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La mitomanía no es una enfermedad hereditaria, pero sí se puede aprender. Se debe diferenciar la mentira de la fabulación. De 5 a 6 años, inventan historias pero no diferencian entre verdades y mentiras. Luego, son conscientes de que mienten, y ahí entran en juego diferentes tipos de mentira. La primera es aquella ligada a la fantasía, por ejemplo, cuando dicen que hay monstruos en el cuarto. El segundo grupo de mentiras se llaman compensatorias. Representan un problema emocional, una carencia afectiva. Las usa un niño al que le falta algo y lo compensa con mentiras, por ejemplo al que le falta el papá inventa que fue con él al parque. El tercer grupo son las utilitarias, aquellas que buscan una utilidad. Se pueden dividir en dos: una en la que el niño miente para evitar un castigo; y la segunda en la que el niño miente como una forma de no asumir sus responsabilidades echándoles la culpa a otros. Para evitar que un niño aprenda a decir mentiras sus padres deben inculcarle valores, responsabilidad e integridad. Debe vivir en un hogar donde reine la honestidad y el buen ejemplo, porque de nada sirve enseñarles a no mentir si es lo que los padres hacen a diario. Mentiras y contradicciones constantes en lo que dice o hace una persona, son signos claros de mitomanía, enfermedad sicológica que se presenta principalmente entre personas autodevaluadas, con muy bajo nivel de estima o muy pretenciosas, las que para hacerse más atractivas ante los demás tienen necesidad de desfigurar la realidad y la visión de sí mismas, destacan especialistas en siquiatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En un comunicado, la institución refiere que este padecimiento sicológico es una "tendencia morbosa para desfigurar la realidad de lo que se sabe o de lo que se dice", ya sea combinándola a lo opuesto, engrandeciéndola o añadiendo elementos inexistentes. El especialista en psiquiatría y psicoterapeuta del Hospital Psiquiátrico No. 10, del IMSS, Sergio Escobedo Návar, explicó que la mitomanía puede ser la expresión de varios padecimientos vinculados con la alteración en la construcción de la personalidad. Con frecuencia -agregó- el paciente con tendencia paranoide, que tiene un elevado grado de desconfianza y sospecha sobre los demás, desfigura la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola o simplemente, por ejemplo, disfrazando su verdadera raíz cultural, de raza o económica, con falsedades de todo tipo. Resaltó que si bien la mentira puede ser en ocasiones socialmente útil, es un comportamiento frecuente y que en el mitómano se caracteriza por recurrir a ella continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable, urdiendo todo tipo de sistemas, que suelen parecer delirantes. Problemas asociados Otro padecimiento que registra el personal médico del IMSS es el trastorno de personalidad limítrofe, que se caracteriza por tener una inconsistencia en varias áreas de la vida, tanto en lo afectivo, como en lo social y laboral, en donde no puede haber un grado de compromiso. De igual forma se asocia con el trastorno narcisista, que se distingue por la percepción de que todo lo bueno está adentro y lo malo está afuera: hay dificultad para vincularse con otros de una forma integral y madura: piensa que las personas están a su servicio. El especialista afirmó que la mitomanía podría presentarse igualmente como parte de la esquizofrenia, aunque no es uno de sus principales síntomas, sino algo accesorio. Hay otra patología muy característica en siquiatría que se llama trastorno ficticio en donde las personas inventan enfermedades, que si se hace a nivel consciente, se podría considerar como una característica mitómana. la mitomanía tiene la peculiaridad de presentarse en personas autodevaluadas, con bajo nivel de estima o muy pretenciosas, y ello tiene una razón

La mitomanía no es una enfermedad hereditaria

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Page 1: La mitomanía no es una enfermedad hereditaria

La mitomanía no es una enfermedad hereditaria, pero sí se puede aprender. Se debe diferenciar la mentira de la fabulación. De 5 a 6 años, inventan historias pero no diferencian entre verdades y mentiras. Luego, son conscientes de que mienten, y ahí entran en juego diferentes tipos de mentira. 

La primera es aquella ligada a la fantasía, por ejemplo, cuando dicen que hay monstruos en el cuarto. El segundo grupo de mentiras se llaman compensatorias. Representan un problema emocional, una carencia afectiva. Las usa un niño al que le falta algo y lo compensa con mentiras, por ejemplo al que le falta el papá inventa que fue con él al parque. El tercer grupo son las utilitarias, aquellas que buscan una utilidad. Se pueden dividir en dos: una en la que el niño miente para evitar un castigo; y la segunda en la que el niño miente como una forma de no asumir sus responsabilidades echándoles la culpa a otros. Para evitar que un niño aprenda a decir mentiras sus padres deben inculcarle valores, responsabilidad e integridad. Debe vivir en un hogar donde reine la honestidad y el buen ejemplo, porque de nada sirve enseñarles a no mentir si es lo que los padres hacen a diario. 

Mentiras y contradicciones constantes en lo que dice o hace una persona, son signos claros de mitomanía, enfermedad sicológica que se presenta principalmente entre personas autodevaluadas, con muy bajo nivel de estima o muy pretenciosas, las que para hacerse más atractivas ante los demás tienen necesidad de desfigurar la realidad y la visión de sí mismas, destacan especialistas en siquiatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).En un comunicado, la institución refiere que este padecimiento sicológico es una "tendencia morbosa para desfigurar la realidad de lo que se sabe o de lo que se dice", ya sea combinándola a lo opuesto, engrandeciéndola o añadiendo elementos inexistentes. El especialista en psiquiatría y psicoterapeuta del Hospital Psiquiátrico No. 10, del IMSS, Sergio Escobedo Návar, explicó que la mitomanía puede ser la expresión de varios padecimientos vinculados con la alteración en la construcción de la personalidad. Con frecuencia -agregó- el paciente con tendencia paranoide, que tiene un elevado grado de desconfianza y sospecha sobre los demás, desfigura la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola o simplemente, por ejemplo, disfrazando su verdadera raíz cultural, de raza o económica, con falsedades de todo tipo.Resaltó que si bien la mentira puede ser en ocasiones socialmente útil, es un comportamiento frecuente y que en el mitómano se caracteriza por recurrir a ella continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable, urdiendo todo tipo de sistemas, que suelen parecer delirantes.

Problemas asociados Otro padecimiento que registra el personal médico del IMSS es el trastorno de personalidad limítrofe, que se caracteriza por tener una inconsistencia en varias áreas de la vida, tanto en lo afectivo, como en lo social y laboral, en donde no puede haber un grado de compromiso. De igual forma se asocia con el trastorno narcisista, que se distingue por la percepción de que todo lo bueno está adentro y lo malo está afuera: hay dificultad para vincularse con otros de una forma integral y madura: piensa que las personas están a su servicio. El especialista afirmó que la mitomanía podría presentarse igualmente como parte de la esquizofrenia, aunque no es uno de sus principales síntomas, sino algo accesorio. Hay otra patología muy característica en siquiatría que se llama trastorno ficticio en donde las personas inventan enfermedades, que si se hace a nivel consciente, se podría considerar como una característica mitómana. la mitomanía tiene la peculiaridad de presentarse en personas autodevaluadas, con bajo nivel de estima o muy pretenciosas, y ello tiene una razón de ser, ligada al proceso de evolución individual. Todo ser humano nace con cualidades que empieza a desarrollar desde el momento del alumbramiento; de hecho, refiere el Dr. Escobedo, el paso de la vida intrauterina al mundo externo supone importante inversión de energía y una lucha por adaptarse al nuevo medio. Conforme se tiene mayor conciencia de la realidad externa “nos vamos dando cuenta de que no somos tan poderosos como creíamos ni somos de acero, y eso lleva a un cambio de dinámica, que es ya la búsqueda de la fortaleza en vez del manejo del poder. Esto duele porque se requiere sacrificio y abrir los ojos a muchas cosas desagradables, pero a cambio se tiene mayor contacto con el mundo”. Desde este ángulo, la autodevaluación surge por la incapacidad de llevar a cabo este proceso de cambiar el poder por la fortaleza; es quedarse en medio, “en el limbo", no sentir seguridad en los recursos de uno mismo para afrontar la vida ni en las enseñanzas de padres y maestros. La mitomanía, expresa el psicólogo y psiquiatra, “sería una entre muchas formas de enfrentar la autodevaluación. Ante la incapacidad de reconocer cualidades o recursos reales, se inventan, se hace una ficción para amedrentar al mundo y así reducir el temor que se siente por la realidad. El mitómano tiene una tendencia muy encubierta de una sensación de impotencia, de carencia”.