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La obesidad infantil realizado
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LA OBESIDAD INFANTIL
1.- Introducción
Según los especialistas del tema, los cambios alimentares y las nuevas formas de vida
son los principales desencadenantes en el aumento de la obesidad. Es decir, los
criterios alimentares y la correría cotidiana de los padres son algunos de los factores
que contribuyen a que los niños presenten sobrepeso.
Muchos padres que tienen que dividirse entre las múltiples tareas, laborales y
domésticas, les es más cómodo ofrecer una comida más rápida a sus hijos. Empiezan
con los bollos industriales, los nuggets, y terminan con chuches y cositas por el estilo.
Y eso día tras día, acabando por convertirse en un hábito y en una mala costumbre de
consumir toda una parafernalia de comidas atractivas por su aspecto pero que no
llevan los nutrientes ni las vitaminas necesarias para que los niños crezcan fuertes y
sanos. Para esos padres, normalmente los que nunca tienen tiempo, lo más importante
es saciar el hambre de sus hijos, sin preocuparse si están o no comprometiendo su
salud.
Los padres, del mismo modo que muchos abuelos, también pecan con la preocupación
exagerada por la cantidad de comida que consumen los niños. Les ofrecen unos menús
sin considerar los controles cuanto a las grasas, azúcares, y otros componentes que
solo engordan. Existen más informaciones sobre el tema, pero los hábitos siguen
cambiando para peor. Lo ideal, según los expertos, es que un niño consumiera unas
dos mil calorías diarias y que, mitad de ellas, fuese cubierta por los hidratos de
carbono, un tercio por las grasas y el resto por proteínas. Pero, en lugar de comer pan,
arroz o legumbres, los niños están comiendo dulces, refrescos y golosinas.
2.- Causas
Existen, además del mal hábito alimentario y la falta de actividad física, que son los
que encabezan los motivos por los que la sociedad tenga sobrepeso, otros factores que
determinan la obesidad infantil. Puede haber influencias sociales, fisiológicas,
metabólicas y genéticas. Un niño con padres obesos, por ejemplo, estará predispuesto
a ser obeso también. Sea por una cuestión social, de mal hábito alimentario, o por
genética. También se puede presentar obesidad en caso de que el niño sufra algún
trastorno psicológico.
3.- Enfermedades
Enfermedad cardiovascular
Los pacientes con obesidad, es decir, con un IMC de 30 o mas, tienen un riesgo
aumentado de morir en comparación con sujetos cuyo índice de masa corporal (en
adelante, IMC) está comprendido entre 20 y 25. Se calcula que un obeso no fumador
vivirá, por término medio, 5.8 menos que un sujeto con peso normal, siendo esta
misma cifra en la mujer de 7.1 años menos que aquellas de peso normal.
Aunque la mortalidad por diferentes motivos es mayor en las personas obesas, la
causa principal del fallecimiento es la enfermedad cardiovascular, cuyo riesgo triplica
en estos pacientes el de la población de peso normal.
La enfermedad cardiaca sucede en un primer momento a consecuencia de la formación
de la llamada placa de ateroma, una acumulación de materia grasa adherida sobre la
cara interna de las arterias coronarias, que son las que llevan el oxígeno y los
nutrientes al corazón.
El abultamiento que forman las placas de ateroma en el interior de las arterias
coronarias hace que su diametro interior se estreche, por lo que se reduce la llegada
de oxígeno y nutrientes a las células del corazón. En estas condiciones aumenta la
posibilidad de sufrir una falta crónica de oxígeno en este órgano vital, que se pone de
manifiesto cuando las circunstancias exigen un mayor aporte de oxígeno. Así, en
situaciones de esfuerzo surge el angor o angina de esfuerzo, que pone en evidencia la
dificultad de proporcionar oxígeno a un corazón obligado a trabajar mas y –por lo
tanto- a consumir una mayor cantidad de oxígeno. La enfermedad se manifiesta por el
típico dolor anginoso opresivo o en garra en la zona del tórax que corresponde a la
localización del corazón.
Un grado mayor de dificultad para el suministro de oxígeno se pone de manifiesto a
través de la angina o angor de pequeños esfuerzos y, en último extremo, incluso sin
esfuerzo alguno, cuando el estrechamiento de las arterias coronarias ha alcanzado un
punto crítico.
Sin embargo, la obstrucción de las arterias coronarias puede presentarse de forma
brusca, a causa de la oclusión completa de una rama arterial del sistema coronario,
bien por desprendimiento de la placa de ateroma que se desplaza hasta enclavarse en
una arteria de menor tamaño o por el crecimiento de la propia placa de ateroma, que
obstaculiza totalmente el paso de sangre a través de la arteria coronaria, dando lugar a
una lesión permanente del corazón, lo que pone en serio peligro la vida del paciente.
Es el infarto de miocardio. El paciente tiene una mayor probabilidad de sufrir estos
tipos de trastornos conforme aumenta su índice de masa corporal, decir, su grado de
sobrepeso u obesidad.
La obesidad puede desencadenar o empeorar la insuficiencia cardiaca congestiva. Esta
es una enfermedad en la que el corazón fracasa globalmente en llevar a todo el
organismo el oxígeno y los nutrientes necesarios para su funcionamiento normal. Por
así decirlo, su músculo se ve incapaz de hacer circular la sangre en el volumen
adecuado y a la velocidad adecuada. Cuando la masa corporal aumenta, aumenta
también el esfuerzo cardiaco necesario para atender las necesidades del organismo, lo
que empeora considerablemente la insuficiencia cardiaca.
Hipertensión arterial
El paciente obeso o con sobrepeso tiene mayor probabilidad de sufrir hipertensión
arterial o de sufrirla en mayor grado que aquellas personas que tienen peso normal.
Aunque no está del todo esclarecida la relación entre obesidad e hipertensión arterial,
la evidencia científica mostrada por varios estudios clínicos ha establecido que incluso
una disminución de peso moderada es muy beneficiosa para la reducción de la
hipertensión arterial y del riesgo cardiovascular.
Accidente cerebrovascular
Por las mismas razones que el paciente con exceso de peso tiene una mayor
probabilidad de sufrir la formación de ateromas en las arterias coronarias, también
puede desarrollar estas lesiones en las arterias cerebrales o próximas al cerebro, que
pueden desprenderse total o parcialmente y obstruir alguna arteria cerebral, lo que
puede dar lugar a lesiones cerebrales por falta de riego. Conforme el exceso de peso
aumenta, lo hace también la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular o
ictus.
Diabetes Mellitus tipo 2
La diabetes tipo 2, también llamada diabetes del adulto o no insulindependiente, es
una enfermedad caracterizada por un aumento de la concentración de glucosa en la
sangre. Una de las razones de que se produzca este aumento de la glucosa en la
sangre es la falta de respuesta de las células del organismo a la insulina, lo que se
denomina resistencia a la insulina.
La insulina hace que la glucosa penetre en las células y pueda ser aprovechada
convenientemente, bajando de paso la concentración de glucosa en la sangre. Al
aumentar la resistencia a la insulina, la glucosa permanece en mayor concentración en
la sangre, por lo que puede aparecer la enfermedad.
Existe una estrecha relación entre diabetes tipo 2 y obesidad. De hecho, mas del 80 %
de los diabéticos de esta clase tienen exceso de peso. Diversos estudios clínicos han
puesto de manifiesto que aquellas personas con un IMC de 32 o superior tienen un
riesgo triple de sufrir diabetes mellitus tipo 2 que las personas con un IMC de 19 a 22.
Como se sabe, la diabetes es una causa frecuente de muerte prematura, enfermedad
cardiaca, accidente cerebrovascular, fracaso renal o ceguera.
Hiperlipemia
El exceso de peso esta causado por la grasa corporal acumulada en forma de
triglicéridos en el tejido adiposo. Frecuentemente, el paciente con sobrepeso u
obesidad sufre también una elevación de la concentración de grasas en la sangre.
Aunque la obesidad y la elevación del colesterol en sangre son factores de riesgo
independientes, el paciente obeso presenta muy a menudo elevación de triglicéridos en
sangre y disminución del colesterol “bueno”, lo que a su vez aumenta el riesgo
cardiovascular.
El síndrome metabólico
Así se definen un conjunto de factores de riesgo que están relacionados con el
sobrepeso y la obesidad y suelen presentarse conjuntamente. Se habla de síndrome
metabólico cuando un paciente presenta a la vez tres de los siguientes factores de
riesgo cardiovascular:
Diámetro abdominal aumentado (obesidad abdominal). Disponer de una cantidad
elevada de grasa abdominal es un importante factor de riesgo cardiovascular, de
mucho mayor valor predictivo que la acumulación de grasa en cualquier otro lugar del
organismo.
Hiperlipemia, incluyendo elevación de triglicéridos, elevación del colesterol malo (LDL)
y disminución del colesterol bueno (HDL).
Hipertensión arterial.
Elevación por encima de lo normal de las cifras de glucosa en sangre en ayunas.
Distintos tipos de cáncer
La obesidad y el sobrepeso están relacionados con un aumento del riesgo de sufrir
distintos tipos de cáncer.
En pacientes con obesidad acentuada (IMC igual o superior a 40), un estudio de mas
de 16 años de duración ha puesto de manifiesto un mayor riesgo de padecer cáncer de
esófago, colon, recto, hígado, vesícula biliar, páncreas y riñón, mama y útero
(endometrio), así como enfermedades malignas como el mieloma múltiple y el linfoma
no hodgkiniano. Se calcula que el riesgo adicional de sufrir este tipo de enfermedad es
un 50% mayor que en personas de peso normal.
Aunque en el caso del cáncer de mama los datos pueden ser controvertidos, se estima
que una mujer obesa puede tener un riesgo triple de sufrir un cáncer de útero que la
población femenina de peso normal.
En el caso de los tumores del tubo digestivo, se ha indicado que la causa mas verosímil
del aumento del riesgo de cáncer de esófago es el reflujo de jugo gástrico desde el
estómago al esófago (reflujo gastroesofágico), que sucede frecuentemente en las
personas obesas y da lugar a ardores de mayor o menor intensidad.
Artrosis/artropatía degenerativa
Se trata de enfermedades muy extendidas, afectando principalmente a las rodillas,
caderas y columna vertebral, especialmente la columna lumbar. En los pacientes que
sufren estas dolencias y son obesos o tienen sobrepeso, el aumento de presión debido
al exceso de peso es un factor primordial en la sobrecarga y degeneración articular,
provocando además un aumento extra del dolor en las articulaciones.
Síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS)
Se trata de un trastorno que provoca paradas momentáneas de la respiración (fase de
apnea), que se producen de forma continuada durante el sueño. Por lo general, las
personas que sufren esta enfermedad sufren un agravamiento en caso de sobrepeso u
obesidad.
El síndrome de apnea obstructiva del sueño se origina por un bloqueo momentáneo del
paso del aire por la vía aérea superior, que se repite sucesivamente. Aparte de otros
factores que también intervienen en la producción del SAOS, la obesidad hace que se
rellene de grasa el tejido que rodea la garganta, facilitando así la aparición o
agravamiento del SAOS, al estrechar el paso de aire por esta zona.
Infertilidad y embarazo
La obesidad puede causar alteración del ciclo menstrual y esta relacionada con
infertilidad en la mujer. Una proporción de grasa modestamente elevada (p.e.10%)
puede colaborar a la infertilidad femenina. La obesidad también se ha relacionado con
una mayor incidencia de fibromas uterinos.
La obesidad es un riesgo sobreañadido al embarazo. De un lado, puede facilitar la
aparición de la diabetes gestacional; por otro, favorece la elevación de la presión
arterial. También se ha relacionado con una elevación de la tasa de mortalidad fetal en
fases avanzadas del embarazo y una mayor incidencia de partos por cesárea.
Cálculos biliares
La obesidad y el sobrepeso se asocian con frecuencia a la aparición de cálculos biliares
y disfunción de la vesícula biliar.
Daño al hígado
Los pacientes obesos presentan con mayor frecuencia una degeneración grasa del
hígado, una enfermedad similar a la producida en las hepatitis tóxicas, que se llama
esteatosis hepática.
Depresión y otros trastornos psíquicos
Como consecuencia de la falta de aceptación social y la frecuencia con que son
excluidos, especialmente los jóvenes y los muy obesos, se presenta a menudo una
depresión que en muchos casos puede ser debido a un eventual rechazo social a su
condición física.
Esto es particularmente cierto en chicas jóvenes, en las que se ha podido demostrar
una relación directa entre grado de obesidad y depresión. Cuanto mayor es el índice de
masa corporal, tanto mayor es el grado de depresión. Por el contrario, los jóvenes del
sexo masculino no parecen estar afectados en el mismo grado.
Derivado de esto, algunos indicadores sociales como el grado de escolarización o el
bienestar económico también se deterioran en el obeso, especialmente en la mujer.