4
La Primera Iniciación por Jeanne de Salzmann Introducción a una Junta de Septiembre 1941 Verás que en la vida obtendrás exactamente lo que pongas. Tu vida es el espejo de lo que eres, es tu imagen. Eres pasivo, ciego, demandante. Tomas todo, aceptas todo, sin siquiera sentirte en deuda. Tu actitud hacia el mundo y hacia la vida es la actitud de uno que tiene el derecho de demandar y tomar. De uno que no necesita pagar o ganar. ¡Crees que todas las cosas son por ti, y solo por ser tu! Toda tu ceguera esta ahí. No atrae tu atención. Es, sin embargo, lo que en ti separa a un mundo del otro. No tienes medida para medirte a ti mismo. Vives solo entre “lo que me gusta” y “lo que no me gusta”. Lo que significa que tienes apreciación sólo por ti mismo. No permites nada arriba de ti – teorética o lógicamente tal vez, pero no en realidad. Por eso es que eres tan demandante y sigues pensando que todo debe ser barato, y que puedes pagar todo lo que quieras. No reconoces nada mas arriba que tu mismo, o afuera de ti mismo, o adentro de ti mismo. Esto es porque, repito, no tienes medida y vives sólo para satisfacer tus caprichos. Sí, tu “auto apreciación” te hace enceguece! Es el obstáculo más grande hacia una nueva vida. Uno tiene que ser capaz de pasar este obstáculo, este umbral, antes de poder seguir adelante. Es el examen que separa el “desperdicio” del “trigo” en la gente. No importa cuan inteligente, cuan dotado, cuan brillante un hombre es, si no cambia su opinión acerca de sí mismo, se perderá del desarrollo interior, del trabajo basado en auto-conocimiento, de la evolución real. Permanecerá como esta toda su vida. La primera demanda, la primera condición, el primer examen para aquel que quiere trabajar en si mismo es cambiar la apreciación de si. No puede solo imaginarlo, o simplemente creer o pensar, sino realmente “ver” las cosas en si que no veía antes, realmente

La Primera Iniciación- De Salzmann

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: La Primera Iniciación- De Salzmann

La Primera Iniciaciónpor Jeanne de Salzmann

Introducción a una Junta de Septiembre 1941

Verás que en la vida obtendrás exactamente lo que pongas. Tu vida es el espejo de lo que eres, es tu imagen. Eres pasivo, ciego, demandante. Tomas todo, aceptas todo, sin siquiera sentirte en deuda. Tu actitud hacia el mundo y hacia la vida es la actitud de uno que tiene el derecho de demandar y tomar. De uno que no necesita pagar o ganar. ¡Crees que todas las cosas son por ti, y solo por ser tu! Toda tu ceguera esta ahí. No atrae tu atención. Es, sin embargo, lo que en ti separa a un mundo del otro.

No tienes medida para medirte a ti mismo. Vives solo entre “lo que me gusta” y “lo que no me gusta”. Lo que significa que tienes apreciación sólo por ti mismo. No permites nada arriba de ti – teorética o lógicamente tal vez, pero no en realidad. Por eso es que eres tan demandante y sigues pensando que todo debe ser barato, y que puedes pagar todo lo que quieras. No reconoces nada mas arriba que tu mismo, o afuera de ti mismo, o adentro de ti mismo. Esto es porque, repito, no tienes medida y vives sólo para satisfacer tus caprichos.

Sí, tu “auto apreciación” te hace enceguece! Es el obstáculo más grande hacia una nueva vida. Uno tiene que ser capaz de pasar este obstáculo, este umbral, antes de poder seguir adelante. Es el examen que separa el “desperdicio” del “trigo” en la gente. No importa cuan inteligente, cuan dotado, cuan brillante un hombre es, si no cambia su opinión acerca de sí mismo, se perderá del desarrollo interior, del trabajo basado en auto-conocimiento, de la evolución real. Permanecerá como esta toda su vida. La primera demanda, la primera condición, el primer examen para aquel que quiere trabajar en si mismo es cambiar la apreciación de si. No puede solo imaginarlo, o simplemente creer o pensar, sino realmente “ver” las cosas en si que no veía antes, realmente verlas. Nunca cambiará su opinión acerca de sí mismo mientras no vea dentro de sí mismo. Y para poder ver, tiene que –aprender– a ver: es la primera iniciación del hombre en el auto-conocimiento.

Antes que nada más, tiene que saber qué buscar. Ya que lo sabe, tiene que hacer esfuerzos, enfocar su atención, buscar constantemente, con tenacidad. Al mantener su atención en ello, al no olvidar buscar, un día puede ver. Si ve una vez, puede ver una segunda vez, y si esto se repite, no puede ignorar ver. Este es el estado a buscar en nuestra observación; es desde esto que el verdadero deseo, el deseo de evolucionar nacerá; de frío nos convertimos en calor, vibrando; seremos profundamente tocados por nuestra realidad.

Hoy tenemos solo la ilusión de lo que somos. Nos sobreestimamos. No nos respetamos. Para respetarme a mí mismo, tengo que haber reconocido en mi la parte que es superior a las otras partes, y a la que muestro respeto con la actitud que le rindo. En esta manera me respetaré a mí mismo. Y mi relación con otros será gobernada por este mismo respeto.

Tenemos que entender que todas las otras unidades de medición, talento, erudición, cultura, genialidad, son unidades cambiantes, unidades de detalle. La única verdadera medida, nunca cambiante, objetiva, la única real, es la medida de la visión interna. “Yo” veo – “Yo” me veo a mi mismo – y has medido. Con una parte superior y real has medido una inferior, también real. Y esta medida, definiendo por si misma los roles respectivos de cada parte, te traerá al auto-respeto. Pero verás que no es fácil. Y no es una oferta. Uno tiene que pagar mucho. Para los malos pagadores, los flojos, los perdedores, no hay oportunidad. Uno de debe pagar, pagar mucho,

Page 2: La Primera Iniciación- De Salzmann

pagar inmediatamente y por adelantado. Pagar desde uno mismo. Con esfuerzos sinceros, con el corazón, sin expectativas. Mientas más dispuesto estés a pagar sin reticencia, sin trampa, sin falsedad, mas recibirás. Y de ahí en adelante, conocerás tu verdadera naturaleza. Y verás todos los trucos, toda la deshonestidad a la que recurre para tratar de evitar pagar en efectivo. Porque tienes que pagar con todas las teorías gratuitas, todas las convicciones profundamente enraizadas, todo el prejuicio, todas las convenciones, todo el “me gusta” y el “no me gusta.”Sin negociaciones, honestamente, no sólo pretender. Tratando de ver usando dinero falso. Trata por un momento de aceptar la idea de que no eres lo que piensas que eres, que te sobreestimas, y entonces, que te mientes a ti mismo. Que te mientes siempre, cada momento, todo el día, toda tu vida. Que la mentira te gobierna a tal grado que ya no puedes controlarla. Eres su victima. Mientes en todas partes. Tus relaciones con otros, mentiras. La educación que estas dando, tus pequeñas convenciones, mentiras. Tu aprendizaje, mentiras. Tus teorías, tu arte, mentiras. Tu vida social, tu vida familiar, puras mentiras. Y lo que piensas de ti mismo, mentiras también. Pero no te detienes de lo que estas haciendo o diciendo, porque crees en ti. Tienes que parar adentro y observar. Observar sin prejuicio. Al aceptar por un tiempo esta idea de mentiras. Y si observas en esta manera, pagando de ti, sin auto-compasión, dando todas tus falsas riquezas a cambio de un momento de realidad, quizás algún día veras de repente algo que nunca has visto antes. Verás que eres alguien más de lo que creías ser. Veras que eres dos. Uno que no es, pero que toma el lugar y lleva a cabo el rol del otro. Y el otro que es, pero es tan débil, tan inconsistente, que tan pronto se trae adelante, desaparece inmediatamente. No puede soportar las mentiras. La mentira más pequeña lo mata. No lucha, no resiste, esta vencido por adelantado. Aprende a ver hasta que hayas observado la diferencia entre tus dos naturalezas, hasta que hayas visto las mentiras, el impostor en ti. Cuando veas tus dos naturalezas, ese día, en ti, nacerá la verdad.

Premiere Inititation, par G. I. GurdjieffQuestion de Gurdjieff (no. 50) Ed. Albin Michel, 1989, p.34- 35.