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1 TESIS DOCTORAL La continuidad ideológica del carlismo tras la Guerra Civil MANUEL MARTORELL PÉREZ Licenciado en Ciencias de la Información

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La guerra de las frustraciones

1

TESIS DOCTORAL

La continuidad ideolgica del carlismo

tras la Guerra Civil

MANUEL MARTORELL PREZ

Licenciado en Ciencias de la Informacin

Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED)

Facultad de Geografa e Historia

Departamento de HISTORIA CONTEMPORNEA

Ao 2009

DEPARTAMENTO DE HISTORIA CONTEMPORNEA

FACULTAD DE GEOGRAFIA E HISTORIA

Ttulo de la tesis: La continuidad ideolgica del carlismo tras la Guerra Civil

Autor de la tesis: Manuel Martorell Prez, licenciado en Ciencias de la Informacin

Directora de la tesis: Alicia Alted Vigil

AGRADECIMIENTOS

Los resultados de la presente investigacin habran sido mucho ms modestos sin la desinteresada colaboracin de veteranos militantes carlistas, algunos de los cuales han fallecido sin verla concluida; no solo han aportado su testimonio sino, sobre todo, numerosos documentos originales que conservaban en sus casas, hecho que ha paliado considerablemente la inexistencia de un archivo histrico sobre el carlismo, una tarea necesaria y pendiente de realizacin. A fuerza de citar algn nombre, me gustara mencionar los de Ramn Mass y Jos Antonio Prez-Espaa, a quienes debo agradecer, adems de la valiosa informacin que me han facilitado, sus consideraciones crticas sobre el resultado final de la tesis. Tampoco quiero olvidar en este recuerdo al profesor Javier Tusell quien, an postrado por la enfermedad que acab tempranamente con su vida, me anim desde el principio a llevar adelante este proyecto.

INDICE

INTRODUCCION . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

PRIMERA PARTE: LA GUERRA DE LAS FRUSTRACIONES

Una unin ilegtima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

Trincheras contra la Falange . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

La represin de boina roja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76

La influencia del factor religioso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

Defensa del Pas Vasco y Catalua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122

Desencuentros en la retaguardia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134

Perdedores en el campo de la victoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158

La ruptura definitiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167

SEGUNDA PARTE: RETORNO A LA LEALTAD

Se disuelve la amalgama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175

Contra Franco y la Falange . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188

Das de extrema tensin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212

Ante el nazismo y el fascismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248

La otra Unin Nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274

El desafo del 3 de diciembre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 297

Consolidacin organizativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 311

Reactivacin en Navarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 332

El resurgimiento de Vzquez de Mella . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345

TERCERA PARTE: PASO A LA JUVENTUD

Fin al estado letrgico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 368

Gambra recupera a Mella . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 387

Operacin Carlos Hugo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 400

Pragmatismo o colaboracin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 413

Hombres nuevos, soluciones nuevas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 422

El espritu Azada y asta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 432

Proyeccin y legado de la AET . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 451

La conjura de la Zarzuela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 462

CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 474

FUENTES Y BIBLIOGRAFIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 482

ANEXO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . 492

APENDICES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 508

Introduccin

Razones para la eleccin del tema

Alejandro San Julin era el prototipo de carlista navarro. Haba participado como pelayo (organizacin infantil del Requet) en la Guerra Civil, se haba distinguido siempre por su antifranquismo y haba aceptado la evolucin ideolgica de este partido con la familia Borbn Parma; tres hechos que, por cierto, haban marcado la trayectoria, a lo largo del siglo XX, del ms antiguo de los movimientos polticos espaoles. Sin embargo, Rasputn, como era popularmente conocido, a las puertas de la nueva centuria, setenta aos despus del conflicto que desangr las tierras de Espaa y ya con veinte aos de democracia, estaba profundamente dolido por la identificacin que se haba consolidado en la sociedad espaola entre franquismo y carlismo. Haba, sobremanera, una cosa que no poda soportar. En esta poca, a finales de los 90, eran varias las series televisivas y producciones cinematogrficas que tenan la Guerra Civil y la dictadura como trasfondo. Pues bien, las pocas veces que apareca una boina roja, los guionistas la asociaban siempre con la camisa azul y las flechas de Falange. Era, exacta y paradjicamente, lo mismo que hacan los famosos nodos de burda propaganda para el Movimiento Nacional. San Julin, obviamente, no era el nico. Se podra decir que este amargo desasosiego lo compartan de forma general los carlistas de siempre, quienes se haban mantenido, superando convulsas y extremas dificultades, fieles a la dinasta proscrita. Todos se caracterizaban por ser ex combatientes del Requet, religiosos pero no retrgados, socialmente con ideas avanzadas y profundamente foralistas; carlistas, en defnitiva, hasta la muerte, como solan decir; y, de hecho, no fueron pocos quienes no tardaron en llevarse consigo, asida entre sus manos sobre un pecho ya inerte, aquel smbolo, aquella prenda encarnada que haba dado sentido a toda una vida, cuando en su ltimo desafo abandonaban un mundo que, contra sus creencias, rechazaba la trascendencia de la muerte.

El problema que tanto les angustiaba, sin embargo, no les acompaaba en ese viaje sin retorno. Se quedaba aqu, porque en las numerosas obras divulgativas sobre este periodo de la Historia de Espaa, las referencias al Requet por el que haban ofrecido hasta la vida brillaban por su ausencia; era como si jams hubieran realizado tan titnico esfuerzo en la guerra y en la paz. Y para comprobarlo, no haca falta ms que ojear los abultados ndices onomsticos en los que, sorprendentemente, no figuraban sus dirigentes -mucho menos ellos-, ni siquiera los de nombres con calado histrico, como Javier de Borbn Parma o Manuel Fal Conde. Algunos estudiosos carlistas llegaban a considerar que tal olvido era la autntica victoria de Franco sobre el carlismo, apuntillada con la adopcin cosmtica de sus smbolos ms preciados: la bandera con la Cruz de Borgoa, el himno Oriamendi y la boina con borla a la vieja usanza que lucan, en sus vistosos uniformes de gala, los miembros de la guardia personal del dictador.

Para estos militantes tradicionalistas, la diferenciacin entre carlismo y franquismo era una asignatura pendiente que la Historia no poda rehuir. El compromiso y los riesgos asumidos durante los primeros aos de la dictadura no podan caer en saco roto. Esa era, precisamente, la seal de alarma que en mbitos acadmicos tambin haba lanzado Martin Blinkhorn, seguramente el historiador que con mayor profundidad ha tratado la participacin del carlismo en la Guerra Civil . Sorprendido por su desaparicin como objeto de estudio en los proyectos universitarios, as lo expres el ao 1986 en el I Congreso General de Historia de Navarra, donde pidi ante un auditorio formado por especialistas que el carlismo, tan vital para entender los hechos contemporneos de algunas zonas de Espaa, no cayera en el olvido. Fue precisamente a raz del llamamiento de Blinkhorn cuando se pusieron en marcha varias investigaciones sobre el periodo franquista, como fueron los casos de Aurora Villanueva, cincunscrita al mbito territorial de Navarra, o la de Francisco Javier Caspistegui, centrada en las dos ltimas dcadas de la dictadura . A ellas desea sumarse ahora La continuidad ideolgica del carlismo tras la Guerra Civil.

Hiptesis de trabajo

Sin embargo y pese a estas y otras notables aportaciones realizadas en los ltimos aos (Julio Arstegui, Juan Carlos Peas, Jordi Canal, Josep Carles Clemente, Pablo Larraz Anda), quedaban todava importantes lagunas por cubrir; y una de ellas, no la menos importante, era realizar ese deslinde entre los conceptos de carlismo, franquismo, Falange y Movimiento Nacional; demostrar si, como defendan con vehemencia estos dolidos requets, el carlismo no haba sido franquista y si, como tambin aseguraban, haban mantenido, tanto en la guerra como despus de ella, a veces abandonados o en ausencia de sus dirigentes y mandos naturales, sus valores ideolgicos desde el principio. Tal objetivo plantea numerosos retos. El primero de ellos es conocer cmo afectaron a la base social del carlismo, a sus cuadros y dirigentes los trascendentales acontecimientos ocurridos en Espaa, desde el punto de vista poltico, a partir de la Guerra Civil, aunque de forma ms especfica debido al Decreto de Unificacin dictado el 19 de abril de 1937 por la junta militar que presida el g