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LOREN COBE AV ES PAR TO COLECCIÓN  DIRIGID P O R JOSÉ  N UN CAPITAL  m  |  INTELECTUAL

La salida de la convertibilidad. Los ban - Cobe, Lorena.pdf

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  • LORENA COBE

    CLAVES PARA TODOS COLECCIN DIRIGIDA POR JOS NUN

    CAPITAL i m | INTELECTUAL

  • CLAVES PARA TODOS COLECCIN DIRIGIDA POR JOS NUN

    3 CAPITAL INTELECTUAL

  • Director Jos Nun Edicin Luis Gruss Coordinacin Cecilia Rodrguez Correccin Nuria Prez Jacky Diagramacin Vernica Feinmann Ilustracin Miguel Rep Produccin Nstor Mazzei

    Derechos exclusivos de la edicin en castellano reservados para todo el mundo: 2009, Lorena Cobe 2009, Capital Intelectual

    Francisco A c u a de Figueroa 459 (1180) Buenos Aires, Argentina Telfono: (+54 11) 4866-1881 1'edicin: 3.500 ejemplares

    Impreso en Talleres Grficos Nuevo Offset, Viel 1444, Cap. Fed., en abril de 2009. Distribuye en Cap. Fed. y GBA: Vaccaro, Snchez y Ca. S A Distribuye en interior: D.I.S.A. Queda hecho el depsito que prev la ley 11.723. Impreso en Argentina. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida sin permiso escrito del editor.

    Pedidos en Argentina: [email protected] Pedidos desde el exterior: [email protected]

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    TAMBIEN PRODUCE: Le Monde diplomatique, edicin Cono Sur Pasin Celeste y Blanca Estacin Ciencia Fundadores de la Izquierda Latinoamericana Pasado en limpio Fem, femenina y singular

    330 Cobe, Lorena CDD La salida de la convertibilidad: los bancos y la pesificacion

    1a ed., Buenos Aires, Capital Intelectual, 2009 128 p.. 20x14 cm. (Claves para todos, dirigida por Jos Nun, N 9 99) ISBN 978-987-614-171-0 1. Economa. I. Ttulo

    Escrbanos a [email protected]

  • Introduccin 11

    Captulo uno La convert ibi l idad 15

    Captulo dos Diagnsticos de la crisis 35

    Captulo tres Pesificacion acotada 47

    Captulo cuatro Pesificacion ampliada 67

    Captulo cinco Pesificacion universal 77

    Captulo seis La implementacin 97

    Conclusiones 117

    Bibliografa 123

    La autora 127

  • A Jos Nun, por la opor tun idad.

    A Mart n Schorr, por su inest imable y generosa colaboracin y or ientacin, que hicieron posible este l ibro.

    A Ana Castellani, por su constante al iento, apoyo y gua.

    A Mariana Heredia, qu ien ley una vers in prel iminar de este t rabajo, por sus enriquecedoras observaciones

    y su permanente disposicin a colaborar.

    A Lucas Iramain y Pablo N e m i a , por sus val iosos comentar ios realizados sobre versiones previas de este l ibro.

    A Cecilia Rodrguez, por su excelente predisposicin y ayuda.

    A mi famil ia y amigos, por el apoyo, la paciencia y el afecto que me br indan da a da.

  • El colapso del rgimen de convert ibi l idad argentino tuvo lugar en

    diciembre de 2001. Fue en el marco de una crisis financiera que afect

    el funcionamiento no slo del sector financiero y la economa, sino

    tambin de la sociedad y el Estado. Esta crisis tuvo como antecedente

    una corrida bancaria y cambiara iniciada en el mes de marzo de ese

    a o ; su desenlace fue la instauracin, en diciembre, de un conjunto

    de restricciones respecto a la disposicin y circulacin de fondos en

    el sistema financiero local, conocido como corralito financiero.

    La finalizacin del rgimen de convert ibi l idad y las impl ican-

    cias del corralito para el orden local impusieron al gobierno serios retos a la hora de encontrar una salida a la crisis. Uno de los mayo-

    res desafos era resolver un legado de la convert ibi l idad: las obl i-

    gaciones -depsi tos y prstamos- pactadas en dlares en el sis-

    tema f inanc iero local sin la existencia fsica de dichos dlares.

    En un contexto de cierre de las fuentes de f inanciamiento inter-

    nacional y de brusca aceleracin de la fuga de capitales locales

    al exterior q u tratamiento dar a ese cmulo de obligaciones que

    estaban nominadas en una moneda que el Estado argent ino no

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 11

  • poda -n i puede- emit i r? Fue as que la cuestin se const i tuy en

    un asunto central de la agenda de poltica pblica.

    Las imgenes de la crisis retratan a los ahorristas reclamando

    la devolucin de sus depsitos en la moneda pactada y a los peque-

    o s y medianos deudores manifestando su preocupacin por los

    efectos de una eventual devaluacin sobre las cuotas de sus cr-

    ditos en dlares. Eran recurrentes las protestas frente a los bancos,

    a los cuales se acusaba de haber robado la plata de la gente. Estas protestas tenan como blanco a uno de los sectores ms rentables

    de la economa y de los grupos de presin ms poderosos durante

    la convertibi l idad. Con la instauracin del corralito, la banca se con-virt i rpidamente en objeto de un fuerte rechazo social y un dis-

    curso gubernamental que se haca eco de este rechazo.

    Considerando este escenario desfavorable para la banca y la

    importancia de la cuestin de las obligaciones para su devenir, surge

    el interrogante del papel d e s e m p e a d o por los actores que repre-

    sentaban a los intereses de este sector en lo referido a la poltica

    pblica para resolver dicha cuestin. Es posible entrever sectores

    de poder econmico (bancos, grupos econmicos, privatizadas, etc.)

    con gran capacidad para ejercer presin y condicionar la orientacin

    del accionar estatal que presionaban por una solucin acorde a sus

    intereses. Pero entre estos sectores de poder que se haban bene-

    f ic iado con la convert ib i l idad haba ahora intereses enfrentados.

    Estas divergencias se traducan en distintas demandas sobre cmo

    deba resolverse la cuestin. El sector bancario fue central en esta

    disputa. Q u estaba en juego? La distribucin de los costos y ganan-

    cias que implicaba salir de la convert ibi l idad, determinar quines

    pagaran los costos que la crisis acarreaba a estos sectores.

    La resolucin de la cuest in de las obl igaciones, f ina lmente,

    tuvo como eje la l lamada poltica de pesificacion asimtrica imple-mentada en febrero de 2002 en un contexto de devaluacin de la

    moneda nacional. Esta poltica consisti en la conversin a pesos

    de estas obligaciones a tasas de cambio diferenciadas: las deudas

    12 LORENA COBE

  • con el sector f inanciero local se convir t ieron a la relacin 1 dlar

    - 1 peso (es decir, el t ipo de cambio v igente durante la conver t i -

    b i l idad) y los deps i tos a la relacin 1 dlar - 1,40 pesos en un

    escenario de acelerada devaluacin del peso.

    El trayecto desde la formulac in inicial de la poltica, pasando

    por las modif icaciones, la implementacin efectiva, hasta los resul-

    tados obtenidos adopt un carcter s inuoso. Ello invita a recons-

    t ru i r la t r ama socio-pol t ica que se fue te j iendo a l rededor de la

    cuest in de las obl igaciones, t o m a n d o c o m o eje las estrategias

    po l t i cas desp legadas du ran te este p roceso por par te de los

    actores que representaban los intereses de la banca. Esta tarea

    consti tuye el propsi to de este l ibro.

    Los interrogantes que guiarn este trabajo son: C u l e s fue-

    ron las caractersticas de la poltica pblica para resolver la cues-

    t in de los depsitos y prstamos nominados en dlares? C u -

    les fueron las apuestas y estrategias desplegadas por los actores

    que representaban al sector bancar io en este proceso? E n qu

    medida puede afirmarse que los bancos fueron perjudicados por

    la fo rma y or ientacin que adoptaron las medidas instauradas?

    A f in de responder a estos interrogantes realizaremos (en el

    pr imer captulo) un breve repaso de la convert ib i l idad y el papel

    de la banca en este proceso. En el captulo siguiente pondremos

    la mira sobre las fo rmas predominantes de expl icar la crisis por

    parte de los actores del sector bancar io y del gob ierno. Identi f i -

    caremos los diagnsticos de la crisis movi l izados por los mismos.

    Luego reconstruiremos el modo en que se fue hilvanando la pesi-

    ficacion asimtrica. Para ello contemplaremos a los actores guberna-

    mentales y de la banca en los siguientes aspectos: sus pronuncia-

    mientos sobre la cuestin de las obligaciones pactadas en dlares,

    sus programas y propuestas (demandas), sus estrategias polticas, las

    relaciones que tejieron entre s y con el resto de los actores en escena.

    En el sexto captulo abordaremos el proceso de implementa-

    cin de la polt ica. Nos concentraremos en identif icar los obst-

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 13

  • culos econmicos y polticos encontrados en el camino y las refor-

    mulaciones adoptadas. Por lt imo reflexionaremos en torno a las

    mayores implicancias de la poltica de pesificacion.

    P o r qu consideramos importante reconstruir la trama socio-

    poltica de la pesificacion asimtrica? Porque esta poltica fue, junto

    con la devaluacin del peso, la forma en que el Estado intervino

    en la crisis f inanciera y redistr ibuy las prdidas derivadas de la

    cada de la conver t ib i l idad: fue una de las polt icas ms impor-

    tantes para sal ir de la cr is is. En el p lano de la d is t r ibuc in del

    ingreso, este reparto de prdidas tuvo una impronta regresiva, es

    decir que fue en desmedro de los que menos t ienen. Todo ello nos

    obl iga a indagar acerca del proceso socio-polt ico de hechura e

    imposicin de esta salida regresiva.

    La reconstruccin de la forma en que las estrategias polticas

    de la banca atravesaron las medidas de poltica pblica durante

    la crisis, permitir cuestionar aquellas visiones que sostienen que

    los bancos fueron (uno de) los grandes perdedores con la pesifi-

    cacion asimtrica. El anlisis de esta poltica pblica, que incluy

    una serie de medidas compensator ias para ese sector, intentar

    demostrar el carcter relativo y problemtico que encierran estas

    afirmaciones. Este abordaje nos permitir tambin reflexionar sobre

    si es posible reconocer durante el perodo un reposicionamiento

    del sector bancario en el mapa de relaciones de fuerza dentro de

    los sectores econmicamente dominantes. En otros trminos, cmo

    qued posicionada la banca en el bloque de poder econmico.

    En suma, consideramos que la pesificacion asimtrica (enmar-

    cada por la devaluacin del peso) es una poltica fundamental a la hora

    de entender el recorrido especfico que sigui la crisis, la distribucin

    de las prdidas econmicas entre sectores derivadas de la cada de

    la convertibilidad y las transformaciones en el bloque de poder.

    1. Para facilitar la lectura se ha optado por incluir en el texto la menor cantidad posi-ble de citas bibliogrficas. Se presenta un listado de bibliografa de referencia al final del libro.

    14 LORENA COBE

  • CAPTULO UNO LA CONVERTIBILIDAD

    La instauracin del corralito f inanciero el 1 o de dic iembre de 2001, marc de hecho el f in del rg imen de conver t ib i l idad v igente en

    la Argent ina desde 1991. Este rg imen consisti en una regla cam-

    biara instaurada por ley con v is tas a comba t i r el por entonces

    mayor f lagelo de la economa local: la inf lacin.

    Esa ley estableca que la emisin de moneda nacional deba estar

    respaldada por divisas. Bajo un rgimen de convertibi l idad la canti-

    dad de moneda nacional debe variar en func in de la cant idad de

    divisas atesoradas por la autor idad monetar ia, en nuestro caso el

    Banco Central de la Repblica Argent ina (BCRA). Por ello la canti-

    dad de pesos pas a estar sujeta a la cantidad de dlares atesora-

    dos. El BCRA estaba obl igado a respaldar con moneda extranjera la

    base monetar ia (los billetes y monedas en manos de los bancos y

    del pblico, y los depsitos de los bancos en el Banco Central).

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 15

  • As deba c a m b i a r t o d o s los pesos que el pb l i co d e m a n -

    dara por dlares y no poda emit i r moneda sin respaldo en d iv i -

    sas. La base monetar ia ya no dependa ms de la emis in "arbi-traria" de moneda (fuente de inf lacin) sino que quedaba atada a la entrada y salida de divisas al pas. En func in de este f lu jo se

    emita moneda nacional para inyec taren la economa.

    Esta regla de conver t ib i l i dad fue a c o m p a a d a por dos ele-

    mentos incluidos en la misma ley: un t ipo de cambio f i jo y la posi-

    bi l idad de pactar operaciones en dlares. Con relacin al pr imero

    se estableci una paridad f i ja: 1 dlar - 1 peso (el "7 a 7"). Al ser una paridad dispuesta por ley, una devaluacin de la moneda slo

    podra realizarse por t rmite legislativo. De ese modo se impedan

    las deva luac iones so rp res i vas y se gene raba con f ianza en la

    par idad. El objet ivo era evitar los saltos del t i po de cambio , uno

    de los factores inf lacionarios durante el perodo 1976-1990.

    En segundo lugar se autor izaba la real izacin de cont ra tos

    en dlares. Por e jemp lo , los depsitos bancar ios podan const i-

    tuirse en dlares o pesos. Y de hecho la generalizacin de las ope-

    raciones pactadas en dlares const i tuye la raz del prob lema que

    nos ocupa. A diciembre de 2001 los depsitos nominados en dla-

    res dentro del sistema bancario representaban el 70 por ciento del

    total y los crditos el 80 por ciento.

    Pero estas operaciones pactadas en dlares no estaban res-

    paldadas por dlares contantes y sonantes. P o r qu? En una eco-

    noma la creacin de d inero t iene dos fuentes: una pr imar ia (la

    base monetar ia que crea el banco central que en este caso con-

    taba con el respa ldo en reservas in ternac ionales) y una fuente

    secundaria (el d inero creado por los bancos, que no contaba con

    el respaldo en reservas). La creacin de dinero se produce en este

    caso cuando los bancos al recibir depsitos otorgan una porcin

    de stos como prstamos creando nuevos medios de pago. Este

    circuito se reproduce y lleva el nombre de mul t ip l icador moneta-

    16 LORENA COBE

  • rio. Entonces, bajo la conver t ib i l idad, no slo se generaban en el

    c i r cu i t o secunda r i o pesos (por e n c i m a de la base m o n e t a r i a )

    sino tambin dlares (que no tenan respaldo en reservas y que el

    BCRA no poda crear). Ante una corr ida bancaria y cambiara las

    reservas del Banco Central no resultaran suficientes para satisfa-

    cer la demanda de dlares. De aqu se desprende que salir de la

    conver t ib i l idad no sera fci l . La convert ib i l idad no consist i slo

    en implantar un t ipo de cambio f i jo sino que su alcance fue mucho

    mayor: introdujo una nueva regla para el establecimiento y la din-

    mica de las relaciones econmicas.

    A travs de esta rgida regla cambiara se buscaba estabil izar

    los precios y reducir la incer t idumbre cambiar a, de fo rma tal de

    er rad icar la i n f l ac in . Y de hecho la conver t i b i l i dad log r este

    efecto buscado.

    R E F O R M A S E S T R U C T U R A L E S La conver t ib i l idad se art icul con la imp lementac in de un con -

    junto de reformas estructurales de c u o neoliberal (entre ellas, pr i-

    vat izaciones, apertura comerc ia l y l iberal izacin f inanciera). Las

    reformas const i tuyeron los pilares sobre los cuales repos el lla-

    mado mode lo de los noventa. El manten imien to de este mode lo

    por el lapso de una dcada der iv en una serie de consecuencias

    n e g a t i v a s pa ra a m p l i a s capas de la p o b l a c i n : d i s t r i b u c i n

    regresiva del ingreso y elevados niveles de desempleo, pobreza e

    indigencia. Luego de una dcada la convertibi l idad dej un balance

    social aterrador: un 40 por c iento de la poblacin bajo la lnea de

    pobreza, un 15 por ciento de indigencia y una tasa de desocupa-

    cin del orden del 20 por ciento.

    Estos efectos tuvieron su contracara: una minora, conformada

    por sectores de poder que lograron conjugar p redomin io econ-

    mico y pol t ico, fue beneficiara directa de este modelo . Sobresa-

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 77

  • len en este marco los pr incipales g rupos econmicos nacionales

    y extranjeros, grandes empresas transnacionales, poderosos ban-

    cos pr ivados nacionales y extranjeros, y acreedores externos.

    El plan de conver t ib i l idad y las re formas estructura les gene-

    raron un ampl io consenso dent ro del establishmentque abraz la c o n s e c u c i n de un p r o g r a m a e c o n m i c o que p r o c l a m a b a el

    desmante lamiento del Estado " in terventor e inef ic iente" , como se

    lo sola descalificar. El caso parad igmt ico de art iculacin de inte-

    reses de estos sectores se p lasm en el proceso de pr ivat izacin

    de empresas pbl icas. El acelerado proceso de venta de act ivos

    estatales se caracteriz por ofrecer, entre otros, ganancias extra-

    ordinar ias, mercados m o n o u ol igopl icos, mecan ismos de deter-

    m i n a c i n tar i far ia y regu ladores a l tamente ven ta josos para los

    ad j ud i ca ta r i os y un m e c a n i s m o de cap i ta l i zac in de la d e u d a

    externa argent ina. Esto l t imo refiere a la posib i l idad de emplear

    como medio de pago para la adquisicin de las empresas estatales,

    los bonos de la deuda pbl ica que estaban en defaulty t omados al 100 por c iento de su va lor nom ina l .

    Los consorc ios adjudicatar ios de las empresas pbl icas estu-

    v ie ron c o n f o r m a d o s en su g ran mayor a por: a l gn g r u p o eco-

    nmico local - q u e aportaba capacidad de lobby por sus contactos con la dir igencia pol t ica- , un banco acreedor externo -p roveedo r

    de los b o n o s de la d e u d a - y una e m p r e s a t r a s n a c i o n a l , c o n

    capacidad de gest in admin is t ra t iva y product iva de la empresa.

    Estas asociaciones comenzaron a cosechar cuant iosos d iv idendos

    en dlares de la exp lo tac in de estas empresas, que rp idamente

    se revalor izaron a nivel pa t r imon ia l .

    S E D DE DIVISAS Durante la v igencia de la conver t ib i l idad p r im el atraso cambia-

    rio. El peso argent ino estuvo sobreva luado con relacin al dlar.

    18 LORENA COBE

  • Este esquema de dlar barato favorec i las act iv idades v incu la-

    das a la prestacin de servic ios (sobre t o d o , los pbl icos pr ivat i -

    zados y el sector f inanciero) y las impor tac iones, en detr imento de

    las act iv idades product ivas (en especia l , la industr ia manufac tu -

    rera v incu lada al mercado interno que no poda compet i r con los

    productos impor tados) . La conver t ib i l idad generaba las condic io-

    nes propic ias para la especulac in f inanc iera . El man ten im ien to

    del 1 a 1 y la el iminacin de las restricciones para la entrada y salida

    de capitales ( l iberal izacin f inanciera) , o f ic iaban c o m o un rease-

    guro para la especulac in. Los capi ta les eran atrados por el cir-

    cuito f inanciero que, por un lado, ofreca una tasa de inters supe-

    r ior a la v igen te a n ive l i n te rnac iona l y m a y o r ren tab i l i dad que

    otros sectores de nuestra economa.

    Por o t ro lado contaban con la segur idad que podran salir de

    nuestro pas (o por lo menos del sistema f inanciero) cuando as lo

    decidieran sin n ingn t ipo de restriccin ni condic ionamiento y que

    el BCRA cambiara sus pesos por dlares a esa paridad legalmente

    establecida. Grandes agentes econmicos locales aprovechaban

    su posibi l idad de tomar prstamos en el exter ior a tasas ms bajas

    y valorizar d ichos fondos a tasas super iores en la plaza f inanciera

    local, para luego transfer ir los al exter ior (es decir, fugarlos).

    En def in i t iva la conver t ib i l i dad y la l iberal izacin f inanc iera ,

    a c o m p a a d a s de tasas de inters locales super iores a las v igen-

    tes in te rnac iona lmente , const i tu an a la especulac in f inanciera

    en un negoc io a l tamente rentable. El pun to f inal de este c ircui to

    del capital era la fuga de divisas.

    Pero al ser la convertibil idad un rgimen altamente dependiente

    del ingreso de divisas, aumentaba la vu lnerab i l idad externa de la

    economa local. Las crisis f inancieras ocurr idas en dist intos pases

    o regiones ponan en jaque la supervivencia de la convert ib i l idad

    ya que a fec taba los f l u j os de cap i ta les hacia los d e n o m i n a d o s

    pases emergentes , c o m o la Argent ina . M x i m e en un escenario

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 19

  • de apertura brutal y apreciacin del peso que generaba dficit en

    la balanza comercial (dado el alto peso de las importac iones) .

    Hasta 1994 el contex to internacional fue favorable al m o d e l o ;

    es tuvo caracterizado por la af luencia de capitales hacia este t ipo

    de economas y una baja tasa de inters internacional . En el caso

    argent ino , los capitales ingresaban mayormen te a invert i r en las

    empresas de servic ios pb l icos y en el mercado f inanc iero . Pero

    en 1994 el alza de la tasa de inters en los Estados Un idos afect

    la af luencia de capitales hacia los pases emergentes .

    De hecho, en 1995 se produ jo la pr imera crisis del mode lo de

    la convert ibi l idad: la l lamada crisis del tequila (originada en la deva-luacin de la moneda mex icana en d ic iembre de 1994). La huida

    masiva y repentina de capitales (temerosos de una devaluacin del

    peso argent ino) hizo t emb la r el s istema bancario. El tequila t uvo dos consecuencias fundamentales para el devenir econmico local:

    desencaden un acelerado proceso de concentracin y extranjer i -

    z a r o n del sector bancar io y conv i r t i al endeudamien to ex terno

    del sector pbl ico en la pr incipal fuente de divisas para el sosteni-

    m ien to de la conver t ib i l idad. Examinemos ambas consecuencias.

    LA BANCA S E REORGANIZA El efecto tequila l lev a una reestructuracin del s is tema banca-r io, a c o m p a a d a de c ier res, c o m p r a s y fus iones . Un cuan t i oso

    desembo lso del FMI, el apor te de otros o rgan ismos y del m i s m o

    Estado nacional , se apl icaron al salvataje del sistema bancar io. La

    desregu lac in y la impos i c i n de una nueva no rmat i va para las

    en t idades (mayores requ is i tos de l iqu idez y ot ras n o r m a s p r u -

    denciales) desencadenaron un acelerado proceso de concent ra-

    c in y ex t ran je r i za ron del sector. Entre 1994 y 1999 la cant idad de

    ent idades bancarias se redujeron de 168 a 92 y los c inco mayores

    bancos pasaron de contro lar el 37 al 45 por ciento de los deps i -

    20 LORENA COBE

  • tos bancar ios. Durante el m i s m o per odo el n m e r o de bancos

    extranjeros aument de 31 a 38. stos pasaron de controlar del 17

    al 47 por ciento de los depsitos bancarios.

    Las autor idades monetar ias a rgumen ta ron que esta mayor

    participacin de la banca extranjera en el pas contribuira a la esta-

    bi l idad y sol idez del s istema f inanc iero . El lo se deba (decan) a

    que estos bancos que ingresaban a la plaza local contaban con

    mayor acceso a fuentes de f inanc iamiento externo y el respaldo

    f inanciero de las casas matrices. De este m o d o , en situaciones de

    cr is is, se esperaba que estas ent idades con ta ran con el aux i l io

    f inanciero de dichas casas.

    Durante la dcada de 1990 el sector f inanciero fue de los ms

    rentables de la economa y uno de los grupos de presin ms pode-

    rosos. La dinmica de la convertibil idad hizo que lo financiero fuera hegemnico dentro del esquema de poder. S igu iendo a Heredia

    (2003), durante la pr imera parte de esta dcada, la representacin

    del sector bancar io estuvo dominada por la Asociac in de Ban-

    cos Argent inos (ADEBA) que agrupaba en su mayora a los bancos

    pr ivados nacionales. En segundo lugar, la Asociacin de Bancos

    de la Repblica Argent ina (ABRA) fue la vocera de la banca extran-

    jera. Sin embargo , el proceso de concentracin y ext ran jer izaron

    v iv ido a partir del efecto tequila, desat una reorganizacin de la representacin de los intereses de la banca. En 1999 estas dos orga-

    nizaciones se fus ionaron en la Asociacin de Bancos de la Argen-

    tina (ABA). Con Eduardo Escasany como Presidente -prop ietar io

    del Banco Galicia, el mayor banco privado nac iona l -ABA se erigi

    en representante de los sectores propietar ios ms concentrados,

    y por ende en un vocero unif icado de los intereses de la banca. Es

    decir que ABA naci como la expresin de una alianza entre la prin-

    cipal banca privada nacional y la extranjera.

    Las debil i tadas bancas pblica, provincial y cooperativa,- agru-

  • de la Repbl ica A r g e n t i n a (ABAPPRA), no escaparon a este pro-

    ceso de colonizacin de la representacin de la banca por parte de

    A B A y t r am i t a ron su i nco rpo rac in a esta l t ima . En 1999, ent re

    m i e m b r o s y adherentes, A B A nucleaba el 97 por c iento de los ban-

    cos que operaban en aquel m o m e n t o en el pas. As , esta asocia-

    c in alcanz a er ig i rse c o m o la pr inc ipal representante del sector,

    m o n o p o l i z a n d o la voz de los in tereses de la banca y d e j a n d o a

    ABAPPRA en una pos ic in subord inada . La p reeminenc ia y l ide-

    razgo p r imero de ADEBA y luego de A B A en el espacio pol t ico, es

    un ind icador del peso del sector f inanc iero c o m o mat r iz o rdena-

    dora de la economa .

    Con respecto a los fo rmatos de las prcticas polticas que carac-

    ter izaban a este actor, cabe destacar las in tervenc iones en el espa-

    c io pb l i co a t ravs de las l l amadas " C o n v e n c i n de B a n c o s "

    " R e u n i n A n u a l " o rgan i zadas po r A D E B A - A B A , in i c iadas en la

    dcada de 1980. Lo s igni f icat ivo de estas reuniones anuales es que

    f u e r o n a d o p t a n d o el f o r m a t o de " c o n g r e s o s c i e n t f i c o s " , recu -

    b r indose de esta m a n e r a de un halo de neu t ra l i dad e i nco rpo -

    rando p rog res i vamen te t emas que t rascendan las ac t iv idades e

    intereses estr ic tamente f inancieros. Part icipaban en ellas hombres

    de negoc ios , exper tos locales e in ternac iona les y las pr inc ipa les

    autor idades polt icas, es decir, presidentes del BCRA, min is t ros de

    economa y pres identes de la Nac in .

    Hacia los a o s noventa la Convenc in de Bancos se conv i r t i

    en una arena donde se cristal iz la conf luencia y l igazn estrecha,

    de la banca agrupada en el seno de la asociac in, los economis tas

    y exper tos de or ientac in neol ibera l , y los acreedores de la banca

    m u n d i a l . Este c ic lo de convenc iones , y en e l lo reside la s ign i f ica-

    c in h is tr ica de los d iscursos p r o n u n c ia d o s en e l las , se conv i r -

    t i e ron en un ve rdade ro m b i t o desde el cual una f racc in de los

    sectores dominantes, con una retrica tcnica, interpelaba al Estado,

    br indaba un d iagnst ico acerca de los p rob lemas del pas e in ten-

    LORENA COBE 2 2

  • taba impone r , en base a este d iagns t i co , la agenda a segui r en

    mater ia econm ica , social y pol t ica. La s ign i f icac in histr ica de

    las prcticas polt icas de este actor socio-pol t ico que condensaba

    A B A residi en su eficacia prctica para cond ic ionar la conf igura-

    cin de la agenda estatal. Es decir, un gran poder a la hora de c e i r

    las f ron teras o mrgenes entre los cuales se debat ie ron y f o r m u -

    laron los pr inc ipa les p rob lemas y p ropues tas de so luc in sobre

    la real idad soc ioeconmica y polt ica (Heredia: 2003).

    UN M O D E L O DEUDA-DEPENDIENTE El manten imiento de la convert ibi l idad y de la expansin econmica

    dependa del f lu jo de divisas. Ante la imposib i l idad de conseguir las

    divisas necesarias va superv i t comerc ia l (deb ido al alto c o m p o -

    nente de las importac iones) como t ampoco de la inversin extran-

    jera directa (IED) (dada la remisin de utilidades al exterior y la merma

    de IED con el in ic io de la recesin a med iados de 1998), el endeu-

    damiento del sector pblico se fue convirt iendo en la principal fuente.

    Las crisis f inancieras que suced ieron al tequila, la del sudeste asitico (1997), la rusa (1998) y la devaluac in b r a s i l e a (1999) sus-

    c i taron una huida de capitales de los pases emergentes . Ello pro-

    v o c un p r o g r e s i v o c ie r re del f l u j o de f i n a n c i a m i e n t o e x t e r n o

    pr ivado hacia este t ipo de economas, sobre todo a part ir de 1998.

    As m e r m a r o n las pos i b i l i dades de e n d e u d a m i e n t o del sec to r

    pb l ico (pr inc ipal sostn de la conver t ib i l i dad) e levando el costo

    del f i nanc iamien to ex te rno . Las fuen tes de f inanc iamien to se cir-

    cunscr ibieron a los organismos internacionales de crdito y el mer-

    cado doms t i co (bancos y adm in i s t rado ras de f ondos de jub i la -

    c iones y pens iones - A F J P - ) . Ello s igni f icaba que el Estado deba

    aceptar tasas cada vez ms elevadas para consegui r nuevos f o n -

    dos a la par que la carga por los pagos de la deuda se volva exor-

    bitante y d i f icu l tosa de solventar.

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 23

  • Pero el endeudamien to por parte del Estado no slo respon-

    da a las necesidades del sector pbl ico, esto es, atender sus c o m -

    promisos externos y equi l ib rar el dficit f iscal. En lo fundamenta l

    responda a las necesidades del sector pr ivado. El Estado tomaba

    deuda para obtener divisas que permit ieran cubrir los saldos nega-

    t i v o s de l b a l a n c e c o m e r c i a l y la s a l i d a m a s i v a de c a p i t a l e s

    (remesas de ut i l idades, pagos de deuda externa pr ivada, fuga de

    capitales, etc.) de los grandes agentes econmicos locales. Es decir

    que el sector pr ivado no aportaba las divisas necesarias para man-

    tener la conver t ib i l idad y de este m o d o generaba una brecha, que

    era cubierta por el Estado. As, la conver t ib i l idad se t rans fo rm en

    un rgimen deuda-dependiente que f inanci con el endeudamiento

    pbl ico las ingentes sal idas de divisas del sector p r i vado .

    La contrapart ida del endeudamiento resida en la exigencia de

    los o rgan ismos in ternacionales de crdi to de una profund izac in

    de las re formas est ructura les y del segu im ien to de un estr icto y

    progres ivo ajuste del gasto pbl ico, con excepc in de lo relacio-

    nado a c o m p r o m i s o s ex ternos (pagos de la deuda pbl ica). A B A

    a c o m p a estos rec lamos de los o rgan ismos al Estado. En otras

    palabras, las ex igenc ias de los acreedores ex te rnos eran secun-

    dadas por los hombres de esta asociacin a travs de un discurso

    donde quedaba ocu l to el papel del sector p r i vado en la genera-

    cin del endeudamien to pbl ico. Se haca recaer la responsabi l i -

    dad del m i s m o en la ineficiencia de la gestin estatal, mientras que

    en la prctica, era el mecan ismo sobre el cual descansaba la estra-

    tegia de acumulac in del sector bancar io.

    En el seno de A B A se emplaz y p roc lam un d iagnst ico que

    expl icaba los p rob lemas econmicos del pas por una con junc in

    de factores exgenos (los shocks externos, e jemp lo el tequila) y endgenos . Con respecto a estos l t imos , centro de las d isputas,

    se ident i f icaba al Estado c o m o pr inc ipal responsab le . El persis-

    tente y progresivo dficit fiscal fue eros ionando la confianza de los

    24 LORENA COBE

  • mercados en la economa argentina; dficit con origen en el manejo

    desequi l ib rado e inef ic iente del p resupuesto pbl ico. Ello i m p o -

    na un mayor ajuste del gasto pblico y una nueva batera de refor-

    mas pro-mercado.

    Para estos banqueros la crisis de confianza se agravaba por el

    c l ima de "violencia"-actores sociales m o v i l i z a d o s - y los escn-dalos de co r rupc in que envo lv an a los func ionar ios pb l i cos .

    Estos i n c u m p l i m i e n t o s del Estado en garant izar el o rden y una

    administracin t ransparente- todos confl ictos de carcter po l t ico-

    impactaban sobre la economa y ob tu raban la salida de la rece-

    s in. Para el presidente de ABA:

    "Ms all del d iseo de las polticas ms adecuadas para recuperar el cre-

    cimiento, hay una cuestin previa a resolver... Esta cuestin concierne a

    la vigencia de la Ley, requisito central para una convivencia civilizada.

    Efectivamente, vivimos inmersos en un clima de violencia cotidiana, por

    el auge del delito, y por el hecho de que cualquier reclamo se expresa

    vulnerando el derecho de los dems (cortes de ruta; de aeropuertos; de

    calles; etc.) (...) Asistimos, adems, a una ola de denuncias sobre pre-

    suntos delitos, que abarca jueces, legisladores, miembros del Poder Eje-

    cutivo, instituciones..." (Escasany, Reunin Anual de Bancos 2001).

    Escasany iba ms all del aspecto ind isc ip l inado del Estado

    en mater ia f iscal ; apuntaba a s e a l a r el i n cump l im ien to de f u n -

    ciones bsicas. Era un Estado incapaz de mantener el orden a tra-

    vs de la a p l i c a c i n de la ley an te s i t u a c i o n e s de v i o l e n c i a e

    imbu ido en escndalos de cor rupc in que m inaban la conf ianza

    de los mercados .

    A la par que se pronunc iaban este t ipo de discursos, los ven-

    c i m i e n t o s de la d e u d a q u e se p r o d u c a n o p e r a b a n c o m o una

    espada de Damocles sobre el gob ie rno . Este deba t o m a r nuevo

    c rd i to a tasas ru inosas y/o renegoc ia r los v e n c i m i e n t o s t a m -

    bin conva l idando tasas y otros costos descomunales. Los casos

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • ms emblemt icos fueron las operaciones de Blindaje-una puesta a d ispos ic in sin desembo lso para contener la cada en de fau l t - y

    de Megacanje de t tu los de la deuda pbl ica; negociaciones con -cretadas en d ic iembre de 2000 y mayo de 2001, respect ivamente.

    Las tasas de in te rs s i g u i e r o n la e v o l u c i n exp los i va de la

    p r ima de r iesgo pas (la p robab i l i dad de i n c u m p l i m i e n t o de las

    ob l igac iones o que la deuda emi t ida no sea pagada en t i e m p o y

    fo rma) . As se gener un crculo v ic ioso y perverso entre la carga

    de la deuda y la tasa de r iesgo. Las tasas de las co locac iones de

    los bonos de la deuda pbl ica t reparon l legando a superar el 20

    por c iento anual en dlares, en un m o m e n t o en que las tasas inter-

    nacionales rondaban el 6 por c iento (Brenta y Rapoport , 2003:80).

    A pesar de este es tado cr t ico en las cuen tas ex te rnas y de

    haber cado la economa en un ciclo recesivo en 1998, la A r g e n -

    t ina s igu i rec ib iendo desembo l sos de los o r g a n i s m o s in terna-

    cionales y co locando deuda en el s is tema f inanc iero local. Estos

    fondos se destinaban al pago de los compromisos externos y f inan-

    ciaban la fuga de capitales pr ivados. Recin a f ines de 2001, el FMI

    decidi suspender los prstamos; decis in que aceler el colapso

    de la conver t ib i l i dad .

    Para entender me jo r este co lapso debemos retroceder unos

    pasos y poner la mi rada sobre las apuestas de los sectores d o m i -

    nantes en la segunda mi tad de los noventa.

    DISPUTAS DEL PODER ECONMICO C u l e s fueron las apuestas de los sectores dominantes ante el ago-

    tamien to de la conver t ib i l idad? La ar t iculacin de intereses entre

    las dist intas fracciones lograda con la instauracin del mode lo de

    los noventa no dur para s iempre. La agona de la conver t ib i l idad

    tuvo como trasfondo la erosin de dicha convergencia. Hacia media-

    dos del decenio las estrategias de acumulacin econmica de estas

    26 LORENA COBE

  • f racciones adoptaron caminos d ivergentes. Por un lado, los gru-

    pos econmicos locales vendieron la mayora de sus acciones a las

    empresas privatizadas, industr iales y f inancieras. Pero conserva-

    ron y/o amp l i a ron su par t ic ipac in en las ac t iv idades l igadas al

    comerc io internacional, en particular la produccin agro-exporta-

    dora. El grueso de los fondos obtenidos por la venta de dichos acti-

    vos (se estima superior al 85 por ciento) fue fugado al exterior.

    Con activos dolar izados y una decisiva insercin en act ivida-

    des v inculadas a la expor tac in (fuente de divisas), surge en pr in-

    cipio que una eventual devaluac in del peso favorecera la posi-

    c in relativa de esta f raccin empresar ia.

    Por el lado de las empresas privatizadas y las ent idades f inan-

    cieras, que pasaron a estar en manos mayor i ta r iamente extranje-

    ras, sus fuentes de ren tab i l idad estaban v incu ladas al mercado

    interno y el mantenimiento del 7 a 7. Dado que sus ingresos eran en

    pesos, el nivel de utilidades medido en dlares estaba sujeto en gran

    parte al mantenimiento de la paridad cambiara. Esta fraccin empre-

    saria controlaba los sectores ms rentables de la economa durante

    la convert ibi l idad. Ya s e a l a m o s los beneficios extraordinarios que

    generaban las empresas privatizadas. En el caso que nos ocupa, la

    banca pr ivada tomaba prstamos en el exter ior a una tasa prefe-

    rencia!. Estos fondos los prestaba en el mercado domstico tanto al

    sector pbl ico c o m o al sector pr ivado no f inanciero ( ind iv iduos,

    empresas y familias) a tasas mucho ms elevadas. La dinmica de

    esta fuente de rentabil idad comportaba un potencial desequil ibr io,

    ya que la banca prestaba estos dlares a personas, empresas y gobier-

    nos (provinciales y nacional) cuyos ingresos eran fundamentalmente

    en pesos (generando lo que en economa se entiende por descalce

    de monedas). En suma, este esquema dependa del diferencial de

    tasas de inters y la posibi l idad irrestricta de conversin de pesos

    a divisas (a un dlar barato). En este sentido, la paridad fija por ley

    operaba como un verdadero seguro de cambio.

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 27

  • Una eventual devaluacin y/o una cada en cesacin de pagos

    (default) del sector pbl ico compor taban riesgos mayores, puesto que c o m p r o m e t a la capacidad de recupero de los fondos pres-

    tados. Sobre este r iesgo se asentaban las altas tasas que cobra-

    ban a sus clientes pblicos y privados. Es decir que la banca (como

    cualquier clase de prestamista) no asume este r iesgo grat is sino

    que lo cobra a travs de las tasas de inters.

    De lo expuesto se desprende el inters de la f raccin empre-

    saria con insercin en las empresas privatizadas y el sistema f inan-

    ciero por mantener y/o profundizar la conver t ib i l idad.

    Los mov imientos y virajes en las estrategias de acumulacin de

    los grupos econmicos marcaron el comienzo de la desarticulacin

    de la convergencia de intereses lograda dentro del establishment con eje en la conver t ib i l idad y las re formas estructurales. Con el

    deterioro de la tasa de ganancia de las grandes empresas registrado

    a partir de 1998 (inicio de la recesin) y la devaluacin de la moneda

    en Brasil (el principal socio comercial de la Argentina) en 1999, todos

    estos caminos y estrategias diversas desembocaron en dos alinea-

    mientos. De un lado, los representantes del sistema financiero con-

    centrado y las empresas privatizadas, secundados por economis-

    tas or todoxos, impulsaban una p ro fund iza ron de la convert ibi l idad

    a t ravs de la dolar izac in: los l lamados dolarizadores. Del o t ro , un al ineamiento l iderado por grupos econmicos locales y conglo-

    merados extranjeros con ingentes activos resguardados en el exte-

    rory/o insercin en actividades con perfil exportador propugnaban

    la devaluacin: eran los devaluacionistas.

    Los principales promotores de la devaluacin se agruparon en

    e l au todenominado Grupo Productivo, l iderado por la Unin Indus-

    t r ia l Argent ina (UIA) y que congregaba a la Cmara Argent ina de

    la Construccin (CAC) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

    Durante e l per odo 1999-2001, el Grupo Product ivo logr articular

    un conf i t f i to de alianzas sociales con otras organizaciones empre-

    LORENA COBE

  • sarias, sindicales (en especial la CGT disidente) y poltico-partida-rias (en particular la fraccin bonaerense del Partido Justicialista). Conformaron un frente desde el cual se reedit un discurso de tinte nacionalista y productivista: "reactivar la industria nacional para generar trabajo argentino", en contra de la "especulacin finan-ciera" y los "intereses forneos" ajenos al inters nacional.

    Con esta retrica productivista, se demandaba una devalua-cin del peso. Dado el consenso social en torno al 7 a 1 y los posi-bles efectos desestabilizadores de una devaluacin, esta demanda no apareca de manera explcita en sus discursos. Estaba entreli-neas en sus reclamos en contra del atraso cambiario y por la mejora de la competit ividad, y en contra de la desindustrializacin y la extranjerizacin producidas en los noventa.

    El Grupo Productivo reclamaba tambin la pesificacion de sus deudas. Una eventual devaluacin {beneficiosa para los agentes econmicos vinculados a la exportacin y la sustitucin de impor-taciones) tendra como contrapartida desfavorable el encareci-miento de las deudas tomadas por las empresas en moneda extran-jera (ya sea contra el sistema financiero loca! o extranjero). Por ello, las propuestas de devaluacin del peso y pesificacion de las deudas iban de la mano.

    Entretanto, en la cpula de ABA se desarrollaba un importante conflicto, sobre todo entre los bancos nacionales y extranjeros, que afect al propio Escasany. Este ltimo realiz intentos de acerca-miento con los integrantes del Grupo Productivo. Dichos intentos se toparon con la oposicin de los representantes de la banca extran-jera en el seno de ABA. Esta lt ima fraccin se mostraba ms proclive a la dolarizacin de la economa y a la comunin con otros sectores, tales como las empresas privatizadas. En trminos gene-rales, durante la crisis se torn problemtica la representacin de intereses comunes del sector bancario. La alianza entre la princi-pal banca nacional y la extranjera se fue resquebrajando a la par

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • que se hunda la convertibilidad, es decir el modelo que logr con-

    gregarlos y cuya defensa a ultranza asumieron.

    Recapitulando: de forma paralela al agotamiento del rgimen

    de convertibilidad, marcado por la recesin econmica, un elevado

    dficit fiscal y desequilibrio en el sector externo, y un progresivo cie-

    rre de las fuentes de crdito, se produca este enfrentamiento entre

    fracciones dominantes. El eje de este enfrentamiento se articul en

    torno a qu hacer con el tipo de cambio. Estas fracciones que se

    haban visto beneficiadas por la convertibilidad ahora disputaban

    cmo salir de este rgimen. Como planteramos en la introduccin:

    qu estaba en juego en esta disputa? La distribucin de los costos

    y ganancias que implicaba salir de la convertibilidad. En definitiva,

    qu sectores terminaran pagando los platos rotos. Pese a estas dife-

    rencias entre los dos alineamientos, haba un denominador comn:

    ambas propuestas de salida suponan la cada de los salarios y el

    deterioro de la calidad de vida de los sectores populares.

    Al comps de esta disputa en torno a la definicin de los gana-

    dores y perdedores de la salida de la convertibilidad, se fue recon-

    figurando el esquema de relaciones de poder dentro de los sec-

    tores dominantes. Como procuraremos demostrar ms adelante,

    el proceso de formulacin e m p l e m e n t a c i n de la poltica de pesi-

    ficacion asimtrica durante el primer semestre de 2002, oper

    como bisagra en la conformacin del nuevo esquema y la esta-

    bilizacin de esta disputa entre fracciones de poder.

    FUGA DE CAPITALES El modelo deuda-dependiente tena una contracara regresiva: la

    fuga de divisas del pas. En qu consisti este proceso? Para res-

    ponder al interrogante nos remitimos al informe elaborado por la

    Comisin Especial Investigadora de la Cmara de Diputados sobre

    la Fuga de Divisas de la Argentina durante 2001 (2005).

    30 LORENA COBE

  • Se estima que en el transcurso de 2001 se fugaron 16 mil millo-

    nes de dlares y que el stock de activos de residentes locales en

    el exterior superaba a fines de dicho a o los 114 mil millones de

    dlares. Ello evidencia que la ingente salida de divisas produ-

    cida en 2001 es parte de un proceso ms amplio (estructural) cuyos

    orgenes pueden rastrearse a partir de las polticas econmicas

    encaradas por la dictadura militar instaurada en 1976. La fuga de

    capitales de la Argentina es un proceso continuo que se vuelve

    ms virulento en los perodos de inestabilidad econmica y pol-

    tica. En los momentos de crisis aumenta la intensidad de una prc-

    tica habitual y recurrente de particulares y sectores empresarios

    concentrados (la cpula econmica). Del cruce del stock de deuda

    externa y el stock de activos fugados, la Comisin lleg a la con-

    clusin que por cada dlar de deuda externa habla 90 centavos de

    dlar fugados del pas.

    Los grandes agentes econmicos nacionales y extranjeros fue-

    ron los ms dinmicos a la hora de fugar divisas. Esta salida de

    capitales fue vehiculizada por el sistema bancario que, segn el

    informe, oper como una verdadera "autopista"para la fuga. Las investigaciones lograron demostrar que un p u a d o de bancos pri-

    vados nacionales y extranjeros, funcion como facilitador de la

    dinmica de la fuga de divisas. Dentro de este p u a d o , el Banco

    de Galicia y Buenos Aires S.A. y el Citibank NA conformaron

    "los carriles ms activos de la 'autopista'".

    CRISIS DE DICIEMBRE En el contexto de fuerte desequilibrio en las cuentas externas y

    ante las perspectivas de una devaluacin, en marzo de 2001

    comenz una corrida bancaria (un retiro generalizado de depsi-

    tos del sistema) que se extendi con altibajos durante el resto del

    a o . Esta corrida puso en jaque el nivel de reservas intejj ia^jo-

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • nales (pilar de la convertibilidad). La salida de depsitos del sis-

    tema presionaba sobre las reservas porque los bancos devol-

    van los depsitos en dlares comprando stos al BCRA con pesos

    y en el caso de los depositantes que retiraban pesos, corran de

    inmediato a comprar dlares. Estos dlares eran fugados (ya

    sea que se guardaran "bajo el colchn" o se enviaran al exterior), es decir salan del sistema. Como ya sabemos, la contrapartida del

    drenaje de depsitos del sistema era la fuga de divisas.

    Para dar una idea de la magnitud, durante 2001 los bancos per-

    dieron depsitos por una cifra cercana a los 20 mil millones pesos/

    dlares (el equivalente al 20 ciento del total de depsitos exis-

    tentes en el sistema a fines de 2000). En los ltimos das de noviem-

    bre el drenaje acumulado de los depsitos bancarios y de las reser-

    vas alcanz un nivel crtico. El viernes 30 de ese mes se vivi una

    jornada febril cuando los depositantes se arrojaron en masa a reti-

    rar sus depsitos y convertirlos a dlares fsicos (billetes).

    Buscando poner un freno a la sangra y as evitar la quiebra

    del sistema bancario, esa misma jornada el gobierno decret una

    serie de medidas de urgencia: impuso un conjunto de restric-

    ciones para el retiro de dinero del sistema y la salida de divisas

    (Decreto 1.570). Este conjunto de normas pas a denominarse

    corralito financiero. Al momento de instaurarse, los depsitos en poder de los bancos estaban en el orden de los 68.300 millones

    de pesos/dlares.

    El decreto dispuso la vigencia de estas medidas de urgencia

    por el transcurso de noventa das. Sin embargo, se extendi de

    hecho hasta el 2 de diciembre de 2002, es decir, un a o . Las res-

    tricciones provocaron una merma del drenaje de fondos del sis-

    tema pero a un costo econmico, social y polticamente elevado.

    La instauracin del corralito no slo afect el funcionamiento de las finanzas y la economa, sino que potenci el ya conflictivo

    escenario socio-poltico. En definitiva, en diciembre de 2001 la

    LORENA COBE

  • Argentina atravesaba una de las crisis ms profundas de su his-

    toria acumulando ms de tres a o s de recesin econmica. Todo

    ello en un contexto de amplia movilizacin de distintos sectores

    sociales, caracterizada por saqueos, cacerolazos y manifestaciones

    multitudinarias. Bajo este arco heterogneo de sectores y reclamos

    haba un denominador comn: el repudio hacia la clase poltica

    expresado en la consigna "que se vayan todos". El desenlace inme-

    diato fue la instauracin del estado de sitio, una brutal represin

    que provoc la muerte de 34 personas, la cada del gobierno de

    Fernando De la Ra el 20 de diciembre, la sucesin de tres presi-

    dentes en los ltimos das del a o y la declaracin del defaultde una parte importante de la deuda pblica.

    Con ese trasfondo, el 1 o de enero de 2002 la Asamblea Legis-

    lativa design a Eduardo Duhalde presidente provisional. Duhalde

    lideraba la fraccin bonaerense del Partido Justicialista; recorde-

    mos, ligada a la propuesta devaluacionista impulsada por el Grupo

    Productivo. Los cargos clave de gobierno seran ocupados por repre-

    sentantes encumbrados de esta propuesta, en particular las car-

    teras de economa y de produccin, para Jorge Remes Lenicov

    -economista del justicialismo bonaerense- y Jos Ignacio de Men-

    diguren -dirigente de la UIA y referente del Grupo Productivo- res-

    pectivamente. Es decir que la asuncin de Duhalde significaba el

    ascenso al poder de los grupos econmicos, sociales y polticos

    ligados a la salida devaluadora. No obstante, el poder econmico

    de la fraccin derrotada -en particular, la banca-se hara sentir. Cualquiera fuera el camino a recorrer para salir de la crisis, exi-

    ga al gobierno resolver el tema corralito. Ello implicaba como paso previo definir la situacin de los depsitos y prstamos pactados

    en dlares en el sistema financiero local y, por ende, tratar con la

    banca. Ms all de la prdica productivista, la nueva coalicin de

    gobierno no asumic el control del aparato estatal con un programa

    definido. Y pese a su discurso anti-finanzas, esta coalicin no poda

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • desconocer que no hay economa capitalista que pueda funcionar

    sin sistema financiero.

    Ahora bien, a fin de reconstruir el proceso social de resolucin

    de la cuestin de las obligaciones, debemos comenzar por abor-

    dar la forma de explicar la crisis por parte de los actores involu-

    crados en dicho proceso de resolucin. Por qu? Porque los modos

    de entender la crisis por parte de los actores condicionan la res-

    puesta -la poltica-estatal a la cuestin que se intenta resolver. El

    diagnstico condiciona el tratamiento.

    34 LORENA COBE

  • CAPTULO DOS DIAGNSTICOS DE LA CRISIS

    C m o explicaron la crisis los actores gubernamentales involucra-

    dos en el proceso de resolucin de la cuestin de las obligaciones

    nominadas en dlares en el sistema financiero? Para responder a

    esta pregunta debemos poner la mirada sobre los discursos de dos

    figuras fundamentales en este proceso: el presidente Eduardo

    Duhalde y el ministro de Economa, Jorge Remes Lenicov.

    El primero sostuvo lo siguiente: "La Argentina est quebrada" debido a un "modelo perverso "que sumi en la "desesperacin a la enorme mayora de nuestro pueblo". La debacle argentina reconoca un origen de larga data (dcadas) y era consecuencia de una alianza entreel "poder poltico" y el "poder financiero", que subordin al "poderproc/uct/vo" (Duhalde, 01/01/02; 04/01/02}.

    Identificado con la opcin devaluadora, Duhalde apel a un

    discurso a tono con los argumentos del Grupo Productivo. Se pre-

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • sent a s mismo como histrico predicador de una conviccin

    "product ivista": su propuesta para salir de la crisis se asentaba

    sobre un modelo en consonancia con sus doctrinas acerca de la

    produccin y el trabajo.

    A la hora de explicar porqu se haba llegado a la crisis ban-

    caria y al corralito financiero, afirmaba que la corrida bancaria y la cada de las reservas internacionales se relacionaban con

    una crisis de confianza respecto a la continuidad de la converti-

    bil idad: "Durante el ejercicio 2001, las reservas del BCRA caye-

    ron 18 mil mil lones... y el 24 por ciento de los depsitos del sis-

    tema financiero fugaron como consecuencia, entre otros, de la

    crisis de confianza" {Duhalde, 01/01/02). En principio, un argu-

    mento afn al sostenido por el sector financiero concentrado. Sin

    embargo, en sus pronunciamientos sobre los factores explicati-

    vos de la crisis, el acento estuvo puesto en el proceso de fuga de

    divisas que se dio en el marco de la crisis de la convertibil idad.

    En palabras de Duhalde:

    " E s t n m e t i d o s e n e l f a m o s o ' c o r r a l i t o ' 6 5 m i l m i l l o n e s e n t r e p e s o s y

    d l a r e s q u e l o s b a n c o s h a n p r e s t a d o a e m p r e s a s , f a m i l i a s o a l s e c t o r

    p b l i c o . E x i s t e s i n e m b a r g o u n a d e n u n c i a . . . a c e r c a d e la p r o b a b l e i l e -

    g a l i d a d d e la r e m i s i n d e p a r t e d e e s o s f o n d o s c o n m a n i o b r a s a l

    e x t e r i o r . H a y q u e i n v e s t i g a r s e r i a m e n t e . . . S e d e b e g a r a n t i z a r q u e q u i e -

    n e s h a y a n r o b a d o e l d i n e r o d e la g e n t e y q u i e n e s n o h a y a n c o n t r o l a d o

    a l o s q u e r o b a b a n , v a y a n p r e s o s " ( D u h a l d e , 0 1 / 0 1 / 0 2 ) .

    El Presidente realiz un planteo en trminos de vctimas (los

    "afectados por el corralito") y victimarios (el sistema financiero),

    identificando ya sea de modo explcito o implcito, un enemigo: el

    frente conformado por el sistema financiero y los economistas de

    la ortodoxia liberal, impulsores de la dolarizacin.

    36 LORENA COBE

  • " E l c a m i n o d e s a l i d a d e A r g e n t i n a es c l a r o : t e n e m o s q u e d e j a r la A r g e n -

    t i n a d e e s a a l i a n z a f i n a n c i e r a , e s p e c u l a t i v a , r e n t s t i c a y u s u r e r a , q u e se

    l l e v la p l a t a d e l o s a r g e n t i n o s y q u e a l g n d a d e b e r n r e n d i r c u e n -

    t a s a n t e la J u s t i c i a d e a c , n o d e la d e D i o s , l o s q u e s e h a n l l e v a d o . . . "

    { D u h a l d e , 0 1 / 0 2 / 0 2 ) .

    En sus memorias sobre la administracin de la crisis, Duhalde reiterara su argumento:

    " . . . e l m e n s a j e q u e q u e r a m o s t r a n s m i t i r l e s a l o s a r g e n t i n o s y a l

    m u n d o e r a : ' E n n u e s t r a p a t r i a n o h u b o n i u n a g u e r r a n i u n t e r r e m o t o . E n

    la A r g e n t i n a se p r o d u j o u n s a q u e o f i n a n c i e r o , u n v a c i a m i e n t o , p e r o la

    A r g e n t i n a p r o d u c t i v a s i g u e i n t a c t a a p e s a r d e t o d o ' " { D u h a l d e , 2 0 0 7 : 2 2 3 I .

    Podemos calificar el diagnstico de Duhalde como la teora de la fuga ilegal, ya que el factor explicativo sobresaliente fue la fuga de divisas en su dimensin ilcita. Y a la vez consider como agen-

    tes responsables de este proceso al sistema f inanciero y sus

    cmplices. Esta teora fue alimentada no slo por la figura presi-

    dencial, sino tambin por distintos sectores y su verosimilitud se

    potenci con las denuncias e investigaciones judiciales y legisla-

    tivas sobre el proceso de fuga de divisas del pas que se iniciaron

    en dicha poca. Pero la teora de la fuga tuvo en este contexto de

    crisis dos variantes. La primera apunt a aquellos agentes que fuga-

    ron de modo legal (no al proceso general de fuga de divisas). Una

    segunda variante, que abordaremos ms adelante, hizo hincapi

    en la ilegitimidad de este proceso en general.

    OTRA TEORA Remes Lenicov retom ciertas premisas del discurso presidencial

    pero se concentr en destacar otros factores. Para el ministro, en

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • diciembre de 2001 la Argent ina ingres en una crisis social y

    econmica sin precedentes. Esta crisis reconoca una causa de

    largo plazo - la falta de una estrategia de desarrol lo durante

    dcadas-y causas de mediano y corto plazo, vinculadas a la sacra-

    lizacin del rgimen de convertibilidad, un instrumento efectivo

    en su momento para el control de la inflacin. Sin embargo, el pro-

    blema fue que se perpetu durante una dcada.

    " L a c r i s i s q u e h i z o e c l o s i n e n d i c i e m b r e d e 2001 h a t e n i d o s u o r i g e n

    l a r g o t i e m p o a t r s , s i n q u e a n t e r i o r e s g o b i e r n o s , y s u s r e s p e c t i v a s c o n -

    d u c c i o n e s e c o n m i c a s , a d o p t a r a n m e d i d a s c o n s i s t e n t e s e i n f o r m a r a n

    a la o p i n i n p b l i c a c o n s i n c e r i d a d s o b r e e l a g o t a m i e n t o d e la c o n v e r -

    t i b i l i d a d y l a s c r e c i e n t e s d i f i c u l t a d e s e n m a t e r i a p r o d u c t i v a , f i n a n c i e r a y

    f i s c a l . P o r e l c o n t r a r i o , e s o s g o b i e r n o s i n s i s t i e r o n e n m a n t e n e r a u l t r a n z a

    e s e m o d e l o a g o t a d o , y j u n t o c o n l , u n c o n j u n t o d e p o l t i c a s f i s c a l e s y

    m o n e t a r i a s c l a r a m e n t e i n c o n s i s t e n t e s , m i e n t r a s a v a n z a b a la d e s t r u c -

    c i n d e e m p r e s a s y d e p u e s t o s d e t r a b a j o (y la d e n o m i n a d a r u p t u r a d e

    la c a d e n a d e p a g o s ) " ( R e m e s L e n i c o v , T o d e s c a y R a t t i , 2003: 4).

    La perpetuacin de la convertibilidad fue llevada a cabo por

    dirigencias polticas que contribuyeron a la gravedad de la situa-

    cin con una batera de planes y medidas inconsistentes, y "ocul-

    ta ron" la verdad -e l peligro de la s i tuac in- a la sociedad. Fue

    as que sumieron al pas en la recesin, el caos fiscal y el desca-

    labro macroeconmico. Segn el min is t ro, las sucesivas con-

    ducciones realizaron diversos e infructuosos intentos de salida de

    la recesin endgenos a la convertibilidad. Pretendieron reactivar

    la economa sin abandonar el rgimen de cambio fijo. El consenso

    en torno a este rgimen -a pesar de sus problemas inherentes-

    llev a que los "obstinados" elencos gubernamentales no afron-

    taran ni sinceraran la situacin.

    Remes Lenicov confrontaba con las figuras del establishment local y extranjero, comprendidos economistas expertos y funcio-

    LOREMA COBE

  • narios de organismos multilaterales de crdito. Estas figuras com-

    binaron acciones de ocultamiento y medidas para revertir la rece-

    sin que se revelaron inconsistentes, inadecuadas y hurfanas de

    idoneidad. Estas acciones llevaron las finanzas pblicas a un caos.

    El ministro retomaba la frase pronunciada por Duhalde: "Ya

    lo dijo el presidente Duhalde: 'La Argentina, est quebrada'. Eso,

    ms que una palabra, implica sumar restricciones y definir qu es

    lo que se puede hacery qu es lo que no se puede hacer de

    momento". Para Remes Lenicov "la Argentina est quebrada" por-

    que en definitiva "durante muchos a o s hemos vivido de pres-

    tado", es decir, que este pas se mantuvo bsicamente sobre la

    base del endeudamiento. Y agregaba que "la quiebra del Estado

    es la quiebra de nuestra comunidad" (Remes Lenicov, 04/02/02).

    Vale la pena que nos detengamos a analizar esto ltimo. Con-

    sideremos lo siguiente: la Argentina o la comunidad son figuras

    englobantes donde las distinciones entre sectores sociales se esfu-

    man. En otras palabras, el ministro apelaba a figuras que torna-

    ban invisibles las diferencias entre sectores y, por ende, el mapa

    de perdedores y ganadores del esquema de endeudamiento que

    prim durante la convertibilidad. De este modo, podemos concluir

    que el diagnstico sobre la crisis movilizado por la voz del minis-

    tro, daba lugar a una legitimacin - justificacin- de la socializa-

    cin (estatizacin) de las prdidas generadas por la misma. En

    efecto, si era la comunidad argentina la que haba quebrado (por

    haber vivido de prestado), era la comunidad en su conjunto (y

    no los sectores que se haban visto beneficiados en detrimento de

    otros por el rgimen) la responsable de financiar los quebrantos.

    INDISCIPLINA FISCAL? C m o explicaban desde ABA la crisis bancaria y el corralito? Desde esta institucin, dominada por la banca extranjera, se mantuvo a

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • rajatabla el argumento que vena esgrimindose desde 1999: los

    desequilibrios econmicos encontraban su causa principal en la

    indisciplina fiscal, es decir, en el manejo desequil ibrado de las

    cuentas pblicas por parte de los gobiernos de turno.

    Desde un discurso que siempre se autoproclamaba ajeno a

    toda ideologa, exento de intereses polticos y apegado al mximo

    rigor cientfico, se sostena que las imputaciones acerca de la res-

    ponsabilidad de la banca por la crisis y el corralito eran falaces y se cimentaban sobre motivaciones ideolgico-polticas que ope-

    raban como mecanismos de caos y desintegracin.

    Retrucando aquellas imputaciones, Mario Vicens (titular de

    ABA desde julio de 2002) afirm: "Echarle la culpa a los bancos

    es una manera cmoda de deslindar responsabilidades. Las enti-

    dades advirtieron en su momento sobre las consecuencias que

    tendra la crisis si no se atacaban sus causas a t iempo" (mbito Financiero, 13/12/02).

    Estas voces representativas de la banca argumentaron que la

    crisis bancaria fue un efecto directo de las restricciones impues-

    tas por el denominado corralito. Este ltimo fue consecuencia del comportamiento de los depositantes que se lanzaron a una corrida

    bancaria y cambiara de carcter sistmico (es decir, una corrida

    contra el sistema bancario y no contra determinados bancos). Estos

    ind iv iduos reaccionaron ante los temores generados por la

    situacin macroeconmica, "responsabilidad bsica del Estado".

    " F r e n t e a v e r s i o n e s q u e p r e t e n d e n m o s t r a r a l a s e n t i d a d e s f i n a n c i e -

    r a s c o m o c a u s a n t e s d e l a s d i f i c u l t a d e s q u e e n f r e n t a la s o c i e d a d , d e r i -

    v a d a s d e la v i g e n c i a d e l . . . c o r r a l i t o , la A B A c o n s i d e r a n e c e s a r i o s e a -

    l a r l o s i g u i e n t e : 1 . L a s r e s t r i c c i o n e s a la o p e r a t o r i a b a n c a r i a f u e r o n

    i m p u e s t a s . . . p o r l as a u t o r i d a d e s p a r a e v i t a r e l c o l a p s o d e l s i s t e m a b a n -

    c a r i o p r i v a d o y p b l i c o , y d e l s i s t e m a e c o n m i c o , f r e n t e a l m a s i v o r e t i r o

    d e l o s d e p s i t o s p r o d u c i d o e n l o s d a s a n t e r i o r e s a l 0 1 . 1 2 . 2 0 0 1 . . . El

    LORENA COBE

  • c o m p o r t a m i e n t o d e l o s d e p o s i t a n t e s - a s u v e z - o b e d e c i a l o s t e m o -

    r e s s u s c i t a d o s p o r la e v o l u c i n m a c r o e c o n m i c a ( r u m o r e s d e d e v a -

    l u a c i n , i n m i n e n c i a d e l d e f a u l t , e t c . ) . Esa e v o l u c i n - e s o b v i o - e s r e s -

    p o n s a b i l i d a d b s i c a d e l E s t a d o , e n e j e r c i c i o d e l a s f u n c i o n e s q u e

    l e g t i m a m e n t e le c o r r e s p o n d e n " ( A B A , S o l i c i t a d a 1 7 / 0 1 / 0 2 ) .

    Para este sector de la banca el corralito operaba como barrera para impedir un retiro generalizado de depsitos, con el objetivo

    de proteger a los ahorristas y no a los bancos. Ello obedeca a

    que el sistema bancario local, como "cualquier sistema banca-

    rio en el mundo" , por su lgica de operatoria y dinmica -nor-

    mas propias de func ionamiento- no poda enfrentar un retiro

    generalizado de depsitos. Esto lt imo se explicaba por el des-

    calce (diferencias) de plazos entre las obligaciones -depsitos

    y crditos-. Es decir, se deba a que en promedio los plazos de

    devolucin de los depsitos (pasivos de los bancos y fuente de

    los prstamos) eran mucho menores a los plazos de recupera-

    cin de los crditos (activos de los bancos).

    Segn los banqueros el corralito apunt a frenar las conse-cuencias de las inconsistentes y desordenadas decisiones guber-

    namentales, generadoras de incertidumbre. Pero no hizo ms que

    agudizar el carcter impredecible de las relaciones contractua-

    les, erosionando la confianza de la sociedad en los bancos.

    Bajo un formato ms elaborado, ABA expuso estos argumentos

    en un informe preparado por Martn Lagos (2002) que confronta

    nuevamente con aquellas explicaciones que responsabilizan a los

    bancos por la crisis. En dicho informe se sostiene que el sis-

    tema financiero local contaba con las fortalezas necesarias para

    estar cubierto de aquellos riesgos estimados "normales", sobre

    2. M a r t n L a g o s f u e v i c e p r e s i d e n t e de l B C R A (1996 -2001) y e l a b o r p a r a A B A el

    i n f o r m e : La crisis bancaria argentina 2001-2002.

    I_A SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • todo considerando las normas prudenciales de liquidez y sol-

    vencia, vigentes en ese entonces, las cuales superaban los estn-

    dares internacionales.

    Pero a la vez Lagos destaca los aspectos vulnerables del sis-

    tema. stos residan en: a) el alto grado de dolarizacin de las obli-

    gaciones (depsitos y crditos pactados en moneda extranjera); b)

    pasivos de los bancos (depsitos) con un corto plazo promedio de

    maduracin (es decir, corta duracin de los depsitos); c) la ine-

    xistencia de un prestamista de ltima instancia (un banco central

    que saliera a asistirlos); y d) una alta proporcin de activos dolari-

    zados (crditos) contra deudores cuyos ingresos eran en pesos.

    De este modo se haba generado un doble descalce: 1) entre

    las obligaciones (por sus distintos plazos de maduracin; los dep-

    sitos son a corto plazo y los crditos a largo) y 2) entre la deno-

    minacin monetaria de los activos de las entidades y los ingresos

    de los deudores (cuya capacidad de pago ante un escenario de

    devaluacin se vera fuertemente erosionada). La primera forma

    de descalce surge de la diferencia de plazos entre depsitos y cr-

    ditos mencionada anteriormente. La segunda se relacionaba con

    un descalce de monedas e involucraba a aquellas personas fsi-

    cas y jurdicas que haban tomado prstamos nominados en dla-

    res pero cuya capacidad de pago dependa de ingresos en

    pesos. Por ejemplo, en el caso de un asalariado tomador de un

    crdito hipotecario en dlares y con ingresos en pesos, su capa-

    cidad de pago de la deuda estaba fuertemente supeditada al valor

    del peso frente al dlar.

    Para Lagos, en 2001 el sistema debi enfrentar eventos extra-

    ordinarios -de naturaleza catastrfica-que hicieron mella en las aludidas vulnerabilidades del sistema. La corrida bancaria, iniciada

    en marzo de 2001, fue de ndole s s t m c a - y a que no respet dife-

    rencias entre los bancos- y encuentra su causa ltima en la crisis

    de la deuda pblica y la incapacidad del debil i tado y vacilante

    42 LORENA COBE

  • gobierno para solucionarla. Los intentos de reingeniera financiera

    del gobierno, es decir las medidas de poltica econmica adopta-

    das, no hicieron ms que acelerar y retroalimentar un "crculo

    vicioso de recesin y dficit f iscal " (Lagos, 2002: 18). En este

    esquema se sostiene lo siguiente:

    " [ L a c o r r i d a f u e ] u n c o m p o r t a m i e n t o t p i c a m e n t e p r e v e n t i v o d e l o s

    d e p o s i t a n t e s e n a n t i c i p a c i n d e p o s i b l e s a c t o s d e G o b i e r n o d e r i v a -

    d o s d e l p r o g r e s i v o d e s m a d r e d e la s i t u a c i n f i n a n c i e r a d e l S e c t o r P b l i c o .

    A l c o n v e r t i r s e e n r e a l i d a d v a r i a s d e t a l e s p r e s u n c i o n e s ( e n t r e a b r i l y

    j u l i o d e l m i s m o a o ) y q u e d a r d e m a n i f i e s t o la i n c a p a c i d a d e i m p e r i c i a

    d e l G o b i e r n o f r e n t e a la c r i s i s f i s c a l , la ' c o r r i d a ' a d q u i r i c a r a c t e r s t i c a s

    c a t a s t r f i c a s " ( L a g o s , 2 0 0 2 : 3 ) .

    En tal sentido la crisis de la deuda y las finanzas pblicas

    -potenciada por la crisis poltica- que azoraba al gobierno, al gene-

    rar temor en los agentes econmicos, "contagi"al sistema finan-ciero. La crisis y sus infructuosos intentos de resolucin -poltica

    y financiera- prendieron la alarma acerca del riesgo inminente a

    que se "recurriese creciente y compulsivamente a las reservas

    lquidas del sistema para financiar al sector pblico", trastocando

    la base del rgimen de convertibilidad, a su vez base de confianza

    para el establecimiento de las relaciones econmicas.

    As se explica el inicio de la corrida bancaria en marzo de 2001,

    la cual se vio agravada en los meses posteriores -a pesar de algu-

    nos frenos transitorios-por una serie de hechos polticos (entre ellos,

    renuncias de ministros de economa y el fracaso del gobierno en las

    elecciones legislativas de octubre). Estos hechos retroali menta ron

    los temores iniciales que estaban en la raz de la corrida sistmica.

    Es decir que la genealoga de la crisis financiera encuentra sus

    causas en fenmenos y acontecimientos que son ajenos exterio-

    res a los bancos y su lgica de operatoria durante el perodo.

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • Segn esta explicacin defendida por ABA, la crisis financiera

    no habra sido resultado del agotamiento de la convertibilidad (es

    decir, de las contradicciones endgenas al propio rgimen que

    describen los otros actores), ni mucho menos del comportamiento

    de los grandes capitalistas, sino que tuvo raz en el temor a que el

    gobierno trastocara los fundamentos de este rgimen (las reser-

    vas internacionales). No hay un eslabn en esta cadena causal ela-

    borada por los representantes de ABA que apunte a los meca-

    nismos propios de funcionamiento del sistema financiero local

    (relacionados entre otros con la convertibil idad). Por el contra-

    rio, estos eslabonamientos que repercutieron negativamente sobre

    el sistema bancario, fueron ajenos al comportamiento de la banca

    y respondieron a la racionalidad propia de los individuos (depo-

    sitantes). El comportamiento de estos ltimos obedeci unvoca-

    mente a las inconsistencias macroeconmicas generadas por

    los gobernantes, causa ltima.

    FUGA ILEGTIMA DE DIVISAS Por ltimo encontramos otra explicacin que circulaba en la poca en la voz de Carlos Heller, directivo del Banco Cooperativo Credi-coop y de ABAPPRA. Este funcionario se pronunci en forma rei-terada acerca de la crisis y el corralito, adquiriendo progresiva-mente un mayor protagonismo.

    Para empezar Heller se preocup por diferenciar las fraccio-nes dentro de la banca en un contexto de fuerte descrdito y desconfianza social respecto a la misma:

    "Sera interesantsimo que la gente supiera quines se llevaron los ms de 2 0 mil millones de dlares que no tiene el sistema y que lo han hecho colapsar; poder establecer quines son los culpables y despus, enton-ces, poder determinar en quin se puede confiar y en quin en no" (Heller, cit. en La Nacin, 1 2 / 0 1 / 0 2 ) .

    LORENA COBE

  • Para Heller las causas del descalabro financiero deban buscarse

    en los mecanismos inherentes a la convertibilidad y la liberalizacin

    financiera, puesto que los mismos haban habilitado la fuga de capi-

    tales en funcin de los intereses de determinados sectores:

    " L a c o n v e r t i b i l i d a d f a v o r e c i la f u g a d e c a p i t a l e s . . . e l c o r r a l i t o n o e s

    u n a m e d i d a c a p r i c h o s a , e s la r e s u l t a n t e d e la f u g a d e l s i s t e m a f i n a n -

    c i e r o . Si e n m a r z o , c u a n d o el s i s t e m a e m p e z a t e n e r p r d i d a s , s e h u b i e -

    r a n a d o p t a d o m e d i d a s l i m i t a n d o la s a l i d a d e c a p i t a l e s s e g u r a m e n t e

    t o d o s e r i a m s s e n c i l l o " ( H e l l e r , c i t . e n La Nacin, 0 7 / 0 1 / 0 2 ) .

    Es decir que a la hora de explicar la crisis financiera y el corra-lito, Heller encontraba en el proceso de fuga de d iv isas un desencadenante clave. Pero sus argumentos se diferenciaban de

    aquellos presentes en los discursos de Eduardo Duhalde y otros

    actores con eje en el aspecto ilegal de este proceso. En efecto, esta-

    mos ante una segunda variante de la teora de la fuga porque opera en otro nivel; apunta a su carcter ilegtimo:

    " L o s ' c u l p a b l e s ' d e la p r o f u n d a c r i s i s f i n a n c i e r a q u e a t r a v i e s a la A r g e n -

    t i n a ' s o n l o s q u e h i c i e r o n las n o r m a s ' q u e , p o r e j e m p l o , p e r m i t i e r o n a

    ' l o s c a p i t a l e s g o l o n d r i n a s ' e n t r a r a ! p a s y l u e g o v o l a r a n t e la m e n o r

    s i t u a c i n " ( H e l l e r , c i t . e n La Nacin, 1 2 / 0 1 / 0 2 ) .

    Para este esquema de ideas, entonces fue a partir de meca-

    nismos legales, institucionales y altamente aceitados que se cre-

    aron las condiciones de posibilidad para este circuito de entrada

    y salida de capitales. Y dichos mecanismos eran inherentes al fun-

    cionamiento del rgimen de convert ibi l idad. Desde esta pers-

    pectiva, la fuga de divisas que tuvo lugar durante dicho perodo

    fue de ndole legal pero ilegtima, en el sentido que impuso per-

    juicios al bienestar econmico-social del pas.

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 45

  • Al poner el acento en las caractersticas propias del rgimen

    de convertibilidad, esta explicacin parecera acercarse a la plan-

    teada por Remes Lenicov. Sin embargo hay una diferencia clave

    entre ambas. La posicin defendida por Heller destacaba la fun-

    cionalidad de dicho rgimen para ciertos intereses econmicos

    y polticos particulares. La explicacin del titular de la cartera eco-

    nmica, en cambio, se concentraba en los desequilibrios macro-

    econmicos que generaba la perpetuacin del mismo -por la

    estructura de precios relativos que supona-y la impericia poltica

    para abordar la cuestin. La clave para entender la crisis en el pri-

    mero pasaba por la connivencia de intereses y en el segundo, por

    la falta de consistencia e idoneidad.

    Hemos presentado en este captulo las formas predominan-

    tes de entender la crisis financiera por parte de los actores vincu-

    lados con el proceso de resolucin de la cuestin de las deudas

    y depsitos pactados en dlares. No es la preocupacin de nues-

    tro trabajo discutir si las explicaciones defendidas por estas voces

    son verdaderas o falsas. Nuestra apuesta consiste en preguntar-

    nos cmo este conjunto de diagnsticos orientaron el curso de

    accin adoptado para resolver la cuestin en juego. Para evaluar

    la eficacia de estas visiones a la hora de orientar el accionar esta-

    tal, a continuacin reconstruimos el proceso de formulacin de la

    poltica de pesificacion. En ese proceso identificamos una serle de

    etapas que fueron reconfigurando la forma de encarar la resolu-

    cin de dicha cuestin.

    LORENACOBE

  • CAPTULO TRES PESIFICACION ACOTADA

    La asuncin del gobierno provisional de Eduardo Duhalde el 1 o de

    enero de 2002, en un contexto de alta conflictividad social, abri

    una primera etapa de formulacin de la poltica para resolver la

    cuestin de las obligaciones pactadas en dlares en el sistema

    financiero local.

    Durante los primeros das del a o tuvieron lugar tres anun-

    cios y medidas clave respecto al tratamiento de dichas obliga-

    ciones: a) en el discurso de asuncin de Duhalde, el compromiso

    de respetar las monedas de origen de los depsitos en el sistema

    {"el que deposit dlares recibir dlares, el que deposit pesos

    recibir pesos"); b) en la Ley 25.561 de Emergencia Pblica y

    Reforma del Rgimen Cambiado, sancionada el 6 de enero, la pesi-

    ficacion a la relacin 1 peso - 1 dlar de los prstamos tomados

    con el sistema financiero local de hasta cien mil dlares {como

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 4 /

  • monto de origen de la operacin); y c) el anuncio el 10 de enero

    del cronograma de devolucin de los depsitos en el sistema finan-

    ciero en moneda de origen, difiriendo el reintegro en el largo plazo

    (la reprogramacin de los depsitos).

    En esta primera etapa, que por su carcter restringido y par-

    cial llamaremos de pesificacion acotada, las medidas y anuncios

    parecieron estar condicionados no slo por las demandas de los

    sectores dominantes, sino tambin por la necesidad de disminuir

    el nivel de conflictividad social, ante el alto grado de impacto atri-

    buido a la protesta.

    El PODER FINANCIERO Los primeros discursos de Eduardo Duhalde: el de asuncin y el

    pronunciado el 4 de enero en ocasin de una reunin con empre-

    sarios en la Residencia de Olivos (la primera reunin oficial del

    Presidente, donde estuvieron ausentes los hombres de la banca),

    nos permiten inscribir polticamente el anuncio de mantenimiento

    de las monedas de origen de los depsitos.

    En lneas generales, Duhalde se present como dignatario de

    un gobierno que tena por delante una misin refundacional, cuyos

    ejes eran: "reconstruir la autoridad poltica e institucional, garanti-

    zar la paz social y sentar las bases para el cambio del modelo eco-

    nmico y social" (01/01/02). Como s e a l a m o s , el Presidente iden-

    tificaba como pilares de este nuevo modelo a la "produccin, el

    trabajo y el mercado interno". Esta propuesta fue presentada como

    la nica acorde al inters general (bienestar comn) de la sociedad.

    A travs de estos discursos interpelaba al "pueblo" y en lo fun-

    damental a la "comunidad productiva". El Presidente afirmaba

    que los empresarios vinculados a la produccin conformaban esta

    comunidad que, por su funcin primordial para el desarrollo nacio-

    nal, contaba con la capacidad para liderar la salida de la crisis. La

    48 LORENA COBE

  • "comunidad productiva" era la nica apta para cambiar el modelo

    y reemplazar a la alianza entre el poder poltico y el financiero. Los

    empresarios con vocacin productiva eran el motor del cambio

    porque detentaban el potencial para poner en marcha un cam-

    bio "cultural" que consista en "despertar la conciencia nacional".

    Por ello, dicha comunidad deba "gobernar el pas" (04/01/02).

    En este esquema de ideas, los intereses empresarios com-

    prendidos en la "comunidad productiva" no suponan intereses

    particulares que fueran en desmedro del bienestar comn. Todo

    lo contrario, estos intereses representaban el inters nacional. Por

    ende, las medidas que tendieran a favorecer a este sector del

    empresariado consustanciado con la produccin y comprometido

    con el pas, beneficiaran a la nacin en su conjunto.

    Duhalde anunci en su discurso inaugural que se respetaran

    las monedas de origen de los depsitos radicados en el sistema

    bancario, a fin de "evitar que los afectados sean vctimas" del sec-

    tor financiero. Ello quera decir que quienes haban depositado

    dlares recuperaran sus fondos en la misma moneda.

    Con relacin al sector financiero, se articul un discurso que

    lo identificaba como gran responsable de la crisis y el cual deba

    ser disciplinado por la "comunidad productiva". Uno de los ras-

    gos sobresalientes durante la crisis financiera, y acentuado en el

    contexto de formulacin de la poltica pblica de pesificacion, fue

    que la banca -en particular la extranjera-se encontraba sumer-

    gida en un mar de acusaciones y descrdito. En el frente interno

    resultaba la principal imputada por la crisis financiera; y en dicha

    direccin, son elocuentes las caractersticas principales del dis-

    curso presidencial sobre el sector.

    La ausencia de representantes de los bancos en la primera reu-

    nin-evento del f lamante Presidente con empresarios -con la

    "comunidad product iva"-, fue interpretada como indicador del

    desplazamiento de la banca de un espacio pblico del cual sus

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 49

  • mximos exponentes formaban parte y como la gnesis de un

    nuevo espritu ajeno a intereses financiero-especulativos. Se con-

    sideraba que haban llegado a su fin los tradicionales desfiles y

    el protagonismo de los grandes banqueros y gures de la eco-

    noma en los encuentros en la residencia presidencial de Olivos y

    la casa de gobierno.

    DEFINICIONES DE DUHALDE Una nueva alianza gobernante: "... debemos terminar dcadas en la

    Argentina de una alianza que perjudic al pas, que es la alianza del poder

    poltico con el poder financiero y no con el productivo. El poder financiero,

    las finanzas, son imprescindibles para un pas -imprescindibles-, pero

    ubicadas en el lugar que corresponden. Por eso vengo a decirles, que esa

    alianza es la que tenemos que terminar a partir de hoy en la Argentina;

    que quien va a gobernar dos aos el pas... sepan que Argentina decide

    construir una nueva alianza, que es la alianza... de la comunidad pro-

    ductiva" (04/01/02).

    Depsitos en dlares: "A ios afectados por el 'corralito', les digo que el

    Estado no permitir que sean vctimas del sistema financiero. Quiero decir-

    les que van a ser respetadas las monedas en que hicieron sus depsitos.

    Es decir, que el que deposit dlares recibir dlares, el que deposit

    pesos recibir pesos" (01/01/02).

    INTERVENCIONES DE LA BANCA La banca debi desplegar sus estrategias polticas en un contexto

    de crisis adverso en mltiples dimensiones: econmica, social y

    poltica. En estos primeros das, de contexto de formulacin del pro-

    yecto de ley de emergencia, las demandas de la banca privada con-

    LORENA COBE

  • centrada (nacional y extranjera) aparecieron focalizadas en dos nive-

    les: uno, relativo al contenido de las medidas a aplicar, y otro refe-

    rido a la dinmica y operatoria de formulacin de la poltica pblica.

    Con respecto al primer nivel los representantes de esta frac-

    cin de la banca encaminaron estrategias tendientes a imponer sus

    demandas de restringir el conjunto de deudores comprendidos en

    la eventual pesificacion, es decir, limitar al mximo el universo de

    deudas alcanzadas por esta poltica. Adems, reclamaron que se

    garantizaran mecanismos viables y efectivos para la compensa-

    cin por prdidas derivadas de una eventual pesificacion. Estas lti-

    mas refieren a los desequilibrios que surgiran de las diferencias

    entre la pesificacion de una porcin de la cartera de crditos de los

    bancos (activos de las entidades) y el manten imiento de los

    depsitos en su moneda de origen (sus pasivos). Como planteaba

    un banquero, el reclamo apuntaba a que el sector financiero no

    fuera "el nico sector que cargue con todos los costos de la crisis".

    Estas demandas se intentaron imponer a travs del ejercicio de

    prcticas de lobby sobre legisladores y otros funcionarios. En par-

    ticular, a travs de acciones de presin sobre los agentes estatales

    involucrados en la elaboracin del proyecto, adoptando como inter-

    mediarios a representantes del BCRA, especialmente su entonces

    presidente, Roque Maccarone (ex titular del Banco Ro y de ADEBA).

    Los banqueros le plantearon a Maccarone que una eventual

    pesificacion de los crditos debera tener como contraparte una

    pesificacion de los depsitos en su defecto entregar a los depo-

    sitantes un bono nominado en la moneda de origen de los mis-

    mos (a largo plazo y a una tasa menor a la pactada). La demanda

    3. La p r e n s a i n f o r m q u e u n a r e s t r i c c i n d e la p e s i f i c a c i o n - " s e impuso luego de que el titular del Banco Central... hiciera suyo un reclamo g'ite en horas de la tarde ) le plantearon los titulares de los cinco bancos privados, ms grandes: Galicia, Ro, Francs, Citibank y BankBoston"{La Nacin, u5/01/u2):-" : . '

    LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD

  • de pesificacion de los depsitos recibi una negativa ya que se

    consideraba una medida socialmente intolerable. Ante dicha suge-

    rencia de los banqueros, Maccarone les respondi: "Eso sera

    imposible, y ustedes ya lo v ieron", refirindose a los cacerolazos

    de la poca y su impacto poltico (La Nacin, 05/01/02). Al mismo t iempo, desde el frente externo distintos actores

    intervinieron polticamente en defensa de los intereses de los ban-

    cos extranjeros {como tambin de las empresas de servicios pbli-

    cos privatizadas). En especial, despunt un fuerte lobby del Estado e s p a o l , secundado por las voces de los principales medios de

    prensa de dicho pas. Por ejemplo, en los diarios de esos das se

    lea: "la banca, el nuevo 'enemigo' del peronismo" y "si los ban-

    cos tienen que devolver los depsitos en dlares y cobrar los prs-

    tamos en pesos pueden quebrar" {El Mundo, 07/01/02). En lo relacionado al segundo nivel de demandas, vinculadas a

    la dinmica y la operatoria de elaboracin de la poltica pblica, los

    banqueros le manifestaron a Maccarone su descontento por verse

    reducidos a objetos de la form