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LA SAGRADA ESCRITURA EN
LA VIDA Y MISIÓN DE LA
IGLESIA
La Biblia en el centro… 1
Hoy se habla mucho de que la Biblia debe ocupar el centro de la vida y de la pastoral
de nuestras iglesias. Así formulado parece algo que queda muy lejos de nuestras
vidas como cristianos y de la acción pastoral en nuestras parroquias. Es una forma
de expresarse que pretende subrayar la importancia de que todos tengamos acceso
a las Escrituras, que no se nos caigan de las manos, que hagamos de ellas el
alimento diario de nuestra vida.
Voy a dividir mi intervención en dos partes:
- Recorrido histórico hasta la situación actual.
- Cuestiones que plantea la centralidad de la Biblia en la vida y pastoral eclesiales.
I. LA EXHORTACIÓN DEL CONCILIO Y SU RECEPCIÓN PASTORAL
1.- La vuelta a la Escritura
Siglos II-XVI Siglo XVI-1960 Vaticano II - 2014
Muchos analfabetos
Muy pocas Biblias
Muchos analfabetos
Pocas Biblias
Problema protestante
Restricciones en la lectura de
la Biblia
Poca sed de la Palabra
Pocos analfabetos
Muchas Biblias
Superada la Contrarreforma
Recomendación de leer la
Biblia
Sed de la Palabra
Si echamos un vistazo a la historia, nos damos cuenta de que el acceso directo de los
fieles a la Biblia ha sido, hasta el siglo XX, escaso. Con esto no queremos decir que
el pueblo haya dejado de alimentarse de la Palabra de Dios: ésta les llegaba a través
de las catequesis, homilías, el arte… Mediatizada por el buen (o no tan buen) saber
hacer de los clérigos y monjes.
- Hasta el siglo XVI, había pocas biblias y muchos analfabetos.
- En el siglo XVI, debido principalmente a los recelos que generó la insistencia
protestante en la interpretación privada de la Escritura, la lectura de la Biblia en
lengua vulgar sufrió restricciones muy severas. Comienza así un largo periodo de
alejamiento entre los fieles católicos y la Escritura, que ha perdurado hasta hace
muy poco.
- La vuelta a la Escritura, después de casi cuatro siglos de alejamiento, se fue
preparando lentamente en el siglo XX, y a ella contribuyeron dos importantes
documentos pontificios. El primero fue la encíclica Spiritus Paraclitus de
La Biblia en el centro… 2
Benedicto XV publicada en 1920 que recomendaba abiertamente la lectura
cotidiana de la Biblia. Unos años más tarde, en 1943, publicó Pío XII la encíclica
Divino Afflante Spiritu, en la que no sólo se animaba a todos a leer y estudiar las
Sagradas Escrituras, sino que se recomendaba que se hicieran traducciones a las
lenguas vernáculas desde los textos originales.
- La constitución Dei Verbum, publicada en 1965, supone la confirmación de este
movimiento de recuperación de la Biblia. En ella se pide que se facilite a todos el
acceso a la Escritura, y se recomienda con insistencia a todos los fieles la lectura
asidua de la misma. Estas y otras recomendaciones suponían un enorme avance
no sólo por la claridad y valentía de su formulación, sino por el hecho de haber
sido aprobadas por un concilio ecuménico.
Otros acontecimientos:
- La Interpretación de la Biblia en la Iglesia de la Pontificia comisión Bíblica (1993)
- Encuentro de obispos europeos en Freising (16-19 Febrero 1994)
- Congreso en Roma “La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia” (Septiembre
2005)
- Sínodo “La Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia” (Octubre 2008):
exhortación postsinodal Verbum Domini.
- Exhortación apostólica Evangelii Gaudium (24 nov 2013).
2.- Dios sale al encuentro del hombre para conversar con él.
¿De dónde brota esta mentalidad aperturista, aprobada por un concilio ecuménico?
Podemos decir que brotó de una experiencia de contemplación: frente al concepto de
revelación como algo estático que se había estado manejando hasta ahora, el
concilio Vaticano II presenta la revelación en términos de conversación: “En esta
revelación el Dios invisible, movido por su gran amor, habla a los hombres como a
amigos, y conversa con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía” (DV 2).
La imagen de la conversación, que aparece a lo largo de todo el documento, aporta
una nueva comprensión de la revelación divina, al describirla como un proceso en
que el ser humano tiene un papel importante. En el dinamismo de la revelación no es
suficiente con que Dios se dé a conocer, sino que es necesario también que esta
palabra suya sea acogida con fe, y de este modo se produzca un verdadero diálogo.
En la revelación la iniciativa parte de Dios, que “sale amorosamente al encuentro de
sus hijos para conversar con ellos”. El objeto de esta revelación no es algo externo a
él, sino su mismo ser: Él mismo. Dios fue dándose a conocer a sí mismo a través de
la creación y de la historia, y de una forma especial a través de su conversación y
La Biblia en el centro… 3
trato con el pueblo de Israel, pero su manifestación plena tuvo lugar con la venida de
su Hijo, que se hizo hombre para poder conversar y tratar con nosotros más de
cerca.
Esta comprensión de la revelación, que se desarrolla en todo el documento, tiene su
expresión más plástica en el capítulo sexto (“La Sagrada Escritura en la vida de la
Iglesia”). La afirmación central de este capitulo, de la que se derivan las
recomendaciones concretas es que “toda la predicación de la Iglesia, así como toda
la vida (religio) cristiana se debe alimentar y regir con la Sagrada Escritura” (DV 21).
El capítulo comienza y termina relacionando la Escritura con la Eucaristía, en la que
la Iglesia nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece
tanto en la mesa de la Palabra de Dios como en la del Cuerpo de Cristo” (DV 21).
Esta doble mesa que se ofrece a los fieles en la Eucaristía es la que nutre y da vida a
la Iglesia. Ambas cosas, la afirmación central del capitulo, y la importancia que tiene
en la Eucaristía la mesa de la Palabra, sitúan a las Sagradas Escrituras en el centro
de la vida de la Iglesia.
Las recomendaciones del resto del capítulo son una consecuencia de esta afirmación:
- “debe facilitarse a todos los fieles el acceso a las Sagradas Escrituras” (DV 22)
- los ministros de la Palabra “ofrezcan al pueblo de Dios el alimento de la
Escritura” (DV 23)
- a través de “la predicación pastoral, la catequesis y todo tipo de enseñanza
cristiana, especialmente la homilía” (DV 24)
- para ello, los que están dedicados especialmente al ministerio de la Palabra “han
de leer y estudiar asiduamente la Escritura”, y se “recomienda insistentemente a
todos los fieles... la lectura asidua de la Escritura” (DV 25).
En este capítulo sexto se señalan ámbitos: liturgia, catequesis, predicación, lectura
personal y en grupo; y también medios: traducciones cuidadas, lectio divina...
3.- ¿En qué consiste el acceso a la Sagrada Escritura?
Cuando el Concilio habla del acceso a la Biblia no se refiere sólo al acceso material,
que podría identificarse con el hecho de disponer de un ejemplar de la Biblia o con la
posibilidad de escuchar la Palabra de Dios en la celebración litúrgica. El acceso del
que habla el concilio incluye tres niveles sin los cuales el encuentro entre los fieles y
la Palabra de Dios quedaría incompleto.
- El acceso material se da a través del contacto externo con la Biblia, ya sea a
través de la distribución del texto bíblico, de la lectura personal o de la
proclamación pública (en la liturgia, por ejemplo).
La Biblia en el centro… 4
- El acceso al sentido literal del texto supone descubrir qué dice el texto en su
triple nivel: histórico, literario y teológico. Implica el conocimiento de las
circunstancias históricas, el género literario, la experiencia de fe que refleja…
Buscar este sentido literal es tarea, ante todo de la exégesis. Estos hallazgos
llegan a nosotros a través de las notas e introducciones de las ediciones de las
Biblias, los cursos de formación y distintos libros.
- El acceso al sentido de fe del texto implica aceptar el texto como palabra
interpelante de un Dios que entra en diálogo con los hombres y mujeres de cada
generación. Según el documento de la Pontificia Comisión Bíblica La
interpretación de la Biblia en la Iglesia, “no se es fiel a la intención de los textos
bíblicos sino cuando se procura encontrar en el corazón de su formulación la
realidad de fe que expresan, y se enlaza ésta a la experiencia creyente de
nuestro mundo”. Este proceso se da en la liturgia cuando, una vez explicados los
textos se pasa a la actualización en la comunidad, en grupos de lectura creyente
que se están abriendo en nuestras comunidades y en la lectura individual cuando
se realiza con apertura de corazón y ánimo de dejarse interpelar por ella.
Estos tres niveles deberían estar presentes en las diversas vías de acceso a la Biblia.
4.- El camino recorrido y lo que queda por andar
Hoy, casi cincuenta años después de la promulgación de la Dei Verbum, podemos
decir que se han producido cambios muy importantes con respecto a la actitud de los
católicos hacia la Biblia. Algunos indicios de este cambio son los siguientes:
- Los estudios bíblicos se han desarrollado notablemente y este desarrollo se ha
manifestado en las publicaciones y en la docencia. En España se han creado dos
asociaciones de biblistas, una de ámbito nacional y otra en Cataluña, que han
impulsado proyectos de investigación y han contribuido a la formación y
actualización de los biblistas españoles.
- La Biblia ha ocupado un nuevo lugar en la teología: Antes la Biblia era un
depósito de pruebas para apoyar las tesis formuladas desde otras instancias;
ahora es fuente y alma de la teología, que se cimenta en un estudio serio de la
Escritura y de la Tradición.
- Un elemento importante y significativo son las nuevas traducciones de la Biblia
que se han realizado en los últimos años con rigor y competencia. Desde el
punto de vista pastoral éste es un fenómeno importante, porque ha facilitado el
acceso material de los fieles a la Escritura como recomendaba el Concilio.
La Biblia en el centro… 5
- Entre los creyentes practicantes quizás el elemento más influyente ha sido la
renovación litúrgica promovida por el Concilio, que supuso la renovación del
leccionario y la proclamación de las lecturas en las lenguas vernáculas.
- Otro canal importante en este proceso de devolución de la Biblia al pueblo de
Dios ha sido sin duda la catequesis, que en los últimos años ha tenido una
orientación bíblica no sólo en la elaboración de los catecismos, sino también en
la formación de los catequistas.
- A estos elementos más estructurales han venido a sumarse otra serie de
iniciativas: cursos de formación bíblica, semanas bíblicas, grupos de lectura de la
Biblia, etc., promovidos por diversas escuelas de formación y por instituciones
como La Casa de la Biblia, que ya desde antes del Concilio realizó una intensa
tarea de sensibilización y difusión de la Biblia en España.
- Desde el punto de vista estructural, el postconcilio ha visto surgir o renovarse un
número muy considerable de organizaciones que tratan de implementar las
recomendaciones pastorales de la Dei Verbum. La más importante de todas, por
su labor de coordinación y su ámbito mundial es la Federación Bíblica Católica,
que aglutina en este momento a trescientas once instituciones católicas de todo
el mundo, dedicadas preferentemente a la difusión pastoral de la Biblia.
A pesar de estos avances, tendríamos que intentar responder a la pregunta que
formula el Papa Juan Pablo II en la carta apostólica Tertio Millenio Adveniente: “¿En
qué medida la Palabra de Dios ha llegado a ser plenamente el alma de la teología y
la inspiradora de toda la existencia cristiana como pedía la Dei Verbum?” (TMA 36).
5.- La Biblia en el centro de la vida de la Iglesia
En la recuperación de la Sagrada Escritura que ha tenido lugar en los últimos años
hemos recorrido un camino en el que pueden distinguirse tres modos de entender el
lugar de la Biblia en la vida de la Iglesia: el movimiento bíblico, la pastoral bíblica y
la animación bíblica de toda la pastoral.
1.- Al igual que ocurrió con el movimiento litúrgico en los años anteriores al
Concilio, el movimiento bíblico tuvo amplias repercusiones a nivel pastoral. Se
promovió la difusión de los textos bíblicos, se organizaron cursos y semanas de
divulgación bíblica, que se apoyaban a través de publicaciones, y todo ello para
llenar lo antes posible el vacío generado por siglos de alejamiento y extrañeza con
La Biblia en el centro… 6
respecto a la Biblia. En España este movimiento bíblico está vinculado a los
comienzos de La Casa de la Biblia.
2.- Del movimiento bíblico se pasó, después del Concilio, a la pastoral bíblica. La
conciencia católica de que la difusión del texto bíblico debe ir acompañada de una
explicación del mismo para evitar interpretaciones arbitrarias, y el amplio
desarrollo que empezaban a tener entre los católicos los estudios bíblicos, hizo
surgir numerosas iniciativas de divulgación bíblica que tenían un carácter pastoral.
Sin embargo, esta pastoral bíblica se entendía como una pastoral junto a otras
pastorales específicas, y no como un elemento fundamental de toda la pastoral.
3.- Es interesante la aportación del encuentro de Obispos europeos promovido por
el Consejo Europeo de Conferencias Episcopales con la colaboración de la
Federación Bíblica Católica que se celebró en Freising (Alemania) en 1994 sobre
“La Sagrada Escritura en la vida de las iglesias de Europa hay y mañana”. En el
mensaje final de este encuentro se afirma que “la pastoral bíblica no debe
entenderse como una pastoral junto a otras, sino que debe llevar a que toda la
planificación y la praxis pastoral esté enraizada en el mensaje bíblico”.
En el grupo de trabajo de la subregión de Europa del sur y del oeste de la FEBICA
hemos formulado esta convicción diciendo que en lugar de hablar de la “pastoral
bíblica” debemos hablar de la “animación bíblica de toda la pastoral”. Con
esta fórmula queremos manifestar nuestra convicción de que la Biblia no es objeto
de una pastoral específica, sino que debe animar, como dice el Concilio, toda la
vida de la Iglesia.
En la trayectoria representada por estas tres formulaciones, la Biblia pasó de los
márgenes al centro; no era uno de tantos afluentes sino el manantial.
La Biblia en el centro… 7
II. LAS CUESTIONES QUE PLANTEA LA APLICACIÓN PASTORAL DE LA DV.
Una vez situado el tema de nuestra reflexión en el contexto de las enseñanzas y
recomendaciones de la Dei Verbum, y después de anotar algunos de los principales
indicios de la positiva recepción que han tenido, quisiera centrarme en algunas
cuestiones que plantea la aplicación pastoral de dichas recomendaciones.
En las conclusiones del encuentro de Obispos europeos en Freising se contienen tres
recomendaciones, que a mi modo de ver identifican tres cuestiones importantes
desde el punto de vista pastoral:
- Cómo hacer que la Biblia sea el fundamento de toda la actividad pastoral.
- Cómo hacer y enseñar a hacer una lectura creyente de la Biblia.
- Cómo formar a los diversos ministros de la Palabra.
1.- Principales vías de acceso a la Escritura en la vida de la Iglesia
Los medios a través de los cuales los creyentes tienen acceso a la Biblia son muy
variados. Voy a referirme sólo a los más frecuentes: la liturgia, la catequesis, otras
formas comunitarias de acceso y la lectura individual.
- La liturgia
A partir del Concilio se dieron unos pasos para que los creyentes tengan más fácil
acceso a la Sagrada Escritura, como la proclamación de las lecturas en lenguas
vernáculas y el que la proclamación de la Palabra fuera acompañada de la homilía
(SC 52)
Sin embargo, en este ámbito también hay lagunas: constatamos que la proclamación
de la Palabra de Dios no consigue suscitar el diálogo entre Dios y el hombre de que
habla la Dei Verbum. En algunos casos esto se debe a la misma proclamación
material, que no se cuida suficientemente. Es posible que el número de lecturas sea
excesivo y que a los fieles les resulte difícil retener lo que están escuchando. Se
insiste mucho en que la homilía no sirve en muchos casos para hacer accesible el
mensaje de la Palabra de Dios para nosotros hoy (DV 24; SC 35,2; 52). Pero sin
duda la causa más importante es la falta de una iniciación bíblica en la inmensa
mayoría de los fieles.
La Biblia en el centro… 8
- La catequesis
El Concilio señala que en la catequesis el creyente recibe el alimento saludable de la
palabra de Dios (DV 24) y que los catequistas “deben leer y estudiar asiduamente la
Escritura” (DV 25). Pero nos encontramos retos importantes en este campo que no
podemos descuidar:
- Sin duda el más importante es la formación bíblica de los catequistas. Una
encuesta realizada hace unos años en los países de Europa del Sur dio como
resultado que, aunque los catecismos estaban basados en la Biblia, los
catequistas conocen y leen poco la Biblia. Además, en las catequesis no se
enseña a leer la Biblia.
- Es importante recuperar en la catequesis una visión global de la historia de la
salvación, para poder situar en este marco los acontecimientos narrados en la
Biblia y poder descubrir que nuestra historia forma parte de ese mismo proceso
salvador.
- Otro reto importante es la recuperación de la catequesis de adultos. En esta
edad se tienen experiencias básicas de la vida y pueden contrastarse con la
experiencia de Dios que encontramos en la Biblia.
- Otras formas comunitarias de acceso a la Escritura
El hambre de la Palabra de Dios que muchos fieles han sentido se ha expresado en
diversas iniciativas comunitarias que han surgido recientemente. Todas ellas pueden
agruparse en dos bloques de distinta naturaleza y orientación:
- En primer lugar están los llamados “nuevos movimientos” (renovación
carismática, neocatecumenales, focolares…). Estos grupos han acercado la
Biblia a muchos creyentes que de otra forma no la habrían conocido. Sin
embargo en muchos casos, movidos por el deseo de escuchar lo que Dios dice
para sus vidas, descuidan la pregunta por el mensaje del texto en su contexto
(¿qué dice el texto?) y se plantean directamente la pregunta por el mensaje del
texto para mí (¿qué me/nos dice el texto?).
- Otro grupo de iniciativas se suele designar con el nombre genérico de
“Apostolado bíblico”. Comprende actividades específicamente bíblicas, ya sean
de sensibilización (semana bíblica, día de la Biblia), de formación (escuelas
bíblicas, cursos bíblicos por correspondencia…), o de lectura creyente de la
Biblia (grupos bíblicos).
La Biblia en el centro… 9
En este campo también hay retos:
- Pasar del “apostolado bíblico” a la “animación bíblica de toda la pastoral”, cuyo
objetivo es hacer que la Biblia inspire y anime la vida de la Iglesia en todos sus
ámbitos.
- La formación de animadores de grupos: capacitación bíblica, pedagógica y un
reconocimiento eclesial similar al que tienen los catequistas en la Iglesia.
- Ofrecer materiales (cursos, materiales para grupos…).
- Favorecer, a nivel nacional, entidades de apoyo, asesoramiento y formación de
estos grupos, por ejemplo, con secretariados bíblicos diocesanos.
- La lectura individual
Aún sabiendo que la dimensión comunitaria es muy importante para el acceso de los
fieles a al Sagrada Escritura, la Iglesia no deja de recomendar la lectura asidua de la
Palabra de Dios a todos sus fieles (DV 25). Esta lectura produce frutos en quien la
practica y en la comunidad a la que pertenecen estas personas. Por eso es muy
conveniente que la lectura individual preceda y acompañe a la comunitaria.
Sería de gran ayuda a esta lectura individual:
- Una formación bíblica básica.
- Materiales que orienten esa lectura: ediciones de la Biblia con introducciones y
notas apropiadas, comentarios exegéticos de divulgación…
- Contar con un itinerario de lectura creyente que ayude a descubrir la actualidad
de la palabra de Dios para cada persona en las distintas épocas, sin que quede
en el olvido la pregunta por el sentido del texto en su contexto: Lectio Divina.
2. La lectura creyente de la Biblia
En estos años hemos aprendido muchas cosas sobre la Biblia, pero no hemos
aprendido a hacer una lectura creyente la Biblia. Aún no están claros los criterios que
deben guiar dicha lectura. Se trata de un problema que suscita multitud de
preguntas: ¿Cómo descubrir en textos tan antiguos un mensaje para hoy? ¿Quién o
La Biblia en el centro… 10
quiénes son los sujetos de la interpretación de la Biblia? ¿Es legítima la pluralidad de
interpretaciones a que da lugar la lectura de los mismos textos en contextos
distintos? ¿Acaso una lectura creyente no tergiversa el sentido más genuino de los
textos?
Las respuestas a estas preguntas de carácter hermenéutico se están dando hoy
desde tres ámbitos diferentes y complementarios: 1) desde la praxis pastoral; 2)
desde el ámbito de la reflexión; 3) la Pontificia Comisión Bíblica.
Un elemento común a todas estas respuestas es la recuperación de la Lectio Divina,
el tipo de lectura de la Biblia que hicieron los padres de la Iglesia y más tarde los
monjes. No es posible hacer aquí una presentación detallada de todos estos
elementos. Será suficiente con señalar algunas notas o claves fundamentales que
apuntan hacia los criterios en que debe inspirarse nuestra lectura de la Biblia.
2.1. Primera clave: partir de una lectura respetuosa de los textos
La principal preocupación que debe guiar la lectura de la Biblia es la de ser
respetuosos con la experiencia de fe que dejaron reflejada en ella nuestros
antepasados en la fe. La Biblia nació en una cultura distinta a la nuestra y en una
época de la que nos separan miles de años. Es muy importante evitar las
manipulaciones subjetivistas, sean estas personales o de grupo. Para ello es
necesario tener en cuenta, a diversos niveles, los métodos y acercamientos
desarrollados por la exégesis en los últimos años. Lo que el creyente busca en la
Biblia es, ante todo, la experiencia de fe que ha cristalizado en los libros de la Biblia.
La verdad que encierra la Biblia para él no es de tipo científico, ni siquiera histórico,
sino la verdad de una experiencia concreta que la Iglesia ha reconocido como
ejemplar y dinamizadora de la fe al recibir estos libros en el canon de las Escrituras.
2.2. Segunda clave: desde la vida y para la vida
El creyente no lee la Biblia para saber más cosas sobre ella, sino para entender y
orientar su propia vida. Por eso, en el proceso de lectura cristiana de la Biblia es muy
importante partir de la propia vida. De este modo se ponen las bases para el diálogo
entre la experiencia reflejada en los textos de la Biblia y la experiencia de quienes la
leemos hoy. La relectura que los primeros cristianos hicieron del AT encierra una
enseñanza importante: "que las Escrituras revelan el sentido de los acontecimientos
y que los acontecimientos revelan el sentido de las Escrituras" (IBI p.82). Cuando
afirmamos que la palabra de Dios es una palabra viva, queremos decir que aquellas
experiencias de fe del pasado tienen como objeto iluminar las experiencias de fe de
La Biblia en el centro… 11
cada generación y, dentro de cada generación, las experiencias que se viven en
diversas situaciones personales y en diversos contextos sociales. Por ello es legítimo
hablar de una pluralidad de interpretaciones, que nace de una lectura de la Biblia en
diferentes contextos (IBI p. 85). Esta pluralidad de interpretaciones revela la riqueza
insondable de la Palabra de Dios que es nueva en cada generación.
2.3. Tercera clave: una lectura eclesial
La dimensión comunitaria de la lectura cristiana de la Biblia plantea el problema de
quién es el sujeto de su interpretación. ¿A quién corresponde la interpretación: a los
expertos, al magisterio, a los sencillos a quienes Dios revela sus secretos...? El
verdadero intérprete de las Escrituras es el Espíritu, que actúa en la comunidad a
través de los diversos carismas. Por eso, en la búsqueda del sentido del texto para
nosotros hoy, la comunidad debe escuchar a los exegetas, que la ayudan a leer el
texto respetuosamente; a la gente sencilla, que es capaz de captar mejor su
referencia a la vida; y al magisterio vivo de la Iglesia que ha recibido el encargo de
interpretar auténticamente la palabra de Dios (IBI pp. 91-94 y 118; véase también
DV 10). En este contexto la lectura individual, que recomienda el Concilio (DV 25),
debe preceder a la lectura comunitaria para prepararla, y debe continuarla en la
meditación, la oración y el compromiso.
2.4. Cuarta clave: una lectura animada e iluminada por la fe
En una lectura cristiana esta perspectiva es fundamental. Sólo desde el encuentro
con el resucitado se comprende el sentido profundo de las Escrituras (Lc 24,32.45).
Los que han tenido la experiencia de encontrarse con él y leen las Escrituras desde
esta certeza, descubren en ellas un sentido más profundo, porque poseen una luz
nueva y más penetrante que les guía en la comprensión del misterio al que éstas se
refieren. Es necesario reconocer que este tipo de lectura se hace desde unos
presupuestos que la condicionan, pero hay que decir también que la lectura que ve
en Jesús la clave y el intérprete de las Escrituras es coherente con la comprensión
que las Escrituras cristianas tienen sobre sí mismas. Al acercarnos a la Biblia desde
este ángulo concreto la estamos leyendo en el mismo Espíritu con que fue escrita, y
somos fieles a la intención de sus autores, cuyo principal propósito fue confirmar y
fortalecer la fe de las comunidades a las que se dirigían (véase Lc 1,4; Jn 20,30-31).
La lectura creyente es una lectura orante.
La Biblia en el centro… 12
3. La formación de los ministros de la Palabra
El tercer problema de fondo señalado por los obispos en el encuentro de Freising es
el de la formación de los ministros de la palabra. En la práctica, la mayoría de los
esfuerzos se han concentrado en la formación de los sacerdotes y de los catequistas.
Estas iniciativas han contribuido enormemente a un mejor conocimiento de la Biblia.
Sin embargo, los programas diseñados para esta formación se centran
principalmente en los contenidos, y no se preocupan tanto de la capacitación para
hacer una lectura creyente de la Biblia y la motivación para leer y meditar
asiduamente la Palabra de Dios. Las tres dimensiones son importantes, si queremos
formar ministros de la Palabra que contribuyan a colocar la Biblia en el centro de la
vida y la pastoral de nuestras iglesias. Sobre ellas quiero proponer algunas
reflexiones.
3.1. La capacitación bíblica
Consiste básicamente en la transmisión de conocimientos acerca de la Biblia; sobre
el contexto histórico y social en que nació, sobre los géneros literarios que utiliza, y
sobre el mensaje que encerraba para sus primeros destinatarios. Es la dimensión en
la que más insisten los programas de formación.
3.2. La capacitación para la lectura creyente de la Biblia
Esta segunda dimensión no se refiere a los contenidos, sino al procedimiento, a la
forma de lectura que es propia de los creyentes. Una aclaración sobre en qué
consiste y cómo se puede hacer esta lectura creyente sería muy iluminadora. En ella
habría que incluir las claves hermenéuticas de que hemos hablado en el apartado
anterior, y sobre todo enseñar a utilizar los itinerarios concretos para hacer esta
lectura de modo que se produzca un verdadero diálogo entre Dios y el hombre.
3.3. La lectura y meditación asidua de la Escritura
Una vez puestos los fundamentos para una comprensión respetuosa de la Biblia
(capacitación bíblica) y para una lectura cristiana de la misma (iniciación a la lectura
creyente) es necesario poner los medios para que los ministros de la Palabra sigan
leyendo y meditando asiduamente la Escritura, y hagan de ella el alimento de su
vivencia personal. En la formación continuada de los diversos ministerios pueden
arbitrarse algunos medios que faciliten esta lectura y meditación asidua de la
Escritura. Así, por ejemplo, el dedicar un espacio en las reuniones de los sacerdotes
La Biblia en el centro… 13
a leer juntos la Biblia despierta el deseo de proseguir personalmente esta lectura de
la Palabra de Dios. Los catequistas suelen agradecer que de vez en cuando una de
sus reuniones se dedique a leer y meditar juntos un pasaje de la Escritura, dejando a
un lado las cuestiones prácticas que suelen ocupar la mayor parte del tiempo. Este
tipo de iniciativas ayudan a los ministros de la Palabra a mantenerse fieles a su
lectura y meditación.
Conclusión
El Vaticano II, a partir de un concepto dinámico de revelación, aconsejó que los fieles
mantuvieran un acercamiento asiduo a la Escritura. Hemos visto, en un rápido
acercamiento, los ámbitos de acceso a la Escritura que habitualmente tienen los
católicos. Pero aún queda mucho camino por recorrer. Por eso, creo que lo más
interesante sería abrir el diálogo y empezar por abrir caminos desde nuestra
situación concreta.