La lobaEst cincelada en mi conciencia,una efigie de barro humedecido,y no en la sola conciencia de mi cuerpopor la intil protesta enmohecido,sino en la recia conciencia de la idea,en la fuerza de la razn,y en la tibia dignidad que nos rodea.En la efigie de una mujer,de barro dije,porque es la tierra la que nutre sus pesares;es la tierra donde finca sus altares,donde crece el dbil y el ms fuerte,Donde siembran la vida y cosechan la muerte.Mientras canta el cenzontleSe trabaja la tierra;Mientras toda la flora se cubre de roco,La tierra se trabaja.La yunta corta el surco cual filo de navajaCon la ilusin ms santa,Que el jornal se termina,Cuando el sol ya declinaY el cenzontle no canta.Ah entre la huizachera y entre los matorrales,Muy cerca del encino donde la fronda ocultaLa historia del nagual,ah vivi Nemesioa,su casita de palma tena como chinmilun cerco de acahual.Fue ah donde sus cantos arrullaron al hijo,lo vio crecer sumiso y madurar violento,siempre con la mirada perdida bajo el sol.Crisanto era rebelde,crea que era indigna la vida de su pueblo,que era vano el esfuerzo y que era intil su queja,porque en la resolana siempre se confundasu pena con la tierra y su cuerpo con las bestias.y era peor que la bestia, ms que todas las bestias,porque dentro de su alma sangraba la protesta.Nemecia era tan mansa como una corderita,era enjuta y pequea, ola siempre a campoy a la fragancia tenue de las flores marchitas.Era como una espiga entre flores de cactus,y prodigaba su aroma en el sonido de su voz,cual canto de la paloma.Anudaba a sus trenzas la cinta de colotescobijando sus sueos bajo del toronjil,cuando escuch muy cerca el angustioso grito,un nio la llamaba corriendo entre el calmil.-Nemecia! -le deca-Se llevan a Crisanto porque rob una vaca,que's quel es abigeo y te lo van a colgar.Lo llevaron pal'cerro, -el nio repeta-,se fueron por la joya y en el amate prietote lo van a colgar.Mientras lloraba el nio. Nemecia se encrespabacomo animal salvaje a punto de atacar.surgiendo el cambio brusco,el cardo por el nardo. pantera por cordera.de la ovejita mansa a la loba matrera.Con la fuerza salvaje y transformada en fiera.se levant la madre,ya no mir aquel nioque triste suplicaba: Reza Nemecia, reza!Reza pa'que la Virgen te oiga, la Virgen es muy buenay a ti te quiere mucho, porque le llevas florespa'que adorne su altar!-No Chamol, ya no hay tiempo pal'rezo!Nemecia ya no pens en la Virgen, no suplic a los santosni dobl las rodillas. Busc entre los tronconesel machete de cinta y bien puesta la razn, .y bien medida la calma, se faj el corazny se faj bien el alma.Ni maraas ni piedras detuvieron sus pasos,conoca bien las brechas porque sus pies enjutoshicieron los caminos.Y cort esos caminos por los desfiladeroscomo bestia acosada, la loba azuzada,la garra afilada de una pantera.Rastreando aquel monte no pensaba en nada,olfateaba al hijo.No pensaba en Dios que a las ciervas mansassiempre las bendijo.Maldijo las piedras que estorbaban sus pasos,el charco lodoso que torci su camino;maldijo a la mujer que pari la maldad en los hombres,y que amamant la mente que engendr la codicia.Maldijo mil veces, todas las injusticias.Olfateando cual perro de cazano sinti fatiga ni sinti cansancio,olvid su sed y olvid su hambre,escalando el monte y pensando en su hijo.caminaba y dejaban sus pasos una sombra triste,huella de martirio, huella de dolor.huella de calvario.Caminaba a grandes zancadascon todo el impulso de su amor materno.La guiaba su instinto, su rabia, su fuerza,y el poder que lleva la madre en el alma,como escapulario, clavado en el pecho.Trasudando lleg hasta la loma .frente a aquella turba que arrastraba a su hijo.Levant el machete y les grit con rabia:-Sultenlo!-Y retumb su voz entre las montaas-Sultenlo! Sultenlo! Y golpe en el instinto de las alimaas.Y fue ese grito un impulso, un rugidoque fue rebotando por todas las rocas,por todas las piedras del monte;y se hicieron mil voces,mil voces rugiendo.-Suelten a mi hijo, perros del infierno!La voz retumbaba por toda la punta del cerro,Por todas las grietas, por todas las cuevas!-Suelten a mi hijo, perros del infiemol t b ba Por toda la punta del cerro. La voz re um a , por todas las grietas, por todas las cuevas.Por esos parajes guaridas de zorras,y por las guaridas que reptan las vboras!Sultenlo perros del demonio!Con saltos violentos lleg a donde estaba la reata colgada,y con el machete la parti en pedazos.Malditos, mil veces malditos!Malditos de cielo, de tierra y de infierno.Poco vale pa'ustedes un hombre,vale menos aun que los perros,vale menos aun que las vacas.y lo iban a'horcar por justicia,y la justicia no est en las tinajas,y no es nada que puedan guardar en sus arcas.Mijo no rob la vaca, le sangr las patas,y fue por venganza.Ustedes humillan y estafan al penque trabaja por unas migajas.Ustedes han robado muchsimo ms que una vaca,y nadie se atreve a colgados,y nadie les sangra las patas.Ustedes han matado toda la esperanza...Slo han dejado el hambre en la casa,esa hambre que enferma y que cansa.Yo soy el pueblo Elas, soy pueblo...no me busques pleito,no me des motivo pa'que arda la mechaque ya est queriendo!Guarda bien tu casa... Guarda bien tus vacas...Y gurdate las ganas de matar a mi'jo.porque muy adentro me punza el coraje,y puede que me anime a encender la mecha.Algo haba en Nemecia...!Ese amor de madre que es amor y fuerza!Toda aquella turba se qued muy tensa,se qued en silencio, sintiendo vergiienza,frente a la mujer que estruj sus torcidas conciencias.Fue as que aquellos maleantes soltaron su presay se dispersaron...Slo se quedaron Crisanto y Nemecia,la madre y el hijo.Y es que Dios bendijo a las siervas mansas,y a las lobas que llevan la garra en el alma,tambin las bendijo!