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La reaparición del
Ejército Revolucionario
del Pueblo Insurgente
(ERPI) y la búsqueda de
una coordinación con
otros grupos armados,
configura un nuevo
escenario que reconoce
diferentes aristas y
vertientes.
Los últimos comunicados de Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR) se referencian hacia el mismo lugar, y en la conferencia de prensa ofrecida por el Comando Justiciero 28 de Junio (CJ-28), el capitán Silvano subrayó la vocación de confluencia junto a la Nueva Brigada Campesina de Ajusticiamiento y hasta con el mismo Ejército Popular Revolucionario (EPR), no así con el ERPI.
La experiencia de la Coordinadora Guerrillera Nacional José María Morelos (Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo, Ejército Villista Revolucionario del Pueblo y CJ-28), es uno de los antecedentes inmediatos de construcción conjunta. Sin embargo, la realidad que enfrentan las organizaciones supone un 'salto cualitativo'
los grupos clandestinos del EPR son a menudo frágiles y aún cuando se reconocen por su alta ideologización y cohesión interna están sujetos a la dispersión de sus integrantes. Los esfuerzos por la conjunción de actividades también reconoce esta necesidad de superar la intrascendencia, como una forma de respuesta a la fragmentación, que los vuelve invisibles a los ojos sociales y objeto de la más violenta persecución, represión y aniquilamiento.
El proceso de ruptura posterior -del ERPI se conoce su existencia a partir de la masacre de El Charco, en junio de 1998-, provocó la formación de otros grupos distintos a los que originalmente confluyeron en el EPR. (La Coordinadora José María Morelos no es ajena a la dinámica de las escisiones y posterior reunificación alrededor de nuevas entidades.)
Pero el largo proceso del Ejército Zapatista deLiberación Nacional (EZLN), que concluyó con latraición del Senado en materia de derechos y culturaindígena y su posterior ratificación por parte de laSuprema Corte de Justicia de la Nación, obliga a losinsurgentes a volver la mirada sobre los zapatistas,pues de esta experiencia se desprende la cancelaciónde los espacios institucionales a la vez que revitaliza laestrategia clandestina y armada.
las condiciones objetivas que sustentan la lucha armada, el 'caldo de cultivo' de la guerrilla, aún continúan vigentes. Las condiciones económicas y sociales que impera en el estado reconoce un agravante fundamental: la persistencia de situaciones políticas y la persistencia del autoritarismo, cacicazgos, la militarización y la violación a los derechos humanos que encuentra en las comunidades indígenas los sectores más vulnerables.