La historia de este personaje de la Inglaterra medieval ha

llenado las páginas de novelas y ha animado obras de teatro

y películas con un relato que fascina a niños y adultos, pero

tal reconocida presencia en la imaginación popular y en el

registro folclórico, también han convertido recientemente

al ladrón de Sherwood en objeto de estudio académico.

Una nueva película sobre este mítico héroe, dirigida por

Ridley Scott y protagonizada por Russell Crowe, abrirá

el próximo Festival de Cannes y se estrenará en nuestro

país el 10 de junio ¿Quién fue verdaderamente el hombre

retratado en esta nueva cinta?JOSE MANUEL CERDA, Bachelor of Arts (Honours) y Doctorado en Historia por la Universidad de New South Wales (Australia), editor de edadmedia.cl, investigador postdoctoral de CONICYT y la Universidad de Chile y profesor de la Red Cultural de la Universidad Gabriela Mistral.

Robin Hood

El Ladron de Sherwood en la Historia, el Folclor y la Ficcion

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La historia que ha llegado hasta nuestros días se refiere a un ladrón que habitaba en un bosque cercano a la ciudad inglesa de Not-tingham que, junto a un grupo de compañeros bandidos, asaltaba a los ricos que por ahí transitaban para repartir lo robado entre los pobres y como desafío al poder despótico que ejercían el cruel sheriff local y el regente Juan Sin Tierra, hermano del rey Ricardo Corazón de León, quien por entonces combatía en la Tercera Cruzada. Con ciertas variantes, estos son los elementos más comunes que com-ponen la tradición, pero ¿existió realmente un personaje de estas características en la Inglaterra de fines del siglo 12?, ¿Qué se sabe de Robin Hood a partir del registro histórico?Una serie de documentos fiscales del condado de York, región cercana a Nottingham, ofrecen los primeros atisbos históricos de un hombre que podría corresponder a nuestro personaje, pues estos registros del siglo 13 mencionan en ocho ocasiones a un tal “Rabun-hod” y luego utilizan las formas “Robinhood”, “Robehod”, “Hobbe-hod” y “Gilbert Robynhod”. La información es demasiado escueta y ambigua como para permitirse mayores conclusiones, pero a fines del siglo 14 encontramos la primera referencia concreta e inconfun-dible en los versos anglosajones de Guillermo de Langland. En su famosa obra Piers Plowman (Pedro el Labrador), un clérigo confiesa “conozco perfectamente bien mi Padrenuestro, tal como lo canta el sacerdote, pero conozco las rimas de Robin Hood…” A diferencia de la documentación condal, este relato ya pertenece a la tradición folclórica, una que pone por escrito las “rimas” que han cantado generaciones de trovadores, como los que relataban cada año y en cada esquina las antiguas glorias de un Beowulf.La leyenda de Robin Hood se cristaliza definitivamente en el siglo 15, adoptando los elementos del cuento que hoy conocemos en Robin Hood y el Monje, la primera balada popular que se dedica entera-mente al personaje. Al mismo tiempo, surge un relato con pretensio-nes históricas que recoge lo que hasta entonces se sabía del ladrón de Sherwood y así Walterio Bower comenta en su Scotichronicon que “entonces (hacia el año 1266) apareció el famoso asesino, Roberto Hood, así también como el Pequeño Juan, juntos con sus cómplices

Estatua de Ricardo Corazón de León frente a the House of Parlament.

La leyenda de Robin Hood se cristaliza definitivamente en el

siglo 15, adoptando los elementos del cuento que hoy conocemos en Robin Hood y el Monje, la primera

balada popular que se dedica enteramente al personaje.

de entre los desheredados, acerca de quienes el tonto pueblo está tan desordenadamente encariñado con celebrar, en las tragedias y en las comedias, y acerca de quienes están gozosos de escuchar can-tar a los bufones y juglares, por sobre otras baladas”. La datación de Bower es problemática y no correspondería a la versión folclórica que asocia al héroe popular con el reinado de Ricardo (1189-1199), a la vez que es un registro demasiado tardío para ser de confianza. En todo caso, la prosa del Scotichronicon viene a constatar el privilegiado lugar que ocupaba la historia de Robin y sus bandidos en la memoria colectiva de la Inglaterra tardomedieval.El testimonio más contundente de la consolidación de esta leyenda medieval son los versos anónimos de A Lytell Geste of Robyn Hode, una suerte de poema épico que relata en el siglo 15 la gesta de la popular banda de ladrones y reúne los aspectos más familiares de la historia, al mismo tiempo que delata el carácter oral de la tradición:

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“Deténganse y escuchen, todos,esta historia es muy buena.Se trata de un audaz forajido,su nombre era Robin Hood.Robin era un forajido sabio.Mientras caminaba por el suelo, tan cortés forajido,fue rara vez visto…Robin se encontraba en el verde bosqueapoyado en un árbol,y con él estaba el Pequeño Juan,un buen hombre libre era él.Quédense y escuchen, todos, y pongan atención a lo que digo,cómo el orgulloso sheriff de Nottinghamconvocó a un día de juego (para emboscar y capturar a Robin)que todos los mejores arqueros del nortedebían venir cierto día,y aquel que disparase mejorse llevaría el premio…Cuando habían disparado por ahí,bien y justamente estos arqueros,todos las veces, el mejor,verdaderamente, fue Robin Hood…”

A partir de la evidencia medieval que hemos considerado, podría concluirse que nuestro personaje pudo haberse llamado “Robert” cuyo diminutivo es Robin, tal vez un nombre genérico para identificar a los criminales en la Inglaterra del siglo 13 y la actividad delictiva en la isla durante la Baja Edad Media. Otros estudios históricos señalan que el nombre habría derivado de Robert Wood (Roberto de los bosques) y no de Robert Hood (Roberto encapuchado), aunque Robert Wood era un nombre demasiado común en la época como para identificar a un hombre en particular.El personaje está claramente asociado al bosque y su desafío a la autoridad es patente, pues los bienes forestales estaban celo-samente protegidos por los reyes. Por otro lado, para cruzar el Bosque de Sherwood había que recorrer una antigua vía romana, conocida en esa época por su peligrosidad. El medio no es genéri-co, sino que se identifica particularmente el bosque de Sherwood y se especula que Robin pudo haber nacido en Loxley o Locksley, un villorrio en el sur del condado de York, en las cercanías de la región de Nottingham. La pequeña gesta nos presenta un perso-naje nuevo, el Pequeño Juan, demostrando tal vez que la leyenda no exalta a una figura en particular, sino un movimiento popular, el de los Merry Men (hombres joviales). Este elemento es recurrente en las versiones que hace la cinematografía moderna de los líderes legendarios acompañados por fieles adherentes a sus causas.El séquito de Robin está compuesto de arqueros, una función mili-

Robin Hood ha sido representado desde la época medieval.

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tar asociada también al mundo popular, pues los nobles peleaban a caballo y con espada. Sin embargo, Robin es además un “cortes

forajido”, lo que denota cierta nobleza familiar, probable-mente una invención del siglo 16. En esa época se le

reconoce como el conde de Huntingdon, mientras que las primeras baladas lo identifican como comunero

o yeoman (hombre libre con cierto estatus), una calificación que se acomoda mejor a los modelos

hollywoodenses.En el periodo Tudor, la leyenda se manipuló

con fines políticos, probablemente para resaltar la afrenta que hace el mítico ladrón al gobierno cruel y negligente de Juan y advertir a los monarcas de la época de los abusos que podían cometerse con el régimen absolutista. La imagen de Robin Hood se transformaba así en una de las banderas de lucha del parlamentarismo en Inglaterra. En el Complot de la Pólvora de 1605, Roberto Cecil denunció a Guys Fawkes y sus seguidores como unos “Robin Hoods”, utilizando el sentido de-lictual que podría haber tenido el nombre desde el siglo 13. Fawkes fue sorprendido

mientras intentaba dinamitar Westminster y fue ahorcado por su fallido intento terro-

rista, un precedente histórico de oposición al poder totalitario que fue rescatado en la

película “V de Venganza”, cuyo protagonista encarna también la defensa de las libertades

personales y cívicas ante el control estatista.Al mismo tiempo, el estereotipo de Robin Hood se

fue utilizando en esa época para identificar el espíri-tu festivo y jubiloso, irreverente y desenfrenado, parte

de lo cual hoy congrega a muchos en torno a los Juegos de Mayo (May Day). Tan importante será la figura de Robin

Hood en esta época que comenzaron a identificarse varias tum-bas con insignes epitafios, toda una invención por supuesto, dentro de las cuales la más reconocida fue la del Priorato de Kirklees (Yorkshire).En el siglo 19, la leyenda fue adornada por el movimiento romántico, que acogió la historia de Robin y sus compañeros dentro del progra-ma cultural que rescataba la heroicidad medieval, especialmente en la literatura. Uno de los más importantes exponentes de este rescate fue el escocés Walter Scott, quien en su conocida obra Ivanhoe, nos regala con su pluma una glorificación decimonónica del personaje: “Levántense, amigos”, dijo (el rey) Ricardo con la mayor afabilidad…

“Levántense, y sean buenos vasallos de ahora en ade-lante. Y tú, valiente Locksley…” “No me den ese

nombre”, dijo el capitán, “sino el mío verdadero, que quizás la fama habrá llevado a sus

oídos. Yo soy Robin Hood, del bosque de Sherwood.” “!Rey de los bandidos y príncipe de la gente del bosque!”, exclamó el rey. “¿Quién no habrá oído las famas de tus proezas, puesto que han llegado hasta

Estatua de Robin Hood, en Nottinghamshire, Inglaterra.

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Palestina? Pero no temas nada. El velo del olvido cubrirá todo lo que ha pasado en mi ausencia, durante las revueltas a causa de ella”.Junto al trabajo de Scott, la leyenda de los bosques medievales de Sherwood también fascinó a algunos de los autores más importan-tes del periodo como Alejandro Dumas (1863), John Keats (1884) y Alfred Lord Tennyson (1892). La espada en la piedra (1938), creación posterior de T.H. White, también incluyó a nuestro personaje y promovió la puesta en escena, tanto en el teatro como en el cine, del cautivante relato. Robin Hood and His Merry Men (1908), Las aventuras de Robin Hood (1938), Robin Hood, príncipe de los ladro-nes (1991), Las locas aventuras de Robin Hood (1993) y la reciente serie Robin Hood de la BBC (2006) son sólo algunos ejemplos de la atención que prestó a esta historia la industria de la entretención en el transcurso del siglo pasado.Todo parece indicar que Robin Hood fue un nombre genérico usado en los documentos judiciales y fiscales para designar un criminal no identificado y en las baladas para referirse a un personaje ficticio de los bosques; un elemento folclórico que posteriormente se prestó para la manipulación política, literaria y cinematográfica. La leyenda persiste en la memoria colectiva con fuerza y sigue encantando a las más variadas audiencias porque reúne elementos fascinantes: el bosque de Inglaterra, aventura y audacia, hombres alegres, musicales e irreverentes, la actividad criminal justifica-da por la justicia social y la rebeldía política: un excelen-te guión para Hollywood. •

El Sitio de Nicasea. Los cruzados lanzando piedras a los musulmanes sobre las murallas de la ciudad en la “Historia de Otro Mar de Guillermo de Tyr, Siglo XIII.

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Mayo - Junio 2010 I Lunes 19:30 hrs. Teatro Mori Parque Arauco

U N I V E R S I D A D G A B R I E L A M I S T R A L

VALORES

$36.000 Ciclo Completo (4 charlas)

$18.000 Ciclo Completo Club de Lectores

$10.000 Por Conferencia Público General

$ 5.000 Por Conferencia Club de Lectores

Informaciones: seminarios@ugm.cl - 414 4562 - www.ugm.cl

Vencedores4 personajes

que desafiaron su destino

Lunes 31 de Mayo THOMA ALVA

EDISON (1847 - 1931)

El que la sigue la consigueFrancisca Willson

Lunes 7 de Junio LUDWIG VAN BEETHOVEN(1770 - 1827)

La música desde el silencioAndrés Rodríguez

Lunes 21 de Junio J.R.R

TOLKIEN (1892 - 1973)

El huérfano salvado por la fantasíaMagdalena Merbilháa

Lunes 14 de Junio BERNARDO DE

CLARAVAL(1090 - 1153)

El joven que generó el cambio José Manuel Cerda

reportaje