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La Figura Del Mundo en El Sueno de Sor Juana Ines de La Cruz Rocío Olivares Zorrilla

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  • Universidad Nacional Autnoma de Mxico Facultad de Filosofa y Letras

    La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis

    que para obtener el grado de Doctora en Letras

    presenta

    Roco Olivares Zorrilla

    Asesor: Doctor Jos Pascual Bux

    Ciudad Universitaria 1998

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Nota preliminar Las peripecias de esta tesis han sido muchas desde el momento de su concepcin. Para empezar, a pesar de que en Mxico contamos con excelentes bibliotecas y fondos reservados, sus limitaciones de diversa ndole y la tan absorbente docencia hicieron que su autora solicitase una beca para realizar la investigacin pertinente en la Universidad Autnoma de Barcelona. Ah, asesorada esplndidamente por el Doctor Alberto Blecua, la tesis avanz, por escrito, hasta su primer tercio, correspondiente a los aspectos filosficos y smbolos ms generales del Primero sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz, los cuales se presentaron ante un snodo en 1993. En cuanto a la investigacin bibliogrfica, que complement la ya realizada en Mxico, por lo menos triplicndola, se realiz sobre todo en las bibliotecas espaolas. Despus de slo dos aos de estancia en Espaa y de vuelta en Mxico en 1994, la elaboracin de la tesis tuvo que continuar a la par de la vida laboral. A fines de ese ao, slo dejando de laborar se pudo terminar de escribir el segundo tercio, correspondiente al aspecto emblemtico del Primero sueo. Finalmente, despus de haber vencido el plazo para la presentacin de la tesis doctoral completa en la Universidad de Barcelona, su autora tom la decisin de presentarla en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Con la investigacin bibliogrfica completa y ya dos tercios escritos, el ltimo tercio se termin de escribir a partir de junio de 1997 nombrndose como asesor al Doctor Jos Pascual Bux. Concluida en noviembre de 1998 y examinada a principios de 1999, milagrosamente antes del movimiento estudiantil que dur un ao, esta tesis obtuvo no slo Mencin Honorfica, sino tambin la Medalla Alfonso Caso un premio al Mrito Universitario- a la mejor tesis doctoral en letras del ao 1999. Es preciso dar cuenta de los diversos registros de autora que ha tenido el contenido de este trabajo. En la Ciudad de Mxico, los registros, parte por parte, se realizaron en la Direccin General del Derecho de Autor en los aos 1993, 1994, 1995, 1997 y dos en 1998. Adems, en United States Copyright Office, The Library of Congress, en Washington, D. C., la tesis ntegra fue registrada en 1999. Hoy, al cabo de diez aos y de la publicacin en actas de congresos y revistas especializadas de gran parte de los contenidos de esta tesis (ledos, comentados y hasta reproducidos a veces, de buena o mala fe, por algunos colegas), pueden sealarse como sus principales aportaciones las diversas referencias de las imgenes emblemticas del poema a la tradicin emblemtica del Renacimiento y del Barroco; la identificacin de este sueo potico con los sueos enigmticos de la clasificacin ciceroniana y su carcter de sueo verdadero; el concepto de spiritus phantasticus para explicar el papel de la fantasa como ojo en el poema, iluminado no slo por su propia luz, sino por el intelecto agente; la vinculacin del poema con el Timeo, con diversos conceptos de Aristteles, con la tradicin mstica, con determinados pasajes de Nicols de Cusa, de Luis Vives y de otros autores del universo cultural de Sor Juana nunca antes mencionados respecto a las imgenes de El sueo, adems del concepto fundamental de la construccin emblemtica integral del poema y no slo la aparicin de un par de emblemas aislados, como se crea anteriormente. Adems se esboza una potica de Sor Juana centrada en los distintos modos de codificar sensaciones e

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    ideas, potica inherente no slo al Primero sueo, sino al conjunto de su obra, en la cual signos y jeroglficos de diversa ndole lucen sus cualidades formales y simblicas en el gran libro del mundo que Sor Juana hered, siendo fundamental en su particular interpretacin de ste el concepto de los vestigia del pensamiento cristiano, nombrados por ella visos. Es as como se detecta tambin una constante matemtica en la potica de Sor Juana. En ella, las metforas numricas y las geometras simblicas construyen la particular figura del mundo de la poeta. Finalmente, las formas arquitectnicas como una particular curiosidad en la poesa de Sor Juana aspecto no atendido por la crtica anterior- cierran estos atisbos, no finales, a la pasin por la forma que distingui a Sor Juana y a la vez la herman con sus contemporneos barrocos. Respecto al modo como los emblemas son integrados al discurso potico, aqu se esboza una hiptesis que ha sido desarrollada ampliamente en trabajos posteriores, proceso que an contina en el seno de la Seccin Mexicana de la International Society for the History of Rhetoric. Afortunadamente, a pesar de los obstculos y bloqueos que esta tesis ha tenido que arrostrar, hay que mencionar la extraordinaria recepcin de sus contenidos por el pblico estudiantil en la Facultad de Filosofa y Letras de la U.N.A.M., donde son cada vez ms los encaminados por las sendas aqu trazadas. Igualmente, la publicacin de los artculos derivados de ella, como dije ms arriba, ha logrado tambin su reconocimiento por los conocedores de la literatura del Siglo de Oro en Espaa y otros pases, adems del que ya haba obtenido por el snodo de la Universidad Autnoma de Barcelona. Es precisamente en Espaa, en la Universidad de Navarra, donde actualmente se coordina la nueva edicin crtica de la obra de Sor Juana por el GRISO, estando a cargo de la autora de esta tesis la edicin comentada del Primero sueo.

    Quod scripsi, scripsi Roco Olivares Zorrilla

    Ciudad de Mxico, julio de 2009.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Tabla de contenidos Introduccin Primera parte. Filosofa, hermetismo y sueo I. La pista del hermetismo. Neoplatonismo y escolstica II. Microcosmos: alpha y omega III. El universo del reloj humano: espritus, humores y elementos IV. La astrologa y la armona de las esferas V. Conclusin de la primera parte VI. Bibliografa citada VII. Hemerografa citada Segunda parte. El sueo y la emblemtica I. Emblemtica y poesa II. Ojo, luz y forma III. Pintura y emblemtica IV. Concepto y emblemtica V. La tradicin emblemtica VI. El prtico de El sueo VII. Festina lente VIII. Harpcrates IX. El consilio del sueo

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    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    X. Las funciones del cuerpo: balanza, reloj, cientfica oficina y espejo XI. La pirmide y las pirmides XII. "Nel troppo lume suo viene a celarsi" XIII. La nave XIV. La cadena XV. Alcides y Faetn XVI. El Sol: rey de una parte XVII. Conclusin de la segunda parte XVIII. Bibliografa citada XIX. Hemerografa citada Tercera parte. La figuracin ya las figuras en la obra de Sor Juana I. Signos, jeroglficos y enigmas: distintas formas de cifrar en la poesa de Sor Juana II. La potica matemtica en Sor Juana a. Metforas numerales b. Geometras simblicas III. Sor Juana y la arquitectura sagrada IV. Conclusin de la tercera parte V. Bibliografa citada VI. Hemerografa citada

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Introduccin

    La aventura del conocimiento, una empresa del "uomo universale," es el principio con el que

    nos encontramos al referirnos a la visin del mundo en la obra de Sor Juana Ins de la Cruz.

    Postulado predilecto del Renacimiento vigente en pleno siglo XVII, el conocimiento del mundo

    -meollo del Primero sueo o El sueo, como ella misma prefiere llamarlo en su Respuesta a Sor

    Filotea- debe considerarse, no obstante y ms que nada, como propsito potico y como eje

    estructurador intratextual. El universo aristotlico-ptolemaico comenzaba a ser objetivamente

    caduco en el siglo XVII, pues aunque la tradicin imperaba asentada en la teologa cristiana, era

    un rumor a voces entre la gente culta que la Tierra no era el centro del mundo (verdad

    copernicana que la Iglesia tuvo finalmente que aceptar). Si Sor Juana adopta ese modelo del

    mundo lo hace porque sigue siendo el modelo vigente en el mbito de la literatura. Sus

    particulares curiosidades y hallazgos en cuanto a observacin cientfica -relatados en la

    Respuesta- quedan, as, como una actividad paralela a su obra potica en la que percibimos el

    eco de ese principio renacentista como norma de accin, ahora s, en la realidad misma. Sus

    instrumentos cientficos y sus largas conversaciones con Sigenza y Gngora nos hablan de una

    curiosidad ms que superficial.

    Mas el universo de su obra es un "teatro del mundo," una escenografa cuya cohesin interna

    sostienen la cultura clsica y la perspectiva de la moral y la filosofa cristianas. Sus

    representaciones son simblicas, opacas, estn ah para decirnos algo a travs de su mutua

    relacin. Y para decrnoslo, han suplantado al verdadero mundo que todos compartimos. De ah

    que poco nos digan de una obra literaria los esfuerzos por disociar un elemento del conjunto

    para engarzarlo en el contexto externo de la obra. Esto es lo que sucede, por ejemplo, cuando se

    alude al "mtodo" de conocimiento mencionado en El sueo para referirlo a la teora cartesiana.

    No hay nada en el conjunto dinmico de la obra sorjuanina que sostenga este predicado, que

    desprecia as la veta de significacin que ofrece -como smbolo dentro del poema- el

    pensamiento aristotlico.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Ante tales falsas disyuntivas, cabe partir de ciertos principios generales en la interpretacin

    potica. Primero, que para una adecuado estudio filolgico no basta con la restitucin de un

    texto y su comentario lingstico, sino que esto sirve de base para percibir sus mltiples

    significados posibles, su relieve dimensional, en el que estn entretejidos otros textos y subyacen

    otros cdigos. Es decir, una comprensin de las condiciones histricas y culturales que rodean al

    texto, cuyas coordenadas debemos tratar de recuperar para apreciar la riqueza de la obra misma

    antes que nuestro "genio" individual como intrpretes. Segundo, que la propia actividad del

    historiador tiene una validez relativa, que los datos "positivos" sirven slo como primeras

    aproximaciones y suelen ser meras hiptesis, y que si la propia historia est sujeta a una

    constante revisin, la polisemia del texto artstico lo est por partida doble. De poco sirve

    entonces querer demostrar que Sor Juana ley -o no ley- a Descartes, a Kircher o a Nicols de

    Cusa sin observar con atencin el comportamiento interno de los elementos textuales

    Finalmente, lo nico que tenemos en las manos es un puado de signos que nunca acabaremos

    de asir cabalmente. Limitar, por tanto, el peso de las influencias directas en la interpretacin

    final de un texto y considerar la identificacin de analogas intertextuales slo como

    acercamiento tentativo a la obra es un recurso que parece rendirnos frutos menos artificiales en

    la crtica potica y, por lo mismo, ms gustosos cuando se demuestran tanto dentro del texto

    mismo, en la dinmica de sus distintas partes, como en el conjunto de la obra del poeta.

    En la lrica novohispana del siglo XVI, la presencia de Gutierre de Cetina signific el punto

    de partida a una serie de poetas dentro de la vertiente culta que, como Francisco de Terrazas o

    Eugenio de Salazar, cultiv el soneto, la cancin, la lira, la octava y la silva. La mtrica italiana

    y los temas mitolgicos y petrarquistas del Renacimiento imperaron por igual en las colonias

    coexistiendo con los gneros populares: romances, coplas, cantares, refranes y villancicos.

    Todos estos gneros y tpicos aparecen la obra de Sor Juana, adems de sus obras teatrales en

    verso -comedias, autos sacramentales, loas y entremeses- y su prosa -fundamentalmente la

    Respuesta a Sor Filotea, el Neptuno alegrico y la Carta atenagrica. El humanismo

    renacentista del XVI sigui vigente en el siguiente siglo. La dignidad de la persona humana, el

    poder civilizador de la cultura, el uso de la lengua latina aun por los indios educados por los

    frailes, todo esto se llega a palpar en la obra de la poeta, quien en sus romances satricos, en sus

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    canciones, autos y loas, hace eco de las directrices culturales del siglo precedente. La obra de

    Luis Vives y Hernn Prez de Oliva, gracias a la labor de difusin de Francisco Cervantes de

    Salazar, fue tambin un importante ingrediente de la cultura novohispana. Por su parte, en las

    rdenes religiosas como la dominica y la agustina, que se alternaron siempre, pacficamente, en

    la ctedra de teologa en la Real y Pontificia Universidad de Mxico, la orientacin escolstica

    fue vigorosa y, en el caso de los dominicos, rigurosa. Los agustinos se acercaron ms al estudio

    de la Biblia y al enfoque platnico de San Agustn, pero siempre sobre la base de la escolstica.

    Los colegios jesuitas que se establecieron a fines del siglo XVI representaron una "puesta al da"

    en las preocupaciones educativas y cientficas de la Nueva Espaa. En los tiempos de Sor Juana,

    la influencia de la Compaa era ya decisiva, tanto cultural como polticamente, y en la propia

    vida de la poeta tuvo efectos no siempre positivos, como bien se sabe. Los ideales de la

    Contrarreforma pusieron coto, tambin en la Nueva Espaa, a cualquier audacia. As veremos,

    por ejemplo, antes del conflicto sobre su Carta atenagrica, cmo Sor Juana se pronuncia por la

    tesis de Eusebio Kino sobre el influjo negativo de los cometas en el hombre y su trayectoria

    infralunar sin alterar la pureza de los cielos, pese a que el otro contendiente en esta "justa de los

    cometas" era su gran amigo Don Carlos de Sigenza y Gngora. Las simpatas entre Sigenza y

    Sor Juana datan de la juventud de ambos, cuando gozaban de la proteccin de los condes de

    Paredes, entonces virreyes de la Nueva Espaa. Sigenza y Gngora sustent durante muchos

    aos la ctedra de astrologa en la Universidad e inici, contra viento y marea (nunca mejor

    dicho si nos atenemos a su personal biografa y a las tareas de Hrcules que se le encomendaron

    o emprendi por cuenta propia), el cuestionamiento de los axiomas de las autoridades

    infundados en la experiencia o la observacin. Dicha tendencia, incipiente pero firme en el sabio

    mexicano, rindi sus frutos en el siguiente siglo.

    Es de suponer que el influjo de Sigenza sobre Sor Juana fue importante considerando que

    frecuentemente sostuvieron conversaciones en el locutorio del convento jernimo, donde solan

    darse cita con Sor Juana, en verdaderas tertulias, personajes nobles y sabios de su tiempo. En

    efecto, la insistencia de Sor Juana en los datos de la experiencia como principio de fe y su inters

    en la observacin pragmtica y no libresca del mundo fsico -apreciable en muchos pasajes de la

    famosa Respuesta...- parecen indicar una afinidad intelectual entre ambos ms profunda de lo

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    que podra inferirse de un ocasional soneto laudatorio a su adversario Kino. Pero Sor Juana

    siempre tuvo un gran respeto por las autoridades, llmense Aristteles u Homero, San Jernimo

    o San Agustn, Santo Toms o Buenaventura. Su rebelda era ms bien metafsica y tena como

    meta real el objetivo difuso, indefinido de los poetas.

    Una ciega con dos ojos como soles en la mano escribiente, Sor Juana recorre as el sinuoso

    camino de la silva. El sueo es una de sus dos incursiones en este gnero. La otra, dedicada al

    conde de Galve, es una poesa laudatoria de 142 versos cuya hiprbasis y metforas anteceden al

    poema filosfico. El estilo gongorino ha merecido una prosificacin de Alfonso Mndez

    Plancarte en su edicin de las obras completas de Sor Juana. De los 975 versos de El sueo, la

    tercera parte son heptaslabos, proporcin importante en la tradicin del gnero,1 que tuvo su

    poca de auge a partir de las Soledades de Gngora. Segn la caracterizacin de la silva que

    hacen Juan Montero Delgado y Pedro Ruiz Prez,2 es precisamente sobre la base de este modelo

    como la orientacin pico-descriptiva muestra ms cohesin en el Barroco. Estos crticos incluso

    llegan a utilizar el trmino "silva-soledad," un nuevo gnero carente de valor pragmtico

    manifiesto, es decir, sin un destinatario preciso, que lo distingue de la poesa petrarquista, de la

    glogas renacentistas y de los gneros neoclsicos (odas, elegas, stiras y epstolas). La retrica

    culterana es otro de sus rasgos distintivos y el breve desarrollo del gnero ha dejado como nicas

    muestras memorables: "el Paraso cerrado de Soto de Rojas y el Primero sueo de Sor Juana

    Ins de la Cruz, aunque se pueden resear otros poemas de carcter ms o menos epigonal: los

    Ocios de la soledad de Polo de Medina, las Silvas de todo el ao de Ginovs o Las cuatro

    estaciones del da de Agustn de Salazar y Torres,"3 ste ltimo un poeta novohispano cuya

    discpula ms aventajada fue Sor Juana. Robert Jammes delinea a su vez ciertas caractersticas

    estilsticas de las Soledades que comparte El sueo:

    1 Ma. Teresa Hernndez Cano, "'Selectae Silvae', pequeo muestrario de un gran laberinto," en La silva, p. 75. 2 "En el espacio de la pica... la silva descriptiva adquiere un lugar de privilegio en la huella de las Soledades gongorinas. En esta casilla cabe situar el Paraso cerrado de Soto de Rojas, la "Silva" de Colodrero Villalobos, la incluida en el tomo III de la Dulce Miscelnea por Francisco Caldern Ocampo, el Primero sueo de Sor Juana Ins de la Cruz o composiciones de Polo de Medina como los Ocios de la soledad." En ibid., "La silva entre el metro y el gnero," p. 47. 3 Ibid., pp. 50-51.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Todos habrn visto, en cualquier manual de historia del arte, algunos de esos "lienzos de Flandes" a los que se refiere el Abad de Rute. Recordar, por ejemplo, de Pedro Brueghel el viejo, La cada de Icaro (de hacia 1558), en el que se ven campos, rboles, montes, un labrador con su caballo y su arado, un pastor con sus ovejas, el mar, un pescador, un barco grande, otros ms pequeos, ruinas, islas, acantilados, un puerto, etc.... Estos "lienzos de Flandes" materializan perfectamente, a mi parecer, y expresan de manera grfica lo que poda ser el proyecto literario de Gngora en el momento de empezar la redaccin del poema, aquella proliferacin en su mente de paisajes, plantas, animales, personas, escenas o detalles reducidos que l quera expresar.4

    La sucesin de pasajes emblemticos en El sueo corresponde tambin a esta metfora del

    "lienzo de Flandes." En l, por ejemplo, los nombres de los objetos de la descripcin, como en

    las Soledades, son sustituidos perifrsticamente. Este recurso gongorino convierte la descripcin

    lineal en un entramado de acertijos que nunca salen sobrando, porque slo podemos identificar

    los objetos mediante las metforas que los sustituyen.5 Segn Georgina Sabat de Rivers, los

    aspectos gongorinos de El sueo han sido prcticamente agotados por Eunice Joiner Gates y

    Alfonso Mndez Plancarte.6 Sin embargo, ambos estudios, el primero un artculo de 1939 y el

    segundo la edicin de 1951, preceden la obra de Sabat. En 1982, Rosa Perelmuter Prez explora

    sistemticamente la hiprbasis y los cultismos de El sueo refirindolos a las retricas de la

    poca.7 Si bien ha quedado en su libro definitivamente establecida la filiacin de Sor Juana con

    Herrera y Gngora, Rosa Perelmuter hace un conjunto de observaciones muy interesantes sobre

    su relacin con el conceptismo, lo que constituye una novedad. Desde la potica de Aristteles

    hasta Baltasar Gracin, las nociones de enigma y concepto como "agudeza en cifra" son

    asociadas por la autora, quien seala la calidad enigmtica de El sueo. Lo cierto es que el

    aspecto lingstico-retrico del poema ha sido profusamente estudiado en distintos momentos

    del presente siglo. 4 "Funcin de la retrica en 'Las Soledades'," en ibid., pp. 214-215. 5 "...cmo evitar que el poema llegue a ser una sucesin de pequeas descripciones, de cinco a diez versos cada una, ensartadas en el hilo de las andanzas del peregrino? Pues describiendo sin describir. Y uno de los recursos ms eficaces para conseguirlo es la perfrasis: en la medida en que, gracias a la perfrasis, la descripcin sustituye a la palabra propia, deja de ser algo sobreaadido, excusado, pesado; viene a ser el mismo concepto de que se trata, ya que sin ella no sabramos de qu se trata." Ibid., p. 219. 6 Georgina Sabat de Rivers, El "Sueo" de SJIC. Tradiciones literarias y originalidad, p. 18. 7 Noche intelectual: la oscuridad idiomtica en el "Primero sueo," pp. 27-28.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    La investigacin de Sabat de Rivers sobre el parentesco tpico de El sueo es otro hito en la

    crtica sorjuanina. Ya en 1969,8 Sabat de Rivers record la alusin de Garcilaso, en su Segunda

    gloga, a la puerta ebrnea de los sueos engaosos que se menciona en la Odisea y en la

    Eneida.9 Tambin la Oda a Felipe Ruiz de Fray Luis de Len es recordada en otro ensayo.10 En

    ella, Fray Luis vislumbra su alma en la eternidad contemplando el mundo: "Ver las inmortales /

    columnas do la tierra est fundada... / ...de do manan las fuentes, quin ceba y quin bastece los

    ros / las perpetuas corrientes... / ...y de all levantado / ver los movimientos celestiales..."11 Es,

    efectivamente, el mismo gnero de visin del "inmenso cmulo" de "todo lo crado" que tiene el

    alma en El sueo. La msica de las esferas es otro tpico platnico y pitagrico que comparte

    Sor Juana con Fray Luis.12 Hay que tener en cuenta que la imitacin era una prestigiosa norma

    literaria de la poca, y abastecerse de la poesa de los considerados poetas excelsos era el punto

    de partida para ofrecer la propia variante. No por eso es legtimo pensar que el poema no

    responde en absoluto al mundo interno del poeta o que carece de originalidad. Por el contrario,

    es una interiorizacin del entorno potico en el que participa. Pero Georgina Sabat de Rivers va

    ms all de las afinidades evidentes -aunque tan importantes que es imposible dejar de

    mencionar, como la de Fray Luis. La primera noche de un crepsculo a otro, de Francisco de

    Trillo y Figueroa, ha sido objeto de una cuidadosa comparacin con la mayora de los tpicos

    sorjuaninos de la invasin de la noche y el despertar del mundo, con lo cual slo quedan libres

    de toda influencia potica directa los numerosos versos centrales referentes al sueo del alma.13

    8 "A propsito de SJIC: tradicin potica del tema "sueo" en Espaa," p. 174. 9 En el primer captulo abordar con ms detalle este tpico. 10 "Sor Juana y su Sueo: antecedentes cientficos en la poesa espaola del siglo de oro," pp. 194-195. Este trabajo y el anterior fueron recogidos en su libro. Ver nota 6. 11 Poesa completa, pp. 189-191. 12 Oda a Francisco Salinas, en Poesa completa, pp. 164-166. Al respecto, Sabat de Rivers comenta que Fray Luis seala el aspecto paradjico del sueo: "...es muerte, pero que da vida eterna, puesto que lo acerca a Dios..., es 'dulce olvido', desmayo, el no ser irresponsable, pero este olvido no es 'no cuidar de su suerte,' sino procurarla. Y hay decepcin al volver a la realidad del 'bajo y vil sentido' al despertar, completando as el recorrido: armona que invita al sueo; sueo, despertar. Este sueo es la verdadera vida para el poeta, la gran aspiracin de su alma conseguida a travs de la msica, su 'bien,' como el amor, aqu divino (vv. 46-50)." El "Sueo" de SJIC..., p. 38. 13 "Trillo y Figueroa y El sueo de Sor Juana," p. 775.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

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    Ms lejana parece la relacin que propone Sabat de Rivers con La Arcadia,14 de Lope de

    Vega, en cuyo quinto libro, una mujer "sabia" y "cuidadosa mgica," Polinesta, muestra a los

    pastores un libro de astrologa cuyas descripciones15 coinciden, segn Sabat de Rivers, con las

    que aparecen en distintas partes de la poesa de Sor Juana. Pero ste era un tpico muy

    extendido en el Siglo de Oro, por lo que en todo caso, Lope y Sor Juana se hermanaron en una

    gran familia.

    La aportacin de Georgina Sabat de Rivers ha sido monumental. Incluso hallazgos poco

    comunes, como un compendio de filosofa aristotlica en verso, le han servido para ubicarnos el

    poema dentro de su contexto cultural.16 Tambin es poco lo que queda por decir despus de esta

    ardua labor de anlisis y comparacin intertextual. Sin embargo, los parentescos ideolgicos del

    poema identificados por diversos crticos han presentado, como es de suponer, numerosas

    controversias.

    En 1941, Karl Vossler public en alemn una crtica titulada El mundo en sueo. La dcima

    musa de Mxico.17 Siete aos ms tarde apareci en espaol "La dcima musa de Mxico,

    SJIC,"18 En sus comentarios, Vossler alude a los "genios crepusculares" en relacin con Sor

    Juana, sealando entre mil detalles de observador, que la falsa modestia es uno de sus rasgos

    14 "Sor Juana y su Sueo...," pp. 199-200. 15 "Agrad a los pastores en extremo el libro, porque fuera de que las respuestas eran todas en verso, tena pintados de sutil iluminacin los signos y planetas, vase el Aries con su vellocino de oro, el Tauro con sus famosas estrellas, el Gminis abrazado, en que se conoca la gran hermosura de su madre Leda; el Cancro verdinegro, el Len ardiente, la Virgen con sus rubias espigas, la Libra de bruida plata, igualadora de las noches y das; el Escorpin de naturaleza fra y hmeda; el Sagitario que mat a Alcides, y el Capricornio seco y femenino, el Acuario con sus vertientes urnas, y los Peces con sus escamas de diamantes... Los planetas se van de artificiosa mano con sus insignias; all estaba Saturno comindose los hijos, Jpiter con su rayo, Marte con su framea o lanza, el Sol en su carro de oro, Venus con sus palomas, Mercurio con su caduceo, y la Luna con sus tres formas." Lope de Vega, La Arcadia, BAE, p. 125. 16 "Sor Juana y su Sueo: antecedentes cientficos...," pp. 186-204. Se trata del Compendio de toda la philosophia de Aristteles traduzida en metro castellano, del benedictino Fray Canales (Stella, 1547; reimpreso por Antonio Prez y Gmez, Cieza, 1967). Sea como fuere, pues las posibles fuentes de la filosofa aristotlico-escolstica eran variadas en la poca, el hecho es que le son propios los tpicos sobre la constitucin del universo, los planetas y cometas, el alma con sus potencias, los sentidos exteriores e interiores del hombre y la formacin de vapores y espritus dentro del cuerpo humano. Todos estos motivos son frecuentes en la obra de Sor Juana y la mayora de ellos forman parte de El sueo. 17 Die Welt im Traum, eine Dictung der "Zehnte Muse von Mexico," Ulrich Riemerschmidt, Berlin, 1941. Ha sido traducido como prlogo de la edicin del Primero sueo de Buenos Aires, 1953. 18 Incluido en Escritores y poetas de Espaa, pp. 103-129.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    temperamentales, as como el gusto por las aventuras y la ausencia total en ella de alguna

    inclinacin mstica. Sus conocimientos, nos dice, abarcaron diversas ramas de la ciencia desde

    los estrechos lmites de su celda:

    En la metrpoli, en Madrid, Toledo o Salamanca, se posean, desde haca siglos, los tesoros de la cultura que nuestra poetisa se vea obligada a alcanzar en Mjico por sus propios medios. La frescura que hay en su afn de saber; su gusto por las teoras anticuadas desde haca tiempo, tales como el sistema de Tolomeo; su curiosidad por la mitologa antigua y la fsica moderna, por Aristteles y Harvey, por las ideas de Platn y por la linterna mgica de Kircher, su obstinacin ingenua y caprichosa sin criterio alguno de seleccin, en una palabra, su diletantismo, no hubieran encontrado en las severas y pusilnimes Universidades de la vieja Espaa ningn favorable ambiente.19

    Vossler destaca como motivos principales de la obra de Sor Juana la admiratio y el

    concentus -la admiracin ante las cosas del mundo y la sinfona o concierto entre los elementos

    que componen sus obras.20 Estos ensayos de Vossler se ven complementados con sus

    anotaciones a El sueo, entre las cuales mencionar ms adelante la relativa a las pirmides de

    luz y sombra. Slo Alfonso Mndez Plancarte, en su edicin a las obras completas de Sor Juana,

    concluida por Alberto G. Salceda, ha superado, aprovechndola, la labor del crtico alemn. Las

    notas de Mndez Plancarte -cuyos conocimientos de la obra de Ovidio, la Patrstica y la poesa

    del Siglo de Oro han arrojado definitiva luz sobre el poema- establecen la deuda de Sor Juana

    con la filosofa escolstica. No es posible una lectura seria de la obra sorjuanina que no parta de

    la edicin que de ella hizo Alfonso Mndez Plancarte. No obstante, hay ms qu decir sobre ella

    de lo que comenta con utilsima erudicin el gran fillogo mexicano.21

    19 "La dcima musa...," pp. 121-122. 20 Ibid., pp. 124-127. 21 "Sor Juana's Dream is an Aristotelian-Thomistic explanation of the nature of human knowledge. Man is higher than the other animals, whose knowledge is restricted to the evidence of the senses, and lower than the angels, those pure spirits who by their nature intuit the reality of things. Man is a 'triple composition' (v. 655) since in addition to his own rational nature he possesses the natures of the plants and animals; but man's animal condition is a haughty baseness (v. 694) for through his intellect he can rise above all visible creation." Gerard Cox Flynn, Sor Juana Ins de la Cruz, p. 27. Este crtico ha contribuido a hacer el anlisis del tomismo de Sor Juana, aunque an est incompleto. Ver tambin "A revision of the philosophy of SJIC", 1960.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    En 1954, Robert Ricard hizo una contribucin bsica a la crtica sorjuanina.22 En su ensayo,

    el conocido investigador establece un cierto nmero de fuentes clsicas y renacentistas de El

    sueo:

    Para no referirme ms que a la literatura espaola, el Sueo de Sor Juana no tiene mucho en comn con el sueo de Don quijote en la cueva de Montesinos, ni con los Sueos de Quevedo, ni con el tema de La vida es sueo de Caldern, ni siquiera con el Somnium en el cual, en el siglo XVI, Juan Maldonado describe la Amrica cristiana e idlica que vio en sueos... Solamente podemos encontrar en el poema de Sor Juana un eco muy dbil de una conocida Silva de Quevedo, El Sueo, el cual, por otro lado, trata del sueo y no del ensueo. Me refiero entonces a otra cosa. Me refiero a otra tradicin, en donde el sueo mismo es descrito por su valor didctico, de una manera que tiene cierta relacin con el gnero medieval de la visin. Es la tradicin del sueo filosfico. Este sueo relata frecuentemente una ascensin, de la cual proviene su nombre de sueo de Anabasis, y en la que el Corpus hermeticum ocupa un lugar importante en su historia y su desenvolvimiento. Sor Juana debi conocer esta tradicin, y ella conoci sin lugar a dudas su representante ms ilustre, el Sueo de Escipin de Cicern...23

    Entre las aportaciones de Vossler, Mndez Plancarte y Ricard quedan asentados los ejes

    sobre los cuales girarn numerosas disertaciones y polmicas sobre la presencia de smbolos e

    ideas hermticas en El sueo, adems de sus fuentes neoplatnicas y escolsticas. Elas

    Trabulse, Octavio Paz, Jos Pascual Bux, Marie-Ccile Benassy-Berling, Georgina Sabat,

    todos ellos y aun otros han bordado sobre las tradiciones a las que se suscribe "El sueo." No

    obstante, apoyan limitadamente sus hiptesis en una consideracin del resto de la obra de Sor

    Juana. Por su parte, la cuestin del hermetismo como presencia subyacente en el poema ha

    suscitado desde la sola mencin de la linterna mgica del Ars magna lucis et umbrae, de

    Atanasio Kircher, hasta la supuesta ingerencia en El sueo, tambin, del Iter extaticum, el

    Oedipus Aegiptiacus y los Musurgia universalis. Es ms difcil an demostrar que Sor Juana

    conoci el Corpus hermeticum, pero pudo hacerlo a travs de otros autores. Es distinto con

    22 Une poetsse mexicaine du XVIIe sicle: SJIC, Centre de Documentation Universitaire, Paris, 1954. Este ensayo ya sido traducido por Antonio Marquet para la Revista de la Universidad de Mxico, XXX, 4, dic-ene, 1975, pp. 25-32; esta es la versin que citamos. 23 Ibid., p. 30.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Kircher, pues como veremos en el siguiente captulo, Sor Juana lo nombra en su Respuesta...

    aludiendo a su obra De magnete, as como en un soneto mencionando su ars combinatoria. En

    fin, la linterna mgica que aparece en El sueo como metfora de la fantasa fue creacin del

    jesuita "Quirquerio." En todo caso, la discusin se ha centrado en la magnitud de la influencia,

    pero nadie ha dudado de ella. Benassy-Berling dedica un buen nmero de pginas al problema e

    incluye facsmiles de la obra kircheriana.24 La problemtica de fondo es que al poner los acentos

    es fcil hipostasiar los contenidos de una obra, es decir, tomar una parte por el todo y minimizar

    las dems.

    Jos Gaos ha observado muy agudamente el significado profundo de El sueo en su ensayo

    El sueo de un sueo, de 1960, que hoy por hoy se considera fundamental en la crtica sobre el

    poema. Ah, el filsofo compara, decantndolas, las ideas contenidas en La vida es sueo y El

    sueo:

    Hay el plano del sueo de la naturaleza toda, que duerme en la noche. De este plano se destaca el del sueo fisiolgico. Ambos planos del sueo no son ms que un marco para la vida de vigilia intelectual del alma. Pero esta vida consiste en soar. Y lo que suea es que el afn de saber, animador de la vida real de los seres humanos en cuanto humanos, es un sueo. Hay, pues, el plano del sueo que es la vida y el plano del sueo que suea que la vida es sueo. A primera vista puede parecer ms profundo el plano del sueo que es la vida, por encajado, como ltimo trmino, en el plano del soar eso mismo. Pero en realidad el plano ms profundo es aquel en que se encaja el del sueo que es la vida; el de soar esto mismo. Sueo es la vida, la vida toda, ha enseado en forma definitiva el poeta dramtico. Sueo es, en especial y colmo, la vida intelectual, hasta el punto de que su mismo no ser sino sueo es cosa soada, es sueo..., ensea, mas concluyentemente, ms radicalmente an, la poetisa filosfica.25

    Este ensayo ha sido considerado -por su minucioso y certero anlisis- como una de las

    mejores interpretaciones del poema y, de hecho, merece ser mejor conocido en una publicacin 24 Humanismo y religin en SJIC, pp. 131-156 y 411-421. 25 "El sueo de un sueo," p. 68.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    de ms amplios alcances. l le ha dado pie a Sabat de Rivers para abundar sobre el "magisterio

    del sueo" en esta obra de Sor Juana,26 rescatando algo que Gaos omite: "el valor del acto en s"

    de remontarse siempre a pesar del abatimiento. El sueo que es la vida no slo ensea a bien

    morir, sino tambin a bien vivir.

    En el presente trabajo no pretendo aadir ms de lo que ya se ha dicho sobre el significado

    global del poema, sino esbozar la figura del mundo que subyace en l, observando las posibles

    significaciones de las metforas as como la correspondencia de stas con las del resto de su

    obra. De tal suerte, he dividido el ensayo, en tres partes principales correspondientes al aspecto

    filosfico-cientfico del poema en el contexto de la obra sorjuanina, al aspecto emblemtico del

    mismo y al aspecto simblico de la obra de Sor Juana. Cada una de esas partes o grandes

    captulos se divide en incisos. El primer captulo contempla las cuestiones de hermetismo,

    neoplatonismo y escolstica, as como la idea del microcosmos y la fisiologa a la que se

    adscribe Sor Juana, culminando con el marco general de la armona de las esferas. En el segundo

    captulo, que tiene varios incisos introductorios sobre las cuestiones de la luz, el ojo y la pintura,

    me centro en el anlisis de El sueo a la luz de la literatura emblemtica contempornea a Sor

    Juana. Finalmente, en el ltimo captulo intento una exploracin de la naturaleza simblica de la

    poesa de Sor Juana as como de dos artes liberales destacables en la temtica de su obra: la

    aritmtica y la geometra. Como corresponde a este captulo el aspecto formal y simblico,

    termina con el tema sorjuanino de la arquitectura sagrada. He utilizado para este trabajo la

    edicin de las obras completas de Alfonso Mndez Plancarte y Alberto G. Salceda.

    Por cul de las dos puertas -la crnea o la ebrnea- ha pasado El sueo de Sor Juana? He

    aqu un juego intelectual deliberado por parte de la poeta: un enigma. Tiene razn Jos Gaos: el

    sueo del alma se resuelve en fantasmas que desaparecen con la luz del da. Todo ha sido un

    simulacro. Pero la conciencia de este simulacro hace del sueo algo verdadero, puesto que el

    alma ha soado cun vano es querer conocerlo todo y la inconsistencia misma de ese sueo

    como sueo. Sueo engaoso y verdadero a la vez, su poema nos ancla en la perplejidad

    instantnea del amanecer. Cicern deca que los sueos figurados por los poetas no difieren en 26 "A propsito de SJIC...," p. 195.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    nada de los verdaderos.27 Es verdad: el conocimiento total del mundo es un suplicio de Tntalo.

    Si as es, entonces quiz El sueo tenga en s mismo, en su escritura, su propio referente. En su

    carta a Sor Filotea, Sor Juana escribe sobre su incontrolable inclinacin a la poesa incluso

    cuando dorma: ...ni aun el sueo se libr de este continuo movimiento de mi imaginativa; antes

    suele obrar en l ms libre y desembarazada, confiriendo con mayor claridad y sosiego las

    especies que ha conservado del da, arguyendo, haciendo versos, de que os pudiera hacer un

    catlogo muy grande, y de algunas razones y delgadezas que he alcanzado dormida mejor que

    despierta....28

    La figura del mundo en la obra de Sor Juana Ins de la Cruz, y concretamente en su poema

    ms importante, El sueo, es una simbiosis de sustratos diversos que la convierte en un producto

    ambiguo. Es una figura, tambin, en la que un mapamundi se despliega ante nuestros ojos como

    representacin deliberadamente distorsionada: crptica. Un jeroglfico. El sueo, con el emblema

    de las dos pirmides -una de luz y una de sombra- nos desconcierta plantendonos un enigma. El

    poder del intelecto es insuficiente en el poema para descifrar el jeroglfico del mundo, y el

    Faetn del atrevimiento y el fracaso es el smbolo de este sueo del conocimiento. Las imgenes

    y los asuntos centrales del poema son la pirmide de luz -el alma- y la de sombra -la Tierra o el

    mundo sublunar; el problema del intelecto agente aristotlico y platnico; la metfora del viaje

    -o vuelo- del alma, y una visin del universo que oscila entre dos centros: el hombre y Dios. Las

    representaciones del alma de la escolstica y del neoplatonismo renacentista, as como los datos,

    sobre todo mitolgicos, de la antigedad clsica y las concepciones de la patrstica y del

    misticismo estoico y gnstico, adems de las elucubraciones viejas y modernas y el

    experimentalismo, nos conforman un deliberado catlogo del conocimiento del mundo.

    Compleja y lcida, al mismo tiempo, la imagen del mundo del poema es coherente en todas sus

    partes para decirnos algo preciso con los fantasmas evanescentes de un sueo.29 Particularmente

    27 "Haec, etimsi ficta sunt a poeta, non absunt tamen a consuetudine somniorum." Cicero in twenty-eight volumes, XX, De divinatione, I, XXI. 28Obras completas, t. IV, p. 460. 29 Luis Villoro observa sobre la lucidez de Sor Juana: "...donde se manifiesta con mayor fuerza la distancia exacta de Sor Juana ante su mundo, es en su obra ms acabada, el Primero sueo. Tanto por su forma como por sus temas el poema obedece a los parmetros del siglo. En un sueo, se vuelve consciente la figura del mundo de Sor Juana. Al hacerse patente, se muestra como un todo limitado que no puede rebasarse, la conciencia lcida del mundo lo revela

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    llama la atencin el "despertar" del alma vuelta al cuerpo adems de su fracasado intento por

    dilucidar el universo. El restablecimiento de la armona al final de El sueo significa la

    resolucin de una lucha antagnica. Triunfa la luz judiciosa que devuelve al hombre el despertar,

    la conciencia y el libre albedro. Se trata, con todo, de un final, si no feliz, s inmensamente

    prometedor. No se ha tratado de una subida mstica. En su ascenso Sor Juana tiene la vista

    curiosa puesta en las cosas del mundo. Es un ascenso cognoscitivo, filosfico. Los peldaos de

    su escala son una herencia occidental, tampoco los ha creado ella. Humores, espritus y esferas

    son el lenguaje comn de los poetas de su tiempo.

    Aristteles, Platn, Macrobio, Santo Toms, Len Hebreo, Kircher, Fray Luis de Granada,

    Fray Luis de Len, Gngora, Caldern... todos ellos son sucesivas capas de un sedimento

    nutricio. Lo peculiar de El sueo son los ntidos cuadros mediante los cuales Sor Juana nos

    quiere comunicar este antiguo arcano: el dedo de Harpcrates pidiendo sigilo, el guila real

    dormitando, la relojera de las entraas humanas, la contemplacin pasmosa de todo el mundo

    en una sola mirada, la noche que huye pisando su propio manto... En la silva de El sueo somos

    testigos de un trnsito vertiginoso por una selva de signos elegidos y dibujados en un vaso nuevo

    para una vieja idea.

    Mucho hay todava por decir sobre la obra de Sor Juana y sobre este poema que ella llam El

    sueo, singular en las letras mexicanas as como en todo el panorama de la poesa del Barroco.

    Varios puntos pueden sealarse: la multiplicidad de sus fuentes conceptuales -es decir, su

    eclecticismo-, y la trabazn de ideas ortodoxas y heterodoxas en una imagen ambigua sobre la

    verdad del sueo intelectual; la vieja idea pitagrica de la armona de las esferas como punto de

    referencia constante; el papel del silencio como referente oculto del poema y su valor

    enigmtico. En esta figura en la que se descubre un orden, y en que ese orden lo da la perfeccin

    como prisin... la situacin precisa de una obra dentro de su mundo, da testimonio de sus creencias bsicas, pero no se limita a reiterarlas. En su obra, esa imagen del mundo se vuelve conciencia al llevarla hasta sus lmites. Hacer consciente una prisin mental es el primer paso para incitar a abandonarla. Pero Sor Juana no poda saltar sobre su propia figura del mundo, para ello hubiera tenido que apoyarse en el vislumbre de otra figura alternativa y su sociedad estaba del todo cerrada a ella: en su intento, como Faetn, sucumbe. Su fracaso es signo de un orden social sin porvenir, sin salida. Pero en su fracaso, pone a la luz las barreras de su propio mundo y seala la posibilidad de rebasarlas." "La figura del mundo," p. 26.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    del crculo, todas las cosas, as como todos las formas de conocimiento, estn ntimamente

    vinculadas como si se tratase de una gran cadena. Sor Juana, salvadas las diferencias, no deja de

    parecerse a los simbolistas y surrealistas. Los vasos comunicantes de su poesa con la ciencia y

    otras disciplinas nos plantea problemas sumamente atractivos desde una perspectiva moderna.

    Poema para el placer esttico, para el juego de las significaciones, El sueo, no ha agotado

    todava nuestra curiosidad.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Primera parte. Filosofa, hermetismo y sueo

    I. La pista del hermetismo. Neoplatonismo y escolstica

    Mencionamos en la introduccin que Robert Ricard ubic la larga silva de El sueo, de Sor

    Juana Ins de la Cruz, dentro de una antigua tradicin conocida como "sueo filosfico." El

    sueo es un tpico cultivado desde la Edad Media. Igualmente lo encontramos en los poetas

    espaoles del siglo XVI. Garcilaso y Herrera aluden a un pasaje de la Odisea que menciona

    Porfirio y, a su vez, Macrobio. En el "antro de las ninfas" o gruta de las nyades, donde las aguas

    fluyen siempre, hay una puerta crnea y otra ebrnea. Por la de marfil bajan las almas de los

    mortales, y por la crnea ascienden aquellos que, despierta la fantasa en un sueo, se acercan a

    las regiones celestes. Tracemos una trayectoria reversiva a partir de Garcilaso y Herrera. En la

    Segunda gloga, Albanio habla de un sueo engaoso que va "volando" por la puerta ebrnea:

    Es esto sueo, o ciertamente toco la blanca mano? Ah sueo! ests burlando? Yo estbate creyendo como loco. Oh cuitado de m! T vas volando con prestas alas por la ebrnea puerta: yo qudome tendido aqu llorando. No basta el grave mal en que despierta el alma vive, o por mejor decillo, est muriendo el alma incierta?30

    La idea original de que por esta puerta "bajan" las almas de los mortales -es decir, encarnan-

    se identifica con el sueo falso o ilusorio. Herrera comenta este pasaje explicando que el marfil

    significa los dientes y la boca, y puede ser engaoso porque "lo que se habla puede ser falso." En

    cambio, la otra puerta... 30 Garcilaso de la Vega y sus comentaristas, "Egloga II," p. 174. Estos versos de Garcilaso ya han sido citados comentando El sueo de Sor Juana por Georgina Sabat de Rivers, en "A propsito de Sor Juana Ins de la Cruz: tradicin potica del tema sueo en Espaa," p. 174.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    ...es de cuerno, y denota los ojos, que son de aquel color y ms duros que los dems miembros, como los que no sienten fro, segn dice Tulio en el 2 de la naturaleza de los dioses. Por esta puerta sale la verdad, que es por la vista; porque lo que vemos sin duda es verdad. Y as se le atribuyen los sueos verdaderos, que dicen los poetas; porque el cuerno adelgazado se hace perspicuo y transparente.31

    Macrobio, ampliamente conocido en la Edad Media por su Comentario al sueo de

    Escipin, atribuye lo engaoso del marfil a su densidad y opacidad. En cambio el cuerno, al ser

    tallado, se vuelve transparente:

    Latet, inquit, omne verum; hoc tamen anima, cum ab officiis corporis somno ejus paululum libera est, interdum aspicit; nonnunquam tendit aciem, nec tamen pervenit: et, cum aspicit, tamen non libero et directo lumine videt, sed interjecto velamine, quod nexus naturae aligantis obducit.32

    Segn la distincin que establece Macrobio, el alma de Sor Juana parece vislumbrar (aspicit)

    la verdad por la puerta de cuerno, aunque sin poder aprehenderla. Pero al final vemos

    desvanecerse "las fantasmas" de su sueo, como si slo lo hubiese oteado sin calar su velo, y se

    tratara entonces de la misma puerta ebrnea de la que nos habla, desencantado, Garcilaso. Es

    posible, como dije, que Sor Juana fuese deliberadamente ambigua a este respecto.

    Los sueos engaosos tienen un origen remoto en el pasaje de la Odisea en que Penlope le

    dice a un Ulises disfrazado que los sueos son oscuros y ambiguos; los que nos llegan por la

    puerta de marfil...

    ...nos engaan trayendo palabras que no se realizan; los restantes, empero, que cruzan el cuerno pulido se le cumplen de cierto al mortal que los ve...33

    31 Ibid., Comentarios de Herrera, p. 508. 32 En la traduccin francesa del siglo XIX se acota el texto latino. Macrobe, Oeuvres compltes, p. 16. En la traduccin moderna al ingls de Stahl se lee: "...the soul, when it is partially disengaged from bodily functions during sleep, at times gazes and at times peers intently at the truth, but does no apprehend it; and when it gazes it does not see with clear and direct vision, but rather with a dark obstructing veil interposed...," Commentary on the dream of Scipio, p. 92. 33 Odisea, canto XIX, p. 419.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Virgilio vuelve a mencionar esto en su Eneida (VI, 893-896), y Porfirio lo comenta, antes

    que Macrobio, identificando el engao ebrneo con el viento Breas o regin septentrional,

    siempre hmeda, por donde las almas bajan encarnndose, es decir, "humedecindose." La otra

    puerta -la del viento Noto o regin meridional- es seca y ardiente y slo pasan por ella los

    "inmortales." Desde luego, explica Porfirio, nuestras almas son tan inmortales como los dioses.34

    El tpico del viaje del alma es muy antiguo. En los primeros siglos de la era cristiana eran

    frecuentes los textos sobre los sueos en los que el alma viaja, conocidos como "sueos de

    anbasis." El spirito peregrino de Dante en la Divina comedia es un ejemplo culminante de esta

    tradicin.35 Estos sueos verdaderos, sueos ascensionales o "de anbasis," son a los que

    corresponde la jornada astral del alma protagnica en el poema de Sor Juana.

    Sobre las probables fuentes de estas ideas para la autora, hay que sealar las que se

    encontraban en las estanteras de su celda en el convento de San Jernimo. Ciertos textos

    representativos de la tradicin del "sueo de anbasis" fueron con gran margen de seguridad de

    su conocimiento. Tales son la Repblica de Cicern, con su "Sueo de Escipin" en el remate, y

    el Comentario al sueo de Escipin, de Macrobio, que formaron parte de su biblioteca segn las

    investigaciones a este respecto de Ermilo Abreu Gmez.36 Pero tambin en el mbito hispnico

    hay ejemplos de este subgnero de la literatura humanista. La Visin delectable..., de Alfonso de

    la Torre y la Repblica literaria de Diego Saavedra Fajardo son dos ejemplos. Ambos textos

    34 Porfirio, La gruta de las ninfas, pp. 7-11. 35 Paz, pp. 473-474. 36 Abreu Gmez, SJIC, bibliografa y biblioteca, pp.342, 343, 357 y 360. Este conocido sorjuanista fue el primero que hizo un estudio detallado y sistemtico sobre la biblioteca de Sor Juana, slo complementado por Benassy-Berling. Hasta ahora, todos los crticos han coincidido en respetar los criterios bsicos de Abreu para hacer un esbozo hipottico de ella, y su trabajo, en todo caso, slo se ha considerado incompleto. "La biblioteca que lleg a poseer Sor Juana puede reconstruirse -hasta donde humanamente es dable intentar este propsito- valindose de cinco recursos, a saber: a) Por las citas y alusiones a libros y autores esparcidas en sus obras; b) por los ttulos que aparecen en sus retratos antiguos; c) por la nmina de los autores incluidos en las obras enciclopdicas que conoci; d) por la evidente influencia que algunos autores ejercieron en sus escritos, e) por los libros que, al acaso, se han podido encontrar con pruebas reales de que le pertenecieron o estuvieron en sus manos...," pp. 334-335. Sin embargo, es preciso ensayar otros mtodos para enriquecer la interpretacin de la obra sorjuanina. Una biblioteca tambin se descubre por sus ecos, que si bien no significan filiaciones de carcter positivo, s pueden revelar un parentesco cultural.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    formaban parte del momento cultural de Sor Juana. El primero como herencia del humanismo

    renacentista del siglo XV, que fue el siglo en el que se populariz aunque fue escrito en el siglo

    anterior, y el segundo obra de un escritor emblemtico contemporneo de Sor Juana y que ella

    muy probablemente ley. Pero es verdad que el texto modelo es el "Sueo de Escipin." En su

    comentario a este sueo, Macrobio, basndose en la Oneirocrtica de Artemidoro y en De

    divinatione del propio Cicern, hace su clebre distincin entre los tipos de sueos:

    Omnium, quae videre sibi dormientes videntur, quinque sunt principales et diversitates et nomina: aut enim est oneiros secundum Graecos, quod latino somnium vocant; aut est horama, quod visio recte appelatur; aut est chrematismos, quod oraculum nuncupatur; aut est enypnion, quod insomnium dicitur; aut est phantasma, quod Cicero, quoties opus hoc nomine fuit, visum vocavit.37

    Aunque en la obra de Sor Juana no haya ninguna mencin especfica del Iter extaticum de

    Atanasio Kircher, un jesuita del siglo XVII conocido por sus publicaciones de carcter

    enciclopdico e imaginativo, cabe considerar la posibilidad de que lo leyera, pues en dos

    ocasiones (el romance 50 y el soneto 193) se refiere Sor Juana a Kircher (o Quirquerio, como

    ella lo llama) mencionando su ars combinatoria, que es una aplicacin de la combinatoria a la

    teologa, la metafsica, el derecho, etc. Este saber se remonta a Raimundo Lulio.38 En el Iter

    extaticum hay, efectivamente, un viaje sideral por un protagonista, como es propio en el "sueo

    de anbasis." Sin embargo, la naturaleza del texto de Kircher es muy diferente de El sueo, y

    encierra ms observaciones de carcter cientfico, como geografa, geologa, etc., que metafsica.

    Kircher, al mantener vivas las antiguas tradiciones, fue uno de los antecedentes del iluminismo

    dieciochesco, pues Robert Fludd, en 1775, continu sus estudios y sus experimentos sobre

    magnetismo. El esoterismo y la ciencia siguieron evidentemente conectados, pese a los avances

    basados en la observacin positiva. Las obras de Kircher De magnete y Oedipus Aegyptiacus se

    hallan presentes en la obra de Sor Juana. As lo constatan desde Karl Vossler hasta Octavio Paz. 37 Ouvres compltes, p. 13. En la traduccin inglesa se lee: "All dreams may be classified under five main types; there is the enigmatic dream, in Greek oneiros, in Latin somnium; second, there is the prophetic vision, in Greek horama, in Latin visio; third, there is the oracular dream, in Greek chrematismos, in Latin oraculum; fourth, there is the nightmare, in Greek enypnion, in Latin insomnium; and last, the apparition, in Greek phantasma, which Cicero, when he has occasion to use the word, calls visum." Commentary..., pp. 87-88. 38 Paz, pp. 140-141; Benassy-Berling, pp. 140-141.

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    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Georgina Sabat de Rivers lo corrobora a su vez.39 La conocida estudiosa de la obra sorjuanina

    afirma tambin que la obra de Kircher era familiar a Sor Juana, y que, en cuanto a informacin

    cientfica, era la suya la que serva de referencia a la poeta:

    ...la linterna mgica, o sea primitivo proyector luminoso de imgenes, mencionada por Sor Juana en el verso 973 del Sueo, era una nueva invencin atribuida al P. Kircher, autor de la Ars magna lucis et umbrae (Roma 1646). As que de lo cientfico, ms que de las obras de Galileo, Coprnico, Newton y Descartes, las de Kircher eran las que mejor conoca la monja mexicana.40

    No obstante, sea tanto desde el punto de vista cientfico como el simblico, tanto Kircher

    como Sor Juana compartieron una tradicin. Fue en la Florencia del Renacimiento donde una

    representacin emblemtica del universo, nutrida de la simbologa neoplatnica, fungi el papel

    de la ciencia ms antigua del mundo, la sabidura original del antiguo Egipto, donde su-

    puestamente estaba el origen de las tesis de Platn y los neoplatnicos. De esta creencia surgi

    la figura legendaria de Hermes Trismegisto y un conjunto de interpretaciones emblemticas y

    alegricas del mundo conocido como hermetismo. Cuando se desminti, a principios del siglo

    XVII, que Hermes Trismegisto fuese el maestro de Platn y, por el contrario, se estableci el

    carcter neoplatnico de los textos hermticos as como su creacin en el siglo II de nuestra era,

    la popularidad del hermetismo decay. Lo egipcio de esta sabidura fue, como vemos, una cre-

    acin del Renacimiento: una mixtificacin. La importancia que el hermetismo renacentista,

    como variante del pensamiento neoplatnico, ha tenido en la cultura de Occidente es palpable

    an en nuestros das. La misma ciencia positiva, en su desarrollo, emerge del sustrato de estos

    sistemas de creencias o sabiduras. Por otra parte, el contenido del Corpus Hermeticum y, en

    39 Sabat de Rivers, El "Sueo", de SJIC..., p. 17: "Carlos Vossler descubri hace aos un enlace directo entre este poema [El sueo] y la tradicin hermtica en las obras del jesuita alemn Atanasio Kircher, calificado de hermetista reaccionario por Frances A. Yates. En su Respuesta a Sor Filotea, nuestra monja cita el "curioso libro De magnete, del R. P. Atanasio Quirquerio" (O.C., t. IV, p. 450) para demostrar que hay una secreta armona entre todos los elementos del mundo. En el Sueo se utilizan poticamente ideas que provienen de la obra egiptolgica de Kircher, Oedipus Aegyptiacus (Roma 1653)." 40 Ibid.

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    concreto, del Pimandro, fue citado, glosado e incluso reproducido por autores que Sor Juana

    lea, como Juan Prez de Moya y Baltasar de Vitoria.41

    Adems hay que advertir que en la Espaa del XVII, donde era peligroso estar al da en

    conocimientos cientficos que desmintiesen o contradijesen la cosmovisin sancionada por la

    Iglesia, los libros de Atanasio Kircher circulaban libremente tanto en la pennsula como en las

    colonias, pues sus contenidos, quiz por lo especfico y aparentemente enciclopdico, no

    despertaron la suspicacia de la Inquisicin. Su renombre lleg a la Nueva Espaa, y Sor Juana

    recibi la obra de Kircher no slo como la de un autor cientfico autorizado, sino por dems

    sugerente en sus conceptos y experimentos.42

    Ya Robert Ricard, en 1954, haba reiterado la relacin entre Kircher y Sor Juana, destacando

    asimismo que la poeta sigue, con la variante de la ausencia de un gua, la tradicin clsica del

    viaje del alma, en el que se le develan los misterios del mundo a la viajera:

    En Sor Juana, el espritu se mantiene solo, abandonado a sus propias fuerzas -smbolo de su propia formacin solitaria- y se le agregan toda suerte de elementos que provienen ya sea de las lecturas, o ya de la experiencia personal. Si he insistido en esta literatura del sueo filosfico, es que El sueo jams, que yo sepa, ha sido estudiado en esta tradicin. Pero sera imprudente el exagerar el alcance de la comparacin y el desconocer la originalidad fundamental del poema.43

    La vieja idea acerca del viaje del alma a los astros o a la luna, con todos los elementos que el

    conocimiento cientfico de la poca propicia temticamente en la poesa, tiene, efectivamente,

    una fuerte vertiente hermtica.44 Como quiera que sea, nos seguimos encontrando en el terreno

    41 Paz, p. 480. 42 Elas Trabulse, prlogo a SJIC. Florilegio, pp. XXV-XXVII. Luego retomar estos datos en El crculo roto. Ignacio Osorio tradujo tambin un conjunto de cartas de estudiosos novohispanos dirigidas a Atanasio Kircher. Han sido publicadas recientemente bajo el ttulo de La luz imaginaria. Epistolario de Atanasio Kircher con los novohispanos, libro del cual hablaremos ms en el siguiente captulo. 43 Ricard, p. 31. 44 "De dnde provena, dentro de la tradicin renacentista, el entusiasmo potico por la ciencia? Las viejas ideas escolsticas por s solas no parecan inspirar ya ningn ardor potico. La gran fuente de inspiracin intelectual y potica durante el Renacimiento era el Neoplatonismo florentino, sobre todo en su aspecto hermtico. En 1471, antes de traducir los dilogos de Platn mismo, Marsilio Ficino public su traduccin de 14 tratados del Corpus

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    del neoplatonismo, con ideas griegas de la Repblica o del Timeo barnizadas de colores

    egipcios. Y pese a todas las coincidencias, la experiencia del alma protagonista de El sueo

    difiere de sus antecedentes hermticos, sean stos los mismos del Corpus hermeticum o los de

    Kircher. Octavio Paz observa que la radical diferencia consiste en que el poema de Sor Juana no

    contiene ninguna revelacin, mientras que los otros tienen como propsito la revelacin misma.

    En efecto, el alma de Sor Juana viaja por un universo de nociones simblicas, mas no tiene un

    contacto definitivo o climtico con el universo develado por un demiurgo, como sucede con sus

    precursores. El mismo Dios o Causa Primera, el demiurgo por excelencia, permanece en un

    nivel distinto de aquel en que se agita el alma. Pero la revelacin existe en otro nivel del texto

    potico: es la que sobreviene al lector de manera simultnea al despertar de la protagonista. Es

    por eso que el carcter enigmtico de El sueo resulta tan turbador y deslumbrante a la vez.

    El problema de la crtica ha radicado, quiz, en querer encajar El sueo dentro de los oracula

    cuando se trata de un somnium. En De divinatione,45 Cicern equipara los sueos premonitorios

    con los arrebatos entusisticos y los xtasis, pues tienen la misma fuente, que es la iluminacin

    de las almas por lo divino. Desde este punto de vista podra decirse que la "revelacin" al alma

    de El sueo es, precisamente, la limitacin humana en el conocimiento todo, y El sueo podra

    ser una visio en tanto que retrata el constante afn de conocimiento de la protagonista, que es

    algo "real."46 Ahora bien, si el poema se aparta de la tradicin de los viajes hermticos en pos de

    una revelacin por el simple hecho de que, al final, no hay revelacin alguna sino slo el

    despertar, tambin es cierto que se aparta de la tradicin del tema del desengao en el Siglo de

    Hermeticum, o sea de las obras atribuidas a Hermes Trismegistus, legendario sacerdote y mago del Egipto antiguo, inventor de los jeroglficos, que se consideraban en Florencia como msticas claves del universo. De aqu la gran boga renacentista de los emblemas (Alciato) y de la cbala (Pico). Pico della Mirndola mezclaba en su sistema simblico elementos muy dispares; no era cientficamente exacto. Pero su gran entusiasmo vital y su fe en la humanidad inspiraban a muchos a travs de su tratadillo De hominis diginitate, adaptado luego al espaol por el humanista Prez de Oliva. En la Florencia de los Mdicis era corriente el "poema visione" como forma literaria; el De rebus caelestis, por ejemplo, de Bonincontri expona en verso latino ideas ms o menos cientficas sobre la estructura del universo. En tales poemas podemos ver lejanos antecedentes del Sueo de Sor Juana." Georgina Sabat de Rivers, op. cit., p. 16. 45 Cicero..., I, 32. 46 De cualquier modo cabra aducir lo mismo que Aristteles, quien se muestra cauteloso acerca de la idea del sueo como revelacin divina. En todo caso, acepta que los sueos son divinos porque son parte de la Naturaleza, que es creacin de Dios (De divinatione por somnum o "Acerca de la adivinacin por el sueo," en Acerca de la generacin y la corrupcin. Tratados breves de historia natural, p. 299.)

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    Oro cuando lo que concluye no es una falsa y engaosa idea de la realidad o actualidad de la

    vida frente a la eternidad, sino que termina un simulacro de la vida -el sueo mismo- sin

    ensear otra cosa que la esperanza de la vida misma. Toda obra de arte se caracteriza no slo

    por continuar tradiciones, sino tambin, y sobre todo, por romperlas. El tpico del sueo que es

    la vida, es decir, del desengao, tiene aqu una peculiar variante. El sueo es un afn real de

    conocimiento, y el despertar est cargado de la fuerza positiva y el optimismo del amanecer.

    Tambin la Visin delectable... y la Repblica literaria culminan con sendos despertares, pero

    el despertar de El sueo no trae bajo el brazo una leccin de moral o del arte literario, sino un

    atisbo especular del intelecto humano.

    En su libro sobre el modelo del mundo en la literatura medieval y renacentista, C.S. Lewis

    observa que bajo la divisin que hace Macrobio de los sueos, no se dan estos siempre de un

    solo tipo:

    Un sueo puede combinar las caractersticas de ms de una clase. El sueo de Escipin es un oraculum, porque en l aparece una persona venerable para predecir y aconsejar; una visio porque revela verdades autnticas sobre las regiones celestiales; un somnium, porque su significado ms profundo, su altitudo, permanece oculto.47

    Sobre la altitudo de El sueo -esto es, su calidad de somnium, que es la que ms le ajusta-

    diremos que coincide con la explicacin de Macrobio de que slo es digno del filsofo basar su

    argumento literario cuando fabula sobre los sueos en una verdad unnime expuesta mediante

    invenciones, y tratar sobre el alma o los seres areos (los dioses del Olimpo), pero nunca del

    Nous o Bien, es decir, del "Alto Ser" (v. 295) o "Causa Primera"(v. 408) que Sor Juana

    menciona lacnicamente en slo dos versos de El sueo. Radical diferencia con la tradicin

    hermtica.

    47 La imagen del mundo, p. 49.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Proviene del Corpus hippocraticum la idea de que el alma slo es plenamente duea de su

    casa durante el sueo, y que en l ve, oye, toca y camina.48 Los sujetos de las acciones verbales

    en El sueo corresponden exactamente con esta caracterizacin del alma en sueo, o mejor, en

    vigilia. El alma de Sor Juana realiza las mismas funciones de la vigilia, se espanta ante la

    inmensidad de su visin y retrocede "cobarde," cegada por los rayos del Sol como si fuese

    corprea. La "intuicin" y el "discurso" se mueven por los versos del poema en una sucesin de

    prosopopeyas, pues el alma goza de plena lucidez durante el sueo. Si tratsemos de encontrar

    un origen ms antiguo de las ideas presentes en Sor Juana, nos remontaramos a los mitos rfico-

    pitagricos.49 Lo cierto es que tuvo prximos los textos hipocrticos o su versin por Galeno.50

    Ya Mndez Plancarte menciona el conocimiento que tena Sor Juana de la obra del mdico al

    comentar el verso 520 de El sueo.51

    El hermetismo fue en el Renacimiento y en la poca de Sor Juana un vehculo ms de los

    temas de Platn. Eusebio Nieremberg, jesuita espaol que ejerci un extendido magisterio en el

    mundo hispnico, fue tambin un hermetista. Sin embargo, a travs de San Agustn, Orgenes,

    Plotino y el mismo Corpus hermeticum, fue como adquiri un bagaje de ideas

    fundamentalmente platnicas.52 A pesar del convencimiento de Nieremberg sobre la supuesta

    antigedad mosaica de Hermes Trismegisto y su influencia sobre los filsofos griegos, "...su

    48 Esto se menciona en De regimen o Sobre los sueos, el libro IV del De victu. Cf. Angel J. Capelletti, Las teoras del sueo en la filosofa antigua, p. 41. 49 J. Ma. Daz-Regan, "Sueo y ensueo en el Corpus hippocraticum," p. 33. 50 Herrera comenta a propsito del sueo en la poesa de Garcilaso: "Escribe Galeno en el 2 de temperamentos, y en el 2 de locis affectis, que proviene el sueo de la replecin de las venas del celebro, con los vapores fros o hmidos del mantenimiento, o de la bebida, o de frmaco, y esta replecin se hace en torno de aquella admirable trabazn y coligadura de las arterias en los panculos del celebro o venas de las sienes: y mayormente nace del enfriamiento de los espritus cerca del corazn y de los rganos de los sentidos; y entonces se entorpecen todos los sentidos, y sola la mente, no enlazada con algn rgano, se fatiga y congoja con los ensueos que finge, prsaga de lo futuro. De esta manera, subiendo los humos y vapores hmidos a la cabeza, cuando duerme alguno, y cerrando las vas, por las cuales descienden los espritus, vienen a ligar los sentimientos de suerte que entonces el animal no ejerce alguna obra segn su naturaleza, mas slo se cra y sustenta, y despus que son gastados aquellos humores, torna en l la razn perdida, y puede obrar segn ella." "Comentarios," en Garcilaso de la Vega y sus comentaristas, p. 505. 51 Sor Juana alude a Galeno. Mndez Plancarte lo anota: "...a Claudio Galeno, de Prgamo, cuyas obras, con las de Hipcrates, figuran en la biblioteca de Sor Juana, en el leo de M. Cabrera. -Tambin el P. Granada cita sobre todo a 'Galeno, principe de los mdicos, que... escribi desta admirable fbrica del cuerpo humano'..." en SJIC, O.C., t.I, p. 595. 52 Hughes Didier, Vida y pensamiento de Juan E. Nieremberg, p. 163.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    concepcin del mundo visible derivaba de la Caverna de la Repblica y las Ennadas inspiraron

    sus ideas sobre el tiempo y la Eternidad."53

    Brian Vickers limita, incluso, el papel activo de los hermetistas en la consolidacin de las

    ciencias positivas, pues su idea de la materia siempre estuvo supeditada a un ultramundo que era

    el objetivo prioritario de sus manipulaciones simblicas.54 Es verdad, los aportes ms

    significativos en el desarrollo de las ciencias desde la Edad Media hasta la poca de Sor Juana

    suelen provenir de los escolsticos.

    Los principios del hermetismo fueron heredados de la cultura clsica: el cosmos como una

    unidad orgnica; el "pneuma" como animador de la materia y proveniente de Dios o "Nous," y la

    causalidad de las cosas de arriba respecto a las de abajo, es decir, de las estrellas a la Tierra.55 Lo

    diferenciador fue el cultivo de la tergia (operacin con talismanes), el nfasis en la astrologa

    personal y la simbologa de un Egipto idealizado y fantstico. La manipulacin que hicieron del

    mundo natural fue la misma que venan realizando desde la Edad Media los propios

    escolsticos. Pero en la poesa de Sor Juana no encontramos la consideracin de los objetos

    como buenos o malos, puros o impuros, masculinos o femeninos, como sucede entre los

    hermetistas. Sus observaciones en el terreno de la ciencia son puramente pragmticas, y en eso

    reside precisamente su valor. Los smbolos egipcios en su obra, sobre todo el de la pirmide,

    provienen de los libros de emblemtica, como los Hieroglyphica, de Piero Valeriano, que

    ilustran profusamente este tema y circularon tambin en las colonias de Espaa.56 La lectura de

    Kircher, pues, si bien muy probable, slo es para ella la confirmacin de saberes ya adquiridos

    de otras fuentes: el neoplatonismo y la propia escolstica.

    53 Ibid., p. 161. 54 "En cualquier caso, los neoplatnicos, como los ocultistas, nunca estuvieron interesados por la materia per se o en general... No vemos a los neoplatnicos estudiar la conducta de cada libre de los cuerpos, taxonomizar plantas o diseccionar el cuerpo humano simplemente para conocer por qu estas cosas son como son." Mentalidades ocultas y cientficas del Renacimiento, p. 19. En cambio, Sor Juana tena muchos y diversos intereses en el mundo natural per se. Ver Respuesta a Sor Filotea. 55 Brian Copenhaver, "Hermes Trismegistus, Proclus, and the question of a philosophy of magic in the Renaissance," p. 81. 56 Trabulse menciona a Valeriano, con Nieremberg, como dos hermetistas cuya obra Sor Juana muy probablemente conoci. Op. cit., p. XXVI.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

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    Acabamos de afirmar que es la filosofa neoplatnica lo que sustenta, apoyada en la

    escolstica, las principales imgenes del vuelo del alma en El sueo. La traduccin que Marsilio

    Ficino hizo en el siglo XV de los escritos hermticos tiene como principales contenidos el origen

    del mundo y la creacin divina, la naturaleza de la materia y del lugar cosmolgico, los atributos

    y nombres de Dios, as como su existencia, el aspecto moral de Dios y el hombre, el origen del

    hombre y su naturaleza y posicin en el universo, las actividades de la mente y el alma humana

    y el regreso del alma humana a Dios despus de su cada y por va de la revelacin y la

    contemplacin.57 De todos estos temas, slo el ltimo y el relativo a la posicin del hombre en el

    universo estn relacionados directamente con el contenido de El sueo. Pero el pensamiento

    hermtico slo aade al neoplatonismo un puado de metforas. Tambin se ha visto que en su

    teora de la magia natural, Ficino depende mucho ms de los filsofos neoplatnicos Plotino,

    Proclo y Porfirio que de los escritos hermticos.58 Por su parte Sor Juana, si debe algo a los

    textos hermticos, suponiendo que los conoci, es lo mismo que le toca a la tradicin platnica

    del regreso del alma a Dios.

    San Agustn rechaz la creencia en los poderes independientes del alma para adivinar

    durante el sueo. No obstante, concedi autoridad a la visio intellectualis, que opone a la visio

    corporalis, relativa a los sentidos, y a la visio spiritualis, referente a la imaginacin en el sentido

    aristotlico.59 Para l, como alma y cuerpo estn inextricablemente unidos, el alma slo cuenta

    con imgenes enigmticas o phantasmata.60 Aunque utiliza trminos aristotlicos, las afinidades

    de San Agustn en su tipologa de los sueos est ms cerca de Macrobio que de Aristteles,

    cuya aproximacin es fisiolgica, relativa a la digestin y a los remanentes imaginativos

    provistos por los sentidos, negando su poder proftico, como ya anotamos.

    El Renacimiento literario peninsular fue la fuente directa de donde abrev Sor Juana, y en l,

    desde Fray Luis de Len y Len Hebreo hasta Quevedo y Caldern, el pensamiento platnico

    57 Copenhaver, loc. cit. 58 Ibid., pp. 81 y 84. 59 Esta visio intellectualis la ejemplifica en Obras, XV, De Genesia ad litteram, XII, ii-xii, pp. 963 ss. y en II, Confessiones, IX, x. pp. 370-373. 60 Alison M. Peden, "Macrobius and Mediaeval dream literature," p. 59.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

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    sigui constituyendo una fuerte corriente. En El sueo, el neoplatonismo humanista se entrevera

    con el neotomismo suarista del siglo XVII. Es precisamente esta sntesis la que le da al poema

    su particular tesitura, pues se inicia la trayectoria area del alma pasando el poema de la

    descripcin aristotlico-escolstica del sueo fisiolgico al vuelo del alma desembarazada

    temporalmente del cuerpo. Desde ese momento hasta antes de su recurso al mtodo de las

    categoras para comprender el mundo (del verso 292 al 559), El sueo ostenta imgenes que

    nada tienen que ver con el aristotelismo.

    El mpetu del poema delata ms la presencia de Pico de la Mirndola, quien escribe en su

    libro De la dignidad del hombre, muy conocido e imitado en el mbito hispnico:

    Quin, despreciando todo lo humano, hollando los bienes de la fortuna, descuidado del cuerpo, no desear, todava habitante de esta tierra, ser comensal de los dioses, y embriagado con el nctar de eternidad, mortal animal an, recibir el regalo de la inmortalidad? Quin no querr ser arrebatado por los transportes aquellos de Scrates que describe Platn en el Fedro, y remando con pies y alas, en velocsima carrera, huir de aqu, de este mundo, todo dominado por el maligno, y ser llevado a la Jerusaln celestial? ...y si, por la dialctica, se mueve la razn avanzando hacia su propio orden y medida, tocados por el arrebato de las Musas, henchiremos nuestros odos con la armona celeste.61

    Efectivamente, en el Fedro de Platn se alude al viaje celeste de las almas:

    Son muchas, por cierto, las mirficas visiones que ofrece la intimidad de las sendas celestes, caminadas por el linaje de los felices dioses... marchan hacia las empinadas cumbres, por los ms alto del arco que sostiene el cielo, donde precisamente los carros de los dioses, con el suave balanceo de sus firmes riendas, avanzan fcilmente, pero a los otros les cuesta trabajo. Porque el caballo entreverado de maldad gravita y tira hacia la tierra, forzando al auriga que no lo haya domesticado con esmero. All se encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba. Pues las que se llaman inmortales, cuando han alcanzado la cima, salindose fuera, se alzan sobre la espalda del cielo, y al alzarse se las

    61 De la dignidad del hombre, p. 116.

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    lleva el movimiento circular en su rbita, y contemplan lo que est al otro lado del cielo.62

    El neoplatonismo renacentista cont de cualquier modo con un terreno ya barbechado por

    los pensadores escolsticos. Segn P.O. Kristeller, 63 hay una corriente interpretativa en los

    historiadores que concibe el humanismo renacentista como opuesto a la escolstica heredada de

    la Edad Media. Sin embargo, la cuestin no es tan simple como creen algunos. Si bien Petrarca,

    Erasmo y Vives intentaron reemplazar la erudicin medieval por la clsica y dieron un viraje a

    los ideales de la cultura, educacin y vida del pasado, la filosofa escolstica sobrevivi

    tercamente a travs de todo el Renacimiento italiano.64 El movimiento humanista se gener en

    los campos de la gramtica y la retrica extendiendo su influencia a las otras ramas del

    conocimiento. Pero la ciencia y la filosofa permanecieron sobre sus bases aristotlico-tomistas.

    Tanto Platn como Aristteles fueron griegos para los humanistas cientficos de Padua y, por

    tanto, el pensamiento de ambos deba ser transformado. Enfrentaron al platonismo de Ficino -

    quien atacaba a su vez el averrosmo fatalista y menosprecio de la persona por parte de ellos-

    una concepcin reorganizada y ms individualista del hombre a partir de la propuesta

    aristotlica.65 Desde la Edad Media, la escolstica haba considerado siempre al hombre como

    sntesis o compendio del universo. Esta idea nutre de manera directa a Sor Juana. Si los textos

    hermticos y sus comentarios le dan un relieve especial, no hacen ms que desatar procesos de

    pensamiento ya existentes, tanto en los autores renacentistas como en los barrocos.

    Luis Vives fue uno de los que cultivaron en el siglo XVI la idea del hombre como

    microcosmos, otro lugar comn de la literatura.66 En la Nueva Espaa, Francisco Cervantes de

    62 Platn, Dilogos..., pp. 347-348. 63 Renaissance thought and its sources, pp. 90 ss. 64 "I think there has been a tendency, in the light of later developments, and under the influence of a modern aversion to scholasticism, to exaggerate the opposition of the humanists to scholasticism, and to assign to them an importance in the history of scientific and philosophical thought which they neither could nor did attain." Ibid., p. 91. 65 John Herman Randall, Jr., introduccin a De inmortalitate animae, de Pietro Pomponazzi, en The Renaissance philosophy of man, pp. 258-259. 66 As lo observa Francisco Rico: "Dos veces desarrolla Vives con particular demora el lugar comn de la microcosma humana. La primera, en 1518, en una bellsima Fabula de homine; la segunda, un par de aos despus, en su ciertamente despierta Vigilia in Somnium Scipionis... El pequeo mundo del hombre, pp. 118-119. La Fabula de homine es la descripcin de la divinidad del hombre, regalo de Jpiter, y alude ms directamente a la encarnacin, que fue el dogma preferido de Sor Juana. Ver Ludovicus Vives, Fabula de Homine, en The Renaissance philosophy

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    Roco Olivares Zorrilla, La figura del mundo en El sueo, de Sor Juana Ins de la Cruz

    Tesis doctoral, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998 Ciudad de Mxico, 1993, 1994, 1995, 1997 y 1998. Washington, D. C., 1999.

    Salazar fue un importante introductor del pensamiento de Vives, quien dej una huella

    perceptible en el escolstico ambiente cultural de ese siglo y el siguiente. La obra de Vives

    contribuy a difundir la fbula del viaje del alma en el contexto de