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7/25/2019 La Risa de Los Dioses
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LA RISA DE LOS DIOS.ES
MAURICE BLANCHOT
-
1.
7/25/2019 La Risa de Los Dioses
2/130
7/25/2019 La Risa de Los Dioses
3/130
9
1
1
Es
muy cierto que
Lascaux nos da
impresin Je
la
maravilla:
esa
belleza subterrnea.
el azar
que
ha
conservado revelado,
la
amplitud
y ext
ensin
de sus
pinturas, que
no estn all
en
estado
de vestigios
o
adornos furtivos,
sino como
una
.prcscncia domina-
dora,
espacio
consagrado
casi
intencionalmente
a la
ostentacin
prodigio de
las cosas
pintadas,
cuyos
primeros espectadores debieron
sentirse nfectsdos,
como
nosotros
con el mismo
asombro ingenuo,
por
su
maravillosa revelacin: lugar desde
el
que arte irradia
cuya
irradiacin
es
de
un
primer destello, primero y,
sin embargo,
cocsumado.
Lo
que nos extraa,
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el
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7/25/2019 La Risa de Los Dioses
4/130
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llo que nos lo hace inmedatamente legble, misterioso colno arte
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ero, no de Jo lejano
nuestra en el arte, en ese poder del arte cuya proximidad n o
s
circunda, tanto ms cuanto se nos escapa.
Si entramos en la cueva de Lascaux, una sensacin reda, que
no tenemos ante las vitrinas donde estn expuestos los prime
ros
restos Je los 'hombres fsiles o sus instrumentos de piedra, nos opri-
me ".Es esa misma sensacin de presencia -de clara y ardorosa pre-
sencia- que nos dan
las
obras maestras
de
todos los tiempos.
P
or
qu esa. sensacin de
presencia? Por
qu, adems
-ingenuamen-
te, admirarnos esas ~nturas? Porque son admirables, pero tambin
porque seran las primeras obras donde el arte surge visible e impe-
tuosamente de la noche, como si tuviramos all, ante nosotros, esa
prueba del primer hombre que buscamos con una curiosidad inex-
plicable y
una infatigable pasin? Por
qu esa necesidad del origen
pero, sobre todo, por qu ese velo de ilusin con el que todo que
es original parece ocultarse, escamoteo burln, esencial, que es
quiz la
verdad vaca
de las
cosas primeras? Por qu el arte, no
obstante, incluso si est comprometido en la misma ilusin, . nos
hace creer que podra exhibir ese enigma, pero tambin zanjarlo?
Por qu, hablando del milagro de Lascaux, Georges Bataille
puede hablar del nacimiento
del
arte?
Hay que decir que
el
libro
que ha tenido ocasin
de
consagra
r
a Lascaux es tan hermoso que nos persuade por la evidencia de
l
o
que muestra 1 . No podemos sirio admitir
la
admiracin y reconocer
la dicha de lo que vemos se nos invita a ver, travs de un texto
que es vigoroso, sabio profundo, pero que, sobre todo, no
ce s a
de estar en comunicacin inspirada con las imgenes de Lascaux,
Me parece que uno de los grandes mritos de este libro es no hacer
violencia a las figuras que, sin embargo, nos arranca de tierra:
t~:atar de esclarecerlas segn la claridad que de ellas emana y que
siempre ser ms evidente que todo, lo que las explicaciones puedan
ofrecernos para aclararlas. Nos conviene saber, ciertamente,
qu
e
ese cortejo,
por momentos
solemne,
por
momentos
exuberante,
de fi-
guras animales que tan pronto se componen como se embrollan,
tien
e
relacin con titos mgicos y
que
esos ritos expresan una
relaci
n
misteriosa
=--relacin
de inters,
de conjuracin,
de
complicidad
casi de amistad- entre los hombres cazadores Ja propagacin del
reino animal. Ceremonias que no conocemos, que Jos especialistas,
no obstante, tratan de inrngi nar evocando Jo que de
civilizacione
s
'
primitivas actuales saben.
He ah interpretaciones vagas, pero serias. Hacen surgir un con-
junto pesado, sombro. [complicado lejano. Pero si el mundo de
Lascaux es un mundo He oscuro salvajismo, de ritos misteriosos e
inaccesibles costumbres, sus pinturas, al contrario, nos sorprenden
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13
2
2
La
palabra transgresin
no
tiene,
sin
duda,
mismo
sentido cu u110
otro
de estos dos
momentos.
Serlan precisos largos desarrollos
para trsrur
de justificar el uso de esa palabra en el primer caso. Pero parece, sin embargo
..
correcto que, si ms tarde hombre en marcha ha dad_o. en rode~rse de ,algu.
nas prohibiciones, es a causa de lo que transgrcsion fortuita babia en
los desvos por Jos que la naturaleza ella misma se ha como excedido y rrans-
gredido desde lejano Dripireco. Por extrao que esto pueda parecer, e.s
quiz siempre de una transgresin inicial corno nace
y
to:na forma fo ,POS
bilidad ulterior de la prohibicin. Al principio, transgredimos, despus to
ruamos conciencia del camino as abierto, estableciendo lmites, defensas, pero
que a menudo nos limitan en puntos muy diferentes: siempre la ley frnn-
queada porque infranqueable
tos de transgresin
esenciales
2 :
uno,
por que el prchornbrc
h;:ce
violencia Jos
naturnlcs, yergue,
se
contra
s,
contra
la m i tu
raleza en
s,
llcgn ;1
ser
un animal amaestrado
por
mismo, se vuelve
entonces
una cosa
poco natural, tan poco n a
tural
como
lo
son las prohibiciones
que limitan
Jo
que
l es en be-
neficio
de lo que
podr
ser.
Esta primera
trnnsgre~in, decisiva,
pare-
ce, sin
embargo,
no
haber
sido
bastante,
como sr Ja separacron del
hombre el animal no fuera suficiente para hacer un hombre
9uc
sea nuestro semejante. Es por ello precisa esta otra transgresin,
transgresin ella misma regulada, limitada, pero abierta como re-
suelta, por la cual, -el tiempo de la difercncia-e-,
fas prohibiciones son violndas, la separacin entre el hombre su
origen es vuelta a poner en
cuestin
de
ll1gun~
forma recnpernd~,
explorada experimentada,
contcto. ptodig.ioso con
toda
la
reali-
dad anterior (y,
desde luego,
realidad
animul
)
y, de ~sta form~,
retorno a la inmens idad pr imera, pero retorno
que es siempre mas
que un retorno,
pues el que vuelve,
incluso
si su mo:1~1~cnto le re~-
tituye
Ja
ilusin
de
abolir
millones
de
aos de sujecion, domesti-
cacin
debilidad toma tambin
conciencia
tumultuosamente
de
este imposible retorno, es consciente
d~
l?s lmit,es ~e la f,ue.rza
nica
que
le
permite destrozar
estos
limites,
no se
pierde
unica-
mente en 'un sueo de existencia total, sino que se a{irnrn como lo
que se aade a esta existencia y, m s secretamente, como In parte
nfima que, a distancia por un juego ambiguo, puc?c volvcrs,c
duea de todo, apropirselo simblicamente o con:umcar con. el
hacindolo
ser.
Es
conciencia de esta
distancia,
afirmada,
abolida
y
glorificada, la sensacin, horroriza.da
y
.alegre, de una comunic~-
cin a
distancia
y, sin
embargo, inmediata, que arte traena
consigo, al ser su afirmacin
sensible,
la evidencia que
ningn
sen-
tido particular puede
alcanzar ni
agotar.
. .
dice Georgcs. Bntaillc,
el
J } .
l
el
J f
como herramientas, ms
tarde
hacen
herramientas
con las cosas,
apartan as
peligrosamente
de Ia naturaleza, destruyen, apren-
den. a conocer destruccin y
J a
muerte y a servirse de ellas.
Es
d
tiempo infinito
durante
el cual el
pre-hombre,
antes de ser
un
hombre, se hace
un trabajador.
Ignoramos,
naturalmente,
qu
sentimiento experiment
cuando,
cracias a esas prodigiosas innovaciones, empez a ocupar un
sitio
;parte
y
a
separarse
del
conjunto
de
las especies v iv ientes.
Nos
in-
dinamos
a
atribuirle no, s qu movimiento de orgullo, de poder,
de crueldad inquietante, pero soberbia. Quiz fuera as en ocasio-
nes. Pero todo indica, sin embargo, que, desde sus primeros pasos
hada la humanidad, hombre ha conservado un recuerdo de
angustia de horror. Tcdo nos impele a pensar que el hombre laten-
se ha sentido siempre
infinitamente
dbil con
respecto
a
todo Jo
q ue
le
volvi
poderoso,
y a
sea que
presienta la carencia
esencial
q ue
es que Je
permite
llegar a
set
una cosa muy
diferente,
ya sea
que,
al hacerse
otra
cosa,
experimente
corno una foltn
todo que le
condujo a hacer defeccin con
respecto a
lo que llamamos
natura-
lcza, Ese vHCo
entre
l comunidad
natural
es lo que
parece
haberle revelado la destruccin Ja
muerte, pero
tambin ha apren-
dido
a
servirse de ese vaco,
no
sin
dolor para
siempre: utilizacin
v ahondamiento de su debilidad para hacerse ms fuerte. Las prohihi-
cienes, de las que Georges Bataille supone que han, desde el origen,
trazado un crculo en torno a las posibilidades humanas -prohibi-
ciones sexuales, prohibiciones sobre la muerte, el asesinato-, per~
maneceran como diques para
impedir
al ser que avanza
fuera de
mismo volver hacia
atrs,
para obligarle a
perseverar
en el camino
peligroso, incierto, casi sin salida,
para proteger,
en fin,
todas
las
formas de
actividad
penosas
contra natura que
han acabado
por
tornar forma en el
trabajo
gracias a l.
Llenarnos as
a ese
antiguo
hombre
de
Neanderrhal
del que
sabernos que no procedemos directamente al que, segn la hip-
tesis plausible, habramos destruido. Es un ser del que se habla
sin ternura, gran trabajador, sin embargo, maestro en tiles armas,
quiz organizador de talleres, conocedor respetuoso de la muerte,
rodeado, pues, probablemente de oscuras dcfensaas P
7/25/2019 La Risa de Los Dioses
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15
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pe rep
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nte a la luz de fas
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rchas , af irnuin
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d?sc
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on una autoridad de
e
v
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den ci a
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e incluso se ntimos, que
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r
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lor
ea, em ba
durna
y,
a
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a
no c omo en esa figura de Brass er npouy , y a extraamente
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e
n ci erto sentido, muy ben
inform
ados sobre los p
ri
meros mo
vi mient
os de act
i
v
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ad art
s
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s
e
s
o
so
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l que in
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e
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ara
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y
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co m
paero hum
a
no (si es cierto que
el
.
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ho
mbre ) delimita
con sorp
res
a , con temor con el deseo de darles
m
s
visi
blem
e
nte
e
l.
c~ n
torno mistcri~so que all de
s
cubre
Otras, co
m
o Leonardo de
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ombr
e , m ira l
a
s pie
dr
as las paredes, reconoce
a
ll m an-
c
has que son figuras que u na lig
e
ra m odifi
ca
cin hace aparecer
el 1 1 1 r1crte
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no
se que de di choso, de fu
ert
e
y ,
si n emb
ar g
o, de des conce rtante en
este pensa1~1~nto
:
que ~ ] hombre no l l
e
ga ;1 ser un hombre por todo
l e ?
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r~r~
de pro
piam
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oder _ d~ parec~r romperl
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7/130
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ha
hecho notar que
l
os coniicn:i;os se nos
e . enpan que si no
co
n" . nuu':" u.n comienao es "'
"
de una ley p;ufunda de Pmpec10 de J.,. porrionea m a fr
gil.,
-o,
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'
volumi
n
o,.,_ de un
d
eMnollo, c
uo/guic
r, que
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civiliza ci
n,
Jo , emb
eionc, no
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osilizon
,
H
ay una fo
g
un., como ai
mige
n
,
lejos de most,,e,e
expeca,
u
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iempl'c vcfodo y
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s
icmJ>r
e ms
sqmado a
lejado, o sea,
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omo
origiirnum
e
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Nunca oh
""vueemos f o
fuen
te, nunca el beote, sino nirn meme Jo gue
es
e
fuero del munamial, fuente t> amformada en )., ten
l
idad exterio,
a
. s f
miacia fa ' a Jmdido cH m pJfr ac ms que estando ya
cumplido y
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fate ej i,mo clectiv nmentc es un e .pejism-'-- es c
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a,
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en un
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ci a
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m
p
o, adefonta todo que ha
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do; es /
nun
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cumplida
d
e antem
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juvent
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d de que cm
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zar. N
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pcc'tni
te establecer que me co
mien
c
e n]
m ia
mo
tienip
o que
el lmmb r e
apneece; todo indica m,
bien un deaajuste sig
n
ificntivo de tiempo,
l
o' q
ue
'
giercn
Jo
,
p;imeroa grand, '' momento,
del
act
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ea g"e d hombee no tiene
cortoc to con su comienzo, no ea
afi
nn
o
cin de l
e,ptea
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n de su propio novedad ms que c
uaod
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me
.
l
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. . . e
n
ex
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erior del set como
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uede comportarse en
e
mtenord
Y exigencia tiene
p
oco
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1
l .
ra
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algn mo o a
un
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""""'" 'e '""
,.
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lodn (sin que se
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que ver
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m m llntenteomeu e ' cen ' empre a la voz y que,
van
neces:wiatncnte
Jlllnt
a
st , qucc~~o11
)arce~
q~1 suceder
m
s
tarde
a veces
folta "' -e. " e ja
a]
~n el ;;eoHtlco;
de,.podci
n tonto mas ocl.g;o~ a cuanto que
.
e .
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7/25/2019 La Risa de Los Dioses
8/130
19
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si
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e quiere que se admire
tambn admi
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e
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sagrada ), sino en este
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rito
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c
epci
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l:
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l
os pen-
s am
ientos
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que
tienden, seg
n sus propias exigencias, a un
enf
o-
qu
e important
e y
ge
neral del ar
t
e
e
n s
u dilogo arrie
sg
ado con las
obras, con las imgene
s
a las que acompa an, logr
an
, sin p
erd
er
su v alor expl
ic
ativo,
ilu
mi
na
rse con una luz que no es puramente
in
tele
ctual, d
es
lizar
se
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s q
u m
s
a
bierto que
su sentido,
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ea
li
z
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ell
a
s
mi
sm
a
s par
a
n
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otros
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e
s
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os
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st
in
ados
a comprenderlas-, u na expe
r
ie
nc
ia que i
m
i
ta la
del
arte antes
que dar cuenta
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e ella. De es te modo : las ideas se
co
nvierten en
temas
,
motivos, su desar
ro
llo poco cohere
nte
del que uno
s
e
q
ueja e
xpre
s a,
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rario,
s
u
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en ms
verda
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s organi
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zarse
poner
se a
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la
historia
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vi
-
mie
nto
cu
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,
cuyo vagabundeo apar
en
te nos vuelve
s
en
-
sibles
la
sucesin h is trica de las obras y
s
u prese
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a
s
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n el Mu
se
o donde la
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l
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ando seala que gracias a
pro
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nuestr
os conocimientos,
com
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ultado
tambin d
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ci n -::--pe
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tambin por razones ms
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-c-,, J os artistas
,
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disponen por
vez
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s
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tic
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n ir muy cerc
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s
qu e del pre
s
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riba: Las. o
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s
pecie de ubicuidad. Su presencia inmediata o su re
s
- .
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tucin a cada poca obed
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llam
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nicamente
en s mism as s ino po
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en
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de ha
y
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gu
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...
Y conclua: Hay que e
sperar
que
tan
gra nde
s
novedades tra nsfor-
m
cn toda tcnica de las artes, acten por ende sobre
l
a inven ci n
misma
lleguen quiz h
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ta a mod
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car ma ravi
llosam
ente la noci n
mism
a del a
rte.
M
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villosa
me
nte,
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se resi
s
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a
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maravilla
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no
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fo
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con cienci a de un semisueo
..
Del
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ismo modo.
que
no acepta
b
a co n
gusto la historia, no amaba los muscos: a los qu e Malraux
l l
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de
la naturaleza
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el
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emplo
y
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n, la escu ela
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io:
en
esas casas de la inco
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igero, no i
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M
al
raux no
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lo insiste,
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hace del
M
useo una categora nuev~, u na e
s
pecie de domi
n
io que
e
n Ja
poca a
q
u e hemos llegado, es a la vez el objetivo de h is
-
toria, tal como se expresa se realiza po ~ el arte su
pri
nci pal con
quista, su manifestacin pero ms
a
n:' 1 : 1
co
nciencia rn ismn del
art
e, fo
ve
rdad de su creaci n artsticn el punto i
de
a l don de
st
a
,
al mism
o tiempo.
que
se
realiza en
una
o
bra,
cita
ll
am a
transf
orma
. ..
18
A vetes hay quien lamenta
1
Lb .
no
h. '
que.b"ds
ros de Ma1rnux
sobre
la
rosa: se ~es
encuentra oscu;:,n~e~t J
o una o~denacin ms r.
i
gu-
algo ms' que claro brillant' su . lenguae, que es claro
mismo, nl final de ~us en's e-, ~rno en su desarroHo. Ma1rflux
ms slida .. Quiz-'
M
I
.
ayos, p.1rese
deseades una compo
sic
n
, a
a
raux tenga
razon
p
.:
1
ente
estn
e ~ 1
un
error.
Es cierro ' ern. su,s ectores segura-
l :~cnen
sus:
capnchos,
son rpidas
re
q~c _las 1de,1s ,que
dcsatr
olla
f111; desaparecen y vuelven.. ' pen tmafs' y despues perduran sin
J como con 'recuenci a
ormu as que es agradan creen def
.
. , se a irman en
les
basta. Pero
movirni~nto
l n ube
elfos, Y esta
real i? .aci
n
felicidad; la gloria
de
una n~ue . f , a a n l ona, las
vuelve
a llam
ar;
mismas
1
;; cva
ornm
a, las
atrae fuera de
ellas
Ese ffi()Virrdento -ese aparnte desorde ; .
.
uno de los. lados atrayentes de ~stos
ni
e~, con seguridad,
con elfo
su
coherenc1a
de 1 ros. as ideas
no
pierde
n
.
'
que escapan
'
bi d
trad1cciones,
aunque
esas
contr d'.
. ,
es mas ten e sus con-
de
mantenerlas
vivas
Hay qu
e a_ c d , ~tones no c e s a n de
animarlas,
aria ir: no son del d id
aqu no
estran
en
su
sitio Al
.
h
, .
..
o o
1
eas,
que
Se debe siempre pedir di
J
guien a escrito --quiz Valry~
excusa es r i g o r
e l que
s h u 6 }
5
lr h~hlar
Je pintura.
S;
tiene, sin
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n~cesidad
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l1bro
que
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pintura
,
J
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' una o
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M
1
esta en a pasin que prof. l e a raux no
1
d
.
.
.
.
,
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. .
en a a m1rac1n extr',1ordinaria de 1 b siquiera
.
r , 1 :
.n que
.e
1nce encf1ciarse (pues
:
Este texto fue escrito en
1950
d . , .
volumcncs. de ~a talan o llJ)al'cc16
.el,
ltimo de tres
Albert. Skira, en una vcrs6n ue como los public,
pattir
de 19 47
dcm~]cmentc G'sJrtar~dc,. Malr~,ux ha modificado
c o ns
:
iuncr1cana). \ a
1
m 1 1 1
, cspaiola en Ed.
1
1
__
EL MUSEO, EL ARTE EL TIEMPO
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7/25/2019 La Risa de Los Dioses
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ponindolas
en relacin con esa
obra ltima que
no
siempre las recusa, sino cuando menos las ilumina de
una fo
rm
a
diferente, las incita
a una metamo
rfosis nueva
a
la cual ella
mi
sma
no escapa.
Para recordarlo
ms
rpidamente;
el
representa,
ante
todo,
este
hecho: que
nosotros
conocemos
todas
las artes de todas fas civilizaciones
que
se
han entregado a
las
artes. Que las conocemos
prctica
y cmodamente,
no
con un sa
ber
que no pertenecera ms que
a
algunos, sino de
una
man
e
ra
real, viva y universal (las
reproducciones). Que, finalmente, este
conocimiento tiene sus caracteres singulares: es
histrico,
es de
una
historia,
de
un conjunto
de
historias
que admitimos y
aceptamos si
n
someterlas a valores
diferentes
de su
propio pasado,
pero, al
mi
s
m
o
tiempo, no. es hist:dco, no se preocupa
por verdad objetiva ,
ms
el
arte, parece, es esta ficcin .
Se producen
otros resultados
ms
importantes:
hay
que aadir
an
que
esos
resultados
no son efectos
durmientes
e
inanimados, si
no
la verdad
del Musco, el
sentido
activo
que
le ha
permitido elab
o-
rarse, al mismo
tiempo que
el
arte
se
vinculaba
ms
conscie
n-
temente
consigo mismo, con
la libertad de
su
propio descubrimien-
to. El Museo avuda
a
la
contest
acin que anima
toda
cnltmi
Fsto
no es
inmediatamente dato,
en
tanto que el
Museo,
incomplet
o,
glorifica
un
solo
arte,
ve en l
no un arte
sino la perfeccin y
certeza. Asf,
el arte
griego,
arte
del Renacimiento son
testigos
con
los que el
artista puede
rivalizar,
pero
incluso si los iguala,
no l
os
acerca a
S\l
tiempo; se consagra l mismo,
toma
posicin
fuera
del .
ticmno, a
su lado.
Por
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no
hay ms Museo
que el uni -
versal. Entonces el
todo
est
dicho, todo
es
visible, sinnifi
ca
que
lo admirable
est
en todas
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es
precisamente
ese
todo qu
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no triunfa
ms que cuando Jo
incontestable
ha
desaparecido
y
l
o
eterno
ha finalizado.
En
cambio, en
cuanto el Musco
comienza
a
1
7/25/2019 La Risa de Los Dioses
10/130
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-
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,
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arte
que,
por
vez primera, las
revel
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mismas,
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Quiz vaymos un poco ms lejos de lo que las
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Malraux nos
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sobre todo, negativa:
pintura ya no imita, ya no ima
gina
ya no trans
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, no sirve ya
a valores que le son aje n
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s
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Sin duda
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s qu iz un cometa cuyo p
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s
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heredero
s .
de l
a
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a
toda y, lo aadimos nosotro
s
, m s que herederos, creadores y con-
quis
rn
dores de todas las obras posibles
,
ellas mismas dependen a S\J
vez
de
e
s
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conquista
d
e
esta
crea
cin.
,
Esta
dep
e
ndenci
a
no es
de una causalidad a s ecas, sino una dialctica a la
que
Malrail x
el
nombre,
quiz in
s
nficiente
m
entc
riguroso
o evocador en demas a ,
de metam
o
rfo
s is .
El arte hay que -
nte
ndet por arte co n
-
junto de las
obr
a
s
y lo que hace que cada una sea
obr
a- .cs
po
r
esencia inqui
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d
mov
i
miento
El
Mu
s co
n
o est de ningn modo
con
s
tituido por
s
upervivencias inmutables muertos eternos . Las
estatuas se
mue
ven, lo
s
abemo
s
,
del mismo modo que
Bau
d
clare
s
e
horrorizaba al
v
er
las
imgenes
ir
reafos
sometidas
a. un
so
rpren
dente
devenir.
A cada obra decisiva, todas las dems s e
e
stremecen
y algunas sucumben
,
muerte que es res urreccin para maana Y . este
movimiento es, en aparienciii
infinito
, .,ptics
s
i, como lo dijo Schi.ller,
l
o que debe v
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vir in
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rtalmente en ca
nto d
ebe en
la
v ida
pe
-
recer
lo que
esta inmortalidad mantiene, so
s
tiene soporta es
esa muerte misma, hecha trabajo ne
g
acin creado
r
a. Al trmino
de sus tres libros Malra
u
x e
s
cribe: - una voluntad
de exceder,
de transformar el arte y el estilo por
los
que el
joven creador se
ha
encontrado un
da
introducido
en
el
Museo, as,
vuelto
libre,
pero,
sin embargo,
prisionero de
sus maestros.
Encontrar,
describir
esos
esquemas,
es
reconstruir la trayectoria,
los
descubrimientos,
las
metamorfosis, en
una palabra,
la experiencia especfica que no tiene
sentido
sino en las obras
y que
se
traiciona lo
menos
posible -pero
se la traiciona todava- describindola
bajo su aspecto
rns
con-
creto
ms tcnico. Las pginas ms convincentes
que
Malraux
haya escrito
muestran,
en
trminos extremadamente
evocadores y,
sin embargo,
precisos, lo
que
ha
podido ser itinerario
del Greco
a
partir de
Venecia, del
Tintorctto
a
partir tambin
de Venecia,
de La Tour
a
partir
de Caravaggio, de
Gaya
partir
de s mismo,
de
ese
otro artista que hasta
los
cuarenta
aos no se llamaba Goya
ms
que sin saberlo
l. Y, para
volver
al Greco,
no
son las pginas
emocionantes
sobre
Toledo,
sobre Ja
soledad, sobre
el
sombro
cre-
p
scul
o
con
que
el artista
circunda
su
propia visin lo
que nos
acercara a e
s
a maes
tra
s ino
todo
aquell
o que
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ace sensib es
punto centra
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s
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esc
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puede
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a
s
:
m anten
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traza do barroco del movimien
to
desq uiciamiento
d
e todos los rasgos
- s
uprimiendo aquello
de
lo que nac i: la
b
s -
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la
profundidad (la le jana).
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bl
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de la
v
s
i
n de
un artista , Esta antipata de vocabu lario es notable. Lo mism o que
excluye enrgicamente del arte la id ea de represe ntacin, par ece
excluir de gnes is artstica Ja nocin de imagen Ello es hasta
cie
rt
o
punt
o lgico
(
se
pued
e decir que la
pintur
a es una
lu
cha para
esca
par Ja v is
i
n), en todo caso la con secu e
n
cia de frmulas
que l suele repetir:
esta proscripci n de Ja v i
si
n
vale tambn para Ja visin imaginaria para Ja ficc in interior, para
todo Jo qu e podra reducir pintura a expresin p
as
iva , su bi e-
tiva , de s eme
j
anza aunque fuera Ja de una forma inv isible . En
s u s tres libros, Ma
ur
aux dedica una frase al surrea li
s
mo ms
posible buscar, a travs del arte moderno, el sentido de Ja pregunta
cuya respuesta son todas las artes por qu esta respuesta es igual-
mente vlida decisiva. Es el problema de la creacin artstica, al
que Malraux ha consagrado segundo de sus libros -aqul que
cabe preferir-, donde las civilizaciones se hacen obra, donde las
obras se componen y se realizan segn secreto de su propio resul-
tado que ellas nos vuelven sensible como por transparencia y como
si esta transparencia fuera precisamente su secreto.
Esta
impresin,
es cierto, no es sino Ja felicidad de un instante, lo que diremos
de ella, es m s bien la desgracia que sigue, la oscuridad que se
vuelve a cerrar sobre ese da rpido, pues el arte, convertido en
problema, es tambin
un tormento infinito.
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'
1
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12/130
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que preferimos
s
on obras que, como las nues tras
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ndo diferente
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. Per
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obliga d
os a
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ueda plstica
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bsqueda de un estilo lo que ha provocad o es as obras or ejem
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plo, las del estilo 'bizantino
,
por coger las ms conocidas-e-
y
esa
repulsa de
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n
u
so poco rig
uro
so, la
~ran
scendencia, to~o
Jo
que excede, niega, destruye y amen
a
za
el c on1~nto de las relacio-
nes es table
s
, aco modadas, razonablemente
e
stablec idas preocupadas
por d
ur
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,
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os esos p
od
eres, ya sean
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o impuros,
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amin
o lo recl aman. Los dioses
ll
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ser as
,
en la mayor parte del
M
usco
,
la
ilusin sotprendentc que
ha permitido al artista, al consagrn~s~
su
culto
co '
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E
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sible de su verdad propia aunque no mani
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iesta. En es te sentido
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o luto. Hay ah r-iara
arte moderno para la esttica de Malraux un moin~nto capital
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aparece r anta o o ms precisam ente, proponer al arte c.?mo e l ,Iug~r
arriesgado -el vaco- en que s te poda volverse due o de si mis
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s
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a -pues cae de su peso que Malraux se sirve de los t r-
1 ; 1 mi~os
se
g~n su gus to, qu_e es aut
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esta desconfianza para pala.
' 1 bra v 1 s ~ ~ :Y para lo imagmano, tiende
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7/25/2019 La Risa de Los Dioses
13/130
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~~~:.,-~:-ha~f~n-~p~ecid~,
cambia. El Museo pareca ser
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para
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el ~rte en t.~~to que ~rbertad de la historia, expresin de una du-
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es~c~16ca (sob~c la cua.I nos quedara por interrogarnos),
nrnmfestac16n de un tiempo v que ilustr 1 id d
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