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This article was downloaded by: [Stony Brook University] On: 26 October 2014, At: 15:55 Publisher: Routledge Informa Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954 Registered office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH, UK Romance Quarterly Publication details, including instructions for authors and subscription information: http://www.tandfonline.com/loi/vroq20 La etnografía del enfrentamiento cristiano-musulmán en las crónicas cristianas de la España medieval (siglos VIII-XIII) Xenia Bonch-Bruevich a a Wright State University Published online: 07 Aug 2010. To cite this article: Xenia Bonch-Bruevich (2006) La etnografía del enfrentamiento cristiano-musulmán en las crónicas cristianas de la España medieval (siglos VIII-XIII), Romance Quarterly, 53:4, 243-251, DOI: 10.3200/RQTR.53.4.243-251 To link to this article: http://dx.doi.org/10.3200/RQTR.53.4.243-251 PLEASE SCROLL DOWN FOR ARTICLE Taylor & Francis makes every effort to ensure the accuracy of all the information (the “Content”) contained in the publications on our platform. However, Taylor & Francis, our agents, and our licensors make no representations or warranties whatsoever as to the accuracy, completeness, or suitability for any purpose of the Content. Any opinions and views expressed in this publication are the opinions and views of the authors, and are not the views of or endorsed by Taylor & Francis. The accuracy of the Content should not be relied upon and should be independently verified with primary sources of information. Taylor and Francis shall not be liable for any losses, actions, claims, proceedings, demands, costs, expenses, damages, and other liabilities whatsoever or howsoever caused arising directly or indirectly in connection with, in relation to or arising out of the use of the Content. This article may be used for research, teaching, and private study purposes. Any substantial or systematic reproduction, redistribution, reselling, loan, sub-licensing, systematic supply, or distribution in any form to anyone is expressly forbidden. Terms & Conditions of access and use can be found at http:// www.tandfonline.com/page/terms-and-conditions

La etnografía del enfrentamiento cristiano-musulmán en las crónicas cristianas de la España medieval (siglos VIII-XIII)

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This article was downloaded by: [Stony Brook University]On: 26 October 2014, At: 15:55Publisher: RoutledgeInforma Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954 Registered office: Mortimer House,37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH, UK

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La etnografía del enfrentamiento cristiano-musulmánen las crónicas cristianas de la España medieval (siglosVIII-XIII)Xenia Bonch-Bruevich aa Wright State UniversityPublished online: 07 Aug 2010.

To cite this article: Xenia Bonch-Bruevich (2006) La etnografía del enfrentamiento cristiano-musulmán en las crónicascristianas de la España medieval (siglos VIII-XIII), Romance Quarterly, 53:4, 243-251, DOI: 10.3200/RQTR.53.4.243-251

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La etnografía delenfrentamiento cristiano-musulmán en las crónicas

cristianas de la Españamedieval (siglos VIII–XIII)

Xenia Bonch-Bruevich

a invasión musulmana de 711 puso en tela de juicio la supervivenciadel estado cristiano en la península Ibérica. A lo largo de la invasióny de la Reconquista, el espacio textual de la crónica medieval se orga-niza para reflejar y legitimar el proceso histórico del restablecimiento

de líneas divisorias fijas entre las esferas cristiana y musulmana. Con estepropósito, las crónicas emplean modelos de representación del otro basados enuna clara oposición entre los grupos humanos desde el punto de vistaantropológico, político y escatológico. De este modo, a los historiógrafos se leshace posible establecer fronteras discursivas entre los ámbitos cristiano y musul-mán en las épocas cuando las fronteras físicas entre los cristianos y los musul-manes dejan de ser fácilmente discernibles.

Entre estos modelos de representación colectiva, el providencialismo bíblico,caracterizado por el ritmo de transgresión y retribución, ha recibido la mayoratención crítica como marco discursivo que justifica los fines religiosos y políti-cos de la Reconquista.1 Este estudio quisiera llamar la atención a una práctica dis-cursiva de origen greco-romano que, a pesar de su origen precristiano, contribuyea la misma finalidad. Esta práctica discursiva consiste en descripciones de carác-ter etnográfico en las que las características físicas y morales de los pueblos seatribuyen a la naturaleza y al carácter del clima de su hábitat, sin contar con dis-tinciones entre individuos. El modesto caudal de ejemplos aportado a contin-uación sugiere que las crónicas aprovechan la retórica etnográfica de un modo

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productivo, si bien episódico, en contextos conflictivos de la invasión musulmanay de la Reconquista. Tal aprovechamiento persigue dos fines amplios: por unaparte, las descripciones etnográficas crean el efecto de verosimilitud al presentarepisodios del enfrentamiento bélico; por otra, los datos etnográficos aportadospor el cronista tienen como objetivo diferenciar a los hispano-cristianos de losinvasores musulmanes y distinguirlos favorablemente de otros pueblos cristianospartícipes de las batallas contra los musulmanes en la península Ibérica.

Unos de los más antiguos esbozos etnográficos de los pueblos de Arabia y delnorte de Africa se asientan en las teorías médicas griegas que remontan al tratadohipocrático Sobre aires, aguas y lugares. En la interpretación hipocrática, la con-stitución y el carácter gentil de los libios y egipcios, así como la falta de coraje ydisposición bélica entre estas gentes, se deben al clima placentero del norte deAfrica (Hipócrates sec. 13). En cambio, los pueblos europeos cuentan con unaconstitución ligera y férrea y con un carácter salvaje y audaz debido a la asperezadel relieve, a la severidad de los inviernos y a la intensa actividad tormentosa yfluvial en las regiones norteñas (secs. 23–24). A pesar del marcado carácter cien-tífico y descriptivo, el modelo hipocrático forma parte de la retórica historiográ-fica desde Herodoto, quien la utiliza en las digresiones descriptivas sobre los esc-itas, libios, egipcios y persas. Mientras Hipócrates pone mayor énfasis en la physis(constitución física y salud) de los pueblos, Herodoto se interesa principalmentepor los efectos del clima sobre los nomoi, es decir los usos y costumbres étnicos(Thomas 44). Esta peculiaridad de las descripciones de las etnias en Herodoto sedebe, según François Hartog, al hecho de que la retórica griega del Otro se hal-lara sujeta al propósito pragmático del autor-viajero, el de aportar pruebascreíbles de la validez de su relato (Hartog 231). Para alcanzar los efectos de lacredibilidad, el autor empleaba unos topoi específicos y constantes que encuadra-ban el tipo de noticias y observaciones respecto de tierras lejanas anticipadas porel público. Se empezaba con una breve descripción sobre el carácter general de laregión, se continuaba con exposiciones de costumbres locales (nomoi) y men-ciones de las maravillas o curiosidades (thomasia) del país relevante, y se concluíacon un breve informe sobre la historia política de la región.

Si las gentes africanas y germánicas se conocían por los testimonios griegos almenos desde el siglo V a.C., los pueblos montañosos del norte de la penínsulaIbérica cobraron notoriedad ante todo por la dura resistencia que presentaron alos romanos en el curso de la guerra cántabra (20–19 a.C). De una manera muysimilar a Herodoto, Estrabón en su Geografía de Iberia atribuye cualidades idén-ticas a todos los pueblos serranos -los astures, vascones y cántabros- justificandosu presunto salvajismo y falta de cultura con el carácter apartado de los sitiosdonde habitan, con el relieve montañoso y con la pobreza general de las tierrasde la región. En contraste, los habitantes pacíficos de las islas Baleares deben sucarácter ameno al clima placentero y al suelo fértil (Estrabón lib. 3, cap. 3, sec. 7,106). No obstante, cuando Estrabón escribía su obra, los cántabros ya prestabanservicio a Roma, con lo cual el geógrafo anota el efecto mitigador de la paxromana sobre la barbarie y la bestialidad cántabra, atribuyéndolo a los esfuerzos

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civilizadores del emperador Tiberio (14–37 a. D.). La presentación de loscántabros podría haber pasado a las Etimologías isidorianas que versan sobre estepueblo con aire laudatorio:

Horum animus pertinax et magis ad latrocinandum et ad bellandum, vel ad perpe-tiendum verbera semper parati. (Isidoro lib. 9, sec. 2, 760–61)De espíritu osado, sobre todo para el pillaje y la guerra, están también siempre dis-puestos a soportar con la mayor entereza las calamidades. (trad., 761)

El texto enciclopédico isidoriano hace una conexión explícita entre el clima y laspropiedades de las gentes del siguiente modo:

Secundum diversitatem enim caeli et facies hominum et colores et corporum quan-titates et animorum diversitates existunt. Inde Romanos graves, Graecos leves, Afrosversipelles, Gallos natura feroces atque acriores ingenio pervidemus, quod natura cli-matum facit. (Isidoro lib. 9, sec. 2, 105)Según la diversidad de los climas, así son los rostros de los hombres y sus colores, eltamaño de sus cuerpos y la variedad de sus sentimientos. Por ello vemos que losromanos son circunspectos; los griegos, volubles; los africanos, arteros; y los galos,feroces por su temperamento y muy agudos de ingenio. Y esto es obra de la natu-raleza del clima. (trad., 759)

En otro pasaje, Isidoro se hace eco de las descripciones de Herodoto (lib. 3,107–12) sobre las maravillosas especias de Arabia y el modo de su cosecha aldescribir a los sabeos (árabes); además, utiliza la noción estrabónica sobre el odioque sienten los etíopes por los rayos arrasadores del sol (Estrabón lib. 17, cap. 2,sec. 2) al afirmar que las tribus de Africa recibieron su nombre por el color oscurode su piel debido a los efectos del calor estival:

Ipsi sunt et Arabes, quia in montibus Arabiae sunt, qui vocantur Libanus etAntilibanus, ubi tura colliguntur. (Isidoro lib. 9, cap. 2, 748)Se les conoce también como árabes, por habitar en las montañas de Arabia que sedesignan como Líbano y Antilíbano, en donde se recolecta el incienso. (trad., 749)

Mauri ob colorem a Graecis vocentur. Graeci enim nigrum latqot vocant. Aetis-fero quippe calore afflati speciem atri coloris ducunt. (Isidoro lib. 9, sec. 2, 762)[. . .] moros es el nombre que, por su color, les dan los griegos, pues en griego ‘negro’se dice ‘maûros’. De hecho, y a causa del calor estival, su tez fue tomando un coloroscuro. (trad., 763)

Aunque la retórica etnográfica se emplea de un modo limitado en la histori-ografía hispano-latina, no obstante sus topoi característicos han dejado huellas envarias crónicas anónimas de la España medieval, entre ellas la Crónica mozárabede 754, la Crónica Albeldense (siglo X), la Historia Silense (siglo XII) y la Crónicalatina de los Reyes de Castilla (siglo XIII). El empleo de la retórica etnográfica enel contexto del conflicto cristiano-musulmán no sólo produce vívidas escenas delcombate creando la impresión de que el cronista pudiese haber sido testigo pres-encial de ellas, sino que, en ocasiones, permite cumplir con las exigencias de laexposición causal y con los móviles ideológicos del cronista. Entre los pueblos

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representados según este modelo retórico se cuentan por lo general los cántabrosy los pueblos norteños de ultrapuertos por una parte y los invasores árabes musul-manes y sus aliados por otra, lo cual hace suponer que las Etimologías isidorianassirven como vehículo principal de la transmisión de la retórica etnográfica.2

La Crónica mozárabe de 754 narra el surgimiento del Islam en Arabia y la caídade los imperios bizantino y visigótico ante los musulmanes. Comprende sucesos apartir de 611, inicio del reinado del emperador Heraclio en Bizancio, retomandode este modo la narración histórica en el punto en que deja la Crónica de Isidoro.No sólo proporciona los primeros testimonios peninsulares sobre el alzamiento delIslam en Arabia y sobre la entrada de los musulmanes en España, sino que tam-bién sobresale entre las obras historiográficas latinas de España en el grado del uni-versalismo manifiesto en la variedad de regiones y noticias que cubre. Al narrar elcurso de una guerra civil africana entre los árabes y los beréberes, la Crónicamozárabe de 754 fija la causa del influjo de los sirios en la península Ibérica comoconsecuencia de una revuelta de sus antiguos aliados árabes en las costas africanas(a. 741). El cronista interpreta la oscuridad de la piel de los árabes, intensificadapor la blancura de sus dientes, como uno de los factores decisivos para la derrotade los sirios y su llegada desde el Norte de Africa a España:

Sed Maurorum [. . .] multitudo, in pugnam nudi prependiculis tantummodo antepudendis precincti e montana prosiliunt ilico. Sed ubi super fluuium Nauam acrit-er utrique confligunt in prelio, tetrum colorem equis pulcrioribus demostrando etalbis dentibus confricando equi Egyptii statim resiliunt fugiendo. Sed illi dumamplius impressionem faciunt desperando, equites iterum Arabici nec mora ob cutiscolorem dissiliendo tergum cum sua et ascensorum internicione appetuntexpauescendo. Atque dum per fretosa et deuia cursitant transfretando, absque aliquoretinaculo uel uirium reparatione multitudo illa deperit uasto per heremo. Sicque stomodo omnis illa collectio Orientis uidelicet et Occidentis per fugam dilapsa contabitaliquo absque remedio, duxque ipsius exercitus Cultum nomine contritis sociisiugulatur, atque non sponte in tres turmas cuncta caterua diuiditur: sicque pars unagladio uel manu uictorum tenetur; alia uagabundi per uiam qua uenerat aufugiens,repatriare ambitur; tertia pars amentia uersa nescia quo properaret, Belgi super seducem abentes [. . .], heu pro dolor! Spanias aduentatur. (106, 108)[. . .] los moros, en gran número, bajan de las montañas para luchar, desnudos yceñidos tan sólo de unos colgantes antes las partes pudendas. Y ya enzarzados enduro combate junto al río Nabar, al mostrar los moros su negro color sobre unos her-mosísimos caballos y rechinar sus dientes blancos, los caballos egipcios al punto seencabritan y emprenden la huida. Pero para mayor desesperación, cuando cargabancon más empeño, asústase de nuevo la caballería arábiga al ver el color de la piel delos moros y emprende la huida, causando su muerte y la de los jinetes. Y mientrascorren atravesando por lugares pantanosos, extraviados, desbocados y sin descanso,aquella multitud perece en el extenso desierto. De este modo, todo aquel ejército deOriente y Occidente provoca, al huir, su inevitable exterminación, mientras su jefeCulto es degollado, después de ser aniquilados sus aliados. Así, toda aquella tropa,sin pretenderlo, se divide en tres grupos, de forma que una parte cae por la espada oen manos de los vencedores; otra, errante huye por el mismo camino por dondehabía venido y trata de regresar a su patria; y la tercera, dominada por la locura, nosabiendo a donde dirigirse, toma como jefe suyo a Balch [. . .] y. . . ¡o desgracia!dirígese a España. (trad., 107, 109)

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Este comentario sobre el color de la piel de los enemigos se hace eco del pasajearriba mencionado de las Etimologías, aunque asimismo podría haber sido inspi-rado por la Geografía de Iberia (Estrabón lib. 17, ch. 3, sec. 7), donde se presentanlos mauretanos vestidos de piel sobre caballos pequeños, pero veloces y ligeros.

Pasando a los asuntos transpirenaicos, la Crónica mozárabe de 754 emplea lamisma técnica para justificar los éxitos de la defensa y de la ofensa cristianas con-tra los musulmanes en la descripción de la batalla de Poitiers (a. 732). Asustadospor la manifestación de fuerza germánica, los árabes abandonan el campo debatalla protegidos por la oscuridad de la noche:

[. . .] dum acriter dimicant, gentes septentrionales in hictu oculi, ut paries inmobilespermanentes sicut et zona rigoris glacialiter manent adstricti, Arabes gladio enecant.Sed ubi gens Austrie mole membrorum preualida et ferrea manu perardua pectora-biliter ferientes regem inuentum exanimant, statim nocte preliodirimente despica-biliter gladios eleuant atque in alio die uidentes castra Arabum innumerabilia adpugnam sese reseruant. (Crónica mozárabe de 754 100)[. . .] en dura pelea, permaneciendo las gentes septentrionales inmóviles como unapared y manteniéndose en bloque como el hielo en una región polar, pasan a espa-da en un abrir y cerrar de ojos a los árabes. Cuando la gente de Austria, sobresalientepor la robustez de sus miembros y por su vigorosa mano de hierro, mata, hiriéndo-lo en el pecho, al rey que le había salido al encuentro, la noche interrumpe al puntola batalla, y desdeñosamente levantan sus espadas reservándose para la lucha del díasiguiente, al ver la gran extensión del campamento árabe. (trad., 101)

La impresión que le produjo este pasaje a López Pereira, editor y traductor deltexto, sugiere que la vividez del relato alcanzada por medios retóricos siguepercibida aún para los lectores de hoy como prueba de autenticidad:

Las noticias [de la España árabe] adquieren vida y se hacen minuciosas, como lalucha de Eudo o la descripción de la batalla de Poitiers, hasta el punto de que nopodemos dudar del contacto personal del autor con los mismos acontecimientos enunos casos, o con testigos directos en otros. (trad., 107)

En nuestra interpretación, el efecto de la vividez y de la credibilidad se producemediante el empleo de la retórica etnográfica. El que el autor mozárabe hubiesepodido presenciar ambas batallas en persona parece ser una conjetura posiblepero innecesaria al suponer que este pasaje podría hacerse eco del testimonio deEstrabón sobre la costumbre germánica de moverse en turbas o en grandes masasy sobre la sobresaliente altura, fuerza física y destreza militar de los germanos (lib.4, cap. 4, secs. 2–3). Estos rasgos físicos de los pueblos germánicos podrían haberllegado al conocimiento del autor directamente o por medio de las Etimologías,donde encontramos un motivo similar:

Germanicae gentes dictae, quod sint inmania corpora inmanesque nationes saevis-simis duratae frigoribus; qui mores ex ipso caeli rigore traxerunt, ferocis animi etsemper indomiti, raptu venatuque viventes. (Isidoro lib. 9, sec. 2, 756)Los pueblos germánicos recibían este nombre por ser enormes de cuerpo, tribus gigan-tescas, endurecidos por los fríos más rigurosos; adoptaron su costumbre a la dureza delclima; de espíritu feroz, e indómitos siempre, viven del robo y de la caza. (trad., 757)

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En la tradición nortepeninsular, contamos con las descripciones etnográficasen las tradiciones leonesa y castellana. La Historia Silense, compuesta en laprimera mitad del s. XII, comprende la historia del reino visigótico y declaracomo propósito glorificar la vida y las hazañas de Alfonso VI (1040–1109) porsu reconquista de Toledo, la antigua capital de los visigodos (118–19). Este obje-tivo se logra mediante la exposición de la prosapia paterna del monarca leonésque la crónica hace remontar a Pedro, duque de Cantabria. El cronista incorpo-ra una descripción etnográfica de los cántabros al evocar su ligereza y agilidadcomo consecuencia de la frialdad del clima y de la aspereza del relieve cántabro.Estas condiciones naturales se interpretan como la causa principal de que loscántabros nunca habían podido ser conquistados por los musulmanes:

Ceterum, prefacta Adefonsi nostri imperatoris materna prosapia, vt quoque eiusdempatris nobilis origo patefiat, paulisper sermo vertatur. Igitur Cantabriensium reg-num, quamquam ocupatione Maurorum subuersum ex parte nouimus, in partetamen munitione et dificultate introytus terrarum solidum permansit. Si alquandonamque hostis, plus solito formidolosus, irruerat, relicta planitie, ad ciuitates etcastella in interuallis montium sita currebatur. Ad hoc Cantabri, algoris et laborumpro loco et necessitudine vt cumque patientes, arreptis leuioribus armis, per colles etoppaca siluarum loca petiendes, serpendo ex inprouiso castra hostium, dum adder-ant, inuadendo, sepe conturbabant; neque huiusmodi factum ab hostibus vindicarinusquam poterat, quia Cantabri succinti et leues, statim vt res postulabat, in diuer-sa rapiebantur. Itaque Maurorum rabies, que aliis formidolosa erat, Cantabris ludib-rio habebatur. Sed Garsias, qui ex nobili Petri Cantabriensium ducis origine duce-batur, postquam declaratur rex, et barbaris armatus crebro occurreret et eoruminpetus, ne in fines christianorum solito more deseruiret, instanter conpescere cepit.(Historia Silense 177–78)Por lo demás, hecha patente la prosapia materna de nuestro emperador Alfonso, paraque también se patentice su noble origen paterno, el discurso vuelva atrás un poco.Así, el reino de los cántabros, aunque lo conocimos derribado en parte por la ocu-pación de los moros, en parte, sin embargo, permaneció firme, por fortaleza y pordificultad de acceso de aquellas tierras. Porque si alguna vez el formidable enemigoinvadía más de lo usual, traspasada la llanura, corríase hasta las ciudades y castillossituados en valles de entre montañas. Entonces los cántabros, sufridores en todaforma del frío y de trabajos, por razón del sitio y de la necesidad, cogidas sus másligeras armas, arrastrándose a pie por collados y sombríos lugares de selvas, pertur-ban muchas veces de improviso los campamentos enemigos, mientras avanzabaninvadiendo; y ni este hecho jamás podía ser vengado por los enemigos, porque loscántabros, ágiles y ligeros, al punto, cuando la cosa lo demandaba, retraíanse a diver-sos lugares. Y así la rabia de los moros, que para otros era formidable, se tomaba porlos cántabros a burla. (trad., 112–13)

De acuerdo con el planteamiento del cronista, las cualidades guerreras de loscántabros se proyectan sobre el carácter de Alfonso VI, con lo cual se ensalza laexcelencia reconquistadora del monarca cristiano.

En la Crónica latina de los Reyes de Castilla, escrita en el primer tercio del sigloXIII y dedicada a los reinados de Alfonso VIII (1158–1214), Enrique I(1214–17) y Fernando III (1217–52), el eje composicional del relato se edificasobre el contraste entre la derrota de Alfonso VIII por los almohades en Alarcos

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(a. 1195) y la reivindicación de los castellanos en Navas de Tolosa (a. 1212). Losclichés de la retórica etnográfica adquieren un fuerte matiz político en el episo-dio de la batalla de las Navas de Tolosa, emprendida por las fuerzas aliadas de loscastellanos, aragoneses, navarros y franceses contra los ejércitos del amirMuh. ammad al-Nas.ir (Miramamolín, 1199–1214). La retirada de las tropasfrancesas en vista de la inminente batalla motiva el siguiente pasaje:

Videntes autem Ultramontani, qui solebant in umbris degere in temperatis regionibus,estum nimium et feruorem solis, ceperunt murmurare dicentes quod ad bellum uen-erant contra regem Marroquitanum, sicut eis fuerat predicatum, quem cum non inu-eniebant, uolebant modis omnibus repatriare. Quo audito dolebant omnes Christianide recessu quem parabant. Erant etenim fere mile milites nobiles, in armis strenui etpotentes, et fere sexaginta millia peditum armatorum, quorum quasi caput et princepserat archoepiscopus Burdegalensis. (Crónica Latina de los Reyes de Castilla 29)Pero viendo los ultramontanos, que solían vivir entre sombras en regiones tem-pladas, el excesivo verano y el ardor del sol, empezaron a murmurar diciendo queellos habían venido, como se les había anunciado, a la guerra contra el rey marroquí,y, como no lo encontraban, querían de cualquier manera volver a su patria. Al enter-arse de esto, todos los cristianos se dolían de la vuelta que preparaban, pues eran casimil soldados nobles, expertos en las armas y poderosos, y casi 60.000 soldados de apie armados, de los cuales por así decirlo la cabeza y el jefe era el arzobispo burde-galés. (trad., 29)

En la interpretación del cronista, el razonamiento de los franceses reviste pre-tensiones falsas, puesto que declaran como causa de su retirada la ausencia delcombate tratando de disimular la verdadera causa -su propia debilidad física ymoral. La evocación del topos etnográfico tiene dos propósitos: por una parte,insinúa que la debilidad es una cualidad intrínseca de los franceses; por otra, ycomo resultado de esta flaqueza, la gloria de la victoria que recae sobre los castel-lanos se presenta como aún más merecida. De este modo, se reivindica el lider-azgo de los castellanos en el proyecto pan-hispánico de la Reconquista:

Mirabilis Deus in sanctis suis, qui tam mirabiliter prodiuit Yspanie et precipue regnoCastelle, ut recedentibus Ultramontanis gloria belli famosi Yspanis, non Ultramon-tanis, atribueretur. (Crónica Latina de los Reyes de Castilla 29)Admirable Dios en sus santos, que tan admirablemente proporcionó a España yprincipalmente al reino de Castilla que, al marcharse los ultramontanos, la gloria dela victoria de la famosa batalla se atribuyera no a los ultramontanos, sino a los his-panos. (trad., 29)

La retórica etnográfica evoluciona en las crónicas de la invasión musulmanadesde la tradición mozárabe, donde sirve para aportar más credibilidad al cro-nista, hasta la tradición norteña de León y Castilla, donde se utiliza con fines ide-ológicos de la Reconquista. Aprovechado en las crónicas hispano-latinas según lasnecesidades pragmáticas particulares de cada texto, este modelo de representacióncolectiva cumple con el propósito pragmático universal de la tradición hispana:afear al adversario musulmán, alabar los esfuerzos reconquistadores del pueblohispano heredero de los godos y distinguirse de los demás pueblos cristianos

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como el verdadero y único reconquistador. La incorporación de la retórica de ori-gen pagano en la historiografía cristiana es un ejemplo más de la hibridez deltexto medieval.

Wright State University

NOTAS

1. Véanse la lectura comprensiva de las crónicas hispano-latinas hecha por Eloy Ben-ito Ruano, el estudio de Luis Vázquez de Parga sobre el uso de la Biblia en el reino astur-leonés, el breve comentario sobre el latín bíblico y litúrgico en la Crónica de Sampirohecho por Justo Pérez de Urbel en su edición (241–43), el análisis de la imaginería bíbli-ca en la historiografía asturiana en la edición de J. E. Casariego (27–29), el estudio de AlanDeyermond sobre el uso de las figuras bíblicas en las historias de Rodrigo Jiménez de Raday de Alfonso X, los comentarios de Maurilio Pérez González sobre la dependencia bíblicade la Chronica Adefonsi Imperatoris (Crónica del emperador Alfonso VII 19) y sus notas por-menorizadas acerca de los motivos bíblicos en la edición de esta crónica, las observacionesde Georges Martin (208–33) sobre el uso del providencialismo en el restablecimiento dela continuidad visigótica en las crónicas asturianas.

Ultimamente, los estudios historiográficos se han ido reenfocando desde una perspec-tiva más amplia y matizada, resultante del nuevo interés en las técnicas discursivas de legit-imación política. Lucy K. Pick analiza el uso del género en la negociación del poder regioen la tradición mozárabe (Crónica mozárabe de 754), en la asturiana (Crónica Albeldense yCrónica de Alfonso III), y en la leonesa (Historia Silense y la Crónica de Sampiro). JulioEscalona investiga el uso de la genealogía en la legitimación de Alfonso I en las crónicasasturianas (251–55). Para el uso de la retórica judicial en la Crónica del emperador AlfonsoVII, véase Isabel Alfonso (74–75). Con este cambio, el enfoque en la representación de lospueblos cristianos y musulmanes en el contexto de la Reconquista cede el paso ante elinterés crítico por los individuos y asuntos particulares, dejando un tanto al margen elestudio de representaciones colectivas.

2. Existen múltiples pruebas del conocimiento de las Etimologías en el norte ibérico.Claudio Sánchez Albornoz (231) proporciona un testimonio de tres donaciones del librode Etimologías de procedencia mozárabe en el siglo X a los monasterios de Abelaire (León,a. 927) y Guimaraes (Oporto, a. 959). Manuel Díaz y Díaz (“Isidoro” 367; De Isidoro 177)cita donativos de las Etimologías a Caaveiro (Pontevedra, a. 936), a Celanova (Orense, a.942) y a San Pedro de Montes (León, a. 915). La conjetura de Manuel Díaz y Díaz sobreuna circulación amplísima del tratado isidoriano a lo largo de la Edad Media (De Isidoro178) se confirma a medida de que siguen encontrándose en el Norte nuevos ejemplares delas Etimologías pertenecientes a la misma época, según informa la noticia de Ana SuárezGonzález. Incluso después de la invasión arrasadora de al-Mans.ur, la hermana de AlfonsoVI, Urraca, restaura el monasterio de Eslonza (León) y le hace una donación de las Eti-mologías entre otras obras isidorianas (Pérez de Urbel, tomo 2, ch. 4, 402).

OBRAS CITADAS

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Benito Ruano, Eloy. “La historiografía en la Alta Edad Media española. Ideología y estruc-tura.” Cuadernos de Historia de España 17 (1952): 50–104.

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