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Álvaro Carvajal Villaplana La racionalidad tecnológica: más allá de la razón instrumental Palabras clave: filosofía de la tecnología, tecnología, racionalidad tecnológica, racionali- dad práctica, astucia. Abstract. The main contention in this paper is that technological rationality has been under- stood erroneously. The instrumental dimension is the only one usually taken into consideration, without confronting the rationality of ends and the rational aspects of evaluation. Such a reduced perspective of technological rationality contrib- utes to stimulate the usual, purely instrumental practice, and at the same time inspires an external and narrow critique of technology. The proposal in this paper aims at promoting a more integrated vision of the different dimensions of technological rationality: ends, means, evaluation and symbols. Aspects usually seen as external by the critic are considered here internal to the process of techno- logical development. Key words: philosophy of technology, tech- nology, technological rationality, practical ratio- nality, shrewdness. Resumen: En este trabajo se sostiene que la racionalidad tecnológica ha sido entendida de manera errónea. Por lo general, se la concibe desde su dimensión instrumental, negándose o con- frontándola con las racionalidades de fines y la evaluativa. Este enfoque reducido de la racionali- dad tecnológica contribuye a incentivar la práctica instrumental de la tecnología, y al mismo tiempo, inspira una crítica externalista a la tecnología estrecha de miras. La propuesta del trabajo se orienta a fomentar una visión más integrada de las diferentes dimensiones de la racionalidad tec- nológica: instrumental, de fines, evaluativa y sim- bólica. La idea es que aquellos aspectos, que desde la práctica y la crítica, se presentan como externos se las entiendan como internos al proceso mismo del desarrollo tecnológico. Introducción La racionalidad tecnológica es uno de los temas que desde la perspectiva filosófica ha sido poco estudiada, la mayor parte de las investi- gaciones asumen una crítica externalista que enfatiza en las consecuencias y los efectos de la tecnología sobre la naturaleza y la sociedad. Estos efectos son asumidos como producto de la racionalidad instrumental preponderante en la racionalidad tecnológica. Se considera que dicha racionalidad solo se guía por su estructura inter- na y no considera las externalidades. La práctica tecnológica dominante también confirma esta percepción. Sin embargo, es posible encontrar prácticas tecnológicas alternativas que muestran que la racionalidad tecnológica es más integral, y va más allá de la racionalidad instrumental. Aquí se propone la necesidad de comprender mejor la racionalidad tecnológica a fin de promover un cambio de visión que repercuta en una modifica- ción de la acción tecnológica. Para esto, primeramente se ubicará la racio- nalidad tecnológica como reflexión filosófica en el dominio de la racionalidad práctica, des- tacando algunos de los aspectos más relevantes que permiten hacer esta inclusión. Luego, se exponen dos estrategias para enfrentar el asunto de la racionalidad práctica que también afectan o influyen en el análisis de la racionalidad tec- nológica: (a) aquella que distingue varias dimen- siones de la racionalidad, pero que las concibe como separadas o jerarquizadas, y (b) aquella Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII (l08), 75-88, Enero-Abril 2005

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Álvaro Carvajal Villaplana

La racionalidad tecnológica:más allá de la razón instrumental

Palabras clave: filosofía de la tecnología,tecnología, racionalidad tecnológica, racionali-dad práctica, astucia.

Abstract. The main contention in this paperis that technological rationality has been under-stood erroneously. The instrumental dimensionis the only one usually taken into consideration,without confronting the rationality of ends andthe rational aspects of evaluation. Such a reducedperspective of technological rationality contrib-utes to stimulate the usual, purely instrumentalpractice, and at the same time inspires an externaland narrow critique of technology. The proposalin this paper aims at promoting a more integratedvision of the different dimensions of technologicalrationality: ends, means, evaluation and symbols.Aspects usually seen as external by the critic areconsidered here internal to the process of techno-logical development.

Key words: philosophy of technology, tech-nology, technological rationality, practical ratio-nality, shrewdness.

Resumen: En este trabajo se sostiene quela racionalidad tecnológica ha sido entendida demanera errónea. Por lo general, se la concibedesde su dimensión instrumental, negándose o con-frontándola con las racionalidades de fines y laevaluativa. Este enfoque reducido de la racionali-dad tecnológica contribuye a incentivar la prácticainstrumental de la tecnología, y al mismo tiempo,inspira una crítica externalista a la tecnologíaestrecha de miras. La propuesta del trabajo seorienta a fomentar una visión más integrada delas diferentes dimensiones de la racionalidad tec-nológica: instrumental, de fines, evaluativa y sim-bólica. La idea es que aquellos aspectos, que desdela práctica y la crítica, se presentan como externosse las entiendan como internos al proceso mismodel desarrollo tecnológico.

Introducción

La racionalidad tecnológica es uno de lostemas que desde la perspectiva filosófica ha sidopoco estudiada, la mayor parte de las investi-gaciones asumen una crítica externalista queenfatiza en las consecuencias y los efectos dela tecnología sobre la naturaleza y la sociedad.Estos efectos son asumidos como producto dela racionalidad instrumental preponderante en laracionalidad tecnológica. Se considera que dicharacionalidad solo se guía por su estructura inter-na y no considera las externalidades. La prácticatecnológica dominante también confirma estapercepción. Sin embargo, es posible encontrarprácticas tecnológicas alternativas que muestranque la racionalidad tecnológica es más integral, yva más allá de la racionalidad instrumental. Aquíse propone la necesidad de comprender mejor laracionalidad tecnológica a fin de promover uncambio de visión que repercuta en una modifica-ción de la acción tecnológica.

Para esto, primeramente se ubicará la racio-nalidad tecnológica como reflexión filosóficaen el dominio de la racionalidad práctica, des-tacando algunos de los aspectos más relevantesque permiten hacer esta inclusión. Luego, seexponen dos estrategias para enfrentar el asuntode la racionalidad práctica que también afectano influyen en el análisis de la racionalidad tec-nológica: (a) aquella que distingue varias dimen-siones de la racionalidad, pero que las concibecomo separadas o jerarquizadas, y (b) aquella

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otra que considera que las diferentes dimensionesconforman una unidad. Enseguida, se presentan ydiscuten tres niveles de análisis de la racionalidadtecnológica: el interno, el externo y la extensiónde dicha racionalidad a otros ámbitos del pensa-miento. Además, se defiende la tesis de la unidadde la racionalidad tecnológica; afirmándose conesto que muchos de los aspectos, que tradicional-mente se consideran como parte del nivel externo,han de internalizarse.

Por último, se enuncian y explican algunasde las características esenciales y específicas dela racionalidad tecnológica, prestándole atencióna los temas de la astucia, optimización, maximi-zación y su condición contextual. La idea radicaen que la racionalidad tecnológica no es maximi-zadora en sentido absoluto, sino que conservandosu carácter normativo y de búsqueda de las alter-nativas óptimas, puede perfectamente adecuarsea los contextos y las posibilidades que permitendichos entornos, así como las situaciones de ries-go e incertidumbre. Es así que se defiende la tesisde que la racionalidad tecnológica no es utópicasino realista y que en este sentido ha de conside-rar las consecuencias de su acción.

1. La racionalidad tecnológica comouna forma de racionalidad práctica

La filosofía de la tecnología y la tecnologíamisma en cuanto práctica, están enlazadas con lafilosofía de la acción; tanto la reflexión como suobjeto de estudio conforman parte de una cavilaciónmás amplia: la filosofía práctica. Al ser la tecnolo-gía una forma de acción, a ella aparecen ligadosconceptos como los de agencia, libertad, decisión,responsabilidad, deseos, creencias y posibilidadesproyectivas. Si bien la racionalidad tecnológicaforma parte del dominio general de la acción, mues-tra particularidades y constricciones en la toma dedecisiones y en el control de sus procesos, las quese expresan en la idea de instrumentalidad y en elcriterio de eficacia tecnológica. Las constriccionesde la tecnología son vistas por Broncano de manerapositiva, ya que permiten "ampliar el espacio deposibilidades pragmáticas y de oportunidades yde aprovechar y explotar las oportunidades dispo-nibles" (1997, 72). Por las razones expuestas, aquí

se enumeran algunos aspectos de la racionalidadpráctica comunes a la tecnología.

Una primera observación obvia, por su gene-ralidad, es la que asevera que la racionalidad esindispensable a la condición humana; ya que porlas características de esta especie, la racionalidadcontribuye a asegurar su supervivencia. A dife-rencia del resto de los animales que se guían porsu base instintiva, los seres humanos han dejadode depender estrictamente de sus condicionesnetamente instintivas, de tal manera que evalúael medio en el que vive a partir de su raciona-lidad; convirtiéndose en un instrumento paraexplorar necesidades y problemas específicos enbúsqueda de sus satisfacciones o soluciones. Alrespecto, el cerebro humano evoluciona de talmanera que la racionalidad conforma parte desus procesos mentales.

La racionalidad en cuanto proceso men-tal implica la noción de "intencionalidad", estacaracterística es para Broncano la "marca defábrica" de la racionalidad, pues al atribuírseleintencionalidad a un agente se le adjudica: a) lacapacidad de representarse un grupo de estadosposibles del mundo; b) un conjunto de objetivos oresultados; c) un determinado número de cursosde acción posibles y d) una función de elecciónque tiende a conseguir el máximo de satisfacciónde esos objetivos (1996, 34). Una conducta racio-nal es aquella que cumple con estas condiciones,de tal manera que la acción se dirige hacia unobjetivo o fin que quiere alcanzarse.

En contraste, John Elster (1983) se cuestionasi la racionalidad puede darse sin intencionalidad.Para él la respuesta depende de cómo se defina"racionalidad", si por este término se entiende"adaptación en sentido de maximización local",la respuesta es que sí existe intencionalidad sinracionalidad. Empero, para él, este vocablo ha dereservarse a los casos en los que el término tienepoder explicativo; es decir, para caracterizar unaacción, una creencia o modelo de conducta comoracional, se ha de estar dispuesto a afirmar que"la racionalidad explica que lo que se dice esracional" (66) -adviértase que tal razonamientoparece ser autorreferencial-; por tanto, en laracionalidad debe haber una intención de expli-cación, a lo cual ha de agregarse la intención depredicción y la normatividad.

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LA RACIONALIDAD TECNOLÓGICA

Si bien, la intencionalidad es una caracte-rística de la racionalidad, para Elster tal atributono le es exclusivo, puesto que la irracionalidadtambién es intencional; por ejemplo, el modelode homo economicus como canon de la raciona-lidad práctica, supone un ser humano egoísta; sinembargo, la evidencia empírica muestra que esono es así. Este principio puede ser clasificado deirracional pero intencional.

La noción de "racionalidad", como se apun-tó, intenta ser descriptiva, predictiva y normativa.Toda buena teoría de la racionalidad práctica hade describir una realidad determinada; y a lavez predecirla, es decir, en la racionalidad hayun intento por adelantar los hechos. El problemaconsiste en si esta predicción puede ser absoluta-mente confiable. Otrosí, la teoría ha de ser nor-mativa, pues la racionalidad dice cómo resolvercuestiones concernientes a creencias, acciones yvalores. Otra razón que sustenta dicha normativi-dad reside en que permite la crítica a las decisio-nes no racionales; así, los modelos de racionali-dad normativa establecen "un canon o criterio delo que es un x al que han de adecuarse los hechospara ser considerados, o contar como, un x" (G.Gutiérrez, 2000, 19). Esta característica es insos-layable a la noción de "racionalidad". Empero, unmodelo o una teoría de la racionalidad puramentenormativa pierde en predicción y en explicación.Toda teoría de la acción racional ha de dar cuentade la tensión entre estos tres aspectos. El proble-ma reside en establecer ese equilibrio.

Es un tópico en varias tendencias de pen-samiento que la normatividad no es absoluta,sustancial, ideal o utópica; en tanto que solopuede "... ser ejercida por seres perfectos, porqueentonces conduciría a una teoría hipócrita de lasacciones humanas" (Bronca no, 2000, 27). Estaidea implica que la racionalidad es relativa a loscontextos o que está sujeta a límites y constric-ciones o que simplemente es fiable a un contextodeterminado, ya que se trata de un instrumentoque ayuda a la toma las decisiones correctas.

Tampoco ha de olvidarse que la racionalidadse apoya en razones, y en cuanto tal, consiste enla capacidad de "dar cuenta de "; es decir,en ofrecer razones de las creencias, la acción yla valoración. Al hacerse esto, se establece unaadecuación entre lo que se hace y las razones por

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las que se actúa. Si la racionalidad se apoya en"buenas razones", estas serán las convincentes:" .. .la racionalidad no consiste en tener ciertasrazones para lo que uno hace, sino en alinearnuestras creencias, acciones y evaluaciones demodo efectivo con la mejor o la más fuerte razóndisponible [.. .]. Proporcionar o seguir el cursodel consejo inteligente y 'responsable' es la clavede la racionalidad ... " (Rescher, 1988, 20). Estees un planteamiento similar a la idea aristotélicade que la razón práctica no solo ha de perseguirlos medios, sino también los fines, pero no valecualquier fin, sino aquel que da "en el blanco"adecuado. La noción de "adecuación racional",como la llama Rescher, se vincula con la de"intencionalidad" y la "capacidad de predicciónde las acciones", pues se trata de determinarcompletamente hacia qué dirección apuntan lasrazones mejores o más convincentes.

La racionalidad no solo tiene como exigenciala coherencia o adecuación entre las razones y laacción, sino que también, demanda una congruen-cia entre los conocimientos de los que dispone elagente y su acción, de tal manera que en principio:"la racionalidad práctica presume la racionalidadteórica, que se fundamenta en la coherencia delos contenidos. El preferidor ideal es también unindividuo lógico y racional en lo epistemológico"(Broncano, 1996, 35). Empero, la racionalidad noes tan solo intelectual, sino que involucra la volun-tad y la capacidad de selección.

Otras demandas sobresalientes de la racio-nalidad remiten a su relación con las nocionesde "optimización" y "maximización". Una for-mulación conocida de tales principios es la queofrece Rescher, para quien la racionalidad con-siste en la búsqueda inteligente de los objetivosapropiados de la mejor manera posible (1988,13). La optimización de lo que se piensa y evalúaes el centro de la racionalidad y consiste en labúsqueda de la mejor alternativa. Esta búsquedade lo óptimo es para Broncano un requisito másde la racionalidad, se trata en este caso de lacompletitud y la coherencia entre los objetivos yel orden de preferencias para obtener la mejor delas alternativas. Asimismo, la maximización delos beneficios en la opción escogida, se presentacomo otra exigencia a la racionalidad; pero entanto "... utilidad condicional en el caso de que

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La postulación de la racionalidad como siste-ma de control, según Broncano, garantiza la uni-dad de la racionalidad y la capacidad crítica; esdecir, existe una misma naturaleza de las decisio-nes racionales, una misma forma de racionalidadaplicada a diferentes contextos o contextualizada(1997, 77). Y, como Davidson (1974) sostiene,no es posible concebir la existencia de distintasracionalidades, ya que, esto conduce a la impo-sibilidad de intelección de la posición del otro.Ahora, lo factible es encontrarse con diferentesdimensiones de la racionalidad.

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los estados del mundo no sean independientes yse establezcan relaciones probabilísticas entre susocurrencias ... " (1996, 36).

Según lo expuesto en el párrafo antecedente,no cabe duda que la racionalidad práctica tienevínculos con la economía, pues al comportamien-to inteligente le es indispensable la evaluación decostes y beneficios; de tal manera que la eficaciade los medios y la validez de objetivos son aspec-tos esenciales de la racionalidad práctica. Lo queno es posible esperar, como pretenden las teoríaseconómicas neoclásicas, es obtener una optimi-zación absoluta en la que se disponga de toda lainformación disponible para tomar las decisiones,esto es una mera utopía por no decir ideología.La racionalidad práctica "... es siempre materiade optimizacián relativa a ciertos límites, esdecir, lo mejor que se pueda en las circunstanciasactuales" (Rescher, 1988, 38). En consecuencia,la racionalidad práctica es instrumental en elsentido en que siempre habrá de considerar losmedios para alcanzar los fines con la informacióndisponible en un contexto determinado.

Si la racionalidad atiende a las buenas razo-nes, de la misma manera, vela por la calidadde las inferencias lógicas; así es función de laracionalidad el control de la calidad de las infe-rencias, las argumentaciones y las razones quesustentan las creencias, las acciones y los valoresasumidos por los agentes. Desde esta óptica,puede apreciarse otra fase del carácter normativode la racionalidad práctica; pues al decir lo queha de hacerse y al servir como instrumento decrítica se encuentra en una tarea de supervisión.Esta función de control de la calidad es esenciala la racionalidad. Para Broncano se trata de unsistema interno de control del cerebro humanosemejante a otros sistemas neurológicos que cum-plen labores de regulación (1996, 32). Además,dicho sistema ha de considerar la calidad de loscontextos en los que se efectúa la deliberación.Esta cualidad de la racionalidad práctica tambiénes atribuible a la racionalidad tecnológica, con laobservación de que tal mecanismo de supervisiónde la calidad de la intencionalidad de la accióndebe ser más riguroso que los aplicados en la vidacotidiana, pues mientras estos últimos están mássometidos al azar, los de la tecnología están mássupeditados a la planificación y la proyección.

2. Dimensiones de la racionalidadpráctica

En el estudio filosófico sobre la racionali-dad suelen distinguirse diferentes dimensionesde esta. En muchas ocasiones, tales vertientesse las concibe como separadas o jerarquizadas.Lo que conduce a percibirlas en conflicto ocomo irreconciliables. Una visión semejante tienerepercusiones prácticas, ya que los agentes daránmayor énfasis a unas dimensiones que a otras.Por lo general, suele oponerse la racionalidad defines a la de medios, la estratégica a la sustantiva,entre otros. Sin embargo, aquí se asume la ideade que la racionalidad tiene una unidad, y que lasdiferentes dimensiones de la racionalidad se inte-rrelacionan y que una supone a las demás.

La clasificación de estas dimensiones o tiposde racionalidad puede agruparse en tres conjun-tos: (a) aquellas en las que las racionalidades selas concibe como separadas; (b) las que distinguenlas distintas vertientes, pero conformando unamisma racionalidad y (c) un tercer grupo que dis-tingue entre diferentes tipos de racionalidad y queintentan hacer como una especie de híbrido entrela racionalidad de fines y la de medios; pero a estegrupo no se hará referencia en este trabajo.

En el primer conjunto, se ubica una distinciónclásica de tipos de la racionalidad, la de Weber,quien acota cuatro maneras de clasificación dela acción racional (1922, 42): (a) en cuanto a unfin: en la que se eligen o usan racionalmente losmedios apropiados a un fin o fines determinados.El agente hace uso de sus expectativas o conoci-miento sobre la conducta de los objetos exteriores

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o de otros seres humanos como condiciones omedios para conseguir, como resultado, la reali-zación de sus valores; (b) en cuanto a sus valo-res: dar cuenta de aquella acción que persigue larealización de un valor trascendental; (c) afectivao emocionalmente determinada y (d) la tradicio-nal como expresión de la costumbre establecida.

Para Weber los dos primeros son los pro-piamente racionales, empero, la de los fines esla más racional; ya que el agente está guiado porla consideración de los objetivos, los medios ylas consecuencias secundarias, y en la actuaciónmisma evalúa racionalmente los medios en rela-ción a los fines, los fines posibles en su relaciónentre sí, es decir, en ella existe tanto una decisiónconsciente como una organización sistemática dela acción (44). Es una racionalidad medio-fin. Elsegundo tipo no toma en cuenta las consecuenciasde la acción. Ambos no solo son opuestos sinoque se presentan jerarquizados.

Por su parte, Habermas retorna las distincio-nes hechas por Weber dándole mayor concreción,y llega a contraponer dos tipos de racionalidad: lainstrumental y la estratégica. La primera regulalas acciones sujeto-objeto, es una racionalidadde medios y en donde la racionalidad se entien-de como en la teoría de la elección racional. Lasegunda norma las relaciones entre sujeto-sujeto(Habermas, 1979). Y añade un tercer tipo deracionalidad: la racionalidad (ético)-normativa,aquella guiada por principios morales para lasolución de tareas prácticas (90). En el contextode la Escuela de Frankfurt, algunos de sus miem-bros creen que la racionalidad de fines, valoreso sustancial es la verdaderamente racional, la demedios es considerada subordinada (Mannheimy Horkheimer). Pero también, hay quienes sostie-nen que la racionalidad de fines y la de mediosson independientes, de modo que pueden ponerseen práctica medios perfectamente racionales, oestimados tales, para conseguir fines no raciona-les, y lo opuesto también es plausible.

En el segundo conjunto de enfoques, Rescherdistingue tres dimensiones de la racionalidad quetienen como objetivo la deliberación racional: (a)la cognitiva: que versa sobre el creer y aceptar enel campo del conocimiento, sea formal o empírico;(b) la práctica: que decide respecto de las accio-nes a realizar y (e) la evaluativa: que dictamina

sobre lo que hay que preferir o valorar (1988, 17).Estas tres dimensiones están interrelacionadasy en cada una de ellas se encuentran implicadaslas otras, forman una unidad. No se trata, portanto, de racionalidades diferentes y contrapues-tas. Igualmente, en la racionalidad tecnológica sehallan presentes estas tres dimensiones.

Por su parte, Simon asume la unidad de larazón (1983, 9 y 134); no obstante, reconoce queen contextos particulares, la racionalidad puedetener diferentes usos, distinguiendo cuatro deellos (1982, VIII, 8.1). Estas categorías de análisisresultan útiles para el estudio de la racionalidadtecnológica, a saber:

• la maximizadora: destaca la función de uti-lidad; el consumidor racional de una teoríaeconómica forma su utilidad esperada o elempresario racional maximiza su beneficioesperado. Se trata de una especie de racio-nalidad estricta: busca maximizar la funciónde utilidad (o, cuando se trata de Teoría deJuegos, intenta minimizar). La forma másgeneral de racionalidad en este ámbito supo-ne la adaptación al entorno.

• la dualista: descansa en los criterios de satis-facción de la meta elegida, que han de sersatisfechos como todo-o-nada, como en elcaso de la obtención del nivel de aspiración(al que se llega o no se llega).

• la racionalidad que depende del plano dondese sitúe la meta de la entidad que elige.

• la limitada: la racionalidad no es máxima,sino que está determinada por el contextoy las posibilidades, en este sentido se tratade una racionalidad mínima. Se centra enlas condiciones dadas sean estas objetivas osubjetivas.

Uno de los contrastes más interesantes enla clasificación de Simon es el que se da entrela racionalidad maximizadora y la limitada;la primera es restringida y funciona solo enciertas condiciones ideales y para cierto detipo de situaciones. En contraste, la limitadaes más débil y se aplica a un mayor número

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de situaciones, por lo cual resulta más realistaque la primera.

Otro de los aspectos más interesantes de lasideas de Simon reside en que la racionalidad no sefija en el producto final, sino en el proceso. Paraél la racionalidad procedimental depende delproceso que lo genera (por ejemplo: cognitivos,eficiencia computacional, decisiones de riesgocomputacional, eficiencia computacional de loshombres). Un comportamiento es racionalmenteprocedimental cuando es el resultado de una deli-beración apropiada: pensar, resolver problemas,aprender (1983, VIII, 8.3, 131). En su estudio dela racionalidad Simon no se ocupa tanto de laselecciones racionales en sí, sino de los procesosque conducen a las decisiones finales. Su énfasisestá en los procesos de pensamiento que susten-tan el juicio y la elección, así como el análisis delos modelos de procesos de toma de decisiones.Por ejemplo, en el caso de Milton Friedman, suteoría de la elección racional se fija en el resulta-do (Véase Simon, 1983,52-53).

La idea de "proceso", lo único que sugiere esla existencia de muchas maneras de adaptarse almedio, lo que realmente sucede es un constantemovimiento a un blanco que también está encontinuo movimiento; por tanto, los seres huma-nos no están sometidos a un único mecanismoparticular para el proceso racional, sino que haymuchas direcciones que puede tomar el proceso(Simon, 1983, 93-94). Por este motivo, la raciona-lidad ha de mirar a lo local, a un contexto deter-minado, en donde termina tomando decisiones.Dichos mecanismos permiten descubrir nuevasposibilidades que mejoran las anteriores. Comose analizará aquí, a la racionalidad tecnológica esaplicable esta idea.

3. Niveles de análisisde la racionalidad tecnológica

La racionalidad tecnológica puede estu-diarse desde tres niveles: (a) el interno; (b) elexterno y (e) a partir de la supuesta extensiónde la racionalidad tecnológica a otras disciplinasde las ciencias sociales. El interno correspondea la lógica interna y a los criterios de creacióny desarrollo de la tecnología. Este nivel ha sido

poco estudiado, y se tienen ideas muy vagassobre lo qué se entiende por tal racionalidad. Engeneral, los teóricos y los críticos de la tecnolo-gía consideran que la racionalidad tecnológica esde tipo instrumental, en tanto que se fija en losmedios para obtener los fines, pero sin conside-rar estos últimos. Si se concibe este nivel de laracionalidad tecnológica de manera restringidaentonces surgen muchos problemas; y como yase apuntó, la racionalidad interna no solo se fijaen los medios sino que involucra evaluaciones,mecanismos de control, valores y reglas de acciónmuy precisas y claras.

En el segundo nivel suele centrarse la críticaa la racionalidad tecnológica; esto se debe, enparte, al predominio del enfoque tradicional delnivel interno, que no considera las externalidades,la toma de decisiones en situaciones de riesgo eincertidumbre, ni las consecuencias sobre la natu-raleza y la sociedad. Según esto, el ingeniero y eltecnólogo al concebir la racionalidad tecnológicacomo atendiendo solo a la lógica interna de sudesarrollo, asume que la tecnología es neutral;por tanto, su oficio no ha de fijarse en los fines.Esta crítica también ha sido sustentada por cier-tas prácticas tecnológicas que asumen enfoquesdeterministas y el imperativo tecnológico.

El tercer nivel de estudio, proviene de unacrítica marxista y posmoderna, entre otras, quesostiene que la "racionalidad de los medios" seha extendido hasta impregnar a las ciencias, tantonaturales como sociales. Este el caso del marxistaLeo Kofler (1971), quien realiza un análisis deexpansión de la racionalidad tecnológica comoefecto ideológico del sistema de producción capi-talista. Uno de los argumentos con los que intentaprobar su hipótesis se basa en la analogía queestablece entre un trabajador social, un sociólogoo un politólogo con el tecnólogo o el ingeniero.Los científicos sociales son contratados por unaentidad determinada para planificar o diseñar unapolítica social o una institución en función de loscriterios técnicos de la profesión a la que per-tenecen, este proceso de diseño social -al igualque en la tecnología- no considera los fines y lasconsecuencias de las recomendaciones técnicas.En torno a este asunto gira la expresión la "tec-nología de las ciencias sociales". Empero, esteproceso podría responder a una manera en que se

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lleva a cabo la profesionalización de las cienciassociales, que copian los modelos de razonamientode la ingeniería.

Esta extensión de la racionalidad tecnoló-gica tiene su influjo desde la dimensión internahacia otras áreas del pensamiento, es algo que seencuentra en la estructura propia de dicha racio-nalidad, su expansión es el resultado obvio dedicha estructura. Esta racionalidad, para muchos,es la que domina el pensamiento actual: "... hoyen día nos encontramos frente a una realidad con-figurada desde la tecnología, por lo que una tareaesencial será desvelar los caracteres de lo quepodríamos denominar racionalidad tecnológica,pues de este paradigma derivará muchas veces eltipo de problemas con los que el hombre del sigloXXI tiene que enfrentarse, el tipo de actitudesexistenciales frente a los mismos, el tipo de crite-rios de todo orden a la hora de tomar decisiones,y el tipo de criterios prácticos de aplicación dedichas decisiones ... " (Queraltó, 2003, 13-14).En la sociedad global izada lo predominante esla racionalidad de la eficacia operativa. La dife-rencia con Kofler reside en que para Queraltó, laracionalidad tecnológica es una manera posiblede abordar el problema de la complejidad, por locual, resulta legítima.

Muchas de las críticas a la racionalidadtecnológica interna resultan de una inadecuadacomprensión de la misma. Si eso es así, aquí sesostiene que la labor por hacerse es profundizaren su estudio con el propósito de determinar lasrazones por las cuales: (a) ciertas prácticas tec-nológicas se guian por el imperativo tecnológico,mientras que otras no; (b) qué es lo que hace, apesar de los defectos achacados a la racionalidadtecnológica, que esta resulté tan atractiva de emu-lar por parte de las ciencias sociales y (c) cómolograr que aquellos elementos esenciales a laracionalidad tecnológica del nivel externo pasena conformar parte del nivel interno.

Por ahora, interesa abordar la cuestión:¿qué tiene de atractivo la racionalidad tecno-lógica para que sirva de modelo a otras dis-ciplinas? Al intentar responder la pregunta seencuentra una curiosa paradoja: la racionalidadtecnológica actual, se supone que surge a partirde la aplicación de los métodos de investiga-ción de la ciencia a la técnica; pero, una vez

que esta autonomía relativa y su racionalidad sedesenvuelven con éxito en la obtención de susproductos, la tecnología comienza a influir en laciencia, a tal punto que la tecnología se convierteen una condición determinante para la ciencia.Al respecto, Mitcham asevera que la ciencia seha convertido en una especie de tecnología. Parareferirse a esta supuesta transmutación empleala expresión "tecnología concreta" (término con-tradictorio y problemático, ya que la ciencia esabstracta, en contraste con la tecnología que esconcreta). Empero, ¿es la ciencia una tecnologíaabstracta?; obviamente, ciencia y tecnología sibien tienen una metodología que comparten, sondistintas. En tal sentido cabe hacerse el mismocuestionamiento con respecto a las ciencias socia-les. También Quine en su tesis exagerada de lanaturalización de la epistemología, considera quela epistemología es una rama de la ingeniería, setrata de la tecnología que genera conocimientoverdadero. Empero, ¿puede convidarse que laepistemología es una tecnología?

Es probable que el atractivo de la racionali-dad tecnológica resida en el uso de reglas clarasy precisas, en las nociones de "control" y "opti-mización", así como la sensación de dominio yorden que provoca. Las reglas funcionan comojuegos que tienen una capacidad proyectiva, per-mitiendo crear y adquirir o proceder en un ordendeterminado, según Huizinga (1998) se trata dereglas obligatorias, pero libremente aceptadas.Para Searle (1994) estas reglas son constitutivas yexplícitas, de tal manera que jugar el juego cons-tituye actuar conforme las reglas. Según esto, lasreglas remiten de inmediato a la normatividad dela racionalidad tecnológica. Si bien estos juegospueden evocar una racionalidad individual, tam-bién refieren a una racionalidad colectiva; pueslas reglas son convenciones que emergen comosolución espontánea de problemas de coordina-ción, aunque al principio se aceptan en formaimplícita (Lewis.' 1969); empero, luego puedenhacerse explícitas. El conocimiento técnico delsaber-cómo está ligado a la capacidad de seguiruna regla, y este conocimiento no requiere la iden-tificación previa de la regla y de sus condicionesepistémicas, sus acciones se realizan conforme areglas, pero estas no necesariamente son expre-sadas formalmente, ya que la práctica misma no

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racionalidad astuta se define como "una formade racionalidad práctica cuyo funcionamientoresponde a la necesidad de que el sujeto se amol-de a las contingencias de un entorno natural ycambiante. Este proceso de adaptación no resideexclusivamente en responder acomodaticiamentea la circunstancia o aceptar su presión sino en suaprovechamiento activo. La circunstancia se con-cibe como oportunidad ... " (2000, 194).

En la compleja y versátil dinámica de lainvención y adaptación tecnológica, la resoluciónde problemas incluye la astucia como una manerade acotar el camino, de encontrar atajos, conse-guir los objetivos propuestos por vías más inespe-radas y sorpresivas, siempre cumpliendo con unplan de acción. La razón astuta ha de encontraresas oportunidades y esta razón no se desvincu-la de la racionalidad de medios-fines (195). Alencontrarse la racionalidad astuta inmersa dentrode una acción planificada de inmediato remite ala noción de intencionalidad.

Al igual que en la racionalidad práctica y entanto acción social, la tecnológica es un modoespecífico de intencionalidad, ya que, en lo esen-cial, según Ladriere, se trata de "intervenir en elcurso de las cosas, para impedir que se produzcanciertos estados o por el contrario, para hacer apa-recer estados que no lo harían espontáneamente.y esto en función de ciertos objetivos dictados,en definitiva, por los sistemas de valores querigen la acción. Estos sistemas de valores son losque determinan qué es deseable y qué debe evi-tarse ... " (1977, 54). La modificación de la reali-dad se hace por medio de un plan o diseño previo;por ende, de su capacidad proyectiva y condiciónde creación de posibilidades.

Por otro lado, y en relación con los aspectosrelativos a las dimensiones de la racionalidadpráctica, se tiene que entre los tecnólogos, políti-cos, empresarios y ciertos pensadores lo prepon-derante es asumir una racionalidad tecnológicainterna en un sentido restringido. En adición, esteenfoque reduccionista domina o es el marco dereferencia de las críticas que se hacen a la tec-nología. En la práctica tecnológica tradicional, elsegundo nivel de racionalidad tecnológica quedadesplazado. Ese abandono es lo que alimenta lacrítica externalista a la práctica tecnológica. Si semira solo la perspectiva interna, la racionalidad

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depende de la formulación de las reglas. Pero,la explicitación de las reglas es esencial parael aprendizaje técnico (véase 1. Vega, 1996,186-199), pues ponen de manifiesto las ins-trucciones precisas de cómo hacer las cosas, yahí reside, en parte, el carácter normativo de laacción tecnológica.

En el fondo, el ser humano persiste en la ideaLeibniziana de reducir todo el pensamiento a uncálculo que pudiera ser llevado mecánicamente,y de ahí la tendencia a tomar la tecnología comomodelo para la racionalidad científica, o por lomenos, para ciertos ámbitos de aplicación de lasciencias sociales. Esta aspiración de hacer que elpensamiento funcione como si fuese una opera-ción realizada por una máquina es lo que Mitchamllama "tecnologización del pensamiento".

A esta racionalidad tecnológica avasalladoradel pensamiento se le suele denominar como ins-trumental para calificada negativamente; no obs-tante, es importante aclarar que la racionalidadinstrumental no es exclusiva de la tecnología, sinoque se trata de una dimensión de la racionalidadque se encuentra en la económica antes que enla tecnología actual. Y, por si fuera poco, puedeafirmarse que la racionalidad práctica funcionacomo la instrumental, aunque no exclusivamente.Lo que aquí se sostiene es que la racionalidadinstrumental es tan solo una dimensión de laracionalidad humana.

4. Astucia, intencionalidad ydimensiones en la racionalidad

tecnológica

En los apartados antecedentes se han men-cionado varios atributos de la racionalidad tecno-lógica, pero quedan por exponer algunos particu-larmente sobresalientes a este tipo de racionali-dad. El primer interés es destacar la idea de Vegade la racionalidad tecnológica en tanto un tipoespecial de astucia. En la tecnología hay un usosagaz de competencias prácticas en los procesosde invención e innovación, tal uso permite elaprovechamiento de las oportunidades implícitasy reales. Las que se encuentra en relación con lasolución de problemas técnicos en el contextomás amplio de planes de acción. Al respecto, la

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LA RACIONALIDAD TECNOLÓGICA

tecnológica es tan solo de medios: eficacia yeficiencia; pero, si se observa desde la segunda,tiene que ver con los fines. Tradicionalmente,ambos niveles se los considera como separados.Dicha división radical es típica del desenfoqueque asume distinciones tajantes entre diferentestipos de racionalidad. Para Buch la crítica quesolo mira en la tecnología su lado interno corres-ponde, a la vez, a una concepción pragmatista deeficacia instrumental: "dado un fin, es racionalla acción que lo alcanza con eficacia y eficien-cia" (1991, 51).

Una perspectiva abarcadora de ambas dimen-siones de la racionalidad es la que involucraeficacia y la eficiencia en la búsqueda de metasapropiadas, pero orientada hacia fines, y esta esla consideración que ha de estar en todo el proce-so del desarrollo de la tecnología. La tecnologíaes una actividad práctica, en la que se tomandecisiones; por lo que, requiere de una raciona-lidad evaluativa, al mismo tiempo ha de mirarhacia los fines a los que se dirige. En Aristótelesse encuentra una primera caracterización deeste enfoque de la racionalidad tecnológica.Según él, la técnica se ocupa de las estrategiasy los medios para la producción de algo, por logeneral, sus fines son propuestos externamente(aunque no cabe duda que hoy en día muchos delos fines le son internos a la tecnología). La téc-nica se ocupa de los medios, no del fin, ya que ladeterminación del fin no corresponde a la técnicamisma (Eth. Nic, 1180, b20). Según esta óptica,el técnico puede desarrollar sus actividadesexclusivamente en términos de pura racionalidada nivel interno, dejando al margen sus intereseso el análisis de los fines.

Empero, como se ha reiterado, dicha racio-nalidad interna no es suficiente, pues existenfactores externos que intervienen en el procesode creación y puesta en escena de la tecnología;por lo cual, la racionalidad tecnológica necesa-riamente tiene que ver con el ámbito externo, nopuede quedarse simplemente en el ámbito inter-no. Este fenómeno no escapa al pensamiento aris-totélico, es así como puede interpretarse que enAristóteles la técnica pasa por la evaluación ética,pues el asunto no está solo en acertar o no en elblanco, sino acertar en el blanco adecuado. SegúnBastons el " ... acertar en el fin ya no solo depende

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de instancias racionales, sino de la corrección detendencias, pues son estas las que se identificancon los fines. Según el modelo técnico, la conse-cución del bien humano requiere solo de un tipode capacidad: inteligencia. Por eso, en ese con-texto se habla sobre todo de racionalidad (2003,65-66; Aristóteles, Eth. Nic. VI, 13, 1145 a 4-6).En relación con lo anterior, Aristóteles habla dela necesidad de la prudencia, y según la inter-pretación de Bastons, se trata de la " ... capacidadpara encontrar los medios adecuados para un fin,pero no cualquier fin, sino el fin correcto. Y esteno puede hallarse sino se presupone la calidadde lo tendencial -Ia voluntad-, esto es, la virtudmoral..." (67).

El quedarse solo con la perspectiva internade la racionalidad tecnológica hace que esta apa-rezca como neutral en lo que toca a los fines; esdecir, un asunto muy distinto es el desarrollo dela tecnología y otro sus usos, así la tecnologíaes neutral con respecto a lo que se haga con susobjetos, procesos y productos. En este sentido,no habría tecnologías ni buenas ni malas, ino-cuas o peligrosas, liberadoras o dominadoras.En la actualidad no puede negarse que la tecno-logía tiene una dimensión política y que existentecnologías que en sí mismas no tienen otro finque el destructivo.

Así, la tecnología en tanto racionalidad prác-tica está sujeta a los tres ámbitos de racionali-dad que propone Rescher. Igualmente, Broncanosugiere que en el ámbito interno, la racionalidadtecnológica contempla tres dimensiones, dos delas cuales coinciden con las de Rescher, siendonovedosa la dimensión simbólica. Aunque en lalista de Broncano no aparece la cognitiva o epis-temológica. Estas dimensiones (Broncano, 1997,75-76) son:

• dimensión moral (política): es un com-ponente valorativo esencial a los objetostecnológicos y que configura las opcionestecnológicas. En este sentido incluye lasexternalidades y los compromisos políticos(agréguese los éticos) que adquieren dichosobjetos y trayectorias según como lo sugiereWinner (1977). Esto implica una normativainterna que conforma la estructura de la

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racionalidad tecnológica, la cual no puedenegarse.

• dimensión simbólica: lo racional recogecierta forma de idea de estilo, que no sola-mente es importante en arte sino tambiénen tecnología, especialmente en los siste-mas tecnológicos contemporáneos. Tambiénrefiere a la toma de las decisiones por partedel usuario de los objetos tecnológicos apartir de valores estéticos y de identidad. Eneste proceso juega un papel importante elcomponente estético del diseño.

• dimensión instrumental: esta surge de un"cálculo de rendimientos del medio másefectivo para conseguir un objetivo. Ladimensión instrumental solo es posible bajouna mente altamente deliberativa que escapaz de comparar planes proyectados haciael futuro y considerar cuál de ellos es latrayectoria que consume menos recursos oenergía para resolver un mismo problema"(76). Este sentido de instrumentalidad no esajeno a la racionalidad práctica.

s. Optimización y maximización

La racionalidad tecnológica tiene una estre-cha relación con la racionalidad económica, sobretodo a partir de las nociones de eficacia, costos,beneficios, gasto útil y utilidad, entre otros. ParaWinner, siguiendo los criterios de la racionalidadeconómica algo "es racional si produce el efectodeseado con el mínimo gasto útil o, dicho de otraforma, si permite obtener el máximo rendimien-to por gasto unitario (1977, 180). Este enfoqueresponde también a la idea de racionalidad maxi-mizadora.

La relación de la economía con la tecnologíase enmarca en el ámbito externo de la racionali-dad tecnológica, ya que en tanto acción social, latecnología se ve influencia por los factores econó-micos; aparte de las interrelaciones con otros pro-cesos sociales e históricos. Habitualmente existeuna tendencia a identificar la racionalidad conoptimalidad. Empero, para Elster, no es claro quepueda hacerse tal identificación, para él dichos

términos no son sinónimos, ya que, lo mínimoque puede pedirse para que algo sea racional es laconsistencia entre objetivos y creencias, y un sis-tema es consistente solamente si existe un mundoposible en el que todas las creencias son ciertas ycreídas, y esto es casi imposible, en razón de queexisten deseos y creencias inconsistentes (1983,68). Este vínculo riguroso entre ambos concep-tos no puede aplicarse a todos los casos, puesmuchos de ellos solo atienden al criterio de satis-faciente. Lo afirmado por Elster es correcto si seasume una concepción restringida de optimiza-ción. Tampoco es clara una estricta relación entreracionalidad económica y creación tecnológica,puesto que la rentabilidad se observa cuando losobjetos tecnológicos se encuentran en el mercado,y unos agentes se aprovechan más rápidamenteque otros de las ventajas competitivas de las nue-vas invenciones; además, es posible que muchosinventos nunca lleguen al mercado.

Si bien existe una relación estrecha entreracionalidad económica y tecnológica, esto nosignifica la correlación estricta, incluso la mismaidea de la influencia ejercida por la racionali-dad económica en la tecnología ya implica unadiferenciación entre ambas. Para W. González,la diferencia se manifiesta en los valores queguían a cada una de ellas (1988, 107-108); porejemplo, en la racionalidad tecnológica la efi-ciencia, así como fiabilidad del funcionamientode los artefactos; en contraste, en la economíalos valores son de los costes aceptables para losfines buscados, los beneficios y una función deutilidad más simple que la que actúa en la racio-nalidad tecnológica. En este sentido, los factoreseconómicos no son los únicos relevantes en laracionalidad tecnológica. En todo caso, ambasson racionalidades instrumentales, aunque demodalidad distinta.

El criterio de eficiencia en la tecnología nonecesariamente ha de asumirse como siendouna valoración de costos y beneficios como enel caso de la racionalidad económica. Si bien laconcepción de la racionalidad maximizadora, aligual que en la economía, ha sido dominante enla práctica de los ingenieros y tecnólogos, estono significa que la eficacia no pueda entendersesin reducirse a una simple cuestión de costos/beneficios. Una propuesta amplia de la noción de

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LA RACIONALIDAD TECNOLÓGICA

"eficacia" es la ofrecida por Quintanilla cuandoanaliza los valores tecnológicos de efectividady eficiencia, propios de la racionalidad instru-mental. Él propone distinguir entre un conjuntode objetivos (O) y resultados (R) de un sistematécnico para dar una definición cuantitativa yprecisa de estos conceptos. La eficacia de unatecnología puede entenderse "... como el gradoen que el conjunto O de los objetivos pretendidosestá incluido en el conjunto R de los resultadosrealmente obtenidos. El grado de efectividad sepuede medir, por tanto, como el cociente entrela cantidad de objetivos realmente conseguidosy la cantidad de objetivos pretendidos ... " (1999,81). La eficiencia de una acción es vista como"... ajuste entre objetivos pretendidos y resulta-dos conseguidos, de manera que una efectividadmáxima puede ser compatible con una eficienciamuy baja (... ), pero no a la inversa. En general,la eficiencia será tanto más alta cuando más altasea la efectividad y más estricto el ajuste entre losresultados obtenidos y los objetivos pretendidos(menos resultados superfluos no queridos)" (82).

El principio de racionalidad maximizadoracumple con el supuesto o el ideal de una perfectaadecuación de medios-fines. Este uso de raciona-lidad, enunciado por Simon, es factible cuando setoman decisiones en condiciones de certidumbre;ya que supone que los agentes tienen toda lainformación y actúan conforme a ella, eligiendo laacción objetivamente óptima en la situación dada.Por tanto, según A. Gómez "actúan sabiendo cuáles la mejor opción en un medio que no ofreceopacidad, riesgo ni incertidumbre, son capacesde identificar y ordenar las alternativas factibles,conocer objetivamente las consecuencias posiblesde las distintas alternativas, definir las prefe-rencias sobre consecuencias y elegir la opciónóptima del conjunto factible" (1998, 170). En elámbito de la tecnología este uso de racionalidadse da cuando los ingenieros y tecnólogos actúanen circunstancias de certeza. De tal manera, segúnSimon, una vez establecidas las metas, los agentesse limitan a elegir la opción óptima que vienedeterminada por el medio. Los fines son lo únicoque puede variar, pero estos no vienen dados porel tecnólogo, salvo aquellos que son inherentes ala definición del problema a resolver (1964). Nocabe duda que las necesidades a las que atiende

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el ingeniero o el tecnólogo le son externas; perouna vez que el tecnólogo asume el problemainicia un proceso de desarrollo de la tecnologíaque le es propio. Empero, si la racionalidad tec-nológica solo contempla el uso maximizadora,la racionalidad se decide en la adecuación delos medios con los objetivos propuestos por eltecnólogo sin entrar en el asunto de los fines. Así,una racionalidad estrictamente interna del tipomaximizadora no permite la ingerencia de losfactores externos, pues el criterio de tal lógica esla de la eficiencia.

La racionalidad tecnológica ha de tener encuenta otras condiciones en las que se desen-vuelve su acción, las que si bien en la crítica sepresentan de manera externa, más bien debenconsiderarse como internas al desarrollo de latecnología. Estas condiciones son las del riesgoy la incertidumbre. Según A. Gómez, en condi-ciones de riesgo, "las diferentes acciones posiblestienen asociadas consecuencias o resultados tam-bién posibles, lo que hace es asignar probabilida-des a los diferentes cursos de acción, por lo cual,no hay una opción óptima, sino que el resultadodepende del criterio de selección que se utilice"(1998, 172). En condiciones de incertidumbre nisiquiera se dispone de una distribución objetivade probabilidades sobre los resultados, en estecaso el agente elige según una probabilidadsubjetiva, aquella que el sujeto considera la másadecuada para el logro de ciertos fines segúnsus preferencias y evaluación de la situación. Deahí que la racionalidad maximizadora sea pocorealista, pero, como se expuso en este trabajo,este no es el único tipo de racionalidad sino quetambién se cuenta con la racionalidad mínima,imperfecta, limitada o en situación. Esto último,no es un impedimento para buscar la maximiza-ción de la mejor alternativa, solo que no sería unamaximización absoluta sino en condiciones deprobabilidad y en contextos determinados.

A. Gómez habla de un "enfoque cauteloso"de la racionalidad tecnológica, consistente enque: "el riesgo se establece para cada opción enjuego calculando la probabilidad de que se pro-duzcan los peligros que se señalen y calculandolas consecuencias negativas de tales peligros ... elprincipio de precaución o de prudencia que obli-ga a examinar los niveles de protección y riesgo,

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lo que supone la modificación de la cultura deriesgo, que solo tenía en cuenta a este en últimotérmino" (1998, 176). Para ella, en condiciones deincertidumbre y riesgo se requieren criterios queguíen la acción tecnológica, y cuya aceptabilidaddependerá del consenso que generen. Al respecto,recurre al principio de Elster que considera queen tales situaciones de incertidumbre lo racionales "decidir y actuar como si lo peor que pudierasuceder fuese a suceder realmente", en francaoposición al imperativo tecnológico. El imperati-vo de precaución y el imperativo de lo desconoci-do de J. Buchanan (1985) son un componente másde la racionalidad tecnológica, el cual debierapasar del nivel externo al interno, así este princi-pio tiene sentido en un contexto tecnológico en elque existiendo dudas razonables estos principiosdeben ser superiores al imperativo tecnológico.

El enfoque cauteloso del imperativo de lodesconocido se contrapone a la libertad de inves-tigación, la suspensión de proyectos de investi-gación, al control democrático del desarrollo dela tecnología, a la participación ciudadana enla toma de decisiones tecnológicas, y según A.Gómez se enfrenta a los " ... problemas de accióncolectiva nada fáciles de solucionar, uno de esoscasos es el dilema del prisionero, caracterizadopor la dificultad para lograr el mejor resulta-do colectivo dada la oposición entre el óptimoindividual y el colectivo" (1998, 179-178); estosson los entornos básicos de toma de decisionesparamétricos y estratégicos. Para ella la salida esla negociación y el logro de acuerdos y la coope-ración; empero, lo difícil es lograr la consecuciónde los puntos de vista del mejor colectivo y elindividual, parte del problema se debe al incum-plimiento de los acuerdos.

6. Racionalidad tecnológicaen contexto o limitada

Para Broncano la racionalidad tecnológicaes concreta y situada; con lo cual se recuperala idea de racionalidad como astucia. En estesentido "el agente aprovecha las oportunidadesque le brinda el contexto, y al hacerlo es racionalcuando toma la decisión más adecuada a sus inte-reses. Pero los intereses no son necesariamente

meros instrumentos. La decisión puede tomar encuenta varias dimensiones. De hecho sin ellas nopodríamos entender el cambio técnico ... " (2000,74). Así, la racionalidad es fiable a la exigenciadel contexto y consiste en "la propiedad que des-cribe la calidad de los controles de calidad queadoptamos respecto a nuestras inferencias y deci-siones" (72). Esta racionalidad es instrumental,pero caracterizada como limitada y procesal, envez de maximizadora y sustantiva.

La idea de que la racionalidad es situadao se encuentra en un contexto, también estápresente en Simon en su estudio Economics asa Historical Science (1998). Para él, la raciona-lidad limitada, por ejemplo, de los agentes eco-nómicos va ligada a una historicidad en los para-metros que emplea la Economía, debido a loscambios en las condiciones del entorno social.Asimismo, el quehacer tecnológico, en tantoactividad humana social, se encuentra dentro deun contexto histórico cambiante. Sucede así quehay oscilaciones tecnológicas que dependen de lainteracción con los valores vigentes en una socie-dad. La tecnología elegida ha de ser adecuadapara ese ámbito o contexto.

Esta peculiaridad de la racionalidad tecnoló-gica también lo es de la racionalidad práctica engeneral; según Rescher, en la racionalidad prácti-ca, los agentes solo pueden ser "racionales en lascircunstancias, de la mejor manera en que estaspuedan ser determinadas. Si la racionalidad fuerasolo posible a la luz de una información comple-ta, por fuerza se convertiría en algo irrelevantepara nosotros. Pertenece, inevitablemente a lanaturaleza de las cosas el hecho de que debamosejercitar nuestra racionalidad en las condicionesde una información imperfecta" (1988, 39). Esaquí donde entran en juego las diferentes dimen-siones de la racionalidad práctica, para tomar lasdecisiones oportunas con la información que setiene en un contexto determinado.

Conclusiones

1) La racionalidad tecnológica ha de ser enten-dida de una manera amplia e integrada porlas cuatro dimensiones que la componen.

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LA RACIONALIDAD TECNOLÓGICA

Esta comprensión implicaría hacer un esfuerzopor cambiar la concepción dominante de racio-nalidad tecnológica, en procura de que dichogiro de visión repercuta en una modificaciónde las prácticas tecnológicas dominantes.

2) Según lo argumentado, resulta obvio y rei-terativo que el cambio de concepción dela racionalidad tecnológica requiere de unesfuerzo por internalizar aquellos aspectosque tradicionalmente se han visto comoexternos a la racionalidad tecnológica.

3) La idea de que la racionalidad tecnológicaes situada o con textual es una característicaque posibilita el desarrollo y la adecuacióntecnológica, enfoque que por lo general esignorado, esto conlleva a una compresiónparcial de la tecnología.

4) Por último, en el mismo sentido, el enfoquede racionalidad como astucia es otra con-dición de posibilidad de la tecnología quetambién ayuda a comprender los procesos deinvención y cambio tecnológico.

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