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La Identidad Latinoamericana
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El problema de la identidad latinoamericana; Guadalupanismo en
México.
Por Carlos Roberto Santiago Gerónimo
n. de cuenta: 416061514
Todos somos lo que nos dijeron que éramos; todos somos lo que otros no lo son, pero en
realidad eso que somos es una construcción cultural primeramente – la influencia de
nuestro contexto, la sociedad, pensamiento y religión-, y posteriormente política. Es aquí
donde nuestro trabajo quiere abordar, partiremos del nacionalismo como forjador de una
identidad latinoamericana y mexicana.
Las identidades oficiales son un problema, porque hegemoniza sociedades periféricas que
no se siente similares a los que buscan hacer una nación de iguales. Es un problema que
queremos exponer, pues en nuestro país está muy evidenciado.
Primero hablaremos sobre la posible existencia de una identidad latinoamericana,
posiblemente inexistente pero si es un tema muy impregnado en las mentes de los que se
dicen latinoamericanos, y que el discurso político utiliza con fines demagógicos. Digamos
que la diversidad cultural hace de América latina única, y que nos hace pensar en varias
identidades.
El ejemplo que pondremos en análisis es el tema de la mexicanidad y como el Estado-
Nación de la modernidad francesa se introdujo en las mentes de los criollos para que estos
tomaran símbolos de identidad para la cohesión de las masas y secundar su proyecto de
emancipación. La conciencia social que estos tomaron fuero igualmente gracias a un
proceso de búsqueda de nacionalidad que con anterioridad ya se venía dando.
Por ello, también pusimos el ejemplo del símbolo de la virgen de Guadalupe, donde Si la
imagen de la virgen de Guadalupe es una pintura o no, es lo menos relevante. Lo que en
realidad pesa en las investigaciones es la forma que fue dando a la sociedad este símbolo,
que para mí, es el primer elemento identitario de la mexicanidad. Sin embargo, ser
mexicano es una invención de la modernidad que experimentó América Latina en el siglo
XIX, por lo tanto es una invención política y jurídica que forzosamente engloba a muchas
sociedades particulares que no se sienten mexicanos. Por lo tanto el imponer a la imagen de
la virgen como forma de unificación es algo arbitrario que los criollos hicieron. Porque
¿Qué es ser mexicano?
Latinoamericanismo
¿Quiénes somos? ¿Somos mexicanos? ¿Qué es ser mexicano? ¿Somos latinoamericanos? o
mejor dicho, ¿Existe una identidad mexicana y latinoamericana? Estas preguntas son
nuestro eje conductor y son las que trataremos de contestar en este primer apartado.
En América, el problema del <<yo>> y el <<otro>> comienzan con la colonización sistemática
de los españoles que fueron construyendo una sociedad a semejanza de la europea. Pero
esto ayuda a descubrir que, el <<otro>> no puede ser sin el <<yo>>, porque este <<yo>> es el
conjunto de elementos culturales, sociales y políticos diferente al <<otro>>, y que como
sucede en América, el segundo construye al primero y viceversa.
Con lo dicho atrás la formación de una identidad es esencial para diferenciarnos de la
otredad. La duda acerca de nuestra identidad siempre ha estado en la mesa del debate, y la
mayoría de las veces no lo descubrimos sino no los hacen creer. Lo que hoy nos pone a
escribir estas líneas es el problema de la identidad latinoamericana. La identidad es aquello
que nos hace únicos o nos diferencia del otro, por lo que es necesario entrar en la discusión
de la dicotomía del <<yo>> y el <<otro>>. El <<yo>> siempre es lo que el <<otro>> no es, pues este
<<yo>> ya lo es y el otro ocupa el lugar para hacernos diferente. Sin embargo, en la
construcción cultural de América Latina conlleva que el <<otro>> sea primordial para la
creación de la identidad del <<yo>> o del <<nosotros>>, pues la identidad latinoamericana no
es en sí misma una identidad que ha surgido de manera autóctona, ya que con la llegada de
los españoles a las tierras que hoy pisamos desencadenó una serie mestizajes, desde
biológicos hasta culturales. No dejando afuera la introducción de los esclavos negros que
igualmente, junto con los españoles fueron objetos de mestizaje. Todorov nos explica muy
esto:
Uno puede descubrir a los otros en uno mismo, darse cuenta de que no somos una
sustancia homogénea, y radicalmente y extrañamente a todo lo que no es uno mismo: yo es
otro. Pero los otros también son yos: sujetos como yo, que solo mi punto de vista, para el
cual todos están allí y solo yo estoy aquí…1
Así, la identidad latinoamericana no podría existir sin todo lo que acabamos de mencionar.
Sin raíces lingüísticas latinas no hay <<latino>> y sin el proceso de construcción de un nuevo
ser continental, por parte de los castellanos, no habría <<americana>>.
La existencia de otras identidades que se han de mezclar para ir formando la idea, solo eso,
de una identidad que ha de servir como plataforma de criollos para iniciar una
emancipación de la primera raíz identitaria.
Así podemos observar que la identidad de un ser ya constituido sirve en tanto que existe un
opuesto con el que se puede medir o diferenciar, para que así el uno y el otro se construyan
simétricamente.
El problema que encontramos en América latina es la diversidad de culturas que son muy
diferentes entre sí. Los pueblos autóctonos aún subsisten en el contienen al cual ya le
hemos agregado el prefijo “latino” y américa. “Si las culturas son múltiples y diferentes,
[…] ¿Cuál o cuáles son las dinámicas estructuradoras de esta identidad latinoamericana?”2
Lo que uno puede creer y ver como elemento unificador de Latinoamérica es la cuestión de
la raíz en las lenguas latinas; el español, portugués y francés como las únicas formas de
identidad en un continente. Pero esto ya ha quedado superado, porque podemos encontrar
más puntos de unión entre los países de Centroamérica y Sudamérica. Yo considero 2 en
específico que han permeado mucho. Los estudios coloniales que supeditan el ser de
Latinoamérica en un problema económico y político, teniendo a España como el sujeto
colonizador y a América –en general-, como el sujeto colonizado que ha sufrido el expolio,
la rapiña y el robo de todas las riquezas que en estas tierras yacían. A partir de aquí han
surgido teorías económicas como la del desarrollo y subdesarrollo para tiempos más
contemporáneos. Junto con esto aparecen en escenas la valoración de las culturas
autóctonas de aquí, de la hoy llamada América, en la que mayoritariamente habitaron de lo
1 Tzvetan Todorov, LA CONQUISTA DE AMÉRICA. EL PROBLEMA DEL OTRO, 9ª ed. trad. de Flora Botton Burlá, México, Siglo XXI editores, 1998, p. 13. 2 Víctor H. RAMOS “¿Existe una identidad latinoamericana?” Utopía y Praxis Latinoamericana, Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela, Año 8, No. 21, Abril-Junio, 2003, pp. 118.
que hoy conocemos como México hasta el cono sur. Lo que podemos analizar es la
intención de querer encasillar a América Latina como la cuna de estas culturas pero que
fueron sometidas, violadas y, en algunos casos, exterminadas. Pues bien en esta misma
tendencia, el indigenismo estatal ha sido uno de los principales autores para esta
concepción de Latinoamérica.
La heterogeneidad de este subcontinente es lo que nos hace complicado creer en una
identidad latinoamericana, hoy en día la diversidad cultural en cada país, en cada región, en
cada provincia o estado nos hace más difícil la tarea de buscar un elemento creador que
englobe todas las culturas habidas y por haber. Y en lugar de hablar de una identidad
latinoamericana, habría que plantear la posibilidad de múltiples identidades
latinoamericanas.3
Yo creo que el proceso de mestizaje que se suscitó en el siglo XVI y XVII es una posible
forma de conectar a todas estas sociedades, y posiblemente de dar sentido a esta identidad
latinoamericana que aunque con el mestizaje todos parezcan hermanos, la problemática
seguirá con el surgimiento de los Estado- Nación y por consecuencia del nacionalismo.
El Estado- Nación en México como ente integrador de masas
La modernidad que el mundo experimentó en el siglo XVIII con la Independencia de las
Trece Colonias y la Revolución Francesa instauró uno de los paradigmas más adoptados
por las colonias iberoamericanas, el Estado- Nación.
Este paradigma tiene una columna vertebral, los tres principios de este que son: Gobierno,
Territorio y Población. Elementos integración ideológica que está sustentada por el
nacionalismo, el cual pretender hacer una masa homogénea donde convivan muchas
personas que tengan un sentido de pertenencia e identidad común, pero esto nos plantea un
problema grande que hace que la instauración del Estado-Nación sea de manera forzada.
Pues “…la integración está relacionada con el hecho que el Estado, o la sociedad
políticamente organizada, le confiere unidad a una comunidad humana en un territorio
3 Echevarría, Bolivar, Antología. Crítica a la modernidad capitalista. edit. Gonzalo Gosalvez, Bolivia, Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, OXFAM, 2011, p. 241-258.
determinado.”4 Pero esta comunidad humana debe estar no organizada para que la
organización de este modelo de la modernidad pueda estructurarlos a modo. Sin embargo
dentro de esta comunidad, por estar no organizada, podemos inferir que está fragmentada,
lógicamente, pero en pequeñas unidades con características singulares que las hace
auténticas. Aquí comienza el problema de unificación identitaria violentando a la otredad e
integrándola sin un consenso para crear una sociedad que debe compartir una cultura.
“Sin esta acción del Estado, tal comunidad no existiría pues sus miembros serían individuos
dispersos y débilmente vinculados entre sí. […] toda comunidad, antes existir como [un]
todo organizado bajo la forma de Estado, es una masa uniforme.”5
En el caso de México hubo dos momentos de creación de nacionalismo, la primera es al
momento de firmar su independencia política de España y la otra en el periodo
posrevolucionario –ya en el siglo XX-. La primera es la que nos interesa.
Como ya dijimos en el principio, el siglo XIX fue el periodo de creación de estos nuevos
Estados modernos en Latinoamérica. Cada colonia fue aprovechando elementos propios
para crear una conciencia nacional. Tal conciencia buscaba la integración de grupos
diversos en una Nación homogénea, para que así pueda existir su paradigma.
En nuestro país, como en los países latinoamericanos, esta conciencia la crean los criollos
que tienen un problema de nacionalidad, pues si no son españoles pero tampoco mestizos ni
mucho menos indígenas, a donde pertenecían. Es mediante esta comparación con la otredad
que se construyen una forma de identificarse, pero también crea una nueva patria, México.
El mexicano es una construcción ideológica, política y jurídica que precisamente surgió en
este periodo de tiempo donde en Latinoamérica se buscaba un nueva identidad distinta a la
de ser colonia. Si ya no se es criollo se es mexicano, mexicano que comienza a existir
dentro de la modernidad que se experimenta. Sin embargo, este sentimiento nacionalista
comete un error, creer que todos los integrantes de este territorio al cual se llama México,
sienten el mismo fervor por ser mexicanos, que todos aspiran a una nueva identidad. Ahora
el <<yo>>, que se construyó a partir del <<otro>>, quiere hacer de este <<otro>> parte del <<yo>>.
4 Godoy A., Oscar, “FUNCIONES DE INTEGRACIÓN DEL ESTADO”, Revista de Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile, V. II, no. 2, 2002, p. 105. 5 Ibídem.
El nacionalismo solamente violenta la diversidad porque como es posible que un grupo
quiera hacer creer a las masas que son parte de este grupo, si las masas ya tienen
identidades originales que se han mantenido durante los avatares de los siglos.
Los españoles no lograron controlar del todo a las culturas existentes en el territorio que
hoy ocupa México, lo que implica ya un problema para crear una masa homogénea. Esas
culturas fueron relegadas a la periferia donde se han conservado en tanto tradiciones,
costumbres y creencias. Mismas que significan diversidad cultural, que se han de englobar
en el mexicanismo sin que estas sepan lo que es.
Un claro ejemplo de imposición forzada de esta nueva patria mexicana es el segundo
artículo de los sentimientos de la nación de Morelos:
2o.- Que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otra.6
El forzamiento de esta nueva identidad verá reflejada sus problemáticas en los intentos de
separación de Guadalajara y Yucatán principalmente. Pues son regiones muy alejadas del
centro político, centro donde se da forma al futuro de todos se quiera o no.
Las nuevas leyes mexicanas le confiere a todos los que habitan el territorio nacional una
nueva identidad, aunque ya tengan, también una religión, aunque ya tengan, les da
derechos, aunque no sepan que sea eso, y les limita pero también les protege. Sin embargo
es toda una gran diversidad que hasta el día de hoy tenemos poblados, etnias y personas que
no se identifican como mexicanos sino dependiendo de su tradición ancestral.
Uno puede ir en la actualidad a la Yucatán e interactuar con los mayas de ahí, o viajar a
Chiapas, luego subir al norte de Veracruz y visitar a los totonacas o si bien se quiere mejor
a Oaxaca para luego ir a Sonora con los Yaquis. Se observará que todos los ciudadanos –
categoría que les da el Estado- de estos lugares no comparten rasgos culturales, lingüísticos,
fonéticos, mucho menos políticos similares, y que lo único que los une es forzosamente el
ser mexicanos, aunque en sea una imposición.
Aunque sea algo arbitrario instaurar una identidad a todos estos, ha funcionado y muy bien,
pero ¿A qué se debe?
6 Sentimientos de la Nación, el documento se puede ver en internet.
Dentro de la configuración de la nueva identidad está la utilización de símbolos que funja
como el método pragmático de unificación identitaria. Así encontramos uno que ha sido eje
transversal en el proceso de invención del mexicano. La virgen de Guadalupe.
La virgen de Guadalupe: el primer símbolo del mexicano.
Los símbolos son iconografía que tiene un significado específico, pero dependiendo su
intención este tendrá relevancia. En el caso de los símbolos nacionalistas la mayoría de los
símbolos ha funcionado, por ejemplo las banderas y los himnos nacionales (símbolo sonoro
y no iconográfico) que son elementos simbólicos que en las incipientes naciones han
permeado muy bien y sobre todo en México. Pero hay símbolos que mucho antes de la
independencia ya servían como elemento de unidad. La imagen de la virgen de Guadalupe
es el primero de todos.
Posterior a la conquista los misioneros se dieron a la tarea de evangelizar a los pueblos
indígenas e ir implantando a su dios y a sus santos. Seres extraños para los originales, pero
a la cual estaban obligados a rendirle culto porque es “el Dios verdadero”. “Los nuevos
dioses, ceremonias y ritos, tenían muy poco de indígenas. Seguían siendo dioses extraños,
ajenos a las pulsiones internas de las comunidades”.7
Paradójicamente los indígenas estaban muy bien dominados con este bombardeo de nuevas
ideas que no buscaban un retorno a sus viejas tradiciones que el proceso de transculturación
había desplazado, sino que buscaban dentro de este nuevo catálogo de dioses y santos, uno
que se asemejara a ellos, que sea portador de rasgos propiamente indígenas pero sin salirse
del sistema de creencias que se había ya implantado. 8
Así nace el mito guadalupano, por creación o parición, no sabemos, -pues hoy día se sigue
sosteniendo que es una pintura y otros que realmente es un milagro-, pero si por el interés
de identificarse como un grupo que ha sido violentado y busca un reivindicación mediante
un símbolo de la nueva religión. Serán los indígenas principalmente los que se han de
regocijarse bajo el patronato de la Santísima Virgen de Guadalupe, pues son los que
7 Florescano, Enrique, Memoria mexicana, 3 ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2002, p.397 8 Ibídem.
buscaban primordialmente un símbolo nuevo de identidad, de propiedad. Símbolo que
posteriormente será utilizado para dar ese sentido de identidad a todos los hoy mexicanos.
El culto a la virgen de Guadalupe tiene su raíz en las apariciones marianas en el cerro del
Tepecac del 9 al 12 de diciembre de 1531, la tradición escrita -según el Nican Mopohua-
dice que se le apareció a un indígena de nombre, ya castellano, Juan Diego. Aquí ya
podemos observar que el mensaje de unión está dirigido a la sociedad más afectada en el
momento, los indígenas. Pero el personaje de Juan Diego no representa a su ser en sí
mismo, sino que es la figura que nos hace referencia a todo el pueblo que ha sufrido el
proceso de reconfiguración ideológica y/o religiosa. Ya circunscrito en este proceso es más
fácil adoptar nuevos elemento que regresar a los anteriores.
No podemos comprender como esta imagen se ha mantenido como un hito en la cultura de
México si no sabemos desde cuando se le ha adoptado como el elemento cohesionador.
Para el siglo XVIII muchos criollos intelectuales tomaban al mundo indígenas como
propios, o mejor dicho perteneciente a ellos. Desde aquí ya comienza una concatenación
entre lo indígena y lo criollo –sin patria para este momento-, pues los segundos querían
buscar una patria, ser de un lugar, un ser solamente. Personajes como Clavijero son de los
iniciadores de un nacionalismo basado en el pasado indígena, en el cual la virgen de
Guadalupe ya viene en esta tradición indigenista. “De este modo, la anhelada la
consolidación del sentimiento nacional es llevada a cabo, también indirectamente sobre
todo, fortaleciendo la conciencia histórica mediante el acontecimiento guadalupano”.9
Pues es mediante la historia que este mito, tiene gran perduración durante muchos siglos, la
historia toma del mito la materia prima para crear una conciencia nacionalista, pro
indigenista que los criollos han de encabezar para pertenecer a este territorio. Esta es el
inicio de conformación de una nacionalidad que estará consolidad política y jurídicamente
en la consumación de la independencia. Pero para que esto suceda falta analizar un periodo
de tiempo donde tuvo gran protagonismo esta imagen milagrosa o no, pero sin importante
para la sociedad novohispana. El criollismo planificó muy bien su identidad, más de un
9 Nebel, Richard, Santa María Tonantzin. Virgen de Guadalupe. México, Fondo de Cultura Económica, 1995, p.272.
siglo se transcurrió para que por fin tuvieran una patria, una nación en la cual ser y
pertenecer.
Hidalgo, criollo guadalupano.
La conciencia y sentido de pertenencia criolla ya se venía gestando con anterioridad al
movimiento armado de 1810. Góngora, Clavijero y Sor Juana fueron en gran medida los
que exaltaron este sentir entre todos los criollos que habían sido desplazados de la punta de
la escala social por la reformas de los borbones.
La mañana del 16 de septiembre de 1810 el presbítero Miguel Hidalgo hace el llamado a
una revuelta social, uno de los propósitos es revindicar el estrato social al cual pertenece
pero también a dar igual –principio de la modernidad francesa-, a los indígenas. Saliendo de
Dolores, en Guanajuato se dirige a Atotonilco, donde en su mente confluyeron,
seguramente, las ideas de todos estos próceres pronacionalistas del siglo XVIII. Por eso
toma un estandarte de la Guadalupana, pero más que eso está tomando en sus manos un
icono de gran valor para los indígenas, y que con esta acción la hace propiamente de los
criollos igualmente. Así, sabe que las masas ya gudalupanizadas han de seguirlo, porque es
su madre, y ellos sus hijos.
El peso simbólico es el que hace decir que es la primera bandera de la nación que ha de
nacer. Pero hay un problema, los indígenas que se siente identificados con la “morenita”,
son principalmente los nahuas del Valle de México. Una porción muy pequeña para el gran
territorio que pertenece al nuevo Estado- Nación. Y aunque no hay una población
exagerada en todo el país, si se mantienen vivas tradiciones ancestrales en la periferia,
donde los españoles tuvieron siempre dificultad de entrar militarmente y espiritualmente.
La fe católica cumplió su misión de querer hacer del cristianismo la religión de todos los
habitantes del nuevo mundo, sin embargo tuvo que adaptarse a la realidad de los pueblos
autóctonos.
La virgen de Guadalupe es el elemento de identidad que más ha permeado en la sociedad
del siglo XIX hasta la actualidad. No importa que el nacionalismo sea forzado, funciona si
se tiene un buen elemento homogeneizador, como lo es la Virgen de Guadalupe.
Con esto vemos que el otro ha de formar al yo, y que en este juego de reciprocidad se irán
constituyendo el uno al otro. El Estado-Nación mexicano se integró gracias a la historia y a
la virgen de Guadalupe, pues fueron los elementos que hicieron del otro parte de uno,
lograron que se apropiaran de modelos del otro para así formar un <<yo>>, o un <<otro>>.
La importancia de nuestra identidad es algo que se ha ido consolidando a lo largo de los
siglos, pues hasta con la revolución de 1910 se fragmentó esta identidad y puso al relieve
las diferencias de los llamados mexicanos. La problemática se resolvió nuevamente con un
proceso de adoctrinamiento y bombardeo masivo de una única ideología en la que todos
deberían estar si no, no eras mexicano.
En escala más grande, Latinoamérica ha sufrido el mismo trauma, encontrar esas
diferencias que les hace problemas muy grandes. Los nacionalismos han sido parte de los
causantes, pues el sentimiento de pertenencia a un pueblo los ha llevado a guerras entre los
mismos países que se dicen hermanos, pero que sin embargo pone a la vista lo forzado que
es el nacionalismo. Latinoamérica es un pueblo de diversidad, de heterogeneidad y que no
es similar a los demás, ni siquiera al norte del continente, por lo que hablar de una sola
identidad es erróneo, sería mejor decir que nuestro subcontinente posee una gran diversidad
de identidades en la que el nacionalismo sale sobrando.
Bibliografía
- Echevarría, Bolivar, Antología. Crítica a la modernidad capitalista. edit. Gonzalo Gosalvez, Bolivia, Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, OXFAM, 2011.
- Florescano, Enrique, Memoria mexicana, 3 ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2002.
- Godoy A., Oscar, “FUNCIONES DE INTEGRACIÓN DEL ESTADO”, Revista de Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile, V. II, no. 2, 2002.
- Lafaye, Jacques, Quetzalcoátl y Guadalupe. La formación de la conciencia nacional, trad. de Ida Vitale y Fulgencio López Vidarte, 4ª ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2002.
- Nebel, Richard, Santa María Tonantzin. Virgen de Guadalupe. México, Fondo de Cultura Económica, 1995.
- Tzvetan Todorov, LA CONQUISTA DE AMÉRICA. EL PROBLEMA DEL OTRO, 9ª ed. trad. de Flora Botton Burlá, México, Siglo XXI editores, 1998.
- Víctor H. RAMOS “¿Existe una identidad latinoamericana?” Utopía y Praxis Latinoamericana, Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela, Año 8, No. 21, Abril-Junio, 2003.