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La fiesta como factor social y económico en el mundo prehispánico. La fiesta como fenómeno social es un tema de importancia en la indagación de los estudios científicos sobre la sociedad, ya sea por la penetrabilidad de este fenómeno en las costumbres de los distintos grupos humanos, o bien por el enriquecedor contenido simbólico, y por lo tanto cultural, de la celebración de la fiesta. En el caso particular de América Latina, existen costumbres relacionadas a la festividad, pero que hoy en día aún persisten desde épocas antiquísimas, muchas de ellas inclusive, desde mucho antes de la llegada de los españoles, siendo practicadas de generación en generación y transmitidas de civilización en civilización a causa del sincretismo al que se ven obligadas las distintas culturas que se entremezclan con los pueblos nativos del lugar, lo cual es el caso respecto a la nueva religión cristiana impuesta por los europeos vencedores, pero que al implementarse en medio de las culturas amerindias fue imposible evitar la combinación entre viejas tradiciones pagánicas de la vieja religión de los ahora conquistados con la nueva palabra que fue proclamando la iglesia a lo largo y ancho y en todos los confines del nuevo continente. Fue entonces que la fiesta publica, tan practicada por los nativos según los cronistas del siglo XVI, como Fray Bartolomé de las Casas pasó a ser considerada como una costumbre que no atentaba contra la nueva moral cristiana, sino que además podría servir como factor pedagógico y de evangelización; y es que como veremos en este ensayo, la fiesta, siempre, hasta nuestros días, tanto en la urbe como en el campo, funcionó como aleccionadora del sentido de lo comunitario. En el caso del pueblo mexica a la llegada de los españoles en el año de Ariel Garza Amaya. Seminario Sobre Pensamiento Precolombino.

La Fiesta Como Factor de Unidad Social y Económico en El Mundo Prehispánico

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La fiesta como factor de unidad social entre los mexica.

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La fiesta como factor social y econmico en el mundo prehispnico.La fiesta como fenmeno social es un tema de importancia en la indagacin de los estudios cientficos sobre la sociedad, ya sea por la penetrabilidad de este fenmeno en las costumbres de los distintos grupos humanos, o bien por el enriquecedor contenido simblico, y por lo tanto cultural, de la celebracin de la fiesta. En el caso particular de Amrica Latina, existen costumbres relacionadas a la festividad, pero que hoy en da an persisten desde pocas antiqusimas, muchas de ellas inclusive, desde mucho antes de la llegada de los espaoles, siendo practicadas de generacin en generacin y transmitidas de civilizacin en civilizacin a causa del sincretismo al que se ven obligadas las distintas culturas que se entremezclan con los pueblos nativos del lugar, lo cual es el caso respecto a la nueva religin cristiana impuesta por los europeos vencedores, pero que al implementarse en medio de las culturas amerindias fue imposible evitar la combinacin entre viejas tradiciones pagnicas de la vieja religin de los ahora conquistados con la nueva palabra que fue proclamando la iglesia a lo largo y ancho y en todos los confines del nuevo continente. Fue entonces que la fiesta publica, tan practicada por los nativos segn los cronistas del siglo XVI, como Fray Bartolom de las Casas pas a ser considerada como una costumbre que no atentaba contra la nueva moral cristiana, sino que adems podra servir como factor pedaggico y de evangelizacin; y es que como veremos en este ensayo, la fiesta, siempre, hasta nuestros das, tanto en la urbe como en el campo, funcion como aleccionadora del sentido de lo comunitario. En el caso del pueblo mexica a la llegada de los espaoles en el ao de 1519 la fiesta era un fenmeno comunitario de Tenochtitlan en el cual pasaba a ocuparse de su organizacin el pueblo mismo, es decir, que quienes se encargaban de echar a andar las riendas de la existencia de una institucionalidad religiosa como lo es la fiesta, eran los mismos quienes a lo largo de todo el ao se ocupaban en realizar tareas productivas para el imperio; puesto que para, por ejemplo, festividades de tales magnitudes como las celebradas a Huitzilopochtli desde el da 3 de diciembre hasta el da 21 de dicho mes (Arqueologa Mexicana, # 59, CONACULTA, 2015), era necesaria la movilizacin de grandes cantidades de alimentos y cautivos para el sacrificio, tanto que solo bastaba con el trabajo organizado de gran parte de los habitantes de la capital Mxico Tenochtitlan.

El orden csmico como rector del orden terrenal. Para comenzar a considerar este punto cabe recordar que la fiesta no era tan solo un evento social, tambin era un asunto espiritual y astronmico. Estos dos ltimos factores, lo espiritual y astronmico es de suma importancia para entender este punto, y es que cada festividad celebrada en Tenochtitlan era acaecida en un da en particular, sealando su sentido en el calendario civil, tambin conocido como calendario religioso, el cual se sustentaba en la anualidad de 365 das que significa una vuelta entera del planeta tierra alrededor del astro sol. Como podemos ver, este calendario fue forjado a partir de las observaciones astronmicas que realizaron los estudiosos de los astros en la poca prehispnica. Ese calendario, a diferencia de un segundo calendario, el lunar, sustentado en dicho astro nocturno, plasmaba el orden cronolgico de las festividades a realizarse, pero tambin era el calendario del cual se basaba el nombre de los recin nacidos, otorgado por un sabio lector de los destinos de los nuevos integrantes de la sociedad; dicho destino estaba ntimamente relacionado al movimiento de los astros en el cosmos. Entonces el calendario solar es al parecer respecto a su significado, de naturaleza esotrica, es decir, que su comprensin solo le sera posible a un especialista ya iniciado en los asuntos de la interpretacin calendrica de los destinos de los seres humanos. Al basarse en el movimiento de los astros, siempre constantes, y al mismo tiempo al influenciar la vida y los destinos individuales de cada sujeto de la comunidad podemos afirmar que en la cosmovisin y en el pensamiento nhuatl, el orden de los astros en los cielos tienen gran influencia sobre el ser de las cosas. Un ejemplo de esta determinacin en la creencia nahua de la poca prehispnica son las supuestas palabras pronunciadas por adivinos y maestros frente a fenmenos astronmicos de rara naturaleza sucedidos desde pocos aos antes de la llegada de Hernn Corts a las costas de Veracruz, quienes afirmaban que esos fenmenos, como el de una estrella fugaz, significaba grandes penas y calamidades futuras (Visin de los vencidos, Len Portilla, Fondo de Cultura Econmica, 1995). Otro punto importante en esta interpretacin respecto al orden terrenal como determinada en gran medida por el orden astral es el ttulo y significado de la era en que hace su aparicin el hombre. Segn el mito de los cinco soles, o cinco eras nahuas, el ser humano es la quinta criatura creada por los dioses para venerarles. Antes del ser humano, los dioses haban creado otras cuatro eras, o soles, los cuales fueron completamente destruidos por su imperfeccin. Cada uno de estos cinco soles es determinado por un ser. As por ejemplo, el primero de los soles, el Sol del Tigre (Nahui Ocelotl: Cuatro - Tigre) en el que todos sus habitantes fueron devorados por tigres; el segundo sol, el Sol del Viento (Nahui Ehcatl: Cuatro Viento) el cual fue destruidos por un gran huracn; el tercer sol, llamado Sol de Lluvia (Nahui Quiahuitl: Cuatro Lluvia), este fue destruido por una lluvia de fuego; el cuarto sol, o Sol de Agua (Nahui Atl: Cuatro Agua) fue exterminado cuando durante 52 aos call un gran diluvio que arras{o con todo; y segn este mito de los soles, nosotros, los seres humanos, nos encontraramos existiendo en el quinto sol, es decir, la quinta era que lleva por nombre Sol de Movimiento (Nahui Ollin: Cuatro Movimiento) que como su nombre indica su esencia, es de naturaleza mvil, es decir, que todo se mueve, tanto lo terrenal as{i como lo csmico, y lo csmico que se encuentra en un nivel superior a lo terreno y perecedero por ser eterno, tambin se encuentra determinado por la esencia de la era, por el movimiento que le caracteriza y describe su ser. En este mito y en esta concepcin del universo, la movilidad juega un papel preponderante en la composicin de la naturaleza. Es el quinto sol caracterizado por el movimiento; este movimiento no es eterno en lo que respecta al mundo terrenal. En la tierra, el movimiento debe ser alimentado, accionado, para que siga determinando el ser del universo. De este mito se desprende la concepcin imperialista del mundo mexica y su filosofa del sacrificio humano. Segn la visin de este antiguo pueblo, el sol del movimiento exiga para poder cumplir con su tarea, la de mover todo cuanto existe en el universo, sangre humana, sustancia nica capaz de otorgar energa al dios sol, Huitzilopochtli, y que este pueda seguir cumpliendo con su accin heroica: la de vencer las tinieblas que da con da acechan a la humanidad (La Flor Letal: Economa del Sacrificio Azteca, Christian Duverger, Fondo de Cultura Econmica, 1985). Entonces decimos que el ser que describe a esta quinta era en la que nos encontramos es la del movimiento, un movimiento que lo rige todo y los astros son su comprobacin trascendental de la existencia de ese movimiento. Los tonalli que viene siendo el destino de cada individuo, regido por los astros celestiales, es determinado por un sabio que predice mediante la lectura detenida del calendario y otras caractersticas que predisponen el destino del recin nacido. El tonalli no es entregado por el sabio o los padres del nio, ms bien este tonalli es otorgado por los entes divinos. Aqu podemos distinguir como es que los astros eternos rigen la vida individual del sujeto. El orden terrenal y su naturaleza se vuelven calco y copia de la naturaleza que rige all arriba y que ac abajo es imposible salir de esos destinos, pues el sugerirlo querra decir que el ser humano en el pensamiento nhuatl era capaz de rebelarse frente a la disposicin del universo, lo cual no existi como posibilidad entre los antiguos habitantes de la capital tenochca.

El calendario solar para el orden social.Como ya hemos visto, el calendario solar guarda en su simbolismo una gran cantidad de conocimientos acerca de los astros y de las matemticas. Dicho calendario fue moldeado con el fin de asemejar su lgica astral a lo lgica de la vida en la tierra, es decir, que la simbologa, y en este caso particular, las festividades y celebraciones pblicas, son determinadas en ese calendario conforme al orden csmico que es al mismo tiempo el orden divino; esto para sealar los das de importancia nacional, que significaran los das en que todas las clases sociales de Tenochtitlan convidasen en alegra y comunidad, esto con el fin de elevar el sentido de pertenencia e identidad en la sociedad mexica. As, pues, si vemos con sumo detenimiento cada una de las celebraciones instauradas en el calendario solar, notaremos que cada na de ellas se fundamenta en algn fenmeno astronmico o de la naturaleza, fenmenos que se presumen eternos y no cambiantes, pero en constante movimiento, que su determinacin trascendental funciona para que los seres humanos no pierdan la brjula de su vida y que se sepan parte fundamental de un destino de orden ya no individual, como cuando se haba del tonalli, sino un orden a nivel social, comunitario, el cual ya no implica tan solo al individuo sino que hace mucho hincapi en la totalidad de la comunidad.

La participacin social y la fiesta. En la realizacin de la fiesta la participacin social de gran parte de la poblacin se hace evidente, y es que segn como describen algunos cronistas de la poca, en el calendario solar de los mexica casi todos los das haba festividades. Estas se realizaban para distintos pblicos. Haba por ejemplo, algunas fiestas hechas al dios patrono del calpulli. Los calpulli era el nombre nhuatl que reciban los barrios, y en el caso de Mxico Tenochtitlan haban cinco calpullis y cada uno de ellos regido por un sacerdote al servicio de un dios determinado, que era tambin el dios de los pobladores del calpulli. Existan, pues, festividades y celebraciones dedicadas a alguno de estos dioses. Esas fiestas eran hechas por y para las personas de dicho calpulli. Pero tambin existan otras fiestas pblicas de carcter m{as generalizado, que eran celebradas no solo por uno o varios calpullis ya determinados, sino que eran organizados por grandes sectores de la poblacin con el fin de ser celebradas por toda la comunidad, inclusive para extranjeros.En la fiesta dedicada a Huitzilopochtli, dedicada en los primeros das de diciembre, y que culminaba con una gran fiesta el da del solsticio de invierno, la maquinaria econmica y militar del imperio era echado a andar. Los cautivos para ofrecerlos en sacrificios eran tomados presos durante las guerras florales que eran guerras religiosas con motivo de hacerse de victimas para ofrendarlas a los dioses; en este caso particular, a Huitzilopochtli, siendo el sol, se le sacrificaban varios cautivos. Para cumplir con esta tarea divina, los militares del imperio organizaban grandes movilizaciones blicas para honrar al Sol. En lo que respecta a la poblacin productiva, esta se encargaba de llevar los alimentos, prepararlos y servirlos. Los sacerdotes eran los encargados de realizar las danzas y ritos, como el sacrificio, poemas exotricos, etctera. Hasta el arribo de los espaoles, estas celebraciones fueron llevndose a cabo, cada vez ms magnificentes a raz de los nuevos territorios conquistados por el imperio, que implicaba mayor llegada de recursos tributados por las naciones sometidas. Con la implementacin del cristianismo, en realidad no se pens en prohibir por completo el fenmeno de la festividad a los dioses, y esta fue reemplazada por la festividad a los santos. Los cristianos llegados de Europa se dieron cuenta de la importancia de ese factor ntimamente social que significa la fiesta, desde el profundo sentido de lo comunitario que es el organizarlas para la comunidad vecina, tal y como se celebra hoy en da en todo el pas, hasta el hecho de disfrutarla en sintona con otros seres humanos con los que se convive el resto del ao. Vemos entonces cmo la festividad se ha sincretizado con la religin catlica, pero la determinacin de organizarlas existe desde hace ms de 500 aos.

Bibliografa: - Arqueologa Mexicana, # 59, CONACULTA, 2015. - La Flor Letal: Economa del Sacrificio Azteca, Christian Duverger, Fondo de Cultura Econmica, 1985. - Visin de los vencidos, Len Portilla, Fondo de Cultura Econmica, 1995.

Ariel Garza Amaya.Seminario Sobre Pensamiento Precolombino.