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La imagen poética del Etna: de las fuentes clásicas a la lírica española del siglo XVI * Juan Luis ARCAZ Pozo RESUMEN El presente artículo pretende rastrear en las fuentes grecolatinas y en al- gunos poetas del siglo xvi español (Cristóbal de Castillejo, Hurtado de Men- doza y Fernando de Herrera) la metáfora que identifica el fuego del volcán Etna con la pasión amorosa, analizando la evolución de la imagen en los tes- timonios antiguos y determinando la influencia de éstos en los poetas espa- ñoles. SUMMARV Ihe aim of the present paper is to research the Graeco-Latin sources and certain Spanish poets of te XVI century (Cristóbal de Castillejo, Hurtado de Mendoza and Fernando de Herrera) for the metaphor that identifies the fire of the volcano Etna with love passion, and to analyse te evolution of the image in ancient records, to tus determine their influence on the Spanish poets. 1. Al margen de otras esporádicas alusiones al Etna con determinado carácter metafórico 1, la imagen del mítico volcán siciliano que desde la Anti- gúedad clásica más predicamento ha tenido se corresponde con aquélla, tan * Una parte mínima de este trabajo fue presentada como comunicación al X Simposio de la Sección Catalana de la SEEC y publicada posteriormente en E. Artigas (ed.), Homenatge a Josep Alsing Actas delSimposí de la Secció Catalana de/a SEEC, Tarragona 1992, vol. II, PP. 333-8. Allí se recogen parte de los preliminares y lo relativo a Hurtado de Mendoza. Asimis- mo, el presente artículo se integra en el Proyecto de Investigación P892-0486: «Ovidio: opera amatoria II,,. 1 Por ejemplo, la comparación que en Cicerón encontramos entre la mole del volcán y el peso que supone la vejez (De seneot 2, 4): fsenectusj quae pleri.sque senibus sic odiosa est, uf onus se Aetna grauius dicant sustinera Esta imagen ya estaba, no obstante, en Eurípides (Hero. 637- 640). Cuadernos de Filología Clásica Estudios latinos. 6-1994. Editorial Complutense. Madrid

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La imagenpoéticadelEtna:delasfuentesclásicasa la lírica española

delsigloXVI *

JuanLuis ARCAZ Pozo

RESUMEN

El presenteartículopretenderastrearen las fuentesgrecolatinasy en al-gunospoetasdel siglo xvi español(Cristóbalde Castillejo,HurtadodeMen-dozay Fernandode Herrera)la metáforaque identificael fuegodel volcánEtnacon la pasiónamorosa,analizandola evoluciónde la imagenenlostes-timonios antiguosy determinandola influenciade éstosen los poetasespa-ñoles.

SUMMARV

Ihe aim of the presentpaperis to researchthe Graeco-Latinsourcesandcertain Spanishpoetsof te XVI century(CristóbaldeCastillejo,HurtadodeMendozaandFernandode Herrera)for the metaphorthat identifies the fireof the volcanoEtna with love passion,and to analysete evolutionof theimage in ancient records,to tus determinetheir influence on the Spanishpoets.

1. Al margende otrasesporádicasalusionesal Etna con determinadocaráctermetafórico 1, la imagendel míticovolcánsicilianoquedesdela Anti-gúedadclásicamás predicamentoha tenido secorrespondecon aquélla,tan

* Unapartemínima deestetrabajofue presentadacomocomunicaciónal X Simposiodela SecciónCatalanadela SEECy publicadaposteriormenteen E. Artigas (ed.),HomenatgeaJosepAlsing ActasdelXéSimposíde la SeccióCatalanade/aSEEC,Tarragona1992,vol. II, PP.333-8. Allí serecogenpartedelos preliminaresy lo relativoa Hurtadode Mendoza.Asimis-mo, el presenteartículose integraen el Proyectode InvestigaciónP892-0486:«Ovidio: operaamatoria II,,.

1 Porejemplo, la comparaciónqueen Cicerónencontramosentrela mole delvolcány elpesoquesuponelavejez (Deseneot2, 4): fsenectusjquaepleri.squesenibussicodiosaest, uf onusseAetnagrauius dicant sustineraEsta imagenya estaba,no obstante,enEurípides(Hero. 637-640).

Cuadernos de Filología ClásicaEstudios latinos. 6-1994.Editorial Complutense.Madrid

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fructífera luego, queatiendea la identificaciónde sufuego con el ardor queel enamoramientoproduce.Estaimageno metáforaqueidentifica así el fue-go del volcán conla pasiónamorosapodríaconsiderarse,enlíneasgenerales,una consecuencialógica de la continuadareferenciaen la poesíaantigua(griega,principalmente)al fuegocomo genuinosíntomadel amor.La incan-descenciade esapasión,avivadaparadójicamentepor el frío desdénde lapersonaamada(relaciónde contrarios—fuego/hielo—muy frecuentadaporla lírica del Renacimiento—de hondaraigambrepetrarquista—y, en su hue-lla, por la lírica españoladel siglo xvi), quees inextinguible y casi eterna,seidentificó bien pronto con esaotra llama perpetuaque permanecetambién,como si de un corazónhumanomásse tratara,escondidaen las entrañasdela tierra; la actividadvolcánica,a menudohechaderivar de las actuacionesmonstruosasy sobrenaturalesde determinadospersonajesmitológicos (Vul-cano,los gigantesEncéladoy Tifoco, etc),quedó,pues,de estamanera,asi-milada a la actividadamorosa,en la idea hiperbólicade queésasy asi eranlasmanifestacionesamorosasdelosenamorados.

Porotro lado,la referenciacasi exclusivaal Etnacomo símil de estacir-cunstancia,sin duda debe estarligada a la relación que Sicilia, como lugardondeVulcano,el dios herrero,desempeñabasu oficio, guardabacon Cupi-do, el hijo de la esposade aquél,Venus. Pudoestablecersede estaforma unvinculo entrela actividadvolcánicaquepropiciabala fraguadeVulcanodes-deel interior del Etna (segúnalgunasversiones2) y el amor,cuyo dios, Cupi-do, insufla a modo de llamaradacon los dardosque arrojaen el corazóndelos enamorados~. Dos fuegosinteriores, incandescentesy perpetuos,de loscualesel amorosoderivaríadel volcánico, como si Cupido encendierasusflechas enlas fraguasde aquélproduciendoun fuegoy unosefectosa vecessemejantes,perofrecuentementemásduraderosy dolorosos.

2. El primer ejemplo en que se observade forma evidenteuna netaidentificaciónentreAmor y Etna lo tenemosen los vv. 133-134del Idilio IIde Teócrito («Lashecliiceras»).En un contextoen quese estáaludiendo,re-cuerdese,con cierta insistenciaal fuegoenrelacióncon el amorsedice lo si-guiente:

‘E9í,>g ñ’ ¿iQa leaL AumQaíw

JLOXXÚKLq AwatOtoLO OEXa WXorQ~OT2QOV aiOst.

La identificacióndel fuegodel amorcon el producidopor las fraguasdeHefesto/Vulcano noslleva a pensar,aunqueTeócritono serefiera concreta-menteal Etna y Sicilia, sino aLípari (unaislatambiéncon actividadvolcáni-

2 Otrasversiones hacen referencia, como seha indicado y como demostraránlos ecosclá-sicos de la lírica española del xvi, a que en el interior del Etna se encontraban encerrados losgigantes Encélado o Tifoeo. cuyas convulsiones provocaban las erupciones del volcán.

Una relación parecida se aprecia en un epigrama de la AntologíaPalatina (V 180, 1-4),en el que se atribuyen a los dardos deCupido los efectos abrasadores propios de su padrastro.

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cacercanaa Sicilia y amenudoidentificadaconel dios del fuego4), queyaseestáproduciendola asimilaciónde las llamasdel volcáncon las queproduceel amorcuandoCupidohiereconsusdardos.

3. Dentrode la poesíalatina, la ecuaciónentreel Etna y el fuegoamo-rosova evolucionandodesdela simplecomparaciónque de ambosfenóme-nos encontramosen Catulohastala asimilacióntotal de éstos,llegándoseenesteúltimo extremo casi a reducir la menciónal volcán para significar elamoro el almadel amanteenllamas,como puedeatisbarseyaen Ovidio.

Segúndecimos,con Catulose continúa,en cierta medida,la estelamar-cadapor Teócrito,aludiendoel veronésal Etnamedianteunametáfora,nodirectamente,semejantea la del bucólicogriego.Catulo, como losotros poe-tas latinosa quealudiremosdespués,siguemareandolosefectosdesu pasiónconla comparaciónderivadadel verboque indica queel poeta«arde»o «seabrasan,tal como en Teócrito significabaaT&t. Su amor,pues,lo quemadela mismaformaque estánencendidaslas llamasdel Etna (que él denominamediantela perífrasis Trinacria rupes)o calientanlas aguasde la fuentedeMalis enlasTermópilasdel Eta(68, 5 1-54):

nam,mihi quamdederitduplexAmathusiacuram,seitis,etin quo me torruerit genere,

cumn tantumardereinquantumTrinacriarupeslymphaquein OetaeisMalia Thermopylis.

La amplificacióndel símil, ausenteen Teócrito, es seguidatambiénporHoracio, aunqueaquívaríela alusiónqueen Catulo iba referidaa las aguastermalesde la fuente de Malis. El pasajehoracianorecogeformalmenteymuy de cercala comparacióndel veronés,manteniendoel verbo ardeoparaindicar el tormentopropiciadopor la desazónamorosay la comparaciónqueincluye la similitud desuestadocon las llamasdel Etnay, como segundame-táfora amplificadora(aunqueaquíse refiera en primer lugar), conla tormen-tosa muertede Hérculesabrasadopor la sangredel centauroNeso con queDeyanirahabíaimpregnadosusropas(Ep.XVII 30-33):

...ardeoquantumnequeatrodelibutusHerculesNessicruorenecsicanaferuidauirensin Aetnaflamma...

Con todo, sonlos ejemplosde Ovidio los quemejorparecenplasmarlaidentificaciónde que venimoshablandoy los que podríanconsiderarse,encierta medida,puntode partidaparalas ulterioresimitacioneso coinciden-cias conellosen partede la literaturaespañola.En los Remediaamoris,Ovi-

Vid. RES.1,p. 322.

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dio, en uno de suspreceptosparaaliviar el fuego amoroso,aludea unacir-cunstanciaen dondese nospresenta(al contrariode como apareceráposte-riormente, por ejemplo,en nuestroFernandode Herrera)aconsejándolealhombremostrarsea su amadacon la más absolutafrialdad,aunqueardao sesientaarderenel fuegodel Etna(Rem.489-492):

Quodsi quidpraeceptaualentmea,si quidApolloutile modalesperdocetoremeo,

quamuisinfelix mediatorreberisAetna.frigidior dominaefacuidearetuae.

Todavíano estamosanteunacompletaidentificación entreel fuegovol-canicoy el ardor amoroso;el pechodel amanteno arde con la virulencia deun volcán, sino que todo él sienteun calor semejanteal quele causaríaelestarinmersoen su interior.

Otro ejemploovidiano,enla mismalíneaqueel anterior,es el queenbo-cadeSafoponeel sulmonésen la HeroidaXV. En efecto,aquí refierela poe-tisa la pasiónquesu amorpor Faón provoca,primerocomparandosu ardorcon el fuegoqueel viento aviva en un sembradoy, luego (precisamenteporser allí dondedirige su misiva —lugar en que habita Faón—),con las llamasdel Etna. Así, tras una recusadodel génerolírico, el apropiado,segúnsabe-mos, parasusvirtudespoéticas,perono apto, segúnSafo,parasu enconadomalestarpor tal despechoamoroso,decideexpresarsu dolor en versosele-giacos,puesla materiade suescrito es la apropiadaparamanifestarseen elgénerode la lamentación(vv. 5-8: forsitan et quaremeasint alterna requiras¡carmina,cumlyricis simmagisapta modis./ tiendasamormeasest?elegiaflebi-le carmen/ nonJacúad lacrimas barbitosulla meas).Después,en un contextoqueya apareceabiertopor un término quedenotasu «ardor»,inicia el poetala ecuacióna queya hemosaludido(vv. 8-1 1):

Vror, ut indomitisignemexercentibusFurisfertilis accensismessibusardetager.

Arva PhaoncelebratdiversaTyphoidosAetnae,mecalorAetnaeonon minorignetenet.

En cl último ejemplo de Ovidio, y último tambiénde la poesíalatina deépocaclásica~, encontramosya un atisbode la simbiosisquellegaráa darsedespuésentreel Etna y el corazóndel amante,cuandoésteseanombradosimplementecon la alusiónde aquél.En el libro XIII de las Metamoflósis,al

El tratamiento dcl volcán siciliano en el Anita de la AppendixVergiliana y la alusión deSéneca en las !Dpistulaead Lucilium (79. 2) no presentan ningún interés al propósito que aquíseguimos. No obstante, en las imitaciones de la lírica española que veremos a continuación, aveces parece haber una somera sombra o débiles ecos del extenso poema pseudovirgiliano, es-peeialmeííte cuando nuestros poetas pasan a describir la actividad volcánica del monte y su se-mejanza con los síntomas deamor que ellos padecen.

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final de la fábulade Polifemoy Galatea,oímosdeciral cíclopelo siguiente(Met.XIII 865-869):

Viscerauiuatrahamdiuisaquemembraperagrosperquetuasspargam—sic setibi misceat!—undas.Vror enim, laesusqueexaestuatacriusignis,cumquesuisuideortranslatamuiribusAetnampectoreferremeo: nectu, Galatea,inoueris!

Efectivamente,dentrode un ámbitoparódicoen quetodolo relaciona-do con Polifemoesexageradoy aparecedescritocon ciertadesmesura,noresulta extrañoque, despuésde esafanfarronademostraciónde fuerzaypoder(en la quejura destrozarel cuerpode Acis si seunea Galateay es-parcir sus restos por doquier: Víscera uiua traham diuisaque membraperagros/ perquetuasspargam—sic se tibi misceat!—undas),diga quesucora-zón late de amor cual si el Etnapalpitaracon susfuegosen supropio pe-cho.Con ello, culmina Ovidio unaseriede comparacionesquede manerasignificativavana marcarlas descripcionesdel estadoamorosode nuestrospoetasdel siglo xvi, como ahoraveremos.

4. El primer poetacastellanodel que tenemosconstanciade la re-creaciónde la imagendel Etna con el sentidoque estamosseñalandoesCristóbal de Castillejo (1490-1550). Amante y cultivador de la lírica deCatuloy Ovidio, Castillejo recogeprecisamente,en unatraducción(entreliteral y paráfrasis)titulada«CantodePolifemo»,el texto del sulmonésquehemostranscritoen último lugar referido a las palabrasque pronunciaelcíclopeante su despechoamoroso.Los versosmencionadosde Ovidioaparecendel siguientemodoen el texto deCastillejo:

Conmil sañasle arrancarélas entrañasvivas,rompiendosuspechos,y lossusmiembrosdesechossembraréporlas campañassin abrigo,comomortalenemigo;y por esasmismasondasdo moras,bravasy hondas,si semezclasecontigo;porquevivomequemo,y el fuegoesquivoquemeabrasay atormentamáshiervey másseacrecientaconla injuria querecibo.Y ami ver,tangravedepadeceres el fuegoquemeinflama

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y la pasiónqueme llama,queme parecetraerencerradoel Etna, monte pesado,consusfuerzasmuycrecidasy susllamasencendidasenmi pechotrasladado.Tu beldadno prometecrueldad,masni poresasunhoratú, Galatea,Señora,te muevasapiedad.

Con lasoportunasy necesariaslibertadesdel poetacastellanoparaadap-tar el hexámetroa su estrofapuedeobservarsecómo casi indefectiblementeacadaverso latino se hacecorresponderuna de éstas.La referenciaal Etna,ampliadaen Castillejo con unaalusión(siguiendoen partela otra acepciónmetafóricaque vimos era atribuida al volcán —véasenota 1—) a su mole(«montepesado»),parecerepondermejor queel propio texto de Ovidio a lasituaciónparódicaque nospresentala desmesurae hiperbólicaexageraciónde todo lo relacionadocon Polifemo:«Y a mi ver, ¡tan gravedepadecer¡ esel fuegoqueme inflama ¡ y la pasiónqueme llama,/ que me parecetraer ¡encerrado¡ el Etna,montepesado,¡ con susfuerzasmuycrecidas/ y suslla-masencendidas¡ enmi pechotrasladado».

5. En la CartaVIII deDiego HurtadodeMendoza(1503-1575)dedica-da a Guiomar Enríquez(«Doña Guiomar Enríquezsealoada ¡ ante todoprincipio; que sin esto ¡ obra no puedeserbien comenzada»)encontramosotra nuevaalusiónal Etnaconvertidoenfuegode amor.HurtadodeMendo-za, quizácon muchomenosdesgarramientoy pasiónqueluego FernandodeHerrera,retomael asuntoaderezándoloconunacierta erudiciónqueprivaasusversosdel hondosentimientoqueen el comentaristade Garcilasopodre-mosapreciar.Mendoza,trasunabrevealusióna susituaciónamorosa,queélmismo parececonsiderardesapasionada(«Amo y callo contantamansedum-bre, ¡ queno sabiéndolo,diría cualquiera¡ queel mio no es amor, sinocos-tumbre»),pasaa referirnosunadescripción,deciertaenvergaduraerudita,dela actividadvolcánicadel Etnay del Efestión.El breveexcursusquededicaalEtnaculmina,en lo quea nosotrosnos interesacon una alusiónal parecidode éstecon su corazón,llegandoa esaidentificaciónentreambosqueatisbá-bamosen el pasajede las Metamoifosisde Ovidio. Así pues,Mendoza,re-cordandoen cierta medida los versos328-364 del Aetna pseudovirgilianoreferidosa las erupcionesdel volcán,pasarevistaa las másimportantesy se-ñaladasmanifestacionesvolcánicasdel Etna:

Etna trae las llamaspordedentro;cuerpoescuro,pendiente,cavernoso,quefundelas arenasen el centro.

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Consonantemurmulloy furiosorevuelveenel hondóndesusentrañasel fuego,alosmortalestemeroso.

Ahoralanzatal nubedemarañasdel humoespesoconpavesaardiendo,queturbael cielo y ardelas montañas;

ahoralevantaenalto, revolviendogolpesdevivas llamasextendidas,quelas clarasestrellasvanhiriendo;

ahoralanzalaspeñasderretidasy escollos,congemidosregoldandodel montelas entrañasencendidas.

Quedanel fuegoy vientomurmurandoenel hondoobscurodelprofundo,y otranuevamateriarodeando.

En estadescripciónde losfenómenosvolcánicosdel Etnaseapreciaunaprogresiónque es doble. Porun lado,Mendozacomienzaa describirnoslaformacióndela materiavolcánicaenel interior dela montaña(«Etnatraelasllamaspor de dentro... ¡ que fundelas arenasen el centro»,«revuelveen elhondónde susentrañas¡ el fuego...»)y va pasandopor las distintasfasesdela erupciónhastasu salida al exterior («ahoralanza tal nube de marañas»,«ahoralanzalas peñasderretidas»)y consiguientecalma(«quedanel fuegoyviento murmurando¡ en el hondoobscurodel profundo’>).Porotro lado,seapreciatambién en estadescripciónuna progresivahumanizacióndel Etnaqueculminaráconla identificaciónde éstecon sucorazón;comienzadicien-do que el volcán tieneun «cuerpoescuro,pendiente,cavernoso»y que suserupcionesse producen«congemidosregoldando¡ del monte las entrañasencendidas».Porúltimo, con la calma,quedael volcán«murmurando».Todoello concuerdacon el almadel poeta;supasiónamorosase manifiesta,den-tro de lo verosímil,con la furia de un volcán, y el volcán,por suparte,parti-cipa de ciertascualidadesde la naturalezahumanadel poeta.Por ello, ha-ciendoya unaalusiónmás explícitaa la humanizacióndel Etna(bajo el cualvive Encélado)y estableciendodefinitivamenteunaclara«vulcanización»desucorazón,concluyeMendozaestaprimeracomparaciónconestaspalabras:

Pechosé yo queencierraotro segundoEtna,conhumoy fuegomáscaliente;no vive solo Encéladoenel mundo,

dejandopatentequeestaidentificacióndesu amorcon el fuegodel Etnares-pondea lo quede pasionaltienesuamorpor GuiomarEnríquez.La segundapartede la comparación(«Dos montesdicen que hay de unamanera¡ queardenen fuego vivo del infierno») referidaal Efestión («LlamaronEtna aluno antiguamente,¡ Efestión al otro, que al encuentro¡ es del Etna, en elfuegodiferente»),parecealudir, como el mismopoetasugiere,a la otra ver-

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tiente de su amor: la de la constancia.El fuegodel Etna,como símbolode supas~on,se manifiestapuntualmentey de unaforma violenta. En cambio,elEfestión(que«seenciendetanpaciente,/ quealumbratodaLicia a la redon-da, ¡ dandocalor templadosolamente»),ajenoa la virulencia de las llamasdel otro, representael amor pausado,constantey desapasionadoque inspiraGuiomaren el almadel poeta.Del EfestióndiceMendozaque«dendeab ini-tío arde,y nuncamucre»,que «contemplazasu lumbrenos envía»y que noabrasalo quetoca(«vemosa un mtsmotiempoenvueltajunto ¡la yerbaconel fuego, y quedasana»).De ahí que su identificación con el amor eternoyconstante,sinviolenciasni desgarramientos,quesienteel poetalo lleve ade-clarar:«Ilustrey blandofuego,queen buenpunto¡ entrastedondeno serátullama ¡ consumida,aunqueel cuerposeadifunto».

6. El último poetahispanodel siglo xvi al quevamosa aludir, y queesel quemás ejemplosenrelación con la imagendel Etnapresenta,esFernan-do de Herrera(1534?-1582).La recurrenciaal juegode contrarios,especial-mentede la antítesisfuego/hielo,parasignificar con esaalegoríael estadodesussentimientoses unaconstanteen Herrera,operandoel poeta,comoinsis-tentementese ha señalado6, desdeun puntode vista de neto signo petrar-quista.En Herreraseda,pues,esaamplitudde elementossimbólicosque,te-niendosureferenciaenla naturaleza,pasanadenotar,ya por esasimbologíaya por sí mismos,lo queocurreensu estadode ánimo.Dentrode esta«obje-tivización» de la naturalezacomo vehículoque expresala subjetividaddelpoetase insertala tópicadel Etnacomo símbolo,alegoríao metáforadesupasión.Perono es exclusivala referenciaal volcán;en Herreraalternanotrasimagenesquevienena expresarigualmenteel ardor queel poetasientefrenteal frío queresideen el corazónde su amadaL Así, en el SonetoCLXXIV delLibro 1 de suspoesías secomparasu fuegoconIcaro y Faetón;en el SonetoCVI del Libro II sealudea Libia («Libia arenosa,aunqueel ardorpresente/

6 Vid., por ejemplo, las palabras de C. Cuevas en su reciente edición de la Poesíacastellana

original completode Herrera (cd. Cátedra, Madrid, 1985, p. 36).~’<En el fondo, el petrarquismoque subyace en la visión herreriana de la naturaleza convierte en elementos simbólicos o alegó-ricos a cada uno de sus elementos integrantes (.4 Herrera, como Petrarca, sustituye la realidadpor palabras-símbolo, y luego juega con éstas, combinándolas como en un sorprendente calei-doscopio.

Además, a veces la alusión al Etna no implica una relación de éste con el tema amoroso.Por ejemplo, en la Canción VI del Libro 1 —sobre la cita de las composiciones de Herrera veasela ilota siguiente— dedicada a Juan de Austria por su victoria sobre los moriscos en las Alpuja-rras, nos comienza a decir el poeta: «Cuando con resonante ¡ rayo y furor del brazo impetuoso

a Encélado arrogante / Júpiter poderoso ¡ despeñó airado en Etna cavernoso . Es decir,que usa la imagen del volcán como una referencia mitológica más y no con un determinado ca-rácter metafórico.

A pesar de que para la obra poética de Herrera hemos manejado la edición citada de C.Cuevas, por motivos prácticos y de claridad, citamos las composiciones según se encuentranrecogi(las en el tomo de la BAE correspondiente a los Poetaslíricos de los siglosxcix vn, t. 1, n.32, Madrid, 1966. Además, hemos optado por transcribir el texto conforme a la ortografía queahí se indica, obviando la original que, por ejemplo, ofrece la aludida edición de Cuevas.

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del sol te abrasa,si del hielo mio ¡ el rigor sientes,perderásla fama; ¡ quemayor fuego me encendióesteausentecorazón..»);o en la ElegíaXIV deestesegundolibro aApolo.

En la ElegíaVII del Libro 1 encontramosla primeraalusiónal Etnaiden-tificado consu corazóno denotándoloenteramente.En ella,Herreraretomala tópicaantítesisfuego/hielo;amorsuyo,o fuego,quees avivadopor el «ri-gor» del frío, desdén,de la amaday que no podrávencer,derretir, el hieloquelo alimenta.En definitiva, suamorsemantieney mantendráeternamenteencendido,como si del Etnasetratara,pues,aunquevolcány en fuegocons-tante,perduranensucumbrelosrastrosdela nieve:

La llamaquedestruyeel pechomío,y consumecruelenfuegoeterno,sealientaenel rigordevuestrofrío.

¿Quénievequeengendrósitonio inviernobastacontrasu tuerza?¿Quédurezacercaesecorazónmedrosoy tierno?

Demi encendidoEtnala bravezano puederegalarel tardohielodevuestrablanday ásperabelleza,

aunquedelahervienteLibia el cielocon intensosardoresabrasase,y siempreel rojo Sirio vuestrosuelo;

y aunquelas llamastodasexhalasedesuahumadacumbreTifoeo,y conguerraal Olimpo fatigase.

Paradojasemejantea la queexpresaen la ElegíaIV del Libro II, dondesealudea queel Etnaarde,al igual quesu corazón,por dentro,peroqueellono bastaparaderretirel hielo o el desdéndela amadaquea ambos,respecti-vamente,coronan,equiparándose,además,la actividadvolcánicacon la de-sazóndeHerrera,de formasemejantea como yahabíamosvisto en HurtadodeMendoza:

Allí rompolas venasdemi llanto,y delapluvia exhalael fuegoardiente,queencenizaconvierteel mortal manto,

Etna,queel durohielo y frío sienteensuscoronasaltasensalzado,y conelblancovelo reluciente,

cuandodel impio Encéladoabrasado,es conserpientesásperasherido,y serevuelvedeuno y otro lado;

el fuego,ennubeespesareducidode ardientesglobosy furor humoso,arrojaconhorrísonoestampido.

El estruendode peñastempestosoconalto horrorresuenaentornoy brama,y tiemblatodo el montecavernoso.

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Mi pecho,quedefuera es nieve,y llamadentro,cuandoel amorlo muevey hiere,gime, y sonandoel bravo nrdorderrama.

Rebosanmil incendioscuandoquiereferoz,quealaalmaabrasesu erueza,sin jamás condolersedequienmuere.

El rayo,quesepulta con fierezaal terrible gigantequedel cielopensó regirsoberbiola grandeza,

no iguala al queen eternodesconsuelomedeja atravesado, sin la culpaque él tuvo enel terrestre patriosuelo.

O en el SonetoCXVII del Libro 1. Aquí, sucorazónvuelve a serel Et-na, aunqueel fuego de su pasión es aún mayor que el del volcán, pues,mientraséstepermitecreceren susladeras«yerbay verdesárboles»,el pri-merono dejaverdecer«la flor de la esperanzaincierta»del poeta.

En el SonetoCXLIII de esemismo libro, encontramosotra alusióna laantítesisfuego/hielo, representados,el primero,por el Etnay las islasvol-canicasquecircundanSicilia (Lípari, etc —«las islasde Vulcano»—)y, el se-gundo,por losmontesdel Cáucasoy Rifeo:

Amor contodoel fuegoqueel humosoEtnarespiray las islasdeVulcanomeabrasael pecho,queaseguraenvanoa su mortalardoralgúnreposo.

Conla nievequeel Cáucasonevosoy el desnudoRifeohacecano,mi almaenfría,y rompeel inhumanoa la esperanzael pasotemeroso.

Igual que, repitiendoel tema,vuelvea verseen la Canción 1 del LibroII, amplificandola referenciaal Etna con otra al Vesubio ~, aunqueaquíyano sealudaa los contrarios:

Biencreoyo quepuedeunaluz bellaarderenamorosopechoy tierno,y desatallo enla cenizaardiente;masquepuedaami ausentepechoatraer la fuerzademi estrella,y abrasarenun Etnao Vesbioeterno...

El soneto que comienza’ «Un tiempo ave caristia viví en fuego> recoge una nueva alusiónal volcán como símbolo de su exacerbado amor, pero con una referencia no al Etna, sino al Ve-subio: De mi pecho exhaló un Vesubio ardiente.

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El SonetoLXVI debereferirse tambiénal Etna, aunqueen contrade laacostumbradareferenciaa Encéladoo a Tifoeo como losgigantesencerradosbajo el volcánpor Júpiterqueproducenlas sacudidasy erupciones,HerreranoshabladeMimante,a quien el padrede los diosesúnicamenteabatióconel rayo, perono sepultóbajo la mole de ningunamontaña.La ecuaciónentrelas manifestacionesvolcánicasdel gigantey las del poetaestátambiénpre-senteen el soneto:

Comoenla cumbreexcelsadeMimante,do eneternaprisiónardey procuraalzar la frenteairada,y guerraoscuramoverdenuevoal cielo elgrangigante,

senotadelas nubes,quedelantevuelany encima,enhórridafigura,la calidaddetempestadfutura,queamenazaconásperosemblante;

asídemis suspirosy tristeza,delgravellanto y gravesentimientosemuestrael mal queencierrael duro pecho

En los SonetosLXXXVI y LXXXIX del Libro II se recogeunaamplia-ción de esa«objetivización»dela naturalezaparasignificarlos padecimientosamorososo subjetivosde Herrera.En ambos,al igual queocurríacon el so-netomencionadoen la nota9, sehacereferenciaa dos hechosnaturalesquerepresentano ejemplificanla situacióndel poeta;el amorvuelveasermuchomásconvulsivoy ardorosoqueel propio Etnay su llanto, deigual formaqueenotrasocasionesel desdénde la amadaavivabasu pasión,crecedesmesu-radamenteen proporcióna sutambiénprogresivoamorsuperandoel caucede la referenciaexterior,queno es otra queel Nilo o un diluvio. Así, en elprimer sonetomencionadosenosdice:

Cesetu fuego,Amor, ceseya,entantoquerespirandodesuardorinjusto,prueboa sentirestepequeñogustodever mi rostrohumedecidoenllanto;

quenuncaelalto Etnaconespantolos grandesmiembrosy el rebeldebustodel impio quecayóconrayojustopuedeencender,ni nuncaencendiótanto.

No amortiguanmis lágrimastu fuego,antesavivansu furorcreciendo,aunquevenzandelNilo lacorriente.

Y en el segundo:

Al triste humorquemíserodestilo,¿cómono falto?¿Cómocrecetantoen mediodelavenademi llantode ardientesondasesteeternoNilo?

Page 12: La imagenpoética delEtna: de lasfuentes clásicas a la

206 JuanLuis ArcazPozo

Lallamaesfuerzami lloroso hilo,las lágrimasmi fuego,porquecuantotempladaspruebo,en mi dolor levantodesuconcursoun mal mezcladoestilo.

No inundómayorpluviael durosuelodela anchatierra,ni Etnade sucumbreexhalómayorllama sin sosiego.

Deucalióny quienpensódel cieloregir incautola perpetualumbre,másaguaaquí hallarány más fuego.

Con estosdosúltimos ecosde Herreracerramosla lista de ejemplosquede la imagenpoéticadel Etnapuedenverseen estostrespoetasseñerosde lalírica del siglo xvi. Los ecos,queen el casodeHerrerahemosde pensarqueapuntana la fuentede Ovidio, principalmentela de Metamorfosis,pasadaporel tamizde la poesíapetrarquistae italianizante,sonmuchomásnumerososysu completarelación rebasaríaconmucho los limites de un trabajode estascaracterísticas.Concluyendo,pues,podemosdecirque la imagendel Etna,como metáforao imagenpoéticade la exaltacióndel estadode ánimo o delos sentimientosamorosos,apareceya enla poesíagriegadela manodeTeó-crito, quizácomo evolución de unaantiguay lógica relaciónentreel fuegoyel amor, y seextiendeen la poesíalatina con Catulo, Horacioy, sobretodo,Ovidio, cuyo testimonio,amparadopor las característicaspeculiaresde lapoesíade Petrarca—tan dadaa las oposicionesde contrariosy a la significa-cion medianteelementosde la naturalezade situacionessubjetivasdel poe-ta—, va a encontrarbuen caldo de cultivo en la lírica españoladel siglo xvt,como muestranlos ejemplosvistosdeCastillejo,HurtadodeMendozay He-rrera, todosellos,por cierto, grandementeinfluidos por el mundoclásicoyatentosal fenómenoliterario renacentistafraguadoenItalia.