La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

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  • 8/10/2019 La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

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    LA ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA

    DEL MALTRATO

    Mara Jess Izquierdo'

    El ser humano no es una criatura tierna y necesitada de

    amor, que slo osara defenderse si se le atacara, sino,

    por el contrario, un ser entre cuyas disposiciones ins-

    tintivas tambin debe incluirse una buena proporcin

    de agresividad. Por consiguiente, el prjimo no le re-

    presenta nicamente un posible colaborador y objeto

    sexual, sino tambin motivo de tentacin para satisfa-

    cer en l su agresividad, para explotar su capacidad de

    trabajo sin retribuirla, para aprovecharlo sexualmente

    sin su consentimiento, para apoderarse de sus bienes,

    para humillarlo, para ocasionarle sufrimientos, marti-

    rizarlo, matarlo.

    Sigmund Freud, El malestar en la cultura.

    Si aceptamos los planteamientos de Freud en

    El malestar en la cultura

    con-

    vendremos que los seres humanos tenemos una disposicin agresiva, que el

    sufrimiento de nuestros semejantes puede ser algo deseado, y que estamos

    tentados de explotar el trabajo de los dems y utilizarlos sexualmente. Por

    lo tanto, la agresividad no se activa nicamente para defenderse de ataques.

    Los seres humanos no slo son capaces de dar la vida por los dems sino

    tambin de quitrsela, no slo se conmueven ante el sufrimiento de sus se-

    mejantes, sino que son capaces de desconsiderar el sufrimiento ajeno, ms

    an, de infringirlo por el puro placer de ver a alguien asustado, humilla-

    do, en definitiva subordinado, o porque ante la satisfaccin de los intereses

    propios, se desconsideran los daos que puede comportar satisfacerlos. La

    agresividad no es un rasgo que se pueda erradicar porque es constitutivo

    de los seres humanos, cabe, sin embargo, canalizarla hacia actividades que

    Es profesora de Sociologa en la Universitat Autnoma de Barcelona. MariaJesus.Iz-

    Mara Guadalupe Huacuz Elas

    (Coordinadora)

    La bifurcacin del caos. Reflexiones interdisciplinarias

    sobre violencia falocntrica.

    Mxico: UAM-Xochimilco, 2011.

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    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

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    no sean dainas o que contribuyan a hacer del mundo un lugar ms habi-

    table. Nadie escapa a ese impulso y, sin embargo, si algo caracteriza al ser

    humano, es que se trata de un animal tico, que tiene deseos de segundo

    orden, resultado de la valoracin crtica de los deseos primarios. Entonces

    puede contenerlos, canalizarlos de una manera constructiva o descargarlos

    en actividades que no sean nocivas.

    Agresivos somos todos, pero las expresiones de agresividad son muy va-

    riadas, dependiendo de las caractersticas constitucionales de cada indivi-

    duo, de los procesos de socializacin y de las condiciones estructurales en

    que se desarrollan nuestras vidas. El resultado de las manifestaciones de

    agresividad es diverso, pero no tanto como para no hallar factores comunes

    a los distintos grupos sociales. Hombres y mujeres son agresivos, lo que les

    distingue es el modo de agredir, el objeto, la motivacin y las circunstancias.

    Al mismo tiempo, en el acto de agredir, de maltratar porque as se desea

    o porque es el medio para conseguir otros fines, como mantener una po-

    sicin de superioridad respecto de la persona agredida, intervienen dos

    rdenes de factores, los que se derivan del impacto de los condicionantes

    sociales econmicos, culturales, normativos y los que podran ser defi-

    nidos como actos libres, de la propia voluntad.

    Si nos centramos en los condicionantes sociales, las agresiones sexistas

    no son el resultado de desviaciones o patologas, sino la expresin ltima

    del sexismo, que se manifiesta precisamente cuando el hombre siente que

    pierde el control o no lo ha conseguido tener de una realidad en que

    ha sido definido como el sujeto de las acciones y, por ello, en su accin se

    hace visible el modo en que una sociedad est organizada.

    Asignar al hombre la posicin de sujeto, y a la mujer la de objeto, sea

    de las agresiones o de cualquier otro tipo de interaccin, forma parte de

    las especificaciones de una matriz de relaciones. Las medidas a aplicar y

    la propia legislacin tambin estn condicionadas socialmente, se desarro-

    llan con una lgica sexista que escapa a la conciencia de los actores. Por

    ello, la propia crtica del sexismo y las medidas que se implementan para

    evitarlo requieren una valoracin de segundo orden. Se hace imprescin-

    dible el metaanlisis de las diversas expresiones crticas, de la legislacin,

    de las polticas sociales y de las mismas teoras crticas, ya que los sujetos

    que las producen son tambin producto del sexismo que combaten. Buscar

    los rastros de sexismo que pueda haber en las polticas de igualdad es una

    medida imprescindible para que los profesionales superen esos condicio-

    namientos a los que nadie escapa y que de un modo inadvertido marcan

    sus intervenciones.

    VIOLENCIA

    VERSUS

    AGRESIN

    La forma en que se hace referencia a las agresiones de los hombres hacia las

    mujeres es muy plural, por ms que con la Ley Orgnica de Medidas de Protec-

    cin Integral contra la Violencia de Gnero (22 de diciembre 2004) ha queda-

    do acuada la expresin violencia de gnero . Se utilizan expresiones como

    violencia domstica , violencia contra las mujeres , terrorismo domstico o

    terrorismo de gnero . Con menor frecuencia se usan otras como maltrato

    domstico , o agresiones a mujeres . Por otra parte, el trmino agresin se

    utiliza muy poco y, adems, se toma como sinnimo de violencia. Tradicional-

    mente, la expresin ms generalizada ha sido la de maltrato domstico ,

    2

    y

    su sustitucin por violencia de gnero ha sido motivada por la necesidad de

    indicar que se trata de actos encuadrados en una situacin de inferioridad

    social de las mujeres. Probablemente haya sido esa motivacin la que ha lleva-

    do al uso desafortunado de gnero como sinnimo de mujer . Otra forma

    de indicar el carcter social de estos actos y sus consecuencias estructurales

    es referirse a los mismos como terrorismo domstico o terrorismo patriarcal.

    3

    VIOLENCIA

    La importancia de los trminos radica en los conceptos que vehiculan, por

    ello, utilizar como sinnimos los trminos violencia y agresin, dificulta la

    reflexin sobre el tema que nos ocupa ya que se pierde precisin conceptual.

    Segn el diccionario de Mara Moliner, violencia es la utilizacin de la fuer-

    za en cualquier operacin, mantener o realizar las cosas contra su tendencia

    natural. La violencia es un medio, tiene por tanto carcter instrumental. El

    mvil de la violencia no es necesariamente causar dao, aunque es posible

    que se cause, como es posible que se produzca un bien o al menos se persiga

    producirlo. Se puede violentar una puerta que no se logra abrir, a otra per-

    sona que no quiere hacer lo que se le impone, sea luchar por sus derechos o

    2

    La catedrtica de Derecho Penal Mara Luisa Maqueda (2006) seala la conveniencia

    de diferenciar la violencia de gnero de la violencia domstica, entiende que la primera

    apunta a la mujer y la segunda a la familia . Como podr verse ms adelante, implcita-

    mente se toma gnero como sinnimo de mujer .

    3

    Segn lo define Michael Johnson (1995: 284), el terrorismo patriarcal es un producto de

    las tradiciones patriarcales del derecho de los hombres a controlar 'sus' mujeres, es una forma

    de control terrorista de las esposas por sus maridos e implica el uso sistemtico, no slo de la vio-

    lencia, sino de la subordinacin econmica, amenazas, aislamiento, y otras tcticas de control .

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    ser sojuzgada, por ejemplo. Uno o una misma se violenta cuando madruga

    para cumplir un compromiso pese a que deseara continuar durmiendo.

    Inversamente, con frecuencia se utilizan medios violentos para beneficiarse

    del trabajo ajeno, para lograr la obediencia, para satisfacerse sexualmente,

    para humillar y para subordinar.

    Si nos atenemos a su definicin del diccionario, la violencia en s misma

    no puede ser condenada ni rechazada ticamente, ya que no siempre es

    condenable el uso de la fuerza. Sern las motivaciones, los resultados que

    originan, o las condiciones en las que tienen lugar los actos violentos lo que

    justifica rechazarlos. Mejorar el mundo requiere una compleja combinacin

    de violencia y adaptacin al medio, transformndolo pero tambin acomo-

    dndonos a las condiciones naturales y sociales. La violencia de hoy ejercida

    sobre nosotros mismos y sobre los dems nos convierte en alguien diferente

    maana porque cambia el curso de los acontecimientos. Algo de eso hay

    en el paso de los deseos de primer orden a los de segundo orden, la tica

    no deja de ser un ejercicio de violencia ya que experimentamos deseos am-

    bivalentes, queremos cosas que no querramos querer. Por ello, los deseos

    entran en conflicto, violentamos nuestros deseos de primer orden cuando

    satisfacemos los de segundo orden y viceversa.

    Dependiendo del mbito en el que acta existe una diversidad de tipos

    de violencia: a) la econmica, est comprometida con la explotacin, la

    disciplina de trabajo, el acceso a recursos, el desarrollo de las cualidades

    personales o la organizacin del tiempo, por citar slo algunos de sus as-

    pectos ms relevantes. b) La violencia simblica,

    4

    consiste en presentar

    los saberes del grupo dominante como los nicos vlidos, se orienta a ne-

    gar legitimidad a las aspiraciones, valores, modos de entender el mundo y

    prcticas vitales de los grupos subordinados, y se ejerce atribuyendo vali-

    dez universal a los valores del grupo dominante. Se trata de una violencia

    en que las armas fsicas o econmicas se sustituyen por las ideolgicas. c)

    La psquica, se caracteriza por modificar la conciencia de s y de las pro-

    pias capacidades, o la manipulacin de los afectos para controlar a una

    persona. d) Y finalmente, la fsica. Recordemos que el Estado nicamente

    reserva para s el monopolio de la violencia fsica, mientras que no san-

    ciona negativamente sino que limita el alcance de las restantes formas de

    violencia mencionadas.

    'El uso de la violencia es un fenmeno normal , en el sentido que forma

    parte del funcionamiento del orden social y de lo que se trata es de poner-

    4

    El concepto de violencia simblica ha sido desarrollado por Pierre Bourdieu.

    le lmites, para ello la ley incorpora necesariamente violencia legtima. En

    cuanto a nuestras relaciones con los dems, y con nosotros mismos, no se

    puede olvidar que los conflictos son un aspecto constitutivo de las relacio-

    nes y de la vida psquica.

    Con referencia a la violencia de gnero y dado que los gneros, como ve-

    remos ms adelante, tienen carcter estructural ya que se definen como posi-

    ciones en un sistema de relaciones econmico-sociales y psquicas, podemos

    afirmar que se trata en la mayor parte de los casos de una accin sin sujeto. El

    hombre es sujeto de la accin en la medida en que persigue un fin con la mis-

    ma fundamentalmente dominar a la mujer y no lo es en tanto la agresin

    es inmotivada, expresin de un estado emocional que es fruto de una matriz

    de relaciones psicosociales que condicionan su conducta. Al mismo tiempo,

    como sujeto tico y, por lo tanto, capaz de reflexionar sobre sus deseos de pri-

    mer orden y las consecuencias de realizarlos, los gobierna tanto si tienen como

    origen sus intereses o si son la expresin del modo en que est estructurado.

    En la exposicin de motivos de la Ley Orgnica (1/2004), se define un

    sujeto de la accin, los agresores, que consideran a las mujeres carentes de

    derechos:

    La violencia de gnero no es un problema que afecte al mbito privado,

    al contrario, se manifiesta como el smbolo ms brutal de la desigualdad

    existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre

    las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas por sus agre-

    sores carentes de los derechos mnimos de libertad, respeto y capacidad de

    decisin.

    Pero al mismo tiempo se apunta insistentemente que el maltrato, la

    agresin y el acoso son indicadores, consecuencias y no causa de condicio-

    nantes socioculturales, a los que preferiramos referirnos como factores

    estructurales . En esa direccin apunta la posicin de la Organizacin de

    las Naciones Unidas en la IV Conferencia Mundial de 1995.

    Existe ya incluso una definicin tcnica del sndrome de la mujer mal-

    tratada que consiste en

    las agresiones sufridas por la mujer como consecuencia de los condicionantes

    socioculturales que actan sobre el gnero masculino y femenino, situndola

    en una posicin de subordinacin al hombre y manifestadas en los tres mbi-

    tos bsicos de relacin de la persona: maltrato en el seno de las relaciones de

    pareja, agresin sexual en la vida social y acoso en el medio laboral.

    Se puede deducir que las agresiones son fruto de condicionantes, de

    donde el hombre slo en parte es sujeto de la accin. Nos interesa destacar

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    NCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

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    el valor de smbolo que se atribuye a la violencia de gnero en la exposicin

    de motivos de la ley. Cuando se elimina el indicador de la desigualdad so-

    cial de las mujeres en la violencia de gnero, si esta medida no va acompa-

    ada de cambios estructurales el primer paso es reconocer la condicin

    de paradas a todas las mujeres en edad laboral que en este momento se

    contabilizan en la poblacin inactiva, la Ley, querindolo o no, es instru-

    mental al patriarcado. Al eliminar el smbolo de la desigualdad social de

    las mujeres, que son las agresiones a las que se hallan sometidas por parte

    de los hombres, se eliminan los indicadores del problema pero no el proble-

    ma. De modo que el patriarcado queda invisibilizado.

    Los legisladores nos invitan a tomar la violencia de gnero como estruc-

    turante de las relaciones de gnero. Una estructura de relaciones sexista

    orienta la conducta de los sujetos en el sentido de confirmar y reproducir

    la propia estructura. Confirma la estructura porque los malos tratos que

    reciben las mujeres son consecuencia de relaciones sexistas y la existen-

    cia de agresiones evidencia que hay sexismo. Por aadidura reproducen la

    estructura, porque las agresiones pueden ser un instrumento disuasorid

    ante la potencial pretensin de establecer relaciones de igualdad con los

    hombres y mujeres.

    Ante esta formulacin del problema caben dos salidas o una combina-

    cin de ambas. Tratar el sntoma del sexismo, tanto como eliminar sus con-

    diciones estructurales. Atendiendo al hecho de que se centra en las vctimas

    y en los agresores la Ley se dirige a los sntomas, no protege contra la vio-

    lencia atacando sus causas sino que se centra en sus consecuencias, protege

    del smbolo no de lo que ste simboliza, eso es lo que deducimos de la defi-

    nicin de su objeto:

    Artculo 1. Objeto de la Ley

    1.

    La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como mani-

    festacin de la discriminacin, la situacin de desigualdad y las relaciones de

    poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre stas por parte de quie-

    nes sean o hayan sido sus cnyuges o de quienes estn o hayan estado ligados a

    ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.

    La violencia de gnero a que se refiere la presente Ley comprende todo acto

    de violencia fsica y psicolgica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las

    amenazas, las coacciones o la privacin arbitraria de libertad.

    Dado que es la discriminacin, la desigualdad y el ooder lo que se en-

    cuentra en juego en los actos de violencia, no hay duda que se trata de

    conductas interesadas. Al mismo tiempo, interviene la compulsin social

    sobre los hombres para que conserven sus privilegios, asociados como es-

    tn a su virilidad. Las agresiones violentas no son realizadas por un sujeto

    privilegiado, sino por alguien que ha perdido sus privilegios; la punta del

    iceberg es la conducta de los hombres que cometen feminicidio, que en muy

    buena parte de los casos, se entregan a la polica, anuncian pblicamente el

    crimen o se quitan la vida.

    CUADRO 1

    Actuacin tras cometer el crimen

    Nmero

    Porcentaje

    Fue detenido

    38

    52.78

    Se entreg

    17

    23.61

    Se fug

    2

    2.78

    Se suicid

    7

    9.72

    Se intent suicidar

    8

    11 11

    * Obsrvese que se da por sentado el calificativo de la accin, al parecer todas las mujeres

    muertas han sido asesinadas.

    Fuente: Centro Reina Sofa,

    Mujeres asesinadas por su pareja,

    Espaa (2007).

    Qu mvil tiene el delito en estos casos? Cumplir con mandatos socia-

    les? La muerte de las mujeres y el posterior suicidio o entrega de quienes las

    matan adquiere los visos de un acto sacrificial cuando el hombre no logra

    poner a la mujer en su lugar y, por tanto, fracasa en el ejercicio de su poder.

    De qu otro modo puede interpretarse el hecho de que 95% de hombres

    que asesinan a sus parejas o ex parejas paguen su delito, sea por que son

    detenidos, se entreguen, se suiciden o lo intenten.

    AGRESIN

    El trmino violencia se halla frecuentemente asociado al de agresin, que

    volviendo al diccionario, es derivado de agredir: atacar, lanzarse contra al-

    guien para herirle, golpearle o causarle cualquier dao. Segn el desarrollo

    que hemos presentado del concepto de violencia, slo una parte de la mis-

    ma va acompaada de agresiones. Inversamente, slo parte de las agresiones

    que se producen concurren en la violencia de gnero y, por tanto, carecen

    de carcter instrumental para el sujeto agresor. En estos casos las agresiones

    tienen un carcter expresivo, son manifestacin de un estado emocional, se

    trata de sentimientos puestos en accin.

    La violencia exige lmites, incluso el uso legtimo de la fuerza debe ser

    contenido dentro de ciertos mrgenes, tanto ms cuando no es legtima. La

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    A

    ESTRUCTURA

    SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    1

    agresin cuando es expresiva de estados emocionales, adems de requerir

    limites, demanda interpretacin. La interpretacin de los actos irreflexi-

    vos permite sustituir la accin por la palabra, transmitir lo que se siente

    mediante discurso en lugar de hacerlo, dado que poner en acto lo que se

    siente indica la prdida del discurso. La potencia desactivadora de la inter-

    pretacin de los actos compulsivos ha quedado ms que demostrada por el

    psicoanlisis. Nos atrevemos a aadir que el dao que causan las agresiones

    compulsivas es una expresin del sufrimiento que padece el sujeto agresor;

    con excepcin de sujetos con tendencias sdicas, para los que la accin est

    motivada por la bsqueda del placer. La cuestin es obvia: qu les duele a

    los agresores para que causen tanto dolor?

    A continuacin se presentan algunos ejemplos recogidos de los me-

    dios de comunicacin espaoles en los aos 2008 y 2009, en los que se

    indica que el acto no es tanto instrumental orientado a la consecucin

    de alguna ventaja, sino sacrificial, una especie de ofrenda para com-

    pensar su fracaso ante el mandato de virilidad a que se ven sometidos los

    hombres.

    Se presentan frente a la comunidad como asesinos: [...] tras matar a

    tiros a su esposa, de la misma edad, en el domicilio familiar y confesar el

    crimen a varios clientes de un bar del municipio, han informado fuentes de

    la Guardia Civil (03/04/2009).

    O bien se entregan a la polica:

    Fue el propio arrestado quien, unas horas despus de cometer el crimen, alert

    a la polica de que haba dejado el cadver de su pareja cerca de un peaje de la

    autopista AP-7, a la altura de Torredembarra (Tarragona). Despus, acudi a

    una comisara de polica, donde se entreg (16/03/2009).

    Una mujer de 35 aos ha muerto este viernes en su domicilio del distrito

    madrileo de Villa de Vallecas apualada presuntamente por su marido, de 36

    aos, quien tras los hechos se ha entregado a la Polica (20/02/2009).

    Una mujer ha fallecido asesinada en Tor (Lleida) a manos de su compa-

    ero, que ha avisado a los Mossos d'Esquadra de su crimen (18/12/2008).

    Un hombre de 43 aos de la localidad coruesa de tambre ha asesinado a

    la madre de su hija

    y

    se present anoche con el cadver de su ex pareja, de 30

    aos, en el cuartel de la Guardia Civil (11/11/2008).

    Un joven de menos de 20 aos se ha presentado en comisara

    y

    ha confesa-

    do haber asesinado a su novia, tambin menor de 20 (07/08/2008).

    Se intentan suicidar o se suicidan:

    Lo ms escalofriante es que, al parecer, su propio marido la haba estrangu-

    lado y despus se haba intentando suicidar lanzndose al vaco desde una

    terraza interior (09/03/2009).

    Un joven de 27 aos mat ayer a pualadas a su esposa en Los Pajaritos e

    intent luego quitarse la vida arrojndose por la ventana desde un cuarto piso

    (11/02/2009).

    La polica local recibi una llamada que alertaba de que en una vivienda

    se estaba produciendo un altercado

    y

    los agentes que acudieron al lugar com-

    probaron que la vctima tena al menos una pualada en el corazn, mientras

    que

    el agresor presentaba una en el cuello (05/02/2009).

    El hombre, un ex guardia civil de 51 aos, presuntamente propin cuatro

    cortes profundos a su mujer, de 41, antes de suicidarse, y que ambos murieron

    desangrados (15/10/2008).

    [...] Este crimen machista se produce dos das despus de que un vecino

    de Vilafranca del Peneds (Barcelona) degollara a su ex mujer y, al da siguien-

    te se suicid atndose una bolsa de plstico en la cabeza.

    Un hombre de nacionalidad rumana, M.S., de 52 aos de edad, se suicid,

    este domingo por la noche, presuntamente despus de haber matado a su pa-

    reja sentimental (28/07/2008).

    El delegado del Gobierno en Murcia, Rafael Gonzlez Tovar, afirm hoy,

    en una rueda de prensa que se convoc con carcter urgente, que el parricida

    de Yecla que mat a su mujer y dos hijos, menores, se suicid en presencia de

    la Polica Nacional, una vez que los agentes del citado Cuerpo llegaron al lugar

    del suceso (11/07/2008).

    Un hombre de 43 aos ha matado hoy a su esposa, de 39, y a sus dos hi-

    jos, de 4 y 6 aos, con un arma blanca, al parecer un cuchillo, y luego se ha

    suicidado en la localidad murciana de Yecla, ha informado la Delegacin del

    Gobierno en Murcia en un comunicado (11/07/2008).

    O no intentan evadir la accin de la justicia:

    [ ]

    el individuo estaba de baja de su puesto de trabajo y fue detenido en el

    domicilio inmediatamente despus de los hechos [...] As, mientras una de

    las patrullas que acudi al lugar atenda a la hija, los otros agentes accedieron

    al domicilio y encontraron al presunto agresor junto a su esposa en la cama

    (24/12/2008).

    [...] asest 11 pualadas a su ex pareja, de la que llevaba separado cerca de

    un ao. Poco despus de la agresin, la Guardia Civil detuvo en el lugar de los he-

    chos al presunto autor del crimen, que pas a disposicin judicial (23/09/2008).

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    NCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    3

    En el mismo domicilio donde se ha localizado a la mujer ha sido detenido

    su marido, de 72 aos, que presentaba tambin diversos cortes, posiblement

    e

    Todos estos ejemplos, extrados de los medios de comunicacin, no nos

    hablan de ejercicio del poder sino de la desesperacin, y por ms que contri-

    buyen a confirmar la capacidad de los hombres de causar dao a los dems

    y a s mismos no pueden ser calificados de actos de un patriarca, sino actos

    que indican el fracaso de una relacin patriarcal.

    VIOLENCIA Y AGRESIN COMO HECHOS RELACIONALES

    La narracin de los hechos relativos a la violencia o a la agresin se carac-

    teriza por definir un sujeto y un objeto, en la propia ley de violencia de g-

    nero el objeto son las mujeres y el sujeto sus agresores. Sin embargo, si nos

    movemos en el marco conceptual del gnero, y dado que este es el resultado

    de un cierto modo de estructurar las relaciones, se impone analizar tanto la

    violencia como las agresiones, considerando las dinmicas entre los actores

    involucrados. Afirmar que estos actos tienen marca de gnero quiere decir

    que las relaciones de gnero potencian formas especficas de violentar y

    agredir, no slo en los hombres, sino tambin en las mujeres.

    Para agredir y violentar no es suficiente con querer, tambin se ha de

    poder, lo que supone una relacin asimtrica, y las asimetras de gnero no

    se limitan a las existentes entre las mujeres y los hombres, tambin se dan en

    las relaciones de cuidado. Una prueba de que la relacin de cuidado es una

    relacin de poder es el hecho de que segn el informe SOCCARE (una inves-

    tigacin sobre el cuidado social a personas dependientes, financiado por

    la Comisin Europea), entre las distintas opciones de cuidado se prefiere

    recibir dinero del Estado para contratar directamente a las personas cuida-

    doras y as poder controlar la relacin. Si reconocemos, tal como lo indica

    el

    Libro Blanco de la Dependencia

    que el cuidado de personas dependientes

    en particular viejos y enfermos crnicos causa malestar en quienes les

    cuidan generalmente las mujeres no es difcil imaginar que en stas se

    activen sentimientos agresivos en el ejercicio de las funciones de gnero que

    se les asignan socialmente.

    5

    Podemos definir como agresiones de gnero

    5 Segn el

    Libro Blanco de la Dependencia

    83.6% de las personas cuidadoras son mujeres,

    de las cuales 76.2% estn casadas, 52.1% se dedican a las tareas del hogar, y 56% reportan

    las que se producen entre mujeres y hombres, pero tambin lo son las que

    tienen lugar entre las mujeres y quienes son objeto de sus cuidados.

    6 Es

    de esperar que en las cuidadoras se despierten sentimientos ambivalentes

    hacia quienes reciben sus cuidados que les induzcan, ocasional o sistemti-

    camente, a agredirlos o violentarlos.

    Por otra parte, la divisin sexual del trabajo, que desarrolla en las mu-

    jeres atencin a las necesidades ajenas y compulsin a satisfacerlas, y en

    los hombres conductas proactivas, crea condiciones de posibilidad para las

    agresiones y la violencia.

    ?

    Podemos tambin referirnos a la violencia de gnero de las mujeres ha-

    cia los hombres, orientada a confirmar la divisin sexual del trabajo, cuan-

    do las mujeres ridiculizan a sus parejas porque no ganan suficiente dinero.

    ENCUADRES Y PERSPECTIVAS TERICAS EN EL ESTUDIO

    DE LA AGRESIN /VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

    8

    Hay que consignar que tanto los encuadres como las perspectivas tericas

    utilizadas estn condicionados por el sexo del investigador, lo que indica

    que se trata de un objeto de estudio dotado de una considerable carga

    emocional e ideolgica. Los principales encuadres son los siguientes: a) La

    violencia contra las mujeres no tiene caractersticas particulares. b) Slo

    una parte de la violencia contra las mujeres est relacionada con el sexis-

    mo. c) Es una problemtica especfica enraizada en el sexismo. d) Se co-

    incide en el uso del concepto de violencia, habiendo escasas referencias a

    problemas de salud. En cuanto a los comportamientos que les resultan ms molestos a las

    cuidadoras, el primero es la agresividad fsica o verbal.

    6

    Las agresiones a personas dependientes por parte de sus cuidadores ya ha sido objeto

    de atencin para la literatura cientfica, Steinmetz (2005) hace un recorrido de los estudios

    realizados sobre el particular. Sin embargo, en ninguna de las investigaciones revisadas se

    toman en consideracin que los factores comprometidos estn vinculados al sexismo.

    7

    En una investigacin sobre la capacidad de identificar el maltrato y el cuidado entre

    estudiantes de secundaria y universitarios, la autora detect que estos estudiantes carac-

    terizan a los victimarios como personas proactivas, que saben lo que quieren, asertivas,

    mientras que las vctimas quedaron caracterizadas como personas que se preocupan por

    los dems e intentan satisfacerlos. Lo que cabe destacar es que ninguno de los rasgos men-

    cionados comporta por s mismo agredir o recibir agresiones, sino que es la relacin entre

    personas con unos u otros rasgos la que propicia que se produzcan.

    8

    En este apartado utilizaremos cursivas para el trmino violencia, dado que lo usamos

    en el sentido dominante y no en el que hemos sugerido en los apartados precedentes.

  • 8/10/2019 La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

    7/13

    44

    NCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    5

    la agresin. Los distintos marcos se pueden situar en un

    continuum

    que va

    desde la negacin del sexismo a la consideracin de que se trata de una

    problemtica social mayor.

    En cuanto a las perspectivas tericas utilizadas, responden al hecho de

    que las ciencias sociales son multiparadigmticas, que no hay una teora

    social, sino varias teoras, y que la adscripcin a una u otra corriente no

    obedece nicamente a la lgica cientfica, sino que se orienta por los com-

    promisos ticos y polticos del investigador o la investigadora. De entre las

    diversas corrientes tericas, las ms presentes en la investigacin sobre vio-

    lencia de gnero son la funcionalista y la crtica feminista.

    La perspectiva funcionalista supone la existencia de un cierto orden so-

    cial que es condicin de necesidad del bienestar humano, en tanto define la

    sociedad como si se tratara de un organismo vivo. Sus desarrollos son una

    aplicacin de la fisiologa a la sociedad y, por ello, los conceptos de normal

    y patolgico ocupan un lugar central, donde las conductas distintas de las

    normativas son diagnosticadas como patologas sociales o psquicas y el ob-

    jetivo es la recuperacin del buen funcionamiento. Esto comporta abordar

    ta

    violencia

    mediante la intervencin de profesionales de lo que podramos

    denominar la salud social , como policas, jueces, abogados, psiclogos,

    educadores, etctera.

    En cambio, para la crtica feminista, cuya raz est en la teora crtica, el lla-

    mado orden social es el resultado de la dominacin y la opresin de los grupos

    carentes de privilegios; lo que se define como buen funcionamiento social es la

    estabilidad del orden jerrquico y, finalmente, no es el orden sino el conflicto

    lo que caracteriza la vida social. Desde la crtica feminista se considera que la

    violencia es un hecho caracterstico del patriarcado, es normal, no una patolo-

    ga, y sirve al objetivo de sostener las relaciones de dominacin entre mujeres y

    hombres. La intervencin sobre la

    violencia

    va orientada a potenciar cambios es-

    tructurales, fundamentalmente la eliminacin de la divisin sexual del trabajo.

    La Ley Orgnica 1/2004 ofrece una visin de la sociedad y de las con-

    ductas de los individuos a medio camino entre uno y otro encuadre terico:

    en tanto reconoce la existencia de un sistema de opresin de las mujeres,

    adopta una perspectiva crtica, y, al mismo tiempo, en el articulado, en tan-

    to los actos de violencia son constitutivos de delito que requiere la interven-

    cin de profesionales adopta una orientacin funcionalista.

    Hay un factor adicional que interviene en el modo en que se estudia la

    violencia de gnero, se trata del sexo del investigador. El metaanlisis de las

    investigaciones sobre el tema pone en evidencia los siguientes hechos: a)

    En los estudios realizados por hombres se diferencia la violencia contra las

    mujeres como una problemtica especfica de la

    violencia

    como hecho gene-

    ral

    y que

    por tanto, tambin afecta a las mujeres, y se atiende adems a la

    violencia

    de las mujeres hacia los hombres. b) En los estudios realizados por

    mujeres predominan las referencias a la subvaloracin de la frecuencia con

    que tienen lugar los actos de violencia de los hombres a las mujeres, tienden

    a estar centrados en la mujer como vctima y en el hombre como victimario,

    y no hacen estudios comparativos mujer/hombre.

    A pesar de la diversidad de aproximaciones tericas y metodolgicas,

    destaca que prevalece el uso del trmino violencia respecto del de agresin,

    no se diferencian conceptualmente la una de la otra, y, por lo tanto, caen en

    un mismo saco los actos que tienen mvil y un sujeto de la accin y los

    que carecen de sujeto de la accin agresiones inmotivadas y fruto de una

    compulsin a causar dao. Entendemos que esta falta de precisin con-

    ceptual dificulta situar el problema en sus justos trminos y favorece que no

    se consideren los factores sociales de carcter estructural que intervienen

    de manera decisiva en las relaciones mujer/hombre.

    CARACTERSTICAS ESTRUCTURALES DEL SEXISMO

    Son dos los niveles estructurales que deben ser tomados en consideracin.

    La estructura socio-econmica y la estructura psquica. Entendemos por

    estructura una matriz de relaciones entre posiciones, psquicas o sociales,

    que crea relaciones de necesidad entre las mismas, y slo es viable en la

    medida en que sean ocupadas por distintos sujetos. La posicin social

    hombre

    es viable por la existencia de la posicin

    mujer,

    y ambas posiciones

    quedan definidas por la divisin sexual del trabajo. De modo equivalente,

    la posicin psquica masculina es viable y se sostiene por la existencia de la

    posicin psquica femenina. En cuanto al gnero, remite principalmente a

    la bimodalidad existente tanto en la dimensin social como en la psqui-

    ca, que no causan pero s apuntalan las diferencias anatmicas sexuales.

    Cuando decimos que una sociedad es sexista nos referimos a que las posi-

    ciones sociales se atribuyen en funcin del sexo asignado a cada individuo, el

    que aparece en la tarjeta de identidad, y no tanto en funcin de capacidades

    supuestamente asociadas a factores genticos u hormonales. Es por ello que

    la propia clasificacin sexual forma parte del gnero. Adicionalmente, si nos

    apoyamos en las aportaciones de la biologa podemos convenir que lo que

    caracteriza no ya a los seres humanos sino a la totalidad de los seres vivos

    es que se trata de entidades abiertas. Por ello, las caractersticas fsicas que

    desarrolla cualquier organismo vivo son el resultado combinado de factores

    internos del propio organismo y de factores externos. El medio, adems de

  • 8/10/2019 La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

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    46

    NCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL

    MALTRATO

    7

    ser el lugar en el que vive el organismo, es un elemento fundamental que

    contribuye a su configuracin y desarrollo. En el caso particular de los seres

    humanos hay que aadir que el medio en el que se desarrollan y contribuye a

    producirlos como lo que son es en parte el resultado de sus acciones. A su vez,

    estas acciones son parcialmente determinadas por su voluntad y conciencia,

    slo que en condiciones que no ha elegido sino que le han venido impuestas;

    y, al mismo tiempo, sus acciones modifican el medio del que depende para

    su existencia.

    Dado que el organismo es el producto de sus relaciones con el medio

    las propias caractersticas fsicas, el sexo, estn marcadas por el gnero. No

    se nos escapa, entonces, la inconsistencia de una concepcin que refiere el

    gnero a las caractersticas psicosociales del individuo y el sexo a las anat-

    mico-fisiolgicas; de lo que se seguira que cada individuo es el resultado

    de la confluencia de un cierto sexo con un cierto gnero. Sexo y gnero

    se presentan de un modo inseparable. No es riguroso justificar la divisin

    sexual de la sociedad ni las preferencias y modos de comportamiento de

    mujeres y hombres apelando a las diferencias sexuales, porque la propia

    clasificacin sexual contribuye a producirlas. En cierto sentido podemos

    afirmar que hay mujeres y hombres porque hay sexismo, y no que haya

    sexismo porque hay dos sexos. Las caractersticas orgnicas crean condicio-

    nes de posibilidad y tambin marcan lmites al devenir humano, cuestiones

    como la fuerza, la resistencia, la inteligencia, la voluntad y, por qu no, la

    agresividad, no vienen dadas, se desarrollan y orientan bajo ciertas condi-

    ciones. Por ello, afirmamos que las mujeres y los hombres no son entidades

    apriorsticas, anteriores a las condiciones sociales, sino efectos de un medio

    sexista sobre los individuos.

    Por otra parte, en lo que cada persona va siendo confluyen elementos

    biogrficos e histricos. A la recombinacin gentica que nos hace diver-

    sos hay que aadir el impacto del momento y lugar en el que se desarro-

    llan nuestras vidas, y los hechos particulares de cada biografa. Desde el

    punto de vista puramente descriptivo, es tal la variabilidad humana que

    se escapa a todo intento de clasificacin, ahora bien, desde el punto de

    vista analtico, cuando construimos categoras clasificatorias con el fin

    de explicar la realidad renunciamos a describirla en sus detalles y asumi-

    mos que en las mismas no caben todas las posibilidades. Lo que se busca

    es desarrollar conceptos que permitan entender por qu las cosas son

    como son. Cuando decimos que las mujeres/hombres hacen, desean, tie-

    nen, pueden, esto o lo otro, nos referimos a que la desigualdad social de

    las mujeres se explica porque hay un alto grado de probabilidad de que

    las mujeres y los hombres sean como las enunciamos, sabiendo al mismo

    tiempo que no todos son as, o no lo son siempre, pero s lo suficiente

    corno para que la desigualdad permanezca.

    ESTRUCTURA SOCIOECONMICA

    La estructura socioeconmica se refiere principalmente al modo en que las

    personas producen sus vidas y al tipo de relaciones sociales que establecen

    para producirlas. Es la estructura patriarcal 9 en la medida en que se basa en

    relaciones de explotacin sexual y econmica apuntaladas en las diferencias

    de sexo y edad.

    Las relaciones estructurales entre mujeres y hombres producen una

    transferencia sistemtica de los recursos que producen las unas a los otros.

    Es cierto que muchas mujeres son dependientes de los ingresos de su

    pareja;

    1

    ahora bien, eso no se debe a que sean improductivas, el aporte de

    trabajo domstico y el cuidado de las personas es un recurso fundamental

    para los hombres, les facilita una infraestructura domstica que potencia

    sus actividades laborales remuneradas, permitindoles una disponibilidad

    laboral y una fuerza motivacional que es inversa a la situacin de las mujeres

    cuando se integran en el mercado de trabajo, ya que stas adems de care-

    cer de esta infraestructura domstica han de proversela a los hombres. No

    9

    Entendera por patriarcado una estructura de relaciones sociales que se apoyan en las

    diferencias fsicas de edad y de sexo y al mismo tiempo las dota de significado social por lo

    que quedan reificadas y producen subjetividades. Su fundamento son relaciones sociales de

    explotacin sexual y econmica que hallan su expresin poltica en el poder personal y/o

    social de los patriarcas. Aunque se basa en la explotacin, por tanto en acciones humanas

    que tienen consecuencias materiales objetivas, los actores del drama se separan emocional

    y cognitivamente de sus propios productos. El resultado es que toman las diferencias entre

    sexos y generaciones fruto de las relaciones que establecen, como anteriores a esas relaciones

    y por ello autnomas. Me resulta imposible hacer una definicin ms precisa del patriarcado,

    porque comportara caer en sesgos etnocntricos, ya que a pesar de las diferencias histricas

    y geogrficas, hay un mnimo comn denominador, la prdida de control econmico de los

    productos de las mujeres y la decisin arbitraria sobre el ingreso en la edad adulta, sobre la

    que no tienen control los propios sujetos. Dado que se refiere a dos dimensiones econmicas,

    la social y la libidinal, el patriarcado est dotado de una infraestructura doble, la social y la

    psquica inconsciente, por lo que los procesos de transformacin de la relaciones patriarcales

    entraan dificultades aadidas, ya que cuestiona la raz misma de la identidad de las perso-

    nas, y no slo el lugar que ocupa en el mundo (Izquierdo, 1998: 223-224)

    10

    Segn la Encuesta de Estructura Salarial de 2002, por trmino medio, los salarios de

    las mujeres son 26.7% inferiores a los de los hombres.

  • 8/10/2019 La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

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    48

    NCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    9

    debe confundirse la carencia de ingresos, o la obtencin de los mismos en

    niveles inferiores a los necesarios para cubrir las necesidades, con la impro-

    ductividad, las mujeres adultas tengan o no un trabajo remunerado son

    socialmente responsables del trabajo domstico. Esa transferencia de recur-

    sos que se traduce en disponibilidad de tiempo no solo empobrece a las

    mujeres, sino que sustenta el poder de los hombres sobre ellas. El concepto

    de explotacin permite presentar la subordinacin de las mujeres a una luz

    distinta del concepto de dependencia, porque la enraza en la esfera de las

    relaciones econmicas; la subordinacin no es atribuible a que las mujeres

    sean incapaces de producir sus medios de vida, sino a que transfieren a los

    hombres una parte de los recursos que producen y precisamente porque

    los transfieren. Se trata de una explotacin de carcter patriarcal porque

    es la relacin cabeza de familia/ama de casa y ser hombre o mujer, la que

    fundamenta la explotacin. El hecho de que en caso de separacin o di-

    vorcio sea frecuente que las mujeres reciban una pensin compensatoria es

    un reconocimiento implcito de esa relacin de explotacin. La resistencia

    de algunos hombres a pagar esa pensin al punto de abandonar su trabajo

    para poder declararse insolventes, adems de tener como motivo obvio no

    renunciar a una parte de sus ingresos, tiene un trasfondo de resistencia a

    admitir la naturaleza econmica de la relacin que hasta el momento de su

    separacin mantuvieron con su pareja y los beneficios que obtuvieron, ya

    que se presenta de un modo descarnado lo que en el fondo se sabe, que el

    amor no lo explica ni lo justifica todo.

    En su vertiente social, la relacin de explotacin entre las mujeres y los

    hombres se evidencia en la segmentacin del mercado de trabajo, las muje-

    res ocupan el segmento laboral peor retribuido y en el que se abocan menos

    recursos sociales, formativos o tcnicos. Al mismo tiempo se da la transfe-

    rencia de recursos de unos sectores a los otros, de modo que las personas

    que ocupan los segmentos masculinizados se benefician indirectamente de

    las malas condiciones de trabajo de los feminizados, sean hombres o mu-

    jeres quienes los ocupen. Segn el modelo dominante se pretende que la

    supervivencia no es posible sin la produccin de bienes, sean materiales o

    inmateriales, por lo que el cuidado de las personas se subordina a la pro-

    duccin de los medios de vida. Los fines, la produccin y el cuidado de la

    vida humana, quedan subordinados a la produccin de los medios de vida,

    11

    Segn la Encuesta de Poblacin Activa de 2007, 66.4% de las personas entre 16 y 69

    aos que ocupan la posicin de cnyuge en la familia son mujeres. Y la proporcin es toda-

    va ms alta en las edades ms tempranas, por ejemplo, para el intervalo entre 20 y 24 aos,

    la proporcin de cnyuges que son mujeres es de 80.9%.

    por lo tanto a los medios. En cuanto a la administracin de lo pblico, el

    cuidado de la vida pasa a ser una actividad residual, en el sentido de que se

    privatiza mediante su asignacin a las mujeres en relaciones de produccin

    familiares.

    Tanto las relaciones econmicas de mercado como las relaciones econ-

    micas no mercantiles, y por aadidura la administracin de la cosa pblica,

    crean la posicin de dominacin de los hombres sobre las mujeres mediante

    la explotacin de las primeras. Se trata de un sistema de transferencia del

    trabajo de las mujeres a los hombres en que la familia, el mercado y el Esta-

    do se refuerzan recprocamente.

    Lo que anuda el sistema es el cuidado de las personas dependientes;

    esta actividad se caracteriza por el empleo intensivo del factor trabajo, poco

    susceptible de mecanizacin, por lo que la solucin ms econmica es des-

    cualificarla para que los costos de este sector sean lo ms bajos posible, o

    bien asociar su desarrollo a factores emocionales, suponiendo que no se

    trata propiamente de un trabajo sino de un acto de amor. Efectivamente,

    constatamos que el sector de servicios se caracteriza por la precariedad en

    el empleo, los bajos salarios y la desregulacin, tambin que cuando estas

    actividades se desarrollan en el espacio domstico no se contemplan como

    actividad econmica, las personas que las desarrollan son clasificadas como

    poblacin econmicamente inactiva;

    12

    lo que crea la ilusin de que las amas

    de casa no son productivas, sino econmicamente dependientes de los hom-

    bres. En cambio, s se da una relacin de dependencia financiera de la mu-

    jer respecto del hombre, total en el caso de las amas de casa y parcial para

    la mayora de las mujeres que trabajan, dado que sus ingresos son inferiores

    a los de los hombres. No obstante, no debe confundirse la dependencia

    econmica con la financiera; la econmica implicara improductividad,

    mientras que la financiera indica que muchos hombres se encuentran en

    una posicin privilegiada respecto del acceso a los ingresos. Dado que el

    acceso a los bienes que luego transformar la mujer mediante el trabajo

    domstico depende de la disponibilidad de ingresos, la dependencia de

    la mujer respecto del marido es radical, situacin que favorece que ste con-

    sidere a la mujer como algo suyo porque su subsistencia misma depende de

    los ingresos que l provee.

    12

    Segn la Encuesta de Poblacin Activa de 2007, son mujeres 83% de las personas inac-

    tivas que ocupan en la familia el lugar de cnyuge, mientras que 17% son hombres.

  • 8/10/2019 La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

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    NCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    1

    ESTRUCTURA PSQUICA

    Entendemos la estructura psquica en un doble sentido: respecto del sujeto

    es el modo en que se configura el deseo y el modo en que se realiza; pero

    al mismo tiempo la estructuracin del sujeto dado que se realiza en rela-

    ciones intersubjetivas solo es viable en la medida en que su posicin en el

    deseo y en la accin respalde la de los sujetos con los que entra en relacin,

    sostenindose recprocamente.

    Existe una confianza generalizada en la educacin como medio para

    cambiar las subjetividades, en ella subyacen dos supuestos: para cambiar

    la sociedad hay que cambiar a las personas, y el sujeto de cambio son los

    educadores. Sin embargo, la educacin tiene un impacto superficial en la

    subjetividad, ya que el factor principal de la estructuracin psquica es la

    identificacin, particularmente en los primeros aos de vida. Los supuestos

    de este planteamiento son que para cambiar la subjetividad hay que cambiar

    la sociedad y que el sujeto activo es la propia persona. Al afirmar el papel

    preeminente de la identificacin en la configuracin de la subjetividad se

    entiende que lo que se transmite no es lo que se dice sino lo que se hace, que

    los progenitores son las figuras de referencia para las nias y nios, y que

    cuando lleguen a la edad adulta, replicarn en buena medida los modos

    de hacer y de desear de las figuras identificatorias. La sociedad no cambia

    diciendo que alguien la cambie o diciendo que las generaciones futuras lo

    hagan, se cambia cambindola. La superacin de los patrones de gnero en

    los jvenes depende de que los adultos los hayan superado.

    Por lo que se refiere a la subjetividad de gnero, las personas estructu-

    radas con arreglo al tipo

    hombre

    desean a las mujeres y desean conseguirlas

    y poseerlas, poniendo en juego su vida si es preciso. No es extraa entonces

    por inaceptable que resulte la reaccin de matarlas y matarse cuando se

    est en riesgo de perderlas. Por extensin, implica una orientacin al logro

    y una disposicin combativa que en ocasiones es poco cuidadosa de las con-

    secuencias de los actos. Ambas indican un empobrecimiento libidinal, dado

    que la energa se desplaza al mundo exterior, debilitndose la atencin a la

    propia persona.

    1 3

    En cambio, las personas estructuradas con arreglo al tipo de

    mujer de-

    sean

    ser deseadas. Como nos advierte Sigmund Freud en

    Introduccin al nar-

    Lo

    que se evidencia en el hecho de que los hombres son amplia mayora entre los suici-

    das (75.6%), entre las vctimas de homicidio (74.7%) y tambin entre los homicidas (94.4%)

    (INE, Defunciones segn causa de muerte, 2005).

    cinismo,

    la otra cara del deseo femenino es que las personas que se ajustan

    a este tipo slo son capaces de quererse en la medida en que son queridas.

    Es mo

    b

    o

    traduce en que sean poco hbiles para negociar ingresos, y que, en

    ca

    ecesiten de la aprobacin y el reconocimiento, lo que las pone a

    disposicin de las personas con las que se relacionan.

    En trminos metafricos las mujeres son pescadoras y los hombres cazado-

    res. Ellas esperan atraer, ellos conseguir, es un juego de poder en que la pieza

    espera pescar al cazador. Ellos quieren tenerlas controladas, y ellas controlarlos.

    La entrega de la mujer al hombre es slo ficticia, porque confa en que el deseo

    de ste le permita conseguir cosas, una posicin social, seguridad financiera,

    hijos. Por ello, respecto de la accin, los hombres tienen una posicin activa y

    las mujeres pasiva; ellos hacen, ellas hacen que se haga. Situacin cuyas conse-

    cuencias se expresan descarnadamente en el siguiente chiste: Pero hombre,

    por qu le pegas a tu mujer? Yo no s, pero ella s. Tambin se expresan en

    el hecho de que los violadores insisten en afirmar que ellas queran y los maltra-

    tadores en decir que ellas les provocaron. La imagen en negativo de la desigual-

    dad social de las mujeres es la instrumentalizacin del deseo de los hombres

    hacia ellas, que se refleja en el dicho tiran ms dos tetas que dos carretas .

    Por lo que respecta a la agresividad, caracterstica comn a hombres y

    mujeres, adopta distinta disposicin en las unas y en los otros. En principio,

    la agresividad en los hombres acostumbra ir dirigida al exterior, a la elimi-

    nacin de los obstculos, a la realizacin de sus deseos, o a los que rivalizan

    con ellos para realizarlos.

    1 4

    En el caso de las mujeres, se orienta a eliminar

    aquellas caractersticas que hacen ms valiosas a las otras mujeres, por lo

    que el sentimiento que la activa es la envidia, o bien se dirige hacia el inte-

    rior, manifestndose en el sentimiento de culpa, en no ser merecedoras de

    amor.

    1 5

    Ahora bien, las diferencias, dado que son de gnero y no causadas

    por factores hormonales, nicamente tienen carcter estadstico, pudiendo

    hallarse mujeres con disposiciones comunes a los hombres y hombres con

    disposiciones comunes a las mujeres.

    1 6

    4

    Un

    indicador de esta disposicin es el inters de los hombres por las actividades de-

    portivas, que se orientan fundamentalmente a ganar.

    5 Se

    manifiesta en la preferencia de las mujeres por el

    aerbic,

    respecto de los deportes.

    6 Siguiendo

    con las actividades fsicas como indicador, podemos observar que los hom-

    bres son mayoritarios en las salas de mquinas de los gimnasios, diramos que manifiestan

    en forma masculina una disposicin femenina, y aunque las mujeres sean minora en las

    actividades deportivas de competicin tambin las practican.

  • 8/10/2019 La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

    11/13

    Separaciones o divorcios

    Porcentaje del total de casos

    Porcentaje de los casos con informacin

    Porcentaje por sexo

    Cnyuge que paga la pensin

    Porcentaje del total de casos

    Porcentaje

    de los casos con informacin

    Fuente: INE,

    Estadsticas judiciales 2004. Estadstica Judicial Civil. Juzgados de Familia y

    Primera Instancia (Elaboracin propia.)

    CUADRO 2

    Separaciones y divorcios segn cnyuge que presenta la demanda

    y cnyuge que paga pensin alimenticia a hijos

    Esposa

    sposo

    mbos

    C

    38035

    2786

    4233

    538

    28.7

    7 2

    8.4

    .7

    30.4

    8.2

    1.4

    62.5

    7.5

    1 706 9371 32 2 9 1 9 3

    1 3

    4.8

    8

    2.2

    2 7

    3 6

    7

    52

    53

    INCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    L

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    LAS CONTRADICCIONES ESTRUCTURALES

    La confluencia entre amor romntico y divisin sexual del trabajo propicia

    que el matrimonio se convierta en una unin de carcter fusional, por la que

    la familia adquiere cualidad orgnica: entre los dos, y los dos con la descenden-

    cia, se forma un todo del que la cabeza es el hombre. De este modo, la unidad

    mnima no es el individuo, sino la familia. Los miembros que la componen

    arrinconan sus proyectos individuales para construir un proyecto comn que

    les sujeta

    a las reglas del deber. Pero si socialmente es el hombre el cabeza de

    familia, en el orden del deseo lo es la mujer, lo que favorece que sienta como

    propios los logros sociales particularmente laborales de ste, y atribuibles

    a su capacidad de orientar y estimular a su marido.

    Esa contradiccin se traduce en una lucha de poder entre los miembros

    de la pareja que se hace evidente cuando se produce el divorcio; tanto el

    hombre como la mujer sienten que la familia que tienen es una extensin

    de ellos mismos.

    Tambin se produce una segunda contradiccin, el proceso de democra-

    tizacin conlleva poner en el centro de las aspiraciones sociales la libertad,

    mientras que como acabamos de decir la regla que prevalece en las rela-

    ciones familiares es la del deber; de ah que si en trminos sociales, la regula-

    cin del divorcio sin causas es un indicador de democracia, en trminos de la

    lgica familiar, la disolucin del matrimonio es equivalente a la destruccin

    de un organismo o a su mutilacin. Cmo puede un hombre que se concibe

    como cabeza del organismo familia, procesar emocionalmente el hecho de

    que su mujer solicite el divorcio porque ya no quiere continuar viviendo con

    l? Cmo si ella forma parte de su familia, siendo l la cabeza de esa unidad,

    consentir que ejerza su voluntad libremente? En ese momento y movidos por

    imaginarios opuestos se pone en marcha una lucha a muerte entre la una y el

    otro para quedarse con la familia y el patrimonio. Un organismo no se puede

    separar porque es la muerte; en todo caso, puede ser inevitable someterlo a

    mutilaciones cuando una de sus partes lo pone en peligro, pero ello significa

    definir como daina la parte objeto de mutilacin Cul de las dos, el hombre

    o la mujer?

    Una tercera contradiccin es que al formar la familia su cabeza es el

    hombre, pero al producirse el divorcio, es la mujer quien pasa a ser cabeza

    de familia. Es ms, es precisamente ella quien suele poner en marcha el

    divorcio, por lo que pone en cuestin el poder del hombre en una cuestin

    tan fundamental como es el futuro de la familia y, adems, a expensas de l.

    Las mujeres son mayora entre los solicitantes del divorcio, si nos limitamos

    a los casos en que se dispone de informacin sobre el sexo del cnyuge que

    lo pide, esto es 62.5%. En cambio, los hombres que pagan pensin son una

    mayora abrumadora, 93.6 por ciento.

    Por otro lado, lo que est en juego sobre todo en situaciones de maltrato,

    es quin se queda con qu, y las mujeres en la mayor parte de los casos

    se quedan con recursos, vivienda y descendencia. Todo este panorama rati-

    fica el poder que subyace en las relaciones de pareja y la posicin inicial de

    inferioridad de las mujeres, que en cierto modo queda compensada cuando

    se produce el divorcio. Sin embargo, se trata de una compensacin que no

    resuelve el conflicto, ya que la inferioridad social de las mujeres es atribuible

    al conjunto de la sociedad, y quienes las compensan son hombres concretos,

    sobre los que recaen las consecuencias de un orden social desigual.

    CUADRO 3

    Tipo de medidas c iviles adoptadas por los JV M en los tres primeros aos

    de funcionamiento a travs de orden d e proteccin o de otra resolucin

    Tipo de medida

    otal

    Prestacin de alimentos

    32.4

    Atribucin de vivienda

    30.5

    Suspensin de guardia y custodia

    1 1 2

    Suspensin de rgimen de visitas

    5.9

    Permuta de vivienda

    1 0

    Proteccin al menor

    0.7

    Suspensin de patria potestad

    0.6

    Otras

    17 6

    Total

    58.966

    Fuente: Observatorio contra la Violencia Domstica y de Gnero, Consejo General del Po-

    der Judicial.

    Datos estadsticos judiciales en aplicacin de la L.O. 1/2004. Resumen de los tres prime-

    ros aos de Ley Integral

    (elaboracin propia).

  • 8/10/2019 La Estructura Social Como Facilitadora Del Maltrato

    12/13

    54

    55

    INCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    LA ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    La cuarta contradiccin est relacionada con la concepcin actual de

    la ciudadana en las democracias occidentales, que es de origen liberal. La

    sociedad se presenta como resultado del acuerdo entre individuos libres e

    iguales, a diferencia de las sociedades tradicionales que se ajustaban a una

    concepcin organicista basada en un orden jerrquico en que los vnculos

    se sostenan en el deber. Mientras que la concepcin democrtica del orden

    social parte del principio de autonoma, la tradicional tiene como principio

    que los seres humanos son dependientes.

    Evidentemente, no puede afirmarse que la implantacin de un orden de-

    mocrtico venga dada porque desaparezca la dependencia, los seres huma-

    nos no tenemos capacidad de decisin sobre nuestro nacimiento, llegamos

    a

    la madurez en la medida en que otras personas se ocupen de nosotros, a lo

    largo de nuestra vida se presentan momentos en que necesitamos de cuida-

    dos ajenos, incluso hay personas que los requieren de manera permanente

    y

    finalmente, si llegamos a la vejez volvemos a requerir cuidados. Por lo tanto,

    no es slo la libertad sino tambin la necesidad, y con ella el deber, la base de

    la

    ciudadana. Pero el vnculo de la necesidad pasa a ser la sustancia bsica

    del orden familiar, de ah que si a la sociedad se le confiere el carcter de un

    contrato, la familia en cambio se concibe como un organismo.

    Hallamos un indicador de la cualidad orgnica atribuida a la familia

    en el Artculo 35 de la Constitucin Espaola de 1978: Todos los espao-

    les tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre eleccin de

    profesin u oficio, a la promocin a travs de trabajo y a una remuneracin

    suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en nin-

    gn caso pueda hacerse discriminacin por razn de sexo. El trabajo remu-

    nerado es un deber de ciudadana y un derecho que entraa satisfacer las

    necesidades de la familia, implcitamente se equipara ciudadano a cabeza de

    familia, de donde no es arriesgado afirmar que los ciudadanos son cabezas

    de familia y que, por lo tanto, no se prev que los medios de vida de las per-

    sonas dependientes los aporte el conjunto de la ciudadana, sino los cabezas

    de familia. Al mismo tiempo se contempla la posibilidad de que las mujeres

    sean ciudadanas, por lo que el artculo no contiene elementos sexistas pero

    s patriarcales. Dado que no se puede discriminar por razn de sexo, la po-

    sicin de cabeza de familia puede ser ocupada por hombres o mujeres, es

    patriarcal, pero no sexista.

    Si la entrada al matrimonio se hace por una puerta, la del poder de los

    hombres sobre las mujeres, se hace por otra bien distinta. El cabeza de fami-

    lia queda desposedo de su patrimonio por una parte, y se revela en toda su

    crudeza la naturaleza econmica del matrimonio, que no se haca evidente

    previamente, ya que la nica respuesta socialmente aceptada es casarse por

    a

    mor; el amor justificaba hasta entonces que las mujeres dieran prioridad

    mxima al cuidado de la familia y que los hombres sacrificaran sus proyectos

    pa

    ra dotar a la familia de estabilidad financiera. Cunto se espera del matri-

    monio para estar dispuestos y dispuestas a esos sacrificios? Cunta agresivi-

    dad se desata cuando las expectativas se frustran? Cul es la desembocadura

    de la ambivalencia afectiva de quien renuncia a todo por amor a su familia

    en un entorno en que el individuo, sus deseos y su libertad son el centro de la

    organizacin poltica?

    ALGUN AS CONSIDERACIONES FINALES

    Nos enfrentamos a una paradoja, mientras que la violencia contra los mal-

    tratadores es instrumental, las agresiones de los maltratadores en la mayo-

    ra de los casos son expresivas. A qu intereses obedece la atencin prestada

    a las agresiones a mujeres, por qu no se concibe que otras agresiones como

    las de las personas cuidadoras alas dependientes como violencia de gnero,

    por qu se califica de maniobra de distraccin la mencin a agresiones en

    sentido inverso, por qu si lo que preocupa es la violencia de gnero, no son

    objeto de proteccin las personas que ocupando una posicin femenina en

    parejas homosexuales son objeto de agresiones.

    Los etiquetados como hombres violentos visibilizan en su forma ms

    cruda el carcter de las relaciones de gnero. Cuando el rechazo de los

    maltratadores es un clamor, los hombres se dirigen una advertencia a s

    mismos, su poder cotidiano y las bases estructurales de su poder peligran

    si permiten que los perdedores del patriarcado, los patriarcas desposedos,

    expresen su derrota social mediante agresiones. Al dar por sentado que en

    estos actos hay un sujeto de la accin se desva la atencin del problema

    principal, las bases estructurales del sexismo, y el hecho de que las mismas

    propician las conductas que se denuncian. Quien tiene poder y adems se

    encuentra en una posicin dominante consigue el sometimiento sin necesi-

    dad de agredir, por qu entonces se define la violencia de gnero como un

    acto de poder cuando lo que evidencia es la falta de poder. Si admitimos

    que la violencia de gnero tiene races estructurales estaramos afirmando

    que en muchos casos estando la accin de los hombres determinada por

    los condicionantes sociales la agresin del hombre a la mujer es un fac-

    tor agravante, se da la paradoja de que debera ser considerada como un

    factor atenuante, al contrario de lo que se plantea en la ley espaola.

    Por otra parte, la proteccin a las mujeres por la va judicial produce

    efectos perversos, ya que se trata de compensar en el caso individual lo que

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    NCERTIDUMBRES CONCEPTUALES

    A ESTRUCTURA SOCIAL COMO FACILITADORA DEL MALTRATO

    7

    son problemas estructurales. Los hombres, como categora social, se bene-

    fician de una transferencia de recursos de las mujeres hacia ellos, pero los

    hombres tomados individualmente no deben ser confundidos con la posi-

    cin social hombre,

    como tampoco las mujeres con la posicin mujer.

    Adems, el discurso dominante apela a las reacciones emocionales; las

    agresiones recibidas por mujeres se narran persiguiendo deliberadamen-

    te respuestas irreflexivas, incitando a actos expresivos del rechazo. De una

    manera deliberada o no se tratan en trminos tales que se suspende la re-

    flexin y el juicio subsiguiente. La reflexin sobre esta problemtica queda

    obstaculizada por una censura feroz ante cualquier posibilidad de conside-

    rarla en toda su complejidad y coacciona a los profesionales, entre ellos los

    jueces, a actuar aplicando clichs que se resisten al anlisis.

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