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La fallida expedición de Alejandro Magno a la Península Arábiga Este trabajo como otros muchos fue de difícil desarrollo, por la sencilla razón de que no hay casi nada escrito sobre la campaña de Alejandro Magno en la Península Arábiga; y, ¿Por qué?, pues por la sencilla razón de que nunca se celebró. ¡Efectivamente!, la campaña que ya estaba en sus últimos preparativos se encontró con el drama de que el alma y ejecutor que la había preparado con tanto esmero, ¡Alejandro!, moría en extrañas circunstancias. Envenenado, por fiebres del Nilo etc.…, mucho se ha especulado con su muerte, el caso y es el que nos importa, que con su muerte, la campaña languideció hasta que se suspendió definitivamente. Era el año 323 a. de C., concretamente el 10 o 13 de junio, cuando falleció este extraordinario estratega y rey de Macedonia, un pequeño país que engrandeció con sus conquistas hasta convertirlo en un inmenso imperio. Alejandro había estado batallando 11 años ininterrumpidos desde que desembarcó en la Tróade, al otro lado del estrecho de los Dardanelos (en lo que hoy es el Noroeste de la actual Turquía) para conquistar el inmenso imperio persa. Pero no se conformó solo con ello, cuando llegó al actual Afganistán, en el límite del Noreste del imperio persa, Alejandro tenía más sed de conquista, así que convenció a sus renuente ejército, (que ya estaba harto de tanta campaña militar y deseaba descansar y volver a sus hogares) a que le siguieran un tiempo más en dirección a lo que hoy es Noroeste de la India. Allí las luchas fueron feroces y el enemigo se defendió contra los macedonios admirablemente, el tiempo fue horrible y finalmente el ejército se amotinó, obligando a Alejandro a volver sobre sus pasos; como dirían los clásicos, “y Alejandro lloró porque ya no había mundos que conquistar”. Su vuelta a la región de Mesopotamia en el año 324 a. de C., concretamente a la ciudad de Babilonia, no estuvo exenta de peligros y las bajas luchando contra temibles tribus locales hostiles, se cobró su parte entre las fuerzas macedonias. Alejandro Magno había construido una gigantesca flota de 1.000 navíos, comandada por su fiel almirante Nearco; esta flota fue destinada para llevar la impedimenta que Alejandro Magno llevó desde el norte del río Indo (India) hasta la desembocadura del río al mar, luego bordeando la costa volverían a Babilonia. 1

La Fallida Expedición de Alejandro Magno a La Península Arábiga

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Expedición de Alejandro Magno a Arabia

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La fallida expedición de Alejandro Magno a la Península Arábiga

Este trabajo como otros muchos fue de difícil desarrollo, por la sencilla razón de que no hay casi nada escrito sobre la campaña de Alejandro Magno en la Península Arábiga; y, ¿Por qué?, pues por la sencilla razón de que nunca se celebró. ¡Efectivamente!, la campaña que ya estaba en sus últimos preparativos se encontró con el drama de que el alma y ejecutor que la había preparado con tanto esmero, ¡Alejandro!, moría en extrañas circunstancias.

Envenenado, por fiebres del Nilo etc.…, mucho se ha especulado con su muerte, el caso y es el que nos importa, que con su muerte, la campaña languideció hasta que se suspendió definitivamente.

Era el año 323 a. de C., concretamente el 10 o 13 de junio, cuando falleció este extraordinario estratega y rey de Macedonia, un pequeño país que engrandeció con sus conquistas hasta convertirlo en un inmenso imperio.

Alejandro había estado batallando 11 años ininterrumpidos desde que desembarcó en la Tróade, al otro lado del estrecho de los Dardanelos (en lo que hoy es el Noroeste de la actual Turquía) para conquistar el inmenso imperio persa.

Pero no se conformó solo con ello, cuando llegó al actual Afganistán, en el límite del Noreste del imperio persa, Alejandro tenía más sed de conquista, así que convenció a sus renuente ejército, (que ya estaba harto de tanta campaña militar y deseaba descansar y volver a sus hogares) a que le siguieran un tiempo más en dirección a lo que hoy es Noroeste de la India.

Allí las luchas fueron feroces y el enemigo se defendió contra los macedonios admirablemente, el tiempo fue horrible y finalmente el ejército se amotinó, obligando a Alejandro a volver sobre sus pasos; como dirían los clásicos, “y Alejandro lloró porque ya no había mundos que conquistar”.

Su vuelta a la región de Mesopotamia en el año 324 a. de C., concretamente a la ciudad de Babilonia, no estuvo exenta de peligros y las bajas luchando contra temibles tribus locales hostiles, se cobró su parte entre las fuerzas macedonias.

Alejandro Magno había construido una gigantesca flota de 1.000 navíos, comandada por su fiel almirante Nearco; esta flota fue destinada para llevar la impedimenta que Alejandro Magno llevó desde el norte del río Indo (India) hasta la desembocadura del río al mar, luego bordeando la costa volverían a Babilonia.

Alejandro con el resto del ejército vía terrestre y atravesando el desierto de Gedrosia, regresarían con Babilonia también como destino; la flota macedonia tenía a demás de transporte, la función de ofensiva-defensiva, ya que se había producido unos hechos inquietantes.

 

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Alejandro Magno

 

No mucho antes de la muerte de Alejandro, durante los juegos Olímpicos, se leyó un decreto por el que Alejandro decretaba que los exiliados en Grecia tenían que ser admitidos nuevamente en sus naciones.

Los dirigentes de los estados griegos temieron que los antiguos dirigentes, exigiesen volver a sus puestos o tramasen planes para los mismos; a los exiliados por orden de Filipo II de Macedonia habían recibido la orden de no volver a sus patrias bajo ningún concepto, pero Alejandro Magno revocó la orden sin consultar a nadie.

Quienes formaban estas gentes se puede deducir, que eran enemigos de macedonia, tanto en el plano político como en el diplomático, militar, etc., Y que fueron depuestos sin duda por Filipo II y sustituidos por gente más a fin a la causa macedonia; ¡su llegada hacía peligrar sus puestos!.

La “liga de Corinto”, (conjunto de ciudades griegas aliadas de Macedonia) tenía una serie de leyes, y entre ellas, se estipulaba que la ciudades griegas conservarían a pesar de la alianza con Macedonia, una escrupulosa independencia, que Macedonia no podía violar bajo ningún concepto.

Atenas fue la ciudad que lideró los estados descontentos con Macedonia, reclutando secretamente tropas con la intención de sacudirse el yugo macedonio en la Grecia continental; al fin y al cabo, las tropas macedonias en Grecia eran escasas, ya que buena parte de ellas estaban concentradas con Alejandro en Babilonia.

Alejandro posiblemente tenía pensado con esa inmensa flota realizar dos acciones, en caso de rebelión entre los estados griegos, su flota barrería las flotas aliadas, boqueando las costas e impedir todo intento de abastecimiento griego por mar; en

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definitiva, sería amo y dueño del mar Egeo, con todo lo que ello comportaba para la acción aliada griega.

Si no se producía tal rebelión, Alejandro daría uso a su flota de otra manera, como apoyo del ejército macedonio y realizando labores de trasporte de pertrechos para la expedición a la Península Arábiga y, ¡claro está!, como cobertura, bordeando la costa mientras el ejército marchaba por tierra.

Ciertamente mantener una gigantesca flota de 1.000 navíos exigía unos desembolsos enormes para la hacienda macedonia; pero Alejandro en su expedición de conquista en Persia, se había hecho con los depositas del tesoro persa, amén de lo requisado o robado (¡cuestión de semántica!) en otras ciudades persas.

En conjunto la conquista del imperio persa le había reportado en total a Alejandro la asombrosa cifra de 180.000 talentos; así que el mantenimiento de una flota del calibre que disponía los macedonios, hacía que su mantenimiento no resintiera las arcas de Alejandro apenas nada (cuando todos los estados griegos si se rebelaban, jamás podrían permitirse un lujo semejante).

 

Falangista macedonio

 

Los meses de abril y mayo del año 323 a. de C. fueron unos meses de intensos preparativos; Alejandro estaba concentrando en la inmensa metrópoli de Babilonia hombres y navíos para la expedición.

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¿Por qué en Babilonia se reunió el cuerpo expedicionario?, porque Alejandro estaba considerando seriamente que la ciudad fuera la nueva capital de Macedonia; los motivos eran claros, ahora Macedonia era un imperio de gran extensión, sobre todo si se compara con la extensión que tenía cuando Alejandro Magno llegó al poder.

Pero ahora, la capital de Pella, era una modesta ciudad, modesta y ubicada en la esquina Oeste del imperio macedonio; Babilonia estaba a este respecto más en el centro y era una urbe grande e importante, a lo que se añadía el que Alejandro la tuviera entre sus favoritas.

Pero fijemos el objetivo en la campaña, el mismo era conquistar la Península Arábiga; muchos de nosotros pensaremos, ¿Qué tenía dicha península?; a ojos de una persona del siglo XX o ahora del XXI, la Península Arábiga solo representa arena, el desierto o los ricos campos petrolíferos que hacen de los países petroleros de la zona, de los de renta per cápita más alta del mundo.

Países como Arabia Saudí, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos etc.., son países inmensamente ricos por el petróleo que exportan al resto del mundo; además muchos de nosotros hemos visto la película, “Lawrence de Arabia”, u otras similares rodadas o referidas a sus inmensos arenales que hay en Arabia.

Luego, ¿que podía ambicionar Alejandro en semejantes parajes?, la respuesta es muy sencilla; ahora, Arabia salvo algunas zonas fértiles, es un inmenso desierto, pero hace 2.300 años eso era muy diferente.

En ese tiempo la Península Arábiga era un inmenso vergel, un territorio feraz poblado de una gran variedad de especies animales y plantas autóctonas; aunque es posible que el desierto ya empezara a comer terreno a las zonas fértiles, estas en su mayor parte dominaban Arabia.

Por aquel entonces, hacerse con el mercado de especias, hacía a su dueño con el control una zona estratégica y de gran riqueza, ya que dichos condimentos se exportaban a todo el mundo conocido por diversas rutas caravaneras y también por mar.

Muy posiblemente en la mente de Alejandro se barajaban múltiples proyectos, además de la campaña de Arabia, también había soñado entre otras con conquistar la península italiana, donde su tío Alejandro de Epiro había fracasado en dicha empresa y hallado la muerte.

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Mapa del imperio de Alejandro Magno

 

Alejandro no solo le vengaría, sino que también se haría con una zona que lindaba con la Grecia continental y que también podía ser utilizada como zona de colonización griega; Alejandro ya había realizado en la conquistada del imperio persa tales actuaciones.

Buena parte de los 65.000 mercenarios griegos recibidos a lo largo de su dilatada campaña de conquistar dicho imperio, habían sido utilizados para establecer a lo largo y ancho del imperio persa, estratégicas guarniciones que hacían las funciones de colonias griegas.

Esto serviría con la misión de Alejandro, llevar la cultura griega a estas zonas bárbaras para su posterior civilización; otra manera de culturizar a dichos “bárbaros” persas, sería uniéndolos a  causa.

Cuando había conquistado el imperio persa e iba a realizar una expedición a la India, entre su gran ejército de 120.000 hombres, (otros dan cifras más modestas) se encontraban 30.000 persas que serían adiestrados como la falange macedonia; y no solo eso, fueron obligados a aprender el idioma griego.

También cuando Alejandro retornó a Babilonia de la expedición a la India, 10.000 de sus hombres macedonios junto con 80 generales, fueron casados con mujeres persas y todos dotados de unas dotes más que generosas.

Pero antes que Alejandro realizara otros proyectos imperialistas, realizaría primero el de la conquista de Arabia; era joven, ya tendría tiempo después de ocuparse de otros sueños más grandiosos, entre los que figuraba también dicho sea de paso, la conquista de la ciudad africana de Cartago.

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Sin embargo avanzado el mes de mayo, en plenos preparativos, Alejandro empezó a enfermar; ya había enfermado otras veces, en alguna incluso abrazó la muerte con más fuerza de la debida.

Pero ahora, a pesar de algunos altibajos de mejoría, esta progresaba alarmantemente; Alejandro llegó a estar en los últimos días postrado en su cama, pero el coraje y vigor de su mente están intactos y no renunciaba a dicha empresa, remitiendo instrucciones desde su cama, en la espera de que la mejoría le llevara a ponerse a la cabeza de la empresa.

Pero Alejandro empeoraba a grandes pasos y sin visos de mejorar, finalmente el 10 0 13 de junio expiraba el gran líder del pueblo macedonio y dueño de un inmenso imperio, el cual cuando empezó a gobernar no era ni la décima parte en extensión de lo que era ahora.

 

Jinete macedonio

 

Los generales de Alejandro Magno que habían estado a la cabecera de la cama de Alejandro, vieron con dolor y pena la muerte de su amado líder; uno de los generales más amados entre su ejército, llamado Pérdicas, fue el que asumió el mando de manera natural.

Incluso en mismo Alejandro moribundo, reconoció la hegemonía de Pérdicas, como líder entre los generales macedonios si Alejandro faltara; como reconocimiento a tal hecho, le entregó su propio anillo. El problema era, ¿Qué ocurría con la empresa Arábiga?.

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Sin embargo esto quedó momentáneamente en suspenso, ya que había que dilucidar de manera irresoluble, quien accedería al trono macedonio; Pérdicas accedió momentáneamente a una especie de regencia, hasta  aclarar de quien reinaría en el trono macedonio.

Alejandro en su lecho de muerte había sido preguntado quien debía reinar, y este en pleno delirio y sin saber posiblemente responder lúcidamente debió responder, “el más fuerte”, lo cual no aclaró esto nada, ya que le rodeaban los generales macedonios de más valía.

Los legítimos herederos eran la familia real, pero entre sus miembros, no había un brazo fuerte que pudiera regir los destinos del imperio y lidiar con mano firme a los generales del ejército macedonio.

De la familia real quedaban la madre de Alejandro, Olimpia, su amante Roxana, un hijo, Alejandro, que nació unos meses después de su muerte, una hermanastra, Tesalónica, y un hermanastro deficiente mental, llamado Filipo; ciertamente ninguno estaba en plenas condiciones de reclamar el trono.

 Así que a Pérdicas le tocó de manera momentánea hasta que se acarara del todo, regir los destinos del imperio, pero esto sería temporal, ya que era consciente que los otros generales que le rodeaban, no estarían dispuestos a que mantuviera el puesto por un dilatado tiempo.

Para Pérdicas estaba muy claro que la campaña de Arabia era un estorbo absoluto, aspiraba a hacerse con el poder total, y la campaña ciertamente, aunque tenía el deber moral de retomarla, no tenía en el fondo la más mínima gana de realizarla.

Se había congregado en Babilonia lo más granado de las fuerzas macedonias y fuerzas de otros pueblos para la gran empresa de Alejandro, un ejército del que no se sabía su número, pero del que indudablemente se había reforzado considerablemente, ya que el retorno a Babilonia desde la India le había supuesto muchas bajas entre sus filas.

Hacía falta un poderoso ejército para tales lides, y Alejandro hasta su muerte se preocupó de ello; ¿Cuántos serían?, ¡quizá especulando!, si Alejandro para la conquista de la India preparó un ejército poderoso de 120.000 hombres, para el de Arabia seguramente  no debió ser menor.

 

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En el centro, la "Península Arábiga"

 

Todo ello, apoyado por una gran flota de 1.000 navíos, no cabe duda que Alejandro cuando preparaba una expedición, lo hacía a conciencia; pero ahora lo que estaba en juego era el futuro de dicha empresa, el cual no caminaba por buenos derroteros.

Pérdicas estaba realmente interesado en que su regencia se alargara lo máximo posible, y quería deshacerse como comenté, de la campaña Arábiga; como primer paso, tenía que consolidar su poder.

Esto lo logró tras numerosas y difíciles negociaciones entre el ejército y sus generales, negociaciones en las cuales estalló la tensión y poco faltó para que se estallara una guerra civil entre macedonios, ya que Pérdicas tenía desde luego enemigos entre la tropa y mandos macedonios.

Finalmente imperó la negociación y el compromiso para satisfacer a ambos bandos, los que estaban a favor de Pérdicas y los que no; una vez consolidad su fuerza, Pérdicas tenía que asumir los planes que Alejandro Magno había dejado sobre la mesa, y entre ellos estaba la expedición a Arabia.

Pérdicas sopesó el plan y no lo veía muy factible, una operación lejos de la zona de poder, con unas fuerzas en las que la infantería cobraba protagonismo (cuyos mandos eran hostiles a Pérdicas) sobre la caballería (la cual apoyaba a Pérdicas), decidieron al regente a torpedear el proyecto arábigo.

Utilizando el concurso del sabio secretario general de Alejandro Magno llamado Eumenes, informó a la tropa de que la campaña era engorrosa, difícil y solo se podría realizar a cargo de grandes sacrificios; en definitiva, la presentó de tal manera que la tropa voluntariamente le rogara que dicha campaña se cancelase.

Y efectivamente así sucedió, minando la moral de la tropa engrandeciendo las dificultades que se encontrarían en la campaña, solicitaron que la misma se anulase, a lo que Pérdicas accedió de buen grado.

Con ello se ponía punto y final a esta expedición, la cual pudo ser un laurel más la carrera militar de Alejandro, pero la cual quedó herida de muerte con su muerte;

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ciertamente los generales de Alejandro pudieron retomar dicha empresa, la cual había finalizado sus preparativos por Alejandro y solo su muerte impidió que se iniciara.

Pero los generales de Alejandro pronto riñeron por la posesión de los dominios de Alejandro, se repartieron los mismos e incluso guerrearon entre ellos por la posesión de los mismos en lo que se conoció como la “Guerra de los Diácodos”, ¡pero eso es ya otra historia!.

 

Explorador montado macedonio

 

 

Autor: eljoines

 

Bibliografía:

 

Wikipedia. Satrapa1. Biografía de Alejandro Magno. http://www.arqueologos.org/historia-antigua/119-la-muerte-de-alejandro-

magno.html.

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