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La répétition en el cine
Desplazamiento y liberación de la obra
Elisenda Díaz Garcés
Professor/a: Fran Benavente
Nom de l’assignatura, trimestre, any: Historia Crítica de las
Metodologías de Investigación en el Cine y el Audiovisual. II
Trimestre, 2018.
Facultat de Comunicació
Universitat Pompeu Fabra
Resum / Resumen:
Este estudio se propone explorar las posibilidades que contiene el ensayar una imagen,
una obra. En las representaciones cinematográficas del proceso creativo, al consistir en
un constante repetir, retomar, probar y variar, construyen obras abiertas, œuvres en train
de se faire, que no llegan a clausurarse nunca. Esta apertura libera los significantes,
relativizan los sentidos. Cuando vemos una imagen y luego la volvemos a ver, el
espectador despierta y empieza a jugar con la obra.
Paraules clau / Palabras clave:
Ensayo, repetición, proceso de creación, filmar el tiempo presente, eterno retorno, toma,
actuar-jugar.
Abstract:
This study wants to explore the possibilities of testing images. In the cinematographic
representations of the creative process takes place repetitions, variations, tests, retaking,
trying out; this rehearsal’s experience provides an aperture of the piece, in this present
time continuous of the art proceed the piece never concludes. The sense is relative, the
significant released. When the spectator sees one time and another the same image,
wakes up and start playing, testing, with the piece.
Keywords:
Rehearsal, repetition, creative process, to film the present time, eternal return, take, to
play-act.
Índice
La répétition en el cine 1
Marco teórico 18
Estado de la cuestión 21
Bibliografía 22
Filmografía 25
1
“Al destino le agradan las repeticiones”
Jorge Luis Borges La trama
“…destruyó de nuevo, al empezar a corregirlo y volver a corregirlo una vez y otra, aniquilándolo en
definitiva y finalmente aquí, en la buhardilla de los Höller, después de la muerte de su hermana, aniquiló
mediante su corrección incesante, como él creía, corrigió a muerte, aniquilándolo así, como él creía,
pero como yo sé y como he comprobado ahora en el poquísimo tiempo que he estado en la buhardilla de
los Höller, no lo aniquiló con la más despiadada y, por ello, la más completa de las correcciones, sino
que lo convirtió en un estudio totalmente nuevo, corrigió su estudio no como creía hasta aniquilar ese
estudio, sino hasta que surgió un nuevo estudio.”
Thomas Bernhard: Corrección
Una noche, un grupo de burgueses festivos quedaron encerrados en una habitación de
una casa lujosa. Probaron de todas las maneras perforar las paredes, intentaron
desesperadamente tender cuerdas al exterior, ensayaron las distintas variaciones de
cruzar los umbrales. No podían resolver el rompecabezas, vagaron por los infiernos y el
tiempo dejó de existir para ellos. Hasta que llegó el día en que intentaron recordar el
momento en que cayeron presos de ese hechizo. Una de ellos reunió las últimas
esperanzas para volver a disponer la escena como en aquel fatídico momento. Todos
repitieron las mismas palabras, los mismos movimientos, los mismos gestos. La prisión
se convirtió en escenario, nosotros, al otro lado del umbral, nos dimos cuenta de ser el
público (Figura 1). La puerta del Hades tan sólo podía abrirse en el retorno al instante
esta vez diferido, en la repetición de lo mismo tras la experiencia de los límites. Buñuel
estaba invocando el poder de la repetición.
Figura 1: El ángel exterminador
2
En el acto de repetir, tal como se abría el espacio de la sala, se abre el cuerpo de la
imagen, el cuerpo de la obra. A. Kiarostami abre el instante de los jóvenes casados de Y
la vida continúa (1992) para detenerse en él y ensayar sus posibles existencias, explorar
toda su potencialidad. A través de los olivos (1994) despliega cómo un deseo puede
darse en el reverso de una imagen, entre los hilos que tejen una obra, y lo hace
explorando el rodaje y las tomas de la anterior película. Es en este espacio liminar
dónde el amor jugará sus tentativas: entre toma y toma, Hossein intenta acercarse a
Tahereh. La estrategia del deseo se impondrá a la obra, la persona pisará al personaje, la
voz de la vida se elevará por encima de la ficción; equivocándose, provocando la
repetición de las tomas, prolongando así los momentos de seducción posibilitados solo
por el ensayo. Hay además, por parte de los actores, una fidelidad a lo real que entra en
confrontación con la voluntad creativa del director, quien a su vez antepone la
modulación ficcional e ideal de ésta. Por ejemplo, Hossein no quiere exagerar el número
de muertos que ha habido en su familia debido al terremoto (Fig.2 A, B); Tahereh no
quiere llamar a Hossein por “señor Hossein” porque sólo se le puede llamar señor a un
hombre cuando ya se ha contraído matrimonio (Fig.2 C, D).
Figura 2: A través de los olivos
Es en este ejercicio de la variación que “la répétition tend à transformer la nature même
de l'œuvre, pour en faire un ensemble inachevé de possibles.”1. La repetición como
1 Campan, Véronique : Le geste de se reprendre ou la répétition comme méthode dans le cinéma d’Abbas
Kiarostami. Pag. 209.
3
apertura constituye así un atentado a la obra terminada, completa y cerrada en sí misma,
revelando su carácter estéril.
J.L. Godard expresó explícitamente la intención de no permitir al espectador de One
plus one (1968) escuchar la totalidad de la canción Sympathy for the devil. A lo largo de
la película asistimos a su proceso de gestación y repetidas veces vemos cómo los
músicos fallan, retoman, vuelven a empezar. Es exactamente el efecto del ritornello,
como comenta S. Daniellou a propósito del Bolero de Ravel: “dès sa première
manifestation, elle est déjà, de façon éminemment paradoxale, une répétition, mais de
quelque chose qui n'a jamais été énoncé.”2 J.L. Godard, filmando a The Rolling Stones
en plena laboriosidad, nos descubre que no hay musa, no hay magia; sino que hay un
trabajo artesanal, basado en la variación-repetición; proceso que se revela como el único
posible por el cual alcanzar una breve expresión de lo insólito, lo único, de algo vivo.
Este aspecto es el que nos resulta familiar, a nosotros espectadores, desde la primera
nota, es el ritmo que tenemos en el pecho y al que Godard apela en el vaivén que se crea
entre la interrupción y la repetición. De la misma manera, en los ensayos musicales de
Ne change rien (2009), se nos niega la canción en su calidad de obra terminada, para
privilegiar la entrada en la melodía circular. El espectador ya dentro del imperio del
bucle, re-siente en su interior la totalidad así componiéndola y recomponiéndola de
manera activa. Gracias a estos ritmos troceados y repetidos del ensayo, la tarea del
espectador empieza a semejarse a la del creador: “La repetición no modifica nada en el
objeto que se repite, pero cambia algo en el espíritu que lo contempla.”3
2 Daniellou, Simon : L’enfance de l’art : la création musicale dans le cinéma de Jean-Luc Godard. Pag. 258 3 Deleuze, Gilles: Diferencia y repetición. Amorrortu ediciones: Buenos Aires, 2002. Pag.119
4
Figura 3: Ne change rien
La canción que se reproduce de principio a fin se convierte en un objeto cerrado,
exhaustivo y comprensible; para Godard sería la imagen-cliché, una re-producción,
lejana a lo único, cercana a lo reemplazable. Capturar el instante de creación, el
continuo proceso en train de se faire de una melodía, es una apuesta que nos acerca a la
calidad del lenguaje lírico, en el cual cada palabra, como cada nota, es única e
insustituible pero puede ser repetida sólo en tanto que el movimiento de la repetición es:
“una conducta necesaria y fundamentada con respecto a lo que no puede ser remplazado
(…) concierne a una singularidad no intercambiable, insustituible.”4 Es de esta manera,
negando la reproducción y haciendo primordial el instante del presente continuo de la
producción, como la obra se abre a lo único, y así se libera.
Abandonamos la línea recta para someternos a la lógica del círculo, del vaivén, del
retorno. Tal como Deleuze lee el eterno retorno nitzscheano el devenir de la historia es
la repetición de esta diferencia: “el ser es el volver de la diferencia”5. La repetición,
opuesta a la dialéctica, invoca otro tipo de desarrollo; su movimiento es el de diferir, es
un desplazarse que sólo se da por una contracción de los instantes: “no se constituye
más que en la síntesis originaria que apunta a la repetición de los instantes. Esta síntesis
contrae los instantes sucesivos independientemente los unos en los otros. Constituye así
el presente viviente.”6 Cuando repetimos, cuando una obra se ensaya, se hace siempre
como la primera y única vez pero sólo a partir de la experiencia recién vivida.
Cuando un bailarín de Pina Bausch repite los movimientos de la secuencia coreográfica,
cada vez está volviendo a empezar de nuevo, como si fuera la primera vez. Y es sólo
por haber efectuado los pasos previos que se entra en la vivencia circular de la creación,
lugar desde el cual se puede dar la apertura, lo insólito. Cuando Harun Farocki se
4 Deleuze, Gilles. Op. Cit., Pag.21. 5 Foucault, Michel: Theatrum philosophicum. Barcelona: Anagrama, 1981. Pag. 35. 6 Deleuze, Gilles. Op. Cit., Pag.120.
5
propone filmar a la pareja Straub-Huillet en su tarea pretende capturar esta insistencia
en la repetición. En la película se encarna el trabajo artesanal que también los anteriores
cineastas querían revelar; este detenerse en el trabajo y mostrar la pesadez, la lentitud, la
precisión que rigen esta búsqueda, constituye una apuesta por revelar el negativo de la
imagen. Además, vemos en Jean-Marie Straub un afán por repetir aunque ya esté bien
(Fig. 4: C, D): “Otra vez. Todavía quedan 20 metros.” (24’27’’). Es esta voluntad por
llevar al límite la potencialidad de la repetición y el estado que esta provoca. A base de
repetir y repetir se logra entrar en este estado espiral que, para la pareja Straub-Huillet,
lleva al actor lejos de la interpretación de un papel y le acerca a la recitación: al dar
cuerpo y voz a un texto. En especial Jean-Marie Straub señala este momento como el
momento en el que parece que el actor se haya olvidado del texto: “C'est juste le vertige
qu'on a quand ça commence à s'installer. Tu es comme un danseur de corde qui ne sait
pas encore ce qu'il fait, mais qui a quand même bien dansé.”7 Esta búsqueda del “punto
estratégico”8, de la entonación y el gesto exacto (Fig. 4: A, B), se alcanza cuando, tras
las múltiples repeticiones, el actor encarna el texto tal como el texto ya ha poseído al
actor, hasta el punto de olvidarse: (la danza más electrizante) “es la que pierde la
memoria para repetirse más y mejor”9. La repetición es la puerta de acceso a la
vorágine; una vez dentro del remolino se posibilita la vivencia única de fusión y
diferenciación, de lo mismo y lo otro, de tiempos, cuerpos y voces.
7 Fiant, Antony : Le vertige du danseur de corde. Pag. 88. 8 Fiant, Antony : Op. Cit. Pag.84.
9 Fratini, Roberto: Diferentes y repetidores. http://salakino.org/publicaciones/diferentes-y-repetidores/
6
Figura 4: Jean Marie Straub und Danièle Huillet bei der Arbeit an einem Film nach Franz Kafkas Romanfragment
Como las voces de Hossein y su personaje que se imbrican hasta confundirse, en una
superposición infinita y recíproca, el ensayo solapa la vida y la ficción. Esta
estratificación es la que compone el presente directo y continuo atravesando como una
lanza los estratos de la experiencia. En Synecdoche New York (2008) también es debido
a la obsesión del director-protagonista por la búsqueda de la identidad entre vida y obra
que se logra superar estos límites: los actores parecen saber tanto o más de las personas
“reales” que interpretan que ellas mismas; y estas “personas” en sus acciones presentes
vislumbran los ensayos futuros así anteponiéndose a ellos por consideración a la imagen
de su personaje y también a la obra total. Es interesante recordar que “persona” remite a
prosopon en griego, palabra que servía para denominar las máscaras que usaban los
actores en el teatro antiguo, para anteponerla y así no confundir su propio rostro con el
de su personaje. Este vaivén de la repetición no nos permite tocar fondo; en el bucle no
hay fin, no hay punto de revelación. El movimiento de la diferenciación; “es realmente
lo que se disfraza al constituirse, lo que no se constituye más que disfrazándose. No se
halla debajo de las máscaras: se forma de una máscara a otra.”10
Los actores de J. Rivette escenifican también esta transfusión de verdades a través de las
máscaras. Cuando ensayan en los escenarios de gradas fantasmagóricas van desgajando
máscaras que se revelan más verdaderas que lo que se nos presenta como real. Cuando
las compañías teatrales que aparecen en varias de sus películas ensayan, se establece
una relación particular entre el texto, el papel, y el actor: “Se trata de tomar el texto para
hacer de la vida una mentira que el actor pueda adoptar como verdadera, para convertir
la máscara del actor en el único rostro revelador del personaje”11
Tal como en Sueño de
una noche de verano el bosque queda impregnado por la fatalidad de la obra de Píramo
y Tisbe que el grupo teatral está ensayando y que afectará a los amantes que querrán
reunirse allí para escapar; en L’amour fou (1969), Claire, al abandonar su papel de
Hermione en la obra de Adrómaca, se impregnará de los celos de su personaje; mientras
que otra joven de la compañía, Marta, al tomar su papel, empezará a aproximarse a
Sébastien naciendo así una especie de triangulación del amor que se halla entre lo real y
la ficción. De la misma manera, en el fluir de Sébastien de metteur en scène a actor,
10 Fratini, Roberto, Op. Cit. 11 Vilaró Moncasí, Arnau: La caricia del cine. La invención figurativa de la Nouvelle Vague. Santander: Shangrila,
2017. Pag. 97.
7
representado el personaje de Pyrrhus en su misma obra, y siempre ambas funciones de
su propia vida y del matrimonio con Claire, va a representar la forma en que los mitos
insuflan la vida. “Los actores (de Rivette) funcionan siempre como una máscara, un
portavoz o un representante (…) Algunos actores parecen poseer algo del personaje
anterior. (…) las máscaras, en realidad, revelan más de lo que esconden.”12
Figura 5: L’amour fou
“De esta forma: “Bajo el presente se encuentra el pasado; sobre el teatro, la vida o su
revés”13
. La vida se cuela en el teatro, el actor está atravesado por todas las máscaras
que ha interpretado –que ha jugado-; las experiencias “ficcionales, teatrales” han
impregnado su persona, unidad de lo múltiple, contracción de los tiempos. En L’amour
fou, tras haber estado dos días actuando-jugando su amor, encerrados en casa, Claire
anuncia: “Je suis fatiguée. On a trop joué. J’en ai assez.” El amor que ha ido ensayando
sus posibilidades, en ese encierro, lejos del escenario de Andrómaca, en un intento de
salvarse, finalmente perece. Claire se va, escapa del amor y de su espiral de repetición,
Sébastien se queda en casa, encerrado, repitiendo una y otra vez las cintas que Claire
había grabado, en un intento por retenerla.
Otro amor desdoblado que ensaya sus posibilidades se da en In the mood for love
(2000). La Sra. Chan y el Sr. Chow, al saberse engañados por sus respectivas parejas,
deciden ensayar la relación adúltera que éstos mantienen entre sí. La manera de superar
la burla y de aproximarse a la pareja –la propia-, se consigue adoptando el papel del
amante para así recrear e inventar cómo este amor adúltero empezó (31’). En este juego
se filtra un deseo que les hace tender hacia el otro (el vecino o vecina) y, al mismo
tiempo, les devuelve hacia el mismo (el marido o esposa). “Chaque étape de leur
aventure devient l’occasion de jouer une scène (…) qui est envisagée sous plusieurs
12 Algarín Navarro, F.: Escenas de una vida paralela: las películas fantasma de Jacques Rivette. Sevilla: Athenaica,
2015. Pag. 34. 13 Algarín Navarro, F. Op. Cit. Pag. 31.
8
angles, selon les règles d’un jeu, où, simulant tour à tour l’amant et le mari, la maîtresse
et l’épouse, chacun renonce à toute existence et identité stable. ”14
La calidad de ensayo,
posibilitada por este desplazamiento y flujo entre identidades, explora el deseo naciente
hacia el amante y hace florecer sentimientos, de dolor y pasión, verdaderos de la
máscara.
Confundidos los límites de lo real y la ficción, una vez dentro del estado del bucle
vertiginoso, ¿cuál es este motor de la repetición?
Figura 6: Viola
Como en A través de los olivos, provocar la repetición sirve al deseo de acercarse al
otro. Usando la máscara del personaje, equivocándose a propósito, Hossein intenta entre
toma y toma realizar su deseo por Tahereh. En Viola (2012) vemos cómo los versos de
Shakespeare son conducidos por la mirada del deseo; en la primera secuencia, la mirada
14 Campan, Véronique: Filmer la répétition : approche d'un cinéma en négatif en La littérature dépliée: reprise,
répétition, reécriture. Rennes : PUR, 2008. Pag. 287.
9
se dirige fuera del escenario -a un hombre del público que está mirando a la actriz- y en
el ensayo improvisado en casa de Sabrina, la mirada de los personajes ya se ha
encarnado en las jóvenes. “The ways that actor's viewpoints on desire repeat and reflect
their character's viewpoints blur the line between the social sphere and the theatrical
sphere.”15
En este ensayo íntimo surge algo inaudito, como si los versos se hubieran encallado en
el deseo, en un deseo de no terminar nunca, de no salir de la espiral de la repetición, este
deseo las obliga a repetir las frases con las que más se acercan la una a la otra. Incluso
las interrupciones del exterior, tan comunes en las obras de Shakespeare, que intentan
expulsarlas del bucle del ensayo no impiden, por tanto, que el deseo no deje de fluir en
el círculo de la repetición. El deseo domina aquí a la repetición, imponiendo siempre el
regreso al instante encallado donde se desata una y otra vez una mirada de pasión. El
mismo Matías Piñeiro, en una entrevista, hace explícita su voluntad de desarrollar un
“plot that is “under” the plot of the play (…) the actress may or may not be trying to
seduce each other for real, and explore how this energy can be confused between the
characters of the play and the characters of the film. I try to fuse those two levels. I
worked this idea of repetition through scenes of rehearsal.”16
En esta secuencia toma cuerpo el deseo que es propio a la voluntad de poder; es la
voluntad de repetir en toda su potencialidad ese instante y hacerlo tender así a lo
infinito.17
Cuando Deleuze piensa el eterno retorno nietszcheano concibe la diferencia
como “una pura noción energética”18
; es interesante pensar en esta noción de energía,
que hace al ser volver, retroceder, desde la diferencia al instante anterior, en relación al
deseo. Para Derrida “diferir es recurrir consciente o inconscientemente a la mediación
temporal o temporizadora de un desvío que suspende el cumplimiento del “deseo” o la
“voluntad”.”19
Lo bello del deseo, motor de la repetición, es que no busca la
consumación, la culminación, la conclusión de sí mismo. Este deseo es el que se
15
Garrison, J.: Indifference and repetition: rehearsing Shakespeare in Piñeiro's Viola. Adaptation, Vol. 10. Oxford
University Press. 16
Garrison, John. Op. Cit. 17 Deleuze, Gilles. Op. Cit., Pag. 31.: “Cuando Nietzsche presenta el eterno retorno como la expresión inmediata de la
voluntad de poder, esta voluntad de poder no significa en absoluto “querer el poder”, sino, por el contrario, sea lo que
fuere lo querido, llevarlo a la enésima potencia, es decir, extraer de ello la forma superior.”
18 Deleuze, Gilles. Op. Cit., Pag. 68.
19 Derrida, Jacques: Jacques: La différance en Tel Quel : Teoría de conjunto. Seix Barral: 1971. Pag. 55.
10
expresa en el placer de la rima, de las melodías llenas de resonancias circulares, es el
placer del niño que exige que cada noche le expliquen la misma historia contada con las
mismas palabras “la repetición, el reencuentro con la identidad, constituye por sí misma
una fuente de placer.”20
Esta energía, esta pulsión21
, que rige el movimiento de la
repetición es este deseo por superar las constricciones temporales, los límites de la
identidad.
El placer de volver a ver, el deseo de provocar de nuevo lo ya vivido -lo mismo-, y
sobre todo desde la vivencia diferida, desde la voz del otro, también puede ensayar el
mismo formato de la película; como ocurre en Tren de sombras (1997). Las primeras
imágenes, como fotografías en movimiento, parecen salidas del baúl de la buhardilla,
transmiten cierta nostalgia con sus imperfectos y texturas, despiertan el recuerdo de la
infancia de cada uno, despiertan el deseo de rever nuestras propias fotografías.
Figura 7: Tren de sombras
Después de ver los interiores de una casa de campo inscritos por el paso del tiempo y el
abandono, volvemos a ver las mismas imágenes. Si antes eran vídeos de una familia,
desconocida, en el rever se instala un relato. En el seleccionar, ralentizar, ampliar, etc.
acciones propias de la tarea de montaje, se aloja una mirada llena de amor. Haciendo al
espectador partícipe de este proceso, previo al visionado meramente reproductivo -como
el que hemos visto primero-, en la repetición, la imagen se carga de una historia que
antes permanecía invisible, de una mirada personal que nos guía por la textura de la
20 Freud, Sigmund: Más allá del principio de placer. Amorrortu ediciones: Buenos Aires, 1992. Pag. 35.
21 Según Freud: “compulsión de repetición, que en el análisis se apoya en el deseo de convocar lo olvidado y
reprimido” (Pag. 32) “Una pulsión sería entonces un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un
estado anterior. (Pag. 36.) Distinguiendo y poniendo en relación la pulsión sexual y la de muerte: “una se lanza
impetuosa hacia delante, para alcanzar lo más rápido posible la meta final de la vida; el otro, llegado a cierto lugar del
camino, se lanza hacia atrás para volver a retomarlo desde cierto punto y así prolongar la duración del trayecto.”
(Pag. 40)
11
imagen –antes imagen cerrada, de planos generales, como tableaux, como postales
universales de la infancia- para hacernos cómplice de su deseo.
Podemos asistir a un ensayo filmado o bien a una filmación que se ensaya a sí misma:
vemos cómo se repite algo -unas palabras, unos movimientos- en la imagen o bien
vemos la repetición y variación de la misma imagen. Si en L'amour fou (1969), tal como
en La bande des quatre (1989), L'amour par terre (1984), Paris nous appartient
(1961), A través de los olivos (1994), Ne change rien (2009) entre otras, vemos un
grupo ensayando; en Céline et Julie vont en bateau es el mismo film que se ensaya.
Partimos de la consideración que hace F. Algarín de la casa de los fantasmas como la
casa del cine. Dentro de este espacio se repite el mismo día ad infinitum: la película se
reproduce -tal como las canciones que Godard no quería filmar-, una y otra vez, en una
repetición encallada y estéril: es el tiempo pretérito del cine, de lo registrado y
reproducible. La manera en cómo las jóvenes se adentran en la casa, primero se da en
forma de visiones –o bien visionados- de las cuales se convierten en espectadoras
ordenando el relato (descompuesto por el efecto déjà-vu de las alucinaciones) y en
intérpretes, buscando el sentido.
Figura 8: Céline et Julie vont en bateau
Si Céline y Julie pasan de actrices (o actantes o jugadoras) a espectadoras, nosotros
también en esta tarea hermenéutica: “Así, a la vez que se convierten en fantasmas en los
planos de la vida paralela, nosotros pasamos a ser los nuevos espectadores de la casa
fantasma, intercambiándonos con ellas, relevándolas.”22
Por la composición de la
película, Céline y Julie con nosotros entramos en el círculo de la repetición de “Mais le
lendemain matin...”
22 Algarín Navarro, F. Op. Cit. Pag. 2.
12
La manera de entrar realmente y abrir la casa -para rescatar a la niña- va a ser desde el
teatro, es decir, desde el tiempo presente. La repetición esta vez estará abierta y se
compondrá cinematográficamente de diferente manera: de las mismas escenas, otros
puntos de vista, focos de luz intensa, aplausos, las caras blancas de los actores
autómatas y sobre todo, las dos jóvenes en el papel de enfermera duplicada dándose
cuenta al fin de que los fantasmas siguen su curso en el mecanismo encallado del cine y
que ellas, sin embargo, pertenecen al orden del espectáculo en directo. “El teatro
filmado por el cine (lo verdadero por lo falso, no por lo natural) es una segunda
oportunidad para escapar del pasado.”23
Otro manera de abordar la filmación del ensayo desde una repetición propiamente
cinematográfica, la vemos en Mon cas (1986). Esta película está dividida en cuatro
partes, cuatro repeticiones cuyas variaciones pertenecen a la cámara, al sonido, a la
imagen.
La primera repetición es una representación teatral filmada llevada a los límites de la
ficción: un hombre se cuela en el escenario boicoteando la obra para poder hacer
público “su caso”. Los personajes se reconocen actores e intentan encajar sus
movimientos y entonaciones artificiosamente teatrales con las acusaciones de este
intruso. Aparece el tramoyista, el acomodador, el director, todos para intentar poner
orden. Los planos varían; sin embargo, varias veces los personajes escapan del encuadre
y la voz pasa a ser en off. Cae el telón y en el segundo ensayo vemos la misma escena
pero en blanco y negro, acelerada. Por lo que respecta al sonido, la banda de audio
silenciada y en cambio, el sonido de un proyector, acompañado por una recitación del
texto “Pour finir encore et autres foirades” de Samuel Beckett que se retoma y repite en
una estructura A+B, B+C, C+D... El maquillaje y la ropa de los actores de teatro (en
especial de Bulle Ogier) ahora se adecuan totalmente a la imagen, a la estética del cine
mudo. Las gradas siguen vacías. Manoel de Oliveira está reflexionando sobre el cine y
sus capacidades. La tercera repetición, en un plano general continuo, de nuevo la misma
escena aunque con algunas variaciones; para empezar, la banda de audio ha sido
invertida. Una pantalla es instalada al fondo del escenario: los actores se vuelven
espectadores de unas imágenes sacadas del mundo, reales. La cámara se acerca a la
pantalla en la que surge la pobreza, la hambruna, la enfermedad, la guerra, las
23
Algarín Navarro, F. Op. Cit. Pag. 46.
13
injusticias, finalmente el Guernica. Oliveira enlaza el artificio teatral con lo “real”;
estamos viendo la televisión. La cuarta repetición es un tableau apocalíptico con unos
personajes bíblicos en escena. Job expone su caso. El personaje de Job condensa en sí el
problema de la repetición; los personajes que le acompañan en la escena (Elifaz, Bildad,
Sofar) ven en Job a un culpable, cuyo estado de enfermedad lamentable es un castigo,
por tanto, si quiere recuperar su estado anterior, “no tiene otro remedio que arrepentirse
y pedir perdón por la culpa cometida”24
. Job, por su parte, no se cree culpable, decide
libremente y con valentía no reconocer su culpa, revelándose así contra Dios, y, a su
vez, no considerándolo así un tirano, al no creer que le haya castigado. Como
Kierkegaard piensa, la explicación de Job -su caso- es una prueba y, como tal, solo
existe para el individuo. Job se aferra a sus argumentos con tal convicción que ésta
prueba su libertad25
y así, la conciencia de que Dios no puede “arrebatársela aunque él
mismo fue quien se la otorgó.”26
En este espectáculo tan teatral, la voz de Dios toma
cuerpo en los altavoces de la sala.
Figura 9: Mon cas
Todas las reflexiones que articula Mon cas se proponen a partir del propio dispositivo
cinematográfico y sus posibilidades. Las repeticiones se dan como potencialidades que
contiene el propio arte para pensar sobre sí mismo. Una película se ensaya en tanto que
explora las variaciones y potencialidades de su imagen.
24 Kierkegaard, Soren: In vino veritas. La repetición. Madrid: Guadarrama, 1976. Pag. 258. 25 Kierkegaard, Soren. Op. Cit. Pag. 255: “La grandeza de Job estriba en que el apasionamiento de su libertad no se
deja sofocar o aquietar por una expresión o explicación falsa”. 26 Kierkegaard, Soren. Op.Cit. Pag. 257.
14
« Une fois c’est le hasard,
Deux fois c’est un accident,
Trois fois c’est le destin »27
Figura 10: Los ilusos
De nuevo, aquí al repetir, nos encontramos ante una apertura a partir de la cual el
espectador puede ver el negativo de la imagen, su reverso, su génesis. En Los ilusos
(2013) hay muchos marcos que se abren: vemos aparecer los micrófonos, cámaras
reflejadas en vitrinas, claquetas, cámaras que se espejan mutuamente durante la
grabación... como si las tomas que generalmente quedan descartadas en pos del
ilusionismo se hubieran infiltrado en la película “definitiva”. Empezamos a pensar con
las imágenes cuando, por ejemplo, unos personajes se explican una anécdota, la recrean,
la repiten, como si la ensayaran, como si quisieran exprimir todo su potencial y luego,
las imágenes tratan de recomponer ese hecho, de diversas maneras, relativizando así
27 J.Rivette: Le pont du Nord (1981)
15
cualquier atisbo de lo inequívoco28
. J.L. Godard ya se cuestionaba cómo dar cuenta de
un hecho y, en última instancia, cómo construir un relato con imágenes en la escena del
garaje en Deux ou trois choses que je sais d'elle (1967). La imagen y el narrador miran a
cámara y nos preguntan: ¿cómo fue? E intentan: ¿así, así o así? ¿Cómo puede el
lenguaje ser fiel a la realidad?
Figura 11: Deux ou trois choses que je sais d’elle
Desde la conciencia de la ficción, la voz en off de Woody Allen al inicio de Manhattan
(1979) ensaya el inicio de su historia, intenta, descarta, retoma, vuelve a recomenzar...
al compás de Rhapsody in blue y unas imágenes de la ciudad que pecan en su calidad de
spot.
En In another country (2012), una joven estudiante de cine se pone a escribir una
historia. Compondrá finalmente tres borradores que ensayarán las posibilidades que
tiene en potencia el hecho de “una mujer francesa está en un pueblo de la costa de
Korea”. Los elementos de la estructura del relato (las acciones, los personajes, sus roles
y sus relaciones) van a ir variando para proponer una mise en abyme del relato. La
realidad se superpone por capas que se abren como sueños. L. Miranda relaciona la
proliferación de realidades a partir de una –que podría llamarse matriz- con la noción de
Deleuze del “relato falsificante”29
, en el que “las versiones comparten un mismo
estatuto de verdad (ficcional) (…) la virtualidad de la conexión entre una imagen y otra
no es que sea falsa, sino que es no-verdadera”30
. Nos encontramos en el estado previo
de lo verdadero, de la obra final, estamos en el ámbito de la huella de una imagen, de su
negativo. Este gesto de explorar estas “versiones” constituye toda una tarea
hermenéutica, activa y creativa, para el espectador, por lo que este vuelve a jugar desde
la posición del creador. Hong Sang-Soo dispone en la discontinuidad varios juegos
como trampas que activan nuestra memoria. Es un caso ejemplar el paraguas que
atraviesa todas las historias conectándolas: en la última secuencia, Anne recoge el
paraguas que la Anne de la segunda historia había dejado escondido entre unos
28 Trueba, Jonás: Los Ilusos Min: 52:12. 29
Deleuze, Gilles : La imagen-tiempo. Estudios de cine 2. Paidós: Barcelona, 1987. Pag. 177. 30 Miranda, L.: Hong Sang-Soo. Tropezar dos veces en la misma piedra. Nosferatu 55-56, p.135-142, 2007.
16
arbustos. Es un guiño al espectador; los personajes, los mismos pero diferentes, en sus
variaciones vuelven a empezar de nuevo pero algunos, mantienen en su memoria la
experiencia diferida en estas experiencias.
Figura 12: In another country
De la misma forma, en The day he arrives (2011), solo el protagonista parece tener
recuerdos de lo que hemos visto. La película avanza en bucles que retoman siempre los
mismos lugares (el restaurante, por ejemplo), como si los personajes estuvieran
encerrados en la temporalidad circular propia de esos espacios. Para Hong Sang-Soo,
son los lugares los que desencadenan el movimiento de la repetición, es donde se dan
una y otra vez los mismos reencuentros azarosos, por ejemplo. Transmite la sensación
de una preexistencia de esos espacios en los que impera el orden de la repetición; los
personajes que habitan allí desmemoriados, rehacen las mismas acciones de sus
distintas maneras. Esto nos recuerda cómo Deleuze piensa el hábito31
: como una
repetición que contrae los tiempos (pasado-presente-futuro), una repetición de carácter
contemplativo que constituye a su vez al ser. El protagonista que -por su parte está
encallado en las relaciones amorosas- llega y se insiere en estos espacios, se deja llevar
por la espiral pero la memoria (propia de la síntesis activa) de lo recién sucedido le
permite, como a Céline y Julie, una vez dentro, abrir esos espacios, actuar sobre ellos.
Llegados a este punto, se hace necesaria la pregunta ¿qué logra el cine al filmar los
ensayos? Siempre en relación a las demás artes, -el teatro, la música, como también
31 Deleuze, Gilles. Op. Cit. Capítulo II: La repetición para sí misma (la síntesis pasiva). Pag. 119-124.
17
puede ser la pintura (en El sol del membrillo (1992) o La belle noiseuse (1991) por
ejemplo)-, al filmar los intentos repetitivos de este proceso de gestación, entre lo real y
lo ficticio, constituye todo un movimiento de reflexión, reflexivo en este voltearse hacia
sí mismo, explorarse y reconocerse. Retomando a G. Deleuze, la repetición obra su
efecto en el espíritu que la contempla, no en el objeto. Así pues, cuando un film muestra
un ensayo o incluso se ensaya a sí mismo, somete al espectador al bucle a la vez que le
propone un ejercicio activo de búsqueda: como Céline y Julie, la repetición nos pone un
caramelo en la boca para entrar en su reino.
18
Marco teórico
En Más allá del principio de placer (1920), Freud pone en relación procesos psíquicos
por los cuales el individuo repite ciertas acciones, como el niño que lanza los juguetes
fuera de la cuna; o bien ciertos mecanismos inconscientes, como los sueños recurrentes
sobre sucesos traumáticos que el sujeto, aparentemente, ya ha olvidado. En el primer
caso, me parece interesante la consideración que hace del juego como “un esfuerzo
(Drang) de procesar, psíquicamente, algo impresionante, de apoderarse enteramente de
eso”, como una manera por la cual el individuo se vuelve activo y se involucra en esa
experiencia sobre la que, al principio, no tenía control (como el abandono de la madre).
En esta tendencia la “repetición va conectada a una ganancia de placer de otra índole,
pero no directa.”32
. Puesto que, en este caso, la experiencia de abandono era todo lo
contrario de satisfactoria, la repetición en su calidad de juego, por la que se adueña de la
situación, permite suscitar el placer del “poder” (entendiéndolo como voluntad de
poder) pero también el del retorno (psíquico o ficcional) de la madre.
El mismo Freud advierte la potencialidad de la noción de juego33
, en tanto que imitación
artística, teniendo en cuenta al espectador; es proceso en el cual el artista se adueña de
una experiencia (ficcional o real) que transmite al espectador en calidad de vivencia
que, aunque pueda ser trágica, “puede sentirlas como un elevado goce”. Esta
consideración me parece interesante para llevarla al campo de la transferencia recíproca
de experiencias entre actor-personaje-espectador, la caída de las máscaras y la
difuminación de los límites identitarios que se da en la repetición, en el ensayo: ¿quién
se adueña de quién? ¿El actor del personaje o al revés?
Si pensamos en cómo Freud plantea la cuestión de las experiencias traumáticas que, una
vez “olvidadas” o “superadas” por la conciencia, reaparecen en calidad de sueño o de
mecanismos inconscientes (como el lapsus); lo plantea como una articulación que no se
hace desde el recuerdo, sino desde la repetición de lo reprimido (por fuerzas externas).
Me gustaría pensar este retorno de lo reprimido, a través de la repetición, como un
movimiento de encallarse; aunque, como argumenta Freud34
, “lo reprimido no ofrece
resistencia alguna por irrumpir hasta la conciencia”, el sujeto, por esta presión de las
32 Freud, Sigmund: Op. Cit. Pag. 16. 33 Freud, Sigmund: Op. Cit. Pag. 17. 34 Freud, Sigmund: Op. Cit. Pag. 19.
19
fuerzas externas, no es capaz de sacarlo a la luz de manera consciente mediante el
recuerdo, sino que lo hace con una repetición no liberadora, que “provoca una y otra vez
el displacer.”35
Este estado de estar encallado se puede poner en relación con películas
como The day he arrives, Céline et Julie vont en bateau y otras, en las que en un
espacio cerrado los personajes, con aire de autómatas, repiten desmemoriados. Algunos
personajes, capaces de recordar y reconstruir, serán los únicos que puedan abrir esos
espacios y actuar desde la diferencia sobre ellos.
Pensar esta compulsión de repetición como el motor de la pulsión de muerte, pulsión
conservadora de la vida, por la que el individuo quiere retornar a un estado previo y así
prolongar “la duración del trayecto”36
; nos sirve para pensar en el deseo de prolongar o
bien no llegar a su fin que vemos en algunas escenas, como en Viola o L'amour fou, y
que en el fondo modula también esta exploración de las variaciones y potencialidades
de una imagen o de una experiencia mediante la cual se dan rodeos para esquivar la
necesidad de terminar y definir un sentido último.
Soren Kierkegaard en sus dos textos titulados La repetición (1843) por una parte,
experimenta con la experiencia de la repetición en la lectura de ambos textos; sentir lo
mismo y la diferencia. Es clave la lectura del texto de Job; para Kierkegaard, la
repetición auténtica solo se da por el camino espiritual, religioso -no ético ni estético-.
El hecho de que Job pueda recuperar el estado anterior se da en una afirmación de la
libertad y convicción individuales, escapando así a los juicios populares y a la lógica de
la culpa-arrepentirse-perdón-restablecimiento. Lo único que no puede serle devuelto,
duplicado, a Job son sus hijos37
, porque no corresponden al orden de lo espiritual. En el
caso de la historia del joven poeta que Kierkegaard relata, hay un escepticismo hacia la
posibilidad de restablecer su amor, puesto que la repetición de éste se daría en forma de
matrimonio. E incluso, parece una repetición más auténtica la resurrección: si todos los
conocidos, familiares y la mujer amada le dieran por muerto, él podría rehacer su vida,
ser perdonado por la muerte y volver a empezar, limpio de culpa. Es interesante pensar
la noción del pedir el restablecimiento de un estado anterior (a la culpa, en este caso) en
relación a cómo Freud piensa la compulsión de repetición como deseo del sujeto por
35
Freud, Sigmund: Op. Cit. Pag. 20. 36 Freud, Sigmund: Op. Cit. Pag. 36. 37 Kierkegaard, Soren. Op. Cit. 274.
20
reintegrarse en un estado previo a lo orgánico, siendo por ello una pulsión de muerte
conservadora. Esta también puede dialogar con la repetición auténtica, su carácter
espiritual, en la frase de: “la eternidad es la auténtica repetición”38
.
Deleuze se propone en Diferencia y repetición (1968) pensar la diferencia por y en sí
misma desmarcándose de la historia filosófica que ha tendido a pensarla siempre en
relación a la identidad, presencia, universalidad, generalidad, semejanza y la
trascendencia; esta debe pensarse necesariamente desde la repetición entrando así en la
lógica de lo único, lo singular, la potencia, el corazón39
. La repetición no puede
explicarse desde la identidad, y es así como se llega a pensar “la diferencia sin
concepto”40
ya que el repetir es un movimiento que hace diferir (sin concepto) negando
así toda identidad. Como hemos visto, cuando algo se repite no es un retorno a lo
idéntico, puesto que, como todo retorno, se hace desde la diferencia. Este movimiento
es el que sucede en Pierre Menard, autor del Quijote: “Ser, de alguna manera, Cervantes
y llegar al Quijote le pareció menos arduo -por consiguiente, menos interesante- que
seguir siendo Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre
Menard.”41
Este movimiento, del eterno retorno nietzscheano repensado por Deleuze, es
el que vemos en las anteriores obras en las que el momento y el espacio del ensayo es el
que permite vivenciar esta experiencia de retorno, tanto desde el actor al personaje -
movimiento que rompe con la identidad-, desde la memoria y el olvido -como entrada
en la espiral de la repetición por la cual cada vez se empieza de nuevo pero desde el
retomar, desde la toma recién hecha-, como desde el interior mismo de la obra -
rompiendo con la representación cerrada y reproducible-.
Por lo que respecta a la cuestión del tiempo, de la memoria y olvido, Deleuze lo explora
a través de la síntesis pasiva y la síntesis activa. La primera, ejemplificada por el hábito,
es un movimiento de contracción de tiempos. La segunda, se refiere a la memoria como
acción activa, vertical y virtual, por la cual se enlazan los instantes dispares y, a priori,
separados en el tiempo, instalándose así en el tiempo discontinuo, logro de la repetición.
Por eso, además, la memoria es una fuerza por la cual se abren los espacios de
repetición mecánica. La otra fuerza, sería la del juego, la del placer por el repetir (que
piensa Freud con la exigencia y el placer del niño por la repetición). Desde la síntesis
38 Kierkegaard, Soren: El concepto de angustia. Madrid: Alianza, Pag. 142. 39 Deleuze, Gilles. Op. Cit. Pag. 22. 40 Deleuze, Gilles. Op. Cit. Pag. 88. 41 Borges, Jorge Luis: Narraciones. Madrid: Cátedra, 1997. Pag. 91.
21
pasiva y la activa, podemos pensar también el tiempo en directo, el tiempo presente, del
ensayo poniendo en relación el cine y el teatro, y también la obra y el proceso de
creación de ésta.
La apertura de la obra se debe pensar como un ejercicio de diferir por el cual se ensaya
un sentido que nunca llega a darse. Tal como piensa Derrida (La différance, 1968), el
diferir es como un salto de significante en significante por el cual se produce, o mejor
dicho, se desliza el significado (siempre diferido y, por tanto, nunca idéntico, nunca
presente, nunca semejante); en este deslizarse, el significado se impregna, y por tanto
constituye un tiempo, una historia, de todos esos significantes. Es así como podemos
pensar la potencialidad de una imagen, su reverso o negativo, y también el estado de
repetición en el que trabaja un actor con su texto. La noción de geno-texto (acuñado por
Julia Kristeva en Semiótica 1969) resulta clave para entender el proceso de creación en
esta línea; para superar la posible concepción del ensayo como un estadio previo a la
obra, como un pretexto, y entenderlo mejor como proceso de significación, que
funciona por el diferir. En el geno-texto hay una detención, una recreación y placer por
el retornar a un estado previo a la fijación simbólica de la obra que bien podríamos
relacionar con la compulsión de repetición de Freud por retornar al estado anterior
inorgánico por el cual el individuo escapa a la finitud. El geno-texto contempla la lógica
de las variantes, de la prueba y del intento, de las posibilidades que quedan contenidas,
implícitas en el texto y que el lector/espectador puede percibir en el entre líneas.
Por ello, la noción de hípertexto también resulta útil para tomar en consideración la
manera en que el espectador navega por la red significante, saltando de asociación en
asociación, por las potencialidades de la imagen. Así es cómo la tarea del espectador
deja de regirse por un consumo lineal de imágenes para pasaa a ser un acto, activo y
relacional, por el cual entra en semejanza con la del creador.
22
Estado de la cuestión
Raymond Bellour en su artículo Cine-repetitions expone todos los tipos de repeticiones
que se pueden dar en el cine; en este caso la más pertinente sería la External repetition
(1), parte en la que piensa sobre los ensayos, teniendo en cuenta la ficción y el
documental, y destaca el carácter no exhaustivo del ensayo con respecto a la obra final.
Los artículos citados a lo largo del estudio, que reflexionan específicamente sobre las
películas escogidas, me parecen clave a la hora de pensar la repetición en sus diversos
motivos: el estructural (por ejemplo, con Hong Sang-soo, en la cuestión del relato), en
el ensayo como motivo a partir del cual pensamos la no-representación de la obra (con
el tratamiento de la música de Godard, El sol del membrillo, A través de los olivos...),
también la discontinuidad, la imposibilidad de lograr el estado terminado, el tiempo en
directo, el proceso de creación...
En tanto que estos artículos se centran en películas o autores en concreto, lo propio
consistiría en llevar estas reflexiones al ámbito del ensayo, su representación y su
experimentación con la obra misma, a partir de y siempre pensando en el movimiento
de la repetición.
Varios de estos artículos están encuadrados en libros que reflexionan sobre la filmación
del proceso de creación en tanto que trabajo –artesanal, artístico, gestual-. La
investigación presente se serviría de sus perspectivas y conclusiones para llevarlas al
terreno del ensayo y la repetición
Los libros o artículos que reflexionan sobre la relación entre cine y teatro y, en especial,
sobre el teatro filmado (F. Algarín, “La création en direct: L'amour fou de Jacques
Rivette (Antony Fiant) o Léo et son double: Arnaud Desplechin entre théâtre et cinéma
(Carole Guidicelli) también serán pertinentes.
23
Bibliografía general
Bellour, Raymond: Cine-repetition en Screen, Vol. 10, 1979.
Deleuze, Gilles: Diferencia y repetición. Amorrortu ediciones: Buenos Aires, 2002.
Deleuze, Gilles: La imagen-tiempo. Estudios de cine 2. Paidós: Barcelona, 1987.
Derrida, Jacques: Jacques: La différance en Tel Quel: Teoría de conjunto. Seix Barral:
Barcelona, 1971.
Foucault, Michel: Theatrum philosophicum. Barcelona: Anagrama, 1981.
Freud, Sigmund: Más allá del principio de placer en Obras completas XVIII. Amorrortu
ediciones: Buenos Aires, 1992.
Freud, Sigmund: LXIII Recuerdo, repetición y elaboración en Obras completas I.
Amorrortu ediciones: Buenos Aires, 1992.
Kierkegaard, Soren: In vino veritas. La repetición. Madrid: Guadarrama, 1976.
Kristeva, Julia: Semiótica. Madrid: Fundamentos, 1981.
Bibliografía específica
Algarín Navarro, F.: Escenas de una vida paralela: las películas fantasma de Jacques
Rivette. Sevilla: Athenaica, 2015.
Balló, J. i Pérez, X.: Jo ja he estat aquí. Ficcions de la repetició. Barcelona: Empúries,
2005.
Engélibert, Jean-Paul et Tran-Gervat, Yen-Maï (dir.) : La littérature dépliée: reprise,
répétition, reécriture. PUR: Rennes, 2008.
Fratini, Roberto: Diferentes y repetidores. http://salakino.org/publicaciones/diferentes-
y-repetidores/
Garrison, J.: Indifference and repetition: rehearsing Shakespeare in Piñeiro's Viola.
Adaptation, Vol. 10. Oxford University Press.
24
Miranda, L.: Hong Sang-Soo. Tropezar dos veces en la misma piedra. Nosferatu 55-56,
p.135-142, 2007.
Mouëllic, G. et Le Forestier, L. (dir.): Filmer l’artiste au travail. Rennes: PUR, 2013.
Vilaró Moncasí, Arnau: La caricia del cine. La invención figurativa de la Nouvelle
Vague. Santander: Shangrila, 2017.
25
Filmografía
Deux ou trois choses, J.L. Godard (1969)
Céline et Julie vont en bateau, Jacques Rivette (1974)
El ángel exterminador, Luis Buñuel (1962)
In another country, Hong Sang-Soo (2012)
In the mood for love, Wong Kar Wai (2000)
Jean Marie Straub und Danièle Huillet bei der Arbeit an einem Film nach Franz
Kafka’s Romanfragment, Harun Farocki (1983)
L’amour fou, Jacques Rivette (1961)
Los ilusos, Jonás Trueba (2013)
Manhattan, Woody Allen (1979)
Mon cas, Manoel de Oliveira (1986)
Ne change rien, Pedro Costa (2009)
Sympathy for the devil, J.L. Godard (1968)
Synecdoche New York, Charlie Kaufman (2008)
The day he arrives, Hong Sang-Soo (2011)
Tren de sombras, José Luis Guerín (1998)
Viola, Matías Piñeiro (2012)
Zendegí var digar hich (Y la vida continúa…) Abbas Kiarostami (1992)
Zir-e derajtán-e zeytún (A través de los olivos) Abbas Kiarostami (1994)