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La muñeca desnuda

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Jose
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LAMUÑECADESNUDA

MercedesGascónBernal

Page 3: La muñeca desnuda

©2019EditadoporEdicionesAlféizarC/JoanCarlesI-4146715-AlqueríadelaCondesa-Valencia-EspañaAutorportada:EnricoPittonAutorfotografíaautora:AntonioCumerasEmail:[email protected]:www.edicionesalfeizar.com

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AmihijoJoséMiguel,amihijaCarmen,porsuamoryapoyo.

Page 5: La muñeca desnuda

ÍndiceContenido 4Capítulo0 6Capítulo1 9Capítulo2 11Capítulo3 15Capítulo4 18Capítulo5 22Capítulo6 26Capítulo7 30Capítulo8 34Capítulo9 37Capítulo10 43Capítulo11 45Capítulo12 49Capítulo13 53Capítulo14 57Capítulo15 63Capítulo16 67Capítulo17 70Capítulo18 79Capítulo19 85Capítulo20 88Capítulo21 91Capítulo22 95Capítulo23 97Capítulo24 101Capítulo25 103

Page 6: La muñeca desnuda

Capítulo26 105Capítulo27 111Capítulo28 117Capítulo29 122Capítulo30 125Capítulo31 133Capítulo32 136Capítulo33 139Capítulo34 144Capítulo35 147Capítulo36 150Capítulo37 160Capítulo38 163

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Capítulo0

5deenerode2014-17,30h.

Impaciente,Marioabriólapuertayantesdehaberentradoyagritaba:—¡Laura!¡TetraigounregalodeReyes!¡¡ELregalodeReyes!!Silencio.—¡¿Laura?!¿Dóndeestás?Silencio.Noqueríacreerquehubierasalido.Estallaríasinopodíadecírseloya.Subiódedosendos las escaleras. Igual estádormida,quisopensar,vetea

saberaquéhoravolvióanocheysehabrádormido.Llamóa lapuertade suhabitación. “¿Laura?”, repitió.Nohubo respuesta.

Abrió.Estabaaoscuras.Ledioalinterruptoryunavozraradijo:—Apaga.Nomeencuentrobien.Durante los escasos segundos de luz, había vislumbrado el desorden: el

edredón,laropa,loszapatosesparcidosporlossuelos,yasuhijamediodesnudaacurrucadasobrelacama,destapada.

—¿Quétienes?Recogió el edredón del suelo, “Vas a coger frío”, e intentó cubrirla, pero

Laura,sinresponder,lorechazóconungestobrusco.—Te voy a contar algo que te va a quitar todos los males —no pudo

reprimirse Mario—. ¡Está todo arreglado! ¿No te parece el mejor regalo deReyes?¡Todosolucionado!¡Seacabóelproblema!

Silencio.Aoscuras, sacóunamanta fina del armario, cubrió con ella a su hija y se

sentó a la cabecera de la cama. Le tocó la frente, una mejilla, y sus dedosregresaronhúmedosdelacaricia.

—¿Tan mal te encuentras? ¿Qué te pasa?... ¿No quieres saber cómo heconseguidoresolverlo?

—Ahorano.Meduelemucholabarriga.Laregla.Déjame,porfavor.

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Antes de salir,Mario recogió a tientas la ropa con la que tropezabapor elsuelo.

Juntoalcestode laropasucia,soltóelmontónque traíaabrazado.Sacóeledredón de su funda, observó que tenía unamanchita de sangre que la habíatraspasadoy lo dejódoblado aparte.El resto lometió al cesto: la funda, unospantalonesarrugados,unabraguitayunaspequeñasprendasquesostuvoenelaireinterrogativamenteunosinstantes,hastacaerenlacuentadequeeranlasdelamuñecadeLaura.

Lamuñecaantiguadeporcelana.

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Capítulo1

Marzode2013

—¿Estássegurodequererhacerlo?MartalomirabadesdesusojosdensosyeracomosiMariolapercibierapor

primera vez. Una mujer de negocios, eso era lo que había sido para él hastaentonces.

—Notengomásremedio,noveootrasalida.—Siesasí…Alfinyalcabo,dealgunamanera te lodebo.Mehas traído

abundantesclientes,enlosbuenostiempos…Detodasformas,déjameprimerosondearunpocoelterreno.Hablamosdentrodeunasemana,¿deacuerdo?

Los buenos tiempos, pensaba Mario de bajada en el ascensor, se vanalejando.Haceya tres años.ParaMarta seguirían siéndolo, aunquequizá algomenos que antes, porque aunque tantos se hubieran ido a pique, siemprequedabanciertosbufetesdeabogados,losbanqueros,algunospolíticosdealtosvuelos, lasgrandesempresas turbias sobre lasque losavatareseconómicosnosolíandejarhuella…Hacíayatresañosyestabadecidido.Teníaqueprotegerasuhija.

Bajó hacia la Diagonal y llegó despacio por ella hasta la Rosaleda deCervantes. El olor de las flores resplandecía por entre sus cavilaciones. Eradecididamenteprimaveraapesardeellas.Sesentóenunbancoaesperarquelashorasfueranacercandoladevolveracasaypoderconformarasílaaparienciadeunhorariodetrabajocumplido.

Luegovolvióadondehabíadejadoaparcadoelcoche,queseguíasiendoelmismo Audi: todavía podría aguantar ¿cuánto más, hasta que a su hija lesorprendieraquenolocambiaraya?

Recordó: ir al banco.Lauranecesitabadineropara el viajede estudiosdelcolegioy“pararopa”,lehabíadicho,“todasestrenancosasesosdías”.

Pasópordelantede lapuerta:“Sevendeoalquila”,en lacristalera,ymásarriba la sombra de las antiguas letras extirpadas: ESTUDIO DEARQUITECTURA.

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Capítulo2

Abrilde2013

—¡Unaradiantesonrisadentuda!—dijoLaura.Todos rieron la ocurrencia, como era habitual. Su sonrisa sí que irradiaba

perfección tras la invisible labor de años del odontólogo, no por escasamentenecesariamenosexhaustiva.

—¡Puesalgotendráquenosotrasnovemos!Porquetútambiénteenrollastecon ella en la fiesta de Navidad—insistió Cristina mirando a Eloy con unamezcladeprovocaciónycomplicidad.

—Que es una guarra—contestó Laura—. Y a nuestros amiguitos eso lespone.

Ella,encambio,era todolo inaccesiblequequisiera.Decidiríasiempre.Sesentíaconrespectoaloschicoscomoenloaltodeunpedestal.

Eloycantó:—“…quedemanoenmanova,quedemanoenmanova…¡Yningunosela

quea!”—PuesVíctorselaquedóbastanteduranteelviaje…Todosvolvieronareírexplosivamente.—Hayqueaprovecharlasocasiones—tercióCarlosdándoleunapalmadaen

elhombroasuamigo.—¡Yadquirirexperiencia!—apostillóVíctor.—¿Osacordáisdelprimerdíaquevinoalcole?Conaquellamanchaenel

jersey…¿Quéfue?,¿ensegundodeESO?—No,enprimero,peroyacasiafinaldecurso.—¡Y aquellos pelos! ¡Amíme dabamiedo, el primer año!Era igualita al

dibujodeMedusaquehabíaenellibrodeSociales—dijoVíctor.—¿Ycuándoleía?Coneldedopegaditoalahoja…noseleentendíanada.—Ahoraesellalaquenoentiendenada.Volvíanareír.—¿Lemandamosotromensajede“enamorado”,comoelladice?—Esoyahuele, tíos…Tengounaideamejor.Víctor, invítalaa lafiesta—

cortóLaura.

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—¿Quéfiesta?—Laquevoyadarlasemanaqueviene.Todoslamirabanexpectantes.—Noosquedéisasí.Puedohacerotraantesdelademicumpleaños.—¿Tedejarátupadredardosfiestastanseguidas?—Mipadremedejaloqueyolepida.LaideaesqueVíctorlainvitey…Daniela,apoyadaenunadelasparedesdelpatioderecreo,mirabaalgrupo

mientras acababa su bocadillo.No le hacía falta disimular que losmiraba.Detodasformas,ellosnolaveían.Inclusopodíanestarhablandodeella,peronolaveían. InclusoVíctor podía estar contándoles lo del viaje…Esperaba que no.Queríaconfiar enqueno.Lehabíadado la sensacióndeque,porunavez,unchicolaveía.Seguíacontemplandoelgrupoconlamezcladerabia,admiracióny envidia enquistada ya en su interior como un tumor maligno inextirpable,cuandovioaVíctorsepararseydirigirsehaciaella…peroLauratambién.

—Hola,Daniela,Víctorquieredecirtealgo.—Bueno,enrealidadesLauralaquequiereinvitarteaunafiestaquedael

sábadoqueviene…LauraseretiróyDanielarecuperóalgodeconfianza.—…ymegustaríaquevinieras.Danielahabía seguidocon lamirada la reincorporacióndeLaura algrupo,

observaba sus ropasdemarca, sus cabellos impecables…yeso en losdíasdeclase.

—Nosé…—Sí,mujer,anímate.Esunafiestainformal—añadiósabiendomuybienpor

dónde iban las dudas de Daniela—, no tienes que ir arreglada. Haremos unabarbacoaeneljardín:tirarunascanastas,unchapuzónenlapiscina…

Víctorlacomprendía,seatrevióapensarDaniela.Y,yaenvozalta:—Bueno.¿Túquieresquevaya?—¿Entonces,sí?Elsábado,alasseis:teesperoenlapuertadesucasa.

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Capítulo3

—Tenías razón. Existe posibilidad de negocio. Hasta tendrías una clienta

paradentrodeunasemana…,siesqueteinteresaempezarya,vamos.—¿Quéesesto?Martalehabíatendidounashojas.—Tendremosquerellenarelcuestionario,yasabes,paraelperfil.Mariolamirabadescolocado.—¡Trae!Yotevoypreguntando,notepreocupes.Entucasonodejadeser

unasimpleformalidad.¿Edad?—Cuarentayocho.—¡Bien llevados!—sonrióMarta de refilónmirándolo con complicidad—

Necesitarétambiénunafotografía.Formación,arquitecto,¿no?—Sí. Más… —dudaba con cierta vergüenza— máster en gestión de

empresas.—¿Idiomas?—Inglés,bien.francés,notanto.Puedodefendermeenalemán,dadoelcaso.—Gustos,aficiones:pongodeportes:paddle,tenis,esquí…¿aúnnavegas?—Poco.Voyalquilandoelbarcoyelamarre,aunquemereservoaúnalguna

temporada…pormihija.LamiradadeMartafuesinquererinterrogante.—Sobretodo—continuóél—,confíoenqueladiscreción…—Esabsoluta.Losabesdesobra.Nadadepublicidadenrevistas,periódicos

o internet. Funciona el boca a boca entre clientes —dejó transcurrir unossegundos y modificó el tono—. ¿Cuántos años tiene, si me permites serindiscretaporunmomento?

Marioseretrajo,peronopodíadejarderesponder:—No te preocupes. Está claro que confío en ti —contestó forzando una

fugazsonrisa—.Dieciséis.Vaahacerdieciséis.Y sin querer acabó contándole que sí, que seguía viviendo con él porque,

aunque la tutela fuera compartida, así lo había decidido ella misma hacía yacinco años, uno después del divorcio, y que sí, que realmente él sentía quesiemprehabíanestadomuyunidos.

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LamiradadeMario,perdidaalotroladodelventanalduranteunossegundosdesilencio,regresósacudidaporelnuevocambiodetono:

—Entonces,¿qué?,¿aceptoalacliente?Seríaparadentrodesietedías.—Sí,sí,deacuerdo.¿Enquéconsistirá?—Viene de Chicago, para la reunión de un Consejo de Administración.

Estarátresdíasenelhotel.Lomejorseríaquefuerasarecogerlaalaeropuertoyella ya te hablará de su agenda. Conoce otros lugares de España, pero es laprimeravezquevisitaBarcelona.

Devueltaacasa,suspensamientossenegabanafluir.Eracomositropezase

consuspropiospasos.Comosiseenquistasenenunmagmamalsanoderabiaydesasosiego.

¿Porquélahabíanombrado?Aunqueellaestuvieraenlaraízdesudecisión,la vida en la que ahora entraba no debía de ningunamaneramezclarse con lasuyaanterior,laqueseguiríadibujandoconyparasuhija.

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Capítulo4

Mayode2013

Lauraoyócómosupadreabríalapuertadecasa.Oyócómolasllavessela

caíanalsuelo.Esperóaqueentraraenelsalónparalevantarseadarleunbeso.—Papá,quierohablartedeunacosa…—¿Cómotehaidoeldía?Mario recibióelbesodespistadoyapenas ledio tiempodedevolverleuno

verdadero.—Bien.Muybien.¿Medejasquetelocuente?—Cariño, ¿podrías esperar a que me dé una ducha? Cenamos luego

enseguidaymeloexplicasentonces,conmástranquilidad.—Vale.Teespero.Seibamediodesvistiendoyadecaminoalpisosuperior.Pensóderepenteen

el cambio de muda de las serpientes. ¿Sentirían aquella misma necesidadimperiosa?

—Havueltoallamarmamá.—¿Eradeesodeloquequeríashablarme?—No,esotracosa.Perohavueltoapreguntarmesiquerríapasarelverano

conella.Sevadeviaje.¿Cómo podía no dejar de ser ya tan punzante el temor, después de tantas

veces?—¿Losdosmeses?—No,julio.Agosto,estaráenlacasadelaplaya,iráyvendrá.—¿Yquélehasdicho?—Lodesiempre.Queenagosto,no.Lode julio,aúnme lopuedopensar.

¿Tú cuándo coges las vacaciones? Vamos a ir por fin a Turquía, ¿no? Lotenemospendiente.

—Todavíanolosé.—Bueno,deloquetequeríahablareradequeheinvitadoamisamigosel

sábado.“¿Otrafiesta?”,pensóMario,perosolodijo:

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—¿Estemismosábado?—Sí.Eneljardín.¿Túvasaestaresedíaencasa?Mariodiolarespuestaquesabíaqueellaesperaba:—No,hequedadoconunosamigos.¡Amigos!¿Quéamigos?¿Lohabíansidodeverdadalgunavez losque tan

fácilmente había arrastrado la corriente de los acontecimientos? Meroscompañeros de trabajo, unidos a él por los intereses profesionales. Luegoestabanlosotros,losdeantes,desdeelcolegiohastalaUniversidad,losqueenalgúnmomentohabíapensadoqueseríanparasiemprehastaqueélmismoloshabía ido obviando progresivamente, “la vida fluye”, y habían ido siendosustituidosporlosdelasiguienteetapa,cadaunaentoncesmásestimulante,mássatisfactoriaquelaanterior.

Consideró el aspecto positivo de la situación: nadie tan asiduo como paraconstituirahoraunpeligro.

—¡Papá!¿Enquépiensas?¡Estásido!—Nada.Asuntosdetrabajo.Yoyó, con el habitual encogimientode estómagoymente, cómoLaura le

hablaba de la conversación con su madre sobre el Bachillerato del cursosiguiente,sobresuinsistenciaysuentusiasmoporquesuhijaestudiaraDerecho,lacuartageneraciónenelbufete,eraalgomuyseguro,inclusoenépocascomoéstaseguíayéndolesmuybien,queporelabuelonoteníaquepreocuparse,queya se habría jubilado cuando ella terminara la carrera y que además era suabuelo,nosupadre,noloveíacontrolandoderepentesuvidaysusdecisionesconmanoférrea…

—Y,desde luego—concluyóLaura—, lo que tengo claro es que yo sabrécompatibilizarmejorlavidalaboralylaprivada,tenermástiempolibreparamí,paramishijos,silostengo…¡comotú!,nocomoella.

Marioconsiguióquesusonrisanoresultarademasiadoinsegura.Hastahacíatresaños,estetipodecomentariosgenerabaenélunaondadealgoqueeramásquesatisfacción,algoasícomounainvasióndesentidoqueloreconstituía.

—Yesoqueeconómicamentetútampocotepuedesquejar,¿no?—continuóLaura.

—Bueno,yalosabes.Ennuestrocaso,algohabajadolacosa—seatrevióMarioaaventurar.

—Perono comoparapreocuparse, ¿no? ¡Bueno!, ¿qué?, ¿planeamos lodeTurquía?

—Esperaunpocoavercuándopuedocogerlasvacaciones.

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“Aversilosnuevosplanesfuncionan”,sustituyóMarioparasí.Lauraseacostópensandoenquesupadreno lehabíadichoseguroquesí,

pero que era como si ya lo hubiese hecho. Tenía solucionado el verano. Doslargos viajes. Luego, aún podría convencer a su padre para que salieran anavegarenseptiembreantesdequeempezaranlasclases.

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Capítulo5

—¿Aúnnoestásescarmentada?Jimmymirabaasuhermanaynopodíacreerquefuerataninocente.—Estonotienenadaquever.ConVíctoresdiferente—dijoDaniela.—¡Pero si es elmismogrupode siempre! ¿Tengoque recordarte todas las

vecesquehaslloradoporsuculpa?—PuesenelviajeVíctormehacíamuchocasoynohandichonada,nose

hanmetidoconmigo.—Notardarán.—Alomejorconlosañosvancambiando.—¿Sí? ¿Como cuando elmes pasado fingían que te ayudaban a hacer los

deberesytehacíanponerbarbaridadesparareírseagustocuandocontestarasalcorregirlosenclase?

—¡Peroconélesotracosa!¡Losé!¡Lonoto!Daniela perdía el aliento, entre la cuesta y la emoción. Sus palabras se

entrecortabanporlapendientequelosconducíaacasa.—¿ComoconCarlos?¿OconeltalDani?¡Ypodríaseguirlalista!—¡Túqué sabrás!Nomeentiendes.Pretendespreocupartepormíperono

meentiendesenabsoluto.—Soyuntío,Daniela,yaellossíquelosentiendo.Tevenfácilyesoamí

nomegusta.Habían llegado al estrecho portal y Daniela lo retenía para no continuar

aquellaconversacióndelantedesumadre.—Sinomedejounpoco,nomehacennicaso.Quesepasquealgunashasta

metienenenvidia.—O lo aparentan. Y luego deben de reírse todos juntos a tus espaldas.

¡Parecestonta!Subieron ya en silencio los tres pisos sin ascensor, como tantos de sus

vecinos de aquellas casas del Carmelo. Jimmy estaba enfadado yDaniela ibapensandoquelodeVíctorquizápodíamarcarelcomienzodeunanuevaetapadesuvidaconloscompañeros.

Durantelacenaseguíanensilencio.

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—¿Cómoesqueestáistancallados?¿Pasaalgo?—preguntósumadre.Danielasiguiócomiendodesentendida,comoenel séptimocielo,yJimmy

estalló:—¡Daniela,que…!—¡Cállate!—murmuróellaentredientes.—¿Hasvueltoatenerproblemasenelcolegio,hija?—No—intentózanjarDaniela.—¡Loquepasaesqueyanotedasnicuenta!—y,luego,dirigiéndoseasu

madre—¡Noséporquénolahassacadoyadeesecolegiodepijos!—Ahísevaaeducarbien.Paraesonosvinimosacá.Paraquetuvieraisun

porvenir.Lamadresevolvióhaciasuhijomayor:—Dejaatuhermanatranquila.Sitienealgúnproblema,ellalodirá.Danielaseapresuróaasegurarqueeratodolocontrario,queLauralahabía

invitadoaunafiesta.—¿Laura?—la madre dudó unos momentos antes de continuar— ¿No se

llamabaasílamuchachadelasfotos?—¡Sí,mamá,encasadelamismaLauraqueluegoenseñóatodoelmundo

lasfotosquelehabíasacadoenlosvestuarios!Cuando los demás nombraban estas cosas, el dolor despertaba dentro de

Daniela. Si permanecían a salvo solo dentro de su propia memoria, casi sediluíanadormecidas.

—Pero,hija…¿Yvasair?—Yosíquemevoyalacama,sinoosimporta.Éstanotieneremedioyyo

estoyhechopolvo.LasjornadasdeJimmynovalíannimileurosalmes,perolecansabancomo

silepagaraneltriple.Recepciónymantenimiento.Loqueantessellamabaserportero,vamos.Yaúnpodíadarseconuncantoenlosdientesporqueelpuestohubiera quedadovacante hacía yamás de dos años y sumadre, que trabajabacomo limpiadora en el mismo edificio, se hubiera enterado la primera. Justocuando acababa de cumplir los dieciséis y había decidido ya que aquel era suúltimoañoenelcolegio.Veíaasumadrematarseparamantenerlosy,afindecuentas,susexperienciasdeaquelcursoescasohabíandejadopatentequeélyelámbitoescolar,aquítambién,serepelíansinremedio.

Hoyhabíatenidoelturnocorto.Loslargoseranpeores.Yahoraseacercabaelveranoyteníatodoslosnúmerosparaqueletocarahacerlostodoslosdías,al

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menosduranteunmes.Elotroempleadoeramásantiguo.Élnosabíanicuándopodríacogervacaciones.

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Capítulo6

Elsábadoporlatarde,Danielasepusoelpantalóndesuchándalmásnuevo

conunacamisetadeescotebastantebajoquecreíaquelafavorecía,quelahacíamásdelgada,ysecalzólasbambasreciénlavadas.

BajóhastalaRambladelCarmelo.Eraelmismocaminoquerecorríacuandoiba a clase, pero después de atravesarla volvió a subir hasta alcanzar la callePedrell.Éstaerallanaylamayorpartedelasviviendaserancasasunifamiliaresbastanteantiguas,bienconservadasperonotanmodernizadascomoparahaberperdido un cierto toque de romanticismo en las yedras por las fachadas, losdiminutosjardinesdeentradaylosrestosdeazulejos.

IbasiguiendolanumeraciónperoenseguidavioaVíctorparadodelantedeuna de ellas. Sería allí. Su hermano no podía tener razón contra aquellasemociones:ladequeVíctorlaesperaraella,porejemplo,todavíamayorquelade asistir a la fiesta, que en su interior sofocaban cualquier miedo, cualquierprevención.

Casi ya a su altura, la mirada de Daniela siguió con inquietud, condesconciertolosgestosdeVíctorqueapurabasucigarrillo-polorojoFredPerry-,tirabalacolillaalsuelo-pantalónbeigeoscurodepinzas-ylaaplastabaconlapunta de su zapato. El beso en la mejilla con que la recibió diluyó elpensamientodequeseríaquehabíadejadoyadentrootraropaparacambiarse.

Subieron los tres escalones, “Usted primero, señorita”, y llamaron a lapuerta.

CuandoLauraabrió,lavioalmismotiempoquesupropiaimagenreflejadaenelespejodelrecibidorysintiócomounvértigodeincredulidad.Laurasonreíadesde la altura de sus tacones, desde el claroscuro producido en su rostromaquilladoporlamelenarecogidahaciaunlado,ysujetabalevementeconsusmanosdeuñaspintadaselvuelodesuvestidoparahacerlospasar.Enmediodela sensación de irrealidad que la invadía, aún consiguió reunir fuerzas paradirigirseaVíctor:

—Pero…¿nomedijisteque…?Yaelchicosedirigíahaciaelfondo,haciaeljardínconlapiscinaqueseveía

alotroladodelasgrandescristaleras,dondeestabanlosdemás.

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—Pero,Daniela—dijoLaurahaciendoaparecerensurostrounaexpresióndedisculpa—,¿no tehaavisadoVíctordequehabíamoscambiadode idea?...Bueno,notepreocupes.Venasaludaratodosyluegotedejoalgoparaquetecambies.

Comounautómata, siguióaLaurahastael jardín llenodeconversaciones,gestosyrisascuyosentidoquedabamásalládelvacíodeestuporenelquesesentía inmersa; luego,hasta lahabitación:mueblesblancos lacados, cortinasyalfombrascálidas,silloncitostapizados,enormecama…hastaquevioalgoquela reconcilió con la realidad. Recostada entre losmullidos almohadones de lacabeceradelacamaviolapreciosamuñecadeporcelanaconsumelenacastañarizada,susombreritodepajaentretejidaconcintas,suvestidodeencajeclaro,suszapatitosdecharol…ynuncahabíavistounatangrande.

—¿Tegusta?¡Cuidado!Nolacojas,yotelaenseño.Sujetaenpiesobrelacama,lacabezadelamuñecaquedabaalaalturadela

deDaniela.Sintiócomosilamiraraalosojos,franca,abiertamente.Lafascinó.Ydeseópoderquedársela,poseerunamuñecacomoaquellasería…

—¡Venga,va!Vamosaverquétevaledeloquetengoporaquí.Conelarmarioatestadoderopadeparenpar,Laurarebuscabayfuetirando

sobrelacamaalgunasprendas.Daniela se dejó hacer. Delante del espejo se fue viendo embutida

sucesivamente en ropaque, claro está, laoprimía, que le ibademasiado larga,quelesacabaenormesmichelinesoque,directamente,noleentraba.Sumiradavolvíacadavezalamuñeca.Deprontosediocuentadequenoestabansolasenlahabitación:porlapuertaentreabiertaasomabanlascabezasdelasotraschicas,queacabaronporentrarysumaronfestivamentesusopinionesalproceso,hastaquedecidieronquelaúnicasoluciónviableeraaquelvestidodecorte imperio.Danielapensóquelechafabaelpechoylahacíaparecerembarazada,peronoledierontiemponiadecirlo.Lamaquillaron,excesivamenteparasugusto,aunquede nada le valieron sus tímidas protestas. Para las bambas no hubo remedio,porquecalzabatresnúmerosmenosqueLaura.

Cuandovioelefectogeneralanteelespejo,Danielaempezóadudardequefueran sinceros los halagos que las chicas le prodigaban. Cuando en el jardínLaura reclamó aparatosamente la atención de los chicos para que vieran elresultado de la transformación y ellos empezaron a jalearla entre risas ycomentarioscadavezmássubidosdetono,nolecupierondudas.Pensóqueseiba a desmayar de vergüenza y salió corriendo, entre las carcajadas y lasburlonasprotestasgenerales.

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CuandoJimmyvolvióacasaaquellamadrugada,leextrañóverasumadre

todavía despierta. Lo estaba esperando, le dijo, porque Daniela había vueltodemasiadoprontode la fiestaysehabíaencerradoensuhabitaciónsinquerercontarlenada,sinnisiquieradarletiempoadarlelanoticiadeltrabajo.Jimmylatranquilizóprometiéndolequealdíasiguientehablaríaconsuhermana.

Él se fue a dormir también, pensando en que eso era lo que a Daniela leconvenía, un trabajo de verano, que la mantuviera bien lejos de aquellosmamarrachos. Pasarse el día en la otra punta de Barcelona. Esperaba quevalorara lasuertequehabía tenido,omejordichoelesfuerzodesumadreporconseguirleaquella sustituciónenel lugardondeambos trabajaban.Noesquefueraunchollo,laempresaofrecíaunsueldodepena,peroeraloquehabía.

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Capítulo7

Juliode2013

Lasmujeres, sinoeranhermosas, locompensabanalmenoscon loquese

cuidabanyeran,lasmásdelasveces,elegantes.Alprincipiollevabalacuenta,hastaladécima,peroluegodejóqueelnúmerosediluyeraenelmovimientodelos eventos, en el ajetreode las idas y venidas por entre horarios y ambientescambiantes,gentesdiferentes…Habíaidocogiéndoleciertogusto,justamenteaaquelritmodecaleidoscopio.

SehabíadadocuentadequeMartaalprincipiono las tenía todasconsigo,estaba seguro de que en el fondo desconfiaba de que aquello fuera a durar.Aunqueensuambicióndenegocionohubieraqueridodesaprovecharlaocasión,lapruebaeraquesehabíalimitadoatrabajarconuno,conél.Ypodríadecirsequehabíaidobien.Paralosdos.Paralostres,enrealidad,tambiénparaLaura,aunqueellanopudierasaber.

Llevabayatresmeseslargosycreíanotarquelaamalgamadeprevención,temor, justificaciones, racionalizaciones, vergüenza o pudor que pudiera habersentidoalprincipiolohabíanidoabandonandohastacasidesaparecer,lohabíanidodejandodealgunamaneradesnudo.“Igualquelarosaleda”,pensó,enunodecuyosbancosdevezencuandolegustabavolverasentarse,comoahora.

Y ahora podía atreverse a volver la vista atrás y dejar transcurrir en supensamientolapelículadesdeelprincipio,enaquellacafetería:

Llevabaunratohablandoconsuexmujercuandoellaentró.Pasóporsuladoy fuea sentarsedosmesasmásallá.Sin saludarlo,desde luego.Ladiscreciónhabíasidosiempreelprincipiofundamentaldelaagenciadeacompañantes.

No le hacía falta mirarla abiertamente para verla, esbelta, desenvuelta,eleganteensuestilocasual,justamenteelestiloerasupuntofuerte.

Laconocía.Contodaseguridad,másqueacualquieradelasdemásmujeres—lerepelía lapalabra“chicas”con laqueotrossolíanreferirseaellas—a lasquehubieranpodidocontrataralolargodelosaños.Habíahabladoconellaenvarias ocasiones, en la última quizá demasiado a juzgar por la reacción delcliente—clienteporpartidadoble,delestudiodearquitecturaydeelladerebote

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—,quenopudoevitardejartraslucirsumolestia.¿Quéhabíatemido?Alfinyalcabo,élestabaallícasiencalidaddeintermediario,enrealidad.

Noeralaprimeravezquealgoasíhabíasucedido.Peroélnopodíaevitarnosernigordo,nicalvo,nivulgar,y lasmujeresquizánecesitabanunrespirodetransiciónantesdeentrarenfaena.Asíloveíaél.

Podíareconocerque,enaquellaocasión,quizásehabíadejadoacapararporella poco más de la cuenta. Podía reconocer que le halagaba pensar quecualquieradeesasmujereshubierapreferidoqueelclientefueraél.Lacuestiónera que en aquella ocasión no había bastado con ceder con elegancia laconversación:habíatenidoqueretirarseprudentemente.

Mientras pensaba en todo esto, su exmujer seguía insistiendo en elmismohistóricamenterecurrentetema:

—Que se venga a vivir conmigo una temporada, hasta que las cosas sereencaucen.

—Noquiere.Yasabesquepiensaquesiguesestandodemasiadoabsorbidaportutrabajo.

Y,apenashubodichoesto,Marioviovenireleternoreproche.—¡Desde luego! Ya te has encargado tú bien de hacérselo ver así. Desde

pequeña.Aunqueyasabesdesobraloquesiemprehepensado,quenoestantocuestión de cantidad como de calidad. Y ahora tú estás aún en cierto modopendientedelareconversión.Conelestudiocerrado,noestanfácilnitanrápidoestabilizarunacarteradeclientescomoautónomo,pormuyoptimistaquetútemuestres.El cuento de trabajar como autónomo que se había inventado precisamente

paraquesuhijasiguieraconél.Enrealidadalprincipiohabíapensadoquepodíaser así, pero durante aquellos dos últimos años y medio la perspectiva decualquier trabajo había sido prácticamente nula. La cartera de clientessimplementenoexistía,niestabilizadanisinestabilizar

—Ya ves que sigo defendiéndome bien.ALaura sigue sin faltarle de nada,incluidomitiempo,cuandolorequiere.Laverdaderaquenosolocadavezlorequeríamenos,sinoquecadavezmás

suhijaparecíadeseardisfrutardeunespaciosinél.

Y él ya estaba deseando desde hacía rato que su exmujer se levantara, quetuvieraqueirse,porquesesentíarealmenteagotadodelesfuerzoquelesuponíamantener relegada en un recóndito rincón su acuciante preocupación de estaresquilmando sus recursos económicos y con ellos la posibilidad de mantener

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durantemástiempoaquellafarsa.Enunmomentodeterminado—suexmujerseguíahablando—,Claudia—al

menosporesenombrelaconocíaél—selevantó,volvióapasarporsuladosinni siquiera mirarlo y salió. Una mujer como otra cualquiera saliendo de unacafeteríacualquiera.

Fueentoncescuandoseleocurriólaidea.Aunque tardó otros dos meses en llevarla a la práctica. Ese plazo pudo

conseguirdarseaduraspenas.

Devueltaalarealidad,mirólospétalosderosaporelsueloenunaalfombra

ralaypensóqueeracomosiyaseencontraseeneldesenlacedelapelícula.“Deunapelículafrancesa,almenos”,bromeóconsigomismo.

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Capítulo8

Laprimeravezque lovio,pensóquequizáno fueraél.Lasegunda,no le

cupo la menor duda de que era el padre de Laura. Y todavía estaba bajo losefectos del estupor que le produjo la tercera vez—qué casualidad, de que novivíanallíestabasegura,y…devisita…cadavezibaacompañadodeunamujerdistinta…—cuandosuhermanolehabló:

—Comosigasahíempanadanovasaacabarlafaena.Danielallevabayacasiunmeslimpiandoapartamentos,rellanosyescaleras,

lalavanderíaoelgimnasio,loquetocara.Lehabíacogidogustoaaqueledificio,“como en Estados Unidos”, le había dicho Jimmy, donde había algunosinquilinos fijos, pero donde se podían alquilar apartamentos por cualquierperíododetiempoapartirde24horas.Leagradabaaqueltrasiegoincesantedegentediferente,alosfijosyalosibaconociendoysedistraíaconlasorpresadelosnuevos.

—Esqueesmuyraro…—Nena,oteexplicasovuelvesalcurro.Ya.—ElpadredeLaura…Lohevistoyatresveces.—Tendráalgúnamigoeneledificio.Aquívienegentemásbiendepasta,ya

losabes.—Perono,ibacadavezconunamujerdiferente.Jimmysetensó,miróasuhermanaconunaatenciónmásfija.—¿Estássegura?¡Nomejodas!AlgolebullíapordentroyDanielaobservólaextrañasonrisadesuhermano,

quiennolediotiempoaresponder.—¿Cómoes?Amedidaqueellaselodescribía,elchicofueensanchandosusonrisa,algo

cruel,pensóDaniela,yalfinalestallóencarcajadas.—¡Bajadelguindo,nena!¡Esetíoesungigoló!—¿ElpadredeLaura?¡Perosiesarquitecto!—Raro sí que parece, sí, pero, si es el que pienso, es un gigoló.No es la

primera vez que esa agencia alquila apartamentos, aunque las que trabajannormalmentesonchicas.

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—¿Ysiesqueélcontratachicasdeesaagencia?Estaseparadoyquizá…—No,tía,esepavotienealquiladoel221,silohevistohastaenelgimnasio

variasveces.—¿Seguroqueestamoshablandodelmismo?—Ahoralocompruebo,cuandobajearecepción.¿CómosellamaLaurade

apellido?—Puigvert.Mientras volvían a casa, la excitación de ambos iba en aumento,

incrementadaprogresivamenteporlamutuainterpelación.—Esél,seguro,coneseapellidonocabemuchaduda.—Nena,estoesunabomba.¡ContodoloqueLauraysupandadeniñatos…!

¡Joder,joder!—Yaves.Nomelopuedocreer.—¡Quéascodegente!Tanfinos,tanestirados…Todoapariencia.—AversiahoraLauraseatreveaseguirmirándomeporencimadelhombro,

ameterseconmigo…—Estánpodridos,tía,lagenterica…onotanrica,vistolovisto.Yavesde

dóndesaletantoderroche.—¡¿Ycuandoseenterensusamigos?!LaexpresióndeJimmycambiódesopetón,separóensecoytardóunpoco

envolverahablar.—¡Vaya!Luegoseechóareíralverlacaraexpectantedesuhermanaytambiéncada

vezmásclaralaideaquerevolvíayaensumente.—Nodigasnadaanadiedemomento—añadió—.Hazmecaso.Espera.

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Capítulo9

CuandoMarta se lohabíapropuesto, aMario lehabíaparecidounabuena

idea.—Es lamejor solución—habíadichoellacon la sonrisa seguraque leera

propia.Unhombrepuedehaceraterrizarunpardechicasencualquiersitioyencualquiermomento.Nohaymalentendidos.Casisecuentaconello.Asísonlascosas. Pero cuando se trata de una mujer ha de funcionar como si elacompañantefueraunamigosuyoqueviveenlamismaciudad.Ellaaprovechasuviajedenegocios,oprofesional,paraverlo.

Era curioso cómo sonreía siempre que estaba segura de convencer, pensóMario, miraba con esa complicidad que hacía participar al interlocutor de larazónqueellaaportaba.

—Encuantoalgastoextraqueatitesupondría,quedarácompensadoporquepodremosincrementaralgoelpreciodelservicio.

—¿Ydóndeestánesosapartamentos?—Aquícerca,en…“Tranquilo, lejosde tu casa”, creyó leerMario en susojos.Peroquizá era

solosupropiopensamiento.Ylaverdaderaquehastaahorahabíafuncionadoperfectamente.Pagabala

mitaddelalquiler,queestabaasunombre,yhabíaidoasumiendoqueeracomounaoficina,comoellugaradondesetrasladabaparatrabajar,aunqueademáslohabíaidoutilizandocadavezmásparasímismo,cuandoestabalibre,comounespacio propio y solo suyo donde se iba asentando y relajando en su nuevaidentidad,sobretodoahora,enJulio,mientrasLauraestabaconsumadre.

Perohoy…Erayatarde,casilascuatro,ynohabíacomido.Nohubierapodido,despuésdeaquellacarta.Mario buscó con la mirada otro banco más sombrío, su desazón

incrementabalosefectosdelaaltatemperatura.Aaquellashoraselparquesolíaestardesierto,poresosefijóenlamujersentadasobrelamaleza,bajolospinos.Teníalacabezareclinadacontrauntronco,lasgafasdesolenlamanoylosojos

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cerrados.¿Dormiríaunasiesta?Desdesunuevobanco,laobservódemáscerca,sin recato. Iba vestida con un traje pantalón claro de manga corta; la blusa,suelta, eradeunverdedulcequede algunamanera la integraba en el paisaje.Casi lo sobresaltó elmovimiento de lamano que se alzó para agitarse por unbreveinstanteanteelrostro.¿Algúninsecto,algunamosca?¿Nodormía,pues?

Elgestolehabíaresultadovagamentefamiliar.Sefijóensurostroconmásatención.Seríaaproximadamentedesumismaedad,esoaparentaba,aunqueconlas mujeres nunca se sabía. Súbitamente, a aquel rostro cuidadosamentemaquilladoenmarcadoporunpelomuycortoycanososesuperpusolaimagendeotrorostrojoven,limpio,medioocultoporunalargamelenarubiaabundanteyrizada,libre.¿Eraelmismo?¿Rocío?

Comosienlugardepensarsoloensunombrelohubierapronunciado,ellaabriólosojosyélentoncestuvolacerteza.Sí.Rocío.

Lamujerfruncióunceñoperezosoalencontrarsederepenteaaquelhombremirándola fijamente, sonriendo. ¡Dios! ¿Algún baboso? Y ahora se acercaba,venía hacia ella. ¿Volver a cerrar los ojos y desentenderse?Mejor levantarse.Miróelreloj.Sí,yaeranmásdelascuatroyrealmenteteníaqueponerseyaenmovimiento.

—¿Rocío?—¡¿Gassman?!Seabrazaron.—Túmelopusiste,eseapodo.¿Aúnteacuerdas?Sí,porlamoto,quesehabíaconvertidoenunsignodetuidentidad,pensó

ella,queenaquelentoncessehabíasentidoorgullosadesupropioingenioconeljuegodepalabras,yporquetedabasunairealactor.Peroselimitóasonreír.Elmoteselopusoantesdehaberleídolasmemoriasdelitaliano,aunquedespuésdeleerlaspensóquequizálosapellidosconteníanalgomásquelacasualidaddelaherencia:enaquelparecíaalojarselaautosuficiencia,laimpunidaddelpoder,de cualquier tipo que éste fuera, una ciertamisoginia inseparable del afán delconquistadordemujeres…

—¿Ycómoteva?...¡Cuántotiempo!—Yaves.Yo sigo trabajando en el periódico. ¿Y tú?Alguienmedijoque

habíaisabiertounestudio.¿Cómolleváislacrisisdelsector?Habíahabidosiempreundejedeironíaensuspalabras,ensuscomentarios,

aunqueavecesnofuerafácileldetectarelporqué.—Ahíandamos.¿Yqué,tevesaúncongentedeaquellaépoca?—Túyaséquepoco,sobretodoúltimamente.Yo,sí,laverdad.Esgenteque

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mesiguedandomásconfianzaquetodaalaqueheconocidodespués.ARocíoéllahabíaconocidodurantesuprimerañodeUniversidad,perola

mayorpartedeaquelgrupohabíanidoyajuntosalmismoinstituto.—Hicisteisjuntoslaeducaciónsentimental—sonrióMario.—Escierto.Y,cuandoteconocimos,parecíaquetúlahubierashechoyapor

tucuenta—serioella.—¡Parecía!¿Dudaba?Realmentelosañosnopasabanenbalde,avecessorprendíanlas

personasqueeltiemponosdevolvía.Caminaron juntoshasta la salida,despuéspor laDiagonal.Rocíoencendió

uncigarrillo.—¿Tú crees que habrá algún estanco por aquí? —dijo al ver que era el

últimodelacajetilla.—Creoqueenunadelasprimerascallesquesalen,aquíalaizquierda.Por el pequeño espacio del estanco pululaba un perro suelto, de mediano

tamaño.ARocíolasorprendióelhecho,peromáslasorprendieronlaspalabrasdelamo:

—Venga, cariño, ven por aquí, que ya nos vamos. ¡No! Mira, es que legustanloschicles…Perotúnopuedes,cariño,queteatragantas.

Rocíosaliójustodetrásdelaparejahombre-perroylehizoaMario,quelaesperabafuera,ungestodivertidoseñalándolos.

Elperroseacercóalescaparatedeunatiendadespa.—No,no, túnonecesitas irahí—dijoelamo—.Esosonloshumanos; tú,

no.Hablabaconesapizcadedesafección,esepuntodemáseneltonodevozde

losqueseescuchanasímismos.MarioyRocíosemiraronriéndose.Recordaronotrosepisodioscuriososdesujuventudquetambiénleshabíanhechoreír,comocuandoundíaenelmetroelmovimientodelvagónhizosentarsedegolpeaunaseñora antes de tiempo sobre una de las bolsas que otra estaba retirando delasiento contiguo mientras exclamaba: “¡Ay, las uvas!”; o cuando subieron alautobús 40 una noche, por la hora debía de ser el último, y el conductor lespreguntóhastadóndeibanysisabíanelcamino,porquehabíatenidoquecubrirunaemergenciaydesconocíalaruta.

Sesintiódealgunamaneratrasladadoeneltiempoyagradeciólasensaciónderelajaciónycomodidadqueellotraía.

Ella parecía igual de a gusto. Y no era cuestión de atracción erótica.Tampocoantes,sorprendentemente,lofuenunca.Erauntipodecercaníaextraña

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queMario jamás había conseguido clasificar entonces y que ahora realmenteagradecía,sinmás.

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Capítulo10

Agostode2013

Daniela no entendía por qué Jimmy se había enfadado tanto con ella. Le

había recriminado el no haber hecho caso a sus advertencias de que no debíagastarmás de la cuenta. Pero al fin y al cabo acababan de pagarle su primersueldo.Ysumadrelehabíadicho:“Nohacíafalta,Daniela;túahorratudinero”,cuandoledioelbolsoquelehabíacomprado,perolaviocontentayorgullosa.Leparecíalógicoquerertenerundetalleconella,ahoraquedisponíadedineropropio. Era verdad que en circunstancias normales casi se habría quedado sinnada, si añadía la ropa que pensaba comprarse en las rebajas. Pero ahora lascircunstanciaseranotras.Aúnibaa trabajarunmesymediomás,y luegoaúnseguiría recibiendo dinero. Según su hermano, por mucho tiempo. Sentía pordentroelgusanillodelaemoción,delriesgo,delaaventura.Suhermanoteníabuenas ideas.Aunque a veces le riñera, como en esta ocasión, sobre todo porhabercompradolamuñeca.

Había empezado a soñar con aquella posibilidad a los pocos días de estartrabajando.Miróporalgunastiendasdeaquelbarrio.Allíhabíatiendasdericos.Preguntóprecios.Lasmásbaratasvalían lamitadde loque le ibanapagaralmes.Lasquemás legustaban,unsueldoentero. Imposible,Yningunaera tanpreciosacomoladeLaura.

Cuando ya había llegado a la conclusión de que por lo menos nada leimpedíaseguir soñando,descubrióunanuevaenunode losescaparatesde loscualessumadreyaempezabaaestarhartadetenerquearrancarla,agotadacomoestabacadadíaalfinaldelajornadaydeseosadellegaracasacuantoantes.

NoeratangrandecomoladeLaura,perocasi,yelvestidoeradeuncoloramarillodorado,igualitoaldelpelo.Llevabatambiénunsombrerito,yunbolsoadornado con flores secas, y sus ojos también miraban, de una forma que lehacíasentircomounatraiciónelnocomprarla,ahoraquesehabíanencontrado.

Hacíayaunasemanaquelatenía,porfin,allí,sobresucama.Nosecansabadecontemplarlaporqueestabaconvencidadequelaexpresióndelamuñecadealgunamaneraledevolvíasupropiaalegría,supropiasatisfacción.

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Capítulo11

Ahoraviajabaenmetrosiemprequeibasolo.Tenía el Audi en el garaje de los apartamentos y solo lo utilizaba cuando

teníaquellevaralasmujeres.HabíaempezadoahacerlodesdeprincipiosdeJulio,cuandoLaurasehabía

idoconsumadredevacaciones,indudablementelesalíamásbarato.A su lado, un grandullón repasaba literalmente con lupa una cartilla de

ahorros.Delantedeél,depie,unaadolescenteconunoscascosenormescanturreaba

eninglésyamagabamovimientosdebaile.Tendríalaedaddesuhija.Lauraseguíademorros,desdequehabíavueltoacasayélhabíatenidoque

decirle que solo podían ir dos semanas de vacaciones en agosto.No se habíaatrevidoarecortarlasdel todo.Paraentonces,claro,yahabíadecididopagarelchantaje.Dehecho, lopagóaldía siguientedequeLaura regresara.Nopodíaarriesgarseanocumplirconelplazo.

La carta la había tirado enseguida, hecha añicos, pero podía verla sin nisiquiera tener que cerrar los ojos, pegada en su memoria como un chicle enveranoalasueladeunzapato.

Ynosololacarta.Cadasecuenciadeaquellaotrapelículamaldita:Habíasalidodelapartamento.Ibaacasa.Alpasarpordelantedelmostrador

delconserje,elchiconoledevolvióelsaludosinoqueledijo:—Sr.Puigvert,handejadounacartaparausted.¿Quiénibaaescribirleallí?Laabrióylahabíayaleídoalpisarlacalle,menosmalqueestabafueradel

edificio,porque tuvoque leerlaotravez,yotra,yotra, imantadoa laacera.Apuntoestuvodevolverypreguntarlealchicoquiénlahabíatraído,peroalcanzóadarsecuentadequeresultaríaridículo,yademáseraincapazdemoverse.

Lasletraserantodasmayúsculas.Leexigíandejar3.000euroscadaprimerodemes,apartirdeldeagosto,allí

mismo en un sobre a nombre del Sr. Gómez. De no hacerlo, le amenazaban,comoeradeesperar,conlevantarlaliebreacercadesuactualactividad.

¿Quiénycómopodíahaberseenterado?

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En vano había recorridomil veces, en una febril actividadmental que yadurabadossemanas,cadacita,cadarecorrido,cadalugar.Envano.

Eldía1deagostohabíadejadoelsobreenconserjería.Noalmismochicoque le había entregado a él el anterior sino al otro, el de más edad, quiendistraídamente y sin dejar de silbar salvo los segundos imprescindibles parasaludarlo,lodejóenuncompartimentosinnúmerodondehabíayaunparmás.

Había tenido la tonta tentacióndequedarseen lossillonesdelhalldurantetodoeldíaparaintentaraveriguarquiénibaabuscarla.

Todoeldíaeraimposible,peroquizáalgunosratos…Sehabía sentadoallí a leer losperiódicosdurantemásdeunahora.Había

subidoalapartamentoaprepararlabolsaparaelgimnasio.Habíavueltoabajarconella.Sehabíaacercadoahacerlealconserjeuncomentariosuperfluosobreel calor que no daba tregua durante aquellos días. El sobre seguía allí, lodistinguía porque había quedado colocado como al bies, con una esquina quesobresalíadesalineada.

Habíasalidoalacalle.Habíavueltoaentraralcabodeunosminutos.Ahora,traselmostradorestabaelotroempleadodemantenimiento,eljoven.¿Rubén?¿Oeraéseelnombredelmayor?ElotronombreeraJimmy,pero,nosabíabienpor qué, no conseguía adjudicarle a cada uno un nombre con certeza. Por esoevitabadirigirseaellosporsunombre.

El chico lo había mirado como esperando una demanda. Había sidoconscientedesuactituddeestatuadesdehacíayavariosminutosy,conungestodesaliñado de saludo, se había puesto en movimiento hacia la escalera quebajabaalgimnasio.

Enlacinta,suspulsacionessehabíandisparadoenseguida.Habíadisminuidoel ritmo, aunque había pensado que quizá no se debieran solo al ejercicio.Lamonsergadelossonidos,laneblinosaluz,elairehabitadoporelvahoyelsudorde laacumulacióndeesfuerzos,elambientehabitualensuma,habíaadquiridodeprontouncarácterdistintocomosisehubieradetenidoenelreflejodelespejoquecongelabaelmovimientoyloabsorbíatodo.

Habíasentidofríosupropiosudor.Tras ducharse, había recogido sus cosas, había subido al hall y, tras

cerciorarseconunarápidaojeadaalatravesarloapresuradamentedequeelsobreseguía allí, había salido, había cruzado la calle y había ido a sentarse en laterrazadelbardeenfrente.

Había aguantado allí todavía una horamás, durante la que no salieron deledificio más que tres o cuatro personas a las que conocía de vista como

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inquilinosyelconserje,el joven,¿Jimmy?,¿Rubén?,para fumaruncigarrillo.Si,alentrar,elsobreyanoestuviera,podríaporlomenoscentrarsussospechasen aquellos inquilinos… Pero no podía quedarse allí por más tiempo. Al díasiguiente emprendía el viaje con su hija y aún había de preparar su equipajeantesdeacompañaraunaclientaaquellanoche.

Cuandopasóporúltimavezpordelantedelmostradordecaminohacia sucasa,nadiehabíarecogidoaúnelsobre.

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Capítulo12

Septiembrede2013

Rocíohabíaconseguidomilagrosamentesentarseenelabarrotadovagóndel

metroysehabía idorelajandodejándose llevarporunhilodeasociacionesdepensamientoensimismadoqueinterrumpióbruscamentelamúsicaestridentedeun móvil seguida de la no menos estridente voz de la persona que hablabaenseguidaporél:

—Sí…yallego…unparminutos…saliendodeUrquinaona.Rocíonoconseguíaverdesdesuasientonielnombredelaestacióndonde

estabanparadosnilalíneadelrecorridoquehabíaenlasparedesdelvagón.Ylamegafoníanopasabadeserunapartedel ruido.Peroaloíraquellose levantóapresuradamente.Lasiguienteparadaeralasuya.Cuandolamareadegentequesalía ladepositóenelandén,vio,atónita,queestabaenCataluña,dosparadasantesdelosupuesto.

Llegaríatarde,yaibaconeltiempojustoyahorahabríadecaminarcasiuncuartodehora.Eradomingoy,aesahora,siesperabaelmetrosiguiente,ibaadarlelomismo.

Salióalasuperficie.Sonreíaparasusadentros.Noeralaprimeravezqueoíaalgo semejante. ¡Dios mío! ¿Tendrían aquellas conversaciones mentirosasrealmenteunefectoplaceboqueaplacaraporsugestiónlaimpacienciadequienesperaba?

Poresonopudoevitarsoltarlacarcajadacuando,alaalturadelaPlazadeUrquinaona, se cruzó con otra voz que decía: “Sí, bajando ya por lasRamblas…”

Eltardóndeturnolamirómolestoyelloreavivósurisamientrasledevolvíalamiradadescaradaydivertidamente.

CuandoentróalrestaurantedelBornedondehabíaquedadoconMarioparacomer,lovioenlabarraagarradoaunacervezaconcaradeningúnamigo.

—Lavasacalentar—saludóRocío.—Creíquenovenías—contestóMariosinsoltarelvaso.—¡Perosifuiyolaquetellamé!LeexplicóelmotivodesuretrasoylaexpresióndeMarioperdióapenasun

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puntodetensión,loquehizoaRocíopensarqueestanosedebíaexclusivamenteasutardanza.

—¿Notevasdevacaciones?Yodiríaquetehacenbuenafalta.—Acabodevolver.MariofueconscientesimultáneamentedelsentidodelcomentariodeRocíoy

de lo que lo provocaba, peronoquiso o nopudo improvisar en su rostro otraexpresión.

—¿Dóndehasestado?¿Conquién?¡Cuéntame!—HeestadoconLaura,mihija,dossemanasenTurquía.Hacíatiempoque

seloteníaprometido.Les trajeron la carta, la consultaron, pidieron y el silencio se alargó hasta

despuésdehaberlesservido.Unsilencioextrañoqueellaintentabaromperconcomentarios inocuos sobre los platos y que apenas provocaban lacónicasrespuestasporpartedeMario.Seconcentróensuplatodecaracoles.

Curiosoplato.Leencantaban.Peroparapodersaborearloshabíapreviamenteque extraer el animalito de su concha y separar cuidadosamente el saquito demierda que llevaba adherido. Entonces y solo entonces se podía disfrutar delmanjar.

Esoletrajounaideayentróasaco:—Hastenidoproblemasconella,¿no?Benditos caracoles.Solopor cómoel hombre lamiróyavioquenohabía

errado el tiro. Porque a partir de ahí Mario se explayó hasta prácticamenteacabados los postres primero sobre el talante de los adolescentes en general,sobrelodifícilqueresultabamantenereltipoanteaquelvaivénincontrolabledeexigencias y zalamería, aquella barahúnda de sentimientos indefinidos ydistancias inexplicables;despuéssobre losparticularesdesurelaciónantesde,durante y después del viaje con su hija, quien no quería entender que losrequerimientos de su trabajo no le permitían más tiempo de vacaciones ni laposibilidad de salir unos días a navegar en Septiembre.Dejó incluso entrevertorpemente camuflado de comprensión, su temor a que este desentendimiento,quelomanteníaexhausto,llevaraasuhijaaapartarsedeélyprobarsuerteconla madre, al fin y al cabo, las dos eran mujeres, quizás en esta etapa leconviniera,sellevaranmejor.

—Bueno—dijoRocío tras el chaparrón—, pronto empezará el curso y talvez todo se reencauce con la vuelta a su ambiente habitual, a sus amigos ycompañeros,alestudio…

—¡Ojalá!—suspiróMarioalgomásrelejado,aunquetodavíaausente.Entre

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sus enrevesados pensamientos se abrió paso uno claro: ¿Cuánto hacía que nohablabatantorealmente,desímismo,conalguien?

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Capítulo13

Octubrede2013

Finalmente, su padre la había llevado a navegar.Aún le daba rabia pensar

quelehubieracostadotantoconvencerlo.Peroahorasupielostentabasutriunfo.Aquella semana en el mar la había curtido suavemente fijando en su piel elbronceacumuladoalolargodelverano.

“Mevaadurarelmorenomásqueanadie”,sedijosatisfechamientrassubíaaltercerpiso,dondeseencontrabanlasaulasdeBachillerato.

Hacíayatressemanasquesehabíanreanudadolasclases.—¿Hasvisto,ladentuda?Hadebidodeestartrabajandotodoelveranoyse

hacompradoropa.SuamigaLucíaleseñalabaaDaniela,enelpasilloqueacababandedejar.—Perosiguesiendodemercadillo,seguro.—¡Notecreas!Esospantalones…—Puesvasatenerrazón…¡Sonunos...!¡Aunque,pormuchoquelamona

sevistadeseda…!Lasdosrieron.—Puestieneunhermanoqueestábastantebueno—dijoLucía.—¿Sí?¡Serádeotropadre!¿Cómolosabes?—Melopresentóelotrodía.Losencontréenelmetro.—Nohabíasdichonada.—Ya,nosé,comoesteañorepiteyapenaslavemos…—¡Cuenta!—Fuiyo laquemeacerqué, tía.Losveíaquememirabanycuchicheaban

disimulando,asíquealláfui,mepareciódivertido.—Yporqueeltíoestababueno.—Sí,puestambién…aunqueunpocopintadepandillerosíquetiene.Yme

diolaimpresióndequealgodebedesaberdeloquehayentreellaynosotros,porquemuysimpáticonoestuvo.

—Aunquetúyameimaginoquedebistededesplegartodostusencantos—dijoLauraadoptandounaposeseductoraydándoleluegounpequeñoempujónconelhombro—,¿eh?

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Sonóeltimbreyentraronenelaula.Danielatambiénacababadeentrarenlasuya.Nimesaludan,pensaba.Solo

Lucía, el otro día, en el metro… Tampoco me molestan. Me ignoran.Precisamenteahora…Apretóloslabios.

Llevabaenascuasdesdequehabíaempezadoelcurso.Elprimerdía,cuandolosreunieronalosmayoresenlasaladeactosparaeldeapertura,nosehabíaenterado de nada, había pasado todo el tiempo alimentando la ensoñación depedir elmicrófonopara intervenir,omejor aún subir al escenarioygritarles atodosloquesabía.Lástima.

Pero teníanquehabersedadocuentade la ropa.Siemprese fijaban.Yquépenaquenopudieranverlamuñeca.

Alsalirdeclase,LucíayLaurapasaronjuntoalgrupodondeestabaDaniela.Laurametiólacabezaentreellos:

—¡Dracuela!¡Hasaprovechadolasrebajas!,¿eh?—¿Qué haces, tía?—la recriminó falsamente Lucía sin poder contener la

risa—Vámonos,tengoprisa.—Nohepodidoevitarlo.Y,trasunapausa:—Casilaechodemenos.Tenerlaamanoteníaunpunto.—Puesmeparecequeaellanodebedeimportarle.¿Hasvistocómonosha

sonreído?—Se le habrán subido… los pantalones a la cabeza. Bueno —continuó,

dejandodereír—,hemosdeirpensandoenHalloween.—Aúnquedatiempo.—¡Hadesersonado!¡EsnuestroprimerHalloweendemayoresdeedad…

paraalgunascosas!—Puesesverdad,tienesrazón.¿Setehaocurridoyaalgo?—Sí,algo.Elbarcodemipadre,porejemplo.

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Capítulo14

Noviembrede2013

—Necesitotuayuda.—¿Denoserasínomehubierasllamado?PeroRocíoenseguidavioqueMarionoestabaparabromas.—¿Quésucede?—lepreguntó.Sinandarseconrodeos,élpasóaexplicarleaquésededicaba.—Ereslaprimera,laúnicapersonaquelosabe…apartedelasdirectamente

implicadasenelasunto,claro.Le explicó también lo del chantaje. Que no podía más, que la situación

estaba resultando insoportable, le dijo. Que no había podido alquilar el barcohastamediadosdeseptiembreporiranavegarconLaura,queluegohabíavueltoa perder otro cliente porque su hija lo quería para celebrar en él la fiesta deHalloween con sus amigos. Que a las pérdidas que ello suponía se habíansumado losgastosdel comienzodecursoyqueaprincipiosdemes teníaquepagarotros3.000euros.

—¿Yyocómopuedoayudarte?—acertóadecirRocíoconunavozpequeñaafectadaporelestupor—Yo,dinero…no…

—No es eso lo que quería pedirte—la interrumpióMario—. ¡Ayúdame ainvestigarquiénes!Eresperiodista,seguroquetienesrecursos,quepodrías.

Cuando se levantaron del velador de la Rambla del Raval, ya era casi demadrugadayteníanpergeñadaunaprimeraestrategiaparasuinvestigación.

Apartirdeldíasiguiente,omejordichodesdelamañanadeesemismodía,ysiguiendolaspautasmarcadasporRocío,Mariofuerepasandometiculosamentetodos los hechos desde su primera conversación con Marta. Se trataba deidentificaratodasycadaunadelaspersonasconlasqueMariohubieratenidocontacto, pormuy tangencial que este pareciera, los encuentros casuales, y deanalizarminuciosamentelaposibilidaddequecualquieradeellasfuerael¡ola!chantajista.

Pusieronapruebalamemoriadeélyel ingenio, inclusolaimaginacióndeambos.Trasímprobosesfuerzos,solopudorecordardospersonasquenofueranabsolutamentedesconocidas:elconstructorylachicalatina.

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Recordó en voz alta para Rocío, con todo detalle, ambos encuentros.Primero,siguiendoelordencronológico,eldelconstructor:

RecordóquecaminabaRambladeCataluñaabajocuandoseloencontró.Él

hubierapasadodelargosinhaberlovisto,peroelotrolodetuvoconunsaludo:—¡Hombre,chico,Puigvert,cuántostiempos!Eraunhombre chaparro, que, a pesar de llevar siempreunpastónde ropa

encima, nunca había conseguido parecer elegante; un constructor para el quehabíatrabajadoenunpardeocasiones.

—¿Cómoteva?—lerespondióMarioalsaludo.—Bien…bueno,apesardelaqueestácayendonomepuedoquejar.Sí, pensó Mario, era ese tipo de persona cuyos negocios eran lo

suficientementeoscuroscomoparasobrellevaraflotecualquiercrisis.—Puesmealegrodehaberteencontrado,chico.Quería llamarteopasarme

porelestudio,peromedijierondequehabéiscerrado.—Ahoravamosporlibre,cadauno.Mario tuvo la esperanza de que quisiera ofrecerle trabajo, pero el hombre

manifestóenseguidasinrodeoscuálerasuinterés.—Oye,chico,meseestáocurriendounacosa:¿túpodríasdarmeelcontacto

delaagenciaaquella?Estoybuscandounastitisparaunadespedidadesoltero.Mariocontrolóelescalofríopararesponderconserenidad:—¿La agencia de Marta? Sí, creo que puedo darte un teléfono. Debo de

tenerloporalgúnsitio.Déjametúeltuyo,lobuscoyteloenvío.Deaquelencuentrodebíadehacerporlomenos…sí,unoscincomeses,con

certezaantesdehabercomenzadoelchantaje.Conuntipocomoaquelnuncasepodía estar seguro. Vete a saber qué había podido averiguar y de lo que eracapaz.

Lehabíaenviadoelteléfonoenunwhatsappysehabíadesentendidodelahistoria.

Rocío le dijoquehabíaque llamarlo.Él pensóquepodía resultar unpoco

raro,despuésdetantotiempo,interesarseporelresultadodelagestión.Peronolequedabamásremedio.

—SoyMarioPuigvert.¿Cómoestás?—Bien,chico,¿ytú?Notó,claro,olepareciónotar,laextrañezadelotro.Yselanzósinredauna

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perorataaveriguatoria:—Bueno, ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero se me va sin darme

cuenta, como a las brujas, que decíamimadre. Quería haberte llamado antesparaversitehabíaservidoelteléfonoquetedi.¿DisteconMarta?Supongoquesí, porque, si no,me hubieras dicho algo, ¿no?Yo tengo algún otro contacto.Aunque,claro,ahorayesehabrácasadotuamigodesobra,quétontería…

—Graciasporelinterés,chico.Quizáserayoelqueteníadehabertedichoalgo. Pero por fin nohiceservir tu contacto.Otro amigo había resuelto ya lapapeleta.Esaagenciateníamuybuengénero,pero,laverdad,chico,apartirdeunniveldepastaesasagenciassontodaspieconbola,yasabes.

—¿O sea que no llegaste ni a llamar? Lo digo—reencauzóMario— porsabersiaúnsirveesenúmero.

—Puesno, laverdad.Perologuardo,nuncasesabe.Y,chico,siquierestepuedopasarelcontactoquehicimosservir…

Marioencajóconrepelúslarisaconlaqueelotroacabólafrase.Ylaconversación.Tansoloyasedespidieron.“Nosésirespirartranquilo”,ledijodespuésaRocío.¿Eradefiar,enalgún

momento? Siempre cabía la posibilidad de comprobar con Marta que,efectivamente, no la había llamado. Pero, ¿cómo hacerlo sin contarle toda lahistoria? Bien mirado, dijo Rocío, no era tan difícil dada la circunstanciaobjetivaenlaquehabíatenidolugarlapetición.

Ylohizo.PasóporlaagenciaylepreguntóaMartasilahabíatelefoneadounconocidosuyo,comointeresándoseporelresultadodesupropiamediación,nombrando como de pasada el tiempo que hacía de ella. Pero aMarta no erafácildespistarla.

—¿Ymelopreguntasdespuésdetantotiempo?—Ya, pero al fin y al cabo era un antiguo buen cliente, y podría volver a

serloenunfuturo,nuncasesabe.Comonomedijonadayadespués,nofueraaserquehubieratenidoalgúnproblema…

Martalocomprobóyno,nohabíallamadoaquelseñor.—Poresonotehabrádichonada—concluyóella.Además, era poco probable que se hubiera arriesgado a ir al edificio

corriendo el riesgo de encontrarse con Mario. Aunque, obviamente, hubierapodidomandaraalguienensulugar.Empezabaanopensarconclaridad.Pero,realmente, como dijo Rocío, ¿qué sentido hubiera tenido para aquel hombre,aunque Mario lo creía muy capaz de ello, meterse en semejante berenjenal,

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yéndole bien sus negocios, cosa que comprobaron hasta donde podían? ¿Nohubiera deducido fácilmente que la economía de Mario no era precisamenteboyante?¿Noestabaestesegurodequesialgunavirtudteníaaquelhombreerasuvistadebuitreparalosnegocios?

Descartaronalconstructor.—Demomento—habíaaccedidoMario.

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Capítulo15

Y se centró en la chica latina. Estrujó su memoria. Dominicana, era,

consiguiórecordar.Suaspectofísico lo teníaclaroporquehabíavueltoaverladespués, en realidad hacía muy poco, saliendo una mañana del edificio deapartamentos.Nosabíasiellatambiénlohabíareconocido.

Retrocedió hasta el día de aquel encuentro, que, con ayuda de su agenda,situó como el 10 de septiembre y que no había empezado precisamente bien.Durantelanochehabíatenidounodeesosangustiosossueñosenquecreesestardespiertoperonoconsiguesdespertar,sientesunmiedoacucianteygimes,ynoerescapazdearticularelnombredelserqueridoalquellamasenauxilio,elgritoseestrangulaenelfondodelaimpotencia,delbúnkerdelainconscienciaquelavoluntadnologratraspasar.Luegosehabíadesvelado,pensandoenporquésesueña algo así, en a quién había llamado pidiendo socorro.Y, cuando sonó eldespertador,eltiempoteníaesecarácteraparentementelentoperoquenocunde,ytuvoquecorrerparallegarpuntualasucita.

La clienta era una mujer más o menos de su edad, una enfermeraespecializada en el área de salud mental que asistía a un congreso sobreesquizofrenia, creía recordar. Tenía que acompañarla al brunch de clausura yconducirladespuésalaeropuerto.

Nollevabanmuchotiempoenlasala,dondelacomidaestabaorganizadaamodo de bufé, distribuida enmesas convenientemente dispuestas para que losasistentespudieranmoverseasusanchas,encontrarseyhablar,esaeralaidea,leexplicóella,cuandounodelosasistentesselesacercóprácticamentearrastrandoasupareja.ResultóserunpsiquiatradeValenciaconelquelaenfermerahabíatrabajado durante una larga temporada de muy satisfactoria colaboración alparecer, pues ambos se enzarzaron en entusiastas recuerdos y efusiones ytranscurrió un buen rato hasta que cayeron en la cuenta de que no habíanpresentadoasusrespectivosacompañantes,momentoenelcualMarioyaestabapreparado para aceptar que la chica fuera la hija de un colega, de vacacionesaquí, ¡qué casualidad!, ¿verdad?, como el doctor dijo, lomismo que él era elviejo amigo al que hace tiempo que no se ve. La verdad es que la chicacolaboraba representando a la perfección su papel, pero Mario estaba

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prácticamente seguro de que era ella la misma que su antiguo estudio habíacontratadoenlamismaagenciaparaacompañaraunpromotorenuncruceroporlasislasgriegas.

El que ella lo relacionara con esa ocasión era harto improbable y, en todo

caso,habíacarecidoentoncesde importancia,puesno teníanadadeparticularquedospersonascomoélylaenfermerafueranamigos,uotracosa,eraigual,todo era perfectamente verosímil y no podía despertar suspicacias ni, menos,sospechaalguna.

Pero eso era lo que había pensado entonces. Ahora, se le ocurrían milposibilidades inquietantes. De no darse las actuales circunstancias, él ni sehubieravueltoaacordardeaquellachica,quizánitansiquierasehubieradadocuenta de que era la misma con la que se había cruzado en el hall de losapartamentos hacía pocos días. Quizá ella lo había visto otras veces en eledificio,sinserélconsciente,yhabíasacadosuspropiasconclusiones.Oquizáhabíavistouoídoalgoenlaagencia.

Podían estar al acecho, observarla, vigilarla o incluso seguirla si volvía aaparecer por los apartamentos, pero también podrían perder mucho tiempoesperandoaquesedieraesacircunstancia.

—De momento —propuso Rocío—, podrías hablar con Marta sobre elasunto.

AlverlacaradeextrañezadeMario,aclaró:—Estoypensandoenquepodríasdecirlequeteinquietalarepeticióndetus

encuentros con la chica, que temes que pudiera llegar a sospechar algo ycomentárseloaalguieninconveniente.

AMarionolequedómásremedioquehacerlecaso.—Pero,¿dequiénsetrata?—preguntóMarta.—Esunachicadominicana,conunamelena…comomuyloca.—¿Ivana?Marioreconocióelnombrequenohabíasidocapazderecordarantes.—Sí,creoqueesesa.—Pues tranquilízate. Yo no creo que haya descubierto tu… secreto —y

Marta pronunció la palabra como masticándola en la boca con un aliño desarcasmo pero dirigiéndole al mismo tiempo una mirada protectora, casimaternal—,ypocaocasiónibaatenerparadivulgarlo,además,porquesevuelveasupaís.

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—¿Deverdad?¿Cuándo?—nopudoevitardecirMario.—Dentrodeunpardesemanas.Esoesloquemehadicho.

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Capítulo16

—Meparecióhaberledejadobien claro ennuestra conversación telefónica

quenorecibimosaperiodistas—dijoMarta.Rocíonosearredró:—Lepidoperdónporhaberlaabordadoasí,peroesqueestoyseguradeque

despuésnosearrepentirádehabermeconcedidoloscincominutosquelepido.Mitrabajopuedebeneficiarla.

Martapensóqueloscincominutosseleibanairdetodasformasintentandoquitárseladeencima.

—Estábien.Cincominutos.—El reportaje trata de reivindicar el trabajo de las mujeres para agencias

comolasuya—dijoRocío,sinqueaparentementelaachantaraelhechodetenerqueexplicarseallí,enplenacalle.

—¿Cómohaconseguidoelteléfono,ladirección?—Mi investigaciónnoha empezadoporusted.Yahehabladoconalgunos

clientes: compañeros, amigos, conocidos… gente que confía en miprofesionalidad.

—Yonoveoelmotivoquepudierallevarmeatrasgredirmiprincipiodenohablarconlosmediosdecomunicación.

—Piense en la ley del aborto. ¿Cuál es el principal argumento que se estáutilizando para defender el derecho de las mujeres a decidir?: que ellas sondueñasdesupropiocuerpo.

—Norecuerdoparaquémediomedijoquetrabajaba.Rocíoleenseñósuscredenciales.—Comopuedecomprobar,setratadeunmedioserio.Elperiodismotodavía

creaopinión.Ylaopinióneslaqueacabadeterminandolasactitudesdelagente,susdecisiones,susactos.

—Losiento,perosigosinver…Esmás,usted insinúa…Miagenciaesdeacompañantes,nodeprostitutas.

—Exactamente. ¿Se imagina una sociedad en la que por fin hubieraarraigado la ideadeque lamujeres realmentedueñade símisma, incluidosucuerpo, a todos los efectos? Las personas trabajan para conseguir dinero

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utilizando su cerebro, sus cualidades, su tiempo, sus habilidades, susconocimientos… Y se respeta porque se trata del bagaje de cada uno. Si lasociedadllegaraareconocerplenamentelapropiedaddelpropiocuerpocomounelemento más, se podría llegar a ver de forma natural, sin connotacionesnegativas,sinprejuicioselqueunamujerqueintentarealizarbiensutrabajodeacompañantepudiera,sinseresteelobjetivode la relación, llegaraestablecerrelacionessexualesconalgúncliente.

—Esqueesoesrealmenteloquesucede—respondióMarta.Rocíopensóquenohubierapodidodecirsieralasinceridadoelcinismolo

quelasponíaaambasalamismaaltura.—No lo dudo. Aunque la sociedad, demomento, no lo percibe así. Ymi

reportajeintentadejarclaroqueenestetrabajonohayabusos,nohaychulos,nohayexplotación,nitratademujeres;queesuntrabajoquenotienenadaqueverconlaoscuraprostitución.Nomedigaquenoveaúncómopuedebeneficiarle—concluyótrasunabrevepausaantesdelaúltimafrase.

—Pero de todas formas sería con las chicas con quienes tendría usted quehablar,supongo.Ynosésihabráalgunaquequieracolaborar.

—Yconustedtambién,esfundamental.Encuantoaellas,ustedlasconoce,estoy segura.Solo le pidoquemeponga en contacto con algunas, no importaque tengan diferentes opiniones al respecto. Y yo le aseguro que la tendré altantodelaevolucióndemitrabajo,enlamedidaenqueustedlodesee.Pienseenalgunosnombres.Tómesesutiempo.

RocíolediosutarjetaaMartaysedespidióbastantesatisfecha.

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Capítulo17

Mario expresó su temor ante la posibilidad de que entre las chicas que se

prestaranacolaborarconRocíonoestuvieseIvana.—¿Dudas aún de mis habilidades?—fue la respuesta de aquella—No te

preocupes,teaseguroquesabréapañármelasparallegarhastaella.Perohubosuerte.AunqueentrelostresnombresqueMartaledioaRocíono

figuraba,aldíasiguientelavolvióallamarparadecirlequeunacuartachicalehabíamanifestadoespontáneamentesuinterésenhablarconella.EraIvana.

Rocíoagilizólasentrevistasconlasotrastres,pancomido,eranyamuchosañosdeprofesiónalaespalda.

Ivana la citó en una cafetería de la calle SantaAna, recoleta y tranquila aaquellaprimerahoradelatarde:lagentetomabasucaféenlosveladores,peroenelinterior,vacío,eranlasúnicasclientes.

Rocíolediolasgraciasporaccederacolaborarconella.—Yo no sé si tú ya sabe’ que fui yo quien le dijo aMalta que yo quería

hablalcontigo.La’compañera’mecomentaronyyocreíqu’eramiobligasión.—Puesgraciasconmayormotivo.Con sus pantalones tejanos nada ceñidos, una camisola y una gran pinza

recogiendo su abundante cabellera rizada, Ivana parecía haberse propuestollamarlaatenciónlomenosposible.

—Entonces,¿yasabesdequévaelreportaje?—continuóRocío.—Sí.Yquisáatinotegu’tenoloqueyovo’adesilte—respondióIvanasin

mirarladirectamentehastahaberacabadolafrase—.E’unenolmepecaoloquetúquiere’ hasé’. Un enolme pecao lo quehasenmi’ antigua’ compañera’. Yotambiénfuiunapecadora—ahorasumiradaerafija,ardiente,retadora—.PeroyovíaDio’.YohecomprendidoqueÉlmeamaamí.Ye’poresoqueyayolodejé,ymevuelvoamipaí’.Sevalamujelnuevaqueyosoyahora.

—¿Puedo preguntarte a qué se debe este cambio, esta decisión?—probóRocíoconcuriosidadsincera.

—Sí,yovo’acontálteloatitodo.Yoquieroquetúyla’otra’halléi’tambiénaDio’,quevosotra’comprendái’quevosotras’vai’porunmalcamino,peroquevosotra’ podéi’ volvel al bueno, que vosotra’ podéi’ vel la lu’ como yo la veo

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ahorita.Delinteriordellocalsehabíaapoderadoelbarcelonésbochornodeuntardío

veranillodeSanMartín.Rocíosentíaentrelaropaysupiellahumedaddensa,mirabacondeseoyesperanzaelaparatodelaireacondicionado,peroeldueñohabíadebidodedecidirquepordospersonasnovalíalapena,aaquellasalturas.O lo hacía adrede. Quizá le gustaba ver cómo la ropa de las mujeres se ibapegandoa su cuerpo,o sus repetidosgestos inconscientespara separarlade lapiel y permitir que corriera entremedio un poco de aire. Ciertamente apenasalejabasumiradadeellas.DeIvana,másbien,tuvoquereconocerRocío.

Laconversaciónpresentabauncarizinesperado.LaúnicaluzenlaqueellaestabainteresadaeralaquepudieraalumbrarsuposiblerelaciónconlaextorsiónaMario.Peroleconveníadejarlahablar,averadóndeibaaparartodoaquello.

—Soytodaoídos.—Yosupongoquetúconose’lahi’toriadeSanPablo,cómoelSeñorlohiso

caeldesucabayo.Pue’algoasímepasóamí.Peroenlugaldeuncabayofueunconcho.

YleexplicócómounanochevolvíaentaxidelhotelVela.SubíayaporLasRamblasendireccióna lazonadeUrquinaona,dondeellavivía,yelcochesedetuvoanteelúltimosemáforo.Cuandoéstesepusodenuevoverde,nohubomaneradequearrancara.Eltaxistaledijoque,sintiéndolomucho,nolequedabamásremedioquellamaralRACC.Ellaseapeó,continuaríaapie,totalyaestabatancerca.CruzaríaporSantaAna.Peronohabíadadotrespasoscuandoempezóacaerunchaparróndepadreymuyseñormío.Enunosminutos,teníasufaldalargadesaténnegroysublusapegadasalcuerpo,sumelenaescurríacataratas,empezaba a notar en el rostro churretones de maquillaje y no había formahumana de ir más deprisa con aquellos tacones sin correr el riesgo dedespeñarse.Seguíaavanzandolomásrápidaydignamentequepodía,cuandoenelcallejónasuizquierdaviolaiglesia.Niunasoladelasmilvecesquehabíapasado por allí se le había ocurrido a entrar. Aquella vez lo hizo. Encontrósorprendentequeaesashorasestuvieseabiertayenesemomentosolopensóquehabía tenidomucha suerte, aunque luego lo interpretaría de otramanera,Diosescriberectoconrenglonestorcidos,dijo.

Rocíoconocíalaiglesia.Unajoyitarománicarefugiadaenelpurocentrodelaciudad.Seentrabaporellateralderecho.Bóvedademaderaypiedra.Plantadecruzapenasdesdibujadaporlasdospequeñascapillassemicerradasaambosladosdelamayor.Alfondo,enfrentedeésta,seabríalaentradaalclaustro.

Ivanasiguióexplicándolecómocreciósuextrañezaalencontrarseconquela

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iglesianoestabavacía.Suprimer impulsohabíasido irasentarseenelbancomáscercanoalaentrada,peroéstequedabaenfrentedelacapillitadonde,enlasemioscuridad,varioshombresestabanarrodilladosenactitudrecogidaanteunaresplandeciente custodia. Así que se había deslizado discretamente hacia otrobancomásalejadodondepasardesapercibidayhabíaintentadosecarseunpococonpañuelosdepapelyunfularquellevabaenelbolso.

Nohabía luzentodala iglesiasinolarala, inquietadealgunasvelassobreaquelaltar.

Pensó que allí era más de noche que en el exterior. Verdaderamente denoche:silencioyquietud.Cerrólosojos.

Al abrirlos, la sobresaltó una especie devértigo invertido, tirabade ella latotaloscuridadenqueseperdíalabóvedadelaiglesia.

Larescataronlosinesperadoscánticosentonadosporloshombres.Entoncesentraronotrosquesustituyeronalosprimeros,quienessalierondelacapilla.Ellaaúnesperóunpoco,antesdesalirtambién.

Seguía lloviendo.Se sentóenunpoyoquehabíaa cubiertoyencendióuncigarrilloqueledieratiempoahacersealaidea,¿ysisequitabaloszapatos?,dellegarcorriendohastasucasa.

Oyóunavozpreguntándolesinollevabaparaguas.Unsacerdote.—Aquelhombreadivinóaquéyomededicaba.No lodijo,peroyo lo sé.

Dio’leinspiró.Éldijoqueélpodíapre’talmeunparagua’,peroquetambiényopodíainvital·leaunsigarriyoyhablalunrato,siyoquería.

Luego había dejado de llover, y ella había regresado a casa. Le explicó aRocíocómoporelcaminoibarepitiéndosetodoaquellodelhijopródigo,ydelaoveja descarriada, y lo de María de Magdala, y de que Dios había decididoseñalarlaconsuamor,ypreferirla.

Leexplicóquenisiquieralehabíadadounconsejo,peroqueapartirdeesemomentoellahabíaempezadoarecorrerotravida.

—Yahoritayodeboilme.Yohed’asi’tilalachal·lamatrimonial.—¿Tecasas?—Conelnovioqueyotengoallá,haseaño’.Encuanticoqueyoyegue,así

queélhaseelculsiyoalláyyoacá,asínosotro’ganamo’tiempo.—¿Elcursillo?—Ya yo te lo dije, chica, el culsiyo matrimonial, la preparasión pa’ l

sacramentodelmatrimonio.Nopodíadejarla ir.Fascinadapor lahistoria,Rocíohabíadejadoaparcada

cualquierotrainiciativaqueleposibilitarasuspesquisas.

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—¿Puedoacompañarte?Megustaríahablarcontigounratomás.—E’soloparalo’novio’.Yyocreoqueyayotedijeatitodoloquetequería

desil.Aguzósucapacidaddereacción:—Sí, quizá, desde tu punto de vista. Pero has introducido una vertiente

imprevista e interesante en mi reportaje. Me gustaría seguir hablando luegocontigo.

—Tú tendrá’ quequedalte fuera, en todo caso. ¿Por qué tú no entra’ a laiglesia?Dio’seráunabuenacompañía,mientra’túm’e’pera’.

Rocíonopercibiólamínimaironíaensuspalabras.—Deacuerdo.¿Seríamuyindiscretopreguntartedequétrata?—Hoyno’hablansobre,yatúsabe’,lavidaíntimaenelmatrimonio.—¿Elcura?—No,genteconexperiensia,quesabendeloqueello’hablan.Unaparejade

bueno’cristiano’quetienennuevehijo’.¿EsaparejaibaahablarleaIvanadesexo?Sucuriosidadfuetantajanteque,

unavezsoladentrodelaiglesia,seacomodóenlaesquinadeunbanco,lomáscerca que pudo de la puerta de la sacristía donde tenía lugar la charla. Laimpresión de la iglesia transmitida anteriormente por Ivana permeaba la suyapropia.Lasvocesllegabanindistintasatravésdelashojasdemadera.Sumiradaseibahabituandoalapenumbrayfueconscientedequesobreellaplaneabaunacontundentelámparacirculardeenrevesadaforja.Pegadaalasacristíaseabríaunacapillitaconlaimagendeunavirgendiminuta,conpelonaturalhastamásabajodelacintura,revestidadeunmantoverdeyenmarcadademetalycintasdeplatatanbrillantesquecostabadescubrirquelacoronanoeradesutallaylecubría por completo los ojos. Ante ella, dos reclinatorios con cochambrosoterciopelogranateallídondeseapoyanbrazosyrodillas.

Venciendoelrepelúsqueleproducían,Rocíoseacomodó,porasídecirlo,enelmáscercanoalapuertadelasacristía.Asídepasoselibrabadelaamenazadel lamparón, aunque no fuera ese su propósito, sino el de acercarse lo másposible a las voces.Nodistinguía claramente todas las palabras, perounavozmasculinahablabadelplacersexualcomopremioalacolaboracióndehombreymujerenla laborcreadoradeDios,a laobedienciaasumandatode“crecedymultiplicaos”,alaaportacióndebuenoscristianosalrebañodelSeñor.Yluegodescribía a los supuestamente no iniciados los “fuegos artificiales” en queacababaelactodeengendrar.“Yvosotros,egoistones”—debíadehabersubidoeltonodevoz,porqueestolooyóclaramente—,“acordaosdequeellastambién

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tienenderecho”.Violavozmelifluadirigiéndosealoshombres.“Nooslovanapedir. Pero uno se da perfecta cuenta de cuándo a ella le apetece subir a loscaballitos”.

Cuando miró el reloj y vio que faltaban diez minutos para que aquelloacabara,saliódelaiglesiayencendióuncigarrilloalaespera.

—¿Interesante?Rocío se arrepintió inmediatamente de su pregunta. No porque a Ivana

pudieraparecerlemalintencionadaoimprocedente,sinoporellamisma,porquepodíadificultarleelreconducirlaconversaciónhaciadondequería.Rectificó:

—Háblameunpocodetusproyectosallí,quénuevotrabajotienesenmente,por ejemplo; qué dificultades piensas que tendrás que superar, no sé, estásacostumbradaaunritmodevida,amanejardinero,supongo…

—Yomandéallámucho’chele’amimamá,pa’unacasa.Allíviviremo’conmimarido.Yovoyadedicalmeamifamilia.Minovioe’negosiante.Nosotro’novamo’ apasalhambre no.Yomeocuparédecrial a lo’ hijo’ quenosotro’vamo’a tenel, todo’ lo’queDio’no’ dé, aeducal·lo’.Nosotro’ llevaremo’ unavidasensiya,má’delagradodeJesú’.

—¿Tunovio?—Jesú’, Jesucri’to, el Señol…—hizo una pausa y, en la mirada que le

dirigió,Rocíoleyólatentacióndeconsiderarlauncasoperdido.

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Capítulo18

Desde sumostrador, Jimmyvioa sumadrecruzar lapuerta cristalerapara

salir a la calle, aún se volvió para hacerle desde allí un gesto de despedida.Siempre con su sonrisa. Solamente en una ocasión había tenido para él unamiradadura.Duranteunmesseguido.AlláenColombia.JustoelmesanterioravenirseaEspaña.Cuandoledescubriólodel“halconeo”.

Porqueahoraestabasegurodequeellalohabíaadivinadoaunantesdequeélselocontara.Teníacatorceaños.Yhabíasentidomiedo.Unmiedoprofundoeinconfesable.Todosdecíanqueelmiedonoeradehombres.Peroélnohabíacontadoconlamuertecuandoempezóatrufarlosescaqueosescolaresconaqueltrabajo.

Teníanunabuenaesquina.Enladeenfrentehabíaunagasolinera.Laesquinasehizoaúnmejorcuandoeldueñodelcolmadoacabópor traspasarel localyabrieron allí un bar. Con terraza. A partir de entonces no necesitaron andardeambulando con la radio, horas y horas. Podían sentarse en la terraza conmayorcomodidad,conmayordisimulo.Eldueñonolesexigíaqueconsumierannada, aunque a veces lo hacían, alguna que otra cerveza en el aburrimiento,cuandoningún cochepatrulla caía por allí durante horas, cuandono teníandequé informar;o en la excitación, tras reportar largamente sobredireccionesdeidasovenidas,deestacionamientos,embargadosporelriesgo,suimpunidadenprecarioequilibrio.

Aunque a ellos nunca iban a encontrarles droga. Tenían estrictamenteprohibido elmercadeo, pormínimo que fuera, y el consumomientras estabantrabajando.Aelloslespagabancondinero.

Dosañosllevabaenel“halconeo”cuandosucedió.Losotroschicoseranmayoresqueellos,tendríanlaedaddePuebla,17o18

años, aunque hacían su mismo trabajo. Desde el principio supieron que paraotros,desdeluego;sino,nosehubieransituadoenlamismaesquina.Elúnicoproblemaquesupieronverfuequelasradios,aveces,interferían.

Unanoche,cuandose ibanparacasa, losotros lossiguierondurantevariasmanzanas.Cuandodecidieronalcanzarlos,solohabíandicho:

—Apartirdemañana,laesquinaesnuestra.

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Quizáelmiedolosatenazódesdeelprimermomento.Ningunorespondióyelrestodelcaminofuesilencio.Entresuspropiosjefesylosotroschicos,¿cómotransformarsudebilidadenrespuesta?

Cuandoaldíasiguientesereunieronenlaesquina,unofaltó.Alrestodebíadehaberlosmovido,comoaél,elmiedomayor.Losdelotrogrupoestabanyaallí,sentados,ytampocohablaron.Uncochepatrullarepostabaenlagasolinera,se le unieron tres furgones y tomaron direcciónSur, hacia la avenida.Aúndepie, reportaron. Entonces uno de los otros se levantó, fue hacia ellos y elmanotazoarrojóalsuelolaradio,inutilizándola,yalquelallevaba.

CuandoPueblalesdiootra,selodejóbienclaro:—Losconejitosnotrabajanparanosotros.Alavezsiguiente,losotroslesdejaronhacer.Inclusolosmirabandevezen

cuandoylessonreían.Empezóapensarquerespetabansuvalor.Esaeralaley.Devueltaacasa,ibanatreviéndoseahablar,areírse,crecidos.Hastaquela

vuelta de una esquina trajo a los armados. Eran dos. Y no corrieron, porquesabían lo que correr hubiera significado. Los siguió, como sus amigos, hastadonde quisieron llevarlos. Como sus compañeros, aguantó los golpes, ensoledad.Y cuando los otros se fueron y cada uno volvió a ser consciente delresto,selevantódelsueloysusamigostambiénselevantaron,menosBrandon,aquien tuvieron que llevar a su casa, todavía inconsciente, tras haber intentadodenodadamenteenvanoreanimarlo.Laradiohabíadesaparecido.

Estuvodosdíassinsalirdecasa.—MecaíandandoenlabicideJairo—lehabíadichoasumadre.Sisalióaltercero,fueporqueElColillahabíaidoabuscarlo.Pueblaquería

verlos. Allí se encontró con los demás, salvo Brandon. Jairo, que era vecinosuyo,solosabíaqueestabatodavíaenelhospital.

—¿Quéosdijedelosconejos?—fueronlasprimeraspalabrasdePuebla.Losiguientefuemostrarleselarma.—Para el que la quiera. Los que no, a correr; pero ya pueden esconderse

bien,porquealosconejitosquehacenruidoselescazaenseguida.La tomaron. Jairo aseguró en nombre de todos que allí no había ningún

conejo.—Defendedloqueesvuestro—aúnañadióPuebla.Decidieronquelallevaríanylaguardaríanporturnos.Eldíasiguientenollegaronasuesquina.Losotroslessalieronalpaso,enun

callejón.—¿Deverdadnohabéisaprendidolalección?

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Apenas vio el gesto de Jairo para sacar el arma. Luego oyó el disparo altiempoquecaíaalsueloempujadoporelcuerpodesuamigo.Elarmaquedóasulado.

—¡Vamos,valiente,cógela!—legritóunodelosmayores—¡Cógela!Sucuerporeaccionóporcuentapropiaconunasacudida.Elsegundodisparo

dioensubrazo.—¡Tetoca!¡Cógela!—legritabanahoraaÓscar.Lasirenadeuncochepatrullarompiólaescena.UnaambulanciasellevóelcadáverdeJairo.Aéllocondujeronalhospitaly

deallíacomisaría.Óscarhabíadesaparecidoconelarma.Ellolepermitióaélrepetirunaymilveces,tambiéndelantedesumadrecuandofuearecogerlo,queloshabíanatracadoenelcallejóncuandoibanalaescuela.

Lospolicíasparecierondarseporsatisfechos.Perosumadre—fueentoncescuandosumiradasehizodura—,encuantoelestadodesubrazo lopermitió,empezóa acompañarlohasta el colegio cadadíay a recogerlo a la salida.Asítranscurrióunasemana.Nisiquieraelsábadonieldomingolepermitiósalir,conlaexcusadelbrazoherido.Noseatrevióaprotestar.

Fue también por entonces cuando ella empezó a decir aquella frase, sindirigirseanadie,derepente,comosiseleescaparaenvozaltalaconclusióndesuslargossilencioscavilosos:

—Situvieradinero,nosíbamosparaotropaís.Alsábadosiguiente,Óscarfueavisitarlo.Nosehabíanvueltoaverdesdeel

entierrodeJairo.—Pueblamehadadotuparte—ledijo,asolasensuhabitación—.Estoeslo

quetetraigo.—Demomento,yo tecubroconPuebla—habíaañadidosuamigo—,pero

noséporcuántotiempo.¿Quépiensashacer?AhorasoloestamosBrandon,ElColillayyo.

Sumadreentróentoncesenlahabitación,conlaexcusadesaludaraÓscar,cómo estaba su mamá, y todas esas cosas. Y la madre evitaba mirar al hijoporqueconelamigoestabausandosusonrisadulce,ladesiempre.

AsíqueJimmynopudocontestaralapreguntadesuamigo.Perotampocotenía una respuesta. Procuraba no pensar en Jairo, y ese esfuerzo le impedíapensarencualquierotracosa.Losdíastranscurríanautomáticos,porinercia.

CuandoÓscarsefue,sumadrevolvióasusilencioyalacocina.Desdeelpasillo,Jimmyoyóelsuspiroyunavezmáslafrase,enestaocasiónsinacabar,comorompiéndose:

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—Situvieradinero…LamentedeJimmycompletólafraseyderepentefuecomosiporprimera

vezlaescucharaytuvierasentido.Fuea su cuarto.Con las revistasdonde losbilletes se intercalabancon las

hojas,sepresentóantesumadre:—Yotengodinero.

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Capítulo19

Terminal 1. El vuelo de Quebec llega con media hora de retraso. De

momento.El tiempode losaeropuertos transcurre lentamente,perodesaparececomoporensalmoengullidoporlaespera.

Confiaba en que la tal Dorothy hablara inglés. ¿Cómo no lo habíacomprobado?Ni siquiera era capaz de recordar con seguridad cuál era allí lalengua,¿olenguas?,oficial.Elapellidotampocoproporcionabaunapistasegura.¿Seríaelsuyopropio,oeldeunmaridopresenteopasado?

Teníaqueconcentrarse.Ponercotoaladesazónqueleproducíaladecisiónquehabíatomado.¿Lahabíatomado,realmente?Llevabalanotaenunodesusbolsillos.Era 30 de noviembre y al día siguiente iba a tener que adjuntarla aldinerodel chantaje.Sin remedio.Elmesqueentraba se las apañaría, pero eraimpensablequepudierapagarenenero,conlaNavidadpormedio.

Llegóelvuelo.DorothyhablabauncastellanoqueaMario lepareciómásquesuficiente.Respiró.Seveíaincapazdegastarniunátomodelaescasísimaenergíaqueconservabaenelesfuerzodeunalenguaquenocontrolara.

TrasdejaraDorothyensuhotel,caminóycaminó;erapreferiblenodormirpaseandoqueenunacamaestérilmentecaliente.Elfríoanestesiabael impulsodesalircorriendo.¿Dedónde?¿Haciadónde?

Había estado hablando con Rocío durante más de dos horas. Ella se

empeñabaen insistir enque lapersonaque loestabachantajeandoquizá fueraalguiendedentro,delpersonaldelosapartamentos.Peroallínotrabajabanmásdemediadocenadepersonas.Todaslatinoamericanas.YMariolasrepasabaunaa una y las veía ausentes, distantes de los aconteceres de las vidas de losinquilinos. Dos mundos separados que no interferían. Le resultaba imposibleconcebir que cualquiera de entre ellas hubiera prestado tanta atención a susandanzas, a él, un delgado hilo de la compleja y confusa red de inquilinos.Hubierasidonecesarioademásquelohubieraninvestigado,quesupierandesuvidafueradeallí.Lodicho.Inconcebible.

No estaba seguro de haber convencido aRocío, pero entonces ellamostróotrocamino:

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—Tambiénpuedesnegarte.Puedeserunfarol.Alguienquetuvolaintuiciónyquenohaestadosegurohastaquehasempezadoapagar.Notehedichonuncanada antes pero lo he estado pensando casi desde el principio. Le he dadomuchasvueltas.Piénsalo.

—Peroahorayaesonoimportaría.Estaríamosyaenlasmismas.—Nodeltodo,porqueenesecasopodríatratarsedeunapersonaquenote

conocíaantes,quenosabríanadaenabsolutodetuentorno.¿Cómoibaallevaracabosusamenazas?

ApesardelpavorquelapropuestadeRocíoleprovocó,sintióunpálpitoderazón.Algohabíaquehacer.

—Escribimos la nota. La guardas. Lo piensas y, si te decides, mañana laadjuntasalpago.

Seguía caminando por las horas de la noche. Solo, el miedo devoraba la

pequeña razónquehubierapodidoverencompañíadeRocío.Se lodiría a suhija.Tendríaquedecírselo.NoesperabaqueLauralocomprendiera,peroquizápudieraperdonarlo.Eso,sidecidíaadjuntarlanota.Aúnnoeramañana,aunqueyalofuera.

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Capítulo20

Diciembrede2013

Jimmynohabíacontadoconaquello.Solía recoger el sobre horas después de que el Sr. Puigvert lo dejara. Sin

prisas.Horasdurantelascualesloexaltabaunsentimientodecontrol,depoder.Este asunto lo manejaba él solo, podía decirse; Daniela, su hermana, apenascontaba, bastaba con que se mantuviera callada y no hiciera alardes en susgastos.

Loabríayaencasa,porlanoche,ensuhabitación.Eldehoy,cuandoyaloestabaarrugandoparatirarlo,mostróalgomás.

¿Cómoseatrevía?Imposiblequenosehubieratomadoenseriolaamenaza.Despuésdecuatromeses.¿Quépodíahabercambiado?

Seacostóypensódeprisa.Siaquelhombrealbergaralamínimasospecha,nosehubieralimitadoaescribiresanota.Seguroqueteníacontactos,relaciones.Lehubierahechodetener,opeor,vetetúasaber.

Unasensaciónantiguaasomóporunresquicio.No.Nuncamás.Paraesoseteníaelcontrol,paradescartarelmiedo.

¿Quéseleescapaba?Podía,teníaqueseguirpensando.Ycuandoporfinseconfióalsueño,lohizosatisfecho.Nosoltarlasriendas.

Esaeralaclave.Aldíasiguiente,decaminoalcolegio,Danielaibarepasandomentalmentelo

quehabíadedeciraLaura,cómohabíadedecírselo.Noqueríaapartarseniunápicedelplandesuhermano.

Élselohabíaexplicadomientrasdesayunaban,despuésdeirsesumadre.Antesdeentraralcolegio,localizóaLauraconlamirada:—Tenemos que hablar. A la hora del patio. Solo tú y yo. Es algo muy

importanteparati.Lohabíasoltadoy lahabíadejadoallíplantada,sinnisiquieraescuchar la

respuesta,siesquelahubo.Serelamía.Nuncaanteshubierapensadoquepodíadisfrutartantodeunaconversaciónconella.

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Alahoradelrecreo,seencaminóhaciaelgrupodondeestabaLaurayéstaseseparóunpoco:

—¿Quétornillosetehasoltadoahora?—Venconmigo.Teinteresa.—Dudodequehayaalgoquetengasquedecirmetúquemeinteresemásque

hablarconmisamigos.—¿A qué se dedica tu padre? —le espetó apenas consiguió que se

encontraranmedianamenteaisladas.—¿Estástonta?Esarquitecto,yalosabes.—¡Esoesloquetútecrees!Había seguido el guion de su hermano al pie de la letra. Ahora tocaba

observarensilenciolareaccióndeLaura,suexpresión.Ynoseríatanlistacomoél,perocreíaestarseguradepercibirqueLauranoteníanilamenorideadeloqueibaaveniracontinuación.

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Capítulo21

Mario esperaba a Laura. Tenía ya la mesa puesta y la comida preparada.

Ensaladadeendibiasconuntoqueárabeylasañadeguisantesyfoie.LamismaquehabíacocinadoeldíaanteriorparaDorothy.

Había conseguido convencer a lamujer de que le hacía ilusión invitarla a

comerensuapartamento,incapazenrealidaddesoportarnisiquieralaideadeseguirviendoamásgenteenunrestaurante,odequelevieran,aunquesetratarasolodeunapresenciacoralajenacomolohabíansidoensualucinadorecorridomatinalduranteunajornadaquehacíabuenoeldichodequeentredíaynochenohaypared.CuandohabíarecogidoaDorothy,estalehabíapuestosintardanzaal corriente de sus planes para los dos días libres de que disponía antes delevento:visitarunacasaokupayuncuarteldelosmossosd’esquadra.Lehablódesuproyecto:unanovelaqueteníacomoejecentralunaffaireentreunamossay un “flautaperro”. Una transposición actual de la dicotomía gitanos-guardiacivil del “Romancero gitano” de García Lorca, le dijo. Nada que ver con suprofesión,consutrabajohabitual;unproyectoquelaequilibrabainteriormente,ledijo.

DorothyyasehabíapreocupadodecontactarpreviamenteporFacebook,porWhatsapp.Fueronalacasa.

Salióradiante:—¿No los ves fantásticos? Ellos son creativos, imaginativos, combativos

todojunto…¡amazing!...Noesextrañoqueelsistemalostema.“Tema”…”tema”…resonabaenlasoñolientacabezadeMarioqueasentía,

quéremedio,incapazdehilvanarunafraseconvincente,nisiquieracoherente.Ella había aceptado la invitación a comer en el apartamento ilusionada,

exultantecomoestabaporlamagníficaandaduradesusplanes.Entredíaynochenohabríapared,peroMariohabíapensadoquenecesitaba

un pequeño punto de apoyo aunque solo fuera. Había contado con que,comiendo en el apartamento, ya estaba. Ella por la tarde iría a hablar con losmossos,olasmosses.Yallíteníaqueirsola.

Perotraslacomidahabíavenidolasiesta.Esoentrabaensutrabajo,asíque

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nolequedabaotraqueesforzarsepornomostrarsedeltodoausenteenelajetreoamoroso, por no dormirse inmediatamente después. Y a pesar de los pesaresdebiódehaberlogradoalgo,porquefueellalaquequedófelinamenteperezosaentrelassábanasresistiéndoseaabandonarlas.

Mario había bajado a dejar el sobre con el dinero y la nota en la quecomunicabasudecisióndenoseguirpagandoelchantaje,confiandoenqueasuvueltalamujeryaestaríavestida.LaacompañaríahastaelcuartelyaúnllegaríaacasaatiempodehablarconLauraantesdelahoradelacena.

Pero al volver al apartamento ella seguía en la cama, le sonreía, seacurrucaba,musitabaquealcuartelpodíairigualmentealamañanasiguienteyletendíalosbrazos.

AsíqueparacuandoMario,impaciente,habíallegadoasupropiacasa,eranlasoncedelanoche.Aúnesperabaquesuhijapudieraestardespierta.Sino,ladespertaría.Teníaquehablarconellasinpérdidadetiempo,ya.

Laura simplemente no estaba. En el contestador había un mensaje de lamadredeunadesusamigasquelecomunicabaqueestabaallí,quesequedaríaacenaryadormir.Apuntohabíaestadode llamar,perohabíaconseguidodarsecuentadequeconellonoibaasacarsinomolestaraaquellafamilia.Degolpehabíasentidounsueñoinvencible.

Habíadespertadobruscamentedemadrugadacomoaguijoneadoporunaideaarrastradadesde las brumasdel sueño. ¿Qué sabía él de las amigas deLaura?Prácticamentenada.Ydesuspadresaúnmenos.¿Ysiaquellafamilia…?

Habíaesperadoenascuashastaunahoraenquepudierallamarla.Necesitabahablarconellaantesdequesalieraparaclase.

La había llamado almóvil, por si acaso. Al segundo intento, Laura habíacontestado.Soñolientaymostrandocierto fastidio, impaciencia,peronadaquepudierahacerlepensarquesus sospechas sobre la familiaestuvieran fundadas.Le había asegurado que se verían para comer. Mario había respirado. En elcolegioestaríaasalvo.

Yahoralaesperaba,sentadoalamesayapreparada.

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Capítulo22

—Pareceimposible,perohatenidoqueserenelcolegio.Rocío miraba expectante a Mario mientras le daba vueltas a lo que él

acababadecontarle:Laura y su padre habían comido en silencio, un silencio que a Mario le

estallaba por dentro, pero no había querido hablar hasta que no hubieronacabado,paraevitarquesuhijavolvieraaclaseenayunas.

Lachicahabíaescuchadoasupadresininterrumpirlo.—Niungesto,Rocío,nilamínimareacción.Élalprincipiolehabíacontadosololodelchantaje.Cuandohabíaacabado

dehablar,Lauralehabíadichoqueyalosabíatodo,queacababandedecírseloaquellamañana.Porsupuesto,sehabíanegadoenredondoadecirlequién,osihabíasidodentroofueradelcolegio.Soloinsistía,entoncessívehemente,conunaconcentracióndefuerzaqueparalizabaasupadre,enqueniseleocurrieradejar de pagar. Una cosa era que ella lo supiera, pero no iba a permitir deningunadelasmanerasquesusamigos,quetodossuscompañerosseenteraran,queeraconloquelahabíanamenazado.—Pero, simedicesdequién se trata,podemosdenunciarlopordifamación,

porcalumnias.—¿Sonrealmentecalumnias?Por todoloquemehancontado,¡yocreoque

no!Mario había acabado por confesárselo todo. Y en su hija no había visto

ningunadelasreaccionesquehubierapodidoesperar:nohabíahabidollantos,nitristeza,ni recriminaciones,ni ruegos; simplementesehabíacerradoenbanda,haciendo oídos sordos a los razonamientos de su padre de que si pagaba nopodíaofrecerleaellatodoloquehastaahoralehabíadado;asusdesesperadaspropuestasdequepodíantrasladarseaotraciudaddondenadielosconociera,odeirellaacontinuarsusestudiosenelextranjero,oinclusodetrasladarseavivirconsumadrehastaquelosrumores—“¿Rumores?”,lehabíaespetadoella—seapagaran;asupromesadeirseélsoloavivirlejos,dedesaparecer.Laurahabíarepetidofirme, insistentemente,comoagarradaauna letanía,quesieraverdadquelaqueríatantocomosiempredecía,teníaqueseguirpagando.

Page 66: La muñeca desnuda

RocíoacariciólacabezadeMario,queéstesujetabaentresusmanosconlos

codosclavadosenlamesa:—Seguiremosinvestigando.Quizásiconseguimosaveriguarquiéneselautor

hayaaúnalgunaposibilidad.Empezaremosconelpersonaldelosapartamentos,que hasta ahora los habíamos descartado; quizá mi intuición pudiera resultaracertada,aunquetúnoloveas.Yademás,siselohandichoenelcolegio,puedetratarsedegentejoven,omuyjoven,enesonuncasenoshabíaocurridopensar.¡Hayqueseguir!¡Notehundas!

Page 67: La muñeca desnuda

Capítulo23

Laura no iba a perder tiempo analizando sus sentimientos. Tras la

conversaciónconsupadre,unasolaideafijalaespoleaba.Enunacosateníasupadrerazón:siseguíapagandoelchantaje,muchascosasibanacambiar,muchascosasibanadesaparecer,enrealidad.¿Cómoevitarlo?

Notardódemasiadoenurdirelplan.Había algo de su conversación con Daniela que, evidentemente, había

guardado callado. Eso a su padre nada le importaba. ¿No le había Danielaexigido que de allí en adelante se tenía que acabar el meterse con ella?¡Exigido!,esahabíasidolapalabrautilizada.Peroqueríapensarquetalveznohubiera perdido del todo su dominio: podía entender que quisiera que no lamolestaranmás,peroestabaenelfondoseguradequeesonoeratodo.Danielasiemprehabíaqueridoquelaaceptaran,seguroquenohacíaascosarelacionarsecon ellos. Si sabía plantearlo bien, quizá podría conseguir convencerla de unaamistad,convencerla…Pero,¿quiénmáshabríadetrásdeaquello?No lacreíacapaznidehaberloorganizadotodonideactuarellasola.Pordescontado.“Sinome crees, pásate por el edificio de apartamentos de la Plaza deArtós—lehabía dichoDaniela—, trabajé allí durante el verano y lo vi conmis propiosojos”. Y aunque ahora ya supiera que todo era verdad, se le ocurrió que allípodíaestarlaclave.Lohabíavistoconsuspropiosojos.Ella,¿yquiénmás?

Unatardedesábado,lepropusoaLucíairaverunapelículaqueponíanenun cine cercano a aquellos apartamentos y, como por casualidad, se sentaronluegoatomaralgoenunadelasterrazasdelaplazoletapeatonaladondedabalagranpuertaacristaladadeledificio.Podíahaberidosola,peropreferíaestarconunaamigaparaevitarlaviolenciadeuneventualencuentroconsupadre.

—¡Mira!...¡PerosieselhermanodeDracuela!Lucía señalaba con un gesto de cabeza a un chico que acababa de salir y

estabajuntoalapuertaencendiendouncigarrillo.—¿No te cansaya estode losmotes?—fue la respuestadeLaura, queno

quería desperdiciar la ocasión de ir poniendo enmarcha su plan, plan que de

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golpeseevidenciabacompletamentefactibleconlaaparicióndelchico.—¿Quépasa?¿Ahoratedapena?Porcierto,¿dequéhablasteiselotrodía

cuandosetellevó?—No es eso, pero yame aburre. Oye, tenías razón, no estámal el chico.

¿Estásseguradequeéseessuhermano?—Eselmismodelmetro,seguro—contestóLucíalevantandoderepenteel

brazopara llamar suatención—.Míralo, sehaceel loco,peroestoy seguradequenoshavisto.

—Déjaloestar.—¡Eh,hola!—gritóLucía sinhacer caso a su amigay repitiendoel gesto

anteriorconmásinsistencia.—¡Para!,yateestámirandotodoelmundomenosél.—Pero… ¡bueno! ¡Estás desconocida!... Creo que se llamaba Jimmy. ¡Eh,

Jimmy!Porfinelchicoentonceslasmiróabiertamente.Yanoteníaremedio.Porque

Lucíasehabíalevantadoeibaasuencuentro.—¡Hola!¿Noteacuerdasyademí?Tuhermananospresentóenelmetro—

la oyó decir—. Estoy ahí con mi amiga Laura. Ven, siéntate un poco connosotras.

Se acercó. Lucía volvió a sentarse pero el chico no lo hizo, a pesar de lainvitación.

—Estoytrabajando.Solohesalidounminutoafumar—dijo.Laura, sin levantarse, le alargó lamano cuando Lucía los presentó. Voces

firmes.Manosseguras.Calibróalcontrincante.Sucabezabullía.Lavidatejesuredajenaalascasualidades,queunoconvierteenocasiónsolosisemeteentrelatrama.YLauraconsiguiódejarfluirunamiradade“chicaconoceachico”,quetardóalgoenimpactarenlaotra,esquiva,peroalfinalfuedevueltanoexentadeloqueestabaacostumbradaa leerenladeloshombresquelamiraban.Sedioporsatisfecha,yaprovechóparasonreírle,comoabiertayaseveríaaqué.

Jimmysedespidióyvolvióaltrabajo.—Nena,¿setehaquedadoenganchadalasonrisa?¡Tampocoesparatanto!

—dijoLucía.Estuvomedioausenteel restode la tarde, loquehizoqueLucía,mientras

hablabandelosplanesparaelsiguientefindesemana,bromearasinpararsobreel impacto que el chico le había producido. Su amiga, qué podía imaginar.Pensabaenél,sí,efectivamente.Continuabaurdiendosuplan.

Nadamás llegar a casa, llamó aDaniela. Pero colgó antes de que la otra

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contestara. No podía hacerlo tan de sopetón. Antes, convendría preparar elterreno. Desde la conversación de las dos en el patio, apenas habían cruzadoalgúnsaludo.Teníaunpardedíasparaacercarseaella.Luego,elmiércoles,oeljueves,leharíalainvitación.

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Capítulo24

Eljuevesporlatarde,Danielahabíallegadoacasaflotandoenunanubede

algo totalmente desconocido para ella. Se sentía tan segura, que se habíaenfrentadoasuhermano,decididamente,y,quizáporprimeravezensuvida,eraellalaquelohabíaconvencidoaélparaquehicieraloqueellaquería.

Durantelosprimerosdíasdelasemana,Lauraselehabíaacercado;ensonde paz, en contra de sus temores. Sin asomo de agresividad, le había idodiciendoquenosepreocuparaporelasuntodesupadre,lehabíaidohablandode la nada buena relación que había entre ellos, que allá él resolviendo suspropiosproblemas,quealfinyalcaboellaibaapagarelpatodealgoquenoeraculpasuya,queenelfondoleestabaagradecidadequenodijeranadaanadie.Luego la llevó con sus amigos, y conversaban todos juntos, en el patio, a lasalida… como un grupo normal, los demás fueron dando por descontada supresencia,comosilaactituddeLaurahubierabarridolanebulosadetiemposyapasados,superados,elrechazo,eldesprecio,lasbromasagresivas.

Planeaban el fin de semana en un pueblo de montaña, en una casa de lafamilia de Carlos. Y contaban con ella. “¿Por qué no te traes también a tuhermano?”, había dicho Laura en algún momento. Y le había contado suencuentro.YLucíaenseguidahabíasecundadolapropuesta.Yloschicoshabíanpuestocaradesorpresa,perohabíanestadodeacuerdo.Sinproblemas,claroquesí.

Eljuevesporlanoche,Danielaselodijoasuhermano:—¿Qué dices? ¿Se te ha ido la olla? ¿Para qué? Mejor sería que te

mantuvierastúportuladoyellaporelsuyo.—Pero,Jimmy,¿quéproblemahay?Lauranotienelaculpadeloslíosdesu

padre,nosellevanbien,ellainclusoentiendequeeldineronoshacemásfaltaanosotros,quesupadre tienemuchoypuedepagardesobras,“¡Biense leestápormeterseenesosberenjenales!”,esodice,yqueahorasabeaquéatenerse,yseportamuybienconmigo.

—Esaniñataloqueestáesacostumbradaasalirsesiempreconlasuya.Yonomefiaríaunpelodeella.

—Pueshazloquequieras.Yovoyairdetodasformas.

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Y Jimmy había acabado por aceptar la invitación. En definitiva, erapreferibleestarallíysabercómomarchabanlascosas.Sihabíagatoencerrado,él podría verlo, aunque su hermana no se diera cuenta. Podría protegerla yobservar, controlarde algunamanera su relación con ellos, desde laorilla, sinimplicarse, no se creía ese cuento del camino de rosas. ¿Tenía el padre tantodinerocomolahijadecía?Y,entonces,¿porquésenegabaapagar?¿Yporquésededicabaa…?Demasiadosinterrogantes.

Arreglando un poco sus turnos con Rubén, podía subir por su cuenta elsábadoparacomeryvolvercontodos.

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Capítulo25

AvanzabadiciembrehaciaunasNavidadesmustias.Mariohabíaobservado,averiguadohastaconseguirtenercompletoelhorario

de entradas y salidas de todo el personal. Primero lo había considerado casiinútil,porqueel1deenero,alserfestivo,podíahabercambios imprevistosdeturnosdebidoalasfiestasnavideñas,peroantesdemediadosdemeslehabíanentregadounacartadondeseleindicabaqueenenerodebíadejarelsobreeldía2.

—Haydosseñorasdelalimpieza—ledecíaaRocíoenloqueyasehabíaconvertido en su cuartel general, un bar en una de las calles que salían de laplazoletade losapartamentos.Lohabíanelegidopara susencuentrosparaqueMario no tuviera que perder más tiempo del que ya había de dedicar a suspesquisas, pero almismo tiempo estaba lo suficientemente retirado comoparadescartarlaposibilidaddequealguiendelpersonallofrecuentara—,unasaleala una delmediodía y la otra a las diez de la noche, a lamisma hora que elconserje de turno; a las tres de la tarde sale el otro conserje y la chica de laoficina,quevuelveporlatardehastalasocho.

—Bueno—loatajóella—,puesahoraloquetenemosquehaceresplanificarnuestra actuación de ese día. Veamos… Antes de nada, ¿has conseguidodejártelocompletamentelibre?

—Sí,ningunacita.YconrespectoaLaura…bueno,sonvacaciones,nocreoniquesedécuentadesimeveonomeveentodoeldía.

Rocío vio pasar por la mirada de Mario algo que se parecía mucho aldesamparomásvergonzantey respondiócomosi solohubieraoído laprimerafrase,noleimportabaparecerabsurdaenarasdelaeficacia:

—¡Magnífico!¡Manosalaobra!

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Capítulo26

AlolargodelviajedesdeBarcelonahastaelpueblecitodemontañaentren,

Danielasesintiótransportadanosoloaotrolugar,sinoaotromundo,realmenteaotravida,territorioinexplorado,ladelaDanielaquehabíasospechadopoderser.

Yaantesdearrancareltren,nadamássentarse,Cristinaquisosaberdóndesehabía comprado aquellas bambas, y ella se dio cuenta de que le gustaban deverdad,dequenohabíafingimiento.Mástarde,Eloyseinteresóporcómoleibala repetición.Hubo unmomento en queLucía le puso en la oreja uno de susauriculares,sonabaunacumbia,“Esdetutierra,¿no?¿Túsabesbailaresto?¿Sí?¿Meenseñarás?”EnotromomentoDaniprovocóunacarcajadageneralcuandoledijoenunodesuscaracterísticosarranquesdeentusiasmo:“¡Estecursoestásmuchomás…guapa!¡Más…madura!”

Cada uno de aquellos episodios todavía desencadenaba en Daniela en unprimer momento un inmediato reflejo animal, una reacción condicionada dealerta, de desconfianza: pero al siguiente momento… ¡ah, el siguientemomento!:eraunadulcecaídaenuninmensoairbag.Yanadaquetemer.¡Quiénlohubieradicho!Lauracomoprotectorángelguardián.No,bieneraconscientedequenuncaseríacomoella,quenuncaestaríaasualcanceesacapacidad,esepoderdesubvertirelcomportamientode losdemás.Peromientras la tuvieraaellaensumano,lotendríatodo.Yesosintervalosdealertaibanmenguandoencadaocasión,hastadesaparecerabsolutamenteantesdehaberconcluidoelviaje.

Laura semantenía algo distante.No tanto como para no constatar que lascosas con respecto a Daniela se desarrollaban según sus previsiones. Ahora,Jimmy. Para ello,mentalmente, descendió de su torre inexpugnable.Nuevo elterreno. Nueva la estrategia. Confiaba en sus armas, pero desconocía las delcontrincante.Observaryactuaralmismotiempo.Hacerdelenemigosualiado.Exactamentecómo,yasevería.

Lo de Daniela había resultado más fácil incluso de lo previsto, pues seencontróconunterrenoabonadoenelhechodequetodos,exceptoquizáLucía,la tenían, al estar en clases, en cursos diferentes, ya bastante apartada de susmentes, y en la constatación ya intuida de que, desde el curso anterior, todos

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habíancambiadomucho.LauraobservabasatisfechaelcomportamientodecadaunoconrespectoaDaniela.ElcolofónfuecuandoCarloslaagarróconunbrazoporloshombrosenunamagodeataquecariñosoyvoceóconalgodeemociónnofingida,antesdeestamparleunsonorobesoenlamejilla:

—¡Cómonospasábamoscontigo,tía!¡Quécabroneséramos!Peroesoseríayadespués,cuandoestabanenelsalóndelacasadelpueblo,

porlanoche,yencendíanelfuegodelachimenea.Porlodemás,elviajetranscurriósinimprevistos.Unpasajerolespreguntóa

vocessideverdaderanecesarioquegritarantanto.Otraseñora,queseguroqueeraprofesora,comentarondespués,porqueseexplayóencumplidasrazonesdepor qué no debían hacerlo, les recriminó que pusieran los pies encima de losasientos.Incidentesnormales.Noselotomaronmal.Losviejos,aveces,yasesabía.

El sábado, antesdecomer, elprimodeCarlos llevóaLaurayaDanielaarecoger a Jimmy a la estación. Laura llevaba preparada una acogida capaz deromperelfríodeLaSelva.Silahistorianohubieraempezadoaescribirseantes,Jimmy se hubiera sentido contento de encontrarse con una hermana casidesconocida, relajada en su seguridad, pletórica en su relación con una amigaencantadora.

En la casa, los demás les tenían la comida ya en lamesa. El ambiente dedistensión,dedisfrutedelpardedíassinadultos,entreamigos,parecíasincero.Pero no iba a fiarse, a dejarse llevar tan fácilmente. Él sabíamuy bien a quévenía.

Tras la cena temprana—embutidos del pueblo, pan con tomate, tortilla depatatas— bailaron, refugiados de la helada exterior. Sonó la cumbia. LucíareclamóaDanielasupromesa,“Primerotú,queveayocómoes”,ydescubrieronun despliegue de gracia inesperada, una verdad queDaniela bien sabía y quesoltó comoechándole en cara almundoentero la falta deocasióny almismotiempoconagradecimiento.SesumóJimmy.Yluego,pocoapoco,losdemás,cadaunocomopudo.

Laconversaciónlatrajoelcansancio.Muchomástardeya.—¿No os quedaríais aquí todas las Navidades? —preguntó Víctor

repantingándoseenunsofá—Así,sinpadres,nosotrossolos.—¡Misiónimposible!—dijouno.—“¿Qué regalo vas a querer para estas Navidades?” —remedó otro—

“Pasarlassinvosotros.”Unpocofuerte,¿no?—Puesnoseríamalregalo,no—apostillóuntercero.

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—Perolospadressiemprequierenquenoshagailusiónprecisamenteloqueellosnosofrecen.

—Yocreoqueenelfondoesegoísmoporsuparte—dijoLaura—.Siempreestánhablandodeloquecuestaserpadres,delossacrificiosquesehacenporloshijos,yconesodepequeñoslosadoras;peroluego,acuentadeello…

—¡Nostienenenganchados!—acabóLucíalafrase.—¡Loqueyodigo!¡Chantajeemocional!—insistióCarlos.—Detodasformas,Laura,haypadresypadres.¡Yaquisierayotenereltuyo!

—dijoLucía—Nonosvasadecirahoraquenoconsiguesdeélloquetedalagana.

Lauranocontestó:—Voyabeberagua—dijo,ysedirigióhacialacocina.NiDaniela ni su hermano habían abierto la boca. A Jimmy le pesaba esa

conversación.Élveíalascosasdeotromodo.Peronoeraellugarparadecirlo.Nielmomento.Cogiósucajetilladetabacoysalió.Aunapesardelfrío,quizádebidoaél,quepusoenprimerplanosuspropiospensamientos,elporcheselehizoacogedor,más,muchomásqueelreciénabandonadoambienteinterior.

Oyó la puerta quedaba a la cocina, algúnotro quenecesitaba aire, pensó.Decidió no hacer caso a la sombra que doblaba la esquina de la fachada y sesentaba allí, en el escalón. Él comenzó a desplazarse un poco en sentidocontrario.Lodetuvounrespingo.Unhálitodellantocontenido.Miróderefilón,decididoameterseenlacasa.Estavezlodetuvolavoz:

—Perdona.Notevayas.¿Medasuncigarrillo?Sindecirnada,letendióelpaquete.Antesdecogeruno,Laurapasólamano

bajosusojos.Luegobuscóunpañueloensusbolsillos.Repitióelgesto,estavezyamenosclandestino.

—Perdona —volvió a decir mientras le devolvía la cajetilla—. Habíapensadoqueaquífueranohabríanadie.

Jimmyretuvoelsuave“¿Quétepasa?”quesurgíaespontáneodeélentalessituaciones.Noahora.Enésta,no.Solodijo:

—Yoyamevuelvoparaadentro.Laurainsistió:—Espera.Prefierohablarcontigo.Esaconversacióndeantes…—ysesonó

denuevosinningúnrecato—.¿Quiénvaaentendermejorcómomesientoquetúotuhermana?

Jimmynorespondió.Semantuvodistante,precavido.Decididoanoacortardistancias.

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—VanaserlaspeoresNavidadesdemivida.¿Teimaginas?Laurahablabaensusurros.Jimmyapenaslaoíadesdedondeestaba.Perono

ibaadarniunpasohaciaella.Quesigahablándolealaluzdelaluna,pensó,ycasiseriopordentrodesupropiaocurrencia.

—…mi padre y yo, solos, con esta situación… ¡Ojalá pudiera estar bienlejos!

Lanocheeramagnífica,confríoytodo.Lacasilunallenarecortabasiluetasdulcementeespectrales.Ellamovió ligeramente lacabeza, sin llegaramirarlo,haciadondeseencontrabaJimmy,quesíquelamiraba,intermitentemente.

Si las cosas no hubiesen sido como eran, a él no le hubiera costado nadareconocer la bellezade aquella figura compuesta y descompuesta pormatices,por los tonosde sombra.Que lo tenía todo, pensó Jimmycon rabia.Si queríajugar,jugaríasujuego.Porsuhermana.Portodo.Peronoibaaperder.

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Capítulo27

2deenerode2014

Mario y Rocío creían tenerlo perfectamente ideado para identificar y

desenmascararalchantajista.Sieraunodelosempleados.Sinoloera,habríandescartadoporlomenoscontodalacertezaaquellaopción.Yyaveríamos.Pero,Rocíoalmenos,sentíaelsecretoconvencimientodequedeaquellosaldríaalgodefinitivo. Y no pensaba detenerse a razonar, porque a Mario le eraimprescindibleunaciertacertezaesperanzada.

MariodejóelsobreconeldineroalaunamenoscuartodelmediodíaysalióparatomaruncaféconRocíoenunadelasterrazasdelaplazoleta,desdedondepodíaverselapuerta.Unsobrebeige,unpocomásgrandedelohabitual,porquea partir de ese momento se trataba fundamentalmente de tenerlo controladomediantemovimientosnaturales.JugabanconlabazaventajosadequeaRocíonadielaconocía.Alaunayseisminutos,viosaliralaseñoradelalimpiezadelas mañanas y entonces regresó a su apartamento. Al pasar por delante delmostrador,comprobóquenosehabíallevadoelsobre.

Rocíosehabíaquedadoenelbar.Comióallí.Apenaspasadas las tres,unavezhubovistosaliralachicadelaoficinayalconserjemayor,llamóaMario,quienbajóarecepción:

—Perdona,¿podríasdarmeelsobrequehedejadoanombredelSr.Gómez?Heolvidadoadjuntaralgo.

Cuandoeljovenseloentregó,Marioamagócondecisiónelgestodeabrirloperoalinstantesedetuvocomoquiensúbitamentecambiadeidea:

—Aunquecasimejor…—murmuró,ysevolvióalconserje:—Mira—le dijo—, yo estaré en casa. Haz el favor de avisarme cuando

venganarecogerlo.Tengoquehablarconesapersona.Eralamejorformaqueseleshabíaocurridoparacubrirlascasicincohoras

hasta la salida del siguiente empleado. Les parecía además una idea brillante,“Cómonosenoshaocurridoantes,porDios”,porqueincluíalaposibilidaddedarconelchantajistaaunqueestenopertenecieraalpersonal.

Pero no lo avisaron. Demodo que Rocío, según el plan previsto, dejó dedeambular por los alrededores -bares, cafés, terrazas, tés, bancos, cigarrillos,

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aceras-cuandofaltabancincominutospara lasochoyseapostóenfrentede lapuerta.Saliólaoficinista,consobresenlamano.Rocíosetensóenalerta.Aúnlaseguíaconlamiradainquieta, impaciente,cuandoMariotraspasóelumbral,se detuvo y echó un vistazo alrededor. Lo percibió nervioso. Inspiró paratranquilizarseunagranbocanadadeunairefríoyhúmedoquedespertóensussienesunlatidopunzante.

—El sobre sigue allí —oyó a Mario decirle por el móvil, con vozestrangulada.

—¿Estásseguro?Lachicasalióconunosenlamano—respondió.—Sí,sí.Acabodehablarconelconserje.Lohecomprobado.EntoncesMarioapagóelmóvily sepusoenmovimiento,alejándosede la

puerta.Eraunade esas ampliaspuertas transparentes, correderas, que se abríaautomáticamentedurantetodaslashorasenqueunodelosconserjespermanecíaenelmostrador.

Rocío no se movió. Desde su puesto, un banco en la ya oscuridad de laplazuela,veíaperfectamentetodoloquesucedíaenlarecepciónbañadadeluz.Miróelreloj.Eranlasochoycuarto.Esperaría.Mediahora,trescuartos,hastaqueelfríoyelpunzardesussieneslemarcaranellímite.

Eranlasnueveycincocuandoentró.—Buenastardes.¿Enquépuedoayudarla?—Buenastardes.Verá…Hequedadoaquíconuncliente.Elmuchachoechómanodeunalista:—¿Cuáleselnombre?Ahoramismoloaviso.—No,esque…noresideaquí.Mehacitadoenestelugarporqueélhabíade

pasararesolverunasunto.¿Lemolestasimesientoahíatrabajarunpoco?—Rocíoseñalabalossillonesysonrió—Alomejorhedeesperarunrato.

—Nohayproblema…hastalasdiez,queescuandotengoquecerrar.Rocíolediolasgracias,sesentódecaraalmostradoryestableciócontacto

con Mario a través de su tablet. Le dijo que durante la conversación,efectivamente,estabaseguradehaberreconocidoelsobreenel lugarqueél lehabíaindicado.

La comunicación había de continuar abierta durante todo el tiempo queRocíopermanecieraallí.

Porencimadelapantalla,amomentos,observabaalmuchacho.Eraunchicofibroso, bastante guapo, evidentemente latino, con una sonrisa atractiva en losojososcurosyladeadaenlaboca.

Entraron o salieron varias personas pero solo una se detuvo ante el

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mostrador,parapedirunasllaves.Elrestopasódelargosaludandosinmás.Ellale ibaescribiendocualquiercosaaMariodevezencuando,aunquenohicierafalta,comolenitivoparalaansiedadquedebíademantenerloenascuas.

Hacia las nueve y media el conserje, canturreando, empezó a trastear, arecogerlascosas.Rocíosupusoquedebíandeguardarlotodobajollavehastaeldía siguiente. Vio desaparecer bajo el mostrador el cajoncito sin tapa queconteníaelsobrejuntoconotros.Procurabaponerfrenoasuspensamientos,nodejarlos recorrer ninguno de los caminos que conducían a las distintasposibilidades, mantenerlos pegados a la rueda de los acontecimientos.Concentración.Pasoapaso,ceñirsealplan.

Cuandoyanoquedabanalavistasinoestantesycasillerosvacíos,elchicosaliódedetrásdelmostrador.

Quedabauncuartodehoraescasoparalasdiez.Parecíaevidentecuálseríaelsiguiente paso. Entonces el chico sacó una cazadora forrada, un gorro y unosguantesdeunarmaritoempotradoenunadelasparedesdesucubículo.Lasdiezmenos cinco. Rocío envió el mensaje a Mario: “Llámame”. El muchacho sedirigíayahaciaellacuandoelmóvildelamujersonó.Detuvolafrasepreparadahastaqueelladejódehablar,unossegundos:

—Losiento,señora.Yanopuedeesperaraquí.Yoyacierroymevoy—dijomientrasellaaúnapagabaelteléfono.

—Losé,losé.Bueno,justamenteeramicliente—señalóelmóvil—.Nolehasidoposiblellegaratiempo.Mehapedidoquerecojaunsobrequeesperaquehayandejadoasunombre.Losiento.Sevequehaapuradohastaúltimahora.Tevoyahacerperdertiempo,yatendrásganasdesalir.

—Nosepreocupe.Nomecuestanada.Dejósuscosassobreelmostrador,buscóuna llaveentre lasdel llavero,se

agachóparaabriralgúnarmarioallíabajoyreaparecióconelcajoncitoabiertoqueconteníaunospocossobresypapeles.

—¿A nombre de quién está? —preguntó al tiempo que ordenaba elcontenido.

—DelSr.Gómez—respondióRocío.Elchicoibapasandolossobresunoauno:—Pueslosiento,nohaynadaaesenombre.Sinlevantarlacabezanilavista,elmuchachomirabaahoraentrelospapeles

sueltos.Rocíosehabíadadocuentadequeeracierto,yanohabíaningúnsobrede

mayor tamaño, ninguno de color beige.Aun así, insistió.Quería que el chico

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levantaralacara,versuexpresión:—¡Quéextraño!,¿no?¿Nohanpodidoguardarloenotrositio?—No lo creo.De todas formas, preguntarémañana al compañero, a ver si

él…peroseríararo.Elrostrodelmuchacho,sinsonrisa,paradójicamenteparecíamásinfantil.

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Capítulo28

3deenerode2014

Noteníannada.Lehabíacostadoprácticamente todoelsueñode lanoche.

Ahora,por lamañana, Jimmycadavezestabamásconvencidodeque todoelextrañotejemanejedeldíaanteriorcorrespondíaaunintentodeacorralarlo,depillarloinfraganti.Peronopodíanestarseguros.Ibanaverqueéleramáslistoquetodosellosjuntos.Pandadeprepotentes.¿Seríaaquellamujerunadetective?Desde luego supeticiónde la carta dirigida alSr.Gómez le había pilladoporsorpresa.Perolasuertelehabíasonreídoconlanuncamásoportunaaparicióndesumadre,quelehabíasalvadoporlospelos.Aunqueéltambiénlohabíahechomuybien.Lehabíarespondidocomolohubierahechoquienestuvieraalmargendelasunto.Sehabíaenrocadoenunaposicióndeinocencia.Yahísemantendría.Alfinyalcabo,lamujernopodíahabervistomásquedelejoselsobredichoso,no podía estar segura de su desaparición en el último momento. Eraperfectamenteposiblequesehubieraequivocadoalidentificarlo…

¿Tendría que reconocer que quizá él se había confiado demasiadoúltimamente?¿Porquénolehabíasorprendidoquetuvierauncoloryuntamañodiferentealoshabituales?¿Porquéesonolohabíaalertado?…Laura…¿Erandemasiadosfrentes?SiLauralehubieradescubiertoantesupadreytodolodeldíaanteriorhubierasidounparipésobreseguro,paranoimplicarlaaellaeneldescubrimiento, no se hubieran detenido donde se detuvieron. Tenía que estaratento, pero se reafirmó en su postura. Él era inocente, él no sabía nada delasunto.¿Quépodíanhacerellosahora?

PorqueloqueélibaahacereraentregarleeldichososobrealpadredeLauraencuantoentraraatrabajaralmediodía.Loteníatodobienpensado:lediríaqueloacababadeencontrarcaídoenelsuelo,medioescondidobajoelmostrador.Sino volvía a dejarlo, siempre podía volver a escribir “el señor Gómez”reclamándoseloalcabodeunpardedías.Élyaestaríalibredetodasospecha.

Aquella noche iba a salir con Laura. No bajaría la guardia, por si acaso.Repasóenlamemoriasuúltimoencuentro:ningunavariación,ningúnsíntoma.Aunquequizáfueraconvenienterepasarlotododesdeelprincipio…

Lanochedelsábadoenelpueblodemontañahabíanextendidolossacosde

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dormirpor lasdoshabitacionesde lacasapara loscincoquenocabíanen lastrescamas,unadematrimonioydosindividuales,quehabíaenellas.

Tras suconversaciónenelporcheconLaura, Jimmyhabíaesperadoaqueestaentraraenlacasayaúnhabíafumadoallíotrocigarrilloantesdehacerloél.Luegohabía buscado el dormitorio donde fuera a dormir su hermana.Danielaestabayametidaensusaco,entreunarmarioempotradoenlaparedyLaura.Alverloentrar,estasehabíadesplazadoparahacerlesitioentreambos:

—Ven,Jimmy,ponteaquíalladodetuhermana.Sehabíadespertadoinexplicablementetemprano,aúneradenoche,ymuya

supesar,deunsuavesueñoerótico.Habíatenidolaprecaucióndedormirsedecostado,vueltohaciasuhermana.HabíanotadoacopladoasuespaldaelcuerpodeLaurayunodesusbrazossobreél.Habíagiradohastacolocarsebocaarribaal tiempoque lodespegabaconsumocuidadohastacolocarlo sobre sudueña,quien,comoentresueños,¿lofingía?,habíafarfulladoalgo.Entonceshabíasidoconscientedequeteníaotropequeñoproblema.Nadaquenosesolucionara,porejemplo, si era capaz, con una ducha fría. El resto parecía dormirangelicalmente. Se había incorporado sin desembarazarse del saco y habíasorteado todo lohábilmentequehabíapodido losbultoshasta lapuerta.Enelbañoentrabaunalentaclaridaddealba.

No había vuelto al dormitorio. Se había tumbado en el sofá de la sala deabajoysehabíamediodormido.

Lo habían despertado definitivamente los ruidos en la cocina, se habíaincorporadoaldesayuno.Laurahabíaaprovechadounmomentodecercaníaparasusurrarlealoído:

—¿Tehemolestadoestanoche?—brevepausallenadesonrisa—Yatedijequemeproporcionabasconfianza.

Desdeaquelfindesemana,sehabíanvistoconlafrecuenciaqueellahabía

propiciado. Él se dejaba llevar sin perder de vista su principal objetivo: lavigilancia.Leparecíaquesehabía idoganando laconfianzadeLaura,pero laconscienciadesuspropiosfingimientoslehacíanodescartarlosdesuoponente.

Qué pretendía, qué creía poder conseguir Laura seguía siendo unmisterioparaél.No lacreía tan ingenuacomoparapensarquesu relaciónpodíaserelmedioparaacabarconelchantaje.

Por lo menos no así, tal como de momento iban desarrollándose losacontecimientos. Por eso era realmente aún un misterio cómo podíandesarrollarseluego,yapartirdequémomento.

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Sacóel sobre,que seguía,dobladoenocho, enunode losbolsillosde sustejanos.Lodesplegó.Intentóalisarlo.Nopodíaentregarloasí,habíaquecuidarlosdetalles.Loplancharía,colocandoencimaunatela,comosehacíacuandosetratabaderopadelicada.

Esperó a que todos se hubieran ido y preparó la plancha.No sería difícil.Sabíahacerlo.

Laplanchaestabamuycalientepero losplieguesse resistíanadesaparecerdel todo.¿Porqué?Alfinyalcabo,elpapel…Recordóque,claro,cuandosetrataba de ropa y las arrugas se resistían, había que echar unas gotas de aguasobrelateladeencima,cosaquenopodíahacerenestecaso.

Bajólatemperaturadelaplanchacasihastaelmínimoyprobódirectamenteencimadelsobre.Losmalditosdoblecesseguíannotándose,leparecióquehastamás visibles por el contraste con el resto de la superficie planchada. Fuesubiendo cautelosamente la temperatura, apretando la plancha contra el papelcada vez solo durante un segundo, para evitar que se quemara.Al levantar laplancha tras el tercer envite, la soltó bruscamente sobre el soporte con unexabrupto, maldita sea, no podía ser verdad, ¿el sobre había cambiado decolor?... ligeramente,perosí, losuficientecomoparaquequizápudierandarsecuenta cuando lo tuvieran entre susmanos.Y no podía dejar suelto elmenorcabo.

Corrió a una papelería a comprar un sobre idéntico. Ahora el tiempoapremiabaya.Devueltaencasa,abrióelsobrequeconteníaeldinero,lovacióylodesplegó:convertidoyaenunahoja,locolocócuidadosamentesobreelreciéncomprado y, con un bolígrafo de punta fina, repasó las letras escritas en eloriginal,“Sr.Gómez”,paraquequedarangrabadasenelnuevo.Luegoescribióconunbolígrafodelmismocolorsobrelostenuessurcos.Metióeldinero,cerróelsobre,lorestregóporelsuelodesuhabitación,poraquellosrinconesdondeelpolvoseacumulabamás.Yjustoerayalahoradesalirdecasaparaincorporarseasuturnoeneltrabajo.

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Capítulo29

—¡Tambiénescasualidadquejustoenaquelmomentoaparecieralaseñora

delalimpieza!—dijoMario.—Nos confiamos. Ya sabíamos que a esa hora ella saldría, pero nos

despistamos—respondióRocío—, fue un fallo nuestro, de hecho lo teníamosprevisto.

—Cuandorecibítullamadasolopenséenqueyaloteníamos.¡Lacaraquepusocuandoentré!,noteníadesperdicio,lodejabatodoclaro.

—Fue cuestión de nada, mala suerte, solo con que hubiera tardado unosminutosmás…

—Loquenosabíamosesquefuerasumadre…¡Pobremujer!—Noparecieraque supieradequé iba lacosa, ¿verdad?Pero suaparición

tanoportuna…—¿Crees que pueda estar en el ajo? Era su hora normal de salida… No

alcanzoaimaginarqueunamadrepermitaquesuhijosearriesguemetiéndoseensemejantesasuntos.Suactitud,suexpresión,no…

—Anoserque tenga lamismacapacidaddedisimuloquesuhijo.Yaves,hayqueestarsiemprealerta.

Rocíomantenía susdosmanos acopladas al tazóndel café con leche, solodespegabaunadevezencuandoparadesprenderapequeñostironesunpedacitodecruasán.

—Todavía me dura el frío que pasé ayer. ¿Tú no vas a tomar nada mássólido?

Marioacababadepedirsusegundoexpreso.—Notengohambre.Loúnicoquenecesitoesestarbiendespierto.Mirósureloj.—¿Aquéhorallegalaseñoraesa?—preguntóRocío.—No sé, no me lo dijo exactamente. Me llamará en cuanto salga de la

estacióndeSantshaciamiapartamento. Insistióenquenosencontráramosallí—Mariovolvióaconsultarsureloj—.Perotienequeestaralcaer.

—Hayqueencontrarelmomentoparaapretarlelastuercasalchico.Cuantoantes,mejor.Hubierasidoperfectohaberpodidohacerloestamañana,perosino

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entrahastamediodía,noquedamásremedioqueposponerlo.—Hasidouncontratiempo,sí.Yestaseñora,nosé,esraro…—NormalmenteMarta te da la información exacta sobre el horario. ¿Esta

vezno?—Ya tedigo,esuncasoatípico.Solo lehadichoquequierequeestéhoy

todoeldíaconella,ylanoche,yqueluegoqueyaveremos,quedepende.—¿Dequé?—Nolosé.Sevequeesunaseñorabastantemayor;másdelohabitual,por

lomenos.—Pues te las tendrás que arreglar para que podamos pillar al chico al

mediodíamañana,encuantoentre.—Lointentaré.—¡Consíguelo!El tiempo apremia.No hay que darle tregua ni ocasión de

prepararalgunajugarreta.EnaquelmomentosonóelteléfonodeMario.—Era la señora—dijo cuando hubo acabado de hablar—.Me voy.He de

subir.Yavienehaciaaquí.

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Capítulo30

Cuando abrió la puerta y la vio,Mario se sorprendió de haberla aceptado

como clienta. La sorpresa fue de tal calibre que fulminó cualquier amago dearrepentimiento o duda sobre la conveniencia de haberlo hecho. Habíacontestado que sí a Marta como tenía por norma, no estaba el horno paradelicadezas.

Yno era la edad, queyaMarta se lo había advertido, sino aquel golpedecoloresdesbaratadosenmovimiento.

Lahizopasar.Colgóelabrigodesigualchinoquehabíatraídoabiertosobreel ceñido jersey verde limón con lentejuelas, sobre la minifalda de floresmarronesyamarillas,sobrelasmediasderedhastalosaltostaconesdeagujaylosbrillantitosdeloszapatosnegros.

Agradeció que respondiera “Poleo menta, si tienes, por favor” a suofrecimiento de tomar algo, porque ello le proporcionaba unos preciososminutosasolasenlacocinaimprescindiblesparainventarseunaactitud.Aquelrostro carnoso de violento carmín juvenil enmarcado por el platino de unapeluqueríarecienteyaquelcuerporedondoemanabanunamaternalidadrabiosa.

Volvióconlainfusiónsinsabermuybiencuáldeberíaserelsiguientepaso.—Serámejorquetecuenteporquéhevenido—dijolamujer.Perfecto,esoledaríatiempoyherramientas.Mariosonriósinceramenteyse

dispusoadejarlahablar.—Tengo sesenta y siete años, eso lo primero, niño, para que te vayas

haciendoalaidea.Aunquenomepuedoquejar,otrasseconservanpeor,¿no?Mario respondió como cabía, acentuando su sonrisa, a la pregunta que

supuso retórica, porque, aunque lamujer lomiró con una cierta intención, nodetuvosudiscurso.

—Soy viuda desde hace dos años. Después de cuarenta y cuatro dematrimonio. Ya ves, me casé muy joven, y enseguida vino el primer hijo.Tuvimoscinco,yahoratengoyaochonietos…¡Pobres!,enestosmomentossecreenqueestoyenunbalneario,yaves,essuregalodeReyes…Enfin,aloqueíbamos: mi marido era contable, muy trabajador, y muy organizado…precisamenteesohahechoque teencontrara…bueno,a laagencia…peroesovienedespués.

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Lamujerhizounapausaparabeberunsorbito,produjounmohíndequeaúnquemabaycontinuó,volviendoadepositarlataza:

—Siempre he sido ama de casa.Ya ves, niño, en aquellos tiempos, y contantoshijos…Peronomeibamal,no.Yohablabaconlasamigas…Noesqueme quedara mucho tiempo libre, pero algún ratito para un café siempresacábamos,yatepuedesimaginar,despuésdedejaralosniñosenelcolegio,oporlastardes,cuandolosllevábamosunratoalparque.Porqueconmimaridoapenas si salíamos, trabajaba muchas horas, con tanta familia. Llevaba lacontabilidadde tresocuatroempresas.Y,pueseso,comparandocon lasotras,pues yo diría que era bastante feliz, que nuestromatrimonio no ibamal… siacaso,unpocoaburridoaveces…lamonotonía…perosupongoqueesolepasaatodoelmundo.

Ahorasíquebebiódelainfusiónconungestodeasentimiento.—Bueno,yendoalgrano,que tampoco tequieroaburrir:hacecosade tres

años…sí,enel11,queescuandosepublicó,ycuandomimaridotuvoelamagodeinfarto,peroesofuedespués,unaamigadeaquellas,porqueconalgunasnoshemosseguidoviendodesdeentonces,nosdijoqueestabaleyendounlibroqueacababa de salir, el de las sombras deGrey, niño, supongo que lo conoces, yempezóadecirquelotendríamosqueleertodas,quenosabíanosotras,peroqueellaseestabadandocuentadeloquesehabíaperdido.Noscontabaepisodios.Yoeraunadelasquedecíanqueaquelloeracosadenovelas,quelavidarealeralaquenosotrasconocíamos.Luegololeí,aunquesolofueraporprobar,porqueacabó convenciéndonos, y la verdad es que me hizo pensar. Pero a aquellasalturas…Y,bueno,lacuestiónesquealpocomimarido,comotehedichoantes,tuvoelprimerinfarto…unamago,dijeron…yelpobre…bueno,lodepobrelodejaremos estar, ya verás, a ver qué te parece a ti, niño. Pero bueno, que laverdadesqueseportóbien,hacíatodoloqueledijeronlosmédicos…aunquealañosiguientelerepitióelinfarto,quedeesosemurió.

HizounapausayMariosesintióobligadoaintervenir:—Tuvo que ser duro…después de tantos años dematrimonio, de vida en

común…Elcambiodeexpresióndelamujerfuepatente.—Ya, pero es que en los meses que pasaron entre el amago y el infarto

sucedióalgoquecambiólascosas.—¿Leapeteceotrainfusión?—preguntóMariomientrassepreparabaélun

vermú,viendoqueaquelloibapararato—¿Oalgomássólido?Ysinesperarrespuestapreparóunosplatosconaceitunas,galletitassaladasy

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frutossecos.—Gracias,nohacíafalta…¡Ynometratesdeusted!—Teescucho—dijoMarioarrellanándoseensusillón.—Bueno,niño,puessí,loquepasófuequemimarido,cuandoyavolvióa

casadespuésdelamago,pues,cómotediría,yoloveíacomocambiado,comomáspendientedemí,másatento…Yopenséqueeraporelsustoquesehabíallevado y procuraba también estar por él, que se distrajera, que se le fuera elmiedo.Alcabodeunassemanasseleveíamásrelajado,perobastantesvecesmedicuentadequemientrasyoestabahaciendo loque fuera, faenandoporcasa,pues seme quedabamirando fijo, sin decir nada; yo seguía a lomío, pero aveces me daba hasta un poco de angustia, niño, notaba que me miraba sinparar…hasta le pregunté un día almédico si eso era normal, no fueran a sersecuelas…me dijo que no, claro,…hasta cuando estábamos comiendo, que enocasiones levantaba la cabezay sequedabaasí, comoparadecirmealgo,peroluegolavolvíaabajaryseguíacomiendocomosinada.

Mientrashablaba,lamujernodejabadepicotear,cadavezmásansiosa.—Por las noches, en la cama, me costaba dormirme porque empezaba a

pensarenélmirándomedeaquellamaneracuandoyoestuvieradormida…¡quéquieresquetediga,niño,medabahastamiedo,laverdad…!Hastaqueundía,porfin,degolpe,alcabodetresocuatromeses,yoyaempezabaaestardelosnervios, pues habló:me dijo que el infarto le había hecho recapacitar, que sehabíadadocuentadequenosomosnada,quenuestromatrimonioeraunadelascosasmásvaliosas…sí, conesapalabra lodijo, “valiosas”…ensuvidayqueduranteeltiempoquenosquedara,porquenuncasesabía,queríaquefueraaúnmejor…Yolotranquilicé,leaseguréquenoteníaquejas,quehabíaestadobien.Pero él insistió en que había algo que no se podía callar ya más, que queríadecírmelo,parahacerborrónycuentanuevayqueestuviéramoslomásunidosposible el resto de nuestras vidas. Me dijo que ya veía yo que lo que iba aconfesarme no había influido en nuestro matrimonio, que en realidad para élhabía carecido de importancia, pero que no quería irse a la tumba con esesecreto,queyanoqueríaocultarmenadaparaquemedieracuentadequeyoeraloquemásleimportaba,apartedeloshijosylosnietos,claro…Yoloanimé,yaves,niño,ledijequedespuésdetantosañosnopodíaserunsecretotangrave…aunquelaverdadesquesemepusoelpinchazodelaespalda,ybienfuerteestavez,queyoesepinchazonolohabíatenidonuncahastahacíapoco,queyocreoqueeradelosnerviosqueteníaacumuladosdelosmesesanteriores…

Lasmanosdelamujernoparabandelosplatitosalabocaydelabocaalos

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platitos.Marionosabíasireponersucontenido,perooptópordejarlacontinuar.—…Bueno, pues la cosa es que entonces,muy serio, empezó a contarme

todoslosasuntosquehabíatenido…“asuntos”,asídijo,queyoalprincipiocreíquemeestabahablandodeltrabajoynoloentendía…ymelosempezóacontardeunoenunoycontododetalle.Yapuestos,decía,nose tratabadehacer lascosas a medias, no quería dejarse nada en el tintero… me los contaba queparecían uno de aquellos informes que él hacía de vez en cuando para lasempresas,quemuchasvecescuandolosteníaacabadosmelosleíaamíytodo,paravercómosonabanysiseentendían…queyosiempreledecíaquesí,quemuybien,aunqueyolamayorpartedelascosasquedecíannolasentendía,yélpor fuerza tenía que saberlo, perome los leía igual…Pues eso, en total erandieciséis“asuntos”,queloscontéluego…ymeestuvohablandodeellosdurantevariosdías…eso, loque tedigo, él eraasídeminucioso, con sus fechasy suduracióny todo,me lo explicó…Yyo empecé a acordarmedel libro…Amícadadíamepinchabamás laespalda,queme teníaquecallar,porquemedijoqueyoque lodejaraacabar,queasínosedespistabay lodecía todobien, sinerrores,queyaluegoalfinalyameescucharíatodoloqueyoquisieradecirle…yamímepinchabamásymáslaespalda,yacasimepinchabasinparar,hastaquedegolpedejódepincharme,así,niño,derepente,yloqueempecéasentirfueunarabia…,grande,notecreas,perotambiénsemepasó,ycuandoacabódecontármelotodoyoyanoqueríanihablar,semefueronlasganas,lomirabayloveíacomosifueraunacosa.

Mario,disculpándoseporlainterrupción,selevantópararellenarlosplatos,porque ya los dedos de la señora en su vaivén incesante solo trasegabanmiguitas.

—Yluegotodovolvióalanormalidad—continuóellaapenasMariovolvióa sentarse—, es un decir, porque mi marido se mostraba continuamenteentusiasmado con el éxito de nuestro matrimonio… y yo no le llevaba lacontraria,no,paraqué,peropordentromefuevolviendolarabia…elpinchazode la espalda nuncamás, ya ves… y,Diosme perdone, pero iba pensando eltiempoquemequedaríapordelantedematrimonio“feliz”conla“cosa”aquellaqueyoveíacuandoteníaamimaridodelante…Hastaqueseconvirtióenunaobsesión, una verdadera obsesión que me traía loca, niño, no te puedes niimaginar… y él tan satisfecho, empezó a empeñarse en que saliéramos más,hastadeviaje,yconamigos,quenosédedóndeselossacódepronto,ytodoerahablarlesdelasuertequehabíamostenido,dequenohaymalqueporbienno venga, de que nosotros… porque siempre hablaba en plural, ya ves, y yo

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callada, qué iba a hacer…habíamos sabido hacer de una derrota una victoria,que“quienadelantenomira,atrássequeda”,que“nuncaestardesiladichaesbuena”,“queaguapasadanomuevemolino”,que“dondemenossepiensasaltalaliebre”…Amíesodelosrefranesydemássiempremehaparecidounpocotonto,quenosésitehabrásfijadoenalgunos,comoesosde“AquienmadrugaDios le ayuda” y “No por mucho madrugar amanece más temprano”, queentonces,¿enquéquedamos?...,peroélysusamigosparecíancreeresodequesonlasabiduríapopular,yellosnoparabandedarlelarazónyleadmiraban…bueno, ”nos” admiraban… Y, a todo esto, no me preguntes por qué, yo meacordabacadavezmásdelascosasquehabíaleídoenel libroaquel,eldelassombras…

Laseñoracallódejandolamiradaprendidadealgoquesoloellaveía.Marioaprovechópararetirar losplatosdenuevovacíos, todosmenosuno,queacabódecompletarconunospocostaquitosdequeso,queeraloúnicoquelequedabaya.

—Enfin—continuólamujervolviendoamiraraMario—,quecuandomeviviuda,decidí…amímismamesuenararo,simeparoapensarlo,porqueentantosañosdematrimonionisemehabíapasadoporlacabezahacernadaconotro hombre… pero lo decidí, sí: me prometí que no memoriría sin haberloprobadoconunprofesional.Yelpobre,sinquerer,meayudó,yavescómosonlascosas,niño,quemirandotodossuspapelesparaverloquehabíaquetirar,meencontré en sus agendasotravez con todo loquemehabía contado…fechas,nombres, direcciones, teléfonos… hasta el de tu agencia, niño, que entoncesllaméparapreguntar…Yporeso,¡aquímetienes!Yyaestá.

Suspiró de arriba abajo, miró su relojito dorado de pulsera con pequeñosabalorioscolgantes:

—¡Yvámonosacomer!,quecontantohablarsemehaabiertoelapetito.

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Capítulo31

Rocíonocogíael teléfono.¿Quéestaríahaciendo? Insistióunayotravez.

Impaciente,miró la hora en el reloj de recepción: las dos ymedia. La señoraseguíaplácidamentesentadaenunsillóndelhall.Peronodebíahacerlaesperardemasiadotiempo.Probóconunwhatsapp,“Cogeelteléfono,porfavor”.

—¿Quépasa,Mario?Acabodevercuatrollamadasperdidas.Estaba…—¡Noesél,Rocío,acabadeentregarmeelsobre!Lavozsonabadesoladadeangustia.—¿Cómo?¿Quién…?—Elchico, Jimmy.Diceque lohaencontradoal empezar su turno,medio

escondido debajo delmostrador. Se ha disculpado.Dice que se debió de caeranochedelacajaalrecogerlascosas…¡Hemosmetidolapata!¡Estamoscomoalprincipio!

—Aver,primerotranquilízate.Nopuedeser…esmuyraro…¿Novesquenadiepasóarecogerloentodoeldía?Elsobrelotienestúahora,¿no?

—Sí,sí,peronosésitendríaquevolveradejarlo…—No, no lo hagas. Dime, ¿cómo está el sobre? ¿Está como cuando lo

dejaste?Quierodecir…sihaestadotodalanocheporelsuelo…—Bueno,estábastantesucio,claro,llenodepolvopegado.—Escucha,Mario, ahoramismonopuedohablarmás, hedejado amedias

unaconversaciónconelredactorjefe.Vamosahacerloqueteníamosprevisto.—Pero,¿ysipasanhoyarecogerlo?Nopuedoarriesgarmea…—Hazmecaso,Mario,quédatelo.Yprocuracalmarte.Seguimosconnuestro

plan.Porcierto,¿túnoteníasqueestarconlaseñora?—Latengoahísentadaenrecepción,esperando…Íbamosasalirparacomer

cuandomelohaentregado.—¿Yyalehasdicholodemañanaalmediodía?—No…ahoradurante lacomida:que tengounasuntoqueresolverconmi

hija.Creoquenohabráningúnproblemaporeselado.—¿No?—No…vamos,nocreo…Hemosestadohablandounpoco tambiénde los

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hijos…—¿Deloshijos?¡¿Habéisestadohablandodeloshijos?!—Sí… entre otras muchas cosas; si la vieras… no, seguro que lo puedo

arreglar.—Bien.Entonces,sinopodemoshablarantes,nosvemosmañanaa launa

menoscuartoentuapartamentocomohabíamosquedado.—Pero,realmente,¿túcreesque…?—Mario,deverdad,tengoquecolgar.Confíaenmí.Hastamañana.

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Capítulo32

4deenerode2014

Mariosedespertóy laperezadevera laseñora lehizopermanecer trasel

parapetodesuspárpadoscerrados.Nolaoíarespiraroremoversejuntoaél.Allíatrincherado, recordó que tenía que decirle aún lo del mediodía. Luego oyóajetreoenlacocina.Abriólosojoslojustoparallegarhastaladucha.Mientrassevestía,laoyócanturrear.Apesardelaansiedadquehabíavueltoadespertaralmismotiempoqueél,sonrióalaromadelcafé.

Sobre la mesa de la cocina no quedaba espacio vacío: la mayor parte deaquellascosasnohabíansalidodesdeluegodeningúnlugardesucocina.

Amedio desayuno la señora le comunicó su satisfacción y su voluntad deque siguiera con ella hasta el día siguiente, su tren salía hacia el final de lamañana. Mario procuró mostrarse encantado y aprovechó la coyuntura paranegociarlashorasdeaquelmediodía.Laseñoranocabíaensídecomprensión.“Loshijosson loprimero,cómono.Yameparecisteayerpreocupadodespuésdeaquellallamadaquehiciste,niño…hablabascontuhija,¿no?,nocreasquenomedicuenta”.

Dedoceacuatro,esofueloacordado.“Solo aconséjame un sitio para ir a comer y ya está”. Mario pensó en

acompañarlahastaalgúnbuenrestaurante,quémenos,desdedondepudieraaéldarle tiempodepasarporsucasayestarderegresoenelapartamentoparasucitaconRocío.Cogeríaelcoche.QueríacreerqueRocíollevabarazón,peronolas tenía todas consigo. ¿Y si habían pasado a por el sobre y, al noencontrarlo…?Lauranohabíadadoseñalesdevida,esoerabuenaseñal,peroerapreferibleverlaycomprobarquetodoseguíaenorden.

Sinnovedadesyconseisminutosderetrasollegóderegresoalapartamentopara encontrarse conRocío, quien lo esperaba ya en la puerta. Por sumiradapasó apenas un deje de recriminación por la tardanza. Entraron. Ella estabaimpaciente por ver el sobre.Lo observópor todos lados.Tuvoque reconocer,pero se guardómucho de decirlo en voz alta, que su aspecto cuadraba con laversióndelchico.“¿Nolohasabierto?”Lohizoella.Teníaquehaberalgo…Seresistíaacreerenlaveracidaddeaquellahistoria.Extrajolosbilletes.Loscontó.

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No se resignaba. Para darse tiempo, fue a sentarse en el sofá junto aMario,depositósobreydineroencimadelamesitasinpoderapartar lavistadeellos.Todoparecíaenorden,perotodotambiénensuinteriorseresistíaaaceptaresarealidad.Derepenteelcorazónlediounvuelco.MiróaMario:

—Estosbilletes…¿Dóndelostuvisteantesdemeterlosenelsobre?—En la cartera, acababade sacarlos del cajero.Ya sabes quenomegusta

tenerporaquímuchodinero.Ellaleacercólosbilletes:—Puesfíjatebienenellos…lasmarcas…Yocreoquehanestadodoblados.

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Capítulo33

Jimmycogiólacajadeherramientasysedirigióal221.Elapartamentode

Puigvert,queacababade llamarparadecirquehacíaunosdíasqueeldesagüedellavaboibamuylento.Lehabíapedidoquesubieraadesatascarlo,porfavor,queeraurgente,yaprácticamentenotragaba.

Jimmysubíarepitiéndosequeeraunrequerimientoqueentrabadentrodelohabitualensutrabajo;aunquealerta,unavezmás.Quéhartura.Pero,serioparasusadentros,¿quiénseestaballevandolapastaquesalíadetodasesasmujeres?,como la vieja de ahora, hacía falta estómago, qué pringao, mientras él sebeneficiabaalahija,bueno,selabeneficiabaamedias,esatambiénlohartabaavecesconsusremilgos,vayapar,¡losreyesdelaestrategia!¿Yquiénseestaballevandoelgatoalagua?

LeabriólapuertaPuigvert.Allíestabatambiénlamujerdelaotranoche,laquelehabíapedidoelsobre.Otrapija,seveíaalalegua,otralistillainútil.Fuehacia el cuarto de baño. Se sabía de memoria los apartamentos, todosprácticamente iguales. Pero lo detuvieron. Le dijeron que dejara la caja, queteníanquehablar.

Entonceslellamaronlaatencióndoscosas:una,eldineroextendidojuntoalsobre encima de la mesita; otra, esta fuera de toda lógica, la toalla sobre elrespaldodeunasilla,comopuestaa secar,una toallade rayasverdesyazulesbordeadas por una franjamás ancha de un azul aúnmás brillante, la divisiónentre lasrayasnoeracompletamentenítida, formabaunaespeciedezigzag, laimagen se le quedó grabada porque allí iban a parar una y otra vez sus ojos,comoauncamponeutralyevasorio,mientraselloshablaban,losdos,Puigvertapenasapoyandolafuerzadelamujer.Queselehabíaacabadoelchollo,queyanoslescabíaningunadudadequeelchantajeeraobrasuya,“Miralosbilletes,¿cómoexplicasquetenganmarcasdehaberestadodobladosyelsobreno?Noteníanesasmarcasalmeterlosenelsobre”.Élintentóaferrarseasuignorancia,se debatió por zafarse, mediante el desentendimiento, de la reconstrucción,bastante exacta, de sus propios actos.No le hacían ni caso, ni lo escuchaban.“Siemprepasanarecogerelsobreelmismodíadelaentrega.¡Quécasualidadqueestaveznolohayanhecho!,¿verdad?,nisiquieraaldíasiguiente,queera

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ayer;nialsiguiente,queeshoy,hadadonadieseñalesdevida…porquenolashandado,¿no?Claroque,comotúnosabesnadadetodoesto,puesnotehabráparecido extraño… ¿Quieres que esperemos? Cuando vengan a buscarlo nosavisas, dices que lo queremos entregar en mano… ¡¿Cuánto crees tú quetendríamosqueesperar?!¡¿Quieresquehagamoslaprueba?!”

Lamujer dijo ser abogada: podían arreglar aquello en buenos términos, élvería: se acababa el chantaje y todos salían ganando; eso sí, que no se leocurriera cumplir su amenaza, porque, igual que si persistía en negar suimplicación, ¿se daba cuenta de las consecuencias que tendría para él unadenuncia? Para él y para su familia, dijo. Qué hija de puta, se repetiría a símismomil vecesdespués. ¿Qué leparecería todo aquello a sumadre?Porquetodavía no llevaban en el país cinco años, todavía estaban con el permiso deresidenciatemporal,¿no?Esositeníanpapeles.¿Lostenían?

Cuandoélgritóquenoteníanpruebas,quenopodíantenerlasporqueélnosabíanidequéleestabanhablando,lamujerselerioalacara:“Esoesloquetúte crees. Tenemos la numeración de todos los billetes que se han entregado”,parecíadisfrutar,lamuydesgraciada,estotambiénselorepetiríamástarde.“Nocreoquetehayasgastadotodoeldinero.Seguroquetumadrenoponepegasaunregistrodetuhabitaciónparaencontrarlo”

Él peleó, se revolvía, enqué se iban a basar para denunciarlo, él nohabíahechonadamalo,nicometidoningúndelito,quésehabíancreído,nolesibanaadmitirunadenunciaasí,hechaacualquiera,sinmás…“¿Túcreesqueno,quelapolicía ibaa teneralgúnreparoenadmitirunadenunciapuestapornosotroscontra ti?’, y la mujer pronunció las palabras “nosotros” y “ti” comomarcándolas a fuego, cargada de desprecio la segunda. “Yo creo que lo quetenemosquehaceryamismoeshablar con sumadre, eso loprimero”, añadiódirigiéndose a Puigvert, y descolgó el teléfono: “Voy a ver si está aquí ahoratrabajando”.

—¡No!¡Déjenlaenpaz!—Vale—dijoRocíodevolviendoelreceptorasusoporte—.Parecequeaún

podemos entendernos.Nosotros la dejamos enpaz, pero túnos explicasquiénhablóconlahijadelSr.Puigvertparacontarleloquelecontó.¿Quiénmásestámetido en esto? ¡A lo mejor es alguien de tu familia! Mario —añadiódirigiéndose de nuevo a éste—, cada vez estoy más convencida de quedeberíamoshablaryaconlamadre,sinpérdidadetiempo…

—¡¡¡Queladejenenpaz!!!—Puesyasabes…

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—¿Ycómoestoyyosegurodequedeverdadnovanamolestarla,quevanadejarlatranquila?

Bienmirado,noibaapoderestarnuncaseguro…Pero,porsiacaso,yanoserqueloquepasarafueraqueteníamuchasganasderegresarasupaís,ellaensu lugar empezaría por intentar que a partir de aquel momento fuera el Sr.Puigvertquiensequedaradefinitivamentetranquilo.

—Admirotusangrefría—dijoMariounbuenratodespués.Jimmyacababa

de irse dandounportazo—. ¿Cómo se te ocurrió esode la numeraciónde losbilletes?...¡Gracias!Nuncapodréagradecertebastanteloquehashechopormí.

Miróelreloj.—Bueno—añadió—,todavíamequedaalgodetiempoantesdeirabuscara

laseñora.Mebajoalgimnasio.Lonecesito.—Desde luego. Te vendrá bien —le contestó Rocío sonriendo mientras

recogíasuscosas—.Pero,¿novasa llamarantesa tuhijaparacomunicarle labuenanueva?

—Prefierodecírselodepalabra.Aunquetengaqueesperarhastamañana.Esdemasiadoimportante.

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Capítulo34

Rubénloestabaesperandoenrecepción,impaciente.Habíaprometidoauna

inquilinasolucionarle,antesdeacabarsuturno,elproblemadeunaspuertasquechirriaban.

Solo entonces fue Jimmy consciente de que se había dejado la caja deherramientas en el apartamentodePuigvert.Ydesde luegonohabría quien lehicieravolverallípararecogerla.

Enaquelmomento,PuigvertyRocíosalierondelascensor.Jimmyselimitóamirarporelrabillodelojo.Sedespedían.EncuantolamujerseseparódeMarioy este se quedó solo, Rubén se apresuró a hablar con él y juntos volvieron atomarelascensor.

LamujerpasópordelantedeJimmyhacialapuertadesalida.Nosuposilomiró,élnolevantólavista.

Sedebatíaentreeldeseodequealgúninquilinorequirierasusservicios,deverseobligadoahaceralgo,yeldequeloignoraran,invisibilizarse,desaparecer.

VolvióRubén.Dejólacaja.Acababasuturno.“Alegraesacara,chico,sietehoras se pasan volando”, le dijo con sorna al despedirse.Con él había bajadoPuigvert,haciaelgimnasio.

Sietehoras,setenta,setecientas:lamismaeternidad.Cadavezquealguienentrabaosalía,lapuertacorrederatraíaunaráfagafría

queleincitabaaescapar.¿Cómolehabíatocadodenuevoperder?Seresistíaaresignarse.

ViocómoPuigvertsubíadelgimnasioyalpocovolvíaabajar,tanelegantecomo siempre, seguía con su vida, el muy cabrón, estaría satisfecho, con elmismo aire de suficiencia que tanto le desagradaba en él incluso antes de quetodoaquelloempezara.

Fijólavistaenelpequeñopilotonaranjadelacentralitatelefónicayelcolortiñótodoelvestíbulocuandoseparódeélsusojos,comosisurabialohubieraabsorbido.

Seishoras.Cinco.Y lovio regresar con lavieja, ella sí que saludó al entrar, él le sonreía, le

hablabainclinándosehaciaellacomosiensulugarllevaradelbrazoaunamiss,

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tanpavorealcomodecostumbre,aúnmássicabía.Cuatrohoras.Lecrecíalarabianaranja.Invadíalaimagendesuvidadeallíenadelante,el

páramodeconcesionesencadenadasquehabíacreídoconseguirenderezar.Aúnvolvieron a salir.Le llegaron retazos de las palabras de ella sobre un

restauranteconespectáculo.Aquelcabrónibaaseguirufanoentreaquellosqueganabansiempre,desterrándoloaélcomositodoellocorrespondieraaunordennatural,preestablecido.Yaveríamos.

Treshoras.Dos.Toda su desazón, su ira se iban abocando a su cita de aquella noche con

Laura.Aúncreíadisponerdeunabaza.¿Habríatenidoaquelmalparidoocasiónde explicarle a su hija cómo estaban las cosas? Tuvo que llamarla.Hablaron.Todoparecíanormal.Noserelajó.

Unahora.Media.Uncuarto,ysaldríaenbuscadeLaura.Amenosdiezloteníayatodorecogido.Impaciente,esperabaaquesumadre

aparecieraparacerrarysalirpitando.Yaestabaahí.Traíaenunamanolatoalladerayasverdesyazules.Lairale

acelerólasangreyledisparólaspalabras:—¿Quéhacesconeso?La madre, en su cansancio, pareció no percibir el tono, no reaccionó al

exabrupto:—Toma.Guárdalaenelcuartitodeobjetosperdidos.Alguienseladejóenel

vestuariodelgimnasio.Jimmylacogióconaprensiónylametiódecualquiermaneraenunodelos

armaritos.—Mañana a primera hora la llevaré.Ahora no tengo tiempo.He quedado.

Meesperan.—¿Cómo que has quedado? ¿Te has olvidado de que tenemos que ir a la

GranVíaacomprarlosregalosdeReyes?

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Capítulo35

Nochedel4al5deenerode2014

Lauracolgóel teléfono.EralatercerallamadadeJimmyenaqueldía,yla

únicaqueesperaba.Noacababadeentenderlo.Había sidoundía raro, todoél.También supadre sehabía comportadode

forma extraña. Se había presentado hacia el mediodía, empeñado en quecharlaranunrato,noveíaellabienporqué,habíavueltoamarcharsealcabodeuncuartodehora;lohabíavistonerviosísimo,yeufórico,sehabíadespedidodeellaconunabrazoyunasonrisaquelehabíanparecidocasihistéricos.Pero,silopensababien, ya llevabaunpar dedías raro, hacíadoso tres nocheshabíavueltoacasaextrañamentecontento,conunaespeciedeexcitacióncontenida…

Élseguíaconsuscitas,claro,ydesdeque todoelasuntohabíaquedadoaldescubierto, no habían vuelto a mencionarlo ninguno de los dos; su padrehablaba de los horarios en que podían coincidir en casa y ella escuchaba lainformacióncomosideuntrabajocualquierasetrataseycomosirealmenteleimportara. La situación actual tenía de bueno para ella que disfrutaba de unamayorautonomíaylibertaddemovimientos.Nosehabíadetenidodemasiadoapensarencómopodríasentirsesupadre,perointuyóenseguida,yeldevenirdelosdíaslodemostraba,queelyadébillazodelaautoridadsehabíaaflojadoaúnmássicabíaenarasdeunacómodaconvivencia,deunaintocable,quieta,frágil,delicadaatmósferadenormalidad.

Por eso le sorprendía su comportamiento de los últimos días. Quizá lasituaciónestabaempezandoasuperarlo.

Bueno.Estanochesupadretampocodormíaencasa.PodríaestarconJimmytodo el tiempo que le interesara. Suspiró con un gesto torcido. En algunosmomentos la agotaba aquella relación, un verdadero acoso si no fuera ella laprimera interesada en mantenerla. Nunca antes había cedido con ningún otrocomoconél,nuncajamásensuvidahubierapensadoenaccederaciertascosas.Con ninguno había llegado tan lejos, aunque no tanto como él parecía querer.Nadaparecíabastarle,selamentó.Y,loqueerapeor,noveíasignodealgunodeestarconsiguiendosuobjetivo.Ellahabíaprevisto,dándolopordescontado,que

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esetirayaflojaquesiemprepracticabaprodujeralosconsabidosresultados:unaentrega indefensa por parte del otro, un empeño feroz en demostrarle amor yconseguireldeellaporunaservidumbresinresquicios.QuizáconJimmyseleescapaban las señales.Eraotrahistoria, esta.Por eso sehabía adaptado,habíacedido,habíaseguidoporelcaminoqueélmarcaba…Aunquerealmentesuplanestabatardandodemasiadotiempoenmostrarseefectivo…¿Podíaserelsexolamateriadelarienda?Peronoestabadispuestaaacostarseconél,esoquenilosoñara. No estaría de más, empezaba a pensar, aguzar las antenas y de pasocaptar,queteníaquehaberla,algunaotraposibledebilidadrentable.

No sabía qué pensar. La primera llamada del chico aquella tarde le habíadado esperanzas: nunca antes la había llamado así, sin más, solo porque seacordabadeellaylaechabademenos,porlomenosesohabíadicho,queestabaimpaciente por que fueran las diez ymedia para volver a verla. Pero luego lahabíavueltoallamar,cuandoestabayaarregladayapuntodesalirdecasa,paraposponer la cita hasta las once y media, o las doce, ya la volvería a llamarcuandohubierancompradolosregalosdeReyes…¡LosregalosdeReyes!¡Vayaexcusa! Pero, ¿qué otra cosa podía retrasarlo tanto? ¿Se estaría cansando? Leprodujo un escalofrío el haber sido capaz de pensarlo.No. Lo creyó. Era unaexcusademasiadoraracomoparanoserverdad.

Apagó la televisión, que había estado emitiendo a lo tonto mientras ellapensabaenotrascosas.

Semiró,antesdesalir,enelespejodecuerpoenterodelvestíbuloysonrió,recuperadayadenuevoporcompletotodasuconfianza.

Entonceslasobresaltóeltimbredelapuerta.

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Capítulo36

EnlaGranVíaseibanapagandopaulatinamentelasvocesdelosvillancicos,

elbrillodelaslucesmulticolores.Lospuestosderegalosnavideñosyjuguetesibanadoptandosuairenocturnodegrandescajasgrises,mudaseindiferentes.

Jimmy y su madre aún pudieron acercarse a las más trasnochadoras, queremoloneabanaquíyalláconcentrandoalosúltimoscompradores.

Tuvieronsuerte,ypocodespuésdelasonceyasedirigíanalmetrocargadosde paquetes. La madre olvidaba su cansancio, feliz por haber encontrado tanprontolosregalosquebuscaban.

Jimmy contaba sin parar las estaciones. Su impaciencia parecía detener eltiempoyalargareltrayecto.

Luegoacompañóalamadrehastalacasa,parasubirlelospaquetes,laayudóa guardarlos y telefoneó a Laura. La citó a las doce y media en el cruce deLlobregósconlaRambladelCarmelo,demodoqueaélledieratiempodehacerloqueteníaprevisto.Alvestíbulo,apuntodeirse,lellególavozpreocupadadesumadrequeleinstabaacomeralgoantesdemarcharse.Volviósobresuspasosparadarleunbesoquelatranquilizara.

CercayadecasadeLaura,moderóelpaso.Seveíaluzenelinterior.Llegabaatiempo.

Llamó al timbre.Vio oscurecerse lamirilla unos segundos antes de que lachicaleabrieralapuerta.Compusoensurostrounasonrisaqueborraraelgestodesorpresamolestaeneldeella.

—Como es tan tarde, he preferido venir a buscarte—dijo—. Y con esaspalabrasintentócolarseenelinterior.

—Puesyaestoypreparada,podemosirnos—respondióLaura.—¿Nome das ni un beso?—preguntó Jimmymientras con una caricia le

apartabaelpelodelacara—Nohayprisa,¿verdad?Tengocuriosidadporvertucasa.

Ella no acababa de franquearle el paso. Él se acercómás a ella y le dijocuántasveceshabíaintentadoimaginársela,pensandoenellaallí,ensusgestoscotidianos…

Laura cedió a la presión delmuchacho, que ya era física, le dejó entrar y

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cerrólapuerta,contralaquesevioenseguidaempujadasuaveperofirmemente.—¿Noqueríasverlacasa?—dijointentandozafarsecondelicadeza.—Tenemostiempodesobra—lerecordóJimmyantesdebesarla.—Hayalgoen lapuertaque semeestáclavandoen laespalda—sequejó

Lauraensusurros,mientrasintentabaapartarloconunpocomásdedecisión—.Además,estáfría.Ven,queteenseñolacasaynosvamos.

Elchico,conunamueca infantilderendición, lasiguióenel recorridoporlos diferentes espacios. Se detenía, hacía observaciones, la retardaba concontactos apremiantes. Ella empezaba a preguntarse si había sido buena ideahaberlepermitidoentrar.

Jimmypercibiósutensión.—Estoesmuygrande.Invítameaunacopa,luegoseguimos—lepropuso.—¿Nosenosharádemasiadotardeparasalir?—objetóLaura.—Nadie nos obliga a salir, también podemos quedarnos aquí—respondió

Jimmysinpensar.Inmediatamente se arrepintió de sus palabras, pues la chica se volvió

bruscamentehaciaél,puraextrañezaensucara.—Era una broma —se apresuró a añadir—. Perdona, por favor, no te

enfades.Enelfondoledabaigual,porquelaintenciónquelehabíallevadohastaallí,

lejos de debilitarse, le urgía cada vez más acuciantemente, reavivada por lavisiónde los relucientesmuebles caros,de losmullidos sillonesy sofás,de lacocina de diseño con abundantes superficies de mármol y equipada conelectrodomésticoscuyousoexactoaélseleescapaba,delapiscina:todoellolaconstataciónfehacientedeladiferencia,deunestilodevidacuyodisfruteaélya su familia les seguiría estando vedado. “Aún me queda una baza”, habíapasadooscuramenteporsucabezaaquellatardealpensarenLaura,ydegolpeselehacíaclaroelsentidodeaquelpensamientoaparentementeabsurdo.Podríano tratarse de justicia, pero tampoco se trataba de venganza: era más bien elintentoderetenerunapartealmenosdealgoquenosesarrebatadodelasmanoscuandolodábamospornuestrosegurosdehabérnosloganadoapulso;algoquenoseradebidoyqueelincumplimientoprepotenteeimpunedeunapromesanosescamoteara.Peronoleconveníaqueseasustaraniqueestuvieraaladefensiva,demodo que se apartó de ella, se dirigió al salón y rectificó con una sonrisatraviesaarrellanándoseenelsofá:

—¡Venga!,siteparecebiennostomamosesacopaynosvamos.Lauraempezóapensarquequizáporfinsehabíaproducidolasituaciónque

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había estado esperando. Recordó sus palabras de la tarde por teléfono. Y esasuavidad de ahora, esa docilidad, esa atención a sus mínimas reacciones, esebuscarsuagradocediéndolelainiciativa,laimpulsaronaemprenderunaderrotaimprovisada,aprobarsuefectividad:altiempoquepreparabalasbebidas,ledijomedioriéndose:

—Pues he estado a punto de cancelar nuestra cita cuandome has llamadocon la historia de los juguetes. Bueno, de cancelarla y de sustituirla por otra,porqueCarlosmehabíallamadoparasalir.

Jimmylesiguióeljuego:—¿Tanpoco te importo,quehubierascanceladonuestracitapara salircon

unsimpleamigo?—Unamigo;desimple,nada,ynuncasesabe…—¿Deverdadnosesabe?—lepreguntóJimmymirándolacontodoelarrobo

delquepudohaceracopio.Estabadisfrutandocomonosepodíahaberimaginadodeaquelaplazamiento

de la acometidadefinitiva.Seesforzóen laspalabrasyenel sentimientoparadecirlequecomprendía,teníaellarazón,querespetabaasusamigosysumundo,queél estabamuy lejosdepoderofrecerle loqueellos,peroquehabía creídoquehabíancreadoentre losdosalgodiferenteyespecial,queno renunciabaahacerselailusión…Yahísedetuvo:

—¡Porlonuestro!—añadióacercandosucopaaladeella.Lauracompusoundeliciosomohíndemalqueridaymurmuró:—Avecesnosémuybienquéesrealmente“lonuestro”.Jimmyrespondiótomándolelamano:—¿Lodudas?—dijoasustándosecasidesupropiasangrefría,satisfechoen

lomásprofundo.Ellalesorprendióconunlugarcomún,impropiodeella,pensóJimmy:—Sí, lo dudo. A veces me parece que eres como la mayoría, que solo

buscas…—Tebuscoati—lainterrumpióél,ylacrudaverdaddelafrase,consueloo

desafío,loabrumóyparecióenrarecerelaire.—Puesnosésihaselegidoelmejorcaminoparaencontrarme.—¿Quéquieresdecir?—¿Deverasnoloentiendes?¡Notehagaseltonto!¿Túcreesqueyosoyyo

deltodoenestasituación?—Ya —dijo él como dándose cuenta de pronto de algo que hubiese

realmenteolvidado,quehubieracarecidodeimportancia.

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Leconveníaseguirelcaminoqueellaleabría:—Ven.Venaquí.Lauralehizocaso.—Puedoentendercómo tesientes—continuóJimmy tomándole lasmanos

—.Perotúyyopodemosestarporencimadetodoesto.Novacontigo.—¿Cómoquenovaconmigo?¿Metomaselpelo?—Novacontra ti.Túestása salvo,puedesestar segura. ¿Túcreesqueyo

querríahacertedaño?Túsabesloqueyosientoporti.—Palabras.Nomelodemuestras.—Noloquieresverporquedesconfías.—¿Desconfío?Metenéiscomorehén.Simipadrenopudieraonoquisiera

pagaros,mehundiríaislavidasinproblemas.—¿Mecreescapaz?Túmismaledijisteamihermanaquenotienesporqué

pagarlasculpasdetupadre.Essolounaamenaza.Laurasesentíaenelbuencamino,cadavezmássegura—¡Solounaamenaza!Nadiequemequisieraharíaalgoasí.—Tienesquecreerme.Estodurarásolountiempo.—¿Cuánto?¿Losabestúmismo?—Nomucho,telojuro.Espormimadre,pormifamilia.Luegoharéloque

túmepidas.—Luegoquizáseademasiadotarde.—Deacuerdo.Dameunplazo.—¿Ycómoséqueluegovasacumplirloqueestásdiciendo,quenadievaa

enterarsede…?—Siguesdesconfiando.Tambiényopodríahacerlo.¿Porquésalesconmigo?

¿Soloparaconvencermedequetodoestoseacabe?JimmyhabíaarriesgadoydehecholarespuestadeLaurasedemoró:—No,Jimmy,yono…Habíalágrimasensusojos.“Cocodrilo,cocodrilo…”pensóJimmy,“…notevaaservirdenada”.Pero

dijo,abrazándola:—Tranquila. Ya está. Perdóname. Ni yo mismome creo lo que acabo de

decir, lo quepasa es que a veces lo hepensadoy tengomuchomiedodequepudieraserverdad.

Lauraconsiguiócontrolarelsobresaltoyesbozarungestoofendido:—¿Deverdadhascreídoque…?—Nomehagascaso.Va.Ponmeunplazo.Todolocortoquequieras.

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—Todolocortoquequisiera,seríadeya.—Deacuerdo.Perodametiempoparahablarconmihermana,parahacerle

verlascosas.—¿Quieresdecirquea lomejorellaseopondría,porquecreeríaque luego

noseguiríamossiendoamigossuyossi…?—Quizá.Nolosé.—Puesentoncesenrealidadestonodependesolodeti.—Yolaconvenceré.Siempremehahechocaso.Noserádifícilhacerlever

quelascosaspuedensermejorparatodosdefinitivamente.—Esoespero.Jimmycogiólascopasolvidadassobrelamesita.LeacercólasuyaaLaura.—Sehabrácalentadoya—dijoella.—Nolovamosatirar.¡Brindemos!Vacíaslascopas,Lauraconsultólahora:—Sihemosdesalir…—dijo.—Acuérdatedequenohasacabadodeenseñarmelacasa.—Vale,perorápido.—Es viernes, estará todo abierto hasta tarde. Aunque —tanteó Jimmy

mientrasya la seguíahaciaelpiso superior—, tienes razón,novayaa serquevuelvatupadreymeencuentreaquícontigo,noséquéibaapensar.

—No.Poreselado,tranquilo.Novaadormiraquíestanoche.Ellaacabódeenseñarleloquefaltaba.Otroestudio.Elcuartodelaplancha.

Supropiodormitorio.—Esamuñeca…—Tegusta,¿eh?—Mihermanatieneunamuyparecida.—Pero seguro que no es igual, esta tiene casi cien años. Era ya de mi

bisabuela.Tienetodoelcuerpodeporcelana,nocomolasquehacenahora,quesondetrapoyquetienendeporcelanalacaraylasmanos.

—¿Deverdad?¿Medejasverla?Cuando ya Laura se disponía a empezar a bajar las escaleras, Jimmy la

retuvo.Ellanoopusoresistenciahastaqueelchicocomenzóahacerlaretrocederhastalapuertadesuhabitaciónydijo:

—Ahora que ya hemos llegado a un acuerdo, ¿no crees que podríamoscelebrarlo?

—Novuelvasalasandadas.Vámonos—respondióella,intentandoenvanoescabullirse con una risa que se hizo añicos contra la expresión de la cara de

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Jimmyyeltonodesurespuesta:—No.Nonosvamos.

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Capítulo37

5deenerode2014-15,15h.

Nopodíaencontrarladichosatoalla.Igualselahabíadejadoenelgimnasio

latardeanterior.Noeradeextrañar.Marioseguíasintiéndoseexultante,liberadoyvencedorauntiempo,peroleeraimposiblecentrarse,asumirquetodoestabaya por fin solucionado y calmarse, reencontrar su equilibrio y disfrutar en elconvencimientodequevolvíaaserélquiencontrolabasupropiavida.Yesonosucedería hasta haber hablado con Laura, haberle comunicado la noticia,haberse,dealgunamanera,reconciliadoconella.

Sevio sonreír en el reflejo del cristal de unaventana.Fue amirarse en elespejo del dormitorio. No podía dejar de sonreír. Se dedicó a sí mismo unascuantasmuecasentreburlonasyadmirativas,de triunfo.Se rioalpensaren laseñora,alaquehabíadejadoenlaestación,confundidaaúnporsuentusiasmo:

—Niño, no sabes lo queme alegro de que tú hayas estado también tan agusto conmigo—lehabía dicho al despedirse—.Yme alegro tambiéndequehayassolucionadoelproblemacontuhija,quelonotéenseguida,quesetehavistoluegomuchomáscontento.

LuegohabíacomidoconRocío,paraempezaracelebrareléxito,aunquelaverdaderacelebraciónvendríadespués,cuandosereunieraconLauraypudieracontárselo.

—¿Hasvueltoaveralchico?—lehabíapreguntadoaquella.—No, no debía de haber empezado aún su turno cuando he salido con la

señora.Niganas.Habíaqueridovolveraúnalapartamentopararecogeralgunascosas.Teníala

intencióndepasarelrestodelasvacacionesdeNavidadconLaura.Dejódebuscarlatoallayselepasóporlacabezalaideadeprescindirdel

gimnasioysaliryaparacasa.Estabadeverdadimpacienteporverasuhija.Sedeleitabaanticipandosu reacción, sualegría segura, la recuperaciónparaéldeotramirada;deotracualquiera,peroanterior.

No.Antesnecesitababajar,desprenderseenelejercicio,porelsudor,desusdemonios; expulsar de símismo la parte que se había podrido en su interior;hastaelrastrodelapobreseñora,quenohabíatenidolaculpademalinterpretar

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el excitado entusiasmo que a él se le escapaba, rastro que también tenía quedesaparecercontodolodemástragadoporelsumiderodeladucha.

Sequedócomonuevo.Antesdesalirdelgimnasio,preguntóporlatoallaextraviada.Lachicadela

oficina fue con él hasta el cuartito donde se guardaban los objetos perdidos.Abrióelcontenedordeplásticoquehabíaenunrincón.

—Aquílotenemostodo—dijo.Mariovioenseguidasutoalla.Fueacogerla:—Estaes.Gracias.Algoimprevistocongelóelgestodesumanoalasirlatoalla.Untactoduro.—Pero…—deshizoelenvoltorio—¿Yesto?Lachicatomóensusmanosloqueacababadeaparecer.—¡Québonita!—exclamó.Marioapenaslamiró,distraídamente:—Noséquiénlahabráenvueltoenmitoalla—dijo.—¡Quélástima!Lachicaacariciaba lamuñeca, le retirabaelpelode lacara.Lasyemasde

sus dedos se habían detenido en uno de los hombros, en las mejillas,descascarillados.

Eraunamuñecadeporcelana.Desnuda.

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Capítulo38

5deenerode2014-13h.

Ladespertó el frío.La constatacióndehabersedormidono suscitó en ella

ningunasensación,aúnmenosunpensamiento.Algoindistintolaempujóalevantarseybajarlapersiana.Eldía,consuluz,

quedó así confinado al exterior. En la penumbra, regresó a la cama ymecánicamentelevantóeledredónparaacostarseahorabajoél,peroundestellodememoriacambióelrumbodesugestoyloretiróbruscamentedelacama,lolanzóalsuelo.

Sihubierasidocapazdedesearalgo,quizásehubieraacercadohastaelbañopara ducharse, o hubiera cambiado por un camisón limpio los restos de lasprendasdecallequeaúnvestía,osehubieradetenidoaobservarensucuerpoanteelespejolasfuentesdeldolor.

Peroselimitóarepetir,sobrelasábana,lamismaposición.Areplegarseenelvacío.