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1 LA MUERTE DEL FÉNIX SERGIO BRAVO LOYOLA Isidora Cartonera

La muerte del fénix

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Primer poemario de Sergio Bravo Loyola. Publicado en conjunto por Isidora Cartonera y Multicancha ediciones. Con prólogo del escritor, dramaturgo y profesor universitario Federico Zurita.

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LA MUERTE

DEL FÉNIX SERGIO BRAVO LOYOLA

Isidora Cartonera

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“LA MUERTE DEL FÉNIX” Sergio Bravo Loyola Co-producción Isidora Cartonera & Multicancha ediciones 2013 Edición a cargo de Ignacio Cuevas Olivares y Valery Rodríguez Diseño de portada por Fco. To+ Impreso en Santiago de Chile por Editorial Isidora Cartonera & Multicancha 2013 Segunda Edición Contacto autor: www.isidoracartonera.tk Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons

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Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor

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A la Laly, a mi Nanita Delia y a la Amandita.

Mis tres marías.

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PRÓLOGO

Voy a hablar de Sergio Bravo Loyola, poeta, autor de La muerte del Fénix, como si hablara de un personaje de ficción, para poder arrogarme la omnisciencia necesaria que me permita completar lo que no sé. Imaginemos, entonces a este Sergio. Alto, moreno, despeinado, siempre de buen ánimo. Fijo que le iban a decir “el negro”, aunque habría sido más original que le dijeran “el rucio”. Sí, habría tenido más que ver con una actitud rockera desafiante; digo, por lo disonante de la relación de la palabra (rucio) y el objeto referido por ésta (nuestro personaje Sergio). Claro, desafiante como el rock de antes, no el de ahora, que es para niños. ¿Acaso no es esa disonancia entre palabra y referente, ese desafío, lo que busca la poesía?, porque ustedes sabrán que aunque la vida de la literatura no es como la vida del rock and roll, a veces se le parece. Y entonces, ahí está Sergio, llegando a la universidad, listo para que le pongan su nombre de batalla. ¿Y qué tiene que ver esa actitud de rockero antiguo y la búsqueda de un nombre de batalla con La muerte del Fénix? Ya voy a llegar a eso.

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Yo, el narrador omnisciente de este relato, conocí a Sergio en marzo en una sala de clases. Desde la primera clase se sentó al final de la sala, como quien se revela en frente una eventual autoridad que se para delante a dar cátedra y a poner notitas, para, al final de semestre, sacar promedios. Qué se cree éste, debe haber pensado Sergio y todos los que se sentaban atrás con él. Y yo creo que esa actitud puede ser una forma de lucha. Yo la valoro. Todo esto, algo va a tener con la La muerte del Fénix, pero no se impacienten. Pero esa no es la única lucha que Sergio ha dado. Después de dar la PSU, Sergio le dijo a sus amigos que iba a estudiar literatura, y claro, lo webearon, qué otra cosa podría haber ocurrido. Eso es para mariconcitos, le dijeron. Pero Sergio no hizo caso, porque a estas horas de la locura todos sabemos que mariconcito, por mucho que uno no lo sea, no puede ser entendido como una ofensa, y finalmente porque en los carretes, Sergio se ubica como si estuviera en una sala de clases y quisiera sentarse atrás. Eso, posiblemente, también es una forma de lucha. Alguien podría pensar entonces que Sergio habría preferido sentarse adelante, y no atrás, en la verdadera sala de clases. Pero el que no

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haya sido así, no significa que Sergio esté cayendo en una contradicción. La muerte del Fénix nos va a explicar por qué todo esto se configura, en éste, mi relato, un personaje ficticio llamado Sergio que es, a fin de cuentas, un todo coherente. La muerte del Fénix a ratos tiene ripio. Leo un verso, luego otro y otro más y en seguida otro, y siento que faltó uno más entre el tercero y el cuarto: “Que vuela como el viento/ Que el paraíso terrenal/ Que la hermosura de la vida/ ¡PATRAÑAS!”. Pero qué me importe que falte un verso si ahí reside la irreverencia y la melancolía a la vez. Estoy hablando del poema Los colores irreales: mundo de cartón. Aquí mismo nos devela que “los pájaros no siempre/ son de colores/ salga a la calle/ mire, observe” para finalmente desafiarnos con un “¡A actuar!/ si quiere que su mundito/ de fábula de niños/ se haga realidad/ si es que lo desea”. Pero no faltará quien vea una contradicción mayor y hasta imperdonable en este que dice no saber nada de poesía pero que estudia literatura y quiere ingresar al mundo académico. Como todos, respondo yo, hablamos en un lugar y en un momento. Las ideas expuestas por La muerte del

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Fénix se enuncian en medio de un tiempo y un lugar, es lo que Sergio Bravo Loyola quiere decir hoy, aquí, en una universidad con enfoque humanista, en la que se sienta en los asientos de atrás y en la que tiene un nombre de batalla. Esto significa que cuando sepa qué es un oxímoron y una metonimia, cuando sepa reconocer un soneto, repito, va a sentir orgullo de habernos entregado esto hoy y en este lugar. Después de todo, este gesto irónico robustecido en los ripios de quien dice no saber de poesía, se nutre, en las páginas que avanzar, de múltiples genialidades que remecen al lector. En A un amigo el hablante dice “¿Qué sería de/ Mí sin ti?”. De estos dos versos me interesa el segundo: “Mí sin ti”. Pese a esa hipotética separación del hablante y del amigo, ésta se expresa en un pequeño verso que, aunque denotativamente anuncia una distancia insalvable entre ambos, en su brevedad ese “sin” que separa al “Mi” y al “ti” en realidad los une. Vuelvan a escucharlo: “¿Qué sería de/ Mí sin ti?”. La hipotética distancia insalvable en realidad constituye una unidad indisoluble. Esto es belleza, esto es rebeldía, es lucha. Esa belleza se robustece en una necesidad de que el luchador que habla en estos poemas, el

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hablante lírico, nos presente ese lazo filial de su batallón: el amigo, la mujer, la escritura pero también el padre-taxista-obrero-guerrero del poema A mi papá. Este me recuerda el poema Carbón de Gonzalo Rojas, en el que el padre del hablante se convierte en una representación de todos los mineros. Así, el padre en el poema de Sergio se convierte en una representación de todos los padres guerreros. Si el Sergio que estas páginas han ficcionado (el Sergio que constituye el autor implícito de este poemario) no es un guerrero, yo no sé qué es. Sólo puedo decir como confesión final que el nombre de guerra de este rockero a la antigua no es “el negro” ni “el rucio”. Es sin demorarnos, Sergio Bravo Loyola, poeta, autor de la La muerte del Fénix, luchador.

Por Federico Zurita Hecht Noviembre 2012.

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CONFESIÓN Me quiero confesar Delante de todo aquel Que lea esto. Quiero decir mi gran verdad: No sé nada de poesía. Sólo la leo, sólo la disfruto, A veces la entiendo Pero no sé nada de poesía. Sé quién es Neruda, Mistral, Huidobro. Cortázar, Parra Y Borges. Pero no sé nada de poesía. No puedo distinguir un soneto, No sé hacer sextinas Y mis metáforas son tan simples Como la muerte misma. Leo hace un buen rato, Es cierto. Pero aún no sé distinguir nada ¿Qué escribe Bertoni o De Rokha?

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Poemas, responderé yo Pero no sé cuál. ¿Oxímoron? ¿Sinestesia? ¿Metonimia? No sé. Nada sé. Aún no logro distinguir Entre un poema y un antipoema. No sé nada, insisto. Es por esta razón Que me lanzo al pozo de la poesía, Sabiendo que la mía es paupérrima Y que ni siquiera rima. Me entrego por completo Al simple placer de escribir, Leer e imaginar. Muchas gracias a todos Por la atención, Pasen adelante.

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A MI PAPÁ Antaño, Viejo, Los guerreros luchaban Con armaduras y espadas. Derramaban sangre Y peleaban por su tierra. El mundo ha cambiado Y permíteme ser Lo suficientemente irresponsable Para cambiar el sinónimo De la palabra guerrero, Papá: ¡Guerrero = Obrero! Sí, creo que en este contexto Es lo más ad hoc. Tú, trabajado dedicado Día tras día luchas para traer el pan. Tu armadura Es un auto cuyo dueño Casi ni conoces.

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La sangre, el sudor de cada recorrido Bajo un sol imponente O una lluvia abrumadora. Y tu tierra, el hogar donde nacen Y duermen tus descendientes. Valiente y gallardo como los de antaño, Entregado y sacrificado como los de hoy. Un beso y gracias por todo.

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A UN AMIGO ¿Qué sería de Mí sin ti? Posiblemente Nada de lo que soy. Soy un castillo De esos antiguos, Pero con un pilar Que casi ni se ve. Que casi ni se ve Pero ahí está ¡Siempre!... ¿Cuántos terremotos? ¡Muchos! Pero sigo firme, De pie, Gracias a ti. Nunca hemos caído En la parafernalia De las amistades de hoy

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Gritándole a Los cuatro vientos Y a los siete mares Cuánto nos queremos. Pero nos queremos Y aunque tenemos Hermanos de sangre Nos adoptamos. Bandos opuestos Hasta el principio, Corazones unidos Hasta el final. “En la simpleza De nuestro actuar Se forja lo grande De nuestra amistad” Eso me escribiste Para mis dieciocho. Hoy que no te tengo tan cerca Asumo con nostalgia Que así sea.

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Hay pocos como tú En el mundo Hay muchos como yo En el país. Yo, ser tan despreciable, Fui premiado Con uno como tú, Hermano. Ya son ocho años ¡Cómo pasa el tiempo! Y a lo mejor No nos vemos en ocho Años más, Pero sé que hay Fuego en cada abrazo Y que nos avivará Hasta el abrazo final.

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A QUIEN LE QUEDE EL PONCHO… (A DON NICANOR PARRA) Hoy es ingrato el oficio de escribir Jugar con las comas y quién sabe qué más Usted es uno a los que maldigo Tanto que ha escrito y tan poco que deja. Sólo me queda, maestro, una cosa: Ir recogiendo las sobras Que ha olvidado en el camino. Mis cuadernos de a poquito Se han llenado de parranderías Y no queda más Que intentar hacerlo lo mejor posible. Aunque a veces no quiera, Comparto su vicio: ese de la hoja en blanco. El más irreverente tenía que ser, El que regó la flor de la realidad Y podó al tonto solemne Y colocó esa montaña rusa En ese mundo frío y poco popular

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De la poesía de antaño. Sin Usted aún estaríamos En la galaxia banal De la metáfora intelectualoide. En vida ya es inmortal Y tan real como cualquiera, Yo me postro a la diestra Del antipoeta Con un buen vaso de vino tinto Y un arrollado bien chillanejo. PD: ¿Se querellará en mi contra Por este homenaje Tan inmerecidamente ganado?

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A UNA MUJER No le digo mujer porque lo sea No le digo mujer porque sea una hija de Eva No le digo mujer por sus caderas perfectas No le digo mujer por su hermosura No le digo mujer… …Le digo mi mujer Le digo mi mujer porque novia le quedó chico Le digo mi mujer porque compañera le está

apretando Le digo mi mujer aunque no lleva anillo Le digo mi mujer aunque jamás ha vestido de blanco Le digo mi mujer, simplemente, porque lo es.

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ECUACIÓN: RABIA Y ALCOHOL Me atrapa un silencio más tenaz Que el del mar y la montaña. Me atrapa, me hace dudar: ¿Cuánto confié en ustedes? Miles Millones Docenas ¿Cuánto confiaron en mí? Docenas Decenas Tres cuartos La familia como tal termina, Tarde o temprano iba a terminar. Comadre, ¡el niño ya creció! Compadre, ¡su hija ya es mamá! Me atrapa un silencio más tenaz Que el del mar y la montaña. Hermanos, ¡JA! ¡JA? ¿JA? ¿Cuántos hermanos tuve? Pocos, ficticios. Aún no los conozco:

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Violeta (única mujer), Nicanor, Víctor, Manuel Jamás juraron fidelidad Pero siempre estuvieron En la música En los libros No como muchos, Decidí seguir, A tu lado, sólo seguir. Muchos brindaron sueños: ¡Se los agradezco! Muchos brindaron un techo: ¡Se los agradezco! Muchos brindaron con una copa de vino: ¡Amén! Pero no brindaron condicionalidad (O incondicionalidad) Amor del bueno (O del malo) Y por supuesto: FIDELIDAD EXCLUSIVA. Agradezco más que a nada

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A sus progenitores De ustedes, mis orgullosos hermanos Seres sagaces Humildes Nobles Pero en conflicto Son capaces de dejar a un hermano solo, Yo no sé Ya no sé. ¡Me atrapa un silencio más, Mucho más, tenaz Que el del mar y la montaña! ¿Qué pasó? Nada, eso pasó. Fin C’est fini The end MMXII fin del mundo.

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QUISIERA Quisiera partir Ordenando ideas y sentimientos, Encontrar palabras exactas. ¿De qué sirve decir: Jeroglífico, obstetricia o empresa Si nada tienen que ver con el tema? Quisiera saber la respuesta Pero hay un problema: No sé cuál es el problema. El árbol tiene muchas ramas Para aferrarse ¿Cuál será la correcta? Reitero: ¡No sé cuál es el problema! Quisiera saber, no meter la pata, Quisiera no querer tanto, Sólo quiero una respuesta.

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YO SOY EL CULPABLE Dama, varón, Hoy hay libre albedrío Para cometer pecado cualquiera, Para subir y bajar a garabatos a cualquiera, A no estudiar si al joven se le apetece. Hoy yo soy el culpable… Yo soy el culpable De los cuarenta grados a la sombra Del problema de la educación, De la salud y de la pobreza. De que llores, de que no haya pan Y de que no se respeten a los indígenas. Hoy yo soy el culpable… Yo soy el culpable De la drogadicción, de la delincuencia Y de que ningún gobierno haga algo. De que no te dejen salir cuando quieras. De joderte la vida y no hacer nada al respecto: Lo asumo, el culpable soy yo.

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Hoy yo soy el culpable… De que no quieras pensar, Comer ni bailar, De que tu risa y tu sangre Se estén secando. Hoy yo soy el culpable… Alguien tenía que hacerse responsable Dios ya tiene muchos Problemas con Satanás Como para que lo culpemos de todo Bueno, de eso También soy el culpable.

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SILENCIO ESCRITO Cuando se calla todo El mar me habla ¡No! ¡Sí! Ping-pong del infierno O del cielo o de la tierra. Purgatorio es la palabra. Estas decisiones que tomo Para hacerme el rudo O el fuerte o el malo. El resultado es destruirme, Me declaro masoquista De poca monta. Tomo malas decisiones ¡No! ¡Sí! ¿Sí qué? Más guerras ¿No qué? Menos estupideces. El mar se calla Y todo hace ruido Las micros, el hervidor de agua, El sonido del viento cuando no me hablas.

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Ay, silencio escrito Ay, malditas palabras ¿Por qué? ¿Por qué no las puedo controlar?

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LOS COLORES IRREALES, MUNDO DE CARTÓN Que vuela como el viento Que el paraíso terrenal Que la hermosura de la vida ¡Patrañas! Esas son utopías Sueños burdos Señoras y señores He aquí la realidad Los pájaros no siempre Son de colores. Salga a la calle Mire, observe: Grises, sí, grises El paraíso acá no existe Satanás al mando como antaño Colores… ¡já! Puras fotitos Que inventan un mundo de cartón Fotos que hacen olvidar

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Lo de acá Lo de allá ¡A actuar! Si quiere que su mundito De fábula para niños Se haga realidad (Si es que lo desea)

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¿SERÁ ESTA LA RESPUESTA AL SOL? ¡Oh, Sol! ¿Tan mal te hemos tratado? Hoy atacas con sables Que parecen llamas Cortando y dejando Heridas de sudor Nos dejas tirados Con tu asfixiante ardor Y sangrando Una impresionante sed Si de algo sirve: Te pido disculpas Pero Por favor D E T E N T E

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EL PUNTO ESE… Llegas al punto ese… Ese lleno de colores… Colores que te dan fe… Fe que te hace soñar o ser… Ser de mentira o de verdad, sólo ser… Ser alguien querido… Querido por lo que eres… Eres nada de lo que dicen… Dicen todo y te destrozan por dentro… Dentro de ti algo se cae a pedazos… Pedazos de historia chorrean por el suelo… Suelo que acurruca tu cuerpo inconsciente… Inconsciente: eso eres, fuiste, eso serás… Serás un recuerdo del futuro, parte del pasado… Pasado que se esfumó con el viento en la calle… Calle que te hace olvidar… Olvidar ese sentimiento que te hizo tan bien… Bien: ya no queda nada para ella… Ella la que te hizo soñar… Soñar con que el amor es un edén… Edén que sólo con un beso llegas… Llegas al punto ese…

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CON FRÍO Una lluvia de verano Un corazón que te delata Cuánto tiempo ya: No sé La verdad no he contado Nunca cuento ¿Qué queda ahora? Olvidar Nunca se olvida Dar vuelta la página No puedo quitar el marcador Llorar No quedan lágrimas Proceso maldito Que se llena de interrogantes Y exclamaciones Suena una canción… La melancolía arremete contra la ventana La rompe – me abraza

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Tranquilidad, me dice, No tengo, respondo, La aposté en los caballos Perdí. Gané. No sé. Gané la tranquilidad Del Lobo Estepario Que con excusas baratas Borra con migas de pan Necesito algo: brío Solo o acompañado Ya me da igual Prendo un cigarro Si te veo Me desmorono Pero estoy tranquilo Si no te veo Me desmorono Pero estoy bien Proceso maldito

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… Se termina la canción Las palabras llegarán La calma llegará La pena se irá

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EL MUELLE Me dio frío Y me fui del muelle. Barco celestial Decidiste embarcar No sé si regreses No sé si vuelvas Por eso me fui del muelle. Eso sí Con la mínima esperanza De volver a verte Aunque sea un rato Aunque sea de lejos Sólo verte. Cuando seamos amantes o gatos, Los de antes o los que nunca fuimos. La luna Siempre será tuya Aunque no te ame O te ame para siempre.

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CUANDO Cuando la saliva se seque Cuando el corazón diga basta Cuando el frío haga sudar Cuando la sangre se derrame por dentro Cuando la ambulancia atropelle a alguien Cuando el temblor no mueva el piso Cuando explore mi metro cuadrado Cuando el cigarro haga bien Cuando las heridas se celebren Ahí, ahí comenzaré a vivir.

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RUTINA Me afeito Me tomo un café El primer cigarro del día CHAO Otro día empieza Y un fantasma Y otro, y otro Mil en total Mientes: No estás en otro lado Estás acá ¿El problema? Ni lo sospechas.

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SOLEDAD ¿Qué es la soledad? Esa sensación maldita Y tan mal parida Que hace pésimo. Los amores no correspondidos El sentimiento de estar en otro lado Los amigos de cantina. Eso es la soledad: Es caminar al atardecer Y saber que no hay nadie A quien contarle algo. Amor – amor – amor… ¡Sé que me porté mal! Horriblemente mal Terriblemente mal Pero ni el mismísimo demonio Merece tanta pena junta.

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¿Qué es la soledad? El tomar malas decisiones Llorar solo, sólo por llorar Vivir sabiendo que mañana nada quedara. Los saludos fríos Los besos a cuentagotas Los llantos a media noche. El dormirse en vida Con una luz prendida Sólo para sentirse menos solo. Soledad, el llanto El frío, el amar Soledad, solo Maldito espacio vacío. ¿Dónde están los amigos? En ese baúl Que sólo te dice: ella. ¿Qué es la soledad?

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La falta de plenitud De carácter De amor propio. Tanto caminar Y que se te gasten los zapatos.

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CARTA DE UN DEPRESIVO Algún día del pasado dije Que la muerte era el único escape. Lo confirmo. ¿Qué queda ahora? Lágrimas en el vacío Que no limpian nada más Que la ira profunda de tu pensamiento. Soy un desconocido Muerte, llega pronto por favor, Acaba de una buena vez con esto Llévame donde sea pero llévame. Undécimo cigarro en hilera, ¿Cáncer al pulmón o al alma? Ya importa poco No importa nada Me cansé de botar lágrimas Y de respirar, por supuesto.

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Me cansé de lo que soy Pero aún hay esperanzas La re-encarnación. Hasta un renacuajo Te haría sentir mejor O por lo menos, no te haría sentir mal. A las nueve pasa la basura. Me cansé de vivir Ya no quiero leer, ni escribir Ni ver películas y que ni se hable del café. Encontré su amargura. Te fuiste, es cierto Y contigo te llevaste la acuarela, Me quedé sin colores. Perdón por insistir Pero a veces, hay que morir.

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NO HACES NADA Se te va cayendo la sombra Y no haces nada. Se te escapa el espíritu Por la rendija del corazón Y no haces nada. El compás de tu latir Se está callando Y no haces nada. Nunca haces nada Y no haces nada. Ya no lloras, ya no ríes Y no haces nada. NO HACES NADA.

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TERRIBLE POEMA NÚMERO 1 -¿Quién soy yo? -Nadie -Exactamente, Más fuerte, por favor: -NADIE -Entonces por qué quieren que me una A este juego tan soberbio Al de criticar, ¿acaso seré un dios? -No, y mil veces no -Por eso insisto en mi duda, Cual Principito: ¿Por qué yo? Pin8 encontró algo malo ¿Y qué hizo? Lo dividió De norte a sur De los andes a la costa ¡Por 10, 50, 100 años! Entonces por qué y por qué yo Si no soy nadie… NADIE. Lo único concreto es que soy nadie ¿Seguros quieren que lo haga? -Sí y mil veces sí - Pero ¿Por qué? -Porque eres el Don Nadie.

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TERRIBLE POEMA NÚMERO 2 Gracias a que el público Me ha escogido, Tengo el honor De tirarle flores con olor a fecha A ella. Debo admitir, eso sí, Que lo que acá diga Es todo lo que creo Y que sale de la mente. Bueno, ya me escogieron, Respetables oyentes: acá va Le da miedo el calor Por eso responde con rabia Como los perros. Sacadora en cara y acá me detengo, ¿Qué más quieren si busca igualdad? La mejor(peor) forma De destrozar al adversario Es hacerlo nadar en su propia mierda.

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Calla mucho, demsiado, Para luego explotar ¡Bomba de agua! Duele pero refresca. Directa, al hueso Pega donde y cuando quiere. ¡Señores! Ya me he cansado (No quiero No puedo No se me ocurre más) Fue un gusto, Aunque un desagrado. ¡Hasta nunca más, Buitres! Buenas noches.

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LA MUERTE DEL FÉNIX

de Sergio Bravo Loyola

se terminó de imprimir en el mes de Julio de 2013

en los talleres de Isidora Cartonera & Multicancha

ediciones.

www.isidoracartonera.tk

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