30

La Gran Ciudad 01

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Publicación trimestral de Fundación Metropolitana, una herramienta de trabajo que acerca elementos para facilitar y enriquecer el debate sobre la agenda metropolitana. En este número las problemáticas enfocadas son: Cuenca Hídrica Matanza – Riachuelo; y Aeroparque.

Citation preview

Page 1: La Gran Ciudad 01
Page 2: La Gran Ciudad 01

La

Gra

n C

iud

ad

1

Sumario

EDITORIALLa Gran Ciudad

Por Pedro Del Piero

NOTA 1ªCuenca Hídrica Matanza – Riachuelo

Por Matías Maciel / Valeria Groisman

NOTA 2ªAeroparque

Por Leandro Popik / Santiago Rivas

2 »

4 »

16 »

Page 3: La Gran Ciudad 01

La Gran Ciudad

Hoy lanzamos esta revista como propuesta para reflexionar sobre las necesidades

de quienes vivimos en esta "Gran Ciudad’, que es la Región Metropolitana de

Buenos Aires, y las decisiones que hacen a nuestra calidad de vida.

Deseamos aportar a un profundo debate de prioridades sobre dichas decisiones y

a su debida jerarquización. Hay visiones y estrategias que pueden y deben cote-

jarse con el fin explícito de construir un abordaje sistémico y continuo que per-

mita una mayor y mejor satisfacción de aquellas necesidades en tiempo, conteni-

do y forma.

Pensamos que estamos llenando un vacío y haciendo un aporte. En efecto, exis-

ten instancias de gobiernos locales en la región que se ocupan de los problemas

desde sus propias jurisdicciones políticas como son el Gobierno de la Ciudad de

Buenos Aires y los 23 municipios del Conurbano Bonaerense. Asimismo en dicha

región hay políticas y acciones del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y

del Gobierno Nacional en las materias de sus competencias específicas. Existen

también instituciones sectoriales para problemáticas específicas, como el caso del

CEAMSE, a pesar de lo cual no se ha logrado un tratamiento sistémico y conti-

nuo de las cuestiones de la región.

Este enfoque, sustantivo de esta publicación y del accionar de la Fundación Me-

tropolitana, es consecuente con la idea de brindar un servicio de encuentro entre

los distintos actores de la sociedad civil, el mercado y los distintos estamentos del

Estado, colaborando en la construcción de consensos enfrentando los principales

problemas o necesidades públicas que hay en la región y buscando articular es-

fuerzos comunes en la solución de dichos problemas.

Las particularidades de lo global y lo local son el signo de la época. Vivimos im-

pactos de lo global que condicionan fuertemente nuestras posibilidades de reali-

zación personal y colectiva, muy marcadamente en condicionamientos financie-

ros. Lo local está cada vez más exigido por demandas estructurales Empleo, se-

guridad, educación, salud se reclaman a gobernantes locales a la par de espacios

verdes, recolección de basura y alcantarillas. Sabemos que esas realidades del

mundo global y local nos obligan a un replanteo muy importante sobre los mo-

dos de abordar propuestas y soluciones.

Hay, además, problemas de la región metropolitana que están íntimamente vin-

culados a la falta de desarrollo de otras regiones del país así como de regiones de

otros países, en particular limítrofes Como ejemplo diremos que si se realizan de-

terminadas acciones en la parte alta o media de la cuenca de los ríos Paraná o

Uruguay las mismas tendrán impacto en la desembocadura de los mismos que es

el Río de la Plata. No tenemos dudas que como ciudadanos de esta Nación y de

este mundo debemos preocuparnos y ocupamos de lo que pasa en esas escalas.

EditorialStaff

La Gran Ciudad es una publicación de

la Fundación MetropolitanaEdición Nº 1 – Verano 2003San Martín 662 3º Piso of. C

(C1004AAN)Ciudad de Buenos Aires

TE. (011) 4394-0020/80/90 [email protected]

Personería jurídica 1657975/98. R.N.P.I: en trámite.

Page 4: La Gran Ciudad 01

Consejo de Administración PresidentePedro Del Piero

VicepresidenteJosé Antonio Basso

SecretarioFrancisco E. Tosi

TesoreroSergio Einaudi

VocalesSilvia BiondoArnaldo Bocco

Comité EjecutivoDirector EjecutivoClaudio Sabsay

Director de ProgramasRicardo Gerardi

Coordinación EjecutivaMarisú Petinari Ruth Del Piero

Comité DirectivoJulio BalbiJosé BassoSilvia CollinPedro Del PieroRicardo GerardiRubén GuillénClaudio Sabsay

Consejo HonorarioFelipe SoláJesús RodríguezLuis Pallaro

Grupo de ConsultaBeatriz NofalCarlos RaimundiJorge Remes LenicovDaniel SabsayPablo VinocurEduardo Reese

El Plenario Institucional estáintegrado por todos los arribamencionados.

Pero hemos decidido hacerlo parados desde este territorio que es la Región Me-

tropolitana Buenos Aires, La Gran Ciudad, tratando de poder incidir concreta-

mente en el mismo.

Nos ha animado emprender este enfoque y esta acción, el conocer inquietudes y

acciones de muchos ciudadanos y dirigentes de esta región. Nos animó también

el saber que muchas experiencias exitosas ene mundo se han concretado por ha-

ber logrado este enfoque sistémico y participativo a distintas regiones. Hemos

visto y vemos a diario valiosas experiencias de competitividad logradas desde la

construcción de lo regional.

Experiencias metropolitanas como Baltimore en Estados Unidos o Barcelona en

España, por citar sólo dos casos de países del hemisferio norte, son demostrativas

de cómo un proceso de planeamiento participativo y estratégico de dichas regio-

nes pudo articular los distintos actores y detectar las distintas necesidades regio-

nales, pudo consensuar estrategias, y pudo poner en marcha políticas públicas de

manera exitosa.

En nuestro país hay, aproximadamente, unos doscientos municipios que tienen

experiencias exitosas en este campo, destacándose entre ellas el caso de Rosario.

La Ciudad de Buenos Aires tiene planteada en su Constitución instrumentos co-

mo el planeamiento estratégico y el presupuesto participativo, y se han hecho

distintos pasos en su implementación en particular en lo relativo a planeamiento

urbano. En la región metropolitana hay también experiencias valiosas en otros

Municipios que se deben destacar, siendo la más avanzada de ellas el caso de

Campana. No queremos ser exhaustivos en todas las "semillas" y caminos em-

prendidos en esta dirección tanto en la región como fuera de ella.

Solamente queremos decir enfáticamente que pretendemos que nuestro aporte

tenga este mismo sentido o significado. Estamos convencidos que el poder polí-

tico y su ejercicio institucional -para ser eficaces y no simples manifestaciones

narcisistas, clientelares o corruptas- deben ser expresiones articuladas de los dis-

tintos poderes que hay en la sociedad, asentados en nuestro territorio, para resol-

ver las necesidades de los ciudadanos. Estamos convencidos de que las políticas

públicas deben ser el resultado de estos consensos y del poder puesto en acción.

A Usted, que es un decisor de nuestra Región Metropolitana Buenos Aires y un

habitante comprometido de La Gran Ciudad, lo convocamos a sumarse para que

nuestros esfuerzos y sacrificios redunden en una sociedad más competitiva, con

justicia y solidaridad. Ojalá que podamos concretarlo entre todos.

Pedro Del PieroDirector

Page 5: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iach

ue

lo |

La

Gra

n C

iud

ad

a Región Metropolitana Buenos Aires se extiende

sobre un conjunto de cuencas, entendidas éstas

como áreas de las cuales no se escapan aguas de

sus bordes, sino que corren hacia adentro. Se trata de

cuencas de distintas dimensiones e importancia. Lagunas,

esteros y arroyos desembocan en cursos de agua menores,

que a su vez a dan a alguna de las tres cuencas más impor-

tantes, todas tributarias de la Cuenca del Plata: la del río

Luján, al norte; la del Reconquista, en el centro; y la del

Matanza-Riachuelo, al sur. La cuenca hídrica Matanza-Ria-

chuelo tiene una superficie de 2240 kilómetros cuadrados,

es colectora de 60 afluentes, coincide con la región más

poblada e industrializada de la Argentina (afecta a parte de

la Capital Federal y a quince municipios de la Provincia de

Buenos Aires1) y vuelca sus aguas en el Río de la Plata.

"En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor

apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apesta-

ban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los

huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excre-

mentos de rata, las cocinas, a col podrida y grasa de carnero;

los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido;

los dormitorios, a sábanas grasientas a edredones húmedos y

al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apes-

taban a azufre, las curtiderías a lejías cáusticas, los matade-

ros, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a su-

dor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infecta-

dos, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no

eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malig-

nos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las

iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en

los palacios. El campesino apestaba como el clérigo, el oficial

de artesano como la esposa del maestro; apestaba la nobleza

entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero

y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en in-

vierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la ac-

tividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había

ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna

manifestación de vida incipiente o en decadencia que no fuera

acompañada de algún hedor 2".

El párrafo anterior pertenece a la novela El Perfume, del

escritor alemán Patrick Süskind, y con él introduce al lec-

tor en la París de fines de siglo XVIII. Y porque se trata de

un escenario de hace más de doscientos años, subraya: "un

hedor apenas concebible para el hombre moderno" . Definiti-

vamente, París ha cambiado.

En Buenos Aires, por el contrario, cualquier hombre mo-

derno puede experimentar uno de los mayores contrastes

de la Argentina actual. A pocos minutos del centro de la

Capital Federal, basta una recorrida por cualquiera de las

márgenes del Riachuelo para confirmar la validez de una

comparación entre la realidad que padecen más de tres mi-

llones de habitantes de la cuenca Matanza-Riachuelo con

la descripción que Süskind hace en su obra.

A pocos metros de las orillas y lo argo de cada curso de

agua de la cuenca, donde todo apesta, se erigen numerosos

asentamientos. Como en la París de fines de hace más de

dos siglos, cada rincón apesta: apestan las calles, apestan

las aguas, apestan los animales, apestan las viviendas. Las

montañas de basura se complementan con el río y confor-

man un paisaje absolutamente asqueroso.

El servicio de recolección de residuos es definitivamente

ineficiente (o insuficiente, o inexistente). Adultos y niños

están permanentemente expuestos a la inconmensurable

fuente de infección que representan los infinitos basurales,

porque las familias viven sobre basurales en medio de la

inmundicia. Según un estudio de la Organización Mundial

de la Salud, de cada cuatro hospitalizados en cama en la

Región Metropolitana, uno responde a enfermedades de

origen hídrico3. Fluidos industriales, vertidos cloacales, re-

siduos arrastrados por las inundaciones, descarga ilegal de

Cuenca HídricaMatanza – Riachuelo

L

1- Banco Interamericano de Desarrollo, Gestión Ambiental de la Cuenca Hídrica Matanza – Riachuelo, Resumen Ejecutivo. 2- Patrick Süskind, El perfume, historia de un asesino, Seix Barral, 1988.

Por Matías Maciel / Valeria Groisman

Page 6: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

5

basura: desechos y más desechos. De-

sechos propios y ajenos. Desechos

del hombre moderno. Desechos de

los millones de hombres modernos

que viven a minutos del área más

contaminada del país.

Asentamientos precariosEl curso inferior del Riachuelo con-

centra una cantidad considerable de

asentamientos precarios. Los datos

son algo inciertos, tanto por las difi-

cultades censales como por lo diná-

mico de la situación. Dentro de estas

limitaciones podemos decir que en

abril de 1999 la situación de este tipo

de asentamientos en un recorrido de

la cuenca a partir de la desembocadura

hacia el interior era la siguiente:

El nivel de contaminación es tal que

sus aguas no son aptas para el desa-

rrollo de la vida acuática e impiden

cualquier tipo de uso recreativo, con

o sin contacto directo.

Presenta tres secciones bien diferen-

ciadas: superior, media e inferior (ver

gráfico El curso del Matanza-Ria-

chuelo). La parte superior de la cuen-

ca se forma con el aporte de 232 cur-

sos que descargan sus aguas en río

Matanza, sin embargo son sólo tres

los arroyos que dan origen al sistema:

Rodriguez, Morales y Cañuelas. A su

vez, confluyen en el Rodríguez los

arroyos Castro y Cebey; en el Mora-

les, los arroyos La Paja, Piojo y Mon-

tañoso; mientras que en el Cañuelas,

el Gato y el Navarrete. También vier-

ten sus aguas en el Matanza los arro-

yos Aguirre, Chacón y Ortega.

En la cuenca viven más de tres millo-

nes de personas, de las que sólo el 45

por ciento tiene servicios cloacales y

el 65 por ciento agua potable. La den-

sidad de población varía significativa-

mente de un tramo a otro. Como

ejemplo de población del primer tra-

mo puede tomarse a Las Heras -que

presenta las mismas características

equilibradas típicas de las pequeñas

ciudades de la Provincia de Buenos

Aires- hasta las de gran concentra-

ción que se dan en el cauce inferior,

porque allí conviven las de más vieja

3- Fundación de los Cien, Situación y perspectivas de la Cuenca Hídrica Matanza Riachuelo, exposición del Arq. Néstor Gil Conners.

Page 7: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

urbanización con los hacinamientos

de los barrios precarios, de más re-

ciente población (ver gráfico Asenta-

mientos precarios).

Entre las actividades económicas del

área se destaca la industrial, con una

alta concentración de empresas quí-

micas (30 por ciento) y alimenticias

(35 por ciento). En menor escala,

curtiembres, frigoríficos, papeleras,

textiles y metalúrgicas (35 por cien-

to). El puerto, por su parte, concen-

tra actividades relacionadas con deri-

vados del petróleo y del gas. Sus pro-

blemas ambientales derivan de la fal-

ta de planificación, la rápida urbani-

zación, la carencia de fiscalización

del cumplimiento efectivo de la legis-

lación ambiental y la escasez de re-

cursos para el desarrollo de la infraes-

tructura. Cuatro factores se combi-

nan y vuelven crítica la situación am-

biental de la cuenca: las inundaciones

periódicas, los altos niveles de conta-

minación, el incontrolado desarrollo

urbano e industrial y una deficiente

cultura ambiental.

Existe una correlación directa entre

el grado de urbanización y el nivel de

contaminación: el área portuaria, la

zona industrializada, las villas Dia-

mante y Fiorito que acompañan el

curso hasta su desembocadura, las vi-

llas de emergencia alrededor de

Puente Pueyrredón y Avellaneda, y

todos los basurales ubicados en las

cercanías del Mercado Central, con-

forman el área de contaminación más

alta.

Junto con los ríos de la cuenca del río

Reconquista, los afluentes de la zona

oriental de la cuenca hídrica Matan-

za-Riachuelo son los más contamina-

dos de Argentina. Casi todos los

afluentes de la parte oriental de la

cuenca se clasifican, desde el punto

de vista ambiental, como gravemente

contaminados y sin posibilidades de

sustentar la vida acuática4 (ver grá�-co Sustancias más peligrosas vertidas

en la cuenca)

La longitud del colector principal es

de 64 kilómetros y el hecho de to-

marlo como un río sea tal vez otra de

las causas de su contaminación. No

debería entenderse a estos cursos de

agua como ríos sino como sistemas

de drenajes, y a éstos, a su vez, como

los canales de transporte de líquidos

generados por la naturaleza y los

fluidos producidos por la actividad

humana, que pueden ser biológicos

—efluentes cloacales- o industriales—

vertidos de plantas de producción.

Las industrias ubicadas en la cuenca

efectúan sus descargas en colectores

cloacales, pluviales o directamente al

suelo con un grado de tratamiento

que en la mayoría de los casos es nu-

4- Fundación Ciudad, Foro el agua en Buenos Aires, p.46.

Page 8: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

7

Page 9: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

lo o insuficiente. Casi la mitad de los vertidos contaminan-

tes son de orden industrial (45 por ciento), mientras que el

resto corresponde a las cloacas domiciliarias.

Respecto de la contaminación industrial, se ha realizado

un relevamiento y caracterización preliminar de los esta-

blecimientos industriales y especiales que se encuentran

radicados en la cuenca y alcanzan a 3076 industrias (con-

centrándose nada menos que el 89 por ciento de ellas -

2746 establecimientos- en los tramos medio e inferior).

Del total de industrias localizadas en el área, sólo 19 gene-

ran, en su proceso productivo el equivalente al 80 por

ciento de la contaminación que exhibe la cuenca (ver grá-

fico Acumulación de DBO).La utilización de ríos como cloacas es una práctica común

en todo el mundo puesto que la mayoría de ellos tienen

mecanismos de autodepuración. Esto es válido siempre

que el caudal que se vuelque no sea superior a la capacidad

de depuración del cauce y que se evite el vertido de sustan-

cias tóxicas o imposibles de dragarse naturalmente. Sin

embargo, siempre ha prevalecido en nuestro país el con-

cepto de que el agua tiene la capacidad para diluir todo lo

que recibe. Asimismo, también imperó la concepción de

que la contaminación de los cursos de agua es una conse-

cuencia inevitable del desarrollo5.

La falta de información, educación y participación comu-

nitaria produce en la sociedad una deficiente cultura am-

biental que agrava, de manera significativa, el problema.

Décadas de imprudencia, desidia y falta de sensibilidad co-

munitaria han convertido al río y a su zona de influencia

en un tejido enfermo. La comunidad ribereña se ha acos-

tumbrado y resignado a convivir con niveles de contami-

nación y riesgos inadmisibles.

En la actualidad no se realiza oficialmente ningún tipo de

monitoreo, no obstante se estima que se vierten alrededor

de 368 mil metros cúbicos de desechos domiciliarios y cer-

ca de 88.500 metros cúbicos de residuos industriales por

día. A su vez, e caudal mínimo promedio del curso es de al-

go más de 250 mil metros cúbicos diarios, de modo que po-

dría decirse que casi el total de lo que circula son desechos.

Últimas iniciativas Desde sus orígenes, no ha existido en la Argentina una

conciencia ni una necesidad de ocuparse de las cuestiones

ambientales. Más allá de una docena de iniciativas y bue-

nas intenciones a lo largo de los dos últimos siglos, nada se

ha conseguido para el saneamiento uno de los cursos de

agua más contaminados del mundo. Debe distinguirse la

política de erradicación de saladeros —y que consiguió la

autodepuración de las aguas- implementada durante la

presidencia de Domingo E. Sarmiento, luego de la epide-

mia de fiebre amarilla de 1871 (ver recuadro El riachuelo

en el tiempo).

En la década pasada, el Gobierno nacional, la Provincia de

Buenos Aires y la entonces Municipalidad de la Ciudad de

5- Greenpeace Argentina, Matanza-Riachuelo, Situación y opciones para la cuenca más negra de la Argentina, p. 2.

Page 10: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

9

Buenos Aires advirtieron la gravedad

de la situación ambiental y, en 1992,

como primera medida concreta de lu-

cha contra la contaminación de ori-

gen doméstico en el área, se firmó

una concesión por 30 años con la em-

presa Aguas Argentinas para mejorar

el abastecimiento de agua y propor-

cionar servicios de eliminación de

aguas residuales a siete millones de

habitantes de la región metropolitana

Buenos Aires. El área de la concesión

comprende la mayor parte de la cuen-

ca Matanza Riachuelo.

Más tarde, y decidido a abordar las

cuestiones ambientales de manera

más sistemática, el Gobierno nacional

puso en marcha una gestión ambiental

de defensa contra las inundaciones pa-

ra toda la cuenca hídrica. En 1993 se

aprobó un programa por 280 millo-

nes de dólares financiado por el Ban-

co Interamericano de Desarrollo

(BID) para la cuenca del Río Recon-

quista y se iniciaron conversaciones

relativas a un proyecto de protección

contra las inundaciones para la cuen-

ca del Río Paraná, por un valor de

500 millones de dólares.

Luego, también en 1993, el Gobierno

nacional creó la Secretaría de Recur-

sos Naturales y Ambiente Humano,

con el mandato de formular la políti-

ca nacional de medio ambiente. Casi

en simultáneo, el BID aprobó un

préstamo de 30 millones de dólares

para el fortalecimiento institucional

de la gestión ambiental, Programa de

Desarrollo Institucional Ambiental

(PRODIA).

En 1994 se otorgaron al Gobierno na-

cional facultades para intervenir en

cuestiones ambientales a nivel pro-

vincial, mediante la reforma de la

Constitución nacional, que le permi-

tió aplicar algunas normas mínimas

de protección ambiental en provincias.

En la provincia de Buenos Aires se

aprobó, en 1996, un decreto que re-

glamenta el otorgamiento de permi-

sos, con lo que culminó la creación

de un sistema jurídico viable para ha-

cer efectiva la reducción de la conta-

minación industrial.

Creación del Comité Ejecutor delPlan de Gestión Ambiental En este contexto, en 1993 se creó el

Comité Ejecutor del Plan de Gestión

Ambiental y Manejo de la cuenca

Fluvial Matanza - Riachuelo

(CEMR), como dependencia de la

Subsecretaría de Obras Públicas del

Ministerio de Economía, un ente tri-

partito con representantes de la Na-

ción, de la Provincia de Buenos Aires

y de la Ciudad de Buenos Aires.

El CEMR tenía por mandato específi-

co formular un plan de gestión am-

biental de la cuenca Matanza – Ria-

chuelo, que consistiría en un docu-

mento de planificación a mediano

plazo, las intervenciones contempla-

das estarían bajo su supervisión y se

financiarían con recursos del BID, de

los gobiernos nacional y provincial y

de otros donantes.

En 1995, el CEMR presentó un pri-

mer borrador del Plan de Gestión

Ambiental de la Cuenca Matanza-

Riachuelo (PGA) a un gran número

de ONGs y ciudadanos interesados.

Se presentaron tres alternativas de

programa: el primero preveía un es-

fuerzo modesto con énfasis en la me-

jora de la planificación y modestas

inversiones en obras de drenaje y

descontaminación para mejorar el as-

pecto del río; el segundo, consistía en

un esfuerzo modesto de inversiones

en los espacios públicos, mayor in-

versión en la defensa contra las inun-

daciones, y mejora de la calidad del

río en medida suficiente como para

permitir actividades de esparcimiento

sin contacto directo con las aguas; y,

Page 11: La Gran Ciudad 01

por último, el tercero, proponía un esfuerzo más amplio

que entrañaría inversiones sustanciales en los recintos pú-

blicos, espacios verdes y zonas de valor histórico, la solu-

ción de todos los problemas por inundaciones y la limpie-

za del río a un nivel suficiente que permitiera el contacto

físico con las aguas.

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

Page 12: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

11

Se concluyó en un amplio apoyo a un programa de control

de inundaciones y reducción de la contaminación. Quie-

nes asistieron manifestaron su preferencia por un progra-

ma que comprendiera la inversión de recursos considera-

bles en la defensa contra las inundaciones y la reducción

de la contaminación ambiental con modestas inversiones

en espacios verdes.

En septiembre de 1995, debido a la lentitud que se obser-

vaba en la preparación del proyecto y el profundo interés

de los funcionarios del Gobierno nacional, la responsabili-

dad de la formulación del plan se transfirió por decreto del

Poder Ejecutivo a la Secretaría de Recursos Ambientales y

Ambiente Humano, que en adelante se en cargó de la coor-

dinación de la labor del CEMR.

Además de asignarle la responsabilidad de la formulación

del plan, el decreto amplió también las funciones del Co-

mité, que desde entonces incluirían la ejecución del plan y

la coordinación interjurisdiccional de las medidas relacio-

nadas con la descontaminación de la cuenca.

Con esta reformulación, el personal y el presupuesto del

CEMR crecieron rápida y significativamente. En 1996, el

presupuesto anual llegó a ser de casi 10 millones de dóla-

res y, en 1997, de 18 millones de dólares. Con estos presu-

puestos se financiaron: en primer lugar, la preparación del

programa propuesto; luego, los sueldos de 21 técnicos

muy capacitados que se dedicaban a diversas disciplinas

ambientales; en tercer lugar, varias medidas relacionadas

con la descontaminación del río -incluida la remoción de

automóviles y botes abandonados y la limpieza de sus már-

genes- y, por último, el inicio del proceso de renegociación

de la concesión con Aguas Argentinas. Desde entonces, y

hasta el término de la gestión del gobierno de Carlos S.

Menem, no fue mucho lo que se hizo: se retiraron algunos

barcos y muelles hundidos, se comenzó con la recolección

de la basura flotante y, a fines de 1999, se creó el Programa

de Control de Contaminación Industrial (PCCI), con el

propósito de minimizar la generación de residuos indus-

triales.A tales efectos se firmaron convenios con 15 industrias pa-

ra estudiar sus vertidos. Los estudios fueron realizados y

los resultados les fueron enviados a las industrias, pero co-

mo no se firmó ningún compromiso de responsabilidad

Page 13: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

por parte de las empresas, nada las obligaba a revertir la si-

tuación.

Tampoco se hizo nada en cuanto al estudio de los barros

del fondo de la cuenca, limpieza del lecho y control de las

fuentes de contaminación domiciliarias, cloacales e indus-

triales.

En enero de 2000 asumieron las nuevas autoridades del

CEMR, con la conducción del Lic. Eduardo Epszteyn. Des-

pués de revisar algunos aspectos de la gestión anterior lan-

zaron un nuevo plan con el propósito de que la participa-

ción comunitaria se convierta en un eje de acción, funda-

mentalmente en lo que se refiere a lograr una reducción y

mejor manejo de la basura domiciliaria.

Según Epszteyn, "la solución al problema integral de la con-

taminación en el ámbito de la cuenca, no será jamás plena-

mente alcanzada si no se asume que todos somos responsa-

bles, que todos somos protagonistas y, en este sentido, la par-

ticipación de la comunidad tiene desde nuestra perspectiva

una importancia decididamente estratégica". Y agrega: "El

CEMR está convencido de que ninguna estrategia de sanea-

miento, mejora y recuperación del medio ambiente que se di-

señe podrá alcanzar niveles considerables de éxito si no cuen-

ta con la participación de la comunidad. En un primer esca-

lón, haciendo que ésta tome efectiva conciencia sobre los al-

cances de la situación en la cuenca, los posibles caminos para

su mejoramiento y el estratégico rol que pueden cumplir las

organizaciones de base comunitarias, instituciones educacio-

nales, religiosas cooperativas, uniones vecinales, etc., asu-

miendo responsabilidades directas en el saneamiento para el

mejoramiento ambiental".

El programa también prevé obras para evitar las inunda-

ciones, controlar los vertidos que hacen las industrias y

desactivar los basurales a cielo abierto que se encuentran

en el área de la cuenca. Según un estudio realizado por

las actuales autoridades del CEMR, durante la gestión

anterior y hasta marzo de 2000, ese organismo llevaba

invertidos algo más de 30 millones de pesos, de los cua-

les el 57 por ciento ($17.284.032) se había gastado en

estudios y consultoría, el 20 por ciento ($ 6.126.232) en

actividades de recolección de residuos, algo más del 17

por ciento ($ 5.283.327) en proyectos ejecutados y sólo

el 5 por ciento ($ 1.612,960) en obras concretas de sa-

neamiento (ver gráfico Inversión del CEMR hasta marzo

de 2000).

Page 14: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

13

El papel de Aguas ArgentinasAunque Aguas Argentinas asegura que no tienen nada

que ver con la contaminación de la cuenca, la descarga de

residuos cloacales constituye uno de los principales pro-

blemas. Según la empresa, no hay red cloacal que descar-

gue directamente en el Riachuelo, sino que toda la red

cloacal de Buenos Aires se vierte en plantas depuradoras

y los fluidos cloacales descargan, depurados en el río Ma-

tanza. No obstante, las plantas depuradoras prácticamen-

te no existen.

En rigor de verdad, las plantas que actualmente están en

funcionamiento son sólo dos y cubren solamente alrede-

dor del 3 por ciento de la población de la región metropo-

litana. Una de ellas está ubicada en Bancalari y tiene una

capacidad de procesamiento de algo más de 100 mil habi-

tantes, mientras que la otra se encuentra en las cercanías

de Ezeiza y procesa los desechos de alrededor de 250 mil

habitantes.

El Plan de Mejoras y Expansión del Servicio (PMES) pre-

sentado por Aguas Argentinas es un programa de inversio-

nes y de compromisos, que planifica el detalle de las obras

para el segundo plan quinquenal 1999-2003 y determina

los ingresos para obtener el equilibrio económico de la

concesión.

La inversión para todo el plan de obras es de 1106 millo-

nes de pesos y prevé:

• Expansión del servicio, mediante la instalación de agua

potable y desagües cloacales en el conurbano bonaerense.

• Renovación y rehabilitación, con el recambio de cañerías

que permitan mejorar la calidad presión de agua y conti-

nuidad de los servicios.

Bacterias coliformesLas bacterias coliformes, entre

ellas la Escherichia Coli, son mi-

croorganismos patógenos, que se

encuentran en el intestino de las

personas o de otras especies. Gene-

ralmente, son utilizadas en los aná-

lisis de calidad de las aguas, ya que

indican la presencia de descargas

cloacales domiciliarias. La Organi-

zación Mundial de la Salud (OMS)

recomienda un nivel O de colifor-

mes por cada 100 ml de agua para

poder ser consumida. Cabe aclarar

que este tipo de microorganismos

puede transmitir enfermedades co-

mo el cólera y la gastroenteritis,

entre otras patologías.

LegislaciónTanto la Constitución Nacional

(Art. 41), como las de la Provincia

de Buenos Aires (Art. 28) y de la

Ciudad de Buenos Aires (Art. 26),

establecen que sus ciudadanos

"tienen derecho a vivir en un am-

biente sano, limpio, equilibrado y

apto para el desarrollo humano, y

que en el caso de dañarlo, deberán

recomponerlo". También hacen re-

ferencia a la responsabilidad que

cada uno de los gobiernos tiene

con respecto a las problemáticas

ambientales. La Constitución de la

Nación Argentina (Art. 41) deter-

mina que le corresponde al "Go-

bierno nacional dictar normas que

definan los presupuestos mínimos de

protección del medio ambiente".Además, afirma que cualquier per-

sona puede presentar una acción

de amparo por violación de los de-

rechos relacionados con el medio

ambiente, en tanto y en cuanto no

exista otro mecanismo legal que

actúe en forma directa para la pro-

tección de dicho derecho (Art. 43).

Por otra parte, según el artículo

124, "corresponde a las provincias el

dominio originario de los recursos

naturales existentes en su territo-

rio". A su vez, la Constitución de la

Provincia de Buenos Aires señala

que le corresponde al gobierno

provincial planificar el aprovecha-

miento racional de los recursos na-

turales, controlar el impacto am-

biental que puedan provocar las

distintas actividades productivas e

impulsar acciones que eviten la

contaminación de las aguas (Art.

28). También debe asegurar políti-

cas que sirvan para conservar y re-

cuperar la calidad del agua. En la

Constitución de la Ciudad de Bue-

nos Aires de 1996 se determina

que el Gobierno debe desarrollar

una política de planeamiento y

gestión ambiental urbana integra-

da a las políticas de desarrollo eco-

nómico, social y cultural (Art. 27).

Con respecto a la cuenca Matanza-

Riachuelo, el gobierno porteño de-

be llevar a cabo un proceso que

promueva su protección, sanea-

miento, control de la contamina-

ción y mantenimiento de las zonas

costeras. Cabe aclarar, además, que

las tres constituciones hacen refe-

rencia al derecho de los ciudada-

nos a recibir información y educa-

ción ambientales.

Page 15: La Gran Ciudad 01

• Sistemas informáticos y equipa-

miento, a partir de la adecuación de

los sistemas informáticos, manteni-

miento y renovación de los equipos

técnicos.

• Plan de saneamiento integral, con

obras para mejorar el medio am-

biente, recuperar la ribera de Bue-

nos Aires y permitir la expansión

de las redes cloacales en la zona sur

del conurbano bonaerense (ver re-

cuadro Concesión de los servicios de

agua).

Acuerdo con el BIDEn noviembre de 1997 se aprobó un

programa para la ejecución del PGA

por el que el BID otorgaría un crédito

de 250 millones de dólares, al que se

sumaba un aporte local de contrapar-

tida por la misma cantidad extendido

por el Gobierno nacional. El plazo de

amortización del préstamo se fijó en

veinte años, mientras que el período

en el que se haría el desembolso sería

dentro de los cinco años de firmado

el acuerdo.

El acuerdo entre el BID y la Nación

Argentina —garante frente al crédito-

se cerró finalmente en febrero de

1998, pero posteriormente debían fir-

marse convenios entre la Nación y la

Provincia de Buenos Aires y entre la

Nación y la Ciudad de Buenos Aires,

que a su vez debían ser aprobados

previamente por sus respectivas legis-

laturas.

Los convenios subsidiarios de la Na-

ción con la Ciudad de Buenos Aires y

con la Provincia de Buenos Aires fue-

ron firmados a fines de 1999 y a fines

del año pasado, respectivamente.El resumen ejecutivo del BID señala:"El objetivo del Programa es mejorar lagestión de los recursos naturales de lacuenca Matanza-Riachuelo mediante lacoordinación de las medidos relaciona-das con el medio ambiente."Luego, entanto, agrega: "El Programa permitirá�nanciar los siguientes cuatro subpro-gramas: I) reducción de la contamina-

ción; II) obras de control de inundacio-

nes; III) manejo de residuos sólidos; y,

IV) rehabilitación urbana."

Problemática interjurisdiccionalLa cuenca Matanza-Riachuelo con-

forma un escenario complejo, con

una gran superposición de responsa-

bilidades gubernativas en lo que hace

a la planificación y a la implementa-

ción de políticas medioambientales y

relacionadas a los recursos hídricos.

El extremo oriental de la cuenca está

bajo la autoridad del Gobierno de la

Ciudad Autónoma de Buenos Aires,

en tanto que la parte central y occi-

dental están bajo la autoridad de la

Provincia de Buenos Aires. Estos go-

biernos tienen además sus propios

ministerios o secretarías de Obras y

Medio Ambiente, y su propia legisla-

ción local en materia de zonificación,

permisos y control ambiental. A su

vez, entran en juego las reglamenta-

ciones de 15 municipios, aunque es-

tas están supeditadas a la legislación

provincial en materia de medio am-

biente. También la legislación del go-

bierno nacional establece normas

ambientales mínimas que deben res-

petarse en la legislación provincial.

La superposición de jurisdicciones

no hace más que agravar la situación

y obstaculiza las posibilidades de in-

tervención, evidenciando la carencia

de una visión integral y el tratamien-

to sistémico del territorio.

Tienen competencia sobre el área de

la cuenca:

• Desde el Gobierno nacional: la Se-

cretaría de Servicios, la Subsecreta-

ría de Recursos Hídricos, la Secreta-

ría de Medio Ambiente.

• Desde la Provincia de Buenos Aires:

la Secretaría de política Ambiental,

AGOBA —en el futuro la autoridad

del agua-, y la Dirección Provincial

Hidráulica.

• Y, desde el Gobierno de la Ciudad

Autónoma de Buenos Aires, la Se-

cretaría de Medio Ambiente y la Di-rección Hidráulica dependiente dela Secretaría de Producción y Servi-cios.

Son múltiples los aspectos que a nivel

institucional o legal obstaculizan una

intervención interjurisdiccional ade-

cuada sobre la cuenca6:

• Indefinición legislativa a causa de

la superposición de normas de ori-

gen diverso, tanto sectorial como

local.

• Difícil aplicación y vacíos e incon-

sistencias normativas que hacen

muy difícil su aplicación.

• Superposición de competencia ju-

risdiccional en materia de regula-

ción del área.

• Heterogeneidad del área debido a la

presencia de zonas de alta concen-

tración urbana e industrial y de zo-

nas suburbanas y rurales; con dife-

rente normativa.

• Ordenamiento sistemático poco

efectivo e ineficiente debido a la

distribución de competencias y

funciones en distintas jurisdiccio-

nes.

• Falta de coordinación entre los pla-

nes municipales, provincial y na-

cional.

• Incapacidad de los organismos para

planificar y llevar a la práctica el

desarrollo sostenible, y de relacio-

nar la tendencia actual de promo-

ver la participación de la comuni-

dad, inclusión de la iniciativa priva-

da y el rol del estado.

• Ausencia de mecanismos integrado-

res entre la política ambiental y eco-

nómica a nivel provincial, nacional

y de la Ciudad de Buenos Aires.

Hoy por hoy el Comité Ejecutor tiene

a su cargo la responsabilidad de la

limpieza de la cuenca incluyendo el

hecho de que no siga contaminándo-

se, mientras que la autoridad o poder

de policía recae en la Secretaría de

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

6- Aguas Argentinas, Plan de mejoras y expansión del servicio, 1999 – 2003.

Page 16: La Gran Ciudad 01

Ma

tan

za R

iac

hu

elo

|

La

Gra

n C

iud

ad

15

Recursos Naturales y Desarrollo Sus-

tentable. Es decir, la responsabilidad

no está en e mismo lugar que la auto-

ridad.

En este contexto, se torna impres-

cindible la definición de los objeti-

vos a los que se quiere llegar con el

saneamiento de la cuenca (induda-

blemente, las acciones no serían las

mismas si se quisiera terminar con

olor que si se quisiera nadar en al-

gunos de los tramos de todo el cur-

so de agua) y, el diseño de una ins-

tancia institucional interjurisdiccio-

nal que concentre y delegue atribu-

ciones y responsabilidades en un

mismo organismo, de carácter tri-

partito y autosuficiente.

Tales atribuciones y responsabilida-

des deberían consistir en:

• Contar con una asignación presu-

puesto y la capacidad para manejar-

lo de manera autónoma.

• Formular un plan de gestión no só-

lo para la implementación de accio-

nes para el control de la contamina-

ción, sino fundamentalmente diri-

gidas al sanea miento de la cuenca,

determinando prioridades y fijando

plazos para su cumplimiento; y ca-

pacidad de fiscalización y poder de

policía frente a quienes viertan en

la cuenca líquidos sin tratamiento.

Precisamente, en esa dirección avan-

za actualmente el Comité Ejecutor

(ver gráfico Propuesta del Comité

Ejecutor), pues para hacer efectiva su

labor es necesario que posea un po-

der que centralice las facultades y el

poder policía, de manera que no sea

necesario negociar con el resto de las

entidades que tienen competencia so-

bre la cuenca para avanzar en la toma

de una decisión7.

Como recuadro, sin subtituloLas crónicas históricas que descri-

ben el Riachuelo de mediados del

siglo XVI, cuando se asentaron los

primeros europeos cerca de sus

márgenes, hablan de la riqueza de

su flora y de su fauna. Por aquel

tiempo, era un valle pantanoso que

se desbordaba con frecuencia a

causa de las inundaciones y daba

lugar a la formación de lagunas y

pantanos. Vegetación tupida, pre-

dominio de juncos y camalotes so-

bre la superficie de las aguas. Ma-

torrales de calafate, ñapindá y cac-

tus poblaban sus barrancas y ori-

llas. Más arriba, bosques de espini-

llos, porotillos, acacias, zarza mo-

ra, zarzaparrilla falsa y sauce colo-

rado. La fauna, a su vez, era varia-

da: sapos, ranas, culebras, víboras

e insectos en abundancia: alacra-

nes, grillos, tábanos, mosquitos,

langostas, mariposas. En tanto, los

animales más grandes que caracte-

rizaban a la zona eran el venado, el

yaguareté – que aparece como pu-

ma o pantera en diversas crónicas-

la nutria y cientos de especies de

pájaros. En las lagunas se podían

encontrar cigüeñas y flamencos,

mientras que teros, chajaes, marti-

netas, peludos y cuises poblaban

los llanos. En las aguas había man-

dubíes, pejerreyes, patíes, bogas y

hasta dorados8.

Definitivamente, como París, la

cuenca Matanza – Riachuelo ha

cambiado.

7- Comité Ejecutor Matanza Riachuelo, Propuesta de integración interjurisdiccional e interinstitucional para el manejo de la Cuenca Hídrica Matanza – Riachuelo.

8- Cagliani, Martín A. Historia del Riachuelo, en Círculo de Historia, n° 57, diciembre de 2000.

Page 17: La Gran Ciudad 01

Desde antes de su construcción, la ubicación del Aeropar-

que Jorge Newbery significó un tema de discusión para la

Ciudad de Buenos Aires. A pesar de la resistencia que exis-

tía en ese entonces, en 1947 se construyó la primera pista

y en 1949 ya operaba normalmente. Con el tiempo el aero-

puerto creció y la ciudad se adaptó a él. De todas maneras,

la ubicación siempre significó un obstáculo para su creci-

miento.

Con la desregulación del transporte aéreo que comenzó a

fines de los años ’80, la aviación comercial volvió a un de-

sarrollo similar al que había tenido hasta la crisis del petró-

leo, diez años antes. Esta desregulación alcanzó también a

nuestro país ya partir de entonces nuevas empresas apare-

cieron y las que ya existían crecieron de una manera im-

pensada anteriormente. De las existentes, Aerolíneas Ar-

gentinas y Austral, ahora en manos privadas, ampliaron

sus flotas; Lapa pasó de tener dos turbohélices Saab 340 de

treinta plazas a unos quince Boeing 737, dos 757 de 150

plazas; y Líneas Aéreas Entre Ríos empezó a viajar a Bue-

nos Aires desde Paraná. Además, aparecieron Pilmaiken,

Cata, Dinar y Southern Winds, a las que se sumaron por

un tiempo Andesmar, Lawsa, y otras empresas menores,

algunas especializadas en carga.

Entre 1989 y 1999, el Aeroparque tuvo un crecimiento del

60 por ciento en cuanto a los movimientos de aeronaves y

del 82 por ciento en cuanto a pasajeros, lo que se tradujo

en un congestionamiento de los vuelos. Este congestiona-

miento, por las dimensiones de aeroparque, significa que

la estación aérea está cerca del colapso. La capacidad máxi-

ma de Aeroparque es de ocho millones de pasajeros y de

180 mil movimientos por año (despegues o aterrizajes) y

con el crecimiento actual ya hay más de seis millones de

pasajeros y 140 mil movimientos. Por la ubicación que tie-

ne, no existen posibilidades de ampliarlo manteniendo las

recomendaciones de seguridad que establece la OACI (Or-

ganización de Aviación Civil Internacional). Por este moti-

vo a principios de los 90 se planteó el traslado a una nueva

ubicación y desde entonces fueron muchas las alternativas

que se tuvieron en cuenta.

Criterios para pensar solucionesAntes de establecer cuales son las distintas soluciones po-

sibles, hay que analizar cuales son los problemas principa-

les del aeropuerto: la seguridad y la operatividad.

1) LA SEGURIDADEl factor de la seguridad es el más importante a la hora de

definir las operaciones. La aviación se ha convertido en el

medio de transporte más seguro del mundo gracias al

constante énfasis que se pone en la seguridad. Según el in-

forme anual de la OACI, en el 2000, de los más de 1.500

millones de pasajeros transportados en vuelos comerciales,

menos de mil perdieron la vida en accidentes o incidentes.

La ubicación de la terminal aérea dentro de la ciudad gene-

ra algunas limitaciones en cuanto a seguridad como son la

altura de los obstáculos cercanos a la pista como edificios o

antenas, la ubicación de la avenida costanera, a muy corta

distancia de la pista y las calles de rodaje, la estación de

servicio Esso en la cabecera sur, el restaurante Cló Cló en

la cabecera norte, Parque Norte, Punta Carrasco, Costa

Salguero y otros lugares que están en las proximidades y

que afectan a la seguridad de las operaciones o que por su

cercanía pueden ser afectados por cualquier accidente que

ocurra en Aeroparque. La longitud de la pista (2100 me-

tros) y la cercanía de la reja perimetral y la avenida costa-

nera no brindan la seguridad suficiente para que una aero-

nave con fallos en el despegue pueda frenar con seguridad

(caso ocurrido en el accidente de Lapa del 31 de agosto de

1999). Además, el sobrevuelo de zonas urbanas en la apro-

AeroparquePor Leandro Popik / Santiago Rivas

Ae

rop

arq

ue

| L

a G

ran

Ciu

da

d

Page 18: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

17

Page 19: La Gran Ciudad 01

ximación deja poco margen para un

escape en caso de una emergencia

durante la fase de aproximación final

y aterrizaje. Una falla en los instantes

posteriores del despegue o en la fase

final de aterrizaje que genere una si-

tuación de emergencia puede provo-

car un accidente sobre la zona del

Punta Carrasco, Costa Salguero o

Parque Norte.

Un dato importante a tener en cuenta

es que la mayoría de los accidentes en

el mundo se producen durante el des-

pegue y el aterrizaje. Según la Esta-

dística Mundial de accidentes de

Aviones Comerciales de Transporte

Jets por Fase de Operación durante el

período 1958-1995 elaborada por Mc

Donnell Douglas Corporation (hoy

Boeing), el 88 por ciento se producen

en estas etapas del vuelo.

Construcciones aledañas queafectan a la seguridadLa existencia de dos estaciones de

servicio (EG3 y Esso) en las proximi-

dades afecta seriamente a la seguri-

dad en la operación del aeródromo.

La Fuerza Aérea Argentina ya alertó

varias veces sobre este tema al Go-

bierno de la Ciudad y a las empresas

interesadas.

Durante la 30 Reunión Regional de

Navegación Aérea para las Regiones

Caribe y Sudamérica de la OACI rea-

lizada en Buenos Aires en octubre de

1999 se requirieron diferentes ele-

mentos para el Aeroparque, de los

cuales solamente no cumplía con la

clave 4D para las aeronaves que pue-

den operar y que debe llevarse el an-

cho de pista a 45 metros. Los límites

de la plataforma deben contemplar

que las aeronaves no sean obstáculos

a la franja de pista, lo que no se pue-

de alcanzar en el actual emplaza-

miento. Tampoco puede alcanzarse

la operación sin restricciones de

aviones tipo B-757. La separación

entre la pista y la calle de rodaje de-

be ser mayor, con puntos de espera

en rodaje, lo cual tampoco puede al-

canzarse.

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

Page 20: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

19

2) FACTORES OPERATIVOS

a - Limitaciones

De acuerdo con las recomendaciones de la OACI en el

Anexo 14, ubicación de aeródromos, y Anexo 16, Medio

Ambiente, el Aeroparque Jorge Newbery tiene diversas li-

mitaciones en su operación, que se complicarán en el futu-

ro. Las principales limitaciones están en cuanto a obstácu-

los, niveles de ruido, saturación (cantidad de movimientos

dentro de determinado espacio) y horizonte de desarrollo

nulo (imposibilidad de ampliarse para hacer frente a la sa-

turación).

b - Aeronaves

La primera limitación es la de las aeronaves que pueden

operar. Actualmente el aeroparque responde a la codifica-

ción 4C de la OACI (Aviones tipo Boeing 737 de alrededor

de 125 plazas), aunque sería necesario llevarlo a la clave 41)

(aviones tipo Boeing 757 de 200 asientos), de acuerdo con

los últimos trabajos de planificación de navegación aérea.

La habilitación que posee permite la operación limitada de

aeronaves Clave D (más de 36 metros de envergadura co-

mo el Boeing 757). Esta limitación se hace evidente en la

plataforma de estacionamiento, donde la operación de más

de un avión de este tipo dificulta mucho la operación de

otros (Lapa nunca operó con sus dos Boeing 757-200 si-

multáneamente en la plataforma de aeroparque). Además,

la edificación del taller del Museo Nacional de Aeronáutica

se encuentra cerca de la calle de rodaje y la puntera del ala

de un Boeing 757 queda a muy corta distancia. Algo simi-

lar ocurre con la operación de aeronaves Boeing 707 (oca-

sionalmente operan aviones de la Fuerza Aérea de este ti-

po), Airbus A—310 (Aerolíneas Argentinas realizó algu-

nos vuelos desde Aeroparque con estos aparatos, aunque

prácticamente vacíos y con poca carga de combustible) y

Boeing 767 (LAPA realizó la presentación de este avión en

el Aeroparque).

El ancho de la pista (40 metros) restringe el giro de 1800

de aeronaves cuya base de ruedas y condición de maniobra

requiere condiciones mayores (en 1996 se despistó un

MD-93 de Aerolíneas cuando intentó un giro de este tipo).

La calle de rodaje no cumple con la distancia mínima de

alejamiento del eje de la pista, dificultando la operación si-

multánea de la pista y la calle de rodaje; la avenida costa-

nera tampoco lo cumple. La franja de pista debe extender-

se a 150 metros del eje de la pista a los costados y en las ca-

beceras. En ese espacio no debe haber ningún tipo de obje-

to, salvo los necesarios para la navegación aérea.

La plataforma se encuentra saturada en cuanto a su tama-

ño y es imposible su ampliación futura, limitando la canti-

dad y tamaño de las aeronaves, la operación de rampa y la

maniobra tanto de las aeronaves como de los equipos de

apoyo terrestre.

La OACI establece diferentes recomendaciones en las cua-

les define que la altura máxima que pueden tener los obs-

táculos que se encuentran en la proximidad de las cabece-

ras de las pistas (edificios, árboles, luces, carteles, torres,

antenas, etc.) es de 45 metros hasta cuatro kilómetros del

aeropuerto (en Buenos Aires significa que hasta Parque

Centenario no pueden haber edificios de más de 15 pisos).

La presencia de obstáculos origina limitaciones de seguri-

dad en cuanto a la visibilidad requerida para la operación

segura del aeropuerto. Además limita el peso máximo al

despegue de las aeronaves que operan (con la consiguiente

disminución de la carga paga) y puede imposibilitar la

operación de algunas aeronaves. Aeroparque tiene 197

obstáculos que generan limitaciones a la operación. Según

el Ingeniero Manuel Tanoira, director de Aeroísla SA. en el

puerto hay grúas de 85 metros de altura cuando están en

reposo y se necesitan grúas de 95 metros para que el puer-

to se desarrolle. Según aclara, estas grúas no fueron de-

nunciadas ante la Fuerza Aérea.

Además, otros limitadores son los circuitos de tránsito de ae-

ronaves (donde esperan antes de aterrizar), que deben reali-

zarse solamente por el Este para no volar sobre la ciudad.

Los pilotos deben poseer licencia de piloto comercial (no

están habilitados pilotos privados) y no pueden operar ae-

ronaves monomotores (excepto en algunas excepciones).

Page 21: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

| L

a G

ran

Ciu

da

d

c - Horizonte de Saturación.

Este aspecto se mide por diferentes

variables, que pueden ser la cantidad

de pasajeros por año o las operacio-

nes (despegues y aterrizajes). Las ins-

talaciones del aeropuerto y su ubica-

ción influyen directamente en estas

variables. La existencia de una sola

pista, sin calles de salida de alta velo-

cidad que permiten operaciones más

seguidas, las limitaciones en cuanto a

plataforma, que restringen la canti-

dad (35 posiciones como máximo pa-

ra aeronaves de gran porte que cons-

tituyen el 62% del tránsito del aeró-

dromo) y el tamaño del edificio hacen

casi imposible un aumento en la can-

tidad de operaciones. El promedio

mensual es de 13.582 movimientos,

con un pico de 14.780 mientras que la

capacidad máxima es de 14.400.

3) ASPECTOS AMBIENTALES

a - Ruido

Si bien está habilitado para operar las

24 horas, entre las 00:30 horas y las

5:30 las operaciones deben realizarse

con aviones de bajo nivel de ruido,

excepto vuelos sanitarios oficiales o

emergencias. Entre las 22:00 y las

08:00 no pueden hacerse pruebas de

motores.

Los vecinos del Aeroparque que viven

en Barrio Norte, Recoleta, Palermo,

Belgrano, Núñez, Vicente López, y

Olivos se quejan constantemente por

el ruido de los aviones además que en

las cercanías del aeropuerto resulta

insoportable el ruido cuando pasa al-

gún avión. Recordemos que a unos

700 metros se encuentra la Ciudad

Universitaria, donde se concentran

hasta 10.000 alumnos simultánea-

mente y donde los profesores deben

esperar a que pasen los aviones para

continuar con las clases porque éstos

pasan a sólo 100 metros de altura.

La DNA (Dirección Nacional de Ae-

ronavegabilidad) establece que a par-

tir del 31 de diciembre de 2003 no

podrán matricularse aviones que no

cumplan con el capítulo III (menos

nivel de ruido) y desde el 31 de di-

ciembre de 2005 deberá comenzar el

reemplazo de las aeronaves existentes

y no podrá volar más ninguna aero-

nave nacional o extranjera que no

cumpla este requisito en el país a par-

tir del 31 de diciembre de 2010.

b - Relación ciudadano- río

La Ciudad de Buenos Aires es tal vez

el único centro urbano del mundo

Aviones ruidososUno de los principales problemas del Aeroparque es el

ruido que generan los aviones. En muchos lugares de la

ciudad el impacto sonoro es de tal magnitud que resul-

ta insoportable. La cantidad de vuelos en las horas pico

empeora la situación. El problema principal radica en

los aviones que se usan, no todos los aviones generan el

mismo nivel de ruido. Hoy todos los motores de avia-

ción son diseñados para que tengan menor impacto so-

noro porque las recomendaciones para operación, que

en los próximos años serán normas, así lo exigen. Ar-

gentina se caracteriza desde hace mucho en tener flotas

viejas y ruidosas, con su máximo exponente en los BAC

1-11 que Austral retiró a partir de 1995. En la actuali-

dad, las flotas de las empresas aéreas están compuestas

por: Aerolíneas Argentinas y Austral, Boeing 737-200,

DC-9 y MD-83/8 que por su antigüedad son muy ruido-

sos. La privatización de la compañía preveía el reempla-

zo de la flota, lo que no sucedió. Dinar opera aviones

OC-9 y MD-83, mientras que Lapa posee una mezcla de

Boeing 737-200 y 137-700. Las dos variantes de 737

son casi iguales exteriormente, pero el —700 posee

nueva tecnología, incluyendo motores con muy bajo

nivel de ruido, el plan de la compañía era reemplazar

toda la flota de aviones viejos. Además tiene dos Boeing

757-200 que generan poco ruido. Southern Winds,

opera reactores Regional Jet con nueva tecnología y ba-

jo nivel de ruido, mientras que los demás aviones co-

merciales son turbohélices, cuyo impacto sonoro es mí-

nimo. Aviones comerciales que usan el aeropuerto en

capítulo II (más ruidosos): 62%. En capítulo III: 38%

Page 22: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

21

que teniendo un costa de las caracte-

rísticas que tiene, siempre le dio la es-

palda. Buenos Aires siempre creció

lejos del Río de la Plata y hoy es hora

de que los ciudadanos tengan la posi-

bilidad de recuperar la costa. Traba-

jos en ese sentido se efectuaron en la

zona Norte del Gran Buenos Aires y

en la Costanera Sur. La Costanera

Norte, en cambio, apenas fue objeto

de algunas mejoras. Si se agregan más

rellenos, la ciudad puede perder nue-

vamente este espacio mientras que si

el Aeroparque se va, se ganan cien

hectáreas de espacios verdes. Estos

dos puntos deben tenerse en cuenta a

la hora de definir los aspectos am-

bientales y la relación del aeropuerto

con la ciudad y de los habitantes con

el río.

Qué queremos del AeroparquePor todos los motivos antes expues-

tos, es necesaria una solución rápida

al problema del aeropuerto de Bue-

nos Aires, pero antes debe definirse

un tema más importante, que es cuál

es la función que debe cumplir el ae-

roparque dentro de nuestro Sistema

Nacional de Aeropuertos. Según el

brigadier mayor Horacio Oréfice, Co-

mandante de Regiones Aéreas de la

Fuerza Aérea Argentina (FAA), "a

partir de que la FAA deja de fijar políti-

cas y pasa a la Subsecretaría de Trans-

porte Aerocomercial la política fue la

no política y eso genera algún tipo de

problemas, porque el planteo no es si el

Aeroparque sí o no, sino el Aeroparque

para qué. Y el Aeroparque surge como

una respuesta a una política aeroco-

mercial interna del país ¿Queremos un

Aeroparque para Boeing 747, para

Cessna 182 o para monomotores?"

Además de Oréfice, Aeropuertos Ar-

gentina 2000 (AA200), las compañías

aéreas, la Asociación de Pilotos de Lí-

neas Aéreas, el ORSNA y la Asocia-

ción de Personal Técnico Aeronáuti-

co creen que es necesario fijar como

se desarrollará el transporte aeroco-

Page 23: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

| L

a G

ran

Ciu

da

d

mercial y luego definir que se hará

con el aeropuerto.

Según aclaran en la Subsecretaría de

Transporte Aerocomercial, existe una

política aerocomercial, lo que no hay

es una política aeronáutica. Hoy exis-

ten tres organismos que tienen inje-

rencia en el transporte aerocomercial:

la Fuerza Aérea, a través de Comando

de Regiones Aéreas, fija las políticas

en lo que se refiere al tránsito aéreo y

seguridad, el ORSNA en cuanto a los

aeropuertos y la Subsecretaría de

Transporte Aéreo en las rutas y fre-

cuencias de las empresas. El proble-

ma radica en que no hay coordina-

ción entre los tres sectores y así es

muy difícil trabajar, ya que a veces la

infraestructura de los aeropuertos no

se adecua al transito aéreo o a las fre-

cuencias de los vuelos o viceversa.

Según afirma un funcionario de la

Subsecretaria, se está trabajando para

que próximamente se cree un orga-

nismo que dirija a estos tres y coordi-

ne los trabajos, algo así como una Di-

rección Nacional de Aviación Civil,

algo que los operadores piden desde

hace muchos años.

Definiendo cual será la función del

Aeroparque, podemos definir el tama-

ño que necesitamos y entonces la ubi-

cación más óptima. Como ejemplo, el

Brigadier Oréfice plantea: "Suponga-

mos que establecemos que en el Aero-

parque solamente van a operar aerona-

ves a turbohélice. Los aviones a reac-

ción no operarán por la polución sono-

ra y el largo de la pista. En ese caso no

tengo porqué hacer una obra mayor. La

pista de aeroparque tiene el mismo lar-

go que el aeropuerto de La Guardia en

New York. La pista de aeroparque ¿es

larga o es corta? Depende de para qué

tipo de avión. El problema pasa porque

si dejamos una pista sola se satura con

la cantidad de aterrizajes y despegues.

La limitación actual es que la platafor-

ma no puede absorber los 180.000 mo-

vimientos anuales y de esta forma se es-

tá limitando el crecimiento de las em-

presas porque no pueden aumentar sus

operaciones. Si una ampliación se justi-

fica se justifican dos pistas, porque dos

pistas paralelas dan una capacidad de

operación mucho mayor. Si en Aeropar-

que aterrizan solamente turbohélices

puedo colocar un ILS con una pendiente

de planeo mayor, porque el turbohélice

permite frenar con sus motores en me-

nos espacio y puede absorber esta pen-

diente. Así alejamos la trayectoria de

aterrizaje de los obstáculos que están

en el terreno y hay menos ruido. ¿Qué

pasa con usar turbohélices para viajar

a distintos lugares? Con un turbohélice

de Aeroparque a Río Gallegos y otro

reactor desde Ezeiza, la gente elegirá

en que quiere llegar, en un caso tendrá

cinco horas y media y otro caso tendrá

tres horas. El usuario va a decidir y va a

hacer que la cantidad de movimientos

Page 24: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

baje en Aeroparque y sea una cantidad manejable para la segu-

ridad. Solamente con una política aerocomercial yo he resuelto

el problema del Aeroparque y no tengo que construir nada".

En caso de que se requiera un aeropuerto para uso nacio-

nal y regional, puede construirse un aeropuerto un poco

más grande, ya que las predicciones de mercado de Airbus

y Boeing especifican que el mercado latinoamericano de

aviones de pasajeros crecerá en los aviones de mediano

porte y pasillo único, tipo Airbus A-320 y Boeing 737. Es-

tos aparatos hoy pueden operar sin limitaciones en Aero-

parque, además son empleados por casi todas las empresas

latinoamericanas. El problema en este caso es la saturación

y las limitaciones actuales.

Si se quiere un aeropuerto que sirva de alternativa a Ezei-

za, para que operen aviones de fuselaje ancho, tipo Airbus

A-340 y Boeing 747 o 777, son necesarias una pista y pla-

taforma mayores. En estos dos casos, el Aeroparque y un

aeropuerto cercano no cumplen con algunas de las limita-

ciones ambientales (nivel de ruido) y de seguridad.

Habría que establecer: qué necesidad hay de contar con

una alternativa a Ezeiza que justifique una pista grande

cerca de la ciudad y el costo que implica. Cuántos pasaje-

ros vuelan en rutas que podrían operar aviones regionales

por su densidad y distancia. La necesidad de crear Hubs

(Centros de distribución, desde donde salen vuelos hacia

muchos destinos y se pueden hacer combinaciones) en el

interior para descentralizar las operaciones en Buenos Ai-

res disminuyendo el tráfico en Aeroparque, ya que muchos

pasajeros que llegan lo hacen porque deben pasar por Bue-

nos Aires para ir de una ciudad del Interior a otra.

Al descentralizar los servicios, disminuirá el tráfico de

aviones en Aeroparque. Los puentes aéreos con las ciuda-

des del interior se pueden realizar con aviones chicos, que

otorgan la posibilidad de ofrecer mayores frecuencias por

la cantidad de aviones (una empresa puede comprar más

aviones chicos por el precio de uno grande), tiene menor

índice de ruido, son más económicos para operar y ocupan

menos lugar en la plataforma, permitiendo la operación de

más aviones. Además usan menos pista, con lo cual el lar-

go de la pista de aeroparque es suficiente para cumplir las

recomendaciones de seguridad.

Permitiendo la llegada de vuelos regionales se puede impul-

sar la creación de un polo regional de negocios del MER CO-

SUR porque los hombres de negocios que vengan a la Argen-

tina tendrían el aeropuerto cerca de su lugar de trabajo.

La posibilidad de operar con aviones grandes y reemplazar

Ezeiza, un aeropuerto que no tiene problemas operativos

que no puedan resolverse, solamente traería la comodidad

para los usuarios del centro de estar cerca del aeropuerto

para vuelos largos, pero en un vuelo de 14 horas no se jus-

tifica la inversión para ganar media hora. Un aeropuerto

para este tipo de aeronaves necesita una pista de unos

3.000 metros de longitud. Además implica un alto índice

de ruido y no deberían sobrevolar zonas pobladas a baja al-

tura. El uso como aeropuerto de alternativa no justifica la

inversión, ya que los adelantos que tiene Ezeiza hacen que

muy pocas veces quede inoperativo.

El traslado de las operaciones a Ezeiza traería una satura-

ción del espacio aéreo, aumentando considerable mente el

riesgo de colisiones y el atraso de los vuelos. AA2000 no

tiene una solución clara sobre este tema y según Pablo Go-

doy, de la Dirección de Asuntos Corporativos de la empre-

sa "cuando se sepa el volumen de vuelos que se tendrá se va a

hacer un cálculo de operaciones. Eso se va a plantear cuando

haya una solución más concreta".

Otra opción analizada fue la transformación en un aero-

puerto de uso ejecutivo, trasladando las operaciones co-

merciales a Ezeiza. Seguramente no seria autosuficiente

económicamente, ya que las aeronaves ejecutivas repre-

sentan un 19% de las operaciones. Además las tasas que

pagan son en relación al peso máximo al despegue.

Mientras que Aeroparque tiene una relación Ingresos/Gas-

tos de 2,81, San Fernando, que opera este tipo de vuelos,

genera un 0,15 y es deficitario.

La última opción es limitar los vuelos a aquellos inferiores a

los 600 o 650km de distancia. Sólo el 36% de los vuelos está

en esa franja y además, muchas de estas ciudades son em-

pleadas como escalas en vuelos a otros destinos más lejanos.

23

Lagunas reguladorasAnte las constantes inundaciones producidas en la

Capital Federal durante las sudestadas por el desbor-

damiento de los distintos ríos que fluyen entubados

bajo ella, el Ing. Abel Fatala, Secretario de Obras y

Servicios Públicos del GCBA especificó la necesidad

de construir lagunas reguladoras en la desembocadu-

ra de Los tres arroyos que están en la zona norte de la

Capital. Estos arroyos son el Maldonado, el Vega y el

Medrano. Las Lagunas reguladoras funcionan de la

siguiente manera: cuando hay sudestada, la crecida

del río funciona como tapón para los arroyos y éstos

se desbordan en la ciudad generando inundaciones.

Como el Río de la Plata por su extensión, funciona

como mar, tiene mareas. A través de las lagunas, se

mantiene en ellas un nivel igual al del río cuando hay

marea baja y cuando hay sudestada se cierran las ex-

clusas para que no entre más agua del río, permitien-

do que los arroyos fluyan libremente hasta las lagu-

nas. Además, mediante bombas de achique se puede

enviar parte de esta agua al río, para que las lagunas

sigan recibiendo el flujo sin desbordarse. Estas ideas

pueden adaptarse perfectamente a los dos proyectos

de aeropuertos sobre el río.

Page 25: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

| L

a G

ran

Ciu

da

d

Page 26: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

25

La búsqueda de soluciones (1998-2001)Desde que se creó el Aeroparque existieron proyectos con

ubicaciones alternativas. En ese entonces existía el aero-

puerto de Pacheco y se empleaban los de Morón y Quilmes

en vuelos comerciales. En 1938 se proyecté la primera ae-

roísla, en el lugar donde hoy se encuentra la reserva ecoló-

gica. A este proyecto se sucedieron al menos otros nueve,

con diferentes tamaños.

Cuando se comenzó a tratar el futuro del Aeroparque Jorge

Newbery, surgió nuevamente la idea de ampliarlo donde

está, un relleno costero, una aeroísla, el traslado a Ezeiza,

Quilmes, Campo de Mayo y Morón, entre otras.

Actualmente Buenos Aires tiene diez aeropuertos con po-

tencial de desarrollo, sin contar aeroclubes. Sin analizar

Ezeiza y Aeroparque los restantes son: el Aeródromo La

Plata que por la distancia puede ser empleado para carga

aérea, pero no se justifican operaciones de pasajeros, igual

que la Base Aérea Militar Mariano Moreno, en José C. Paz,

el de Don Torcuato no tiene posibilidades de expansión, al

igual que San Fernando aunque pueden absorber la opera-

ción de aeronaves de pequeño porte. La Base Aérea Militar

de El Palomar tiene las mismas limitaciones que San Fer-

nando, mientras que Morón, con la pista más larga del país

y amplios terrenos, tiene la limitación de sobre volar el

centro de Morón que tiene edificios; Quilmes, tiene la li-

mitación del sobrevuelo de zona urbana, la proximidad al

centro de Quilmes y la cantidad de obras necesarias para

su uso intensivo como aeropuerto comercial; Campo de

Mayo tiene la limitación del sobrevuelo de zonas urbanas.

De este análisis se deduce que la mejor ubicación es, si se

quiere un aeropuerto acorde al crecimiento de los vuelos

de cabotaje, alejada de la ciudad, pero esto significa un ae-

ropuerto incómodo para los pasajeros, ya que, según una

encuesta realizada por la asociación Proconsumer, el 68,2

por ciento de los usuarios del Aeroparque vive o trabaja en

las inmediaciones. Otra encuesta realizada en 1999 por la

Facultad de Ciencias Económicas de la UBA arrojó el re-

sultado de que el 82 por ciento de los encuestados estuvo a

favor de que el aeroparque quede donde está. Un 70 por

ciento de los usuarios vuela por razones de trabajo. El Go-

bierno de la Ciudad, por su parte, se mostró interesado en

que el aeropuerto permanezca en la ciudad.

Page 27: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

Así, quedaron tres ideas básicas, una

era llevar todo a Ezeiza, otra era ade-

cuar Aeroparque y restringir su creci-

miento, operando tal vez en conjunto

con Ezeiza, y la tercera era construir

un nuevo aeropuerto en algún lugar

del río frente a la ciudad. En 1995 na-

ció la idea de una aeroísla, o sea, un

aeropuerto en una isla artificial sobre

el Río de la Plata. El proyecto contó

con el apoyo del entonces presidente

de la Nación Carlos Menem, quien

anunció que se iba a hacer la aeroísla,

sin contar con los apoyos suficientes

para concretar el anuncio. Luego le

dio el estudio al ingeniero Álvaro Al-

sogaray para que lo analizara y aquel

señaló que para hacerlo más viable

habría que absorber las operaciones

de Ezeiza también.

De esta manera el proyecto inicial

que preveía una isla un poco mayor al

aeroparque actual creció más del do-

ble. Con el tiempo se volvió al pro-

yecto original de 200 hectáreas.

A principios de 1998, 32 aeropuertos

nacionales, incluyendo Aeroparque y

Ezeiza fueron adjudicados al consor-

cio AA2000, presidido por el empre-

sario Eduardo Eurnekián. En la lici-

tación se establecía que el Aeropar-

que debía ser trasladado a Ezeiza an-

tes de 2005. Poco después AA2000

anunció que preferían dejar el aero-

puerto donde estaba o construirlo so-

bre el río porque el Gobierno de la

Ciudad prefería dejarlo en la ciudad.

Luego presentaron un proyecto de

mantener el Aeroparque como un

City Airport (un aeropuerto de baja

densidad de movimientos para vuelos

a cortas distancias con aviones chi-

cos, con operaciones de aviones pe-

queños en su mayoría a turbohélice.

Este plan fue apoyado por el ORSNA.

El 15 de junio de 1999 se realizó una

audiencia pública donde por primera

vez se expusieron las opiniones de los

interesados, aunque sin lograrse

acuerdo sobre la solución. El presi-

dente de la audiencia, el doctor Agus-

tín Gordillo concluyó que prevalecía

el interés por dejarlo donde está.

El 31 de agosto de 1999 se estrelló un

Boeing 737-200 de Lapa cuando des-

pegaba del Aeroparque causando 63

muertos entre los 103 ocupantes del

avión y un muerto en tierra. El acci-

dente se produjo porque el piloto no

configuró correctamente el avión pa-

ra el despegue y desoyó la alarma.

Cuando intentó levantar vuelo la ae-

ronave continuó carreteando, salió

del perímetro del aeropuerto, cruzó

la avenida Costanera y se estrelló en

el complejo Punta Carrasco. El acci-

dente podría haber sido peor de no

haber estado en colorado el semáforo

en el cruce con la Avenida Sarmiento.

Luego del accidente el Gobierno de la

Ciudad con el apoyo del nacional de-

cidió en 1999 el traslado a Ezeiza en

tres meses, aunque Ernesto Gutié-

rrez, CEO de AA2000 especificó ante

el Congreso Nacional que el traslado

no podía hacerse antes de dos años y

medio. Poco después cuando llegó a

la presidencia el Dr. Femando de la

Rúa asumió la postura del Gobierno

de la Ciudad anterior al accidente de

que se mantuviera en su ubicación

actual. El 14 de noviembre de 1999

AA2000 presentó un proyecto para

ampliar el aeroparque con un relleno

costero, idea del estudio AFFZ que

incluía lagunas reguladoras en la de-

sembocadura de los arroyos Maldo-

nado y Vega. Otra opción era cons-

truir la isla sobre pilotes que no afec-

taran en gran medida el curso del

agua. En ambos casos la estación se-

ría la actual con algunas modificacio-

nes. El arquitecto Carlos Louzán pro-

puso otra idea de relleno costero con

un aeropuerto que absorbiera las ope-

raciones de Ezeiza. En ese entonces

se propuso un plebiscito que luego

fue descartado.

El 15 de marzo de 2000 el Ministro

de Infraestructura y Vivienda, Nico-

lás Gallo, a través de la Resolución 53

creó una comisión interjurisdiccional

en el ámbito del ORSNA integrada

por miembros de la Fuerza Aérea, la

Secretaría de Transporte y el Gobier-

no de la Ciudad. Esta Comisión, co-

nocida como Comisión 53, tenía la

función de analizar la situación ac-

tual del aeroparque, tratar las distin-

tas alternativas y buscar la mejor so-

lución.

Los proyectos de solución al proble-

ma del Aeroparque presentados a la

Comisión 53 fueron doce:

• Traslado a Ezeiza con conexión fe-

rroviaria (Aeropuertos Argentina

2000).

• Alargue de las pistas existentes (dos

ideas: ILM, Dunkler y Mitterhoffer).

• Modificar al aeroparque dentro de

los límites actuales (AA2000).

• Relleno costero (El estudio AFFZ

presentó dos versiones, seguidos por

Carlos Louzán y H.M. Dunider).

• Aeroísla (INTMACO, Copiga y

otros formando Aeroísla SA. con

dos variantes, una frente al aeropar-

que y otra frente al puerto y el Om-

niport en dos versiones).

Esta comisión presentó el 31 de agos-

to de 2000 su informe, en el que se

dio el mayor puntaje al proyecto del

relleno costero.

Metodología de evaluación de la Comisión 53 y propuestas ganadorasPara la evaluación de los distintos

proyectos se estableció cual sería el

aeropuerto ideal de acuerdo a lo que

se requería según la información con

la que contaba la comisión y en base

a eso se definió un sistema de pun-

tuaciones para las distintas variables

divididas en cuatro capítulos diferen-

tes: Operatividad Aeronáutica, As-

pectos Urbanos, Aspectos Ambienta-

les y Costos de Inversión y Operati-

vos. El puntaje máximo posible era

de seis considerándose a 4 como sufi-

ciente, correspondiendo 1,8 a la Ope-

ratividad Aeronáutica ya Costos de

Inversión, y 1,2 a los Aspectos Urba-

nos y los Aspectos Ambientales.

La Comisión 53 presentó el 31 de

agosto su Informe Ejecutivo seguido el

22 de septiembre por el informe final

Page 28: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

27

presentado por el ORSNA. Este segundo informe, es el

mismo pero presenta el subcapítulo riesgo dentro de los

costos de inversión. Además, el primero estableció tres va-

riables que fueron consideradas excluyentes: seguridad de

la operación, el cierre del anillo de autopistas y la minimi-

zación del impacto sonoro. El segundo agregó la existencia

de financiamiento y las cláusulas contractuales del contra-

to de concesión. De todas maneras, el Informa Final fue

Page 29: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

| L

a G

ran

Ciu

da

d

hecho en nombre de la Comisión; aunque ésta no partici-

pó en su elaboración. Según los dos informes, tres de los proyectos cumplieron

con las variables excluyentes aunque con distintas puntua-

ciones. La permanencia en el predio actual no cumplía con

ninguna, excepto con la finalización de la autopista Illia.

Solamente Ezeiza cumplía con las variables agregadas en el

informe final y el proyecto del Omniport, no superó la va-

riable excluyente sobre obstáculos.

El que obtuvo mayor puntuación (4,42 puntos según el in-

forme ejecutivo y 4,34 según el informe final) fue el relleno

costero AFZZ-1, segundo por la Aeroísla (4,20 y 4,09 pun-

tos) y el traslado a Ezeiza (4,09 y 4,00 respectivamente)

En el aspecto de la operatividad aeronáutica, el relleno

costero fue el que tuvo la mayor puntuación (1,77 puntos

en ambos informes). En los demás capítulos, los proyectos

que obtuvieron mayor puntuación fueron el Omniport y el

de mantener la ubicación actual. Los proyectos de rellenos

y aeroísla obtuvieron baja puntuación en el aspecto am-

biental porque se desconoce el impacto que tendría en el

río su construcción.El traslado a Ezeiza, además, supone un costo anual extra

a los usuarios de 75 millones de dólares por año y una dis-

minución del 20% en la venta de pasajes de cabotaje.

La diferencia entre los dos informes trajo una gran discusión

sobre la validez de los mismos. El informe final fue presen-

tado por el ORSNA al Gobierno de la Ciudad y al Gobierno

Nacional y fue tenido en cuenta para la firma de un conve-

nio entre José Luis Machinea, representando al Ministerio

de Infraestructura, y Aníbal Ibarra, el 19 de diciembre de

2000 por el cual se acordó que el aeroparque sería traslada-

do al relleno costero (Proyecto del estudio AFFZ) y los te-

rrenos actuales se usarían para espacios verdes.

El 12 y 13 de marzo de 2001 se realizó una audiencia pú-

blica para tratar el tema. Previamente, los días 8 y se efec-

tuó un seminario preparatorio donde se expusieron las

distintas alternativas y posiciones.

Las conclusiones de la audiencia, según su presidenta, la

Diputada de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Bue-

nos Aires, María Laura Leguizamón, demostraron la falta

de una política aerocomercial, de un estudio de impacto

ambiental serio para los tres proyectos y de informes de

viabilidad económica. También se cuestionó la presenta-

ción del informe final, que difería del informe ejecutivo.

Las principales críticas frieron las diferencias en la puntua-

ción de las propuestas y la presentación de las soluciones

en el segundo informe, sin tratar los proyectos en particu-

lar sino como diferentes alternativas (concentración en

Ezeiza, permanencia en el predio actual, relleno costero,

aeroísla y aeroísla con puerto- omniport).

La falta de política aerocomercial es el tema sobre el que

más insisten los organismos como la Fuerza Aérea, el ORS-

NA y empresas como el concesionario y las líneas aéreas,

que son quienes más saben del tema.

En cuanto al impacto ambiental, el proyecto de la Aeroísla

tiene un estudio que, según especificó Manuel Tanoira, "se

hizo con perforaciones y costó cinco millones de dólares, au-

ditado por el gobierno de Holanda, por el INCIT y por la Se-

cretaría de Recursos Naturales. El Ministerio de Aguas de Ho-

landa nos hizo subir 50 centímetros la altura de la isla. Fue

hecho bajo las normas del Banco Mundial, porque dicen que

en la Argentina no hay leyes ambientales suficientemente es-

trictas como para basarlo y si el estudio tiene que ser finan-

ciado por el Banco Mundial está hecho bajo sus normas". Se-

gún él, el único impacto ambiental sería una mayor sedi-

mentación de aproximadamente 200 metros de longitud

aguas abajo y arriba de la isla. "Si hace falta, se manda una

draga cada cinco años para remover lo que está aflorando. El

efecto, como es un embudo, es aligerar la corriente".

Ricardo Ferluga, del estudio AFFZ también afirma que tie-

nen un análisis ambiental, aunque no especificó los alcan-

ces. Según aclara Ferluga "el efecto en la sedimentación va a

ser muy poco porque el relleno sigue la línea de la costa".

En el caso del traslado a Ezeiza, no hay ningún estudio

ambiental por el momento. De todas maneras, como afir-

ma la diputada Leguizamón, "ninguno de los informes am-

bientales fue presentado ante la Legislatura o la Comisión

53", aunque recientemente se firmó un acuerdo entre el

Gobierno de la Ciudad y la Universidad de Buenos Aires

para la realización de ese estudio.

En cuanto a las recomendaciones de la OAC, la Fuerza Aé-

rea dijo que en el caso de un aeropuerto nuevo éstas se

convierten en normas.

El relleno por refuladoEl río en el sector de la aeroísla y el relleno costero tie-

ne dos metros de profundidad. Para hacer el relleno,

primero se construye un muro protector, que luego

quedará alrededor del relleno como un muelle. Luego

se drena el agua y comienza el relleno. Se usará arena,

no limo del fondo porque tarda mucho en drenar. Se

sacan 25 metros de arcilla y se llega a la arena que hay

abajo. Se pone sobre el limo que hay arriba y en dos

años y medio se asienta 3 metros, en los siguientes 30

años se asienta 30 centímetros más. La altura final tie-

ne que ser de 3,3 metros por encima de la altura final

de la plataforma, que son 5 metros sobre el nivel del

Riachuelo y toda la plataforma, las pistas y demás de-

ben estar a esa altura. La terminal va a ser de hormigón

tipo caja de zapatos, se construye con pilotes hincados

a la arena para que no se mueva. El problema es el

asentamiento diferencial, la arena tiene distintas resis-

tencias y se asienta más en una parte que otra, de mo-

do que se va desparramando la arena para que quede

parejo. Tiene un sistema de drenaje cada dos metros

que se hinca hasta la arena y permite que toda el agua

salga por arriba y apure el asentamiento.

Page 30: La Gran Ciudad 01

Ae

rop

arq

ue

|

La

Gra

n C

iud

ad

29

ConclusionesActualmente se están tratando distin-

tas propuestas de ubicaciones para el

futuro del Aeroparque en base a ideas

o proyectos con distinto grado de de-

sarrollo, lo cual ya fue reconocido

por la Comisión 53. La Legislatura de

Buenos Aires se encuentra tratando el

tema con la intención de buscar una

mejor solución para la ubicación.

Hay consenso entre todos los partici-

pantes de la discusión de que la Ciu-

dad de Buenos Aires necesita y quiere

su aeropuerto. Esta opinión se volcó

en la audiencia pública de 1999 y la de

marzo de 2001. Además los usuarios

demostraron que prefieren que el Ae-

roparque se quede donde está. Distin-

tos estudios y consultores discuten en-

tre sí y con el concesionario por la me-

jor ubicación pero lo que falta es tratar

el terna de Aeroparque dentro de un

sistema nacional y metropolitano de

aeropuertos en base a una política ae-

rocomercial nacional. Esto es respon-

sabilidad de la Subsecretaría de Trans-

porte Aerocomercial, de pendiente de

la Secretaría de Transporte. Según

coinciden el Brigadier Oréfice y Julio

Semería -Gerente de Comunicación

con los Usuarios del ORSNA- hay que

definir "para qué se quiere el aeropar-

que". En base a eso se debe definir una

ubicación y luego empezar a trabajar

con las propuestas que se presenten y

con proyectos concretos, no ideas.

Como se definió más arriba, hay dis-

tintas posibilidades para un aeropuer-

to: un aeropuerto para poca densidad,

un City Airport, un aeropuerto igual,

un polo regional para el cono sur, un

aeropuerto que sirva de alternativa a

Ezeiza o unificar ambos aeropuertos.

De estas alternativas, un aeropuerto

para poca densidad generaría que si

los demás vuelos son trasladados a

Ezeiza, éste se congestione y tenga li-

mitada su capacidad de crecimiento.

Con un aeropuerto igual no se solu-

ciona nada y las cosas siguen como

están, no es una solución. Si se cons-

truye un aeropuerto que sirva como

alternativa a Ezeiza o un nuevo aero-

puerto para unificar las operaciones

de los dos la inversión en infraestruc-

tura es mucho mayor. Hacer un relle-

no con refulado cuesta cien dólares

por metro cuadrado, de modo que

hay que tener en cuenta este valor pa-

ra definir el tamaño del aeropuerto en

función de lo que se necesite. No es

cuestión de hacer un aeropuerto gi-

gante con un costo enorme para que

después quede sobredimensionado.

Desactivar Ezeiza no es una buena

opción ya que significa hacer una

obra que no tiene razón de ser, no

hay justificativo para mudar Ezeiza.

Usar el nuevo aeropuerto como alter-

nativa sirve por comodidad, pero con

los instrumentos que posee Ezeiza y

los que se pueden agregar, con una

inversión chica este aeropuerto esta-

ría casi siempre operativo y no se jus-

tifica la inversión en una pista muy

grande para que unas pocas veces al

año los aviones sean derivados allí en

lugar de Córdoba o Montevideo.

Así, las dos opciones más interesantes

son, en primer lugar, hacer un City

Airport para vuelos regionales, con li-

mitaciones al tipo de avión pero sin li-

mitaciones de distancia, con muy poca

inversión pero como medida transito-

ria porque saturaría en cierta medida a

Ezeiza. La otra alternativa es hacer un

aeropuerto mediano, con una pista de

entre 2500 y 3000 metros de longitud

para que se emplee como Hub del

MERCOSUR. Allí podrían llegar los

aviones de los países del cono sur o

Latinoamérica, y partir vuelos al inte-

rior. Este aeropuerto estaría limitado

para aeronaves 4D ó 4E y eventual-

mente podría usarse como alternativa,

aunque con ciertas limitaciones. Sirve

como importante centro para el desa-

rrollo de la región y volvería más com-

petitiva a la ciudad insertándola como

un centro de negocios y turismo.

Si se opta por la primera de estas dos

opciones, es conveniente dejar el aero-

puerto donde está, con algunas mejo-

ras. En el caso de la segunda opción,

resulta inviable por las dimensiones

del terreno en el que hoy se encuentra

el aeroparque, así como trasladarlo a

Ezeiza, ya que este aeropuerto debe es-

tar cerca del emplazamiento actual por

que seria empleado por turistas y hom-

bres de negocios que se dirigen al cen-

tro. Esta idea de un Hub ya fue desa-

rrollada en San Pablo, Santiago de Chi-

le y Santa Cruz de la Sierra, mientras se

está desarrollando en Montevideo.

Así, quedan las opciones del relleno

costero y la Aeroísla, que siguen es-

tando cerca del centro de la ciudad.

Por el tráfico que tendría un aero-

puerto de estas características, el re-

lleno continuaría con las limitaciones

actuales en cuanto al ruido, sobre-

vuelo de la ciudad y del puerto.

Además, tiene pocas posibilidades de

expansión por la construcción de una

avenida costanera alrededor. La plata-

forma tampoco tiene grandes posibi-

lidades de expansión, excepto que

vaya ocupando parte de los terrenos

actuales del Aeroparque, que quieren

destinarse para parques.

El proyecto de la aeroísla no tiene li-

mitaciones operativas, de seguridad o

ambientales por ruido y tiene posibi-

lidades de expansión. Afecta menos

al desarrollo de la ciudad sobre el río,

ya que solamente desde la costa se ve-

ría una franja de tierra a dos kilóme-

tros y el puente, igual que se ve la Is-

la Martín García desde la costa uru-

guaya (tiene la misma extensión y es-

tá a la misma distancia).

Según este análisis, la mejor opción

en aspectos operativos sería la últi-

ma, aunque todavía faltan los estu-

dios definitivos de impacto ambien-

tal, que se encuentra realizando la

Universidad de Buenos Aires, en los

que se definirá como afectan los relle-

nos al río. A través de esta solución la

región metropolitana tendría una es-

tación aérea que genere ingresos a

través de negocios y turismo, planifi-

cada para muchos años con posibili-

dades de expandirse, que sea un Hub

a través del cual los empresarios y ha-

bitantes de América del Sur tengan la

posibilidad de interconectarse y rela-

cionarse con el Interior del país.