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AÑo 1 NO . 2 LA MUJE R PANAMEÑ A REVISTA SEMANAL, CONSAGRADA A LA DEFENS A DE LOS INTERESES DE LA MUJER PANAMEÑA . OCTUBRE 8 DE 1919 . TIPOGRAFIA MODERN A PANAMA

LA MUJE R PANAMEÑA

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Page 1: LA MUJE R PANAMEÑA

AÑo 1

NO. 2

LA MUJE R

PANAMEÑ AREVISTA SEMANAL, CONSAGRADA A LA DEFENSA

DE LOS INTERESES DE LA MUJER PANAMEÑA.

OCTUBRE 8 DE 1919 .

TIPOGRAFIA MODERN APANAMA

Page 2: LA MUJE R PANAMEÑA

CORAZO NNovela escrita especialmente para "La Mujer Panameño "

Por Luis de Lis

Nacida en el corazón de la selva ,acostumbrada a ver tan sólo l odesconocido que la rodeaba, Car-melita sabía leer y contar muy po-co. Sus grandes ojos se había ndetenido pocas veces en las pági-nas de los libros, y sólo aprendi ó

bien el "Padre Nuestro" y el "Ave-María" que le enseñara en sus pri-meros años su difunta madre .

Manuel, que así lo comprendió almomento, y que notó en ella un a

i nteligencia precoz y deseos de co _nacerlo todo, pensó que enseñán-dola lo que él sabía, podría hacerde ella una mujer ideal, o al menoss+ semejante a. como se lo había forj ado en sus ensueños de estudiante yde poeta .

Ya manera de un maestro emprendió la tarea con solicito cuid

ado y esmero.Sus esfuerzos no se hicieron es-

perar, pues en corto tiempo Carme-lita aprendió a leer y escribi

r correctamente, y cada día se notab aen ella mayor disposición para e lestudio, y diez meses después a -prendió de memoria los versos quesu novio y maestro escribía par aella .En veces, a esa hora de la altanoche en que parecía un cortejo d e

fantasmas la sombra; a esa horaen que platica el buho con los vam -piros en las torres de las hermitas ,

y el silencio solemne es interrumpido solamente por el canto de

l gallo,o el ladrido de un lebrel qu ei iinsita por los bosques, se la oía

:tar estrofas como éstas, en qu eimprimía el timbre de su voz divi -. rr; estrofas que Manuel escuchaba

extasiado hasta qnc se apagaba nlas luces de su cuarto y la nocheespesa nendfa invisible a celebra rsus soliloquios con los duendes ybrujas :

Te llevo en el corazónComo se lleva, en sus alas ,Las hojas el aquilón . . . .

Ven a mi lado doncel ,Quo te, espero apasionada ;Ven en tu blanco corce lA buscar a tu adorada . . .

A todo esto doña P ,licarpa n ilos demás criados de la finca sospe-chaban que esas estrofas cantadasa altas horas de la noche, y esa slecciones dictadas junto a algunaescueta roca del camino,iban com-penetrando sus es,líritus y animán-doles para la adversidnd -

Castos amores, sin otra idea quelarle comunicarse uno a uno loslatidos del corazón, protegidos porel cielo, por los valles y las floresde las praderas exuberantes, tenía nque ser felices y sembrar semilla d eprosperidad, o desvanecerse tardeque temprano al menor vendava lde las pasiones o de las doctrina simpuras del hombre, fatuo hijo d ela naturaleza que pretende -absur-doRey- abrirse en lucha contra su sgrandes designios y preceptos jde-rogables!

I IEs invierno : las avenidas de la

finca se cubren de verde hierba ;azahares saturan el aire con l aambrosía de sus perfumes ; y lashojas de los naranjos y mangos sedoblan llenas de sabia como que -(Pasa a la penúltima páq . de la cubierta)

Page 3: LA MUJE R PANAMEÑA

La MUJER PAI~TAMEr" {~.

REVISTA SEMANAL, CONSAGRADA (1 LA DEFENS ADE LOS INTERESES DE LA MUJER PANAMEÑA .

Directora : CLOTILDE RIOS

(JdmlNstrador ; JUAN D . M. , ; "+d

AÑO I.

PANAMÁ, R, de P ., OCTUBRE 8 DE 191 5

eY~~~~cd5'~c-i~~G~ú~~rí~d ►E~a~l'~fSPa~a`S'~~~~Ir~;

INDUDABLEMENTE el patrio-tismo en la mujer está másarraigado que en el hoy Sre .

Lo prueba el hecho de haber ven-cido en esta vez obstáculos qu enosotras no esperábamo s

Cuando iniciamos la fundació nde esta revista, creímos firme -mente que la acogida no compen-saría nuestros esfuerzos ; sin em-bargo, no ha sido así, porque, nosolamente se nos ha recibido comolo merecemos, sino que fué menes -ter imprimir una segunda edición .

Los estados en donde la muje rprocede de tal guisa, están llama -dos a ocupar puesto preferente .Ojalá esto sea como lo deseamosnosotras vivamente, porque l afundación de LAMUJER PANAME~

ÑA es una esperanza, y las espe-ranzas deben perdurar para qu ese conviertan en realidad .

Obscuro es el porvenir, y nadi ese atreve a escudriñar en su in -menso diafragma ; más, ¿pued- onó la mujer darse por satisfech ade que su futuro esté aseguradosiempre y cuando que tenga com obroquel un sincero respaldo quelo es nuestra publicación? Claroque sí !

La mujer panameña como diji-mos en nuestro número anterior,no había tenido «donde exteriori-zar sus aspiraciones, sus ideas ygnq esneranzas ,>, se le ha nresen-

tado ocasión propicia y y <rá vejada por extranjeros , . inacionales .

Su tribuna que lo es ah .•a st -pequeña revista, recibirá

n .gustosa sus manifestaci amas : todo cuanto tienda ,el fin .

Las gracias que pu( .dar a nrestras hermamgas son pálidas compara(

' ;a-tivamente con lo que he • . acho, puesto que cumplim'." :.grado deber, pero quereresdecer íntimamente laact :rl : !rosa de las mujeres, lo (ptiza que vale ella muel+ smucho se puede esperar (i,- r-

Como mujeres que son) ,queremos aventurar conu-pero así es eh verdad : la ires panameñas se lo merece.do, y por ellas haremos tc lsacrificios !

Hemos vivido hasta ao"

~ .ferentes a los problemas

a,nos atañen; viendo tr inuestras amigas de allímares y las fronteras, sirbella actitud haya provoc aun paso hacia la meta, n ide entusiasmo y calo ranhelos .

Esa hora ha llegado, yde frente horizontes qu enos hacen confiar.

I Adelante amiguitas!

Page 4: LA MUJE R PANAMEÑA

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Revista para el bello sexo

Lo que vale â a Mujer

La mujer representa en el sen o:le las sociedades el principal ele -mento porque ella es la madre d eL~ humanidad .

Compañera del hombre desdecae Dios la puso en el mundo,i%1 venido siendo la clue ha mante-i,clo siempre el equilibrio de éste .L1-hombre debe a la mujer sus

triunfos, sus glorias, y todo cuant ocrea y destruye : la mujer es en un arJabra la chispa que enciende e lnlabón de sus grandes conquistas ;sin embargo el hombre lo sabe y

o lo ha coraprendido o no lo quiereevaiprender . ¿Por qué? Porque l arm ,jer es dernasiado buena, y susco,Ab iones la obligan a hacerse l a

~~ .iYerentc,la sufrida;i niña aú11, cuando apenas tien erzas para llevar bajo el brazo los

,ardernos e11 que apunta Suslee—, ; ;,nes, el hombre la estima superfi-

hneute„ y la educa casi por con --r.i . eración. Ya sonoritr la asecha

a a arrancarle el precioso don co nqi la natur aleza la engalanara en

un arranque de sublime delirio ; ycuando madre, ¿cuántas veces n ola abandona al infortunio y a l amiseria ?

¡Oh tristes y olvidadas mujeres ,que pasáis por el mundo dando to -do y no recibiendo nada, a no se ramarguras y quebrantos, venid anosotras que aquí tenciréis el con-suelo porque somos como vosotra sy os amsmos de, corazón .

LA MUJER PANAMEÑA os prote-jerá, os reivindicará y os hará di-chosa pregonando vuestras necesi-dades, para que nuestros paisanoslos panameños nos respeten y ame ncomo respetan los franceses a la sfrancesas ; los norte-americanos alas norte-americanas ; los helgas alas belgas y los argentinos a las ar-gentinas, *

Mientras podamos hacer tod oeso en provecho de vosotras, con-tribuíd a ayudar nuestra revistaque es jura vosotras y para noso-tras .

ANTONIA .

Tres muu eros9 tires do~ores

Llora, llora, moje , - ; llora sobre?,ogan• deshecho, sobre tu hnerte -

pisoteado, sobre tu aldeaTlilada y arrasada .

',1- ;6 el enemigo, y epenns si tn --i ~.iempo para hufr con tu hij or, .' r . •.que lo en brazos . Tu marid o

.: lo- ; fijos mayores estabnn ya en l ae .=.c,.

De tus hijas, llenas de sus-; --capadas ante el inv_tisor, ca-

ria

nor su lado, no sabes nada .

Y ahora, tú, erguida en medio elelos campos, abrazarla al único teso -ro que pudiste salvar dela catástro-fe--elhijo mas pequeño , te pre-guntas enloquecida :

_¿A dónde ir ?Ilumfnase el horizonte con lívi-

dos resplendores de incendio, oyés ea lo lejos el trueno incesante rielcaínón, f1-tr, en (1 ^p vaho de.

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odios, vaho de sangre . . .y árbole sdesgajados, y rieles arrancados, yvallados rotos, y zanjas siniestras .

—¿A dónde ir? . . . .Tu vida, oh mujer, reflejaba l a

paz y la serenidad de los remansos ;en tu casa había siempre amor .Eras como la vid abundante en ra-cimos, y tus hijos como los renue-vos del olivo en torno de tu mesa ,y tu marido como el noble y fuertemuro que defiende la lozana here -dad. (Cayó el muro, talaron losolivos, se dobló la vid !

¿Dónde habr .4 una ciudad lejanaen que buscar un techo? ¿Dónd emi rincón de tierra en que arraigarde nuevo? ¿Dónde un campanari oy una cruz que proyeMen duraderay bienhechora sombra de consuelopor encima de tan fieros dolores? . . -Sin familia, sin patea, sin bogar ,sin suelo propio, todos los caminos ,oh víctima, infeliz de absmclai lu-chas, se abren ante tí . Sigue e lque quieras . Todos serán de alpi-nas y de llantos y de destierros, portodas irás arrastrando tu agonía ,tu agonía no menos dolorosa, per osi más lenta que la que hace caerlos hombres en plena y brutal aco-metida .

Sufre, sufre mujer, sufre ysuavizacon el óleo fino de tu compasión ,las heridas cine los hombres se ha ~ceu . Sin ti, ¿qué sería de ellos ?

Vivías rica, vivías dichosa ; nosabías de dolores grandes, ni siquie-ra prescutíns huracanes de des-trucción . Eras dichosa, e,,olabaSele todo (,llanto el mundo te ofre-cía do risueño, de dorado y de be-llo ; y he aquí que ahora estás ves-tida como una hermana de caridad ,y nim1, .,

f— hla.nca .una crin wpl

yhas trocado tu palacio fastuosotu habitación cómoda por la frieambulancia, y tc pasas las hminclinada sobre llagas monstr tsas .

¿Cómo se operó el cambio? ¿( ' ír-mo surgió la santa maravilla ?

- Seencendipron los primeros 0(Ey, conl,ra la infernal (lama, brc- ,pujante la fuente inagotable d eroísmo quo en todo corazón tics : . ~jer late guardado, heroísmo tvi ,más paro y grande, cuanto_qu efemoniuo. Y eso fue todo .

Y cuando los hombres han sm_ ;do sus rabias entre ellos, no sa nsino volver sus ojos hacia tí mi ;;e lbuena, y acudir a tus brazos en 'n,i-rrida procesión de cuerpos destro-zados, do muñones sangrientos ,rostros sin figura, de espíritus i .tes . Y tú acoges, amparas, y ca?;suelas, y posas tus manos su¡ i 1sobre las negras llagas, y prodi_ :t.tus palabras mías dulees, y te i ., ,- ;nas non ternura ele madre sobr egrandes niños que gimen en lo, . 1ellos, y les habla de tu país y-lo que ellos aman, y velas junioellos, y, si mueren, cierras pía. _ ,ojos, y eres tú la, primera en r,por sus aletas .

Sufre mujer, y ofrece tu carbeudita y tus secretas lágrimrtus naturales repugnancias v cdas, ofrece todo ello que es grai .e ,digno y puro, en holocausto a lpor la paz .

Patfgate, mujer, fatígate, ysume tus energías ,y tu salad e,i ien esa labor ruda y mal

' 11 1

b u, ffla .Tú no eres hija de las nae

que luchan y se matan . +„ viv .

Page 6: LA MUJE R PANAMEÑA

rxtrca vl L, .po

,:Ve bastaba eso para vivir e n_ .=n a ?

Tsi marido te ha dich o

—Por causa (le la guerra ha dis -~ .In•lido el quehacer y he sido des-p®cido de 4a fábrica, . . .

El tendero te ha dicho :—Yor causa de la guerra hay

que subir los precios, , . ,a dos hijos que trabajan en e l

misn .o taller, te han dicho :-1'or causa de la guerra, han

eiisnaesto los amos que sólo vayá-mo,, a trabajar por la tarde, y másadelante será por acaso . . . .

Ln ! neargada que te da, labor pa-en casa, te, ha dicho tam -

r :

— I 'or causa de, la guerra, le pa -veinte céntimos. menos ; asi es

era:, c u vez de setenta ,y cinco cén-

timos, por docena de prendas co-brará usted cincuenta y cinco .

Has alzado las manos protestan -do . La encargada hu insistido :

—Si no le conviene a usted, I odeja, No faltarán quienes hast apor menos coserán la docena . . . .

Has cruzado las manos y te ha oeometido .

Fatígate, pues ; consúmete mu~ -_r

como una esclava .¿No sientes cómo pera sobre tu s

hombros frágiles la mortal injusti-cia de luchas espantables, el oliode los camposde batalla,, la ma,L+,u 1de los 1 , ombres ?

No está tan lejos cle tu hogar la,guerra ; y si gnieres comer, coni, — uel llanto, pues 120 te dejarla tralla -jar con la. aguja los ojos enturbi :: -ilos por la pena .

J . LE BRU N

000QOOOOOOOOOO~00000cx,

i~

HCO 0,5

Hay un ambiguo y hondo sentimiento

Cque todos temen definir : su llamatrágicamente el corazón inflam acon fuego sordo contenido y lento .

Mas no es la ira en su vibrar violento ,ni es el rencor que víctimas reclama ,ni la envidia cobarde que derram asu hiel, sobre el humano pensamiento .

Es algo que se oculta, pero a veces ,cual un hervor de fermentarlas hecesbrota de nuestros labios comprimidos .

¡Es la soberbia indigmción que estall aj.! !

al ver cómo se encumbra la canall asobre el talento y la virtud vencidos! '

Al rnr~,nn G.OME?. _T .~, ~