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La Otra Historia Revista Digital Polo Democrático Ecuador Nº 60 11 de febrero de 2010 La era de la revolución anticapitalista Antonio Romero Reyes Uribe en Quito José Antonio Figueroa Las guerras pírricas del Imperio Manuel E. Yepe Hay que destruir el aparato tecnológico Entrevista a John Zerzan - Diagonal Los aliados de Washington Juan Diego García Chile: voces desde la cárcel Daniela Estrada Laura Chinchilla: una mujer neo liberal y conservadora Seidy Salas Ecuador: Historia económica Juan J. Paz y Miño El desesperado avance del Imperio norteamericano en América Latina Nikolas Stolpkin Aprender de Haití Ignacio Ramonet Proaño luminoso Padre Pedro Pierre Décimo Foro Social Mundial: Síntomas de decadencia Raúl Zibechi Oda al hermano herido Félix Guerra Preguntas de un obrero que lee Bertolt Brecht

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La Otra HistoriaRevista Digital Polo Democrático Ecuador

Nº 6011 de febrero de 2010

•La era de la revolución anticapitalista Antonio Romero Reyes

•Uribe en Quito José Antonio Figueroa

•Las guerras pírricas del Imperio Manuel E. Yepe

•Hay que destruir el aparato tecnológico

Entrevista a John Zerzan - Diagonal

•Los aliados de Washington Juan Diego García

•Chile: voces desde la cárcel Daniela Estrada

•Laura Chinchilla: una mujer neo liberal y conservadora

Seidy Salas & Juan C. Cruz

•Ecuador: Historia económica Juan J. Paz y Miño

•El desesperado avance del Imperio norteamericano en América Latina Nikolas Stolpkin

•Aprender de Haití Ignacio Ramonet

•Proaño luminoso Padre Pedro Pierre

•Décimo Foro Social Mundial: Síntomas de decadencia

Raúl Zibechi

•Oda al hermano herido Félix Guerra

•Preguntas de un obrero que lee Bertolt Brecht

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Chile: voces desde la cárcel Daniela Estrada* Aumenta la tensión entre el pueblo mapuche y el gobierno de Michelle Bachelet: además de los dos indígenas muertos, al menos un centenar ha sido encarcelado tras exigir la restitución de sus legítimas tierras y, en algunos casos, tomarlas por la fuerza. Mientras los mapuches piden diálogo y acuerdos de autonomía, las autoridades chilenas allanan las casas en busca de más comuneros. En entrevista con IPS, el líder de la CAM asegura que su lucha no cejará Concepción, Chile. “Si (el gobierno) dice ‘sentémonos y busquemos una solución’, nosotros nos sentamos”, dijo a un grupo de corresponsales extranjeros Héctor Llaitul, líder de la radical organización mapuche Coordinadora Arauco Malleco (CAM), preso en la chilena región del Bío-Bío. En esa eventual mesa de diálogo, para resolver el centenario conflicto entre el pueblo indígena mapuche y el Estado chileno, se reclamarían tierras y autonomía, acotó el llamado jefe militar de la CAM. Pero ha debido correr sangre para que un ministro de la presidenta Michelle

Bachelet visite la zona, lamentó en referencia a la muerte de un joven comunero ocurrida en agosto pasado. Llaitul y otros siete “presos políticos” mapuches, como se autodenominan los indígenas de esta etnia que están privados de libertad por actos reivindicatorios de tierras, conversaron con una decena de corresponsales de la prensa internacional, entre ellos IPS, dentro de la prisión El Manzano, de la ciudad de Concepción, 500 kilómetros al sur de Santiago. Los comuneros se encuentran en prisión preventiva acusados de diversos delitos como asociación ilícita terrorista y homicidio frustrado contra el fiscal del Ministerio Público, Mario Elgueta, y dos detectives que integraban una comitiva que se dirigía a allanar una comunidad mapuche en octubre de 2008. César Parra, de 26 años, casado con una mujer mapuche y preso junto con Llaitul, acusó al fiscal Elgueta de haberlo torturado para que responsabilizara al líder de la CAM de participar en la supuesta emboscada que terminaría con el representante del Ministerio Público y los detectives heridos.

Esa denuncia está bajo investigación. Además de torturas, los mapuches presos denuncian montajes y discriminación policial y persecución de los fiscales que han invocado, para procesarlos, las severas leyes de seguridad interior del Estado y antiterrorista, esta última enunciada por la dictadura militar (1973-1990). Según un recuento de la organización no gubernamental Liberar, hay más de 50 presos políticos mapuches en diferentes cárceles del sur, aunque en septiembre la Comisión Ética contra la Tortura cifró en un centenar la cantidad de indígenas encarcelados, procesados y condenados en el país. En los últimos meses recrudeció el conflicto entre comunidades mapuches y el Estado, principalmente en la región de La Araucanía, 670 kilómetros al sur de la capital chilena. En julio de 2009, comunidades agrupadas en la Alianza Territorial Mapuche comenzaron a ocupar diversos predios privados reclamados como propios, lo que derivó en choques con la policía. También se han registrado quemas de camiones y atentados contra maquinarias de empresas forestales dueñas de las fincas.

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Los comuneros consideran insuficiente la devolución de tierras, efectuada hasta ahora por los gobiernos de la centroizquierdista Concertación desde 1990, unas 650 mil hectáreas, tras el proceso usurpatorio del Estado iniciado a fines del siglo XIX. En agosto, efectivos de carabineros (policía militarizada) balearon al joven comunero Jaime Mendoza Collío, quien se convirtió en el segundo mapuche muerto en el gobierno de Bachelet, luego de Matías Catrileo en enero de 2008. Los mapuches denuncian violentos allanamientos policiales en busca de comuneros requeridos por la justicia, procedimientos que afectan sobre todo a niños y niñas. Esto motivó que el representante en Chile del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Gary Stahl, se reuniera con varias autoridades para expresar su preocupación. En respuesta a la compleja situación, Bachelet convocó el 5 de noviembre pasado a una “cumbre indígena” para tratar de aunar posiciones, instancia que no fue reconocida por los líderes de la Alianza Territorial Mapuche.

La alianza dice actuar de forma independiente del tradicional Consejo de Todas las Tierras y de la CAM, considerada la organización más radicalizada de esta etnia. Llaitul, un trabajador social de 42 años, define a la CAM como “la organización mapuche que se ha planteado con más fuerza la recuperación territorial y política” de este pueblo indígena que, con casi 1 millón de habitantes, es el más numeroso de Chile. Cuando comenzó a actuar, en 1997, la CAM movilizaba en forma pública a una gran cantidad de comuneros, pero la represión los obligó a actuar clandestinamente, aseguró. “La gente se empieza a organizar de forma conspirativa por necesidad”, explicó Llaitul a los corresponsales. Según el líder, que dijo haber participado en la resistencia a la dictadura, “la CAM es un peligro” para el Estado porque su lucha es política e ideológica. “No queremos ser campesinos chilenos”, planteó. Desde su nacimiento se han adjudicado atentados contra empresas forestales, como

quema de maquinaria, actos definidos como sabotaje a los actores privados que se adueñaron de su territorio. Sin su acción, los mapuches no habrían comenzado a recuperar tierras, aseguró Llaitul. Absuelto en dos ocasiones de los cargos de asociación ilícita terrorista e incendio terrorista, Llaitul legitima los enfrentamientos con carabineros y fiscales como actos de “defensa” de las comunidades. “La violencia existe de uno u otro lado”, reconoció el comunero, aunque afirmó que ellos sólo avalan acciones que no generen derramamiento de sangre. “Nosotros no hemos usado explosivos ni armas de guerra”, aseveró. Negó que estén utilizando a niños como “escudos humanos”, como acusaron los carabineros, y que miembros de la CAM reciban instrucción militar de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y del grupo vasco ETA, aunque sí reconoció nexos con otras organizaciones indígenas de América

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Latina y grupos de solidaridad internacional. A su juicio, la prensa “oficial” y la “de derecha” se han unido para manipular la información y “desprestigiar” al pueblo mapuche con noticias como ésas. Enfatizó que el trasfondo de la lucha es la “reconstrucción de la nación mapuche”, un proyecto de largo plazo, considerando las dificultades que entraña para las comunidades reclamar “un lugar muy ambicionado por el empresariado”, por sus recursos forestales, hídricos y mineros. El comunero reconoció que una parte del pueblo mapuche no comulga con la estrategia de la CAM y otras comunidades movilizadas por tierras. A estos hermanos los llama “ignorantes” y “acomodados”. Consideró que no han “despertado” o que prefieren que otros hagan el trabajo sucio por ellos. No obstante, aseguró que “no son la mayoría”, a diferencia de lo que plantea el gobierno, que señala que las comunidades radicalizadas son un puñado.

Daniela Estrada Periodista de la sección América Latina de Inter Press Service (IPS) que despacha frecuentemente temas relacionados con Chile

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La Era de la Revolución anti-capitalista (Extracto)

Antonio Romero Reyes

A la memoria de Daniel Bensaïd

Quizás el título que decidimos poner arriba sea exagerado para la situación presente de las luchas de resistencia, así como para el respectivo grado de maduración de la conciencia social y política.1/ Por «Era de la revolución» queremos entender el tiempo histórico que se avecina preñado de dislocamientos, bifurcaciones y crisis sistémica, pero cuyas grandes manifestaciones ya estamos viviendo: la gravedad del cambio climático y la crisis epocal/civilizatoria del capitalismo (Lander 2010; Vega Cantor 2009), uno como consecuencia del otro y ambos retroalimentándose en el tiempo. De ahí que empleamos la palabra anti-capitalismo en el mismo sentido que Lebowitz (2003), de “rechazo al capitalismo mismo”.

Nuestro modesto propósito es aportar un grano de arena, al menos para abrir el debate y/o suscitar la indagación militante, con miras a la construcción de la “agenda social-revolucionaria” de la que habla Sergio Barrios (2009), entendiéndola –para evitar dudas— como la “agenda portadora de una lógica de ruptura con el

actual orden de cosas” (Antentas y Vivas 2009). Pero ¿cómo lograr la «ruptura» y alcanzar la utopía del otro mundo es posible sin recurrir a la revolución? Es necesario poner fin al silencio revelador que se advierte frente a la cuestión de la revolución (y del anti-poder), colocándola nuevamente en el centro de la agenda de transformación. Socialismo y revolución fueron, hasta hace poco, dos palabras expectoradas del lenguaje de los movimientos anti-globalización y altermundistas.2/ Constatamos al menos el regreso de una de ellas, reinstalándose con un nuevo contenido y sentido histórico en el imaginario anti-capitalista, traducción para nuestra época del «imaginario crítico» con “otro horizonte de futuro, diferente del que se ha extinguido” con la caída del muro de Berlín (Quijano 2002: 59). Se advierte esta suerte de retorno a través de las intervenciones de algunos intelectuales en el último Foro Social Mundial de Porto Alegre. 3/

¿Es posible el socialismo sin revolución?

Planteamos la pregunta porque la cuestión, valga la redundancia, persiste. Tal como lo sostuvo Werner Bonefeld hace algunos años:

“El resurgimiento de movimientos anticapitalistas en todo el mundo, es por

lo tanto, una señal de esperanza. Pero no hay lugar para complacencias. Lo más terrible es la actual indiferencia a la revolución. ¿Qué significa el anticapitalismo en su forma actual de antiglobalización, si no es una crítica práctica al capitalismo? ¿Y qué querrá lograr, si su anticapitalismo no se une al proyecto revolucionario de la emancipación humana? La indiferencia anticapitalista a la revolución es una contradicción en sí misma.” (Bonefeld 2005).

Para evitar los malentendidos, no estamos hablando de un evento (la revolución) que deba darse de la noche a la mañana; ni siquiera tenemos en cuenta el modelo leninista de «toma del poder» ni la fórmula estaliniana de «socialismo en un solo país». Nos referimos a un acontecimiento de alcance mundial precedido necesariamente por un proceso histórico que debe ser construido social y colectivamente; reuniendo las condiciones materiales, así como subjetivas e intersubjetivas, y (auto) realizándose a distintas escalas territoriales (localidades, países, regiones y continentes). La revolución mundial debe implicar un proceso cuidadosamente planeado y organizado, meticulosamente coordinado y sincronizado.

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Podemos estar seguros que el Imperio toma en cuenta –en sus ejercicios de prospectiva donde participan seguramente el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA— la eventualidad de una conmoción revolucionaria en el mundo, y se viene preparando para enfrentar este escenario.4/ En América Latina la instalación de bases militares en Colombia así como el armamentismo del Estado chileno (especialmente contra el Perú), forman parte del despliegue reactivo a ese futuro escenario en el cual, para los poderes que se hallan detrás del mismo, lo importante y prioritario es la apropiación de territorios y recursos así como la rentabilidad de las inversiones; pero donde la vida humana en los territorios que no son angloamericanos, para esos mismos poderes, es del tamaño de un rábano.

“[...] la soberanía fue y sigue siendo un arma de doble filo. La soberanía es un discurso de la modernidad que, al mismo tiempo, se ejerce como colonialidad del poder, es decir, como forma de control. El Plan Colombia se presenta, por un lado, como parte del discurso de limpieza ét[n]ica y, por otro, como una cuestión de gobernabilidad en la que la soberanía del Estado colombiano está entre fuegos cruzados: el negocio de la droga y la guerrilla, por un lado, y Estados Unidos, por el otro. Si a esto agregamos que además de la coca como mercancía y de

la cuestión de gobernabilidad, muchas otras riquezas naturales están en juego (petróleo, minerales, explotación forestal), el Plan Colombia sería un factor de los nuevos diseños globales puestos en práctica por el diseño neoliberal [...] se trata ahora de un diseño contrario a los anteriores, que ha llegado a poner la acumulación por encima de la vida humana. Mientras que a lo largo de la misión cristiana y civilizadora se restaba valor a las poblaciones colonizadas, marcando la diferencia colonial que distinguía culturas superiores de culturas inferiores, hoy, en cambio, lo que ha perdido valor es simplemente la vida humana.” (Mignolo 2002a: 35-36).

Para nosotros, por el contrario, se trata de poner fin a esta prehistoria de miseria humana.

Cambiar de época, hacia una que se digne en ser llamada Historia de la Humanidad, implica que el capitalismo debe ser necesariamente abolido, expropiado, suprimido y políticamente derrotado. Todo esto conlleva un tiempo histórico de luchas y procesos revolucionarios, de cambios y transformaciones, tanto en lo material como en lo cultural y espiritual; en síntesis, todo este movimiento podemos identificarlo con la transición socialista: un periodo de luchas decisivas contra un

sistema decadente como el actual, que implique al mismo tiempo la “restauración del mundo humano” (Marx), o de manera equivalente, la concreción de la «sociedad de los libres e iguales» (Bonefeld 2003); y a fin de alejar cualquier sospecha de eurocentrismo en estas palabras, diremos que están impregnadas al mismo tiempo de diversidad, heterogeneidad e interculturalidad.

¿Por qué revolución mundial?

El motivo que justifica la pregunta es poderosísimo: la manutención y supervivencia del capitalismo como sistema de explotación y dominación, junto con el orden civilizatorio que le es inherente, la modernidad occidental homogeneizante y destructiva de toda diversidad, se han convertido en serias amenazas para el planeta Tierra (Gaia, nuestra casa, Oikos) y para la propia existencia humana.

Es imposible esperar la autodestrucción del capitalismo en tanto que sistema socio-histórico, cuyos valores de “modernidad” y culto por el “progreso” –entre otros— ya no pueden seguir ocultando su “lado oscuro” (la colonialialidad del poder). No podemos seguir permitiendo la inercia devastadora proveniente del funcionamiento compulsivo y verdaderamente irracional del capitalismo Se desprende entonces

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que el objetivo primario de la revolución consiste en salvar nuestra casa y, junto con esta, a nosotros mismos de la autodestrucción. Esta lucha por salvar y preservar la Gaia tiene obviamente un carácter anticapitalista y –valga la redundancia—planetario; lo cual, inevitablemente, se engarza con la lucha emancipatoria contra todo poder y contra la reificación a la que nos somete el capital como relación cosica y cosificante/alienante, cuestión esta última resaltada también por Chesnais (2009).

En un artículo donde actualizaba su visión de la Tierra como una nave espacial (mediados de los años 60)5/ el economista norteamericano Kenneth Boulding justificaba esta representación de nuestro planeta para llamar la atención sobre “la pequeñez, el hacinamiento y los recursos limitados de la Tierra; la necesidad de evitar un conflicto destructivo, y lo imperioso de generar un sentimiento de comunidad mundial cuya tripulación es muy heterogénea” (Boulding 1989: 273). Esta idea posiblemente le fue insuflada desde un contexto intelectual marcado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 5-16 de junio 1972) que, a su vez, estuvo precedida por el arduo debate en torno al «crecimiento cero» y Los límites al crecimiento (Tamames 1985).6/

Las superpotencias y las actitudes del estado más poderoso de todos (los Estados Unidos) han demostrado que no les interesa la crisis ambiental, ni tampoco lo que Boulding recomendaba: “generar un sentimiento de comunidad mundial”. Lo acaba de corroborar el comportamiento deplorable y servil del presidente norteamericano Barack Obama en la fracasada conferencia sobre el cambio climático en Copenhague, en diciembre pasado (Monbiot 2010). En Copenhague el sr. Obama obró como funcionario del capital, ¿quiere el lector saber por qué?

“Presenciamos en los Estados Unidos la integración de negocios entre la esfera industrial-militar, las redes financieras, las grandes empresas energéticas, las camarillas mafiosas, las ‘empresas’ de seguridad y otras actividades muy dinámicas conformando el espacio dominante del sistema de poder imperial.” (Beinstein 2009: 9).

La situación es tal que la humanidad pareciera estar empecinada en autodestruirse, contaminando y deteriorando sin miramientos todo medio/recurso natural que forma parte de nuestras vitales condiciones de existencia (cursos de agua, aire, bosques, especies, ecosistemas, etc.). Las mega-corporaciones, grandes empresas y sus gobiernos, como los organismos que

norman y «supervisan» el comercio y las finanzas internacionales, tampoco se comprometen mínimamente a tratar de arreglar todas las externalidades que se despliegan por el orbe, generadas por el funcionamiento y operación del sistema en un planeta finito como el nuestro. Para ellos el mundo puede venirse abajo pero nunca permitirán que pase lo mismo con las ganancias del capital. Ni siquiera estuvieron dispuestos a apoyar la Tasa Tobin (un impuesto minúsculo) sobre las operaciones del capital financiero y especulativo. El capitalismo no puede desprenderse de la naturaleza porque ha convertido al mundo en una gigantesca factoría para la acumulación, y aquella ha pasado a ser parte de esta inmensa -y siniestra— maquinaria mundial.7/

En suma, la «naturaleza» -o lo que queda de ella, comprendiendo recursos y territorios- está siendo privatizada por el capital mediante la renovación de sus mecanismos de acumulación originaria que siempre fueron permanentes (Galafassi 2009), aunque no para beneficiar a la humanidad en términos de bienestar, ni para prolongar la vida en el planeta; y todo esto es muy grave. Hace rato que hemos atravesado los límites permisibles y estamos transitando por la cuenta regresiva hacia la extinción, sin ninguna hipérbole.

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Ecuador

Historia económica

Juan J. Paz y Miño Cepeda En el II Congreso Latinoamericano de Historia Económica que se realiza en la ciudad de México, hay representantes de varios países de la región y otros europeos y norteamericanos, pero existe ausencia total de algunos. Cabe destacar a México, Argentina y Brasil, países con larga tradición y producción sobre historia económica, que además cuentan con postgrados y doctorados en esta rama de las ciencias sociales. El simposio en el que participo como único representante del Ecuador y de la PUCE se llama “Banca y política monetaria en los países andinos y el Caribe”. Por cierto, en la feria de libros sobre economía e historia económica que se exhiben en este congreso, hay buena cantidad de obras y revistas sobre el tema bancario y monetario en la historia de América Latina. Pero nada sobre Ecuador. Y tampoco se los encontraría en el país, porque la historia económica del Ecuador sigue en pañales, algo que advertimos en un seminario sobre el tema realizado ¡hace diez años! El hecho de que la historia económica no se haya desarrollado en Ecuador se debe a múltiples factores. Pero hay uno que merece atención y tiene que ver con el trato que se le ha dado a la economía como ciencia en las pasadas décadas de los ochenta y noventa. Hagamos un contraste: en los sesenta y setenta al menos hubo algún esfuerzo de los

economistas por entender al Ecuador desde su perspectiva estructural. Pero la influencia del neoliberalismo, la creencia de que el mercado libre y la empresa privada deben ser los móviles más importantes de la economía, la orientación de las políticas económicas al beneficio de los negocios y las élites empresariales y, sobre todo, el “modelo” de análisis económico al que nos acostumbraron los economistas “ortodoxos, conservadores y prudentes” durante las pasadas décadas han sido “fatales”. Hablar de economía parece que es hacer simplemente referencias a la coyuntura, el PIB, la balanza comercial, la situación fiscal y últimamente el desempleo y el subempleo, etc. Lucen sabios los que presentan datos estadísticos, refutan toda cifra oficial y critican los actuales manejos económicos. Es decir, predomina la visión sobre el retrato económico, pero en nada se ubican los hechos, los resultados y las políticas desde una perspectiva histórica. No se hace un solo análisis sobre la base de la investigación histórica. No se trabaja con interés y rigurosidad sobre el pasado, para entender los procesos y condiciones del presente. Entonces la historia económica deja de tener significación. El “neoliberalismo” no solo hizo daño al país, sino a la misma teoría económica en el Ecuador, pues las ideas del exterior se las toma por sí mismas. No se generan categorías ni análisis sustentados en la realidad latinoamericana y ecuatoriana. De manera que continúa como desafío la necesidad de crear conceptos, análisis y conocimientos basados en la realidad de nuestros países y no en la teoría económica que proviene de los países ”centrales” y que se asimila como que fuera una teoría universal.

Y conste que esta idea ya la expuso la CEPAL ¡en la década de los sesenta! - Juan J. Paz y Miño Cepeda, El Telégrafo,Ecuador, lunes 08 de febrero de 2010

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Los aliados de Washington Juan Diego García (especial para ARGENPRESS.info) Los amigos incondicionales de los Estados Unidos y sus aliados europeos en Latinoamérica y el Caribe son ciertamente impresentables. Su aliado más decente, el gobierno de la Concertación en Chile, da ahora paso a una derecha que no consigue esconder sus vínculos con la dictadura de Pinochet ni su lealtad al legado económico y político de la dictadura, expresados en la política económica neoliberal y una constitución impuesta por los militares que asegura los intereses de la derecha. El gobierno de Alan García en Perú se ufana por sus éxitos económicos, pero como consecuencia natural de la estrategia neoliberal, el crecimiento solo favorece a las minorías que conforman la base social de su gobierno y sobre todo a las grandes empresas multinacionales que se lucran con el expolio incontrolado de la riqueza minera del país. La pobreza aumenta y la protesta popular se intenta apagar con una represión sangrienta. No faltan la corrupción ni los escándalos así como una

política hostil hacia Bolivia en armonía con las directrices del Departamento de Estado. A estas alturas son evidentes la orientación y naturaleza del gobierno en Honduras, nacido de unas elecciones fraudulentas que devuelven al país su papel de enorme base de operaciones militares estadounidenses en Centroamérica. Además, ahora se sabe el motivo de fondo que ha tenido el Pentágono para escenificar el golpe militar. El presidente Zelaya ha confirmado la existencia de yacimientos importantes de gas y petróleo en el mar territorial del país (un dato prácticamente ignorado por los grandes medios de comunicación). Con ayuda técnica de Venezuela se estaban adelantando los estudios pertinentes para proceder a su explotación, algo que hubiera fortalecido no solo al gobierno popular de Zelaya sino al ALBA, algo que Washington tenía que impedir de cualquier manera. Si al señor Obama le resultaba ciertamente embarazoso aparecer propiciando el golpe, vino en su auxilio la señora Clinton, ficha clave de los intereses petroleros y del complejo militar-industrial de su país.

El nuevo gobierno de Panamá en un arranque de “patriotismo y soberanía” (similar a los alegados por Uribe Vélez) cede a los Estados Unidos un número considerable de bases militares en su territorio y reconoce al gobierno de Lobo contradiciendo su posición inicial, igual que el señor Arias de Costa Rica, otro fiel aliado de USA. México es de particular relevancia por las dimensiones e importancia del país. Con un gobierno espurio, fruto de unas elecciones robadas al PRD en la mejor tradición del PRI (“el pueblo vota de día y el gobierno corrige de noche”) el país azteca es seguramente el mejor ejemplo de los desastrosos resultados de la estrategia económica neoliberal y sobre todo de los riesgos inmensos que supone un tratado de libre comercio (popularmente conocido como TLC...“Todo Lo Cedemos”). Para acabar de agravar las cosas, el gobierno de Felipe Calderón, seguramente consciente de la orfandad política que arrastra, intenta mejorar su imagen con una “guerra a las drogas” mediante estrategias diseñadas por Washington y que han mostrado su ineficacia en Colombia. Ineficaces al

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menos para acabar con el narcotráfico pero no para profundizar la dependencia del país en relación a los Estados Unidos ni para poner de manifiesto la profunda descomposición social y política de México. No son mejores las credenciales del mejor amigo de Washington en el continente. El belicoso mandatario colombiano, Álvaro Uribe Vélez. Empeñado en un tercer mandado no consigue sin embargo ocultar que sus dos primeras victorias electorales han estado viciadas por la acción en su favor de los grupos paramilitares que mediante una violencia indescriptible han conseguido controlar amplias zonas del país. Tampoco resulta transparente el actual proceso mediante el cual se desea de nuevo introducir cambios en la constitución para posibilitarle un tercer mandato, al punto que desde sus propias filas le sugieren lo inconveniente de su empecinamiento y le recuerdan que el propio Obama ya le dijo en persona que era hora de retirarse. Uribe es hoy por hoy un aliado muy incómodo y seguramente Washington vería con alivio su retiro dejando el lugar a quien asegure la continuidad de la actual estrategia

económica y militar y la cesión de siete bases militares. El de Uribe es un gobierno de dudosa legalidad que debe sus triunfos a una violencia paramilitar que lejos de desaparecer como afirman las autoridades (gracias a la ley de “Justicia y Paz”) continúa con la misma o mayor incidencia en la vida diaria del país. Los “paras” mantienen su presencia en las listas electorales para las próximas elecciones, están incrustados en la administración pública, continúan recibiendo el apoyo efectivo de las fuerzas armadas, no han visto disminuir su poder en el congreso y el senado a pesar del encarcelamiento de los llamados “parapolíticos” (más del 90% de ellos, miembros de la bancada oficial) y cuentan con el respaldo de sectores sociales afines a Uribe. El descubrimiento diario de fosas comunes y la reiteración de los “falsos positivos” no hacen más que confirmar que la violación de los derechos humanos no es un mal menor fruto de “manzanas podridas” a las cuales se combate con firmeza sino parte constitutiva de una estrategia militar diseñada por el Pentágono, con la directa asesoría de cientos o miles de oficiales estadounidenses e innumerables

mercenarios de varios países (en especial de Israel). Continúan funcionando plenamente la impunidad, los juicios amañados y la amenaza a quienes exigen justicia. La conversión de toda protesta en crimen, de toda oposición en complicidad con el terrorismo, la violencia cruda que se generaliza en el país, la persistencia del narcotráfico, el agudo incremento de la delincuencia común, la generalización de la corrupción y ahora una economía gravemente afectada por la crisis arrojan muchas dudas acerca del éxito de la política de “seguridad democrática” de Uribe, no menos que sobre la naturaleza democrática del régimen colombiano. La última ocurrencia del mandatario colombiano es una prueba más de su desesperación ante una realidad tozuda que pone en evidencia su fracaso: incitar a los estudiantes a convertirse en soplones de la policía a cambio de dinero (la misma filosofía que produce los “falsos positivos”) algo que ha despertado el rechazo generalizado de la opinión pública. Estos “soplones ilustrados” vendrían a engrosar las filas ya numerosas

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de los civiles que trabajan para los servicios de inteligencia (muchos de ellos menores de edad), los taxistas, los guardias jurados y los “cien mil amigos de Uribe”, funcionarios diplomáticos y partidarios del gobierno que en el extranjero se dedican (mediante generoso pago) al seguimiento de exilados y de todos aquellos que la locura oficial considera “terroristas” o amigos del terrorismo. El último escándalo, de esta misma semana- que ha sacado a miles de manifestantes a las calles por todo el país es la reforma del sistema de salud que somete a la población a la arbitrariedad de las poderosas compañías privadas del ramo y profundiza el drama sanitario del país. Estos son los amigos predilectos de la administración estadounidense en la región, sin olvidar a las actuales autoridades de Haití que han abierto de par en par las puertas de su país a los marines yankees. Ahora se denuncia que el objetivo central de la invasión (además de las obvias ventajas militares) es conservar el control de la isla para asegurarse las existencias de petróleo y sobre todo de uranio.

En juego hay mucho más que robar criaturas para “mayor gloria del creador”. Estos son los amigos de Obama en el continente; estos son sus aliados, para desconsuelo de aquellos ingenuos que se hicieron ilusiones con la nueva administración en la Casa Blanca. Por contraste, los gobiernos que cuentan con una enorme legitimidad como resultado de elecciones limpias y adelantan reformas sociales en beneficio de las mayorías, se convierten automáticamente en peligrosos populistas, factores de inestabilidad regional, nido de terroristas y narcotraficantes y un peligro inminente para la civilización cristiana y occidental.

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El desesperado avance del imperio norteamericano en América Latina

Nìkolas Stolpkin El imperialismo norteamericano se está afianzando de sobremanera en el continente latinoamericano, tanto política como militarmente. Si bien su avance político se podía ya ver reflejado tácitamente en países como Colombia, México o Perú con sus gobiernos ultra-reaccionarios y significativamente complacientes con el imperio norteamericano; y, por otro lado, su avance en lo militar se podía ver reflejado en la activación de la IV Flota (finales de abril, 2008)… A partir del golpe de Estado en Honduras (1) puede notarse un notable avance tanto en lo político como en lo militar en beneficio de las oscuras ambiciones imperialistas. Prueba de ello es la llegada de gobiernos derechistas en la región como lo es Panamá (2) y ahora último Chile (3) junto con la presencia militar estadounidense en Colombia (4), Panamá (5), y ahora último con un caso muy particular como lo es Haití (6). Cabe esperar en lo político los resultados que habremos de tener con las elecciones en Costa Rica y Brasil, donde se da a la Derecha como favorita. Quien no quiera ver un evidente avance imperialista tanto en lo político como en lo militar, está desconociendo e ignorando la triste historia, de invasiones militares e instalaciones de gobiernos títeres, lacayos del imperio, traducido en

dictaduras, que han vivido y soportado nuestros pueblos en América Latina (7). Todo el avance imperialista está enfocado a frenar la órbita de influencia que está teniendo la Revolución Bolivariana en el continente y, en lo fundamental, controlar los enormes recursos naturales estratégicos, que abundan en nuestra región, para satisfacer los intereses capitalistas imperialistas. Sin duda no ha sido ninguna casualidad la activación de la IV Flota luego de que el 1 de Abril de 2008 la Asamblea Constituyente de Ecuador aprobara el artículo que declara (8): “El Ecuador es un territorio de Paz. No se permite el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. No se puede ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras." Y, por lo tanto, quedara sin razón de ser la base norteamericana de Manta. Como tampoco fue casualidad, tiempo antes, las instalaciones de bases militares estadounidenses en Ecuador (Manta), las islas Aruba y Curazao (de soberanía holandesa) y la base de Comalapa en El Salvador; o la puesta en marcha del Plan Colombia: todo esto inteligentemente planificado a sabiendas de que se clausuraría la base Howard (establecida por los EEUU en 1928), en Panamá, en virtud de los acuerdos Torrijos-Carter (1977-1999) el cual entregaría soberanía progresivamente a Panamá con respecto al Canal de Panamá, además de desarticular progresivamente unas 14 de bases militares norteamericanas.

El incremento de la presencia militar en América Latina, por parte de EEUU, se ve agudizada hoy, vergonzosamente, con la ocupación militar en Haití. Se hace muy evidente dicha presencia, en una región (América Latina y el Caribe) en donde, que se sepa, no reviste ninguna amenaza a EEUU; por lo que se puede llegar a “oler” cierto apetito desmesurado por asegurarse con el control de las mayores reservas de petróleo “descubiertas” en Venezuela (9) y descubiertas en Brasil (10); el acuifero Guaraní (11); las extensas tierras cultivables y las enormes riquezas naturales que brotan de la tierra latinoamericana que sirven para producir medicamentos (12). Y como bien he señalado en otros artículos, aquí se trata, primeramente, de frenar la influencia Bolivariana y su matriz (Venezuela). Por lo que no ha sido ninguna casualidad de que EEUU quiera incrementar su presencia militar considerablemente en Colombia, teniendo en cuenta de que se había instalado el Plan Colombia principalmente para frenar el avance guerrillero, y que venía a engrosar la lista de planes (13) en contra de los focos armados presentes en Colombia. Pero las bases militares, a utilizar por los militares estadounidenses, desplegadas en Colombia, Panamá, Aruba y Curazao, no forman parte, en lo fundamental, de una lógica para frenar alguna resistencia armada, sino que representan una señal clara de que aquí se está fraguando “inteligentemente” una intervención de “Cirugía Mayor” dirigida y apuntalada de manera evidente a Venezuela y al proceso Bolivariano, la madre de la Revolución Bolivariana que se desarrolla en el continente.

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Por tanto, el gobierno colombiano aquí juega un rol co-protagónico de suma importancia y que no llega a ser menor. Pronto habrá elecciones (14) y a EEUU no le conviene mucho nuevamente tener a Álvaro Uribe en el Poder. Necesita una cara “nueva”, y esa cara sin duda será el ex Ministro de Defensa Juan Manuel Santos Calderón (15), la cara más siniestra del Uribismo. Desde un punto de vista perceptivo-especulativo, podemos observar que Álvaro Uribe ya no le sirve al Imperio Norteamericano. ¿De qué le sirve ahora? Desde que firmó el vergonzoso “Acuerdo Complementario” (16) con el Imperio, selló el ocaso de su permanencia en el Poder. Haber logrado semejante “acuerdo” lo aparta de cualquier protagonismo futuro, ya que el Imperio gusta mucho de la utilización de imágenes “frescas” para perpetuar su influencia y no dejar que se instale la erosión en el “paisaje” político local, que avanza considerablemente en lo que se refiere a la narco-para-política, la continuidad del paramilitarismo, el significado que representa una nueva re-elección, etc. Anexo: Imperialismo Norteamericano A pesar de que el término “imperio” no es usado por los medios de difusión masiva de la manera como sí lo hacen para referirse a imperios pasados, como lo fue el imperio Romano o el Británico, claramente podemos observar hoy un IMPERIO con todas sus letras, tanto a nivel cultural, político, militar y económico. A nivel cultural, bajo la chapa de lo que conocemos como “globalización”; en lo político y económico, en estructuras disfrazadas de

“multilaterales” (ONU, OTAN, FMI, BM, OMS, G-7, G-8, G-20, etc); y en lo militar, con intervenciones a nombre de la “Libertad y la Democracia”, la “Seguridad Nacional”, o ahora último por razones “Humanitarias”. Sin embargo, es razonable observar en los medios de difusión masiva obviar notablemente términos como lo puede ser “imperio” o “imperialismo”, el cual es disfrazado muchas veces por “hegemonía estadounidense”, ya que los grandes medios de difusión masiva, al estar a manos de la gran burguesía imperialista, son los que dictan las directrices que tienen que tomar los países o bien las burguesías dependientes y complacientes de las políticas impuestas por la Gran Burguesía Imperialista. Los que pretendan ver el concepto “imperialismo” como un concepto meramente “ideológico” (para señalar principalmente al imperio norteamericano), se engañan al querer no ver lo que ha sido muy obvio dentro del siglo XIX, XX y ahora a inicios del siglo XXI. Llamar las cosas por su nombre no es “ideología”. Las cosas por lo general se ganan su nombre por los hechos. Y es cosa de enumerar las intervenciones militares que EEUU ha hecho desde principios del siglo pasado (17), estrenando, eso sí, su carácter imperialista con la famosa Doctrina Monroe (1823), “América para los americanos”. El control ideológico de la gran burguesía es tal que toda información que provenga de medios pequeños o alternativos, insertos en países dependientes política y económicamente, siempre serán percibidos con cierta desconfianza y no serán tomados muy en cuenta hasta que esa información sea “corroborada” por los grandes medios insertos

de alguna forma en las grandes potencias bajo la influencia del Gran Capital (18). Y ya sabemos cómo actúan los medios dependientes ideológicamente: son el triste eco de los grandes Medios de Difusión Masiva. Notas: 1) 28 de Junio de 2009 2) El 4 de Mayo de 2009 es electo presidente el empresario Ricardo Martinelli (del partido Cambio Democrático), con más del 60% de los votos. Magnate vinculado a los medios de comunicaciones, las importaciones, los bancos, etc. http://www.agenciapulsar.org/nota.php?id=14943 3) El 17 de Enero de 2009 es electo presidente el empresario Sebastián Piñera (coalición Alianza por Chile), con el de 51,60% de los votos. http://elecciones.gov.cl/Sitio2009/index.html http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=16105&Itemid=4761 4) El 30 de Octubre 2009 se firma el “Acuerdo Complementario”, que permitiría a EEUU utilizar siete bases militares colombianas. http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-134435-2009-10-31.html 5) http://www.agenciapulsar.org/nota.php?id=16031 6) http://www.elmundo.es/america/2010/01/20/noticias/1264015538.html

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7) EEUU y sus Invasiones y Dictaduras en América Latina, las de suma importancia: 1846 EEUU invade México y le es arrebatado la mitad de su territorio; 1898 invade Cuba; 1904 invade República Dominicana; 1906 nuevamente es invadida Cuba; 1908 invaden Panamá; 1910 invaden Nicaragua; 1912 invaden nuevamente Nicaragua (ocupación que prácticamente duraría hasta 1933); 1915 invade Haití (manteniendo un protectorado hasta 1934); 1916 invaden nuevamente a República Dominicana (ocupándola hasta 1924); 1924 invade a Honduras; 1930 comienza en la República Dominicana la Dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, engendro de la Guardia Nacional; 1933 EEUU abandona Nicaragua y deja en el control a Anastasio Somoza y su Guardia Nacional; 1957 se inicia la dictadura de François Duvalier (papá Doc) en Haití, la cual la habrá de proseguir su hijo Jean-Claude Duvalier (baby Doc) de 1971 a 1986; 1964 EEUU promueve el golpe de Estado en Brasil, estando de presidente Joao Goulart; 1965 EEUU nuevamente invade República Dominicana; 1973 golpes militares en Uruguay y Chile apoyados e instigados por EEUU, instalando nuevas dictaduras; 1976 se instala una nueva dictadura, esta vez en Argentina; 1983 EEUU invade la isla de Granada; 1989 EEUU invade Panamá; 1994 invade Haití; 2004 nuevamente es invadida Haití. http://www.voltairenet.org/article125406.html 8) http://www.cadtm.org/ASAMBLEA-CONSTITUYENTE-NUNCA-MAS 9) Según el Servicio Geológico de EEUU (USGS, por sus siglas en inglés ), Venezuela, en la Faja del Orinoco, contaría con 513,000 millones de barriles de petróleo extraíbles, muy por delante de las

reservas petroleras de Arabia Saudita, estimada oficialmente en 266,000 millones de barriles. http://www.bbc.co.uk/mundo/economia/2010/01/100123_0459_reservas_petroleo_venezuela_faja_orinoco_irm.shtml y http://www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=216998&lee=16 10) En el año 2007 Brasil descubre un enorme yacimiento de petróleo (yacimiento Tupí), frente a Santos (San Pablo), calculado preliminarmente en 8,000 millones de barriles de petróleo. Sin embargo se calcula que podrían haber mucho más. http://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/310367/11/07/Brasil-descubre-un-gigantesco-yacimiento-de-petroleo-sus-reservas-aumentarian-hasta-en-un-62.html o http://www.clarin.com/diario/2007/11/09/elmundo/i-02415.htm 11) El cuarto reservorio de agua subterránea en el mundo. http://www.clarin.com/diario/2005/09/25/elmundo/i-02415.htm 12) http://www.agenciapulsar.org/nota.php?id=13531 13) Operaciones: Plan LASO (Operación Latinoamericana de Seguridad), Operación Sonora, Operación Centauro, Plan Thanatos, Destructor 1, Destructor 2, Plan Colombia, Plan Patriota. http://www.kaosenlared.net/noticia/entrevista-ivan-marquez-secretariado-farc 14) 30 de mayo de 2010 http://www.radiosantafe.com/2009/05/05/eleccion-presidencial-el-30-de-mayo-del-2010/

15) http://www.eltiempo.com/elecciones2010/candidatos/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-7106829.html 16) Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los Gobiernos de la República de Colombia y de los Estados Unidos de América 17) http://www.revistachiapas.org/blum10.htm 18) El mismo prejuicio puede suceder a nivel local cuando un tema político sea abordado por un sociólogo o un cientista político y ese mismo tema sea abordado por un músico o por un simple obrero. Por lo general, lo abordado por los “especialistas” habrá de tender a tener más peso que lo que un músico o un simple obrero expresara sobre el mismo tema. Podrían haber excepciones, pero esas no se logran sin la edificación de alguna base) ------------- Níkolas Stolpkin http://stolpkin.net/

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Aprender de Haití Ignacio Ramonet • Le Monde Diplomatique Por muy “natural” que parezca, ninguna catástrofe es natural. Un seísmo de intensidad idéntica causa más víctimas en un país empobrecido que en otro rico e industrializado. Ejemplo: el terremoto de Haití, de magnitud 7,0 en la escala de Richter, ha ocasionado más de cien mil muertos, mientras que el de Honshu (Japón), de idéntica fuerza (7,1), acaecido hace seis meses, apenas provocó un muerto y un herido. “Los países más pobres y los que tienen problemas de gobernabilidad están más expuestos a riesgos que los otros”, confirma un reciente informe de la ONU (1). En una misma ciudad, el impacto humano de una calamidad puede ser muy distinto según las características de los barrios. En Puerto Príncipe, el seísmo se ensañó con las desvencijadas barriadas populares del centro. En cambio, los distritos privilegiados de la burguesía mulata comerciante apenas padecieron estragos. Tampoco son iguales los pobres ante la adversidad. La Federación Internacional de

la Cruz Roja sostiene que, en caso de desastre, “las mujeres, los discapacitados, los ancianos y las minorías étnicas o religiosas, víctimas habituales de la discriminación, son más castigados que los demás” (2). Por otra parte, aunque un país no sea rico, si se dota de una política eficaz de prevención de catástrofes puede salvar muchas vidas. En agosto de 2008, el ciclón Gustav , el más violento de los últimos cincuenta años, azotó el Caribe con vientos de 340 kilómetros por hora. En Haití mató a 66 personas. Sin embargo, en Cuba no causó ninguna víctima mortal… ¿Es Haití un país pobre? En verdad, no hay países pobres; sólo existen “países empobrecidos”. No es lo mismo. En el último tercio del siglo XVIII, Haití era la Perla de las Antillas y producía el 60% del café y el 75% del azúcar que se consumía en Europa. Pero, de su gran riqueza sólo se beneficiaban unos 50.000 colonos blancos, y no los 500.000 esclavos negros que la producían. Invocando los nobles ideales de la Revolución Francesa, esos esclavos se sublevaron en 1791 al mando de Toussaint Louverture, el Espartaco negro . La guerra

duró trece años. Napoleón envíó una expedición de 43.000 veteranos. Triunfaron los insurrectos. Fue la primera guerra racial anticolonial y la única rebelión de esclavos que desembocó en un Estado soberano. El 1 de enero de 1804, se proclamó la independencia. Sonó como un aldabonazo en el continente americano. Los esclavos negros demostraban que, por su propia lucha, sin la ayuda de nadie, podían conquistar la libertad. Afro-América emergía en la escena política internacional. Pero el “mal ejemplo” de Haití -así lo calificó el Presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson- aterrorizó a las potencias que seguían practicando la esclavitud. No se le perdonó. Y nadie reconoció, ni ayudó a la nueva república negra, pesadilla del colonialismo blanco. Aún hoy, el viejo terror no ha desaparecido. Pat Robertson, telepredicador estadounidense, ¿no acaba acaso de afirmar: “Miles de hatianos han muerto en el seísmo porque los esclavos de Haití hicieron un pacto con el diablo para obtener su libertad” (3)? El nuevo Estado independiente fue boicoteado durante decenios con la idea de

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“recluir la peste” en ese país. Haití cayó en guerras civiles que arrasaron su territorio. Se perdió la necesaria etapa de construcción de un Estado-nación. Institucionalmente, a pesar de la gran calidad de sus numerosos intelectuales, el país quedó estancado. Después vino el tiempo de la ocupación por Estados Unidos que duró de 1915 a 1934. Y de la guerra de resistencia. El héroe de la rebelión, Charlemagne Péralte, fue crucificado por los marines , clavado en la puerta de una iglesia… Washington acabó por ceder Haití a nuevos dictadores, entre ellos: Papa DocDuvalier, uno de los más despóticos. En los años 1970, aún gozaba Haití de soberanía alimentaria, sus agricultores producían el 90% de los alimentos que consumía la población. Pero el Plan Reagan-Bush, impuesto por Washington, obligó a suprimir los aranceles sobre la importación de arroz, producto básico del cultivo local. El arroz estadounidense, más barato porque estaba subvencionado, inundó el mercado local y arruinó a miles de campesinos que emigraron en masa a la capital, donde el seísmo los ha atrapado… La única experiencia de gobierno realmente democrático, fue la de Jean-

Bertrand Aristide, dos veces Presidente (1994-1996 y 2001-2004). Pero sus propios errores y la presión de Washington lo empujaron al exilio. Desde entonces, de hecho, Haití se halla bajo tutela de la ONU y de un conglomerado de ONGs internacionales. El Gobierno de René Préval ha sido sistemáticamente privado de medios de acción. Por eso resulta absurdo reprocharle su inoperancia ante los efectos del seísmo. Hace tiempo que el sector público fue desmantelado y sus principales actividades transferidas, si eran rentables, al sector privado, o a las ONGs cuando no lo eran. Antes de convertirse en el Ground Zero del planeta, Haití ya era el primer caso de “colonialismo humanitario”. La tragedia reforzará la dependencia. Y por consiguiente las resistencias. El “capitalismo de choque”, descrito por Naomi Klein, hallará una nueva ocasión de reclamar -en nombre de la eficacia- la privatización integral de todas las actividades económicas y comerciales ligadas a la reconstrucción. Estados Unidos está en primera línea, con sus Fuerzas Armadas desplegadas en una ofensiva humanitaria de gran envergadura. Resultado sin duda de un generoso deseo de socorrer. Pero también de indiscutibles intereses geopolíticos. Washington

prefiere invadir Haití de ayuda que ver invadidas sus costas por decenas de miles de boat people haitianos. En el fondo, se trata de la misma vieja obsesión: “recluir la peste”… Notas: (1) Riesgo y pobreza en un clima cambiante. Invertir hoy para un mañana más seguro , Naciones Unidas, Nueva York, mayo de 2009. (2) Informe Mundial sobre los desastres 2009 , Cruz Roja Internacional, Ginebra, julio de 2009. (3) Christian Broadcasting Network, 14 de enero de 2010.

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Uribe en Quito

José Antonio Figueroa Álvaro Uribe vino a Quito en el que quizá sea el peor momento de los siete años de su administración. Me pregunto, si no hubiera ocurrido la gran desgracia de Haití, qué pretexto hubiera utilizado Uribe para venir a una reunión de Unasur en Quito, para airearse en la arena internacional, uno de los pocos resquicios que tiene para edulcorar su imagen. Las últimas semanas se han convertido en una cascada de acontecimientos que de suceder en cualquier otro país que no fuera aquella Colombia consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, hace ya mucho tiempo que hubieran significado la caída de Uribe. Veamos los últimos escándalos y tropezones que ha tenido el Presidente: en una minuciosa investigación, el periodista Daniel Coronell, de Semana, muestra cómo el ex ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias -Uribito-, recibe aportes para su campaña como candidato del partido conservador por parte de poderosos grupos que a su vez fueron beneficiarios suyos durante su cuestionado ministerio. El asunto remite al escándalo

que pasó a fines de 2009, cuando se descubrió que poderosos grupos que habían aportado a las campañas de Uribe y que han ayudado a la consolidación del paramilitarismo, recibieron importantes contribuciones del Estado a través del programa denominado Agro Ingreso Seguro, a cargo del entonces ministro Andrés Felipe Arias. “Otro golpe que perturba al presidente Uribe ha sido el fracaso del proyecto reeleccionista...” La investigación hecha por Coronell muestra cómo esos mismos grupos dan generosos aportes a la campaña de Arias, no sólo violando la ley electoral sino develando los mecanismos ilegales que se han convertido en lugar común de la administración pública colombiana. Otro acontecimiento que perturba al presidente Uribe ha sido el golpe que recibió el proyecto reeleccionista por parte del magistrado de la Corte Constitucional Humberto Sierra. El magistrado apoya la inexequibilidad del referendo que busca la reelección de Uribe, entre otras razones, por la violación de los topes económicos. El fracaso del proyecto reeleccionista sería un duro golpe a los grupos que con un gran poder económico -de origen legítimo o

ilegítimo- han eliminado todas las barreras legales o políticas que se oponen a la imposición de sus propias leyes. También cuestionaría la tesis de que cualquier acción del Gobierno se legitima por representar la voluntad de las mayorías. Estos días la popularidad de Uribe también se ha afectado porque, amparado en un decreto de emergencia, ha propuesto una reforma del sistema de salud que busca que las enfermedades catastróficas sean pagadas por los propios pacientes haciendo uso de sus ahorros, y también obliga a los médicos a prescribir sólo los tratamientos establecidos por el sistema. Recientemente había propuesto la desatinada idea de crear un sistema de informantes en las escuelas, colegios y universidades como mecanismo de frenar la creciente violencia que nuevamente está resurgiendo en Medellín. El resurgimiento de la violencia en Colombia se debe a la impunidad que gozan los paramilitares y muestra el fracaso de la política de seguridad democrática. En este enrarecido ambiente es lógico que Uribe intente airearse en los foros internacionales.

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Proaño luminoso

PADRE PEDRO PIERRE En este año del centenario del nacimiento de monseñor Leonidas Proaño, miles de grupos y millones de personas por todo el planeta vamos a recordar este personaje fuera de lo común por su sencillez, su espiritualidad y su compromiso por los pobres y por una Iglesia de los Pobres, en particular de los indígenas. Los que lo hemos conocido y hemos tenido la dicha de ser sus amigos, conocemos su vida y su trayectoria luminosas para ayer, para hoy y para largo tiempo. Podemos aplicar a monseñor Proaño las palabras del profeta Isaías: “El pueblo que caminaba en la noche divisó una luz grande; habitaban el oscuro país de la muerte, pero fueron iluminados. Tú los has bendecido y multiplicado, los has colmado de alegría”. Iluminados, lo fueron los indígenas de Ecuador y de América Latina, lo fueron los pobres de nuestro país y de nuestro continente, lo fueron muchos cristianos de los países del norte, lo fuimos los sacerdotes que buscamos vivir un

“Evangelio subversivo”, tal como lo escribió monseñor Proaño después de su apresamiento por la dictadura en 1976. Más de 20 años después de su muerte, Proaño nos sigue convocando y provocando a vivir el Evangelio en la sencillez y el compromiso. Los indígenas lo recuerdan como aquel que les ayudó a ponerse de pie y en marcha, a imagen de Jesús en su discurso programático de Nazaret: “Ahora vemos, porque antes no veíamos. Ahora hablamos, porque antes nos hablábamos. Ahora caminamos, porque antes no caminábamos. Ahora nos sentimos libres, porque antes no éramos libres…”. Proaño supo valorar la cosmovisión indígena como propuesta para una vida mejor. Soñaba con una Iglesia indígena”. Hoy los protagonistas de una nueva sociedad son los mismos indígenas a lo largo y ancho del continente. Lastimosamente no avanza mucho una Iglesia indígena. Los pobres recuerdan a Proaño como aquel que los valoró y los ayudó, mediante su organización en Comunidades Eclesiales de Base, a apoderarse del Evangelio y empoderarse de la Iglesia a fin de que sean la Iglesia de los Pobres soñada por Jesús. Muchos grupos cristianos de los países del

norte recuerdan a Proaño como aquel que los provocaba a hacer suyas las causas de los pobres tanto en sus países como en los países del Sur. En sus múltiples conferencias e intervenciones, tanto en parroquias como en universidades, insistía en que “los pobres son nuestros maestros: nos enseñan el Evangelio y nos muestran el camino de una sociedad donde quepamos todas y todas”. Muchos sacerdotes que nos dejamos guiar por las palabras y el ejemplo de Proaño nos identificamos con una Iglesia que nace y renace de los pobres, que se identifica con sus opciones, que celebra a un Cristo resucitado en las resurrecciones personales y colectivas de ahora, que construye el Reino mediante un proyecto socialista e indígena. Desde Proaño, hay “un antes y un después”: nadie puede decir que no sabe. Personalmente me identifico con unas palabras que podrían ser de monseñor Proaño porque fueron su opción de vida, de pastoral y de sociedad: “Prefiero correr el riesgo de equivocarme con los pobres que tener la pretensión de acertar sin ellos”.

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Décimo Foro Social Mundial: síntomas de decadencia Raúl Zibechi** Una década es tiempo suficiente –en el terreno políticosocial- para el crecimiento, madurez y, tal vez, decadencia de un “movimiento de movimientos” que se propuso cambiar el mundo. Aunque su declinación es un dato de la realidad, sus mentores pueden contentarse con que su oponente, el Foro Económico de Davos, atraviesa dificultades aún mayores. Los síntomas son bien conocidos: debatir hasta el cansancio si lo que se está haciendo tiene sentido, si debe continuarse el mismo camino o torcer el rumbo en alguna dirección que permita encontrar soluciones a los males y malestares que se perciben. En efecto, tanto el seminario “10 años después” realizado en Porto Alegre, como el Foro Temático, con sede en Salvador, dedicaron buena parte de su tiempo a constatar la pérdida de vitalidad de un movimiento que pretendió ser la alternativa a la globalización neoliberal. Este año, el Foro Social Mundial no contó con un evento central sino que realizó actividades en una veintena de ciudades de

diferentes partes del mundo, entre ellas las dos capitales estatales brasileñas. La opción por la descentralización es un indicador de que los grandes eventos de decenas de miles de personas jugaron un papel importante en su momento, a comienzos de la década, pero en esta etapa no tendría sentido repetirlos ya que, según se pudo constatar en las últimas ediciones, el formato se fue desgastando. El evento de Porto Alegre, a partir del 25 de enero, consistió en un conjunto de debates entre intelectuales y miembros de ongs, con escasa participación de los movimientos sociales que son, en los hechos, la razón de ser del Foro. Por cierto, no era la intención de los organizadores apostar por la masividad que arrastró a más de 150 mil personas en las ediciones anteriores, pero los debates atrajeron ahora a menos del diez por ciento del anterior pico de participación. En Salvador, por el contrario, en el Foro Temático realizado entre el 29 y el 31 de enero, la presencia de los movimientos era esperada con cierta expectativa. La opción por descentralizar el evento, con mesas de debates en hoteles de la ciudad y las actividades de los movimientos relegadas al recinto de la Universidad Católica, tuvo

un efecto negativo para la participación social. A diferencia de lo que sucedía en Porto Alegre años atrás, cuando la ciudad giraba por unos días en torno al Foro, en la capital de Bahía la gente no se enteró del evento altermundialista. Buscando nuevos rumbos El viraje en la situación política mundial y en América Latina, parece estar en la base de un cierto desconcierto que se plasma en la aparición de propuestas notoriamente divergentes. En las primeras ediciones de los Foros, se registraba un fuerte ascenso del conservadurismo comandado por George W Bush, a caballo de las invasiones a Irak y Afganistán. En este continente, se estaban estrenando los gobiernos del cambio y se registraba aún una oleada de movilización social que desembarcó con sus múltiples colores en los eventos multitudinarios de Porto Alegre. La crisis mundial, el ascenso de Barack Obama a la Casa Blanca, el otoño de los gobiernos progresistas y de izquierda de la región y la creciente desmovilización social, pautan una coyuntura bien distinta. El tono de la Carta de Bahía, documento

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final aprobado por una asamblea de movimientos, delata el nuevo clima. La declaración enfatiza en el rechazo a “la presencia de bases extranjeras en el continente sudamericano”, la defensa de la soberanía y de los grandes yacimientos de petróleo descubiertos en el litoral brasileño. La Carta hace una defensa cerrada del gobierno de Lula. “En Brasil, muchos avances fueron conquistados por el pueblo durante los siete años del gobierno Lula”. Menciona que aún falta realizar reformas estructurales, pero llama a apoyar a los diversos oficialismos “en este período de embate político que se aproxima”, en clara alusión a los procesos electorales venideros. En este punto, aparecen fuertes divergencias. El Movimiento Sin Tierra, muy crítico con Lula por no haber hecho la reforma agraria prometida, no movilizó sus bases hacia el Foro como en ocasiones anteriores. En Salvador, el movimiento más potente es el de los Sin Techo, que en diferentes talleres mostró claras distancias tanto con el gobierno federal como con el estatal, comandado por el petista Jacques Wagner.

La distancia, social antes que política, entre movimientos y gobiernos fue una de las características del Foro de Salvador. Uno de los “intercambios” con los movimientos se realizó en un hotel de cinco estrellas, con la participación del gobernador Wagner, el ministro de Desarrollo Social Patrus Ananias y el Secretario Especial para Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Samuel Pinheiro. No era ese el mejor ambiente para movimientos de base que, como los de Salvador, están integrados en su inmensa mayoría por negros pobres que viven en favelas, que son sistemáticamente rechazados en esos espacios. En la visita que realizamos a tres ocupaciones urbanas de los Sin Techo, pudimos comprobar que las bases de esos movimientos no tenían la menor idea de lo que sucedía en el centro de la ciudad, ni mostraban intención de asistir cuando se les informaba que debían registrarse en otro hotel, también de cinco estrellas, ubicado en el corazón elitista de la ciudad racista. Si alguna vez los foros fueron un genuino encuentro de movimientos sociales, en los hechos se convirtieron en encuentros de elites, intelectuales, miembros de ongs y representantes de organizaciones sociales.

En palabras de Eric Toussaint, miembro del Consejo Internacional del fsm, un dato central es que el encuentro “fue patrocinado por Petrobrás, Caixa, Banco do Brasil, Itaipú Binacional y con fuerte presencia de gobiernos”. O sea, grandes multinacionales que están también en el encuentro empresarial de Davos, donde Lula fue proclamado “estadista global”. En su opinión, el núcleo histórico de fundadores del Foro, donde tienen especial presencia brasileños vinculados al gobierno, son los más reacios a buscar otros formatos, que “se apoyen en fuerzas militantes voluntarias y se alojen en casas de activistas”. Cuestión de Estado En cuanto al formato, las propuestas son muy variadas. El portugués Boaventura de Sousa Santos, cree que el Foro fracasó en Europa, Asia y África al no haber conseguido “conquistar la imaginación de los movimientos sociales y los líderes políticos” como sucedió en América Latina. Cree que el fsm debería haber acudido con una posición propia a la cumbre de Copenhague y que el próximo encuentro, a realizarse en Dakar (Senegal),

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deberá “promover algunas acciones colectivas” en la dirección de buscar “una nueva articulación entre partidos y movimientos”. Toussaint va más lejos y aspira a que los movimientos recojan la propuesta lanzada por Hugo Chávez de crear una Quinta Internacional, que sería un “instrumento de convergencia para la acción y para la elaboración de un modelo alternativo”. En el otro extremo, el sociólogo brasileño Emir Sader cree que el Foro ya fracasó porque al no estrechar vínculos con los gobiernos progresistas, “quedó girando en el vacío”. Dos temas siguen estando en el centro de los debates, como estas posturas manifiestan: la relación entre gobiernos y movimientos y el grado de centralización y de organización que debe dotarse el Foro. Hay quienes, como Toussaint, defienden un modelo tradicional, que se resume en “un frente permanente de partidos, movimientos sociales y redes internacionales”, porque es la mejor forma de impulsar la movilización. Cree, por añadidura, que el golpe de Estado en Honduelas se consolidó porque la movilización “fue totalmente insuficiente”.

De Sousa Santos echa más leña al fuego al abordar el otro tema en debate. Sostiene que “ahora existe un novísimo movimiento social que es el propio Estado”. Defiende su tesis señalando que si al Estado se lo deja librado a su lógica, “es capturado por la burocracia y por los intereses económicos dominantes”. Pero si los movimientos, que siempre han trabajado por fuera de los estados, lo toman en cuenta como “un recurso importante”, ese Estado “puede ser apropiado por las clases populares como está ocurriendo en el continente latinoamericano”. En su comunicación al seminario “10 años después”, Immanuel Wallerstein presentó una perspectiva que incluye una variante más, estirando las diferencias entre los militantes. Sostuvo que los impactos mayores de la crisis vendrán en los próximos cinco años, con un posible default de la deuda de los Estados Unidos, la caída del dólar y la aparición de regímenes autoritarios, incluyendo algunos países de América Latina, y la creciente demonización de Obama en Estados Unidos. Cree que se están formando varios bloques geopolíticos que excluyen a Washington: Europa Occidental-Rusia; China-Japón-Corea del Sur; Sudamérica liderada por Brasil.

En ese escenario, opina que en las dos próximas décadas la izquierda social y la política irán percibiendo que “la cuestión central no es poner fin al capitalismo, sino organizar un sistema que lo suceda”. En ese lapso, la confrontación entre derechas e izquierdas, cuyas fuerzas se han expandido a todo el mundo, será inevitable, pero no será una batalla entre estados sino “entre las fuerzas sociales mundiales”. Y cree, además, que a las izquierdas y a los movimientos “les falta una visión estratégica de medio plazo”. Esto último se ha mostrado enteramente cierto, por lo menos en el último Foro Social Mundial. **- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.

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Laura Chinchilla: una mujer neoliberal y conservadora Costa Rica: Apuntes sobre el resultado de las elecciones Seidy Salas, Juan Carlos Cruz ALAI AMLATINA, 10/02/2010.- El 7 de febrero un 46.7 % de las y los votantes costarricenses, eligió como ganadora a Laura Chinchilla, del oficialista Partido Liberación Nacional. Esto la convierte en la primera mujer en alcanzar la presidencia de la República, lo que ciertamente representa un avance en la cultura política del país y es, de alguna manera, la culminación de la lucha de muchas mujeres por sus derechos civiles y políticos; lucha que se remonta al siglo XIX con las primeras sufragistas. Desde esa perspectiva podemos congratularnos como pueblo que camina hacia la madurez. Aunque su triunfo tiene varias causales, que analizaremos en otros artículos, es probable que una de ellas fuera la identidad de género de muchas mujeres, que se vieron representadas en una candidata y

consideraron que era hora de que el país fuera gobernado por una mujer. Sin embargo, durante su campaña, la señora Chinchilla no enarboló ninguna reivindicación por los derechos de las mujeres y más bien fue ambigua en temas como la anticoncepción de emergencia, la legalización de las uniones entre personas del mismo sexo y se mostró contradictoria en torno a temas como el aborto terapéutico. De situaciones como la creciente violencia doméstica y los femicidios, ni siquiera habló. Su propuesta para las mujeres se centró en lo que llamó una “red de cuido” para niñas, niños y adultos mayores, que si bien es una necesidad en el país, ve a la mujer en su papel tradicional de madre y cuidadora; y la propuesta de eliminar el Instituto Nacional de las Mujeres, para fundirlo en un nuevo Ministerio de la Familia, echando atrás los logros de esta institución que ha estado siempre luchando por su existencia. Laura no nos representa Con este lema, diversas organizaciones feministas costarricenses

lanzaron un pronunciamiento durante la campaña electoral, recordando posiciones que la hoy presidenta electa ha mantenido con respecto a los temas y agendas de las mujeres costarricenses. Nosotros hacemos aquí nuestro propio recuento. Laura Chinchilla representa la continuidad del gobierno de Oscar Arias, del cual formó parte medular, como vicepresidenta y cuya característica fue la concentración de poder en manos del Ejecutivo, la supresión de la división entre los poderes, el favorecimiento ilícito de allegados al gobierno y el cierre de todas las puertas al diálogo social, en lo que el mismo Arias calificó como “una dictadura en democracia”. Un indicador de la orientación neoliberal y conservadora de la futura administración Chinchilla, es la elección de sus vicepresidentes: Luis Liberman, un banquero privado que tendrá a su cargo la política económica y a Alfio Piva, miembro del Opus Dei y partidario de la concesión privada de las Áreas de Conservación y los Parques Nacionales.

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En materia de política exterior -tema ausente durante la campaña- Laura Chinchilla mantendrá y posiblemente profundice la condición de país satélite de los Estado Unidos, pues en su primer discurso como presidenta electa, anticipó el establecimiento de una suerte de “plan Costa Rica” en la misma línea del que se está ejecutando en Colombia con la excusa de la lucha contra el narcotráfico. En otro ámbito de indicadores, la presidenta electa es declarada simpatizante de los republicanos norteamericanos, su esposo es un especialista en seguridad vinculado a las agencias de inteligencia de ese país y en su equipo de campaña participó un agente costarricense del Comando Sur de los Estados Unidos. Así las cosas, Costa Rica encabezada por la primera mujer presidenta entra en una fase de consolidación de la política neoliberal que impuso el gobierno de Arias, favoreciendo la concentración de la riqueza en un reducido sector de políticos empresarios, profundizando la brecha entre clases e impulsando políticas sociales que favorezcan la base clientelar

de apoyo del gobierno. Así que por más expectativas que haya alimentado un sector de la población femenina, lo que ocurra en Costa Rica durante los próximos 4 años no dependerá decisivamente de la condición de género de la presidenta, sino de su adscripción política e ideológica. - Juan Carlos Cruz es Comunicador social

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Las guerras pírricas del imperio

Manuel E. Yepe Filológicamente, se denomina victoria pírrica a aquella que se logra a un costo tan grande que no alcanza a ser compensado por la ventaja adquirida en la batalla. Y creo que es eso exactamente a lo que está abocado Estados Unidos, por la ambición desmedida de una oligarquía desenfrenada que ha hecho de las guerras su modus operandi de dominación. Según el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, la guerra de Irak costará a Estados Unidos entre tres y cinco billones de dólares ($3-5 trillion dollars). Pero los expertos norteamericanos en cuestiones de seguridad nacional dicen que la guerra de Irak ha incrementado la amenaza del terrorismo en vez de reducirla. En términos de credibilidad, las mentiras de que se sirvió Washington para emprender la guerra de Irak (una supuesta relación del presidente Sadaam Hussein con los actos terroristas del once de septiembre de 2001 y las afirmaciones de que Irak tenía Armas de Destrucción Masiva) han tenido un costo impagable para la diplomacia estadounidense.

Y la actual guerra en Afganistán no está constituyendo un fardo menor para la economía de Estados Unidos ni para la credibilidad de su política exterior. Esta otra ingloriosa cruzada se libra contra un puñado de combatientes de Al Qaeda cuyo número, según fuentes de la inteligencia de Estados Unidos citadas por la emisora ABC, no llega en Afganistán a 100 combatientes. Con el despliegue de 100.000 soldados en esa nación asiática que le cuestan anualmente al Pentágono unos 30 mil millones de dólares, Estados Unidos está comprometiendo mil efectivos y 300 millones de dólares al año por cada combatiente de Al Qaeda que persigue. Según varios ex importantes altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos, incluyendo el ex director de la CIA George Tenet y el ex secretario del Tesoro Paul Neill, la guerra contra Irak había sido planeada antes del 11 de septiembre de 2001. Y hay muchos indicios de que la guerra de Afganistán había sido similarmente proyectada por el Gobierno de Estados Unidos antes que ocurrieran aquellos tristes sucesos en Washington DC y New York. De modo

que las debacles que están sufriendo sus fuerzas armadas en estas dos guerras no pueden achacarse a la improvisación. Se ha escrito reiteradamente que los combatientes talibanes, con quienes Estados Unidos mantenía relaciones muy estrechas en el período en que la Unión Soviética era la superpotencia extranjera determinante en aquel país, propusieron a los norteamericanos en 2001 deshacerse de Osama Bin Laden, y fue Washington quien decidió no hacerlo, por consideración a los viejos lazos de amistad y compromisos de negocios que unían a las familias Bin Laden y Bush desde mucho tiempo atrás. A la luz del acontecer actual, Estados Unidos se habría ahorrado cientos de miles de millones de dólares en gastos de guerra si hubiera pasado por alto tan escrupulosa prevención “ética”. Ya se perfila una nueva guerra, contra Yemen, sin que haya desaparecido la amenaza de un próximo conflicto contra Irán de gran envergadura.

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Tan errática actuación en materia de políticas de guerra y de relaciones internacionales por parte de la más poderosa y hoy única superpotencia del planeta es inexplicable a la luz de la lógica o de la economía, incluso si se prescinde de una valoración moral. Dicen algunos economistas norteamericanos que las guerras irremediablemente provocan recesión; otros afirman que estimulan la economía, si la victoria es rápida. Pero todos coinciden en que los conflictos bélicos que Estados Unidos sostiene hoy son dañinos a su economía, aunque inicialmente aporten puestos de trabajo por la expansión de la industria militar. Es una contradicción mayúscula el hecho de que en Estados Unidos, el gran líder del capitalismo mundial y primer defensor de la empresa privada a nivel global, tenga efecto un fortalecimiento de la economía centralizada a causa del auge de la economía militar que es ya varias veces mayor que el resto de la economía y es el único sector que ha creado nuevos empleos en el último decenio.

Es incuestionable que la economía de guerra puede generar y está generando fabulosas utilidades en Estados Unidos a partir de su posición de única superpotencia mundial capaz, al menos en teoría, de doblegar por las armas a cualquier otra nación del planeta en virtud de una amplia superioridad en términos de los recursos económicos que puede movilizar en el terreno de la tecnología militar. Mucho más si cuenta con el apoyo de los más ricos del primer mundo y son los “enemigos de su seguridad nacional” países del tercer mundo que pugnan por el desarrollo. Pero los favorecidos de esta política de guerra tras guerra que mueve a Estados Unidos casi desde que emergió de las cenizas de la II Guerra Mundial como la potencia que menos dañó el conflicto, no son los ciudadanos de ese país sino la oligarquía que integra el complejo militar-industrial. La ciudadanía de los Estados Unidos, la que pone los muertos y los mutilados y sufre el desempleo y la caída de su nivel de vida, es la que está perdiendo con cada victoria pírrica que su país logra contra las naciones que pretende humillar. Por ahora, las derrotas son en términos de prestigio, respeto y

credibilidad y repercuten en sus nexos con el resto de una humanidad cada vez más ingobernable por el imperio.

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Entrevista a J ohn Zerzan: “Hay que destruir el aparato tecnológico” Diagonal

Conversamos con el filósofo J ohn Zerzan sobre alternativas al desarrollo industrial y al modelo de progreso económico vigente en la sociedad de masas.

DIAGONAL: En una entrevista reciente decías que están surgiendo planteamientos que cuestionan eficazmente la modernidad y el progreso. ¿Qué opinión tienes del movimiento del decrecimiento y su capacidad de respuesta a la crisis económica global?

JOHN ZERZAN: Hace un par de años, en Barcelona, hubo una discusión considerable, sobre todo desde grupos franceses, de esta tendencia. Algunos aspiraban a integrarse en el juego parlamentario, lo que considero mala idea, y no sé qué grado de radicalidad implica su propuesta. Por un lado, algunos de sus conceptos no van demasiado lejos, como las “ciudades lentas”, la “alimentación lenta” o la idea de simplificación. Por otro, no tienen mucho alcance porque carecen de crítica sobre la totalidad del fenómeno. Todo el mundo va en la dirección del crecimiento industrial descontrolado: China, India y otros muchos países avanzan con rapidez hacia esta realidad. Así pues, el decrecimiento puede ser deseable, pero hay que plantear una lucha concreta contra todas estas dinámicas,

instituciones y fuerzas que empujan en la otra dirección. Creo que promueven algo sano, pero, si optan por la vía de integración en partidos verdes y demás, creo que su enfoque quedará comprometido por la dinámica de partidos, aunque tal vez sean capaces de encontrar una vía alternativa.

D.: ¿Cuál sería tu acercamiento teórico a esta lucha?

J .Z.: El antiindustrialismo. Si no nos ocupamos de este problema, estamos evitando encarar la manifestación principal de la sociedad de masas, que ya tiene una vigencia de 9.000 años. No podemos sino reconocer una realidad que no hace feliz a casi nadie, ante la que están reaccionando grupos humanos en todos los continentes, en todos los países. La sociedad industrial envenena el aire, conduce a la esclavitud a millones de personas, acaba con los pueblos indígenas y sus formas de vida. Y hoy en día ni siquiera se trata de esconder su verdadera naturaleza; sus agentes operan a la luz del día. Copenhague ha sido un desastre completamente predecible y Obama es otro Bush; parece que definitivamente se ha terminado la ilusión y tal vez ahora nos podamos enfrentar con nuestros problemas verdaderos.

D.: ¿Qué opinión te merece internet? ¿Es un síntoma de domesticación o tiene un peso específico como herramienta transformadora?

J .Z.: Creo que ambas cosas. No sé aquí, pero en EE UU pasamos nuestra vida frente a la pantalla. Somos adictos a este tipo de interacción, supongo que por el nivel de desamparo existente. Hoy un amigo es alguien a quien probablemente nunca hayas visto en persona, vamos a todos lados con el móvil en la oreja. Parece que nadie quiere estar presente en este mundo arrasado, siempre estamos en otra parte. Pero no existe otra parte. Este mundo se define por la tecnología, la tecnocultura se expande con gran velocidad, a pesar de ser económicamente excluyente. Y en la base de este proceso está el posmodernismo, que se caracteriza por la adopción incondicional de la tecnología, así como por la pérdida de las ideas de causalidad, valor o significado. Sólo deja espacio a lo momentáneo y trivial.

D.: ¿Crees que este sistema se ha implementado desde arriba o se trata de una deriva que nos hemos trabajado nosotros mismos? J .Z.: Creo que esta situación proviene de nuestro sistema de consumo. Y será imposible abordar el problema eficazmente sin aplicar una crítica radical a este fenómeno, porque la tecnología en sí es neutral. Si no politizamos la cuestión de su uso y las raíces de su existencia es imposible frenar esta situación. Los efectos negativos de este modelo son visibles en la salud física y mental de nuestra sociedad. Por ejemplo, el fenómeno de los tiroteos en escuelas e instituciones. Estas manifestaciones patológicas se producen en los países más

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desarrollados –EE UU, Finlandia o Alemania–, como síntomas de una sociedad disfuncional, del vacío de un mundo uniformizado que está acabando con la idea de comunidad y tantos otros conceptos importantes en nuestra vida. Mientras sigamos apostando por una sociedad tecnológica de masas, como hace la izquierda, no seremos capaces de librarnos de todo este lastre y regresar a una experiencia directa del mundo.

D.: ¿Y cómo enfrentar el proceso práctico de cambiar el modelo?

J .Z.: Poniendo el problema sobre la mesa, dándole la relevancia que merece e insistiendo en el papel central que debe jugar en la discusión pública. Nuestra postura implica destruir todo el aparato tecnológico antes de que nos destruya y de que elimine todo valor y textura de la vida. Se trata de reconectar con la tierra, por ello nuestra inspiración fundamental son los modos de vida de los pueblos indígenas.

D.: ¿Qué harías si el sistema cayera mañana y tuvieras la oportunidad de intervenir e implementar cambios concretos?

J .Z.: El problema es que la mayor parte de la población de las grandes ciudades moriría en tres días. No duraríamos mucho sin energía, con los alimentos pudriéndose, sin habilidades para sobrevivir y con el instinto atrofiado. No sabríamos qué comer, qué planta es cuál, como hacer fuego, buscar agua, refugio... Nos tenemos que preparar

para ese proceso, porque la ciudad es artificial e insostenible, y no representa el mundo al que nos enfrentaremos cuando el sistema se detenga... Además, poseer esas herramientas de supervivencia empodera políticamente, da sensación de autonomía. Si quieres salir del sistema, pero no tienes estos conocimientos, al final seguramente no des el paso.

PRIMITIVISMO RADICAL

Con ocasión del cien aniversario del anarcosindicalismo organizado por CGT, nos acercamos al pensamiento de J ohn Zerzan. Sobre la dialéctica negativa de Adorno, Zerzan expone, en textos como La catástrofe del posmodernismo o El crepúsculo de las máquinas, su idea de que esta civilización es una construcción acumulativa de alienación. Para reconstruirla apela a la experiencia de las comunidades anteriores a la adopción de la agricultura, la domesticación y la propiedad privada. De éstas extrae la práctica de formas de vida libres de alienación basadas en la experiencia directa.

Fuente: Diagonal

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Oda al hermano herido Félix Guerra El terremoto estremece, hace temblar y echa por tierra casas, chozas, arrabales, polvo, calles y caminos: luego debiera sobrevenir un temblor mundial de solidaridad. Tras el sismos que derrumba Palacio Nacional, ministerios, catedral y hospitales, una gigante ola de compasión esta obligada a mojar las costas de Haití. No compasión a distancia: que se convierta en sangre inmediata y médicos in situ. Tras la sacudida trágica, ¿no seria humano una sacudida de la conciencia? Los muertos no pueden ser reparados ni dañados nuevamente, pero los sobrevivientes urgen de una mano o las dos, no lágrimas sino el brazo que ayude a levantar. Terremoto televisado, radiado, publicado, nos remueve, pero no tanto como cuando se trata de la tierra debajo de nuestros pies. Necesitamos pensar el dolor. El sufrimiento de aquellos, que por otra parte somos nosotros mismos asomados a las ventanas. El grito de alguien constantemente sobresaltado por el grito.. Haiti necesita sangre, ropa, consuelo, alimentos, agua, materiales de construcción, dinero, una mano fraterna en el hombro: no lo que sobra al bolsillo sino la mayor ayuda que podamos ofrecer. No donar nada. Devolver al hermano herido lo que le falta ahora

y le arrebató siempre la adversidad. En la hora del mayor dolor haitiano, ayuda ecuménica, un tsunami de globalización amiga. Individuo de cada rincón, gobierno de cada punto cardinal, naciones con nombres y pueblos conocidos, somos una sola especie y una sola humanidad. Recibimos enormes heridas en el pecho colectivo. Si alguna vez creímos en el fin del amor o en el fin de la historia, es la ocasión para desmentir. Comienza en este valle un nuevo tiempo de lágrimas, pero también una era de andar por la vida con el corazón en la mano. Tu sangre es mi sangre, mi sangre es nuestra sangre. Poemas de la sangre cotidiana. Cuba, enero 13 de 2010

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Preguntas de un obrero que lee

Bertolt Brecht

¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? En los libros se mencionan los nombres de los reyes. ¿Acaso los reyes acarrearon las piedras? Y Babilonia, tantas veces destruida, ¿Quién la construyó otras tantas? ¿En que casas de Lima, la resplandeciente de oro, vivían los albañiles? ¿Adónde fueron sus constructores la noche que terminaron la Muralla China? Roma la magna está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los construyó? ¿A quienes vencieron los Césares? Bizancio, tan loada, ¿Acaso sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la legendaria Atlántica, la noche que fue devorada por el mar, los que se ahogaban clamaban llamando a sus esclavos. El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él sólo? César venció a los galos; ¿no lo acompañaba siquiera un cocinero? Felipe de España lloró cuando se hundió su flota, ¿Nadie más lloraría? Federico Segundo venció en la Guerra de Siete Años, ¿Quién más venció? Cada página una victoria ¿Quién guisó el banquete del triunfo? Cada década un gran personaje. ¿Quién pagaba los gastos? A tantas historias, tantas preguntas.