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La fotografía en la Antioquia del siglo XX
Edwin Tobón Vásquez.
CC. 8105274
52 años después de que el pintor envigadeño Fermín Isaza, abriera en Medellín el primer
gabinete fotográfico, y terminada la guerra civil. Se reabren los estudios de Melitón
Rodríguez, Gonzalo Escobar, Daniel y Rafael Mesa, Benjamín de la Calle. Es entonces, y
gracias a estos y a otros fotógrafos, que la fotografía se vuelve testigo de la transformación
de la aldea en ciudad, del artesano en obrero, del coche en tranvía.
“Gracias al testimonio gráfico dejado por estos fotógrafos podemos hoy recuperar la
imagen de una ciudad que ha cambiado de fachada cada época.”1
Es a partir de 1915 que se da inicio a una popularización de la fotografía, esto en gran
medida gracias a las primeras cámaras y películas Kodak, distribuidas oficialmente en
Medellín por Oscar Duperly. Lo cual fomento un creciente grupo de aficionados que no
necesitaron tener conocimientos previos para practicarla.2
La técnica a su vez, va explorando nuevos rumbos. Benjamín de la Calle por ejemplo,
“realiza una serie de fotografías de un comerciante anunciando sus mercancías que pueden
ser el origen de la fotografía publicitaria.”3
Se da también un gran auge de las postales, que permiten a los fotógrafos realizar
fotomontajes sobre diferentes temas: estampas de ciudad, personajes políticos, alegorías
republicanas, etc.
Para el siglo XX, con el desarrollo de la fotografía, el fotógrafo de gabinete va perdiendo
importancia. Este no espera en su estudio a que venga el personaje, sino que sale a la calle
en busca del acontecimiento. Y es así como surge el reporterismo gráfico.
1 MEJÍA A., Juan Luis, La fotografía. En: Jorge Orlando Melo, Ed., Historia de Antioquia. Bogotá, Suramericana de Seguros, 1988. Pág.4522 Ver: LONDOÑO, Vélez, Santiago. Capítulo 8. “La popularización de la Fotografía”, en: Testigo Ocular La fotografía en Antioquia 1848-1950. Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2009. Pág. 1883 Mejía A., Juan Luis. OP CIT pág. 452
Los principales protagonistas, entusiastas o profesionales de la técnica y de las tendencias
de la fotografía en Antioquia se encuentran, gracias a su obra, bien definidos:
Rafael Mesa
Trabajaba en fotograbados para la ilustración de libros y periódicos como El Repertorio
Ilustrado, y El Montañez, siendo un verdadero pionero en este arte. En 1900 abre su
gabinete fotográfico independiente, dedicando particular atención a los exteriores urbanos e
interiores febriles y comerciales. A partir de 1920 combina la fotografía con el comercio.
Explora el retoque, la iluminación, la fotografía a color, la ampliación y edición de
negativos.
Benjamín de la Calle
Se traslada de Yarumal a Medellín en 1903, donde abre su propio estudio. Fue un
extraordinario retratista, tanto de las personalidades de la alta sociedad, como de los
humildes campesinos y trabajadores a quienes retrataba descalzos y con ruana. Se interesó
también por la vida que apenas empezaba a ser urbana en el Medellín de entonces.
Melitón Rodríguez
Rodríguez capto con su cámara una gran diversidad de aspectos dejando constancia de las
transformaciones en la región. Prácticamente cada una de las actividades económicas,
políticas, sociales y recreativas tanto de las grandes personalidades como de la gente del
común, quedaron registrados por su lente.
Francisco Mejía
El énfasis inicial de su carrera y elemento destacado en su obra fue la fotografía comercial
y publicitaria al servicio de la industria y el comercio; pero pronto y progresivamente
dedico también su atención al retrato, a los exteriores urbanos, a fotografiar las actividades
artísticas y la farándula.
Jorge Obando
Se inició en el oficio de la marquetería de imágenes religiosas, vírgenes, santos y corazones
de Jesús, Pero muy pronto decidió crear sus propias imágenes mediante la cámara
fotográfica. En 1923 abrió Foto Obando, esta se convirtió en una institución que debía estar
presente en todos aquellos eventos sociales de alguna significación, bautizos, primeras
comuniones y matrimonios.4
Tenemos entonces una variada gama tanto de usos como de tendencias, estilos y estéticas
en la fotografía del siglo XX. Esto puede ser apreciado en las diferentes inclinaciones de los
principales fotógrafos de la época.
En cuanto las tendencias tenemos:
Los retratos interiores
“El equipo, los negativos de vidrio y las sustancias químicas no eran fáciles de transportar
solo en un espacio cerrado podía instalarse el escenario de los sueños para retratar al
interesado, de tal manera que fuera posible producir y reproducir efectos ya estudiados y
conocidos por el fotógrafo”5
La importancia para el portador de estas fotografías radica en el poder evocar al amado
padre, la bondadosa madre desaparecida, la hermana o el novio ausentes. En el papel se
guardaban los rastros y allí estarían presentes para resucitar recuerdos.
Esto en cuanto a los formatos de menor tamaño, en donde la pieza de papel que contiene la
imagen adquiere un carácter íntimo de valor recordatorio.
Para los formatos mayores de la época, se suponía una puesta en escena. Dicho retrato
individual o colectivo se localiza en medio de una realidad inexistente que hace parte de
una ilusión posible solo en fantasías y es fijada para ser vista.6
Niños vivos y muertos
4 Ver: Congreso Nacional De Antropología, (Reunión como autor). Medellín: Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, 1989. PP- 13-14-15.5 LONDOÑO, Vélez, Santiago. Capitulo 6. “Benjamín de la Calle”, en: Testigo Ocular La fotografía en Antioquia 1848-1950. Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2009. Pág. 1566 Ver: Ibíd., pág. 158
El retrato de niños vivos representaba para los fotógrafos un desafió, hasta el punto que
muchos de ellos aumentaban sus tarifas para dicho trabajo. “Obtener la confianza del
pequeño, entretenerlo y conseguir la pose deseada, requería de enorme paciencia y del
desarrollo de habilidades, actividades y aplicación de trucos, descritos y enseñados en
publicaciones europeas especialidades.”7Por el contrario las fotos de fallecidos y en
particular las de los niños, en gran medida a causa del incremento de la tasa de mortalidad
infantil, fue una buena fuente de ingresos por el componente sentimental tan fuerte que
llevaban estas.8
Los niños vivos posan vestidos preferiblemente de marineros, con accesorios decorativos
como sombreros, flores cintas y moños. Pedestales y telones se usaban también para los
más especiales encargos. Los retratos del día de la primera comunión también eran muy
solicitados.
7 Ibíd., pág. 1608 IDEM
Los niños muertos aparecen solos, con ambos padres o con alguno de ellos. Generalmente
se les fotografiaba en un ataúd que hacía de última cuna; rodeado de rosas, azucenas o
follajes. Algunos con los ojos abiertos mirándonos desde el limbo.
En estos retratos fúnebres infantiles se pone en evidencia con gran claridad, la función que
cumplió la fotografía por su capacidad de conservar y legar una imagen. “Vistos hoy, ellos
poseen una extraña e intimidatoria belleza”9
Señoras y compañeras
9Ibíd., pág. 161
El matrimonio fue otro de los acontecimientos que requirió preservarse por medio de la
fotografía. Tomarse la foto del cambio de estado civil en un estudio se convirtió en parte de
la ceremonia conyugal. En estas fotografías se aprecia la moda dictada para la época,
vestido oscuro y velo blanco. En las ocasiones que la mujer no llevaba el velo, el fotógrafo
se veía obligado a retocar el negativo para producirlo. No deja de sorprender para la
actualidad, los rostros inexpresivos de las parejas de recién casados. “Requisitos de la
etiqueta y el decoro de entonces, o exigencia del fotógrafo, empeñado en lograr una imagen
nítida”, lo cierto es que los matrimonios allí retratados no quieren revelar ni dicha ni
tristeza.
Reproducciones religiosas
Las reproducciones de imágenes religiosas, tanto de estampas populares como de imágenes
de bulto, fue una buena fuente de ingresos para los fotógrafos hasta la aparición mecánica
en la industria editorial. La fotografía era un sistema de reproducción más rápido, exacto y
barato que cualquiera de los conocidos hasta entonces y no requería habilidades artísticas,
como el grabado o la litografía.
En el archivo De la Calle por ejemplo se conservan algunos
ejemplos que testimonian que el fotógrafo practicó este género durante algún tiempo y para
aumentar la productividad, en una placa reproducía numerosas estampas que, al copiarlas
en positivo podía cortar y vender por separado.
La fotografía entonces adquiere una dimensión estética, expresiva y cultural, crea y recrea
ambientes y atmosferas. A su vez permite ver detenido el pasado y crea afinidad e
identidad, nos muestra la herencia cultural, retrata costumbres y visiones de una población
determinada y de un periodo preciso, nos permite recordar, admirar, descubrir y hasta
atemorizar. Pero son documentos valiosos y testigo perdurable de nuestra historia cultural.