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Evelyn Rojas
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“La política social en México hoy. Diagnóstico”
El rol de las políticas públicas y sociales en el país ha cambiado, tanto como el contexto, la
población, la economía y las necesidades. La transformación en el diseño de las mismas,
reorientaron la forma de priorizar los temas de lo público, y con ello, se introdujeron nuevas
perspectivas para atender (más no resolver) las demandas de la sociedad.
En los últimos años, el papel de la política social se ha centrado en ejes como la educación, la salud
y el empleo, estos, como mecanismos que consolidan el desarrollo humano —y posteriormente
social— que paralelamente contribuirá al mejoramiento del país. Ante esto, la focalización se ha
convertido en la herramienta que permitirá dar respuesta a los problemas pendientes de la
nación, problemas que obstaculizan su crecimiento, pero sobre todo, el crecimiento y
empoderamiento de la población.
Los más recientes planes nacionales de desarrollo (2001-2006 y 2007-2012) se vertieron de un
discurso “renovador” que hace un llamado al mejoramiento de la administración pública federal y
el compromiso de los gobiernos estatales y municipales en cuanto a la creación de políticas
sociales viables y trascendentes. Sin embargo, cuestionar hoy la viabilidad y factibilidad de tales
políticas contrasta con los objetivos escritos en dichos documentos.
La poca atención puesta a los problemas sociales ha permeado no sólo en el crecimiento
económico del país, sino en la calidad de vida de los individuos y en su productividad, por ejemplo,
la generación de empleos (compromiso de gobierno del último sexenio) se mantuvo como un
mecanismo directo para el crecimiento individual, social y posteriormente nacional, sin embargo,
los objetivos planteados y las políticas orientadas a llegar a dicho objetivo, no son proporcionales a
sus resultados.
Analizando las cifras arrojadas por el censo de población de 2010, la llegada al cumplimiento de
esta meta se complejizó, quedando así un aumento de la población desocupada, la reducción de
oportunidades de empleo a jóvenes y adultos mayores y en el peor de los casos, generándose
empleos con sueldos bajos y sin alguna seguridad social.
“La tasa de desempleo en el país en el primer trimestre del 2011 fue de 5.2% de la Población Económicamente Activa (PEA), cifra ligeramente menor al 5.3% registrado en el periodo de 2010, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). De este modo el empleo informal en el país aumentó 1.3% respecto al primer trimestre del 2010, dijo el INEGI, quien dio a conocer el comportamiento del mercado laboral de los tres primeros meses de este año.”1
Por otra parte, la creciente pobreza infantil en el país demuestra una carencia considerable en el
diseño de políticas sociales y el poco abastecimiento de educación de calidad. La falta de acceso a
la alimentación, educación o recreación, se ve reflejada en un aumento de población inserta en el
1 Martínez, Pilar, “Desempleo registra ligero retroceso: INEGI” en: periódico El Economista, publicado el día 13 de mayo de 2011, 9:23 hrs. (http://eleconomista.com.mx/mercados-estadisticas/2011/05/13/desempleo-registra-ligero-retroceso-inegi)
empleo informal y un aumento de migración de familias de zonas rurales a urbanas, no sólo
generándose sobrepoblación en ciertas zonas del país, sino también una creciente marginación de
grupos que de origen ya son vulnerables.
Ante esto, uno de los problemas constantes en el diseño de política social es el de relacionar el
desarrollo con la riqueza, esto no es proporcional. Al pensarse sólo en el crecimiento económico
se dejan de lado asuntos como el empoderamiento, el acceso a mejores condiciones de vida y el
mejoramiento de la misma, por lo cual, la creación de políticas sociales va orientada a otorgar
apoyos económicos y no al seguimiento y solución real de las demandas —nuevas y ya
existentes— que inciden en la población.
Los programas de transferencias —modalidad a la que aparentemente se ha reducido la política
social en México— dan una muestra de lo que en el país ha permanecido como un modelo casi
inamovible de “atención” de demandas, el asistencialismo vertido en una focalización inerte a
cambios, las alianzas estratégicas entre diversos actores que no logran consolidar proyectos
viables a largo plazo e inclusive la falta de compromiso en la generación de un verdadero
desarrollo social y humano han perturbado el alcance de metas en cuanto a acciones de gobierno
en conjunto con la sociedad.
¿Dónde estamos en política social? Es complejo, los cambios por los que ha atravesado la misma
posiblemente no han permitido que tome un rumbo certero que le permita ser eficaz, eficiente,
pero sobre todo efectiva. Se busca dar continuidad a proyectos sin tomar en cuenta nuevas
variables emergentes (crecimiento poblacional, dinámicas sociales, políticas culturales) que
pueden incidir en el funcionamiento de los mismos.
Por lo tanto, aunque la política social en México ha tenido propuestas y logros importantes —en
términos de cultura, deporte, salud y educación ha tenido proyectos bastante ambiciosos que han
tenido respuestas favorables— sin embargo, hablamos de una política que no ha resuelto sus
problemas de fondo, tales como la focalización dirigida a la asistencia, la creación de proyectos a
largo plazo y la evaluación constante a los mismos y sobre todo, la interacción profunda, real y
permanente entre los diversos actores interesados en mejorar la calidad de vida del país y sus
habitantes.