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La ideología revolucionaria de Gregorio López y Fuentes Es frecuente tropezarse entre los estudios de la crítica especializada con la afirmación de que, pese a los cientos de obras que suelen catalogar- se bajo el membrete de «Novela de la Revolución Mexicana», ninguna puede aspirar por si sóla a ostentar tal titulo. Se ha echado en falta esa gran novela «totalizadora» y «global» que muostrara stn escamoteos ni fallas el tiempo histórico a que responde. En efecto, todas y cada una recogen una visión personal, parcial y fragmentada del fenómeno revolucionario, y, ya sea ello debido a la magnitud y diversidad del mismo oa las propias limi- taciones de perspectiva y de análisis de quienes lo describen, no deja de ser, sin embargo. explicable. Reivindicar la —por definitiva— no creada «novela de la Revolución Mexicana» implica dar por supuesto la existen- cia de una única Revolución, de una idea exacta y precisa de lo que fue y de cómo fue. y. por consiguiente. achacar a los escritores que la novelaron la ceguera de no saberla retiejar en toda su dimensión. Creo sinceramente que nos ofrecieron la Revolución que (dados sus orígenes, posiciones o ideologías) podían ofrecernos; si vieron los árboles sin otear la intrincada espesura del bosquek es porque estaban perdidos en su mismo corazón. incapacitados, por tanto, para elevarse por encima de los ramajes, o lo que es igual, de la historia con pequeñas y grandes letras que estaban contan- do. Nos transmitieron pese a todo la cercanía de lo vivido, la fuerza de lo real y, en ocasiones, hasta nos comunicaron el sentimiento de algo que se presentaba a sus ojos como inabarcable. A mi juicio lo era. La Independencia, que desligó a América de España. no supuso ningu- na alteración básica de las estructuras socio-económicas condenadas por 1. Ni siquiera las más alabadas: E/águila y la serpien ¿coLas de abafiL Véase, a modo de ejemplo. Manuel Pedro González. Trayectoria de la novelo en México, Méxicu, Botas. 1951:0 Antonio Benite¿ Rojo en su prólogo a Los de abajo. La II abana. Casa de las Américas. 1971. 2. (ion estas palabras se hace eco Maria mio Azuela dc las acusaciones de no haber en re,m- dido la Revolución cuando, ya anciano, su obra literaria era sometida a exhaustivos análisis. Anales de literatura lmÉspanoaniericatma, n únm. 18? Ed. Univ, Coní pltttensc, Madrid. 1989.

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La ideologíarevolucionaria deGregorioLópezy Fuentes

Es frecuente tropezarseentre los estudiosde la crítica especializadacon la afirmaciónde que,pesea los cientosde obrasquesuelencatalogar-se bajo el membretede «Novela de la Revolución Mexicana»,ningunapuedeaspirarpor si sóla a ostentartal titulo. Se ha echadoen faltaesagrannovela «totalizadora»y «global» quemuostrarastn escamoteosni fallas eltiempohistórico a queresponde.En efecto,todasy cadauna recogenunavisión personal,parcial y fragmentadadel fenómenorevolucionario,y, yaseaello debidoa la magnitudy diversidaddel mismo o a laspropiaslimi-tacionesde perspectivay de análisis de quieneslo describen,no deja deser, sin embargo.explicable.Reivindicar la —por definitiva— no creada«novelade la Revolución Mexicana»implica darpor supuestola existen-cia de una única Revolución,de una idea exactay precisade lo que fueyde cómo fue.y. por consiguiente.achacara los escritoresque la novelaronla ceguerade no saberlaretiejaren toda sudimensión.Creosinceramenteque nos ofrecieron la Revolución que (dadossusorígenes,posicionesoideologías)podíanofrecernos;si vieron los árbolessin otearla intrincadaespesuradel bosquekes porqueestabanperdidosen su mismo corazón.incapacitados,por tanto,paraelevarsepor encima delos ramajes,o lo quees igual, de la historia con pequeñasy grandesletras queestabancontan-do. Nos transmitieronpesea todo la cercaníade lo vivido, la fuerzade lorealy, en ocasiones,hastanoscomunicaronel sentimientode algo que sepresentabaa susojos como inabarcable.A mi juicio lo era.

La Independencia,quedesligóaAmérica de España.no supusoningu-na alteraciónbásicade las estructurassocio-económicascondenadaspor

1. Ni siquiera las más alabadas: E/águila y la serpien¿coLas de abafiL Véase,a mododeejemplo.Manuel PedroGonzález.Trayectoria de la novelo en México, Méxicu, Botas. 1951:0Antonio Benite¿ Rojo en su prólogo a Los de abajo. La II abana.Casade las Américas.1971.

2. (ion estaspalabrassehaceecoMaria mio Azueladc lasacusacionesde no haberenre,m-dido la Revolución cuando, ya anciano, su obra literaria era sometida a exhaustivosanálisis.

Anales de literatura lmÉspanoaniericatma, n únm. 18? Ed. Univ, Conípltttensc, Madrid. 1989.

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los libertadores.El poderdle las viejasoligarquiasde las coloniasse inan—tuvo prácticamenteintacto en las nacionesreciénnacidas.La razónnos lada,en su caso,Martín Luis Guzmánen La querello de Atávico «el grupodela sociedadmexicanaquesecreyó entusiasmadlopor la ideadela liber-tad pertenecíaa la claseopresoray no a la oprimida de la NuevaEspaña».Tendríaquepasarcasimedio siglo paraqueMéxico tratara.con la Refor-ma,de enmendaraquelerror histórico,aunquesin conseguirloplenamen-te.ya que la aplicaciónde las leyestendentesa atajarlos malesendémicostantasvecesdenunciadossevio frustradaen sumayorparte.En 1910. frutode uA cúmnulode circunstanciasdiversas,lo sacudeun nuevo movimientode igual o mayorcalibre. Comenzabaentoncesun procesocuyasderiva-cionesignorabay ni siquierapodía prever.

Frentea la violencia larvadadurantesiglos, patenteen el entramadosocial y moral de la vida mexicana,seopusola inmanentea toda rupturaradical del orden establecido,pues no otra cosaes una revolución. Conella sepretendeinstaurarun orden nuevodiondela justicia y la racionali-dad seanla definitiva cristalizaciónde la utopía que en sí misma encierray entrecuyoscomponentessehalla también la abolición de cualquieradelas formasdeviolenciaposible,todavezque,arrumbadaslas causasque laprovocan,llega a hacersetnnecesariay absurda.No existeuna revolución(si de verdadlo es) queno seproyectehaciacl futuro, el tiempodondeca-bentodaslas metasy todoslos sueños.Se destruyeparacrearSe partedelcaospara reconquistare1orden.Así es al menosen cl plano teórico.¿Fueasí en el casode México?Seríaingenuopensarque.con la suya.Méxicopretendióefectuarla gran subversiónde estructurasno realizada en sumomento.La RevoluciónMexicanafue, en palabrasafortunadasdeOcta-vio Paz, «un estadillo de la realidíad»,la respuestaa una presiónejercidíadesdeinnumerablespuntossobreun mismocuerpo.anquilosadoy maltre-cho, el espasmofinal de una aslixia colectiva nacida de un régimen co-rrupto.Porantirrornánticoqueparezca,las revolucionesno suelenhacersepor idealismo —aunquecon idealesse alimentan—,simio porquela con-cienciade la realidíadresultacon el tiempodifícilmente soportable.El ole-rrocamiento de Díaz y cl establecimientode una democraciade elecciónefectiva,la liberalización ole u n sistemaeconómico.toolavía en gran partefeudal. qtme abriera cattcesdeexpansióna la burguesíaincipiente,erami simiduda susnietasinmediatas.Reclamosposterioresalumbraron logros másambiciososque,por no previstos,hicieron chocarIrontalmentea las difÉ—remitesconcepcionesque 1=1palabra«revolución»evocaba.Sin cíara comí—cienciade los fines perseguidosy (lo queesoperativamenteniásimportaíi-te) sin un prograníadefiííido y ítnánímementerespaldíadopara accederaellos. México se sumergeen un largo clima deguerracivil del que ningúnsector,aún deseándolo,pudo quedarseal margen.Todossintieron de una

3. La afirmación,aunquereferidaasu país.esextensivaamodoel confluenteamericano.Obras <ompletos; México, Compañía Gene,al de Ediciones.1971.págs.9-33. pág. 15. Tomo 1.

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manerau otra la sacudidarevolucionariacomo noslo demuestrael queha-cer de los intelectuales,inmersosellos tambiénen el torbellino arrasador.

En estepanoramanosencontramoscon dosclasesde escritores~~.aque-líos quelo sonforzadospor la necesidaddehacerinteligible la realidad;yaquellosotros que,desbordadospor esa misma realidad,la hacenobjetoconstantede sulaborliteraria. El primercasoexplicaría la abundanciadeautoresde unasola obray el afán testimonialque losguía: generalesmeti-dosa contarbatallas,periodistasdandotintes de fabulación a relatosqueno puedendesdecirel origende suscreadores,o médicoscon inquietudessociales,participancon éxito y dignidad desigualdeestafiebre.El segundodaríacuenta,a suvez, de la conversióndeun sucesohistórico convulsivoystn precedentesen un géneroliterario perfectamenteaislable,y a la par. deramificacionesmúltiples.

Gregorio López y Fuentespertenece.como es obvio, a este segundogrupo. Conio la mayorpartede los novelistasproveníade la clasemedia,esdecir, de la claseeducaday establecidaen los valoresburguesesperoalrnístno tiemposensibilizaday moderadamentereformista.De esosvaloresno abdicarán,salvocontadasexcepciones,pesea mostrarsefirmes partida-rios de la Revolución.Y esqueéstaenorigen,como advertíamosmásarri-ba,no pretendiósocavarlos asideros,lasbasesmoralesquesustentabanlasociedad.Ignoraro marginarestehechopuededificultar la completacom-prensiónde toda la narrativa revolucionaria,y a menudoes la causadeque se ponga en entredicho el propio carácterrevolucionario tanto deobrascomo de autores.Tan inexacto, si no se matiza. seria tacharlos deunacosacomo dela contraria.Hicieron la Revolucióndesdesuspostula-dos ideológicosy morales,lo que les dio unadudosaperspectivay les limi-tó el horizonte,pero¿acasono essiempreasí?Fueronrevolucionariospor-que la Revolución es ya paracasi todos, a fines de la décadade los veinte—cuandocomienzaa desarrollarsetnasivaníentela literatura—, una abs-tracción níuy por encimade los hombresdestinadosa concretarla,y. porconsiguiente,el permanentereclamode fidelidad a suesenciamaltratadaera tina actitud siííceraantela realidad;fueron antirrevolucionariospor-que tras la Revolución,los más,siempreañorarono reivindicaron un or-den.Quedabapor averiguarcuál era y dóndeestabaesaesenciaque algu-na vez vislumbraron(o si la hubo siquiera)y quisieron aprehender,perosuyo,encualquiercaso,es el mérito irreprochabledehaberincorporadoal«mexicano»como individuo y como pueblo al papel de protagonistasinhaberleamputadoningunodie los componentesde suserracial y cultural.

Lópezy Fuentesesquizáel másclaroexponentedeesto último, como nosocuparemnosde señalar.Cuandoescribe sussprimerasobras,nos obstante,ya han aparecidotambién los pritnerosbrotesdesencantadosde un pro-yectoal que no se le ve el fin. La violenciano ha cesadotodavíay las an-sías redentorasesgrimidaspor los caudillos han dejado insatisfechaslasmásperentomiasdemandasde los eternamentesojuzgados.Un sentimientodcurgenciainvadirá losdiferentesestratosdela culturamientrasun deba-

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te imiterior recorre las esferaspolíticas.A partir dic ahoralos testimoniosseteñiráncon los ecosde la denuncia,augurandola futura novelasocial.Pe-ro además,estanuevavisión crítica severápotenciadapor el e¡npujedadoal proceso,mediadala décadade los treinta,por el PresidenteLázaroCár-denas.Asitnismo. la asunción dic ciertos elementosdel marxismo quealientan su política salpicarála idleología dIc los narradiores,haciéndiolesentrar en abierta contradicción con eseorigen pequeño-burguésy plan-teándolesen ocasionesconflictos insolubles4.En esteclima, pues,habre-mos de insertarla obra narrativa de nuestro autor.

Las tres aportacionesiniciales de Gregorio López y Fuentes.Campa-metilo (1931). Tierra (1932)y Mi general(1934). constituyentres ángulosdeenloquediferentesperoa la vezcomplementariosdel miiovimiento revolu-cionario.Como las restantesnovelasde esteperíodo,estánescritasretros—pectivamente,pero, insistimos,no desdeel final de un hechoacabado.Esaperspectivanecesaria,queajuicio de algunoses la responsabledel retrasoen niás deveinteañosde la aparicióncontinuadadel género,es.por tanto,relativa. La trasposiciónliteraria de un tiempo próximo pero anegadoyaen lo mítico no era,aunquepudieraparecerparadójico.sino unaforma dehacerloreal, de calibrar suverdaderoalcancey, a la postrequizá, de ha-llarle un sentido:«¡Con quéclaridadse ve así, y a distancia,lo que nosre-sultó entoncestan confusode actualidad!»,podría exclamarnuestroescri-tor (y tal vez lo hizo> por bocade uno desuspersonajes.Sin embargo.Ló-pezy Fuentesno seconformacon reflejarla Revoluciónvivida por él en sufase bélica,va máslejos.quiere ir más lejos..aspira—comoafirma acerta-damemiteDessau—a captarsu significadlo historico, lo cíue conlíeva. cmicielo modo,justihcarlaen su mismagénesisparapoderluego asumirlaensu totalidad. De ahí su afán por reproducirlos fenómiienoscaracterísticoscíe la campaña.O) por abstraerlas idemítidadiespersonaleshaciendo(le suanonimidadun correlatodel propio carácterde la Revolución,indefinidapor espontánea,nacidadel 1 mpettm u miániniecíe u ti pueblosimí nombres,só-lo pueblo:

(...) No hacenFalta nombres.Los nombresal menosen la revolucion no)hacenfaltaparanada.Serialo mismo que intentar poner nombresa lasolasole un río, y somosalgo asícorno un río muy caudaloso.O..) ¿paraquésommí los nomnbres? No i muportael nombredel general.No i tu porta el no m—bre del soldaolo.Somosla masaque no necesitamíornbres ni para la horade la paga. ni para la hora ole la comida: vaya ni para la hora de lanuerte.

4. l.a inicrrclacion (leesios faciorcsy suscícciosen la novela hansido brillaniementees—tumdiadospor Ada¡ ben Dessauen La novelo de lo Revolución Mevicuna. México. i’undo cíeCulmura Económica.1972. Véase,enespecial.páe. 72 y ss.

5. (a nipamemo. i ncl lm i cía en la A utul~ g la cíe A u tun i u Casino 1 .cai,la nole/a de la Reto/u —<md,, Mexicana. México. Aguilar. 1969. Tomo 2. págs.181—249. En adelante,las citas del atílorirán seguidasde la inicial y la páginade la novela correspomídiente.ambasentreparéntesis:enesiecaso: (C. 189).

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Los datos puntualescarecenentoncesde interés.Se oníite voluntaria-menteel accidente,se sitúa la acción Ibera de un espacioy de un tiempoconcretoo conocidoporquese trata,ensuma,dequeseala Revoluciónsinotros adjetivos la que se níuestrea sí misma, ya seaen su vertientepura-mentemilitar como en Campamento, o bien a travésde la peripeciaperso-nal de un hombredel campocomo en Mi generaL Otra cosaes Tierra y se-rán susnovelassucesivas,segúnveremos.En estesentido,en en Campa-mento, ejercicio notablede condensación,dondeLópez y Fuentesmejorlogra su propósito.Con certeraspinceladastraza el confusopanoramade«aquellosdíascuandoel paístodo estabaen pie deguerra».Ahí estála Re-volución en su máximoapogeo,paralizadapor unosinstantesperobullen-ob por dentro y a puntode iniciar siempre«el movimiento de la serpienteque se despereza».No ha hallado medio mejor de penetraren ella sino atravésdelos mietubrosque la conforman,o delas olas que,aunquesedis-tinguen. son el río mismo. Por esta imístantáneacinematográficade laacanipadanocturna deun segmentodelas tropasrevolucionarias,desfilanen sucesivosplanos los elementoshumanosque caracterizaroncon suextstemicia la «gral] revuelta».(alguiios ole los críalesya habíansido esboza—olos por Azuela en 1916).Ahora bien.Fiel a eseáninio (le objetivizarlaa to-da costa,Lópezy Fuentesno construye,estrictamentehablando,persona-jes. Al olespojarlosde personalidaddefinida, de profundidadpsicológica.de comiciemicia.lían sido comicebioloscomiio «tipos» y no siguiendoun clise—ño pemisadlo(le caracteres;por eso) remontanla categoríacíe lo individualhastaelevarsea la posición de paradigmas,convertidosen «el general».«el agitador», «el indio», etc. Apenasun perfil desuscomitornosparadife—renciarlosy a vecesni eso,cuandoes la masainforme de la soldadesca(losde abajo))la que se expresa,entoncessonvocessin dueño,simplementelavoz descarnadade esepuebloinnomimiadov.l)etengáníonosen esteinven-tario humano,quepartiendode Campamento, irá completando.enriqucci-do en níatices.en las novelassigttíentes.

En electo,ahí está«el oportunista»:el federalquevislumbra la evolu-ción dc la contienday curándoseen saludcambiade bando.Su retratoescon diferenciauno de los másantipáticos,porqueen su conductano hayrastro) de ideales,sólo) rui noladí y afán de notoriedad;a su lado estála va—rtanteel «oportunistapolítico», quedespuésde rendir susserviciosal por-lirismo encuentrahábilmenteun resquiciopor dondecolarseen la Revo-lución. Lo encontrareniostambiénen Tierra pronunciandoun enfervoriza-ob discurso:«Dicequeél sienípreha sido revolucionario.No pocosdebenpensarcomo si fue revolucionariosirvió tanto al régimenporlirista. Hace

6. Sólo hay dos excepcionesneseñablesa lo apum ntado y obedecena ctisi.i ntas razones:unaese! pnoiagonistadeMi general? al qtte la forma aumobiográficade la novela le confierecmna dimensiónnegadaa los detnás: la otra la consi.ituyeEtniliano Zapataen Tierra, y ellopom~cl Ime la RevolOcionagrania.el temna de la obra, era inseparabledel pensonajeh isiónicoqueLi encarno.aunque(>bviamenicZapatano estáenel mismo nivel que los restantes,ya ha si-cío niiiiíie;mclo dentro y fimena cíe la novela.

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mencióndesusserviciosprestadosal maderismo.A todoslesconstaqueseha pasadolos últiníos inesesjugando al billar en el pueblo»?.

Porsupuestono podíafaltar, aunquesuesbozofueramuy marginal, lafigura del «intelectual»,definido parasiempredesdeel Luis CervantesdeLos de abajo, y representadoen Campamento por el secretariodel cabecilla.El elementoletradoesde procedenciaurbana.Se enrolaen las tropasporcuriosidad,oportunismoo meracasualidad,y encuentrasu sitio en la ba-talla trasel más seguroparapeto.A tnenudoasumelas funcionesdel «agi-tador», tal es el casoenMi general o en E/indio, y allí se le ve verbalizandolas ideasde quienesle escuchano simpleníenteenunciandounosprinci-pios queaún no hantomadocuernoen la concienciade losoyentes:los al-tos fines que les níueven.Aunquepor lo cotnúnen las novelassu figura es-tá tratadairónicamente,refleja un hechocierto): fueron muchoslos intelec-tualesque,atraídospor la gran epopeyamexicanay un tanto deslumbra-dos por el talantey la personalidadde suslíderes, acudieronal lado deunosy otros aportando.o dotando,al movimiento (es evidenteen el casodel zapatismo)de un soporte ideológico,seria mucho decir que de unadoctrina. Parauna Revolución nacida sin planesprogramáticosni ideolo-gía.suplieron con la proclamala falta de un evangelio.

Sin duda,una de las figuras niás aludidasy mejor trazadasde todo elplantel ofrecido por Lópezy Fuentes,es la del «cabecilla».Con relevanciay rasgospersonalesmuy diferenteslo encontramosen tres novelas.Al de&¿nmpamento, el autorle da unacontexturamoral discutibley unaarrogan-cia típica del amodesumesnada,hechaa su mediday gestadaa la somiibrade su persona.Forma partede los quehan hechodela Causala justifica-ción dc sus atropellos sin tener que rendir, en principio, cuentasanaolíe:

Este animalde monteha olfateadoel triunfo y ahorasi se presentaparareclamarsu tajada.En cambio,cuandola cosaera diFicil, se estuvo meti-do en los matorrales,sin salir al claro, entregadoa lo que ustedesyasaben.—Sí, a robar a los pacíficos.A matara toolos los qtme estorbansuspla-nes... !(C. 202)

Otra imagennostransmitela historia del protagonistadeMi generaL Lanovela relatael encumbraníientode un tratantedeganado,de un simplehombre«salido del surco mismo de la vida», que trascosecharvictoriasmilitares y muchasalabanzaspor susreconocidashazañas,se introduceparasu mal en el misteriosomundodela política. Un cambiodegobiernooriginará sufulníinante caída,la pérdidatotal de honores,amigosy dine-ro. En fin, nosrevela la peripeciade uno de tantoscabecillasquecapita-nearon esta disparcontienda.Sin embargo,las trayectoriasde estos dos

7. Tierra, México. Editorial México. 1933, pág. 71.

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personajesson al cabobastanteparalelasy, auncuandoignoremostodaslas clavesdel descalabrode esteúltimo, el final los iguala: ambosdescri-ben un círculo completo.Tras el éxito efítuero.el uno «improvisaráunosestribosde lazo, y. armiiadocon una vara únicamentese irá rumbo a casa,mássolo quenunca,al pasito...»(C. 239); el otro, unavezvendidala pisto-la. decide regresaral llamado de la tierra y darpor terminadosu pasadomilitar y político: «todostenemosnuestratrayectoria —dirá el general—.tinas son grandes.Otras son pequeñas.Algunas terminan sólo con lamiiuerte...»<. Por su parte.Antonio Hernández,el protagonistade Tierra,tambiénpuedeserconsideradoun cabecilla,un jefe. conla particularidadde quesehalla vital y moralmentecomprometidoen la lucha:por ello qui-zasuejecutoriasi acabecon la muerte.Sontresretratosbien distintos,co-moseobserva,de una Figura denotoria significaciónen el procesorevolu-cionario. responsableen granmedida de supeculiaridaden cuantoexpo-nentede esefenómenocomplejo de raícessecularesconocidocomo«cau-dillismo». A la falta de una articulación real del movimiento,se unió lainíposibilidad desdeMadero decrearun mandounificadocon un únicolí-der y rina única propuestade futuro, de tal forma que la Revoluciónsere-dujo durantelargos períodosa una cruentadisputaentrecaudillos.

Peroal lado de los generalessin miiás ambicionesque las personalesocarentesen absolutodeescrúpulos,Lópezy Fuentesquiereponera salvola purezao la imagende la Causa,incluyendoen estasgaleríasde tipostambiénal «dirigente íntegro»,capazy ecuánime,tan realcomo los otros.verdarogarantede la esenciarevolucionaria.No obstante,algo hemosdetenermuy presente:todas las conductasse justifican de una manerao deotra, puestoque no existe un fondo humanoinmutableque nos libere delentornoen el quevivinios.decidiendopor nosotros.En definitiva. «no hayhonradosy sinvergílenzas:lo quehay son circunstancias»(C. l98)~. Poreso, los generalesque viven en circunstanciasde honradez.«porqueloshay,aunqueel trabajoesdarcon ellos..,hansido pobresy seguiránsiendopobres.Son los verdaderosrevolucionariospendientesde lo queellos lla-man normasde conductapara un buen revolucionario»(ibid.). según sealirmna en Campamento. El queapareceen estaobra al mandodel destaca-níentopareceserde éstos.Tantoen su actitud con el cabecillacomo en sufornía dIc tratar a los federalesrendiolos.se muestracon los atributos delauténticojefe: severocon quienesvan a servirsedela Revolución,benévo-lo conquienespor azarcombatenenfrente.Destacansulealtady la firme-za deconvicciones.El si sabepor quéy paraqué lucha, repitevariasveces

8. Mi general? ¡ncluicla en la Antología de Aniunio Casiro Leal aniescitada. págs.307—3~A.

9. Esterelativismo moral esconstanteentodasla novelas.López y Fuentesno juzga nicondenaa suspersonajes.Tampocotiene paraellosun reprocheni siquieradesercomoson(ocornonos muestraqueson),ni susconductasu opinionesexpresanpolarizaciónmoral dealgunaclase.

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a modode consignaque la «revoluciónno quiereni necesitaelementosala fuerza»y, por tanto,nadieobligaráa los federalesrenolidosa lucharporalgo en lo que no crean;se lo vuelve a repetir a las huestesdel cabecillani entrasles da la libertad: «la revolución no necesitasoldíadosa la fuerza.sino gentevoluntariay quetengaentusiasmopor la causa»(C. 238). Hastalos desertores«puedenlargarsedondequieran».Hay quien cree—en bue-na lógica—queel autorveracruzanopretendeencamaren la figura deestegeneralprofundanienteimbtmidIO ole sentidlo de la moralidací, su personalreivindicacióncíe una revoluciónconscientede susigííificado ‘¼y no tiiuydescaminadadebeestartal apreciacióncuando,en efecto,hacefracasarestrepitosamentelas peripeciasdic ojosde los cabecillasantesaludidos,for-zándolesavolver sobresuspasos.Toníaronpor afán de lucro o de tnedroun camtnoerróneoy, tardeo ternpramio.acotado.La Revolución,segúnes-to. reclamaaltosideales,conciencia(le los misnios y líderesa su alturapa-ra hacerlosposibles.justamentetodo lo contrario delo quemanifiestaquefueel cabecilladeMi general: «Si no inc equivocoentoncesno teníamosníprograma.ni Iinalidaol.A nosotroscomoa los indios nosguiabael instinto

propio de las aves’~, unaorientación subconsciente»(MG. 317>. Apurandoaún másla idea.López y Fuentesse rebelaríacontraesaorientaciónsub-conscientee instintiva, dondehabría quebuscarla razón de tanto error ydesbandada,paradejarpasoa quienessabenpor quéy para quévan ha-cienolo en cadaniomentolo quedebehacerse,conio aquel dirigente.

Esto,sin embargo,no parecealcanzaral gruesode la tropa, dadoqueuno dle losaspectosmásresaltados—en especialenCampamento— espre-cisamemítesu falta total ole ideales,y así se refleja cmi u n capitulode la nove-la síntoml)áticamiientetitul aolo «Causaspersonales»:

Si yo le entréa la revueltaInc por purogusto,ya se oía eí runrúndela re—vo>l ucion. (... ) A muí mc trajan al retorterolos alguaeiles del presidentemnu—nicipal. Me achacaroncí oc yo lanzabade noche,y irancamenleya esta-ha cansadode huir. (...) Le entréa la bola porqueme echéu no al plato)!Eraun amigo del patrón.Le andabaarrastrandoel ala a mi mujer, y uncija queme encontroconeí almaatravesada,le peguéun tiro. (...) A mi mequ i lo mui mii nchito umí pancnte oíd gobernaclor... y como ellos sigumemí ol ue—ñosdela tierra. mehe metido) a la revueltaparaver si recupero)lo mujo. No)quiero más solamentelo mio... ((7. 227—8)

Por escaparde los federales,por despecho.por venganza,por unaatracciónvisceral,las motivacionesole estoshombrestenian másde huidaquedemarchahaciaelencuentrode algo.No resultaextraño.Cataclismos

It). Me relieroa¡ ya muencionacloAcial bcrt Dessau. Segúnél «esto[lace q tme (?ampo~,;entose (Ii fereocie (le las otrasclescripeionesde las luchasarmadas.queen su mayoria menenportema las accionescíe los catupesj nosdel norte (le México y susjefes,y que laalo admiran eltevarmtatajenlo) popularcomo se horrorizan cíe su crueldady sum cadi ca muani festación.Ob—‘mamente —apostilla el critico alemán— Ltípe.. y Fuentesrechazaesta íormua cíe levanta—miemílo>>. (>1,. cd.. ½mg.322.

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históricoscomolas revolucionesposeenentresí unasemejanzabásica:ge-neralmentellevan aparejadoel despertarde la conciencia,casi siemprehacialo evidente.Depronto,anteel hechoconsumado,sedancuentadelasituaciónen quehanvivido, de los abusosquehan soportado,de las injus-ticias de quehansido victimas. De igual modo,muchosrepararonen lagranoportunidadqueteníanantesusojos de modificar o alterarla suerteen la quehabíannacido.Mi generalrepresenta.en estesentido,lo quetuvode aventurala Revolución:la posibilidad abiertade que un hombrecual-quiera iniciaí-a unanuevavida. se transmutaraen un nuevosersin otrore-quisito que la propia voluntad. Así lo expresasu protagonista:

Senti que surgíaen mi el hombre nuevo,metido y hechoya el engranajede unanuevamáquina,de unanuevaactividad.Yo (...)ya no tengopatro-nes. viejito. Comienzauna nuevavida... (MG. 312)

No obstante,la mayoríadel pueblopermaneceríaajenoe ignorantedelascausasqueprolongabanla pugnaentrelas diversasiheciones.En Tierrahallamos un buen ejemplo. Los caiiipesinos del zapatismoque habíancontribuido a derrocara Díaz, preguntanantecl nuevollamado del Jefe:«Bueno,y ahora,¿quépelcanios?Don Porfirio ya sc fue... Allá nos lo diráel jefe (contestaotro). Por mí. ni cuidado,que bien me gustael trote» (T.81). Antonio 1-lernándezsequedaatónitocuandoZapatale lee el artículo40 del Plan deSanLuis, encuyo incumplimientoencuentraunarazónparaseguirluchando:«Nuncahabíaoídohablarole semejantePlan»(t. 85), excla-ma. ¿Cuántosmásno habíanoído nunca de los propósitosproclamadospor la Revolución?¿Porqué luchabanentonces?Don Porfirio ya se fue. Serepite unay otra vez la misma preguntahechaa Macias en 1916.¿Cuálesla respuestade López y Fuentes?

La historiano es.mal quenospese.modificable.Sólopodemosaspirara entenderla,tarea que sin duda persiguenuestro autor. La perspectivadesdela queescribe le impide el fácil maniqueísmoy ni siquieraaprove-cha la contraposiciónde los ejércitos revolucionariosy federalesen me-noscabode estosúltimos, como cabt-íaesperarde un autorcolocadoal la-do dc las filas revolucionarias.Tras suvoluntad expresadealejamiento.deimparcialidada todacosta(testigoy a la vez cronistade cuantoaconteceasu alrededor),seescoMeun intento de trascenderla simplicidad de plan-teamientos,de no entonargratuitamenteun cantopatriótico a la Revolu-ción. Con esecompleto> muestreode las Figuras participantes,de susbaje-zasy heroicidades.plasmalo contradictorio y lo complejo de toda luchaarmada.

La radical objetividadde quehace gala en Campamento,se condensaen la ausenciade formulación ideológicaalguna.Tampocohay un perso-nadeen quien podamosidentificar smi propiavoz, puessi de la aposturadelgeneraldel destacamento,de sudefensade la voluntariedadde la Causaycíe la rectitud con que secomporta—más notoria anteel opo)rtttnistapro-cederdel cabecilla—puededesprenderseunadefensadel ordenrevolucio-

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nario (que aúnasí estápor determinaren qué consisteverdaderamentedentro de la novela)11,resultacuandomenosparadójicoquesea el «agita-don>,figura desprestigiada,quienpronuncielas palabrasmásrepresentati-vasde lo queseráel pensamientoposteriordel escritoren cuantoa su na-rrativa indigenistaconcierne.Perosi podemosatisbarquedetrásdel caosyla efervescenciade una lucha de tendenciascontrapuestas,se reivindicauna revolución conscientede su significado —fiel al anhelodejusticia detodoslos desposeídosde México—. es,en primerlugar, por el momentoenel que estáescritala novela,asícomo por la pertenenciadeLópez y Fuen-tes a los sectoresburguesesmásprogresistasque cmi aquelentonces,frentea las fuerzasreaccionarias,hacían ostentaciónde una ideología social-mentereformista;en segundotérmino,y estoes literariamenteniás impor-tante,porqueun añodespuésdeshacetodaambigoedady. en coherenciaconlo dicho,vuelvesus ojos haciaZapatay el agrarismo,hacia «la verda-derarevoluciónde ideales»donde,sin lugara dudas,encuentrala auténti-ca justificación política y moral de la Revolución.Al hacerlo,acogeen laliteraturala crítica social. Ambas cosasiban irremisiblementeunidas.

Por todoello, el planteamientonarrativo de Tierra esbien distinto deldeCampamento y Mi general, puestoque la obraestáenmarcadaenunosIi-miles temiiporalestnuy precisos: 1910-192<),estoes. desdeel levantamientode Maderohastapoco despuésdel asesinatode Zapata.Aquí el tiempoasumeun valor funcionalclaro,y López y Fuenteslo manipularáa su an-tojo de acuerdoconlos interesesde la trama,imponiendoa ésta,en conse-cuencIa,un ritmo fluctuante.«La Revluciónagrariaen México» —tal es susubtítulo—sólo se haceexplicableo al menoscomprensibleatravésdeeseelemento,el tiempo.Constnmye.portanto,un relato rigurosamentecrono-lógico y de estructuralineal. El autor ha necesitadoreunir en uno o dosañoslos rasgosmásgeneralespero mássignificativosde todala historiadel México porfirista. conespecialdetenimientoen lo queha sido la basedel sistemaeconómicosecular: las haciendas,el caciquismo,la explota-ción sin paliativosde la masacampesinae indígena;sóloluegoseproduci-rá la identificaciónentreel agrarismoy el movimientozapatistazsólo en-toncesTierra pasaráde serla «novelade la Revoluciónagraria»,a conver-tirse en la «noveladel zapatismno».López y Fuentesse detieneniorosa-menteen describirnosa un Zapataíntegro,honesto,generoso.iníplacablecon la traición de los suyos y con los Planesno cumplidos., perotambiéningenuo.Envueltoen el humo de su cigarropuro, Zapatale contaráa An-tonio Hernándezsudespertara la realidady su injusticia enlos tempranosañosde la infancia,su pasopor la leva o su pasiónpor los caballos.Todolo quepodemosdenominarel perfil históricodelhéroedeMorelos. contri-buyea elevarloa las etéreaszonasde la idealidad;porqueeso,al fin y al

II. Estaes la tesis sostenidapor Dessau,quien ve en la figura del agitadorumí rechazodelpropio autorporel desmembranPenm.oqueésteprocuraalli dondese introduce,en con-trastecon la defensadel ordenqueencarnaese general.Ob. cit pág. 323.

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cabo,un ideal,esZapataen Tierra. Si algunavezLópezy Fuentesreivindi-có al dirigentepuro,puesnt anstasde poderpersonalistale animaban,en-contró en Zapataal héroey a la par al mártir imperecedero,cabalgandoparala eternidada lomosde su caballo.Ningún tinte oscurocontrarrestaesaauraredendorade Emiliano, másdemito, claroestá,quedepersonaje.Con sumapericia,ha tejido sobrela crónica—sin desvirtuarla historia—la leyendadel hombrey su causa,queparaser perfectahabíade tenereldigno colofón de la muerte, y para ser sublime,la urdimbre de una trai-ción. Ningunade las dos cosastuvo necesidadde inventárselas.

Narradaentercerapersona,lavoz del narradorestáplenamenteidenti-ficadaconla del autory se oye, ya seaemitiendojuicios, ejerciendola iro-ma. la denostaciónal patrón o la lástimapor tanta injusticia. La objetivi-dadno existe.Previamente,el autorhaelegidobandoen esejuegodialécti-co patrón-siervo—en el quenos sitúa desdeel inicio— y no lo abandona,si bien lo hacecolocadoa la altura misma de la realidad.Quizá a eso sedebaque Tierra, frentea Campamento o Mi generaL sí tengapersonajesin-dividuales,aunquesediluyan en la colectividad:personajescon nombrespropios.seresde carney huesoaún no fundidos con las gotasde esegranrío quefue la Revolución.Inclusocuandose hananegadoen él, estánfor-mandopartede un movimientoindividualizadocuyo lider hade aparecerentreellos,en unasintesisde la Historia conla ficción. Al elevara Zapataa la categoríade hombremítico e inmortal, subrayade nuevoel carácterabstractoy utópico de una Revoluciónsupervivientepor encimade quie-nes la abanderaronfísicamente:

Los peonesen el campocomentanla nueva:una revolución agraria, lalucha por la tierra. El trabajo resultamenosduro. La tierra toda es unapromesade bienestarZapatadeja de serun generalparaconvenirseenunabandera.iTierrah..Parecequela tierrazarandeadaenla disputa,va adara luz hijos a millares. (T. 88)

La ambiguedadde suprimeranovelase resuelveenagriacrítica. La tie-rra, lo injustodesudistribución es la llaga lacerantequecarcomela socie-dadmexicana.La denunciadel incumplimientode los compromisoscon-traidoses. en consecuencia,un imperativoético que Lópezy Fuentesasu-me y proclamacon absolutarotundidad12.En el último capítulo, «1920»,se nos cuentael repartode la haciendadel antiguo patrón.de los nuevoslinderos ejidalesy del airede sumisión,ya perdido,entrelos campesinos;pero,a pesarde todo eso.«la impresiónde una Revoluciónfracasada—

12. Est<>es aún másevidenmeporcuantoacudea Zapata(personajeolvidadoentretodoslos revoltmci<>narios)y al agrarismo(aspectoigualmentepostergado),paramostrarlo eviden-te, lo que en 1932 modavia es indiscutible: nada o muy poco se ha adelantadoen eslesen tmdo.

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comodice Marta Portal— quedaflotandoen el relato»‘t Loscampesinosprefierencreerqueel caudillo no ha muertoy mantienenengrasadoslosfusiles por si vuelvea llamarlos. En efecto,la sensaciónde que,despuésdetanta lucha, los gobiernossólo hanpropuestotímidos remedios,y de querebasandoa pobrerealidadsólo permaneceintactoel ideal, es demasiadofuerte. Esteideal, encarnadoenZapata,alcanzasu mayorgradodepurezapues ya no puedeni siquieratraicionar,como tampocopuedemorir. Poridéntico motivo,la Revoluciónseguiráestandoviva mientrasestépendien-te. No es la suya,sinembargo,auncontodolo dicho, unavisión quepoda-nios llamiiar taxativamenteamarga.La ideologíarevolucionariaqueprofe-sa.en completasintoníacon los órganosdepoder(el P.N.R.),le impide ne-gamosla esperanzaquecomportaparael futuro. Desdeestaperspectiva.su exaltaciónde la tierra encajaperfectamentedentrode la máspuraorto-doxia revolucionaria,porque,ademásde un reclamopolítico incentivadodesdearriba,expresael despertarnacionalde un sentimientode arraigoqueen la literaturatiene unasderivacionesmuy claras.Mauricio Magda-lenolo dice muy bien cuandoafirma que «tocíaauténticarevolución pro-duceunamística.La místicade la RevoluciónMexicanase refiere a la tie-rra comosujetotrascendentey capital denuestrosigniFicadocomopueblo.La tierra esel héroeprofundode la novela actualen México» ~. Con la Re-volución nacela concienciadel «sermexicano»,el reconocimientodel en-torno como algo propio y común a todoslos quecompartenesemismoes-paciovital, identificador. por tanto. frentea los demáspueblos1 Esta re-pentinaconscienciadesembocapor un lado en el nacionalismomásradi-cal; de otro en un procesodeautognosisquevuelve los ojos atrás,al pasa-do. y que encuentraen el indio su descubrimientomás valioso, comoenseguidaveremos.

Peroantesconvienequenosdetengamosen analizarun aspectolate-ralmenterelacionado:la actitudparticularde Lópezy Fuentes—quizáde-bida a suorigen— quele lleva a enfrentarsistemáticamentela ciudady elcampo.DesdeCampamento y Tierra habíaresaltadoel diferentepapelde-sempeñadoen la Revoluciónpor ambosmarcos,señalandola lejanía. laindiferenciay hastala calmosapasividadde quehacíangala los seresur-banos.cuandode tardeen tardetenían el privilegio de contemplaruncombate:

13. MarIa Portal.Proceso narrativo dc’ lo Revolución Mexicana, Madrid. Espasa-Calpe,1980, pág. 134.

14. Recogidopor Dessau.Oh. oit.. pág. 325.15, «Latierraesmorada,abrigoy sustento:poroademásruncionacomoescenarm<>y pam-

sajequenos transn,itepoderesde contemplacióny exaltaciónde nuestrapersonalidad.Dela mierraprocedenlasenergíasde la vida y dela tierra nos viene,en unadesusmáselocuen-tes n,anilestaciones,esaespeciedeenergiamística,quenosdeleitay nosenvuelveenel lodoy acrecientanuestroanhelode superarla existencia»,habíadicho añosantes.,en1926. Josévasconcelos,htdología. Paris.Agencia M ondial (le [.ibrerías, pág. 64.

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¡La ciudad! ni se enteracuandola desocupan.Los que lleganapenassisonadvertidosen los lugaresmáscéntricos.Puedenestarsepeleandoenlosbarriosen tantoqueen el restode la ciudadno pasanada.Lasgentesse divierten con el estallidode lasgranadas(...) los combatientespasanpor lascallesgritando«vivas»a suscaudillos,alegremente,como en unafiestade la patria.Después,porla nocheseoyeel cañoneoque se va ale-jando,cadavez muás lejos. hastaperderseen la distancia,siempredentrodel mismo país.(C. 226)

Sin el control de las ciudadesel dominio sobreel paísera muylimita-do; por esofueron presasbélicasde decisivaimportancia,aunquesólo tar-día y esporádicamentese convirtieranen camposde batallas.En generalpermanecieronajenasa lo másencarnizadode la guerra:«parala mayoríapodráhaberescasezen las ciudades,peronuncalas hondasinquietudes,los grandespeligros que se arrastranen las poblacionespequeñas»(C.226).concluyeel autor.Ahorabien,el abismoexistenteentrelos dosmun-dosno venía dadoúnicamentepor motivos deordenestratégico.sino ade-más por factoresde índole social: si la ciudadcomo conglomeradohuma-no y econóníicovivió de espaldasen partea los problemasy causasde laRevolución,era porqueel México latifundista que sepretendíaarrumbarnadao muy pocoteníaquevercon los problemasy expectativasde losciu-dadanos.en el sentidoliteral de la palabra:«Penséque la ciudad no eraconio los pueblecillos.que la ciudadtieneotros afectosqueno sonprecisa-mentelos nuestros»(MG. 323),declaraentristecidoel protagonistade Migeneral, antela indiférenciacon quees recibidoallí. Estamosen una socte-dad eminentementeagrícola,campesina,muy distanteaún del despegueindustrial —relativo de todosmodos—delos añoscuarentay con unapro-porción proletariay burguesatan escasa,quea la fuerzahabíade restarin-tercíasismoa la guerra.

La ciudadse nosdescribecomoun mundolaberíntico,deintrigasy ne-gociacionesturbias.Lasbatallasaquíganadaspuedensertan determinan-tes comolas otras,peroprecisande distintaejecutoría.En definitiva, sevi-ve otra guerra.Esaes la que nosmuestra,sobretodo. Mi general, la novelade un hotubredel agrotrasplantadoa la urbepor su ascensoen la campa-ña. El protagonistacontemplacon ojos atónitosla amalgama.el ritmo en-febrecidode suspobladores,la diversidadhumanamásextrañae incom-prensiblequeencontrarsepueda:desdeel generalo el soldado,hastala fi-gura rural por excelencia,el charro, pululando por las calles. López yFuentesaprovecharáel simbolismode esteúltimo parahacer—por mediodel general—un canto patriótico y nacionalista,que no oculta el disgustopor semejantemanipulacióny deterioro de su esencia:

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Con muy pocasexcepciones,esoscharrosson parael verdaderocharro,lo queelgauchoteatrales parael gauchoauténtico,lo quela canciónver-náculahechaenlaciudades paralaverdaderacanciónranchera.Vi cha-rros verdaderamenteridículos. (...) Esos no son los charros nuestros.Esossonlas caleamoniascon que la industriahacemercado(...) Al cha-rro distintivo de nacionalismohay que buscarloen la provincia,en elrancho,en el campo...(MG. 340-1)

A travésdela psicologíade estepersonaje.elautorva descubriendopo-co a pocola iníluenciadañina,transfiguradorade laurbe: «Unafiebre. Undelirio. Hombresqueadoptanactitudesde perro.a fuerzade serviles. Pa-sionesincontenibles,al gradode considerarla deslealtadcomoun niediolícito paralograr los fines. Subir,subir. Un vértigo. Y, por sobretodaslascosas,dinero»(MG. 340).En vanolucharápor hacerseun sitio, por alcan-zar renombreo adquirirpoder,porquefinalmentela ciudad.despersonali-zadoray cruel,acabarápor devolverloa suambienteprimero,dondereco-brará la seguridadperdidadurantetanto tiempo. No puedeinterpretarsesuregreso,por consiguiente,como un castigoo unasolapadaforma de re-criminarlomoralmente,sino como un reencuentrodel personajeconsigomismiio y. porlo tanto,un triunfo bajola aparienciade un estrepitosofraca-so. El protagonistasaleindemnede laexperienciaenajenantede laciudad.Con bríos nuevose ilusión recuperadase enfrentaa la nuevaetapade suvida en el lugar dondetodo le conoce,su lugar.

Lópezy Fuentes,nacidoen unarancheríay profundamenteapegadoaeseorigen rural que se preocupópor conocery llevar a susobras, pareceque,aunquepasócasi todasu vida en la ciudad,siempreconservóhaciaella ciertaaversión,no tantopor serciudadcomopor representarel desa-rrollo capitalistaal quese mostrómuy reacio.El deseodeanalizarcon de-tenimientoel carácterdel mexicanoy de hacerpatentesurechazoa las re-percusionesde esedesarrollo,le incitan a volversehaciael mundocanípe-sinoy a escogerparasusobrasa los dosexponentesmásclarosdel mismo.Nos referimosaEl indio y a Arrieros, símbolosestosúltimos del México tra-dicional y condenadosa desapareceren estasociedadamutante.Añosdes-pués.en 1944. en unassucintasperoelocuenteslíneasmostrarála perma-nenciade tal actitud añadiendoun elementomás.Está describiendounpaisajehumanoy dice: «Máslejos, a travésdel panoratnaque la distanciaiguala en níatices,entre dos picos helados,la sospechade la ciudad, lagranciudad,madrey señorade toda la tierra: las gentesaglomeradasen lacolmenadel trabajoy en los hogaressin airey sin luz: un mayornúmerodegentesquesepreciande serblancasa pesardel óxido de la aleación,su-perioresa los de la meseta,quienesa suvez desdeñana los queviven masallá de otros cerros,..»6 Es la épcadel masivoéxodorural hacia lasciuda-desdebidoal leve augeindustrial dela economíamexicana.Paralos emi-

16. Ibo.s peregrinos inmóvih<~ México, Botas, 1944.pág. 13.

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grantesaparecíancomolas nuevastierrasde promisión.Peroenel casodeMéxico tal hechoconlíevaademásun especialdesarraigo,relacionadoconlas ansiasmal disimuladasde dejaren el rancho—sobretodo por parteindígena—no sólo unascondicionesde vida, sino unaidentidad,todounpasadoligado a la tierra, y de empezaren un nuevo entornoa crearunnuevoser. Pormor de unaextrañaconsideracióny por encimade suspo-bladores,la ciudad fue siempre«blanca»como lo eran la autoridady elpoder,siemprecitadinos;y si no, la densidad,su capacidaduniformadora,el tingladodespersonalizadorborra «el óxido de la aleación»y hacemásblancosa todos los que en ella viven, aunqueseaen hogaressin aire ysin luz.

Perovolvamosal puntodondemejorsetraslucela ideologíarevolucio-nanadeLópezy Fuentes:el tratamientodel indio, elementoestequedesdeel principio pueblasu mundonarrativo.La Revolución habíaenfrentadoal mexicanocon el otro mexicanono sóloen el planobélico, tambiénenelontológico(deello seocuparonlos integrantesdel Ateneo),y a medidaqueiba siendointelectualizadaMéxico asumíasu identidadfundamentalmen-te mestiza,y reconocíaen el indio a uno de susmiembrosesenciales,loque «porsi fuera poco—añadeMagañaEsquive]—planteabala cuestiónde susvaloresuniversales»‘~. Esaposturaera diametralmenteopuestaaladel porFirismo positivista, más dado a considerarloun obstáculopara elprogresoy un lastre para la modernización.A partir de entoncessurgióuna reacciónartísticageneral,militantey comprometida,nacionalistay te-lúrica. quele erigió por unaparteen símbolodela personalidadmexicana,en depositariode la esencianacional, y por otra en baremodel procesore-volucionario. El indigenismo no es. pues,exclusivamenteuna tendenciaconstreñidaa la literatura,sino un hálito querecorrelasociedadmexicanadecididaa reivindicarla finalidad redentoradela guerra,empapadadeesedespertarnacionalistaalentadodesdeel podery cuyoespíritu,al menosenla letra, recogeGregorioLópez y Fuentesal publicaren 1935El indio, no-vela con la queabre una importanteyeta dentro dela literatura.Comotalcorrienteliteraria no cabeencuadrarseal margendela novelasurgidatrasel movimiento de 1910. Es una másde las sendaspor las quetranscurreose iragmentaesegran todo conocidocomo «novela de la Revolución».Desgraciadamente,nuncahabríade llegar a los ojos de quienesestabansiendo reivindicados,ajenoséstospor completo al empeñoindividual delos escritoresindigenistasde removerlas concienciasdormidasde los desu raza. Sin duda su campode acción fue y esmuy limitado,perofue mu-cho más de lo que otros, incluso desdeel gobierno,hicieron en su favor.

TantoEl indio como El resplandor u otrasnovelasde estosañostenían

17, Antonio MagañaEsquivel.Lo noveladela RevoluciónMexicana.México, tnstitutoNa-cmonal dc Estudios Históricosde la RevoluciónMexicana.1964.Tomo t. pág. 12.

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en común,apartedela visión negativade la Revolución ‘~, un acercamien-to externoal indio hechodesdearriba o desdefuera.Sus autoresno tras-cendíanhastala realidad arcanadel indígenaprocurandosalvarsu «noserindios» (propósito harto lejano a susmentalidadesy tambiénquizá asusposibilidades),ni erancapacesdeprolongarsu puntode vistamás alláde la costrade lo sabido,de lo convencional;y no lo eran por una limita-ción fundamentalmenteideológica.que les veníade suprivilegiado puestoenel «establishment».No haypor quédudar,no obstante,de la sinceridaddesusreproches—rotundose inapelables—o de la voluntadde convertirsusobrasen vehículo de protestay de queja,pero susactividades,animadaspor el revulsivocardenista,lasconviertena suvezenun vehículodepropa-ganda inapreciable.Por su medio la Revolución se autocensuraba.perosin negarse.Obviamentealgo de esto les abocabaa confortnarsecon loanecdótico,tomes en todo caso en el reflejo de la cultura y psicologíaíndígeíías~>.

En El indio. Lópezy Fuentesse traza tresobjetivosbásicos.En primiierlugar planteade forma teórica las razonesquea sujuicio explican la mar-ginación del indio, paraesbozarluego un tímido prograníade soluciones.Luego.pretenderespaldaresosargumiientoscon la descripciónde suscon-dicionesde vida, suscostumbres,sustradicionesy. en fin, con las caracte-rísticasinherentesa su persona.cíe tal forma que los dlifcrentesepisodiospuedenentenderseconio una descripciónde la vida contemporáneao, demaneramásamplia,como símbolos—en nivelesdiscontinuos—de la his-toria del enfrentamientode dosculturas.Y por dítinio. circunscritoexclu-sivamentea la tercera partede la novela,sedetieneen el análisis de la in-cidenciaquesobreel indio ha tenido la Revolución.Del conjuntodetodosellosquizápuedeextraersela idíca dela quedimanan:no esposiblereivin-dicar al indio sin conocerle(empezandopor suspeculiaridadesétnicas>niinvocarel triunfo de la Revoluciómímientrasse le igííore o se le niargine3d>

Dicho de otro modo, México conio compendiode una multiplicidad nopodía autoinvocarsecon orgullo a expensasde uno de suscomponentes.

En la priníerapartede El india López y Fuentesexponemedianteun

15. la perspectivarea¡isla cíe la qtme parlenlespermiteenjuiciarel problemaindio comnolagran frustracióndelprocesorevolucionario,queha degeneradoen puro remoricisnioy ha he-cho ademnásdeél un ser desconfiadoy apático.

19. «En general—(tice JosephSommers—.sepreocupabanmásporcambiarla mentali-dady la concienciasocialdesuslectores,la clasemediacapitalina.queenprofundizaren larealidadindígena.Esteeraun medioparaconseguirun fin. y eí fin serelacionabaa menudocon lascuesíjomies ideológicasy de la época».Enefecio. noselograplasmarun personaieun—digena cnnvineenle.Véase« [II ciclo de Chiapas: Nueva corriem,te literaria en Cuadernú~Americanos <1964), 246-261.pág. 247.

2t). Como señalaLoló de la Fornente.Lópezy Fuentesexponeajni, añosan íesdequeelprofesorAlfonso Canolo hiciera, los supuestos(leí luegollamado«cuít¡mra 1 ismo>,.esoes. elacopio decaracteresmaterialesy espínl uaes que lo definenétnica y socialn,ente.En «Tresn,omentos de un novelista,,.La novelo de la Revolución Mexicano, valoración Múltiple. LaHabana,Casade las Américas.1975. págs.295-315.

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juego dialécticoentrepersonajeslas tesisrespectoal problemasocial quesusexistenciaplantea.Ha elegidola figura deun maestroparaencarnarsupropia voz y se muestracontrariotantoa la idea del mestizajedefendidaporalgunos,comoa la de la «incorporación»mediantela escuela,apoya-daen sudía por los positivistas.Ningunale parecea Lópezy Fuentessufi-centementeefectivaparasu plenaintegración.El percibeun factordedes-confianzaya casiendémicaquealeja al indígenadel blanco,en quien nopuedever sino al dominador:

(...) Esoes la verdad.Nostienenunaprofundadesconfianzaalmacenadaen siglos.Siemprelos hemosengañadoy ahorano creenmás queen sudesgracia(...) Mi teoría radica en eso precisamente,en reintegrarleslaconFianza«¿Cómo?»,a fuerzadeobrasbenéficas tratándolesde distin-ta manera,atrayéndolescon unaprotecciónefectivay no conla que soloha tenido por mira conservarlosparasacarlesel sudor(...) y paraeíío.na-da cornolasvíasdecomunicación...,lascarreterasenseñanel idioma me-jor que la escuela;despuésel maestro,peroel maestroqueconozcalascostumbresy el sentirdel indio, no el quevengaaenseñarcomo si ense-naraa los blancos.Con ella labraránmejor la tierra, la que tienen o laque se les de.21

Teneniosasí expresadasuposiciónante los posiblescaminosde la in-tegraciónindígenaen la vida nacional:El rechazo,primero, de esemesti-zajepreconizadodesdeel poderparaconcluir la laborcomenzadapor lahistoria hacecuatrosiglos,porquesegúnse nospresentarevistemásla for-una de un exterminiosutil quela de unamera«colonizaciótí»;un mestiza-je provocadoy plegadoa los altos interesesnacionalesde gestarun hom-brenuevo.«el másimportante»(dadoqueesmayoritario)y «progresista»(porque.fnmto de la aleación.el mestizoha gozadode la movilidad e in-quietud dequien buscaencontrarsu sitio en la sociedad),es positivo si seeleva por encimade prejuicios étnicos.o si los elimina en quien aspiraalvano anhelode una purezaracial absoluta,pero desdeluego no integra.No integra, porqueanula destruyendoa los quesupuestamentese quiereintegrar con una fusión a todasluces falsa: «La razacon sustradiciones.Ial vez desvirtuadas,con susrasgosfisonómicos,consuscostumbres,y consu espíritu,existey sólo falta quese la redima»(1. 32). La segundateoría.tambiénpuestaenentredicho,no operadirectamentesobrebasesdecarác-ter étnico sino culturales.La distinción indio-mestizoadquiereentoncesmayor relevanciaquecualquierotra, porqueel verdaderofactor que losdistingueno pasapor el tono croniáticode la piel, sino por el conocimien-to del idioma del dominador,el español.queel segundoposeey el primerogeneralmenteno.Aparte de eso,el níestizocompartecon el blancolas me-tasy valorespropios dela sociedadcapitalista,necesariospor lo demáspa-ra progresaren ella. Tal realidad le hace observara «el maestro»,con

21. El indio. México. Porrmia, 1980. pág. 31.

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acierto, que a menudoen la ciudad «se confunde,en la sola palabra‘campesino’,al indio y al mestizo,sin pensarqueéste,por su lenguay porsu inclinación, estácon nosotros,mientrasqueaquel estámásallá de unafuerte barrera,la del idioma y sustradiciones»(1. 30). Porlo cual,si, comopareceser, la escuelano essuficienteparallevara cabola «incorporación»y conel mestizajeculturalva aparejadala destribalizaciónpaulatinae im-parable,al indio queno sobrepasala barrerade aislamientoquerepresen-ta el idioma, se le sumeaúnmás en la niarginaciónal tiempo quevacre-ciendo el abismoentreel blancoy el mestizo—ambosya identificadosasusojos—, y él mismo.

Lastesisdel profesorrevelanunavisión amplia del problemapor partede López y Fuentesal esbozarun proyecto de orden social mucho másambicioso,no exento en ningún caso del rancio paternalismoque —nacido a buen segurode un hondo sentimientode culpa—embargabaalos sectoresmásprogresistasde la burguesíarevolucionaria.Al margendeldeseorománticode reintegrarlesla confianza,la auténticaredencióndebenecesariamentecomenzarpor mejorar las condicionesde vida del margi-nado.Mediante las carreterasy cultura racionalmenteimpartida (respe-tuosade la identidadindígena)se tenderánpuentesindeleblespor los queel indio puedaaccedera algunade las ventajasde la sociedadmodernayasí sentirsepartede ella. Ahora bien, las sucesivastesisexpuestastienenun denominadorcomún: todas desprecianpor igual la voluntaddel indio,susdeseosde incorporacióno las basessobrelas querealizarla.El blanco,en el mejor de los casos,aparececomo un amo tolerante,benefactory res-petuosode la «otredad»,pero amo al fin, otorgandogenerosasconcesio-nes. aunque no restituyendo los legítimos derechospara compartir enigualdadla tierra de aníbos.Dificilmente sin estepunto de partidapodíatriunfar una integraciónplenamentesatisfactoriaque no pasarapor nin-guna forma de vasallaje.

La tercerapartede la obranosbrindaráel contrastede la realidadconla teoría,nosmostraráprofusamentelas fallasde la granoportunidadquefue la Revolución parallevar a término esasmetas.Sin embargo.LópezyFuentesno formulará nuncauna afirmacióncategóricacomparablea ladeclaradapor uno de los personajesde Hasta no verte Jesúsmío de ElenaPoniatowska:«Larevolución no ha cambiadonada.No más,estaniosníasmuertosde hambre»22,pero idéntica conclusiónse impone por sí sola alhilo de lo queva desgranandoantenuestrosojos. recubiertocon una de-moledora ironía. No cabehablarde integracióncuandonadasustancial-menteha cambiado:cuandosesiguen pagando(enel presentede la obra)contribucionespersonalesque en teoría han sido abolidaslegalmente;cuando,segúnconfesabanlos indígenas,las tierrasrecibidasno hanmejo-vadosusituacióneconómicapor falta derecursosparacultivarlas:cuandose estádependiendode los exiguossembradíosadjudicadosy de los co-

22. Recogidapor Marta Portalen Proceso..., pág. 291.

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merciantes.queamplíanel margende susgananciasacostadela ignoran-cia; cuandosesigueenrolandoa los niñosen la lista de los contribuyentes«apenasen condicionesde ejecutarlos másllevaderostrabajos».La inte-gración. pues.perpetuándoseel níismo estado de cosas, es una falaciacompleta.

En conjunto,suvísion no puedesermasnegativani estarempañadademayorpesimismo.puestoqueno intuye salida posibleparalo queaparen-ta serun interminablee indestructiblecírculo vicioso,con el queni siquie-ra la Revolución,como seve. ha conseguidoacabar.A estaideade ciclici-dad responde.sin dudaconftrinándolaen la propiaestructurade la nove-la,el último y brevecapítulotitulado precisamente«Desconfianza»,la cla-ve según«el níaestro»del aislamientoancestraldel indígena.Tampocoenla imagenquede él nosda seencierrangrandesexpectativas,puesapareceretratadocomo un serpastvo, resignadoe inmóvil; un ser sin capacidadreactiva,angostadoen su indefensión.No sugiereremediosespecíficos,y alenfatizarel fracasode la Revolucióncuyo reprochemáximoes la no apli-cación de los propuestospor ella en su momento,pareceno tenerlos23,

Tampoconingunaconfianzapersonalen la existenciafuturade algún fac-tor decambio,interno o externoal indio, lo queacentúatodavíamásel pesi-mismode la obra.Ami entender,sumáximovalor eshaberabiertounari-ca e importanteyetacontinuadaen toda la América Hispana.y haberlle-vadoal indio y su situaciónsocial a la literatura,convirtiendoa éstaen unmedio de denuncia.Si semuestramuy duro al enjuiciarlas medidastoma-das para integrarloes porquetodas ellasacarreanla destribalizacióny, aníenudo,no hansido sino arguciaspolíticasdisfrazadas,paraseguirmani-pulándolo. A López y Fuentesle salva en esta obra, principalmente,elcompromisoqueasumecon unaparteesencialdela realidad mexicanaytambién con la Historia, así como el lúcido planteamientode las aristasmas enconadasde un problemaaún no resuelto.

Los peregrinos inmóviles; obra publicadaen 1944. representaun impor-tanteavance,si en términosdeprogresióncabehablar,dentro dela facetaindigenistade Lópezy Fuentes.Quizá no consigaadentrarsecon éxito enel mundointerior del indio o captardesdedentro«lo indio» sobrepasandolas limitaciones ideológicasy constructivasqueacotansu indigenismo.pe-ir. a su modo, significa un intento de penetrarla «otredad»en el caminocontinuadoluego porotros escritorescomo Pozaso Menéndez.De un ladonospermiteun accesodirectoal indígena,al otorgarlevoz propia,deotro,aunquesemantienelatentela dicotomíahombreblanco/hombreindio, alser formuladapor los segundos,tenemosla sensaciónpor momentosdeque seanellos los que tratande penetrarla «otredad»de la que hablába-mos. Esto desembocaen lo que yo consideroel mayor logro de LópezyFuentesen estesentido:presentaral indio, aun de forma leve y solapada,

23. Ni parael indio ni parala Revoluciónmisma,en la mnedidaen queambosdestinosestánrelacionados.

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como un ser complejo, interiormenteconflictivo y sobretodo por lo queafectaal mestizo—objeto central de la novela—, como un ser escindido.puessualma parceladaentrela tradición que lo ata al ayer y su deseodetncorporarseplenamentea la sociedadblanca,le ocasionaun enfrenta-miento desgarrado.El mestizajees una realidadpatentee indiscutible engranpartedela AméricaHispana,preferentementeenla Andinay por su-puestoen México. Comosabemosla propiaaceptaciónde ese hechocon-sumadono ha sidonuncafácil y resultaimposiblecuandointervienenpormedio relacionesde poder Esto es casi siempre.A] encarareste tema,Lópezy Fuentesha conjugado—condesigualfortuna,escierto— elmayornúmerode recursosa sualcancey mezcladoen diversosplanosel pasadoyel presente;lo real y lo irreal; lo telúrico y lo cósmico,elevando,pesea to-do. la calidadde la novela y haciendoganarprofundidada su contenido.Ha pretendido,en definitiva,situarlaobraen un nivel de reflexión intelec-tual muy superior,comocorrespondeal momentohistórico quese vive enMéxico. La complejaalegorizaciónresultante,sobrecuyapistanosponeelpropiotítulo, es.sin duda, reflejode esavoluntad.Me atrevoa pensarqueestamosanteel proyectoliterario más ambiciosode nuestroautor.

La acción sesitúaen un enclavehumanodondepredominael mestizo.como Matías,uno de los protagonistas,señalaraapenasiniciada la obra.El quesucontrapuntoenella. Antonio. lo niegea pesardel tono tostadodesupiel (atribuido cínicamenteal sol), nosadviertesobrela relevanciaquela cuestiónmerece:«¿Suraza?¿De cuál ha de ser?iDe la razablanca’respumíderáa los censores.«Indios los quenacenconel pelo crecidoy larabadillamorada»24 puntualiza.En estavoluntadpor asemejarseal blan-co sedetectanlos primerosrasgosdel «ser»escindidoqueanunciábamos.actitudlógica puestoqueel miiarginado(la clase,grupoétnicoo sectorquelo sea)no verá factiblela integración—sinónimoaquídela aceptacióndelentornosocialquelo discrimina—.entantono dejedeseridentificadofor-malmentepor aquellasseñasquele distinguen.En unasociedadsurgidadel entrecruzamientoracial,perodondeel blancoes el color del domina-d6ry pór tantoun valor en sí mismó,el honíbrecuya sangreya haexperí-mentadola mezcla,sentiráun deseo,inconscientea veces,deblanquearse.Antonio no es el único en experimentarlo.El juez,quegozade un «status»socialsuperiory vive entrela genterica,sufreidénticoproblemadeacepta-ciánpersonaly compartesu petulancia—«solopor sercriollo se revestíadeunasolemneimportancia»(Pl. 223)—,lo que le hacetomardistanciadetodoslos demás:«Yo soy descendientedirecto de los quevinieron con laespaday la cruz! Criollo legítimo» (PI. 226). dirá con engreimientol

Sólola riquezaopera«de facto» en estecontextocomo factor integra-dor, dado que,al elevarla posiciónsocial. siniultáneamenteborra la pro-cedenciaindígenade susposesores.Porsupuestono es lo común,puesnohay nadaquemarginemásquela propiapobreza,perocuandoconel dinero

24. Los peregrinos i,,rnóriles México. Bolas. 1944, pág. 8.

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se rozanotrasesferas,la firme voluntaddeasimilarseen todoslos sentidosloacompaña.Matías lo habíadicho muy bien: «somospobresen general...los demás,ricos o con destacadaposición social,acabanpor deciry creerqueson blancos...»(PI. 7). Sobreel color, por tanto, se articulanlas otrasdiferencias:las de la sociedadcapitalista,lasdiferenciasdeclase:«losdue-ñosde la panadería,de la tienda,del establo..,sonblancos(...) Los quenosomosde suclase—ellosson banqueros,grandesinversionistas,mineros,dependientes—estamosacá, como rodeandoestaplaza que contienelahistoria del pueblo,todagentepobre...»(ibid.). ParaMatíasla relaciónen-tre nivel económicoy tinte racial es tan evidenteque llega a identificarlos:«Hasta los quetenemosnuestrascasasen las cuatroesquinasde la plaza.somospobres:el viejo Marcos, indio legítimo; Antonio. conla piel apenasmasclaraque la mía peroquesecreeblanco,aunquecadavezque le con-viene dice con orgullo: nosotroslos mestizos(...J; Cirilo. con unastrescuar-tas pam-tesdecobrey por lo quehacea mí ya lo estánviendo...»(PI. 8). Sonpobresporquesonindiosy. mientraspersistael afánde blanquearse,pare-ce impensableque se despierteen ellos la concienciade clase—de clasemarginada—,necesariaparaemprenderdesdeesesupuestouna luchaporascendersocialmenteque no pasepor la negacióndel origen.

El viejo Marcos, ya cercade la muerte,conteniplael pJ-ocesojrrever.sj-ble de transeulturizaciónde la raza, y con suproverbialclarividencíaret-vindica un futuro nuevo,asentandolasbasesya arcanasdel mestizajebio-lógico y. sobretodo por más reciente,del cultural:

Ustedes—les dice— ya no son indios: ustedesson genteblanca,casiblanca (...) Ustedesson gentecivilizada, muchachos:son politicos, fun-cionarioscon michaslecturas...Ustedesya no son indios (...) Lo conve-nientees quese miren corno iguales (...) No hay razaspuras...(PI. 48)

Profundamenteimbricada con el mestizajese plantea la pugna que.por medio de suspersonajes.,sostienenen la novelala Historia, el pasado,la tierra, Marcos.de un lado; y. la Civilización,el progreso,la cultura.Anto-nío. de otro. «iSólo hay un motivo quenos impida seriguales!—exclamacon voz estentóreael juez— iEs la cultura! ¿Sabenustedesquees la cultu-ra. idiotas?»(Pl. 228). Las acusacionesquerecibela razade estarapegadaa sustradiciones,supersticionesy a todo aquelloqueesherenciadel pasa-do, ceden consistencia a medida que va tomando cuerpo la tesis—brillantementesugeridapor López y Fuentes—de que«civilización» esun conceptoconvencional,acuñadosobreel prejuicio valorativoy falaz deque un sistemao modo de vida y unasociedad,por haberalcanzadounadeterminadaracionalizaciónde los fenómenos,poseeun nivel de «progre-so» mayor (es decir, goza de más recursospara enfrentarsea lo que nocontrola de forma directa: la naturaleza,la enfermedad,etc.), que la hace.en consecuencia,superiora otra. La conquistaes un ejercicio de poder;«Civilización», sin embargo,es la lenta tareade transmisióncultural porla quesc pretendeque el grupo humano sobreel quese opera, funcione

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con la mismaconcepcióndel mundoy seorganicede acuerdocon los pro-pios valores,apartede adoptarnuevoshábitos.Así, por ejemplo,la chiri-míaha dejadode sonaren las fiestasparasersustituidaporlas bandas.Lacivilización, dice Marcos,lo ha transfonnadotodo, aunquepersistael vie-jo tesoromelódicode la vieja música.Lo grave,quizá,es queel puebloyasehabíaolvidado delos sonidosde antañoy «seenorgullecíade su evolu-ctón palpableen la diversidadde los instrumentos:la chirimía se habíaquedadoallá atrás,sonandotan sólo en el recuerdo,en voz baja,comiio unpájaroquecantamediooculto en el follaje» (PI. 244).Porotra parte.la po-brezapuedemedirse,como haceMatías.por el desajusteexistenteentreunasociedadquesehalla mentaly culturalmente«civilizada»peroimposibili-tadaen la prácticapara disfrutarde la ventajasteóricasqueeso conlíeva.La renunciase haceentoncesa cambiode nada.

ParececlaroqueLópezy Fuentesestápor el respetoal derechodecadapueblo a diferenciarse.a conservarsin menoscabolo intrínsecamentesu-yo; por no obligar, seacual sea la forma, a abjurarde las señasde identi-dad,habidacuentade que«civilizarse»en el sentidode destribalizarsenoes másquesustituir unosrituales,unasfórmulas,unos«ties»socialesporotros. Ningunasociedadsehalla exentade cultos,dela forja de mitos e in-cluso dementirasqueha decididocreerse.como sepone demanifiesto conla llegadadeunosturistasal poblado,por citarun ejemplo.La civilizaciónno es nunca en López y Fuentes—aprovechandola dicotomía de Sar-miento—lo opuestoa barbarie,porquelo quepodría sertenido por tal noessinootracivilización, otra cultura.Tampocoseoponea Historia,porqueinclusocostumbresde origenmuy disparpuedenllegar a parecerse,comosi defendieranpor sí mismasla tesisde quehay una misteriosaley antro-pológica que hermanaa los hombresal íiiargen de los conceptosy de supapel en el mundo.

El pequeñopueblode la mesetase transmutadc repenteen símbolodela naciónentera,puesel autornosha ido dando,pocoa poco,lasclavesdeestagranalegoría.La tribu ha peregrinadodurantesiglosaciegas,stnnor-te, y estácondenadaa repetirsu pasadosi no encuentracon urgenciaunrumbo único en torno al cual aglutinara toda la cotnunidadnacional,unhorizontequeimpida prolongaresedeaníbularinútil y circular: «¿Noso-tros? —dice el juez. que lanza un elocuentediscursodiagnosticandolosmalesnacionales—Nosotroscarecernosde faro, y es necesariobuscarlo(...) El queseñalaracon brazo extendidouno de los libertadores,quedóabandonadoa fuerzadehablar depequeñospatriotismos(...) Esehubierasido el guión de todosestospaísesjóvenes:necesitamosbuscarotro puntode mira (...) Por hoy no sospechamosni siquierael nombre,ni siquierasuíndole,ni siquiera...Tienenla palabralos sociólogos,los reformadores,losfilósofos» (PI. 259). Como el magistrado,López y Fuentesno tiene res-puestani aportaun fanal deluz queilumine el futuro rompiendola eter-nacircularidadde la Historia.Fía a la reflexión de los intelectualesla posi-bilidad de hallarlo. Ha construidoun universocontradictorioy defuerzas

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dispersas,y un microcosmosa su imageny semejanza:El ecode la tradi-ción se mantienea duraspenasrepresentadopor Marcos,mientrasAnto-nto simbolizala renuncia,aunqueproblemática,al pasado;Matíaspor suparte,con la veneraciónhacia Marcosy su ecuanimidadde padre com-prensivo.intentaarmonizaraníbasa todacosta.Sueñacon quelos nuevoshijos de la raza logrenel arraigo definitivo que no lograron susantepasa-dos y que,al cabo,fundidos conquistadoresy conquistadosconsiganma-tar la semientedel odio e iniciar un peregrinajecomún.Aunqueel sonidode la campana,secular augurio de nuevosenfrentamientos,diluya cual-quier esperanzay cierna sobreel mañanala sombraespectraldel ayer

Los peregrinos inmóviles no altera en absolutola visión pesimistadelinundo indígenaapuntadaen El indio; si acaso,apurandomucho,encon-tranios —como señalaMate25—la únicanota positiva dadapor López yFuentesrespectoal destinode la raza:

(...) nuestrarazaera cornoalgunosarbustosqueteníaa la vista: esasplan-tasquesobrevivena pesardetodaslas mutilacionesy que, hastala ramasembradade punta echaraícesy vuelve al cielo sus renuevos,que deacuerdocon su nuevacolocación,deberíanapuntarhaciala tierra. (PI.154)

En una y otra, insistimos, parecencondenadosa la inmovilidad, bienseaen su peregrinajehistórico,en la primera; vital y ontológico,en la se-gunda;encerradosen cualquiercasoen un callejón sin salidaaparente.Apartir de aquíse abreel graninterrogante:¿hastaquépunto no erala bús-quedade unasalidael granreto queencarabaMéxico en aquelmomento?

Juntoal testimoniopersonaldel períodoclavedel México contempóra-neo,Lópezy Fuentesnosdasu racionalizaciónigualmentepersonal.peronopor ello menos valiosa.En este aspectoes un autor representativode la«Noveladela Revolución Mexicana».La critica queefectúa,medidao sinconcesiones,respondea supropiocompromisotanto ideológicocomomo-ral y. unasvecesrevestidade desencantoy otrasdeesperanza.es perfecta-mente consciente,como revela esta última novela comentada,de que elnuevo México surgido de la Revolución sólo tiene un camino por el queprogresarhaciael futuro: asumirorgullosamenteel pasado,estoes,la he-rencia de Moctezumay Cortés;exhibir, no encubrirJa raíz mestizade suidentidadpresente.Tal empeñoinvolucrabaa la comunidadenteray reba-sabalas circunstanciaspuntuales.socialeso políticas,aunquedependíaenbuenamedidadeellas.Comoescritortrata deavanzaren esecamino,puesel hombre mexicanosin exclusiónes el verdaderoeje de la narrativa deGregorioLópez y Fuentes,y su análisisde la realidad inmediatano esotracosa que un intentode llegar a él, de descubrirley de penetraren su ser.

MARÍA DEL MAR PAÚL ARRANZ

UniversidadAutónomade Madrid (España)25. HubertMafr. «Social aspectsof novelsby Lópezy FuentesandCiro Alegría»,Hispa-

nIa. (1956),287-292.pág. 290.