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La Inltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina Alfonso Merlos

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en ... · 4 PRESENTACIÓN Con La infi ltración islamista y la amenaza terrorista en Amé- rica Latina, la Fundación Iberoamérica

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La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista

en América LatinaAlfonso Merlos

Esta publicación forma parte del proyecto: “Programa de investigación y sensibi-lización en valores democráticos”, cofi nanciado por la Consejería de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid.

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Fundación Iberoamérica Europa no se identifi ca necesariamente con las opinio-nes expresadas en los textos que publica.

Depósito Legal: S.359-2009

4

PRESENTACIÓN

Con La infi ltración islamista y la amenaza terrorista en Amé-

rica Latina, la Fundación Iberoamérica Europa presenta el nú-

mero 29 de su colección Cuadernos FIE. El tema elegido es de

evidente interés y probablemente será pionero en España.

El terrorismo yihadista se ha convertido en una de las gran-

des amenazas para las sociedades democráticas en el siglo XXI.

Acerca de sus características mucho se ha escrito y refl exionado,

lo mismo que sobre la forma de combatirlo. Sin embargo, hasta

ahora los análisis efectuados situaban el escenario en Europa,

Norte de África, Oriente Medio o Sudeste Asiático. Muy poco se

ha escrito sobre la Yihad en América Latina. Nos encontramos

con un campo que exige su exploración.

Es uno de los objetivos de este trabajo y nadie mejor que el Doc-

tor Alfonso Merlos García, quien lleva años investigando sobre

terrorismo islámico y cuya producción académica es ingente (ar-

tículos, ensayos, libros y monografías), para hacerlo.

Alfonso Merlos nos ofrece un trabajo con numerosas fuentes

bibliográfi cas y explica con claridad cómo América Latina se ha

convertido en un escenario donde el terrorismo islámico ha lo-

grado infi ltrarse, presentando unas características (preocupan-

tes) que hacen que no sea una presencia puntual sino que tiende

al arraigo.

5

El autor describe con detalle el conjunto de causas que han he-

cho que organizaciones salafi stas se ubiquen en Latinoamérica,

mostrando igualmente cómo, en ocasiones, son las propias ca-

racterísticas estructurales de sus sistemas políticos las causas

que lo facilitan. Alfonso Merlos plantea numerosos retos, inte-

rrogantes y alertas de cara al futuro. El resultado es un trabajo

de plena actualidad que aborda una problemática que podría ser,

desgraciadamente, objeto e interés de la actualidad informativa

en el futuro y aporta el componente novedoso del escenario

geográfi co.

Pablo Izquierdo Juárez

Presidente de FIE

Índice

Introducción: factores potenciadores y atenuantes 1. de la amenaza 8

La presencia de la YIHAD en América Latina: Redes apoyo, 2.

Redes de ataque y acción contraterrorista 11

La triple Frontera: fi sonomía general de la amenaza 3. 16

La violencia política de matiz chiíta3.1. 21

La violencia política de matiz3.2. yihadista 32

La presencia de Hizbulá en Iberoamérica: pasado, presente y futuro 4. 38

Estudio de caso: Hugo CHávez y el encuentro del socialismo con el 5.

Islam militante 47

Conclusiones: diagnóstico, predicción y recomendaciones para 6.

atajar la amenaza 55

Bibliografía 7. 63

8

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

1 INTRODUCCIÓN: FACTORES POTENCIADORES Y ATENUANTES DE LA AMENAZA

Está inscrita en la naturaleza de los grupos terroristas la obse-

sión por buscar ambientes propicios para el apoyo fi nanciero, el

refugio y el reclutamiento de nuevos operativos. América Latina,

por una serie de factores fundamentales y subsidiarios de orden

político, social y cultural ha sido contemplada por el movimien-

to yihadista global como un área susceptible de ser explotada

para la consecución de sus fi nes.

Más de seis millones de musulmanes viven en ciudades conver-

tidas en algunos de sus distritos (dominados por la marginación

y la desilusión) en centros ideales para el proselitismo, la cap-

tación, la radicalización, el reclutamiento y hasta el entrena-

miento de terroristas. Más de 250.000 lo hacen en Brasil, unos

700.000 en Argentina, y hay comunidades muy arraigadas en

Venezuela, Colombia, Paraguay, Chile, Perú, Honduras y Bolivia,

la mayor parte de ellos con raíces en Líbano o Siria1.

Las áreas con gobiernos locales débiles, principalmente en las

regiones amazónicas de Surinam, Guyana, Venezuela, Colombia,

Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil proporcionan terrenos perfec-

tamente aprovechables para la infi ltración de terroristas y la

instalación de forma más o menos permanente de una infra-

1 EDWIN ANDERSEN, Martin. “Al Qaeda across the Americas”. Insight on the News, vol.

17, 26 de noviembre de 2001.

Alfonso Merlos

9

estructura, sea esta para el apoyo o el ataque2. Es aquí donde

los partidarios de la yihad encuentran microclimas permisivos,

entendiendo por tales aquellos en los que hay: a) instituciones

político-administrativas frágiles; b) corrupción gubernamental,

sea a nivel estatal, regional y/o local; y c) marcos legislativos

laxos para el combate de la fi nanciación de actividades ilegales

a través de otras igualmente ilícitas3.

Es una realidad constatada que la mayor parte de los gobiernos

del subcontinente apoya en el plano de las declaraciones y las

buenas intenciones los esfuerzos para la lucha contra el terro-

rismo presentados desde distintas organizaciones interguberna-

mentales y desde la propia Organización de las Naciones Unidas,

pero presentan défi cits serios en dos planos. El primero, el de

llevar unilateralmente a los hechos concretos la aparentemente

fi rme voluntad política de actuar. El segundo, el de cooperar a

nivel transnacional para interrumpir el movimiento de armas,

cortocircuitar la inmigración ilegal y frenar los fl ujos económi-

cos irregulares. A lo anterior hay que sumar que muchos de los

Estados: 1) no disponen de la infraestructura legal para con-

trarrestar esas amenazas transnacionales, ni de las capacidades

2 ABBOTT, Philip. “Amenaza terrorista en el Área de la Triple Frontera: ¿Mito o reali-

dad?”. Military Review, enero-febrero de 2005, p. 19.

3 CURTIS, Glenn et al. Nations Hospitable to Organized Crime and Terrorism Organiza-

tions. Washington. Library of Congress Report, 2003.

10

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

policiales, militares4, de inteligencia y judiciales adecuadas para

imponer el control sobre sus territorios; y 2) no consideran la

‘guerra global contra el terror’ (GWOT) una prioridad dadas las

preocupaciones más urgentes asociadas a fenómenos como la

pobreza5.

La presión permanente que ejerce Estados Unidos dado este pa-

norama es por tanto consecuencia del fracaso político y legal,

y de la falta de determinación que han tenido distintos Estados

para frenar la implantación de grupos como Hizbulá; y del temor

a que exista un progresivo asentamiento de células yihadistas

inspiradas por Al Qaeda que, o bien pase desapercibido, o bien

no sea combatido con la sufi ciente y necesaria determinación.

A la estrategia antiterrorista y contraterrorista de Washington

se le ha reprochado el hecho de adoptar una aproximación redu-

cida que recuerda a la empleada por Ronald Reagan para luchar

contra el comunismo en el marco de la Guerra Fría. Por una par-

te, estaríamos ante un diseño que no atajaría de la manera nece-

4 Las propias Constituciones de la mayor parte de Estados iberoamericanos prohíben

más o menos explícitamente, en algunos casos taxativamente, el empleo de las Fuer-

zas Armadas en misiones asociadas al mantenimiento de la seguridad interna. Este

hecho debe vincularse al remanente de desconfi anza hacia los Ejércitos que sigue

pesando en importantes segmentos de la opinión pública como consecuencia del

historial de las dictaduras en la región en la década de los setenta y los ochenta.

5 Sólo la República Dominicana, El Salvador, Honduras y Nicaragua aportaron tropas

para la fuerza de estabilización internacional en el marco de la operación ‘Libertad

Iraquí’ y no han sido pocos los ejecutivos que han denunciado las acciones militares

preventivas/anticipatorias de Estados Unidos contra supuestas/eventuales amena-

zas. ABBOTT, Philip. “Amenaza terrorista en el Área…”, art. cit., pp. 18-23.

Alfonso Merlos

11

saria y sufi ciente las condiciones socio-económicas y culturales

a las que apelan los terroristas para no abandonar el crimen. Por

otra, estaríamos ante un diseño que exigiría a los líderes regio-

nales que adoptasen parcialmente como propios los intereses de

seguridad particulares de Estados Unidos6.

A esas exigencias se ha respondido con iniciativas propias como

el establecimiento, en 1998, del Comité Interamericano contra

el Terrorismo para perfeccionar la seguridad a nivel regional. Ya

desde su origen este órgano propuso la creación de una serie

de unidades específi cas de inteligencia para recolectar, analizar

y diseminar información sobre actividades terroristas así como

para prevenir el movimiento de personas cuyas metas pasasen

por el ejercicio de la violencia para buscar el cambio político7.

2 LA PRESENCIA DE LA YIHAD EN AMÉRICA LATINA: REDES DE APOYO, REDES DE ATAQUE Y ACCIÓN CONTRATERRORISTA

La escasísima frecuencia de atentados islamistas en América La-

tina y la ambigüedad que se ha cernido en torno a la identidad

y fi liación grupal de los implicados en esos golpes ha provocado

que la atención a la amenaza terrorista de esta matriz sea cier-

tamente limitada; algo parcialmente justifi cado en el marco de

6 KNIGHT, Charles. “Essentials Elements Missing in the National Security Strategy of

2002”. Commentary for the Project on Defense Alternatives, Commonwealth Institu-

te, noviembre de 2002.

7 US DEPARTMENT OF STATE. US Pattern of Global Terrorism 2000 – Latin American

Overview. Washington. GPO, 2001.

12

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

la Guerra Fría en la medida en que los ataques más importantes

pasaron por:

Un atentado protagonizado por dos terroristas de origen pales-

tino contra la legación diplomática de Israel en Asunción, en

mayo de 1970.

El envío en distintas oleadas de cartas bomba a varias embajadas

de Israel que, en los primeros años de la década de los 70, fueron

interceptadas por agentes de seguridad antes de su explosión.

El atentado con bomba que, en agosto de 1982, dejó daños de

mediana envergadura en la embajada de Israel en Guatemala.

Una bomba colocada por terroristas de origen árabe que, en no-

viembre de 1982, dejó tres muertos en la legación de Israel en

Quito8.

Partiendo de la consideración genérica de que hoy la amenaza

yihadista es baja para la mayor parte de Estados de América

Latina, cada uno de los gobiernos ha planifi cado, ejecutado y

controlado medidas muy tenues para reforzar sus capacidades

antiterroristas y mejorar la seguridad en el control de fronte-

ras. La corrupción, la carencia de pulso y convicción fuerte de

las instituciones ofi ciales, la inefi caz o inexistente cooperación

8 A esta sucesión de atentados hay que añadir que, con periodicidad irregular pero

sostenida, tanto sinagogas, colegios como centros culturales judíos fueron atacados,

si bien las agencias de inteligencia no situaron en el nivel de autoría a grupos terro-

ristas de origen árabe sino a quienes, independientemente de sus raíces geográfi cas,

étnicas o religiosas, estaban movidos por el antisemitismo.

Alfonso Merlos

13

interagencias y las reticencias a aumentar el arsenal de recursos

materiales y humanos han difi cultado los progresos.

Argentina, Panamá, México y El Salvador han hecho signifi cativos

avances desde el punto de vista de la preparación, la prevención

y la anticipación. Otros Estados han actuado con mucha menor

urgencia y diligencia. Es el caso de las naciones centroamerica-

nas, que aun reconociendo su vulnerabilidad a los ataques o el

tránsito de terroristas y aun asumiendo la seria posibilidad de

conexiones entre la criminalidad organizada y el terrorismo, han

mejorado mínimamente los sistemas de vigilancia en sus fronte-

ras y puertos marítimos9.

Ligeramente más sensible en este último punto ha sido el go-

bierno de México, que tiene un papel esencial en la GWOT en lo

que afecta a la seguridad de Estados Unidos y que ha trabajado

fortaleciendo el control en la aviación, los transportes en carre-

tera y la vigilancia de las infraestructuras críticas. La preocupa-

ción de las autoridades del país ha crecido por motivos de esta-

bilidad interna después de haberse confi rmado la existencia de

9 En marzo de 2003, el FBI lanzó una alerta para la detención del saudí Adnan al

Shukrijumah, operativo de Al Qaeda que en los años anteriores se había instalado

temporalmente en Panamá y que viajaba con pasaportes de Guyana y de Trinidad y

Tobago; según los servicios de información estadounidenses podía mantener algún

vínculo con José Padilla, detenido y acusado de intento de atentado con material

radioactivo en mayo de 2002. Por otra parte, en mayo de 2007, el FBI descubrió una

trama urdida por dos terroristas procedentes de Guyana, y un tercero de Trinidad y

Tobago, que unidos a un estadounidense habían planifi cado la destrucción de una

infraestructura que abastecía de combustible al aeropuerto JFK de Nueva York.

14

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

hasta 200 puntos utilizados por grupos clandestinos únicamente

en la frontera con Guatemala, una serie de enclaves en los que

ha aumentado la penetración de ilegales de origen árabe que

son apoyados en sus fi nes por entramados como la ‘Organización

Abdulá’, especializada en infi ltrar a originarios de Oriente Medio

y hacer posible su entrada posterior en Estados Unidos10.

Los propios agentes del FBI han mostrado su preocupación por

la eventual conexión que pueda establecerse en México entre

integrantes de Hizbulá con delincuentes locales integrantes de

cárteles de la droga que tienen un complejísimo diseño esta-

blecido para vulnerar los controles fronterizos e introducir en

Estados Unidos personas y estupefacientes11.

Washington ha disfrutado de una cooperación manifi estamente

mejorable en su compromiso, calidad e intensidad de la mayor

parte de Estados latinoamericanos, lo que se ha materializado

en el intercambio de datos y análisis vinculados a la inteligen-

cia y el reforzamiento de la ley, y en la asistencia legal para la

resolución de casos concretos de terrorismo. Son relaciones que

se han fortalecido parcialmente, aunque no hasta el adecuado

nivel de satisfacción y resultados operativos, desde las directri-

10 GRAYSON, George. “Mexican Immigration alter 9/11: New (and Old Challenges)”.

Report for the Nixon Center, 6 de agosto de 2002.

11 KAVANAGH, John. “Hezbollah’s Global Reach”. Hearing of the House Committee on

International Relations, Subcommittee on International Terrorism and Nonprolife-

ration, 28 de septiembre de 2006.

Alfonso Merlos

15

ces marcadas por el ‘Comité Interamericano para la Lucha contra

el Terrorismo’.

Precisamente desde esta organización se ha alertado con espe-

cial gravedad de la amenaza que representan las actividades ilí-

citas que se desarrollan en el vértice de las fronteras de Argen-

tina, Brasil y Paraguay. Los gobiernos han estado preocupados

durante mucho tiempo por el tráfi co de drogas, la falsifi cación

de documentos, el lavado de dinero y el contrabando de bienes

de toda índole en este enclave. Establecieron mecanismos para

combatir tipos ilícitos desde inicios de los noventa, y a inicios

de 2002 desarrollaron el 3+1 Group on Tri-Border Area Security,

con el objetivo de que Estados Unidos mejorara las capacidades

de lucha contra aquellas actividades que podían estar vinculadas

a la fi nanciación del terrorismo.

Hay que considerar en este sentido que organizaciones como Al

Qaeda e Hizbulá han mostrado algunas reticencias para el esta-

blecimiento de lazos con redes entregadas al crimen organizado

en la medida en que esta apuesta abría las posibilidades de una

penetración e infi ltración por agentes de Estados Unidos y sus

aliados y, por otra parte, provocaba la amenazas de la fuga de

información de la organización de dentro hacia fuera. Sin em-

bargo, yihadistas insertos en pequeñas células autofi nanciadas

y autogestionadas han visto en este nexo una fórmula para des-

16

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

orientar y minar progresivamente la efectividad en el trabajo de

las fuerzas de seguridad del enemigo12.

América Latina ha visto igualmente la implantación de organiza-

ciones pantalla que teóricamente están entregadas a actividades

fi lantrópicas y caritativas pero que terminan funcionando como

plataformas al servicio de la yihad. Es el caso de la World Assem-

bly of Muslim Youth, de origen saudí, que ha nutrido de fondos

en el pasado a Al Qaeda. También se ha buscado hacer avanzar

los fi nes de la organización de Bin Laden a través de asociacio-

nes como Jama’at Tabligh, cuyo brazo pakistaní ha enviado a

numerosos de sus miembros a América Latina para llevar a cabo

actividades de captación y reclutamiento13.

3 LA TRIPLE FRONTERA: FISONOMÍA GENERAL DE LA AMENAZA

Si hay un área en el subcontinente en la que apenas existe el

imperio de la ley y en la que están extraordinariamente arraiga-

12 La colaboración enteramente heterodoxa en el campo de actuación yihadista de

los terroristas implicados en el 11M con el entramado delincuencial que facilitó el

aprovisionamiento de explosivos, en: MERLOS, Alfonso. “11M: la amenaza de una

investigación fallida”. El Mundo, 4 de mayo de 2006.

13 STEINITZ, Mark. “Middle East Terrorist Activity in Latin America”. Policy Papers on

the Americas, vol. 14, nº 7, julio de 2003, p. 14.

Alfonso Merlos

17

das actividades ilegales como el lavado de dinero14, el tráfi co de

armas y drogas o la falsifi cación de dinero y documentación es

la Triple Frontera (Argentina-Brasil-Paraguay).

Se trata de una región que ofrece a los terroristas fuentes poten-

ciales de fi nanciación cuantiosa y fácil de obtener y márgenes

de maniobra para el movimiento y la ocultación relativamente

cómodos, más si cabe en la medida en que el incremento de gru-

pos de personas desahuciadas les pueda llevar a la tentación de

colaborar con elementos radicales.

La región, con un total aproximado de 700.000 habitantes, fun-

ciona como hogar para una comunidad árabe y musulmana cons-

tituida por unos 30.000 miembros de una mayoría chiíta y una

minoría sunnita, así como por un pequeño grupo de cristianos

que llegaron desde Líbano, Siria y Egipto en la década de los

cincuenta.

La mayor parte de los musulmanes pro-iraníes, que se despla-

zaron desde Beirut en dos olas, la primera después de la guerra

árabe-israelí del 48 y la segunda tras la guerra civil libanesa de

los ochenta, sostienen que: 1) sus posiciones políticas, ideoló-

gicas, culturales y religiosas son claramente moderadas; 2) han

14 Estados Unidos estima que 6.000 millones de dólares en fondos ilegales son lavados

anualmente, una cantidad de dinero equivalente a un 50% del PIB de Paraguay, con-

tra el que Washington vierte la mayor parte de las críticas por su especial inefi cacia

en el control de la frontera con Brasil. FIELDS, Jeffrey. “Islamist Terrorist Threat in

the Tri-Border Region”. Analysis for the Monterrey Institute of International Stu-

dies, octubre de 2002.

18

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

vivido durante décadas en perfecta armonía con el resto de la

población sin generar confl ictividad social de ninguna índole;

3) no tolerarían que elementos yihadistas usasen esa diáspo-

ra arabo-musulmana como ‘caballo de Troya’, para agazaparse y

operar con impunidad para la consecución de sus fi nes; 4) bajo

ningún concepto utilizarían los benefi cios de sus actividades co-

merciales para enviarlos al exterior y patrocinar a organizacio-

nes criminales como Hizbulá; y 5) rechazan todo tipo de posi-

ciones extremistas, especialmente aquellas que sirven de aliento

y respaldo al terrorismo.

Uno de los más respetados y carismáticos líderes de la comuni-

dad libanesa en la zona, el jeque Taleb Jomha, ha asegurado en

reiteradas ocasiones que: 1) es un hecho indubitado que Irán

y Siria apoyan con todos sus medios y fuerzas a Hizbulá; 2) el

régimen de Teherán tiene los sufi cientes recursos y la necesaria

voluntad como para abastecer a esa organización con todo tipo

de armamento; y 3) es una realidad que desde la Triple Frontera

se envía dinero sistemáticamente al corazón de Oriente Medio

pero no para ayudar a grupos terroristas, ni siquiera a partidos

políticos, sino para acudir al rescate de los musulmanes que más

ayuda económica necesitan dadas sus ilimitadas carencias15.

15 BBC NEWS. “Tri-Border Transfers Funding Terror”. BBC News, 14 de diciembre de

2006.

Alfonso Merlos

19

Los gobiernos de los tres Estados, en difícil sintonía con las tesis

de Estados Unidos16, entienden que el terrorismo no es uno de

los problemas fundamentales para la región y que no se puede

concluir la presencia de una actividad terrorista a gran escala en

la zona17. Más allá de este marco general, la amenaza ha sido re-

conocida y evaluada de forma asimétrica por parte de las partes

directamente afectadas.

El gobierno de Paraguay, a través de sus distintos ministros del

Interior, ha admitido que el territorio sirve como plataforma

de operaciones para células durmientes conectadas con redes

transnacionales yihadistas, que realizan labores de propaganda,

fi nanciación o entrenamiento antes de salir y lanzar ataques

contra blancos preseleccionados por la cúpula de las organiza-

ciones a las que obedecen. Por el contrario, Argentina y espe-

cialmente Brasil han sido menos expeditivos en la evaluación de

los riesgos.

En el caso de Brasil, y tras la presión impulsada desde Estados

Unidos tras el 11S, el ministro de Justicia, José Gregori aseguró

16 BLACK, Cofer. Testimony before the Committee on International Relations, Sub-

commmittee on International Terrorism and Proliferation, US House of Representa-

tives, 26 de marzo de 2003.

17 Apenas diez días después de los atentados contra Washington y Nueva York, las

fuerzas policiales en Paraguay desarrollaron una vasta operación antiterrorista que

terminó con la detención de veinte activistas entregados presuntamente a la fi -

nanciación del terrorismo de los que, tras varias rondas de interrogatorios, catorce

fueron puestos en libertad por falta de pruebas. BOETTCHER, Mike. “South America’s

Tri Border Back on Terrorism radar”. CNN News, 8 de noviembre de 2002.

20

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

que no manejaba “información concluyente” sobre la presencia

de células de Al Qaeda en ningún punto del país. Por el contra-

rio, el juez Walter Fanganiello, experto en investigaciones sobre

lavado de dinero vinculado al Instituto de Ciencias Criminales

Giovanni Falconi, sentenciaba que: a) Al Qaeda había establecido

una base en la diáspora árabe asentada en Ciudad del Este; b)

Bin Laden estaba intentando establecer una presencia estable en

la Triple Frontera y no descartaba ligar las actividades terroristas

al tráfi co de armas, drogas e incluso uranio en conexión con la

mafi a rusa; c) uno de los objetivos fundamentales pasaba por

utilizar entidades socio-religiosas y culturales como plataformas

y tapaderas para la captación, el proselitismo, el reclutamiento

y el entrenamiento yihadista, así como para la ocultación de

fugitivos en busca y captura por la justicia internacional; y d)

la cúpula de Al Qaeda estaba interesada en el reclutamiento de

militantes de Hizbulá después de haber valorado muy positiva-

mente proyectos emprendidos en América Latina como el que

acabó con el atentado masivo contra la Asociación Mutual Israel-

Argentina (AMIA) de Buenos Aires18.

La realidad es que desde mediada la década de los noventa, la

inteligencia regional y de Estados Unidos ha permitido concluir,

respecto de la Triple Frontera: 1) que ha servido y/o sirve de

base para operativos (de distinto rango y que asumen las más di-

versas responsabilidades) de las organizaciones Yihad Islámica,

18 OLIVEIRA, Germano. “Brazil’s Former Drug Czar: bin Ladin Establishing Qaidah Cell

on Triborder”. O Globo, 19 de septiembre de 2001.

Alfonso Merlos

21

Gamá Islamiya, Hamás, Hizbulá y Al Qaeda; 2) que ha permitido

colaboraciones puntuales entre terroristas de matriz sunnita y

chiíta que no han derivado en la ejecución de grandes atentados

de destrucción en masa; 3) que se han elaborado planes em-

brionarios por parte de asociados a Hizbulá para llevar a cabo

atentados contra los intereses de Estados Unidos, la mayor parte

de los cuales han pasado por tentativas de golpear las embajadas

de Washington en distintas capitales iberoamericanas; 4) que en

ella los terroristas han llevado a cabo asesinatos no por moti-

vaciones políticas sino que de forma selectiva han acabado con

la vida de miembros de la mafi a, empresarios o líderes locales

que han podido poner en peligro sus intereses; 5) que Hizbulá

ha aprovechado el descontrol de la zona para obtener en dos dé-

cadas fi nanciación ilegal calculada de forma imprecisa en varias

decenas de millones de dólares; y 6) que un sustancial número

de terroristas ha abandonado tras el 11S la región para buscar

refugio en reductos de Chile, Uruguay o Venezuela escasamente

monitorizados por la inteligencia antiterrorista19.

4 LA VIOLENCIA POLÍTICA DE MATRIZ CHIÍTA

Para comprender la implantación de Hizbulá en la región hay

que entender que la organización chiíta diseña, ejecuta y con-

trola desde Líbano una estrategia comprehensiva, que tiene vec-

19 HUDSON, Rex. “Terrorists and Organized Crime Groups in the Tri-border Area (TBA)

of South America”. A report prepared by the Federal Research Division, Library of

Congress, under an Interagency Agreement with the US Government, julio de 2003,

pp. 68-69.

22

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

tores en más de una treintena de Estados en todo el mundo y

que no se analiza en toda su extensión y profundidad sin con-

siderar que el grupo tiene un afán permanente en el desarrollo

de una infraestructura humana entregada sectorialmente a: 1)

la predicación, la captación, el indoctrinamiento y el defi nitivo

reclutamiento para las causas propugnadas por la organización;

2) la fi nanciación a través de actividades criminales, del levan-

tamiento de fondos y el tráfi co de drogas; 3) la captación de

inteligencia sobre potenciales blancos; y 4) la comunicación es-

tratégica, táctica y operativa entre aquellos puntos en los que

están implantadas cada una de las células y la jerarquía asenta-

da en Líbano20.

En un intento por manejar con carácter aproximado la fi sonomía

y las dimensiones cuantitativas de la amenaza, a mediados de

2000, las fuerzas de seguridad paraguayas elevaron hasta 460 el

número de operativos de Hizbulá en la zona y alertaron al fi scal

especial para casos de terrorismo de que numerosos extremistas,

tanto libaneses como palestinos, habían llegado procedentes de

Colombia en octubre de 2000.

Si se contempla el escenario de la amenaza en el subcontinente

en las dos últimas décadas, el rastro de Hizbulá aparece tanto

tras el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires (17

de marzo de 1992, 29 muertos y 245 heridos) como tras el per-

20 AZANI, Eitan. “Hezbollah’s Global Reach”. Hearing of the House Committee on Inter-

national Relations, Subcommittee on International Terrorism and Nonproliferation,

28 de septiembre de 2006.

Alfonso Merlos

23

petrado contra la AMIA (18 de julio de 1994, 86 muertos y 210

heridos)21. En mayo de 2003, la Fiscalía de Argentina atribuyó el

atentado de la AMIA a dos nacionales libaneses refugiados en al-

gún momento en la Triple Frontera, Imad Fayed Mugniyah y As-

sad Ahmad Barakat22 (arrestado en Foz de Iguazú el 22 de junio

de 2002), contra los que dictó dos órdenes de busca y captura. A

juicio de los investigadores, que presentaron un documento fi nal

de 500 páginas, la fi gura de Barakat era clave en la medida en

que actuaba como jefe de operaciones de Hizbulá en el conjunto

de Iberoamérica, y entre 1990 y 1991 había viajado de forma

sospechosa a Teherán para mantener entrevistas con ofi ciales de

rango medio y alto del régimen de los ayatolás23. Quedaba acre-

21 La implicación de Hizbulá y el patrocinio iraní de ambos atentados hay que en-

tenderlos desde la obsesión de la organización chiíta por vengarse de Israel habida

cuenta de la ofensiva que mantenía en Líbano. La destrucción de la embajada llegó

un mes después de que las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) acabasen con la vida

del secretario general de Hizbulá, Abbas al Mushawi, la sur de Líbano. El golpe en

la AMIA se materializó un mes después de que las IDF se empleasen a fondo en una

ofensiva contra los campamentos de entrenamiento terroristas.

22 Libanés de nacimiento, dejó el país en plena guerra civil a los diecisiete años y

emigró con su padre a Paraguay. Abrió la compañía de importación-exportación

Apollo y posteriormente amplió sus unidades de negocios, siendo la más relevante

la empresa Mondial World Engineering and Construction, con ofi cinas en Ciudad del

Este y Beirut y actividad comercial, entre otras ciudades, en Miami y Nueva York. Es

hermano de Akraam Ahmad Barakat, uno de los principales referentes religiosos de

Hizbulá en Irán.

23 Según la fi scalía de Paraguay, entre 1995 y 2001, Barakat pudo enviar hasta un total

de 50 millones de dólares a Hizbulá; MONTOYA, Mario. “Israel Takes Special Interest

in Triple Border Area”. Jane’s Intelligence Review, diciembre de 2001, pp. 13-14.

24

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

ditado, por otra parte, que para el ataque se habían utilizado

explosivos C4 que habían llegado desde Ciudad del Este.

Mohamed Naser, uno de los líderes locales de la comunidad liba-

nesa ha admitido en reiteradas ocasiones que se envía dinero a

Hizbulá argumentando que: 1) cuando uno es inmigrante sabe

que no puede olvidarse de ayudar a los que se quedan en su país;

2) ese apoyo se hace especialmente necesario cuando un país

está librando una guerra; 3) hay algunos familiares de quienes

son socorridos en Líbano que, en efecto, están encuadrados en

Hizbulá; y 4) las principales donaciones las hacen directamente

asociaciones de empresarios.

Otro de los referentes ideológicos de la región es el jeque libanés

Mahamud Bradán, líder espiritual de la mezquita Mahoma, en

Ciudad del Este, que públicamente ha declarado que: 1) el papel

que juega Hizbulá es necesario en el actual escenario de Oriente

Medio; 2) el apoyo que recibe desde la Triple Frontera está jus-

tifi cado y es perfectamente legítimo; 3) el gobierno argentino

desarrolla una estrategia de seguridad desproporcionada y equi-

vocada; y 4) de ninguna manera aquellos que están insertos en

Alfonso Merlos

25

las fi las de Hizbulá o le prestan algún tipo de cobertura pueden

considerarse terroristas, como tampoco la organización en sí24.

La alerta sobre el peligro que representa la región desde el punto

de vista de la seguridad no emerge por generación espontánea

tras el 11S. Ya en la década de los noventa, las fuerzas de seguri-

dad de Argentina, Brasil y Paraguay lanzaron una cadena de ope-

raciones contraterroristas, una vez constatada la implantación

de grupos bien organizados dispuestos a promover la violencia

con motivaciones políticas. En abril de 1996 fueron detenidos en

Ciudad del Este cuatro presuntos miembros de Hizbulá que más

adelante serían liberados por falta de pruebas sólidas vinculadas

a su implicación en los atentados de Buenos Aires.

El 4 de septiembre de 1998 caía el libanés Aymán Hachem Gho-

tme por su integración en Hizbulá y su recolección de fondos

destinados a la Holy Land Foundation, una organización con sede

en Texas que enviaba dinero, entre otras organizaciones terro-

ristas, a Hamás. El 8 de octubre era detenido el iraní Mohamed

24 El segundo de los imanes que dirige la oración en esa mezquita, sin embargo, ha

mostrado una posición de condena al menos a las formas más atroces de terroris-

mo. Mumir Fadel asegura que atentados como el del 11S no pueden ser más que

repudiados y que Bin Laden, a pesar de los ropajes religiosos con los que camufl a

sus verdaderas intenciones, para nada representa a la umma. Según informes de la

inteligencia de Paraguay, la mezquita fue visitada en 1994 por el secretario general

de Hizbulá, Hassan Nasrala; BARTOLOMÉ, Mariano. “La Triple Frontera: principal foco

de inseguridad en el Cono Sur Americano”. Military Review, julio-agosto de 2002, p.

62; HUDSON, Peter. “There Are no Terrorists Here”. Newsweek, 19 de noviembre de

2001.

26

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Astaraki mientras realizaba labores de captación de información

y vigilancia de blancos en la embajada de Israel en Asunción;

junto a él sería detenido el libanés Sobhi Mahmoud Fayad, que

defendió su inocencia ante la justicia asegurando que sencilla-

mente era un hombre de negocios. La realidad es que colaboraba

con Hizbulá y remitía fondos a Oriente Medio con el objetivo

de fomentar la lucha armada, había evadido impuestos desde

1992 y giraba, prácticamente con carácter diario, fuertes sumas

de dinero a Líbano y, más esporádicamente, a Canadá. Entre la

documentación que se le incautó había impresos que probaban

que, sólo en 2000, envió más que tres millones y medio de dó-

lares a la ‘Organización Social de Benefi cencia para los Mártires’,

vinculada a Hizbulá y concentrada en la ayuda y manutención

de los niños cuyos padres se encuadran en la organización chiíta

y llevan a cabo atentados suicidas o se encuentran inmersos en

largas fases de entrenamiento antes de acometerlos25.

Los golpes contra células e individuos asociados al terrorismo

de matriz árabe se multiplicarían en 2000. El 25 de febrero era

detenido en Ciudad del Este el libanés Ali Khalil Merhi, uno de

los principales captadores de fondos económicos y todo tipo de

recursos en la zona, y uno de los grandes coordinadores de las

redes de falsifi cación y contrabando26. Con frecuencia visitaba

25 HUDSON, Rex. “Terrorists and Organized Crime Groups…”, doc. cit., pp. 72-74.

26 Las autoridades argentinas sospechaban que tuvo un papel en la fi nanciación de

los atentados de 1992 y 1994 en Buenos Aires. HALL, Kevin. “Offi cials Link Pirated

Goods in Paraguay to Terrorism; Money Sent on to Hezbollah”. San Diego Union

Tribune, 15 de abril de 2001.

Alfonso Merlos

27

páginas de Internet entregadas a la promoción del terrorismo

yihadista y, de hecho, las fuerzas de seguridad le incautaron

numerosos archivos en los que aparecían vídeos de atentados

perpetrados en Oriente Medio, de entrevistas a suicidas en el

momento previo al ataque y de desconocidos jeques que hacían

llamamientos explícitos para golpear a los ciudadanos, las pro-

piedades y los intereses de Estados Unidos y de Israel.

El 29 de noviembre caía en la ciudad de Encarnación el libanés

Salah Abdul Yasine, al que se investigaba no tanto por su co-

nexión con Hizbulá cuanto por sus nexos con la Gamá Islamiya

egipcia, y al que se le incautó un gran número de documentos

falsifi cados. Según se conoció con el avance de la investigación,

los planes de este terrorista eran especialmente ambiciosos.

Pretendía atacar las embajadas de Israel y Estados Unidos en

Asunción en una acción en la que iban a participar una trein-

tena de yihadistas, algunos de los cuales tendrían como misión

no golpear las legaciones diplomáticas sino cometer delitos en

otros sectores de la ciudad para distraer, desorientar y aturdir a

las fuerzas policiales. Según los datos que pudieron corroborar

Washington y Tel Aviv cruzando sus informaciones con las de las

agencias de inteligencia de Argentina y Brasil, numerosos pales-

tinos y libaneses de la Triple Frontera habían ya comprometido

28

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

su participación en el plan y una parte de ellos incluso habían

llegado a la zona procedentes de Colombia27.

El 3 de octubre de 2001 fue asaltada la tienda del libanés Assad

Ahmad Barakat en Ciudad del Este, con el objetivo de detener

a quien se acusaba de reclutar combatientes y recaudar dinero

para Hizbulá. Entre el abundante material que se le incautó ha-

bía numerosas grabaciones en vídeo y CD con más de 60 horas

de discursos de Hassan Nasrala, el líder espiritual de la organiza-

ción terrorista, en el que, en su línea retórica más ortodoxa, por

ejemplo: 1) llamaba a plantar cara por ilegítima a la Autoridad

Nacional Palestina; 2) reclamaba la liberación de Jerusalén de

sus enemigos a través de la guerra santa; y 3) exigía a quienes

se decían musulmanes que hiciesen estallar sus cuerpos contra

el enemigo28.

El 10 de octubre de 2001 un grupo de diez terroristas vincu-

lados a Hizbulá fue detenido en México cuando planifi caba el

asesinato del presidente Vicente Fox y llevar a cabo una serie de

atentados en cadena contra la sede del Senado. Todos se habían

infi ltrado en el país desde la Triple Frontera, donde habían he-

cho un curso de entrenamiento intensivo29.

27 BARTOLOMÉ, Mariano. “La Triple Frontera: principal foco de inseguridad en el Cono

Sur Americano”. Military Review, julio-agosto de 2002, p. 69.

28 La policía halló igualmente una carta dirigida a Barakat por Nasralah en la que éste

manifestaba estar profundamente agradecido por las contribuciones monetarias que

eran remitidas desde la Triple Frontera.

29 BOETTCHER, Mike. “South America’s Tri Border Back…”, art. cit.

Alfonso Merlos

29

Más allá de la preocupación genérica de Washington por las

actividades terroristas en la región, hay una preocupación es-

pecífi ca vinculada a la situación particular de Paraguay y a la

falta de pulso de las autoridades para responder agresivamente,

dentro del marco del Estado de derecho, a esa situación que tie-

ne un extraordinario potencial de inestabilidad. La comunidad

libanesa del país (el 80% del total de la población residente de

origen árabe) comparte un acervo religioso, el Islam, y un acervo

histórico, el de la experiencia de la guerra civil.

La mayor parte se concentra en Ciudad del Este y alrededores,

lo que provocó que en 1999 el gobierno de Líbano abriese un

consulado en la zona tras cerrar la embajada en Asunción. Pre-

cisamente en Ciudad del Este, y según una investigación intera-

gencias de Estados Unidos y Argentina, una de cada tres mezqui-

tas operaba entre 1999 y 2001 bajo el infl ujo de organizaciones

terroristas30.

El 12 de septiembre de 2001, el gobierno ordenó el despliegue

de medio millar de militares en la Triple Frontera y anunció re-

formas urgentes en el seno de las fuerzas de seguridad, que co-

menzaron por el relevo del hasta ese momento responsable de la

Unidad Especial Antiterrorista, Joaquín Pereira. Ya con anterio-

ridad, en mayo, Estados Unidos había alertado a los Ministerios

de Justicia y de Interior de que unos 400 extranjeros, la mayor

30 MONTOYA, Daniel. “War on Terrorism Reaches Paraguay’s Triple Border”. Jane’s Inte-

lligence Review, 1 de diciembre de 2001.

30

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

parte de ellos de origen árabe, habían conseguido a través de so-

bornos de unos 3.000 dólares per cápita hacerse con el permiso

de residencia en el país31.

En el caso de Paraguay, que tiene uno de los gobiernos más

corruptos de América Latina de acuerdo con los principales in-

dicadores internacionales32, y que carece de una legislación es-

pecífi ca para combatir la fi nanciación del terrorismo33, son los

propios altos ofi ciales de Hizbulá los que buscan el contacto de

relevantes hombres de negocios que son receptivos a impulsar

los objetivos de la organización y a vincular sus actividades de

carácter legal y/o ilegal a la fi nanciación de la organización en

Líbano.

La propia Hizbulá lleva a cabo actividades de extorsión a través

de las cuales obtiene fondos de empresarios que, de no pagar las

cantidades demandadas, pierden ‘la protección’ y corren el serio

riesgo de ser asesinados34.

Desde el Ministerio del Interior de Paraguay se ha admitido en

reiteradas ocasiones las extraordinarias difi cultades que hay para

31 MADANI, Blanca. “Hezbollah’s Global Finance Network”. Middle East Intelligence Bu-

lletin, vol. 4, nº 1, enero de 2002.

32 TRANSPARENCY INTERNATIONAL. Transparency International Corruption Perception

Indexes. Berlin. TI Publications, 2006.

33 US DEPARTMENT OF STATE. International Narcotics Control Strategy Report. Was-

hington. Government Printing Offi ce, 2003.

34 VINCENT, Howard. Terrorism, Diasporas and Permissive Thret Environments: A Study

of Hizballah’s Fundraising Operations in Paraguay and Ecuador. Monterrey. Naval

Postgraduate School, 2004, p. 29.

Alfonso Merlos

31

frenar el tráfi co de dinero ilegal destinado a Líbano, a pesar de

la colaboración de las agencias de seguridad de Estados Unidos.

El gobierno de Asunción admite: a) la presencia de infi ltrados de

Hizbulá en Ciudad del Este; b) su incapacidad para calibrar con

exactitud hasta qué cuantía ascienden esos giros económicos a

Oriente Medio, que entre 1998 y 2001 podían situarse en un mí-

nimo de 50 y un máximo de 500 millones de dólares; c) la mayor

parte de las transferencias se efectúan en pequeñas cuantías

que oscilan entre los 500 y los 2.000 dólares; y d) en las men-

cionadas fechas fueron identifi cados 45 empresarios, la mayoría

de origen libanés, que hicieron transacciones únicas de más de

100.000 dólares a diversos enclaves de Oriente Medio35.

Al margen de la presencia de Hizbulá, con una infraestructu-

ra sólo equiparable en términos organizativos, cuantitativos y

cualitativos, a la de Al Qaeda, no debe menoscabarse desde un

enfoque claramente preventivo y anticipatorio la presencia en la

región de otros grupos de matriz chiita que defi enden el uso de

la violencia con motivaciones políticas. Uno de esos entramados,

débil en número de seguidores pero bien asentado en la zona, es

Al Muqawamah al Islamiya, cuyos miembros siguen los precep-

tos genéricos de Hizbulá y constituyen células durmientes.

35 COSSO, Roberto. “Brazil: $50 Million Remitted to Terrorist Groups from Triborder

Area”. Sao Paulo Folha, 3 de diciembre de 2001.

32

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

A inicios de 2000 la inteligencia brasileña y paraguaya obtuvo

fotografías de integrantes de este movimiento en un campo de

entrenamiento junto a una granja a las afueras de Foz de Iguazú36.

3.1. LA VIOLENCIA POLÍTICA DE MATRIZ YIHADISTA

Si bien la presencia signifi cativa de libaneses entre la diáspora

árabe instalada en la región ha favorecido la implantación de re-

des conectadas o adyacentes a Hizbulá, el terrorismo que emana

de Al Qaeda se ha interesado con carácter episódico y regular

por las posibilidades que ofrece en relación a las estrategias y

metas de la organización. Ya a mediados de los noventa, Bin

Laden mostró su interés. Según informes de la Agencia de Inteli-

gencia Brasileña, el propio líder de Al Qaeda pudo viajar hasta la

zona en 1995, y lo propio habría hecho Khalid Sheik Mohamed,

el planifi cador estratégico del 11S hoy detenido en Estados Uni-

dos, tanto en 1995 como en 199837.

Los yihadistas han utilizado dos mezquitas de Foz de Iguazú y

una de Ciudad del Este para llevar a cabo labores de proselitis-

mo, captación y reclutamiento38. No sorprende si se tiene en

cuenta que documentos de la inteligencia argentina prueban la

conexión de estos centros con organizaciones como la Yihad Is-

36 GOLDBERG, Jeffrey. “In the Party of God”. The New Yorker, vol. 79, nº 32, 28 de

octubre de 2002.

37 HALL, Kevin. “Accused al Qaida Terrorist Spent Time in Brazil, Police Say”. Knight

Ridder Tribune News Service, 13 de marzo de 2003.

38 WHITBECK, Harris y ARNESON, Ingrid. “Terrorists Find Haven in South America”. CNN

news, 8 de noviembre de 2001.

Alfonso Merlos

33

lámica y la Gamá Islamiya o Hizbulá, cuya doctrina y postulados

defendió antes del 11S el jeque Mounir Fadel, líder espiritual del

principal lugar para la oración de Ciudad del Este39.

En noviembre de 1996 era arrestado precisamente en su aparta-

mento de Ciudad del Este Marwan Adnan al Qadi, alias Marwan al

Safadi, acusado de haber participado en el plan que terminaría

el 26 de febrero de 1993 con el atentado contra el World Tra-

de Center. Se le buscaba por su vinculación a un proyecto que

desembocaría en el ataque a la embajada de Estados Unidos en

Paraguay, y se le incautaron explosivos, pistolas equipadas con

silenciadores, rifl es, pasaportes estadounidenses y canadienses

falsifi cados y una gran suma de dinero en efectivo.

Ya en 1999, agentes encubiertos argentinos del Servicio de In-

teligencia del Estado (SIDE) en la Triple Frontera elevaron un

informe a la CIA y el Mossad en el que se alertaba de la detección

de terroristas de la organización de Bin Laden y de su colabora-

ción con sus contrapartes chiítas de la órbita de Hizbulá, tanto

en Ciudad del Este como en Foz de Iguazú.

La inteligencia argentina llegó a fi lmar reuniones entre terroris-

tas de una y otra matriz en mezquitas e interceptó comunicacio-

nes telefónicas, algunas de ellas con Irán como origen o destino.

En lo fundamental, concluyó que: 1) grupos minoritarios locales

estaban empezando a responder a la llamada de Osama bin La-

den ante el retroceso de la infl uencia de los iraníes y de Hizbulá;

39 HUDSON, Peter. “There Are no Terrorists…”, art. cit.

34

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

2) desde esos sectores de nuevo cuño se estaban recolectando

fondos, indoctrinando, recibiendo a prófugos y brindando entre-

namiento paramilitar básico que pasaba, por ejemplo, por la fa-

bricación de bombas caseras; 3) esos segmentos de radicales no

habían tomado la determinación o no habían podido establecer

ningún campo de entrenamiento; 4) uno de los agentes de Bin

Laden era el egipcio Al Said Hassan Hussein Mokhless, encarga-

do de aglutinar células en Foz de Iguazú fundamentalmente para

la recaudación de fondos y la falsifi cación de pasaportes; y 5) el

propio Mokhless, entrenado en Afganistán e integrante original

de la Gamá Islamiya40, tenía como otra de sus misiones princi-

pales la de contactar con simpatizantes de Hamás y de Hizbulá.

Gozaban de especial relevancia las maniobras de este yihadista

en la medida en que tenía fuertes contactos con el brazo saudí

de Al Qaeda y en que estableció células para la fi nanciación y

falsifi cación de documentos con fi nes terroristas antes de ser

detenido el 26 de enero de 1999 en un control fronterizo cuan-

do intentaba abandonar Brasil para pasar un tiempo en Europa,

utilizando para ello un pasaporte malayo falsifi cado.

A esa serie de conclusiones fundamentales, la inteligencia argen-

tina añadió: 1) que prácticamente no se podía detectar ninguna

diferencia en el modus operandi entre extremistas apegados al

40 La inteligencia egipcia, de hecho, le otorga un papel, indeterminado en su grado, en

la coordinación del atentado atribuido a la Gamá Islamiya que el 17 de noviembre

de 1997 dejó 62 turistas extranjeros asesinados en Luxor. Tras su arresto, el 5 de

octubre de 2001 fue aprobada su extradición a Egipto después de que la justicia de

El Cairo se comprometiera a la no aplicación en su condena de la pena de muerte.

Alfonso Merlos

35

sunismo y aferrados al chiísmo; 2) que este fenómeno se había

probado al certifi carse la fl exibilidad que mantenía un gran nú-

mero de integristas sunnitas para simpatizar con los seguidores

de Hizbulá; y 3) que tanto unos como otros estaban obsesio-

nados con la tarea de reclutar a voluntarios para ser enviados

a Oriente Medio, ser entrenados, y regresar a América Latina

para constituir principalmente ‘redes durmientes’, y eventual y

secundariamente ‘redes de ataque’41.

Superado el 11S, varios testimonios de agentes del FBI y la CIA

certifi caron que la Triple Frontera había sido explotada por yi-

hadistas vinculados a Al Qaeda que tenían como objetivo captar

parte de la estructura con la que contaba Hizbulá en la zona,

capitalizando un presunto debilitamiento del grupo libanés. En

ese contexto posterior a los atentados contra Washington y Nue-

va York se han frustrado planes, algunos de ellos diseñados en

colaboración con seguidores de Hizbulá, para atentar contra las

embajadas de Estados Unidos e Israel en Asunción y las lega-

ciones diplomáticas de Washington en Quito y Montevideo. El

patrón de las operaciones sugería que los terroristas intentarían

golpear de forma sincronizada en dos o más capitales, abriendo

la opción al ataque contra hoteles, establecimientos turísticos

varios, aeropuertos o sedes de multinacionales, siempre que con

41 SANTORO, Daniel. “Las huellas de Bin Laden que la SIDE encontró en la Triple Fron-

tera”. Clarín, 16 de septiembre de 2001.

36

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

ello se golpeasen los intereses de origen estadounidense, israelí,

alemán o francés42.

En capítulo contraterrorista, las fuerzas de seguridad de Para-

guay han hecho esfuerzos mejorables empujados y ayudados por

Estados Unidos. El 21 de septiembre detuvieron en dos operacio-

nes distintas, en Encarnación y Ciudad del Este, a 17 presuntos

yihadistas que portaban documentación falsa, se hallaban en si-

tuación ilegal y cuyo arresto fue facilitado por informaciones de

Interpol y diversas agencias de inteligencia de Estados Unidos.

A inicios de 2002, en colaboración con la inteligencia de Brasil,

Argentina, Israel y Estados Unidos lanzaron una operación para

detener a cinco talibanes vinculados a Al Qaeda43. Cada uno de

ellos se camufl aba bajo tres o cuatro identidades con documen-

tación falsa y habían despertado las sospechas después de que

las fuerzas estadounidenses recuperasen en refugios terroristas

de Kabul mapas de la Triple Frontera.

Uno de los sospechosos de estar integrado en Al Qaeda, el egipcio

Al Mahdi Ibrahim Soliman fue arrestado el 15 de abril de 2002

en Foz de Iguazú, donde llevaba siete años instalado. Meses más

tarde, en julio, eran capturados en Ciudad del Este los libaneses

Ali Nizar Darhoug y Mohamed Daoud Yassine, que presuntamen-

te estaban recaudando fondos para Al Qaeda. La inteligencia

42 HUDSON, Rex. “Terrorists and Organized Crime Groups…”, doc. cit., p. 2.

43 ROHTER, Larry. “South America Region under Watch for Signs of Terrorists”. The New

York Times, 15 de diciembre de 2002.

Alfonso Merlos

37

entendió que, al menos en el primero de los casos, se trataba de

una fi gura relevante en la medida en que sus datos aparecieron

en una agenda de Abu Zubayda, jefe de reclutamiento de la red

de Bin Laden y miembro de su shura o consejo consultivo. Esa

percepción inicial fue corroborada al comprobarse que mensual-

mente giraba unos 80.000 dólares a bancos de Estados Unidos y

diversos países de Europa y Oriente Medio44.

En el caso de Argentina, en octubre de 2002 reforzó las medidas

de seguridad después de recibir varios informes de los servicios

de inteligencia de Israel alertando de la presencia de células

de Al Qaeda en Ciudad del Este. Desde Buenos Aires se pudo

informar a Estados Unidos de un encuentro entre miembros de

la organización de Bin Laden y de Hizbulá celebrado en la Triple

Frontera.

La cita habría sido auspiciada por Imad Mugniyah y el objetivo

habría pasado por considerar un ambicioso proyecto de atenta-

dos en América Latina si fi nalmente se desencadenaba por parte

de Estados Unidos una operación militar en Irak para derrocar a

Sadam y había una implicación efectiva de Israel en el confl ic-

to45.

44 GOLDBERG, Jeffrey. “In the Party of…”, art. cit.

45 BOETTCHER, Mike. “South America’s Tri Border Back…”, art. cit.

38

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

4 LA PRESENCIA DE HIZBULÁ EN IBEROAMÉRICA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

Más allá de los recursos fi nancieros que Hizbulá ha obtenido

tradicionalmente tanto vía Irán como vía zakat, la organización

ha visto en las últimas décadas que América Latina presenta-

ba un perfi l geoestratégico, unas características en su diáspora

árabo-musulmana y unos ambientes sociales en algunos de sus

Estados favorables para el desarrollo de una completa gama de

actividades, la mayor parte de ellas ilegales, de captación de

fondos para su posterior envío al corazón de Oriente Medio. Esta

serie de elementos han permitido a la organización diversifi -

car sus medios para allegar recursos económicos que han hecho

posible sostener tanto sus actividades violentas como su vasta

red de servicios asistenciales, establecidos fundamentalmente

en Líbano.

Debido a la naturaleza secreta del patrocinio estatal que recibe

del régimen de los ayatolás, resulta inviable la elaboración de

algún tipo de análisis cuantitativo que indique un descenso en

el nivel de fondos que llegan desde Teherán a las madrigueras

de los terroristas como consecuencia de los esfuerzos interna-

cionales en el marco de la GWOT46. No obstante, y no sólo en

lo relativo a las organizaciones de matriz islamista/yihadista,

tampoco únicamente en lo que afecta a la región de América

Latina, el declive de la actividad de los Estados patrocinadores

46 VINCENT, Howard. Terrorism, Diasporas and Permissive…, ob. cit., p. 13.

Alfonso Merlos

39

del terrorismo está activando o reforzando una serie de técni-

cas a las que inevitablemente están recurriendo los grupos que

ejercen la violencia con motivaciones políticas con el objetivo

de garantizar de forma autosufi ciente sus recursos, entre ellas el

lavado de dinero, la extorsión, la piratería, el tráfi co de drogas,

el secuestro, el robo y el tráfi co de armas47.

En lo concerniente al diagnóstico pero sobre todo a la predicción

sobre el grado de implantación de Hizbulá en el subcontinente y

sus consecuencias, es forzosa la indagación en las posibilidades

que sus seguidores están encontrando en Venezuela. En este

sentido cabe hacer una serie de precisiones y consideraciones

que parten del propio entramado islamista asentado en Caracas,

que: a) admite que no es una ramifi cación de la organización

terrorista chiíta en el hemisferio sur; b) reconoce que no hay

ningún tipo de contacto con la estructura levantada en Líba-

no; c) asegura que, en todo caso, los libaneses cuentan con el

apoyo moral y espiritual de quienes operan en Venezuela; y d)

se presenta como un movimiento revolucionario islámico que

trabaja para establecerse en todos los países de América Latina

para abrir un nuevo espacio de resistencia mahometana inter-

nacional.

Dadas estas particulares señas de identidad de la organización,

no sorprende que sus integrantes no se presenten en Internet

47 BYMAN, Daniel et al. Trends in Outside Support for Insurgent Movements. Santa

Monica. Rand Corporation, 2001, p. 42.

40

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

con las características y la estética propia de una plataforma

yihadista ortodoxa sino más bien como un grupo de radicales,

reducido y marginal, sin conexiones externas signifi cativas. En-

tre los materiales que difunden con periodicidad irregular a tra-

vés de la Red: a) hacen alusiones genéricas a las bondades de

la religión islámica; b) presentan a los musulmanes como los

elegidos para combatir el vicio, la corrupción y la inmoralidad;

c) apuntan la urgencia que demanda la destrucción de casas de

citas, masajistas o establecimientos en los que se dispensa alco-

hol, y d) insisten en que ha llegado el momento de que las masas

oprimidas y humilladas se levanten en armas contra las superpo-

tencias arrogantes y dejen de adoptar una actitud pasiva que les

instala invariablemente en una posición de ultraje y derrota48.

En reiterados comunicados han reseñado la idea de que: 1) los

musulmanes latinoamericanos tienen que tomar las armas para

defender el Islam; 2) el tiempo de la neutralidad, la pasividad y

la indiferencia frente al confl icto que azota el Islam ha pasado;

3) aquellos que sigan los preceptos de Mahoma más allá del en-

torno geográfi co árabe deben colocarse del lado de sus hermanos

de Oriente Medio y situarse con ellos no sólo en el plano de la

oración sino además en el de la batalla; 4) aquellos que siguen

la verdadera religión, también en Venezuela, están obligados a

ingresar como muyahidines en los batallones de quienes com-

baten en Líbano o en Irak; y 5) los yihadistas latinoamericanos

48 TORRES SORIANO, Manuel. “La fascinación por el éxito: el caso de Hizbulá en Amé-

rica Latina”. Athena Intelligence Journal, vol. 1, nº 6, 2006, pp. 7-8.

Alfonso Merlos

41

deben castigar a Estados Unidos con ataques en el interior de

su territorio.

En concreto, y en lo relativo a la posición del grupo ante el im-

pulso de la revolución chavista, Hizbulá apunta que: a) respeta

el proceso bolivariano y lo apoya en la medida en que benefi cie

socialmente a los más pobres; b) se suma a la política anti-sio-

nista y anti-imperialista propulsada por Chávez; c) manifi esta su

oposición a la ideología socialista porque no se entiende desde

la teocracia y la obediencia a un proyecto divino; d) señala que

el problema de Venezuela no es fundamentalmente económico y

social como pretende hacer ver el caudillo sino de índole moral

y espiritual; e) advierte de que no habrá una nueva Venezuela

si no toma dimensiones hacia lo religioso; y f) apunta que hace

falta, para que el proyecto de revolución cuaje con sentido, un

compromiso por parte de quienes sienten el país y ansían cam-

biar su realidad49.

En el capítulo contraterrorista, el 23 de octubre de 2006, las

fuerzas de seguridad venezolanas descubrieron, junto a la emba-

jada de Estados Unidos en Caracas, dos bombas que serían deto-

nadas de forma controlada. El autor de ese pretendido atentado

era un joven estudiante de origen local que en el momento de

ser detenido llevaba folletos con el anagrama y propaganda de

Hizbulá.

49 Ibid, p. 9.

42

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Días después la propia organización asumió la autoría y anun-

ció nuevos ataques dejando de manifi esto que: 1) el objetivo

del golpe contra la misión de Washington pretendía presentar

al movimiento Hizbulá en Venezuela; 2) la organización chiíta

siempre cumplía aquello que prometía o con lo que amenazaba;

3) los artefactos tenían escasa potencia puesto que el objetivo

que perseguían no era causar destrozos a la propiedad ni daños

a las personas sino simplemente llamar la atención pública; 4)

la acción se repetiría habida cuenta de su fracaso después de

superar las difi cultades que se habían percibido en esa primera

tentativa; y 5) era bastante posible que en el futuro se buscase

la colocación de distintos explosivos en puntos diferentes con

el fi n de sincronizarlos y buscar su estallido de forma simultá-

nea50.

Células más o menos estructuradas de Hizbulá han buscado de-

sarrollar una actividad pujante en Colombia51, incrustadas entre

los aproximadamente 8.000 miembros de la comunidad árabe en

Maicao, la capital comercial de la península norteña de Guajira.

En 1997 las fuerzas de seguridad cerraron una emisora de radio

50 ORDÁN, Javier y TORRES SORIANO, Manuel. “Consideraciones ante la primera acción

(frustrada) de Hezbullah Venezuela”. Athena Intelligence Journal, vol. 1, nº 1, 27 de

octubre de 2006, p. 10.

51 Y no sólo de la organización chiíta. En 1998 las fuerzas de seguridad descubrieron

tras detener a un individuo con documentación falsa que en realidad su verdadera

identidad era la de Mohamed Abdel Al, distinguido miembro de la Gamá Islamiya

egipcia buscado por la justicia internacional por su implicación en los atentados de

Luxor.

Alfonso Merlos

43

que difundía propaganda de la organización terrorista. Con el

paso de los años, y tras reiteradas operaciones contraterroris-

tas, la inteligencia de Bogotá ha probado que en esta región

los islamistas aprovechan el tráfi co de drogas y de tabaco para

autofi nanciarse y enviar fondos sobrantes al corazón de Oriente

Medio.

En Ecuador, que tiene el tercer gobierno más corrupto de Amé-

rica Latina de acuerdo a las instituciones internacionales de re-

ferencia52, la diáspora árabe está distribuida fundamentalmente

entre las ciudades de Guayaquil y Esmeraldas, y la capital Quito,

siendo la mayor parte de sus conformantes de religión católica,

y no musulmana. El grueso de las compañías de importación-

exportación son gestionadas por libaneses, algunos de los cuales

remiten sistemáticamente dinero a Hizbulá en Líbano.

El otro medio que tiene el grupo de fi nanciarse en el país es a

través del dinero obtenido del tráfi co de drogas, perfectamente

legítimo para quienes son seguidores de Nasrala siempre que el

objetivo fi nal sea minar los intereses de Israel, Estados Unidos

y sus aliados53.

A pesar del carácter eminentemente pacífi co y las ideas mode-

radas de la mayor parte de quienes integran esa diáspora, el

52 TRANSPARENCY INTERNATIONAL. Transparency International Corruption…, doc. cit.

53 WILCOX, Philip. “International Terrorism in Latin America”. Testimony to the US

House of Representatives, Committee on International Relations, 28 de septiembre

de 1995.

44

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Centro Islámico Khaled Ibn al Walid54 es desde el análisis de las

agencias de seguridad locales, un foco en el que pueden desa-

rrollarse, si no lo han hecho ya, ideas favorables a las tesis y

acciones de Hizbulá.

En el mismo sentido es monitorizado el Centro Islámico Masjid

Assalaam, también en Quito, establecido en octubre de 1994

y convertido en la primera gran mezquita que contaba con la

autorización del gobierno. A pesar de que las actividades religio-

sas, sociales, culturales y educativas se conducen de acuerdo a la

tradición sunnita, los servicios de información, al igual que en

otros Estados, han alertado de la cada día mayor receptividad de

los chiítas a vincularse con quienes, desde la defensa genérica

del Islam, comparten unos sentimientos y una retórica antisemi-

ta y antiestadounidense55.

Uno de los principales referentes religiosos de este centro, el

jeque Saleh bin Hamid, emitió en su momento una fatua relativa

a las operaciones de Estados Unidos en Afganistán en el marco

de la ‘Operación Libertad Duradera’, en la que apuntaba que: 1)

los musulmanes de todo el mundo estaban incurriendo en una

grave irresponsabilidad al no acudir al socorro de sus hermanos

54 Ya es signifi cativo que el nombre de la mezquita aluda a uno de los más bravos gue-

rreros islámicos al que se le reconoce por la defensa de dos ideas fundamentales: de

un lado, el suicidio como medio válido para hacer avanzar los intereses del Islam; de

otro, la prohibición moral de dar tregua a quienes se esfuerzan en obstruir el camino

de “la religión verdadera” y sus seguidores.

55 WILCOX, Philip. “International Terrorism in Latin…”, doc. cit.

Alfonso Merlos

45

y situarse en el bando equivocado, del lado de Washington y sus

aliados; y 2) la confusión y la ceguera que les había llevado a

apoyar a los ateos y actuar contra los verdaderos creyentes sería

percibida por ellos mismos con el paso del tiempo, pero una vez

ya consumado el desastre para los amantes del Islam, y sólo en-

tonces llegaría la verdadera refl exión y el arrepentimiento.

En este y otros lugares de oración clandestinos se tiene constan-

cia policial de que se han lanzado mensajes de odio en los que

se ha trasladado la idea de que: 1) los musulmanes jamás tienen

que hermanarse ni confi ar en los judíos y los cristianos porque

unos y otros establecen alianzas que socavan los intereses y

violan sistemáticamente los derechos de los hombres de fe; 2) el

Islam es la única religión verdadera que es capaz de llevar a las

personas de este mundo por la buena senda, que en ocasiones

pasa por el martirio de forma inevitable y necesaria; y 3) debe

mantenerse un espíritu belicoso contra las gentes de otras reli-

giones salvo que abandonen sus estrategias de guerra contra los

seguidores de Mahoma y se avengan a respetar escrupulosamen-

te los preceptos del Corán56.

A estas consideraciones hay que sumar que Ecuador ha sido

igualmente un país de tránsito para el terrorismo internacional.

En 1998 fueron detenidos en Quito siete terroristas identifi ca-

dos por Interpol como integrantes de Hizbulá, todos vinculados

al atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires. Ese

56 VINCENT, Howard. Terrorism, Diasporas and Permissive…, ob. cit., pp. 61.

46

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

mismo año era capturado cuando se dirigía a Colombia Mohamed

Ubayd Abdel Al, al que perseguía el gobierno de El Cairo por ser

miembro del brazo egipcio de Hizbulá.

Ya en 2001 fue detenido el empresario libanés Mohamed Ali Far-

had, que fi nanciaba a la organización de Nasrala y que estaba al

frente de una red de tráfi co ilícito de tabaco y lavado de dinero

en operaciones que realizaba tanto en Ecuador como en Colom-

bia57. Esta detención se enmarcaba en un esfuerzo inmediato y

posterior a los atentados contra Washington y Nueva York lanza-

do por los servicios de información locales en colaboración con

agencias estadounidenses y que tenía como núcleo un grupo de

207 ‘turistas árabes’ (105 de ellos de origen libanés) que habían

entrado y se habían instalado defi nitivamente en el país entre

1999 y 2001.

A pesar de estas investigaciones, en octubre de ese año, el mi-

nistro de Asuntos Exteriores, Heinz Moeller negó que Ecuador

se estuviese convirtiendo en un territorio hospitalario para los

terroristas y, meses más tarde, el presidente Gustavo Noboa ne-

garía la presencia de células de Al Qaeda u otra organización de

matriz yihadista.

Caso al margen en el análisis sobre el grado de amenaza de

atentados islamistas en Iberoamérica lo constituye Argentina.

El hecho de haber sido blanco de un atentado a gran escala en

1994 no genera ningún marco de inmunidad que pudiese llevar

57 Ibid, pp. 50-51.

Alfonso Merlos

47

a pensar que yihadistas suníes o chiíes no buscarían un nuevo

golpe en Buenos Aires.

Los planifi cadores del terror global saben de la religión mayorita-

riamente católica dentro del país y de la existencia en su seno de

una de las colectividades judías cualitativa y cuantitativamente

más importantes del mundo, históricamente ligada además al

Estado de Israel desde el momento mismo de su fundación. Una

eventual ofensiva de Israel en Líbano o un ataque sobre Irán de

Estados Unidos o Israel podría provocar o bien la activación de

células durmientes ya establecidas en el país o la infi ltración

desde el exterior de un ‘equipo de ataque’ para llevar a cabo un

atentado de oportunidad planifi cado en pocas semanas.

El propio Ministro de Inteligencia iraní, Gholam-Hussein Mohse-

ni-Ezhei, ha manifestado que si Estados Unidos atacase Teherán,

estaría poniendo en peligro sus intereses y su vida económica,

política, y social; y que las represalias con origen en Irán no

conocerían de fronteras geográfi cas: los ataques no se limitarían

al suelo estadounidense.

5 ESTUDIO DE CASO: HUGO CHÁVEZ Y EL ENCUENTRO DEL SOCIALISMO CON EL ISLAM MILITANTE

Tras recibir la más alta condecoración del régimen de los aya-

tolás, durante su visita a Teherán en noviembre de 2007, Hugo

Chávez declaró como corolario a su gira mundial antiamericana

que él y Ajmadineyah eran “almas gemelas”. Lo hacía después

de que su fotografía hubiese sido paseada en los meses ante-

48

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

riores en las manifestaciones de Hizbulá en Beirut, en las que

el golpista venezolano tenía la consideración por parte de los

terroristas de un líder más de la revolución islámica mundial y

la resistencia antisistema.

Ni es casual la fascinación que Chávez siente por el Islam radical

(y sus formas de proceder a nivel político, social y económi-

co), ni lo es la atracción que los islamistas de la más diversa

condición e implantación geográfi ca sienten por el caudillo. La

agenda de Chávez ha derivado progresivamente hacia perfi les

claramente antiamericanos, antiliberales y antidemocráticos. Su

rechazada reforma de Constitución, de la que sólo se obtuvieron

borradores, en el capítulo sobre ‘prácticas religiosas’ establecía

entre otros puntos que: a) se prohibiría cualquier clase de culto

religioso fuera de sus templos; b) se prohibiría la catequesis

fuera de los lugares de oración; c) el Estado supervisaría a nivel

nacional los seminarios y demás centros de formación religiosa;

y d) se prohibiría el uso de imágenes y artículos de infl uencia

transculturizadora imperialista en todas las entidades públicas.

En la línea de los gobernantes y de los líderes terroristas que

funcionan como iconos y son referencia para los islamistas del

mundo entero, Chávez ha denunciado un permanente complot

estadounidense para derrocarle o asesinarle, cuando no una in-

vasión siempre inminente de Venezuela capitaneada por Estados

Unidos. La obsesión victimista ha llegado hasta tal punto que

ya para repeler la agresión de ‘las fuerzas americanas y sionis-

tas’, Chávez aprobó en septiembre de 2005 la Ley Orgánica de

Alfonso Merlos

49

la Fuerza Armada Nacional. El objetivo era establecer la Guardia

Territorial como un cuerpo integrado para cumplir funciones de

resistencia ante cualquier agresión interna o invasión del terri-

torio por fuerzas extranjeras. Se trataba, en su diseño original,

de un poder de disuasión que llegaría a contar con un millón

de hombres con un régimen de entrenamiento semanal para la

recepción de clases de “moral cívica y militar” y, en defi nitiva,

para entender y asimilar la geoestrategia global según ésta es

interpretada por sus asesores.

Al estilo de Ajmadineya, ha apostado por la conversión de su

Estado en una potencia regional con ambiciones expansionistas

más allá de su área natural de infl uencia y por su integración

prácticamente en cualquier eje ideológico que apueste por una

política de confrontación con Estados Unidos y sus aliados, a

pesar de que en la vanguardia de ese vector se encuentren media

docena de Estados patrocinadores del terrorismo.

La sintonía ideológica ha sido especial con el régimen de los

ayatolás y ha sido reforzada sobremanera por la propia relación

de empatía con el presidente Ajmadineya, lo que ha llevado al

desarrollo de una alianza que ha ido mucho más allá de lo sim-

bólico y de una escenografía de cooperación, por otra parte,

perfectamente calculada.

50

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Los intercambios de visitas de alto nivel y los acuerdos comer-

ciales entre Teherán y Caracas58 se han multiplicado y deben ser

interpretados, por una parte, desde la perspectiva de la ecuación

energética de dos relevantes productores petroleros, pero por

otra, desde el proyecto más ambicioso de la explotación eventual

con asesoramiento iraní de yacimientos de uranio existentes en

Venezuela.

Especialmente visible ha sido la colaboración y la sintonía en

el marco de la Organización de Naciones Unidas. Cuando se ha

votado la necesidad de presionar a Irán para el abandono de

su programa nuclear con fi nes militares, Venezuela, en la línea

estratégica de Cuba o Siria, se ha manifestado sistemáticamen-

te en contra. La retórica antiestadounidense manejada ante la

Asamblea General por Chávez sólo ha sido equiparable a la del

propio Ajmadineya, que en su discurso de septiembre de 2008

anunció sin ambages que “el fi n del imperio americano estaba

muy cercano”, una idea, la de la victoria fi nal sobre Occidente,

que se presenta por los yihadistas como inevitable.

En los postulados políticos e ideológicos sobre los que se asien-

tan el uno y el otro, el socialismo y el Islam revolucionario,

58 En septiembre de 2007, el gobierno de Bolivia anunció la apertura de relaciones

diplomáticas y comerciales con Irán, que los ayatolás devolvieron con una ayuda

al desarrollo de 1.100 millones de dólares. El régimen de Evo Morales ha recibido

la presión constante de Estados Unidos para que mejore sus esfuerzos en la lucha

contra el lavado de dinero y la fi nanciación de actividades terroristas, sin contestar

positivamente ni en tiempo ni en forma a las demandas planteadas por Washington

en el marco de la GWOT.

Alfonso Merlos

51

hay formas paralelas de ejercer el poder, en la medida en que

ambos: a) demandan de sus seguidores comportamientos ciegos

e irracionales; b) llevan a cabo acciones discrecionales con el

convencimiento de que no serán escrutadas ni castigadas; c) se

presentan como paladines de la justicia que ha sido arrebatada a

los pueblos por los que dicen pelear frente a quienes les privan

de sus derechos; d) buscan compulsivamente situarse por encima

de los partidos políticos y las instituciones, a las que intentan

fagocitar y a las que, o bien controlan de forma omnímoda, o

bien no rinden cuentas; y e), en defi nitiva, creen en la lucha

armada y en la violencia revolucionaria, pero sólo lo ponen de

relieve después de llegar al poder utilizando para alcanzar ese

primer fi n vías y mecanismos democráticos que a continuación

buscan liquidar.

La atracción entre islamismo radical e izquierda antisistema se

ha desarrollado de forma recíproca, y el propio líder de Irán,

incluso reputados terroristas como Hasán Nasrala se han con-

vertido en referente de la izquierda más radical y anti-israelí,

que frecuentemente en blogs y publicaciones digitales extrema-

damente ideologizadas pregona y propugna la liquidación del

Estado judío. Se ha convertido en un hecho cotidiano que desde

posiciones de izquierda más o menos extremistas y con tintes

más o menos antidemocráticos, movimientos políticos y pen-

sadores viertan todas sus frustraciones, odios y temores hacia

Occidente, al que acaban demonizando y responsabilizando de

todos sus males.

52

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Para ello se han instrumentalizado plataformas como el denomi-

nado “Foro de San Pablo” o el “Foro de Porto Alegre”, que son

sólo algunas de las bisagras visibles entre las alas del islamismo

y de sectores de la extrema izquierda de Iberoamérica. Desde

estos y otros puntos de encuentro se han lanzado y amplifi cado

los análisis más populares y demagógicos que terminan versando

sobre las maldades de la democracia, la economía de mercado, el

libre comercio y los derechos humanos, que una parte importan-

te de los actores antioccidentales y antisistema dicen defender59.

Internet está infectado, en estas ventanas virtuales, de mensa-

jes con deseos y loas de gloria y victoria al terrorismo.

Tanto en el islamismo radical como en la izquierda chavista con-

vive una radicalidad que se manifi esta en el doble rasero a la

hora de juzgar lo que ellos mismos hacen frente a lo que Estados

Unidos hace. Entre los antiamericanos se disculpan casi todo y

los unos y los otros consideran entre sí que sus atropellos a las

libertades fundamentales son reacciones legítimas ante la agre-

sión de Washington hacia quienes desde el resto del mundo no

comulgan con su ideario60.

Los unos y los otros desconfían de la defi nición de terrorismo,

de lo que es un acto de terrorismo, de la clasifi cación de una

59 Los propios salafi stas creen que los derechos humanos constituyen un perverso

instrumento occidental para dominar y humillar al Islam. DE ARÍSTEGUI, Gustavo.

Contra Occidente: la emergente alianza antisistema. Madrid. La Esfera de los Libros,

2008, p. 47.

60 Ibid, p. 61.

Alfonso Merlos

53

organización como terrorista y hasta de la lucha que las demo-

cracias están librando contra esta lacra. Para ellos hay mucho

de sospechoso en este combate global y comprehensivo contra

el yihadismo. Creen que parte de lo que ocurre está siendo exa-

gerado por las autoridades occidentales y que la violencia no

es sino una respuesta proporcionada de los pueblos agredidos

en un ejercicio de libro del derecho a la autodefensa. Para los

más exacerbados chavistas, los yihadistas no sólo tienen excusa

para cometer las atrocidades que cometen, sino que tienen causa

y justifi cación, y en consecuencia su pleno apoyo y compren-

sión61.

Hay en ambos actores un revisionismo histórico o manipulación

de los hechos indubitadamente probados. Populistas e islamistas

apuestan por el negacionismo en la medida en que conduce al

cuestionamiento o la relativización de tragedias como el Holo-

causto que les permite sostener su victimismo presentando a sus

enemigos no como agredidos en algún momento de la Historia

sino como agresores estructurales. Esa relectura alienta las teo-

rías de la conspiración que unos y otros manejan para descalifi car

sistemas enteros, gobiernos, partidos políticos o individuos62.

61 A fi n de cuentas, para buena parte de dirigentes tercermundistas, populistas e iz-

quierdistas, organizaciones criminales de referencia global como Al-Qaeda y el Hiz-

ballah son de alguna manera aliados en la lucha contra la hegemonía planetaria de

Estados Unidos. Ibid, pp. 80-81.

62 Ibid, p. 276.

54

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Izquierdistas e islamistas no aceptan la competencia y jamás

comparten el poder. La alternancia no cabe en sus proyectos, y

abandonar el poder voluntariamente o como consecuencia de la

derrota electoral es anatema. En unos y otros hay un intento de

desarbolar defi nitivamente gobiernos y parlamentos, de destruir

cualquier proyecto o viraje a la democracia y la consolidación de

las instituciones liberales: apuestan compulsiva y obsesivamente

por la conquista de un poder omnímodo. Para unos y otros, la

única libertad que merece la pena conservar es la de obedecer.

La idea de ciudadano y el derecho individual es no sólo un obs-

táculo a sus planes, sino que les resulta repugnante.

Ambos radicalismos presentan coincidencias de objetivos y de

estrategias, un paralelismo entre las tácticas y los programas:

pretenden una sociedad uniforme en la que sólo se tolere su

visión de la realidad y se desprecie cualquier otra; comparten

el rupturismo, los objetivos y métodos totalitarios, el deseo de

poder absoluto, una estructura razonablemente bien organizada

y de carácter muy sectario, la persecución sin cuartel del disi-

dente, el odio a Occidente y al sistema democrático, el ataque

frontal a los derechos humanos, el carácter anticapitalista con-

trario al imperialismo y la economía de mercado. Sobre todo, les

vincula su carácter expansivo, agresivo y violento; en defi nitiva,

identidad de objetivos aparentes, métodos y enemigos63.

63 Ibid, p. 155-156, 160.

Alfonso Merlos

55

6 CONCLUSIONES: DIAGNÓSTICO, PREDICCIÓN Y RECOMENDACIONES PARA ATAJAR LA AMENAZA

Tras someter a prueba y desarrollo, y situar en el centro del

análisis las ideas planteadas inicialmente en el capítulo intro-

ductorio, una explicación fundada a los postulados admitidos

provisionalmente permite concluir, fundamentalmente:

‘Al Qaeda Central’ ha operado en el escenario estratégico post 1.

11S como una fuerza centrífuga que ha facilitado la faccio-

nalización, segmentación, deconstrucción y atomización

del terrorismo yihadista desde el punto de vista operativo

haciendo más costosa y compleja la misión contraterrorista

de las fuerzas de seguridad. La matriz terrorista fundada

por Bin Laden se ha distinguido por su carácter misionero

respecto de los entramados a los que ha inspirado: ha conse-

guido infl uir en sus agendas, hacerlas contrarias a cualquier

tipo de negociación o pacto político de coexistencia pacífi ca

con regímenes seculares y ampliar su campo de actuación

y sus objetivos, que han completado un proceso de transi-

ción de lo local y regional a lo transnacional y global. Está

dinámica afectará con intensidad media a corto plazo a los

yihadistas asentados en América Latina.

La morfología sustancialmente reticular del movimiento yi-2.

hadista global derivada de un proceso de dispersión, reagru-

pamiento y descentralización ha ido ligada a la potenciación

y activación de nodos periféricos y células marginales o

56

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

durmientes que han garantizado una capacidad de actuación

y réplica sostenida del conjunto del sistema terrorista. Esos

nodos, que no han sido activados hasta la fecha en América

Latina, están en condiciones de serlo a corto plazo.

La efi cacia operativa de los entramados yihadistas de ataque 3.

entregados a la planifi cación, ejecución y control de proyec-

tos terroristas que han relevado en la iniciativa a la organi-

zación Al Qaeda, (tanto desde un análisis cuantitativo como

cualitativo), está estrechamente vinculada a la existencia de

segundos y terceros entramados de apoyo y sustitución,

una parte de ellos hoy asentados en América Latina. Se tra-

ta de unidades de retaguardia conformadas por elementos

más débilmente relacionados entre sí en el plano operati-

vo, pero que servirán para la justifi cación y encubrimiento

de los atentados, para el reciclaje de yihadistas muertos o

capturados y para el sostenimiento del aparato logístico del

que se nutren genéricamente los entramados yihadistas para

perpetuarse en el tiempo.

La evolución hacia 4. la escalada o el freno a la amenaza que

representan las redes yihadistas asentadas en América Lati-

na dependerá: a) de su mayor o menor capacidad para seguir

conectadas a escenarios de confl icto como los de Irak, Pales-

tina, Líbano y Afganistán; b) de la mayor o menor capacita-

ción de los servicios de información para la infi ltración no

sólo de los ‘equipos de ataque’ sino de los ‘grupos de riesgo’;

y c) de la mayor o menor aceptación por parte del conjunto

Alfonso Merlos

57

de la diáspora musulmana de las tesis yihadistas: del grado

de rechazo y condena o por el contrario de tolerancia, de

complicidad y amparo que pueda mostrar hacia las tesis yi-

hadistas.

Si cada uno de los Estados del subcontinente que enfrenta 5.

un problema de terrorismo, sea de matriz yihadista o chiíta,

percibe que la diáspora de origen árabe y/o musulmán

únicamente forma parte del problema y no actúa para que

forme parte de una potencial solución, la efectividad de la

acción contraterrorista estará extraordinariamente limitada

en sus medios y conducirá a resultados inefi caces.

Gobiernos como los de Ecuador y Paraguay son ejemplos de 6.

ese paradigma que lleva a no desarrollar ni coordinar las

herramientas contraterroristas necesarias incorporando a la

diáspora a un conjunto de estrategias agresivas que limiten

los propios niveles no sólo de apoyo explícito sino de simpa-

tía implícita o tolerancia a grupos como Hizbulá.

La infravaloración o la valoración desenfocada de las dimen-7.

siones de la amenaza por parte de los gobiernos de América

Latina, en primer término, y el desconocimiento de los mo-

delos de funcionamiento que rigen el comportamiento del

terrorismo yihadista (de operativos, células, grupos y orga-

nizaciones), en segundo término, se han manifestado como

factores determinantes para el diseño en la región de estra-

tegias antiterroristas y contraterroristas, en términos ge-

58

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

nerales, insufi cientes. Esas estrategias han estado lastradas

por la ausencia de un nivel necesario de recursos humanos y

materiales para neutralizar a un enemigo con crecientes am-

biciones en sus planes y con una sostenida capacidad para el

cambio y la revolución en sus tácticas, técnicas y métodos.

El grueso de los operativos incardinados en el movimiento yi-8.

hadista global que representará a corto plazo la mayor ame-

naza para América Latina estará compuesto por aquellos que

se inscriben en grupúsculos, células autogestionadas y te-

rroristas solitarios con sus propios medios y sin una relación

directa con el núcleo de Al Qaeda, pero dispuestos a hacer

méritos sin ninguna traba para ingresar en entramados yiha-

distas más o menos organizados. Son terroristas no adscritos

e impredecibles y, en ocasiones, los que más arriesgan en sus

proyectos; también son con frecuencia los más difícilmente

detectables porque operan como ‘legales’, individuos no fi -

chados policialmente que hacen difícil o imposible su segui-

miento e investigación; elementos, en defi nitiva, inspirados

por la ideología yihadista y, sólo en algún caso, adoctrinados

por subsistemas periféricos de segundo nivel muy vagamente

asociados a ‘Al Qaeda Central’, de ahí que conformen células

independientes sin vinculación supraestructural.

La consolidación y perpetuación del 9. ‘yihadismo individual’,

y la extensión de la violencia de células independientes o

semi-independientes dependerá directamente del apoyo a

estas microestructuras terroristas (hoy implantadas todavía

Alfonso Merlos

59

débilmente en América Latina), de grupos mejor nutridos,

con potencial humano y material sufi ciente como para ga-

rantizar un nivel alto de contactos y recursos.

Internet está facilitando la conformación y coordinación de 10.

células enraizadas a nivel local, que no están conectadas a

ninguna organización pero que a través de la explotación

de las nuevas tecnologías han sido capaces de establecer

vínculos operativos y tácticos a nivel transnacional con ter-

ceras células con las que ha forjado una comunión ideoló-

gica, de intereses y de líneas de actuación. La capacidad

de los Estados del subcontinente para mitigar esta amenaza

dependerá del esfuerzo que se lleve a cabo por desarrollar, en

la línea y con la colaboración de las agencias de inteligencia

de Estados Unidos, de capacidades contraterroristas en el

ciberespacio.

Las células implantadas en América Latina utilizarán cre-11.

cientemente Internet para: a) comentar a través de argu-

mentaciones de carácter político o religioso la marcha de

la yihad, b) emitir amenazas explícitas sobre eventuales

atentados, c) movilizar al mundo musulmán para mantener

altos los niveles de reclutamiento, d) mantener la cohesión

interna y acrecentar la moral y las motivaciones del mo-

vimiento yihadista global legitimando desde un punto de

vista social y religioso sus postulados, e) aterrorizar a la

población enemiga y minar la confi anza que ésta deposita en

sus gobiernos, f) transferir la culpabilidad deslegitimando a

60

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

los gobiernos occidentales y racionalizando los crímenes, g)

generar simpatía y apoyo entre las propias bases islamistas y

salafi stas, y h) erosionar la moral del enemigo hasta hacerle

pensar que los elevados costes materiales y personales, eco-

nómicos y humanos de mantener la lucha hacen preferible

desistir en el combate.

Los mensajes lanzados por los yihadistas en el ciberespacio 12.

se concentrarán cada día más en buscar el vector de la au-

diencia que representa la población a la que los terroristas

apelan para seguir con su campaña de violencia y de la que

pueden emanar potenciales donantes u operativos de campo;

asimismo, a la opinión pública internacional ampliamente

defi nida para reforzar el componente de guerra psicológica

global.

El mayor o menor potencial que pueda alcanzar a corto y 13.

medio plazo Hizbulá en el subcontinente dependerá de la

capacidad que demuestren los islamistas para aprovechar la

dinámica interna de las mezquitas y explotarlas para sus

fi nes, tras su previa conversión en centros de proselitismo y

captación de aquellos que profesan el Islam militante.

El nivel de la amenaza en 14. la Triple Frontera será creciente

en la medida en que: a) los vastos niveles de corrupción en

todas las escalas de las fuerzas gubernamentales y policiales

de los tres Estados de la región siga abriendo espacios de

libertad para quienes se entregan a las más diversas acti-

Alfonso Merlos

61

vidades ilegales; b) las capacidades para la prevención, la

reacción y la investigación de las fuerzas de seguridad se

mantengan en niveles insufi cientes e inadecuados para en-

carar la amenaza no sólo del terrorismo sino de la mafi a y

el crimen organizado; y c) las leyes establecidas para com-

batir la delincuencia y la criminalidad sean débiles, poco o

nada ajustadas a la naturaleza y la envergadura del enemigo

cuyas actuaciones deben sancionar, penar y, en defi nitiva,

erradicar.

En términos genéricos y estructurales, la 15. población judía

de Argentina seguirá siendo blanco del terrorismo de matriz

yihadista. Para los salafi stas no pasa desapercibido el hecho

de que en Buenos Aires residen más de 200.000 judíos y

que la comunidad musulmana en el país, con unos 900.000

integrantes, puede ser utilizada para la infi ltración y el ca-

mufl aje previos a la comisión de eventuales atentados, tanto

selectivos como de destrucción en masa.

Células yihadistas buscarán eventualmente atentar contra 16.

blancos de gran valor simbólico, estratégico y económico

como el Canal de Panamá, habida cuenta del éxito en tér-

minos propagandísticos y fácticos que han tenido atentados

como los perpetrados contra el USS Cole (octubre de 2000),

el Limburg (octubre de 2002) u otros contra instalaciones e

infraestructuras gasísticas de Estados Unidos y Reino Unido

(Karachi, mayo de 2003).

62

La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Organizaciones terroristas, vinculadas ideológica y/u ope-17.

rativamente a ‘Al Qaeda Central’ buscarán ocasionalmente el

ataque contra instalaciones petrolíferas, especialmente en

México y Venezuela, con el objetivo de dañar los intereses

económicos de Estados Unidos, habida cuenta de que el cru-

do que importa Washington procede en una tercera parte de

América Latina.

Hizbulá en Venezuela deberá decantar su actuación en un 18.

vector que estará condicionado por la propia forma de proce-

der y el riesgo que esté dispuesto a asumir Hugo Chávez. Si

el caudillo mantiene su posición de desafío a Estados Unidos

en particular y a la comunidad internacional en general, es

probable que se lleven a cabo ataques contra intereses esta-

dounidenses e israelíes que cuenten con un notable respaldo

social y con la tolerancia de la estructura y los aparatos del

régimen chavista. Si, por el contrario, teme las distintas me-

didas de represalia que pudiera adoptar Washington y la pre-

sencia de la organización chiíta en Caracas puede empezar a

resultar embarazosa, los propios terroristas se contendrán y

buscarán utilizar el país no como un territorio para el ataque

sino como una plataforma de lanzamiento de acciones en

toda la región.

Alfonso Merlos

63

7 BIBLIOGRAFÍA

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La Infi ltración Islamista y la amenaza Yihadista en América Latina

Autor

73

Alfonso Merlos

Doctor en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales por la

Universidad Complutense de Madrid, es Profesor de Periodismo y Opinión Pú-

blica en la IE Universidad (‘IE School of Communication’) y en el Máster de

Relaciones Internacionales y Comunicación de la UCM. Ha publicado los libros

Al Qaeda: raíces y metas del terror global (2006), La transformación de al Qae-

da: el uso de la fuerza y la inteligencia contra el terrorismo yihadista (2007),

¿Rendirse ante ETA? 25 voces contra la negociación (2007) y Terror.com: Irak,

Europa y los nuevos frentes de la yihad (2008). Ha ganado el Premio ‘Defensa

2006’ y el Segundo Premio ‘Revista Ejército’ 2007. Es Consejero Editorial de

Política y Estrategia.

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NUMERO l.- · “LA INTERRELACION CULTURAL ENTRE ESPAÑA E IBEROAMERICA”. Autor: Carlos Bascuñán.

NUMERO 2.- · “CRISTIANOS EN POLITICA”. Autores: Sergio Molina,Claudio Orrego,Eugenio Ortega,Raúl Troncoso.

NUMERO 3.- · “LA VISION POLITICA DEL NUEVO ORDEN INTERNACIONAL”. Autor: Andrés Zaldívar Larraín. “EL INGRESO DE ESPAÑA EN LAS COMUNIDADES EUROPEAS”. Autor: Luciano Berrocal.

NUMERO 4. · - “PROPUESTAS PARA UNAS NUEVAS RELACIONES ENTRE ESPAÑÁ E IBEROAMERICA”. Autor: Alberto Sepúlveda.

NUMERO 5.- · “EL MENSAJE HUMANISTA”. Autor: Eduardo Frei. (Español, Inglés, francés).

NUMERO 6.- · “EXILIO EN MADRID”. Por: Florencia Varas (Entrevista a Andrés Zaldívar).

NUMERO 7.- · “VIOLENCIA Y TERRORISMO”. Autor: Gustavo Jiménez.

NUMERO 8.- · “PROPOSICIONES POLITICAS Y ECONOMICAS PARA UNA SOLUCION A LOS PROBLEMAS DE LA DEUDA EXTERNA EN AMERICA LATINA”. Autores: Hernán Bosselín y Ramón Briones.

NUMERO 9.- · “TERRORISMO,GUERRILLA Y REINSERCION POLITICA - INSTITUCIONAL”. Autor: Rodolfo Fortunatti.

NUMERO lO.- · “EL FENOMENO DE LA CONCERTACION SOCIAL COMO BASE PARA UN DESARROLLO ESTABLE Y DEMOCRATICO”. Autor: Andrés Aylwin Chiorrini.

NUMERO 11.- · “EL PENSAMIENTO POLITICO DE EDUARDO FREI”. Autor: Jaime Castillo Velasco.

NUMERO 12.- · “ERNESTO SABATO: TESTIGO Y PROTAGONISTA”. Autor: Francisco Tokos.

NUMERO 13.- · “LOS VALORES Y LA EDUCACION”. Autor: Iván Navarro Abarzúa.

NUMERO 14.- · “ESPAÑÁ Y AMERICA LATINA: UN ESTUDIO DE POLITICA INTERNACIONAL”. Autor: Alberto Sepúlveda.