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188 . LXIV LA INTEGRACION SOCIO-LABORAL DEL DEFICIENTE, META PRINCIPAL... [1891 65 5.3.3 Se inhiben y no se creen responsables de este tipo de educación. 5.3.4 Desautorizan y critican la escuela y los profesores delante de los niños. 5.3.5 Fomentan el absentismo escolar. 5.4 Educación sexual 5.4.1 Fomentan la ignorancia de los hijos. 5.4.2 Educación negativa basada en prohibi- ciones. 5.4.3 Se inhiben y no se creen responsables de este tipo de educación. 5.4.4 Actúan descuidadamente sin respetar el pudor de los niños. 5.4.5 Educación desviada. 5.5 Educación religiosa 5.5.1 Educación negativa basada en prohibi- ciones. 5.5.2 Opiniones opuestas en el padre y la ma- dre, pero uno de ellos cede. 5.5.3 Se inhiben y no se consideran responsa- bles de este tipo de educación. 5.5.4 Incompatibilidad de criterios e intransi- gencia entre los padres. 5.5.5 Educación atea activa. Por cada uno de los factores analizados se ha construido una escala de anormalidad progresi- va creciente, cuyos valores se distribuyen en cin- co grados de anormalidad. El valor de anorma- lidad asignado a cada factor, dependerá de la degradación que alcance el aspecto familiar ana- lizado dentro de la escala de 1 a 5. La integración socio-laboral del deficiente, meta principal en pedagogía terapéutica ISABEL DIAZ ARNAL Para el niño inadaptado y en particular para el deficiente mental, no puede haber recuperación completa sin el aprendizaje de una profesión. Y este aprendizaje no es solamente la adquisición de un cierto número de gestos precisos y coorde- nados, sino también el dominio definitivo de há- bitos de convivencia que facilitarán al deficiente sus relaciones con el jefe o patrón y con los de- más compañeros de trabajo. Por otra parte, el deficiente, lento e impreciso por naturaleza, tiene necesidad de un aprendizaje metódico, lento y di- fícil, si se desea obtener de él un rendimiento minimo que le permita mantenerse en el rango general, aunque sea el más sencillo. Esto significa que ya desde su ingreso en el establecimiento educativo especializado hay que tener delante ese futuro laboral del deficiente para encaminar hacia él todos los esfuerzos pe- dagógicos que con él se llevan a cabo: de otro modo resultan baldíos y en ocasiones contrapro- ducentes los arios de escolarización especializada por quedar frustrados en su culminación o rema- te, y no pocos de los deficientes egresados de los centros especiales comprueban amargamente que en el plano socio-laboral se les desatiende o se les rechaza injustificadamente. Esta situación me ha movido a trazar este ar- tículo para exponer el problema, real y actualí- simo, abarcando los siguientes aspectos o apar- tados: I. La actuación pedagógico-curativa termina con el encuadramiento laboral del deficiente (co- mo lo confirman las corrientes americanas y eu- ropeas en sus realizaciones). II. El encuadramiento laboral no debe con- fundirse con la terapia ocupacional. a) Ni por la forma en que se realiza. b) Ni por el contenido: Ni por la finalidad que se persigue. III. El encuadramiento laboral del deficiente es posible y conveniente. a) La experiencia lo demuestra. b) La realidad lo exige. c) Los organismos internacionales lo confir- man como derecho. IV. Amplitud y modalidades de la integración socio-laboral de los deficientes mentales.

La integración socio-laboral del deficiente, meta

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188 . LXIV LA INTEGRACION SOCIO-LABORAL DEL DEFICIENTE, META PRINCIPAL... [1891 65

5.3.3 Se inhiben y no se creen responsables deeste tipo de educación.

5.3.4 Desautorizan y critican la escuela y losprofesores delante de los niños.

5.3.5 Fomentan el absentismo escolar.

5.4 Educación sexual

5.4.1 Fomentan la ignorancia de los hijos.5.4.2 Educación negativa basada en prohibi-

ciones.5.4.3 Se inhiben y no se creen responsables de

este tipo de educación.5.4.4 Actúan descuidadamente sin respetar el

pudor de los niños.5.4.5 Educación desviada.

5.5 Educación religiosa

5.5.1 Educación negativa basada en prohibi-ciones.

5.5.2 Opiniones opuestas en el padre y la ma-dre, pero uno de ellos cede.

5.5.3 Se inhiben y no se consideran responsa-bles de este tipo de educación.

5.5.4 Incompatibilidad de criterios e intransi-gencia entre los padres.

5.5.5 Educación atea activa.Por cada uno de los factores analizados se ha

construido una escala de anormalidad progresi-va creciente, cuyos valores se distribuyen en cin-co grados de anormalidad. El valor de anorma-lidad asignado a cada factor, dependerá de ladegradación que alcance el aspecto familiar ana-lizado dentro de la escala de 1 a 5.

La integración socio-laboraldel deficiente, meta principalen pedagogía terapéuticaISABEL DIAZ ARNAL

Para el niño inadaptado y en particular para eldeficiente mental, no puede haber recuperacióncompleta sin el aprendizaje de una profesión. Yeste aprendizaje no es solamente la adquisiciónde un cierto número de gestos precisos y coorde-nados, sino también el dominio definitivo de há-bitos de convivencia que facilitarán al deficientesus relaciones con el jefe o patrón y con los de-más compañeros de trabajo. Por otra parte, eldeficiente, lento e impreciso por naturaleza, tienenecesidad de un aprendizaje metódico, lento y di-fícil, si se desea obtener de él un rendimientominimo que le permita mantenerse en el rangogeneral, aunque sea el más sencillo.

Esto significa que ya desde su ingreso en elestablecimiento educativo especializado hay quetener delante ese futuro laboral del deficientepara encaminar hacia él todos los esfuerzos pe-dagógicos que con él se llevan a cabo: de otromodo resultan baldíos y en ocasiones contrapro-ducentes los arios de escolarización especializadapor quedar frustrados en su culminación o rema-te, y no pocos de los deficientes egresados de loscentros especiales comprueban amargamente queen el plano socio-laboral se les desatiende o seles rechaza injustificadamente.

Esta situación me ha movido a trazar este ar-tículo para exponer el problema, real y actualí-simo, abarcando los siguientes aspectos o apar-tados:I. La actuación pedagógico-curativa termina

con el encuadramiento laboral del deficiente (co-mo lo confirman las corrientes americanas y eu-ropeas en sus realizaciones).

II. El encuadramiento laboral no debe con-fundirse con la terapia ocupacional.

a) Ni por la forma en que se realiza.b) Ni por el contenido:

Ni por la finalidad que se persigue.

III. El encuadramiento laboral del deficientees posible y conveniente.

a) La experiencia lo demuestra.b) La realidad lo exige.c) Los organismos internacionales lo confir-

man como derecho.

IV. Amplitud y modalidades de la integraciónsocio-laboral de los deficientes mentales.

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I. LA EDUCACION ESPECIALDEL DEFICIENTE TERMINA

CON SU INTEGRACION LABORAL

Es curioso observar la postura radicalmenteopuesta que se adopta al tratar de la educaciónde niños normales y deficientes sin que existauna razón fundada; en efecto, no se concibe ya,al menos en nuestros días, una educación prima-ria normal con entidad en sí y desvinculada delas etapas posteriores educativas que el chico hayade seguir; muy al contrario, está en primer pla-no, por la importancia y trascendencia que re-viste, la cuestión de la continuidad de gradosdentro de la enseñanza total del muchacho y lanecesidad de que los primeros escalones seanatendidos de tal manera que puedan facilitar elpaso a los siguientes sin solución de continuidaden los aspectos psicológico, intelectual y social.

Es más, en paises desarrollados y de alto niveleconómico y cultural, junto con esa cuidadosa me-dida de evitar cortes o saltos que no riman conla personalidad del niño y que perjudicarían sudesarrollo y avance, se les abre sucesivamenteun panorama de actividades opcionales en lasque el muchacho puede entregarse con facilidady descubrirse a sí mismo en sus posibilidades ocapacidades. Y todo ello no por un alarde vistosode entretenimento personal, sino en virtud de unhecho que se dará irremediablemente cuando elmuchacho abandone la escuela elemental o se-cundaria: la transformación del escolar en traba-jador o profesional integrado en un medio social.

Y esto que se lleva a cabo con el niño normal,que, por serlo, tiene posibilidades mayores que eldeficiente, se deja de hacer con éste, a pesar detener derecho a ello y sentir mayor necesidadque el normal en este sentido.

Prevalece la tendencia de considerar todavía aldeficiente, sobre todo en nuestro país, como unacarga para la sociedad, porque juzgamos siempreen primer lugar su lado negativo y no su poten-cial; posiblemente la depreciación del deficientemental esté causada por una sobrestimación delos normales que al enfrentarla con los deficien-tes lleva a un sentimiento inconsciente de supe-rioridad. Entonces, al encontrar a aquéllos concriterio mezquino, débiles y necesitados de aten-ciones, en lugar de facilitarles la independenciaque perseguimos en el niño normal con su educa-ción amplia y adecuada para su porvenir, les dis-pensamos una protección excesiva, con lo que dis-minuimos sus posibilidades y acabamos por con-denarle de por vida a una dependencia absolutade los demás, con lo que los esfuerzos pedagógicosarrojan un resultado negativo.

Una educación especial, una actuación pedagó-gico-curativa que no conduzca al deficiente adesempeñar un servicio por sencillo que éste sea,no tiene razón de ser y no merece aplicarse es-fuerzo alguno cuando no va a cuajar en una adap-tación personal del muchacho.

Naturalmente, de la manera de concebir la edu-cación de estos chicos depende en buena parte

la orientación que se dé a la misma. Pero inclusosiguiendo la comparación con la educación de ni-ños normales, son las exigencias de la vida las queinciden en su instrucción para reformar progra-mas, procedimientos educativos y formas de ac-tuar para que la conexión con el medio sea plenay la adaptación del niño sea fácil y lo más per-fecta posible: es el futuro que se prevé, y en fun-ción de él se actúa y vitaliza la educación. Al niñonormal se le enseria muchas cosas, se le habitúay ejercita en muchas más para que sepa servirsede ellas cuando salga al ambiente social y pro-fesional.

Paradójicamente, con el niño deficiente se pier-de esa visión prospectiva como si no fuera a cre-cer ni integrarse en un medio del que procedey en el que está inmerso. Y hay un abismo si lohace una vez preparado por nosotros en el lugary ocupación de que sea capaz, o «estando» comoun ser que no cuenta para rendir, muy a pesarsuyo, y gratuitamente recibe los cuidados que sele quieran dispensar. Mientras se pierden canti-dades enormes de tiempo enseñándoles cosas queno aprenderán nunca por falta de capacidad paraello, ni serán de utilidad en su vida, se dan delado las más importantes que les ayudarían a re-solver con cierto éxito una ocupación manual,siendo, además, felices en su tarea.

A esto no puede llamarse educación especial nicosa parecida. Y lo que es peor, se tiene la con-vicción de haber hecho todo por recuperar al de-ficiente cuando esto supone nada o muy poco.Mister Dybwad, que acaba de pasar por Españahace unos días y dirige desde Ginebra el «MentalRetardation Project» (del que tratamos en otronúmero de esta Revista), nos comentaba que sila educación especial consistiera en enseriar aleer y escribir no habría educación especial, por-que ése no es su contenido, del mismo modo queno habría educación preescolar por la mismarazón.

DOBLE PUNTO DE VISTA SOBRE EL DEFICIENTE

En realidad lo que acontece en la actitud edu-cativa, tachada como impropia al referirnos aldeficiente mental, no es sino el resultado de es-tablecer una dicotomía radical en algo que esúnico e inseparable en el deficiente: la dismi-nución de inteligencia coloca al niño en condicio-nes inferiores no sólo para adaptarse a la vida,sino también para adquirir conocimientos. Estosdos aspectos, exigencias vitales y posibilidades deinstrucción, constituyen la realidad personal deldeficiente, y cuando se agiganta uno a expensasdel otro se desbarata y dificulta el camino a se-guir, porque ambos van radicalmente unidos. Pero,además, si el hipertrofiado es el segundo, corre-mos el peligro de inutilizar para siempre a mu-chachos que hubieran podido integrarse con pe-queño esfuerzo.

Las dos grandes corrientes que responden aeste doble punto de vista las podemos comprobar

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a través de los procedimientos y preocupacioneseducativas en los diversos países. El acento quese imprime a la educación especial en las escuelasamericanas revela de modo general que todos losesfuerzos pedagógicos están concebidos directa-mente en función de las exigencias vitales; setratan problemas cruciales, las situaciones a lasque el niño deberá enfrentarse inevitablementepara ser aceptado en la sociedad de los normales.

Se hace una selección de las materias y sólo seenseña lo esencial que pueda ser captado por lamentalidad del deficiente. La clase podrá ser unviaje en el autobús, la observación de la topogra-fía del lugar donde esté enclavado el centro, elestudio intuido de los artículos de un almacén osupermercado, la comida en una cafetería. El con-tacto real con las oficinas de colocación y con losdirigentes sindicales será más importante que elcontacto con los libros, que el deficiente no podrámanejar; se escuchará al profesor las aptitudesfundamentales para los trabajos de entreteni-miento de una máquina, la lubrificación de loscoches o la cadena industrial.

Todo ello informado por la consideración de ladeficiencia mental como una incompetencia so-cial debida a un retraso mental, acuñada por lospsicopedagogos de la educación profesional, queapoyan en ella su metodología del aprendizajepara deficientes con muy buenos resultados.

La corriente que predomina en Europa es tam-bién que el deficiente consiga su independenciaen la vida, pero sacando el máximo partido po-sible en un sentido más cultural. En América elcontexto de las técnicas del aprendizaje está fija-do en la realización de un porvenir profesional;en Europa se centra más la atención en la for-mación del niño, en su humanización, para que,en posesión de un máximo relativo cultural, pue-da más adelante ganarse fácilmente la vida.

El basamento filosófico de la corriente ameri-cana está fundada en la participación en la vidacomo una necesidad y como el único medio derevalorización y personalización. Sólo por el ca-mino de la participación realista se llega a unacierta autonomía, a una conciencia de la propiafacultad de control, a la independencia relativa;la corriente europea se basa en la revalorizaciónpersonal mediante un mínimo de cultura. Si laconcepción americana corre el peligro de caer enun cierto materialismo, la europea se arriesga enel plano idealista desdeñando la falta de capa-cidad que el deficiente sufre para aplicar las no-ciones adquiridas a la vida práctica.

Es notable también el esfuerzo de los pedago-gos canadienses para revalorizar la personalidaddeficiente por medio de una educación artísticaintensa, no sólo como medio de expresión, sinotambién con finalidad utilitaria. Pero cualquieraque sea el enfoque de la cuestión, las actuacioneseducativas americana, europea y canadiense, tie-nen la mira puesta desde el principio en la adap-tación o acoplamiento laboral del deficiente men-tal, preparándole para aquéllo que sea capaz de

ejecutar con sentido de permanencia y con undeterminado rendimiento.

Que solamente los paises de nivel económicoelevado pueden permitir a las personas menoscapaces el ganarse la vida en ocupaciones ele-mentales, al mismo tiempo que colocar en acti-vidades estandardizadas de la industria a buennúmero de deficientes mentales, es un hecho cier-to; pero también es verdad, que en otros paises seha optado por trabajos fáciles al amparo de lagran industria: trabajo cadena, actividades enmateria de confección, de corte, fabricación decalzado, balones, objetos de cuero, etc. Esto pue-den verificarlo los deficientes que, al realizar unaparte de un trabajo de conjunto, experimentanla satisfacción y confianza en sus propias capaci-dades al colaborar con los demás en el mundolaboral.

Lo que resultaría desagradable y monótono paraun muchacho normal representa el medio por ex-celencia para rehabilitar al deficiente.

II. EL ENCUADRAMIENTO LABORALNO ES TERAPIA OCUPACIONAL

Es un error, bastante generalizado, en ocasio-nes, el confundir la adaptación laboral perseguidapor la educación especial con la terapia ocupacio-nal que se lleva a cabo en centros sanatoriales ofrenocomiales, de manera sistemática.

La terapéutica por el trabajo establecida porSimón en los establecimientos psiquiátricos ale-manes, así como la Ocupational Therapy, desarro-llada en los grandes hospitales norteamericanos,servicios externos y clínicas privadas, tiene comoobjetivo exclusivo el mantener activo al enfermomental (alienado, psicótico o neurótico) paraetombatir eficazmente la embotada indiferencia yel aislamiento característico de estos enfermos.Es un procedimiento curativo o paliativo de laenfermedad mental, centrando la atención delenfermo en algo fuera de él, con lo cual se evadedel enfrascamiento sobre sí mismo y se favorecela descarga, a través de la actividad, de reaccio-nes depresivas, de agresión o- de inestabilidad, osimplemente pasivas; canalizada de este modo yempeñada en un quehacer la peraona del demen-te recupera estabilidad, seguridad y satisfacciónpor lo ejecutado.

Los norteamericanos dotados, generalmente, demayor lujo de medios materiales son los primerosen crear la especialidad de terapéuticas ocupa-cionales, especialistas que tienen una prepara-ción práctica diversa: por un lado, en actividadesmanuales, artesanas y artísticas —pintura, dibu-jo, modelado, música—, y, por otro, en juegos,deportes y actividades recreativas, en general,todo ello con arreglo a un plan cuidadosamentepensado.

El tratamiento terapéutico por medio de la ocu-pación (Ocupational Therapy) trata a cada en-fermo por separado o en grupos, considerados

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bajo una perspectiva psicodinámica, lo cual exigeciertos conocimientos de psiquiatría y psicotera-pia por parte de los que la realizan. La práctica dela O. T. en hospitales semiprivados y clínicasde lujo comprende la dedicación del terapeuta aun solo enfermo o a un grupo pequeño durantebastante tiempo, lo que permite una observaciónprolongada y rica en detalles acerca de la perso-nalidad de los Pacientes de las modificacionesen la sintomatología y de los progresos en la ca-pacidad de establecer relaciones humanas.

El objetivo de la terapia ocupacional es man-tener al enfermo ocupado no para obtener pro-ductos utilitarios, sino para conseguir la resocia-lización a través del contacto progresivo tera-peuta-enfermo.

La O. T. puede aplicarse perfectamente engrandes hospitales y en instituciones abiertas, re-quiriéndose solamente la existencia de habita-ciones gratas y retiradas, en lo posible, de losruidos de actividades que puedan perturbar el:llama psicológico en este sentido.

El portaestandarte alemán de la Terapia ocu-pacional, Simon, establece en ella cinco grados:

a) Trabajos sencillos que no precisan muchaatención ni independencia, como cargar carreti-llas, limpiar un objeto.

b) Tareas mecánicas que necesitan algo másde atención e iniciativa: hacer camas, planchado.fabricar sobres, pegar sellos, etc.

c) Trabajos que precisan atención constantey cierto grado de inteligencia o iniciativa: jardi-nería, cuidados de animales de la granja, cos-tura, etc.

d) Trabajos que precisan mayor atención: ta-lleres y actividades especializadas.

e) Trabajos similares a los del obrero normal.

Los enfermos, en el transcurso de la terapiaocupacional, conviene que participen en activi-dades de grupo (incluso aquellos que trabajanmejor solos), para conseguir estímulo, mayor con-tacto social y acelerar su readaptación.

En resumen, el procedimiento terapéutico derecuperación y entretenimiento de enfermos pormedio del trabajo no puede confundirse con laactuación pedagógico-curativa que se lleva a cabocon el deficiente mental para prepararle en fun-ción de las exigencias de su vida futura. En pri-mer lugar, porque se destina a enfermos menta-les, con trastornos de personalidad, afectados degrandes psicosis y neurosis, con inteligencia nor-malmente desarrollada, enfermos que no son sus-ceptibles de tratamiento pedagógico, sino exclu-sivamente neuropsiquiátrico.

Por otra parte, el contenido de la terapia ocu-pacional no se ajusta sino a las preferencias indi-viduales y ocasionales porque hay que adaptar laactividad al estado del enfermo en un momentodeterminado; unas veces será bueno entregarlea actividades que desplieguen gasto de energía yatención constante, y otra necesita un trabajosuave que sede y relaje un exceso de tensión aní-mica. Incluso hay actividades que no son accesi-

bles a los deficientes, por su disminución de ca-pacidades, y lo son para el enfermo mental queposee capacidad, pero se encuentra en situaciónde crisis psicológica por la dolencia que le aqueja.

Finalmente, el objetivo perseguido en este tra-tamiento curativo no es proyectable al futuro, sebusca la tranquilización momentánea, periódicade una agitación o irritabilidad, el apacigua-miento paulatino de una persona en crisis, elolvido de obsesiones o ideas que atormentan denoche y de dia al paciente, la victoria sobre elaislamiento desmesurado que le mantenía alejadode todo contacto.

Ahora bien, el que el deficiente realice activi-dades recreativas, deportivas o artísticas, no sig-nifica una terapia ocupacional; la habituación amedios de expresión de toda índole es una buenaparte de su trabajo escolar, pero no ocasional,sino regulada y metódica como lo son todas lasactividades escolares de la jornada. Y justamenteporque éstas se orientan a la polivalencia de suhabilidad manual y de su mejoramiento y per-fección de capacidades personales, deja de serterapia para convertirse en educación. El defi-ciente manualiza, se ejercita en el manejo de ins-trumentos, se entrega en actividades sensorio-motrices para adquirir soltura y perfección; enuna palabra, el deficiente aprende a valerse de susmanos y de sus funciones personales a través delas actividades de expresión de todo tipo, meticu-losamente ordenadas para que alcance progre-sivamente mayor perfección. El enfermo mentalya no aprende, sino que se cura, relativamente,con las actividades que le ocupan o entretienenen un momento determinado..

Ud. POSIBILIDAD Y CONVENIENCIADEL ENCUADRAMIENTO LABORAL

DEL DEFICIENTE

Es muy frecuente comprobar las exclamacionesde asombro de muchas personas al contemplar untrabajo realizado con meticulosidad y perfección,cuando el autor del mismo es un deficiente men-tal; de tal manera había calado en la opiniónpública la ineptitud para toda clase de trabajosreferida a estos muchachos que no creían en laveracidad de estas manifestaciones. Y resultabaque esta aparente ineptitud no era, ni más nimenos, que la falta de ejercitación, de entrena-miento a que el deficiente estaba postergado.

¿Cómo iban a demostrar que servían para algosi no se les había puesto en situación de demos-trarlo?

Después de esta opinión negativa total, la ten-dencia a desligarlos de los centros urbanos, en-viándolos al campo, dió motivo para que se lesempleara de manera empírica en trabajos agrí-colas, en cuidado de animales, etc.; entonces seacuñó la concepción de que el mejor destino quese les podía ofrecer era la agricultura, jardinería,granjas, y ello solamente en virtud de haber res-

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pondido positivamente a la aplicación espontá-nea de actividades campesinas, sin una prepara-ción sistemática.

Y el deficiente mental, que no era accesibleal trabajo industrial, se ha convertido en la ac-tualidad en empleado sistemático de la misma.Las posibilidades de empleo en la industria de losdeficientes mentales se desarrollan paralelamentea la expansión económica de un país. Este des-arrollo obedece generalmente al resultado de unprograma extensivo de asistencia que comprendeel descubrimiento precoz de la deficiencia, la or-ganización de centros especializados para niñosdeficientes, con servicios de examen psicológicos yde formación profesional adaptada a ellos, asícomo la creación de talleres y de industrias pro-tegidas para deficientes adultos.

Se ha experimentado en este sentido clasifi-cando a los deficientes mentales a emplear des-tacando que los comprendidos entre 50 y 70 decociente intelectual, tienen en general un buenpronóstico en el acceso al mercado del trabajoindustrial; solamente una tercera parte de ellosque presentan, además, dificultades físicas y ca-racteriales, limitan sus posibilidades de integra-ción. El grupo de cocientes, 30-50, comprendecasos capaces de evolucionar hacia la indepen-dencia económica, aunque una gran parte de ellosserán ayudados por la solución combinada hogar-taller protegido. Y respecto del grupo de deficien-tes con un déficit aún mayor, no se puede espe-rar que participe en el trabajo industrial, pero sien otra actividad.

Con datos aducidos en la Reunión Mundial deBerna, en agosto de 1964, presentados por losmiembros de la World Federation for MentalHealth, de Holanda, Londres. Estados Unidos yAustralia, se puso de relieve la proporción queen los establecimientos industriales existe de re-trasados mentales empleados. Por ejemplo, de los3.000 deficientes mentales detectados en Victoriaen 1961, 2.000 adultos han podido- ser integradosen centros de la comunidad, 500 en actividadespre-industriales e industriales, integrándose alrespecto en talleres protegidos; en Londres es po-sible integrar en la industria el 1,5 al 2 por 100de la población retrasada. En Holanda, ademásde los 3.000 retrasados o deficientes mentalesque trabajan en talleres protegidos, las industriascon más de cincuenta empleados están obligadosa admitir un 2 por 100 de personal con handicapmental, que no se halle integrado en taller pro-tegido alguno.

La casa Philips de Holanda, la Ford de América,diversas industrias siderumetalúrgicas de Ingla-terra, las pequeñas industrias de madera y deri-vados, de la Selva Negra alemana, las de cuerode Bélgica, y la de Rouet en Marsella, cuentanen tal proporción con empleados deficientes queconstituye la mejor afirmación de sus posibilida-des de empleo, aunque para llegar a ello sea ne-cesario una preparación como también la requiereel niño normal.

El deficiente mental está limitado en su inte-

ligencia y en su capacidad de instrucción, pero noen su potencial manual; con un aprendizaje lle-vado con simples elementos, aunque necesite mástiempo que el normal, puede llegar a igualarle yaún superarle en el adiestramiento de las manos.Lo que en el normal es causa de accidentes y demenor rendimiento, la monotonía, es un factorpositivo para el deficiente que gusta de repetir lomismo, se siente satisfecho y no le producetedio.

Ahora bien, las necesidades representadas porel emplazamiento en Centros de formación pro-fesional o en talleres protegidos se elevan a unopor cada mil habitantes. La valoración hecha delcoste para satisfacer estas necesidades resultamás rentable que la resultante de mantener aesta población deficiente inactiva en institucioneshospitalarias; lógicamente, la realización de estosprogramas de rehabilitación y empleo del defi-ciente mental en los países mencionados tienelugar mediante una acción concertada de los or-ganismos públicos y privados, así como de lasagrupaciones industriales y profesionales.

La afirmación de las posibilidades laborales ysu derecho a ellas, después de comprobadas en larealidad, ha sido proclamada en reuniones inter-nacionales.

Esta promulgación ha seguido un camino cadavez más preciso; arrancando del Congreso mun-dial del BICE en Lisboa el ario 1959 sobre «El niñoy su porvenir profesional», en el que se definía demanera general y englobado con el niño normal,se delimita en el Congreso de Beirut del ario 1963,que trata exclusivamente sobre «Los derechos delniño inadaptado», quizá como una matización delPrincipio V de la Carta de Ginebra sobre los De-rechos del niño en general.

Entre los diferentes apartados nos interesanparticularmente el sexto de los Principios gene-rales, que dice textualmente:

El niño inadaptado tiene derecho a toda laeducación y al mejoramiento de que sea capaz.A la noción de «educabilidad» se debería añadirla de «perfectibilidad». El número 2 de los aparta-dos referidos expresamente a los deficientes men-tales precisa también:

El derecho al trabajo del niño deficiente men-tal, que debe tener en cuenta la capacidad deelección de este último, reclama principalmentela creación de talleres de tutela y la puesta enmarcha de servicios que lo continúan. Es preciso,al mismo tiempo, preparar a este sujeto al realis-mo de la vida de trabajo.

En 1965, la Comisión Médico-pedagógica y Psi-co-social del BICE se ocupa de modo directo y ex-clusivo de la integración social, profesional yeclesial del insuficiente mental. Y afirma en susconclusiones:

Los insuficientes mentales forman parte inte-grante de la comunidad: son iguales que los de-más hombres, no están sólo para recibir sino que

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aportan su contribución especifica por su valorpropio y por las actitudes positivas que suscitan.

Y más adelante, al tratar de su vida profesional,se dice:

El derecho al trabajo del deficiente mental estáconsagrado por la Carta de los derechos del hom-bre. En la aplicación del mismo deben tenerse encuenta el tipo y los niveles de civilización, asícomo las estructuras económico-sociales.

En el esfuerzo por integrar al insuficiente men-tal en el mundo del trabajo, es preciso protegerlecontra una posible explotación; no podrá aceptar-se jamás que a rendimiento igual, el insuficientemental gane menos que su colega normalmentedotado. A igualdad de trabajo, igualdad de de-rechos.

Y respecto de su preparación profesional sedice:

A causa de la evolución rápida del mundo deltrabajo es preciso orientarle, cuando ello sea po-sible, mas hacia la formación polivalente que ha-cia el entrenamiento para un oficio muy especifi-co. Puesto que la experiencia muestra que muchosdeficientes sufren dificultad en el paso del tallerescuela a la vida real, la fórmula del semi-tiempoprofesional (media jornada dedicada al trabajo)a la inserción progresiva puede constituir una res-puesta a esta dificultad. Importa, sin embargo,darle el tiempo necesario para su formación ymantenerle en el marco escolar todo el tiempoque pueda realmente beneficiarse.

Lógicamente, ninguna de estas afirmaciones sehan hecho a humo de pajas, puesto que los ex-pertos que componen la Comisión se hallan tra-bajando en sus respectivos países en este campoy están, por lo mismo, al día en los progresos odificultades que la rehabilitación de deficientes-supone en la realidad.

IV. AMPLITUD Y MODALIDADESDE LA INTEGRACION DEL DEFICIENTE

Las aptitudes de los deficientes mentales hansido frecuentemente desestimadas: por esta razónlas clases especiales destinadas a recibirlos estánllamadas a desarrollar al máximo la habilidadManual que ellos ofrecen y añadir clases comple-mentarias que les suministren una cierta forma-ción técnica. Para cada uno de ellos la prepa-ración profesional, la búsqueda de empleo apro-piado y su conservación constituyen una serie deproblemas.

Encontrarles un empleo apropiado es particu-larmente delicado porque es necesario conciliarlas necesidades inherentes a cada personalidad,con las exigencias del trabajo, sin perder de vistalas posibilidades de integración socio-económica,representadas por el taller protegido. Las venta-jas de integración socio-económica que ofrecen los

talleres protegidos se apoyan sobre diferentes fac-tores, entre los que cuentan como principales: laelección juiciosa del trabajo propuesto teniendoen cuenta la estructura de la personalidad, susnecesidades inherentes y sus aspiraciones frentea las exigencias del empleo, de una parte; y deotra, la buena adaptación al medio familiar yexterior.

El desarrollo de talleres protegidos, de recreosdirigidos, de clubs, se ha revelado como de capi-tal importancia para el mantenimiento en el mer-cado del trabajo, de los deficientes mentales y elcomplemento indispensable de los talleres prote-gidos. No obstante, para que la integración socialsea completa, debe ir más lejos todavía y obtenerincluso el acuerdo de la colectividad en su con-junto. Conviene emprender campañas de infor-mación entre patronos y público en general.

CÓMO SE VERIFICA EL PROCESO DE INTEGRACIÓN

SOCIO-LABORAL

A falta de modelo en nuestro país pondré demanifiesto la realización inglesa, y americana engeneral, así como la holandesa, que son las queconozco de cerca.

Partiendo del principio de que el deficiente nodebe ser colocado demasiado pronto en situacio-nes para las que no está preparado, ha de pasarprogresivamente de la escuela especial, taller-es-cuela, taller protegido, empleo al exterior.

Se da, pues, un emplazamiento selectivo y unasupervisión hasta que el muchacho alcanza uncierto grado de independencia; en el taller esco-lar se ofrece una variedad de trabajos para todoslos niveles de destreza, se somete a series de tra-bajos regulados a detenciones, se analizan losítems de trabajo de cada uno y se tiene encuenta en relación con los demás del equipo, conlo que se estimula la destreza individual en laproducción y la competitiva.

Después existen las instituciones siguientes, queatienden cada una un sector de necesidades dife-rentes:

Primero, el Prevocational Workshop, talleres deformación pre-profesional para adolescentes decatorce a dieciséis arios; adiestra a los deficientesen la práctica industrial y social actuando tam-bién como centro diagnóstico. Lleva directamentea la industria o a cualquiera de los otros tres es-tablecimientos.

El segundo tipo es el Activity Centre, para adul-tos deficientes, con potencial limitado para serempleados en la industria. El énfasis mayor eneste establecimiento se pone en mantener la acti-vidad laboral junto con otras habituaciones, espe-cialmente social y ocupacional en la esperanza deque algunos de sus miembros progresará hacia laindustria protegida o a la colocación supervisadade la comunidad, aunque tal contingencia es pocoprobable. Este tipo de establecimiento puede estaren relación con hogares o residencias donde vivendeficientes mentales.

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LA INTEGRACION SOCIO-LABORAL DEL DEFICIENTE, META PRINCIPAL... [1951 71

Tercero, el Adult Training Centre o Transitionalsheltered Workshop, que acoge a todos los delJunior Training que con otras enseñanzas se po-drán integrar a pleno tiempo de modo permanenteen las industrias protegidas o empleo abierto olibre de protección. También recibe a personasdeficientes provinientes de instituciones, de lacomunidad directamente o de los Activity Centres,cuando se observa un buen pronóstico para el tra-bajo industrial de algunos que no han tenido pre-paración en este sentido y han sido enviados porlos servicios de rehabilitación del gobierno.

Cuarto y final de los procedimientos o formas deintegración en el trabajo es el Permanent Shelter-ed Workshop, que se mantiene a sí mismo y operaen la misma línea de la factoría estandardizada.Exige de sus trabajadores deficientes una ciertaautonomía en su conducta y trabajo como cual-quier trabajador industrial, aunque puedan serrelativamente más lentos; cada uno de ellos ganaun sueldo básico en proporción al trabajo querealiza. Estos talleres protegidos tienen de par-ticular que puede emplear a otras personas queposeen otro tipo de handicaps y además un pe-queño número de trabajadores normales que pro-porcionan el elemento básico de estabilidad.

La atmósfera de trabajo para los centros queadmiten a deficientes con cocientes de 50-70, essemejante a la de los talleres o factorías comunes,con horario similar al de los normales, con auto-nomía de salario y sujetos en cierto modo a lasmismas peculiaridades de supervisión, motivaciónde productividad y relaciones sociolaborales contrabajadores normales de otras empresas. Estotiende a que algunos de ellos logren asimilarse almundo del trabajo sin protección y lleguen a em-plearse libremente en la industria.

Los Centros para deficientes de cocientes entre30-50 tienen un horario diferente por cuanto no seemplean a plena jornada en el trabajo; el am-biente interior es más sencillo que el de una fac-toría o taller y las horas se reparten entre la pre-paración ocupacional, destreza o habilidad de tiposocial y el trabajo escolar, ya que corrientementehasta los veinticinco arios al muchacho de estosCentros se le prolonga la formación escolar, natu-ralmente adaptada ya a las necesidades vitales ysociales de su edad. El unir las habilidades ocu-pacional y social o de distracción supone en ellosun refuerzo importante de su entrenamiento parala vida.

El lema o motivo que impulsa este movimientode integración laboral del deficiente de una ma-neral real y dotándole de los medios que haganposible esta integración, no es otro que el conside-rarle un hombre como los demás. Y como el hom-

bre para estar satisfecho personalmente debeaprender a vivir por si mismo y con los demás,la sociedad y la humanidad están obligadas aatender a los miembros menos dotados, alejándosedel peligro que supone el juzgar y valorar por lascualidades intelectuales y tratando de desarrollarpersonalidades sanas capaces de una buena rela-ción humana.

REFLEXION FINAL

Por necesidad de tiempo y de espacio, he tenidoque poner fin, de momento, a este tema; y recor-dando la alegría de los muchachos que rematabancuidadosamente los balones de cuero que luego sevenderían en la elegante Galerie Lousi de Bruse-las, o el incansable tesón de los deficientes quehacen primores con la madera, materialmente en-terrados en unas confortables y familiares insti-tuciones de Freiburg, primores que luego se ven-den a muy buenos precios en los lujosos parajesturísticos de Alemania, me he parado a pensar,con un gran sentimiento por mi parte, por quénuestros deficientes, capaces de trabajar y de tra-bajar muy bien, no tienen la dicha de que se lesdé la ocasión de mostrar su competencia manual,ya que son incapaces de medirse con la intelec-tual de los demás.

El 90 por 100 de la labor de artesanía en todasu múltiple variedad y muchos de los trabajossencillos y monótonos de diversas fabricacionespodrían realizarlo con más pulcritud que muchosnormales. Mi experiencia comparativa de deficien-tes y normales en una amplia gama de trabajosy manualizaciones daría al traste con esa idea deinservible con que se etiqueta ligeramente al de-ficiente mental. En el extranjero, afortunadamen-te, no sucede esto porque lo llevan comprobandoya y no permiten que se pierda esta capacidadmanual y, además, exigen que dé su rendimiento,que humanamente revaloriza al deficiente.

Pero, junto a ese sentimiento de pena, por lasposibilidades que a diario se pierden en este sen-tido, me asaltó una duda: ¿Qué pasaría con losnormales si los deficientes pudieran ocupar estospuestos rindiendo efectivamente en ellos?

La respuesta no se ha hecho esperar en el sub-consciente; sólo los países desarrollados puedenemplear a los deficientes en los puestos elemen-tales, porque la cualificación de los normales esun hecho y están encuadrados en los trabajos queson inaccesibles a los primeros. Pero, a pesar detodo, también puede atenderse al deficiente en lospaises en vías de desarrollo, si se quiere.