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LA l\TACIONALIZACION DE ElV!PRESAS y EKJ CASO DEL COBRE CHIJLENO INTfHHlUI61610N 1 D WllllR ZA. V.D.!tl1 Economista Nica1agüense Nuestro buen siglo veinte, fecundo en innovaciones, es, consiguientemente, fecundo en JJrOblema y opiniones controvertidas. Picasso ya no pinta como Rafael. Karl Off ya no com· pone como Beethoven, ni siquiera como flindemith. Eduardo Fmi trata de reorganizar· Chile con patrones muy distintos a los anterior·es. La Economía, el Derecho, la Política, son campos ele muchas ele estas innovaciones y contmver·sias; entre ellas, el pr·oblema de la nacionalización ele las empr·esas ha sido reciente- mente caldeado por las negociaciones del nuevo gobiel'llo chileno y las Compañías americanas pt·oductoras ele cobre en Chile. Razones en favor y en contra se suceden unas a otras en los pet·ióclicos, en las revistas, en las discusiones. Razones que, frecuentemente, iluminan poco por- que mezclan confusamente !os aspectos éticos, económicos, legales y políticos; otr·as veces el defecto del r·azonat· proviene ele elevar· a sentencias universales lo que sólo es verdad en algún caso concreto. Creí, pues, muy conveniente, estudiar· el pr·oblema de las nacionalizaciones en su nivel general pl'imero, concentrándome en su pr·oblemática moral en el primer capítulo, y en su pro- blemática económica en el segundo. Luego, con la luz que de ahí saque examinaremos un caso particular·, el reciente caso chileno. Escogí este último por ser presentado por muchos como nueva y solucionadora forma de nacionalización: forma que evita los defectos de los ejemplos anteriores. Los dirigentes del nuevo plan chileno son concientes ele este innoval' y ejemplari· zar un nuevo sistema de interés continental; el Ingeniero Don Raúl Sáez, quien estuvo a cargo de toda la negociación ('), termina así su informe "Chile y el Cobre": Chile tiene ahora la opor- tunidad de construir su futw·o y al decidirse a hacerlo Uene la seguridad de atraer la simpatía y la cooperación del mundo entero, que quiere vm· si estamos dispuestos y somos capaces de ha· ceJ'Io y, en tal caso, desea participar en el esfuer·zo. El mundo subdesarrollado busca un camino Y mira nuestra experiencia con ansiedad. América Latina quiere saber· si hay una tercera solu- ción en este continente que parece aún sin destino". (2) b 1) Edua1do F1ei New Policy fm Cbilean Co¡)pm. 'rest of the ad<hess to bis counby, on the 21th of Decemc . er, Hl64 (Editoüal del Pacífico, S. A, Santiago, 1965) p 2: "The Honotable Senato1 Mr. Radomiro Tomic 1 11 trvened in its initial phase, the pmpose of which was to establish thc centul aims of the Goveunent of Chile; and ku se 1 qucntly tlw enthe ncgoiiation was conLinued until co mpletion by Enginee1 Mr. Raúl Sáez, whose capability, now edge and high moral standing is 1ecognized not only in our Contry". d S 2. Raúl Súez Chile y el Cob1e. Repol'taje ).ealizado pot· don René Silva Espejo, director de "El Mercurio" e antwgo, en enero de 1965. (Publicación oficial del Depallamento del Cobre) p. 74.

La nacionalización de las empresas y el caso del cobre chileno - … · 2013-07-11 · pet·ióclicos, en las revistas, en las discusiones. Razones que, frecuentemente, iluminan

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LA l\TACIONALIZACION DE ElV!PRESAS y EKJ CASO DEL COBRE CHIJLENO

INTfHHlUI61610N 1

D WllllR ZA. V.D.!tl1 Economista Nica1agüense

Nuestro buen siglo veinte, fecundo en innovaciones, es, consiguientemente, fecundo en JJrOblema y opiniones controvertidas. Picasso ya no pinta como Rafael. Karl Off ya no com· pone como Beethoven, ni siquiera como flindemith. Eduardo Fmi trata de reorganizar· Chile con patrones muy distintos a los anterior·es.

La Economía, el Derecho, la Política, son campos ele muchas ele estas innovaciones y contmver·sias; entre ellas, el pr·oblema de la nacionalización ele las empr·esas ha sido reciente­mente caldeado por las negociaciones del nuevo gobiel'llo chileno y las Compañías americanas pt·oductoras ele cobre en Chile. Razones en favor y en contra se suceden unas a otras en los pet·ióclicos, en las revistas, en las discusiones. Razones que, frecuentemente, iluminan poco por­que mezclan confusamente !os aspectos éticos, económicos, legales y políticos; otr·as veces el defecto del r·azonat· proviene ele elevar· a sentencias universales lo que sólo es verdad en algún caso concreto.

Creí, pues, muy conveniente, estudiar· el pr·oblema de las nacionalizaciones en su nivel general pl'imero, concentrándome en su pr·oblemática moral en el primer capítulo, y en su pro­blemática económica en el segundo. Luego, con la luz que de ahí saque examinaremos un caso particular·, el reciente caso chileno. Escogí este último por ser presentado por muchos como nueva y solucionadora forma de nacionalización: forma que evita los defectos de los ejemplos anteriores. Los dirigentes del nuevo plan chileno son concientes ele este innoval' y ejemplari· zar un nuevo sistema de interés continental; el Ingeniero Don Raúl Sáez, quien estuvo a cargo de toda la negociación ('), termina así su informe "Chile y el Cobre": Chile tiene ahora la opor­tunidad de construir su futw·o y al decidirse a hacerlo Uene la seguridad de atraer la simpatía y la cooperación del mundo entero, que quiere vm· si estamos dispuestos y somos capaces de ha· ceJ'Io y, en tal caso, desea participar en el esfuer·zo. El mundo subdesarrollado busca un camino Y mira nuestra experiencia con ansiedad. América Latina quiere saber· si hay una tercera solu­ción en este continente que parece aún sin destino". (2)

b 1) Edua1do F1ei New Policy fm Cbilean Co¡)pm. 'rest of the ad<hess to bis counby, on the 21th of Decemc . er, Hl64 (Editoüal del Pacífico, S. A, Santiago, lt~eb1e1o 1965) p 2: "The Honotable Senato1 Mr. Radomiro Tomic 1•11trvened in its initial phase, the pmpose of which was to establish thc centul aims of the Goveunent of Chile; and ku se

1qucntly tlw enthe ncgoiiation was conLinued until co mpletion by Enginee1 Mr. Raúl Sáez, whose capability,

now edge and high moral standing is 1ecognized not only in our Contry". d S 2. Raúl Súez Chile y el Cob1e. Repol'taje ).ealizado pot· don René Silva Espejo, director de "El Mercurio" e antwgo, en enero de 1965. (Publicación oficial del Depallamento del Cobre) p. 74.

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1 D~RECHO m; PROPIEDA!) V NACIONALiZACION

Eg2f:la y JEcolil!.Oit1l.fia

Con frecuencia se pretende que la Econo­mía es un campo absoluto e independlent<:, sin conexiones con los o:l:ros campos de la Vl­da humana, sin conexiones, en concre±o, con la Elica. Iguales afirmaciones se hace;<. so­bre la Política o la Sociología o la MedlCina. Y es verdad si se en:tiende bien. Pero no suele entenderse bien. Las djversas ciencias o campos de la vida humana son absolutos e independientes cuando se ieoriza sobre ellos, cuando se estudian sus fines y mecanis­mos sin prelender llevarlos inmedia±amenie a la práciica. Pero cuando se lra±a de ana­lizar un acon±echniento o planear una acción concreta, en la que enlran en juego elernen­±os económicos, sociológicos1 políiicos o cual­quier o±ros, aislar las diversas ciencias es ma­±arlas, es quilarles su au±én±ica orien±ación es despojarlas del elemen±o jerarquizador de valores. Por rechazar esia verdad, los divm­sos caxnpos de la vida humana han sido con­vertidos en campos de concentración donde se a±ormen±a la in±egridad del verdadero hombre. R. H. Tawney considexa que el hom­bre de hoy ha sido víclima de la supervalora­ción económica: "De un ser espiritual que, para sobrevi.vi.r, debe consagrar una razona­ble a±ención a los intereses económicos, el hombre algunas veces parece haber venido a ser un animal económico" (3).

Los diversos campos de la vida hun<ana, con sus diversas cienciRS, no pueden funcio­nar independientemente porque son parles de un iodo 1nás impor±an±e y a cuyo servicio es±án: el hombre. La Polí±ica no es au±én±i­ca poli±ica si no sirve de veras al hombre. La Economía es sin sentido si no esiá ±oda ella orientada a un mejor ser y vivir del hombre. Tawney, gran economista y gran pensador, no puede ser más explícHo al defender que la orientación real de la Economía no es la producción y allí punlo final, sino el bien del hombre: ''La eficiencia económica es un ele­mento necesario en la vida de cualquier so­ciedad sana y vjgorosa, y sólo un incorregi­ble sentirnen±alista puede despreciar su sig­nificado. Pero conver±ir la eficacia, de un ins±rumenio en un obje±o primario, es des­±ruir la eficacia rnisma". Tiene que haber un "s±andard of values ... basado en alguna concepción de los requerimien±os de la nalu­raleza humana en conjunto, para la cual es vi±al eviden±emen±e la sa±isfacción de las ne­cesidades económicas, pero que demanda también la sa±isfacción de o±ras exigencias, y puede organizar sus ac±ividades en un siste­ma racional en lanío en cuan±o :tiene una cla-

(3) R. H. Tawney. Religión and the Rise of Capitalism. Mentor Book) pp. 228-229. (la traducción es mía).

ra aprehensión de sus relativas significan .. cias" (4).

Tawney encuen±ra, pues, en la na±urale­za del hombre el "s:tandard of values" reque­rido para una sabia arrnonización de los di­versos campos del hombre. Con ello se colo­ca en±re los defensores del tradicional iusna­:luralismo que mira a la na:luraleza de las cosas y del hombre como el plano guiador de la construcción de] mundo. Y és±o es pre­cisan1en±e Elica. La ciencia, o el ar±e, o ±al vez el poe1na de ser hombre en iodo nues:tro ac±uar, de ajustarnos siempre al ser que he­mos recibido. Así piensa ±ambién Gilson: "El fundamenio de la Moral es la naturaleza humana misma .. La, na±uraleza se comporfa aquí con<o regla. Del mismo modo que ella hace que los seres sin razón ac±úen según lo que son, la na±uraleza coloca a los seres do­iados de razón delan±e de ia ±area de discer­nir lo que son, a fin de acluar en consecuen~ cía. "Lega a ser lo que eres", ±al es su ley suprema: ','H<;>mbre, a?±uali:oa has±a sus más extremos hmlies las vJríuahdades del ser ra-cional que eres". (5). , . .

Es±udiar los aspecíos e±1Cos de la naCio­nalización será precisamente comparar la na­cionalización de las empresas con la natura­leza del hombre y de las cosas, ver si están de acuerdo o si se con±radicen; una buena se­rie de prerrogaiivas de la na±uraleza huma­na parecen esíar en contra de las nacionali­zaciones. Si nacionalizamos empresas, dón­de queda el derecho, de propieda? privad.a? Dónde la liber±ad? Donde la capac1dad de m· novar, arriesgarse y responsabilizarse, en o±ras palabras la capacidad de ser empresa· , los? Todas es±as interrogan± es y muchas n\ás que se podrían añadir, vienen a lecapi­±ularse en el problema de la. propiedad priv~­da· porque la propiedad pnvada es la condi­ci6n y el medio de ejerciiar la libertad y la in icia±iva responsable el'l el mundo de las acfividades económicas.

l1~a PKO!)ie01ad P.riivada 1. Es±e derecho del hombre, respetado Y

reconocido por casi iodos los que nos prece­dieron no es un derecho primario y absolu·

' . t' ±o sino secundario y relativo. Es dec1r, es a b~sado en airo derecho humano anterior a él y para cuyo servicio es±á: el derecho al uso de Jos bienes libres y económicos.

El hombre, íiene por misión cen±ral ser hombre, llegar a ser en ac±o lo que en .l?o­Jencia ya es, Misión que lo responsab1hza fren±e a Dios, pues±o que Dios lo creó hombre para que fuera hombre. Sin embargo, esfa aHa y absolu±a misión -en la que como es

(4) lbid., pp. 232-233. (5) Etienne Gilsón. Le thomieme. pp. 283-284.

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obvio se resumen ±odas las :tareas de la vi­da- no puede ser realizada sin el uso de los bienes de la :tierra. El hon1bre no puede cumplir cor: su naiurale~a. en ±oda pleni:tud sin casa, abmen±os, med1c1nas, franspor±es ... por ello la ley que dice al hombre "sé hom­bre" (y es ley que viene de Dios) da también el poder, la poies±ad de usar los bienes de la iierra.

O, dicho de o±ra mane1a, hay en los bie-nes en sus naturalezas, el imperativo de ser ar~ los hombres iodos Ese es su destino

~a±ural. Como la luz es, por naJ:uraleza, pa­ra iluminar, los bienes son, por nafurale?a, para servir a iodos los hombres. La Tglesia Católica (que, para qu1encs creen en Ella, es ls. máxima autoridad en enseñanzas mora­les) ha venido repi±iendo esia docirina a lo largo de los siglos ( 6). Juan XXIII la dejó clararnen±e resumida en su encíclica Ma±er e± 1{agistra: "En el plan de la Creación los bie­nes de la ±ierra están des±inados anie iodo pala el digno sustenio de .l:odos los se1es hu­manos" (7). Y en es±e sentido podmnos lla­mar a los bienes propiedad común de los hombros ( 8) . Por ello Mari±ain afirma que el uso de las cosas n1a!eriales es un acfo con­junio de la liberiad humana ejercitando sus derechos y de las cosas cumpliendo su na±u· ral des±ino (9).

Es±e es el derecho fundan,en±al del horn­bre en la vida económica. "Es±a es la ver­dad capital que gobierna la discusión enJ:era Ella mues±ra que cada persona humana, por el mero hecho de perienecor a la especie hu­mana, debe en una forma u otra ±amar ven­fajas de este común destino de las cosas ma­±eriales para el bien de la humanidad" (lO). Dmecho irrenunciable, inaplazable, insubo:r­dinable. "Semejante derecho individual no puede en modo alguno ser suprimido, ni sí­quiera por airas de1·echos cier±os y pacíficos sobre los bienes maieriales" ( 111 .

Precisamenie, por fuerza de es±e funda­mental derecho humano, ±odas las socieda­des civiles del mundo deben es±ar económi­camenie en ±al forma organizadas que a nin­gún hombre le pueda fallar la canlidad de bienes que necesi±a, siernpre que él ponga de su parte lo que sea de razón. Sis±ernas eco-

(6) cfr Callos Ginm S 1, y Dionisio Aranzandi S 1 En la Escuela de los Social (Instituto de Bstudios Económi­cos Sociales, Universidad de Deusto (Editorial El Mensajero del Corazón de Jesús Bilbao, 1962) pp 300-302

(7) Juan XXIII. Encíc1ica Mate1 et Magisha Cit p01 Gi­ncl S I Cmlus y Aranzadí S I., Diunisio Op cit, p 3()~

(8) Sto. 'l'homás. Smnma 'l'heologica. 1111- llae, p 66, a 2: "secundum ius natmale omina sunt communia"

(9) Jacques Maritain The Social and Political Philosophy of Jacque:s Maritnill. Re1ectcd Readings, cditcd hy Joseph W Evans & Leo R Wa1d. (Image Books. A división of Dou­bleday and Company, inc, New Yotk 1965) p 56: "The use (usus) which human freedon makes of them (mateüal things) appeav; then as the joint act o-t fler.dom exclcising its light and of things iulfilling their natural distiny".

(10) !bid. (All) Pío XII. Junio 1, 1941. Cit 1101 Gine1 S 1, Callos

Y 1anzadí S. I. Dionisia Op. cit., p. 302

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nómicos que no produzcan es±e fru±o o que no estén orientados hacia ese resul±ado son sjsten1as errados en su más esencial direc­ción. Porque la Economía no ±iene otro sen­±ido que el de hacer posible, en las circuns­tancias concreJ:as de cada lugar y ±iempo, la aciuación del fundamental derecho del hom­bre. Y la intervención de los Esiados en las esferas econó1nicas no debe tener airo motivo que ésie: .fomen±ar, dirigir, obligar y colabo­ral~ en la construcción de es±ruc±uras eco­nómicas donde iodo hombre pueda usar los bienes que necesi±a.

~. Ahora y sólo ahora es cuando pode­mos discutir y fundarnenlar el derecho de propiedad privada. Porque la ins±iiución de la propiedad privada es -según la razón y la experiencia- la mejo1· manera de reali­zar la c..:orrtún parHcipación de los bienes, la condición ordinaria para el mejor cumplí· mic~nto del derecho funda1nental del uso de los bienes.

Todos los argumen:l:os con que los filóso­fos fundamenlan la propiedad privada vie­nen a reducirse a és±e: la propiedad privada es ordinariarnen±e la óptima fonna nalural -do acuerdo con la naiuraleza del hombre­de realizar el destino universal de los bienes de la tierra. El modo de ser del hombre exi­ge la propiedad privada "ya para que cada cual pueda proveer a su propia subsistencia y a la de los suyos; ya para que, gracias a esia insii±ución, los recursos ±errenos cum­plan su providencial dos±ino de proveer a las necesidad<"S esenciales de ioda la ua±uraleza hutnana", afirma el Código Social de Mali­nas (12).

Es fuera de lugar ira±ar de recorrer con de±enimien±o ±odas las razones y argumenios que jus±ifican la propiedad privada (13). Considero, sin embargo, aonvenien±e recor­dar cuatro de ellas, las cua!ro principales pa­ra n<Í: hay verdades que, por considerarse rnuy sabidas corren el peligro de ser olvida­das.

La ptopiedad ptivada es una "exigencia de la naluraleza libre e in±eligen±e del hom­bre". Si el hombre e.s por naturaleza in±e­ligen±o y libre, lo es para ac±uar con inleli­gencia y libetfad en iodos sus campos. Tan'­bién en lo Económico. Y la propiedad priva­da es las alas del vuelo libre y responsable en lo académico. Qniiar la propiedad pri­vada es sinónimo de encarcelar la liber±ad para la vida económica.

La propiedad privada es una "garantía de la dignidad y liber±ad del individuo". La dignidad y libertad humanas es±án siendo batidas, hoy en día, por dos flancos: por un lado la dic±adura de los Estados Totalitarios,

(12) Código Social de Malinas. Código Social, n. 102 (Edi­tolial Sal '1'cuae, SantanUe1 1 España, 1959, 2 edición espa­ñola). p 97.

()3) Un intetesante reconido sobtc ellas puede enconhar­se en Johannes Mcssner Social Ethics (B HClder Book Co., St. Louis, Mo, 1957) pp 785-800

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por el otro, las dictaduras de los extremados individualistas, económica o políticamente poderosos. La propiedad privada es ~unda­menfal arma de defensa. Quien no fiene na­da está -sin dignidad y sin liberfad- a los pies del que tiene mucho. Pío XII concibió :también la propiedad privada como garan­tía de dignidad, como medio de liberación "de una dependencia, de una servidumbre económica inconciliable con los derechos de la persona. Tanto si esfa servidumbre se de­riva del poder del capital privado como del poder del Estado, el efecto es el mismo" (14).

La propiedad privada es "garantía del orden y :tranquilidad social". Imaginemos ±res posibles sistemas para el uso de los bie­nes de la fierra. a) Todo es de iodos y cada quien toma lo que necesi±a. Sobra decirlo: los problemas y desórdenes surgirían a milla­res. b) Régimen colec±ivis:ta, en el que el Estado se encarga de organizar la produc­ción y distribución de los bienes. Este régi­men es utópico o injusto. O supone que los governan±es de eximia competencia, de exi­>nia jus±icia y eximia bondad, y que los go­bernados, por su parte, son excelentes súbdi­tos, dóciles, sumisos y obedientes. Suposición a ±odas luces contraria a la experiencia y utópica. O se realiza median:te la imposi­ción :tiránica del Estado. Entonces la digni­dad y liber:tad de los individuos. Lo cual es injusl:o. e) Nos queda el ¡;égimen de propie­dad privada como el único capaz -si es±á bien organizado- de garantizar el orden y tranquilidad sociales.

Por fin, la propiedad privada es un "ex­celen:te estímulo", ±al vez ¡1ecesario, para la máxima producción. Esfe argumento de la utilidad de la propiedad privada, de la ma­yor eficacia de la propiedad privada, lo dejo para el siguiente capítulo donde analizaré las ventajas económicas de las empresas pri­vadas.

La propiedad privada, pues, es la forma natural de organizar la vida económica. Es un derecho del hombre que no puede ser ne­gado y que el Estado debe respetar, fomen­:tar, defender. Su tarea es tratar de conse­guir el bien común de iodos los ciudadanos a :través de y por medio de la insfifución de la propiedad privada. En cuanto sea posi­ble.

!3. Qué significa ese "en cuanto sea posi­ble"? Dije desde el principio que la propiedad privada es un derecho ~ecundario y relafivo. Secundario, porque esfá basado en olro dere­cho, en el del uso de los bienes de la fierra. Relafivo, porque en tanto es válido en cuan1o es la mejor solución para el uso de los bienes. Y hay circunstancias especiales, casos es­peciales, en los que la naturaleza misma de

(14) Pío XII, Mensaje de Navidad de 194Z.

las cosas exige la limitación de la propiedad privada. Precisamente para cumplir mejor con el fundamental común desfino de los bie­nes de la ±ierra, para sa±isfacer mejor el fun­damenial derecho de iodos los hombres de usar los bienes que necesi1a. El Estado, que por esencia es el encargado de armonizar las diversas fuerzas nacionales hacia el bien 00•

mún, iiene el derecho y la obligación de li­n1ifar la propiedad privada cuando así lo exi­ja el mayor bien de iodos (15), Limitación que puede llegar al extremo de la ±oial na­cionalización de una empresa. Proceder ac~ fualmenfe aceptado por la mayoría de los pensadores, por la mayoría de los gobernan­tes, incluso de las más desarrolladas nacio­nes, y por los mismos Papas. "Cuanto se ha venido exponiendo no excluye, como es ob~ vio, que también el Estado y las otras entida­des públicas pueden legítimamente poseer en propiedad bienes ins±rumenfales, especial­mente cuando lleva consigo un poder eco­nómico ±al que no es posible dejarlo en ma­nos de personas privadas sin peligro del bien común. En la época moderna existe la ten­dencia hacia una progresiva ampliación de la propiedad cuyo sujeto es el Estado u ofras enfidades de derecho público. Este hecho encuentra una explicación en las funciones siempre más vas1as que el bien común pide cumplir a los poderes públicos" ( 16) • Este mayor bien común debe ser probado en cada caso por separado, como anota Messner (17), puesto que la norma general sigue siendo la de la propiedad privada, y, si ha habido ex­propiación, la justicia exige una cabal com­pensación.

4. La nacionalización, por consiguiente, concebida como excepción de la norma gene­ral de la propiedad privada, es conforme a la Efica, a las exigencias fo±ales de la natu­raleza humana, siempre que sea exigida por un importante bien común. Messner estudia con detalle las diversas industrias en que convendría o no la nacionalización ( 18), Per­mítase citar solamente las líneas en que da la orientación general: "Las ramas de la in­dustria que podrían ser consideradas para socialización, son aquellas que confieren al poseedor o gerente un ascendiente social ±al que consti±uye, en las actuales circunstan­Cias, un serio peligro para la comunidad y para su bienestar político, económico o social, y que excluye !oda aira forma de defen­sa"' (19).

(15) Código Social de Malinas. Código Social, n 104. Edi~ tolial Sal Tenae, Santande1, España, 1959, 2 ed. española),

P ?186) Juan XXIII Encíclica 1\later et Magistra. Cit. por

Ca1los Giner S 1, y Dionisia Awnzandi S 1, En la Escuela de los Social. (Editolial El Mensajero del Cmazón de Je~ sús, Bilbao 196~).

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(17) Johannes Messnél', op. cit. p. 923 (18) Ibid pp, 924 - 926 (19) Ibid pp. 9Z4.

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!F~ll!Villi'!llli]Sll.S li'!RRW'l!!Uilli> '!! ffiMil'llt~!l!).S m!M!í!@Rlllüólll!llllllJ)ll.S

Un sis±enm económico basado en sólo 81npresas privadas y sin ninguna inlerven­ción del Esiado en la Economía nacional (un periec±o laissez-faire} no ha existido nunca en la América. La±ina ni en la his±oria moder~ na de las airas naciones. Las ven±ajas eco­nómicaa de la intervención del Es-tado e in­cluso de la poseción esta±al de un cierlo ±ipo de en1.presas, son reco-o.oci.das por casi iodos los paises de hoy. Por ello, él real proble­ma que debernos enfren1ar no es si Tus Es:ta­dos deben intervenir o no, si.no hasia qué lí mi±es. Con airas pa]abras, menos prác±ir.:as, pero ±al ve'::': nl.ás profundizadorar,:.;, el prohle ma em~á en la .tendencia, en la ori.eni:ació11: iania empresa p1ivada como sea posihle y fanla en1.presa es±a±al como sea necesaria, o, al contrario, en1.presar; esia±alcs :ladas las po­sibles y errtpresas privadas sólo las necesa­rias'?

Theodore Geiner, jefe de los esiudios jn­!ernacionales de la Na±lonal Planning Asso­ciaiion de los Eslados Unidos, en su inlroduc­ción a la i.nieresanle obra de Frank Bl·anden­burg, "The Developrnen± of Laiin Ancerlr.a Privale En±erprise" ( 1), responde a es±a pre­gun±a con un análisis limpio y sólido. Aná­lisis que, básic:aroente, seguiré a coDlinu<-J­ción.

C1'!.alquier empresa, sea privada o esla· tal, debe ser ce. paz de ufiJizar los es,casos 1 e.­cu"tsos con que cuenta en una fauna cada vez ntás econó-mica y debe poder acun1.ular, co­mo .fruio de sus propias operaciones o como adqni.si.ciones uuevas provenientes ele fue1a de ella, el capi±al y la ciencia reql.\eridos pa­~a 1-nej~rar. y expandirse Es±os requisi±os, unpresc1ndibles para ±oda buena e1.npresa,. son por oh o lado nada fáciles de ¡.;onseguir y mantener. Y er;ia es la gran ±are á., la gran baíalla, la gran hazaúa de iodo ernpresario, fal con1.o lo concibe Shnmpeler Lf'JS poseo­daros y geren±es de las e1npresas deben tene1· ~1na n1olivación podet osa que los in cjjne a la Innovación .técnica, a la expansión dentro de nuevas oportunidades económicas y a la in froc1ucción de más eficientes mélodos de ope­lRl; deb<=;n ~esponder con rapidez y ±ino a los camb1o~~ 1nlernos y exiernos de la ernpre sa.

Estos requerimien}os, necesarjos ianfo para las empresas privadas como a las asia­tales, nos dan Ja hase para coxnparar cuál de las dos es rnás eficaz.

l • Mog&uaci@JJ!l e HllWO:i!l~hroH

. En la Empresa privarl.a con±en1.porá.nea,. el mcentivo primordial es la ganancia. Ase. gurar que la empresa gane una adecuada

cantidad sobre las inversiones, lanío para compensar a los p-ropje±arios como para pro­veer el capital necesario para el mejoramien­lo y la expansión. El buen árbol se disfin .. gue ordinariamenl:e por descollar en su allu~ 1a, La buena empresa se disiingue ordina­rlamenfe por descollar en la allura de sus ga.nandaG, sie11clo éslas premio de sus mejo­res servicios Es±e general mo±ivo primordial en la ac±ividad de las empresas privadas, no es afeclado por el hecho de que la gerencia esté en manos de los poseedores o no. La existencia nl.ÍSnLa d(::} la Entpresa depende de la gE:nancia: por lo que el 9eren±e, sea quien sea, JUega su propio interés con el in±erés de la e1npresa. l\!fás aún, juega su repu!ación proíeslonal, el aprecio de su habilidad como ho1nbre de negocios.

Los geren.tes de las Empresas es±a±ales ilenon el nl.iGnLo :incen±ivo paia ilahajar Pe­ro en ±eoría! Y ésto consli±uye la crucial di­ferencia en la mo±ivación e incentivos En .feor.ía, para el gerente de las emp1esas esia­iales, es una n1isma cosa e] fracasO de la em­presa y la pérdida de su ganancia persona] y cl.e su repuiación. "Pe1o, en la práctica, lales cousecnenr.ü:w se siguen raras vec-es si es que se siguen ° ( 2) • Los subsidios guber~ nan1en±ales es±án siempre a mano para cu­blir los rléfici.±s de las empreBas es±a±ales; los privi1egjos de n1.onopolios son fácilnLenie con­cedidos a las empresas es±aiales, incapaces de afron±ar la competencia de un mercado li­ble; e1 capilal público, con frecuencia a bajo interés o a ninguno, suJnlnis±ra tecnrsos pe­cur:ü;lios a las empresas incapaces de ganar subcrententen±e como para la inversión de sus nuevos y propios caui±ales. Así, en la prác±ica, los gerentes de I"'as ernpresas estafa­les son apenas acuciados por la necesidad de ]a ganancia hacia la más perfecia ejecución e;npresaria l. Ellos saben que las deficien­Clas pueden ser --y de hecho son~ subsa­nadas por los recursos y el noder del gobier­no.

Podcía argüirse que esio es verdad en lo que concierno a la Empresa, pero no en lo que concieJ ne a la perso11 a del gerente: si r.:;u ac±uación es deficien1e será ¡·eemplazado. De nuevo, en :feoria sí, en la prác±ica no. Por­que con gran frecuenda los pueslos en las Empresas es±a±ales son concedidos por con­\.'eniencias económicas y por conveniencias poliiicas! El gerente respaldado por los in~ l:e1 eses políilcos sabe que dlfí.cilmen±e será 1·ernovido y que, en caso de serlo, fá.cilmenie

(1) F1ank B1andenbmg Thc Deveiopment of Latin Ammi~ ca Plivate E·ntetplise (National Planning Associaiion \Vash-ingston D C 1964. Planning Pamphlet 121). '

(2) Theodo1e Geige1 Int10ducción a la ob1a citada ante 1iounente. p. 9.

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se le otorgará o±ra pos1C1on importante con igual o n1.ayor re±ribución econórnica.

Por consiguienie, los motivos e incen±i~ vos que acucian al empresario privado por presionar más en vivo el in±erés personal.

2o HJecisiones e il!l!iUJU'aci'i.oii.11.CS Toda empresa o toda gerencia de em­

presa debe ser ágil y rápida para los cam­bios y decisiones convenientes. lvfucho n1ás en el caso de empresas en economías de de­sarroJlo, como Jas ele las naciones de Améri­ca Latina. Suponiendo que los gerentes tie­nen habilidad inna±a para ello, cul±ivada por educación y estudios especiales, todavía su capacidad de nuevas decisi.one3 será fuer!e­menie condicionada por el sistema burocrá~ :!ico en que la empresa ioda esié integrada.

Fuera de 1oda duda, la len±i±ud y pesa­dez de las entpresas es±a±ales es mucho ma­yor que la de las empresas privadas Inclu­so cuando las circunstancias exigen con ur­gencia el cambio, la empresa esta±al se n1.ue­ve y maniobra corno barco con demasiadas }émoras; al menos con 1nás rémo1as que las empresas p1ivadas. Dos son ]as razones prin­cipales de esfa diferencia.

En las Empresas es±atales, las decisiones finales suelen ±ornarse de±rás de muchas puer­tas. "Aún cuando los gerenies posean la necesaria au±oridad -lo cual a rnenudo no exis.te- ±ienen ±odavía que pasar la respon­sabilidad de la decisión final al ministro o rninis±ros gubernainen±ales, a quienes ellos es±án encargados; lales evasiones de la res­ponsabilidad final --y así del resulfado­parece ser inherente a la na±uraleza de la bu­rocracia del gobierno" (3). Aunque esta fra­se de Geiger parece excesiva si ira±a de ex­presar un defecio ••inheren±e", incambiable, la experiencia n1.ues±ra cómo fado se re±rasa en el laberin±o de lo.s diversas oficinas, inclu­so decisiones ±an rutinarias conlo ordenar un nuevo abas..l:ecinlien±o o el Ieetnplazo de una máquina gas±ada. Cuan±o más imporiante es la decisión a ±ornar, 1nayor número de "vis­fo-bueno" exigido y más larga la espera.

Por el contrario, los gerentes de las em­presas privadas (en el nombre geren±e in­cluyo no sólo al "geren±e" sino a ±odo el equi­po directivo), quienes a menudo son ±am­bién los principales propietarios, no ±ienen autoridades superiores a quienes ±ransferir la responsabilidad de la decisión final, por lo que sólo a ellos podrá a±ribuüse el fracaso de una decisión no lontada a iiempo.

La segunda razón que explica la mayor lentitud de las empresas estatales es la re­pugnancia, humana y na±ural, a ±omar de­cisiones que envuelven el riesgo de escarnio para el que las lomó. La persona del fun­cionario gubernamental es±ará siempre pro­legida ncientras se manienga dentro de las n1.urallas de los procedimientos y reglas pre­eslablecidos: si algo va mal, el error es±á en

(3) !bid ]l]l 10-11

los tales procedimientos y reglas, no en la persona. En contraste, el pose-edor o geren­±e de las e1npresas privadas, que se parapeta lras el proceder consuetudinario cuando la naturaleza del problema exige una decisión nueva, tendrá que recibir en su persona el a.taque y las rnalas consecuencias de su :l:ími­da administración.

Geiger señala, muy acer±adamen±e, que la rela1iva mayor fatalidad para la innova­ción, en las empresas prjvadas, es de suma imporfancia no sólo para la empresa en sí misma sino para la economía en general; so­bre J:odo si se lra±u de economías en creci­mienlo como las de América Laiina. "El cre­ciinien±o económico es esencialmente un pro­ceso de iniroducir nuevas y más eficientes ac±ividades, técnica y produc±os denfro de la economía, a m.edida que el desarrollo ya adquirido va dando opodunidades para ello. El crecünien±o económico no se realiza sin empresas y empresarios ansiosos y capaces de incorporar las innovaciones ±ecnológicas y de expandjrse den±ro de las nuevas opor­Junidades" (4).

3'. ~n. Cn:i.':iílr¡Jete:.11.da del XVlercado y eK MonopoHio

La mo±ivación y los incentivos que im­pulsan a los geren±es de empresa, privadas o esiatales, son reforzados o debilitados por las condiciones del mercado en el cual operan. Cuanta más compel:encia, más presión para mejorar la eficacia, para introducir 1nejores iécnicas y produc±os, para extenderse a nue­vos campos de oferfa a medida que la de­manda lo pen:nite.

Los beneficios econó1nicos de la compe­tencia son suficienfen1.enie conocidos para volver a discu.l:irlos Cuan±o más desarrolla­do es±é el mercado, los can1inos que cual­quier empresa ±iene para ±ornar ven±aja son solan"len±e dos: n"lejorar el producto o bajar los precios. Ambos caminos son un bien pa­ra la economía de la comunidad. La empre­sa individual, en cambio, no se beneficia con la competencia El compelidor, lo dice el nombre, es el rival económico; y cuanfo más complejo sea el 1nercado, los elementos que afec±an la economía de la empresa y que la empresa no puede conlrolar, son más nume~ rosos. De ahí la lendencia de ±oda empresa a eliminar o reducir la competencia, ya sea fundiéndose con los rivales exis±en±es, ya sea eviiando el establecimiento de nuevas em­presas.

Tendencia que es igual en las en1.presas estatales y en las privadas. Pero --y de nue­vo la diferencia es cuestión de grados dentro de una misma especie- la empresa es±a±al cuenta con nlás recursos para eliminar, de hecho, a los competidores. El Gobierno, a ±ravés de sus diversas polílicas económicas, puede modificar las condiciones del mercado hacia una mayor o menor compe±encia. Es obvio, las empresas es±a±ales pueden pedir Y

(4) !bid. p 11

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ohienor con basianle mayor facilidad ±al plo­tección gubernamental. Y en el caso conlra­rio en que el gobierno es±é deseando fomen­±a.; la cornpe±e11cia, su ac!us ción será n1ás li bte si la econonlÍ~ en conjun±o es±á basada sobre empresas pnvadas.

Muchos econonlis±as parlicipan de la idea ele que, en los países subdesarrollados, los monopolios e:t;- cier.tas. empresas son ne­cesarios Hay qtnenes opn~an que Jales mo­nopoliC?s deben pr::r es±a{ales para ser iulera­bles, SI no beneÍlcos; pu~s±o que los _mono­polios de las en1presas p11vada.s son s1e1npre ¿añh1.os a 1~ economín na~jon~l. Más. ade­lanl:e lra±are de la conveniencia de c1erl:os n.,_onopoljos estatales Ahora, enfocando el proble1:ns. en ~us líneas generales, como lo he venido hacien<lo a lo largo de es±e lraba­jo y teniendo en cuc~n±a solameni.e el as[Jec-1o' rle ln eficacia económica, la expe1iencia ele Arrtérica Laiina muestra que el rnonopo­lio privado es econÓinicanten±e ntás ú±il. Gei­ger Jo afirrna sin palia±lvos: " si los esca­sos reculSOS de cap.i±al, desireza y ma±eria­les van a ser 11saclos efec±iva1neu±e para el desan·ollo, las empresas públicas son menos tolerables como nconopolios que las empre­sas privadas" (5). Y Brandenburg, como re­suHS.do de s11 estudio por An.térica La±ina., no es menos expresivo: ''Tneficacia, especulacio­nes ilíci!as, pérdida y, cuando mejor, mode-1adas ganancias, son la noln'la de las empre­sas es±a±aJ es de Am.é1 ica Latina'' ( 6) .

¡¡~"1\!IIIIGK@t\'llUllZl<il!':a©!J.I !!»13 k:Mli.11~~5lMl h:¿'lt'X'~l'U.U,lJ~hUm

Una visión econórnica del problerna de Ja naclonali.zaci6n de empresas no será sufi­cienJernen±e equilibrada -por más que se 1eduzca .tal visión a los n1ás esenciales ±ra­zos--o- sjn enfocar convenienlemen..l:e el aspec­±o de la nacionalización de ernpresas extran­jeras. Lo pide la irnportancia de las inver­siones ex±ranjeras y lo pide la acíualidad his­±órica

1. Todo país subdesarrollado necesita capital y experiencia produclora. Todo país subdesarrollado debe hacer un esfuerzo por sacar de enire sus pob1 e zas ac±uales el ma­yor capital posible para explotar sus rique­zas en poiencia. Y debe hacer igual o ma­yor esfuerzo en capaci±ar a sus hombres pa ra la hazaña del rápido desmrollo que re­quiere valen±ía, ciencia y técnica Pe1 o es in­dudable que los países subdesarrollados no pueden encon±rar den1:.ro ele si rnismos lodo el capiial y ±oda la experiencia producJora que necesilan, sobre ±odo si la ±area va a ser realizada sin demasiadas concesiones al fien"l. po .. .Por ±an±o, las empresas exlranjeras son de mnegable u±ilidad. Estaría fue1a de lu­gar discu±ir los efedos posi±ivos y negativos

{5Jlbid~)-:13. t' ,< 6> Fwnk Bwwlcnhmg , Op cit p 2,1 El auLol' se ex" wnde con más detalles y eJemplos concietos. Cf~. pp 24·26

de las ernpresas extranjeras radicadas en América Lalina; los defectos que cler±arnen­±e han cmne±ido no son inherentes a la insíi­±uclón "empresa extranjera"; pueden ser co rregidos, es±án siendo cmregidos en algunos casos, y, cuando menos, pueden ser suaviza­dos Lo c¡ue es innegable y concernien±e al p1esenie lrabajo es que América La±ina ne­ce.sl±a producir ntás, por ±ardo necesi±a ntás y rnejores e1-npresas; las nacionales no pue­den darse abasto en ±al ±a.rea; luego la enl­presa extranjera nos es neceBaria.

2. Pero la entpresa extranjera, como cualquier o±ra empresa, busca la ganancia. La probabilidad de la ganancia es el recla­HlO que llama a los e1npresarios extranjeros. Reclamo que es rnuy débil en América La±i­ua. Las canlpanas ele Europa y o±ras regio­nes del mundo suenan con más vigor en los oídos de los en"l.presarios norteamericanos. El verdadero nivel de las ganancias en Amé· 1 icu Laiina está disfrazado bajo n1i±os y sis­±emas de conJ:ablliclad. El lalinoamericano supervalúa su espe1anza en el beneHcio. El principal dishaz engañador consis1e en la in­flación y depreciaci6n. Qué signjfica una ga­nancia de 60 por cienJo sobre el capital in­vertido, en un paí.s como B1asil, donde la inflación anual excede al 50 por cienio? Cin­co países laiinoamericanos han ±enido una !asa media de inflación y de depreciación del camblo, de más de 20 clenio por año, desde 1950 ( 8) . Estos fac±ores, como es obvio, ±ie­nen un €Íec±o clevaslador en el nivel real de las ganancias en Arrtérica La±ina. Con qué alicien±e vendrán, enlences, las empresas ex­tranjeras'? J Peler Grace, Presidente de la W. H. Grace Company explica así la huída del cnpila] tnnerica11u: ••La verdadera razón de la huída es clara cuando se no±a que la lasa rnedia de ganancia en las inversiones manu­factureras de los Estados Unidos en América Laiina -después de considerar los efec±os ndversos, producidos por las devaluaciones en las ganancias- fue solarnenle 3.6 por cien ro En los Estados Unidos, por otro lado, la ±asa de ganancia en 1962 fue de 8.8 por ciento, lo cual no es connlderado par±icular­rnen1e bueno para nues±ro bienes±ar nacio­nal. En o±ras palabras, en un año de resul· ±ados menos que satisfac±orios en los Esiados Unidos, los inversionistas pudieron guardar sus capi±ales en casa y ganar un average ma­yor del doble de la ±asa de ganancia en Amé­rica Laiina. --sin avenlurarse denfro de los tiesgos incomparablemente mayores de las circunslancias lalinoa1nericanas. En ese mis­nl.o año, los inversionistas nor±ean"lericanos es±aban consiguiendo en Europa una ±asa de ganancia cuyo promedio era 1 j .3 por cien~ ±o" (9).

7

(7) Ibid p 37. (8) Pcte1 J. G1ace "The pdvatc i11vesto1 y Latin Ameri­

ca today'~ P).nceediugs of the Academy of Political Science, Vol XXVII (may 1964) p 352

(9) Ibid p, 353

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TASAS DE GANANCIAS DE LAS INVERSIONES MANUl'ACTU!lERAS DE LAS EMPilES,\ S DE LOS

ESTADOS UNIDOS EN EUROPA, ESTADOS UNIDOS Y A~IERICA LATINA

Emopa (1~) Estados Unidos (11) Am. Lat. (12)

1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960 1961 1962

20.2°/o 15.2 15.3 18.6 18 3 17.2 15 2 15.4 17.7 16.0 13.6 11.3

146% 12.1

9.7 9.6 9.1

11.6 11.6 10.0

7.7 95 8.3 B.O 8.8

6.5°/o 4.3 6.8

10.2 8.1 3.6

La inferior ±asa de ganancias en Amé­rica Latina es fenómeno ma11lenido, más o menos, durante varios años consecutivos, co­mo se puede ver por los daios del cuadro. Nuestras campanas llamando a los inversio­nistas extranjeros apenas serán oídas. A qué viene ±oda ésfo? A que nos conviene aumen­tar los faciores que airaen los capiiales ex­tranjeros y dismii).uir los fac±ores que los ale­jan. Y las frecUentes nacionalizaciones Desde el punto qe vis±a del negocio, quién se lanza a grandes inversiones donde las ex­propiaciones son más o JX\enos frecuentes'?

XKI.=liiEClllSKI'.Illi!J Dll: !11l!.CI<!»ll!lUliZI1Cll0!11ES Por otro lado, incluso en los países de­

sarrolladms,' los gobiernos han entendido la necesidad de nacionalizar ciertas empresas. Es una medida necesaria para asegurar el con±rol que iodo Esiado ±iene el derecho y obligación de ienér sobre la vida económica y polí±ica del país.

La situación de los países subdesarrolla­dos aurnenia en gran medida la iniervencíón

de los gobiernos en la vida económíua de las naciones, en concreto la intervención como empresario. Precisa1nenie porque nuestras condiciones económicas y polí.ti.cas no son las óp±imas para entusiasmar a capí±ales nacio­nales y extranjeros en proyec±os de gran en­vergadura y de ganancias a largo plazo -proyectos que, por oiro lado, nos son indis­pensables- el gobjerno, en su misión subsi~ diaria, debe fomar iales inicíaiivas. Cuenian con mucho ncás poder que un particular pa­ra enfrentarse a las difículiades de ±ales pro­yec±os. Es inieresanie ciiar aquí el pensar de la conocida economista Barbara Ward en su libro The Rích Na±ions and ±he Poor Na­±ions: "Una buena cantidad de inida±ivas es~ ia±ales es lo mas convenien±e en las prime­ras eiapas del desarrollo. Sin embargo, ial tendencia no excluye una vigorosa empre­sa privada Al contrario, uno de los descu­brimientos de nueslra occiden±al "economía mix±a" en los recientes años ha sido la me­dida en que un planeado programa de in­versiones públicas influye como estímulo de la ernpresa privada" ( 13) .

Abrí el capítulo preguntándome qué ori.en±ación era la más conveniente en ±ér~ minos económicos: ±anta nacionalización co~ mo sea posible y ±an±a empresa privada co­mo sea necesaria? O, al con±ra1io, ±an±a empresa privada como sea posible y em.pre­sas nacionalizadas sólo las necesarias? Aho­ra puedo responder. La Empresa privada es ordínariameñ.fe el mejor camino econórnico. Tanias cuanio posibles. Y empresas nacio­nalizadas'? También ±ienen que exisiir pero sólo en la medida en que sean necesarias a la economía nacional.

Respuesta que coincide con la respuesta élica del capí±ulo primero. Pero que deja aún abierta la pregunla de cón'to evi±ar, en las emp1esas es±aiales, los defec±os que casi siempre las acompañan.

3 !.A ASOC!AC!ON DEL ESTADO CHILENO CON l.AS EMPRESAS

PRODUCTORAS DE COBRE

Las recientes negociaciones del Gobierno chileno con las empresas norteamericanas producforas de cobre en Chile -negociacio­nes que el mismo presíden±e Freí anundó a ±o do el pueblo como "sensadonales" ( 1)-

(10) Ftan Bwndenbmg Op cit Apendix XI, p 126 Ci­flas ajustadas pala'1os impuestos adicionales de los Estados Unidos sob1e dividendos

(11) lbid Apendix XII, p 127 Ganancias uétas, como pmcentaje del capital empleado

(12) Ibid Apendix X, p. 125 Ciftas ajustadas par'f las tasas adicionales de los Estados Unidos sob1ú di\fidC\'J.dos y no tealizadas pé1didas de cambio por moneda dep;-i:JCUtda.

(1) Eduatdo Frei. New Policy for Chilean Copper. Text oí address to this country, on the 21th of December, 1964 (Edi-

8

parecen inaugurar un nuevo pairón de na~ cionalizaciones que ameri.l:an ser examinadas de cerca. Sí las examinamos a la luz de los dos ca.pí±ulos anteriores, la eucon±raremos conforme a la éiica y a la economía'?

Situación del!. Cob11'c en Chile y los nUevos anegtos Los Chilenos suelen dividir su produc­

ción de cobre en "la gran minería" y "la pe~

tolial del Pacifico, S A, Santiago, Febre10 1965), p. 11 Cuando cite de ésté discurso dél P1esidente Frei es traduc· ~ión mía de esta vmsión inglesa, puesto que no pude obtenm el oligirtal español

(13) Barbaul Ward. The Rich Nations aud the Poo10N0

•· tións. (W. W. Norton & Co. Inc. New Y01k, 1962). p. 1 ·

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queña y media minería". La gran minería del cobre esíaba formada por ±res grandes compañías extranjeras, operantes en Chile corno Subsidiarias de la Fiennecoíí Corpora­±ion, la primera, y de la Anaconda Mining Company, las oíras dos. Ellas son la Braden Copper Company, que explota el mineral de el Teniente, con una capacidad efecíiva de producción superior a las l 50 mil toneladas anuales; la Chile Exploraíion Company, que trabaja el n'ineral de Chuquicamaía, con ca­pacidad cercana a las 280 mil toneladas al año, y la Andes Copper Mining Company, que con El Salvador reemplazó el agotado mineral de Potrerillos1 éste alcanzó niveles cercanos a las cien mil ±oneladas al año a principios del decenio 1940-49, disminuyen­do desde entonces hasia agotarse. El Salva­dor en±ró en explotación a mediados de 1959 y se estima que su capacidad de producción también llegará alrededor de 100 000 tonela­das al año (2).

Los recientes aueglos entre esías Com­pañías y el Gobierno Chileno han fmmado una nueva e importante manera de partici­pación, de media-nacionalización, de "aso­ciación" que es la palabra usada por el Pre­sidente Freí para fi±ular los párrafos que di­reciamente se refieren a ±ales negociaciones, en su discurso al pueblo chileno en Diciem­bre de 1964 (3).

Las negociaciones comenzaron con Cerro Corporation, firma norteamericana que ha­bía explo:tado depósi±os de gran importancia en el Pení y que estaba interesada en la ex­plotación de los depósitos de Río Blanco en la Provincia de Aconcagua, a través de la lindes Copper Mining Company. El esiado ofreció contribuciones espeCÍficas, por las que, a su vez, recibe la par±icipación en un 25°/o, ciel capital y de la administración de la fir­ma. La Andes Copper Mining Company fue >isí el prin,er paso en la transformación de la política del cobre en Chile ( 4) .

El siguiente paso fue con las Compañías del grupo de Anaconda: se concertó la orga­njzación de una nueva empresa minera en­cargada de explotar los depósi.tos llamados ''Exótica'', cercanos a la mina Chuquicama­ta, y que con±ienen 153.000.000 toneladas, con una posibilidad de producción de 100.000 toneladas mélricas al año. En esta nueva C?.mpañía

0 el Estado Chileno poseería lam­

blen el 25 /o de las acciones y una equivalen-

E (2) l~1stituio de Economía de la Unive1sidad de Chile, la

19conom1a de Chile en el pelÍodo 1950-HJ63 (Santiago, •Chile

V 63) tomo 1, p 182 Paw may01es detalles véase: Ma1io ~ga, La Gran Minétía; del Cob1e antes y después de la ~Y ,11.828, (Santiago, Memmia de P1ueba, Escuela de Eco­~Ol(Um, Unive1sidad de Qhile, 1960), capítulo IV.

3) Eduardo F1ei, Op. cit p 7 (4) Los datos de este b1eve tecPrrido histódco los voy to­

Jr:!tdo ?el éitado discmso del PreSidente F1éi pp 7-10, y de ta ul Saez, Chile y el Cobte, Publicación Oficial del Depar­

mento del Cobre, Santiago 1965) pp. 26-33.

ie pariicipación en la administración. Más aún, con es±e grupo de Anaconda, se acordó que ±odas las presenles propiedades no ex­plotadas de la mina, algunas de las cua!es ofreoen grandes perspectivas, serían entrega­das para un comple±o y rápido esiudio a una nueva compañía de explo±ación en la cual el Esiado Chileno tendría el 49°/o de las accio­nes; cuando ±al compañi_a recomiende la ex­plo±ación de nuevos yacimien±os, se crearán nuevas compañías mineras en las que el Es­fado poseerá una tercera par±e de las accio­nes y lo equivalen±e en administración. Así cualquier nueva mina que el grupo Anacon­da quiera abrir ±endrá que ser con la parti­cipación, en propiedad y en administración, del Es±ado Chileno.

El ±ercer paso fueron las negociaciones con la Braden Coppel" Cómpany. La Braden Copper Company pasa a ser una compañía chilena con el nombre de "Sociedad Minera El Tenien±e, Sociedad Anónima". En esta nueva Compañía, el Es±ado por medio de su aclual Depadamento del Cobre, que en el fu­turo será llamado "Corporación del Cobre de Chile", posee el 51 °/o de las acciones, y la Ken­necott Copper Corporalion de los Es±ados Uni­dos, poseedora de Braden, retendrá el res­ian±e 49°/o. Con lo cual el Es±ado Chileno adquiere con:lrol de una de las más grandes minas en el mundo y una de las dos más im­porJ:an±es en el J:erri±orio chileno.

El esíado chileno ha intE)rvenido, pues decididamenle, en la industria del cobre de su país. Con una modalidad, sin embargo, que se aleja de la ±ónica general de las na­cionalizaciones anteriores en América Latina. La nacionalización no es íotal sino medida has±a ciertos límiies, como concien±e de los in±rínsecos defeclos de ±oda nacionalizl'¡ción y de los derechos de los antiguos dueños.

tos ru.oiivos de las 11Rsoi:iiacion.es"

Es±udiando el discurso del Sr. Presidente Eduardo Frei, anunciando al pueblo eníero la nueva política del cobre, se encuentran con claridad dos ±ipos de motivos. Económi­cos unos. Políiicos o sociológicos los oi:ros.

La importancia económica de la indus­iria del cobre en Chile es incuestionable. Siendo Chile el tercer país producíor de cobre en el mundo (5), su economía entera está influendada por ±al producción, y, más en concreto, su comercio iniernacional. Las di­visas de Chile dependen en gran parie delco­bre, pueslo que es el rubro que ocupa más de 50 por cien±o del íotal de ±oda la e¡<porta­clón chilena,

(5) Clf Yea1bóolr e-f the Ame\ican Buréau of l\Ietal Sta­tistics (New Ymk), Junio 1963. Cit por Pan Amelican Union, Departament of ~conomie Affaüs, Economic Survey óf La~ tin America, 1962, (Baltim01e: Johns Hopkins P1ess, 1964), p. 57.

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EXPORTACION DE COBRE Y EXPORTACIONES TOTALES (6) EN MILLONES DE DOLLARES

DE CADA MiO

Años

1950-1954 1955-1959 1950-1959

Cobte (a) 192.7 264.8 228.8

Total (b)

382 7 439.2 411.0

a/b 50.4°/o 60.3 55 7

Si se iiene en cuenta esta realidad y si se considera al mismo tiempo, las encunes ventajas que Chile puede obtener del cobre en el futuro, se eniiende perfectamente la de­cisión firme del Presidente Freí: "Yo quiero recordar que siempre he establecido que el "objeto básico de 1ni política" sería obtener un substancial incren1en±o en la producción del cobre, porque es el inslrumenlo funda­men±al de nueslro conLercio in±e1nacional y porque es el único campo en el que nosotros podremos aumentar nueslros ingresos en una forma rápida" (7}. Y más adelante: "Yo siempre afinné y esiablecí que era en la In­dustria minera donde el país podía obtener, en forma explosiva y dramática, los recursos requeridos para ajustar su balanza de pagos y la capi±alización necesaria para su desarro­llo económico" (8}. Con lo cual queda for­mulado y entendido el primer 1noiivo de la "asociación": la necesidad y la decisión de aumenlar la producción del cobre.

O±ro motivo, diseminado en diversas partes del discurso es el del derecho y la ne­cesidad de controlar mejor tan importante secior de la economía nacional. "En airas palabras, El Estado chileno adquiere "con­trol" de una de las 1nás grandes minas del mundo y una de las dos más imporian±es en el :territorio chileno" (9}. Nues±ra direcla participación en la gerencia de las Compa­ñías es en sí misma una garantía de que la polí±ica económica de estas empresas estará en completa solidaridad con los intereses del país ... " (10}. Y, refiriéndose rnás adelante, a la venJa del cobre producido, dice el íexto del discurso: "Por es±os medios de acción, el comercio de nuestro cobre será llevado en iodo mmnento bajo la permanente considera­ción de preferencia del inlerés nacional" ( 11 }

El tercer motivo viene a ser como una concreción de este con±rol, o co1no una con­secuencia de él. Es lo que el Presidente lla­ma "Polí±ica de Incorporación en la Econo­mía Nacional": "Chile no puede aceptar por más tiempo la tradicional tendencia: que es­ias inversiones, buscando una excesiva salva­guardia, vengan a ser verdaderas islas den­tro de la actividad nacional" ( 12} " . y que, lo más imporfan±e, una nueva mentalidad se desarrollará para oblener otro de los gran-

(6) Univetsidad de Chile, Instituto de Economía, op, cit, tomo 11 (Estadísticas), p 177

(7) Eduardo Ftei, op p. 3. El subtayado es mío (8) !bid' p 18 (9) Ibid., p 9 El subrayado es mío. (10) !bid p 10. ( 11) !bid. p. 11. (12) !bid p 7.

des objetivos que llamamos "política de in­corporación en la economía nacional''. Será posible planear sis±emá±icamente el aumento del consumo de las grandes e1npresas en el país, y tener a mano ±oda su cooperación técnica en la capacitación de nues!ras indus~ ±rías para la producción de los suplementos necesarios denfro del esencial síandard de ca­lidad" ( 13} . Activo que envuelve efeclividad económica y dignidad del pueblo chileno. Ambos son auténiicos valores que iodo Es±a­clo debe proleger y fomeníar.

Por fin y fuera de lo eslric±amenle eco­nÓn1.ico, aparece la necesidad sociológica de que el pueblo chileno se vea grande ante sí mismo y an±e el res±o de las naciones: •'Así qneda abier±a a nosotros la oportunidad de ffios±rarnos a nosoiros mismos y al mundo que nues:lro país es capaz de manejar una de las ntás impor±anies indus±rias de cobre en el nmndo" (14}

En resumen, necesidad económica de producir ntás, necesidad econÓn1ica y polí±i~ ca de controlar ±an importante seclor nacio­nal, necesidad económica y hutnana de in±e~ grar la producción del cobre en el resto vivo de actividad chilena, necesidad sociológica de que el pueblo chileno lleve por si mismo, al menos como verdadero socio, su principal lnduslria I-Iermosos mo±lvos. Ciertamente válidos y de acuerdo con las exigencias de la é±ica y la economía estudiadas en los ca­pítulos anteriores.

Ei av.nnen2o de la producción Conviene sin embargo exantinar algunos

detalles del nuevo proyecto. Así veremos si en realidad cmrduce a un poderoso bien co­mÚH. El Presidenle Freí afirmó que su prin­cipal motivo era aumen±ar, en forma rápida y vigorosa, la producción de cobre, para dar así un poderoso impulso a ±oda la economía chilena.

El aumento de producción de los ±res grupos norieamericanos con los que el Esta­do chileno se ha asociado serán según cálcu­los de técnicos, según el cuadro siguiente.

AUMENTO DE LA PRODUCCION DE COBRE (15) (MILLONES DEl LIB!IAS DE COBRE FINO)

Gtnpo Anaconda El 'fente.

Año Incluyendo Exótica

1963 800 1964 783 1U65 812 1966 860 1967 920 1968 980 HJ6fJ llh5 1970 1225

(13) !bid p 13 (14) !bid )l 9

Btadcn

318 360 360 360 400 480 520 560

Andina Totales

Ceuo C01p Absolutos

1118 1143 1176 1220 1320 1460

134 1816 155 1940

%

42 40 5 59 2 60.8 69 69 67 8 67

(15) Raúl Sáez, Chile y el Cobte, Reportaje tealizado ~ol' don René Silva Espejo, dhector de "El Metcurio" de Santia­go, en eneto de 1U65. (Publicación oficial del Depmtamento del Cobre), p 5.

JO

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Los principales aurnen±os se alcanzan en los ±res úl±imos años, pues las nuevas minas, Exólica (Anaconda) y Río Blanco (Cerro Cor~ pora±ion) sólo inician sus operaciones en 1969. A es±as cifras, ya por sí muy grandes, hay que añadir lo que el proyecto espera de la mediana y pequeña n1.ine1Ía; dnré1nJ-e los úlfimos seis años han ±enido un in±eresan±e crecinLie11io y, en el fu±uro, g1acias en par±e a unas cuanfas negociaciones en vías de con­creacjón, los ±É)cnicos esperan que es±e grupo aporie lo que falia para que en 1970 Chile produzca el millón docienJas rnil ±onelada.s de cobre que promeie el Presidenle Freí" alcanzaremos un ±o±al de rnás de un millón docien±as ionelaclas cada aüo. Es±o significa, y peso mis palabras al decirlo, que cuando yo eniregue ol poder en el año 1970, Chile será el prinLer produclor- de cob1·e en e] mun­do" (16).

O±ro elernento imporlan:te para la eco~ !10n1Ía del país es el poderoso aurnen±o en la refinación del cobre. La capacidad de refi~ namien..to, an.tes de los convenios, e1 a de 275 000 ioneladas méhicas al año, que equi­valía a rnenos del 45°/o de ±oda la produc­ción. La imporlancia de este aspec!o radica en que -como anoía un esiudio del Ins±iiuto de Econom1a de la Universidad de Chile--" los ingresos en divisas de esia ac±ividad de 4

penden, además del precio, del grado de re~ finación del meial . "y, pues± o que ct;:~.si ±o~ da la producción es exportada, "los proc.luc~ ±ores de Chile han :Jransferido a olros palses la opor±unidad de seguir procesando el me­±al y, consecuen±emen-te, de percibir los in­~resos respecíivos" (17).

Por lo cual el Es±ado chileno es±á intere~ sado en aurnen±ar la refinación del cobre chi· leno. Con los nuevos conveni.os, Jas compa­ñías del g> upo Anaconda refinarán 450.000 ±oneladas méfricas. La nueva refine1Ía na­ci'?nal de Ven±anas, cuya inslalación será ±er· n:unada en .1966, :tendrá una capacidad ini~ CJal de 80.000 ±oneladas y refinmá 50.000 ±o~ n.eladas mé±ricas de El Teniente. Es±a capa~ c1dad íend1á que expandirse rápidamente pa· r~, encargarse de los aumen±os de prodU.c­Clon de _"El Tenien±e, hasla que sea alcanza­do un n1vel de 170 000 ±oneladas. Si se coP­Sid-eran, iamhién, las ac{uales reíinerías a Iu':go de El Tenien±e y de Man±os Blancos, Cl;lle. llegará a re.finar 700.000 ±oneladas lne±ncB:s y seLá, así, una de las h·es n1.ás gran­des refmadoras de cobre en el nn.mdo ( 18) .

Para valorar mejor lo que ±odas estas ci· fras de <_3-Urnen±o significan, comparémosla con las crhas del año 1 964: -------

(16) Edua1do Frei, op cit., p 4

(17) Univeuddad de Chile. Instituto de Economía op. cit, pp. 102.103

08) Eduardo Frei, op. cit., p. 5. 6.

¡¡

PORCENTAJE DE AUMENTO SOBRE EL A:&O 1964 (19)

1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970

P1oclucción Hefinación

3% 51 o/o

7% 60%

15 5o/o 98 %

28% 117%

59% 167%

70% 182C/o

El crecilnien.l:o de la refinación será más rápido por ser ±an impor±an±e y porque al gunas decisiones de ±rascendencia se ha­bían tmnado en las poslrimerías del Gobier­uo nn±e1 ior (He fin erías elec±rolí~jcas en Po­lrerillo y en Enami-Ven±anas), cuya con±ri­hnclón se hará sen±ir de inmedia±o (20). Ese 70°/o de au1nento en la producción, en un plazo de cinco, es cuaJro veces mayor que el CJnmento en lon vejnfe úl±irnos alioB.

Qjro aspec.l:o que rnerece ser estudiado son los cambjos en la iributación infroduci­dos por Jos nuevos convenios. Cambios que favorecen al pa.Js y a ]as empresas Los im­puesl:os hajl sjdo reducjdos, lo que favorece a las en1presas: pe1o, 1=lado que en adelan±e el país pariicipará de las ganancias, impues­ios rnás ganancias vendrán a sun'l.ar de lo qu.e Chile recibía por concep±o de solamente in'l.puesJos. l~l in9eniero Raúl Sáez lo ex~ plica asl: "Si la utilidad por tonelada de co­bre es 100 y el ünpuoslo a la utilidad' es 60 por cienl:o, el Fisco se queda Gbll 60 unida­des de lribuiaci6n por ±onelada. Si el im­pues±o es sólo 40°/o, pero la parl.icipadón fi's~ cal es 33°/c.o, és:i:e recibe 40 unidades como im­pues±o y una tercera par±e de la uiilidad ne· ±a por concepto de par±iclpación, es decir 20. En ±oíal nuevamente 60 unidades, pese a la reducci.ón de intpues±os" (21) Y nó±ese que, en conJun±o, las empresas no quedan igual, porque fru±o del convenio es la fabulosa ma­yor prodncdón que esiudiamos an±erlorme·n­ie que, consiguien.!:emen±c~, rendirá 1nayores ganancias ±an..to a Chile como a las Empresas. Esia es la fundamen:lal explicaciÓll del rasgo aparen±omenle con±radiclorio de la llueva ±ri­bu±a?ión: .':'layares entradas para Chile y me­JOr siJuacion para las Empresas. Pero no es lodo lo que habría que decir al respecto; jue­ga papel 1nuv imporianie en ±oda ello el sis­.tenl.a de amoriizacíones en el cual no enfraré para no complicar den1.asiado este estudio que se cifi e a los rasgos esenciales del pro­ble:tne.

El siguienie cuadro con1.para la situación de los ingresos de Chile con la tributación vigenJe y con la iribu±ación según los nuevos acuerdos. En las cifras correspondientes a los nuevos acuerdos es±án incluidos los in­gresos por tri.bu±ación y los ingresos poJ par­±icipación de u±nidades.

(19) Raúl Sácz, op. cit, p. 4.

(20) !bid p 4

(21) Ibid p. 9.

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COliiPARACION DE LAS ENTRADAS DEl CHILE l\AJO M1l\OS SISTE~lAS (22)

T1ibut Vigente

P10d. lng1 ~so Total Dls

Tributación y ptu tici­pación según acue1dos.

lng1eso Total Dls. Año Mill Lib1as Mili Dls. pm Ton. l\Iill Dls. {lVl Ton

1963 1120 87 3 171 1970 1785 1214 149 127 7 157 19'15 1.785 1315 1&1 128 7 159 1980 1785 1416 174 134 3 165 1985 1785 143 2 176 145 2 180

La ±ribuiación vigente fue esiablecida en Ley 11.828 del año 1955, que fijó un impuesto base de 50 por cien±o y un adicional de 25 por cienio, que decrece con los aumentos de producción. Leyes posteriores agregaron dos recargos del 8 y del 5 por cien±o, cuya apli­cación ha sido rno±ivo ele opiniones encon­tradas debido al hecho de habm introducido una al±eración básica en las condiciones del nuevo irato. El cuadro anterim· supone que las Compañías están dispuestas a invex±ir y aumentar sus±anciahnente su producción aún cuando se mantenga la ilibutación aclual. Suposición falsa por completo, puesto que en ±odas las negociaciones anteriores a la que ahora es±udiamos, la derogaci6n de los recargos fue condición fundamental de parte de las Compañías: en otras palabras, la ex­pansión de la producción con el régimen ±r·i­butario vigenle no es posible.

En cambio, con el nuevo régimen el aumento de producción es posible y muy grande, y, al mismo tiempo, el país recibe igual o más que en el régimen anterior (23).

Ve~a~a..'i ¡1ara ~as Em~:lfesas El aparfado anterior nos introduce en las

ven±ajas que las Empresas recibirán de los Acuerdos. Todos conoce1uos la muy buena acogida que las Compañias norieamericanas producloras de cobre en Chile dieron al nue­vo proyecto. El Presidente Frei deslaca en su discurso que "duran±e el curso de las ne­gociaciones hemos encontrado en las Empre­sas una voluntad determinada de colabora­ción con esre Gobierno en el más amplio cumplimiento del propósito". (Se esíá refi­riendo, coucre±amen±e, a la asociación) (24). Las Compañías nor.teamericanas piensan que el estar as?ciados con el Estado proporciona una es±abllidad cuyo beneficio es grande aunque no se mida en cifras: para ellas, ade­más, corno pal:a ±oda empresa_, el criterio fundamental es±á en las utilidades, que se­rán mayores bajo los nuevos acuerdos, y no en el hecho de poseer el 100 por ciento de las acciones (25). Resulta interesante no-

(2Z) Ibitl. p. 7 (23) lbid. p 8 (24) Eduardo F1ei op. cit, p. 7 (25) Opinión l~p~tida valias veces por los representantes

de An_aconda Mmmg Impay en \Vashing ton D C en con­vetsacwnes privadas con u!l funcionalio del Depaltamento de Estado de los Estados Umdos Enttcvista pc1sonal 1nía con

±ar, además, que el Gobierno de los Estados Unidos deseaba, hace tiempo, una solución como la formulada en los nuevos acuerdos para evitar las iensiones y dificultades poli: ticas provenien±es de la si±uación anterior (26).

A lo dicho sobre los impues±os, habría. que añadir que los convenios obligan al Go­bierno chileno a fueries inversiones. 3,5 mi­llones de Exótica y 80 millones en El Tenien­te en lorrna de capital-acciones. Lo cual es liberar a las Compañías de ial esfuerzo finan. ciero. Dichas sumas representan el 1.1 y el 8.5 por cienio de la uillidad ±ributable de Exóiica y de El Tenien±e, respec±ivamen±e.

Pero, como noia el Ingeniero Sáez, "la razón básica es la necesidad de estabilizar las condiciones en que se realiza el negocio por el periodo necesario para dar los resul­tados previstos al inlciarlo. Las inversiones son muy grandes y su plena eficacia requie­re plazos 1argos. Es±a es1abilidad tiene va­rios aspedos: uno de ellos es la ±ribuiación, el cmwenio de esla esiabilidad" (27) .

Todo el programa del cobre propuesto por el Gobierno chileno representa un extra­ordinario aurnenio de divisas para el país. El aumento calculado para 1970 o 1971 a más ±ardar, es de 237.2 millones de dólares-. Para valorar ±al cifra conviene ±ener presen­le que los ingresos ±o±ales de divisas del país calculados para 1965 eran de 500 millones de dólares. Es decir, los nuevos programas del cobre aumenlarán las divisas del país en un 47 5 por cien±o (28).

Así, el extraordinario desarrollo de la in­duslria del cobre será la gran palanca que uiilizará. el Gobierno chileno para salir del círculo vicioso en. que se eslanca la economia de iodo el país subdesarrollado". Ojalá -di­ce el ingeniero Haúl Sáez- aumenio ±an subs±ancial de los recursos fiscales se pueda des±inar en alla proporclón a la capitaliza' ción y a la producción de bienes de exporta­ción precisamente para hacer a Chile menos dependienie de sus acfividades del cobre. El esfuerzo al cual hoy se invi±a al país para llevar adelan±e este prog1ama no tendría seniido si no se en:tiende como la prepara­Clan básica para poder diversificar nuestra economía una vez que logremos vencer los enirangulamien±os que ahora nos limitan" (291.

L.aB buvm:sio-rms y su li!itaneia.nliei!io Las cifras de las inversiones de los nue­

vos convenios son claras y basfanfe precisas.

dicho funcionalio 1 telacionado con los a~untos chilenos, el di.a 24 de Noviemble de 1965

(26) lb id (27) Raúl Sáenz. op cit., p 11 (28) Ibid p. 13 (29) Ibid p 13.

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Representan los ~iguien±es. yalores, sujetos eviden-temente a c1er±as reviSiones:

Grupo Anaconda Bl Teniente . Cerro Corporahon

US$ US$ US$

145.000.000 200.000.000

81.000.000 (30)

A estas ciÍras sería preciso agregar las inver~iones necesar~as para aumep.±ar l_a p~o­duccion de la medmna y pequena m1nena. En síntesis deberíamos hablar de un progra­ma mínimo de más o menos 530 millones de dólares, de los cuales habría que descontar unos 30 1nillones correspondientes a capital de trabajo e inversiones ya hechas. Un tan poderoso programa de inversión representa el 27 por cien±o de la inversión neta ±o±al del país; es, pues, una contribución excepcional a la CI e ación de capital nacional.

De donde saldrán ±an grandes caniida­des en un plazo de cinco años? Cuál es el fi­nanciarnien1o planeado? Volviendo a los 426 millones correspondienles a las inversio­nes de los Con±ralos, 17 millones correspon­den a capital de trabajo que se financia con operaciones bancarias comerciales normales y con las propias sumas que acumulan las Compañías en1re la venta de su cobro y el pago de sus obligaciones. Otros 9 millones ya han sido invertidos. Por lo tanto falta por considerar un financiamien1o de 400 mi­llones.

Los organizadores y planeadores de es­fes acuerdos reconocen que no pueden res­ponder sobre la forma de financiamiento de estos 400 millones de dólares sino con una esquema muy simple, pues no existen ±oda­vía los con±ra±os. El Ingeniero Sáez afinna que, basándose en con1ac±os serios hechos con las partes interesadas, tal financiamiento se dis±ribuirá en la siguiente forma: 160 o 180 millones provendrán de los grandes organis­mos internacionales de crédi±o1 80 millones corresponderán a la reinverso del Teniei:de de ln cornpra que Chile hará del 51 por cien­to de; los. in~ereses de Kenneco±±, empresa que facrh±ara d1cha suma en forma de préstamo; 21 millones provendrán de la subscripción de acciones por parte de los asociados -Ana­conda, Cerro Corpora±ion y Chile- en Exóti­ca y Andina. El saldo, hasta completar los 400 millones, es decir entre 120 y 140 millo­n.es, provendrán de. la suscripción de obliga­CIOnes de las prop1as empresas en los mer­cados nonnales de capital (31). . La duda más fuerte que ±al esque1na de

h!lanciamien±o podría suscitar es la concer­m<;nie a las obligaciones de Chile. Podrá Clule cumplir sus compromisos dada su difí­Cll si±uación económica?

Los cornprorrdsos de financiamiento de

(30) !bid p lR, (?1) Ibid p 19-23. Datos correspondientes a la gian mi~

ne111a Pma media y pequefla, las cifras son más incieüas,

a menos en las fuentes que he logwdo obtener.

Chile son, sintéticamente, los siguientes: (32)

Chuqicarnafa y El Salvador: ninguno

Exótica: 4 millones de dólares en acción

Andina tRío Blanco}: 15 rnillones de dólares en deheniuras

Rennecei± (El Teniente 1 : 80 millones de dólares en acciones

Eventualmente, además, 20 millones de debeniuras

Chile, además tiene el compromiso de participar como socio de Exótica en la bús­queda de financiamiento de los 32 n"lillones de dólares res±anies requeridos para comple­tar los 48 millones que represen1an la inver­sión ±o±al. Si añadimos el programa de la mediana y pequeña minería que vendría a representar unos 40 millones, la suma de las obligaciones a que Chile esiá comprometido es de 160 millones de dólares como máximo. Con la importante veniaja, además, de que la velocidad del programa y por ianio de las inversiones, depende en buena parte de Chi­le.

Sin duda alguna esios compromisos son un riesgo que el país corre, porque no hay empresa grande sin riesgos. Pero las metas lo ameritan y las ventajas que se derivarán del proyecto mismo lo disminuyen; el riesgo al ±érmino del plan el país contará anual­rnen±e con ingresos fiscales adicionales equi­valentes a iodo el dinero comprometido por Chile en el programa (33).

't'en.iajas parra ias obreros

No quiero 1enninar el examen de las ca­rac±erísiicas principales de los Con1ra±os sin referirme al aspecto social de la situación de los obreros. Una empresa debe de buscar sus costos rnínimos para sus ganancias máximas respetando a los hornbres que trabajan en ella. Tal respeto aparece, al menos en la teoría de los proyectos, en los Acuerdos que analizan"los. De los 408.2 millones de dóla­res, inversiones calculadas para los ±res con­venios, 51 5 millones se deslinan a inversio­nen sociales. "Un volumen ±al de inversio­nes sociales perroanen±es -viviendas, escue­las, hospitales, clubes, centros de recrea­ción- para el número de familias que vi­ven directamente relacionados con esta in­dustria minera es realmente extraordinario y no guarda ninguna relación de proporciona­lidad é:9n ningún afro tipo de actividad na­cioné.lr ni siquiera comparada con aquellas en las cuales los organismos del Estado pue­den ofrecer las ayudas masivas más impor­tantes" ( 34) .

13

(32) !bid 23 ( 33) !bid 24. (34) !bid. 20.

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La preocupacton por las vjviendas es±á des±acada en el discurso del Presidente Frei; uno de los criierios que guiaron las discusio­nes con las compañías ha sido la convenien­cia de enconlrar localidades para vivir en for­ma permanente, es decir, no ~n campamen­±os mineros; asi se abre la perspec±lva de que el :trabajador del cobre pase a ser propie­.tario de su propja casa, comprada en ±érmi-

nos favorables de crédi±o. "Donde sea posi­ble, den±ro de las circunstancias, :tra:tarernos de dar a los rnineros la propiedad de sus ca­sas, pa1·a que de esJ:a mane1a los campos sean despojados de una vez por ±odas de las caracferísficas de una instalación ±emporal, y se convier±an en ins.l:alaciones de comple±a pennanen±e, al-egre y sana vida humana': {35).

CONCLUSIONES

De los capitulas prime:ros, en que esfu­dié la situación general de las nacionaliza­ciones denlro de la Etica y den±ro de la Eco­nomía, podda formular cuaJro principios re­sumidores y esencia]es:

1. La Economía de las naciones debe ser organizada respe:tando la propiedad privada, valiéndose de la propiedad privada como ins±i±ución fundamental.

2. Cier±as nacionalizaciones pueden y, en ciertos casos deben exis{ir. Son los ca­sos de empresas con un g-ran influjo, económico o políiico, en el res±o de to­da la vida nacional, y que no pueden ser debidamenle conlrolaclas sin la na­cionalización. O son los casos de em­presas que exigen un esfuerzo finan­ciero ±an fuer±e- que no lo pueden o no lo quieren sopar:tar los capi±ales priva­das.

3. La nl'lcionalización que supone expro­piacióTl debe ser ejecu±ada respe±ando los derechos del antiguo dueño, por ejemplo, dánqole la jusja compensa­ción.

4. Pues±o que la e>:periencia ha mos±rado cier±as deficiencias en el actuar de las empresas nacionalizadas, cuando las circunstancias exigen nacional~zación habría que poner especial empeño en encontrar un sisjema corregidor o sva~ vizador de ±ales deficiencias.

I.a. media-nacionalización de la produc­ción del cobre en Chile, esfudiada esencial­mente en el cap. 3, es una experiencia ele gran inferés a la luz de eslas principios.

El caso del cobre en Chile es, cleramen­fe, una de esas empresas-excepción que jusfi­ficm1. el ser nacionalizadas. Par el gran in­flujo que ±al producción Jiene en foda la eco­nomía nacional, especialmenie a través de la adquisición de divlsas. Porque es el re­curso 1nás a mano para un rápido y vigoroso

(35) Edua1do F1eí, op. cit., p. 12.

salio hacia una mayor capitalización. Y por­que ±al sal:ta, :tal desarrollo del cobre en Chi­le no puede ser hecho sin un esfuerzo finan­ciero ±an g:t ande que difícilmen±e será a cap­lado por ]as en1.presas p1.ivadas

Tal nacionalización ha sido realizada en un an1.bien±e de respeio a las Cornpañías an"" iiguas poseedoras. Así lo reconocen ellas nüsn1.as. "Acuerdo" es la palahra que más usan los ±exfos que se refieren a ±ales nego­ciaciones, y "acuerdo" supone respe±o, mu­±uo eníenclimien±a. El Presiden fe PI ei usa también, como señalamos anles, el nombre ''asociación''. La nacionalizac1.ón del cobre en Chile na ha sido un despojar valiéndose de fuerzas físicas o morales. I-Ia si.do un aso­ciarse para un mejor cumplir el Esíado Chi­leno sus deberes y para una mejor ganancia y estabilidad de la Empresa

Los defectos de las empresas es±afales, que podrían 1 esun>irse en el capítulo de la fal±a ele estimulo personal, son iniereBan±e­menie con1.pensados en la presente nacionali­zación. Precisamenle porque no es ±o±al si­no "asociación". El Eslado Chileno compra solamen:te 25 por cien:to en los dos casos del grupo Anaconda, y 50 par cien±o en el caso de Braden Company. Las Empresas priva­das, consiguien±emen±e, siguen es±ando pre~ sen±es con no±able ínHujo.

Par fin, el 1nnegable arguro.en±o conira las nacionalizaciones: que son ahuyentado­ras de las necesarias inversiones de capital extranjero, pierde en estos "acuerdos" ±odo su va]or, si es que no se convierle en una re~ .torsión inesperada. La idea es del Presiden~ te F:r-ei: "Este lralado, que supone enormes inversiones, iJupJica iambién un ac±o de con~ fianza, de parle de los más g1·andes inversio­nisÍas exiranjeros, en la es±abilidad ins±i±u· cional del país y en la capacidad del pueblo chileno. Par ello, esie frafado dirá a iodos los inversionislas del n1.undo, y lo hará mejor que ninguna o±ra decla1ación, Jas sólida.s perspectivas que se pueden enconhnr en Ch1~ le " {36).

(36) Ibíd. pp. 18-19

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