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¿QUÉ ES LA IMAGEN CORPORAL? A medida que tu cuerpo cambia, también lo hace la imagen que tienes de ti mismo. No siempre es fácil que te guste cada parte de tu físico, pero quedarte atrapado en los aspectos negativos puede bajar realmente tu autoestima. La imagen corporal es cómo te ves físicamente, si sientes que eres atractivo y si a los demás les agrada tu aspecto físico. Para muchas personas, especialmente aquellas en los primeros años de su adolescencia, la imagen corporal puede estar estrechamente vinculada con la autoestima. La autoestima tiene que ver con cuánto crees que vales y cuánto crees que vales para otras personas. La autoestima es importante porque sentirte bien contigo mismo puede afectar tu salud mental y la forma en que te comportas. Las personas con la autoestima alta tienen un buen conocimiento de sí mismas. Son realistas y buscan amigos a quienes les agraden y los aprecien por lo que son. Habitualmente, las personas con alta autoestima sienten que tienen más control de sus vidas y conocen sus fortalezas y sus debilidades. ¿Qué influye en la autoestima de una persona? Pubertad y desarrollo. Algunas personas tienen dificultades con su autoestima y su imagen corporal al entrar en la pubertad, porque es una etapa en la que el cuerpo atraviesa gran cantidad de cambios. Estos cambios, en combinación con el deseo de sentirnos aceptados por nuestros amigos, implican que puede ser tentador que nos comparemos con los demás. El problema con esto es que no todos crecen o se desarrollan al mismo tiempo ni del mismo modo. Imágenes de los medios y otras influencias externas. La preadolescencia y los primeros años de la adolescencia son una etapa en la que tomamos más conciencia de las celebridades y las imágenes de los medios, así como del aspecto de otros niños y la forma en que encajamos. Es posible que empecemos a compararnos con

La imagen corporal de los 6 a los 12 años

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¿QUÉ ES LA IMAGEN CORPORAL?

A medida que tu cuerpo cambia, también lo hace la imagen que tienes de ti mismo. No siempre es fácil que te guste cada parte de tu físico, pero quedarte atrapado en los aspectos negativos puede bajar realmente tu autoestima.

La imagen corporal es cómo te ves físicamente, si sientes que eres atractivo y si a los demás les agrada tu aspecto físico. Para muchas personas, especialmente aquellas en los primeros años de su adolescencia, la imagen corporal puede estar estrechamente vinculada con la autoestima.

La autoestima tiene que ver con cuánto crees que vales y cuánto crees que vales para otras personas. La autoestima es importante porque sentirte bien contigo mismo puede afectar tu salud mental y la forma en que te comportas.

Las personas con la autoestima alta tienen un buen conocimiento de sí mismas. Son realistas y buscan amigos a quienes les agraden y los aprecien por lo que son. Habitualmente, las personas con alta autoestima sienten que tienen más control de sus vidas y conocen sus fortalezas y sus debilidades.

¿Qué influye en la autoestima de una persona?

Pubertad y desarrollo.

Algunas personas tienen dificultades con su autoestima y su imagen corporal al entrar en la pubertad, porque es una etapa en la que el cuerpo atraviesa gran cantidad de cambios. Estos cambios, en combinación con el deseo de sentirnos aceptados por nuestros amigos, implican que puede ser tentador que nos comparemos con los demás. El problema con esto es que no todos crecen o se desarrollan al mismo tiempo ni del mismo modo.

Imágenes de los medios y otras influencias externas.

La preadolescencia y los primeros años de la adolescencia son una etapa en la que tomamos más conciencia de las celebridades y las imágenes de los medios, así como del aspecto de otros niños y la forma en que encajamos. Es posible que empecemos a compararnos con otras personas o con imágenes de los medios ("ideales" que con frecuencia están retocados). Todo esto puede afectar la forma en que nos sentimos respecto de nosotros mismos y de nuestros cuerpos, incluso a medida que nos convertimos en adolescentes.

Las familias y la escuela.

A veces, la vida familiar puede influir en nuestra imagen corporal. Es posible que algunos padres o entrenadores estén demasiado enfocados en verse de una determinada manera o en "llegar a un peso" para un equipo deportivo. Los miembros de la familia pueden luchar contra su propia imagen corporal o criticar el aspecto de sus hijos ("¿por qué tienes el cabello tan largo?" o "cómo

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es posible que no puedas usar pantalones que te queden bien?"). Todo esto puede influir en la autoestima de una persona, especialmente si es sensible a los comentarios de los demás.

Las personas también pueden ser el blanco de comentarios negativos y burlas hirientes de los compañeros de clase y los pares en relación con su aspecto. Aunque estos suelen ser producto de la ignorancia, a veces pueden afectar la imagen corporal y la autoestima.

Una buena autoestima

Si tienes una imagen positiva de tu cuerpo, es probable que te agrades y aceptes a ti mismo como eres, a pesar de que no encajes en un "ideal" mediático. Esta actitud sana te permite explorar otros aspectos del proceso de crecimiento, por ejemplo, cultivar buenas amistades, ser más independiente de tus padres y desafiarte física y mentalmente. Desarrollar estos aspectos de tu persona puede ser de ayuda para reforzar la autoestima.

Una actitud positiva y optimista puede ayudar a las personas a desarrollar una fuerte autoestima. Por ejemplo, si cometes un error, podrías decir, "soy humano" en lugar de, "soy un perdedor", o no culpar a otras personas cuando las cosas no salen según lo previsto.

Saber qué cosas te hacen feliz y cómo alcanzar tus objetivos puede ayudar a que sientas que eres competente, fuerte y que tienes el control de tu vida. Una actitud positiva y un estilo de vida sano (como hacer ejercicio y comer bien) son una combinación excelente para desarrollar una buena autoestima.

Consejos para mejorar la imagen corporal.

Algunas personas piensan que deben cambiar su aspecto para sentirse bien consigo mismas. Sin embargo, todo lo que tienes que hacer es cambiar la forma en que ves tu cuerpo y el modo en que piensas sobre ti mismo. Estos son algunos consejos sobre cómo hacerlo:

Reconoce que tu cuerpo te pertenece, sin importar su forma o talle. Intenta enfocarte en lo fuerte y sano que es tu cuerpo, y en las cosas que puede hacer, no en lo que está mal o en lo que sientes que quieres cambiarle. Si te preocupa tu peso o tu talle, consulta al médico para estar seguro de que todo está bien. Sin embargo, solo te incumbe a ti cómo se ve tu cuerpo: en última instancia, eres tú el que debe estar feliz contigo mismo.

Identifica los aspectos de tu apariencia que, siendo realista, puedes cambiar y cuáles no. Los seres humanos, por definición, no son perfectos. Es lo que nos hace únicos y originales. Todas las personas (incluso los famosos que en apariencia son los más perfectos) tienen cosas que no pueden cambiar y deben aceptar, como su estatura, por ejemplo, o el número que calzan. Recuerda que "las personas reales no son perfectas y que las personas perfectas no son reales (generalmente, están retocadas)".

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Si hay aspectos tuyos que deseas y puedes cambiar, ponte objetivos para lograrlo. Por ejemplo, si deseas estar en forma, elabora un plan para hacer ejercicio todos los días y comer sano. Luego, haz un seguimiento de tu progreso hasta que llegues a tu objetivo. Superar un desafío que te impones a ti mismo es una excelente forma de reforzar la autoestima.

Cuando escuches comentarios negativos procedentes de tu interior, dite a ti mismo que debes detenerte. Debes comprender que cada persona es más que solo su apariencia en un día cualquiera. Somos complejos y cambiamos permanentemente. Trata de enfocarte en los aspectos únicos e interesantes de tu persona.

Intenta construir tu autoestima haciéndote tres elogios todos los días. Mientras lo haces, cada noche enumera tres cosas de tu día que realmente te resultaron placenteras. Puede ser la sensación que el sol te produjo en el rostro, el sonido de tu banda favorita o la forma en que alguien se rió de tus bromas. Al concentrarse en las cosas buenas que haces y los aspectos positivos de tu vida puedes cambiar la forma en que te sientes respecto de ti mismo.

Algunas personas con discapacidades o diferencias físicas sienten que no son vistas por lo que realmente son debido a sus cuerpos y a lo que pueden y no pueden hacer. Otras personas pueden tener problemas tan graves respecto de su imagen corporal que necesitan un poco más de ayuda. Trabajar con un terapeuta o un consejero puede ayudar a que algunas personas logren tener una perspectiva y aprendan a enfocarse en sus fortalezas individuales, además de desarrollar un modo más sano de pensar.

LA IMAGEN CORPORAL DE LOS 6 A LOS 12 AÑOS.

La imagen corporal no es una función sino un concepto útil en el plano teórico, en la medida en que sirve de hilo conductor para comprender mejor la unidad del desarrollo psicomotor a través de sus distintas fases. Esta estructura estructurante, que se encuentra en la base del sentimiento de mayor o menor disponibilidad de nuestro cuerpo y en la base de la relación vivida universo-objeto, pasa por sucesivos estados de equilibrio, ninguno de los cuales queda exactamente expresado mediante este vocablo utilizado aisladamente. En la medida en que esta palabra expresa el nivel de organización alcanzado por las diferentes funciones psicomotrices en el curso de los estadios de desarrollo, es lícito cuestionar que se expresen realidades tan distintas con un mismo concepto.

Esta expresión resulta particularmente inapropiada para describir el universo vivido de la más temprana infancia. En ese momento, realidad interior y realidad exterior están confundidas, y el equilibrio entre dos fuerzas – el impulso pulsional, expresión de las necesidades del sujeto, y la expresión del mundo exterior del cual dependerá la satisfacción o la frustración- se reestablecerá en lo que de Ajuriaguerra denomina “diálogo tónico”. En este

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estadio se trata menos de una representación corporal que de la experiencia subjetiva y de la manera en que el cuerpo es vivido. Según Tausk y Federn, el problema se formula más bien en términos de sentimientos del yo que en términos de imágenes corporales. A partir del acceso a la permanencia del objeto, no se puede poner en duda la existencia de fantasmas corporales, reflejos de lo que el sujeto vivió en sus relaciones con su entorno. Estas imágenes expresan los intereses del niño respecto de su cuerpo y de sus distintas zonas y, por lo tanto, el grado de sus investimientos libidinales sobre su cuerpo. No se puede hablar realmente de imagen corporal hasta tanto el yo no esté unificado, individualizado y el sentido de realidad adquirido, es decir al final de la etapa del cuerpo vivido.

La etapa del “cuerpo percibido” corresponde a la organización del esquema corporal. Antes de este período el concepto carece de fundamento en la medida en que describe una actividad perceptiva cuyo desarrollo sólo es posible una vez alcanzada la maduración de la función de interiorización.

Cuando el niño, ayudado por la experiencia del espejo, ha establecido la relación entre aquello que vive y siente a nivel de su cuerpo y la imagen especular, su primera personalidad se le hace manifiesta.

Entonces, la imagen visual de su cuerpo se convertirá en el principal referente a partir del cual se situarán los detalles provistos por las sensaciones táctiles y kinestésicas. La estructuración del sistema corporal corresponde, justamente, a la puesta en estrecha relación de ambas series de datos, culminando en la fusión de la imagen visual y de la imagen kinestésica del cuerpo.

El estadio del “cuerpo representado”, coincidente a la entrada a la escuela primaria, debe permitir al niño de 12 años disponer de una imagen del “cuerpo operatorio”, a partir del cual podrá ejercer su disponibilidad tanto sobre el mundo exterior como sobre su propia motricidad.

A los 6 años, la representación mental del cuerpo hace de éste un objeto del espacio que será el soporte de la descentración. Pero esta imagen verbalizada y orientada es simplemente una imagen reproductora, por lo tanto estática, resultante de la estrecha asociación entre los datos visuales y los kinestésicos.

La evolución de las funciones cognitivas, contemporánea del “estadio de las operaciones concretas”, hará evolucionar esta imagen corporal, que de simplemente “reproductora” se convertirá en “anticipadora”.

Entonces el niño será capaz no sólo de ajustar su motricidad a las condiciones actuales de su espacio vital, sino también de llevar a cabo las acciones en el pensamiento, y por lo tanto programarlas según modelos más o

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menos pregnantes. No obstante, la utilización de semejante imagen dinámica, que corresponde a un verdadero “esquema de acción”, requiere el dominio de la dimensión temporal que –bajo su aspecto perceptivo- representa una función psicomotriz esencial.

Es importante interesarse en esta imagen del cuerpo “operatorio” en educación y sin duda más específicamente en el curso de la escolaridad primaria, en la medida en que se encuentra en la base de todas las acciones efectuadas realmente o programadas a partir de la representación mental, ya sean que éstas recaigan sobre el entorno o sobre su “propio cuerpo”.