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CAP. 7: LA INSTITUCIÓN, LAS IDENTIDADES, EL LAZO Valeria Llobet De la infancia saben los adultos y no los niños, en la medida que los adultos renuncien a la pretensión de conocer al niño sin sombra de duda. En la medida que la infancia es un sujeto histórico, se constituye en relaciones suplementarias e instituciones específicas. Las modalidades de subjetivación propuestas en estos espacios requieren de un esfuerzo de limitación del malentendido y alojamiento de la duda. Al introducirnos en el problema de las políticas y las instituciones para la infancia, estamos considerando un problema múltiple desde la perspectiva de los actores. Entre otros, los dispositivos culturales de producción de inclusión/ exclusión. En este escenario institucional de reunión de generaciones, de representación política y de interpretación, se producirá la interpelación y constitución de necesidades y actores, y cobrarán cuerpo las prácticas que concretan las formulaciones políticas. La dimensión de pedagogía moral que caracteriza las intervenciones, requiere un trabajo con l identidad de niñas y niños. Es importante sin embargo reintroducir la consideración sobre la autonomía y el estatuto del otro acarreado por estas prácticas.

La Institución, Las Identidades, El Lazo. Valeria Llobet

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Sintesis cap libro V. Llobet

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CAP. 7: LA INSTITUCIN, LAS IDENTIDADES, EL LAZOValeria LlobetDe la infancia saben los adultos y no los nios, en la medida que los adultos renuncien a la pretensin de conocer al nio sin sombra de duda.En la medida que la infancia es un sujeto histrico, se constituye en relaciones suplementarias e instituciones especficas.Las modalidades de subjetivacin propuestas en estos espacios requieren de un esfuerzo de limitacin del malentendido y alojamiento de la duda.Al introducirnos en el problema de las polticas y las instituciones para la infancia, estamos considerando un problema mltiple desde la perspectiva de los actores. Entre otros, los dispositivos culturales de produccin de inclusin/ exclusin.En este escenario institucional de reunin de generaciones, de representacin poltica y de interpretacin, se producir la interpelacin y constitucin de necesidades y actores, y cobrarn cuerpo las prcticas que concretan las formulaciones polticas.La dimensin de pedagoga moral que caracteriza las intervenciones, requiere un trabajo con l identidad de nias y nios.Es importante sin embargo reintroducir la consideracin sobre la autonoma y el estatuto del otro acarreado por estas prcticas.No cualquier discurso que involucre al otro har lazo social. Requiere de una dimensin dialogal, en la cual el otro es un semejante.Hay una equivalencia supuesta en tanto yo puedo realizar esta anticipacin (y no me resulta un absoluto desconocido, un heterogeneidad potencial). Es sin embargo tal anticipacin una afirmacin sobre el otro, contra el otro? Creemos que la simultaneidad en la interaccin asume una paridad en la posibilidad de enunciacin, paridad que ciertas formas de representar al otro, aun bajo la forma de un dilogo, no respetan.Los discursos sobre lo social producen una ficcin de subjetividad, amparada por la supuesta imposibilidad de conocer quines son los nios y nias en situacin de calle.Ficcin de subjetividad, en el sentido de fabricar un relato sobre lo propio de los sujetos que no es slo singular.Qu mejor aplastamiento de un sujeto marcado por la indefensin, la vulnerabilidad, que ofrece unos enunciados identificantes que lo des- reconocen dicindole que lo conocen?Los otros de las polticas pblicas no son cualquiera. No es el otro semejante. Es el otro que define y determina el bien comn y quienes integran ese socius.El lugar formal y enunciado de los nios en las polticas que formulan y valorizan sus problemas legtimos y las soluciones necesarias viene a otorgar peso juridizante a las clasificaciones culturales y sus resultados como identidades sociales.La otredad del otro, su diferencia, su alteridad, es necesaria a la constitucin psquica. Al considerar la constitucin del individuo humano no como efecto de la especie, sino en su ignorancia de tal condicin de posibilidad, es la identificacin lo que permite la existencia. Son entonces la cultura y la integracin al socius (la relacin con el semejante) los que permiten al psiquismo su existencia, y otorgan, por as decirlo, subjetividad al sujeto, al posibilitarlo humano.La negativa a reconocer la diferencia, el intervalo, la negatividad encarnada en la diferencia, deja sin lugar no slo a lo rechazado del sujeto, sino al sujeto como rechazado.A quin quieren integrar las PP? Con qu condiciones permitiran el ingreso de la diferencia, del rechazo del bien propuesto?La negociacin en cada situacin de las relaciones entre los sujetos y la no totalizacin de las identidades (Mouffe, 2001) aportara a pensar lo que sucede con las identidades de nios y nias en situacin de calle al ingresar en las instituciones.En funcin de una serie de operaciones, la identidad de los nios es fijada alrededor de sentidos ligados al desborde, la impulsividad, la carencia. Aquellas viejas? Formas de construir las poblaciones de riesgo (Castel) operan en las instituciones que se construyen y figuran como en oposicin a tal gestin de riesgos.

Las identidades, las familias, el lazo social.La tensin entre dramtica familiar y vulnerabilidad o exclusin social tiende a ser resuelta en los discursos institucionales mediante una banalizacin de uno de los dos polos. As, se hipertrofia la consideracin de los efectos de la anonimizacin del deseo en el seno de familias vistas como desintegradas. O bien se instalan los procesos sociales como no slo el texto, sino el lmite infranqueable a los destinos singulares.El espacio de las polticas para la infancia. Ellas metaforizan el lugar que la sociedad reserva para los nuevos, el proyecto de futuro que la sociedad se da a si misma (Carli, 2004), en fin, las posibilidades de producir sujetos que recreen el colectivo social (Cstoriadis, 1997). Los enunciados de las polticas implementadas en las instituciones funcionan sin poder construir un lugar de inclusin, incluso cuando intentan interpelar a sujetos de derecho.

El problema del reconocimiento.Nancy Fraser, integrando la economa poltica con la dimensin cultural, esta filsofa feminista elabora una perspectiva terica que permite analizar juntos los dilemas de distribucin o injusticia econmica, y reconocimiento o injusticia cultural.La injusticia simblica, en virtud que el problema de la representacin de los nios en las polticas puede analizarse enriquecedoramente apelando a esta teorizacin.L nocin de Fraser de injusticia simblica formula que sta se imbrica con los patrones de representacin e interpretacin.La autora presenta la simultaneidad de derechos y necesidades como el dilema redistribucin- reconocimiento, al indicar que las personas que estn sometidas a injusticias econmicas y simblicas requieren de polticas que articulen ambos aspectos.Las instituciones estudiadas configuran su oferta a partir de lecturas especficas de la situacin de la poblacin. Definida sta, se desplegarn hiptesis clnicas, psicologicistas o sociales para desarrollar y justificar las propuestas institucionales.Las instituciones no centran su anlisis en los derechos que son vulnerados ni en las injusticias a subsanar, sino en las caractersticas de la poblacin y, en particular, en aquello de que se supone l poblacin carece o constituye los motivos del desvo.Ofrecen abordajes que limitan, en su propia estructura interpretativa, las posibilidades de ampliacin de ciudadana de la poblacin.El problema de las operaciones de des- reconocimiento e irrespeto que es posible situar en la base de las atribuciones de la identidad infantil, y los problemas que enfrentan los nios como colectivo y en el nivel singular, minaran las posibilidades de trabajar desde una perspectiva de derechos.Las construcciones psicipatologizantes, familiaristas, psicologistas, resultaran contradictorias con el despliegue de polticas de reconocimiento, en tanto suponen un uso hegemnico del poder de significar.Las construcciones de una infancia tpica y normal con la que contrastar las experiencias de nios y nias. Configuraran operaciones de deslegitimacin de las experiencias de nias y nios, de sus construcciones identitarias.Los nios, nias y adolescentes en situacin de calle padecen mltiples injusticias, entre otras, ligadas a las construcciones sociales que los ubican como sujetos desviados y peligrosos.Tienen que lidiar con el dilema redistribucin- reconocimiento. ste no puede ser eludido reenviando toda la determinacin a la situacin de pobreza.La interpelacin al interior y al exterior institucional permitira resituar las prcticas en un marco de anlisis de las polticas pblicas que rena la totalidad de polticas para la infancia y la minoridad en un campo complejo y cruzado por relaciones de complementariedad y suplementariedad, que sostiene procesos hegemnicos y de control.El problema del reconocimiento con una dimensin imbricada en las prcticas se construye as como un impensado de las instituciones.Fraser: hegemona como la posicin ventajosa de unos grupos sociales en relacin con el discurso: designa un proceso mediante el cual la autoridad cultural es objeto de negociacin y controversia () la sociedad contiene una pluralidad de discursos, (aunque) no todos detenten la misma autoridad (1997, 2005).La representacin toma cuerpo en el marco de un debate para poner en cuestin aquello representado por las polticas pblicas que efectivamente sea el inters superior del nio.Las interpretaciones sobre necesidades son conflictivas y terreno de disputa tanto poltica (quienes pueden proponer interpretaciones) como simblica (que necesidades aparecen evidentes). En ningn caso estas interpretaciones son simplemente representaciones son ms bien actos e intervenciones.Las instituciones, mediante la arrogacin de la representacin legtima del inters superior del nio, pretenden proponer sus definiciones de necesidades como igualmente legtimas. Las manifestaciones de resistencia son vistas como rechazo, y no como actos que escenifican interpretaciones alternativas en una lgica de subordinacin.(ver cita de Fraser, p. 219, acerca de los modos en que los nios manejan las situaciones de intervencin).Las construcciones alrededor de los nios y jvenes se ligan con la patologa, la criminalidad y el desvo, hasta el punto de poner en tela de juicio la propia existencia infantil.Esta asuncin de un cambio en la niez y la adolescencia, que transforma a nios en sindrmicos y a adolescentes en problemas, parece tener mucho que ver con las modalidades de reproduccin social y socializacin en el capitalismo tardo, as como con las mutaciones del control y las formas de disciplinamiento (Finn, 2001; Finn y Nybell, 2001).Estas instituciones despliegan prcticas de cuidado y de ampliacin de derechos en un contexto de empobrecimiento acelerado y concentracin de la riqueza, con un Estado que alterna propuestas con tendencia universalista con propuestas focalizadas asistencialistas y discursos de seguridad ciudadana y control social.(Revisr cita de Finn y Nybell, p. 221, acerca de la bsqueda acadmica para dar solucin a los dlemas interventivos).