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LA LUCHA POLÍTICA DE LOS MOVIMIENTOS DE LA OPOSICIÓN DURANTE 1965 2.1 La agitación política en los comienzos de 1965 Fueron dramáticos los comienzos de 1965. Era como si z\ partirse la década en dos, los colombianos estuviesen dispuestos a cambiar el orden de las cosas. En medio de gran agitación social, un paro cívico nacional estallaría el 25 de enero. La primera organización en convocar a los trabajadores al cese de las actividades fue la Confederación católica UTC. Con justicia los utecistas reco- gían las angustias populares, los problemas más sentidos de la gente de los años sesentas: el constante incremento del costo de la vida, producido según las Centrales Obreras por medidas del gobierno, como «el impuesto a las ven- tas», que llevaban a la especulación. En sus Comunicados a la población la UTC recriminaba la política económica del régimen, acusándola de improvi- sada e inflacionaria. Culpaba al Frente Nacional del incumplimiento de los planes de desarrollo y de la situación en que se encontraba el país en general 1 . De realizarse el paro, sería el primero en las dos últimas décadas producido por el alto costo de la vida. A la convocatoria de la UTC se sumó la Confederación de Trabajadores de Colombia. La CTC declaró que en todo momento había compartido la angus- tia y desesperación popular y que por tanto se identificaba plenamente con el paro. Ambas organizaciones sindicales expidieron entonces un comunicado previniendo a sus afiliados a no obedecer órdenes que no fueran impartidas por las dos Centrales en su conjunto. Se dolieron de verse vinculadas por el gobierno y por la prensa con grupos de oposición que no practicaban sus ideas y métodos de lucha. La UTC, por ejemplo, afirmó que no era aliada de los comunistas ni de los rojaspinillistas. Le recordó al establecimiento que era vocera de miles de trabajadores honrados y cristianos cuyo pan, vivienda, edu- cación y futuro no estaban sometidos a doctrinas, sino a la necesidad. «Nues- tro movimiento, anunció, es de reivindicación de los elementos necesarios a la dignidad de los trabajadores, como personas humanas, sujetos de derechos y que el gobierno está en la obligación de amparar y proteger» 2 Las cosas se complicaron cuando la UTC decidió convertir el paro cívico en una huelga general indefinida si el gobierno no daba solución a un pliego de peticiones de 18 puntos, entre los cuales se destacaba la supresión del impues- to a las ventas; una acción frontal del gobierno contra la especulación, estable- ciendo penas carcelarias para los responsables de injustificadas alzas en los Véase prensa nacional de comienzos de 1965. El Si^o, enero 6 de 1965, p. 7. 57

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LA LUCHA POLÍTICA DE LOS MOVIMIENTOS DE LA OPOSICIÓN DURANTE 1965

2.1 La agitación política en los comienzos de 1965

Fueron dramáticos los comienzos de 1965. Era como si z\ partirse la década en dos, los colombianos estuviesen dispuestos a cambiar el orden de las cosas. En medio de gran agitación social, un paro cívico nacional estallaría el 25 de enero. La primera organización en convocar a los trabajadores al cese de las actividades fue la Confederación católica UTC. Con justicia los utecistas reco­gían las angustias populares, los problemas más sentidos de la gente de los años sesentas: el constante incremento del costo de la vida, producido según las Centrales Obreras por medidas del gobierno, como «el impuesto a las ven­tas», que llevaban a la especulación. En sus Comunicados a la población la UTC recriminaba la política económica del régimen, acusándola de improvi­sada e inflacionaria. Culpaba al Frente Nacional del incumplimiento de los planes de desarrollo y de la situación en que se encontraba el país en general1. De realizarse el paro, sería el primero en las dos últimas décadas producido por el alto costo de la vida.

A la convocatoria de la UTC se sumó la Confederación de Trabajadores de Colombia. La CTC declaró que en todo momento había compartido la angus­tia y desesperación popular y que por tanto se identificaba plenamente con el paro. Ambas organizaciones sindicales expidieron entonces un comunicado previniendo a sus afiliados a no obedecer órdenes que no fueran impartidas por las dos Centrales en su conjunto. Se dolieron de verse vinculadas por el gobierno y por la prensa con grupos de oposición que no practicaban sus ideas y métodos de lucha. La UTC, por ejemplo, afirmó que no era aliada de los comunistas ni de los rojaspinillistas. Le recordó al establecimiento que era vocera de miles de trabajadores honrados y cristianos cuyo pan, vivienda, edu­cación y futuro no estaban sometidos a doctrinas, sino a la necesidad. «Nues­tro movimiento, anunció, es de reivindicación de los elementos necesarios a la dignidad de los trabajadores, como personas humanas, sujetos de derechos y que el gobierno está en la obligación de amparar y proteger»2

Las cosas se complicaron cuando la UTC decidió convertir el paro cívico en una huelga general indefinida si el gobierno no daba solución a un pliego de peticiones de 18 puntos, entre los cuales se destacaba la supresión del impues­to a las ventas; una acción frontal del gobierno contra la especulación, estable­ciendo penas carcelarias para los responsables de injustificadas alzas en los

Véase prensa nacional de comienzos de 1965. El Si^o, enero 6 de 1965, p. 7.

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artículos de primera necesidad; desarrollo económico mediante un adecuado planeamiento industrial para crear mayores fuentes de empleo; aumento de los programas de vivienda, mejores condiciones salariales, etc.3.

Los concejales anapistas de Barranquilla de inmediato se pronunciaron a fa­vor del movimiento huelguístico convocado por las centrales obreras. Some­tieron a la aprobación del Concejo en pleno una resolución de apoyo al paro nacional. Los términos en que estaba redactado el proyecto de resolución pro­vocó un acalorado debate que le sirvió a los ediles de la ANAPO para enjuiciar al gobierno de Guillermo León Valencia4.

El presidente Valencia, al calificar de subversivo el paro, rechazó las peticio­nes de los trabajadores afiliados a la UTC, concebidas, según dijo por televi­sión, en un «lenguaje hirsuto e irresponsable». Vaticinó el Presidente que si no se mantenía el imperio de las instituciones y la estabilidad del gobierno, la nación se precipitaría «a los abismos de una catastrófica revolución». Com­probó tal afirmación dando lectura a una supuesta circular secreta del Partido Comunista en la que se ordenaban algunas consignas destinadas a derrocar al gobierno, a la constitución de una junta popular para que se hiciera cargo del poder, a la aplicación de la justicia contra los enemigos del pueblo, a la toma de las radiodifusoras y órganos periodísticos y a la destrucción de los servicios públicos5. En un arrebato de patriotismo el Presidente convocó «a la batalla por la patria» al tiempo que prometió adelantar una enérgica campaña para combatir la especulación y el acaparamiento.

En efecto, el gobierno decretó congelar los precios al nivel del primero de diciembre de 1964 y aplicó sanciones a especuladores. Coltejer resolvió anu­lar las alzas del 10% al 15% en sus productos que había ordenado un mes antes; la cúpula de la Iglesia llamó al orden a los sacerdotes que actuaban como «asesores morales» de la UTC. De otro lado fueron detenidos dirigentes obreros en las principales ciudades del país. Se propagó el rumor de que el paro sería utilizado por los militares para realizar un golpe de Estado.

En realidad, no era claro lo que pasaba en el país. De un día para otro las calles de las ciudades amanecieron empapeladas con carteles cuyo texto decía: «El País exige orden, progreso, desarrollo. Ruiz Novoa es la solución»6. Un am­plio grupo de intelectuales entre quienes figuraban los ideólogos de la Línea Dura del MRL, de LNP y de algunos anapistas como el barranquillero Rafael Camerano, hicieron un «llamamiento a la Nación» pidiendo la constitución de Comités de Salvación Pública en todas las ciudades y veredas del país «dis-

Véase El Siglo, enero 13 de 1965, p. 13. Libro de Actas del Concejo Municipal de la ciudad de Barranquilla. Enero de 1965 p. 97-105 El Siglo, enero 21 del965,p. 13. Véase Prensa Nacional, enero 24 de 1965.

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puestos a encarar la situación y hacerse cargo de las responsabilidades que los próximos días habrán de depositar en manos de los patriotas de verdad que quieran rescatar las virtudes y valores postrados, establecer la justicia, crear el nuevo orden y hacer respetar nuestra condición de pueblo libre y soberano»7. El documento sin apartarse de los problemas que preocupaban a los trabajado­res afiliados a la UTC: la devaluación, el impuesto a las ventas, la especula­ción; el enriquecimiento sin causa, el alza escandalosa del costo de la vida, le imprime al llamamiento el rasgo nacionalista característico de sus firmantes: «El capital extranjero, en contubernio con la oligarquía criolla está devorando la industria nacional, producto del esfuerzo, del trabajo y de la inteligencia de los colombianos, y con este fenómeno se están extinguiendo los últimos rasgos de nuestra soberanía, se están borrando definitivamente nuestras fronteras eco­nómicas, se está aniquilando nuestra libertad y se nos está haciendo soportar la más triste y humillante condición de colonia sumisa...»8. Muchos años des­pués, Ramiro De La Espriella, viejo dirigente de la Línea Dura del MRL, escribía en la introducción a una entrevista que le hiciera a su excompañero Alvaro Uribe Rueda ; «En alguna ocasión fuimos nosotros conspiradores con un alto general de la República. Y no por culpa nuestra sino de él, del general, no llegamos al poder. La situación del país en aquella época a que me refiero era particularmente grave y desastrosa para el interés nacional...»9.

Así las cosas, por separado y con éxito, el ejecutivo empezó a negociar las reivindicaciones de los trabajadores. El viernes 22 de enero, la CTC, después de expulsar a los dirigentes que apoyaban el movimiento cívico nacional, se retiró del paro. Argüyeron sus directivos la medida, señalando que el descon­tento general había sido canalizado, utilizado y aprovechado por organizacio­nes del comunismo internacional y la extrema derecha para llevar a cabo un golpe de Estado. Los concejales anapistas de Barranquilla que venían siguiendo paso a paso la evolución de los acontecimientos en la capital del país, se indig­naron por lo que ellos denominaron la traición del presidente de la CTC José Raquel Mercado. El líder popular Claudio Urruchurtu y Torregroza propuso ante sus compañeros de cabildo un proyecto de resolución por medio del cual condenaba la conducta del mencionado presidente de la CTC y llamaba a no desmayar en la preparación del paro10.

La UTC, en efecto, sostuvo la orden de paro hasta la víspera del día señalado. Pero finalmente, los dirigentes utecistas y los comisionados del gobierno fir-

7 Véase La Nueva Prensa, enero 23 de 1965 p.30-31 El llamamiento que sepublicó en éste órgano y apareció además en carteles por todo el país, pedía el apoyo de los colombianos al paro del 25 de enero. 8 Ibid. p. 30. ' Espriella Ramiro De La. La Baraja Incompleta y por fuera de la baraja. Bogotá, ed. Durbv, 1959 p. 43, 10 Libro de Actas del Concejo de Barranquilla, enero de 1965, p. 112-113

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marón un acuerdo para formar un comité técnico integrado por expertos y trabajadores para la elaboración de anteproyectos de carácter social y económico. El segundo numeral del acuerdo rezaba: «El gobierno procederá a elaborar y a expedir dentro de sus facultades los decretos y medidas administrativos nece­sarios para resolver las solicitudes formuladas por las organizaciones sindica­les que el gobierno ha estimado razonables y convenientes, tales como la re­glamentación del impuesto a las ventas para impedir su incidencia directa sobre la producción de alimentos, drogas y textos escolares que están exclui­dos del gravamen; la aceleración de la revisión que se viene adelantando del arancel aduanero, especialmente en lo tocante a los equipos automotor y agrí­cola; reorganización de los Seguros Sociales; reestructuración de los organis­mos de control de precios con el criterio de dar participación a voceros del trabajo en la formulación de la política de precios; participación equilibrada del sector del trabajo en relación con el sector empresarial en los organismos del Estado que ejecutan políticas sociales y económicas; incremento efectivo de la acción cooperativa»11. Así, con simples promesas, melancólicamente ter­minaba el primer intento de la década por organizar una huelga general. Aun­que fallida, la preparación del paro demostró que se vivía un proceso de re­agrupación de ¡a clase obrera.

Para nuestro estudio, el auge del movimiento huelguístico de enero de 1965 es importante por cuanto sus motivaciones tuvieron que ver con los temas objetos del discurso de las agrupaciones de carácter conciliatorio que vamos a estu­diar. Es decir, aunque el paro no tuvo éxito, su etapa preparatoria logró sinto­nizarse con las angustias populares, aquellas que yendo más allá de los intere­ses obreros, cubrían amplios sectores de la población.

En un momento de difícil reconstrucción histórica todavía, el 27 de enero, Ruiz Novoa fue destituido del Ministerio de Guerra. Su reemplazo fue el gene­ral Gabriel Rebeiz Pizarro. El Ejecutivo explicó que la medida había sido to­mada «para resolver la situación de tensión que se había creado en el seno de las Fuerzas Armadas»12. Los concejales de la ANAPO en Barranquilla entera­dos de la medida del gobierno central abandonaron el recinto en señal de pro­testa. Claudio Urruchurtu manifestó que con la destitución del Ministro se había cometido «una injusticia con un militar»13.

Los gremios económicos y la gran prensa saludaron con efusión el nuevo paso de Valencia. Tanto en declaraciones de la época como en entrevista realizada con el General en agosto de 1992, Ruiz sostuvo que su salida tuvo que ver con las acusaciones que contra él habían hecho los oficiales Rebeiz Pizarro y Gerardo Ayerbe. Según anotaba el exministro a la prensa de entonces, los citados Ofi-

La UTC levantó Anoche la Orden de Paro Laboral. El Tiempo, enero 24 de 1965, p. 1 í Ver prensa nacional de los últimos días de enero de 1965. Véase Acta No. 5. Libro de Actas del Concejo de BarTauquilla febrero de 1965,

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dales concluyeron de algunas intervenciones suyas, que él pretendía capitali­zar el movimiento huelguístico a su favor.

El retiro de Ruiz del Ministerio lo llevó a la política. No en vano había dicho en Medellín en uno de los innumerables agasajos que le ofrecían, que el desa­rrollo económico no era primordialmente un proceso económico, sino un pro­ceso político y social y que para llevar a cabo los cambios que eran necesarios efectuar se necesitaba de una poderosa energía política14.

2.2 Rojas no se amilana

El general Rojas desplegó, en medio de un auge del movimiento huelguístico sin precedentes y de un ambiente caldeado de pasión política, una activa e independiente campaña por nuevos prosélitos. Ya en noviembre de 1964, ha­bía reaparecido en una manifestación pública en Bogotá. Entre los finales de enero y principios de febrero de 1965 el general emprendió una gira por el noroccidente colombiano. De una concurrida manifestación del general en la Plaza de Cisneros de Medellín, un reportero de LNP escribió: «Lo extraor­dinario es que, en condiciones evidentemente desfavorables, después del fra­caso del paro, de la decepción nacional y de la espectativa creada por" el hecho Ruiz Novoa', las gentes salieron a vivar al expresidente, intuyendo tal vez en él ese sabor campechano de lo popular que solo Rojas sabe imponer a la orato­ria política de la actualidad»15. Además de Antioquia, el expresidente estuvo en el Choco y regresó a Bogotá pasando por el Tolima. En febrero, antes de una exitosa manifestación en Cartagena, el general se pronunció a favor del establecimiento de unas relaciones comerciales con todos los países del mundo que neutralizaran la influencia «del capitalismo internacional que nos vende caro y compra barato, para retardarnos por muchos años la conquista de nues­tra soberanía económica»16. Rojas declaró que no estaba en contra de la inter­vención del capital extranjero en la exploración y explotación del subsuelo siempre y cuando las empresas fueran manejadas con criterio nacional por colombianos. En su reaparición el jefe de la ANAPO reafirmó las posturas nacionalistas, religiosas, anticomunistas y antioligárquicas, que venían iden­tificándolo: «La ANAPO aspira a la reconstrucción de Colombia por la acción nacionalista revolucionaria, que afirme nuestras creencias cristianas, que han dado espíritu propio a la nacionalidad, defienda el territorio, las riquezas y las verdaderas tradiciones del país contra las ideologías importadas»17. El general explicó que su movimiento buscaba resolver los problemas del pais con los

14 Véase texto completo del discurso pronunciado en esa oportunidad por el Genera! Ruiz en: La Nueva Prensa No, 127, enero 23 de 1965,p. 60. 15 Véase «La Clave de Rojas» en: La Nueva Prensa. No. 129, febrero 26 de 1965, p. 28. 16 Citado por Voi Proletaria, febrero 11 de 1965, p. 5. 17 Ibid.

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colombianos, sin rechazar la cooperación extranjera y defendió la participa­ción de los obreros y empleados de las ganancias de los establecimientos don­de trabajaran. Sostenía que de esa manera se convertirían en accionistas y se evitarían los conflictos sociales. Para Rojas, el gobierno debería fiscalizar las relaciones obrero-patronales «con severo criterio de Justicia social»18

2.3 La agitación política en Barranquilla

Uno de los centros urbanos en Colombia de mayor importancia para la disputa política durante lo corrido del siglo había sido la ciudad de Barranquilla. Te­nía las condiciones indispensables para la intervención de minorías políticas: un acelerado crecimiento económico y urbano, pero ante todo contaba con dinámicas publicaciones a través de las cuales los ciudadanos adversos al Frente Nacional se podían pronunciar. El caso más importante fue el de El Nacional, un periódico fundado en 194519. Junto con los líderes nacionalistas Carlos Bula, Jaime Devis Pereira, con el emerrelista Dolcei Manga, los ideólogos del anapismo Rafael Camerano y Osear Alonso Villegas utilizaron sus páginas en la defensa de cada uno de sus idearios. El periódico cotidianamente informaba a la ciudadanía del comportamiento en general de los activistas del anapismo Claudio Urruchurtu, Moisés Tarud y Manuel Rodríguez Verdeza. Sin ser de su propiedad, los anapistas barranquilleros contaron con El Nacional para la publicación de sus Manifiestos, proclamas, y propaganda en general. «El Na­cional, nadie lo duda, es el único vocero que tiene Barranquilla para batallar ante los poderes centrales -decía alguna vez Claudio Urruchurtu- porque se le atiende en sus justas peticiones. En cuanto a las clases populares se refiere, ningún órgano informativo como El Nacional se ha preocupado tanto por ayudarla en sus justas aspiraciones»20.

La contienda electoral de 1965-1966 no fue la excepción. En la arenosa, como ya se le conocía popularmente, los políticos colombianos lograban reencaucharse, robustecerse o bien rehabilitarse. La ciudad recibía con igual generosidad las reiteradas visitas de Zalamea, de Ruiz Novoa, de Camilo To­rres y con curiosidad y entusiasmo se arremolinaban sus gentes en la Plaza de San Nicolás o a lo largo del Paseo Bolívar para escuchar a Rojas Pinilla. El anapismo crecía allí de elección en elección. Su dirección central no tuvo que esperar a que algunos de sus futuros cuadros barranquilleros, se desengañaran bien del MRL, del Frente Unido o, de los nacionalismos que se disputaban el respaldo popular. Desde los inicios de su conformación como agrupación polí-

18 Ibid. " La dirección del periódico estaba integrada así: Julián Devis Echandía, Director; Amaldo Valen­cia Contó, Director Ejecutivo; Milvio de la Hoz y Gustavo Vieco, Jefes de Redacción. 20 Intervención de Urruchurtu con motivo del estreno de nuevos equipos para el periódico. Véase El Nacional, 29 de mayo de 1965, p.l.

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tica a nivel nacional, el anapismo contó con ideólogos y con gente del común dispuesta a seguir y defender sus postulados.

2.3.1 Osear Alonso Villegas

En los comienzos de 1965, Osear Alonso Villegas, un abogado y periodista liberal de origen antioqueño, radicado en Barranquilla desde la caída del go­bierno de las Fuerzas Armadas, se impuso la misión de predicar en esa ciudad y en toda la región la buena nueva del retorno del General. Había llegado la hora de la reivindicación. Villegas encontró en El Nacional el respaldo que necesitaba para la realización de sus propósitos. Terminó escribiendo los edito­riales del periódico y le confiaron sus directores la responsabilidad de las edi­ciones especiales. Ahora, con orgullo podía decir en voz alta: «...Yo fui más rojista después del 10 de mayo, porque me atraen mucho los caídos. Me gusta por temperamento asistir a los velorios, no gusto de los bautizos. Si asistí y acompañé a Rojas en su muerte, pueden estar tranquilos mis amigos y mis enemigos, porque personalmente nada espero de él, en el domingo de su resu­rrección. Solamente deseo que esta resurrección sea la salvación del pueblo por la justicia del pan para Colombia a cuyos hijos humildes se les arrebató de la boca para alimentar los finos perros de unas pocas familias del país»21. Villegas describía ampliamente la manera como se había visto obligado a salir de Medellín el 10 de mayo de 1957, cuando los «oligarcas antioqueños dieron orden a sus peones pagados que destruyeran los haberes de todos los intelec­tuales que habían cooperado con el gobierno de Rojas, no desde el gobierno sino en los periódicos y revistas...»22. Con las características del discurso anapista, como si se hubiera puesto de acuerdo con sus copartidarios conservado­res de todo el país, Villegas colocó la denuncia en el centro de sus escritos. Tanto como a la denuncia, le dedicó gran atención, a su manera, al desarrollo de la conciencia de clase del pueblo. Le explicaba a los barranquilleros por qué Rojas Pinilla era el único de los políticos colombianos que estaba llenando las plazas públicas. No le bastó comparar a Rojas con Gaitán. Para él, Gaitán había sido «un mártir de las necesidades palpitantes» de todo un pueblo, mien­tras Rojas lo había sido del Estado, «entregado a la voracidad y al poder omní­modo de los ricos» según decía23. Destacaba Villegas el papel del pueblo como reivindicador de Rojas, como artífice en la autoconstrucción de su propio cau­dillo. Se empeñó en demostrar la línea de continuidad entre el pensamiento de Gaitán y la vida del general Rojas. Dividió la historia colombiana de los últi­mos tiempos en dos épocas: la época del gobierno presidido por Rojas y la época del Frente Nacional.

21 El Nadonal, mayo 13 de 1965, p. 4. 22 Ibid. 23 Osear Alonso Villegas escribía con frecuencia en laspáginas editoriales de El Nadonal una columna que se denominaba: «Vientos del Sur». Véase edición del primero de abril de 1965, p. 4.

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En sus escritos invitaba a la comparación de los dos períodos. Puestas así las cosas, llamaba a la gente del común a escoger entre Carlos Lleras Restrepo, «el más distinguido de los enemigos del pueblo» y Gustavo Rojas Pinilla, «el mártir del Estado» y «el caudillo de los desposeídos». Hacía conciencia entre los barranquilleros de la importancia de rescatar el poder para el pueblo. Les recordaba el gobierno del general como la época de las vacas gordas, como el tiempo de la abundancia. En cambio de los adversarios manifestaba: «Nadie tiene que hacer esfuerzo alguno, para saber que la situación de hambre, de miseria y de abandono en que está el pueblo colombiano, es obra exclusiva de los caciques, de los amos y de los electoreros que crearon el fantasma del Frente Nacional para hacer millonarios a los mismos explotadores y para cerrarle al pueblo los derechos de aspirar al poder como una patriótica conquista para su propia salvación»24.

Los aniversarios del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán que año tras año conmemoraban los anapistas, no estaban sobrecargados de dramáticas lamentaciones. Todo lo contrario, era corriente escuchar en labios del anapista que llevaba la voz del Movimiento, lo que en su columna escribiera Villegas: «Gaitán está bajo tierra, pero sus enseñanzas y sus programas, están caminando por todos los pueblos de Colombia»; «...este pueblo barranquillero no olvidará que las banderas de Gaitán están flameando orgullosas por todos los caminos de la Patria y sabe qué manos las llevan como símbolo del triunfo del pueblo en las elecciones de marzo y mayo próximo»25.

2.4 El Movimiento Democrático Nacional (MDN)

Sin embargo, la ANAPO tendría que esperar un poco más para consolidar su ala liberal. Mientras tanto, un considerable número de futuros anapistas se verán atraídos por el Movimiento Democrático Nacional (MDN), fundado por !a gente de La Nueva Prensa, el general Roberto Torres Quintero y el dirigente liberal Hernando Echeverry Mejia, promotores todos de la candidatura a la Presidencia de la República del exministro de Guerra, general Alberto Ruiz Novoa.

En Medellín, durante la borrasca de los finales de 1964, un grupo de antioqueños homenajeó al Ministro de Guerra. En una larga intervención, el médico Héctor Abad Gómez, presidente del «Comité de Amigos de La Nueva Prensa», reconociendo los méritos del General, había señalado que «un movimiento de los desposeídos y de los necesitados -que contara con la colaboración de los que tienen el poder- sería la salvación incruenta de Colombia... Un movimiento

Véase El Nadonal, abril 8 de 1965, p. 4. Véase El Nadonal, abril 8 de 1965 p.4 y abril 10 de 1965, p.4.

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del pueblo, armado e inerme, por fuera de los partidos políticos tradicionales, que buscara el cambio de estructuras que tantos han predicado pero que ninguno ha efectuado, devolvería a los muchos lo que unos pocos les han arrebatado y habría más justicia y más igualdad»26. El doctor Abad se refirió a la necesidad de una nueva tuerza en el país. Le informó al Ministro que en los lugares aparentemente más disímiles, en la universidad y en el agro, en los barrios de las ciudades y en las fondas camineras, en los hogares y en los lugares de reunión del público, se estaba gestando «un movimiento nacional»27.

En el mismo sentido consideraba las cosas el ideólogo de la Línea Dura del MRL Ramiro De la Espriella, ahora en los comienzos de 1965. La Nueva Prensa delegó en él la respuesta a una serie de interrogantes surgidos en los lectores de la revista, relacionados con el nuevo partido nacionalista colombiano que habían prometido organizar sus editores. De la Espriella como todos los que como él pensaban, tenía prisa. Hablaba de una reagrupación ideológica en torno a la acción, a los hechos: «un partido de Acción es un partido que produce Hechos, no simplemente palabras, «programas», vale decir: Promesas»28. Empero, De la Espriella en realidad no creía en la fuerza popular, como los golpistas de la ANAPO, creía en una minoría escogida, en una élite intelectual pensante que resolviera los problemas sociales. De pronto tenían puntos comunes con Olano Cruz. Ambos bebían en las mismas fuentes ideológicas: Curzio Malaparte. Como éste. De la Espriella hablaba de un grupo de gente intrépida y audaz. «Ningún partido -escribí - que haya aspirado a hacer una revolución en el mundo ha sido un partido mayoritario. Prendida la mecha, creados los hechos necesarios, el crecimiento cuantitativo de sus fuerzas es una consecuencia de su impulso inicial cualitativo»29. Sin embargo, si convocaba a reunirse en el nuevo partido a todo el mundo. Se trataba, en el esquema del emerrelista, de un partido de coyuntura: «...el partido nace en la lucha, no se funda.. Las condiciones objetivas de su nacimiento y acción están dadas». Nada había de nuevo en tales manifestaciones, por igual se las podia encontrar en Curzio Malaparte, Mijaíl Bakunin o en cualquier otro panfleto de la historia del anarquismo político. Son abigarradas sus posiciones, llenas de contradicciones, como a la espera de algo por suceder. Denominando «partido de la Nacionalidad Colombiana» al futuro movimiento político, al paso que negaba todo grado de organización partidaria, el mecanismo de cooptación escogido para convocar a todo el mundo, aunque no desprovisto de contenido fue el nacionalismo. En lo internacional, el nacionalismo colombiano respondía a una lucha contra el imperialismo, en lo interno significaba: lo. Aniquilar las

26 Véase el texto completo del discurso de Abad Gómez en; La Nueva Prensa, No. 127, enero de 1965,p. 55. 11 Ibid. 28 De la Espriella Ramiro. El Colapso de los partidos y la creación -en la lucha- de un nuevo movimiento. En: La Nueva Prensa, No. 127, enero 23 de 1965. p. 14. 29 Ibid. p. 14

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clases parasitarias: especuladores, usureros, propietarios ausentistas, intermediarios influyentes, bolsistas con agallas, propietarios urbanos de tierra, latifundistas ociosos, contrabandistas de capitales, negociantes de la educación, etc. 2o. Realizar las verdaderas reformas urbana, agraria y del Estado como organizador de la producción.30.

La convocatoria de De la Espriella, que era la de La Nueva Prensa y la de la Línea Dura del MRL; la de los anapistas y la de Ruiz Novoa; la de los demócratas cristianos y la de tantos colombianos que compartían su manera de pensar, cubría la casi totalidad del país ubicada al margen del Frente Nacional: «pueblo conservador, socialistas aisla'dos, que no han podido encontrar resonancia a sus inquietudes y deseos de cambio; los social-cristianos, iluminados por su fe en el origen divino del hombre; los liberales sin ataduras tradicionalistas, que son cientos y cientos, miles y miles; campesinos, obreros, la silenciosa pero humillada clase media; las promociones universitarias de todos los años, amenazadas por un destino incierto; el sacerdote encendido en la verdadera pasión de cristo; el oficial, el suboficial, el soldado, con una gran ambición de patria. «Todos ellos -todos nosotros, juntos- somos, potencialmente, ese partido», anotó31.

El 31 de enero de 1965, el exministro Ruiz Novoa concedió a la cadena radial Caracol un extenso reportaje considerado después por los editores de LNP como «la última Proclama del General a los Colombianos». En esa ocasión, Ruiz sintetizó lo que hasta entonces constituía su pensamiento. Sus posturas, reiteradas una y otra vez, lo vincularon de manera más estrecha al espíritu político de los hombres y movimientos que vieron en él un portavoz de sus idearios. El más afectado con la popularidad de Ruiz fue el movimiento de los anapistas. El exministro planteaba los problemas acudiendo, inconscientemente quizás, a recursos del discurso de Rojas: «El gran culpable de esta situación -contestó a los reporteros de Caracol- es el egoísmo de ciertos sectores sin conciencia social ni de sus obligaciones para con la comunidad (...) Durante 150 años se ha estado engañando al pueblo ofreciéndole los elementos de una democracia formal y de una libertad política, como la mejor y más astuta forma para esclavizarlo (...) los primeros que deberían favorecer la reforma de las estructuras para hacer de Colombia un Estado Moderno, deberían ser los grandes industriales, los terratenientes y la gente de fortuna, porque de esa manera la economía se fortalecería en todos sus estratos y niveles, siendo ellos los primeros favorecidos. Yo pienso decirles que aún tienen ocasión para hacerlo»32. De otra parte, Ruiz neutralizaba los ímpetus golpistas que hasta las elecciones de 1964 parecían ser patrimonio del anapismo. El golpe de Estado también rondaba

,0 Ibid. " Ibidp. 15. 32 Véase texto completo de la entrevista en: Ruiz Novoa A. El Oran Desafío. Bogotá, ed. Tercer Mundo, 1965,p.ll9-131.

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en la cabeza de liberales (Ruiz, uno de ellos), que como los rojistas llegaron a considerar casi imposible llegar al poder por los canales democráticos. Mientras que el anapismo renuncia al golpismo ante el evidente crecimiento electoral registrado en los logros de la campaña de 1964, los emerrelistas, en particular los de la Línea Dura, viendo disminuidos significativamente sus votos en las mismas elecciones, incapaces, decidieron acudir al cuartelazo.

Aunque despojado del uniforme, a Ruiz se le seguia viendo ligado a las Fuerzas Armadas. A la pregunta que le hicieron los reporteros de Caracol de cómo llevar a cabo el cambio de las estructuras, el exministro respondió: «haciéndolo». Esta afirmación lo colocaba en el mismo universo de las concepciones políticas de la gente de la Línea Dura. Esa promesa de realizar inmediatamente las reformas, lo colocaba también cerca del discurso del general Rojas. Pero lo más importante era que lo colocaba cerca de las masas pobres que llegaban a la ciudad provenientes del campo, cerca de la clase media lesionada por el proceso de concentración de la economía y cerca ante todo de los colombianos ausentes de la vida política del país.

Ruiz Novoa aprovechó la oportunidad que le ofrecía la radio para llamar a la organización de «un gran movimiento nacional, vigoroso, agresivo y beligerante capaz de enfrentarse a la maquinaria política tradicional.. »33. La Nueva Prensa de inmediato acudió al llamado del exministro: «He aquí el jefe que la Nueva Colombia necesita. Un hombre que conoce, comprende y estudia los auténticos problemas de la Patria, que sabe a quien dirigirse, que no promete ríos de leche y miel, que no es un aprendiz de demagogo ni un maximalista a ultranza. Un hombre serio, austero, vigoroso, un patriota intachable y honesto, un ciudadano del siglo XX, un estadista moderno»34. El semanario se aprestaba a concluir un anhelo acariciado desde su aparición en 1961, con énfasis consideró llegada la hora de la salvación nacional. Declaraba, por medio de su director, que «por fin va a poder realizarse una simbiosis de diferentes matices con ideas comunes encaminadas al desarrollo moderno de la sociedad colombiana»35.

Uno de los cerebros golpistas entre los nacionalistas, Ramiro De la Espriella, estuvo de acuerdo con el nombre de Ruiz Novoa para enfrentarlo a Carlos Lleras Restrepo, sólido candidato del oficialismo liberal. Sin embargo, estimó que el general no debía jugar a la política porque de esa manera se cortaba el diálogo directo que éste había establecido con el pueblo. Precisó que el objetivo de Ruiz debería ser la toma del poder. En este sentido, consideró el proceso electoral no como un fin sino como un medio aprovechable en el camino de la toma del poder. «A través de su cause -escribió- se puede penetrar e influir

Ibid. p. 131. Véase La Nueva Prensa, No. 128,febrero9 de 1965,p. 18. La Nueva Prensa. No. 128. febrero 9 de 1965, p. 27.

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sobre la conciencia ciudadana. Se puede crear el organismo político necesario para entrenar la militancia de la oposición. Se pueden estrechar los lazos de unión entre los distintos grupos identificados con el objetivo común. Se pueden disciplinar las masas con miras a la acción conjunta. Se puede demostrar la existencia de una fuerza política multitudinaria capaz de respaldar en un momento dado las decisiones de sus dirigentes y de correr sus riesgos. Se puede, en fin, crear un clima social, penetrado de intrepidez y dinamismo, que se adelante a la culminación del proceso electoral, lo haga innecesario en un momento dado, lo supere y lo rebase»36. De la Espriella concluyó su posición ante el fenómeno Ruiz Novoa manifestando que lo que le imprimía respeto a un movimiento político era «su fuerza explosiva de reacción en cadena»37. Los editores de LNP a su vez aclararon que el nuevo movimiento debería ser «aluvional» y no una corriente política más. Es decir estaban de acuerdo con De la Espriella en que la nueva agrupación no tenía porqué entrar en discusiones de tipo político con las otras corrientes en que estaba dividida la oposición en el país. El Movimiento «moderno» que la gente de LNP tenía en mente debería ser caudillista con una ligera participación de un Estado Mayor integrado por gente distinta, como Ruiz, y de la vieja clase política colombiana. La clase media, entre tanto sería el núcleo social por excelencia bajo la cual correría la responsabilidad de la dirección del Movimiento. Las masas populares se tendrían en cuenta claro, como «inspiración popular y nacional»38, empero, la vanguardia estaría en los profesionales y los universitarios.

En general, en los idearios que aqui se vienen ilustrando ocupa destacado lugar la utilización consciente de los elementos claves de una cultura política colombiana tradicionalmente conservadora: la tendencia del colombiano común al caudillismo, por ejemplo. Sobre esa cultura política, los ideólogos del nacionalismo de los años sesenta montaron las nuevas tendencias del ejercicio político.

Sucedidos así los acontecimientos, difundida con profusión en el ambiente político la ideología del nacionalismo colombiano, dispuestos sus dirigentes a aportar sus seguidores al nuevo movimiento, sólo faltaba que el nuevo caudillo dijera sí.

El 26 de febrero, la plana mayor de LNP le ofreció al exministro Ruiz Novoa un homenaje de agradecimiento. La clase media apareció en la publicidad, como oferente del evento. Entre los asistentes ocupaban puesto especial los militares retirados, pequeños comerciantes y empresarios, profesionales y estudiantes universitarios, los empleados públicos y privados. Hicieron presencia

56 De la Espriella Ramiro. Ante Ruiz Novoa. En: La Nueva Prensa, No. 129 febrero 26 de 1965p. 18. " Ibid. ,8 La Nueva Prensa, No. 129, febrero 26 de 1965,p. 28.

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allí los periodistas de provincia y de la capital que luchaban contra el monopolio de la gran prensa.

Fue en esa ocasión cuando Ruiz habló del Gran Desafío. El desafío de la generosidad contra el egoísmo, de llevar a cabo con abnegación y espíritu de sacrificio una lucha definitiva, de organizar una sociedad basada en el bien común. Pidió a todos los colombianos, cual Rojas Pinilla, que juraran con él, ante Dios cumplir con el propósito nacional de la implantación en el país de la justicia social. Ruiz no mencionaba a los Estados Unidos, Ni para bien ni para mal. Aunque lo de «Gran desafío» era un giro extraído de algunas lecturas que hacía el exministro de economistas norteamericanos como Walter W. Rostow y Robert L. Heibroner. Este último, había escrito el libro «El Gran Ascenso» donde recomendaba algunos pasos necesarios para salir del subdesarrollo. El nacionalismo de Ruiz difería del nacionalismo de uno de los sectores que con mayor entusiasmo le acompañaban, del sector de la Línea Dura del MRL. Para éste el antiimperialismo y en particular el antinorteamericanismo era un componente esencial en su doctrina nacionalista. En otras palabras, su identificación con Ruiz estaba en las formas de concebir el nacionalismo en lo interno. La opresión de la que habló el homenajeado era nacional, los monopolios que vituperó eran criollos, en fin, el yugo que sufrían los colombianos tenía su origen en la insensibilidad de las clases dominantes del país. La opresión y la explotación foránea no ocuparon ningún lugar en la peroración del nuevo caudillo de los nacionalistas. En el esquema del nuevo candidato, la solución a los problemas sociales descansaba como el mismo lo enunciara «en una inamovible resolución de vencer todos los obstáculos representados por el dinero de los potentados; por la acción de quienes quieran emplear el poder público para ponerlo al servicio de los intereses exclusivistas y por la hostilidad de los grupos de presión que aplican el bloqueo económico para reducir a quienes desean liberar al país del régimen de los privilegios»39

Paso a paso el exministro habló de los puntos que conformaban su plataforma. Explicó que concebía una reforma agraria que no parcelara la tierra de manera inconsulta. Más que de parcelaciones se refirió a una «correcta y adecuada explotación de la tierra». Al igual que los parlamentarios del anapismo y que el mismo Rojas, Ruiz defendió la necesidad de educar en la técnica moderna a los campesinos, de facilitarles las semillas, maquinaria y crédito, de asegurarles mercados y precios mínimos. Su palabra no se dirigía al hombre asalariado del campo, sino al campesino propietario frenado económicamente. Abogando por el respeto a los derechos del ciudadano, Alberto Ruiz Novoa pidió el apoyo para los órganos de expresión independientes hablados y escritos. Propugnó por un Estado fuerte para que, según él, cumpliera la función para la que había sido creado: la garantía de la honra, vida y bienes de los ciudadanos.

" DiscursopronunciadoporRuizNovoael26 de febrero de 1965 al agradecer el homenaje rendido por la clase media en el Hotel Tequendama. El Gran Desalío...Op. cit. p. 143.

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Ruiz dirigió su voz a los marginados de la vida pública, a los abstencionistas. Les habló de la importancia de intervenir en la política para lograr con su ayuda producir el cambio de las estructuras. Les pidió contribuir material y espiritualmente, hablando con el pueblo. Les dijo que de no hacerlo serían responsables por omisión de las desgracias por venir.

Así, llamó el nuevo caudillo a la conformación de un Movimiento Nacional. Todo el mundo quedó invitado, pero a la manera como querían los ideólogos de la Línea Dura y de LNP, como invitados de piedra. «Este movimiento nacional - dijo Ruiz Novoa- no aspira ni desea competir con los grupos políticos que se encuentran igualmente descontentos; tiene las puertas abiertas a todas las corrientes de opinión y está dispuesto a formar un frente común con quienes compartan sus propios ideales y propósitos. No es un partido nuevo. Es una convocatoria a la conciencia nacional para que despierte de su letargo y reedite los días gloriosos de Colombia cuando todos los patriotas se lanzaban a la lucha, sin otra consideración que alcanzar sus dignos ideales»40.

De esta manera fue conformado el Movimiento Democrático Nacional MDN. El general Ruiz inauguró sus oficinas en el centro de la ciudad. Esta vez llevó la palabra el otrora líder del Movimiento Alzatista de finales del decenio del cincuenta, apasionado golpista y futuro dirigente anapista Humberto Silva Valdivieso, quien alternó el uso de la palabra con el industrial Fernando Mazuera, jefe del Movimiento Independiente Liberal (MIL) y el ideólogo nacionalista Alberto Zalamea. El MDN empezó a emitir diariamente, por la emisora Radio Juventud, el radioperiódico «Los Derechos del Hombre». La Secretaría general del nuevo movimiento quedó integrada por el general Roberto Torres Quintero, el industrial Julio Bernal, por Libardo Escobar y Roberto Pradilla. Entre los dirigentes de primera plana cabe destacar al liberal antioqueño Hernando Echeverry Mejía y al historiador Eduardo Santa. El 23 de abril salió a la luz lo que podría ser el primer documento programático del Movimiento: El Gran Desafío, un libro que recopilaba escritos e intervenciones del general Ruiz Novoa comprendidos entre 1960 y 1965.

La Nueva Prensa convertida en vocera del MDN, se colmó de mensajes y artículos de adhesión alternados con informes especiales sobre las experiencias nacionalistas de poder que personalidades militares encabezaban en el Tercer Mundo ante todo. Destacado lugar ocupó una extensa separata sobre Nasser publicada en la misma edición en que se reprodujo el texto completo de la intervención de Ruiz en el Tequendama «Este informe -se lee en la introducción del documento- no sólo será útil en cuanto analiza y estudia una realidad política triunfante sino también en cuanto de esa experiencia puede aplicarse hoy a Colombia, un país subdesarrollado en condiciones muy semejantes a las que

40 Ibid. p. 144.

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vivía Egipto antes de su liberación nacional»41. De todas las personalidades de los países del Tercer Mundo que se encontraban por ese momento en el poder, Nasser era quien más se acomodaba a los intereses de los nacionalistas colombianos. Sobre él recaía la mayor parte de la información que semana a semana LNP daba a los colombianos acerca de los aciertos de los gobiernos nacionalistas en el mundo42. A los nacionalistas colombianos les complacía destacar los aspectos de la vida de Nasser que lo caracterizaban como un hombre de acción. Les resultaba interesante resaltar su procedencia de clase media baja y la manera como desde allí había logrado ascender a la oficialidad del ejército de su país. Considerándolo «Prototipo del patriota de los tiempos nuevos», LNP divulgaba con pasión, detalle a detalle, el ritmo acelerado que Nasser le había dadop a la solución de los males de su país: salubridad y seguridad social, educación, reforma agraria, etc. Destacaba la manera como se había efectuado bajo la dirección de Nasser la construcción de la represa de Asuán como tarea indispensable para aumentar la extensión de los suelos cultivables del país y como propósito nacional que evocaba en el pueblo egipcio los gloriosos tiempos del antiguo imperio. Los editores de la revista mostraron a los colombianos las vicisitudes por las que tuvo que pasar el pueblo egipcio para construir la represa ante la negativa de los Estados Unidos y demás potencias occidentales de concederle los créditos necesarios para su realización. Por último, resaltó el semanario las convicciones que llevaron a Nasser a nacionalizar el Canal de Suez y la manera como enfrentó junto con su pueblo la arremetida de los enemigos externos a tal medida. Empero, aunque los círculos nacionalistas colombianos ponían de relieve «la cadena inexorable de hechos» que producía el gobierno militar de Nasser, no podían ocultar los aspectos de sus convicciones político-sociales que también les llamaba profundamente la atención. Nasser solía manifestar que su pensamiento se sostenía en el panarabismo, la cooperación musulmana y la solidaridad africana. Elementos estos que traídos a suelo colombiano estimularían a la gente de LNP en la formulación de las tesis sobre la hispanidad que arriba hemos explicado. El pensamiento de De la Espriella o el de Uribe Rueda colindaba con tesis nasseristas como las siguientes: «...Nunca he formado un partido político porque no creo en ellos. Pero en ese momento estaba tratando de escoger miembros de todos los partidos que, a mi juicio, se preocupaban ante todo por los intereses del pueblo (...) Tenía conciencia de los peligros que para Egipto representaba el comunismo. Pero estos peligros solo podían afrontarse elevando el nivel de vida de la población y logrando la estabilidad en vez de servilismo

41 «(La Verdad sobre Nasser y la R.AU.» En: La Nueva Prensa, No. 130, marzo 16 de 1965 (separata). 42 Destacamos algunos artículos: La Gran Estrategia de La Revolución Árabe. No. 28, 1961; La tentación Nasserista. No. 57, 1962; Nasserismo en América Latina. No. 57, 1962; Sobre Nacionalizaciones en Egipto No 63,1962; El poderío de la Revolución Árabe. No. 66 1962; Í0Años de Revolución en Egipto. No. 103,1964; La Verdad sobre Nasser y la R.AU. No. 130,1965; Nasser Patriota de los Tiempos Nuevos. No. 131,1965,

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en una nación a la que durante tan largo tiempo se privara de inspiración propia»43.

Con la energía de un adolescente el MDN salió a la conquista del favor popular. Organizó comandos urbanos en Bogotá, en Cundinamarca, Santander, Antioquia, Atlántico y Caldas. Visitó los centros de educación superior y los principales municipios de estos departamentos. Especial atención le prestó el MDN a la juventud universitaria. El primer acto político de campaña posterior al evento del Tequendama fue un homenaje rendido al general Ruiz, el 19 de marzo por cinco estudiantes oferentes que manifestaron llevar la vocería de la comunidad universitaria del país. Destacamos entre ellos al joven javeriano Carlos Bula Camacho, futuro dirigente anapista.

El partido Demócrata-Cristiano adhirió completamente a la candidatura de Alberto Ruiz Novoa. En uno de los apartes del comunicado de adhesión, se lee: «Hoy se vive en Colombia un ambiente de injusticia total. La democracia colombiana es falsa, la economía es manejada por unos pocos, la política está en manos de demagogos y oportunistas. El país en lugar de avanzar retrocede. Por eso es necesaria una revolución, un cambio fundamental de las estructuras, un implantamiento de la justicia, una apertura hacia una verdadera libertad. Para realizar esto se requiere romper el sistema arbitrario del mal llamado Frente Nacional»44.

El discurso del MDN insufló de ánimo positivo en el ambiente político del país. Recurrir a los ejemplos de los gobiernos militares que transformaban en ese momento las estructuras de sus países, como en caso de Egipto, servía de válvula de escape al clima de pesimismo e inestabilidad palpables en la atmósfera social. Ruiz acomodó a su discurso la consigna del «sí se puede»45, como recurso para convencer a los colombianos de que existían condiciones reales para sacar al país del subdesarrollo. En ese sentido, alternando en Bucaramanga el uso de la palabra con el líder nacionalista Alvaro Uribe Rueda, señaló que sí se podía construir el aeropuerto de la ciudad, que sí se podían trazar líneas férreas en el Departamento y que si se podía emprender la construcción de una poderosa hidroeléctrica que sirviera para irrigar y rescatar las tierras estériles de la región46.

" Citas tomadas de La Nueva Prensa, No. 130, marzo 16 de 1965 Separata p. X-XI. Es bueno anotar que el Senador Alvaro Uribe Rueda fue recibido personalmentepor Nasser en su visita a Egipto a comienzos de 1965. Uribe se entrevistó con los más importantes funcionarios de ese gobierno. 14 Véase El Nadonal, abril 26 de 1965 p. 2. Más adelante, cuando el General Ruiz disolvió el MDN, los Demócratas-cristianos se negaron a seguirlo acompañando, al tiempo que ratificaron su decisión de continuar «a la vanguardia de una auténtica revolución social, que garantice a las clases populares de Colombia su acceso al poder, a las riquezas y a la cultura». Véase El Nacional, mayo 14 de 1965,p. 1 y 2. 45 Consigna que años después tuviera tanto que ver con el triunfo electoral del candidato conservador Belisario Betancur. 46 VéasetextocompletodeldiscursodeRuizenLaNuevaPrensa.No. 132,abril de 1965,p.63-72.

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La perorata con la que Ruiz Novoa terminó su intervención en la capital santandereana, despejó cualquier duda sobre la decisión del exministro de jugárselas todas: «Quiero desde mi querida ciudad de Bucaramanga, proclamar a la faz de la nación que estoy dispuesto, como lo están todos los que pertenecemos al Movimiento Democrático Nacional a llevar esta lucha, que es la lucha del pueblo colombiano, hasta sus últimas consecuencias»47.

El 7 de mayo de 1965, Alberto Zalamea visitó Barranquilla. Fue recibido con entusiasmo por la gente que se reunía alrededor de El Nacional, órgano de expresión que hacía en Barranquilla las veces de La Nueva Prensa. Allí tenían cabida por igual todas las disidencias políticas de carácter nacional-conciliatorio de la ciudad y el país en general. Zalamea visitó el periódico y dio un extenso reportaje sobre la situación del país. En una conferencia dictada en la Universidad Libre, el periodista declaró que el general Alberto Ruiz Novoa estaba listo a encabezar la revolución armada en Colombia si el gobierno nacional trataba de desconocer la voluntad popular en las urnas durante las elecciones presidenciales de 196648.

Abril y mayo fueron los meses de mayor actividad política durante 1965. Viviendo el momento cumbre de su historia el MDN desarrolló una intensa labor proselitista.

El sábado 8 mayo, una estruendosa manifestación de la ANAPO en la ciudad de Cali sorprendió a los colombianos. Los anapistas se aprestaron a conmemorar el octavo aniversario del retiro del general Rojas del poder. Sus ideólogos colmaron el evento de significaciones. Venían llenando, precisamente las plazas públicas de las ciudades en donde el movimiento popular contra el gobierno militar había sido considerable. Querían poner de presente que Cali, la ciudad de «Las Jornadas de Mayo» de 1957, estaba ahora con el general Rojas. Fue una conmemoración en grande. Cali fue empapelada por completo, «no se respetaron los frentes de los edificios del Parque Caicedo y sectores circunvecinos, los pedestales de los monumentos públicos, los árboles ornamentales de parques y avenidas para la fijación de propaganda rojista... Como si fuera poco, esta madrugada la ciudad fue despertada al estruendo de pólvora y cohetes, durante una hora como preludio de la llegada del exdictador», escribió el reportero de El Tiempo49.

María Eugenia y la plana mayor del anapismo encabezaron desde Bogotá una caravana de vehículos a la que se adhirieron delegaciones de los municipios por donde pasaban. El conservatismo del norte del Departamento del Valle en

47 Ibid. p. 72. 48 El Nadonal, mayo 8 de 1965, p. 1. 49 El Tiempo, mayo 9 de 1965, p.23.

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pleno participó en la caravana, la cual se uniría horas después con el desfile que había salido a recibir a Rojas y a su comitiva que había llegado por aire a Cali. El general hizo su entrada a la ciudad subido en una volqueta que difícilmente pudo movilizarse, durante hora y media, por las principales calles de la capital vallecaucana. Los manifestantes se tomaron la Plaza de Caicedo, ubicada en pleno centro de la ciudad y que había sido vedada para el anapismo por las autoridades, pero continuaron hacia el Parque de San Nicolás, sitio programado para la concentración. La multitud obligó al general a descender del carro que lo transportaba y con gritos de «Lleras no», «Lleras no» y vivas a «Rojas» lo llevó en hombros hasta la tribuna, localizada en el segundo piso de una casona tradicional. Desde abajo los manifestantes pudieron divisar con claridad la gente que rodeaba al jefe de la ANAPO: los parlamentarios Hernando Olano Cruz y Arturo Villegas Giraldo, el concejal Elias Salazar García, el Coronel retirado Víctor Navia y el dirigente de la juventud emerrelista del Valle y futuro anapista Fabio Pineda. Los líderes anapistas de la región aprovecharon la oportunidad para proclamar la candidatura de su jefe a la Presidencia de la República: «Esta tarde -dijo Olano Cruz con su patetismo característico- proclamamos bajo la clara luz del día al general Rojas Pinilla.. Estamos resueltos a jugarnos la vida en su defensa.. .Esa es nuestra respuesta a Lleras Restrepo y a Guillermo León Valencia»50. Salazar García, por su parte, llamó a los caleños a continuar en la lucha «como lo hizo el dirigente cubano Fidel Castro, andando de brazo con los liberales, comunistas y socialistas»51. A las 6:30 de la tarde, los manifestantes saludaron el anunció de la intervención de Rojas, entonando el Himno Nacional. Emocionado, el general empezó su discurso anunciándole a los caleños su irrevocable decisión de tomarse el poder por la vía electoral. Precisó, que para llevar a feliz término su nueva estrategia, era necesario que los anapistas salvaran con su vida el voto «para salvar así nuestra mayoría». El general propuso rebautizar la Plaza de San Nicolás con el nombre de la «Plaza de la Reconquista» y llamó a defender el sufragio de todas las formas: bien aplicando la «dialéctica de los puñales» o recurriendo incluso a la «revolución sangrienta». «Oídme bien, peroró Rojas, la bandera de Alianza Nacional Popular tiene en la mitad el color blanco de la paz. Pero si es menester lo arrancaremos para lanzarnos a la revolución sangrienta. Pero esperad la corneta que por mi boca y por mis manos daré la orden de empezar la lucha, e invitar a los hombres, mujeres y niños para empuñar las armas y tomarnos el poder. Tenemos por delante un enemigo poderoso y por eso yo estaré esperando el momento de dar la orden»52. Refiriéndose a Ruiz Novoa, dijo: «Vamos solos con nuestras banderas para llegar al palacio de los presidentes y recibir el mandato del pueblo. Nosotros respaldamos al exministro de guerra mientras tuvo las armas para hacer lo que debió hacer. Retirado el general

50 Véanse apartes del discurso de los oradores en la Manifestadón del 8 de mayo en El Espectador, mayo 9 de 1965, p. 3A Y El Tiempo, mayo 9 de 1965, p. 23. 51 Ibid. 52 El Tiempo, mayo 9 de 1965, p.23.

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Ruiz Novoa, ANAPO le ha vuelto la espalda porque no era merecedor ya de su respaldo»53.

Tanto la manifestación, tildada por el enviado especial de El Siglo, Alberto Giraldo como «.. uno de los más sorprendentes despliegues de presencia humana en actos políticos que registra la historia de Cali», como el contenido de los discursos allí pronunciados, provocó pánico en la clase política del bipartidismo nacional. El matutino liberal El Espectador no se explicaba por qué Rojas habiendo pronunciado «un discurso francamente subversivo, que contiene no una sino numerosas incitaciones a la subversión del orden y de la violencia», seguía libre. Otro columnista del mismo periódico comentando «la monstruosa manifestación», escribió: «...No hay que seguir tapando el sol con las manos. Es mejor prevenir que curar. Si la gente que acompaña a Rojas, llegare a triunfar, pues nos llevó el demonio a todos.. con la victoria rojista no quedará títere con cabeza»54

A la vez que el Movimiento Democrático Nacional MDN se organizaba a pasos agigantados por todo el país, su jefe máximo, el general Ruiz Novoa, se preparaba psicológicamente para disolverlo. De repente, en la mañana del 10 de mayo los medios de comunicación sorprendieron a la opinión pública. A grandes titulares de primera página, la gran prensa daba la noticia: «Ruiz Disuelve su Movimiento y se afilia al liberalismo»55. Era el dia del octavo aniversario de la caída de Rojas. Como todos los años por esa fecha el país vivía momentos de tensión. Junto a una ruidosa movilización militar, a reuniones de los altos mandos militares con el Presidente y a comunicados del Ejército y del Ejecutivo anunciando las medidas tomadas para garantizar el orden público, el fantasma del golpe de estado salía a recorrer las calles de las principales ciudades del país. Cierto o no, inculpados y acusadores sacaban provecho del rumor. Esta vez, con impresionante habilidad política, no desprovista de dramatismo, Lleras Restrepo anunció el retiro de su candidatura. Se dolía el candidato oficial del Frente nacional, de la manera como se expresaban de él sus adversarios al presentarlo ante el pueblo como una encarnación de los viejos vicios políticos y de «cosas» que el país deseaba cambiar, mientras que no se le prestaba atención a los verdaderos peligros que amenazaban la nación56. La táctica dio resultado. La clase política tocó a rebato, sus órganos hablaron de la «conmoción nacional» producida a raíz de la noticia. Lleras hizo que todo el mundo se ocupara de él. Conservadores unionistas y liberales oficialistas de todo el país rodearon al rogado candidato. El Directorio Liberal de la capital emitió una trascendental Declaración que calificaba a la oposición de antipatriótica e invitaba a «los buenos ciudadanos» a colaborar

Tomado de El Nadonal, mayo 10 de 1965 p. 1 y de El Espectador, mayo 9 de 1965, p, 10A. Véase El Espectador, mayo 10 de 1965,p. 4A ElTiempo,mayol0del965,p.l y24. El Tiempo, mayo 8 de 1965, p. 1 y 14,

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para que desaparecieran «las circunstancias políticas» que habían hecho renunciar al candidato57. El Movimiento Independiente Liberal (MIL) aunque consciente de que se trataba de una patraña, aprovechó la oportunidad para propiciar un diálogo con todos los matices del partido. Fue en este ambiente, en medio de declaraciones, comunicados y opiniones sobre el caso Lleras, que Ruiz Novoa tomó a solas -sin más presión que la de él mismo, según comentaba 27 años después-58 la decisión no sólo de renunciar a su candidatura, sino de disolver, como si fuera de su propiedad, el MDN, En su carta enviada a la prensa, Ruiz exhortaba a Alberto Zalamea y a los presidenciables Alvaro Uribe Rueda y López Michelsen a seguir su ejemplo. La Nueva Prensa que estaba lista para salir cuando se produjo la defección de Ruiz tan sólo alcanzó a insertar una carta de rechazo a tal medida. La edición dedicada por completo a Jorge Eliécer Gaitán y al general Alberto Ruiz Novoa, pretendía sin duda hacer conciencia en los colombianos de que el segundo realizaría desde el poder El Plan Gaitán y la Plataforma del Colón enunciados y sustentados por el primero. Como el MRL de 1960, el MDN incorporaba a sus programas el legado de Gaitán.

Sin la presencia del exministro, el MDN continuó con la divulgación de Proclamas, Manifiestos y propuestas políticas. La gente de La Nueva Prensa no echó pie atrás. Su director Alberto Zalamea en carta abierta a Ruiz anunció continuar a la cabeza del MDN: «Por mi parte -dice la carta- después de haber comprometido mi honor y responsabilidad personales en la creación del Movimiento Democrático Nacional, aglutinado en torno a su figura y a las tesis nacionales de reforma estructural, no me creo con derecho a abandonar a los amigos liberales y conservadores, nacionalistas y social-demócrata-cristianos, rojistas y socialistas, que en Bucaramanga, Medellín, Cali, Manizales, Barranquilla y otros lugares del país me escucharon o leyeron defendiendo nuestras tesis contra el actual sistema y a favor de una reforma del Estado colombiano»59. En realidad, la decisión de disolver el MDN no resultaba tan simple para LNP como había resultado para Ruiz. Editores, columnistas, colaboradores y lectores de la revista se habían identificado en el esfuerzo de conformarse como fuerza política en el país. De ahí que Zalamea le escribiera al General lo siguiente: «Usted, apreciado amigo, no puede olvidar que la mayoría de los grupos que hoy claman por el cambio en Colombia utilizan precisamente las ideas que, desde hace muchos años, tanto usted como yo hemos preconizado en distintas esferas de la actividad pública. Estas ideas están triunfantes en todo el ámbito, colombiano...El Movimiento Democrático Nacional no puede, pues perecer ni disolverse. En él se han unido las inteligencias más jóvenes y abiertas de todo el país, procedentes de las más

51 El Tiempo, mayo 10 de 1965, p. 24. 58 Entrevista en Bogotá con el General Ruiz el 19 de agosto de 1992. 59 El Movimiento Democrático Nadonal Continúa. Carta de Alberto Zalamea al General Rui/, Novoa. En: La Nueva Prensa. No. 132 abril de 1965,p.1-3.

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diversas vertientes ideológicas, pero convencidas de que la Patria puede ser rescatada del baratillo de los partidos. El Movimiento Democrático Nacional es en síntesis, el movimiento de la juventud colombiana, el movimiento llamado a convertirse en el gran Frente Nacional Popular, en la gran Concentración Patriótica del porvenir»60.

Impulsado por Zalamea, el MDN siguió su marcha. Continuaron en la pelea los nacionalistas que en Barranquilla lideraba el periodista de El Nacional Jaime Devis Pereira61; los nacionalistas Hernando Echeverri Mejíay el general Torres Quintero, entre otros62.

2.5 Oposición y candidaturas en la primera mitad de 1965

Los primeros en llamar a la unidad de la oposición fueron los emerrelistas de la Línea Dura. En julio de 1964, Ramiro De la Espriella, Ramiro Andrade, Ciro Ríos y Alvaro Uribe Rueda, entre otros, enviaron una carta a los principales dirigentes de los grupos de oposición al Frente Nacional distintos al comunismo: Rojas Pinilla, López Michelsen, Jorge Leyva, Hernando Olano Cruz y Alberto Zalamea, proponiendo la formación de un «Nuevo Frente de los colombianos por medio de la convocatoria de una Gran Asamblea del descontento nacional»63. Por lo pronto, el llamado se dirigia ante todo a ciertos parlamentarios dispersos por los grupos disidentes del liberalismo. La convocatoria no alcanzaba, por esta vez a cubrir una oposición de carácter popular. Más el anhelo de unir a los grupos opositores no era un patrimonio de la Línea Dura. Sorpresivamente, en septiembre de 1964, un grupo de 26 parlamentarios de la Línea Blanda del MRL64, lanzaron desde la Cámara un Manifiesto llamando a la unidad de la izquierda de Colombia contra el Frente Nacional. El documento que no llevaba la firma de López Michelsen significaba que a la Línea Dura no habían ido a parar todos los revolucionarios que acampaban en el Movimiento Revolucionario Liberal. El documento presentaba al MRL en general, como la vanguardia de la oposición e invitaba a unir las tesis del movimiento con las masas, al tiempo que llamaba a combatir los monopolios nacionales y extranjeros65. Los 26 Congresistas levantaban la tesis

60 Ibid. p. 2. 61 Los nacionalistas de Barranquilla eran: Ángel Palma Júnior, Jaime Tellez Pereira. Alfonso Castro Bermúdez, Gabriel I^urarte y Jaime Devis Pereira. 62 El MDN eligió un Comité Ejecutivo de Acdón Política integradopor Hernando Edieverri Mejía. médico antioqueño, expresidente del Concejo de Medellín y expresidenle del Directorio Liberal de Antioquia; el general Roberto Torres Quintero y Alberto Zalamea. El abogado Libardo Palacios pasó a dirigir el Comité Central del Norte de Bogotá. 63 Grupo Parlamentario propone unificar oposidón al gobierno. Ver texto completo tu: La Nueva Prensa, No. 120, julio25 de 1964,p. 17-18. " Estos parlamentarios se convirtieron tiempo después en una fracdón de avanzada dentro del MRL, Estaban allí csitre otros: Hernando Garavito Muñoz. Humberto Montañez. Gerardo Bemal y Ernesto McAllister. 65 Véase Voz Proletaria, septiembre !7p. 5 y septiembre 24 p. 5 de 1964,

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de «la tierra para quien la trabaja» y se pronunciaban a favor de reformas en beneficio de los campesinos sin tierra66. Abogaban por la libre autodeterminación de los pueblos, por el apoyo a la revolución cubana y por derechos iguales para todos los partidos. El documento definió al MRL como movimiento antiimperialista. El pronunciamiento de los 26 parlamentarios buscaba rescatar el carácter revolucionario de sus inicios y abría la posibilidad de una alianza amplia; ya no insistían como en 1963 en una unión en torno a caudillos sino en escoger como candidato a un «auténtico representante de las mayorías laboriosas»67.

Aunque Olano Cruz estuvo de acuerdo con las razones que argüían los nacionalistas de la Línea Dura para la formación de un bloque de oposición, su beneplácito no trascendió al movimiento anapista68. A diferencia de sus pares, la ANAPO no diseñó un plan concreto para unirse con otros grupos de oposición. Aunque a veces se refería a ella, en realidad no estaba interesada. Asimiló su confrontación con el nuevo establecimiento como la función natural de su presencia en la vida política del país. Más tarde, las intervenciones de Rojas y de Olano Cruz durante el mitin del 8 de mayo en Cali, pusieron de presente que los anapistas irían solos a las elecciones. Empero, su decidido enfrentamiento contra las oligarquías, su firme propósito de identificarse con las angustias populares, la persecución política, asesinatos y torturas que sufrían los militantes del anapismo y los de los otros grupos de oposición, la defensa de los derechos humanos y ante todo, el criterio popular del ejercicio de la política que primaba en ellos, hicieron que se fuera configurando paulatinamente desde abajo, particularmente desde los Concejos Municipales la unión de la oposición que otros grupos diseñaban desde arriba. En ciudades como Cali y Barranquilla, los ediles anapistas y emerrelistas comienzan a desarrollar una serie de acercamientos y alianzas que serán apenas el inicio de una larga tradición. En Cali por ejemplo, los emerrelistas López Michelsen y Efrén Fernández, concejales por la capital vallecaucana, votaron a favor del anapista conservador Elias Salazar García, para la vicepresidencia de la Corporación No se trataba de contravenir a la Dirección oficial del liberalismo que había impartido la orden de no pactar alianzas con grupos distintos a los que compartían la responsabilidad del Frente Nacional. Fernández, coincidía con Olano en el sentido de que los cuerpos colegiados no deberían tan solo servir para presentar proyectos en beneficio de la infraestructura de las ciudades. Sostenía que los Concejos debían defender los derechos de los ciudadanos, controversia que también había llevado a cabo el parlamentario anapista conservador Rodolfo García. Claro, Fernández era más amplio. Si la apelación a la defensa de los derechos humanos que hacía García tenía que ver directamente con «el caso Rojas», la del concejal emerrelista se refería a los

Véase Voi Proletaria, septiembre 17 de 1964,p. 5. Ibid. Olano Cruz define la política rojista. En: La Nueva Prensa, No. 121 de 1964,p.22.

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ciudadanos que luchando por vivienda o por tierra eran perseguidos, encarcelados, torturados y finalmente asesinados. Además, los emerrelistas y anapistas caleños apuntaban en sus discursos a los mismos problemas de los mismos destinatarios: la vivienda, las invasiones de terrenos baldíos en la ciudad, las persecuciones, la violación de los derechos humanos; el pueblo humilde, las masas humildes, los desarrapados, los pobres, los paupérrimos.

2.6 Reagrupación conservadora y el lauroalzatismo

Después de las elecciones de 1964 el conservatismo se reagrupó. La colectividad volvió a su histórico fraccionamiento entre ospinistas y laureanistas. El nuevo alinderamiento no permitió establecer cuál de las dos fracciones tenía las mayorías. Así las cosas. Valencia procedió a nombrar «milimétricamente» en los cargos públicos a unos y otros. Hubo quienes no quisieron sumarse a ninguno de los bandos en pugna, los conservadores independientes. El Frente Nacional no podía seguir hablando ahora de socios mayores.

Aprovechando las nuevas coyunturas, queriendo robustecerse, el laureanismo dirigido ahora por Alvaro Gómez "Hurtado, decidió atraer a la gente del conservatismo doctrinario todavia dispersa en la política del país, después de la muerte de Álzate. Acudieron a su llamado el dirigente santandereano, otrora jefe de la Reconquista, Humberto Silva Valdivieso y el excandidato de la misma Jorge Leyva, entre los más connotados. Proclamándose como «Lauro-alzatistas» continuaron en la actividad proselitista69.

Desde El Siglo desataron una implacable campaña contra la candidatura de Carlos Lleras Restrepo sin que significara para ellos tener que retirarse del gobierno. Declararon que ser contrarios a la candidatura de Lleras no significaba estar en contra del ejecutivo. Denunciaron las persecuciones y presiones a que estaban siendo sometidos sus funcionarios a lo largo del país, sin tener en cuenta las directrices impartidas por el presidente de la República, de participación «milimétrica» en el gobierno a los diferentes sectores conservadores. Los lauroalzatistas denunciaron además, que estaban siendo conminados a contribuir económicamente a la financiación de la campaña del candidato oficial del liberalismo™. Finalmente no se retiraron de los Ministerios, pero si lo hicieron de la administración distrital.

69 Conformaban la plana mayor del lauroalzatismo: Alvaro Gómez Hurtado, Humberto Silva Valdivieso, Presidente y vicepresidente respectivamente; el Representante Diego Tovar Concha, los parlamentarios Aurelio Caí cedo Ayerbe, Hugo Escobar Sierra. Jorge Leyva; los dirigentes Rafael Azula Barrera, Felio Andrade Manrique, Femando t Maneta Laverde. Darío Hernán Vanegas, Néstor Eduardo Niño y Alberto Casas Santamaría. Secretario General del Directorio. ™ El 25 de abril El Siglo pubHcó la siguiente advertenda: «El Directorio Nadonal Conservador previene a los copartidarios y funcionarios públicos en el sentido de que no están obligados a hacer contribudones económicas en favor del Fondo Pro-candidatura Carlos Lleras Restrepo». Ver edidón p. 1.

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Los lauroalzatistas fundamentaron su adversidad hacia la candidatura de Lleras por considerar que se trataba de «un acto unilateral de una fracción del liberalismo». En su prensa se le denominó «la candidatura de imposición» y al igual que los anapistas, emerrelistas, demócratas-cristianos y en general toda la oposición, van a presentar a Carlos Lleras como el candidato de los gremios económicos, en una palabra, de la oligarquía. Algunos hombres de este movimiento llegaron a creer que la opinión colombiana estaba frente a dos alternativas: llerismo y antillerismo.

Entre los grupos de la oposición, el lauroalzatismo era el menos radical contra el Frente Nacional. Su lucha estaba dirigida apasionadamente contra la candidatura del Frente Nacional. En el fondo le preocupaba perder poder dentro de la coalición bipartidista. Su lucha contra la candidatura de Lleras se explica en la realización del Frente Nacional como proyecto liberal. Tarde se había dado cuenta el laureanismo de su error y tal vez tarde decidió regresar a las fórmulas doctrinarias como mecanismo para recuperar espacios perdidos. «Otro aspecto que debemos analizar es el de que el partido no se puede envejecer con el Frente Nacional.. .el conservatismo tiene que volver a pesar como una fuerza política importante...», eran expresiones de Alvaro Gómez Hurtado a finales deabrildel96571.

El lauroalzatismo celebró con alborozo la renuncia de Carlos Lleras a la candidatura presidencial en los inicios de mayo. Su enconada oposición tuvo su parte en este desenlace. Lleno de optimismo, Alvaro Gómez Hurtado aprovechó la oportunidad para proponer desde su columna periodística en El Siglo la conformación de un «Gran Movimiento», iniciativa algo gaseosa que, sin embargo, fue respaldada por sus seguidores y por gentes del liberalismo72

Más en concreto, la bancada parlamentaria de la agrupación propuso «un gran acuerdo nacional con participación de los partidos políticos, las fuerzas del trabajo, los gremios, los sindicatos y todos los sectores de la opinión pública»73. En su propuesta no justifican que el problema de las candidaturas presidenciales ocupara el primer rango de las preocupaciones del país y llamaron a que se trabajara en pro de la satisfacción de las aspiraciones populares74.

Pero, el laureanismo de los últimos días del viejo caudillo no era un grupo homogéneo. Si bien Alvaro Gómez heredaba en vida de su padre la jefatura de la fracción, no parecía heredar sus fidelidades políticas. Los planteamientos del delfín no eran producto de deliberaciones de grupo. Dos días antes de la muerte de Laureano, hablando para el popular programa radial «Cinco reporteros y el personaje de la semana», se le ocurrió en el curso de la entrevista

Véase El Siglo, abril 27 de 1965, p. 13. Véanse las edidones de El Siglo, mayo 10 y 11 de 1965. El Siglo, mayo 12 de 1965, p. 15. Ibid.

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proponer convenciones de concejales de los dos partidos como fórmula para escoger candidato a la presidencia de la república. Hablaba de un acuerdo político necesario, pero no se le ocurría en qué forma debería llevarse a cabo. En fin, de todas maneras los seguidores del lauroalzatismo se prendían de sus conceptos también para expresar los suyos. Asi, empezaron todos a hablar de «acuerdo nacional», de «nuevo acuerdo entre los partidos».

Por el mismo tiempo algunos de los connotados dirigentes propusieron como solución a la crisis política que vivía el país la abolición constitucional del Frente Nacional. El Representante Diego Tovar Concha anunció que presentaría ante la Cámara un Proyecto de Asamblea Nacional Constituyente, para que procediera «a extinguir la reforma plebiscitaria de 1957»75. El excandidato presidencial de 1958, Jorge Leyva explicaba a su manera el contenido de la propuesta lauroalzatista de la siguiente manera: «...reconocer con sencillez y probidad que el sistema y el gobierno fracasaron y proceder a cambiar lo que no sirve... Cuan do un régimen es inhábil para atender a las rudimentarias necesidades colectivas, las clases dirigentes están moralmente obligadas a removerlo dentro de cauces de legalidad, antes de que el pueblo se vea forzado a manifestarse sin curadores»76. Se advertían, pues, dos sectores en el lauroalzatismo, uno conciliador, partidario de reformas al Frente Nacional y uno adverso a la coalición, el orientado por Jorge Leyva.

2.7 Los sacerdotes en la política

No sólo el movimiento nacionalista en donde coincidían La Nueva Prensa, La Línea Dura y el general Alberto Ruiz Novoa, frenaban el impulso que traía el anapismo. La agitación proselitista del sacerdote y sociólogo Camilo Torres Restrepo primero, y de su organización política El Frente Unido del Pueblo (FUP) después, puso en peligro los esfuerzos de Rojas por agrupar en torno suyo un frente nacional por abajo77. Pero, no era el Frente Unido que arriesgaba la popularidad de Rojas sino la presencia en el escenario político de un dirigente popular salido del clero. Los colombianos venían tomando la prédica de Rojas como un mensaje evangélico. Un columnista que militaba en el anapismo barranquillero, se preguntaba dias antes de salir Camilo a la plaza pública: «¿Qué se hizo la justicia social? ¿Donde está el sabio código de Cristo? ¿Qué

75 El Espectador, julio 10 de 1965, p. 2A 76 Ibid.

El editorialista del periódico del Movimiento, escribía al respecto: « Por contraposidón al Frente Nadonal, partido de la oUgarquía hemos propuesto el Frente Unido, Movimiento de masas que aglutine al pueblo colombiano y le sirva de instrumento político en su lucha por la conquista del poder. Por eso lo hemos llamado «Frente Unido del Pueblo». Porque queremos que en él se unan todos los trabajadores, todos los hombres pobres y los que, sin serlo se solidaricen con su angustia, identificados todos en el propósito común de arrebatar el poder a la oligarquía que hoy lo detenta. Véase El Frente Unido, noviembre 12 de 1965,p. 8.

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lo hicieron los poderosos ? ¿Por qué lo quemaron?, ¿Donde está el pan que la misma palabra de Dios anunció a los hombres en el Génesis como ganados con el sudor de la frente ?, ¿Por qué se ha desatado en Colombia tan espantosa ola de delincuencia, jamás conocida en ningún país del mundo?, ¿Por qué están cerrados todos los caminos de las oportunidades para el pueblo y sólo hay en Colombia una ancha senda tapizada de damascos por donde pasan los pocos elegidos del actual sistema de gobierno?78. Habían sido precisamente los anapistas, con Rojas a la cabeza, los más interesados en el país en la difusión de los contenidos populares y democráticos de las encíclicas papales. Recordemos que fue el rojista José María Nieto quien, desde la caída de Rojas Pinilla, se puso al frente de los dogmas cristianos cuando consideró que el respaldo de la jerarquía eclesiástica colombiana al establecimiento del Frente Nacional, constituía una traición a la Iglesia. Pero ahora lo hacían de lleno los mismos sacerdotes. Porque no se trataba sólo de Camilo. Desde sus orígenes, en las filas del anapismo estaban alineados una serie de sacerdotes que veían en el Movimiento de Rojas la posibilidad de predicar el cristianismo popular.

Junto a Camilo, empezó a aparecer en las páginas de los periódicos la fotografía de un cura boyacense de nombre Martín Amaya Martínez, quien había sostenido en una conferencia dictada el 17 de junio en la Universidad Tecnológica de Tunja controvertidos temas como: lo. La reforma del Concordato; 2o. La separación de la Iglesia y el Estado; 3o. La liberación de las conciencias del pueblo latinoamericano; 4o.Reconsideración del matrimonio católico; 5o. Control de la natalidad; 6o. Conformación de un movimiento que libere al país de las actuales estructuras «anacrónicas»; 6o. Mentalidad nueva para transformar el mundo79. Los planteamientos de Martín Amaya produjeron revuelo en la región. Después de la publicación del texto completo de su conferencia en el Diario de Boyacá, el Arzobispo de la Diócesis de Tunja, considerando de «aventuradas tesis sociológicas, morales y dogmáticas» sus posturas, decidió prohibirle escribir y/o hablar públicamente. Más tarde se le privó del derecho de vestir el traje eclesiástico, la sotana. Amaya, sin embargo, continuó hablando. Se trasladó a Bogotá, en donde sostuvo, que el Segundo Concilio Vaticano estaba «creando una nueva mentalidad dentro de la Iglesia, por la posibilidad de la autocrítica dentro de la Iglesia y por el esfuerzo de un mayor acercamiento al pueblo y de evitar la estrecha alianza con los ricos y capitalistas»80.

Guardadas las proporciones, Camilo Torres y Martín Amaya, jugaban dentro del clero colombiano, el papel que Ruiz Novoa había jugado dentro del Ejército. Ruiz de alguna manera rescató para los militares el derecho a opinar sobre los

Véase El Nadonal, abril 6 de 1965, p. 4. Véase El Espectador, junio 24 de 1965,p.ly2A Véase El Espectador, julio 2 de 1965, p.3A

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problemas políticos del país. A su vez, los dos sacerdotes, demostraban con sus comportamientos, que el bajo clero podía y debía intervenir en política.»No toleramos seguir siendo esclavos de ciertos prejuicios, de ciertas ideas y de una religión deformada -decía el padre Amaya desde los balcones de la Alcaldía de Tunja- Yo protesto en nombre de mi pueblo contra esa deformación que ha sufrido el mensaje de Jesucristo. Porque el mensaje cristiano es profundamente humano, profundamente progresista. Pero precisamente se lo ha deformado, se lo ha mutilado para convertirlo en un instrumento de explotación y de enriquecimiento. Sigo siendo yo un sacerdote católico pero empeñado en devolverle al cristianismo su autenticidad para poner al servicio del pueblo la religión»81. Fue esto lo que mayormente mortificó a las cúpulas eclesiásticas. «.. Desde el principio de mi sacerdocio -le escribía Concha Córdoba a Camilo-he estado absolutamente persuadido de que las directivas pontificias vedan al sacerdote intervenir en actividades políticas y en cuestiones puramente técnicas y prácticas en materia de acción social propiamente dicha. En virtud de esa convicción durante mi ya largo episcopado me he esforzado por mantener al clero sujeto a mi jurisdicción apartado de la intervención en las materias que he mencionado»82. Así como no pudo Alberto Lleras impedir a los militares que opinaran en política, tampoco podía aspirar el Cardenal a taparle la boca a los sacerdotes. Hombres de armas y de Iglesia estaban por doquier participando en las transformaciones del mundo moderno. Como en el caso de Ruiz, personalidades de la política en las localidades salieron a la defensa de los sacerdotes. Un inquieto líder popular de Barranquilla, el médico Dolcei Manga -viejo gaitanista, emerrelista simpatizante de las tesis que promulgó Ruiz Novoa y futuro dirigente de la ANAPO- escribió un extenso editorial en El Nacional para pronunciarse a propósito de las declaraciones emitidas por los jerarcas de la Iglesia en contra de los levitas. «Los sacerdotes -escribía- también deben defender la dignidad de su pueblo. Nos encontramos ante un estado de postración grave; factores de orden biológico, moral, cultural y económico, exigen un nuevo orden en la dirección nacional»83. ¿Qué exige Camilo Torres? Se preguntaba Manga y él mismo se respondía: «Exactamente lo que pedía Jesucristo. Que no se maltrate a su pueblo, que no haya opresores y oprimidos, que no haya privilegiados, que no haya hambreados, que no haya desnudos, que no haya ignorantes, que no tengamos el pavoroso cuadro de la mayoría de las madres colombianas llevando en sus brazos y contra sus pechos a sus tiernos hijos moribundos; sin posibilidad de poderlos salvar por falta de un infeliz recurso económico y negación total de protección por parte del Estado»84.

Véase El Espectador julio 8 de 1965. p.2 y 3A Ibid p. 374. El Nadonal, julio 9 de 1965, p.4. Ibid.

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2.8 El Frente Unido del Pueblo

A Camilo Torres Restrepo le apasionaba la idea de la formación de un movimiento popular por encima de las colectividades políticas. Se creyó capaz de unir no sólo a la izquierda y a la oposición en general, sino que pretendía aglutinar en un solo Movimiento a toda la clase popular colombiana. Desde octubre de 1964, comenzó a circular entre algunos colombianos un «Llamamiento» redactado por el sacerdote. «Es indispensable la unión de todas las personas interesadas en la transformación del país en torno a programas concretos, prescindiendo de las diferencias ideológicas, religiosas y de política tradicional. Unámonos en las ideas y después buscamos un jefe»85, decía el llamamiento. Camilo adjuntó al documento, 30 puntos que consideró claves para el inició de una discusión amplia: Integración económica subzonal, neutralismo y autodeterminación, posición ante Cuba, integración latinoamericana y Alianza Para el Progreso, nacionalizaciones, industrialización, inversiones, política monetaria, reforma parlamentaria, judicial, agraria, presupuesto, reforma tributaria, planificación, desempleo, sindicalismo, programas de salud, seguridad social, propiedad, partidos políticos, ejército, educación, universidad, soluciones al problema de la violencia, libertad de cultos y de opinión, liberación de la mujer, arte colombiano. Más tarde, el 12 de marzo de 1965, en un homenaje que se le brindó en Medellín, el sacerdote leyó por primera vez en público la «Plataforma para un Movimiento de Unidad Popular» compuesta de 7 motivos y 14 numerales. Meses después, resultado de un amplio proceso de discusión, el ejemplar número 1 del periódico Frente Unido, vocero del movimiento del mismo nombre publicó una nueva versión de la Plataforma esta vez reducida a 10 numerales, conservándose los 7 motivos y la convocatoria que rezaba: «... A todos los colombianos, a la clase popular, a la clase media, a las organizaciones de Acción Comunal, a los sindicatos, cooperativas, mutualidades, ligas campesinas y organizaciones obreras, indígenas, a todos los inconformes, hombres y mujeres, a la juventud, a todos los no alineados en los partidos políticos tradicionales, a los nuevos partidos...86.

El nuevo documento político advertía que la tierra necesaria para el bien común sería expropiada sin indemnización, que los habitantes de casas en las ciudades serían sus propietarios, que los predios urbanos y suburbanos particulares no

85 Véase el texto completo del Llamamiento en: Torres Camilo. Cristianismo y Revoludón. México, EdidonesERA, S.A. 1970, p. 351-352. 86 Plataforma Para un Movimiento de Unidad Popular». Hoja Volante, marzo 17 de 1965. Véase: Torres Camilo. Cristianismo y Revoludón. Op. Cit. p.515-523. La Plataforma se redujo a lOpuntos conservándose el encabezamiento: 1 o. Reforma Agraria; 2o. Reforma Urbana; 3o. Planeadón; 4o. Política Tributaria; 5o. Nadonalizadón; 6o. Reladones Intemadonales con todos los países del Mundo; 7o. Seguridad sodal y salud pública; 8o. Política familiar; 9o. Fuerzas Armadas; 1 Oo. Derechos de la mujer. Varios de los 30 puntos mídales se agregaron a los 10 aprobados. Por ejemploEducadón, pasó al numeral de «nadonalizadón», el problema indígena al de Reforma Agraria.

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construidos serían expropiados, que todos los trabajadores pasarían a ser accionistas de las empresas, que los Bancos, hospitales, clínicas, laboratorios, droguerías y la explotación de los recursos naturales pasarían a ser propiedad del Estado y, que el presupuesto destinado a la represión se reduciría al mínimo»87. Se trataba pues, de un documento único en la historia política del país: amplio, radical, abiertamente comprometido con las masas populares, sin la prevención social que distinguía a los Movimientos conciliatorios y nacionalistas de La Nueva Prensa, la Línea Dura y el anapismo.

La prédica del Frente Unido llegó y cautivó primeramente a la izquierda colombiana. En sus intervenciones, Camilo neutralizó el anticomunismo que gobierno e Iglesia utilizaban para atemorizar a la población. Sostenía que en los problemas sociales, el clero debería preocuparse «por el bienestar de la humanidad más que preservarla del comunismo»88. Manifestó además, estar dispuesto a luchar junto con el Partido Comunista contra la oligarquía y contra el dominio de los Estados Unidos, por la conquista del poder para las masas. Declaración que produjo el respaldo inmediato de ese partido al nuevo movimiento.

Camilo contó además con el respaldo del Partido Social Demócrata-Cristiano PSDC. En su V Congreso realizado en julio de 1965, los demócratas-cristianos emitieron una declaración en laque expresaron «su identificación y solidaridad con los objetivos perseguidos por el padre Camilo Torres en su plataforma y recientes campañas, que coinciden en lo esencial con los planteamientos demócratas-cristianos»89.

En mayo de 1965 el arzobispo de Bogotá, cardenal Luis Concha Córdoba, declaró: «En la plataforma de acción político-social presentada o suscitada por el padre Torres, hay puntos que son inconciliables con la doctrina de la Iglesia»90. Un mes después, el Cardenal volvió a pronunciarse al respecto: «Las actividades del Padre Camilo Torres son incompatibles con su carácter sacerdotal y con el mismo hábito eclesiástico que viste. Puede suceder que estas dos circunstancias

87 Véase Guzmán G.C. op. dt. p.79-82. 88 Véase Torres Camilo. Cristianismo y revoludón... op. dt. p.370. 89 El texto completo de la Declaradón rezaba de la siguiente manera: Reafirma su compromiso con la revoludón colombiana y su dedsión de reabzarla con el pueblo organizado y consdente, dentro de un vigoroso espíritu democrático y una definida mspiradón cristiana. Considera un deber expresar su identificadón y solidaridad con los objetivos perseguidospor el padre Camilo Torres en su plataforma y rédenles campañas, que coinciden en lo esendal con los planteamientos demócratas-cristianos. Asume la responsabilidad que le corresponde en el proceso revolucionario nacional dentro de una línea independiente, dinámica y leal, como corresponde a una fuerza que constituye sin lugar a dudas la gran esperanza del pueblo colombiano. Invita a los diferentes sectores populares a ejercer una poderosa presión social, que lleve a la realizadón de un plebisdto que sirvapara reflejar la voluntad del pueblo en reladón con los grandes cambios institudonales exigidospor la justida. Véase: Pueblo y Libertad. Órgano del PSDC, agosto 1 de 1965, p.5 . 90 Véase Torres Camilo. Cristianismo y revoludón...Op. dt. p. 371.

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induzcan a algunos católicos a seguir las erróneas y perniciosas doctrinas que el padre Torres propone en sus programas»91. Camilo decidió no enfrentarse más con la Jerarquía de la Iglesia y pidió al Cardenal le concediera la reducción al estado laical y la exoneración de las obligaciones inherentes al estado clerical. La petición de Camilo fue concedida. Con desespero, en agosto de 1965, la cúpula del clero antioqueño pidió a las autoridades y a los fieles que consideraran a Camilo Torres como un simple ciudadano, como un laico más. Señaló que éste no representaba ni llevaba la vocería de la Iglesia en los programas e ideas que divulgaba en público o privadamente92. No obstante, la gente siguió acudiendo a escuchar al «padre Camilo».

2.9 Camilo, la Nueva Prensa y ANAPO

Parecidos pero distintos eran el MDN y el FUP. Ambos Movimientos estaban dirigidos por personalidades de élite. Uno y otro compartían las influencias de la sociología moderna y empezaron moviéndose entre las capas medias. Desde meses atrás, las posturas de Camilo Torres no estaban lejanas de los idearios promulgados por LNP93. Un somero recorrido por su vida así lo demuestra. Como Ruiz Novoa, Camilo había permanecido, incluso más que aquel, alejado de los conflictos políticos colombianos. De 1954 a 1959 el sacerdote estuvo cualificando su formación en Europa, como estudiante de ciencias políticas y sociales en la Universidad Católica de Lovaina. De manera intensa participó de los cambios acelerados que vivía la Europa de la II posguerra: la modernización de los partidos políticos, la irrupción de los partidos comunistas a los gobiernos europeos, el despertar de la nueva esperanza que provocó la creación del bloque socialista oriental, el avance de la democracia cristiana, la radicalización de los movimientos de liberación de las colonias europeas en Asia y África (particularmente el caso Argelino) y por supuesto el avance de las ciencias sociales modernas. Quizás por eso, Camilo no quiso regresar a Colombia sin palpar un poco los logros de la sociología norteamericana: el funcionalismo, entre otras corrientes le impactó.

Durante su estadía en Europa, Camilo estuvo en contacto directo con la labor que entre trabajadores y marginados desarrollaban reconocidos sacerdotes obreros franceses. La tesis que elaboró para recibirse de sociólogo en 1958 tiene, por todo lo anterior, la impronta de los nuevos tiempos: «Approche Statisque de la Realite Socio-Economique de la Ville de Bogotá», publicada en

91 Ibid. p.375. 92 Ibid. p. 378. 9! La Nueva Prensa le dedicó a Camilo Torres la carátula del Número 117 de la revista Los editores insertaron apuntes biográficos del sacerdote en el artículo «Quién es el padre Camilo Torres» ehiderou una síntesis de las opiniones expresadas por él y que, por supuesto, coincidían con las de la revista. Véasela edidón del 16 de junio de 1964, p.32 y 33

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español muchos años después bajo el título de «Laproletarización de Bogotá»94. Desde su llegada al país en 1959, Camilo desarrolló una intensa actividad académica de nuevo estilo, en contacto directo con los objetos de estudio que constituían su preocupación. Participó en los organismos oficiales que tenían relación directa con la solución de los problemas de la comunidad: El Instituto Colombiano de Reforma Agraria, la Escuela Superior de Administración Pública ES AP, entre otros; es cofundador de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, aboga por la justicia social y, como los intelectuales de LNP o los seguidores del general Rojas, Camilo quiso resolver los problemas de la población colombiana de manera inmediata. De ahí que se haya despertado cierta solidaridad y simpatía de los anapistas con el clérigo, lo mismo que semanas antes, se habían manifestado con Ruiz Novoa95.

Ambos, MDN y Camilo, escogieron la Universidad como punto esencial para la difusión de sus mensajes. Fue un cambio notorio en el ejercicio de la política en Colombia. Para ellos, antes que la plaza pública, primó el centro universitario. Creyendo en la fuerza del estudiantado, decidieron dejar para después el contacto directo con un pueblo acostumbrado al espectáculo oratorio de los mercados. A diferencia de Rojas que desafiando el estado de sitio vigente, competía con los varones electorales en los balcones de la plaza principal de cada uno de los pueblos colombianos y enterraba día a día Directorios, el MDN y Camilo pasaron la mayor parte de su corta pero intensa vida política, en los recintos cerrados de las universidades o de los salones exclusivos de afamados hoteles. De un total de 92 actos políticos que presidiera Camilo entre el 20 de mayo y el 17 de octubre de 1965, un día antes de su desaparición, el 69.58% se realizó en recintos cerrados: el 30.43% en universidades, el 28.08% en estadios, teatros y clubes, y el 13.04% en sedes de sindicatos. En cambio, sólo el 26.08% de sus intervenciones públicas se efectuó al aire libre: desfiles y manifestaciones en provincia. El 2.18% restante correspondió a sus intervenciones por radio96. Le interesaba a Camilo la preparación del sujeto que iría a difundir entre las capas bajas de la población urbana y entre el campesinado, las consignas de la revolución. Por eso la mayor parte de su actividad la concentró en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali. En la Capital de 23 intervenciones, 11 tuvieron lugar en universidades, particularmente en la Ciudad Universitaria, 7 en barrios que por aquella época concentraban la población que había emigrado del campo

94 Camilo Torres, La proletarizadón de Bogotá, Fondo Editorial Cerec, Bogotá, primera edidón 1987. 95 En la edidón del 7 de odubre de 1965, el periódico del Frente Unido aprovechó una solidtud de un militante de la ANAPO para reproducirla en un notable recuadro en el extremo superior derecho de la página séptima: MILITANTES DE ANAPO EN FRENTE UNIDO. Señores/Frente Unido./ Me permito dirigirme a ustedes para preguntarles si dentro délos Comandos del Frente Unido hay algunos militantes de la ANAPO/. El periódico contestó gráficamente: «Miguel Lasso, Representante a la Cámara por la ANAPO del Huila y sus dos hijos. Lasso forma parte del Comité del Frente Unido en su Departamento» Véase Él Frente Unido, odubre 7 de 1965, p. 7 96 Esos resultados provienen del seguimiento de las adividades de Camilo en El Espectador, mayo-didembre de 1965 y Camilo Torres. Cristianismo y Revoludón. México, ed. ERA, 1970, p. 39 a 56.

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a la ciudad, tales como El Claret, Santa Lucía, Quiroga; 3 en sedes sindicales, una en la casa del Partido Comunista y una manifestación frustrada en la Plaza de Bolívar. En Medellín Camilo tuvo durante esa ocasión 7 intervenciones. Desde el jueves 17 al 20 de junio de 1965, Camilo permaneció en la capital antioqueña. Esta vez disertó en el Sindicato de Coltabaco, en las Universidades de Antioquia y Nacional. Al día siguiente se reunió con sindicalistas en la Asociación Sindical Antioqueña ASA. En las horas de la tarde del día domingo, ante la imposibilidad de realizar un acto público, Camilo se vio obligado a hablar en el Teatro Colón del popular barrio Guayaquil. Regresó a Medellín el lunes 9 de agosto y como la vez anterior su permanencia fue dramática. La policía bloqueó la Plaza de Cisneros lugar donde se había programado una manifestación, viéndose los simpatizantes del sacerdote presionados a recogerse en la sede de ASA, Obligados por la fuerza pública a permanecer en el interior de la Asociación Sindical, continuaron las deliberaciones entre Camilo y sus seguidores. Pasado un mes largo, el 19 de septiembre continúo sus contactos con asociaciones sindicales. En la capital vallecaucana visitó en dos oportunidades la Universidad Santiago de Cali (mayo 21 y julio 31). El 30 de julio miles de personas lo esperaron durante 3 horas en la plaza de San Nicolás en donde se llevó a cabo una de sus pocas manifestaciones exitosas y, al término de la cual se organizó un desfile que le acompañó a un restaurante de la ciudad donde se le había preparado un agasajo. Cuatro días después, se reunió con los Comités del FUP de la misma ciudad. De inmediato, el 5 de agosto, se traslada a Barranquilla en donde es recibido por el estudiantado que lo lleva a la Universidad del Atlántico. Habla, un día después, en el bachillerato de la Universidad Libre. Un mes más tarde regresa y sostiene una interesante confrontación de ideas con Alberto Zalamea en un programa radial denominado «La Peña Alicia». Estas eran las ciudades de mayor población en el país y donde con mayor curiosidad y expectativa se recibían los nuevos mensajes políticos. En ese orden de importancia siguieron Bucaramanga, Pereira, Ibagué y Cúcuta, ciudades visitadas por el sacerdote en 3 oportunidades97. En resumen, de las 92 intervenciones de Camilo, 61 se realizaron en ciudades capitales y las restantes en ciudades intermedias como Buga, Palmira, Girardot, Fusagasugá, y en localidades menores como Hobo, Gigante, Granada, Armero, Líbano, Sabana de Torres.

Es esto lo que observamos hoy cuando seguimos el itinerario de sus actividades. Claro, el comportamiento de Camilo obedecía a una tarea que se había impuesto y que se diferenciaba de la manera como ejercían la política el general Rojas y Alberto Zalamea, quienes ya estaban decididos a lograr sus propósitos por la vía electoral. Camilo por el contrario le dedicaba la mayor parte de su tiempo

97 Camilo alcanzó a visitar, además de las mendonadas, 10 capitales de departamento: Villaviceudo, Tunja, Popayán, Manizales, Valledupar, Santa Marta, Cartagena, Sincelejo, Ndva y Montería.

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al desarrollo de la conciencia política de un sector o sectores de la población llamados -según su esquema- a dirigir la revolución.

Las cosas empezaron a ponerse claras desde el viaje de Camilo a la ciudad de Lima, donde participó en el Segundo Congreso Bolivariano de Desarrollo de la Comunidad. Sus declaraciones a la prensa y los contenidos de sus conferencias pusieron de manifiesto lo que en realidad estaba pensando. Camilo negó una eventual candidatura suya a la presidencia, dijo que «primero habrá que realizar el movimiento revolucionario de transformación y luego se podrá hablar de candidaturas»98. Afirmó sin titubeos que organizaría un frente para la toma del poder. Le dijo a los peruanos que contaba con el apoyo de campesinos, obreros y estudiantes «Para hacer la Gran Revolución que transforme el actual estado social en Colombia»99. Más claras todavía se pusieron las cosas, con el discurso que pronunció en el apoteósico recibimiento que le hicieron los estudiantes a su regreso al país. Desde ese instante, Camilo no vaciló más. Habló ante todo del campesinado, dijo que éste sería la vanguardia de la revolución, sostuvo como si leyera algún manual guerrillero de moda, que la confrontación se desarrollaría en la zona rural. De los obreros y los sindicatos señaló que jugarían el papel de «apoyo urbano». A los estudiantes, sus más cercanos aliados, después de alabarles su intelecto e inconformidad, los llamó a la obediencia absoluta e invitó a seguir colaborando en la politización de la clase popular a través de la difusión de la Plataforma del Frente Unido en los barrios y veredas100. Horas más tarde, cuentan sus biógrafos, el sacerdote, se encaminó, de manera clandestina, a las montañas de Santander a entrevistarse con los Comandantes del Ejército de Liberación Nacional ELN, organización guerrillera surgida en los primeros días de 1965101.

2.10 La línea blanda del MRL contraataca

Entre tanto, a mediados de 1965 la corriente del MRL que se conoció popularmente con el nombre de «Línea Blanda» se aprestó a reestructurar su Movimiento. El primer paso en ese sentido fue la designación que hizo Alfonso López Michelsen en junio de ese año de una Junta Asesora102. En dicha ocasión, el dirigente consideró necesario poner de presente; «...deseo reservarme el derecho de formular declaraciones a título personal sobre los problemas públicos

98 Véase El Espectador, julio 3 de 1965, p. 1. 99 Ibid. 100 Véanse apartes del discurso de Camilo en El Espectador, julio 4 de 1965, p. 1 y 2A 101 Acerca de Camilo Torres son interesantes los siguientes libros: Walter Broderick, Camilo el cura guerrillero. Editorial El Labrador, Bogotá, 1987; Gustavo Pérez, en Cristianismo y revoludón, Edidones Era, México, 1972; Norberto Habegger, Camilo Torres: El ¿ura guerrillero, A Peña Lulo, Editor, Argentina, 1967. 102 La Junta estuvo integrada por los parlamentarios Jaime Isaza Cadavid, Hernán Villamarín, Guillermo Hernández Rodríguez, Arquimedes Palau y Gerardo Bernal.

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que no necesariamente deben ser los del MRL...»103. En efecto, la mayor parte de sus intervenciones durante la campaña tuvieron más un acento personal que de grupo. Aunque hemos seguido sus intervenciones, en particular las de recinto cerrado, es bueno señalar que existían dentro de la Línea Blanda dos imaginarios: el racionalista y mesurado del jefe de la agrupación y uno de izquierda, que a diferencia del primero siguió dirigiendo su mensaje a las masas populares.

La Junta Asesora del emerrelismo lopista advirtió la necesidad de dotar al MRL de un «aparato moderno de partido democrático de izquierda, liberado de la montonera anárquica en que se derrocha inútilmente las fuerzas políticas»104. Prometió así mismo darle al movimiento una organización disciplinada al tiempo que señaló el deber de abrirle las puertas a «todos los colombianos, liberales oficialistas y de otras tendencias, que ante la dramática situación a que ha llegado el país, comprendan que el MRL es la única alternativa entre la catástrofe y la salvación nacional, entre la reacción y el progreso, entre la democracia y la dictadura»105. El 10 de julio, la Junta Asesora cumplió una de las tareas asignadas por el jefe del Movimiento: la edición de un periódico que ocupara el vacío dejado por La Calle. Con el nombre de MRL de Colombia, el nuevo órgano oficial del emerrelismo lopista comenzó a llevar a los más remotos rincones del país, un informe semanal sobre las labores de Ja Dirección Nacional y de los diferentes comandos departamentales106. Del mismo modo, la agrupación comenzó a llegar a los colombianos a través de un radioperiódico dirigido por Guillermo Hernández Rodríguez bajo la denominación de La Calle.

El contrataque de este sector del MRL evidenciaba que entre los seguidores de López se encontraban aún elementos ubicados a su izquierda. Esto quiere decir que no todos los hombres de mentalidad revolucionaria pasaron a hacer parte de la Línea Dura emerrelista107. Algunos por el contrario saludaron con

,03 Ver documentos en: MRL De Colombia, julio 10 de 1965, p.2. 1M Veáse «Alfonso López y la Junta Asesora. Mensajes cruzados a raíz del Nombramiento de la Nueva Direcdóu Nadonal». En: MRL de Colombia, jubo 10 de 1965, p. 2. 105 Ibid. 106 Los cargos en el periódiab aparederon distribuidos así: Alfonso López Michelsen, Fundador; Jaime Isaza Cadavid, Diredor; Carlos Restrepo Arbeláez, Gerente. La Junta de Redacdón estaba integrada por Jaime Isaza C, Guillermo Hernández R., Gerardo Bernal Castaño., Arquimedes Palau. Las oficinas del órgano emerrelista estuvo ubicada en la calle 18 No. 9-14 de Bogotá, til periódico traía una diagramadón paredda a la de La Calle. Jm sus formas de presentar la informadón tenía similitudes con Alianza Popular vocero de los anapistas. Con grandes titulares en rojo, cada edidón traía una denunda contra el establecimiento: «No más alzas. Lleras nó, etc». Simultáneamente en Medellín se empezó a editar MRL-Antioquia. 107 Entre los dirigentes de sensibilidad revoludonaria del MRL destacamos a Gerardo Molina, José Gutiérrez, Marco A Castaño, Guillermo Hernández Rodríguez, Hernando Garavito Muñoz, Luis Villar Borda miembros todos del Comando emerrelista de Bogotá y Cundinamarca. Estaban además el dirigente del Huila Jaime Ucrós Garda, Humberto Montañez Villamizar. El periódico del Movimiento contó con la colaboradón del antiguo director de Sábado y simpatizante del gobierno de Rojas, el gaitamsta Darío Samper.

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beneplácito el éxodo de comunistas y duros de la agrupación. Continuando con el ímpetu del MRL de sus comienzos, uno de los militantes escribía en el primer número del nuevo órgano «Sin ahorrar un solo esfuerzo daremos la batalla final contra todas las fuerzas de la reacción, frente a la gran prensa mentirosa y sumisa, contra el dinero y la oligarquía liberal y conservadora, contra el clero y la radio, contra el imperialismo y sus mayordomos criollos, hasta dar el golpe certero con la victoria total de las fuerzas de oposición, que con un solo hombre que encarne las aspiraciones populares derrocará al candidato de la burguesía, del continuismo y de los conformistas de la derecha...El MRL demostrará desde el poder que puede hacer la revolución colombiana, que se puede lograr la anhelada transformación del país, el cambio de las estructuras, el paso hacia la nueva patria amable para todos. El año entrante habrá gobierno del pueblo y para el pueblo, gobierno para los campesinos olvidados y sometidos al destierro de la injusticia, cambio para todos los que lo anhelan....»108. Mientras el jefe del movimiento racionalizaba su pensamiento, mientras gastaba horas en supuestos mensajes de pedagogía política para la clase dirigente del país, la militancia de sectores medios continuaba radicalizando el discurso del MRL. El estar con López, era inevitable. Creyendo como creían en la necesidad de un partido moderno, eran conscientes también de la necesidad de un caudillo. En el fondo no concebían un partido sin este componente. Uno de los líderes de primera línea, el parlamentario Ernesto McAllister escribía: «Colombia está necesitando ya, ahora mismo, una sola cabeza despejada, con una conciencia clara de los propósitos nacionales y una voluntad firme para salir dignamente de la encrucijada a donde la han llevado los pequeños intereses de su clase dirigente»109. En el mismo periódico, la Junta Asesora respondía a tal inquietud: «Las gentes sinceras de todas las vertientes sociales ven en López la posibilidad más provechosa para resolver los gravísimos problemas nacionales dentro de una revolución constructiva, de beneficio para todos los colombianos»110.

La Junta Asesora emprendió de veras su promesa de modernizar el MRL. El 20 de julio de 1965 entraron en rigor los estatutos del Movimiento redactados en una primera instancia por Guillermo Hernández Rodríguez y sometidos después a la aprobación de López y de la Junta Asesora. En la elaboración del nuevo documento se tuvieron en cuenta los estatutos de partidos latinoamericanos y europeos de avanzada. Sus redactores manifestaron haber acudido a la Democracia Cristiana italiana, a la social-democracia alemana y francesa. No obstante, sin renunciar al legado del partido liberal colombiano, declararon: «\famos a despojarnos de la vieja estructura para darle al movimiento la organización propia de los partidos revolucionarios de tipo laborista o

"" Restrepo Carlos. Hada el poder para el pueblo. En: MRL de Colombia, jubo 10 de 1965, p. 3. 109 Ernesto McAllister. El Caos. En: MRL de Colombia, jubo 10 de 1965,p,3. 110 Manifiesto de la Junta Asesora a la Militanda del MRL. En MRL de Colombia, jubo 10 de 1965,p. 2.

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socialista democrático. Se ha adoptado la forma nuclear de organización en sus dos formas básicas: el sistema territorial paralelo al sistema de los núcleos gremiales y de empresa. Se luchara organizadamente por las reivindicaciones del pueblo en los barrios pero también en las haciendas y en las fábricas, en el lugar donde vive y en el sitio donde trabaja. Con la observancia de una disciplina consentida pero estricta dentro de las estructuras organizacionales modernas del movimiento, será posible capacitar a las masas del MRL tanto para ganar elecciones en las justas cívicas como tomar el poder bajo la presión popular en los grandes desplazamientos democráticos que están porvenir»111. El documento definió al MRL como «un movimiento de izquierda de masas populares revolucionarias, con plena libertad de expresión dentro de sus cuadros, como foro de hombres libres»112. Aunque el artículo primero aceptaba miembros del MRL a todas las personas que aceptaran su programa y sus estatutos, en realidad el documento iba dirigido a los liberales. Se advierte entre líneas que los ideólogos emerrelistas más que regresar a las toldas del viejo partido liberal, aspiraban a atraer hacia el MRL las masas liberales del país.

2.11 La oposición: confrontación y confluencia de tesis

Reorganizado el MDN propuso para el estudio de sus militantes cinco puntos: lo. Plebiscito que retorne a Colombia a la democracia; 2o. Desanalfabetización masiva y educación gratuita; 3o. Asistencia médica pública; 4o. Reforma integral agraria; 5o. Plan orgánico de emergencia de la economía nacional. Sobre éste último numeral, el médico Echeverri Mejía puntualizó: «Es preciso buscar la instauración de la democracia económica sobre bases socialistas»113. Se refería en concreto a la nacionalización del Banco de la República, de los recursos naturales, regulación constante del Estado en la vida económica y planificación de la economía en general. En el primer punto se agruparon problemas como el de la recuperación moral de la República, la integración nacional y el pluripartidismo. Para lograr los objetivos del segundo punto, el documento prevé la creación del Instituto Nacional de Alfabetización (INALFA) que obligaría a todos los ciudadanos alfabetos a desanalfabetizar a un compatriota. En el poder el MDN crearía el Paz y Salvo obligatorio de educación e implantaría la educación técnica como la «única forma de liberar al país de la dependencia extranjera»114. Se cierra éste numeral con una promesa de educación gratuita en todos los niveles, como lo anunciaran también los anapistas en sus plataformas de 1961 y 1964. La asistencia médica pública se llevaría a la práctica mediante la creación del Instituto Médico Social (INME),

"' Ver texto completo de los Estatutos del MRL en: MRL de Colombia, jubo 23 de 1965 p. 4-5 y 8. 1,2 Ibid p. 8. 113 Los5puntosdelMDNEn:LaNuevaPrensa,No.l33,1965 sin mes ni día. Véanse contraportadas de la revista y p. 12-13. 114 Ibid Véanse contraportadas.

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el cual centralizaría la asistencia social y los servicios médicos de los grupos regionales de la salud. La propuesta de una reforma integral agraria se dirigiría a un aumento de la producción basado en el desarrollo intensivo de la infraestructura económica y en la creación de incentivos reales para la producción agrícola y pecuaria. En este numeral, el MDN enfatiza en la multiplicación de las formas industriales, empresariales y cooperativas de producción en grandes extensiones.

A todos los grupos oposicionistas los identificaba un mismo vocabulario político. Estaban contra el Frente Nacional, hablaban de oligarquías, de castas, de revolución. El lenguaje, entre unos y otros en los mítines, no se distanciaba considerablemente. La población, con expectativa, se congregaba a escucharlos a todos por igual. Era común advertir la presencia de las mismas personalidades en una concentración de Camilo, que en una del MDN o confundidas entre el gentío que acaudillaba a Rojas. Los colombianos, sin duda, estaban movilizados.

En agosto volvió a sonar el tema de la unidad de la oposición. Esta vez fue el Movimiento Democrático Nacional quien lanzó su propuesta. El MDN formuló una invitación a todos los movimientos oposicionistas, para que, alrededor de algunos postulados mínimos, se trazara un plan de acción conjunta que permitiera la posterior celebración de una Asamblea Nacional de la Oposición115.

Uno de los ejes de la discusión entre las agrupaciones contrarias al Frente Nacional que se peleaban el favor popular, lo constituía la participación o no en las elecciones. En pleno despegue de la campaña electoral, el periódico del Frente Unido publicó el 26 de agosto, en su primera edición, un trascendental artículo de Camilo Torres. En el escrito el dirigente -quien se encontraba en esos momentos con un pie en la agitación política civil y con el otro en la guerrilla- señalaba las razones por las cuales era contrario a participar en los comicios electorales. Para él, las elecciones constituían un impedimento grande en su propósito de unificar la clase popular colombiana. Entre los puntos en que fundamentaba su postura señalamos: «lo. En el sistema actual para votar la clase popular colombiana tiene que dividirse en liberal y conservadora; todo lo que divida al pueblo está contra sus intereses; 2o. El aparato electoral está en manos de la Oligarquía y por eso «el que escruta elige», el que cuenta los votos determina la victoria. Las elecciones se hacen más en las oficinas del gobierno oligárquico, que en las mesas de votación; 3o. Como es imposible ganarle a los que controlan la maquinaria electoral y todos los factores de poder, los grupos de oposición que llegan al Parlamento no podrán nunca hacer transformaciones revolucionarias; por el contrario, su presencia en el Parlamento facilita que la oligarquía diga que en Colombia hay democracia

Véase La Nueva Prensa Nos. 134 y 136. Agosto 16 de 1965,p. 12 en adelante.

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porque hay oposición»116. Y apuntaba más adelante: «Yo soy partidario de la abstención electoral pero no de una abstención pasiva sino de una abstención activa, beligerante y revolucionaria»117. Sin duda el Frente Unido aspiraba a canalizar la creciente tendencia del abstencionismo electoral en el país. Recuérdese que en las elecciones de 1964 los abstencionistas al participar como fuerza electoral consideraron triunfo suyo el alto porcentaje de no votantes.

En esas condiciones, los llamados del MDN a la unidad de la oposición, no encontraron mucho eco. Tanto para comunistas como para los ideólogos del Frente Unido, el Movimiento de Alberto Zalamea era tildado de fascista. Los últimos, de manera ligera, consideraron que el retiro de Ruiz Novoa de ese Movimiento se debió a que su «reformismo democrático» no comulgaba con el fascismo de LNP118. En septiembre de 1965 Camilo Torres y Alberto Zalamea participaron en una Mesa Redonda organizada por una emisora de la ciudad de Barranquilla. La confrontación de tesis permitió establecer hacia dónde habían evolucionado los dos ideólogos. A la lucha de clases defendida por Torres, Zalamea contrapuso la integración nacional. El director de LNP rechazó la abstención electoral que promovía el FUP y criticó de plano la alianza de Camilo con el Partido Comunista. Sostuvo que no creía en los elegidos del proceso histórico y que «el concepto milenarista de los comunistas y su dogmatismo» le parecían «anticientíficos, falsos, inadecuados para los países subdesarrollados»119. Mientras Torres quería llegar a todo el espectro de la sociedad colombiana. Zalamea en cambio se conformaba en afirmar que «un equipo pequeño pero eficaz, dispuesto al sacrificio», podría transformar a Colombia. «Las masas -señaló- lo seguirán después, como al flautista de Hamelin»120.

María Eugenia Rojas de la ANAPO, Indalecio Liévano Aguirre del emerrelismo lopista e incluso el mismo López, estimaron que todos los grupos oposicionistas deberían hacerse presente en forma separada en el primer escrutinio. Para ellos, la escogencia del candidato de la oposición a la presidencia saldría del sector mayormente favorecido en las célebres elecciones de mitaca. López Michelsen sintetizó así las cosas: «Es necesario que esa unión se realice después de las elecciones de marzo, para que, al entrar a discutir en mesa redonda un programa mínimo o el nombre de un candidato, todos los que se presenten puedan, como en una sociedad de capitales, poner de presente cuál es su aporte, su peso y su influencia»121. El emerrelismo de la Línea Dura pensaba sin

116 Camilo Torres. Por qué no voy a las elecdones. En; Camilo Torres. Cristianismo y Revoludón.. Op. dt. p.523-525. 1.7 Ibid p. 525. 1.8 Véase «INTEGRACIÓN O FASCISMO? En: El Frente Unido, odubre 28 de 1965, p. 7. 119 Véase: La Nueva Prensa, No. 137, septiembre6 de 1965,p.29-31. 120 Ibid p. 31. L2U Véase La Nueva Prensa, agosto 16 de 1965 p. 13 y septiembre 6 de 1965, p.22.

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embargo otra cosa. Alvaro Uribe Rueda, de regreso de una gira por la República Árabe Unida y de Argelia a inicios del mes de abril, había dejado dicho, que el candidato que se opusiera a Carlos Lleras Restrepo fuera señalado antes de las elecciones de marzo. Con razón consideraba el dirigente que un candidato presidencial no se improvisaba ni podía ser «el producto de una trasnochada a alto nivel, en un mes antes de la elección del Jefe del Estado»122. Manifestando que se trataba de un problema nacional de interés para todos los colombianos, Uribe llegó al país hablando de un candidato suprapartidista. Incluso declaró que no se trataba ni siquiera de escoger el candidato de las fuerzas de la oposición por haber sido éstas rebasadas por los acontecimientos, «...parece por lo menos ilógico -decía - que el candidato que va a significar una alternativa a todo lo que encara el doctor Lleras Restrepo como continuador del actual gobierno, sea sometido, por parte de los dirigentes de las parcelas oposicionistas, a un tratamiento de clandestinidad hasta después de las elecciones del Congreso»123. Cuando en agosto el tema de la unión de la oposición volvió a ponerse sobre la mesa de la discusión, el jefe de la Línea Dura reiteró su vieja tesis de conformar un bloque nacionalista y propuso en esta oportunidad, crear un Comité de «Personalidades y Grupos».

Camilo a su vez, continúo propalando sus tesis. Estimó que la unión no debía hacerse «a medio, ni alto, ni altísimo nivel», sino que debería partir de «los cuadros de base obreros y campesinos»124. Tajantemente el sacerdote dividió los grupos de oposición en electorales y no electorales. Manifestó que la unidad popular no se efectuaría sino alrededor de hechos revolucionarios donde el pueblo no alineado en los grupos políticos existentes sería «el principal elemento».

Aunque por el momento no se trataba de la escogencia de un candidato, debido a que lo inmediato eran las elecciones parlamentarias fijadas para el 20 de marzo de 1966, en asuntos de candidaturas presidenciales la oposición estaba en desventaja Aunque Uribe Rueda afirmaba con seguridad que «los nombres con arraigo en la conciencia pública ya los tenía el pueblo en la punta de la lengua»125, lo cierto era que la oposición no contaba con una personalidad de las condiciones que reunía Carlos Lleras Restrepo. Si se hubiera tratado de unas elecciones libres de la coyunda alternacionista, Gustavo Rojas Pinilla hubiera sido el contracandidato perfecto al del Frente Nacional. Quizá a eso se refería el líder de la Línea Dura del MRL cuando sostenía que la selección del candidato era un problema nacional. En un principio, como quedó claro en la gran manifestación del 8 de mayo en Cali, los anapistas presentaron como candidato el nombre de Rojas. Al fin y al cabo el debate electoral evolucionaría

Véase el texto de las declaradones de Uribe Rueda en: El Nadonal. abril 2 de 1965, p.4. Ibid. Und. p. 14-15. Véase El Nadonal. abril 2 de 1965.p.4.

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hacia una polarización entre su nombre y el de Lleras Restrepo. El jefe de la Anapo, por eso, era parco cuando se le preguntaba por su filiación política. «No veo el objeto de meterse con uno cualquiera de los dos vocablos, por cuanto creo que al individuo se lo debe juzgar por sus actuaciones y no por decir que es liberal o conservador», había declarado el General, en una entrevista concedida a la revista Sistema a mediados de abril de 1965126. Prueba de lo anterior era la respuesta que el pueblo daba a las nutridas concentraciones populares de uno y otro candidato en las plazas públicas del país.

A finales de octubre, el jefe del lauro-alzatismo difundió en su periódico El Siglo, la fórmula de lanzar un contracandidato de la oposición con posteridad a las elecciones legislativas de marzo de 1966, por los congresistas elegidos en ellas. María Eugenia Rojas y Alfonso López Michelsen saludaron la fórmula aunque consideraron que ellos ya habían propuesto esa medida. Declararon no obstante, que lá propuesta laurdalzatista constituía un paso fundamental hacia la unificación de la oposición127.

Mientras tanto, el lauro-alzatismo empezaba a resquebrajarse a partir de este momento. Los dirigentes Jorge Leyva y Rafael Azula Barrera hicieron pública una declaración en la cual señalaron el carácter personalista que se imponía en la dirección de dicho grupo. Afirmaron que la fórmula sobre escogencia de candidato presidencial presentada por Alvaro Gómez Hurtado no había sido sometida a la discusión del Directorio Nacional del cual ellos eran miembros128. Un día antes de la proclamación oficial de la candidatura de Lleras en Bogotá, la prensa publicó una declaración de la plana mayor del lauro-alzatismo santandereano adhiriendo a Lleras129. A comienzos de diciembre, Jorge Leyva protocolizó su total desacuerdo político con Alvaro Gómez Hurtado y reafirmó su propósito de lanzar su nombre en un Movimiento disidente al Senado por el Valle del Cauca130.

Alfonso López Michelsen de su parte, ponía a prueba su sagacidad política. Ante las nuevas realidades, aventuró nuevas interpretaciones del Frente

126 Véase El Nadonal, abril 22 de 1965, p. 5. 127 La fórmula de Gómez rezaba así: «...el Diredorio Nadonal conservador ha determinado invitar, desde ahora, a todos los parlamentarios que resulten electos en los próximos comidos, para que ellos escojan el nombre del candidato a la presidenda de la repúbbca, de suerte que este sea el representante auténtico de la opinión expresada en las urnas. Los congresistas liberales podrían reunirse el domingo siguiente a las elecdones, o sea el 27 de marzo de 1966, y escoger, de acuerdo con lo ya sugerido por el jefe del liberalismo no ofidalista, los cinco nombres que deben ser considerados, ocho días más tarde, por los parlamentarios del conservatismo. En frente a cada nombre se indicaría el porcentaje de votos obtenido tanto en la votadón de los parlamentarios überales como en la de los conservadores. El candidato debe ser aquel que hubiera obtenido la suma mayor de ambos porcentajes, de suerte que su designadón sea el resultado de una indiscutible voluntad mayoritaria, sin quepueda señalarse ventaja o privilegio para ningún partido.» Véase El Siglo, odubre 25 de 1965,p.l., 128 Véase El Espectador, odubre 30 de 1965,p. 2A. 129 El Espectador, noviembre 26, p.l . ,!0 Véase El Tiempo, didembre2de 1965,p. 8.

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Nacional. Justificó y valoró positivamente la naturaleza bipartita del anapismo. Empero, quiso ir más allá. Sin estar en contra del espíritu del Frente Nacional, se propuso recoger las intenciones de sus comienzos, hablaba de una rectificación nacional que consolidara la paz que el Frente Nacional ya no podía garantizar. Así, empezó a proponer una contracoalición a la Ospino-Llerista. Estando el gobierno representado por estos sectores de los partidos tradicionales y la oposición por Lauroalzatistas, anapistas y emerrelistas, sectores también del bipartidismo, trataba de arrebatarles el monopolio del poder a los primeros. Aunque existía en el fondo el agravante del debilitamiento del MRL por la crisis irreversible que vivía, López estimó y defendió su nueva postura con convicción, «...es una fortuna, decía en Santafé de Antioquia, que nos estemos dando cita no ya sólo con nuestros propios partidarios, sino con los conservadores progresistas, con los anapistas, con los alzatistas, con los laureanistas, con todos los que se han desilusionado de ese Moisés de Cartón que responde al nombre de Alberto Lleras Camargo. Vamos a buscar la tierra prometida, vamos a buscar la Colombia nueva. La Colombia de las mismas oportunidades para todos, la Colombia de los grandes días...»131.

Entre tanto, los anapistas, decididos a respetar las normas electorales vigentes, empezaron a buscar candidatos de reconocida pertenencia política liberal. Primero acudieron a los oficiales militares retirados. En la antesala de las elecciones de 1964, la ANAPO le propuso la candidatura presidencial al General liberal Alfredo Duarte Blum, viejo amigo de Rojas, negociador de la paz con las guerrillas del Llano en 1953 y exministro de Justicia. Más adelante, cuando el alboroto de la candidatura de Ruiz Novoa, Duarte se declaró partidario de las tesis que éste difundía y aprovechó la oportunidad para rechazar la propuesta de la ANAPO132. Entre finales de 1964 y comienzos de 1965, se propaló la especie de que Rojas respaldaría el nombre del ex ministro Ruiz Novoa a la Presidencia, sin embargo el jefe anapista descartó ese nombre, apaciguando así el entusiasmo nacionalista que despertaba la actividad de Ruiz en la militanciade la ANAPO133. Con seriedad los ideólogos anapistas vislumbraron la posibilidad de lanzar el único nombre liberal que según ellos, podría hacerle contrapeso al de Lleras: López Michelsen. Rojas no sentía animadversión hacia ese nombre. Consideró que si la situación política del país le imponía escoger un candidato que no fuera de las filas de su movimiento, el anapismo apoyaría a López siempre y cuando su plataforma doctrinal fuera una realidad desde el

' " López M. Alfonso. El Movimiento Revoludonario Liberal es la Paz Discurso pronundado en Santa Fe de Antioquia, didembre 12 de 1965. En Postdata a la Altemadón... Op. dt. p. 114-115. 1,2 Véase La Nueva Prensa No. 103,marzo6 de 1964p. 34 y El Nadonal, abril 9 de 1965,p. 1. " ' El controvertido concejal anapista de Barranquilla, Claudio Urruchurtu que con entusiasmo pronundara su respaldo a las tesis del exministro de Guerra, enterado de las declaradones de su jefe el General Rojas manifestó: «El General Ruiz Novoa tiene quehacer mucho para que olvidemos ¡o que él nos persiguió cuando era Ministro de Guerra. El apresamiento de nuestro jefe y su reclusión en Tres Esquinas no lo hemos olvidado». Esas serán en realidad las razones por las cuales el General Rojas no podía aceptar el nombre de Ruiz como candidato de la ANAPO a la Presidenda. Las declaradones de Urruchurtu pueden consultarse en: El Nadonal, abril 22 de 1965,p. 1.

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gobierno, es decir, «que se tome el poder en favor del pueblo liberal y conservador para ponerlo al servicio de las clases menesterosas»134, anotaba Rojas.

A diferencia de las anteriores elecciones, esta vez los movimientos políticos intentaron imitar en algo la experiencia de la táctica anapista. Todo el mundo empezó a hablar de alianzas bipartitas. Se aspiraba a derrotar el sistema del Frente Nacional mediante la utilización de sus propios mecanismos, lo que llenó de pánico a la coalición en el poder. Los ideólogos oficiales insatisfechos con la represión que el establecimiento había desatado contra los movimientos de oposición, apelaron a dividir el país entre buenos y malos, entre ángeles y demonios. El liberalismo en el gobierno fustigó al MRL por adelantar conversaciones con grupos conservadores. Jaime Ucrós García, parlamentario huilense emerrelista se preguntaba en ese sentido: «¿Cuándo es bueno, o cuando es malo el entendimiento? Según la doble moral de nuestros detractores, el entendimiento es bueno cuando lo hacen ellos por lo alto, en beneficio de unos pocos, y es malo cuando lo hacemos nosotros por la base, buscando el bienestar para la mayoría»135. En esto, en realidad, tenían razón los emerrelistas lopistas. Si como se interrogaba éste dirigente «¿No fue acaso la necesidad de borrar los odios entre nosotros uno de los argumentos que le dio más fuerza a la creación del sistema del Frente Nacional? Entonces, ¿de dónde el interés en que el odio que nos profesábamos liberales y conservadores se traslade ahora, con morbosa intención, a los distintos grupos políticos en que está dividida la opinión pública?»136, se caía de su peso el espíritu de conciliación, principal componente del Frente Nacional.

Así las cosas, la dirección del MRL de Colombia inició una serie de conversaciones con dirigentes jóvenes del conservatismo, con el propósito de abonar terreno en la conformación de un «Frente Nacional del Pueblo». El primer dirigente conservador en aparecer en las páginas del vocero emerrelista fue Alberto Dangond Uribe, quien junto con un grupo de jóvenes de su partido, fundó y dirigió, en medio de las discusiones en torno al plebiscito, el periódico La Gente, el cual intentó representar el mismo papel que La Calle representaba dentro del liberalismo. Sin embargo, el alzatismo de 1959-1960 entre tantos factores, enterró tal proyecto. Dangond era ahora parte del conservatismo doctrinario o lauroalzatismo. Manifestando tener puntos de convergencia con el MRL, el dirigente sostuvo la tesis de conformar el «gran frente nacional del pueblo». Consideró posible el entendimiento político con el Movimiento Revolucionario Liberal. «Si los dueños de la riqueza nacional -comentó- se han entendido para conquistar el poder político y mantener sus privilegios, el

"4 Ibid. "5 Ucrós Garda Jaime. Los Cuatro Ases y los Grupos Heterogéneos. En: MRL de Colombia, didembre 17 de 1965, p. 3. 1,6 Ibid.

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pueblo de los dos partidos puede y debe acordarse para ganar el poder en buena lid y usarlo en beneficio de todos»137.

Coincidían así emerrelistas lopistas y conservadores lauro-alzatistas, en las postrimerías de 1965, con la manera consciente, mecanismos y formas de hacer la oposición que el anapismo venía probando desde sus inicios. Haciendo eco de una declaración del dirigente máximo del lauroalzatismo, Alvaro Gómez Hurtado, acerca de la lucha de clases que los ricos le habían declarado desde arriba a los pobres, Dangond Uribe señaló: «Los nuevos ricos se han congregado en los salones bogotanos para hacer un fondo común con sus aspiraciones, con sus dineros, con sus intereses. Pretenden asumir la totalidad del poder político para mantener su poder económico. Han iniciado el salto sobre ese poder político, dirigidos por Alberto Lleras Camargo, quien designó a Carlos Lleras como apoderado y mandatario general de esa clase. Quieren imponer a Carlos Lleras como presidente de la República y confiarle la tarea de consolidar sus privilegios»138. Finalmente, Dangond coincidió con la ANAPO y el MRL en esperar los resultados de las elecciones parlamentarias para buscar un candidato presidencial de mutuo acuerdo.

De otra parte, como los demás líderes de los movimientos de oposición, López Michelsen continuó inculpando de todos los males del país al Frente Nacional. Inclusive de la abstención electoral: «Si la abstención es mala, el remedio está en una gran rectificación de los mecanismos del Frente Nacional que la han engendrado; y no en reverdecer los laureles del sectarismo, exacerbando los ánimos contra los adversarios del régimen presentándolos como enemigos de la patria y extremistas que buscamos romper una concordia que hoy no existe entre los colombianos»139. Considerando que se trataba de un tiempo distinto al de los comienzos del régimen paritario, el líder de la línea blanda enfatizaba: «Ya no hay dos partidos con sus pequeñas disidencias sino cinco grupos distintos, sensiblemente iguales...hay dos soluciones de las cuales depende la paz de Colombia en los años por venir. La una, la nuestra, admitir el cambio en las realidades de la política colombiana e iniciar un proceso de rectificaciones para acomodar las instituciones a esas nuevas realidades. Es lo que hemos llamado la búsqueda de una nueva normalidad... La otra, es la propuesta por el expresidente Lleras Camargo, que consiste en tratar de hacer operante el anacrónico sistema del Frente Nacional, creando el partido de la llamada gente bien, para redimir el Estado de su ineficacia original, creando una especie de fascismo de nuevo cuño, afianzado con el poder del dinero»...140. Y remataba

1" Contra la Plutocrada debe crearse el Fraite Nadonal del Pueblo. Entrevista de Hernando Garavito Muñoz a Alberto Dangond Uribe. En: MRL de Colombia, noviembre 19 de 1965, p. 5. 158 Ibid 139 Dialéctica de las chequeras, dialéctica de las pistolas. Mensaje para el radioperiódico La Calle, noviembre 8 de 1965. En: Postdata a la Altemadón...Op. dt. p. 142-143. 140 Si LlerasR. sale elegidonotendrápoderdedsorio. Discursopronundado en el Restaurante Jaroslov, didembre 12 de 1965. En Postdata a la Altemadón... Op. dt. p. 152 y 153.

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el dirigente ante una amplia recepción que se le ofreció en el mes de diciembre de 1965 en el restaurante Jaroslov de Bogotá, en presencia del general Alberto Ruiz Novoa: «Sustituir el sectarismo de los viejos partidos por un sectarismo frentenacionalista, de sabor económico y clasista, mal puede ser la solución para una sociedad desarticulada a la que agita el anhelo de cambio. Si los gobiernos de partido fueron condenables por precipitar a los contrarios, proscritos y excluidos, al golpe de cuartel o a la insurrección multitudinaria, no vemos por qué este desesperado intento de constituir un gobierno de partido, con un nuevo partido, disfrazado de partido altruista, no vaya a llevar a la nación a los mismos fracasos»141. No era casual que Ruiz Novoa estuviese presente en dicha «reunión de amigos». Tres días antes, en una conferencia pronunciada en los salones de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros, López mostró haber recogido el discurso del controvertido exministro de guerra. Habló de la carencia de «un propósito nacional». «La autoridad del Estado -dijo- su fuerza, su poder decisorio dependen de que haya un partido o una coalición de partidos identificados en determinadas metas concretas y en los procedimientos para alcanzarlas.. .»142.

2.12 De nuevo el general Ruiz Novoa

La vida política de Alberto Ruiz Novoa no terminó entonces con su paso por el Movimiento Democrático Nacional, como insistentemente le asegurara al autor años después. Las fuentes muestran otras cosas. Muy probablemente fallaron sus cálculos políticos al intentar disolver el MDN. Su desaparición de la escena política no fue inmediata. Cuando en agosto de 1965 la fuerza pública de Medellín reprimió una manifestación del padre Camilo Torres, en compañía de dirigentes del MRL, el general se movilizó a la capital antioqueña para interceder por la suerte del clérigo. Aprovechó la oportunidad para anunciar el reinicio de su campaña política. Sostuvo que lucharía «hasta el final, defendiendo los mismos postulados pregonados antes y después de su salida de la cartera de guerra»143. El asunto de su aspiración presidencial lo dejaba «en manos de las gentes». Pero el estudiantado no quiso creerle más. Los universitarios del Atlántico, a gritos de «traidor», «desertor», y «tránsfuga», le impidieron dictar una Conferencia el primero de septiembre. Abordado Rojas Pinilla sobre las salidas de su antiguo subalterno, declaró: «Yo creo que el general Ruiz Novoa no tiene un solo elector. El en su vida militar, debió aprender que la deserción es un delito y que los soldados desertores sólo los sigue la autoridad para detenerlos y sancionarlos»144.

141 Ibid p. 153-154. 142 Alfonso López se dirige a los Ingenieros de Antioquia. En: MRL de Colombia, didembre 17 de 1965,p.6y 11. ,4J Véase El Espectador, agosto 11 de 1965, p. 3A 144 Véase La Nueva Prensa, No. 137, septiembre de 1965, p.31.

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No obstante los rechazos, decidiendo utilizar la razón social del MDN, el exministro intentó fortalecerse con un sector nacionalista conservador de inspiración laureanista reunido en torno al periódico Vertical145. Sus editores, Hugo Mantilla y Antonio José Uribe Prada, se dieron a la tarea de promover de nuevo al general. A comienzos de diciembre la gran prensa reportó que 213 personas habían asistido, en el Teatro Atenas de Bogotá, al lanzamiento del nombre de Ruiz Novoa a la presidencia de la República146. El acto estuvo presidido por Hernando Echeverri Mejía, a quien le correspondió la proclamación del candidato, por el director de Vertical, y por los presidentes de las delegaciones departamentales. Aunque la prensa de izquierda y de derecha minimizó y ridiculizó el acontecimiento, hay que anotar algunos hitos importantes: la presencia en la arena política de dos MDN147, el discurso de Ruiz y una nueva propuesta para la unión de la oposición.

A diferencia de sus anteriores intervenciones, Ruiz habló sin ambigüedades. Se decidió, definitivamente, por las argumentaciones políticas que identificaban a la oposición que impugnaba al Frente Nacional desde las posiciones de los movimientos de espíritu nacional-conciliador. En otras palabras, se acercó más al discurso de sus antiguos socios de La Nueva Prensa y se dirigió a los concurrentes tocando los temas, planteando problemas y proponiendo soluciones en los mismos términos del anapismo. En su forma, no se diferenciaban los discursos. Tampoco en sus contenidos. Destinatarios, denuncias y nacionalismo ocupan los tres primeros lugares en la estructura de la nueva enunciación política de Ruiz Novoa. La mayor parte de su intervención la dedicó al análisis y desenmascaramiento de la política económica oficial. Denunció el crecimiento de los monopolios nacionales: «... Aquí, a pesar de haber leyes que los prohiben, existen monopolios que están frenando la industrialización del país, que impiden el desarrollo de la libertad de empresa y la inversión de los capitales en la producción, que abusan en la fijación de los precios al amparo de tarifas

145 Las ed idones del periódico iban acompañadas de un pequeño subtítulo que rezaba; «vocero conservador nadonaUsta cristiano». 146 Según la expresión de El Espectador, esta vez fue un tal Hugo Mantilla, personaje conservador «espedalista en el lanzamiento de candidaturas presiden cíales», quien lo lanzó al ruedo. El Tiempo a su vez, reportó que con la frase de «General, salve usted la Patria» y a nombre del Movimiento Democrático Nadonal , Hernando Echeverri Mejía había proclamado a Ruiz Véase El Tiempo, didembre 12 de 1968 p .21 . Al día siguiente aparedó en este mismo Diario una caricatura de Chápete que ilustraba la visita de Ruiz a un adivino. El mago consultando su bola mágica le dice al General, le va a tocar una banda en su futuro. A lo que Ruiz répbca: ¿La banda presidendal ? - No, la banda de Guatavita, responde el adivino. Véase El Tiempo, didembre 13 de 1965, p.4. 147 En efedo, el día de la proclamadón de la candidatura, aparedó entre los avisos de Propaganda Política Pagada de El E s p e c t a d o r una advertencia del «verdadero MDN»: «El Movimiento Democrático Nadonal Rechaza las Componendas Personalistas y Proclama la Necesidad de Luchar por una Oposddón que le Restaure a la Política la Decenda, la Coherenda y la Firmeza.. EJ Movimiento Democrático Nadonal denuncia como uno de los grandes males que aquejan al país la incoherenda ideológica de quienes, cambiando de rumbo cada vez que los vientos del oportunismo soplan en una u en otra direcdón, están constituyendo la coartada del injusto sistema que mantiene a Colombia en el subdesarrollo, hipotecada al imperiabsmo norteamericano». Véase texto compldo del documento en El Espectador , didembre 11 de 1965, p .20A

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aduaneras, sin preocuparse por poner los artículos al alcance del consumidor. Lo único que les interesa es aumentar las ganancias148. Quizás esté aquí la única diferencia del discurso de Ruiz con el de los mencionados; su propuesta de rescatar el poder no para el pueblo sino para el Estado; poder que según él «se ha entregado en las Comisiones de alto nivel a los grupos de presión y a los monopolios». Condenando la intromisión acelerada del capital extranjero en la economía nacional, llamó a los gobernantes colombianos «testaferros» de los norteamericanos. «La forma como se están explotando el petróleo, el oro, las esmeraldas y el platino colombianos -dijo- constituye uno de los más graves crímenes contra la economía nacional, hecho a ciencia y paciencia de todos los gobiernos siempre listos, obsecuentes y flexibles ante las influencias de los capitales extranjeros»149. Como los anapistas y el otro MDN, Ruiz habló de una reforma agraria integral con crédito para los campesinos, asistencia técnica, semillas y aseguramiento de mercados de consumo. Propuso también como aquellos, una política económica nacionalista y planeada que favoreciera la diversificación y abogó por el establecimiento de relaciones con todos los países del mundo. No faltó en su intervención una posición frente a las Fuerzas Armadas: «Será un Estado donde la Fuerza Pública no estará destinada exclusivamente a la represión de los humildes y al cuidado de los poderosos sino que integrada con el pueblo será uno de los principales factores revolucionarios que sin perder su función fundamental de mantener el orden, lo hará al servicio de una política de Justicia Social». Se preocupó el candidato por sensibilizar a quienes hacían parte del ejército colombiano: «Debemos demostrar a los miembros de las Fuerzas Armadas la obligación que tienen de darse cuenta de la situación de miseria y de desamparo que vive el pueblo colombiano; que esa situación tiene remedio y que su solución no puede demorarse al amparo de bayonetas oficiales que están en las manos de los hijos del pueblo. Que como en Nuremberg fueron juzgados por crímenes contra la humanidad quienes aducían solo estar cumpliendo órdenes superiores, asi también serán responsables de traición a su propio pueblo quienes contribuyan a su esclavitud social y económica, que es injustificable a la luz de los principios cristianos y democráticos»150.

Finalmente, Ruiz Novoa, como sus pares de la oposición, llamó a la unidad. A ella también se refirió Hugo Mantilla uno de los oradores del evento: «Esta Asamblea propone a todos los grupos opuestos a la candidatura de la satrapía, que se unan y actúen como un solo cuerpo nacionalista para derrocar el oprobio vigente e impedir su consolidación,..cancelemos las diferencias personales y archivemos los odios de grupo para pensar exclusivamente en Colombia...Unidos seremos invencibles. Unidos, despedazaremos al

Véase texto completo de la intervendón de Ruiz Novoa en: Vertical, didembre de 1965, p.4 y 5. Ibid Ibid

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capitalismo. Unidos, revolucionaremos cristiana y socialmente al país»151. Incluso la edición de Vertical dedicada al lanzamiento del exministro, insertó en sus páginas una propuesta de unión que el dirigente conservador Mario Lasema hacía a los grupos de la oposición: «constituir una coalición Nacional Revolucionaria que asuma el control del estado colombiano con el fin de promover el desarrollo socio-económico nacional... Nos constituiremos en una coalición popular nacionalista dispuesta a responsabilizarse de la eficacia y continuidad de la acción estatal en pro del desarrollo nacional»152. Sin embargo, la iniciativa de Laserna no tuvo suficiente resonancia.

Para finales del agitado año de 1965 el destino de la oposición estaba claro para el Movimiento Democrático Nacional de Alberto Zalamea. El director de La Nueva Prensa, calificando de «saínete» los últimos pasos del exministro de Guerra, sentenció que lo único salvable en la oposición eran los «núcleos populares auténticos como el nacionalismo y las masas decepcionadas que encuentran en el rojismo una luz»153. Para el jefe nacionalista, sólo contaba en estos momentos su movimiento y el del general Rojas. Si con el triunfo electoral del anapismo en 1964, el nacionalismo de Zalamea le entreabrió las puertas de su revista a Rojas, ahora en la agonía de 1965 se las abrió de par en par. Un comentario de la revista en septiembre fue el anuncio: «... el sector político del país que más representa algo concreto contra el actual statu quo, es el rojismo, aunque a muchos les cause sorpresa»154. Es interesante anotar que el espacio abierto en la revista era, en primerísimo orden para el General y en menor escala para su hija y para el destacado político vallecaucano Hernando Olano Cruz. Cuando la revista se refería a la Alianza Nacional Popular, lo hacía para resaltar lo nacional y popular, pero nunca destacaba un cuarto hombre de ese movimiento. Reportando los éxitos de una sonada gira de Rojas, la revista comentó: «De la visita de Rojas a ciudades de la Costa Atlántica y particularmente a Barranquilla, donde siempre ha habido gran mayoría liberal, se saca en claro que las tesis nacionalistas, las tesis sociales, las tesis contra el bipartidismo oficializado se abren cada vez más amplia vía en la conciencia del pueblo colombiano»155.

151 Ibid 152 Ibid 153 VéasemformeEspedal: Si señor, insistimos: la política puede ser algo decente. La Nueva Prensa No. 140, didembre 17 de 1965, p. 18. 154 Véase La Nueva Prensa, No. 137, septiembre 6 de 1965,p.32. 155 Véase La Nueva Prensa, No. 141. febrero 12 de 1966,p,15.

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Portada de to PLATAFORMA de la ANAPO publicada en diciembre de 1964.

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