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Con el propósito de iniciar una reflexión conjunta para el diseño e implementación de propuestas de trabajo para intervenir en situaciones de violencia social que afecta e involucra a los y las adolescentes, empezaremos por intentar definir lo que entendemos por adolescentes en situación de violencia social.
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NIÑEZ SIN REJAS. EN AMÉRICA LATINA, CONSTRUCCIÓN DE SISTEMAS DE
JUSTICIA JUVENIL EN ACUERDO CON LA CONVENCIÓN POR LOS DERECHOS
DEL NIÑO Y ORIENTADOS POR LA REINSERCIÓN SOCIOFAMILIAR
Material de reflexión para la elaboración de propuestas de intervención
LA INTERVENCIÓN CON ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE
VIOLENCIA SOCIAL: REFLEXIONES PARA LA PRÁCTICA Giuliana Gal’Lino Vargas-Machuca
1
ALGUNAS CUESTIONES PRELIMINARES
Con el propósito de iniciar una reflexión conjunta para el diseño e implementación de
propuestas de trabajo para intervenir en situaciones de violencia social que afecta e
involucra a los y las adolescentes, empezaremos por intentar definir lo que entendemos
por adolescentes en situación de violencia social.
La Organización Mundial de la Salud define a la violencia como:
“El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o
efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause o tenga
muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológico, trastorno del
desarrollo o privaciones.”2
Situaciones de esta naturaleza nos afecta a todos pero en especial a quienes se
encuentran en pleno desarrollo físico, emocional y social como son los niños, las niñas
y los/as adolescentes. En particular, este grupo cobra relevancia desde la perspectiva de
la seguridad ciudadana porque se les identifica mayormente como uno de los principales
actores de la delincuencia y la violencia en las comunidades.
Si a esto sumamos el hecho de que en Latinoamérica, la población entre 10 y 24 años
representa aproximadamente el tercio de la población total y que de este grupo al menos
la mitad vive en situaciones de pobreza, evidente factor de riesgo para el desarrollo de
conductas violentas debido entre otras razones a las constantes frustraciones a la que
están expuestos y a la falta de oportunidades para salir adelante, entonces podemos
entender porque es una población que requiere de nuestra atención.
La situación de violencia de los adolescentes entonces, podemos entenderla como
aquella que los afecta como víctimas tanto como aquella de la cual son autores, no
podemos desligar ninguna de las dos en nuestro análisis ni en un enfoque de
intervención porque ello haría que tengamos una visión parcial del problema y por ende
una intervención poco efectiva.
1 Psicóloga, terapeuta familiar y conciliadora extrajudicial, con formación en atención a víctimas de violencia y
experiencia en intervenciones comunitarias. 2 OPS-GTZ. Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia. Boletín Informativo N° 2. Lima, Enero
2004.
LA INTERVENCIÓN CON ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA SOCIAL:
REFLEXIONES PARA LA PRÁCTICA
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El lugar donde el adolescente se ve mayormente como autor de la violencia es en la
comunidad, es decir en este espacio que brinda una experiencia de interacción entre sus
miembros y regula la convivencia.
Idealmente esta comunidad tendría la tarea de generar sentimientos de pertenencia, que
lleven a sus miembros a interesarse por los problemas comunes, a respetar las normas y
a promover el bienestar común. Todo esto debería ser asumido por cada miembro de la
comunidad de manera voluntaria. Sin embargo, lo que apreciamos es que la violencia se
da justamente cuando existe esta dificultad para elaborar y socializar una identidad
común.
CARACTERIZACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA
Sin ánimo de realizar un diagnóstico detallado de la violencia que afecta a los
adolescentes, será necesario establecer algunos datos que nos den idea de las verdaderas
dimensiones de la problemática.
En el año 2005, Ernesto Rodríguez3 -sociólogo uruguayo, Director del Centro
Latinoamericano sobre Juventud (CELAJU)- sostenía en su presentación en el marco
de la Jornada de Trabajo sobre “Experiencias Latinoamericanas de Trabajo con
Jóvenes”, organizada por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) y el
Ministerio de Seguridad de Buenos Aires, lo siguiente:
“(…). Los diagnósticos abundan (el más reciente de la CEPAL y la OIJ vuelve a
demostrar lo que todos ya sabemos, muy documentadamente) pero las respuestas –
oportunas y pertinentes- no abundan, lamentablemente. En realidad, al contrario de lo
que ha ocurrido en las últimas décadas en relación a otros sectores poblacionales
(niños y mujeres, por ejemplo) la situación de las y los jóvenes se mantiene igual y/o ha
empeorado (en algunos casos notoriamente) respecto al pasado.”
De acuerdo a estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)4, las
tasas más altas de violencia que afectan a los jóvenes en el mundo, se registran en
América Latina y África.
En el caso específico del Perú, un estudio sobre “Jóvenes y Violencia” de Torres Castro
(2006)5 en base a una muestra de estudio conformada por alumnos de secundaria de 18
centros educativos de Lima (20 alumnos de cada centros educativo) que fueron
identificados por haber manifestado conductas inapropiadas o ser integrantes de grupos
violentos y utilizando las técnicas de grupos focales y entrevistas, obtuvo los siguientes
resultados:
3 Rodríguez, Ernesto. Prevención social del delito y la violencia juvenil: experiencias innovadoras en América Latina.
Montevideo, Mayo de 2005 http://www.iidh.ed.cr/comunidades/seguridad/docs/seg_docconferencias/conferencia-
buenos%20aires%202005-ernesto.pdf 4 OPS-GTZ. Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia. Boletín Informativo N° 2. Lima, Enero
2004. 5 Torres Castro, Carmen (2006) Jóvenes y Violencia. OEI - Revista Iberoamericana de Educación - Número 37.
Recuperado el 15/07/2007 de http://www.rieoei.org/rie37a03.htm
ISSN: 1022-6508
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REFLEXIONES PARA LA PRÁCTICA
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El concepto de violencia que maneja el 50% de los adolescentes de la muestra, van
desde la idea de que la violencia es el instinto que la persona tiene para defenderse,
hasta pensar que la violencia es algo normal y natural, y, por consiguiente,
necesario.
Con relación al uso del tiempo de ocio, estos adolescentes suelen dedicar su tiempo
a reunirse en la calle, a visitar periódicamente bares y discotecas, a escuchar música
y a formar parte de pandillas callejeras. En el caso concreto de las adolescentes, en
su mayoría no forman parte de las pandillas callejeras pero son novias de los
integrantes de las mismas.
Un número muy reducido de estos jóvenes trabaja, por eso dicen ellos que su tiempo
de ocio sólo pueden llenarlo en la calle o con algún trabajo (el que tiene la suerte de
conseguirlo).
El consumo de alcohol, de tabaco y de otras sustancias tóxicas para el organismo es
frecuente entre los jóvenes de ambos sexos. Como datos importantes, tenemos que
nueve de los dieciocho centros educativos del estudio alcanzaron niveles altos de
consumo y que el 100% de la muestra indicó haberlo ingerido por lo menos una vez.
Con respecto al consumo de cigarrillos, afirman que es una costumbre que
adquirieron a temprana edad, y el 100% practica su uso.
Catorce de los dieciocho colegios alcanzaron niveles altos de riesgo en el
funcionamiento familiar, es decir que en estos hogares existe muy poca
comunicación entre padres e hijos, y que las familias van desde aquellas que se
encuentran en riesgo de desintegración hasta las que están ya desintegradas. Las
familias en riesgo tienen a los padres casi siempre fuera de casa por el trabajo, por la
bebida (alcoholismo) o por el abandono (familias monoparentales o reconstituidas).
En contraposición a estos resultados tan desalentadores, la misma investigación arrojó
que las expectativas de vida futura de éstos jóvenes, en su mayoría, no son tan
desalentadoras, doce de los dieciocho colegios alcanzaron niveles que se interpretan
como esperanza que las cosas cambien en su familia y expectativas de alcanzar
materialmente lo que no disfrutan en la actualidad, de llegar a ser alguien, formar un
hogar, estudiar y trabajar. No deja de preocupar sin embargo, ese 33% que no ven las
cosas de esta manera y que constituyen un grupo potencialmente de riesgo para
convertirse en delincuentes.
ENFOQUES DE TRABAJO PARA IDENTIFICAR LA INTERVENCIÓN
Podemos distinguir tres enfoques de trabajo que orientan las intervenciones para
contrarrestar la problemática de la violencia:
El enfoque represivo
Corresponde a acciones represivas de control social por parte de las autoridades que
buscan disuadir las manifestaciones de violencia castigando a los culpables y de esta
manera disuadiendo a los futuros trasgresores, intentando dar a la comunidad la
confianza en un estado de derecho que garantice seguridad y protección frente a las
acciones de violencia.
La estrategia del control social se concentra en el mantenimiento del orden público,
parte del supuesto de que las leyes cuentan con el apoyo de todos los miembros de la
comunidad y que quienes no las acatan son trasgresores que deben ser sancionados e
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idealmente rehabilitados. En el caso de los adolescentes infractores educados para ser
reinsertados apropiadamente a su entorno familiar y social.
Esta estrategia sin embargo, suele ser insuficiente, entre otras razones debido a que:
Las autoridades no logran atender la cantidad de acciones de violencia que se
cometen.
Muchos autores de actos violentos quedan impunes ante la justicia.
Quienes sí pasan por el sistema de justicia no son necesariamente rehabilitados.
No se trabaja sobre las razones de fondo que a largo plazo, son las que originan
estas conductas violentas.
El enfoque preventivo
Los modelos más exitosos de prevención de violencia en jóvenes a nivel de
comunidades, han demostrado ser aquellos que parten del reconocimiento de que así
como el fenómeno de la violencia tiene una interpretación relacional, la prevención
supone trabajar de manera integral, es decir vinculando todos los ámbitos donde esta se
presenta.
Además, evidencian la necesidad de cooperación de sectores -instancias del Estado, de
la sociedad civil y del sector privado- tanto para la planificación como para la
implementación de las políticas para prevenir la violencia que afecta a los jóvenes.
Es importante señalar también que la tarea de prevención cada vez más se tiende a
desarrollar tanto no solo con las posibles víctimas sino también en los eventuales
victimarios. Y que, cada grupo objetivo tiene no solo características particulares sino
estrategias distintas de intervención.
El enfoque de promoción social
Parte de la premisa de que los miembros de una comunidad tienen potencial para
intervenir y atender los problemas que los aquejan con el propósito de mejorar su
calidad de vida, y tienen como ciudadanos la responsabilidad de contribuir al
cumplimiento de las normas que llevan a una convivencia saludable en el marco de una
organización social más amplia a nivel de Estado.
Por lo tanto, lo que se busca en el enfoque de promoción es activar los recursos sociales
de manera que podamos:
Propiciar acciones de control social que complementen a las acciones del sistema de
justicia formal.
Servir de intermediarios entre la atención a los problemas cotidianos de la
comunidad y la estructura formal de las instituciones públicas, por ejemplo en la
identificación de casos y su derivación a los servicios competentes, así como en el
seguimiento y vigilancia de esta atención.
Realizando acciones de incidencia desde las comunidades, como los mejores
conocedores de la problemática y utilizando la capacidad de desarrollo y
comportamiento solidario de las personas para un actuar propositivo que beneficie a
la comunidad.
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REFLEXIONES PARA LA PRÁCTICA
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Para que estos objetivos sean posibles, será necesario fortalecer capacidades de las
comunidades.
Esta estrategia con enfoque de promoción social ha demostrado ser una de las más
efectivas pero aun insuficiente, porque tiene la limitación que no cubre de manera
inmediata los casos de evidente vulneración de derechos que son necesarios atender
desde otra perspectiva. Sin embargo, sigue siendo importante tener un enfoque
promocional aun cuando trabajamos con trasgresores de las normas sociales, mas aun si
se tratan de personas todavía en formación como es el caso de los adolescentes.
Como ejemplo, aquí sería interesante citar la experiencia de la Fundación La Guaca6 de
Colombia, que en el año 2002 resultó seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas
patrocinado por Dubai y catalogada como BEST (Best Practices Database)
que es una experiencia que articula una organización no gubernamental (ONG) con el
gobierno local y el gobierno central colombiano, a través de un programa de apoyo
comunitario para la prevención de la violencia y el crimen, que consideró la creación de
Bibliotecas Comunitarias y servicios de videoteca y ludoteca, no solo como espacios de
consultas de libros, sino como encuentro para involucrar al niño y adolescente en
procesos de sensibilización a su realidad, haciendo un uso saludable de su tiempo libre.
Los promotores culturales en este caso son concebidos como animadores de sus
comunidades, promoviendo la integración y el fortalecimiento de los lazos afectivos
entre los miembros del grupo, creando un ambiente de confianza y un seguimiento
personalizado de los jóvenes con el objeto de establecer nuevos canales de
comunicación con las familias, la comunidad y las instituciones.
Otras acciones importantes que se desarrollan en el marco de este proyecto es la
creación de la Escuela de Liderazgo Comunicacional, Ecológico y Artístico, la creación
de los Programas de Radio elaborado por los niños y los jóvenes con cobertura para
toda la ciudad.
Otros hechos rescatables de esta experiencia fueron que el establecimiento de
prioridades fue hecha por los propios niños, adolescentes y jóvenes implicados en el
proceso, a los que luego se unieron los padres de familia; que los objetivos y estrategias
fueron producto de un proceso de investigación y acción participativos, en los que
tomaron parte niños, jóvenes y adultos; el tomar como una de sus prioridades el
fortalecimiento de las relaciones y valores de las familias; el utilizar el arte como
alternativa para la prevención y la construcción de proyectos de vida que permitan una
orientación en positivo de las potencialidades de cada niño o adolescente involucrado.
Como reflexión adicional de esta parte, podríamos señalar que ante una situación que
termina siendo cotidiana, aparentemente imposible de manejar por la sensación de que
no existen mecanismos o estrategias efectivas para hacerle frente, el peligro está en:
Aceptar la violencia como un modo de resolver problemas.
Imitar la violencia que observamos.
Identificarse con ciertos personajes ya sean víctimas o agresores.
6 Fundación `La Guaca' (ONG). Carrera 3 Oeste No. 13-61, Barrio Bellavista, Santiago de Cali - Valle
del Cauca, Colombia. Teléfonos: +57 2-8930714 / +57 2-8930715. Portal Internet:
http://www.laguaca.org
LA INTERVENCIÓN CON ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA SOCIAL:
REFLEXIONES PARA LA PRÁCTICA
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En conclusión, podemos señalar que la mejor alternativa hasta el momento, ha
demostrado ser el desarrollo de una concepción que aúne los esfuerzos propios de la
estrategia del control social de la violencia que desempeñan instituciones especializadas
como la policía y el sistema judicial, con el apoyo cooperativo de otras instituciones
que operen en la comunidad (como escuelas, centros de salud, asociaciones culturales o
deportivos, ONGs, entre otras) y por supuesto contando con las propias capacidades de
la comunidad organizada. Las experiencias sugieren asimismo, que este trabajo en
conjunto debe ser estimulado y coordinado por un organismo central a cargo de su
estudio y planificación.
CONCLUSIONES Y ALGUNAS LECCIONES APRENDIDAS
Con relación a la población objetivo:
Si hablamos de la violencia que afecta a los adolescentes, es importante manejar
información objetiva, con base científica y una comprensión de la naturaleza social del
desarrollo propio de esta etapa evolutiva.
Además, desde la perspectiva del desarrollo integral, sabemos que estas características
tienen implicancias a nivel de desarrollo emocional, asignación de roles sociales,
legislación específica, entre otros.
Las evidencias nos dicen que es mejor empezar a intervenir a edades muy tempranas,
pre escolares de preferencia, pero esto no significa que las posibilidades de atención a la
población sean inútiles, al contrario si estimulamos espacios y procesos formativos de
participación juvenil, podremos atender a esta población que requiere una atención
urgente y cuyo accionar negativo afecta a toda la comunidad.
Las principales estrategias deben estar orientadas a atender de manera integral en la
vida del adolescente:
- Construcción de identidad
- Fortalecimiento de las capacidades resilientes
- Diseño de proyecto de vida
- Estímulo a la participación social
Galtung7, científico social que ha estudiado a profundidad el tema de la violencia como
fenómeno social, afirma que la violencia significa una diferenciación entre realización
y potencialidad, es decir entre lo que se es y lo que se puede ser. Tomando esta
reflexión como referencia, diremos entonces que para que esto sea posible se hace
necesario un cambio de paradigma, vale decir un profundo cambio de mentalidad,
donde erradiquemos el estigma del adolescente como un ser esencialmente violento,
donde no veamos el problema de fuera sino como corresponsables del mismo, y donde
asumamos que el cambio es posible y no veamos la situación de la violencia en
adolescentes y jóvenes como una causa perdida.
7 Johan Galtung, reconocido matemático, sociólogo y politólogo noruego, consultor de las Naciones Unidas, docente
universitario y mediador en conflictos internacionales. Es uno de los protagonistas importantes de la investigación
sobre la paz y los conflictos sociales.
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REFLEXIONES PARA LA PRÁCTICA
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El cambio a este nuevo paradigma obviamente implicará un periodo inicial de confusión
e inestabilidad, donde trataremos de acoplar esta nueva mirada y las evidencias
conceptuales y metodológicas a hechos observados previamente y con un esquema
mental diferente.
Con relación al enfoque de trabajo
Primero, es importante contar con una propuesta conceptual sólida que nos permita
entender la violencia como un fenómeno complejo, multidimensional. Este marco
conceptual debe permitirnos además objetivos y una metodología de intervención
coherentes con las evidencias.
Luego, la importancia de realizar trabajo en redes en la medida que son necesarios los
servicios que brinda la comunidad pero utilizados de manera coordinada, determinando
roles y tareas, especificando las competencias de cada servicio en la intervención. El
requerimiento de trabajo en redes, tienes que ver también con un la sostenibilidad de un
programa o proyecto, en la medida que la construcción de alianzas potencia los
servicios que operan en la comunidad, evita la duplicación de esfuerzos, facilita los
procesos de monitoreo y evaluación del sistema de atención local y promueve la
participación de los propios involucrados.
Finalmente, es importante incidir en las estrategias de planificación y evaluación. Para
el éxito de la implementación de todas estas acciones es necesario tener una percepción
realista de las fuerzas sociales involucradas, los recursos necesarios, las principales
demandas de la comunidad. Además de las competencias para trabajar de forma
coordinada, con una adecuada planificación y monitoreo permanente de lo que se está
ejecutando. Por lo tanto, se hace necesario impulsar más el seguimiento y evaluación de
cada experiencia, su sistematización y la posibilidad de ser socializada generando de
esta manera conocimientos valiosos que oriente a la posibilidad de réplica en base a las
lecciones aprendidas.
Con relación a los actores involucrados
Insistir en la necesidad de construir alianzas entre diferentes actores que articulen
conocimiento, experiencia, relaciones y recursos. Resulta particularmente importante, el
involucramiento del sector académico –uno de los más ausentes en este proceso de
intervención y en el acompañamiento de este tipo de proyectos- de esta manera será más
viable el desarrollo de competencias y la investigación que pueda ir consolidando un
campo de evidencias validadas en esta temática.
Finalmente, ¿cuál es mi rol en todo este proceso?
Desde un enfoque sistémico, ser parte de la comunidad es ser también parte de este
sistema donde están inmersas estas manifestaciones de violencia. Además, cualquier
acción desarrollada en un área, tendrá en el futuro repercusiones para el resto de los
componentes que integran el conjunto. Por lo tanto, mi intervención será “desde
dentro”, como parte misma de la problemática. Esto supone la necesidad de tomar en
cuenta mi posición, delimitar mi rol y cuidar mi propia integridad física y mental.
LA INTERVENCIÓN CON ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA SOCIAL:
REFLEXIONES PARA LA PRÁCTICA
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Luego, será importante identificar mi propia experiencia de violencia a nivel de
comunidad. Ser consciente de la manera como influyen mi propia experiencia de
violencia en la percepción de la problemática y en el desarrollo de estrategias de
intervención.
A manera de reflexión final, es importante tomar en cuenta que a pesar de que la
violencia siempre ha estado presente, el mundo no tiene que aceptarla como una parte
inevitable de la condición humana. Siempre ha habido violencia, pero también siempre
han surgido acciones para prevenirla o limitar su aparición.
Bibliografía de consulta:
Fundación `La Guaca' (ONG). Carrera 3 Oeste No. 13-61, Barrio Bellavista, Santiago de Cali - Valle del Cauca,
Colombia. Teléfonos: +57 2-8930714 / +57 2-8930715. Portal Internet: http://www.laguaca.org
ORBICOM – La red Internacional de Cátedras en Comunicación de la UNESCO (2006-09-17). Medios de
comunicación y prevención de violencia en adolescentes y jóvenes en América Latina. Recuperado el 13/07/2007 de:
http://www.orbicom.ca/index.php?option=com_content&task=view&id=620&Itemid=202
Organización Panamericana de la Salud. Experiencias participativas con adolescentes y jóvenes en proyectos de
promoción del desarrollo juvenil y prevención de la violencia. El caso del Perú. Washington, D. C.: OPS, © 2006
OPS-GTZ. Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia. Boletín Informativo N° 2. Lima, Enero
2004.
Rodríguez, Ernesto. Prevención social del delito y la violencia juvenil: experiencias innovadoras en América Latina.
Montevideo, Mayo de 2005 http://www.iidh.ed.cr/comunidades/seguridad/docs/seg_docconferencias/conferencia-
buenos%20aires%202005-ernesto.pdf
Torres Castro, Carmen (2006) Jóvenes y Violencia. OEI - Revista Iberoamericana de Educación - Número 37.
Recuperado el 15/07/2007 de http://www.rieoei.org/rie37a03.htm