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SUPLEMENTO CULTURAL No. 218 - 19 DE OCTUBRE DE 2015 - AÑO 5 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN Magdalena Okhuysen, de la serie Las nómadas. Las nómadas es una serie fotográfica que nos presenta su autora Magdalena Okhuysen: “Las nómadas van y vienen, desvanecen el tiempo de los ciclos en instantes que se hacen años, funden la luz en ráfagas. Luz que muta y estalla y oscurece; cuando vuelve a encenderse, todo es nuevo para siempre y nunca más”. [Más de Las nómadas en páginas centrales]

La Gualdra 218

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SUPLEMENTO CULTURAL No. 218 - 19 DE OCTUBRE DE 2015 - AÑO 5 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Magdalena Okhuysen, de la serie Las nómadas.

Las nómadas es una serie fotográfica que nos presenta su autora Magdalena Okhuysen: “Las nómadas van y vienen, desvanecen el tiempo de los

ciclos en instantes que se hacen años, funden la luz en ráfagas. Luz que muta y estalla y oscurece; cuando vuelve a encenderse, todo es nuevo

para siempre y nunca más”.

[Más de Las nómadas en páginas centrales]

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2LA GUALDRA NO. 218 / 19 DE OCTUBRE DE 2015 / AÑO 5

218 Mujeres en las Ciencias. Europa,

Estados Unidos de Norteamérica y MéxicoPor Irma Saucedo Rodríguez

El Festival de la Ciudad: un proyecto con pertinencia socialMaría del Carmen Reyes García

Barrios de Zacatecas.La vida en una ciudad mineraHistoria local para los localesPor Carlos Flores

Las nómadasDe Magdalena Okhuysen

De la lectura del libro a la lectura de la realidad en el mismo viaje y de regreso: los talleres de lectura en la biblioteca pública como herramienta de formación del bibliotecario (Se-gunda de tres partes)Por Eduardo Campech MirandaEl Picaporte Ni “jóven” ni “felíz”Por Simitrio Quezada

Desayuno en Tiffany’s, mon kuLa Dolorosa de Grémillon, 1934Por Carlos Belmonte Grey

Castillo de sal si puedesPor Ester Cárdenas

Teatro de TíteresGachita Amador

Back to the Future [1 de 4]Por Edgar KhondeNeblina azulPor Alberto HuertaRastrillosPor Pilar Alba

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La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Carmen Lira SaadeDir. General

Raymundo Cárdenas VargasDir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada LazarínDir. La Gualdra

[email protected]

Roberto Castruita y Enrique MartínezDiseño Editorial

Juan Carlos VillegasIlustraciones

[email protected]

Corría el año 2010 y un proyecto escul-tórico estaba siendo gestado por Alejan-dro Nava a propósito de la conmemo-ración del Bicentenario de la Indepen-dencia y el Centenario de la Revolución Mexicana. En ese momento, Alejando gozaba de buena salud y ni siquiera imaginaba que en pocos meses le sería diagnosticada la enfermedad que final-mente lo vencería en febrero del 2014.

En aquel momento estaba muy en-tusiasmado con la escultura que sería instalada cerca del cerro de las Bolsas, justo donde termina el Parque Arroyo de la Plata. La nombró “Ventana al tiempo”; recuerdo que decía que las piezas de esta naturaleza, instaladas en espacios públicos, eran una ventana al tiempo en que fueron creadas y que en ese sentido el tiempo finalmente estaría registrado en cada una de las piezas que los artistas crearan. En esa ocasión, cuando hablaba de la escultura, salió al tema el libro de Kandinsky, De lo espiri-tual en el arte, que había sido publicado a inicios del siglo pasado y en el que decía que “Toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces es madre de nues-tros sentimientos”. He vuelto a releer esa parte del libro una y otra vez y cada vez que lo leo entiendo un poquito más de la relevancia de lo que el artista dijo hace más de 100 años.

Al poco tiempo de haber instalado la escultura, Alejando fue diagnosticado con cáncer y las expectativas de que viviera apenas unos meses más eran po-cas. La ciencia se equivocó en ese mo-mento, porque Alejandro dio una dura batalla contra la enfermedad y logró vivir más de lo esperado. En ese tiempo, en el que con toda la voluntad por ven-cer a su enemigo mortal, trabajaba día y noche en nuevos proyectos, pintaba incansablemente, leía poesía, escuchaba música y escribía, concretó el que sería su último proyecto, Ironías de la soledad, que presentó en Zacatecas en 2012 en el Museo Zacatecano –exposición que este junio pasado fue inaugurada en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara-. Ironías de la soledad es una colección de pinturas al óleo y de esculturas en metal, en la que quedó plasmado su espíritu lúdico.

Alejandro fue un ser controvertido, profundamente mordaz y crítico, y ade-más de haber sido un artista prolífico,

fue fundador del Taller de Pintura y Grabado Julio Ruelas y en este espa-cio se formaron varias generaciones de pintores que actualmente están produ-ciendo en sus propios talleres. Es decir, su legado no puede reducirse sólo a las obras que produjo, sino a lo que im-pulsó a partir de su taller.

El jueves pasado, una lona publici-taria fue colgada en la escultura “Ven-tana al tiempo”; semanas antes habían construido a pocos metros de distancia de la escultura, un puente peatonal sin tomar en cuenta que éste interferiría con la visibilidad de la obra de arte. Esto generó una gran molestia entre quienes lo conocimos y entre quienes tienen claro que las obras de arte deben ser respetadas; una gran cantidad de comentarios en los medios de comuni-cación y redes sociales propiciaron que el director del Instituto Zacatecano de Cultura se pronunciara aclarando que no había sido responsabilidad de él, ni de su personal, esta “acción deleznable”. Alguien quitó la lona y el responsable de haberla puesto ahí no ha dado la cara ni ha ofrecido una disculpa pública; yo creo que no lo hará.

¿Qué hubiera sucedido si en lugar de esa escultura hubieran colgado esa lona en la de Benito Juárez o en la de Miguel Auza? Creo que la indignación hubiera sido mayor porque es más generalizada la idea de que debemos respetar a nues-tros “héroes patrios”, aunque la mayoría no conozca más que el nombre de ellos, cuando bien nos va. Cuidar ese tipo de detalles es responsabilidad de alguien en Gobierno del Estado y no cuidarlos también. Finalmente, en cuestión de “imagen”, dado que es algo muy im-portante para esta administración, este hecho ya quedó registrado en la histo-ria; como queda registrado también que actualmente colecciones como las de Alejando Nava, Juan Nava y Francisco de Santiago, no tienen un espacio toda-vía para ser exhibidas.

Toda acción gubernamental o artís-tica es “hija de su tiempo”, es el reflejo de lo que está sucediendo en el aquí y ahora. Que nos quede lo acontecido la semana pasada para la reflexión.

Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarí[email protected]

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ra No

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19 de octubre DE 2015 3

atendía a la instrucción del pueblo”.6 De esta forma logró consolidarse no sólo la instrucción elemental, también se dio pase a la inscripción en Escuelas Normales e institutos de obste-tricia.

A partir de entonces se dio principal aten-ción a las profesiones científicas sin significar por ello, accesibilidad directa para las mujeres. No obstante, para 1910, eran siete las gradua-das en medicina, profesión considerada exclu-sivas para varones. Tal es el caso de Margarita Chorné y Salazar, quien es calificada como la primera mujer titulada en México (1886) de una profesión “liberal”, como odontóloga. Un año después se gradúa de la Escuela Nacional de Medicina, Matilde Petra Montoya Lafragua (1887), primera fémina universitaria en cursar estudios de manera numeraria. Para 1900, se titula en la misma profesión Columba Rivera Osorio; Guadalupe Sánchez Guerra (1903); So-ledad Régules Iglesias (1907); Antonia Ursúa López (1908) y Dolores Rubio Ávila, egresada como metalurgista en 1910.

Por lo tanto, a casi siglo y medio de historia de las mujeres en las aulas universitarias nos permitimos lanzar una mirada hacia el pasado tratando de descubrir las razones, la impor-tancia y las consecuencias de la larga ausencia femenina en las profesiones, primordialmente, en las llamadas profesiones científicas.

* Estudiante del Doctorado

en Historia, UAZ.

1 Estrada, Nelly e Izquierdo, Isabel: “Muje-

res y hombres precursores del pensamiento

feminista en el siglo XVIII. Las sombras de

la Ilustración”, en Gutiérrez, Norma, Recén-

dez, Emilia, Arauz, Diana y Cervera, Cirila

(coords.), Voces en ascenso. Investigaciones

sobre mujeres y perspectiva de Género, México,

UAZ, 2010, p. 58.2 Sobre estas prácticas y su apoyo por parte de

los colegas varones, véase, Madame du Châte-

let, Discurso sobre la felicidad y Corresponden-

cia, Madrid, Cátedra, 5ª.ed., 2005. pp. 11-61.

Vale la pena resaltar que la lenta admisión a

los espacios mencionados ha llevado siglos.3 www./cap8_sin_fotos_elizabeth_

blackwell_y_las_escuelas_de_medicina_en_

los_estados_unidos, 08 de septiembre de

2014. Caso similar al de su conciudadana,

James Barry (1795-1865), que se dice, tuvo

que adquirir la personalidad de hombre para

ser aceptada en la universidad.4 Entendida según Ruy Pérez Tamaño como la

“actividad humana creativa cuyo objetivo es la

comprensión de la naturaleza y cuyo producto

es el conocimiento, generado por medio de un

método científico organizado en forma princi-

palmente deductiva y que aspira a alcanzar el

mayor consenso general”. Para una discusión

más amplia sobre la definición de ciencia Vid,

Pérez, Ruy, Ciencia, ética y sociedad, México,

El Colegio Nacional, 1991, pp. 21-36.5 Trabulse, Elías: Historia de la ciencia en Mé-

xico (versión abreviada), México, Fondo de

Cultura Económica, 2ª. reimpr., 2005, p. 211.

Aunque la ciencia mexicana buscaba bases

firmes en el desarrollo de las matemáticas

desde mediados del siglos XVI. Dichas bases

se perdieron durante el transcurso de las

centurias tratándose de recuperar en los años

treinta del siglo XX en las nuevas institucio-

nes. Véase, Menchaca, Arturo: Las ciencias

exactas en México, Florescano, Enrique (dir.),

México, Fondo de Cultura Económica, 2000,

pp. 15 y 27.6 Gutiérrez, Norma, Mujeres que abrieron ca-

mino. La educación femenina en la ciudad de

Zacatecas durante el porfiriato, México, UNAM,

2012, p. 33.

Los antecedentes de la incursión femenina en las profesiones lo tenemos en uno de los productos de la Ilustración: la cultura de los sa-lones literarios también denominados salones de ciencia, casas de pudientes y poderosos que en su mayoría eran conformados por mujeres nobles. “Espacios que nacieron como fruto de la admiración por la valía intelectual de la mujer y por el deseo de promocionarla en este campo”.1 Allí se observó la expansión del rol de las mujeres en las ciencias y se recibió a grandes filósofos de la época, tratando temas sobre política, sociedad y ciencia contempo-ránea. Como es de suponer, mujeres en su papel de anfitrionas u organizadoras de estos espacios lograron infiltrarse en discusiones y publicaciones científicas, aportando sus cono-cimientos sin ser socialmente mal vistas.2 De esta manera, poco a poco fueron desplegando y contribuyendo al ámbito cultural, intelectual y científico.

Al analizar la inserción de algunas mujeres europeas en las profesiones científicas del siglo decimonónico y la primera década del XX, nos damos cuenta de la importancia que tuvieron sus legados pese a las vicisitudes académicas de la época. Como ejemplo tene-mos a Marie Curie (1867-1934), la científica más reconocida dentro de la historia de la ciencia, cuyo hallazgo se consideró como un verdadero cambio científico que revolucionó al mundo; descubrió que la radioactividad era una propiedad intrínseca del átomo, descubri-miento que le valió el primer Premio Nobel (1903). Marie Curie, iniciadora de la física nuclear, fungió paralelamente como docente de la Sorbona y como directora de investiga-ción en el laboratorio del Instituto del Radio. Por sus descubrimientos científicos en dicho laboratorio fue que recibió su segundo Premio Nobel (1911).

No es de sorprendernos los frecuentes problemas que también tuvieron que pasar las mujeres estadounidenses en su formación profesional. Elizabeth Blackwell (1821-1910), es la primera mujer doctorada en medicina en Estados Unidos de América y la primera en ejercer la profesión médica en ese país. Aun-que Blackwell nació en Inglaterra emigró junto con sus padres a Norteamérica cuando tenía 10 años de edad. Una vez que se establecieron en New York, su padre creó un negocio propio (refinería de azúcar) que les daba lo suficiente para vivir.

Tras la muerte de su progenitor, Elizabeth decidió estudiar medicina. No fue nada fácil debido al rechazo que recibió de varias univer-sidades por el sólo hecho de ser mujer. “Los doctores Warrington y Joseph Pancoast la aconsejaron estudiar en París, punto clave para la enseñanza de la medicina de la época, pero disfrazada de hombre, lo cual rechazó Eliza-beth radicalmente”.3 Después de un tiempo de búsqueda logró ser admitida en Genera (New York), universidad de la que se tituló en enero de 1849. El ejercicio de la profesión le fue aún más difícil que el mismo ingreso a la universi-dad. Nadie quería contratar a una mujer aun-que la avalara un título profesional; no existía la cultura y la confianza de que una fémina se dedicara a la práctica clínica. No satisfecha, re-

gresó a su país natal, su intención al internarse en Europa era seguir estudiando en Francia, objetivo que no pudo lograr en un principio.

A su regreso a Norteamérica decidió fundar junto con la médica alemana, Marie Zackrewska (1829-1902), y su hermana Emile Blackwell (tercera mujer en titularse en me-dicina en EE.UU) un hospital que recibió el nombre “Mujeres y Niños de Nueva York”. Con esta iniciativa las primeras profesionales esta-dounidenses demostraron la solidaridad entre colegas y la aceptación sin restricciones de am-plios sectores de la sociedad. Esta importante iniciativa organizacional, de creación feme-nina, nació con la finalidad de que las futuras médicas ejercieran la profesión y al mismo tiempo adquirieran la práctica necesaria que las llevaría a la verdadera profesionalización de su carrera sin encontrarse con las dificulta-des afrontadas después de obtener sus títulos; barreras impuestas por cuestiones de género que siguen persistiendo al momento de buscar ejercer cualquier profesión, recrudeciéndose aún más en las carreras científicas. De esta manera, las pioneras en la profesión médica tuvieron que aliarse y trabajar en conjunto.

En relación a las Ciencias en el país. Cuando el historiador de la ciencia en México, Elías Trabulse, hace una comparación entre México y el continente europeo en relación al ritmo que se llevaba sobre el conocimiento científico, deduce que la ciencia4 para el si-glo decimonónico, era incipiente.5 Aunque así fue, existieron personas consagradas al ámbito científico que se interesaron por la formación educativa de las mujeres, no sólo en lo concer-niente a su “deber ser femenino”.

Como es conocido, “a finales del siglo XIX, el régimen porfirista tuvo una firme convicción con respecto a que México podía enrolarse en la modernización y el progreso si

Mujeres en las Ciencias. Europa, Estados Unidos de Norteamérica y MéxicoPor Irma Saucedo Rodríguez*

Historia de las Mujeres

Margarita Chorné. Primera mujer titulada en México en 1886. Marie Curie, ganadora del Premio Nobel en dos ocasiones.

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partir sobre la historia de la ciudad, lo cierto es que en cada evento sorteamos dificultades como el mal clima, el ruido, o el ausentismo por la misma innovación de transformar los espacios en foros para la historia.

Las actividades académicas en formato tradicional quedaron reducidas dentro de este programa, planteándonos el reto de que como asociación pensáramos en nuevos proyectos de difusión, aprovechando festividades del calendario o problemáticas sociales para reali-zar los foros académicos, pues el festival había cobrado pertinencia social y quedaba claro que su esencia sería la de salir a las calles a dialogar con sus habitantes.

El Festival de la Ciudad no es un evento de un día, no se desarrolla sólo en espacios

cerrados, no se trata de discursos unidireccio-nales; se trata de un programa de actividades cuyo eje central es la ciudad y su historia; por lo que cada edición lleva detrás un trabajo de organización, gestión de espacios y recursos, investigación histórica, charlas con los ha-bitantes de los barrios, para finalmente cul-minar en ese momento en el que habitantes e historiadores reflexionan sobre el devenir histórico de la ciudad.

Ha sido un ejercicio de enriquecimiento mutuo, pues si bien nosotros como Asocia-ción buscamos compartir nuestras investiga-ciones con los habitantes de cada rincón de la ciudad, al final experimentamos la gratifica-ción de encontrar que la ciudad y su historia viven a través de su patrimonio intangible, sus tradiciones, sus leyendas, historias y lo más importante: sus habitantes.

Este 2015, en la octava edición del Festi-val de la Ciudad, se conmemoraron los 430 años de que se le otorgara el título de ciudad a Zacatecas, por lo que la AHEA tomó el centro histórico, con una temática renovada, abordando actores históricos como prota-gonistas en lugar de barrios antiguos, ahora son músicos, libreros y comerciantes, exten-diéndonos con ello más allá del patrimonio cultural monumental, llegando nuevamente al patrimonio cultural que ha dado vida a esta ciudad durante su existencia: el habitante, que es finalmente el patrimonio más importante, quien habita, crea y modifica a la ciudad.

Somos conscientes que una ciudad que no se administra atendiendo la voluntad de sus habitantes, que antepone el edificio a su sociedad pierde su razón de ser, ya que como centro urbano su prioridad es la de ser habitada, ésa es la esencia de su origen y transformación. Si se prioriza al edificio sobre el habitante, la ciudad corre el riesgo de ter-minar despoblada y derruida. La ciudad como espacio físico está ligada a la ciudad como espacio social. Pues no tendría razón de ser su existencia si sólo sirve para ser exhibida; es el habitante y las actividades de éste, lo que finalmente otorgará identidad y espíritu a una ciudad. El secreto en realidad es simple: lograr el equilibrio entre espacio físico y sociedad.

No me resta más que agradecer a la gente, los amigos y las instancias que han confiado en nosotros, por las complicidades para reali-zar este sueño, nos vemos en el 9º Festival de la Ciudad… “para que siempre haya memoria”.

1 Licenciada y Maestra en Historia por la Uni-

versidad Autónoma de Zacatecas; Maestra en

Turismo Cultural por la Universitat de Girona,

España. Socio Fundador y Activo de la Asocia-

ción de Historiadores Elías Amador A. C.

Con motivo de que se le otorgara a Zacatecas el título de Ciudad en 1585, la Asociación de Historiadores Elías Amador A.C. inició el proyecto del “Festival de la Ciudad” para lograr su objetivo primordial: vincular a la sociedad con el conocimiento de su pasado. El primer programa, en 2005, consistió en una serie de actividades que buscaban un equilibrio entre las convencionales conferen-cias, mesas redondas y exposiciones en foros exprofeso para ello y una actividad que de-cidimos denominar “Rincones de la ciudad”, que perseguía el mismo objetivo, pero esta vez, saldríamos a buscar a la sociedad, a sus barrios, calles, plazuelas, templos, para con-tarles la historia de su barrio y para que ellos compartieran con nosotros y con sus vecinos

su historia, en una especie de verbena que celebraba nuestro común interés: rescatar, promover, y proteger la identidad, más allá del reconocido centro histórico de la ciudad y más allá de los discursos unilaterales de los estudiosos de la historia.

Al final, año con año, fueron los rincones de la ciudad la actividad que más se forta-leció, pues era la primera vez que los histo-riadores salían del aula a buscar y escuchar a los habitantes de la ciudad, de tal manera que elegimos intencionalmente cada año un escenario de la ciudad fuera de los convencio-nales lugares académicos. Por un lado resultó enriquecedor y por otro constituyó todo un reto, pues si bien resulta cercano e innovador ponerse en una calle, plaza o mercado a com-

El Festival de la Ciudad: un proyecto con pertinencia socialMaría del Carmen Reyes García1

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19 de octubre DE 2015 5

aduana, el callejón de San Pedro Nolasco, el callejón del Mesón, del Gusano, el callejón de las Campanas, la calle del Deseo y la pla-zuela y callejón de Guadalajarita.

Sin duda, esa bóveda sobre el Arroyo de la Plata fue un elemento del paisaje urbano que permitió que los artesanos y obreros de la ciudad que vivían en el extremo posterior del mismo, se integraran con la mancha ur-bana, es decir, con ese Zacatecas construido en la colonia por mineros y comerciantes.

Finalmente, el texto El barrio de Los Bolos y la Filarmónica, del maestro Edgar Jahit Ávila Castro, nos dará un recorrido por la formación de la ciudad desde el otro extremo del arroyo, un barrio de tradición minera que creció en terrenos irregulares pero que se distinguía precisamente por tener canchas der rebote en donde se jugaba a Los Bolos.

Pero sin duda, lo más atractivo es esa construcción que se denomina La Filarmó-nica, antes llamada Villa de Rosas, construida por el capitán Jorge Temiño de Bañuelos para su bella esposa Perla Santini debido al

sacrificio que significó haberse trasladado de la madrileña patria a esta agreste y rús-tica ciudad minera. Con el tiempo, la cons-trucción pasó de ser una casona de estirpe burguesa a una fábrica de aguardiente, y de una casa comercial a un depósito de agua para la población. Ya en el siglo XX de ser una casona abandonada y llena de leyenda y sombras sobrenaturales se transformó en una institución educativa y burocrática.

El libro es el primero de muchos. Es un intento por rescatar la historia local para ofrecerla a los locales, a la misma gente que habita ahora esos barrios. Se espera lograr hacer una interesante mezcla entre la histo-ria académica, es decir, la de los archivos y otras fuentes válidas, con la historia oral y la memoria colectiva. Por lo que en su pre-sentación, los miembros de la AHEA (Aso-ciación de Historiadores Elías Amador) invi-taron al público a que sugiriera barrios para una futura publicación, y no sólo eso, sino que si se tenía alguna anécdota o algún docu-mento que pudiera enriquecer este proyecto, sería bueno que se trabajara en conjunto.

Barrios de Zacatecas. La vida en una ciudad minera es una publicación que se puede abor-dar desde dos enfoques. El primero es el del lector común, donde encuentro grato estas perspectivas de la ciudad de Zacatecas, es decir, desde los barrios de la ciudad: barrios antiguos y con funciones específicas, que permiten ver mi terruño con otros ojos, a entender desde otra mirada el desarrollo de esta urbe, que si bien no ha cambiado mucho en los últimos 300 años debido a su trazado con espacios que siempre han estado inamo-vibles e inmutables, sí han albergado otras costumbres y otras formas de vida.

Así pues y como ejemplo, quiero abordar los textos. El de María Lorena Salas Acevedo, Barrio de Tonalá y Chepinque, me hizo enten-der mi barrio, porque es donde actualmente resido, con otra piel, con otro sentido en su trazado y sus edificios. Lo que para mí fue Quebradilla, esa enorme pendiente que en un tiempo representaba la fontera de la ciudad de mis abuelos con la moderna que se expandía mientras yo crecía, por el artículo de la doctora se me presenta ahora como un lugar de mineros, donde los labra-dores del subsuelo construían sus viviendas y consagraban su trabajo, como un espacio con transformaciones importantes, pues en sus páginas soy testigo de la construcción de la alameda, del interior de la capilla de chepinque y de la disposición de los barrios mineros.

El de la maestra Hesby Martínez Díaz me muestra un Barrio de San Juan de Dios, dis-tinto a éste que tengo en la memoria, con un templo escondido que muy pocas veces he visitado al lado de un hospital al cual varias veces he concurrido y cerca de un colegio del cual estuve a punto de ser profesor. Tras la lectura del artículo veo otro lugar con más vida, con historia, pues hace más de doscien-tos años era el límite de la ciudad, el punto de salida de los viajeros a la Ciudad de México. Asimismo, el lugar vio nacer un templo de la orden de Santo Domingo así como un pequeño hospital, mismo que, en tiempos de la revolución se convertiría en el primer hos-pital civil de la ciudad, en el cual se atendían enfermos y heridos y hasta personas que padecían de su facultades mentales.

Fue también escenario de crueles even-tos, pues ahí fue fusilado el hijo de Víctor Rosales, y varios prisioneros de mi general Pancho Villa fueron ajusticiados y los cuer-pos quemados, por lo que un terrible olor estuvo en el aire por varios días. Del mismo

modo, en esas calles se vio nacer la ciencia en Zacatecas, la ciencia al servicio de la sociedad y como ideal de modernidad por-firista, pues ahí se desarrolló la vacuna anti-rrábica por el doctor Eduardo Liceaga, quien trajo la vacuna desde Francia de manos del propio Luis Pasteur.

A espaldas de una ciudad: rumbo a Gua-dalajarita, de la maestra María del Carmen Reyes García nos habla de una parte de la ciudad muy importante, aquélla que se cons-truyó a lo largo del Arroyo de la Plata, lo que permitió que la ciudad tuviera una forma, aunque irregular, unida a través de sus dos rillas así como por sectores, o mejor dicho, cuarteles, como se les decía antes a los pun-tos geográficos de la urbe. Nos habla también de la necesidad de embovedar el arroyo, pues al tiempo que se edificaban inmuebles a su alrededor se contaminaba éste, convirtién-dose en un espacio de malos olores, inmun-dicias y, por ende, foco de infecciones.

Alrededor del arroyo vemos cómo se desempeñan los diferentes oficios y cómo surgen distintas calles: Pancitas, La real

Barrios de Zacatecas.La vida en una ciudad mineraHistoria local para los localesPor Carlos Flores

Libros

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Las nómadasDe Magdalena Okhuysen*

Arte

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Las nómadas van y vienen,

desvanecen el tiempo

de los ciclos en instantes

que se hacen años, funden

la luz en ráfa-gas. Luz que

muta y estalla y oscurece;

cuando vuelve a encenderse, todo es nuevo

para siempre y nunca más.

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19 de octubre DE 2015 7Artes Visuales

*Magdalena Okhuysen se ha dedicado especialmente a la edición, a la crítica literaria y teatral y a la fotografía. Actualmente, dirige Texere Editores y MeDea Print, un estudio digital que se enfoca en soluciones de impresión para artistas.

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Mis muñecos huelen a hospital, medicinas, inyecciones, enferme-dades y enfermeras y esto me lleva a recordar a las personas que me las regalaron. Mi mamá huele a tela e hilo y mi abuelo a soledad, entonces recuerdo las noches de miedo que mi mamá me consolaba, y mi abuelo nos veía jugar con las mangueras del parque Sierra de Álica y nos lle-vaba a ver el teleférico desde el mirador del periférico.

Mis muchecos (sic) son tierno, caliente, bello y mientras veo llo-ver me provoca ronchas, pienso en las tardes cuando nos mojaba-mos (sic) con mi abuelo y regresa-bamos (sic) a la casa para que mi mamá me regañara.El sabor del limón me lleva a las fiestas donde mi mama (sic) to-maba tequila Jarro viejo con limón.

Al momento de compartir los escritos, esta niña fue la que se llevó la ovación y también la primera sorprendida con su producto. Quiero resaltar, de igual manera, la presencia de un chico de nombre Francisco y al cual le agra-daba le dijeran Paco. Pues bien, Paco nos había acompañado desde un año antes, cuando él tenía 12. Siempre había acudido con sudaderas de ca-pucha que le cubría la cabeza. En esa época alguien en la biblioteca consi-deró pertinente que quien ingresara a la misma se descubriera la cabeza cual si entrara a un templo religioso. Siem-pre me pareció absurda la medida, pero había que acatarla. A Paco se le permitía que no cumpliera con esa norma, había algo en él que manifes-taba su rechazo absoluto a ella. Hacia la segunda semana, por sí solo, Paco se quitó la capucha y descubrimos algo: sólo tenía una oreja, pero nadie hizo el más mínimo comentario ni expresión alguna. Paco se desenvolvió bastante bien, se interesó por la poe-sía de Neruda e incluso bosquejó un graffiti a partir de un soneto del vate chileno, en su cuaderno con la firme

intención de realizarlo en una pared de su colonia.

Ése fue el primer taller donde pe-díamos a los asistentes que nos eva-luaran junto con el espacio, la temá-tica y la coordinación. Comparto la opinión de Paco:

[…] igual que el año pasado al curso que vine estuvo un poco mas divertido por casi no asemos (sic) nada y puro juego y en este taller es igual pero por mayor ra-son (sic) pues aprendi (sic) cosas que no sabia (sic) bien o no las memorisaba (sic) y me yevo (sic) un recuerdo de unos amigos muy especiales por varias rasones (sic) que me trataron como una persona.

Cuando leímos las últimas seis palabras de Paco nos conmovimos. ¿Entonces cómo lo habían tratado en otros espacios? ¿Hablamos de la es-cuela, la calle, incluso la casa? Ese año aprendimos lo importante que es hacer consciente al ser humano de su propio discurso, de su capacidad de crear con las palabras. Por eso Cristina estaba emocionada. Escribir ya no era sólo copiar, era inventar, recrear, componer el mundo. También aprendimos que la biblioteca pública siendo una institución humanística, antes que formar lectores, debe for-mar seres humanos. Paco nos dio la muestra.

[Continuará la próxima entrega]

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aDe la lectura del libro a la lectura de la realidaden el mismo viaje y de regreso: los talleres delectura en la biblioteca pública comoherramienta de formación del bibliotecario

(Segunda de tres partes)

Por Eduardo Campech Miranda

Retrato de un hombre joven. Óleo sobre tela de Bonifazio Veronese, pintor italiano quien falleciera un día como hoy, 19 de octubre, pero de 1553.

Uno de los grandes defectos grama-ticales de estas generaciones es el de omitir la acentuación ortográfica en aras de la intuición. Es decir: se ante-

pone el “Cómo me suena esta palabra” a las genuinas reglas ortográficas.

Así tenemos, por ejemplo, que muchos ponen tilde ortográfica al

adjetivo “feliz”. Por puro sentimenta-lismo, porque creen que la tilde pone énfasis en ese estado anímico o de plano porque creen que la tilde hace que la palabra escrita quede mejor adornada.

Suena absurdo, pero créanme que sucede.

También los hay quienes asientan una tilde ortográfica sobre el adjetivo “jóven”, quizá por relacionar esta pala-bra con “árbol”, “cárcel” u otra seme-jante. Olvidan los imprudentes de los que ahora comento que las palabras

en el español terminadas en “n” o “s” deben pronunciarse naturalmente con acento o pronunciación grave.

Y que, en el lado convexo, si la palabra termina con “z” debe pronun-ciarse con acento agudo.

Así que, aunque la felicidad del tipo raye en el orgasmo, “feliz” siem-pre se escribirá sin tilde.

Les encargo, por favor.

*Lo invito a que envíe comentarios y demás inquietudes a:

[email protected]

El PicaporteNi “jóven” ni “felíz”Por Simitrio Quezada

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19 de octubre DE 2015 9

La comedia ranchera es tenida por los cinéfilos mexicanos –y extranjeros- como una marca de registrada, casi como una denominación de origen. El folclore en las películas inaugu-rales del género como Allá en el rancho Grande (Fernando de Fuentes, 1936) o Cielito Lindo (Roberto O´Quigley, 1936) detonó el mercado nacional cinematográfico y se exportaron a Sudamérica. La trama cantada por personajes vestidos de “charros mexicanos y chinas pobla-nas” se descubrió y difundió rápidamente y ha dejado la impresión que es producto único en la cinematografía mundial, sin embargo, esto no es totalmente cierto.

En esta misma época, en la España de la República y que se preparaba para afrontar la Guerra Civil, se estaba teniendo el auge del propio folclore nacional, que se conoció como La españolada. De esta corriente, reciente-mente, tuve la oportunidad de ver una produc-ción inaugural, La Dolorosa, dirigida por Jean Grémillon y estelarizada por Agustín Godoy y Rosita Díaz Gimeno.

Se trata de la puesta en escena, delante de las cámaras de cine, de la zarzuela del mismo nombre. Una trama de amor dirigido por la moral omnipresente del catolicismo, de la ten-tación de las mujeres que al ser “seres incom-pletos” (Dios las hizo distintas) no miden los peligros de sus palabras delante de los hombres y de la apología a los instintos donjuanescos del hombre.

La Dolorosa deberá, por tanto, soportar el engaño de un hombre citadino que la dejará embarazada. La noticia causará la muerte de la madre sufriente por la deshonra de su hija. La hija lo buscará para pedirle piedad por su hija pero será abandonada. Será el enamorado incondicional recluido en un convento para su-frir la congoja del primer rechazo que volverá para salvar a la abandonada mujer y reconocer el infante. Claro, todo ello, sólo con la autoriza-ción de los representantes de Dios en la tierra.

La historia, al estar bajo el formato zar-zuelero se cuenta con pequeñas escenas de diálogos monofónicos que pegan un brinco

sentimental sólo cuando la música aparece y consigue hacer avanzar el desarrollo de la trama. Aunque claro, a diferencia de una zarzuela de teatro, ahora Grémillon, amante

de las tomas cenitales y los encuadres detrás de celosías, dota de un sentido cosmopolita y moderno la recuperación del folclore. Lo in-troduce en una corriente que quería formar la percepción de la España histórica, tradicional, en medio de la vorágine socialista y republi-cana que amenazaba a la nación.

Las grandes tomas panorámicas sobre la planicie, suponemos de las tierras de Castilla, con poblados amurallados y construidos en torno a la Iglesia, los campos cosechados, las labores de los labradores sobre mulas, carre-tas y utensilios campiranos, con sus boinas y pantalones con medias remontadas hasta las rodillas, los chalecos y los moños o peinetas de las mujeres visten lo mismo que los trajes charros y las trenzas de las chinas.

Este esquema se va a consolidar tras la llegada del general Franco al poder del Estado Español enfatizando en, eso sí, la importancia de la raza hispánica. Sin embargo, no es muy distinta de la que se asentaría en México como ícono de la mexicanidad.

Desayuno en Tiffany’s, mon kuLa Dolorosa de Grémillon, 1934Por Carlos Belmonte Grey

Cine

1995 fue un gran año para el cine: Sos-tiene Pereira, de Roberto Faenza; El calle-jón de los milagros, de Jorge Fons; La cere-monia, de Chabrol; Chungking express, de Wong Kar-Way; Fargo, de los hermanos Coen; Historias de Lisboa, de Wenders; Estrella solitaria y El secreto de la isla de las focas (ambas), de John Sayles; La mirada de Ulises, de Angelopoulos; Nelly y el Sr. Arnaud, de Claude Sautet; Rom-piendo olas, de Lars von Trier; Secretos y

mentiras, de Mike Leigh; Seven, de David Fincher; Tesis, de Alejandro Amenábar; Underground, de Emir Kusturica; Sentido y sensibilidad, de Ang Lee; Poderosa Afro-dita, de Woody Allen; Memorias de An-tonia, de Marleen Gorris y muchas más.

He vuelto a ver Memorias de Antonia y la disfruté tanto o más que la primera vez, luego de veinte años la cinta si-gue intacta. Es una película sobre cuatro mujeres: Antonia, su hija Danielle, su

nieta Therése y su bisnieta Sarah. Es una historia del campo, que gira en torno a las estaciones que suceden de la tierra que se trabaja, de los tiempos que van cambiando. Pero sobre todo, es un filme que se ocupa de la vida, del amor y de la condición femenina. A través de Antonia, que regresa a su pueblo con su joven hija, para enterrar a su madre, tras una ausencia de veinte años, conocemos a los habitantes del lugar: su amigo in-

telectual Dedos Torcidos, el cura jovial, Olga la rusa, el granjero Bas, seres que, lejos de disipar la historia, enriquecen el cuadro costumbrista que sirve de telón de fondo del desarrollo de su vida y la de su familia, y que se implicarán de un modo o de otro en sus destinos. La pro-tagonista es una mujer fuerte, valerosa, independiente y llena de optimismo. Es-téticamente, la fotografía y la música de la película reflejan los estados de ánimo; captan la luz de cada estación, oscure-cen los momentos amargos y dan vida a los más felices. Son el complemento perfecto de una historia bien contada, profunda y ligera al mismo tiempo, que felicita la vida y no le teme a la muerte.

Castillo de sal si puedesPor Ester Cárdenas

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LA GUALDRA NO. 21810

AGENDA CULTURAL OCTUBRE 2015

JUEVES 2919:00 horasTradicionalConciertoBanda Sinfónica del Estado de ZacatecasDir. Salvador Garcíay OrtegaPlazuela Goitia

VIERNES 3018:00 horas ConciertoOrquesta Típica de ZacatecasPlazuela GoitiaCoordina: CasaMunicipal de Cultura de Zacatecas

SÁBADOS 3119:00 horasSábados en la CulturaMúsica, Danza, TeatroEscalinatas delAntiguo Templo de San Agustín yPlazuela Miguel Auza

DOMINGO 25De 12:00 a 14:00 horasSalas de lectura “Eugenio María de Hostos”15 años de mediación de lectura formando lectores en ZacatecasCoord. EfraínGutiérrez de la Isla

Cupo limitadoSala de la EscaleraCentro Cultural Ciudadela del Arte, Planta Alta

DOMINGO 2513:00 horasTradicional ConciertoOrquesta Típica de ZacatecasCasa Municipal de Cultura de ZacatecasEntrada libre Coordina: CasaMunicipal de Cultura de Zacatecas

MIÉRCOLES 21 y 2818:00 horasTodos al CentroHistóricoMiércoles de DanzónPlazuela Miguel AuzaCoordina: CasaMunicipal de Cultura de Zacatecas

MARTES 2720:00 horasTeatro, monólogoSoloLaboratorio Teatral CoInspiración –Dolores Hidalgo, Gto.Patio Central delMuseo ZacatecanoEntrada libre

SÁBADO 3119:00 horasConciertoOrquesta de Cámara

del Estado deZacatecasDir. Arturo García CuéllarSolista: AlfredoAguilar, pianoAuditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez”Admisión $50.00

TALLERES, CURSOS Y SEMINARIOS

Diplomado 2015Literatura ClásicaEspañolaSerie: Las Raíces de Nuestra CulturaII Seminario: BarrocoDel 21 de septiembre al 14 diciembreCentro CulturalCiudadela del ArteMayores informes: Subdirección deEnseñanza eInvestiga-ción del I.Z.C.Tel: 922 21 84 Ext. 117

Taller de radio, televi-sión y realización de guión, dirigido a niñosDir. Sergio salinasDe lunes a viernes, de 17:00 a 20:00 horasCupo limitadoSala de Los HerrajesCentro CulturalCiudadela de Arte, Planta Alta

MUSEOS YGALERÍAS

MUSEO FRANCISCO GOITIAHuella TransitoriaDe Bernardo CalderónPermanencia: 29 de noviembre

MUSEO PEDROCORONELPinturaDe naturaleza y esenciaDe María Ángeles ChávezPermanencia: 31 de octubre

CENTRO CULTURAL CIUDADELA DEL ARTEExposiciónPermanenteSala despachoimperativa “Antonio Aguilar Barraza”Exhibición de foto-grafías, trofeos, docu-mentales, vestuario ypremios recibidos a lo largo de su carrera artística.De martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horasPlanta Alta / Entrada libre

MUSEO DE BRACHOFotografíaMorismas de BrachoPermanencia: 31 de diciembre

PROGRAMAOCTUBRE 2015,CINETECAZACATECAS.

Miércoles 21 18:00 Hrs. Una mirada a lainclusión desde el cineMETAL Y HUESODir. Jacques AudiardFrancia / 2012/ 120 min.

Miércoles 2120:00 Hrs.INAUGURACIÓN DE EXPOSICIÓNVÉRTEBRAS DEL DESIERTO, de Rafael OrdóñezExposición individual de pintura.Acrílico sobre lienzo. Vestíbulo de la Cine-teca ZacatecasBrindis

Jueves 22 18:00 Hrs. Una mirada a lainclusión desde el cineMI PIE IZQUIERDODir. Jim SheridanIrlanda / 1989/ 103 min.

Jueves 22

20:00 Hrs.Película invitada EL GRAN PEQUEÑODir. AlejandroMonteverdeMéxico/ 2015/ 100 min.

Viernes 2318:00 Hrs.Película invitadaEL GRAN PEQUEÑODir. AlejandroMonteverde

Viernes 2320:00 Hrs.Película invitadaLADRONES DE FAMADir. Sofía CoppolaEUA/ 2013/ 87 min.

Sábado 2418:00 Hrs.Película invitada EL GRAN PEQUEÑODir. AlejandroMonteverdeMéxico/ 2015/ 100 min.

Sábado 2420:00 Hrs.Película invitada LADRONES DE FAMADir. Sofía CoppolaEUA/ 2013/ 87 min.

Domingo 2512:00 Hrs.Matiné SE LEVANTA EL VIENTOJapón/ 2013/ 126 min.Dir. Hayao Miyazaki.

Domingo 2518:00 Hrs.Película invitadaBLADE RUNNERDir. Ridley ScottEUA/ 1982/ 112 min.

Miércoles 2818:00 Hrs.IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosLOBODir. Edín Alaín.

México/ 2010/ 90 min.

Miércoles 2820:00 hrs IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosFREAKS (La parada de los monstruos)Dir. Tod BRowningEUA/ 1932/ 64 min.

Jueves 2918:00 Hrs.Sala MauricioMagdaleno, Cineteca Zacatecas. Entrada libre. CAPAS DECEBOLLA Dir. Óscar Ramírez y Óscar Montero. México/ 2015/ 30 min.

Jueves 2920:00 Hrs.IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosEL GABINETE DEL DR. CALIGARIDir. Robert WieneAlemania/ 1920/ 63 min.

Viernes 30

18:00 Hrs.IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosMACARIOMéxico/ 1960/ 91 min.Dir. RobertoGavaldón

Viernes 3020:00 Hrs.IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín Bolaños

EL EXORCISTADir. William FriedkinEUA/ 1973/ 121 min.

Sábado 3118:00 Hrs.IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosEL RESPLANDOR Dir. Stanley KubrickEUA/ 1980/ 146 min.

Sábado 3120:00 Hrs.

IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosDRÁCULADir. Tod BrowningEUA/ 1931/ 72 min.

Domingo 1ºde noviembre12:00 Hrs.IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosLA LEYENDA DE LAS MOMIAS DE

GUANAJUATODir. AlbertoRodríguezMéxico/ 2014/ 84 min.

Domingo 1º de no-viembre18:00 Hrs.IV Festival de Día de Muertos Fray Joaquín BolañosPSICOSISDir. Alfred Hitchcock EUA/ 1960/ 109 min.

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19 de octubre DE 2015 11Teatro de Títeres

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LA GUALDRA NO. 218 / 19 de octubre DE 201512

I guess you guys aren’t ready for that yet. But your kids are gonna love it!

Marty McFly

Si esta columna se publica como su-pongo el 19 de octubre, un par de días después Marty McFly habrá llegado a Hill Valley con el Doc Emmett Brown para impedir que su hijo sea encar-celado y arruinado. Ése es el motivo detonante de la trama de Back to the Future II.

La fecha señalada por todos los fans de BTF es el 21 de octubre de 2015. En cuanto Marty cronoaterrice nos daremos cuenta que tal vez no vivimos en futuro, porque no contamos con: los tenis ajustables, la chaqueta autoseca-ble, la tabla flotante, la Pepsi Perfect, la pizza hidratable. No, la verdad es que no somos el mejor futuro que la gente del pasado querría, que habría soñado. Tampoco tenemos una democracia (ni la mejor democracia del mundo puede compararse con la verdadera), no hemos acabado con la pobreza ni el hambre, ni siquiera contamos con cobertura médica para todos los habi-tantes del planeta. Seguimos inmersos en guerras, como si todavía libráramos una Cruzada. Hemos erradicado algu-nas enfermedades, como la viruela, por ejemplo, a cambio de fabricar otras, como el ébola. En los últimos 10 o 20 años hemos puesto en peligro de ex-tinción a más especies que en los cien años anteriores. Así somos de rápidos

para exterminar nuestros recursos. No necesitamos que ningún George Ro-mero escriba el guion del apocalipsis zombie, somos peor que cualquier tipo

de plaga. Y lo sabemos.A lo mejor el único que puede sal-

varnos, después de visitar y percatarse del desastre de Tierra, es Marty. Ojalá

que observe y regrese a 1985 para de-cirnos que la hemos cagado, que somos tan imbéciles que vivimos en esa disto-pía llamada el peor de los mundos.

Para Andrés GonzálezTova y Malinali López

Niebla púrpura en todo mi cerebro últimamente, las cosas no

parecen las mismas actúo de forma graciosa,

pero no sé por quédiscúlpame, mientras beso el cielo

no sé si bajo o subo si soy feliz o desdichado.

Jimi Hendrix

El tren venía a toda máquina atravesando la espesa niebla gris azulosa. Está a punto de entrar a los andenes de la estación del fe-rrocarril. Venía dando campanazos y largos pitidos. Fue aminorando la velocidad con-forme fue entrando en los andenes. Espe-sas nubes de vapor envolvían a la máquina.

De los vagones comenzaron a bajar viajeros que vestían gabardinas y grue-sos abrigos. Oscuros sombreros de fieltro.

Cargaban maletas y bolsos. Las mujeres con sus peinados esponjosos. La mirada endurecida. Pero no se miraban entre sí. Entre ellos. Actuaban como si estuvieran solos.

Sentado desde la banca yo los miraba. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿A

dónde se dirigen? ¿Qué amores vienen arrastrando?

¡Váaaaamonos! Grita el conductor mo-viendo en círculos su lámpara.

El tren entre campanazos, pitidos y es-pesas nubes de vapor comienza a ponerse en movimiento. Las ruedas empiezan a rodar. Partió. Fue engullido por la espesa nieva gris azulosa. La estación pronto se quedó vacía. Como suspendida en la nada.

A mí me venció el sueño y empecé a soñar.

La estación del ferrocarril se fue po-blando de extrañas criaturas. Viajeros presurosos. Padres que despedían a sus hijos. Esposos amorosos. Amantes ansio-

sos. Perros vagabundos. Agentes viajeros cargando enormes maletas. Melancólicas señoritas. Soldados con licencia. Buscavi-das recelosos. Señoras cansadas amaman-tando a sus hijos.

El cielo oscuro se pobló de hadas que, como cocuyos, luminosas, voladoras.

Se escuchó una música extraña, con acordeones, violines, trompetas y guitarras.

Abro los ojos. El andén de la estación del ferrocarril seguía vacía. En silencio. La niebla había adquirido tonalidades mora-das, anaranjadas…

Bostecé.

Back to the Future [1 de 4]Por Edgar Khonde

Neblina azulPor Alberto Huerta

Doc Emmett Brown , BTF.

Río d

e Pal

abra

s

¿Quién no, al ver a su padre frente al espejo meneando con una brocha los residuos del jabón en una taza rota, batiendo la crema con la cual después se enjabonaría la cara para luego pasar lentamente el rastrillo y retirarse la barba, no soñó con ser ya grande y poder estar frente al espejo repitiendo ese ritual? ¿Quién no, se que-daba viendo cómo después de rasurarse y quitarse los residuos del jabón con agua, secarse con la toalla, su padre se ponía una olorosa loción que iba dejando un aroma por toda la escalera? ¿Quién no robó a es-condidas un poco de fragancia y se la untó en la cara luego de pasarse torpemente el rastrillo, y sentir el dolor del alcohol que se

metía entre las cortadas? Pues yo sí. Ésos son recuerdos muy vivos de mi infancia. Varias veces soporté el regaño de mi madre al encontrarme frente al espejo a punto de pasarme el rastrillo por la cara, y la sonrisa de mi padre untándome la nariz con un poco de crema de jabón. Y sí, soñaba con ser ya grande para que nadie me regañara. Y crecí yo, pero no mi barba, en aquellos primeros años de la vida no me ocupaba de las grandes diferencias. Crecí y no me salió la barba como a mis hermanos… al contrario se me ensancharon las caderas, me crecieron los pechos y me di cuenta que a las mujeres también nos hacen falta rastrillos, pero para otras partes del cuerpo.

RastrillosPor Pilar Alba