Upload
juan-carlos-perez
View
222
Download
0
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Una mirada comunista del mundo y de la vigencia del marxismo leninismo
Citation preview
DE GRUPO SOCIAL A CLASE DOMINANTE ( LA REVOLUCIÓN USURPADA)
Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas
PROLOGO
Me pide un amigo que escriba un prólogo para un libro que ha
escrito un amigo de mi amigo. No conozco al amigo de mi amigo. Ni el
libro. Pero le dije que si en cuanto me lo ha pedido. Porque conozco bien a
mi amigo. Lo conozco en las cosas que desconocen las madres como si lo
hubiese parido yo mismo. Lo conocí en momentos en los que se ve bien lo
que un hombre vale o no vale: cuerpo a cuerpo con el Cuerpo de la incivil
Guardia Civil y con el inmundo mundo de los tribunales y los presidios.
Por eso le dije que sí porque bien sabía yo que mi amigo no iba a pedirme
un prólogo para una birria de libro. No me lo pediría así fuese la birria de
su mejor amigo. Estoy segurísimo de lo que digo.
Libro que ya tengo delante de mí. Y prologo que empiezo a
garabatear ahora mismo. Así sirva solo para complacer a mi amigo. Pero
hay aún dos razones añadidas que me han movido a mí a decirle que sí en
el acto a mi amigo. Y voy a decirlas. Una. Conspire en Gran Canaria todo
un año contra el crespón y la cera que sitiaba nuestras vidas -lo que hice en
las filas del partido comunista, que era el único que cuando entonces
conspiraba contra la ignominia que nos cernía y concernía- cosa que hace a
uno algo oriundo del sitio, me pasa con Asturias lo mismo. Dos. Porque el
autor es el sobrino predilecto -me lo dijo mi amigo- del abogado que
tramito mi DNI -sin el menor interés crematístico- después de un año de
secuestro y de cuatro de exilio. Don Fernando Sagaseta se llamaba el tío
del amigo de mi amigo. Y era también del partido.
Salta a la vista que el autor ni busca aplausos ni dinero con este libro
y que le echa valor al decir lo que dice, porque su música no es la que los
emperadores de la tinta aplauden y cotizan: acaso le cueste rascarse el
bolsillo, porque ni sopla en la bocina de la parte enemiga a cara de perro de
los que vivimos una vida de mala muerte ni tampoco sintoniza con la parte
aparentemente amiga, que mata más que la abiertamente enemiga, al matar
por la espalda y emboscada de amiga.
No detento título alguno para impartir veredicto fidedigno acerca de
estilos de escribir, pero sé mejor lo que me gusta y lo que no me gusta que
el más docto de cuantos ofician de críticos, y digo que me gusta este libro,
me parece una aproximación lucida a las causas del desalentador
desmorone de lo que fue gran bocanada de esperanza para los trabajadores
de todos los países: la llegada al poder de los gloriosos soviets de obreros y
campesinos, acontecimiento histórico que no tiene poco que ver con las
conquistas proletarias posteriores a ese hito.
Hito que volverá a repetirse -que no echen las campanas al vuelo los
apóstoles del neoliberalismo-: el cambio cualitativo se operará, sea cuando
contra todas las evidencias que nos incriminan a los comunistas, a todos los
comunistas, las relaciones de producción capitalistas están abocadas al
pretérito y el porvenir se llama socialismo científico, así lo escribe negro
sobre blanco el autor a lo largo de todo el libro. Y miren que tiene tela
poner en valor los postulados marxistas después del tsunami del
desprestigio que se nos vino encima, tiene tanta o más tela ponerlos en
valor hoy que cuando don Carlos Marx y don Federico Engels pusieron a
recorrer Europa el fantasma del comunismo.
Tiene tela, pero es así, tal cual el autor dice: fallo la práctica, no la
teoría; la teoría del socialismo científico ni caducó ni tiene fecha de
caducidad; los profetas del neoliberalismo que se agarren a ese clavo
ardiendo todo lo que resistan: lo que no podrán será impedir que el
socialismo sea la negación del capitalismo. Fue lo que les sucedió a los
sistemas de producción anteriores cuando no dieron más de sí.
Y el que no da más de si ahora es el capitalismo. Los reyes de la
dialéctica lo harán trizas. Todo nace, se desarrolla, declina y muere. Les
pasó a los sistemas anteriores y también se llevarán por delante al
capitalismo. El próximo cadáver que caerá en la tumba de la Historia se
llama plusvalía. Y ya urge abolirla. Urge porque apenas si estamos a
tiempo de evitar que el hambre nos devore a todos, también a los que
malamente comemos estamos en peligro: que son tres mil los millones de
hambrientos en el mundo las clavijas que el mundo les viene apretando a
ellos un poco más cada día. Hambrientos que están legitimados para entrar
en las despensas mejor y peor surtidas como elefante en cacharrería.
Peligro que no se consumará sólo si se operan cambios radicales en el
modo de producir y en el reparto de lo producido. Si esos cambios
sustantivos no se operan, no habrá 0.7 por ciento que lo evite, lo del 0.7 por
ciento no es más que un adorno pueril. La solución se llama: a cada cual
según su cantidad y calidad de trabajo realizado. Ni más ni menos. Es lo
ineludible.
Cuando se dice que otro mundo es posible, el condicional hay que ponerlo
en imperativo y decir que este mundo es insostenible. Mírese por donde se
mire. Que el banquero Botín se embolse 3000 millones de euros de
plusvalías en nueve días de operaciones bancarias -mientras mil millones
de almas agonizan- es perpetrar una afrenta descomunal contra la
humanidad. Y procede decirlo sin ambages: no existe plusvalía inocente,
toda ella es culpable, culpable de cuanto sucede y no debiera suceder y
culpable de cuanto sí debiera suceder y no sucede. Y a todo esto: el
petróleo que se acaba, y el bosque, y el carbón, y el gas y todo se acaba.
Los viejos y nuevos depredadores de recursos todo se lo tragan. Están
dejando al mundo en cruz y en cuadro al paso que van.
El sindicalismo de clase y los partidos proletarios tienen que
radicalizarse sea, y esa vez será, necesariamente, con carácter definitivo.
Cuando eso suceda, que sucederá, que nadie se rasgue las vestiduras: será
la ley de la negación dialéctica que lleva dentro el sistema. Pueden ponerlo
el cuño, señoras y señores: la explotación del hombre por el hombre no será
eterna.
El autor asevera certeramente que el desmorone de la Unión
Soviética fue un drama histórico para los pueblos que integraban la Unión
Soviética -yo diría que lo fue para la especie- y que las causas
fundamentales de su derrumbe fueron internas y no externas. El autor le da
por el palo a Marx con ello, que a la hora de catalogar filosóficamente las
contradicciones que operan en todo fenómeno, da categorías de
fundamentales a las internas y de secundarias a las externas. Y una de esas
contradicciones internas que dieron al traste con el sistema soviético dice el
autor fue el burocratismo con que se blindo la aristocracia del partido para
perpetrar impunemente su buena vida contra la mala del resto. No tuvo
pelos en la lengua. Pienso igual que el.
Mientras leía yo eso que él dice en el primer y segundo párrafo de su
libro sobre el burocratismo me vino a la memoria que Maiakóvsky algo así
ha dicho sobre el burocratismo: Hay que comprar una escoba; hay que
hacer una reunión. Hay que comprar un lápiz; hay que hacer una
reunión… ¡Hay que hacer una reunión que acabe con todas las reuniones!
No me tomen la cita al pie de la letra, cito de memoria, y lo aviso: toda su
poesía la tengo en la cabeza como una larga trenza de un solo verso de
infinitas silabas. De lo que no tengo dudas es de que algo así de sustantivo
dijo. Por algo era el poeta de la revolución. Por algo Lenin dijo que no
entendía su poesía, pero que le gustaba lo que decía. Por algo el grandullón
poeta de blusa amarilla, vocinglero en jefe del futuro del mundo, puso el
dedo en la lacerante herida inferida en la gran revolución de aquel gran país
por el frío agujón del egoísmo de la aristocracia del partido.
La reunión que Maiakóvsky pedía no se hizo y el rimbombante
socialismo maduro que acuño la aristocracia del partido pudrió de raíz. La
aristocracia autotitulada comunista ha dejado la esperanza proletaria para el
arrastre urbe et orbi sine die. Y es comprensible: pues si mal está que nos
explote la parte contraría; que nos chuleen los falsos camaradas, además de
estar mal, denigra; y se han adueñado de cuanto había de valor en sus
países a lo bandido, chicos granujas han devenido, sus nombres ya figuran
en Forbes a la cabeza de las nuevas y viejas sanguijuelas de la plusvalía.
Nos han jodido a todos los comunistas bien jodidos. Y a todos los partidos.
No hay partido hermano que se libre: el adjetivo de partido de nuevo tipo lo
hicieron senil.
Y a pesar de todo lo cual, un valor recorre el libro que no es de
estilo: en el sentido exacto de la palabra. El gran Torga lo diría mejor que
nadie: cando a reacción é un ferito, a revolución é un dereito. Es lo que
hay que decir alto y claro en todas las partes. Puede sonar radical, se que
sonará, pero no debe arredrarnos que nos llamen radicales, seguro que nos
lo llamarán con ánimo de descalificarnos, pero no harán más que honrarnos
al llamárnoslo: ser radical es llevar las cosas hasta su raíz, y la raíz para
el hombre es el hombre mismo. Son palabras de Marx que el viento no se
llevará. El mundo tiene que cambiar de base. Y cambiará. Caiga quien
caiga.
Digo allí arriba que haber luchado todo un año en Gran Canaria
por dignificar aquella birria de vida que llevábamos hizo que también me
sienta algo canario, y no es un adorno banal: los sucesos de Sardina son
parte de mi; y exijo que nadie me la ponga en diminutivo, que me salió por
un pico. Me salió por un pico, sí, pero -digan lo que digan los que se
arrugaron aquel día- aquella gesta colectiva prestigió al partido y a toda la
Isla: Sardina, San Adrián de Besós, Asturias, Erandio, Ferrol… fueron
hitos de luz que fueron dejando vencida la mala sombra que nos
asombraba; a base de pensamiento pasivo de oficina, Franco se hubiese
convertido en dictador perpetuo; ni Arias Navarro ni Martin Villa ni Fraga
Iribarne ni los demás canallas del Estado se hubiesen hecho reformistas de
por sí jamás de la vida, el fascismo fue vencido gracias a que hubo hombres
y mujeres dispuestos y dispuestas a asumir en momentos difíciles lo que
fuese preciso.
Xesús Redondo Abuin *
(*)Xesus Redondo Abuin nació en Galicia. Durante la segunda mitad de los años
cincuenta y comienzos de los sesenta del siglo pasado trabaja de minero en Asturias donde
participa en la formación de las primeras Comisiones Obreras y en el movimiento
huelguístico de aquellos años. Trabaja de minero en Lieja y se destaca en la organización
del PCE en el Benelux. Respondiendo a directrices del PCE retorna al interior donde es
detenido por Melitón Manzano permaneciendo seis meses en situación de detención ilegal.
Es destinado al Sahara para cumplir con el servicio militar. Por la silicosis que le afecta es
enviado a Canarias donde realiza un activo papel en la dirección de la juventud comunista
y en el partido. Es el herido de bala en los sucesos de Sardina del Norte en Septiembre de
1968. Condenado por un Consejo de Guerra cumple siete años de prisión. Ha permanecido
siempre leal a sus convicciones comunistas. El “amigo” al que hace alusión en el prólogo
de este texto es José Montenegro veterano militante con quien compartió prisión y con
quien comparte convicciones comunistas. Joaquín Sagaseta que ingreso en la organización
clandestina de la juventud comunista en el año 1967 conoció a Redondo Abuin en aquellas
fechas y circunstancias.
DE GRUPO SOCIAL A CLASE
DOMINANTE (LA REVOLUCION
USURPADA)
Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas.
No puede haber tragedia mayor que la de
una gran revolución que sucumbe al puño que tenía que defenderla de
sus enemigos.
Isaac Deutscher
-I-
LA BUROCRACIA COMO AMENAZA
El drama histórico sufrido por el pueblo soviético con el derrumbe
de la URSS, no fue, ni pudo ser, la resultante de factores externos que, "
desde fuera", de manera ajena a las contradicciones del sistema y a los
componentes subjetivos del desarrollo social, condujeron a la derrota.
Aquellos factores externos que obviamente concurrieron, (desde luego no
más intensos que muchos de los que hubo de resistir y vencer la URSS en
sus ochenta años de historia), difícilmente hubieran concluido en el
desmoronamiento del sistema, si no fuera por la receptividad que
encontraron en una honda descomposición del régimen y, sobre todo, en
agentes sociales que desde posiciones rectoras unían su interés de grupo a
la destrucción del socialismo.
Para culminar en aquella situación de desmovilización social y
bancarrota del régimen socialista, el factor decisivo, si no el único, parece
re residir en lo que ha venido a denominarse "degeneración burocrática".
La realización de lo que Marx consideraba "peligro permanente de la
usurpación gubernamental de la dominación de clase". (C. Marx y F. Engels.
Obras 2ª ed. T.17 p.458)
Debe advertirse, que aquel "peligro de usurpación", se presenta en
la fase de construcción del socialismo con un crecido riesgo, como un
auténtico tendón de Aquiles. Durante ese período - período de transición- ,
el aparato económico y todo el tejido de relaciones sociales, se va
conformando impulsado por resortes político-administrativos que cobran,
por lo mismo, una importancia incrementada.
El poder de la burocracia y la alta amenaza de que el aparato
funcionarial asfixiara al socialismo fueron, durante un tiempo,
ampliamente tratados en la literatura marxista. Sucedió así,
particularmente, al hilo de la experiencia de la Comuna de París, de los
episodios históricos protagonizados por Luis Bonaparte y del análisis del
estado prusiano, "el estado burocrático", como lo definiera Marx ( C. Marx.
Carta a L. Kuglemann. Marx-Engels obras esco. T 2 pag. 429. Edt. Progreso-. "...Para
no perder de nuevo su dominación recién conquistada, la clase obrera
tiene que precaverse contra sus propios diputados y funcionarios,
declarándolos a todos sin excepción revocables en cualquier momento ",
señalaba por su parte Engels ( CM y FE Obras T.22 p199).
Pocas cosas suscitaron más preocupación a Rosa Luxemburgo, que
las patologías burocráticas del movimiento obrero (RL Huelga, Partido y Sindicatos).
Gramsci es igualmente expreso, en este extremo, en su artículo "Sobre el
funcionarismo", escrito a comienzos de 1921. Para Otto Bauer, la
subordinación de la burocracia es cuestión esencial del socialismo: "Sólo si
la burocracia se somete al control de las masas trabajadoras, y las masas
de no privilegiados controlan los ingresos y los privilegios de los "electos",
sólo en este caso, la totalidad del pueblo trabajador será propietaria de los
medios y de los productos de su trabajo”. ( Otto Bauer. ¿Entre dos guerras? La
crisis de la economía mundial, de la democracia y del socialismo. Eugen- Prager edt. 1936).
También Kautsky previno sobre el mismo peligro bastante antes de
la revolución soviética: …si la organización -del estado socialista-
trasciende ciertos límites las masas no podrán regir ellas mismas sus
asuntos (…) así el poder de la masa organizada se transforma de manera
indirecta en poder de sus personas de confianza o jefes (…) y si no pueden
controlar de forma constante a sus jefes y tenerlos en sus manos , antes o
después llega un momento que estos últimos dirigen el poder no solo
contra los enemigos del pueblo sino contra los elementos indeseables para
ellos de este mismo pueblo, convirtiéndose así de servidores de las masas
en sus gobernadores…( K.K. Problemas inmediatos del socialismo internacional)
En 1924, el marxista húngaro, Giorgy Lukas, en su texto LENIN,
consideraba: …El sistema de consejos intenta, fundamentalmente, vincular
la actividad de los hombres a todos los problemas generales del Estado, de
la economía, de la cultura….oponiéndose, simultáneamente, a que la
administración de todas estas cuestiones se conviertan en el privilegio de
una capa cerrada, aislada de la vida social.
Toda la vasta elaboración de Mao Tse-tung sobre la "línea de
masas”, y la derivada consigna que se abran cien flores y compitan cien
escuelas, concebida a raíz de los sucesos de Hungría en 1956, se inspira en
el temor a las distorsiones y poder de esa burocracia.
Excepcional significación reviste, que el propio programa de los
bolcheviques desde 1919 introdujera la expresión "Estado obrero con
deformación burocrática", para referirse al curso del proceso
revolucionario en Rusia. Al respecto Lenin indicaba: "En el programa de
nuestro Partido vemos ya que nuestro Estado es obrero con una
deformación burocrática, hemos tenido que colgarle esa lamentable
etiqueta, ahí tenéis la realidad del periodo de transición” (Lenin. Los
sindicatos en el momento actual y los errores de Trotsky . Obras Completas. T. XXXIII. Ed. La
Habana).
En la obra de los máximos pensadores marxistas, el burocratismo no
aparece, ni identificado a los trabajadores de la administración, ni
banalizado al punto de reducirlo a un simple problema de métodos, malos
hábitos y rutinas oficinescas. Fue examinado como un sistema verticalista
de administración, generador de privilegios, con alto potencial de violencia
por la debilidad social del grupo en el que se sustenta. Por anticipado que
para el marxismo niveles de burocracia – autoridad y subordinación- eran
necesarios e inevitables: …de una parte, cierta autoridad delegada o como
sea, y de otra cierta subordinación, son cosa que independientemente de
toda organización social , se nos imponen con las condiciones materiales
en que producimos y hacemos circular los productos (…) es pues absurdo
hablar del principio de autoridad como de un principio absolutamente
malo, y del principio de autonomía como de un principio absolutamente
bueno” ( Federico Engels. De la Autoridad -1873- T 3º Obras Escogidas. Edto. Progreso).
La Burocracia como problema es otra cosa. La Burocracia
constituye un grupo social privilegiado de funcionarios públicos. El
burocratismo un método; el burocratismo puede prevalecer sin Burocracia,
pero ésta actuará necesariamente con modos burocráticos.
Refiriéndose a las medidas adoptadas por la Comuna de Paris sobre
incompatibilidad en el desempeño de más de un cargo público, sobre el
establecimiento del salario de los funcionarios en un máximo equivalente al
de un obrero cualificado, sobre su obligatoria rotación, revocabilidad y
control social, tal vez el punto más importante en lo que se refiere a la
cuestión del estado (Lenin. El Estado y La revolución).. y la ignorancia que de
todo ello hacía gala una parte importante de la socialdemocracia de la
época, Lenin comentaba: "...precisamente en torno a estos puntos, las ideas
fundamentales de Marx sobre el Estado se ignoran completamente... El
procedimiento consiste en mantener silencio sobre ello, como si fuera un
sencillo fragmento de una anticuada ingenuidad" (obra citada).
En el mismo texto Lenin alude a la deformación bastarda de la
controversia entre el marxismo y el anarquismo. La coincidencia -la lucha
contra la burocracia- no quieren ni verla (…) Marx subraya adrede, para
que no se tergiverse el sentido de la lucha contra el anarquismo, la forma
revolucionaria y transitoria del estado que el proletariado necesita. El
proletariado necesita del estado sólo temporalmente. Por su parte,
Engels en De la Autoridad -1873- consideraba: si los autonomistas se
limitasen a decir que la organización social del porvenir restringirá la
autoridad hasta el límite estricto que la haga inevitable las condiciones de
la producción, podríamos entendernos…exigen que el primer acto de la
revolución social sea la abolición de la autoridad. ¿No han visto nunca
una revolución estos señores?.
Ese silencio al que se refería Lenin, desde luego que no casual, y la
estrábica visión del debate marxismo-anarquismo, que a la postre terminó
imponiéndose con la simpleza del ¡Nosotros reconocemos al estado, los
anarquistas no¡, ocupa, a mi juicio, un lugar central en el desarme
ideológico que sobrevino en el movimiento comunista. Se contaminó uno
de sus principales nutrientes. No en vano afecta tal vez al punto mas
importante de la cuestión del estado.