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La filosofía de
Reggio Emilia
Para comprender esta filosofía
es imprescindible situarse en la
“primavera” de 1945, en un
pequeño pueblo campesino
llamado Reggio Emilia, al norte
de Italia, donde sus pobladores,
hombres y principalmente
mujeres, dieron los primeros pasos en un contexto desbastado por la
segunda guerra Mundial, y antepusieron al niño por sobre todo lo demás.
Surgió de esta manera, un sistema educativo municipal de Ecuole dell
Infanzia y Asili Nidis considerados en la actualidad como uno de los
mejores del mundo, que ha inspirado redes y experiencias educativas en
distintos países.
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¿Quién fue Loris Malaguzzi?
Loris Malaguzzi (1920 – 1994), maestro y
pedagogo, fue el iniciador e inspirador de la
metodología educativa de las escuelas de Reggio
Emilia, dedicando toda su vida a la construcción
de una experiencia de calidad educativa en la
cual se escuchaba, se respetaba y se
consideraban las potencialidades de los niños y
niñas para que se reconocieran los derechos de
estos a ser educados. Su vida podría ser el argumento perfecto de una
novela, con la dosis adecuada de aventura, sacrificio y pasión. Fue guionista,
escritor y periodista. Estudió Magisterio y se licenció en Pedagogía y en
Psicología. Pensaba en “una escuela amable” basada en la cultura de la
infancia, inmersa en lo político, lo social y lo ciudadano.
Su pedagogía
La pedagogía de Reggio Emilia, parte dela concepción del niño como un
ser rico en capacidades y potencialidades que construye el conocimiento
en relación con el otro; es decir, que refleja una incuestionable
dimensionalidad social del aprendizaje entre el niño y su coetáneo, y entre
los niños y el adulto. Esta variable relevante se hace realidad en dos
condiciones esenciales para el aprendizaje:
La pedagogía de la escucha.
La pedagogía de las relaciones.
A diferencia del trabajo individual o en sociedad al que estamos
acostumbrados los docentes, el rol que asumen los educadores en Reggio
Emilia deviene del trabajo de pares iguales, concretamente en pareja
educativa, sin jerarquías ni divisiones nominales; y/o de tríos, con la
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presencia del atelierista, figura pensada por Malaguzzi y representada por
un educador especializado en formación artística que interviene de manera
descriptiva y provoca a la pareja educativa con el objetivo de confrontar
productivamente.
Las escuelas infantiles y los Asilo Nidos, se enmarcan en un proyecto
educativo interaccionista – socio constructivista. En palabras de Malaguzzi:
Los niños no aprenden por una relación lineal causa – efecto ni por un tipo
de enseñanza que analizamos de manera directa con ellos. Su aprendizaje
es mérito, en gran parte, de ellos mismos, de sus actividades y del uso que
hacen de los recursos. No basta que pensemos en los conocimientos y las
habilidades que los niños construyen y re construyen solos, y antes de que
estén escolarizados (…) Los niños, estén en el contexto que estén, no
esperan a nadie para preguntarse, para sentir, para crear estrategias de
pensamientos y actuar. Siempre, y en cualquier lugar, desempeñan un rol
activo en la construcción del saber y del comprender (…) sobre todo cuando
están juntos 8…) hay que aprender a no enseñar nada a los niños que no
pueden aprender por sí solos”
Malaguzzi, otorgando valor especial a las relaciones interpersonales, advierte
que el espacio educativo debe garantizar el normal desarrollo de los niños y
el derecho de los mismos y de la escuela a tener su propio ambiente, en
tanto que este es partícipe relevante del proyecto pedagógico. En este
sentido es un educador más; y que a través de la segunda piel de la escuela,
resultado de los procesos de documentación que se realizan, muestra de
manera estética y narrada la pedagogía que se construye en las instituciones
educativas. Un ámbito estético habitable, capaz de alimentar la creatividad y
la imaginación del niño; un espacio organizador de la actividad, un agente
que estructura las relaciones personales, en tanto que, es el contexto que
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más cerca tiene el niño y, al interactuar continuamente con él, le sirve para
formarse una idea del mundo que lo rodea y también de su propio mundo.
Asimismo, la ciudad de Reggio Emilia cuenta con Remida, un centro de
reciclado creativo creado en 1996 como proyecto cultural para la
sustentabilidad, la creatividad y la investigación sobre los materiales de
desecho.
Imágenes del centro Remida
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Este proyecto original, constituye una de las propuestas más innovadoras
de esta pedagogía, en tanto que, ofrece a los educadores y niños
materiales de desecho que son aportados por la comunidad y las
empresas, que al ser recuperados, categorizados y transformados por el
centro, en objetivos para la actividad y la investigación educativa
muestran la íntima relación de las escuelas con la comunidad y el
compromiso de ésta con el proyecto educativo.
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El concepto de espacio
translúcido, transparente,
paredes que permiten
visualizar los diferentes
ambientes a manera de
grandes peceras que se
comunican.
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La metáfora de la segunda piel, el dinamismo del espacio, el uso de las formas, las paredes
conceptualizadas desde lo estético.
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El tipo de materiales propuestos desde el enfoque pedagógico y el trabajo de los niños
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Profesores Ana María García y Mario E. Reynaga
