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La Resurrección de Jesús: Un acontecimiento razonable (1) por Gregorio Silanes Susaeta Estamos en Tiempo de Pascua. Durante estos cincuenta días especialmente la Iglesia entera celebra con gozo la Resurrección, momento clave del Acontecimiento único de Jesucristo. Pero, ¿realmente podemos acceder históricamente a Jesús?. Hoy nadie medianamente sensato se atrevería a negar la existencia histórica de Jesús de Nazaret y su muerte en cruz, perfectamente verificable empíricamente, en la primera mitad del siglo I, en Palestina (2). Lo que ya es más problemático es el acceso de manera científica, históricamente hablando, al hecho de su resurrección. El presente artículo tratará sobre si esto es posible y en qué medida la resurrección sea algo razonable (3). Comenzaremos por la primera cuestión: el acceso histórico al hecho de la resurrección. Hay que empezar distinguiendo entre lo Real y lo Histórico. Lo Real se definiría como todo acontecimiento cargado de significado, que puede ser o no verificable positiva y científicamente. Por ejemplo es un hecho real que el 25 de julio de 1512 la Ciudad de Pamplona, capital del reino de Navarra, capitulaba ante las tropas castellanas que habían penetrado en él mandadas por el Duque de Alba, D. Fadrique Álvarez de Toledo, apoyado desde el interior por la facción banderiza de los beamonteses. Además de ser un hecho real, lo es también positiva y empíricamente verificable. En ese sentido lo Real es también Histórico. Ese acontecimiento pues es un hecho Histórico. Sin embargo hay acontecimientos Reales, que no son Históricos: se trata de aquellos que están cargados de significado, pero que están más allá de lo visible y mensurable, o que no pueden ser comprobados empíricamente. El amor que se manifiesta entre dos personas con demostraciones de afecto diversas en un espacio y un tiempo determinados es un hecho Real, pero no Histórico ya que no se puede acceder a ello por métodos científicos. En esta categoría se encuadraría el hecho de la Resurrección. La Resurrección sería en este sentido un hecho real meta- histórico, que sustrae a Jesús de la esfera de las relaciones fenoménicas y lo introduce en el mundo suprahistórico de la gloria del Padre. No tiene analogía con nuestras experiencias, es una novedad absoluta. Pero aquí surge la pregunta: ¿es la resurrección un hecho real

La Resurrección de Jesús

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Estudio sobre el hecho y significado de la Resurrección de Jesús

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La Resurreccin de Jess: Un acontecimiento razonable (1)

La Resurreccin de Jess: Un acontecimiento razonable (1)por Gregorio Silanes SusaetaEstamos en Tiempo de Pascua. Durante estos cincuenta das especialmente la Iglesia entera celebra con gozo la Resurreccin, momento clave del Acontecimiento nico de Jesucristo. Pero, realmente podemos acceder histricamente a Jess?. Hoy nadie medianamente sensato se atrevera a negar la existencia histrica de Jess de Nazaret y su muerte en cruz, perfectamente verificable empricamente, en la primera mitad del siglo I, en Palestina (2). Lo que ya es ms problemtico es el acceso de manera cientfica, histricamente hablando, al hecho de su resurreccin. El presente artculo tratar sobre si esto es posible y en qu medida la resurreccin sea algo razonable (3).

Comenzaremos por la primera cuestin: el acceso histrico al hecho de la resurreccin. Hay que empezar distinguiendo entre lo Real y lo Histrico. Lo Real se definira como todo acontecimiento cargado de significado, que puede ser o no verificable positiva y cientficamente. Por ejemplo es un hecho real que el 25 de julio de 1512 la Ciudad de Pamplona, capital del reino de Navarra, capitulaba ante las tropas castellanas que haban penetrado en l mandadas por el Duque de Alba, D. Fadrique lvarez de Toledo, apoyado desde el interior por la faccin banderiza de los beamonteses. Adems de ser un hecho real, lo es tambin positiva y empricamente verificable. En ese sentido lo Real es tambin Histrico. Ese acontecimiento pues es un hecho Histrico. Sin embargo hay acontecimientos Reales, que no son Histricos: se trata de aquellos que estn cargados de significado, pero que estn ms all de lo visible y mensurable, o que no pueden ser comprobados empricamente. El amor que se manifiesta entre dos personas con demostraciones de afecto diversas en un espacio y un tiempo determinados es un hecho Real, pero no Histrico ya que no se puede acceder a ello por mtodos cientficos. En esta categora se encuadrara el hecho de la Resurreccin.

La Resurreccin sera en este sentido un hecho real meta-histrico, que sustrae a Jess de la esfera de las relaciones fenomnicas y lo introduce en el mundo suprahistrico de la gloria del Padre. No tiene analoga con nuestras experiencias, es una novedad absoluta. Pero aqu surge la pregunta: es la resurreccin un hecho real cuya objetividad sea posible afirmar a travs de los vestigios que podamos hallar en la historia? O, en otras palabras, es la Resurreccin un hecho razonable? Ante tales preguntas cabe aducir los siguientes argumentos:

Sin el hecho de la resurreccin no se explicara el cambio operado en los discpulos.

Despus de la crucifixin y muerte de Jess, el grupo de discpulos se encuentra en un estado de tristeza y abatimiento. Los dos de Emas van diciendo de Jess: Nosotros esperbamos que sera l quien iba a librar a Israel; pero llevamos ya tres das desde que esto pas... (cfr. Lc 24, 21). Poda pensarse que tal cambio, que esa euforia pascual, resultase de una autosugestin colectiva del grupo de los discpulos. Sin embargo parece bien improbable, ya que ellos nos son propensos a la sugestin, ms bien al contrario, se manifiestan incrdulos y crticos (Cfr. Lc 24, 11; Jn. 20, 25).

Por lo dems ellos no esperaban un acontecimiento as. Aunque en su ambiente exista la expectativa de que el fin del mundo conducira a una resurreccin general y a un juicio, ningn grupo del Judasmo esperaba la resurreccin final de una sola persona, ningn judo contemplaba la resurreccin de un mesas crucificado:

El judasmo contemporneo no dispona del concepto de un Mesas que morira y resucitara, ni tampoco de nocin alguna de alguien que disfrutara de una gloriosa resurreccin final de entre los muertos antes de que ocurriera el final del mundo (4)Es verdad que Jess haba anunciado a los discpulos que despus de la muerte resucitara, pero los suyos no haba comprendido (Mc. 9, 10, Jn 2, 19-22)

El cambio ocurrido en los discpulos es an ms sorprendente si se piensa que la certeza de la resurreccin fue capaz de inducirles a afrontar la muerte como mrtires. Como dice Kessler:

Cabe afirmar que el cambio de conducta en los discpulos, constatable histricamente, tiene su causa en una nueva experiencia de Dios hecha a travs de la humanidad resucitada de Jess. Esta experiencia infundi a unos hombres, conmocionados en la estructura bsica de su propia comprensin y conducta por la muerte maldita de Jess en la cruz, esa certeza no autofabricada, de que Dios se haba dado a conocer con su accin salvadora a favor de Jess, ajusticiado por su pretensin mesinica, y su respuesta fue la profesin agradecida y jubilosa de fe en Dios: Dios resucit a Jess de la muerte(5)

Si el hecho de la resurreccin hubiese sido inventado, no nos explicaramos la sobriedad de los textos evanglicos.

Por ejemplo, nunca encontramos una aparicin de Jess a sus enemigos y, sin embargo, de acuerdo con la ley psicolgica de la satisfaccin (el que es vctima de una injusticia desea la reparacin) hubiera sido del todo natural que los discpulos hubieran imaginado una aparicin triunfal de Jess a aquellas personas que, unos das antes, le haban condenado a muerte. Pero no hay nada de todo esto. El hecho es tan extrao que ya en el siglo II el libelo anticristiano del neoplatnico Celso lo presenta como una objecin: Si Jess quera hacer resplandecer realmente su cualidad de Dios, era preciso que se mostrase a sus enemigos, al juez que lo haba condenado, a toda la gente(6)Por otro lado, si se comparan los textos cannicos con los apcrifos se ve que estos ltimos son parto de la fantasa. Por ejemplo, segn el evangelio de Pedro, del sepulcro haba salido un hombre cuya cabeza penetraba en los cielos, y con la cruz, que le segua.

Ni remotamente puede soarse en un hurto del cadver de Jess por parte de sus discpulos, los cuales luego habran inventado la historia del sepulcro vaco.

La profanacin del sepulcro estaba severamente prohibida no slo por la ley juda, sino tambin por la romana. Adems no se explicara el testimonio dado por los apstoles con toda franqueza sobre la resurreccin si en Jerusaln no hubiera existido una tumba vaca de Jess.

A pesar de todo, es posible que algunos seguidores de Jess enterraran secretamente el cadver en otro lugar para compensar la ignominia de la crucifixin con el milagro del sepulcro vaco? Para seguir ganando nuevos adeptos? Esta hiptesis no parece muy fundamentada, pues resulta evidente que Pedro y los dems creyeron verdaderamente en el suceso y estuvieron dispuestos a arriesgar su vida por sus convicciones. Quin se convertira en mrtir por un montaje ideado por l mismo?

Finalmente tngase presente que el descubrimiento del sepulcro vaco se atribuye a las mujeres a quienes la ley judaica negaba toda capacidad jurdica de testimoniar- y no a los apstoles, como verosmilmente hubiera acaecido de haber sido el relato una invencin tarda de la comunidad. Quin iba a creer a una mujer en aquel entonces?

Jess muri realmente en la cruz, de ninguna manera pudo ser sepultado vivo.

Quiz estaba an vivo Jess cuando lo desenclavaron y bajaron de la cruz? Al fin y al cabo, el suplicio slo dur seis horas y Cristo fue puesto en el sepulcro a toda prisa, porque era el da de la parasceve o preparacin de la Pascua. Tal vez no notaban que segua respirando? Pero, aun en el caso de estar vivo, cmo habra sido capaz de caminar tan tranquilamente diez o doce kilmetros hasta Emas con el cuerpo tullido y los pies heridos, o comer pescado a orillas del lago Tiberiades?

Los telogos alemanes Gerd Ldemann y Alf zen piensan que Pedro simplemente experimenta una visin, resultado de su duelo y sus sentimientos de culpabilidad tras haber abandonado a Jess. En este caso, sin embargo, otros han de tener exactamente la misma disposicin psicolgica ya que l no es el nico que de all en adelante proclama haber visto a Jess resucitado.

Para los cientficos el acontecimiento de la resurreccin sigue siendo un enigma. Tambin ellos tienen que reconocer que Pedro y muchos otros seguidores estn convencidos de su veracidad hasta tal punto de mostrarse dispuestos a dar la propia vida como testimonio. Slo la resurreccin les convierte en cristianos. Nada de lo que Jess ense, ningn milagro, ninguna parbola los impact tan profundamente como este acontecimiento. Cuando an estaba detenido, huyeron y quiz nunca hubieran vuelto a reunirse. Pero despus se vuelven a organizar y recorrer la regin y todo el Mediterrneo como misioneros, llegando a derramar su sangre en el martirio.

Por todo lo anteriormente expuesto puede decirse que la resurreccin de Jess es un acontecimiento real meta-histrico el ACONTECIMIENTO CENTRAL DEL CRISTIANISMO-, posible de conocer en s mismo tan slo en la Iglesia a travs de la experiencia de fe. Esta fe operativa y libre viene por el odo, por medio de la necedad de la predicacin (en palabras del propio apstol Pablo). El contenido de esa predicacin ser el kerigma, expresado fundamentalmente en Flp 2, 6-11 (CRISTO JESS ES EL SEOR, PARA GLORIA DE DIOS PADRE) Act 2, 23-24; 4, 12. No obstante, como se ha visto, ese acontecimiento pascual entra en el mbito de nuestras certezas histricas a travs de signos seguros y documentados.

- - - -Gregorio Silanes Susaeta

Notas

1.-Para escribir este artculo se ha usado como apoyo el manual de Teologa Fundamental, del Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia San Agustn, y el nmero correspondiente al mes de abril de 2004 de la revista GEO.

2.-Nadie, ni siquiera los ms radicales, suean con negar el hecho de la muerte en cruz de Cristo. En efecto se trata de un dato unnimemente atestiguado por fuentes paganas, judas y cristianas. El historiador Tcito (56- ca. 118 d. C.), en sus Anales hace una referencia retrospectiva a Jess en el lugar donde habla del incendio de Roma durante el reinado de Nern, y del que ste culp a los cristianos. Nern, dice Tcito, achac a los cristianos el incendio porque la opinin popular sospechaba que el responsable era l: por tanto, para acabar con el rumor, Nern cre chivos expiatorios y someti a las torturas ms refinadas a aquellos que el vulgo llama cristianos,[un grupo] odiado por sus abominables crmenes. Su nombre proviene de Cristo, quien, bajo el reinado de Tiberio, fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato (TCITO, Annales, XV, 44, 2-5). Los nombres y las fechas concuerdan perfectamente con los datos de los evangelios.

La primera referncia a Cristo en la literatura romana se encuentra en una carta de Plinio el Joven, gobernador de Bitinia (junto al Ponto en el Asia Menor), el cual hacia el ao 112 d. C. informa al emperador Trajano sobre los primeros cristianos: Se renen en un da determinado, antes del alba, para cantar juntos las alabanzas a Cristo como a un dios (Epist. X, 96). Otra alusin hay tambin en Suetonio (ca. 120 d. C.), el cual refiere cmo el emperador Claudio, hacia el ao 50, arroj de Roma a los judos, los cuales por instigacin de un tal Cresto [=Cristo] no cesaban de agitarse (Vita Claudii XXV, 4). Aunque breves, estas referencias son muy significativas justamente por estar firmadas por los historiadores ms representativos del periodo, quienes, sin embargo, al moverse en una perspectiva poltico-militar, no conseguan captar el alcance real del fenmeno cristiano.

El testimonio judo ms autorizado es sin duda el de Flavio Josefo quien en sus Antigedades Judaicas, escribe hacia el ao 93 d. C. el siguiente texto, conocido como Testimonium Flavianum: en aquel tiempo apareci Jess, un hombre sabio, si verdaderamente se le puede llamar hombre, porque fue autor de hechos asombrosos, maestro de gente que recibe con gusto la verdad, y atrajo a muchos judos y griegos. l era el Mesas. Y cuando Pilato, a causa de una acusacin hecha por los hombres principales entre nosotros, lo conden a la cruz, los que antes lo haban amado no dejaron de hacerlo (FLAVIO JOSEFO, Antigedades Judaicas, XVIII, 3, 3)

Por ltimo no hay que desdear el valor histrico de los evangeliosaunque no sea esa su finalidad fundamental, sino que se trate de escritos kerigmtico-catequticos para la Iglesia primitiva- segn se ha puesto de manifiesto en los ltimos aos con la Third Quest. En efecto se observan en ellos bastantes rasgos de continuidad espacio-temporal con el ambiente en que se desarroll en Palestina la existencia humana de Jess. Sobre esto habra largo y tendido que hablar, pero considero que en este momento no es objeto de la presente nota.

3.-El motivo que me mueve a contribuir con este artculo es la frase recogida en 1 P 3, 15b-16: estad siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razn de vuestra esperanza, pero hacedlo con dulzura y respeto.

4.-OCOLLINS, G.: Jess resucitado. Estudio histrico, fundamental y sistemtico, Barcelona, Herder, 1988, p. 165

5.- KESSLER, H.: La resurreccin de Jess. Aspecto bblico, teolgico y sistemtico, Salamanca, Sgueme, 1989, p. 117

6.- CELSO: El discurso verdadero contra los cristianos, Madrid, Alianza, 1989, pp. 39-40