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97 LA POSTMODERNIDAD COMO RETO PARA EL CRISTIANO, HOY e habla por doquier de postmodernidad. Y nosotros, también: la tenemos en todos los foros hablados y escritos. La vida social, política y religiosa está inyectada de postmodernidad. Su condición es la ambigüedad: «todo vale», porque nada vale; «todo es verdad», porque no hay verdad. Pero una ambigüedad que prolifera con sus resultados de frutos y ventiscas que afectan a creyentes y no creyentes. Y no lo anotemos aquí en tono de queja interminable, sino de análisis tranquilo, con el bosquejo de unos pocos parámetros. La globalización mental de la postmodernidad es muy sutil, porque crece y nos enreda con la rapidez de la madreselva, se instala en nosotros sin darnos cuenta: por eso es difícil atajarla en su raíz. La experiencia sentida y observada durante largos años me otorga el derecho y el deber de una palabra activa: ¡tanto que aclarar y hacer por nosotros creyentes en el Dios de Jesucristo! Pedro Ortega Campos • 1. ¿QUÉ ES LA POSTMODERNIDAD? La postmodernidad es un esquema de pensamiento de las sociedades decepcionadas por las promesas del modernismo, que asigna como fin Pedro Ortega Campos es doctor en Filosofía y Letras y en Sociología, y catedrático de Filosofía en IES. RELIGIÓN Y CULTURA, LI (2005), 97-144 S

La Postmodernidad Como Reto Para El Cristiano, Hoy

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LA POSTMODERNIDAD COMO RETO PARA EL CRISTIANO, HOY

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    LA POSTMODERNIDAD COMO RETO PARA EL CRISTIANO, HOY

    e habla por doquier de postmodernidad. Y nosotros,tambin: la tenemos en todos los foros hablados yescritos. La vida social, poltica y religiosa est inyectadade postmodernidad. Su condicin es la ambigedad:todo vale, porque nada vale; todo es verdad, porqueno hay verdad. Pero una ambigedad que prolifera consus resultados de frutos y ventiscas que afectan acreyentes y no creyentes. Y no lo anotemos aqu en tonode queja interminable, sino de anlisis tranquilo, con elbosquejo de unos pocos parmetros. La globalizacinmental de la postmodernidad es muy sutil, porque crecey nos enreda con la rapidez de la madreselva, se instalaen nosotros sin darnos cuenta: por eso es difcil atajarlaen su raz. La experiencia sentida y observada durantelargos aos me otorga el derecho y el deber de unapalabra activa: tanto que aclarar y hacer por nosotroscreyentes en el Dios de Jesucristo!

    Pedro Ortega Campos

    1. QU ES LA POSTMODERNIDAD?

    La postmodernidad es un esquema de pensamiento de las sociedadesdecepcionadas por las promesas del modernismo, que asigna como fin

    Pedro Ortega Campos es doctor en Filosofa y Letras y en Sociologa, y catedrticode Filosofa en IES.

    RELIGIN Y CULTURA, LI (2005), 97-144

    S

  • 1 LYOTARD, J. F., (+1998) fue el terico que defini el postmodernismo en su obra de1979, La condicin postmoderna, Ctedra, Madrid, 2000.

    ltimo a la historia humana el de reencontrar una perfeccin originariaque se ha hecho lejana: Dios en la versin cristiana, la sociedad sinclases en la versin marxista, o la sociedad de mercado y consumo enla versin capitalista neoliberal globalizada. La Filosofa contempor-nea, impregnada de postmodernidad, merece vigilancia: el salto de lasubjetividad a una interioridad polivalente puede hacernos superhom-bres, pero no ms hombres.

    Jean-Franois Lyotard defini la postmodernidad como la evolu-cin ineluctable de la sociedad industrial hacia la destruccin de losgrandes sistemas discursivos y su sustitucin por una nube de pequeasmoralidades comunitarias, cuya quintaesencia sera la cada en lo ftily en el artificio 1. En la actualidad se ha subrayado que el saber, en smismo considerado, ya no es un valor. Lyotard, en su informe de 1984para el Gobierno del Qubec sobre el estado del saber en las socieda-des ms desarrolladas, sealaba: La pregunta planteada por el estu-diante profesional, por el Estado o por la institucin de enseanzasuperior, ya no es: es eso verdad?, sino para qu sirve?; en el con-texto de mercantilizacin del saber, las ms de las veces, significa sepuede vender? Y en el contexto de argumentacin del poder: es efi-caz? El poder necesita, ante todo, apropiarse del significado de laspalabras, pero la destruccin del lenguaje ha venido por la traicin a lapalabra en su sentido universal, a lo que las cosas significan o nosdan a conocer y permiten hacernos con el mundo, comprenderlo, expli-carlo.

    2. DISTINGUIR PARA BIEN CONOCER

    Pero debemos distinguir entre palabras parecidas y, sin embargo, dife-rentes en el tiempo: era Moderna (ss. XV-XVIII), con autores comoMaquiavelo, Descartes, Galileo, Spinoza, Leibniz, Wolf, etc.; Moder-nismo (ss. XVIII-XIX), con autores como Kant y Hegel; era Postmoderna(ss. XIX-XX-XXI), con autores como Marx, Nietzsche (como plataformagiratoria), Escuela de Frankfurt, Wittgenstein, algunas formas de exis-tencialismo, Freud y, en nuestros das, Vattimo, Habermas (catedrtico

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    del atesmo metdico, de la verdad contextual y de la verdadcomo consenso).

    2.1. El movimiento modernista

    Resonante fue el llamado movimiento modernista dentro del catoli-cismo, definido como un inmoderado afn de progresismo que socavalas bases de la fe: condenado por la Iglesia en tiempos de san Po X(con sus tesis antimodernistas), pero condenando igualmente el movi-miento opuesto, es decir, el integrismo. Para el modernismo, los dog-mas son meros smbolos de la vida moral y religiosa y, por tanto, suconsiguiente pragmatismo se impone en su interpretacin.

    2.2. Postmoderno y postindustrial

    Postmoderno va muchas veces unido a postindustrial y, en amboscasos, el prefijo post implica, tanto un rechazo del pasado como unaimposibilidad de nombrar el futuro. Ese futuro innombrable, que esnuestro presente, se basa en unas formas de saber y de poder que noson las modernas, es ms, que no pueden ser modernas, pues los rela-tos de legitimacin del saber/poder modernos ya no nos resultan cre-bles. Por qu?

    2.3. Modernidad y postmodernidad: orden frente a caos

    La Modernidad se caracteriz por la razn, la estabilidad, la constan-cia, la determinabilidad. Fueron los ideales ilustrados que culminaronen Newton, Kant, Hegel:

    a) Un sistema cientfico que explicaba el micro y el macrocosmos. b) Un sistema filosfico que responda de todo lo divino y humano

    racionalmente junto y con una esperanza por encontrar la frmu-la matemtica que todo lo resume, predice, controla y maneja.Un mundo donde el Orden Racional exista, donde el mecanicis-mo cartesiano-galileano era norma y modelo en el mbito fsico yen el mbito de la libertad humana. Un mundo, en suma, que yaNietzsche vio venirse abajo.

    En efecto, el diagnstico de nuestro tiempo lo dej escrito Nietzschehace ms de un siglo: el desierto crece. Claro que estas enigmticas

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    palabras pueden ser interpretadas de varias maneras, y esta necesidadde interpretar aparece como uno de los rasgos que hoy nos torturan. Yes que, hoy en da, tanto la filosofa como las ciencias de la naturalezao las humanas reivindican el desorden, la complejidad, el azar, el caosy la indeterminabilidad. Lo que se ha roto, pues, es la estabilidad yracionalidad modernas, dejando paso a una reivindicacin de lo hete-rogneo, la diferencia, el individuo, el azar, la libertad como compro-miso responsable, el exceso, la abundancia social de mensajes y demssignos sin referente en que el mensaje es el medio, el mensaje es elmasaje. Si algo no se filma, no se vende; si algo no se vende, no vale; sialgo no es noticia, no es mostracin, pero si nada aparece, nada impor-ta. El reino de la telpolis es el dominio de lo seguramente peor y de loaparentemente mejor: la realidad no importa, sino su apariencia. Elmundo meditico es el primer antimaestro, porque se queda en lo peri-frico, no admite la pregunta ni la duda: l no cree en el dogma, pero loinyecta por doquier en las mentes ms inocentes o desprevenidas. Des-lumbrados y atrapados al mismo tiempo. El reino del look y de latelpolis van del bracete como una pareja que acaba de conocerse.Adnde? Al caos.

    2.4. Caractersticas del caos de la postmodernidad

    El reto que al cristiano plantea la postmodernidad basculante en elcaos queda diseado, aunque no exhaustivamente, a travs de ochopinceladas:

    a) No existe la Verdad nica y absoluta, sino que cada poca, cadacultura tienen su propia matriz prctica desde la que hombres ymujeres orientan su hacer y conocer individuales y colectivos.Los hombres necesitan esta matriz o sustrato desde el que poderpensar-hablar-actuar, pues el hombre es necesariamente tico.Ahora bien, eso implica que:

    b) Toda verdad es una construccin histrica humana, un entramadode esquemas mentales, prejuicios, intereses, roles e institucionesque unifican la experiencia, la orientan y dan sentido colectivo...hasta que deja de tenerlo, y es sustituido por otra. Por lo tanto:

    c) Toda verdad encubre relaciones de fuerza, deseo y poder. Se distin-gue la religiosidad de la espiritualidad: sta es la que se ofrececomo despertar al espritu del Cosmos, como algo diferente delDios de la fe.

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    d) La verdad depende de cmo la sociedad percibe lo real, y estapercepcin depende de la informacin que circula. De ah que lainformacin su control, volumen y contenido sea el mayorpoder humano. En definitiva, el lenguaje modela la verdad, loque nos lleva a que:

    e) Todo lo humano es asunto lingstico. Lo que el hombre es secanaliza en y por el lenguaje: la ciencia, la metafsica, la econo-ma, la historia, la religin, etc., son una cuestin de tipos de len-guajes. Por qu?

    f) Porque el hombre es cuerpo y finitud. No hay ms all, salvo elms all que nosotros mismos proyectamos con nuestro deseo,nuestra libertad, nuestro poder creador de sentido y de verdad: elorigen del vrtigo consiste en el abismo de una finitud reconoci-da pero no aceptada, por un lado, y el proyecto inevitable pero nofraguado, por otro. As pues:

    g) El hombre es creador finito de sentidos finitos. Toda tica, todapoltica, toda esttica deben debilitarse hasta relativizar la ver-dad hacindola de dimensiones humanas. De manera que:

    h) El hombre es una libertad desproporcionada. El hombre siente, opercibe la vocacin, la llamada de lo Real, del Ser. No hace faltasaber ni sabemos quin o a qu llamar (Vida, Dios, Historia, elSer, etc.), pues de lo que se trata es de que el hombre limitadonunca queda satisfecho.

    3. LA POSTMODERNIDAD EN SU VERTIENTE MILITANTE

    En esta insatisfaccin de desorden y caos se configura la postmoderni-dad, cuyos puntos referentes al hecho religioso son: secularizacin,cultura de la muerte y sectas.

    3.1. En cuanto a la visin secularista, se trata de una visinmodernista que se prolonga en el rechazo de la modernidad. Ms quecomo teora se impone como indiferencia religiosa. Prcticamente, elhombre se refiere a s mismo para vivir. A Dios le elimina como la pala-bra ms abstracta imaginable (Jung), mito, proyeccin (Freud), opio,incapacidad humanos (Marx). El mundo se entiende con las matemti-cas, a las que no se pide verdad sino coherencia, validez. Sacada fuerade lugar la teora fsica de la relatividad propuesta por Einstein, se

  • 2 GIRARD, R., Los orgenes de la cultura, 2004; entrevista en Le Nouvel Observateur.

    aplica al dogma, a la vida moral y a la poltica. As, su mundo se basaen unas pocas verdades interrelacionadas: la de la poltica y la de laeconoma, que se convierten en dueas y seeras del hombre. En estepanorama, la tcnica gana autonoma y trata a la vez de desarrollarsesubordinndose tanto al Estado como al mercado.

    En la postmodernidad no es el sujeto quien debe adaptarse a la rea-lidad, como el guante se adapta a la mano, sino que impera el subjeti-vismo de una inteligencia que prefiere ahorrarse el esfuerzo, o el dis-gusto, de ver las cosas como son. El terreno preferido del subjetivismoes el de los propios intereses: comodidad, riqueza, poder, fama, xito yplacer. Pero, claro, el que vive segn sus exclusivos intereses suelecarecer de la fortaleza necesaria para afrontar el compromiso de la ver-dad. La puerta de salida, tras el zagun del relativismo, sera la delescepticismo. Lo que prima no es el desacierto, sino el desconcierto.La forma que tenemos de considerar la realidad est evidentementeinfluenciada por nuestros deseos. Sabemos, por ejemplo, desde Marx quenuestra posicin econmica, nuestro deseo de dinero, implica un granmimetismo, ejerce influencia sobre la visin que tenemos de todos. DesdeFreud sabemos que ocurre lo mismo con nuestros deseos sexuales, inclu-so, y sobre todo, cuando no somos conscientes de ello. Intentamos libe-rarnos de esas distorsiones, pero ciertos mtodos objetivos, como puedenser el anlisis sociolgico o el psicoanlisis, son en realidad inadecua-dos e incluso conducen a falsos resultados, en la medida en que el aspec-to propiamente individual del mimetismo de nuestros deseos y de susconflictos se les escapa. Esos mtodos, supuestamente objetivos, no tienenen cuenta para nada la influencia que ejerce sobre cada uno de nosotrosla propia experiencia, la existencia concreta. Nadie es competente paraanalizar mis deseos personales, ni siquiera yo mismo, a no ser que losconsidere con la misma mirada de desconfianza con que considero losdeseos de los dems. Y siempre encuentro en el punto de partida de misdeseos un modelo que he querido imitar y que se ha convertido en unrival. 2

    Las opiniones o convicciones personales a las que tanto nos aferra-mos son casi siempre el producto mimtico de un contexto histrico, ode la opinin mayoritaria. Y la oposicin sistemtica y simtrica esfrecuentemente el esfuerzo deliberado que hacemos para escapar del

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  • 3 Entrevista de Marco Politti al Card. Angelo Scola. Diario La Republica, 27-6-04.

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    mimetismo, y, por consiguiente, tambin es mimtica. Al pretenderoponerse al error comn, termina siendo tan slo la imagen invertidadel error. Es decir, que sigue siendo tributaria de aquello de lo cualquiere escapar. Hay que analizar caso por caso. Lo cierto es que esta-mos ms impregnados de lo que creemos por los prejuicios de nuestrapoca y del grupo humano al que pertenecemos. Estamos fechados pormor de imitacin.

    El subjetivismo nos ha descoyuntado. Los intelectuales son a vecesmenos lcidos que la mayora, porque el deseo que tienen de ser dife-rentes (pinsese en Heidegger, en Nietzsche, Sartre, Foucault, Vattimo,Derrida) les empuja a identificarse con lo absurdo de moda, mientrasque el ciudadano medio percibe con frecuencia aunque no siempreque la moda se lleva con el sentido comn. Se cumple lo que decaBernanos en 1947: La mentira ha cambiado de repertorio. La con-versin consistira, pues, en liberarse de las adherencias de los prejui-cios y de las creencias sociales que por mimetismo se van inyectandoen nosotros casi sin querer.

    Sabemos hoy en da que incluso en el mbito de las ciencias fsicasel hecho de ser observado afecta al objeto en observacin. Cierto, laobjetividad es esencial. Pero si se quiere ser objetivo hay que tener encuenta todos los elementos que influyen en la percepcin del objetoobservado, por ejemplo, la distancia que nos separa de l, el tiempo deiluminacin. El error de positivismo viejo consisti en creer que pasa-ra lo mismo en el mbito de lo humano, una vez eliminado el compo-nente religioso. Creyeron que el observador podra distanciarse sinproblemas de lo que observarse y aplicar a ese objeto especfico losmtodos cientficos estndar. As quedara anulado el espacio de mis-terio. Pinsese en el tema del placer y del goce: Se trata de compren-der que la consecucin del deseo no est al alcance de mi yo que desea.Esta es la cuestin. El que el horizonte de mi deseo sea el infinito no sig-nifica que yo sea capaz de satisfacerlo. Y entonces? Para realizarlodebo pasar por el otro, en ese momento mi deseo encuentra el sacrificio,porque el otro siempre es diferente de m. El secreto est en comprenderque el deseo no termina donde comienza el sacrificio, y el deseo no ter-mina donde comienza el deber. El sacrificio es la verdad del deseo. Eldeber est dentro del querer. 3 Muy otro es el estilo postmoderno, por-

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  • 4 FERNNDEZ AGIS, D., La idea de Dios en la era del resurgir de los fundamentalis-mos. Se trata de un buen comentario al libro de Luc Ferry, LhommeDieu, Grasset, Pars1998, en Paideia, revista de Filosofa y Didctica filosfica, 69 (jul.-sept.2004) 435.

    que el desfase entre lo deseado y lo conseguido convierte el amor entrgico, si bien ese carcter no va asociado ya a la autodestruccin dematiz romntico. Al contrario, hoy se enfoca el fracaso amoroso en tr-minos teraputicos, como una enfermedad a superar. As, el plantea-miento de nuestra vida amorosa es contradictorio en su propio funda-mento, aunque no por ello renunciemos a llevar dicha contradiccinhasta sus ltimas consecuencias 4.

    3 .2 . Es te cuadro t iene su prop ia lg ica : todo lo queempieza a vivir deja de vivir. Es el principio bsico de la anti-cultura de la muerte, que dentro del pensamiento evolucionista conci-be la vida como fuerza conquistadora de los avances cientficos y tc-nicos, verdadero capital hoy circulante. Es obvio que en este plantea-miento no haya cabida para el dbil: sea individuo o colectividad, raza,nacin o conjunto de naciones. Las estructuras independientes de vidason slo muerte; aunque, en definitiva, tanto para el dbil como para elfuerte el resultado es el mismo: la violencia, la destruccin, el terroris-mo, la droga, o sea, cultura de muerte. En consecuencia:

    3.3. Se busca refugio en lo irracional, en los fundamen-ta l i smos fciles que unen por abajo sin esfuerzo, a la medida, sincompromisos. Resultado? El nuevo producto de las sectas o nuevosgrupos religiosos en un supermercado abierto las 24 horas, donde sepuede comprar la unidad completa, o bien tomar los elementos quems gusten, haciendo algo personalizado, estilo New Age. A lapostre, su modelo es el selft-made-man.

    Ahora bien, delegar la vida del espritu y de la mente a la discre-cionalidad no es la alternativa. La modernidad de Bacon, Galileo yDescartes hace del hombre dueo y poseedor de la naturaleza, el seordel ser que tiende a mejorar la condicin humana. Es la primera utopadel reino del hombre. Es lo que llevar a Pguy a crear un neologismo:El mundo moderno cree que no tiene metafsica, lo cual no es verdad,porque posee una metafsica, aunque no lo confiese: no es a-teo, es unauto-teo, es decir, se considera a s mismo un dios.

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  • 5 Entrevista al filsofo alemn Robert Spaeman: Alfa y Omega, 10-VI-04.

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    3.3.1. NORMAS? PLURALIDAD, ECLECTICISMO, TOLERANCIA HASTA ELVMITO...

    El pensamiento postmoderno mezcla los estilos. De ah el gusto por eleclecticismo, la tolerancia hasta el vmito concebida como nico crite-rio normativo. Entendida la tolerancia, claro est, como el dejar hacerlo que a uno resulte indiferente. As, la mxima tolerancia devieneintolerancia mxima. Toleramos las convicciones que consideramosfalsas porque son las convicciones con las que otras personas se iden-tifican; es decir, las toleramos por respeto a otras personas. Pero en laactualidad una persona que tenga convicciones profundas y piense quelas dems estn equivocadas, aunque las respete, se convierte ipso fac-to en intolerante. De modo que la tolerancia ya no es un valor especfi-co. El nuevo mandato no es debes respetar las otras convicciones,sino no debes tener convicciones. Para el hombre ilustrado todo esrelativo. Este relativismo es el indicio de la decadencia de este Occi-dente que alumbr nuestra civilizacin y se pretende aliar con otras.

    Ahora bien, en una sociedad hedonista, con necesidades subjeti-vas, Dios no tiene cabida 5. El filsofo australiano Peter Singer ha afir-mado, al parecer impdicamente, que la vida de un cerdo adulto esms valiosa que la de un beb recin nacido. En el postmodernismo,el exabrupto ms grande puede ser bien acogido si tiene gancho(comercial, claro): lo que se vende tiene valor. El subjetivismo de lapostmodernidad lo puede todo porque no puede nada. El pensamientopostmoderno mezcla los estilos. Vattimo saca de Nietzsche la palabraturista. Ser turista del espacio y del tiempo: este es el hombre post-moderno. El turista sera la figura ltima de la modernidad, ese hom-bre que maneja somnoliento el mando a distancia haciendo pasar antes el mundo, cambiando de programa rpidamente. El turista es elhombre moderno que ve el mundo como simple disponibilidad. Elmvil es vida, el mvil es vodafone, luego la vida es vodafone. Todoun silogismo lgico, impecable, coherente, pero falso con toda false-dad, aunque vende!

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  • 3.3.2. LA HUMANIZACIN DE LO DIVINO SUPLANTA LA DIVINIZACIN DE LOHUMANO

    La definicin ms precisa de lo sagrado sera aquello por lo que esta-mos dispuestos a sacrificar nuestras vidas, y eso es algo diferente a loque fue lo sagrado para nuestros mayores. Se ha producido en estembito una transformacin: el desencanto del mundo o, para decirlomejor, el vasto movimiento de humanizacin de lo divino que caracteri-za desde el siglo XVIII el auge de la laicidad en Europa. Esa humaniza-cin de lo divino difiere del sentido de la divinizacin de lo humano,que es el sentido del Verbo se hizo hombre. Por eso, el hito funda-mental en el terreno filosfico de esa transformacin cultural es elanuncio de la muerte de Dios. Nietzsche hizo de la idea de la muer-te de Dios una de las bases fundamentales de la postmodernidad.Represe bien que su sutileza asesina es ms fra, pues no es que laPersona divina haya muerto, sino los valores que Ella representa: res-peta a Dios, pero descuartiza sus valores. Hay tantos valores! Los unosvalen, los otros tambin, aunque se opongan. Pero el asunto es cmohacerlos coincidir: porque de eso se trata a la hora de convivir. Elresultado es que al haber tantos y todos presumiendo de valiosos, nin-guno vale para vivir en paz sino para aguantarse hasta el lmite.

    En respuesta a la estrategia circulante encontramos formas deexpresin cultural dominadas por las ideas de ausencia, silencio yvaco. El sentir que esa ausencia, ese vaco son producidos por Dios,que ya no est con nosotros o que no nos habla ni en la naturaleza fsi-ca ni en la naturaleza humana, forma parte de las races de la tristezaque, agostando el momento de ilusin y euforia que produjo el cientis-mo, impregna nuestra cultura. Esto explicara muchas de las manifes-taciones del sentimiento de melancola y de sensacin de desamparoque transmiten una apreciable cantidad de obras de arte contempor-neo. La postmodernidad ha inyectado la crtica para todo, excepto paraella misma; aspira, aunque no espera, a la anulacin de lo sagradocomo culto razonable, a su degradacin por medio del fanatismo queasoma en horizontes de mal presagio.

    3.3.3. NUESTRA POLTICA POSTMODERNA

    Muchas definiciones de nuestro tiempo suelen ir precedidas por el tansocorrido prefijo post, aunque apenas sepamos qu designan. Assabemos dnde estamos: poscomunismo, posdemocracia, poscapitalis-

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    mo, posliberalismo. Abocados, pues, al posgobierno, a la era delgobierno dbil, poca del crepsculo de los deberes. Algo as como latica indolora que denuncia Lipovetsky. No se trata ya del Estado nidel Gobierno mnimos. El objetivo es realizar el ideal anarquista, peroa travs del Boletn Oficial del Estado. Ms que gobernar, los Gobier-nos deben limitarse a rubricar legislativamente las pulsiones pasajerasde las mayoras. Lo importante es que todos se sientan cmodos, lo queresulta imposible, pues gobernar es decidir y asignar recursos escasos.En realidad no todo es malo en un Gobierno bajo en caloras, ligth. Esel ideal democrtico de gobernar deleitando, sin molestar, un Gobiernomajo y teraputico, que no constrie, sino que halaga e invita a comersin engordar. No hay nada ms democrtico que el hecho de que cual-quiera pueda gobernar, si el pueblo as lo decide. Hemos aprendido laleccin: frente a la bulimia ejecutiva, la austera anorexia gubernativa.El mejor Gobierno, como el mejor arbitraje deportivo, es el que no senota. Alguien ha dicho que la democracia es un sistema en el que unoscobran por mandar y otros pagan por obedecer. Pero la era del posgo-bierno cambia las cosas: los gobernantes pasan a cobrar por obedecery los ciudadanos a pagar por mandar. Los pensadores liberales ensea-ron que toda ley entraa necesariamente la limitacin de la libertad de,al menos, alguien. As que bajo el posgobierno es posible mandar sinmandar nada. El viejo sueo liberal se ha hecho realidad. Nada hayque temer para la libertad de un Gobierno posgubernamental 6, capazde cambiar al socaire de las masas lo mismo un escalectrix o un rtulode la Administracin o el ttulo de excelentsimo 7 que la civilizacino la Naturaleza.

    As las cosas, a quin no le sabe a gloria la cita de Paul Ricoeur?:Lo poltico es el lugar por excelencia de la ambigedad angustiosa dela historia contempornea. 8 Claro que tampoco hay que pedirle a lahistoria ms de lo que ella da de s, pues no prev el futuro, sino queavisa que ciertos comportamientos fueron nefastos: Es enorme laambigedad del Estado moderno; nuestra conciencia poltica ha cadoen la trampa: puede el mismo Estado ser intervencionista en materia

    6 SNCHEZ CMARA, I., ABC Cultural, 2-x-04.7 Si el consejo de ministros del da 11-XII-04 anula esos ttulos a los ministros, la

    Junta de Andaluca decreta por las mismas fechas unas prebendas exageradas para exaltos cargos.

    8 RICOEUR, P., Historia y vida, en Verdadera y falsa angustia,Madrid 1990, p. 287.

    PEDRO ORTEGA CAMPOS

  • 9 RICOEUR, P., Verdadera y..., ob. cit., p. 287.10 RICOEUR, P., Historia y vida, en La paradoja poltica, Madrid 1990, p. 230.11 Sabemos de las elecciones generales (da 14 de marzo de 2004) que dieron una

    victoria inesperada al PSOE, un peridico afn al PSOE deca la maana del 11-M, dadel atentado-masacre por un grupo islamista en la Comunidad de Madrid, que el PPsacara mayora absoluta. Sin embargo, acabo de or por radio al vencedor, presidenteRodrguez Zapatero, que la victoria no era por la guerra de Irak, sino porque el puebloespaol vena pidiendo un cambio. La mentira es una propensin de los socialistaspolticos, no de todos los socialistas sin ms. Pinsese en la reciente faena de Rovira-Maragall-PSOE en Catalua, tras hablar en secreto el primero con los jefes terroristas en

    econmica y social, y proteger el hbeas corpus, la libertad de pensa-miento y el derecho al error que haba conquistado el liberalismo deantao? 9 Es una paradoja, la existente entre la razn del discursopoltico y la sinrazn de la accin y la decisin polticas. Pero el impe-rativo poltico se basa en lo polticamente correcto, es decir, todauna hidra de siete cabezas. Es lo que lleva a los ciudadanos a desespe-rar y pasar de un Estado al que le reconocen nicamente, demomento, el carcter coercitivo de sus mandatos legislativos. Fuera deeso, dejar hacer-dejar pasar, es decir, no pesar ni pensar.

    Con todo, y recordando a Aristteles, Ricoeur parte de que la racio-nalidad poltica es indisoluble de una intencin: Por el bien polticolos hombres persiguen un bien que no podran alcanzar de otro modo, yese bien es parte de la razn y la felicidad. 10 En otras palabras, que eldestino del hombre pasa por la ciudad y la convivencia poltica, que nohay hombre ni tampoco racionalidad al margen del Estado: seentra en la humanidad por la ciudadana. Lo poltico es la organizacinrazonable, la poltica es decisin: anlisis probable de situaciones,apuesta posible sobre el porvenir. La poltica tiene la realidad de laidealidad, pero a la vez se le exige eficacia: por ello, la accin polticaes proclive a la mentira e indisociable de cierto mal especfico. Serpor la fatdica advertencia que hiciera Platn?: En muchas situacio-nes la mentira disminuye y ensucia el alma, pero es permitida cuando seprofiere en inters del Estado. Pero, como dice el bilogo A. Grafe,para que cumpla su rol apaciguador y conciliatorio, la mentira exigeque la honestidad prevalezca como la caracterstica ms valorada por elgrupo social, pues, segn el clrigo britnico J. Charles Hare, losmentirosos ms nocivos son aquellos que se deslizan sobre el borde de laverdad, y cunto ms nocivos si lo disimulan! 11 Ser irremediable,con J. P. Sartre, que la poltica manche las manos?

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    LA POSTMODERNIDAD COMO RETO PARA EL CRISTIANO, HOY

  • Perpignan.... Y nada dir, porque da grima, sobre la campaa meditica de los afines alPSOE (incluidos programas puntera de cadenas puntera) haciendo campaa en el daprohibido de reflexin, vspera de las elecciones, as como la amenaza fsica con que enesa misma noche de reflexin se vieron sorprendidas las sedes del PP. Conclusin, siEspaa resiste en adelante como nacin sin fragmentar y a perseguir por otro terrorismoms, ser porque nos ayude Europa, si quiere..., slo porque muramos de pie en vez demorir de rodillas.

    12 En la novela Los lobeznos, trata J. Jimnez Lozano de la poltica como forma ymanifestacin actuales de basura, y sus residuos como argumento de vida: Y esa prcti-ca es la prctica fundamental de la poltica. O tambin: Estas nuevas generacionescorren el peligro de... considerar al Estado como fuente y encarnacin del universomoral, y tambin como origen del conocimiento, y de la realidad entera; y bien podra serque como all donde la ley no distingue no debe distinguirse, las referencias de la famo-sa Constitucin europea no puedan ir ms all de su propia literalidad fundacional, y lanica idea de Europa polticamente correcta sea la de esa literalidad, nacida no de larealidad histrica, sino de los famosos consensos de sus polticos sobre la tabla rasa desu historia y de su cultura, decididas como inexistentes... Ni una mencin para Grecia yRoma, ni para el universo bblico ni el cristianismo, pero tampoco para la aventura delracionalismo; y lo cierto es que la intensa preocupacin educativa de los ltimos lustrosya se ha revelado muy eficaz para el enterramiento y el olvido de todo eso (ABC, 20-VI-04). Los redactores de la llamada Constitucin europea no han querido hacer mencindel papel del cristianismo, ni de ningn otro antecedente identificador de lo que porEuropa entendemos, porque ellos podran herir a gentes de otras culturas..,. lo que reve-la de manera palmaria el reconocimiento de una incapacidad total para la tolerancia realpor parte de esta modernidad reinante... Se sigue proponiendo como ideal de la paz uni-versal la desaparicin de todas las religiones con especial hincapi en la cristiana, ycon la curiosa excepcin del Islam que seran el nico factor de discordia y guerrasentre los seres humanos. Y, en cualquier caso, todo el mundo debera disimular su fedesde luego si se trata del cristianismo, y curiosamente tambin con excepcin de losislmicos, en honor de algo que se llama tolerancia... Pero la tolerancia consiste preci-samente en una decisin intelectual y moral de aceptacin del otro tal y como es, y en laaceptacin de nosotros mismos, por parte de ese otro, tal y como somos. Esto es, a tenorde la etimologa misma de la palabra tolerancia, que es la de llevar la carga de la dife-rencia de otro ser humano... Slo la postmodernidad entiende ahora que la toleranciaslo es posible si se reniega o se disimula la identidad de los diferentes... Ahora necesi-tamos trasvestirnos para cualquier tipo de acuerdo con quienes son diferentes... Lo msdivertido de todo ese asunto es que esa Europa cree que no debe recordar lo que ha sido

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    Lo contradictorio est en que la poltica ane dos polos divergenteseso s, lo hace tericamente por, con y para el pueblo: esa forma,que sostiene el aspecto constitucional del Estado de Derecho y la fuer-za que sostiene el aspecto real del uso del poder. Es decir, que la raznno produce nicamente ley, bien, sentido y orden, sino tambin, y a lavez, desorden, desigualdad, abuso, maldad y desviacin del fin pro-puesto. Cabra ms de un botn de muestra 12.

  • y lo que es, por correccin poltica, y para no disgustar a nadie; pero acaso no le har,ms bien, a ese otro recelar del todo el comprobar que esa Europa se traiciona o reniegade s misma, lo que por s slo aconseja no fiarse del traidor o el renegado? (ABC, 8-VIII-2004). O como dice Jon Juaristi: En la Constitucin europea se omite toda referencia alas races cristianas de Europa. Para cualquiera que comprenda claramente las cosas esobvio que tal omisin no es ms que un pretexto: se trata, hoy como ayer, de anticristia-nismo. Y no hace falta ser cristiano para percibir el sustrato cristiano de la identidadeuropea... Y lo que fue imposible para los fanticos de la descristianizacin, nazis ocomunistas, lo han bordado con sorprendente facilidad las dos o tres generaciones deindolentes morales nacidas en la Europa libre durante los aos de la Guerra Fra. Asquedan ya los europeos convertidos en ciudadanos sin atributos y sin historia (ABC, 15-VIII-04). En fin: Nada puede entenderse del tema que nos interesa, el del concepto deEuropa, sin aadir algo de la capa cristiana... Es la imagen de la cebolla: el ncleo deEuropa es griego, all se forj su apertura, su activismo. Pero fue completado con unacapa romana de reaccin y continuidad al tiempo. Ambas son menos homogneas de loque podra pensarse. Son esenciales, muchos de sus rasgos han sido redescubiertos lue-go. Pero sin la capa cristiana que sigue, y su dialctica frente a las anteriores (rechazan-do y aceptado), no puede decirse que ese ncleo est completo, tenga un sentido autno-mo... Sin comprender la capa cristiana nada puede comprenderse (F. Rodrguez Adra-dos, discurso de ingreso en la R. A. de la Historia, febrero, 2004, p. 30). Thomas Mann(Lbeck, Alemania 1875-1955), en su Travesa martima de Don Quijote, recuerda quela obra cervantina no puede ser entendida sino como producto de la cultura cristiana,de la psicologa y humanidad cristianas, y de lo que el cristianismo significa eternamen-te para el mundo del alma, de la creacin potica, para lo especficamente humano ypara su audaz ensanchamiento y liberacin. Y, segn l, la negacin de este funda-mento de nuestra moralidad y cultura supondra una inimaginable amputacin denuestro status humano. Ver tambin, NEGRO, D., Lo que Europa debe al Cristianismo,Unin Editorial, Madrid 2004.

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    La razn del postmodernismo es el postmodernismo de la razn delpost. Sus palabras intentan cincelar la verdad a cambio de adquirirxito en el mercado. No fue ese todo el mrito de Nietzsche: inclusosin mviles, ni radio, ni televisin, ni peridicos? Represe bien: nocreamos a Nietzsche, pero nos gustaban sus metforas; ahora odiamosla metfora de la que l fue un gran mentor y nos lo creemos todo:vamos de fe en fe (Rom 1, 17), como deca para otros fines el buenode Pablo. Efectivamente, la postmodernidad se inici con la metforacomo valor absoluto y acusacin de impotencia al concepto, como algocosmtico y no como habilitador pedaggico para acceder al pensa-miento conceptual claro y diferenciado. Pero no. La metfora no es unsimple prefacio de la racionalidad ni simple andamio provisional en eledificio de los conceptos, sino la expresin de la fuerza simblica quedesde el fondo de nuestra experiencia de vida provee de sentido acuanto decimos y pensamos cuando temticamente no sabemos expli-

  • 13 JIMNEZ, J. R., Segunda antologa potica.14 Es curioso: el fiscal del Tribunal Supremo de Espaa, D. Mariano Fernndez Ber-

    mejo, declara: Soy de izquierdas y acto en consecuencia. No ha matado la justiciaquien pretende buscarla y repartirla en vez de partirla, o cuando declara, refirindose ala no izquierda: nos molestaron sus padres y ahora nos molestan sus hijos? Ahora lano Izquierda ser molestada por un fiscal de izquierdas que acta en consecuencia:imposible la neutralidad donde no habita la objetividad.

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    citarlo. Se impone la splica: Inteligencia, dame el nombre exacto delas cosas, / que mis palabras sean la cosa misma / creada por mi almanuevamente 13.

    3.3.4. NATURALEZA Y SOCIEDAD: JUEGO DE PALABRAS DE LA POSTMODER-NIDAD?

    Ay, las palabras! Ellas son a menudo muletas de un pensamiento ren-queante. Acabaremos de juguetear con las palabras naturaleza ycultura? Es natural lo que es lgico? Es lgico lo que es natural?Se identifica lo lgico con lo natural y stos con el gusto particular. Darcurso a las pasiones es lgico y natural, la clonacin es lgica y natu-ral, las rupturas por desaparicin del amor son lgicas y naturales,emparejarse simultneamente a dos, a tres o ms es lgico y natural,eludir el esfuerzo en la profesin laboral es lgico y natural, la vengan-za es lgica y natural, el aborto es lgico y natural, salir del armarioes lgico y natural, carecer de principios estables es lgico y natural.Pero, claro, la estabilidad de la naturaleza, como hemos dicho ms arri-ba, no es asunto de la postmodernidad.

    Todo parece natural y lgico al mismo tiempo, excepto la naturalezadel amor comprometido, el trabajo, el deber, la libertad, la fidelidad, elsufrimiento, el dolor, la muerte: todo ello compone nuestro equipaje deimprevistos, a trasmano, rpidos como una rfaga de estrella, o lentoscomo un gusano de tierra hmeda. Abunda la desorientacin en nom-bre de marcas interesadas, incluidas las de la ciencia interesada, noneutral. He ah el problema: la neutralidad no est en contra de laobjetividad, sino que es su condicin 14. Paseemos la mirada: las pare-jas se rompen antes, carecen de durabilidad. Cuando se emparejan lotienen todo, slo les falta el amor. En los ltimos diez aos las rupturasmatrimoniales en Espaa se han incrementado en un 72 por 100: hanpasado de 66.777 rupturas en 1992 a 115.049 en 2002. Cuatro millo-nes de espaoles ms de un milln de ellos, nios se han visto direc-

  • 15 Instituto de Poltica Familiar, HERTFELDER, E., Evolucin de la familia en Espaa2003.

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    tamente afectados por esta tremenda realidad. Cada cuatro minutos seproduce un divorcio en Espaa. Cada siete minutos se produce unaborto. Las rupturas matrimoniales crecen a ritmo mucho ms acelera-do que las bodas. El ritmo de crecimiento de los matrimonios es del 7por 100, el de separaciones es del 26 por 100. El 52 por 100 de losmatrimonios que se separan lo hacen antes de los diez aos de convi-vencia, y un 69 por 100, antes de los quince aos. Desde la entrada envigor de la Ley del Divorcio en 1981, ha habido 900.000 separacionesy 600.000 divorcios. Ahora bien, cuando una familia se rompe, toda lasociedad se rompe, o se rompe la familia porque la sociedad estabarota? Sin duda, la prdida de aprecio al matrimonio como sacramentotienen no poco que ver en esta crisis 15.

    Igualdad de sexos? Salvo en los Derechos Humanos, hombres ymujeres somos diferentes. Logrados stos, cuando se logren, la diferen-cia es insalvable, a menos que en vez de iguales hablemos de igualita-rios. Imposible, pues, la igualdad entre hombre y mujer si hay, slo porcitar un ejemplo, maternidad de por medio. En los divorcios, por ejem-plo, el derecho de custodia suele ser generalmente para la mujer-madre. El trabajo de la mujer fuera del hogar es un derecho, pero tam-bin los nios tienen derecho de estar bien atendidos, no slo fsica,sino tambin afectivamente. No hay nada ms educativo que los brazosabiertos de una madre que espera la llegada de los hijos de vuelta delcole. Pero si hasta la ternura del beso paterno o materno sera cosade cultura, como se dice ahora!

    Enamorarse muchas veces es fcil, tanto como emparejarse. Enamo-ramiento es un endiosamiento, o enajenacin pasajera, una miradaunidireccional y, por tanto, felizmente ciega. Sin embargo, pocos esca-pan de ser infieles de palabra, de pensamiento, de hecho. El odio es laotra punta extrema del enamoramiento. Pero amar una vez y para siem-pre es al mismo tiempo difcil, hermoso, posible y esperanzador. Comoel sentido del misterio va desapareciendo, entonces todo lo que conci-ta a la promesa, a la fidelidad y al esfuerzo va desapareciendo tambin.Y todo compromiso laboral va desapareciendo. Lo que aparece espasrselo bien, pronto, a vivir que son tres das. As que predo-mina la mediocridad, el ya vale, el todo vale. Resultado? Mer-

  • 16 Cfr. Fernndez Agis, D., La idea de Dios en la era del resurgir de los fundamen-talismos, en loc. cit., 439.

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    man los padres, las madres, los maestros, los lderes, la patria y la ban-dera. De manera que el desierto crece por la sequa del pensar, delsaber y del misterio. Parece que la sociedad y la cultura de muertese comportan como madres y, a veces, como madrastras.

    Adase algo ms. Hay una nota de provisionalidad que moldea elproyecto de convivencia de la pareja, de la amistad, de la familiaactuales. Puede que sea el xito bipolar de la sociedad de consumo, esdecir, la incorporacin del producto de corta duracin o de los merca-dos de consumibles. Todo ello est cambiando la pauta de valores tra-dicionales. Tambin muchos accidentes se deben a que algunos jve-nes provocadores se imaginan que estn al volante igual que ante elplay-station: un plan de juego con la vida que la hace vertiginosa ypeligrosa, placentera y provisional a un tiempo. Tiempo que se vive acorto plazo. La privacin del tiempo fuerte de excitacin resulta unarmora, cuando no una desgracia. As que la provisionalidad, el a cor-to plazo, se vive a tope. Nada que hacer, la mquina lo deja todohecho...

    A pesar de todo, podemos y debemos saber ver-mirar, or-escuchartodo lo bueno, todo lo bello, todo lo hermoso que queda en la naturale-za, en la cultura y en nosotros mismos: porque algo queda por admirary por hacer!

    3.3.5. BANALIZACIN DEL MAL

    Como resultado, tampoco cabe respuesta a la vieja cuestin de la pre-sencia del mal. En los ltimos tiempos se ha hablado mucho de labanalizacin del mal. Siguiendo su modelo de conducta, cualquierapodra convertirse en agente del mal nicamente cumpliendo con fide-lidad las tareas que le han sido encomendadas, de la misma forma queEichmann organiz un modelo eficiente para exterminar a millones deseres humanos en la Alemania nazi, siendo un funcionario ejemplar yun buen padre de familia, sin preguntarse jams si estaba bien o mal loque haca. No obstante, el peligro de esta interpretacin del mal esten que arroja como destilacin una prdida de perfil, su indefinicinltima. El mal estara en todo y en nada, en cada uno de nosotros y enninguno 16.

  • 17 Entrevista al Card.G. Cottier, telogo del Papa en rev. 30 Giorni, mayo 2004. LaAction fran aise exaltaba el catolicismo como la religin de los franceses. Pero loque le interesaba era Francia, no el catolicismo ni la Iglesia. Es una actitud que encon-tramos en la Ilustracin. Voltaire mandaba a sus criados a misa; pensaba que la religinera til para tener tranquilo al pueblo. La concepcin de Maurras y tambin de Mussoli-ni, que haba ledo a Maurras, es esa. Pero Dios queda fuera, Cristo no interesa. Se nacejudo, se nace musulmn, pero no se nace cristiano. El cristiano se hace con el bautismoy la aceptacin de la fe en Cristo, Dios y hombre. Por eso el cristianismo est desarmado,es una indefensin divina. Cada uno debe dar su paso intransferible.

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    4. LAS RESPUESTAS A LA CULTURA POSTMODERNA

    4.1. Fe y cultura

    Aunque no se puede reducir la fe a cultura, sin embargo, es la tenta-cin ms difundida entre muchos cristianos, as como en la escuelaprivada confesional. Que el cristianismo tenga consecuencias cultura-les, vale; pero el catolicismo no es un hecho cultural 17. Ya no estamosprotegidos por los campanarios ni los bsides ni los foros ni los tribu-nos, vivimos a la intemperie, sobran crditos e influencias, nos faltansabios y maestros. Querer ser cristiano es ante todo aceptar que nues-tra existencia se funda sobre una historia que algunos de nuestros con-temporneos consideran bizarra, pero que propone otra visin del mun-do, otra manera de ser hombre.

    Tras la cada del marxismo ha quedado el escepticismo y el relati-vismo. El relativismo tico es culpable de oscurecer las nociones deverdad y de rechazar la influencia de la religin y de la moral cristia-nas en la vida pblica. La hereja se manifiesta ahora con una formadiferente: no se expresa mediante formulaciones herticas, sino queasume posturas y mtodos que daan a la Iglesia desde dentro. Todo unclima general de desconfianza. No se acepta la objetividad de la actua-cin divina. Motivos? Dos. Primero, intelectual: la idea de las leyesnaturales, del mundo material ya bien definido y cerrado, comprendidoy dominado. Aqu los cristianos no ofrecen una respuesta suficiente aesta exclusin de Dios del mundo material. El segundo, no se aceptaque Dios entre tan vivo dentro de nuestra vida. Dios puede ser una ideaespiritual, pero es algo indefinido en la esfera subjetiva. Resultado?Caemos en el relativismo y en el espiritualismo de las religiones; la fepierde seriedad y deja de intervenir en la vida real del hombre. Sali-da? El vaco.

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    Ray Monk, uno de los bigrafos de Wittgenstein, describe as lapostmodernidad: ...Un tiempo... de anarqua superficial, sin sensibili-dad hacia la justicia o el Estado; un tiempo de tica comunista..., deinterpretacin materialista de la historia; un tiempo de capitalismo ymarxismo; un tiempo en que la historia, la vida y la ciencia no son msque economa poltica e instruccin tcnica; un tiempo en el cual se creeque el genio es una forma de locura; un tiempo sin grandes artistas nigrandes filsofos; un tiempo sin originalidad y, sin embargo, con el msridculo afn de originalidad... Un tiempo, en definitiva, muy pareci-do al nuestro, en que la poltica es lo que un hombre hace para ocultarlo que es y lo que no sabe, sirvindose de la mentira til porque su ver-dad es frgil; un tiempo, como propone Wittgenstein, en que la mejoropcin vital es mejorarse uno mismo, con la certeza de que tambin esla mejor forma de mejorar el mundo.

    4.2. La indigestin cultural del auts (en griego, )

    El hombre postmoderno ha hecho de la duda su nido y sospecha perma-nente en vez de impulso de bsqueda. Ha aplicado el mtodo cientficoexperimental de la hiptesis al plano de la fe. Sartre confundi el dramadel hombre con el enigma. El drama no est solucionado, porque frenteal acontecimiento est la libertad. Lo que s est solucionado es el enig-ma, pues Cristo, en tanto que Verbo hecho carne, no es un secreto, sinoun misterio. Slo es un enigma para quien no le acepta.

    Por otra parte, el problema del hombre es que es una unidad dual.Por eso entra en juego irreversiblemente la libertad. No hay libertadsin verdad. El pensamiento dbil es la incapacidad de pasar delfenmeno a la esencia: no porque no se d el paso, sino porque se dudade la capacidad, lo cual es ms grave.

    En consecuencia, la cultura postmoderna lleva delante siempre elpronombre griego : autodeterminacin, autodireccin, autoi-dentidad, autoconfianza, autocontrol, autonoma, autoconstruccin,autodestruccin, autocompasin, autoconciencia, autoestima, autova-loracin, auto-teo. El talante del postmoderno es la afirmacin de laautonoma absoluta frente al desamparo de la afectividad relativa, conlo que se convierte en rechazo de un mundo vivido como extrao, pea-tn en noches de fuegos fatuos. Ya no hay idea de dependencia, sino delibertad entendida como autonoma absoluta, la que niega al otro y se

  • 18 Breviario de la postmodernidad: 1. Vive el momento. 2. Lo importante es lo que leimporta a alguien. 3. No hay que ser bueno, pero se paga caro no ser agradable. 4. Nohay que ser verdadero, pero ayuda ser interesante. 5. Sin amor tambin se vive, y conamor igual se muere. 6. Aprende a convivir con tus incoherencias y podrs sobrellevar acualquiera. 7. Cuando no tengas que convencer, ests listo para hablar. 8. Haz de laambigedad tu aliado y siempre tendrs un aliado. 9. Si te gust y nadie protest, estuvobien. 10. Res con otros, canta con otros; llora solo. 11. Creer y amar son seguros, porquesabes qu crees y a quin amas; esperar ser siempre inseguro. Procura no esperar gran-des cosas. 12. S enftico en lo obvio, original en lo tico y agnstico en los trascenden-te. 13. Si es indispensable que tengas un credo, asegrate que en l queda todo lo quepuedes llegar a desear, como en la magia. 14. S lcido y contundente al criticar al queests lejos; afable y simptico al disentir con el que tienes al frente. Pelear agranda alcontrincante. 15. Lo nico serio es el gusto.

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    imbuye en la nada: de la norma sin auts al auts sin norma y,finalmente, al no auts ni norma. El mundo posmoderno se contradi-ce de plano: habla de progreso, pero nos va llevando a la pobreza, nosatiborra de libertad y, sin embargo, nos sentimos ms impotentes cadada, invita a alcanzar la independencia del yo arropados de solitariedady descubrimos que no podemos vivir sin comunidad. He ah toda unafilosofa de la libertad como negatividad y mala fe. De esa maneraquien pierde la esperanza es expulsado del mundo de los vivos, pero aquien la tiene, todo le sonre y el mundo se le da como regalo, a pesarde que la crisis de la esperanza atraviesa todos los rincones del mundo.Entretanto, la multitud est del lado del mundo que termina, slo unapequea porcin queda del lado del mundo que est por comenzar.Resultado? El que vive segn sus intereses autoinconscientes, auto-subconscientes y autoconscientes suele carecer de la fortaleza necesa-ria para afrontar el compromiso de la verdad. As ha sido posible cons-truir todo un recetario de la cultura postmoderna 18. Pero ya no quedaotra salida que desenmascarar la risotada para transparentar la alegrade vivir con sentido.

    4.3. El Dios de la cultura postmoderna

    La cultura es un movimiento abierto que va de hombre a hombre. Perose defiende la total autonoma del hombre basada en dos presunciones.La primera se expresa en la frase de Grotius: etsi daretur non esseDeum. Para Grotius equivaldra a una afirmacin de la perfeccin de laley natural: suponiendo que Dios no existe, la perfeccin de esa ley estal que seguira funcionando igual de bien. De ah la autosuficiencia de

  • 19 SAN AGUSTN, Confesiones, 1, 1.

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    la naturaleza, incluso de la naturaleza humana. Por lo tanto, implicaque el hombre puede obrar y comportarse haciendo abstraccin deDios. Lo peor no es que Dios no exista, sino que, aceptada la hiptesisde su no existencia, no se notara su ausencia. La segunda presuncines ms radical: es la afirmacin de la total autonoma del hombre.Equivale al atesmo. Vuelve a plantear que la autosuficiencia del hom-bre tiene su raz en la libertad del hombre. Ya no se dice no hayDios, sino yo soy Dios. No se trata exactamente de atesmo, sino deautotesmo. Se ve lo fcil que es pasar de la primera a la segunda deestas presunciones.

    La religin, por consiguiente, pertenecera al orden de las convic-ciones subjetivas, sera de naturaleza afectiva. Si encima es de ordencompensatorio, las necesidades reprimidas resurgen de manera salva-je. La razn sabe que la totalidad no est a su alcance y propone ate-nerse a la que nicamente pueda dominar. San Agustn dir que elhombre es naturaliter religiosus 19, un fugitivus cordis sui (fugitivodel propio corazn). Que el hecho religioso debe interesar al filsofo esevidente, ya que la filosofa no puede ignorar ninguna de las dimensio-nes de la existencia. Pero en el pensamiento postmoderno este hechotiene una importancia crucial en la medida en que nadie desde Epi-curo haba denunciado hasta ahora en la religin un fenmeno patol-gico de miedo. No, no es que el atesmo, deca Rousseau, mate a loshombres, pero les impide nacer.

    Pero el cristianismo no es una filosofa, si bien es capaz de examinardesde la perspectiva de su capacidad para solucionar los problemasfilosficos. Cristo no afirm ser slo el portador de un mensaje verda-dero, sino ser tambin la Verdad misma. Una verdad que era vida, nouna verdad como idea o modelo divino y sin existencia histrica, comopensara Hegel. En la palabra escrita por los evangelistas, que recogenel mensaje de Jess de Nazaret, se distinguen tres clases de palabras:las de Cristo como hombre dirigidas a los hombres para hablarles deellos; las palabras de Cristo como hombre dirigidas a los hombres parahablarles de l; y las palabras que les dirige como Dios. Pues bien, laspalabras de Cristo sobre los hombres producen una desintegracin delmundo humano, su trastocamiento. Mas la parte central de las palabrasde Cristo consiste en las que pronuncia sobre s mismo, en la afirma-

  • 20 HENRI, M., Palabras de Cristo, Sgueme, Salamanca 2004; vid., comentario de I.Snchez Cmara en ABC Cultural, 8-IV-2004.

    21 He aqu unos cuantos ejemplos: PASSOLINI, Evangelio segn San Mateo (1964),donde se muestra a un Jess mediterrneo, moreno, rstico e irascible; GREENE, D.,:Godspell (1973), donde se nos muestra a un Jess de circo y pantomima, un payaso ves-tido con el traje de Superman, bautizndose en el Central Park y revelndose Hijo deDios en medio de la gran manzana, llamando a las gentes a un estilo de vida alternativo;N.Jewison, N., Jesucristo Superstar (1973), musical pera rock, donde el Mesas es unrubio frgil que canta en falsete, carente de enfoque bblico; ZAFFIRELLI, F., Jess deNazaret (1977), tipo blando y banal, de mucha fotogenia y poca tentacin; SCORSESE, M.,La ltima tentacin de Cristo (1988), que aunque levant polvareda, sin embargo, ape-nas habra atractivo en el filmado Jess neurtico, inspirado no en la Biblia, sino en unanovela homnima de Nikos Kazantzakis, excomulgado por la Iglesia ortodoxa griega;ARCAUD, D., Jess de Montreal (1989), representado en el contexto de una sociedad post-moderna y postcatlica, centrndose en el conflicto de Jess con las autoridades religio-sas y civiles. Si bien el protagonista, actor de teatro, acaba muriendo de verdad en esce-na, pero resucita en las personas a quienes ha donado sus rganos; GIBSON, M., La pasinde Cristo (2004), que con controversia, pero sin dejar neutral a nadie, refleja, sin embar-go, la fidelidad al texto evanglico y a la vivencia de la experiencia eclesial, por ms queaparezca mucha sangre y otros efectos propios de un converso radical.

    22 Cfr. GONZLEZ DE CARDEDAL, O., ABC Literario, 20-XI-92 y 19-XI-93, su recensin Elhombre como problema sobre los libros deRUIZ DE LA PEA, J. L., Creacin, Gracia, Salvacin,Sal Terrae, Santander, y de PANNENBERG, Antropologa teolgica, Sgueme, Salamanca.

    cin de su condicin divina: lo que significa que no remite solo a puraespeculacin, pues el anlisis fenomenolgico de las palabras de Cris-to permite reconocer su verdad, ser expresin de la fenomenologa dela vida y autorrevelacin de lo Absoluto. En efecto, las paradojas dellenguaje evanglico acerca de la vida son, literalmente, la ms acaba-da expresin de la verdad del Fundamento 20. Pero si la postmodernidadque bebe de las dos rutas de la Ilustracin ha desmejorado, simplifica-do y desviado el horizonte de Dios Padre, slo le quedaba humanizar,desdivinizando el horizonte del Dios Hijo, hecho hombre, nacido deuna mujer, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado. Paramuchos hombres y mujeres de todas las edades slo queda hoy deJesucristo la incertidumbre incolora y vulnerable del celuloide 21.

    As pues, en qu relacin est nuestra sociedad con Dios duranteel ltimo siglo? Nietzsche decide que Dios no existe. Un loco callejerogrita por las veredas, comprueba que el Sol desaparece del horizonte.Nietzsche comenta: El ms grande de los ltimos acontecimientosque Dios ha muerto, que la fe en el Dios cristiano se ha hecho incre-ble comienza ya a lanzar sus primeras sombras por Europa. 22 En la

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    Europa de la difusin, Dios queda como espectculo; en el mundoperiodstico est prohibido por ser considerado como asunto retro, yhasta en los libros de texto de filosofa de Bachillerato es tratado comoasunto de relleno. El tema Dios es antimoderno, espacio reservado aestelas o secuelas de trastocamiento intelectual e incluso de debilidadmental. Y si ah quedara todo! Porque tras la muerte de Dios, la muer-te del hombre que descifran algunos existencialismos y estructuralis-mos es inevitable: Sartre, Foucault, Althusser propagan las ideas de lanada, la angustia, la estructura, el lenguaje insignificante y la ticasentimental. Para stos la estructura mata, pero su asesinato quedadiluido, anulado, porque matar a distancia es ms cmodo, casi nadaculpable. El triple peldao es sintomtico: socializacin, automatismoy estructuralismo. Si hay desesperacin, ah estn los ansiolticos! Laestructura grita: los hombres lo hicieron y no pueden remediarlo!Cierto, despus de los campos de concentracin el mundo no serigual: ser peor.

    4.3.1. DNDE EST DIOS EN LA SOCIEDAD POSTMODERNA? DEL SUBJETI-VISMO ANGUSTIOSO A LA BIOGENTICA COMO TECNOLOGA

    El 12 de julio de 2002 Stphen Hawking se dispona, en su leccinimpartida en Oxford, a demostrar la superfluidad de Dios para explicarel mundo, para lo que es suficiente una quinta dimensin que estms all de cuanto nosotros percibimos. No hay creacin divina, sinoimaginacin humana. An as, no quera ser calificado de ateo, sino decientfico, y la revista Nature (1998) nos consuela con que el 40 por100 de los cientficos son creyentes. Hawking, que acusa de misticis-mo chapucero a Bohm o a Capra, y que critica abiertamente la religincsmica de Einstein, tiene en su despacho una cita de ste, que, aun-que de contenido limitado, dice: La ms bella sensacin que podemosexperimentar tiene carcter mstico. Ella constituye la fuerza de cadaarte y ciencia verdaderos. El hombre a quien le es extrao este senti-miento, en cierto sentido est muerto. Ese sentimiento, ese conocimientoconstituye la verdadera religiosidad. Tambin el catedrtico de NuevaOrlens, Frankl Tippler..., habla en su libro Fsica de la inmortalidadde un Dios punto Omega.

    Si Dios ya no es segn dice Laplace a Napolen una hiptesisnecesaria para explicar al mundo, dnde quedaba? Mas las hiptesisy predicciones del atesmo no han sido verificadas. Desde Horkheimer

  • 23 ZUBIRI, X., Naturaleza, Historia, Dios, Editora Nacional, 7. ed., Madrid 1978; cfr.TRAS, E., en rev. poca 25 (1194), y en su obra La edad del espritu, 1994.

    y Adorno a Zubiri y Kolakovski resuena la pregunta: si Dios no existe,qu fundamento ltimo tiene la verdad, la moral, la dignidad del hom-bre, la esperanza absoluta?

    Pero un movimiento de recuperacin y de reafirmacin de Dioscorre hoy por el mundo: el siglo XXI ser religioso, o no resistir. Lareligin es un componente esencial del ser humano; lo que no implicaque ese componente est desarrollado o asumido conscientemente. Enesto es radical el pensamiento de Zubiri 23. En 1926 dira Ortega yGasset que en la relacin de la Humanidad con Dios ocurre lo que conla Tierra y el Sol: que hay tiempos de mxima aproximacin y tiemposde mximo alejamiento. Algo parecido acontece en la rbita de la His-toria con la mente respecto a Dios. Hay pocas de odium Dei, de granfuga lejos de lo divino, en que esta enorme montaa de Dios llega casi adesaparecer del horizonte. Pero al cabo vienen sazones en que sbita-mente, con la gracia de una costa virgen, emerge a sotavento el acanti-lado de la divinidad. La hora de ahora es de este linaje y procede gritardesde la cofa: Dios a la vista.

    Un punto de vista realista ha de proceder de la comprobacin deque la mayora de nuestras principales controversias en la sociedadpostmoderna son conflictos sobre la naturaleza humana. Como la tec-nologa biogentica est ya en marcha, no es aventurado pensar quetambin estn en marcha los conflictos morales que generan las discre-pancias sobre su aplicacin. Son muchos, pues, los temas conflictivos,y aumentan en lugar de disminuir. Los avances en las investigacionesbiogenticas han producido una de las principales fuentes de disiden-cias morales de la sociedad postmoderna. Pareca que la lnea de sepa-racin de las dos principales actitudes se basaba en aceptar o no laautonoma racional de la ciencia respecto de morales basadas en prin-cipios tradicionales. Pero ahora vemos que algo est cambiando trasreciente llamada de alerta de Habermas para salvaguardar la natura-leza humana aunque sea escondida bajo el seudnimo de derecho dela especie. Hay, pues, motivos para ocuparse de este giro de la post-metafsica postmaterialista postmoderna que permite adivinar una tomade conciencia de las derivaciones implcitas del abandono de la inves-tigacin gentica camino del descontrol, patrimonio de una explotacin

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    por el mercado, cuyos principios rectores han prescindido de toda guamoral. Hasta hay quienes empiezan a comprender que la autonomaracional de la ciencia es correlativa con las pretensiones de autonomaconsensual del mercado.

    J. Habermas ha visto ms que los defensores de la autonoma de lainvestigacin cientfica respecto de toda moral, ms que esas multina-cionales que se benefician de la emancipacin del individuo de todareferencia moral convirtiendo las imgenes emancipadoras en incita-ciones publicitarias, y ms, en fin, que los antiglobalizadores que cre-en poner frenos al capitalismo neoliberal mientras destruyen las barre-ras que condicionan su propagacin. Creer que la liberacin sexual, laemancipacin femenina, la defensa del aborto, la equiparacin entrematrimonio hetero y homosexual, o admitir la holandesa eutanasia acti-va, la marihuana y el matrimonio gay pero no la boda del prncipeJohan con Mabel, o poner reparos a la de Guillermo Alejandro conMxima Zorreguieta, hija de un ministro del dictador argentino, es nocomprender nada de la explotacin de la industria publicitaria en quevivimos sumergidos.

    4.3.2. LA POSTMODERNIDAD NOS ATERRA POR SU DESORIENTACIN RELIGIOSA

    Los antecedentes andan por casa: muchos antepasados de nuestrafamilia adoraban entidades abstractas: la razn, la humanidad, la reli-gin y la ciencia. Las cuatro fundaban los deberes y los sacrificios quehubiera que hacer en vida. Mas he aqu que en la poca postmodernapulula una crisis general de creencia religiosa, al menos en Occidente:Marx, Nietzsche, Freud, entre otros, son un ejemplo de esa crisis. Peroellos son sospechosos porque cada uno, desechando la religin, hanpuesto la suya propia, es decir, la idolatra del poder, de la economa ydel sexo. El gran amigo de Freud, C. Gustavo Jung, escuch de l decirestas palabras: Querido amigo Carlos, promteme no abandonar nun-ca la teora sexual. Es lo ms esencial. Debemos hacer de ella un dogmacasi religioso, un muro infranqueable. Cuando Jung pregunt aFreud: Un muro contra qu?, Freud respondi: un muro contra elocultismo. Y Jung hace saber que cuando Freud habla de ocultismo serefiere a la Filosofa y a la Religin, que seran como dos hermanas sia-mesas.

    Lo que hay que retener aqu es que, tanto Marx como Nietzsche yFreud han identificado el buen espritu crtico con el atesmo. Pero la

  • 24 BARREAU, J. C., Du bon usage de la religin, Stock, Pars 1976.25 JIMNEZ LOZANO, J., vila. Una historia de zapatos. Por fin hablemos de Teresa Snchez.

    duda y la crtica trabajan, a pesar de todo, a favor de Dios. En cuanto aNietzsche, hay que decir que se da un malentendido entre l y la reli-gin, entre l y la filosofa: en cuanto a la religin, porque la entiendecomo un sentimiento de dbiles. Sin embargo, las biografas que cono-cemos de personas verdaderamente religiosas demuestran, a las claras,que un verdadero creyente que es coherente con su fe, es capaz delmayor sacrificio y del mayor amor. Por el contrario, el poder delsuperhombre que l defiende conduce a los aledaos del nazismo,pues sabemos que una juventud naturalmente nietzscheana acaba enlas banderas del fascismo 24. Este tro postmoderno y nuclear de losvientos que corren desarmaron la esperanza que lleva dentro el miste-rio, olvidndose de aquellos hombres y mujeres que llamamos msti-cos buscaron lo real ltimo despus de ir pesando y sobrepesandotoda la realidad, encontrndola engaosa y vaca, mucho ms de lo quelo hicieron los tres grandes modernos maestros de la sospecha:Nietzsche, Marx y Freud 25.

    Si las distintas corrientes del marxismo llaman a adquirir valoresadultos recurdese que muchos comunistas del pasado rechazaban lademagogia de la juventud, entonces los fascismos seran presentadoscomo unos adolescentes crueles y sin piedad. De ah que Nietzschehaya permanecido casi adolescente, brillante, pero inmaduro, hasta elfinal de sus das.

    No es fcil deshacernos de la religin. El siglo XX ha sido uno de lossiglos ms religiosos de la historia, pero de una religin rechazada, disi-mulada: ah tenemos, por ejemplo, el caso de las dos grandes religionesdel siglo que han amontonado millones de cadveres y que se denominaNazismo y Estalinismo: porque ellos han borrado al Dios del hombrepara hacer del hombre un dios. El marxismo ruso y el chino, por ejem-plo, se comportaron como una religin de la razn domesticada por unpoder poltico y una ciencia al servicio del armamento militar.

    4.3.2.1. Religin, fe y ciencia

    Hay que distinguir entre religin y fe. El cristianismo, por ejemplo, noes una religin, sino una fe. Y la fe es un acto libre, personal, de con-

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    fianza en otro: fe y confianza significan lo mismo y tienen la misma razde la palabra latina fides. As que la fe es el acto ms elevado y din-mico de la conciencia humana. Es decir, el reconocimiento por partedel hombre del Otro al que se llama Dios. Desde esta perspectiva, elCristianismo del evangelio, de los mrtires y de los hombres y muje-res que desde su trabajo, su estudio, su casa y su ocio se presentacomo la forma ms elevada y menos loca de religin.

    Y he aqu que cuando la religin se priva o desconecta de la fe,entonces se convierte en un acto cerebral, sin poder afectivo. Sinembargo, el compromiso verdadero de un creyente no debe alejarlo delas luchas diarias, sino al contrario, hacer de l hombre o mujer bienpreparados.

    Atencin ahora a las religiones de contrabando, es decir, a aquellasque proclaman que ellas son las que merecen crdito, las que se opo-nen a la religin proftica de la denuncia de la injusticia y de la revo-lucin. Pero la idea de revolucin es una idea judeocristiana, totalmen-te inimaginable en el contexto del Islam, de Buda, o de Confucio. Si larevolucin progresa en un pas es solamente despus de su occidenta-lizacin. Slo una cierta clase de fe totalmente acientfica empuja alhombre a rechazar los hechos inhumanos: por ejemplo, imponer a losdems las ideas antes de que ellos las hayan comprendido.

    Sin embargo, una religin sana no es impositiva ni exclusivista, sinooferente, adoradora e incluyente. La idea de Dios no debe ser la de untapa agujeros destinado a rellenar el vaco de nuestros conocimientosni de nuestras desdichas. As que hay una alternativa cruel: o bienponer lmites al pensamiento racional (con lo cual los sabios se disgus-tan), o bien no poner lmites, con el riesgo de disminuir el espacio delmisterio del que somos portadores. Cuando una religin o una iglesialimitan las operaciones de la inteligencia, se politizan; y cuando unoscientficos desprecian el sentido del misterio, se convierten en dicta-dores de la inteligencia. Porque adorar no es explicar: la ciencia puedeestudiar y explicar el hecho religioso, lo que no puede es probar, comosi fuera en un laboratorio, la existencia del Dios de todas las religiones.

    Cuando la ciencia y la filosofa se convierten en dolos se sucedendos inconvenientes mayores: primero, el hombre se convierte en un serunidimensional, o sea, queda reducido a su dimensin cerebral, lo cuallo convertira en un monstruo; segundo, tiene el peligro de un despre-

  • cio del pueblo: la ideologa cientfica es elitista, rechaza a la mayorparte de la gente, ya que si el hombre es un animal racional por natu-raleza, sin embargo, la mayora de los hombres y mujeres, por negli-gencia, somos a menudo dbiles y no usamos la razn, lo que querradecir que somos unos pobres hombres, y, por tanto, la ciencia y la filo-sofa no estaran hechas para nosotros. Por ejemplo, en el caso de lasenfermedades los mdicos se ocupan en el prestigio de su ciencia parapedir fe y sumisin a lo que ellos dicen; pero si les hubiramos hechocaso, ayer, da 9 de febrero de 2004, no hubiera salido del coma unmuchacho que llevaba cuatro aos en l, y, por tanto, siguiendo el con-sejo mdico, le podramos haber aplicado la eutanasia hace cuatroaos.

    S, sabemos que los avances de la biotecnologa obligan a nuestrassociedades a tomar decisiones polticas, para acertar no basta con aco-gerse al principio democrtico de las mayoras, sino que es necesarioatender al modo de formacin de esa opinin mayoritaria. Para queestas decisiones sean lo ms atinadas posible es preciso satisfacer, almenos, dos condiciones: primera, que se sustenten sobre hechos cier-tos, es decir, sobre la verdad cientfica, y, segunda, que se fun-damenten en criterios morales correctos, es decir, sobre la verdadmoral. Y lo primero es quiz lo ms bsico, precisamente porque nossuministra los trminos del problema moral. Ahora bien, la ciencia nopuede resolver las cuestiones sobre el sentido y la finalidad de la vidani los grandes problemas morales. Los hechos proporcionan en estosmbitos el problema, nunca la solucin. An as, muchas de lascuestiones morales y polticas que debatimos podran resolverse odisolverse mediante un correcto conocimiento de los hechos por partede la mayora de los ciudadanos. Por ejemplo, en lo que se refiere a laingeniera gentica, a la eugenesia, a los alimentos transgnicos y a lasterapias genticas. En la mayora de los casos basta con informacin yun poco de buen sentido para obtener una solucin razonable, ms allde las discrepancias ideolgicas y religiosas. As, Habermas ha llegadodesde una perspectiva racionalista y laica a las mismas conclusiones alas que puede llegar un cristiano sobre la ilicitud de la eugenesia. Unavez ms se demuestra la alianza entre la ignorancia y la maldad.

    Pero no siempre es as. Hay casos en los que la verdad cientfica noproporciona ms que los trminos del dilema moral, que slo se puederesolver apelando a criterios, principios y valores morales. Es lo que

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  • 26 SNCHEZ CMARA, I., Verdad cientfica, verdad moral, en ABC Literario, 26-VI-04.

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    sucede, entre otros, en los casos del aborto, la eutanasia o la experi-mentacin con clulas troncales embrionarias. Y aqu ya no es tan fcilalcanzar un acuerdo. Aqu ya no bastan la informacin y el buen senti-do. Hace falta conocer la verdad moral. Pero ha avanzado tanto la des-moralizacin de las sociedades occidentales, quiz como consecuenciadel proceso de descristianizacin, que apenas hay ms que Pilatos quese interrogan: qu es la verdad moral? O, peor an, quienes la identi-fican con la opinin eventual de las mayoras, ms o menos manipula-das. Al menos, en el caso de la ciencia podemos recurrir a los cientfi-cos. Y ni siquiera lo hacemos muchas veces. No es infrecuente que elsensacionalista y el embaucador, a veces el negociante, ocupen sulugar. Pero en tica resulta imposible que la mayora busque una ver-dad cuya existencia o niega o identifica con su propia opinin. Y, sinembargo, nadie ha demostrado que los principios y valores moralessean relativos, subjetivos o arbitrarios 26.

    Lo vemos cada da. La ciencia no puede probar, ni tiene por quprobar, que Dios existe, porque hay en ella algo que se le escapa por sunaturaleza: su objeto es la demostracin racional o experimental, porejemplo, las Matemticas y la Qumica. Mas hay otras relaciones posi-bles con el universo que no son racionales y, sin embargo, son esencia-les, por ejemplo, la adoracin del mstico, el xtasis del poeta y la ins-piracin del artista. En Port Royal convivieron razn y misterio: a lasmatemticas lo que es de la razn matemtica, al misterio lo que perte-nece a la mstica del alma humana. Ahora bien, si la ciencia no puedeprobar la belleza, tampoco puede probar que Dios existe: pero quieredecir eso que la belleza no existe? Por tanto, el poeta, el creyente y elmstico tienen cosas tan importantes que decir como el cientfico y elfilsofo. As que el espritu crtico de la ciencia y de la filosofa tieneque criticarse a s mismo antes de criticar el misterio, evitando conver-tirlos en dolos.

    4.3.2.2. Religin, moral y poltica

    Junto a la adoracin y la fe en Dios hay otro asunto: la moral. Perohay una moral que hace del hombre un ser tenso, estresado, resignado,triste o, en el mejor de los casos, voluntarista, en el que sus decisiones

  • 27 SAN AGUSTN, Soliloquios, I.

    no son tenidas en cuenta por prevalecer la noticia del desastre, la noti-cia amarga: como, por ejemplo, la tele-basura, la tele-pringue, o loslobeznos de la poltica cuando hacen promesas mentirosas.

    No, no se trata, pues, de una moral represiva, desconfiada o, en elpeor de los casos, pasota o fantica. Pero la tensin, el fanatismo, larepresin y la mentira no cambian nunca el corazn del hombre y, portanto, hacen la moral intil. Lo que s cambia el corazn del hombre esel amor de amar y el amor de ser amado; lo que s cambia el corazndel hombre es el sentido de la belleza y de la adoracin. Es por eso porlo que se ha hecho clebre la frase agustiniana escrita hace quincesiglos y que casi toda persona culta conoce: ama y haz lo que quie-ras, pero ahora ya slo a ti te amo, slo a ti te busco, slo a ti tesigo 27.

    Cuando la poltica se sirve del hombre en lugar de servir al hombrese convierte en una psima religin; el hombre de la Ilustracin (s.XVIII) europea es un hombre abstracto, normativo y engullido por lasideas que propone la Revolucin Francesa, sobre todo en su fasedemasiado silenciada del Perodo del Terror.

    Si se hace de la religin una moral y de la moral una religin, enton-ces encerramos al hombre en una crcel. Eso es lo que ha sucedido enlas revoluciones tristes, violentas y castrantes que la historia del sigloXX el siglo ms cruel de toda la historia del mundo, con 250 millonesde muertos a sus espaldas, o la Revolucin Rusa del ao 1917, o laRevolucin Nazi de los aos 1939 al 1945, o la masacre de Turquasobre el pueblo Armenio, o la Revolucin China de 1950, o la Revolu-cin Vietnamita de 1960, o la Iraqu de 2003-2004, sin olvidar losmillones de muertos judos y los quinientos mil espaoles muertos enla Guerra Civil de 1936 al 1939. Es lo que hizo hablar a Jan Patocka delas guerras del siglo XX y el siglo XX como guerra. Por tanto, se tratade una religin mal entendida al servicio del orden poltico de turnoque la convierte en moral establecida por una autoridad interesada, ouna moral mal entendida que, al decir de Mounier, est al servicio deldesorden establecido.

    En fin, no hay que meter la religin ni en la poltica, ni en el sexo,ni en el arte, ni en la ciencia, ni en el dinero, ni en la moral. En una

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  • 127

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    clase de Sociedad-Cultura-Religin, por ejemplo, uno se pregunta cu-les pueden ser los criterios para que una religin haga mella en unasociedad y en la cultura. Pues he aqu unos pocos:

    a) Una religin debe ser consciente, y as no caer en la idolatra.

    b) Una religin no debe ser idlatra, porque si as fuera el hombreacabara en esclavo de las cosas de este mundo (por ejemplo, elmercado, la violencia, la naturaleza, etc.).

    c) Una religin no debe ser sectaria, porque entonces nos hara caeren el fanatismo. Por tanto, debe reconocer que en las dems reli-giones pueda haber adems elementos verdaderos. Como diraYves Congar, el ecumenismo comienza cuando se piensa que losotros tambin comparten la verdad, la santidad y los dones deDios. De hecho, discutir con un adversario de la propia religines reconocer las verdades que nos son comunes.

    d) Una religin no debe ser beata, porque la beatera es una mezclade sentimentalismo azucarado, de supersticin y de magia.

    e) Una religin debe ser de invitacin y no de imposicin, de ofertay no de autoridad.

    f) Una religin debe estar comprometida con el hombre de su tiem-po y no slo con el ms all, porque slo la religin puede dar unsentido a la vida y el gusto de vivir con sentido.

    g) Una religin debe ser al mismo tiempo horizontal, es decir, quese preocupa del hombre que vive a nuestro lado: como deca unhombre tan poco dudoso como san Agustn, el Dios de la buenareligin es ms ntimo que mi propia intimidad.

    h) Y, finalmente, una dimensin vertical, es decir, que haga posiblelas relaciones del hombre con Alguien que nos transciende.

    4.3.3.3. Buena religin es buena fe

    La buena religin es consciente, no adora ninguna realidad de estemundo, es tolerante, es oferta. Todo lo dems sera una religin que nodice nada a la sociedad y a la cultura. La sociedad y la cultura pidenuna religin liberadora. Cierto, todas las religiones se presentan comoliberadoras de la sociedad y de la cultura: pero a la hora de la verdadno todas cumplen con sus promesas. Frente al hinduismo, que esperaen el ms all sin esperar nada del ms ac, o el marxismo, que esperatodo del ms ac sin esperar nada del ms all, el creyente cristiano

  • espera en un ms all que comienza en el ms ac, porque para l lapromesa de Dios y el Dios de la promesa coinciden, sujeto que anima yobjeto animado.

    Refirindonos a la religin a no olvidar que fe es ms que religinms conocida en Occidente, es decir, a la religin del mensaje delJess de Nazaret, vale recordar que nadie ha negado la existencia his-trica del Nazareno, y todos, incluso los no creyentes en Jess comohijo de Dios, han sostenido que su personalidad es un modelo de cohe-rencia entre lo que ha dicho, lo que ha prometido y lo que ha hechodurante su vida. Los Evangelios no son libros de historia, sino exposi-cin viva de lo que sus autores llamados evangelistas (Mateo, Marcos,Lucas y Juan) han experimentado, tocado, odo y escuchado directa oindirectamente; y lo mismo cuantos hombres y mujeres siguieron aJess y nos mostraron su fe.

    Se encuentra en los Evangelios una manera nueva de hablar:jams un hombre ha hablado como este hombre, decan sus contem-porneos y continan dicindolo quienes creen y no creen en l. Porqu? Porque el mensaje de Jess de Nazaret es profundamente blasfe-mo para quienes no le seguan. Por ejemplo:

    a) Jess blasfema contra el Templo (lugar de adoracin). As dice auna mujer samaritana: Creme, mujer, no es sobre esa montaade Samaria ni en Jerusaln donde est el Templo donde hay queadorar al Padre Dios. Dios es espritu. Los verdaderos adoradoresdeben adorar en espritu y en verdad.

    b) Jess blasfema contra los lderes religiosos de su tiempo, porqueellos dicen y no hacen, imponen cargas pesadas a los demsmientras que no se molestan ni en tocarlas con un dedo.

    c) Jess blasfema contra la autoridad religiosa: no llamis padre anadie, pues todos sois hermanos; nadie es padre ni maestro, sinoque el que quiera ser ms grande entre vosotros, que se haga servi-dor de todos. Porque, al decir de Newman, de las tres autorida-des que hay en la Iglesia tradicin (Jerarqua), razn (Universi-dad) y experiencia (Pueblo de Dios) si una de ellas es dominan-te, el buen ejercicio de la autoridad eclesistica queda compro-metido. Jess blasfema contra la ley de Moiss: l ensea a susseguidores que la letra de la ley mata y solamente el espritu davida.

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  • 129

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    d) Jess blasfema contra el dinero, y as llega a afirmar: es msfcil pasar por el ojo de una aguja que el que un rico entre en elreino de los cielos, o tambin: no se puede amar a la vez a Diosy al dinero.

    e) Jess blasfema contra la moral establecida en la sociedad de sutiempo: las prostitutas dice a los puritanos religiosos de enton-ces os precedern en el reino de los cielos. Para Jess el amor esgratuito; no se merece uno el amor de nadie, la gratitud s, perono el amor. No a la gratitud! En los trabajos preparatorios de Lagaya ciencia Nietzsche menciona el agradecimiento entre lascosas que la muerte de Dios hace desaparecer: Cmo? Nun-ca ms rezar; nunca ms verse absolutamente seguro y reposar enconfianza; nunca ms hallarse ante la verdad ltima y la extremabondad y poder; slo, sin el continuo vigilante, amigo, sin la cre-encia de que sobre nosotros se yerguen las montaas, sin secretasayudas, sin agradecimiento... Qu depauperacin!, cuntainhumanidad!

    Recurdese, slo como inciso, que Don Quijote puede asaltar todoslos molinos de Castilla, enderezar todos los entuertos y defender atodas las mujeres desvalidas sin domesticar por ello el corazn de Dul-cinea. As que todos los actos y palabras de Jess representan blasfe-mias insoportables para quienes toman la religin como un pretextopara aduearse de la cultura y de la sociedad de su tiempo.

    Los anarquistas del siglo pasado gritaban: ni dios, ni amo; losilustrados del siglo XVIII, como Voltaire y otros, pensaban que Dios eracomo un relojero que pona el mundo en marcha y se desinteresaba delmismo. No haba lugar a la gratitud porque no haba providencia. Sinembargo, la religin puede orientar provechosamente la cultura y lasociedad, aunque las actitudes de los hombres ante ella pueden origi-nar resultados opuestos. Por ejemplo:

    a) Reforzar el orden social.

    b) Aniquilarlo.

    El Dios de los filsofos y de muchos cientficos (alrededor de un 50-60 por 100) es mostrado como un arquetipo, o como un opio, o como uninconsciente colectivo de la humanidad, o, finalmente, como un obst-culo al poder individual o poltico: as, por ejemplo, Marx, Freud,Nietzche o Jung. Sin embargo, al menos el Dios de los judos y de los

  • 28 BARREAU, J. C., Du bon usage de la religin , en ob. cit.29 SNCHEZ NOGALES, J. L., De la religin a la espiritualidad, en rev. Proyeccin

    176 (enero-marzo 1995).

    cristianos proclama en las bienaventuranzas la rabiosa libertad de loshijos de Dios 28.

    En este sentido, y slo en ste, un creyente, aunque no se pudieralibrar de la duda y buscara salir de ella, puede tener la experiencia deque su deseo de infinito, de que su afn de buscar sentido a la vida lecure del agnosticismo o del pasotismo y le haga sentirse tan librecomo generoso para as vivir mejor. Pero la orientacin postmoderna hatomado otro camino: el que sustituye el realismo y la subjetividad poruna extraa interioridad.

    4.3.3.4. La postmodernidad se reviste de religiosidad

    En efecto, aunque la nueva religiosidad potencia los valores de laarmona, el equilibrio, la paz, no puede olvidar que es un irenismo sin-cretista; aunque detecta la necesidad de ayudar al hombre a acercarsea la experiencia viva y personalizada; aunque pone de relieve la pri-maca del espritu sobre la materia; aunque insiste en los valores de laespiritualidad personalmente asumidos... Aunque todo eso es positivoy hay que tenerlo en cuenta en el mundo actual, pues es la hora deldilogo, sin embargo, la fidelidad a la tierra que con mpetu habasolicitado Nietzsche, ya no es solamente que Dios ha muerto, sinoque el hombre se hace Dios, usurpando sus valores, lo intenta a travsde muchos rodeos, a travs de los grandes hitos de la religiosidad post-moderna. Sus caractersticas son de subrayar:a) Romntica y orientalizante. b) Primaca de valores y experiencias de la mente. c) Modelo hologrfico u holonmico u holstico.d) Prdida de valores morales objetivos. e) Teraputica curanderista.f) Creencia en la reencarnacin.g) Teotcnica, porque el hombre construye su propia salvacin, no

    necesita de perdn.h) Proclama la vuelta de un Dios impersonal y sin rostro.i) Supermercado espiritual en la city de la religin: salvarse es

    sentirse a gusto 29.

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    En definitiva, frente a la nada del Absoluto propone el absoluto de laNada; lo csmico universal de la adoracin de la naturaleza es el fluidoque enciende este mundo, esta edad nueva (New Age) nuestra, sin luz.El Verbo, que es luz que ilumina a todo hombre que viene a este mun-do (Jn 1, 9), se va ocultando progresivamente a nuestro mundo, si bienseguimos por doquier buscando la Luz para no desfondarnos del todofrente a la IV Guerra Mundial o global que otea en el horizonte.

    El paisaje a la vista es, pues, cualitativamente diferente al final delsiglo XX y comienzos del XXI. En una sociedad de libre mercado, ladesigualdad est cantada con globalizadores himnos indiscriminados.Pero justamente es en esa sociedad donde resultara ms fcil equili-brar la desigualdad de bienes materiales y morales a base, por ejem-plo, del comercio justo. Y as no quedaran otras esperanzas de alter-nativas igualadoras, no igualitaristas, equilibradoras a las que asirse.

    5. CODIFICACIN DE LA NATURALEZAY EL TALANTE POSTMODERNOS

    5.1. La postmodernidad se distingue por:

    a) Una cultura tipificada por Narciso, es decir, las auto contem-placiones que no cesan.

    b) Una identidad escindida, entre la razn y el sentimiento, racio-nalidad dbil, pensamiento dbil, sin ms horizonte que elmando a distancia y el mvil, la provisionalidad como paradig-ma, es decir, presentismo, lo light, el carpe diem: en un pre-sente de colores desvados no encajan las tonalidades fuertes delpasado o memoria ni las del futuro o proyecto.

    c) Una vida amueblada de confort, rentabilidad y a medida.

    d) Una religiosidad a la carta.

    e) Desencanto, instalacin en la duda, relativismo, escepticismo.

    f) La tica se reduce a esttica, o sea, la tica del camalen.

    g) Contemplamos la naturaleza, natura sive Deus (Spinoza revi-vido!), es decir, todos nuestros afanes estriban en su contempla-cin y emocin resultante (emotivismo moral en Hume), la felici-dad se reduce a placer (hit money, dinero rpido, pntelo-pnse-lo, usar y tirar) consiste en aumentar el bienestar que nos debeproporcionar el Estado de bienestar, quitar el dolor y diluir el

  • 30 SMITH, H., Mas all de la mente postmoderna, Kairs, Barcelona 2002, pp.184-186.

    sufrimiento, edulcorar la ancianidad y muerte con la parafernaliade las residencias con estrellas de la tercera edad o del tanatorio,o bromear con la halloween.

    5.2. Haremos frente a la postmodernidad?

    La transvolaracin de todos los valores que hace tabla rasa(nihilismo) de la filosofa, de la ciencia y de la religin anteriores aNietzsche y sus devotos presenta al cristiano un reto en toda regla. Ylos nicos antdotos ante un mundo que se nos escapa por las venaspostmodernas son:

    a) el Otro de Dios, y

    b) el recurso a la persona, la bsqueda del rostro del otro del hom-bre.

    La idea de Dios en la postmodernidad viene del desmo y del ates-mo de la Ilustracin hasta llegar a la anulacin del sentido de lo sagra-do y el indiferentismo. Dios, se dice, no molesta, pero no interesa. Porsupuesto, se ha dado el paso de la negacin del Dios de Jesucristo,quedando en esquejes la bondad de su Palabra, pero se renuncia a laalteridad de la persona de Dios en Jesucristo y de la persona humanade Jesucristo.

    Mas nadie puede decir YO sin un T. Cuando no hay un T haymayor soledad, porque no hay vnculos. Slo ellos llevan en su equipa-je ofertas de sentido: para ir a un lugar y para pensar y hacer algo encomn 30. Mas frente a la figura del sabio que ensea la tranquilidad eny de la vida: as Confucio y la ataraxa epicrea; del mstico separadodel mundo cuya salvacin consiste en una anulacin, separacin oabstraccin, pues salvarse es separarse: as la moral budista o lamaniquea son negativas, y del profeta esperanzador (Israel), del profe-ta poltico (Mahoma), apostamos por el profeta salvador, Jess histri-co, seor de la historia, Hijo de Dios, Dios Hijo que por la fuerza delEspritu Santo salva sin sabidura humana, busca a la gente y no se as-la, no revoluciona ni ofrece una religin de conquistas geogrficas.

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    LA POSTMODERNIDAD COMO RETO PARA EL CRISTIANO, HOY

  • 31 Por ejemplo, se est descubriendo que aunque los paganos fueran normalmentepolitestas, la paideia griega conoca bien la existencia de un Dios nico, exactamentecomo los judos. Se trataba quizs del mismo Dios? El problema era embarazoso porquesi haba un solo Dios, por muchas y diferentes denominaciones que tuviere, se tratabadel mismo y nico Dios. Qu relacin haba entre la tradicin hebrea o el Talmud y lapaideia griega? El tema se halla claramente en la base del pensamiento de un autor de lapoca, el de la Carta de Aristeas (140 a.C.). Dios es uno (132); con sus obras benefi-cia al mundo todo (210) y de alguna manera le concede su bendicin (205). Ahora bien,este Dios nico, que cuida de todo el mundo y lo mantiene vivo, es tambin cognoscible.El autor de dicha Carta encuentra incluso un paralelo ulterior entre judos y griegos:como stos tienen una paideia, as tambin los judos tienen la Tor. Pero entre una y otrahay una diferencia fundamental que el autor no menciona explcitarnente, pero que seencuentra en la base de su pensamiento. La Tor ha sido revelada directamente por Dios,mientras que la paideia helnica es puro esfuerzo humano. Con este trasfondo mental secomprende el discurso de los jubileos: todos los hombres debern reconocer un da quela divinidad nica, en la que creen los mejores hombres, es el Dios que se ha revelado aIsrael, el Dios de Israel, el padre de todos los hijos de Jacob (vase SACCHI, P., Histo-ria del Judasmo en la poca del Segundo Templo (1994), Trotta (Madrid 2004) 401-402).Si bien, buscar el denominador comn que unifique civilizaciones como la irano-babi-lnica, la hebrea y la egipcia para poderlas confrontar cmodamente con la griega no esempresa fcil suponiendo que sea posible.... Tambin ciertos aspectos de la nueva

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    PEDRO ORTEGA CAMPOS

    Qu ha pasado? Que la filosofa, como el Derecho Cannico, y, enparte, las formulaciones del Catecismo, cada uno por su camino, handeteriorado la teologa, han desfigurado el misterio, han hablado deDios con ideas o normas racionalizadas, en lugar de escuchar, simple-mente escuchar, su revelacin. Ahora, Israel, escucha los mandatos ydecretos que