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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN VANGUARDIA | LUNES 20 DE AGOSTO DE 2012 | NO.336 El ‘vato’ que sobrevivió a la calle para contarla LA RATA

La Rata', el ‘vato’ que sobrevivió a la calle para contarla

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Esta es la historia de un niño que se crió en la calle y está aquí para contarla. El destino estuvo en su contra. Sobrevivió al chemo, a las riñas, a la chota, a la fama, a las celdas de castigo, a 'La migra', al Ejército, a la pobreza, al desamor... Hoy tiene 32 años y no quiere caer otra vez.

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Deveras fue un asunto de or-gullo nacional haber ganado la medalla de oro en futbol. En general estas Olimpía-das fueron gloriosas para México, bien que de manera imprevista y sin que el presi-dente Calderón tenga mérito alguno que adjudicarse por ello. Esperemos que estos resultados deportivos sean un buen augurio de la épo-ca que está por comenzar, y que oficialmente inicia el primero de diciembre. Debo reconocer que en materia deportiva soy obradorista: escéptico, amargoso, suspi-caz, irónico, derrotista, difícil de contentar. Pero el triunfo de la selección olímpica me llenó de orgullo y satisfac-ción, como a todos los mexi-canos: el que lava coches, el mesero de restaurante, el obrero de fábrica, el cantine-ro, el estudiante universita-rio, la locutora de televisión, el narcopolítico, la teibolera, el vendedor de libros viejos, el agente de tránsito, etcé-tera. Fue un triunfo rotundo y sin fisuras, que nadie pu-

ede censurar ni poner en entredicho. El gol que metió el coahuilense Adolfo Oribe en el segundo 28 del par-tido, fue un momento tan glorioso como la llegada de Fidel Castro a la Sierra Maes-tra o el momento en que fue anunciada por radio la de-función de Stalin. Ojalá este triunfo siente un precedente de gallardía para los tiempos venideros. Pues esta hazaña demuestra que, al contrario de lo que piensan los direc-tivos de Televisa, el futbol es asunto de amor propio y de amor a la camiseta y no de carretadas de dinero. Los futbolistas que ganan un sueldo superior al del presi-dente de la República, serán unos buenos empresarios, unos pepes y toños encum-brados, sin necesidad de lavar dinero, pero no nece-sariamente unos buenos deportistas. El triunfo dem-ostró también cuán inútiles, ociosos y estériles son toda esa ralea de comentaristas deportivos de la televisión, que durante décadas ameni-

zaron nuestras derrotas con un sinfín de excusas, evasi-vas, mentiras, no atendiendo al decoro nacional sino úni-camente a sus cómodos em-pleos en Televisa y TvAzteca. Cómo quisiera ver la cara agria y congestionada de odio de Joserramón Fernán-dez, ese jamón podrido de la locución deportiva, ese López Obrador de nuestro futbol, vociferando en con-tra del triunfo de la selección mexicana en Londres, ponié-ndolo en tela de duda, res-tándole méritos, voltéandolo al revés para buscarle de-fectos. Algún día sabremos hasta qué punto la casta de los comentaristas de radio y televisión han arruinado al deporte en México, creando una afición abúlica y conform-ista, derrotista y supersticiosa, comodina y cobarde, incapaz de exigir sus derechos, no ya a los políticos de izquierda y derecha, sino a los deportistas de calidad estelar, a los direc-tores técnicos, a los empresa-rios del entretenimiento, a los burócratas deportivos…

|| Diccionario de autores

Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale:

LA LICUADORA

SER HUMANO DETECTADO

LA fAUNAeN UN DOS pOR tReS por Alfredo García

Ilustración: Diego Hernández

Calvin El “Travieso” Arce“El Vitor” Oribe Peralta Morones

Pedagogía: El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices (Pitágoras).

SI yO fUeRA pReSIDeNte¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa felipe Calderón?

Rodolfo Vázquez, distribuidor de redes de mercadeo y amante del cine.

1 . Crearía mejores mecanismos de evaluación para los maestros de todos los niveles

de educación, y en base a ellos implementaría nuevos programas de estudio enfocados a la competitividad internacional.

2. Otorgaría más recursos para la producción cinematográfica.

3.Ofrecería recursos materiales y económicos a artistas independientes a través de las

distintas instituciones culturales.

4. Implementaría una campaña masiva y efectiva de promoción de valores en todos los estratos

sociales.

5. Facilitaría trámites y disminuiría costos para las personas que deseen crear sus propias empresas.

el futbol lo es todo

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Incestos reales. Según textos de la época, Carlos II (1661-1699), el último emperador español de la familia de los Habsburgo, em-pezó a hablar a los cuatro años y a andar a los ocho. Durante los últimos años de su vida, apenas lograba mantenerse de pie y era víctima de alucinaciones y convulsio-nes. Una de las hipótesis es que el monarca pudo haber sufrido dos problemas genéti-cos simultáneos: una deficiencia de la glán-dula pituitaria, así como acidosis tubular renal, lo que podría explicar su perfil clínico complejo, incluida su impotencia, que con-dujo a la extinción de la dinastía. Todo esto según un estudio de la Universidad de San-tiago de Compostela y de la Fundación Pú-blica Gallega de Medicina Genómica. Con el objetivo de mantener los derechos de su dinastía, los reyes Habsburgo se casaron “a menudo con miembros cercanos de su fa-milia, en uniones tío-sobrina, entre primos u otras uniones consanguíneas, según los in-vestigadores. Por si usted no sabía, el grado de consanguinidad también puede medir-se. El grado de endogamia aumentó con los años en la dinastía de origen austriaco. Este grado era, así pues, del 0.025 para Felipe I, el fundador de la dinastía, que se casó con su sobrina, Ana de Austria, y fue subiendo hasta el 0.254 para Carlos II, el último de la estirpe. La tasa de mortalidad entre los aristocráticos Habsburgo, según los inves-tigadores gallegos, era anormalmente ele-vada respecto a la media de esa época en España.

Nunca falta alguien así. Quizá quien mejor ha hecho un retrato de la reina Isabel II de España (1830-1904), tatarabuela del actual monarca Juan Carlos I, fue el historiador

José Luis Comellas: “Desenvuelta, castiza, plena de espontaneidad y majeza, en la que el humor y el rasgo amable se mezclaban con la chabacanería y con la ordinariez, apasionada por la España cuya secular co-rona ceñía y también por los amantes que encerraba en su alcoba.” Más atrevido e irre-verente, sin duda, fue el retrato relámpago que le hizo el gran prosista y dramaturgo don Ramón María de Valle Inclán en su obra “La corte de los milagros”, merced al cual aquella escandalosa reina quedaba conver-tida en un esperpento teatral, en un perso-naje de gran guiñol: “La Católica Majestad, vestida con una bata de ringorrangos, fla-mencota, herpética, rubiales, encendidos los ojos del sueño, pintados los labios como las boqueras del chocolate, tenía esa expre-sión, un poco manflora, de las peponas de ocho cuartos.”

Felicitación. “Dichoso aquel que tiene por amigos sus hijos, caballos ligeros para las carreras, perros para la caza y un hospedaje en países lejanos”: Solón de Atenas.

REALPOLITIK

Deje Ricardo Monrrealsu demagogia guajira,pues todo el país lo mirahundirse en un mundo irreal.

Diccionario portátil. El término ESTRA-PERLO es usado en España para referirse al comercio ilegal de bienes sometidos a al-gún tipo de impuesto o tasa por el Estado. Por extensión, es una actividad irregular o intriga de algún tipo; se usa también como sinónimo de mercado negro.

Respuestas:1) b; 2) d; 3) a; 4) c; 5) a; 6) b; 7) d; 8) c.

1.- … era, entre los nahuas, el dios del planeta Venus.

■ A) Xochipilli; ■ b) Quetzalcóatl; ■ C) Xipe-Totec; ■ D) Huitlizilopochtli.

2.- “Uno, ninguno y cien mil” es una novela de …

■ A) Alberto Moravia; ■ b) Leonardo Sciascia; ■ C) Italo Calvino; ■ D) Luigi Pirandello.

3.- Metis es un satélite de …

■ A) Júpiter; ■ b) Saturno; ■ C) Urano; ■ D) Neptuno.

4.- … es el sentido etimológico del sustantivo chofer.

■ A) jefe de cocina; ■ b) aguador; ■ C) fogonero de una locomotora; ■ D) cornaca.

5.- La famosísima aria La donna è mobile, de la ópera Rigoletto, es interpretada por …

■ A) el Duque de Mantua; ■ b) Gilda, ■ C) Rigoletto; ■ D) Magdalena.

6.-Según …, la Existencia nada en la nada.

■ A) Gabriel Marcel; ■ b) Martin Heidegger; ■ C) Karl Jaspers; ■ D) Jean-Paul Sartre.

7.- Bremen es una ciudad …

■ A) francesa; ■ b) italiana; ■ C) holandesa; ■ D) alemana

8.- .. era en la mitología griega la personificación del planeta Venus.

■ A) Eos; ■ b) Titono; ■ C) Héspero; ■ D) Ilitía.

|||| Por Alfredo García

|| Los menesteres del ocio

suPerméndez el único superhéroe de saltillo y la región (incluyendo ramos) Por J. Latapí

|||| Por miguel Agustín Perales

|| Claro que ud. lo sabe

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‘la rata’

P o r J e s ú s P e ñ a

F o t o s d e G e r a r d o C h á v e z

esta es la historia de un niño que se crió en la calle y está aquí para contarla. el destino estuvo en su contra. sobrevivió al chemo, a las riñas, a la chota, a la fama, a las celdas de castigo, a ‘la migra’, al ejército, a la pobreza, al desamor... hoy tiene 32 años y no quiere caer otra vez ni ver caer a la banda.

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Chingao, otra pin-che nochecita en la calle, tus her-manastros llega-ron otra vez bien pedos y seguro que, otra vez, te

van a echar a maldiciones y pu-tazos del cantón.Ni modo Rata, al cabo que no es la primera vez que la pasas con los compas de la banda tirado en los patios de la Central, con tu cama de cartón y tus cobijas de papel periódico, policíaco, escurriendo de sangre. Ándale mijo, gánale pa la calle que allá no faltará quien de la

banda se tumbe con un che-mo (resistol) y ya verás cómo con un resistolazo se te pasa el frío y el hambre, porque así se acuesta la banda, bien chemo-tes, bien locos para no sentir la pobreza.Órale Rata, ponle, ya sabes que con la banda no hay pedo que tengas nueve años, ya ves que aquí hay más morríos como tú, que se acepta de tocho. Amaneciendo te vas con tus compas los payasos a payasear a los camiones, ya verás como al rato hacen una lana y te invi-tan el lonche y hasta un chemo, un tinaco (thiner), un pisto.

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Después te irás a cotorrear con ellos, a cotorrear. De repente los ves que andan muy alucinados, que están risa y risa “a chingao, esa madre estará muy chida, a ver présta”, no le sabes a la droga, pero pos empiezas, te calas, no te gusta, la tiras y de repente como que sientes rico, sabroso, las nubes, empie-zas a alucinar y la vuelves a agarrar.

En la tarde ándele mijo a vender chicles, de a dos por peso, a limpiar vidrios, lavar carros en la calle o, de plano, otra vez pa la Central, y “qué señito ¿le cargo las maletas?”, pa sacar pal taco y de paso pa un tinaco.

Eres granjeador Rata, sabes cómo ganar-te a la gente que a veces te da de comer, te da trabajo y hasta chanza de quedarte a dor-mir en algún carro.

Y otra noche a loquear con la banda en las tapias, en los arroyos, en los rieles, don-de sea que no los vea la gente peinada (chis-mosa), ni los policías, que son bien bañados.

¿Te acuerdas del patadón que te dio un pinche patrullero el día que te le pusiste al tiro porque te quería dar canela (cárcel) con tus compas de la banda, aquella vez que los agarraron echándose un six de botes en los rieles de La Mina?

Llegaron bien picudos los policías y les empezaron a hacer preguntas y a revisarlos, “qué onda jefe” saludaste, “¿qué onda de qué puto?, y cállese”, te contestó el oficial.

Todo porque habían cachado a otro mo-rrío desconocido con una botella de resistol y con ella les venían pegando a todos.

Eran como siete de la banda y a todos los estiraron.

De repente te encorajinaste y le dijiste al policía “eh, ya estuvo ¿no?, ya nos llevas, no seas bañado”, que te mete el patadón, hasta te dejó el zapato marcado: “pinche malan-dro, - te dijo- quién chingados lo trae de loco”, y tu reviraste “por eso güey, a noso-tros nos agarraste pisteando, no loqueando”, “no le hace, aquí todos bailan igual”, te calló y jaló con todos pa la Municipal.

La perra calle, que te recogió de cachorro, te enseñó sus ojos hostiles y sus dientes filosos. La calle que ha sido tu mejor escuela, la que te ha enseñado a sobrevivir, con trabajo o sin trabajo, con estudios o sin estudios.

En la calle aprendiste a lavar carros para comer, a pedir, a tratar con la gente, a sobre-vivir con los maloras que te quieren tumbar pa su vicio, que son cabrones, “a sobrevivir a la injusticia, a la ¿cómo le dicen ustedes?, mar-ginación, a la esa madre ¿cómo le llaman?, dis-criminación”, a todas esas cosas que te pasan con la gente, con la policía, con todos.

Ah pero qué chido es estar con la ban-da, me cae, que buen cotorreo, ahí no hay carnales aprovechados que no te quieren, que no te invitan a botanear, que te cos-corronean cuando estás haciendo la tarea o que te voltean la televisión pa que no la mires; tampoco una jefa que se la pasa todo el pinche día jalando en un restaurán pa que la familia, que son un resto, medio coman.

Vas al barrio y la pandilla siempre te hace el paro, te escucha, te da un consejo: que tu jefa se pasó de lanza, que no te dio de comer, que no te hizo el paro, “no hay pedo güey, vente, vamos a lavar un carro, ahorita hace-mos unos lonches, vamos a ver qué chinga-dos se hace para comer, pa un churrito, pa una loquera”.

La banda es tu familia, te buscan, te res-petan, te dan cariño, te quieren, te apoyan, te dicen ‘no güey, lo que estás haciendo, está bien’, aunque esté mal.

La banda te motiva, le dices a la banda “qué güey, voy a ir por un churro” y la banda te responde “¡uy que bien güey!, yo te doy un 10 pa que completes y me invites”.

Te has criado en las calles y no conoces otra forma de vida que la del pandillero de pelo largote, rapado por el lado de las ore-jas, acá bien pinche extravagante, que trae el cuerpo rayado, viste tumbado y oye pura colombiana.

Así te le vives… loqueando, cotorreando con la banda, con las morritas, ah, porque la ban-da tiene sus morritas que, como tú, desde chavitas agarraron la calle y ahora están en el callejón, como tú, dándose un churro, un chemo, un tinaco, unos tanques (toques) de mariguana, bien locas, algunas embaraza-das, otras cargando sus chavitos.

“Qué mija, pos ira te traigo una loquera, te doy de comer y te doy una feria y… ya sabe lo que quiero”, porque, hay morritas que ya se impusieron a la vida fácil, que les gusta, como dice uno en las calles, prestar las nalgas por una madre.

Lo supiste el día que conociste aquella morra que trabajaba vendiendo el cuerpo en el centro, unas veces en el Hotel Roma, otras en el Hidalgo.

Tú eras uno de los que siempre andaba bien loco en la Loma (de Santa Anita), con Los Gatos, tu barrio, entonces la morra subía y te decía “qué onda güey, hazme el paro, con-sígueme alguien que me caliente agua pa ha-cerle la teta a la morría”, “simón mija, ahorita vengo, deja te consigo”, le contestaste.

Ibas y conseguías agua caliente “órale mija no hay pedo, aquí traigo una cobija pa que la acuestes”. Al rato los dos estaban loqueando, cotorreando, mientras la niña dormía.

Cómo pasa el tiempo, cumpliste 12, y ya sien-tes cómo las drogas te han ido atrapando.

Ahora sí que nadie te puede contar lo que es no comer en tres días por estar re-sistoleando, pegado a la chingadera. Sólo tú podrías explicar lo que es andar con la boca reseca, la cabeza estallando del dolor, el estómago cerrado por tantas horas de no probar alimentos y una debilidad que hasta güeva te da caminar una cuadra.

Eres todo un pandillero, ya creciste, ya aprendiste nuevas mañas y la banda te lo re-conoce, sabe que eres cabrón, no por nada desde los 10, 11 años te dabas un churro, te gustaba el resistol, te juntabas con malan-

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dros más grandes que tú a los que les latía jalarte porque te metían por las ventanas pa que les abrieras los cantones y así pudieran robar a gusto.

Hasta que en una de esas te agarraron y te dieron pa la correccional. Varias veces te las pasado tirando canela (encarcelado), la ma-yoría, nomás por andar de vago.

De rato te hiciste picudo pa los trompones a fuerza de pelearte con los más grandes que se querían pasar de vivos, que te querían qui-tar la comida o te querían cachetear. Estabas chiquillo y aun así tenías que partirte el ho-cico con varios.

Sales y a lo mismo, robar, robar y robar, pa co-mer, pa comprar droga, porque cada día que pasa quieres consumir más y más.

Hasta que un día amaneces de suerte, el hijo del dueño de la cantina donde trabajas, vendiendo pisto clandestino en la madruga-da y llenando las hieleras de caguamas, acá, sordeado, porque apenas tienes 13 años, te in-vita a un grupo de teatro y fonomímica en la Preparatoria Mariano Narváez.

Ahí le aprendes a la artisteada.Ni tú mismo llegaste a pensar que un día

tendrías por padrino a un señor Ramón, que es imitador y al que toda la gente conoce como ¨La Sombra de Juan Gabriel¨.

Pero es por demás, ya no puedes escapar de la droga y al rato vuelves a las calles, al arroyo, a las tapias, a los rieles, al cotorreo con la banda Los Búhos de la Mina.

En una de esas se les acaba el churro y hay que bajar por el arroyo que divide a la colo-nia Minita de la Chamizal para ir a conectar más.

En el camino se topan de frente con otra pandilla, Los Cachorros, que desde hace rato andan tirando fila (bronca) con ustedes.

Los batos están bien pisteados y en cuanto los ven venir les cierran el paso y la empie-zan a hacer de pedo ¨¿qué putos?¨, que sabe qué....

Ustedes los ignoran.De regreso cargan todos con piedras y

hasta un palo pa darles vuelo a esos batos que son muchos.

Y empiezan las descalabradas y una corre-tiza que acaba en tu barrio, pero como allá hay más banda salen todos a los golpes.

De repente unos al bote, otros a la Cruz Roja y las familias asustadas.

Ni modo Rata, es la vida difícil de la co-lonia, a gente que ni en cuenta y le quiebran los vidrios de su casa, de su carro, se arma el argüende, todo por no querer dejarse azorri-

llar por los batos que no quieren que pases por su barrio.

¿Te acuerdas aquella vez que Los Cachorros te agarraron a batazos y te dieron de patadas en la espalda? Cómo no, si desde entonces quedas-te con los huesos madreados.

Nada, que se te ocurrió bajar a aquel ba-rrio y, de lo drogado que andabas, darte un tiro con todos.

Llevabas un tubote, traías fierro, fuiste y te les pusiste, a uno le dislocaste la cara, pero al final te arrimaron unos batazotes bien ma-chín, te dejaron tirado, la gente pensaba que ya estabas muerto. Unos señores te echaron a una camionetita y te llevaron a la Cruz Roja y ahí te dejaron.

Vas al casting, quedas, luego a los ensayos y en un santiamén estas arriba del escenario, representando el drama de tu vida: la realidad del pandillerismo, la prostitución y la drogadicción en las colonias populares de la metrópoli.

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Ahí te aventaste dos semanas, hasta que pudiste caminar.

De repente te enteras que un tal director de teatro Alejandro Santiex (qpd), está bus-cando chavos para que actúen una obra de teatro que se llama De la Calle.

Vas al casting, quedas, luego a los ensayos y en un santiamén estas arriba del escenario, representando el drama de tu vida: la rea-lidad del pandillerismo, la prostitución y la drogadicción en las colonias populares de la metrópoli.

Todo marcha bien, la gente te aplaude, el nombre Iván “La Rata”, como todos te cono-cen, empieza a sonar por los arroyos, las ta-pias y los rieles de los barrios.

Y cuando parece que la vida te ha dado una segunda oportunidad, el mundo de las drogas te vuelve a devorar.

Ya no vas a ensayar por estarte drogando y por estarte drogando ya no vas a las obras y no bajas ya ni pa ver a tu morra.

Y otra vez a las calles, más pedo, más vio-lento, más drogo que nunca, porque has pro-bado todas las formas habidas y por haber de meterte coca, y al tiro porque el que quiera entrar al barrio, primero tiene que pagar su cuota.

“Túmbese puto, qué onda, no pasa”, ame-nazas lo mismo a cobradores, que al de la camioneta de frutas o al repartidor de leche.

A veces bajas al centro a cotorrearla con las morritas chidas que jalan en las zapate-rías o en los teléfonos, por ahí hay un chingo de morritas… y “qué onda mija, ¿cómo estás?,

cuándo vamos a dar una vuelta y gua, gua, gua. Un agasajo, un caldo, como dice la gente. Y ahí nos vemos mija”, a veces ni las vuelves a ver.

De repente le caes al Estudio 85 y ya dro-gado y pisteado te da por aventarte unas re-tas bailando.

Al rato te vas de mojado a San Antonio, Texas, jalas en la pizca, otra veces levantando bar-das.

Allá te amarras a una gringa chida, de esas rubias, de ojo azul, voluminosa, grando-ta, pero que además te da dinero y te paga el vicio.Allá conoces la piedra, el cristal, el éxtasis.

Todo el día andas encristalado y empedra-do, hasta que ya no aguantas más, te sientes del nabo, te has puesto más chupado, más fla-co y mejor te regresas al barrio. La gringa no ha querido seguirte, dice que le tiene miedo a la pobreza.

A la vuelta de la vida ya no eres el simple pandillero que se la pasaba robando para co-mer y loquear, no. Con los dólares que tra-jiste de Estados Unidos has puesto en el ba-rrio ya tu propio negocio; una tienda donde vendes mariguana al menudeo a todo el que quiera, incluyendo niños.

De repente ya tienes casa propia, camioneta de lujo, mujeres, muchas, de esas que andan en el mismo camino, que viven contigo una tem-porada, un mes, dos, mientras se aburren, se cansan de ti y luego se van, pero no hay pedo que al rato cae otra.

La pasas bien con ellas drogándote, co-miendo, haciendo el amor, cuál es el pedo, tú la vendes, traes dinero, tienes lo que ellas quieren.

Al rato, de lo drogado que andas, ya ni les pones atención, ya no les das dinero, droga, zapatos.

“Qué mijo, - te dicen - pos cómprame este disco ¿no?, me regalas unos zapatos. Qué mijo, pos quiero un pantalón”, pero ya no les pones atención, ya no les regalas y las morras “ne, chale loco, te voy a estar aflojando las nalgas por nada, pos ái nos vemos”.

El gusto te dura poco, una volanta de federales que cae en redada sobre el barrio te descubre y te da pal penal.

Te niegas a recordar los tres años ocho meses que pasaste encanelado.

Quieres platicar la noche en que te man-daron a dormir a la celda de un homosexual.

Era un bato grandote que en cuanto te vio se abalanzó sobre ti, te levantó hasta el techo y te dejó caer sobre una de las literas de ce-mento.

En un descuido le arrojaste una cobija ex-tendida en la cabeza, saltaste de la litera, aga-rraste una cacerola y lo empezaste a mazapa-near y ¨patadón y patadón¨, no te lo podías quitar.

En eso llegaron los celadores y te llevaron a la celda de castigo, un cuartito donde no hay cama, ni baño ni nada, sólo hediondez a mierda y cucarachas pasando.

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Para ti la cana (cárcel) ha sido un infierno, puro pandillero que le gustan los golpes, las dro-gas, la mala vida, por eso están encerrados, por ser cabrones, guerrilleros, peleoneros.

Todos quieren que les laves la ropa, que les hagas mandados, que les limpies su celda.

Todos te quieren golpear, comer, por-que estás chiquito, pichón pa ellos. Te han llegado a dejar con la cara hinchada de los golpes.

A veces llegas, picudeas, te avientas un tiro, pero no las ganas todas.

Al penal no volverías, dices, ni de visita. Sales de la cárcel a tu vida de antes y esta

vez te has quedado sin nada, la misma piedra te hace vender la troca, la casa, la ropa y te orilla otra vez a andar de resistolero.

El tiempo vuela y cuando menos acuerdas ya te enlistaste en el Ejército, porque tu familia no sabe ya qué hacer contigo.

Eres tan inquieto que los soldados ya te agarraron a tablazos en las nalgas por estarte resistoleando en el baño del cuartel y ya te robaste, sin ser visto, 48 kilos de mariguana de un plantío que tus compañeros descubrie-ron en la sierra.

Y al fin desertas, porque te caga la recti-tud, la autoridad y no estás impuesto a que nadie te diga nada.

En esas estás cuando tu vida da otro vuelco.De repente te ves otra vez en los escena-

rios, representando de nuevo tu propio dra-ma en De la Calle, esta vez con el promotor de arte callejero Ernesto Hernández Ventura ¨El Maya¨

Y el cuento de nunca acabar: otra vez a las calles, a la violencia, a la drogas, al pedo.

Cansado de la vida que llevas buscas refu-gio en casa de tu jefa, a la que no ves desde hace meses “sabe qué jefa, pos ya llegué” y tu jefa, como todas, “deja te hago de comer, métete a bañar”, te rasuras, te cortas el pelo a la brava.

Sales a buscar jale y lo encuentras: una compa-ñía de limpieza te abre las puertas. La haces, te levantas, buscas otro trabajo y al rato te haces mecánico de diesel.

Te sigues drogando, pero ya es menos, juras, un churro ái de vez en cuando y es nomás pa calmarte, neta, porque eres bien acelerado.

Tienes ya veintitantos años.Un día Dios te ayuda y sientes el deseo de

cambiar, de dejar el vicio.Ya no te funciona bien la vista ni la res-

piración, ya no eres tan ágil y a veces se te olvidan las cosas, ya no tienes la misma resis-tencia, la misma energía, ya te duele un pie, te duelen los pulmones, las costillas, tienes la clavícula madreada, porque “quieras o no, la droga te acaba, te reseca el cuerpo, te va exprimiendo la juventud”.

Y ahora sientes que la vida te está cobran-do las facturas. Quisieras conseguir un buen jale, pero no tienes secundaria, tampoco car-tilla militar ni un papel de no antecedentes penales…

Pero aun así tienes fe en que no sea dema-siado tarde, quieres ayudar a jóvenes, como tú, a que dejen las drogas.

Por eso de tarde en tarde vienes con tu es-posa y tu bebé a la Plaza Nueva Tlaxcala pa enseñar baile colombiano a los morros picu-dos de los barrios pesados.

Ya dejaste el chemo, el tinaco, la piedra, te sien-tes feliz, y la gente que pasa por la plaza te admira, se te acerca, te saluda, te pide un au-tógrafo y quiere tomarse una fotografía con el líder de Cholos Colombia, como apodaste a tu proyecto.

Miren, enseñas tu álbum de fotografías: aquí fue cuando ganaste con tus chavos el Baila- Baila, acá cuando reuniste en un even-

to de baile colombiano a más de 500 gentes en la Plaza de Armas.

Y quieres seguir, aunque el Gobierno te diga que pandilleros no, que no te prestan el sonido, que no te dan permiso de estar en la plaza, con todo y que a los 32 años te sientes viejo, estás cansado, pero todavía te queda algo: la fe de que aun no sea demasiado tarde para empezar… otra vez.

2 mil 345

EL CALDO DE CULTIVOHOGARES VIOLENTOS De diciembre del año pasado a julio de este año la Procuraduría de la Familia de Coahuila comprobó

denuncias por maltrato a menores. Los factores detonantes fueron la violencia en la pareja, alcoholismo y adicción a drogas.

NIÑAS MADREDurante 2011 se registraron en Coahuila

12 mil 600nacimientos en mujeres de entre los 12 y los 19 años. Somos el tercer lugar nacional de embarazos adolescentes.

PANDILLERISMO De acuerdo con cifras proporcionadas por organizaciones civiles se calcula que en Saltillo hay en la actualidad unas

730 pandillas

LA DROGADICCIÓN OFICIAL Según la Encuesta Nacional de Acciones Coahuila ocupa el lugar 24, a nivel nacional, en consumo de drogas ilícitas, El 17 en tabaquismo y el 20 en consumo de alcohol.La mayoría de los consumidores son hombres (10 por una mujer), de entre 20 y 25 años, de clase social media y baja y una escolaridad básica (primaria) o media básica (secundaria) generalmente trunca.

MENORES INFRACTORES Cada año el Centro de Evaluación Psicosocial del Poder Judicial recibe en promedio 100 casos de menores infractores, el

75% han cometido robo y pertenecen a una pandilla.

REFUGIOS, LA ÚNICA OPCIÓNSe calcula que el costo de un programa de recuperación para adictos puede costar en una institución privada de Coahuila entre 2

20 y 60 mil pesos

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Y quieres seguir, aunque el Gobierno te diga que pandilleros no, que no te prestan el sonido, que no te dan permiso de estar en la plaza, con todo y que a los 32 años te sientes viejo, estás cansado, pero todavía te queda algo: la fe de que aun no sea demasiado tarde para empezar… otra vez...

FUENTES: Procuraduría del Menor y la Familia de Coahuila / Comisión Estatal contra la Adicciones, Carlos Ignacio Vargas Domínguez, médico especialista en adicciones y terapia familia / DIF Coahuila / Juzgado de Primera Instancia en Materia de Adolescentes de Coahuila, Poder Judicial

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Decir que no te gusta el Graceland de Paul Simon me parece una chiflazón total. Es como decir que no te gusta el mango con chile, o el helado de vainilla, o las quesadillas en tortilla de harina recién hecha. Decir que no te gusta es un esnobismo total, porque además de ser uno de los más grandes discos de pop de todos los tiempos, es tan dulce, perfecto y accesible como estos alimentos simples y deliciosos.Necesito pensar en diferentes cosas con qué comparar los discos que me gustan. Estoy como el crítico de la película Rattatuile, pero no puedo evitarlo: la comida y la música me traen recuerdos, y este es uno de esos discos. Graceland es de esos que puedes escuchar en cualquier situación, y mejorarla un poco. Yo le soy parcial porque es de los primeros discos que recuer-do escuchar, comprender y disfrutar enormemente. A los seis años, mientras veía llover por la ventana del departamento de mi papá en la Ciudad de México, me preguntaba: ¿por qué alguien le pondría diamantes a las suelas de sus zapatos? Y es que esa imagen de la

formidable Diamonds on the Soles of Her Shoes, una de las mejores canciones del disco, se me quedó mar-cada para siempre, un ejemplo de la enorme capacidad de Simon para escribir una letra simple y convertirla en una delicia sonora de melodías alegres, cadencias soleadas y magia pop memorable. La increíble Homeless, una pieza vocal grabada con el coro Ladysmith Black Mambazo, fue lo primero que escuché que me hizo pensar que había música increí-ble más allá de las fronteras gringas e inglesas, y to-davía recuerdo brincar como idiota (de niño brincar como idiota es de lo más divertido que hay) con los gritos tribales de I Know What I Know.Paul Simon grabó Graceland en Sudáfrica en 1986 con mú-sicos de aquel país, y hoy suena tan fresco y tan vital como entonces. Sus 25 años se celebran con una edición re-maste-rizada, que también incluye versiones alternas, y un docu-mental. Es un disco esencial, y si no lo había escuchado, esta edición de aniversario es un buen momento para hacerlo. cicio fashion que pasa pronto de moda.

Por Esteban Cárdenas

Para una pelí-cula producida por Judd Ap-patow (Virgen a los 40, Su-percool, Lige-

ramente Embarazada, Damas en Guerra), esta comedia romántica dirigida por Nicholas Stoller se siente sorprendentemente seria, y en su segundo acto cae en lugares comunes del universo fílmico que ha creado este productor.

Eternamente Comprometidos cuenta la historia de Tom Solomon (Jason Segel), prometedor chef de San Francisco, quien le acaba de proponer matrimonio a su novia Violet (Emily Blunt), una estudian-te de doctorado en sicología.

Son una pareja perfecta, que vive bajo el sol californiano preparando su boda que se ve pospuesta cuan-do Alex (Chris Pratt), el mejor ami-go de Tom, embaraza a la hermana de Violet, y terminan por casarse primero. Ya están planeándola de

nuevo, cuando Violet es aceptada para continuar sus estudios en la Universidad de Michigan, y Tom acepta mudarse con ella. Ahí, ella crece profesionalmente, pero para Tom, la historia es muy diferente. ¿Sobrevivirá su amor al frío de Mi-chigan?

Judd Appatow ha hecho ya dos películas con Nicholas Stoller como director: la excelente Olvidando a Sarah Marshall (2008) y Misión Rockstar, del 2010. Como todas las películas de Appatow Produc-tions, funcionaban por el ya carac-terístico estilo improvisado de este estudio, en donde los realizadores trabajan con amigos, más que con actores, y les permiten improvisar sus líneas numerosas veces hasta obtener material divertido y espon-táneo.

En Eternamente Comprometi-dos, quizá pudieron haber tomado un poco más las riendas, porque a la mitad, la cinta se siente un poco descuidada y deshilachada, una fa-lla de la que ya no se recupera por completo.

Entre Jason Segel y Emily Blunt

hay una química innegable, y esto sostiene la mayor parte de la pe-lícula, ya que juntos sostienen la emotividad necesaria para que esta funcione. Si me dijeran que son pareja en la vida real no me sorprendería, porque se ve que mínimo se caen extremadamente bien.

La parte romántica está bastan-te bien, pero la parte cómica fla-quea un poco. Hay un par de esce-nas muy graciosas, pero así como se enfría su relación en la historia, también sucede con la comedia, al grado en que un par de momentos hasta dan un poco de pena ajena, algo que nunca me había sucedido

con una película de Judd Appatow. Creo que un poco de auto-censura les hubiera venido bien. Quizá 20 minutos menos de película y un guión más conciso la hubieran ele-vado a la altura de las mejores pelí-culas de este productor.

Jason Segel es de mis actores cómicos favoritos. Además de trabajar en Olvidando a Sarah Marshall, con Stoller también tra-bajó en la excelente The Muppets (2011), la cual co-escribió con su colega director. Juntos revigori-zaron la franquicia de los títeres, así que entré al cine con altas ex-pectativas, que lamentablemente no se cumplieron.

VIDEÓDROMO

Nicholas Stoller2012

ETERNAMENTECOMPROMETIDOSAuNquE ES OCASIONAlMENTE DIVERTIDA, SE SIENTE ETERNA

Paul SimonGraceland2012

RADARPor Esteban Cá[email protected]

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