La Memoria Que Nos Pesa. La Memoria Colectiva Del 11 de Septiembre

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    cacin y la opinin pblica. Varias razones pueden explicar su gran impacto. En primer lugar,signific una ruptura violenta con la tradicin democrtica de nuestro pas, que interrumpidrsticamente el proceso de cambios que se haba acelerado a partir de los aos sesenta. Por

    otro lado, tuvo como consecuencia graves violaciones a los derechos humanos, dejando unaprofunda huella, especialmente en sus vctimas, cuyas secuelas perduran hasta hoy. Por ltimo, laintervencin militar produjo transformaciones econmicas, sociales y culturales que modificaronde manera fundamental el carcter del pas (Moulian, 1997; Jocelyn-Holt, 1999).

    Adems de sus efectos macro-sociales, estos episodios tuvieron profundos efectos psico-socia-les, incluso, en personas que no se encontraron directamente involucradas o afectadas por ellos

    (Ruiz, 2003). El impacto de ellos se manifiesta, claramente, en la dificultad que ha tenido nuestra

    sociedad para asimilarlos, situacin que se expresa an hoy en discusiones sobre cmo denomi-

    narlos, cmo recordarlos (Tocornal, 2000) y, ms recientemente, en cmo tratarlos en los textosde estudio.

    Por otro lado, la sorpresa y trascendencia de lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973, transfor-

    man esta fecha en un evento de significacin autobiogrfica, con caractersticas propias de lo queha sido denominado una memoria de flash (Finkenauer et al., 2000). El recuerdo vvido y persisten-te de los hechos define un antes y un despus en la vida de muchas personas, determinando uncambio o interrupcin del proyecto vital, asociado, generalmente, a una tendencia a volver repeti-damente sobre ellos.

    En sntesis, las profundas transformaciones que conllev el Golpe Militar, tanto a nivel poltico yeconmico como psicosocial, han quedado en la memoria de todos los chilenos, conformando lamemoria colectiva de uno de los hitos ms relevantes de la historia de nuestro pas.

    MEMORIA COLECTIVA

    Desde sus inicios la nocin de memoria colectiva ha combinado al menos dos condiciones: lanaturaleza social de muchos eventos que se mantienen activos en el recuerdo de una gran canti-

    dad de integrantes de una sociedad, y el carcter social de las influencias que inciden en suinterpretacin y evocacin.

    La idea de que la memoria tiene un carcter social encuentra uno de sus antecedentes en Bartlett(1932), quien propuso que sta es esencialmente constructiva, y no reproductiva, lo que significaque ella no es estable, sino que es una recreacin del pasado. Dichas recreaciones tienen unadimensin colectiva, pues al recordar hechos de la vida cotidiana, la importancia de los factoressociales se intensifica, siendo muchas veces las instituciones sociales y caractersticas culturalesde los grupos las que determinan de manera central las formas del recuerdo.

    En la misma lnea, Halbwachs (1925/1992, 1998) propuso por primera vez la nocin de memoriacolectiva, refirindose con ello a la memoria de los miembros de un grupo que reconstruyen elpasado a partir de sus intereses y marcos de referencia presentes. Esto implica entender a stacomo una actividad social, no tanto por su contenido, como por ser compartida por una colectivi-

    dad y, sobre todo, porque los procesos de intercambio social de los recuerdos, que se producen

    mediante la comunicacin interpersonal, influyen de manera fundamental en la construccin ymantencin de ellas (Pez et al., 1998). As, el recuerdo de un acontecimiento es compartido por

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    los miembros de un grupo, que modifica su representacin del pasado en funcin de las tareas ynecesidades presentes, cumpliendo, entre otras cosas, funciones de cohesin grupal (Jedlowsi,2000) y permanencia de la identidad (Ramos, 1989).

    La naturaleza social y grupal de lo vivido tiene como consecuencia que los sucesos evocados

    frecuentemente no confluyen en una sola memoria, sino en una pluralidad de ellas, muchas veces

    contrapuestas. Ejemplos de esto son las divergencias de las imgenes que se tienen del Holo-causto en Alemania Oriental y Occidental (Koonz, 1996) y de la dictadura militar argentina (Jelin y

    Kaufman, 1998). Para el caso chileno, esto ha sido confirmado por estudios de corte cualitativo,

    que indican la existencia de distintas memorias segn la posicin poltica de los grupos entrevista-dos (Tocornal y Vergara, 1998; Prado, 2002; Ruiz, 2003).

    MEMORIA COLECTIVA E IDENTIDAD SOCIAL

    El carcter usualmente conflictivo de las memorias sociales es fcilmente comprensible si seconsidera que en ellas se manifiestan muchos de los procesos estudiados en relacin con lasidentidades sociales. Si los grupos producen representaciones de la realidad en funcin de lasnecesidades asociadas a su identidad, tal como lo plantea la Teora de la Identidad Social (Tajfel yTurner, 1986), es lgico suponer que la memoria que se genera y activa en cada grupo est, almenos parcialmente, al servicio de tales propsitos.

    De este modo, es posible deducir que las representaciones del pasado, se construirn de modode asegurar una identidad social positiva. Desde esta perspectiva, no slo adquieren sentidoaquellos acontecimientos que son recordados por determinados grupos, sino tambin aquellosque son olvidados, pues muchas veces se negarn hechos que afectan negativamente la identi-dad endogrupal (Silvana de Rosa y Mormino, 2000).

    Adicionalmente, la seleccin y reconstruccin de ciertos episodios del pasado, facilita la definiciny preservacin de las fronteras grupales. Esto se manifiesta en la acentuacin de la percepcin desemejanzas con miembros del propio grupo y la agudizacin de las diferencias con miembros deotros grupos (Eiser, 1990).

    Frecuentemente los procesos asociados a la identidad social conllevan tanto un sesgo intergrupal

    positivo (la tendencia a favorecer al propio grupo), ascomo el prejuicio y la discriminacin haciamiembros de exo-grupos. Dichos fenmenos se exacerban en presencia de conflictos de intere-ses entre los grupos, producindose una rigidez de las fronteras grupales y una polarizacinintergrupal (Doise, 1986).

    Cuando los conflictos intergrupales son graves y sostenidos en el tiempo, se genera gran emotivi-

    dad en las partes, lo que determina una intensa percepcin de amenaza, incremento de la descon-fianza e intolerancia intergrupal (Kramer, 1998; Sullivan et al., 1981). En casos extremos, cuando

    se produce violencia intergrupal aguda, es frecuente observar ciclos y escaladas de victimizaciny venganza (Staub, 2001), que perpetan la violencia.

    La memoria colectiva es un componente central de los procesos intergrupales descritos. En situa-

    ciones de conflicto y violencia, como las que se analizan en este estudio, el recuerdo y el olvido

    usualmente expresan, mantienen y en ocasiones agudizan el conflicto (Staub y Bar-Tal, 2003).

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    GENERACIONES POLTICAS

    El estudio de la memoria autobiogrfica, ascomo el conocimiento en torno a la socializacin

    poltica, conducen tambin a suponer que ciertos grupos han debido quedar ms fuertementeafectados por estos hechos. La literatura cientfica muestra que los sucesos que ocurren durantela etapa de consolidacin de la identidad personal (adolescencia tarda hasta adultez temprana)mantienen una alta presencia en la memoria individual (Erikson, 1974; Conway, 1996).

    El carcter potencialmente asociado a generaciones de la memoria social tambin deriva de losestudios en socializacin poltica, especialmente la teora de ciclos de vida, que coinciden endefinir a la etapa de la adolescencia tarda o de la adultez temprana como el perodo ms decisivopara perfilar opiniones, actitudes y orientaciones en torno a lo poltico (Steward y Healy, 1989;

    Sears, 1990). Esta etapa en la vida no es importante solamente para formar actitudes u orienta-ciones polticas, tambin es el perodo en el cual las personas muestran mayor acuerdo concomportamientos polticos ms extremos y desviados (Watts, 1999). Estos fenmenos indicanque la adolescencia es un perodo importante para la formacin de una identidad poltica quesigue vigente en etapas posteriores.

    La significacin subjetiva de los hechos histricos que afectan a distintas cohortes etreas tam-bin ha sido empleada para comprender la emergencia de distintas generaciones. Desde estaperspectiva, las generaciones pueden ser definidas a partir del contexto y de los acontecimientos

    socio-histricos que les corresponde vivir. Las investigaciones realizadas en el tema muestran quelos acontecimientos sociales marcan diferencialmente a distintas generaciones, incidiendo en sus

    actitudes, creencias, expectativas, valores, etc. (Duncan y Agronick, 1995; Schuman y Scott,

    1989; Stewart y Healy, 1989).

    En el caso de Chile, se pueden concebir al menos tres contextos socio-histricos que puedenhaber afectado, diferencialmente, a distintos grupos generacionales que coexisten actualmente

    en nuestra sociedad:

    El perodo de cambios acelerados y fuerte politizacin de la sociedad chilena que ocurridesde los aos sesenta hasta el golpe de Estado en 1973.

    El perodo del rgimen militar (1973-1990).

    El perodo de retorno a la democracia (desde 1990 en adelante).

    En consecuencia, combinando los argumentos anteriores, se puede asumir la existencia de tres

    generaciones polticas claramente diferenciadas: la de quienes se socializaron polticamente an-tes del rgimen militar, la de quienes se socializaron durante dicho rgimen y la de quienes lohicieron en el perodo de retorno a la democracia. Dado que la etapa ms relevante para lasocializacin poltica es la adolescencia tarda o la adultez joven, en este estudio se emple como

    criterio de referencia el momento en que las personas tenan 18 aos. As, la primera generacinse defini como la de aquellos que cumplieron 18 aos entre 1960 y 1973, la segunda, la dequienes llegaron a esa edad entre 1974 y 1989 y, finalmente, la ms joven qued conformada porlos que cumplieron 18 aos a partir de 1990.

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    De acuerdo a los argumentos expuestos hasta aqu, la hiptesis central de este estudio sostieneque se espera encontrar importantes diferencias en el contenido de la memoria colectiva entre

    grupos definidos desde dos criterios: la identificacin poltica y las generaciones polticas.

    MTODO

    En este estudio se aplic una encuesta cara a cara en la Regin Metropolitana ejecutada porencuestadores entrenados de la Pontificia Universidad Catlica de Chile. Ellos se presentaban enla casa de los encuestados con identificacin personal e identificacin de esa universidad. Losintegrantes de la muestra participaron voluntariamente y de manera annima. El trabajo de terre-no se efectu entre el 25 de noviembre y el 30 de diciembre del 2000.

    MUESTRA

    Para este estudio se defini como universo muestral a adultos residentes en la Regin Metropoli-tana. El muestreo fue hecho de manera polietpica, a partir de un muestreo probabilstico demanzanas, estratificado por nivel socioeconmico (NSE) y uno por cuotas al interior de cadamanzana (cuatro encuestas por manzana, con un reemplazo). El tamao previsto para la muestrafue de 900 casos. La muestra final alcanz 792 casos. El margen de error de la encuesta fue deun 3,5%, si se la hubiera obtenido al azar simple (con un 95% de seguridad).

    La muestra contemplaba tres generaciones polticas: quienes cumplieron 18 aos antes de 1973(de 44 a 60 aos al momento de la encuesta), los que lo hicieron entre 1974 y 1989 (de 29 a 43aos) y aquellos que llegaron a esa edad a partir de 1990 (de 18 a 28 aos). Adems, se contem-plaba una divisin igualitaria entre hombres y mujeres. Cada categora (basada en edad, gnero yNSE) deba tener 50 casos, pues lo que interesaba era asegurar igual potencia estadstica paralas comparaciones entre grupos. Dado que la muestra no representa en forma proporcional el

    tamao de los distintos grupos en la poblacin, se emplearon ponderadores basados en datoscensales para generalizar los resultados a la poblacin de referencia.

    MATERIAL

    La encuesta tena una duracin de aproximadamente treinta minutos y toc seis mbitos temti-cos relacionados con el golpe de Estado y el rgimen militar.

    Experiencia subjetiva en torno al 11 de septiembre. En este mbito se evalu (1) la importanciasubjetiva atribuida a dicha fecha (usando una escala de tres puntos: desde ninguna importancia

    personal a mucha importancia personal); (2) las emociones que provocaba el recuerdo de los

    hechos y (3) la auto-percepcin de conocimiento en torno a los hechos (empleando una escala decuatro puntos).

    Percepcin de los hechos ocurridos en esa fecha. Aquse evalu la percepcin de los encuestadoscon respecto al grado de violencia de la intervencin militar, ascomo la opinin con respecto a la

    justificacin de dicha intervencin. Adicionalmente, se evalu la percepcin acerca del apoyo

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    social que tuvo en su momento la intervencin militar, el grado de resistencia que opuso la izquier-da y la percepcin acerca de la forma en que muri Allende (si fue suicidio o asesinato).

    Percepcin acerca de las causas del hecho. En este mbito se indag la percepcin acerca de lascausas generales del 11 de septiembre, ofreciendo un conjunto de opciones basadas en los

    resultados de un estudio cualitativo previo (Manzi et al., 2002). Se investig tambin la percepcindel rol de la Unidad Popular en el desencadenamiento del Golpe, las causas que motivaron la

    decisin de las Fuerzas Armadas, con opciones que tambin se basaron en el estudio cualitativo.La responsabilidad de actores individuales e institucionales fue evaluada mediante preguntas en

    las que se mencionaba a personas o instituciones, solicitando luego un juicio con respecto al

    grado de responsabilidad de cada uno en una escala de cinco puntos.

    Percepcin de las consecuencias posteriores del Rgimen Militar. A los participantes se les pidiindicar si se haban producido ciertos cambios sociales, econmicos, culturales y psico-socialesdurante el periodo del autoritarismo y si estos eran consecuencias de dicho gobierno. Adems, secompar el perodo de la Unidad Popular y el de dictadura en un conjunto de aspectos (grado deamenaza experimentada por la poblacin, desconfianza interpersonal, satisfaccin general y bien-estar econmico).

    Percepcin en torno a las violaciones a los derechos humanos. Se profundiz en la responsabilidadpor las violaciones a los derechos humanos, el carcter de la tortura durante el rgimen de Pinochet,y cmo enfrentar el tema de los detenidos desaparecidos. Tambin se plante un dilema relativo al

    grado en que el desarrollo econmico producido pudiera justificar los atropellos a tales derechos.

    Proyeccin futura del 11 de septiembre. Esto inclua la evaluacin de imgenes contrafactuales:cmo sera Chile si no hubiera ocurrido el golpe de Estado? (empleando preguntas cerradas yabiertas). Se pregunt tambin por las enseanzas que ha dejado la experiencia del 11 de sep-tiembre al pas. Finalmente, se pregunt sobre la probabilidad de un nuevo golpe de Estado en elmediano plazo.

    Adems de estos mbitos temticos en torno al 11 de septiembre, la encuesta incluy temesrelativos a actitudes polticas y sociales. Estos se basaron en escalas preexistentes: la escala de

    tolerancia poltica se bas en la diseada por Marcus y Sullivan (1981), la escala de valoracin dela democracia tom las preguntas empleadas por la Corporacin de Estudios de Opinin Pblicade Latinoamrica (1998), se utiliz una pregunta de dominancia social proveniente de una de lasescalas diseadas por Sidanius y Pratto (1999) y, por ltimo, se aplicaron temes para medirautoritarismo basados en las escalas de Adorno (1950).

    RESULTADOS

    1) La experiencia subjetiva en torno a los hechos del 11 de septiembre

    Un primer tema de inters, es establecer el grado en que los hechos del 11 de septiembre de1973 poseen resonancia subjetiva en las personas. Esto fue indagado mediante tres preguntas

    que apuntaron a la importancia que los encuestados atribuan a los acontecimientos, a las emocio-nes que les provocaba su recuerdo, ascomo al conocimiento que creen poseer acerca de ellos.

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    A treinta aos de estos episodios, la mayora de los encuestados siguen considerndolos perso-nalmente relevantes. Menos de un quinto de ellos los considera sin importancia personal. En

    contraste, casi un 40% les atribuye mucha importancia, y un porcentaje algo mayor los considera

    de alguna relevancia. Se observan, sin embargo, diferencias estadsticamente significativas aso-ciadas a la posicin ideolgica de los encuestados (Figura 1). El Once es claramente ms trascen-dente para personas que se identifican polticamente con la izquierda o centro-izquierda, que conla derecha o centro-derecha2. Pero, a su vez, estos ltimos le atribuyen ms notoriedad a dichosacontecimientos que la que le atribuyen quienes no se identifican polticamente (c2(6)=65.32;p

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    FIGURA 2: Emociones que provoca el 11 de septiembre (muestra total)

    Este patrn, sin embargo, present importantes diferencias segn la posicin poltica de losencuestados: en este caso, en las personas de izquierda, centro y no alineadas polticamentepredominan con claridad las emociones negativas, mientras que en la derecha se constata una

    ambivalencia, pues las respuestas se reparten de manera relativamente homognea en las trescategoras en que fueron agrupadas (Figura 3) (c2(6)=272.8; p

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    alineados polticamente, la mitad o ms de los encuestados percibe que su conocimiento es alto,mientras que ello slo ocurre en un poco ms que un cuarto de los no alineados polticamente.

    FIGURA 4: Auto-percepcin de conocimiento sobre el 11 de septiembre segn posicin ideolgica

    2) La percepcin acerca de los hechos del 11 de septiembre

    El 11 de septiembre de 1973 ha quedado registrado para la gran mayora de la poblacin como unevento de carcter violento. De hecho, tres cuartas partes de los encuestados considera que loshechos de ese da fueron muy violentos, mientras que slo un 5,4% los percibe como poco violentos(Tabla 1). Es interesante consignar que incluso para las personas que se identifican con la derecha

    poltica los hechos revisten un carcter violento, si bien en este grupo el porcentaje que los conside-ra como muy violentos es claramente menor que en los otros grupos polticos (Figura 5).

    TABLA 1: Percepcin sobre el carcter de los hechos del 11 de septiembre

    Porcentaje

    Justificacin de los hechos Muy justificados 22.4%Relativamente justificados 30.4%

    Injustificados 47.3%

    Grado de violencia Muy violento 76.1%

    Relativamente violento 18.5%

    Poco violento 5.4%

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    FIGURA 5: Grado de violencia del 11 de septiembre segn posicin ideolgica

    En contraste, no existe una apreciacin compartida acerca del grado de justificacin de los he-chos de ese da: aproximadamente la mitad de las personas los evalan como injustificados (47,3%),mientras que el resto de ellas le otorgan algn grado de justificacin (Tabla 1). En esta pregunta seobservan marcadas diferencias segn la posicin ideolgica de las personas: para casi el 60% delos encuestados de derecha los acontecimientos tenan su razn de ser, para casi tres cuartaspartes de los encuestados de izquierda fueron injustificados (Figura 6).

    FIGURA 6: Grado de justificacin de los hechos del 11 de septiembre segn posicin ideolgica

    Esta divisin en torno al grado de justificacin de los hechos, tambin se aprecia en la percepcinque tienen los encuestados acerca del nivel de apoyo que tuvo en su momento la intervencinmilitar. Para el conjunto de los encuestados, la percepcin media de apoyo al 11 de septiembre esde un 50%. Sin embargo, hay importantes diferencias asociadas a la posicin ideolgica(F(3,758)=47,19; p

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    FIGURA 7: Percepcin de apoyo social al 11 de septiembre (segn muestra total y posicin ideolgica)

    Es interesante consignar que en este caso las diferencias asociadas a la posicin ideolgica sepolarizan cuando se considera a aquellos para quienes los episodios de esta fecha poseen gran

    relevancia personal (Figura 8). Estos resultados son concordantes con la investigacin acerca delefecto intensificador que tiene la relevancia personal en las actitudes (Eagly y Chaiken, 1993).

    FIGURA 8: Percepcin de apoyo social al 11 de septiembre (segn posicin ideolgica e impor-tancia subjetiva)

    Con respecto a los hechos ocurridos ese da, llama la atencin que casi la mitad de los encuestados(49,1%) estima que Allende muri asesinado, mientras que el restante 50,9% considera que sesuicid. En esta pregunta se constat una muy fuerte desigualdad segn el nivel socioeconmicode los encuestados: si el suicidio es mencionado por el 80% de los entrevistados de nivel alto,

    esta respuesta es emitida por menos del 40% de las personas de nivel bajo (Figura 9).

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    FIGURA 9: Creencias acerca de la forma en que muri Salvador Allende segn nivel socioeconmico

    Asimismo, se observaron marcadas diferencias entre personas de derecha o centro (ms de trescuartas partes de ellos nombraron el suicidio) en comparacin con personas de izquierda o sinposicin definida, grupos donde predominaron quienes consideran que Allende muri asesinado(Figura 10).

    FIGURA 10: Creencias acerca de la forma en que muri Salvador Allende segn posicin ideolgica

    Cabe mencionar que este aspecto se asoci tambin fuertemente con el grado de conocimiento

    que las personas manifestaban sobre los hechos. As, el suicidio predomin entre las personasque afirmaban tener mayor conocimiento, y el asesinato entre las que reportaban tener menor

    conocimiento. Si se controla el efecto del grado de conocimiento, se constata que la posicinpoltica sigue produciendo diferencias. En trminos relativos, lo que cambia es el porcentaje quesostiene la idea del suicidio, que aumenta para todos los grupos polticos cuando se compara aquienes dicen saber ms con quienes dicen saber menos (Figura 11).

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    FIGURA 11: Creencias acerca de la forma en que muriSalvador Allende segn autopercepcin de conocimientoencuestados de Derecha e Izquierda

    La resistencia armada de los partidarios de la Unidad Popular a la intervencin militar es conside-rada como fuerte por un tercio de la poblacin. Algo ms de la mitad la evala dbil (53,4%),mientras que el restante 13,4% estima que no hubo oposicin con armas a dicha injerencia.Considerando que ste ha sido un aspecto tradicionalmente debatido como justificacin de accio-nes de fuerza, no sorprende encontrar grandes diferencias segn la posicin ideolgica de laspersonas. As, en la derecha cerca del 60% estima que la resistencia fue fuerte, mientras quecerca del 60% de las personas de izquierda, centro y no alineados ideolgicamente coinciden enconsiderar que la oposicin fue dbil (Figura 12). Complementariamente, cabe destacar que unporcentaje homogneamente bajo de los encuestados de todas las posiciones ideolgicas suscri-be la idea de ausencia de resistencia. En otras palabras, hay un relativo consenso en torno a la

    existencia de una resistencia. Lo que provoca diferencias es el carcter de ella.

    FIGURA 12: Percepcin acerca del carcter de la resistencia de la izquierda segn posicin ideolgica

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    3) La percepcin de las causas del 11 de septiembre de 1973

    Algo ms de la mitad de los encuestados (51,8%) considera que la crisis econmica(desabastecimiento e inflacin especialmente) fue el elemento ms importante que gatill loshechos del 11 de septiembre. Las causas polticas, que se manifiestan en dos alternativas derespuesta (polarizacin y violencia poltica y falta de dilogo entre sectores polticos), reciben un10% cada una, lo que permite deducir que para la mayor parte de la poblacin el proceso polticopareciera representar una causa menos relevante que la situacin econmica del pas. Otro 20%de los consultados estima que causas atribuibles a las intenciones de los gestores de la interven-

    cin militar (ambicin de poder) constituye la causa ms relevante (Tabla 2).

    TABLA 2: Percepcin de las causas generales del 11 de septiembre

    Porcentaje

    Crisis econmica (desabastecimiento, inflacin, etc.) 52.0%

    Polarizacin y violencia poltica 10.3%

    Crisis de valores 3.0%

    Falta de voluntad de dilogo entre sectores polticos 10.5%

    Ambicin de poder de quienes estuvieron a cargo de la intervencin militar 20.0%

    Tal como lo muestra la Figura 13, hay una percepcin muy homognea de todos los sectorespolticos acerca del rol relativamente menor de las causas polticas. Astambin, se aprecia quepara todos los grupos los factores econmicos son las ms importantes, aunque para losencuestados de izquierda, la ambicin de poder de los responsables de la intervencin militartiene una importancia significativamente mayor (c2(15)=62.83; p

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    Adicionalmente, se indag acerca de la responsabilidad que pudiera haber tenido la Unidad Popu-lar en la ocurrencia del 11 de septiembre. Puede concluirse que para la mayor parte de la pobla-

    cin dicha coalicin de gobierno tuvo alguna contribucin. De hecho, slo un 5,9% indica que no

    facilit su ejecucin. Las razones por las que se le atribuye un rol son, sin embargo, de diversocarcter (Tabla 3). Una cifra cercana al 50% de los encuestados coincide en mencionar tres tiposde causas: dos que aluden a mala gestin o incapacidad para controlar la situacin poltica delpas, y una que apunta a los intereses poderosos que resultaron afectados por las acciones de esegobierno. En suma, segn se deduce de la Tabla 3, la responsabilidad que se le adjudica a laUnidad Popular radica, fundamentalmente, en problemas de gestin o en los efectos que suspolticas tuvieron para otros grupos, ms que por actuar al margen de la ley.

    TABLA 3: Percepcin acerca del rol del gobierno de la Unidad Popular en la ocurrencia del 11de septiembre *

    Porcentaje

    No contribuy de ninguna manera 5.9%

    Tomando malas decisiones econmicas 58.6%

    Afectando los intereses de sectores econmicos y polticos poderosos 47.8%

    Al perder el control de la situacin poltica del pas 57.9%

    Al no respetar las leyes 26.8%

    Al tener un equipo de gobierno con poca preparacin tcnica 40.0%

    * Los porcentajes no suman 100% puesto que los encuestados podan mencionar ms de un aspecto.

    En contraste con otros mbitos evaluados en esta encuesta, sta es un rea en que se aprecianimportantes coincidencias entre encuestados de diferente signo poltico. Tal como muestra laFigura 14, al comparar las respuestas a esta pregunta de personas identificadas con la derecha y

    la izquierda, se observa un perfil relativamente semejante. Ambos grupos descartan en igual

    magnitud que el gobierno de la Unidad Popular no hubiera tenido un rol detonante en el 11 de

    septiembre. El nico aspecto donde se aprecia una mayor divergencia es en la falta de respeto alas leyes, que es mencionado por casi un 45% de las personas de derecha y por slo un 15% delos encuestados de izquierda (2(3)=51.23; p

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    FIGURA 14: Rol del gobierno de la UP. Comparacin Derecha vs Izquierda

    Por otra parte, tambin se investig la percepcin acerca de la decisin tomada por las FFAA eseda. Tal como muestra la Tabla 4, la impresin mayoritaria de la poblacin es que la decisin destas estuvo sujeta a varias influencias simultneas. La presin de la poblacin aparece como elfactor que un mayor porcentaje de encuestados evala como teniendo alta influencia (61%), segui-do muy cercanamente por la presin de grupos opositores a la Unidad Popular (58,5%). La presindel gobierno norteamericano tambin jug un rol relevante. Finalmente, y en aparente contradic-

    cin con lo anterior, un 45,1% de los entrevistados considera que la decisin de intervenir latomaron las FFAA por smismas.

    TABLA 4: Percepcin acerca del grado de influencia de diversos aspectos en la decisin de lasFFAA de intervenir el 11 de septiembre

    % mucho % algo

    Presin de la poblacin hacia las FFAA 61.0 21.8Presin de grupos opositores a la UP 58.5 26.7Presin del gobierno de EEUU 47.8 30.6Decisin autnoma de las FFAA 45.1 29.4

    Este tema tambin produjo inesperadas coincidencias entre personas de diversa posicin poltica.Tal como lo muestra la Figura 15, un porcentaje muy semejante de gente de derecha e izquierda

    (algo superior al 60%) estima que la presin de la poblacin hacia las FFAA influymucho en ladecisin de intervenir. Los dos grupos le otorgan una gran importancia tambin a la presin de

    grupos opositores a la UP (algo mayor para encuestados de derecha) (F(3,755)=3.29; p

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    FIGURA 15: La decisin de las FFAA. Comparacin Derecha - Izquierda

    3.a) La percepcin de responsabilidad en los hechos

    La responsabilidad de personas y grupos de diversa orientacin poltica fue indagada en dospreguntas de la encuesta. El anlisis de las respuestas muestra que la opinin pblica organizastas segn la posicin poltica de ellos. As, se produce un agrupamiento semejante de lasexplicaciones cuando se trata de personas y grupos que son percibidos como perteneciendo a la

    derecha (donde se incluye a personeros o instituciones de las FFAA), del centro o de la izquierda.

    En la mayora de los casos, el perfil de las respuestas obtenidas difiere notablemente segn laposicin poltica de los encuestados. Las nicas excepciones son Eduardo Frei Montalva, la IglesiaCatlica y la DC, en cuyos casos no se observaron diferencias estadsticamente significativas enel grado de responsabilidad atribuida segn la posicin poltica de los actores.

    Tal como puede apreciarse en las Tablas 5 y 6, la poblacin otorga en su conjunto un mayor gradode responsabilidad a las FFAA y a Augusto Pinochet (ambos reciben el mismo porcentaje). El compro-

    miso atribuido a la izquierda se ubica en un segundo lugar. En este caso, sin embargo, es mayor el

    grado de injerencia que se le da a la coalicin de gobierno (69%) que la que se atribuye a su principallder, Salvador Allende (56,1%). Otros personeros de derecha (Sergio Onofre Jarpa y Pablo Rodrguez),ascomo de izquierda (Carlos Altamirano) son evaluados con un grado algo menor de responsabili-dad, aun cuando la de Altamirano es la ms alta entre todos los personajes sometidos a evaluacin,con la excepcin de Pinochet y Allende. Sin embargo, hay que hacer notar que en estos casos unporcentaje relativamente alto de los encuestados, especialmente ms jvenes, no responde, segu-ramente porque no recuerda el rol que tuvieron tales personeros3 . De hecho, en el caso de Pablo

    Rodrguez casi la mitad de la muestra (48,7%) no entrega respuestas vlidas.

    3Dado que en general se observ un muy bajo porcentaje de personas que rehusaran contestar determinadas preguntas,debe presumirse que la falta de respuesta a esta interrogante revela ignorancia con respecto al personaje o su rol, msque reticencia a revelar su opinin sobre los mismos.

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    TABLA 5: Evaluacin acerca de la responsabilidad de personajes en la ocurrencia del 11 deseptiembre

    % toda o mucha % NS-NRresponsabilidad*

    Personas

    Augusto Pinochet 77.6 2.1%

    Salvador Allende 56.1 2.2%

    Carlos Altamirano 51.6 36.5%

    Pablo Rodrguez 42.8 48.7%

    Sergio Onofre Jarpa 41.7 24.8%Patricio Aylwin 31.8 10.2%

    Eduardo Frei Montalva 22.2 13.4%

    * Porcentaje calculado sobre el total de respuestas vlidas, excluyendo a quienes indicaron queno saban o que no respondan.

    TABLA 6: Evaluacin acerca de la responsabilidad de grupos y pases en la ocurrencia del 11 deseptiembre

    % toda o mucha % NS-NR

    responsabilidad*

    Grupos

    Fuerzas Armadas 77.6 1.1%

    Unidad Popular 69.0 2.7%

    Empresarios y grandes grupos econmicos 68.8 6.3%

    Partido Comunista 64.7 2.6%

    MIR y extrema izquierda 62.7 7.5%

    Patria y Libertad y extrema derecha 61.7 13.5%

    Gobierno de EEUU, incluyendo la CIA 58.8 13.1%

    Partido Nacional 46.3 20.2%

    Democracia Cristiana 45.5 5.6%

    Cuba 39.4 14.4%

    Rusia y otros pases del bloque socialista 28.0 19.6%Iglesia Catlica 21.1 8.8%

    * Porcentaje calculado sobre el total de respuestas vlidas, excluyendo a quienes indicaron queno saban o que no respondan.

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    Por otra parte, las Tablas 5 y 6 revelan que la Democracia Cristiana es percibida con una respon-

    sabilidad menor en los hechos, tanto considerando la que se atribuye al partido en su conjunto

    (45,5%) como especialmente la que se otorga a sus principales lderes de la poca: Eduardo Frei

    Montalva (22,2%) y Patricio Aylwin (31,8%).

    Cabe destacar que, en general, los encuestados tienden a imputar ms responsabilidad a gruposo instituciones que a lderes de las mismas instituciones. Esto se aprecia con claridad cuando seanaliza la competencia de Allende y la UP (F1,750)=36.91; p

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    FIGURA 16: Responsabilidad personas e instituciones

    4) La percepcin de las consecuencias posteriores

    La encuesta indag un conjunto de aspectos que pueden ser considerados como consecuenciadel rgimen que se inici el 11 de septiembre. Un procedimiento empleado para evaluar esteaspecto consisti en mencionar un conjunto de fenmenos sociales, polticos y econmicos,

    pidindoles a los encuestados que indicaran si stos haban ocurrido, segn su percepcin, duran-te el Rgimen Militar. En caso de obtener una respuesta afirmativa, se les solicit que indicaran silo consideraban una consecuencia de dicho rgimen.

    Tal como puede apreciarse en la Tabla 7, ms de la mitad de los entrevistados estim que todoslos fenmenos indagados se haban producido durante el Rgimen Militar. De hecho, de los 6fenmenos, 5 de ellos son identificados como ocurrencias de ese perodo por ms del 70% de lamuestra. Destaca, especialmente, el miedo en la poblacin, que el 87,2% estima se produjodurante ese perodo. El aumento de la brecha social entre ricos y pobres es tambin un aspecto

    que despierta un alto consenso (80%). Por otra parte, todos los aspectos mencionados fueronatribuidos en forma ampliamente mayoritaria al Gobierno Militar entre quienes consideraron que

    tales aspectos se haban producido.

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    TABLA 7: Evaluacin de consecuencias del Rgimen Militar

    Disminucin de actividad cultural 79.4 81.7

    Aumento de la brecha entre ricos y pobres 80 76.3

    Aumento del orden y seguridad ciudadana 73.7 85.4

    Existencia de conflictos polticos al interior de las familias 71.5 75.6

    Presencia de miedo en la poblacin 87.2 86.5

    Mejora en la calidad de vida de la gente 55.3 76.9

    * Este porcentaje se basa en quienes indicaron que el fenmeno se haba producido durante elRgimen Militar.

    Al considerar la identidad poltica de los encuestados, se constat que en todos los casos hubodiferencias estadsticamente significativas al juzgar la ocurrencia de cada una de estas conse-cuencias. La Figura 17 muestra la comparacin entre quienes se identifican con la izquierda y laderecha, observndose que la percepcin se asocia a la valencia de los hechos juzgados: losacontecimientos positivos son considerados como ms frecuentes por gente de derecha y losnegativos como ms frecuentes por gente de izquierda. La atribucin de estos episodios al Rgi-men Militar tambin evidencia diferencias estadsticamente significativas segn la posicin polti-ca, aunque como se mencion ms arriba, la tendencia en todos los casos es a atribuir los hitosal autoritarismo. La nica excepcin corresponde a los conflictos polticos al interior de las fami-lias, donde no se observaron desigualdades estadsticamente significativas en la adjudicacin deresponsabilidad al gobierno de Pinochet.

    FIGURA 17: Consecuencias del Rgimen Militar. Comparacin Derecha vs Izquierda

    % que lo ve como

    consecuencia delRgimen Militar*

    % que estima

    que ocurri

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    4.a) Comparacin de la Unidad Popular con el Rgimen Militar

    El estudio tambin indag percepciones de la opinin pblica en torno a aspectos ligados albienestar subjetivo o material de las personas, comparando el perodo de la Unidad Popular con elRgimen Militar. Tal como se aprecia en la Tabla 8, la mitad de los encuestados coinciden enestimar que durante ese periodo la gente se sintims amenazada y experiment mayor descon-fianza con respecto a los dems, que en el de la Unidad Popular. Sin embargo, un porcentajeequivalente tambin considera que durante el primero el bienestar econmico fue mayor. Conrespecto a cun feliz era la gente en un perodo en comparacin con el otro, se aprecia que lasrespuestas se reparten casi homogneamente entre las tres opciones ofrecidas. Esto podr areflejar el hecho que en la percepcin de la poblacin durante el Rgimen Militar (y probablementetambin durante el perodo de la Unidad Popular, aunque no fue objeto principal de este estudio),

    se combinaron aspectos positivos y negativos5

    , lo que puede explicar la dificultad para evaluar enforma clara si la gente fue ms feliz en un perodo o en el otro.

    TABLA 8: Percepcin comparativa acerca del bienestar subjetivo y material de la poblacin du-rante la Unidad Popular y el Rgimen Militar

    Cundo la gente...

    Se sinti ms contenta? 31.6 31.5 37.9

    Sinti ms desconfianza con respecto a los dems? 27.9 51.4 20.8

    Se sinti ms amenazada? 19.4 51.7 28.9

    Tuvo un mayor bienestar econmico? 19.3 52.8 27.9

    La identidad poltica de los encuestados tambin se asocia a las respuestas a estas preguntas. Entodas ellas se observaron diferencias estadsticamente significativas alineadas con la valencia delaspecto comparado. En el caso de la interrogante que alude a la experiencia ms subjetiva,cundo la gente estuvo ms contenta?, se observ una distribucin marcadamente distintiva: lagente de derecha asoci este sentimiento positivo con el Rgimen Militar, la de izquierda con laUnidad Popular, mientras que para los no alineados polticamente ello ocurri por igual en ambosperodos (Figura 18).

    5Tal como se ver ms adelante, en la percepcin de la gente, los aspectos positivos y negativos no necesariamentetienen peso equivalente. En particular, cuando se compara el bienestar econmico con las violaciones a los derechoshumanos.

    Durante el

    gobierno de

    la UP

    Durante el

    RgimenMilitar

    En ambos

    perodos sesinti igual

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    FIGURA 18: Comparacin UP-RM: Cundo estuvo ms contenta la gente? (segn posicin ideolgica)

    En el caso de las experiencias negativas (sentirse amenazado o desconfiar de los dems), laspersonas de derecha lo asocian mayoritariamente al perodo de la Unidad Popular, mientras quelas personas de izquierda y en menor medida los no alineados lo asocian mayoritariamente al

    Rgimen Militar (Figura 19).

    FIGURA 19: Comparacin UP-RM: Cundo se sinti ms amenazada la gente? (segn posicinideolgica)

    Finalmente, en el caso del bienestar econmico, se produce una tendencia mayoritaria en laderecha (especialmente), en el centro y en los no alineados a asociarlo con el Rgimen Militar. Enla izquierda, en cambio, se manifiesta una ambivalencia, donde casi un 31% de los encuestados

    vincula este aspecto al gobierno de Pinochet. En comparacin, un 37% lo relaciona con la UnidadPopular (Figura 20).

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    FIGURA 20: Comparacin UP-RM: Cundo tuvo mayor bienestar econmico la gente? (segn posi-cin ideolgica)

    Es relevante destacar que en esta pregunta se produce una mayor polarizacin de opinionessegn la posicin ideolgica de los encuestados que en la que slo preguntaba por consecuen-cias del Gobierno Militar. Este hecho puede atribuirse al carcter explcitamente comparativo de lapregunta entre dos regmenes que representan, especialmente para la izquierda y derecha, refe-rentes de identidad fundamental, a los que asocia una fuerte carga emocional.

    5) La percepcin en torno al tema de los derechos humanos

    La encuesta tambin incluy cuatro preguntas referidas al tema de los derechos humanos. Una deellas indag acerca del carcter que se le atribuye a la tortura, observndose que un porcentajealgo superior a la mitad (52,4%) estima que la tortura fue una prctica comn de los organismosde seguridad del Rgimen Militar, mientras que un 46% considera que este mecanismo correspon-di a excesos ocasionales de algunos funcionarios de organismos de seguridad. Es decir, seaprecia que en torno a las dos visiones predominantes acerca del carcter de las violaciones a losderechos humanos (que tuvieron un carcter sistemtico versus que correspondieron a excesosespordicos con responsabilidad individual de sus hechores) hay una distribucin de las opinionescon un leve predominio de la visin que le atribuye un carcter sistemtico. Por otra parte, estamisma interrogante permite apreciar que el nmero de personas que niega la existencia de viola-ciones a los derechos humanos, es muy pequeo. Aunque se ofreci como alternativa la opcinen Chile no hubo tortura, slo un 1,6% de la muestra la eligi. En otras palabras, hay un claroconsenso acerca de la existencia de violaciones a los derechos humanos, subsistiendo un debate

    slo en torno a su carcter.Otra pregunta indag especficamente acerca de la atribucin de responsabilidad en torno a lasviolaciones a los derechos humanos. Nuevamente, se aprecia que las respuestas se reparten

    entre dos opciones, que reflejan aproximadamente las mismas posturas que se mencionaron en el

    prrafo anterior: un 44,1% atribuye dichas violaciones al Gobierno Militar, mientras que un 41,9%

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    las adjudica a los individuos que las cometieron. Las FFAA como institucin aparecen como res-ponsables para un porcentaje menor de los encuestados (9,9%). Otra vez, un porcentaje muy bajo

    (1,4%) niega la existencia de estas violaciones, y astambin un porcentaje pequeo (2,7%) consi-

    dera que otros son responsables de dichas violaciones (Tabla 9).

    TABLA 9: Percepcin de responsabilidad por violaciones a los derechos humanos

    Porcentaje

    Al gobierno militar 44.1

    A las FFAA como institucin 9.9

    A los individuos que las cometieron 41.9

    En Chile no hubo violaciones a los derechos humanos 1.4

    A otros 2.7

    Las diferencias ideolgicas emergen con fuerza en este tema que ha tenido un impacto emocionalmuy profundo en nuestra sociedad. Tal como lo muestran las Figuras 21 y 22, la izquierda y la

    derecha poseen opiniones marcadamente diferentes cuando se trata de explicar el carcter yresponsabilidades asociadas a las violaciones a los derechos humanos. El centro, ascomo los noalineados polticamente se encuentran, en esta materia, en una posicin claramente intermedia.La importancia de las diferencias ideolgicas en este mbito confirma el rol de identidad que juegala memoria colectiva. Pocos aspectos repercuten con tanta fuerza, pasin y polaridad en stacomo aquellos en los que se manifiesta el conflicto intergrupal en forma violenta. El recuerdo de la

    victimizacin es difcilmente superable, ascomo las interpretaciones polarizadas en torno a suocurrencia.

    FIGURA 21: Opinin acerca del carcter de la tortura segn posicin ideolgica

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    FIGURA 22: Atribucin de responsabilidad por violaciones de DDHH segn posicin ideolgica

    Con respecto al tema pendiente ms importante en materia de derechos humanos, la situacin delos detenidos desaparecidos, se solicit a los encuestados expresar con cules de las solucionesque se han planteado estaban de acuerdo6 . Tal como puede apreciarse en la Tabla 10, tres

    cuartas partes de los encuestados concuerda con la necesidad de averiguar el paradero de estos.

    El juicio a los culpables es tambin importante para casi el 60% de la muestra. En cambio, la idea

    de dar por superado el tema es seleccionada por slo un cuarto de la muestra. La aplicacin dela ley de Amnista o el otorgamiento de perdn son opciones an menos frecuentes. As, seobserva que para la mayora de la poblacin lo fundamental es conocer la verdad sobre estoshechos y aplicar justicia. La posibilidad de producir un cierre de este tpico, en alguna de lasformas ofrecidas en la encuesta, representa un enfoque claramente minoritario.

    TABLA 10: Soluciones que se consideran preferibles para enfrentar la situacin de los detenidosdesaparecidos

    Derecha Centro Izquierda Ninguno/Ind

    Averiguar el paradero de los detenidos desaparecidos 60.4% 63.2% 89.0% 74.0%

    Dar por superado el tema y olvidarse de l 46.7% 31.6% 9.7% 25.3%

    Juzgar a los culpables 30.6% 48.7% 85.7% 58.0%

    Aplicar la ley de Amnista 26.1% 19.1% 9.4% 12.2%

    Perdonar a los culpables 22.9% 17.1% 11.0% 15.5%

    6Es importante considerar que los datos de esta encuesta fueron obtenidos antes que se entregaran al Presidente de la

    Repblica los resultados del perodo establecido por los acuerdos de la Mesa de Dilogo para aportar antecedentesacerca del destino o paradero de los detenidos desaparecidos.

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    Por ltimo, tambin en torno a esta temtica, la encuesta indag si en la percepcin de la opininpblica las violaciones a los derechos humanos pudieran estar justificadas, considerando el desa-rrollo econmico que vivi el pas durante el Rgimen Militar. Para un 81,3% de los encuestados,

    dicho desarrollo econmico de ninguna manera justifica las violaciones a los derechos humanos.Para un 15% hay una justificacin parcial, mientras que slo un 3,7% afirma que el desarrolloeconmico justifica completamente las violaciones a los derechos humanos. Es importante agre-gar que en esta materia las diferencias ideolgicas son claramente menores. Estos resultadosrevelan, por tanto, un importante consenso tico en nuestra sociedad, en torno al valor primordialde los derechos humanos, y a la necesidad de no subordinarlos a otros objetivos sociales.

    6) La proyeccin futura del 11 de septiembre

    Las imgenes contrafactuales han sido empleadas frecuentemente en el estudio de hechos hist-ricos. Con este procedimiento se busca conocer representaciones acerca de cul podra habersido la evolucin histrica si cierto evento no se hubiera producido. Este tema fue analizado conpreguntas donde se solicitaba a los encuestados imaginar cmo sera Chile en lo econmico,poltico, social, cultural o a nivel individual, si los acontecimientos del 11 de septiembre no hubie-ran ocurrido.

    Los resultados generales muestran que la mayora de los encuestados (59%) cree que el passera mejor en lo cultural. En las restantes dimensiones ninguna de las categor as de respuesta

    supera el 50%, aunque hay tendencias relativamente marcadas. En lo econmico se percibe quesera peor (49%), en lo social habra mayor igualdad (49%), en lo poltico sera ms democrtico(44%) y la gente sera ms alegre (44%). Cabe hacer notar que el patrn de respuesta difieremarcadamente segn la posicin poltica de los encuestados.

    De acuerdo a lo apreciado en la Figura 23, el nico aspecto consensual es el cultural, donde todoslos grupos polticos mencionan con mayor frecuencia la opcin que indica que el pas estaramejor.

    FIGURA 23: Imgenes contrafactuales. Cmo sera Chile en lo cultural?

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    En lo econmico, los grupos de derecha, centro y no alineados concuerdan en que Chile estarapeor (Figura 24). La excepcin la hace la izquierda, que presenta un patrn de respuesta ambivalente(es decir, sus respuestas se reparten entre las tres opciones: sostener que el pas estara peor,

    que estara mejor o que estara igual).

    FIGURA 24: Imgenes contrafactuales. Cmo sera Chile en lo econmico?

    Con respecto a lo social, la izquierda tiene una clara visin (habra mayor igualdad), mientras quepara los otros grupos hay una mayor ambivalencia, con una tendencia de la derecha a sostener

    que habra menos igualdad, y lo contrario para el centro o los independientes. En lo poltico lasopciones son ms claras: para la derecha el pas sera menos democrtico, mientras que para laizquierda sera ms democrtico. Los otros dos muestran clara ambivalencia. Finalmente, cuandose pregunta por cmo sera la gente, se constata que slo la izquierda muestra una tendenciadominante: sera ms alegre (Figura 25). En los otros tres grupos la respuesta ms frecuente nolleg al 50%, con signos de ambivalencia: la derecha flucta entre que la gente estara ms tristeo que estara igual, mientras que los otros dos grupos son an ms ambivalentes.

    FIGURA 25: Imgenes contrafactuales. Cmo sera la gente hoy en Chile?

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    La encuesta profundiz tambin acerca de las lecciones que para la opinin pblica deja la expe-riencia histrica del 11 de septiembre de 1973. Tal como lo muestra la tabla 11, la leccin msimportante se refiere a la tolerancia poltica, que es mencionada por un 60% de los encuestados

    como la principal leccin. Otra afirmacin relacionada (que el exceso de politizacin lleva al con-flicto y la violencia) aparece en segundo lugar. La tercera leccin, en orden de importancia, serefiere a la capacidad de gestin del gobierno (entendindose que no se debiera otorgar poder apersonas sin preparacin). Esta leccin se conecta con los dos aspectos que la mayor parte de lagente asocia a la gestin de la UP. En general, las enseanzas que aluden a una de las partesinvolucradas en la crisis de 1973, son consideradas como lecciones por un porcentaje minoritario

    de los entrevistados.

    TABLA 11: Las lecciones del 11 de septiembre de 1973 para la sociedad chilena

    Afirmacin Porcentaje

    Que la falta de tolerancia puede llevar a las peores formas de violencia 60.5%

    Que el exceso de politizacin lleva al conflicto y la violencia 48.4%

    Que no se le puede dar poder a gente que no tiene preparacin 42.0%

    Que las FFAA no deberan estar tan separadas del mundo civil 39.0%

    Que una minora poltica no debera tratar de imponer su voluntad a la mayora 38.4%

    Que hay lmites para la defensa de los ideales 33.7%

    Que el socialismo no sirve 16.7%

    * Los porcentajes no suman 100%, pues los encuestados podan expresar su adhesin por msde una afirmacin.

    Es interesante verificar que las lecciones histricas que afirman los encuestados muestran meno-res diferencias segn posicin poltica, que en otros aspectos estudiados en la encuesta. Estosugiere que la forma en que los hechos han ido siendo elaborados en nuestra sociedad han

    producido una relativa convergencia. Aspor ejemplo, la leccin referida a la tolerancia es manifes-tada por un 60% o ms de todos quienes tienen posicin poltica.

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    DIFERENCIAS GENERACIONALES

    En general, los anlisis efectuados en el conjunto de temas evaluados con la encuesta revelaron

    que las tres generaciones consideradas no parecen tener memorias colectivas marcadamentediferentes. Las divergencias observadas entre los grupos etarios, cuando se manifestaron, resul-

    taron ser menores que las observadas segn la posicin poltica de la muestra. A continuacin sedestacarn aquellos aspectos en los que se observaron diferencias importantes entre las tresgeneraciones.

    El aspecto que ms distingue a cada una de ellas es su auto-percepcin con respecto al grado deconocimiento que dicen tener de los hechos (Figura 26). En esta variable hay una clara progresinlineal: en el grupo ms joven slo un 23% dice saber bastante o mucho, porcentaje que sube a un

    42% en la generacin intermedia y a un 61% en la mayor.

    FIGURA 26: Auto-percepcin de conocimiento sobre el 11 de septiembre segn generacin

    La importancia subjetiva de los acontecimientos del Once mostr leves diferencias entre las gene-

    raciones: mientras en los dos grupos mayores la proporcin de personas que le atribuye granimportancia es equivalente a la que le da alguna relevancia, en el grupo menor disminuye el

    porcentaje que le proporciona gran significado (Figura 27).

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    FIGURA 27: Importancia subjetiva del 11 de septiembre segn generacin

    En la otra dimensin subjetiva -las emociones que provoca el recuerdo de esta fecha- se observaque en los tres grupos etreos dominan con claridad las emociones negativas. La nica diferenciadetectada es que en el grupo mayor disminuye el porcentaje que se manifiesta indiferente

    emocionalmente, con relacin a lo que ocurre con los otros dos grupos. En suma, se constata quelos hechos tienden a provocar mayor resonancia subjetiva en el grupo que era mayor de edad al

    momento de los sucesos (Figura 28).

    FIGURA 28: Emociones que provoca el recuerdo del 11 de septiembre segn generacin

    La imagen que las distintas generaciones tienen de los episodios muestran algunas diferencias de

    inters: el grupo ms joven le otorga menor justificacin al golpe de estado y lo considera msviolento (Figura 29). Astambin, estima que la resistencia armada de la izquierda fue ms fuerte.Adems, ste considera que el porcentaje de apoyo al golpe fue menor (46%) que el que proyec-tan las otras dos generaciones (54%). En suma, pareciera que la generacin ms distante de loshechos tiene una imagen ms negativa de los mismos, proyectando en ellos mayor conflictividad.

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    FIGURA 29: Grado de justificacin de los hechos del 11 de septiembre segn generacin

    En cuanto a la responsabilidad atribuida a diferentes actores e instituciones, los jvenes atribuyenms responsabilidad a las FFAA y a Pinochet, mientras que consideran que el gobierno de laUnidad Popular y Allende tenan menos responsabilidad. Esta relacin entre generacin y respon-sabilidad no se debe a diferencias ideolgicas de los grupos etreos.

    Los encuestados de distintas generaciones polticas tambin coinciden en atribuir a las causaseconmicas un rol preponderante (Figura 30). Sin embargo, se aprecia que este rol tiende aaumentar su importancia relativa para las personas mayores. Al mismo tiempo, aumenta la rele-

    vancia atribuida a la ambicin de los gestores de la intervencin militar a medida que disminuye laedad de los grupos generacionales. Nuevamente, las causas pol ticas poseen un rolhomogneamente secundario para todos los grupos etreos.

    FIGURA 30: Causas del 11 de septiembre segn generacin

    Tambin en las consecuencias del 11 de septiembre de 1973 se observan diferenciasgeneracionales. Aunque las evaluaciones fueron similares entre estos grupos, los jvenes consi-

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    deraron en mayor medida que disminuy la actividad cultural (85%), que se observ miedo en lapoblacin (93%), que no aument el orden y la seguridad ciudadana (35%) y que no mejor lacalidad de vida (54%). En general, no hubo diferencias entre las generaciones al comparar los

    periodos del Rgimen Militar y el gobierno de la Unidad Popular. Sin embargo, la mayora de losjvenes percibieron que durante el rgimen militar la gente se sinti ms amenazada, mientrasque en las otras generaciones est percepcin existi en menos de la mitad de las personas. Loanterior coincide con los resultados encontrados acerca de la evaluacin de los hechos, donde los

    jvenes evaluaron al golpe de estado como ms conflictivo y negativo que las otras generaciones.

    De manera concordante con lo anterior, para los jvenes la tortura tiene un carcter ms sistem-tico, atribuyndole nuevamente caractersticas violentas y negativas al gobierno de Pinochet (Figu-ra 31).

    FIGURA 31: Opinin acerca del carcter de la tortura segn generacin

    Por ltimo, respecto a las imgenes contrafactuales, se encontraron diferencias solamente en

    cuanto a lo poltico y el estado de nimo de las personas. Los jvenes, en comparacin con lasotras generaciones, estiman que la gente sera ms alegre y que Chile sera ms democrtico.

    CONCLUSIONES

    La primera constatacin relevante es que el tema del 11 de septiembre de 1973 representa unevento que reviste importancia subjetiva para una mayora de las personas de todas las generacio-nes, especialmente para quienes se identifican con alguna posicin ideolgica. En contraste conel desinters que, en general, suscitan temas de la esfera poltica, ste mantiene una alta signifi-

    cacin no slo en el plano social, sino tambin en la esfera personal.

    Los hechos de ese da, y especialmente sus antecedentes y consecuencias, poseen para nuestrasociedad un carcter complejo, donde se combinan mltiples aspectos de valencia positiva ynegativa. Claramente, no hay una versin nica y simple de los acontecimientos. Sin embargo,este estudio tambin permite constatar que las visiones que tienen sobre el pasado personas de

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    diversa posicin ideolgica no son tan polares o incompatibles como usualmente se asume. Cla-ramente hay aspectos donde las discrepancias se manifiestan con fuerza, pero se constatan,

    asimismo, sorprendentes convergencias incluso de gente identificada con la izquierda y la dere-

    cha poltica. Por lo dems, aunque el pasado pudiera dividirnos, se aprecia que las lecciones queesta experiencia histrica deja son relativamente concordantes.

    Con respecto a los hechos, hay un consenso relativamente amplio acerca del carcter violento deellos, aunque no existe una concordancia semejante con respecto al grado de justificacin de losmismos, aspecto donde se manifiestan fuertes diferencias segn la posicin ideolgica de laspersonas. El apoyo que se estima tuvo el golpe de estado, tambin difiere segn la posicinideolgica; sin embargo, la divergencia observada es menor que la que se podra haber anticipadoatendiendo al rol legitimador que tiene el apoyo a la intervencin militar.

    La resistencia armada de los partidarios de la Unidad Popular a la arremetida militar tambin fueindagada, especialmente por el debate que tradicionalmente ha generado, ascomo por su rol enla justificacin de acciones represivas. Se constataron en este caso diferencias consistentes conlas posiciones que han existido tradicionalmente: en la derecha se enfatiza que la resistencia fue

    fuerte y duradera, mientras que en la izquierda y en el centro, lo contrario. Es interesante que en

    este aspecto los no alineados ideolgicamente coinciden con la apreciacin de la izquierda y elcentro.

    Con respecto a la muerte de Allende, sorprende confirmar que para el conjunto de los encuestados

    hay una divisin casi exacta entre quienes estiman que se suicid y quienes creen que lo mataron.Este aspecto se asocia a fuertes diferencias segn la posicin ideolgica de los encuestados. Lointeresante de este resultado en trminos de memoria colectiva y su relacin con la identidadsocial, es que en torno a este aspecto se produce una polarizacin del recuerdo que no secorresponde con la existencia de un debate pblico o experto sobre el hecho. Es relevante men-cionar que el debate acerca de la forma en que muri Allende fue un smbolo de la divisin polticaluego del golpe de estado, por lo que su persistencia en el tiempo tiene un claro carcter identitario.

    Las percepciones y recuerdos adquieren mayor complejidad y menor polarizacin ideolgica cuando

    se consideran las causas y consecuencias del Once. Se observa que en la mayor a de losencuestados existe una representacin donde se combinan mltiples actores, de diverso signo ymotivaciones, ascomo mltiples acciones y consecuencias de diversa valencia. Se aprecia unaperspectiva menos simplista y maniquea que lo que se podr a haber esperado. Por ejemplo,resulta interesante constatar que personas alineadas con la izquierda y la derecha no muestran

    opiniones marcadamente discrepantes cuando se considera el rol de la Unidad Popular o cuando

    se opina respecto de los factores que motivaron la decisin de las Fuerzas Armadas.

    Con respecto a las consecuencias, se aprecia que para una mayora de la sociedad el rgimenmilitar se asocia con progreso econmico y seguridad ciudadana, pero con aumentos en la inequidadsocial, con temor en la poblacin y con limitaciones en el plano cultural. Este perfil complejo, quecombina consecuencias de valor positivo y negativo, se aprecia tanto en preguntas que evalandirectamente las consecuencias, como en otras donde se compara al Rgimen Militar con elgobierno de la Unidad Popular, ascomo cuando se interroga sobre lo que podra haber ocurridocon nuestro pas si no hubieran ocurrido los hechos de ese da (imgenes contrafactuales).

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    Las violaciones a los derechos humanos son reconocidas por personas de todas las posiciones

    ideolgicas. Donde se manifiestan las diferencias, sin embargo, es cuando se trata de establecersu carcter o la responsabilidad sobre las mismas. La identidad poltica emerge con fuerza en

    este tema que posee una alta carga emocional. En particular, se aprecia que tanto cuando seopina sobre la tortura, ascomo cuando se analiza las responsabilidades asociadas a las violacio-nes de los derechos humanos, las personas de derecha e izquierda se sitan en posiciones clara-mente dismiles: mientras las personas de derecha consideran que estos actos constituyen exce-sos individuales, donde no existen responsabilidades institucionales, la gente de izquierda estiman

    que estas acciones corresponden a actos sistemticos asociados al rgimen militar. Las perso-nas de centro o quienes no se identifican polticamente reparten sus respuestas en proporcionesequivalentes entre ambas visiones. Lo que es consensual, sin embargo, es que no hay negacinde la existencia de violaciones a los derechos humanos.

    En relacin con el tema pendiente ms importante en materia de derechos humanos, la situacinde los detenidos desaparecidos, se observa que para la mayora de la poblacin lo fundamental esconocer la verdad sobre estos hechos y aplicar justicia. La posibilidad de producir un cierre de

    este tema, en alguna de las formas ofrecidas en la encuesta, representa un enfoque claramente

    minoritario.

    Finalmente, con respecto a la proyeccin futura de los hechos del pasado, se aprecia una ampliaconvergencia entre personas de diversa posicin poltica. De hecho, para encuestados de todaslas posiciones polticas, la principal leccin que le deja el 11 de septiembre de 1973 a nuestrasociedad es que la intolerancia poltica puede llevar a las peores formas de violencia. Este consen-so debiera ser una importante base para fundar y orientar la formacin cvica de las nuevasgeneraciones de chilenos.

    Frente a los dos ejes seleccionados para analizar la memoria colectiva, la posicin ideolgica y lageneracin, se observa que el primer eje tiene una importancia claramente mayor. Es evidenteque el recuerdo de estos hechos, especialmente cuando se remite a los sucesos ocurridos el dadel golpe de estado, suscita una fuerte polarizacin ideolgica, aunque posiblemente ella hoy seamenor que la que exista algunos aos atrs. Es interesante notar que el recuerdo del pasado envarias oportunidades reprodujo las diferencias entre los tres tercios que existan en el sistemapoltico chileno de entonces. En general, el centro no aparece alineado con la izquierda (con la queest aliado hoy) ni con la derecha (con la que estaba aliado al momento del golpe).

    Los no alineados representan un grupo especialmente interesante, pues como muchos estudios

    de opinin lo revelan, han pasado a constituirse en el sector polticamente ms numeroso. Superfil es, en general, consistente con el de un grupo que muestra desafeccin y rechazo hacia elsistema poltico, manifestando menor inters y conocimiento acerca de asuntos con connotacio-nes ideolgicas, incluyendo el 11 de septiembre de 1973. Los resultados muestran que este

    grupo se ha distanciado de este pasado y de las oportunidades de informarse sobre el mismo. Sinembargo, es un grupo que mantiene una postura definida en el tema de los derechos humanos

    (pide verdad y justicia en proporciones equivalentes o superiores al centro poltico). En sntesis, esun grupo con un perfil distintivo, aunque tiende a compartir ms opiniones con el centro y laizquierda que con la derecha. Por todas estas razones, cabe suponer que la desafeccin polticade este grupo se ha producido luego de una mayor cercana con la izquierda o el centro.

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    Finalmente, las diferencias generacionales son menos pronunciadas. Cuando aparecen, se mani-

    fiestan principalmente distinguiendo a la generacin ms joven de las otras dos. Esta posee unarepresentacin ms negativa del pasado, atribuyendo mayor conflictividad y antagonismo entre

    los actores polticos. Es posible que las escasas diferencias generacionales puedan deberse a lareactivacin del pasado poltico en el perodo previo al estudio, motivado entre otros aspectos,por el debate que produjo la detencin de Augusto Pinochet en Londres y su posterior retorno aChile, por la Mesa de Dilogo sobre derechos humanos, ascomo por la aparicin de documentosy testimonios en torno al pasado.

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    Jorge Manzi. Psiclogo, doctor en psicologa de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Profesor adjunto de laescuela de Psicologa de la P. Universidad Catlica de Chile. Sus reas de investigacin son la psicologa poltica (socializacinpoltica, memoria histrica, identidad poltica) y medicin educacional.(E-mail: [email protected])Ellen Helsper. Psicloga, actualmente cursa estudios de doctorado en la London School of Economics and Political Science.Sus temas de investigacin se centran en la psicologa de medios y opinin pblica.(E-mail: [email protected])Soledad Ruiz. Psicloga, Magster en Psicologa de la Universidad Catlica de Chile. Es profesora asociada de la escuela dePsicologa de la P. Universidad Catlica de Chile. Sus reas de investigacin son la psicologa poltica (memoria histrica,representaciones sociales de procesos sociales) y la psicolog a comunitaria (transformaciones de la vida cotidiana e identidad).(E-mail: [email protected])

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    JORGE MANZI, ELLEN HELSPER, SOLEDAD RUIZ, MARIANE KRAUSE, EDMUNDO KRONMLLER

    Mariane Krause. Psicloga, doctor en psicologa de la Universidad Libre de Berln. Profesor adjunto y actual directora de laescuela de Psicologa de la P. Universidad Catlica de Chile. Sus reas de investigacin son las creencias y teoras subjetivas,representaciones sociales, cambio psicoteraputico y seguridad ciudadana.(E-mail: [email protected])Edmundo Krnmuller. Psiclogo, Magster en Psicologa de la Universidad Catlica de Chile. Actualmente cursa estudios dedoctorado en la Universidad de California en Riverside. Sus reas de investigacin son la psicologa poltica y la psicologacognitiva.(E-mail: [email protected])