

AUTOR: Adolfo Cáceres RomeroAÑO: 2011EDITORIAL: Kipus

AUTOR: Gaby Vallejos CanedoAÑO: 2012EDITORIAL: Kipus

AUTOR: Omar Tórrez RequeAÑO: 2011EDITORIAL: Kipus

El charanguista de Boquerón

Amalia, desde el espejo del tiempo

Libro de oro

BIBLIOFAGIA

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Claudio Sánchez Juan Cori Ch.Víctor Montoya

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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A finales de agosto se anunció pú-blicamente el rodaje de la nueva película de Jorge Sanjinés, se tra-ta de Juana Azurduy, un largome-traje que será protagonizado por

Mercedes Campos en el papel de la guerrillera altoperuana que luchó por la independencia y contra la corona española. Por sus característi-cas, y por lo anunciado, se trata de un filme de época que es a su vez una biopic, es decir una película biográfica que relata la vida de esta mujer extraordinaria.

Existen en nuestra historia audiovisual dos importantes antecedentes de producciones que tienen como personaje central a Juana Azurduy. En primer lugar, Santa Juana de América, dirigi-da por Mabel Rivera y protagonizada por Nor-ma Merlo, una teleserie producida por canal 7 Televisión Boliviana el año 1979, que fue re-prisada días antes del golpe de Estado de Luis García Meza, conmemorando los 200 años del nacimiento de Azurduy. El otro data de 1994, cuando Danielle Caillet filmó en video el corto-metraje Los fantasmas de Juana Azurduy, protago-nizado nuevamente por Merlo.

Con este panorama y reconociendo que fue-ron mujeres las primeras que trajeron a la pan-talla esta vida ejemplar, es de celebrar la buena nueva de ver una vez más la representación de nuestra historia. Aunque valga decir que al cine histórico no se le debería pedir que sea exacta-mente la propia historia sino más bien un pun-to de vista sobre ésta.

El cine histórico no es la historia y sus sim-plificaciones de la historia o sus formas de sin-tetizar las narraciones pueden generar más de una polémica, lo cierto es que la historia puede dar pie a tramas muy interesantes que se con-viertan en aportes fundamentales para la pro-pia memoria de los pueblos.

Es inevitable pensar en este sentido en la obra cumbre del cine histórico boliviano: Amar-go Mar, de Antonio Eguino. Estrenada en 1984, ésta súper producción centra su trama en la Guerra del Pacífico, invasión chilena a territo-rio boliviano acaecida el año 1879; sin embargo,

esta producción en vez de repetir la historia ofi-cial busca una nueva mirada sobre el conflicto. De acuerdo con una cartilla promocional: “El guión se basó en investigaciones históricas pro-pias, con la colaboración de historiadores como el Dr. Fernando Cajías de la Veja, Dr. Edgar Obli-tas Fernández, Grl. Roberto Flores Becerra y otros autores. La película plantea una hipótesis contraria a la historia tradicional de la Guerra del Pacífico”. La investigación señalada devela intereses empresariales sobre los propios intere-ses nacionales y la participación de los grandes empresarios mineros que defendieron sus pro-pios intereses utilizando incluso las fuerzas del Ejército boliviano.

A 30 años del estreno de Amargo Mar y 110 años después de la firma del tratado de paz con Chile, ahora que Bolivia plantea su demanda marítima en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, parece que una película tan deses-peranzada como la de Eguino reafirma la im-portancia del cine en la construcción de nuestra memoria colectiva.

De la misma manera en la que Antonio Egui-no logró presentar otra visión sobre nuestra historia, esperamos que la película de Sanjinés restaure la figura de Juana Azurduy y con ella de aquellos combatientes invisibilizados por las sombras de los grandes personajes que son los rostros de nuestro pasado.

De alguna manera esta línea discursiva ha sido planteada por Sanjinés en su más recien-te película Insurgentes, estrenada en 2012, en la que se presenta un nuevo cuadro de héroes para un nuevo Estado, coincidente con el esquema del proceso de cambio. Este nuevo aporte cine-matográfico reconfiguraría, por su pretensión, el panteón de nuestros símbolos inmortales.

Identificando la historia y el cine histórico en BoliviaUN NUEVO FILME SOBRE JUANA AZUR-DUY PROVOCA REFLEXIONAR SOBRE LOS ENFOQUES DEL CINE NACIONAL.

Claudio Sánchez Crítico de cine

1. El rol histórico de Juana Azurduy motiva una nueva producción nacional de Jorge Sanjinés.2. Afiche de Amargo mar, filme cumbre del cine histórico nacional.

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LITERATURA

Un vistazo a los bolivianos en la FilbaESCRITORES NACIONALES HABLARÁN SOBRE SU VISIÓN DE LA LITERATURA HECHA EN BOLIVIA EN UN FESTIVAL CON TRES SEDES.

Bolivia: invitado de honor. Esas cuatro palabras adquieren una mayor significación cuando de lo que se habla es de un encuen-tro literario.

Desde el miércoles se está realizando en Buenos Aires, Santiago y Montevideo (sedes de tres países), la sexta versión del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba), encuentro que pro-mueve el diálogo intercultural en Latino-américa y la difusión de las diversas lite-raturas que se crean en la región a partir de una reunión de autores de diversas la-titudes del mundo, pero principalmente del continente.

Bolivia, en su calidad de invitado espe-cial, está representada por cinco voces con-temporáneas de las letras nacionales, todos jóvenes, premiados y portadores de los es- Eres parte de una generación de

escritores que puso en tensión lo que se entendía y lo que se repensaba como ‘latinoamericano’ en la literatura. ¿Qué es (si crees que hay algo que pueda señalarse así) lo ‘latinoamericano’ en tu obra? ¿Te sigue interpelando ese asunto?Iris, mi última novela puede ocurrir en un

territorio imaginario, pero a la vez es muy boliviana o latinoamericana porque es una novela minera y trabaja con tradiciones de las minas que provienen de la Colonia y a la vez trata de reinventarlas, ver qué nos sirve de ellas para entender el presente. Me intere-sa que lo boliviano o latinoamericano aparez-ca de contrabando en los lugares menos pen-sados y siempre mezclado y en movimiento, en diálogo con otras lenguas, otras culturas. Al final importan más los imaginarios cultu-rales que los territorios geográficos, las ads-cripciones duras a los proyectos identitarios del Estado-nación.

Estudiaste Relaciones Internacionales en Buenos Aires, ¿cómo fue esa experiencia? ¿Quién eras por esos días?Estudié parcialmente Relaciones Interna-

cionales en Buenos Aires, dos años y medio, luego me transferí a una universidad a Esta-dos Unidos, donde terminé la carrera. En esos días yo era alguien que buscaba desesperada-mente vincularse a la política y a la literatura. En uno de los primeros textos que me dieron a leer en la universidad, El político y el científi-co, de Max Weber, descubrí que no tenía la vo-cación política. Pensé, entonces, que quizás podía vincularme a la política a través de la escritura. Todo me conducía a la literatura. Por suerte, mis clases eran a las seis de la tarde, en el turno de noche, y tenía mu-cho tiempo libre para leer y escribir. Me encantaba el fútbol y me hice hincha de Boca gracias a Milton Melgar, un boliviano que por entonces jugaba en Boca. También descubrí que era boli-viano en Buenos Aires. Fue la prime-ra mirada extranjera que recibí, la de mis compañeros argentinos en la uni-versidad, y eso me hizo pensar mu-cho en mi identidad y afirmarme en mi cultura a pesar de que no la conocía tanto como hubiera querido..

Edmundo Paz SoldánValeria Tentoni Filba

“IMPORTAN MÁS LOS IMAGINARIOS CUL-TURALES QUE LOS TERRITORIOS GEO-GRÁFICOS”.

Vas a participar en un panel sobre literatura y guerra, tema muy presente en Hablar con los perros. ¿Qué puedes adelantar de tu participación en ese panel? ¿Qué te interesa del tema bélico?Desde que empecé con el proceso de

documentación para la novela, veía que había algo que no calzaba: casi nadie ha-blaba de lo que pasó luego de la guerra en las familias bolivianas. Es decir, el pa-dre que volvía con unos traumas enor-mes, el novio al que le pasaba lo mismo o los padres que de pronto se veían sin hijos, en una absoluta soledad (muchos perdieron más de cinco). La soledad y la tristeza después de la guerra es algo que los bolivianos supimos guardar muy bien, que supimos esconder muy bien, y eso no está bien, eso no le hizo bien ni a la literatura ni al país.

También vas a participar en la jornada multidisciplinaria Carnaval boliviano, ¿qué aspecto de la cultura boliviana (más allá de lo literario) te parece importante que conozca el resto de Latinoamérica?El carnaval no. Si hay algo que odio debe

ser el carnaval, pero mirá que por estos días estoy escribiendo una crónica sobre la desaparición de mi colegio (se llamaba In-dustrial Fabril y era el colegio más pobre de La Paz) y recordaba cómo me daba cierta vergüenza aceptar que me gustaban grupos cumbieros como Maroyu e Iberia. Creo que es lo más original que tenemos, y te digo original porque sus letras describen al bo-liviano y a la boliviana estándar, es decir, sentimentaloide y depresivo. Sin embargo, es muy buena música, más inclusive que la folklórica, que ya nos llegó hasta el copete. O que el rock boliviano y esa estúpida nece-sidad de querer ser políticamente correcto y decir todo lo contrario.

¿Qué te genera reflexionar acerca de la literatura boliviana con compatriotas en el marco de un festival que se lleva a cabo fuera de las fronteras de tu país? ¿Te aportó alguna nueva mirada sobre tu literatura, tu idiosincrasia?Es raro, ¿no? Esto no pasaba hace 10 o

12 años. Ahora hay una necesidad de re-flexionar sobre eso, aunque creo que nos falta también hacer la autocrítica como generación. ¿Es realmente importante lo

que estamos haciendo? ¿Hemos dejado atrás, como ocurría al principio de la dé-cada de este nuevo siglo, la idea un poco tonta de estar inventando la pólvora?

Vas a participar en una mesa sobre música, ¿qué otra rama del arte te interesa? ¿Le aportan algo a tu literatura?La música y mucho, no sólo el rock o el

metal, como pasa en Hablar con los perros. Ha-blaré de un temón del grupo Iberia (Amor de pobre), justo ahora que escribo una cuar-ta novela que, entre otras cosas, habla de un chico, el vocalista de un grupo de cumbia. El cine me gustaba, ya no lo veo por un trau-ma que tuve hace poco, de hecho participé en un par de películas como coguionista. Y me gusta también la lucha libre y me gus-ta o tengo como objetivo transmitir toda esa emoción que veo en una lucha al momento de narrar una historia.

Si tuvieras que recomendarle a Wilmer Urrelo a alguien que no lo conoce, ¿qué le dirías? ¿Cuál es su mejor virtud como escritor?Creo que la única virtud que tengo es

que escribo novelas largas porque quiero contarlo todo, quiero que mis lectores se-pan toda la historia. A mí no me gustan las mezquindades.

Wilmer UrreloFilba

“A MÍ NO ME GUS-TAN LAS MEZQUIN-DADES”.

Tu formación académica inicial es en Filosofía: ¿hay algo de esa secuencia universitaria que todavía esté en vos a la hora de escribir?Antes leía mucha filosofía, pero desde

hace algunos años dejé de hacerlo, sencilla-mente perdí el placer de ese tipo de lectu-ra. La literatura que me interesa va por otro lado, se relaciona más con las emociones y las atmósferas que con las ideas. De hecho, creo que una inteligencia despiadada es no-civa para un narrador, corroe su sensibilidad. En todo caso, hay herramientas mucho más valiosas que la inteligencia para un narrador. Las novelas y los cuentos que me gustan evi-dencian que el escritor ha ido a ciegas, guián-dose más por su instinto que por su lucidez.

¿Y del cine? ¿Algo pasó a tus libros? Sugiero el tratamiento de la luz, de la perspectiva y del tiempo.Todo eso que mencionas, pero sobre todo

la posibilidad de trabajar imágenes concretas, pensar en imágenes. Construir escenas en tor-no a imágenes, volverlas narrativas, huir de la abstracción: una literatura que se sustenta únicamente en lenguaje me aburre, el gesto poético creo que está en otra parte. También creo que el cine me ayudó mucho a editar los libros que escribo. Por ejemplo, a La desapari-ción del paisaje (la novela que sacaré en noviem-bre con la editorial Periférica), la desmonté como si estuviera haciendo una película. Una vez escrita, la novela se volvió un objeto que se puede manipular a gusto, pude reordenarla, alterar su estructura, etc. Creo que esa plasti-cidad a la hora de editar viene del cine.

Comenzaste por escribir cuentos: ¿qué te atrajo de ese género, por qué comenzaste por ahí?Algunos de mis libros favoritos son colec-

ciones de cuentos, así que la relación con el género fue, desde el comienzo, muy natural. Además, era mucho más sencillo probar con

cuentos que lanzarme de lleno a hacer una novela. La relación que tengo con el cuento es mucho más relajada, ya que la exigencia emocional y de tiempo es mucho menor. Si uno escribe un mal cuento desperdicia algu-nos días o en el peor de los casos algunos me-ses de su vida. Si uno escribe una mala nove-la desperdicia años, así que también hay un tema de presión, me divierto más escribiendo cuentos. Me gusta una idea de V.S. Pritchett: él creía que el cuento es como la fotografía, puedes verlo en su totalidad de una sentada, a diferencia de la novela, que requiere días o meses. Eso está relacionado con la intensidad y por lo tanto con la poesía.

Maximiliano BarrientosValeria Tentoni Filba

“UNA INTELIGENCIA DESPIADADA ES NO-CIVA PARA UN NA-RRADOR, CORROE SU SENSIBILIDAD”.

tandartes de la frescura, presente y del fu-turo de la literatura hecha en el país. Ellos son Edmundo Paz Soldán, Maximiliano Ba-rrientos, Wilmer Urrelo, Christian Vera y Liliana Colanzi.

El papel de estos protagonistas del en-cuentro es el de hablar y discutir el estado de las letras bolivianas, las temáticas que se abordan, tendencias, coyuntura nacio-nal, la forma en que ésta puede influir en la creación literaria, entre otras temáticas, en paneles y charlas que no sólo permitirán una exposición de estos autores, sino la pro-ducción nacional en general.

Aquí se presentan extractos de entrevis-tas que la organización del evento hizo a algunos de estos autores y que ofrecen algu-nos parámetros para conocerlos a ellos y a su forma de escribir, y así tener un vistazo de Bolivia y sus letras.

Ibas a jugar al fútbol y una lesión te cambió el rumbo, ¿fue así? “No entendía el estilo del fútbol que se jugaba por allá, en el que se corría tanto, y menos que me hubieran dado una beca tan buena por un deporte que no convocaba a multitudes”, escribes en una columna.Nunca vi el fútbol como una carrera

profesional, no daban para eso ni mi voca-

ción, ni mi capacidad de juego. Eso sí, cos-teó mis estudios, ya que conseguí una beca de fútbol para la universidad de Alabama y jugué durante tres años por la universi-dad. Al fútbol le debo mi llegada a Estados Unidos, así que le debo mucho porque lue-go me quedé en Estados Unidos e hice mi carrera académica.

¿En qué se parece el fútbol a la escritura?Yo era mediocampista, así que para mí el

fútbol era y es el arte de estar siempre bus-cando a otro estratégicamente mejor situado que tú para pasarle la pelota. En la escritura, en cambio, te tienes que estar buscando a ti mismo, armar tú mismo la jugada y también convertir el gol. Pero de lo colectivo del fút-bol se puede aprender; cuando escribo pienso en los que me preceden, en quiénes, metafó-ricamente, podrían ayudarme a armar la ju-gada para que el texto esté lo más cerca posi-ble del texto imaginario perfecto que tengo en mi cabeza.

Luego te doctoraste en Berkeley: ¿cómo fue esa experiencia, la de estudiar Letras? ¿Cómo se metió en tu modo de escribir? ¿Qué efectos consideras que tuvo sobre tu escritura? Tanto benéficos como maléficos, pregunto.Al principio me desilusionó un poco.

Creía que me iba a ayudar a ser mejor es-critor, pero descubrí muy rápido que mis compañeros y profesores, apasionados y todo, tenían una relación con la litera-tura muy distinta a la que yo tenía. Tuve una crisis y quise dejar la carrera a los dos años de empezada. Luego entendí que la carrera podía ayudarme a ordenar mis lecturas, a hacer mejores conexiones en-tre los textos, en fin, a ser mejor lector. Y ser mejor lector ayuda a ser mejor es-critor. Tuvo efectos maléficos en mi escri-tura al principio (mi segunda novela no la reeditaré porque el discurso académico se me coló y la dañó), pero a la larga tuvo

efectos benéficos porque am-plió mucho mi mi-

rada y me hizo sentir que for-maba parte de una muy larga tradición.

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LITERATURA

Un vistazo a los bolivianos en la FilbaESCRITORES NACIONALES HABLARÁN SOBRE SU VISIÓN DE LA LITERATURA HECHA EN BOLIVIA EN UN FESTIVAL CON TRES SEDES.

Bolivia: invitado de honor. Esas cuatro palabras adquieren una mayor significación cuando de lo que se habla es de un encuen-tro literario.

Desde el miércoles se está realizando en Buenos Aires, Santiago y Montevideo (sedes de tres países), la sexta versión del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba), encuentro que pro-mueve el diálogo intercultural en Latino-américa y la difusión de las diversas lite-raturas que se crean en la región a partir de una reunión de autores de diversas la-titudes del mundo, pero principalmente del continente.

Bolivia, en su calidad de invitado espe-cial, está representada por cinco voces con-temporáneas de las letras nacionales, todos jóvenes, premiados y portadores de los es- Eres parte de una generación de

escritores que puso en tensión lo que se entendía y lo que se repensaba como ‘latinoamericano’ en la literatura. ¿Qué es (si crees que hay algo que pueda señalarse así) lo ‘latinoamericano’ en tu obra? ¿Te sigue interpelando ese asunto?Iris, mi última novela puede ocurrir en un

territorio imaginario, pero a la vez es muy boliviana o latinoamericana porque es una novela minera y trabaja con tradiciones de las minas que provienen de la Colonia y a la vez trata de reinventarlas, ver qué nos sirve de ellas para entender el presente. Me intere-sa que lo boliviano o latinoamericano aparez-ca de contrabando en los lugares menos pen-sados y siempre mezclado y en movimiento, en diálogo con otras lenguas, otras culturas. Al final importan más los imaginarios cultu-rales que los territorios geográficos, las ads-cripciones duras a los proyectos identitarios del Estado-nación.

Estudiaste Relaciones Internacionales en Buenos Aires, ¿cómo fue esa experiencia? ¿Quién eras por esos días?Estudié parcialmente Relaciones Interna-

cionales en Buenos Aires, dos años y medio, luego me transferí a una universidad a Esta-dos Unidos, donde terminé la carrera. En esos días yo era alguien que buscaba desesperada-mente vincularse a la política y a la literatura. En uno de los primeros textos que me dieron a leer en la universidad, El político y el científi-co, de Max Weber, descubrí que no tenía la vo-cación política. Pensé, entonces, que quizás podía vincularme a la política a través de la escritura. Todo me conducía a la literatura. Por suerte, mis clases eran a las seis de la tarde, en el turno de noche, y tenía mu-cho tiempo libre para leer y escribir. Me encantaba el fútbol y me hice hincha de Boca gracias a Milton Melgar, un boliviano que por entonces jugaba en Boca. También descubrí que era boli-viano en Buenos Aires. Fue la prime-ra mirada extranjera que recibí, la de mis compañeros argentinos en la uni-versidad, y eso me hizo pensar mu-cho en mi identidad y afirmarme en mi cultura a pesar de que no la conocía tanto como hubiera querido..

Edmundo Paz SoldánValeria Tentoni Filba

“IMPORTAN MÁS LOS IMAGINARIOS CUL-TURALES QUE LOS TERRITORIOS GEO-GRÁFICOS”.

Vas a participar en un panel sobre literatura y guerra, tema muy presente en Hablar con los perros. ¿Qué puedes adelantar de tu participación en ese panel? ¿Qué te interesa del tema bélico?Desde que empecé con el proceso de

documentación para la novela, veía que había algo que no calzaba: casi nadie ha-blaba de lo que pasó luego de la guerra en las familias bolivianas. Es decir, el pa-dre que volvía con unos traumas enor-mes, el novio al que le pasaba lo mismo o los padres que de pronto se veían sin hijos, en una absoluta soledad (muchos perdieron más de cinco). La soledad y la tristeza después de la guerra es algo que los bolivianos supimos guardar muy bien, que supimos esconder muy bien, y eso no está bien, eso no le hizo bien ni a la literatura ni al país.

También vas a participar en la jornada multidisciplinaria Carnaval boliviano, ¿qué aspecto de la cultura boliviana (más allá de lo literario) te parece importante que conozca el resto de Latinoamérica?El carnaval no. Si hay algo que odio debe

ser el carnaval, pero mirá que por estos días estoy escribiendo una crónica sobre la desaparición de mi colegio (se llamaba In-dustrial Fabril y era el colegio más pobre de La Paz) y recordaba cómo me daba cierta vergüenza aceptar que me gustaban grupos cumbieros como Maroyu e Iberia. Creo que es lo más original que tenemos, y te digo original porque sus letras describen al bo-liviano y a la boliviana estándar, es decir, sentimentaloide y depresivo. Sin embargo, es muy buena música, más inclusive que la folklórica, que ya nos llegó hasta el copete. O que el rock boliviano y esa estúpida nece-sidad de querer ser políticamente correcto y decir todo lo contrario.

¿Qué te genera reflexionar acerca de la literatura boliviana con compatriotas en el marco de un festival que se lleva a cabo fuera de las fronteras de tu país? ¿Te aportó alguna nueva mirada sobre tu literatura, tu idiosincrasia?Es raro, ¿no? Esto no pasaba hace 10 o

12 años. Ahora hay una necesidad de re-flexionar sobre eso, aunque creo que nos falta también hacer la autocrítica como generación. ¿Es realmente importante lo

que estamos haciendo? ¿Hemos dejado atrás, como ocurría al principio de la dé-cada de este nuevo siglo, la idea un poco tonta de estar inventando la pólvora?

Vas a participar en una mesa sobre música, ¿qué otra rama del arte te interesa? ¿Le aportan algo a tu literatura?La música y mucho, no sólo el rock o el

metal, como pasa en Hablar con los perros. Ha-blaré de un temón del grupo Iberia (Amor de pobre), justo ahora que escribo una cuar-ta novela que, entre otras cosas, habla de un chico, el vocalista de un grupo de cumbia. El cine me gustaba, ya no lo veo por un trau-ma que tuve hace poco, de hecho participé en un par de películas como coguionista. Y me gusta también la lucha libre y me gus-ta o tengo como objetivo transmitir toda esa emoción que veo en una lucha al momento de narrar una historia.

Si tuvieras que recomendarle a Wilmer Urrelo a alguien que no lo conoce, ¿qué le dirías? ¿Cuál es su mejor virtud como escritor?Creo que la única virtud que tengo es

que escribo novelas largas porque quiero contarlo todo, quiero que mis lectores se-pan toda la historia. A mí no me gustan las mezquindades.

Wilmer UrreloFilba

“A MÍ NO ME GUS-TAN LAS MEZQUIN-DADES”.

Tu formación académica inicial es en Filosofía: ¿hay algo de esa secuencia universitaria que todavía esté en vos a la hora de escribir?Antes leía mucha filosofía, pero desde

hace algunos años dejé de hacerlo, sencilla-mente perdí el placer de ese tipo de lectu-ra. La literatura que me interesa va por otro lado, se relaciona más con las emociones y las atmósferas que con las ideas. De hecho, creo que una inteligencia despiadada es no-civa para un narrador, corroe su sensibilidad. En todo caso, hay herramientas mucho más valiosas que la inteligencia para un narrador. Las novelas y los cuentos que me gustan evi-dencian que el escritor ha ido a ciegas, guián-dose más por su instinto que por su lucidez.

¿Y del cine? ¿Algo pasó a tus libros? Sugiero el tratamiento de la luz, de la perspectiva y del tiempo.Todo eso que mencionas, pero sobre todo

la posibilidad de trabajar imágenes concretas, pensar en imágenes. Construir escenas en tor-no a imágenes, volverlas narrativas, huir de la abstracción: una literatura que se sustenta únicamente en lenguaje me aburre, el gesto poético creo que está en otra parte. También creo que el cine me ayudó mucho a editar los libros que escribo. Por ejemplo, a La desapari-ción del paisaje (la novela que sacaré en noviem-bre con la editorial Periférica), la desmonté como si estuviera haciendo una película. Una vez escrita, la novela se volvió un objeto que se puede manipular a gusto, pude reordenarla, alterar su estructura, etc. Creo que esa plasti-cidad a la hora de editar viene del cine.

Comenzaste por escribir cuentos: ¿qué te atrajo de ese género, por qué comenzaste por ahí?Algunos de mis libros favoritos son colec-

ciones de cuentos, así que la relación con el género fue, desde el comienzo, muy natural. Además, era mucho más sencillo probar con

cuentos que lanzarme de lleno a hacer una novela. La relación que tengo con el cuento es mucho más relajada, ya que la exigencia emocional y de tiempo es mucho menor. Si uno escribe un mal cuento desperdicia algu-nos días o en el peor de los casos algunos me-ses de su vida. Si uno escribe una mala nove-la desperdicia años, así que también hay un tema de presión, me divierto más escribiendo cuentos. Me gusta una idea de V.S. Pritchett: él creía que el cuento es como la fotografía, puedes verlo en su totalidad de una sentada, a diferencia de la novela, que requiere días o meses. Eso está relacionado con la intensidad y por lo tanto con la poesía.

Maximiliano BarrientosValeria Tentoni Filba

“UNA INTELIGENCIA DESPIADADA ES NO-CIVA PARA UN NA-RRADOR, CORROE SU SENSIBILIDAD”.

tandartes de la frescura, presente y del fu-turo de la literatura hecha en el país. Ellos son Edmundo Paz Soldán, Maximiliano Ba-rrientos, Wilmer Urrelo, Christian Vera y Liliana Colanzi.

El papel de estos protagonistas del en-cuentro es el de hablar y discutir el estado de las letras bolivianas, las temáticas que se abordan, tendencias, coyuntura nacio-nal, la forma en que ésta puede influir en la creación literaria, entre otras temáticas, en paneles y charlas que no sólo permitirán una exposición de estos autores, sino la pro-ducción nacional en general.

Aquí se presentan extractos de entrevis-tas que la organización del evento hizo a algunos de estos autores y que ofrecen algu-nos parámetros para conocerlos a ellos y a su forma de escribir, y así tener un vistazo de Bolivia y sus letras.

Ibas a jugar al fútbol y una lesión te cambió el rumbo, ¿fue así? “No entendía el estilo del fútbol que se jugaba por allá, en el que se corría tanto, y menos que me hubieran dado una beca tan buena por un deporte que no convocaba a multitudes”, escribes en una columna.Nunca vi el fútbol como una carrera

profesional, no daban para eso ni mi voca-

ción, ni mi capacidad de juego. Eso sí, cos-teó mis estudios, ya que conseguí una beca de fútbol para la universidad de Alabama y jugué durante tres años por la universi-dad. Al fútbol le debo mi llegada a Estados Unidos, así que le debo mucho porque lue-go me quedé en Estados Unidos e hice mi carrera académica.

¿En qué se parece el fútbol a la escritura?Yo era mediocampista, así que para mí el

fútbol era y es el arte de estar siempre bus-cando a otro estratégicamente mejor situado que tú para pasarle la pelota. En la escritura, en cambio, te tienes que estar buscando a ti mismo, armar tú mismo la jugada y también convertir el gol. Pero de lo colectivo del fút-bol se puede aprender; cuando escribo pienso en los que me preceden, en quiénes, metafó-ricamente, podrían ayudarme a armar la ju-gada para que el texto esté lo más cerca posi-ble del texto imaginario perfecto que tengo en mi cabeza.

Luego te doctoraste en Berkeley: ¿cómo fue esa experiencia, la de estudiar Letras? ¿Cómo se metió en tu modo de escribir? ¿Qué efectos consideras que tuvo sobre tu escritura? Tanto benéficos como maléficos, pregunto.Al principio me desilusionó un poco.

Creía que me iba a ayudar a ser mejor es-critor, pero descubrí muy rápido que mis compañeros y profesores, apasionados y todo, tenían una relación con la litera-tura muy distinta a la que yo tenía. Tuve una crisis y quise dejar la carrera a los dos años de empezada. Luego entendí que la carrera podía ayudarme a ordenar mis lecturas, a hacer mejores conexiones en-tre los textos, en fin, a ser mejor lector. Y ser mejor lector ayuda a ser mejor es-critor. Tuvo efectos maléficos en mi escri-tura al principio (mi segunda novela no la reeditaré porque el discurso académico se me coló y la dañó), pero a la larga tuvo

efectos benéficos porque am-plió mucho mi mi-

rada y me hizo sentir que for-maba parte de una muy larga tradición.

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6 Domingo 28 de septiembre de 2014

La edición de Tintín en el Congo es un excelente motivo para abordar el tema del racismo en los cómics, don-de los negros representan el subde-sarrollo y los blancos la expansión

imperialista, una imagen que nos persigue como fantasma en el subconsciente colectivo. Si anudamos los cabos sueltos de la historia universal, advertiremos que el racismo tiene sus primeros antecedentes en el pasado colo-nial de las culturas no occidentales, donde los conquistadores europeos, a diferencia de los asiáticos, negros o indios, impusieron su vo-luntad a sangre y fuego.

En este contexto, la serie creada por Georges Rémy, quien usó el seudónimo de Hergé desde 1929, cuenta la versión oficial de los vencedores, con una fuerte dosis de racismo y una visión retorcida de la reali-dad del llamado Tercer Mundo. Y, sin em-bargo, su personaje principal, aparecido por primera vez en el suplemento juvenil de un periódico belga, es una de las figuras más aclamadas por los lectores despreveni-dos y el personaje de ficción más cotizado en el reino de las historietas.

Los periplos de Tintín, traducidos a me-dio centenar de idiomas, se han publicado en más de 100 países y el número de ejem-plares vendidos ha superado los 150 millo-nes en todo el mundo; lo suficiente como para difundir masivamente una ideología que atenta contra las razas y culturas, que hace tiempo ya se independizaron de los co-lonizadores europeos.

Desde su primera aventura, Tintín en el país de los soviets, hasta la muerte de su creador, en 1983, este periodista intrépido y curioso, de inamovible tupé y acompañado por su fiel fox terrier Milú, ha llegado a la Luna y ha recorrido un largo itinerario en la Tierra, desde Rusia hasta África colonial. Tintín es el “Superman belga”, pues ha cru-zado los mares para pelear con los indios en las praderas norteamericanas, ha escalado las cimas de los Andes y el Himalaya, ha lu-chado contra las fieras salvajes de la jungla en la India y Sudamérica, y, al mejor estilo de Indiana Jones, ha presenciado los acon-tecimientos de la historia contemporánea, como fue la guerra chino-japonesa, la revo-lución bolchevique y los diversos golpes de Estado en las más exóticas repúblicas bana-neras, cuyos habitantes son sinónimos de incivilización y barbarie.

Ahí tenemos el caso de Tintín en el Con-go, donde el protagonista blanco, sentado en una litera, es llevado a cuestas por cuatro fi-guras grotescas, que tienen los ojos saltones, los labios desproporcionados y la piel negra como el ébano. La imagen parece inspirada en la clasificación racial hecha por el natura-lista sueco Carl von Linné (1707-78), quien ca-racterizó a los africanos en los siguientes tér-minos: “negro, flemático, de cabellos negros y crespos, laxo, nariz roma, labios abultados, astuto, negligente, perezoso, y se rige por el arbitrio”. En cambio el de raza aria es: “blan-co, musculoso, sanguíneo, ojos azules, cabe-llos rubios y ondulados, agudo, industrioso, versátil, y se rige por leyes”.

Esta imagen, enraizada en la mentalidad colonialista de Occidente, induce a pensar que los angoleños son una suerte de escla-vos postrados ante los pies del hombre blan-co, al cual adoran y convierten en jefe su-premo de sus tribus, dando lugar, de este

modo, al sentido de dominación de un pue-blo sobre otro, de una cultura sobre otra, de una raza sobre otra.

No se debe olvidar que este país del oeste africano, que primero fue colonia portugue-sa y después belga, sufrió el desprecio y la expoliación de Occidente. Así, entre el siglo XVI y XIX, fue uno de los centros principa-les del comercio de esclavos, quienes fueron vendidos y transportados al continente ame-ricano, mientras en el siglo XX, a consecuen-cia de la expansión y el saqueo imperialista, las empresas transnacionales intensificaron la explotación de sus recursos naturales, que hizo florecer el comercio de diamantes, co-bre, oro, plata, cinc y otros.

Tintín, visto desde esta perspectiva, es el representante de una cultura y, por lo tanto, de una mentalidad que, desde la épo-ca del colonialismo europeo, ha intentado perpetuar la supremacía del hombre blan-co. En las series basadas en las teorías del so-cial-darwinismo, que legitiman la existen-cia de razas superiores y razas inferiores, los negros, asiáticos e indios, representan a los malhechores oscuros de la sociedad, en tanto los blancos, “buenos, bellos e inte-ligentes”, son los héroes de las historietas, donde se cumplen los sueños de quienes defienden la supremacía del hombre blan-co, así el racismo sea una utopía como la especulación del social-darwinismo. Basta revisar la historia de las diversas culturas para comprobar que las razas y los pueblos se han turnado en la vanguardia de la ci-vilización, siendo así que pueblos que co-nocieron antes un deslumbrante esplendor, aparecen en la actualidad postergados en relación a otros que sufrieron un vertigino-so desarrollo en los últimos tiempos.

Las aventuras de Tintín, al menos en su viaje al Congo (ahora República de Zaire), tienen una clara intención racista, que es preciso aclarar para que no se siga creyen-do en el mito de que el negro nació para ser esclavo y el blanco para dominarlo por man-dato divino.

El colonialismo en TintínEL AUTOR INVITA A REFLEXIONAR SO-BRE EL TRASFONDO DE TINTÍN, HÉROE AVENTURERO FICTICIO DE HISTORIETAS.

Víctor MontoyaEscritor y pedagogo

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Estos extractos de la historieta han sido considerados por varios críticos como racistas y reflejo de un pensameinto colonialista.

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7Domingo 28 de septiembre

de 2014

Hace mucho tiempo que la ciencia ficción dejó de ser tal, para con-vertirse en un pantallazo a ciertos avances tecnológicos que gatean y sortean sus primeros obstáculos, o

en otros casos, que ya dieron sus primeros pasos y quieren empezar a correr.

La literatura siempre fue una notable fuen-te de estas historias, consagrando a muchos de sus creadores (Julio Verne, Isaac Asimov) como visionarios y, por qué no, genios. En sus obras, los avances tecnológicos, proezas inalcanzables y escenarios desconocidos constituían un mundo lejano y en algunos casos, exageradamente futu-rista, por no decir imposible. De la mano de estas visiones de las posteridades, también venían los dilemas filosóficos y éticos, siempre relacionados con la relación del ser humano, la naturaleza y el manejo y gobierno sobre ésta, problemas que paulatinamente dejaron de ser ficción.

Fantasía tampoco ya es sinónimo de ciencia ficción. El velo de la inocencia que se ceñía sobre nuestros ojos cayó hace mucho, y la tradicional fuente de estas ficciones (ahora realidades o pro-yectos en curso), nos habla de futuros próximos, con la fría certeza de que ellos llegarán, quizás más rápidamente de lo que pensamos.

El filme Trascendence, dirigida por Wally Pfis-ter (director de fotografía en todas las películas de Christopher Nolan –Incepcion, Batman-), se inscribe dentro de estas narraciones, mediante la historia de un científico (interpretado por Jo-hnny Depp), quien ha investigado durante años la posibilidad de desarrollar un código de progra-mación para crear la primera computadora que piense por sí misma, es decir el epítome de la In-teligencia Artificial (I.A.). Este científico es víc-

tima de un intento de asesinato, que eventual-mente lleva a la muerte del protagonista, pero la intervención de sus colegas científicos hace que su cerebro (memorias, conocimientos, ¿emocio-nes?) sean transferidos a una supercomputado-ra, logrando una especie de trasplante de mente.

Con el exitoso resultado del experimento, el científico se copia a sí mismo mediante inter-net, logrando su presencia (literal) en todo el universo virtual, y por ende, en todo el mun-do, lo que, combinado con su capacidad mental, hacen de él un ser poderoso y capaz de hacer mucho más de lo que los mismos hombres de ciencia pueden creer. Terroristas antitecnología (los responsables del original atentado contra

su vida), se verán en la obligación de “vol-ver” a matar a este ente.

Situada en el tiempo presente, Tras-cendence presenta una reali-

dad actual y palpable, no al estilo Verniano, en el que

los hechos se pueden ver distantes y salidos de una imaginación demasiado fecunda. Es sabido que el desarrollo de la Inteligencia Artificial es uno de los objetivos primordiales de los cientí-ficos contemporáneos, al igual que los proble-mas éticos que han surgido sobre muchas de las prácticas que la ciencia ha realizado en la bús-queda de curas a enfermedades o prolongación de la vida. Justamente el análisis de tales metas y dilemas son puestos de manifiesto en el filme, sin inclinarse demasiado por ningún lado de la balanza, limitándose a mostrar el desencadena-miento de los eventos.

Quizás ésta es la fortaleza de la película, la de plantear una situación real y coyuntural, con conflictos morales que son discusión en altas es-feras tecnológicas o en sobremesa, sin caer ne-cesariamente en una narración de corte distó-

pico, o sea ofreciendo una moraleja a partir de un oscuro y funesto futuro, producido por las imprudencias y excesos actuales de la humani-dad. No, Trascendence es una ventana al maña-na, una proximidad que está en marcha y que no pertenece a los libros o a las películas, otrora, fuentes primarias de ficciones, y ahora, parte de sus archivos. Es más, en este instante se está de-sarrollando la Iniciativa 2045 (visitar 2045.com), un proyecto que se basa en la premisa de que los siguientes pasos en la evolución humana perte-necen al campo de la cibernética y a la I.A., por lo que a través de varias fases de desarrollo se es-pera lograr hasta el año 2045 una copia digital de una conciencia humana en una máquina no biológica, e incluso hacer que la mente humana pueda interaccionar con el entorno (real o vir-tual) como un holograma. ¿Fantasioso? ¿Imposi-ble? Sólo el tiempo lo dirá.

Trascendence es una película que quizás no haya logrado el recibimiento comercial que se esperaba (en números de taquilla), y muchos es-pectadores critican y criticarán algunos de los desarrollos de la trama, pero lo cierto es que el acierto del filme es que logra desbordar a la ciencia ficción, no en términos de lo soñador de sus elementos, personajes o situaciones, sino que apunta al futuro sin necesidad de levantar los pies de la tierra, y utiliza un norte universal a culturas y latitudes, como es la inmortalidad, y que ahora, aparentemente, se pone al alcan-ce de la humanidad mediante la Iniciativa 2045.

Fanáticos de la ciencia ficción quizás que-den insatisfechos tras ver el filme, porque, re-pito, Trascendence no es una quimera, es una ventana al mañana, y realmente vale la pena emplear dos horas de una tarde de domingo en hacerle un guiño al futuro y averiguar en qué nos podemos convertir.

Trascendence, un guiño al futuroUN FILME QUE LE DICE ADIÓS A LA CIENCIA FIC-CIÓN Y LE DA UNA BIENVENIDA A LA REALIDAD.

Miguel RiveraLa Esquina

Primero, conectado, después el ser humano apunta a ser parte de un sistema no biológico como parte integral de una computadora, dejando atrás las conexiones y siendo conciencia plena.

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8 Domingo 28 de septiembre de 2014

Un polvo rojizo se desliza por las rendijas del bus. A lo lejos el sol resplandece de forma tenue, en medio de los troncos enredados y unos cuantos arbustos.

Las trece horas de viajes valen la pena. La gente te acoge como parte de la familia en Concepción, situada en el núcleo de “La Gran Chiquitania”, en la provincia Ñuflo de Chávez, en Santa Cruz.

Al igual que sus senderos y caminos, sus viviendas son de tierra rojiza, y las familias aún mantienen los valores que dejaron cimen-tados las misiones jesuíticas que se expandie-ron por San Miguel, Santa Ana, San Ignacio, Santa Rosa, San Javier, San José, San Rafael, San Ramón y San Antonio de Lomerío.

La temperatura llega a los 27 grados, no tan fuerte para un buen jugo de somó, que llevo en una botella al ingresar a la Iglesia de Con-cepción donde se muestran imponentes los re-tablos laterales con figuras religiosas.

Las paredes han sido revocadas y pintadas de nuevo, aunque un pedazo de la pared origi-nal se conserva en la parte trasera de la cate-dral. Los bancos son nuevos y ha sido tallado cada uno con un motivo diferente por los ar-tesanos de Concepción.

Un historiador que nos acompaña relata que el conjunto misional fue construido por el padre Martín Schmid entre 1753 y 1756, que la iglesia fue restaurada en 1975 por Hans Roth y su disposición es inversa a la de San Javier. Cuenta que la riqueza de los tallados y del pan de oro que adorna los altares y re-tablos es una muestra del esplendor artístico que lograron los jesuitas.

En una especie de primer piso, los luga-reños custodian con gran precaución un órgano hidráulico que sólo difunde sus no-tas armoniosas en las homilías de los domingos y en las fechas religiosas.

Mientras en la parte posterior se escu-chan los sonidos de los chelos y violines, el guía comenta que en su poblado se halla el archivo misional, que guarda más de 5.000 hojas de música entre misas, salmos, cantos religiosos y motetes en latín, guaraní, espa-ñol e italiano.

Muchas de estas obras se han presentado en diferentes festivales de música barroca en el mundo. Junto con el convento adyacente, for-man un armonioso conjunto arquitectónico.

Los gruesos pilares de madera tallados, son una muestra de la habilidad de las manos de los chiquitanos, no sólo para esculpir la mayo-ría de personajes religiosos, sino para la cons-trucción de instrumentos musicales que tam-bién son exportados.

Los artistas esbozan los dibujos de sus obras en troncos gruesos y firmes, luego comienzan a esculpirlas con calma y precisión, habilidad que se los padres transmiten a sus hijos.

Concepción, declarada Patrimonio Cultu-ral de la Humanidad, se caracteriza también por poseer una gran variedad de orquídeas. La más representativa de la zona es la Cattle-

ya nobilior, que ha sido elegida como la flor símbolo de la región.

Durante muchos años se extrajeron del bosque en los alrededores de Concepción cantidades masivas de orquídeas para comer-cializarlas, sin tener los cuidados necesarios para evitar la pérdida del recurso natural, y sin un plan de manejo sostenible para su aprovechamiento.

El Gobierno Municipal de Concepción, el Consejo Municipal de Turismo de Concep-ción y el CEPAD, con el apoyo de la Coope-ración de Extremadura, identificaron, en el marco de un Plan de Dinamización Turística Municipal, el potencial de la orquídea como elemento para impulsar el turismo sosteni-ble de Concepción, y decidieron ejecutar ac-ciones para evitar su depredación y promover la conservación y valoración de las orquídeas. Así nació en 2001 el Festival de la Orquídea de Concepción, como producto turístico que ha logrado posicionar al municipio como el “San-tuario de la Orquídea Boliviana”.

Cientos de visitantes arribaron a Concep-ción y estos quedaron maravillados por los so-nidos de los violines, chelos y pianos que in-terpretan melodías renacentistas y barrocas.

El recorrido se extiende hasta horas de la noche. Los violines invitan a bailar bajo un cielo despejado lleno de estrellas que no se al-canzan a ver en la ciudad.

Concepción“LAS FAMILIAS AÚN MANTIE-NEN LOS VALORES QUE DE-JARON CIMENTADOS LAS MISIONES JESUÍTICAS”

Juan Cori Ch.Periodista

1. La orquidea, una especie que forma parte del paisaje de la localidad.2. La emblemática iglesia de Concepción.

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