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La fiesta de Zacatecas.
APOTEOSIS DE LA PALABRA.
Por Belisario Betancur.
Palabras en la V Semana Cultural Española. Centro Cultural Reyes Católicos. Santafé de Bogotá, Mayo 22 de 1997.
En la mañana del lunes siete de abril los 250 mil habitantes de la “muy
noble y leal ciudad de Nuestra Señora de Zacatecas” se echaron a la calle
principal. A lo largo del algo más de un kilómetro que va desde la antigua
plaza de toros convertida en hotel de cinco estrellas, hasta el antiguo
convento barroco de San Agustín, convertido en teatro, festones colgaban de
antiguos palacios coloniales de piedra rosada, de antiguas casas e iglesias de
piedra rosada, de tiendas y boticas también de piedra rosada, en esta joya de
la arquitectura colonial declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Escuelas, colegios y universidades portaban banderolas y gallardetes con las
banderas de México y España, que tremolaban al paso de un automóvil
descubierto en el cual iban el licenciado Ernesto Zedillo, presidente de la
república mexicana y su esposa, y don Juan Carlos Borbón, rey de España, y
la reina doña Sofía. En un automóvil los seguían los Premios Nobel de
Literatura Camilo José Cela, de España, y Gabriel García Márquez, de
Colombia, y el autor de estas líneas. El Nobel mexicano Octavio Paz se había
excusado de asistir, por enfermedad, pero envió un video con su hermoso
discurso. Un centenar de académicos y especialistas se les habían anticipado
y colmaban el templo con varios centenares de personalidades del gobierno,
la industria, la banca, las artes y las letras. Fanfarrias sonaban dondequiera.
Ningún anuncio profana la limpidez de los muros de color de rosa : por
disposición del ayuntamiento zacatecano y de la junta de monumentos
coloniales, bajo pena de multa están prohibidos los avisos luminosos y los
extranjerismos, de manera que todo anuncio ha de pintarse en letras negras
sobre las paredes, a veces en caracteres góticos y siempre en el más castizo
español. Lo mismo vale para las poblaciones vecinas. Un hostelero tuvo que
pagar el equivalente a algo más de cien dólares por poner restaurant en vez
de restaurante. El autor de esta guardia montada desde 1964 en defensa de
la pureza del idioma, es el ahora octogenario banquero Federico Sescosse, a
quien apoya, a mucho honor, toda la ciudad. Aquel lunes plomizo Zacatecas
y toda la provincia del mismo nombre en el centro de México, estaban de
fiesta.
I.- Las botellas al mar.
Suenan las notas de los himnos de México y de España. Se hace un
silencio de piedra. De piedra rosada. La televisión reverbera. María Luisa
Fenoy, académica argentina, diría más tarde que era la huella ruinosa del
silencio. Gabo corregiría : el gran derrotado es el silencio. El presidente
Zedillo sería el primero en cobrar esa derrota entre las gárgolas del viejo
convento de San Agustín, Empezaba la fiesta de la palabra en el Primer
Congreso Internacional de la Lengua Española, que no alcanzó a cumplirse a
plenitud, ni en la convocación que hiciera en 1951 el presidente Alemán, ni
en la que hicieran los Reyes de España en Expo-Sevilla en 1992.
Dijo el presidente Zedillo una hermosa redundancia : que México
entero se vestía de gala para saludar a los ilustres visitantes ; que el
Congreso marca un hito en la historia de la Lengua Española desde la
aparición del primer diccionario, el de Elio Antonio de Nebrija, a mediados
del siglo XV. Y que nuestra lengua que hablan 400 millones, tiene ganado su
destino en el milenio ad portas, por el amor y el deleite de los
hispanohablantes.
Dijo, enseguida, Gabriel García Márquez:
Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna...
Enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y
la jota y pongamos más uso de razón en los acentos escritos. Agregó que
echaba esas botellas al mar para abreviar el conocimiento y la sabiduría de
la lengua, cuyo poder había descubierto cuando, de niño, un accidente de
bicicleta le advirtió el poder de la palabra.
Camilo José Cela dijo que en el futuro se hablarán cuatro lenguas: el
chino, el inglés, el árabe y el español. En su bello discurso expresó:
Como amante de la lengua, de las lenguas, de todas las lenguas,
preconizo que juguemos a sumar y no a restar, que apostemos al alza y no a
la baja, que defendamos la libertad de las lenguas y sus hablantes, soñemos
con la igualdad de propósitos y troquemos la fraternidad de los juegos
florales y los discursos de artificio y su escenografía caduca e inoperante, por
la justicia de la implacable erosión semántica, esa ilusión que acabaría
perfeccionando al hombre en paz... Es doloroso que siendo la nuestra una de
las lenguas más hermosas, poderosas y eficaces del mundo, casi nadie se
haya preocupado de enseñarla con amor y de defenderla con airoso y
elegante entusiasmo...
Dijo Octavio Paz:
Cada palabra, al mismo tiempo, dice y calla algo. Saberlo es lo que
distingue al poeta de los filólogos y los gramáticos, de los oradores y los que
practican las artes sutiles de la conversación. A diferencia de esos maestros
del lenguaje, al poeta lo conocemos tanto por sus palabras como por sus
silencios. Desde el principio el poeta sabe oscuramente que el silencio es
inseparable de la palabra, en su tumba y su matriz, la tierra que lo entierra,
la tierra donde germina.
Los hombres somos hijos de la palabra, ella es nuestra creación,
también nuestra creadora. Sin ella no seríamos hombres. A su vez, la palabra
es hija del silencio, nace de sus profundidades, aparece por un instante y
regresa a sus abismos.. La lengua es más vasta que la literatura ; es su
origen, su manantial y su condición misma de existencia. Sin lengua no
habría literatura... La lengua es de todos y de nadie, y las normas que la
rigen, sí nuestra lengua posee un conjunto de reglas, pero esas reglas son
flexibles y están sujetas a los usos : el idioma que hablan los argentinos no
es menos legítimo que el de los españoles, los peruanos, los venezolanos, los
cubanos, aunque todas esas hablas tienen características propias, sus
singularidades y sus modismos se resuelven al fin en unidad.
La palabra es nuestra morada, en ella nacimos y en ella moriremos ;
ella nos reune y nos da conciencia de lo que somos y de nuestra historia.
Descubrimos así una verdad simple y doble : primero, que somos una
comunidad de pueblos que habla la misma lengua, y segundo, que hablarla
es una manera, entre otras, de ser hombres. La lengua es un signo, el signo
mayor de nuestra condición humana.
Dijo el rey Don Juan Carlos a la ávida y calificada audiencia, que la
convocaba al amor a la lengua española y a la preocupación por el futuro, en
un campo de tanta importancia para la comunidad hispanohablante como la
nueva terminología técnica que abre un nuevo territorio para nuestra lengua ;
evocó a Cervantes, sor Juana Inés de la Cruz, Neruda, Borges, Mutis y
Monterroso ; recordó a Valle Inclán cuando dijo que “México me abrió los
ojos y me hizo poeta”, a don Alfonso Reyes, a Lapesa, y ofreció su
colaboración más apasionada a la hermosa tarea de amar a nuestra lengua y
de mantener su unidad. De esta manera declaró abierto el Congreso.
II.- Seis mesas de trabajo.
Todo había comenzado en Sevilla en 1992 en torno a la
conmemoración del encuentro de las dos culturas con el descubrimiento de
América. Se reunió entonces allí el Congreso de la Lengua ; el cual aprobó
por unanimidad la celebración de este Primer Congreso Internacional. Era
entonces ministro de educación de México, Ernesto Zedillo, quien de
inmediato aceptó la propuesta, “en la certeza de que esa reunión habrá de
contribuir a reafirmar los vínculos de cooperación fraternal, de respeto y
aprecio recíprocos entre los países hispanohablantes del mundo”. Un año
después, en 1993, se firmó el acuerdo entre el ministerio mexicano y el
Instituto Cervantes de España, se escogió el tema “La Lengua y los medios
de Comunicación”, y se señaló a Zacatecas como sede. La convocación se
hizo “para realizar un análisis riguroso de los problemas que surgen en el
uso actual de la Lengua Española en los medios de comunicación y, también
una reflexión acerca de los retos más importantes que aparecen en el libro,
la prensa, el cine, la radio, la televisión y las nuevas tecnologías. Tales temas
señalaron la existencia de seis comisiones de reflexión. Ahora le correspondía
al ministro de antaño y hogaño presidente de la república mexicana,
compartir con el rey de España el honor de la inauguración y puesta en
marcha del Congreso.
El compromiso era serio. Grandes las responsabilidades. Se trataba de
pensar en nombre de los 375 millones de hispanohablantes distribuidos en 21
países, incluidos los 30 millones que hablan español en Filipinas y Estados
Unidos. Y de recoger las inquietudes de las 20.000 publicaciones en español,
y de editoriales, radiodifusoras, televisoras y redes de Internet.
La organización fue asumida por la secretaría o ministerio de
educación de México, el Instituto Cervantes de España y la gobernación del
estado de Zacatecas. Y se expidió una hermosa estampilla con una alegoría
de la gramática, del pintor Correa, en 300 mil ejemplares.
Las seis mesas de trabajo empezaron tareas a mañana y tarde, que
habían de prolongarse del lunes 7 al viernes 12, cuando el español José
Blecua presentó la relatoría general y se clausuró el Congreso, con lecturas
del marqués de Tamarón, director del Instituto Cervantes, y de Belisario
Betancur.
III.- El Espíritu Santo.
Los académicos españoles Luis María Ansón, director del diario ABC,
y Juan Luis Cebrián, director de “El País”, ambos de Madrid, expusieron sus
ponencias. Anson comenzó advirtiendo a los que se retiraran de la reunión ,
que lo hicieran en puntillas para no despertar a los que se quedaran. Y
recordó la anécdota del primer ministro Churchill, en la Cámara de los Lores,
cuando una parlamentaria de la oposición le dijo que si ella fuera su mujer le
echaría veneno al día siguiente al café del desayuno ; y Churchill le replicó
que si él fuera su marido se lo tomaría. Y agregó que al español le falta
unidad; y que en el siglo XXI habrá solo tres idiomas : el inglés, el español y
el informático. Cebrián expresó que los ingleses dicen que ellos y los
norteamericanos son dos pueblos divididos por el mismo idioma y que de
alguna manera las Academias son el resultado del despotismo ilustrado.
Ambos coincidieron en la propuesta de crear un código común que resuelva
los problemas linguísticos que encuentran los periodistas en su trabajo
cotidiano. Propuesta que fue acogida por las delegaciones mexicana y
portorriqueña, apoyada por la Agencia EFE y exaltada por los periódicos ABC
y El País.
Juan Gustavo Cobo Borda, poeta y crítico colombiano, manifestó que
se debe estar contra las academias pero no antes de entrar en ellas; y se
extendió en densas y refrescantes reminiscencias idiomáticas, en medio de
un torrente de aplausos, tanto como cuando Alvaro Mutis comentó a los
periodistas que la Lengua Española es el Espíritu Santo. En su ponencia
Mutis expresó:
Jamás en su vida sobre la tierra el hombre ha vivido más solo, más
aislado de sus semejantes, más vejado por sus propios inventos destinados a
borrar en él hasta el último rasgo de humanidad, como en este tiempo
donde se pregonan las supuestas virtudes de una comunicación que
constituye hoy en día, el más grave atentado, el más brutal y eficaz contra la
condición humana que conmovía a Malraux. Hasta no hace mucho tiempo,
menos de un siglo, el hombre solía comunicarse con sus congéneres gracias
al impacto directo de su voz viva, al calor de su piel, al fulgor de sus ojos, al
aura de sus humores. Ninguna de estas herramientas de relación suelen ser
propensas a la mentira y al engaño institucionalizado que usan hoy medios
electrónicos sin medida ni pausa, sin la menor consideración por esa
intimidad que cada hombre guarda en su interior para ofrecerla como una
prueba de amor o como un argumento para afirmar su ser en el mundo -sein
im der Welt- de que habló Heidegger. Toda razón que se trate de esgrimir en
favor de esta conspiración de aparatos que comienzan ya a intentar sentir y
expresarse por nosotros, no me parece válida frente al daño irreparable que
nos causan. Y ello, con el beneplácito de estos ingenuos herederos del siglo
XX -“el siglo del idiota” lo llamó en buena hora León Daudet- que no
despiertan aún del tóxico espejismo de “un futuro radiante” que les fuera
prometido con falaz convicción y que hemos terminado pagando a un precio
de suicida... Dejemos ahora que el castellano viva su destino, confiemos en
su poder de supervivencia y de transformación y no intentemos ser, en este
caso, más papistas que el Papa. Nos queda un refugio, ya nos lo dijo
bellamente hace dos días Octavio Paz: “A su vez la palabra es hija del
silencio; nace de sus profundidades, aparece por un instante y regresa a sus
abismos”. El silencio, el silencio que pedía Rimbaud para el poema absoluto.
No nos inquietemos por la suerte de nuestra Lengua, inquietémonos más
bien por nuestra precaria posibilidad de subsistir en esta época atroz en
donde se oyen ya las trompetas del Apocalipsis.
El cubano Lisandro Otero dijo que si bien Gutemberg inventó la
imprenta de tipos sueltos, los chinos habían inventado ya la imprenta en
bloques. El mexicano Jaime Labastida replica que no hay para qué discutir la
primogenitura puesto que en todo caso la socialización de la imprenta la hizo
Gutemberg. Betancur recuerda que en aquellos tiempos se hacía un
comentario displiscente que han recogido los historiadores : eso de la
imprenta va a fracasar, porque la gente no sabe leer...
Hay coincidencia en la promoción de la Lengua como el idioma de la
paz. Jacobo Zabludovsky recuerda el decir de Unamuno, en el sentido de que
la sangre del espíritu era su lengua.
IV.- En la punta de la Lengua.
Las mesas redondas se sucedían con libertad y con fragor. Un
periódico del Congreso -“En la punta de la lengua”, del cual salieron cuatro
ediciones-, recogía la síntesis de los acontecimientos. Las noches se vestían
de luces en la plaza de toros- hotel Quinta Real. Hojas subrepticias
recordaban que la Real Academia Española inexplicablemente no estaba
presente. Las botellas echadas al mar por García Márquez llenaban las
tertulias de comentarios, unos de cal y otros de arena. El profesor José
Manrike Arenas Merino, de Tamaulipas, evocaba la propuesta de don Andrés
Bello hace 174 años en la Revista Biblioteca Americana; tomaba una de las
botellas de Gabo, y proponía conservar 21 letras y eliminar 8 para simplificar
y uniformar la ortografía. El Quijote se iniciaría así: “En un lugar de la Manca,
de kuyo nombre no kiero akordarme, no a muko tiempo ke bibía un idalgo de
los de lansa en astiyero, adarga antigua, rosín flako y galgo korredor...
* El libro.- La mesa del libro fue presidida por el brillante Jaime
Labastida. El periódico “En la punta de la Lengua” reseñaba así su tarea y la
de las otras mesas:
Como primera conclusión dijo que así como la lengua es un elemento
vivo, el libro también lo es y seguirá de ese modo por un tiempo largo. ¿De
qué manera? Labastida se contestó señalando que el libro se verá sujeto a
variaciones continuas ; se ha anunciado la muerte del libro, pero desde la
época de la aparición del cine se hacían augurios semejantes. La historia
está hecha con palabras y no se puede confundir la imagen con la realidad,
la imagen plástica es reproducción, el hombre es animal de palabras y
animal de silencios. El libro sigue vivo porque el hombre es animal simbólico.
Desde la aparición de la imprenta se ha democratizado la razón.
*La prensa.- La Academia suele pronunciarse a la distancia, como si
se tratase de un espectador ajeno, sentenció el columnista Bernardo Díaz
Nosty cuando le llegó el turno a la prensa. La Academia no indaga, ausculta;
ni se pregunta por qué la prensa adopta determinados usos idiomáticos. Los
medios basan su eficacia en la adecuación del contenido y mensaje a las
demandas del público. Al hablar de los temas que se habían tratado en su
mesa durante las sesiones, Diaz Nosty se refirió a la globalidad como uno de
los más mencionados: la tecnología impregna la sociedad actual y los medios
se ven seriamente afectados. Hay que estar atentos a un dinamismo tan
vertiginoso, que ha propiciado una invasión de términos lingüísticos -ingleses
principalmente- porque nuestra lengua no es de dominio ni económico, ni
tecnológico. Señaló también que no hay que preocuparse por el uso de
términos extranjeros, pues se trata de una situación transitoria. Finalizó
proclamando la lengua como patrimonio inalienable, no sujeto a
mercantilismo ; la lengua como valor estratégico, nexo para el comercio y
para el negocio.
*La radio.- Sobre la mesa de la radio, la empresaria mexicana Elsy
Manzanares hizo una evaluación final bastante positiva. Mostró su
satisfacción porque en su mesa se dobló el número de asistentes
programados. La primera conclusión que expresó fue que la radio debe
tener un lenguaje para la paz y la tolerancia. Dijo que su mesa estaba a favor
de una radio creativa, una radio para jóvenes, que usara las distintas formas
del español. Señaló que la radio es el medio que tiene sobre sí el peso más
inmediato de la lengua, tanto por su espontaneidad como por la ausencia de
imagen. Puede, además, influir en otros medios, pues la palabra en la radio
es acción. Concluyó su intervención con la propuesta de convertir el español
en el lenguaje de la paz, ya que es la paz la que rige en todos los paises de
habla hispana.
*La televisión.- Alejandra Lajous cree que el simple hecho de
haber realizado el Congreso era ya un éxito, pues había logrado unir a dos
entes distintos: los medios de comunicación y las Academias. Las dos partes
han aprendido: los medios recogen el habla de la calle y la Academia aporta
sus conocimientos para que se maneje la lengua de la mejor manera posible.
Con respecto a las conclusiones planteó dos preocupaciones y una
propuesta: la primera preocupación tuvo que ver con la idea de que la
televisión deforma y corrompe el lenguaje, pero en las reuniones de la
mesa se demostró, basándose en estudios exhaustivos, que el español de la
televisión no difiere de la norma; se usa un español correcto. Sin embargo,
existe la necesidad de que se incorporen a la televisión personas
especializadas que tengan como misión cuidar el lenguaje que emite, ésto
con miras al interés por lograr una cobertura internacional. La segunda
preocupación tuvo que ver con los contenidos que se propalan, pues en
virtud del carácter internacional de la televisión, los programas se generan
en distintas sociedades; también se refirió a lo preocupante del doblaje, que
contrae y limita el lenguaje. Hizo la propuesta de fortalecer las industrias
culturales generadas en español: hay que impulsar nuestros medios de
comunicación y debemos reconocer que uno de los principales promotores
de la lengua es la televisión, concluyó.
*El cine.- ¿Cuántas veces han matado el idioma ? preguntó al
comenzar su intervención el mexicano Reynaldo González. Pues lo mismo ha
sucedido con el cine, dijo. En los últimos tiempos, en la medida que se
abandonaban las grandes salas, se creaban multicines y se expandía la
industria del video, y se veía más cine que nunca ; el paso del tiempo marca
pautas, el cine en español ha tenido tropiezos desde sus inicios, siempre ha
predominado una imagen que obliga a la lengua a contraerse. México que
vive un resurgimiento en cuanto a la calidad de sus películas , dió lecciones
de cómo llevar a la práctica en el cine un idioma realmente expresivo. En la
mesa no se habló de crisis. Hubo grandes retos, que eran los mismos que
tenía la lengua, por ejemplo la homogenización de los lenguajes, con lo que
se busca limar las diferencias culturales: toda cultura está amenazada por la
estandarización. El problema en Latinoamérica es que hay poco dinero para
hacer cine.
*Las nuevas tecnologías.- Daniel Martín Mayorga comenzó su
exposición aclarando que en su mesa no necesariamente hubo ponentes
relacionados directamente con la lengua. Dijo que se habían discutido temas
de globalización, sobre esta nueva sociedad que influye especialmente en la
lengua. Se hicieron análisis estratégicos con el fin de ver cuáles podían ser las
fortalezas, debilidades, amenazas y esperanzas del idioma español. Entre las
fortalezas se destacó que el español era la segunda lengua en importancia
dentro de la red; se trata, además, de un lenguaje uniforme que no cuenta
con centros hegemónicos de producción ; tiene una muy buena introducción
en Europa y en los Estados Unidos; cuenta con una tradición literaria de
primer nivel ; existen muy importantes empresas de comunicación
hispanoparlantes. Entre las debilidades se halló que nuestros países tienen
poco peso en el orden mundial; escaso nivel de acceso a los sistemas; falta
de recursos económicos; desigual educación; dependencia de otros países;
poca conciencia de la importancia del idioma. Se señalaron también
amenazas como la incertidumbre económica en nuestros países; la
decadencia tecnológica; la imposición de tecnologías inapropiadas;
concentración de capital; escaso interés de cooperación en las instituciones.
Como esperanza, se mencionó el rápido nivel de desarrollo alcanzado en
Iberoamérica; el incremento del poder de la lengua en el mundo ; la
adecuación de un vocabulario técnico en español.
El expresidente Miguel de la Madrid, director del Fondo de Cultura
Económica, hizo una descripción dramática sobre las dificultades que tiene
el libro en español para su circulación en los países hispanohablantes : un
contenedor de libros se ha demorado cuatro meses entre México y Chile.
Betancur sugirió que de este Primer Congreso salga la propuesta de que los
Jefes de Estado consideren en la Cumbre que se reunirá en Venezuela a
finales de 1997, el establecimiento de un sistema de circulación libre del libro
en todos los países de habla hispana. Lo anterior significaría la eliminación
de todo gravamen arancelario y de cualesquiera otras limitaciones a los
libros, y la rebaja de los fletes en los correos nacionales de los respectivos
países. La anterior propuesta, apoyada por Miguel Angel Cortés, secretario de
estado de la cultura de España, fue aprobada por unanimidad en medio de
aplausos.
V.- La cena de Esopo.
En la sesión de clausura, después del espléndido discurso del Marqués
de Tamarón, director del Instituto Cervantes, agregué:
Permítaseme recordar que en 1976, como embajador de Colombia en
España, tuve el privilegio de acompañar a S.S. M.M. los Reyes en su primera
visita a América, visita siempre hermosa y siempre honrosa. Por cierto, se
recuerda que en aquel entonces Don Juan Carlos y Doña Sofía eran
saludados en Cartagena de Indias, con cariño hasta el delirio, así: “Qué
milagro, es verles. Dichosos los ojos. Los estábamos esperando desde hace
quinientos años”.
En una de sus fábulas cuenta Esopo que en cierta ocasión un señor de
pro que deseaba agasajar a sus huéspedes, envió a su mayordomo a
comprar lo mejor a fin de preparar una cena suculenta. El mayordomo va al
mercado y engalana la mesa con porciones de exquisita lengua. La selección
del plato merece los elogios de la concurrencia. Intrigado el señor de casa
pregunta al mayordomo el motivo de la selección. “He escogido la lengua, le
responde, porque con ella se venera a las divinidades, con ella se construyen
la familia y la patria, con ella se exaltan el honor y la virtud : por tales
razones la lengua es el más importante producto del mercado”. Se repite la
cena pero en esta ocasión el amo se encuentra enojado con sus huéspedes,
por lo cual envía al mayordomo para que consiga el peor producto del
mercado. Con sorpresa el amo encuentra que el plato principal es el mismo.
Asombrado, pregunta al mayordomo el motivo del escogimiento: “He
seleccionado la lengua, porque con ella se maldice a las divinidades, con ella
se destruye a la familia y a la patria, con ella se denigra del honor y de la
virtud”. En efecto, el lenguaje sirve para el bien como sirve para el mal; sirve
para fomentar la paz o para inducir a la violencia; sirve para informar y para
desinformar.
V.- El dialecto que hablan. En el movimiento perpetuo de la lengua, las Academias desempeñan
un papel normativo, no represivo, al regular la adopción de neologismos, el
empleo de tecnolectos y el uso de dialectismos. A este respecto, alguna vez
le hablé a Don Dámaso Alonso, entonces Presidente de la Real Academia
Española, sobre la inequidad del Diccionario cuando, con arrogancia sutil,
califica de americanismo o colombianismo o mexicanismo o argentinismo,
entre otros, las innovaciones o modismos o idiotismos de nuestro lenguaje
aquende el mar, pero pasa por alto y hasta canoniza, disonancias allende el
mar que en igual lógica debería calificar de españolismos. Me pidió algunos
ejemplos españoles y se los dí: “Suba p’arriba, baje p’abajo, entre p’adentro,
salga p’afuera. Subir es siempre para arriba, bajar es para abajo, salir lo es
para afuera y entrar siempre es para adentro. Y eso por no hablar de la unión
de las preposiciones a y por para denotar direccionabilidad en expresiones
como “a por ellos”, jamás usadas por nosotros en América.
Don Marco Fidel Suárez, presidente que fuera de Colombia, recordaba
en su discurso del Centenario de la Independencia en 1910, que había
recogido ciento veinte significados de las palabras marrullero o redomado, y
cien de la palabra bobo. Igualmente los cambios de sentido que produce la
palabra mayor según que se anteponga o posponga a los vocablos días,
edad, fuerza; el vocablo santo antepuesto o pospuesto a oficio, padre, días,
tierra. Asímismo, las mutaciones de frases hechas y de refranes transladados
de España a América, y, al contrario, por ejemplo, nuestro “el Mono de la
pila” es, en España, San Juan de los Reyes; y nuestro “ensillar antes de traer
las bestias” es en la península “aún no ensillades é ya cabalgades”. Otro
tanto ocurre con los acentos americanos de frase, por ejemplo el superlativo
en “hallé una flor más linda”, equivalente a lindísima. O los adverbios de
modo formados en el Caribe colombiano así: graciasadiosmente,
sindudamente. !Como si la lengua tuviera lógica¡ Creyendo que la tiene, el
ingenuo de una tienda caminera de mi tierra antioqueña, puso este aviso: Ni
se fía, ni se presta plata, ni se me suba al mostrador. Todo lo anterior, sin
caer en la situación delincuencial de los prevaricadores del habla, según
dijera Cervantes.
Quizá por esos modismos o americanismos de los que nos sentimos
orgullosos, máxime al aparecer diccionarios como el de Mexicanismos
presentado por el profesor Martínez en el Congreso, recuerda el español Juan
Cruz que antes del auge o boom, los editores peninsulares se negaban a
recibir a los autores latinoamericanos, porque éstos carecían de traductores.
Era la lengua común que nos desune, según expresión del novelista chileno
Jorge Edwards. Lo cual explica aquella tierna anécdota tantas veces evocada
de los años cincuenta, cuando los poetas españoles Panero, Rosales, Foxá,
Vivanco y el colombiano Carranza, iban de Bogotá a Tunja por el lomo gélido
del altiplano andino, y se detuvieron en una fonda campesina a atemperar el
frío con aguardiente. El campesino que atendía los interrumpió así: “¿Los
señores son españoles?” “Sí,” contestó Rosales. “¿Y Usted cómo lo supo?” El
campesino replicó sin vacilar: “Pues, por el dialecto que hablan”. Aquel
campesino elemental habría podido agregar lo que recordaba el docto
académico mexicano Miguel León-Portilla en el Congreso, que dijo, por
señas, el indiecito maya a la llegada de los conquistadores a Yucatán en el
siglo XVI: !Ah, y es que ustedes también tienen libros; como nosotros!.
VI.- Los Diccionarios. Lo anterior me lleva a hacerle eco a una noticia muy grata: los
diccionarios, las gigantescas agencias de viajes mentales de que hablaba
Ortega y Gasset, han asumido su posición de poder en la nueva época.
Condenados hace mucho tiempo como perros guardianes del poder
tradicional, de la sabiduría convencional, de las ideas recibidas, hoy son vistos
con respeto como “teatro de saberes”. En un bello ensayo sobre el tema,
Michel Prigent, presidente de las Prensas Universitarias de Francia, decía el
año pasado que puesto que hay pluridisciplinaridad hay que inventar el
plurilingüismo. Y agregaba que el diccionario es el espacio privilegiado para la
escenificación de nuevas controversias. “Si el investigador debe estar a la
espera y al acecho, qué mejor puesto de observación y de acción que un
diccionario”?.
Vivimos en una nueva época, y estamos preparados para actuar en
ella con la fuerza, el dinamismo y la flexibilidad del español, la lengua de la
paz. Acallemos de una vez a quienes tratan de hacernos a un lado diciendo
que no hay ciencia en español. Sí, señores, hay poesía, hay filosofía, hay
ciencia y !hay vida!.
VI.- La integridad de la Lengua.
!Y hay patria, una sola y misma patria como la quisieron los hacedores
de nuestras nacionalidades, varias en su hermosa y suave diversidad que
cantara el dulce zacateco Ramón López Velarde y que nuestra lengua
expresa, con ternura. Con razón el filólogo colombiano Marco Fidel Suárez
pensaba que si lo más esencial del alma es el pensar; si la diferencia exterior
del hombre no es la risa ni las lágrimas, sino la palabra; si los pueblos no
acaban sino cuando su lengua acaba, podemos decir que el pensamiento es
el alma, la palabra es el hombre y la lengua es la patria. Agregaba este arduo
gerundio ejemplar: “El destino de la humanidad, es progresar padeciendo”.
Estos testimonios son significativos para la conservación de la unidad y
vitalidad de nuestra lengua, la cual se constituirá en el siglo XXI, en el
instrumento político, de la integración, dentro del sueño de la Comunidad
Iberoamericana de Naciones, que alentamos desde el Congreso Anfictiónico
de 1826 en Panamá, convocado por aquel delirante soñador que fuera
Bolívar.
Se aprecia, así, cómo fue de acertada la decisión de los Reyes
Católicos de no oír al Cardenal Cisneros cuando les aconsejaba que divirtiesen
sus miradas de América para fijarlas en las posesiones africanas y europeas,
según Suárez. Y se aprecia cómo fue de acertada la convocación del Primer
Congreso Internacional de la Lengua Española que ha entrado en receso,
pues su permanencia es canonizada por la inmanencia de nuestra lengua.
¡Nos veremos de nuevo en el Segundo Congreso Internacional de la
Lengua Española, ojalá en Cartagena de Indias !.
!El fiel Palinuro que señalaba la ruta al timonel para el viaje, ha
cumplido su misión con la apoteosis de la palabra en Zacatecas!